Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
hasta la Preoperacional
Abril Andrea García Tapia, Axel Sánchez Franco, Kevin Oswin García Pérez y Rebeca
Guzmán Silvestre
Abril Andrea García Tapia, Axel Sánchez Franco, Kevin Oswin García Pérez y Rebeca
Facultad de Estudios Superiores Acatlán, Av. Alcanfores y San Juan Totoltepe s/n, Sta Cruz
Son incontables los trabajos que abordan temas lingüísticos, y es que durante toda nuestra vida
continuamos desarrollando el lenguaje. Este último puede ser estudiado en cualquier momento
del desarrollo humano, sin embargo, en el presente trabajo nos enfocaremos en la infancia, y
para ser más precisos, abordaremos el proceso mediante el cual adquirimos el lenguaje.
“El ser humano es social por naturaleza”, una frase del filósofo Aristóteles que sin lugar a dudas
se aplica en nuestra vida cotidiana. El estar en contacto con nuestros semejantes es una
necesidad y para hacerlo disponemos de diversos medios de comunicación, ya sean
interpersonales o masivos.
Una capacidad comunicativa propia de los seres humanos es el lenguaje cuya expresión
es a través de sonidos articulados y otros sistemas de signos (RAE, 2018). El estudio del
lenguaje, a su vez, se lleva a cabo desde dos perspectivas: la lengua y el habla.
Según el diccionario de la RAE, la lengua es aquel “sistema de comunicación verbal
propio de una comunidad humana”. Es entonces un código que comparte toda una comunidad
de hablantes y que es regido por un conjunto de reglas que facilitan su uso. Por otro lado, el
habla es la realización concreta e individual de tal código, poniendo en práctica las reglas
establecidas. Dicho de otro modo, la lengua nos brinda el material lingüístico y lo ejercemos
mediante el habla.
A continuación, se enlistan las disciplinas que son vitales para el estudio de la lingüística
y como base se utilizará el diccionario de la RAE para proporcionar sus definiciones generales:
Fonética: Disciplina que estudia los sonidos del habla desde tres perspectivas: la de su
articulación, transmisión y percepción.
Fonología: Estudia los sonidos ideales de la lengua y cómo se estructuran.
Semántica: Estudia los significados de las unidades lingüísticas (no son palabras
meramente) y sus combinaciones.
Morfosintaxis: Como su nombre lo indica, está constituida por dos partes: por un lado,
la morfología estudia la estructura de las palabras y por otro, la sintaxis estudia sus
reglas combinatorias.
Es importante tener delimitados los conceptos anteriores ya que son imprescindibles para
un correcto entendimiento del proceso adquisitivo y el desarrollo del lenguaje.
Robert E. Owens menciona, en su libro Desarrollo del lenguaje, que el proceso de
adquisición del lenguaje en el infante tiene diferentes momentos que son realmente invariables,
es decir, no todos los niños pasan por las etapas a una edad determinada, sin embargo, se
establecen edades promedio para facilitar su estudio. (Owens, p. 59)
En este punto es necesario aclarar que en esta investigación solamente nos enfocaremos
en la adquisición del lenguaje y no en su desarrollo, ya que, aunque muchas veces los estudiosos
los consideran sinónimos, son procesos diferentes. De acuerdo con lo anterior podemos decir
que los estudios de adquisición son los que se centran en el lenguaje como una herramienta
Encabezado: PROCESO ADQUISITIVO DE LA LENGUA MATERNA
4
comunicativa y el proceso mediante el cual nos apropiamos del material lingüístico. Los
estudios de desarrollo, a su vez, consideran al lenguaje como una herramienta ya adquirida y
analizan el uso que le damos.
El proceso de adquisición comienza desde que el infante nace, a unos pocos meses ya es
capaz de captar sonidos e incluso atribuir las palabras aisladas a un significante, aunque sólo
ocurre con objetos o personas de su interés, como su mamá, papá o alguna otra persona que se
encargue de su cuidado. Hay teóricos que afirman que el proceso inicia desde que el bebé está
en el útero de la madre, adquiriendo únicamente el material fonético.
Hay que decir que la adquisición del lenguaje es el resultado de una interacción entre
padres e hijos. Los papás establecen un medio de comunicación y sus hijos corresponden con
conductas no lingüísticas, como el llanto o el balbuceo. Dichas conductas son interpretadas por
los padres y de este modo las dotan de significado. Cuando el niño percibe las interacciones
con sus cuidadores, comienzan a estar mediadas por respuestas por parte del niño, como fijar la
mirada en su interlocutor y aprendiendo al mismo tiempo a establecer reglas de diálogo.
(Owens, p 59)
Está claro que el material fonético es el que se adquiere primero, pero conforme crece el
infante se va desarrollando el nivel semántico al mismo tiempo. Esto ocurre mediante un
proceso llamado referencia conjunta en el cual el padre le indica al niño un objeto, le menciona
el nombre y describe sus características principales con oraciones sencillas. (Owens, 60)
Owens menciona que esto último marca las pautas para que el niño produzca sus primeras
emisiones. Las primeras palabras de los infantes carecen de una intención pragmática, y no es
sino hasta aproximadamente los dos años cuando comienzan a expresar dichas intenciones.
Lo último que los niños desarrollan es el nivel morfosintáctico. La interacción entre
padres e hijos evoluciona y en este nivel hay una comunicación con estructuras nuevas. Los
padres ya no solamente van a utilizar palabras aisladas como método de aprendizaje, sino que
van a comenzar a interactuar con frases que más tarde los niños aprenderán a estructurar.
La adquisición del lenguaje, de este modo, se lleva a cabo mediante un método de
enseñanza- aprendizaje en el que existe una interacción fuerte y necesaria entre los niños y sus
cuidadores.
Para continuar, Aurélia Rafael Linares delimita el desarrollo cognitivo como un conjunto de
cambios, ya sea por nuestra experiencia o por genética, en el pensamiento humano que sucede
a lo largo de la vida, en especial durante la etapa del desarrollo infantil. Lo define a partir de
Encabezado: PROCESO ADQUISITIVO DE LA LENGUA MATERNA
5
Jean Piaget (1896 – 1980), que “fue un psicólogo, biólogo y epistemólogo suizo. Desarrolló sus
tesis en torno al estudio del desarrollo psicológico en la infancia y la teoría constructivista del
desarrollo de la inteligencia.” (Regarder, 2019).
De esta manera divide la fase del desarrollo cognitivo en cuatro etapas que explica cómo
los niños crean un modelo ideal del mundo a partir de la reorganización y recombinación de
saberes ya existentes en nuestra estructura mental a medida que vamos interactuando con el
entorno que nos rodea a partir de secuencias, cada una de ellas diferente entre sí. Una vez que
avanzamos hacia una nueva etapa no podemos retroceder en ella. Todos pasamos por las
mismas etapas, pero de una manera invariable, es decir, el tiempo que cada uno tarda en llegar
a la siguiente etapa va a depender de nuestro entorno social y cultural. Sin embargo, es preciso
señalar que sólo nos enfocaremos en las dos primeras etapas para el objeto de estudio de esta
investigación.
Utiliza el concepto esquema para hacer referencia a la manera en que organizamos los
conocimientos en las diferentes etapas cognitivas y existen en diferentes niveles mentales a
partir de nuestra experiencia, sin embargo, crear esquemas no es suficiente para el desarrollo
cognitivo sino hay que organizarlo y diferenciar cada uno de ellos lo que nos lleva a los
principios del desarrollo.
Teorías intuitivas: el niño crea teorías sobre las cosas que no conoce, pero sin hacer
distinción entre los objetos animados e inanimados, por ejemplo, cree que las nubes
tienen vida propia por moverse, su razonamiento se basa en experiencias inmediatas.
Por otro lado, aclara Emilia Digistani (que dicho proceso de adquisición se desarrolla en un
contexto comunicacional en el que los niños aprenden de forma inconsciente la lengua materna.
“El habla de una lengua, en especial, ha sido definida como la manifestación fono-articulatoria
personal que [...] permite que intervengan en su expresión distintas frecuencias, tonos,
melodías, [...] constituyéndose un nexo entre emisor y un receptor”. De lo anterior se puede
entender que el niño va a tratar de imitar los sonidos fono-articulatorios de su ambiente porque
son los que escucha con más frecuencia.
Dentro de este proceso, una etapa especialmente importante es la del balbuceo. Debido a
las primeras emisiones semi-vocálicas y semi-consonánticas es que se va desarrollando y
perfeccionando el control auditivo, con el cual se logra llegar a la pronunciación ideal de la
lengua.
Explica también Digistani que existe un orden en la adquisición de los primeros fonemas
y que van a partir de una articulación anterior a una posterior y que aparecen primero dentro
algunos fonemas explosivos como /p/, /m/ o /g/, aunque siempre de manera arbitraria.
Como sabemos, la fonología estudia los sonidos vocálicos y consonánticos que conforman
una lengua, ya sean fonemas aislados o en conjunto. En los niños, para entender el desarrollo
que presentan al adquirir una lengua, se puede prestar atención a la evolución de los sonidos
que articulan y la relación entre los sonidos que emiten y lo que trata de decir.
Según Jakobson (1941), existen principios universales que gobiernan el orden del
aprendizaje de una lengua. Los tres primeros contrastes son el oral-nasal, labial-dental y
Encabezado: PROCESO ADQUISITIVO DE LA LENGUA MATERNA
8
oclusiva continúa y menciona que estos están presentes en todas las lenguas, por lo que
establece que estos son los que se aprenden primero.
Establece dos leyes universales: la ley del par mínimo, la cual explica que se adquieren
primero los fonemas de menor dificultad articulatoria y en la que se aprecian diferencias de
significado a partir cambios mínimos de fonemas como en /pala/ y /bala/. Al no saber con
exactitud lo que quieren decir los niños que están en proceso de adquisición del lenguaje, el
adulto a cargo tiene que tratar de adivinar lo que quieren en realidad. La segunda ley establece
que un valor secundario no puede presentarse a menos que sea adquirido el primero como en el
caso de las variables vibrantes de /r/.
Respecto a la evolución del lenguaje infantil, acorde a lo ya mencionado, no hay duda de que
las etapas por las que pasa cada niño para constituir la adquisición del lenguaje son distintas en
muchos aspectos, pero básicamente se dividen en dos grandes períodos, el periodo pre-
lingüístico y el periodo lingüístico, que se subdividen, además el paso de una a otra puede ser
gradual o repentino.
Antes de enunciarlas es importante aclarar que la teoría de Piaget está relacionada en el
proceso de cómo el niño puede llegar a adquirir conocimientos desde un punto lingüístico ya
que pasa por la asimilación y organización de la nueva información que va estructurando en sus
nuevos esquemas, que algunos teóricos llaman semas o imágenes, mentales; también hay que
tomar la noción de etapa únicamente como “un dispositivo que nos ayuda a comprender la
forma en que la progresión de la topografía del lenguaje… se relaciona con los cambios en las
circunstancias del desarrollo” (Ribes, 2009, p. 18).
Así mismo es pertinente informar que la investigación que realizamos sobre las etapas del
proceso de adquisición de la lengua materna llega hasta los cuatro años de edad porque hasta
ese momento el contacto con la lengua es mayormente fonético. Y a los cuatro años aparece la
primera expansión sintáctica.
Período Pre-lingüístico
Para explicar este periodo retomaremos el marco de cinco etapas pre-lingüísticas descritas por
Oller y Linch, como lo hizo Emilia Digistani (2008), autora base para esta sección. La
retomamos a ella porque en su trabajo indica que la práctica con los niños pequeños inclina
hacia una convergencia de dos hipótesis de corrientes actuales psico-lingüísticas que tratan de
explicar cuál es el origen del lenguaje, la primera “refiere a la maduración de los sistemas neuro-
sensoriales y motores que los componen y, la segunda… pone énfasis en el desarrollo cognitivo
dentro del marco socio-emocional” (Digistani, 2008, p. 30).
resonancias que van de graves a agudos en una demostración de sus posibilidades para construir
su repertorio fonético de la lengua materna.
Alrededor de los seis meses el infante produce sonidos consonánticos y combinaciones
de consonante y vocal que denominan “balbuceo reduplicado” (por ejemplo, /mamamamama/,
/papapapa/ o /lalalalala/), al que los padres le atribuyen un significado relacionado con su rol y,
por lo tanto, incentivan el inicio de la comprensión. Pero estas vocalizaciones no son
significantes, el motivo por el que articulan primero palabras como mamá es porque predomina
la producción de vocales intermedias y la central, las consonantes labiales.
Esta etapa es el inicio de una comunicación rudimentaria y, aunque pocos patrones se
pueden generalizar, hay una observación general respecto a la estructura de las “sílabas”.
Primero surgen “los sonidos vocálicos (V), después las combinaciones consonante-vocal (CV),
posteriormente la de vocal-consonante-vocal (VCV) y las de vocal-consonante (VC) y
finalmente las duplicaciones (CVCV).” (Philip, 2010, p.262).
característica notable en la etapa, entre los doce y quince meses, es que se presenta una
“disminución del número de sonidos diferentes producidos. El niño construye las primeras
palabras con un número de elementos fonéticos mucho menor al producido semanas antes en
el balbuceo” (Philip, 2010, p.261).
Llegados a este punto, el infante reconoce que determinada secuencia de sonidos
corresponde a una persona, un objeto o situación de su entorno. Entre los quince y dieciocho
meses la palabra tiene un valor representativo para el niño, aunque sigue siendo muy importante
la melodía, los gestos, ritmo y entonación porque el niño imita el hablar del adulto para ampliar
su repertorio gesticular. Ahora posee herramientas para comunicarse, entre ellas la palabra;
entiende y trata de darse a entender; su potencial cognitivo “se ha desarrollado y sus
experiencias han dado lugar a las habilidades lingüísticas que son el soporte de los intercambios
con los adultos, y del enriquecimiento de las relaciones con el mundo que lo rodea” (Digistani,
2008, pp.35-36). Es el momento de que se apropie de los sistemas simbólicos de la conducta
verbo vocal en unidades más amplias, precisas y complejas, hasta las expresiones en formas
convencionales del lenguaje de su cultura particular.
Periodo lingüístico
Todas las habilidades que ha desarrollado el infante durante las etapas pre-lingüísticas tienen
un carácter predicativo, preanuncian la calidad del desarrollo del lenguaje convencional.
Alrededor de los dos años nos encontramos con el periodo lingüístico, en este segundo año el
conocimiento lingüístico del niño es más funcional que estructural, el infante diferencia las
palabras “por el uso más que por el manejo de las reglas gramaticales o sintácticas, por ejemplo”
(Digistani, 2008, p.36). El infante tiene recursos como sus primeras palabras, juegos y apoyos
pictóricos para formar los primeros semas de lo que le rodea, lo logra por el contacto directo
con personas y, después, con objetos; posteriormente los modelará para mostrar las cualidades
que ha captado de ellos, esto por tres acciones en una repetición dinámica porque agrega datos
al conocimiento que construye.
La primera acción que debe realizar es una asociación de algo de su entorno con una
producción sonora específica. La segunda acción no es fácil, ya que debe pronunciar la
secuencia de sonidos que forman a una palabra en particular. Como bien sabemos, los fonemas
tienen distintos requerimientos para su articulación, por lo que usan la economía de esfuerzo y
producen fenómenos de cambio fónico, como la adición (por ejemplo, kiosko >kioskio) o
sustracción (jugo > ugo). La tercera consiste en enriquecer el significado de las palabras que
Encabezado: PROCESO ADQUISITIVO DE LA LENGUA MATERNA
13
Para dar cierre finalizamos con la noción de lo que ocurre a los cuatro años, la primera
expansión sintáctica. A esta edad “el niño puede construir y decir frases con gramática muy
simple. Usa verbos en imperativo y presente del indicativo…, en infinitivo y en pasado”
(Digistani, 2008, p. 38), su uso de adjetivos es abundante, a diferencia de los adverbios que
aparecen poco.
Ahora el niño es un hablante con tono, melodía y pronunciación casi como las de los
adultos de su entorno; se vuelve un miembro activo de las conversaciones, pues ya es poseedor
de la herramienta invaluable que es la lengua.
Referencias
Digistani, E. y Perriconi, G. (2008). Los niños tienen la palabra. Rosario, Argentina: Homo
Sapiens Ediciones.
Regader, B. (2019). Psicología y Mente. La teoría del aprendizaje de Jean Piaget. Barcelona,
España. Recuperado de https://psicologiaymente.com/desarrollo/teoria-del-
aprendizaje-piaget?fbclid=IwAR0p61yoBSoTIBYPCi-zWN70sD-
D9sFnhmW_mnwgLb6FAICeef_hmFYC_oM