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Siempre hay una razón para vivir.

Podemos alzarnos sobre nuestra ignorancia, podemos


descubrirnos como criaturas de perfección, inteligencia y habilidad. ¡Podemos ser libres!
¡Podemos aprender a volar!

La única ley verdadera es aquella que conduce a la libertad.

Si deseas tanto la libertad y la felicidad, ¿no ves que ambas están dentro de ti? Di que las
tienes y las tendrás. Actúa como si fueran tuyas y lo serán.

Los problemas son para solucionarlos. La libertad, para comprobarla.

No es el desafío lo que define quiénes somos ni qué somos capaces de ser, sino cómo
afrontamos ese desafío: podemos prender fuego a las ruinas o construir un camino, a través
de ellos, paso a paso, hacia la libertad.

El río se complace en llevarnos sólo si nos atrevemos a soltarnos. Nuestra verdadera tarea
es este viaje, esta aventura.

Podemos ofrecer un don, pero no podemos obligar a nadie a aceptarlo.

Lo que sueñas despierto encierra el anhelo de libertad de todo lo que te ata: la rutina, el
hastío, la solemnidad. Lo que no has comprendido es que ya eres libre y siempre lo has
sido.

Cuando amas a alguien y sabes que está listo para aprender y crecer, lo dejas en libertad.

Todo lo que se requiere para llevar a cabo un vuelo suave y fácil es volar suelto y
despreocupado.

Para vivir libre y feliz debes sacrificar la rutina, pero casi nunca se trata de un sacrificio
fácil.

Lo importante no es si algo ya está hecho, sino que tenemos infinitas posibilidades de


elección. Nuestras elecciones nos llevan a experiencias que nos hacen comprender que no
somos las criaturas pequeñas que parecemos ser. Somos expresiones interdimensionales de
la vida, espejos del espíritu.

Nadie puede prohibirnos que hagamos lo que queremos hacer.

Cada uno de nosotros es, en verdad, una idea ilimitada de la libertad. Debemos rechazar
todo lo que nos limite.

Existen todas las posibilidades, la más absoluta libertad de elección. Como un libro, donde
cada letra permanece para siempre en la página, pero lo que cambia es la propia conciencia
que elige qué leer y qué dejar a un lado.

Si nos aferramos tanto a las cosas y a la gente, cuando se hayan ido, ¿no se irá también una
parte de nosotros? Es mucho mejor aferrarnos a “pensamientos para siempre” que a aquello
que ahora está y, un instante después, puede desaparecer.

Los interrogantes más sencillos son los más profundos: ¿Hacia dónde vas? ¿Dónde está tu
hogar? ¿Qué haces? Plantéatelos de tiempo en tiempo y observa cómo cambian tus
respuestas.

Si evitas los problemas, jamás llegarás a ser el que los superó.

No creas lo que te dicen tus ojos. Sólo muestran limitaciones. Mira con tu inteligencia,
descubre lo que ya sabes y hallarás la manera de volar.

Vive tratando de realizar muchas de las cosas que siempre has soñado y no te quedará
tiempo para sentirte mal.

Un ser humano es una expresión de vida, esparce luz y refleja el amor en cualquier
dimensión que elija tocar. La humanidad no es una descripción física, sino una meta
espiritual. No es algo que nos sea dado, sino algo que ganamos.

Cualquier idea poderosa es absolutamente fascinante y absolutamente inútil hasta que


decidimos usarla.

Una vez tomada una decisión, la sigo sin temor, porque es lo mejor que he podido discernir.
Cualquier otro rumbo sería peligroso.

Si buscas seguridad antes que felicidad, la segunda será el precio que tendrás que pagar por
la primera.

Una persona no tiene ninguna posibilidad de llegar a su meta a menos que, de algún modo,
aprenda a encontrarla solo.

Lo único que destroza los sueños es resignarse a las concesiones.

Quiero saber qué es el mundo y por qué estoy aquí y hacia dónde me dirijo… Quiero saber
también cómo volar sin un avión, si lo deseara.

Si una idea medular tiene fallas, debes detener toda la marcha de tu vida hasta que la
aclares.

Nunca te es concedido un deseo sin que te sea concedida también la facultad de hacerlo
realidad. Sin embargo, es posible que tengas que luchar por él.

Si nunca abandonas lo que es importante para ti, si te importa tanto que estás dispuesto a
luchar para obtenerlo, te aseguro que tu vida estará llena de éxito. Será una vida dura,
porque la excelencia no es fácil, pero valdrá la pena.

¿De dónde saco las ideas descabelladas? Del mismo sitio de donde saco las razonables. Las
ideas vienen del hada de los sueños, del hada de las caminatas y, cuando estoy
irremediablemente mojado y no puedo tomar notas, del hada de las duchas.

Quiero aprender. Quiero ser excelente en lo mío. Quiero dar algo especial al mundo. Quiero
creer que hay un motivo que da sentido al vivir, un principio que me ayude a atravesar los
malos ratos y los buenos también. Quiero creer que en el mundo hay alguien tan sólo como
yo. Quiero creer que vamos a encontrarnos y a amarnos y que nunca volveremos a estar
solos.

Somos el puente hacia el infinito, arqueado sobre el mar, buscando aventuras para nuestro
placer, viviendo misterios, eligiendo desastres, triunfos, desafíos, apuestas imposibles,
sometiéndonos a prueba una y otra vez, aprendiendo el amor.

Estoy aquí no porque deba estar, ni porque me sienta atrapado en esta situación, sino
porque prefiero estar contigo a estar en cualquier otro lugar del mundo entero.

Si nace el amor entre dos personas que ya se han descubierto a sí mismas, ¡qué maravillosa
aventura se inicia, con huracanes y todo!

El vínculo que une a tu auténtica familia no es de sangre, sino de respeto y de goce mutuo.

Un alma gemela es alguien cuyas cerraduras coinciden con nuestras llaves y cuyas llaves
coinciden con nuestras cerraduras. Cuando nos sentimos lo bastante seguros como para
abrir las cerraduras, surge nuestro yo más verdadero y podemos ser completa y
honradamente quienes somos. Cada uno descubre la mejor parte del otro.

A veces nos volvemos locos porque olvidamos que somos diferentes. Porque el amor no es
una competencia para que cada uno supere la fuerza del otro, sino una cooperación que
necesita de esas diferencias.

Lo que nos enamora también nos guía y nos protege. Apasionadamente obsesionados por
algo que amamos, una avalancha de magia nos allana el camino, nivela reglas, razona,
disiente, nos lleva consigo sobre los abismos, los miedos, las dudas.

Sin duda, tu coraza te protege de la persona que quiere destruirte. Pero si no la dejas caer, te
aislará también de la única que puede amarte.

Si quieres llegar a ser feliz, sólo lo conseguirás dejando de pensar en ti. Mientras no hagas
lugar en tu vida para alguien que sea para ti tan importante como tú mismo, vivirás
solitario, perdido y buscando…

Sabe que, a tu alrededor, se encuentra siempre la realidad del amor y que, a cada momento,
tienes el poder de transformar el mundo por obra de lo que has aprendido.

Una pareja se arma gracias a un magnetismo milagroso y se encuentra por increíbles


coincidencias. Dos almas gemelas que se descubren en el misterio del romance. Aún así hay
problemas que resolver juntos, problemas fascinantes, pruebas que perduran año tras año.
Pero, si se pierde el romance, se pierde el poder de atravesar tiempos difíciles, aprendiendo
a amar.

El odio es el amor sin los datos necesarios. Si alguien nos desagrada, ¿no habrá datos que
aprender de esa persona que nos harían cambiar de opinión?

Lo opuesto a la soledad no es estar juntos. Es la intimidad.

¿No crees que ser curiosos es más importante que ser parecidos? Porque somos diferentes
podemos gozar la diversión de intercambiar mundos y regalarnos mutuamente nuestros
amores y nuestros entusiasmos.

¿Para qué crees que estás en este planeta? ¿Para pilotear aviones? ¡Estás aquí para aprender
qué es el amor!

Esta es la clave: buscar una relación amorosa que mejore con el tiempo, en la cual la
admiración cobre brillo y la confianza crezca con cada tormenta. Comprenderemos,
entonces, que son posibles la intimidad intensa y la alegría.

El hogar es lo que conocemos y amamos. Cuando estamos juntos, estamos en casa. El


hogar no es un sitio. No creo que lo conocido y lo amado… estén sujetos con clavos, ni que
tengan techo y cimientos. El hogar es cierto orden que nos es querido, donde no hay peligro
en ser quienes somos.

Todo lo que nos rodea, casa, trabajo, lujos, son sólo decorados, apenas el engarce para
nuestro amor. Las cosas que poseemos, los lugares en que vivimos, los acontecimientos de
nuestra vida: engarces vacíos. ¡Qué fácil es buscar los engarces y olvidar los diamantes! Lo
único que importa, al terminar nuestra estancia en la tierra, es hasta qué punto hayamos
amado bien.

¿Acaso no somos todos un retrato de lo que pensamos, de todas las decisiones que hemos
tomado hasta ahora?

Durante muchos años esperamos encontrar a alguien que nos comprenda, alguien que nos
acepte como somos, capaz de brindarnos felicidad pese a las duras pruebas. Apenas ayer
descubrí que ese mágico “alguien” es la cara que vemos en el espejo.

Tu única obligación en cualquier período de la vida consiste en ser fiel a ti mismo.

Lo que albergues en tu corazón será verdad y te convertirás en lo que más admiras.

Jamás dejes de ser un niño… Nunca dejes de sentir, gustar, ver y extasiarte ante cosas tan
grandes como el aire, el vuelo y los sonidos de la luz del sol en tu interior. Si quieres, usa la
máscara para proteger al niño del mundo pero, si permites que el niño desaparezca, habrás
crecido y ya no estarás vivo.

No existirá nunca una persona que posea algo más que sus propios pensamientos. Ni la
gente ni los lugares ni las cosas podrán ser poseídos mucho tiempo. Recorreremos un ramo
del camino con ellos, pero tarde o temprano, todos tendremos que tomar nuestras
posesiones (lo que hemos aprendido, lo que pensamos) y seguir por solitarios recodos.

¡No necesitas murallas! Las murallas no te protegen, te aíslan.

Vive de manera que nunca te avergüences si se divulga por el mundo lo que haces o dices…
aunque lo que se divulgue no sea cierto.

Si lo que pensamos acerca del cuerpo es que su condición está mucho más relacionada con
nuestra imagen interior que con el tiempo, entonces, no debemos impacientarnos por ser
demasiado jóvenes ni asustarnos por ser demasiado viejos.

¿Qué te parece si permito que el mundo viva como quiera y me permito vivir como quiero?

Cuando todo depende del aspecto exterior, uno se pierde mirándose en los espejos y jamás
se encuentra a sí mismo.

Poco a poco construimos una comprensión consciente de lo que ya sabemos al nacer: lo que
nuestro más alto ser interior quiere creer es verdad. Nuestra mente consciente, sin embargo,
no es feliz hasta que no puede explicarlo con palabras.

Si la culpa nunca es nuestra, no podemos aceptar la responsabilidad. Y si no podemos


aceptar la responsabilidad, siempre seremos las víctimas.

Cambiemos nuestro pensamiento y el mundo a nuestro alrededor cambiará también.

Los semejantes se atraen. Limítate a ser quien eres: sereno, transparente y brillante. Cuando
irradiamos lo que somos, cuando sólo hacemos lo que deseamos hacer, esto aparta
automáticamente a quienes nada tienen que aprender de nosotros y atrae a quienes sí tienen
algo que aprender y también algo que enseñarnos.

¡Cuánto aprenderíamos si pudiéramos pasar una hora con el “nosotros en que nos
convertimos”! ¡Cuánto podríamos decirle al “nosotros que fuimos”!

¿Por qué será que no conocemos las respuestas hasta que encontramos la pregunta?

Para encontrar tu rumbo en el mundo necesitas aprender dos cosas: el poder del
consentimiento y el propósito de la felicidad. Pero antes de que puedas saber estas cosas,
debes conocer el principio del universo en sí: La Vida Es.

He aprendido que en nuestro interior duerme alguien que sólo despierta en las ocasiones en
que es necesaria una decisión instantánea o una acción de extraordinaria rapidez.

¿Puede la distancia separarnos verdaderamente de los amigos? Si quieres estar con alguien,
¿no estás allí ahora?
Cierta vez, de noche, levanté la mirada y vi como si en el cielo se apartara una enorme
cortina, durante medio minuto. Experimenté una sensación de gozo profundo: Está todo
bien. Todo es correcto. Luego el velo volvió a correrse y quedaron las mismas estrellas, las
mismas de siempre, y yo en la oscuridad. Esa sensación no me abandonó nunca.

Si nuestra amistad depende de cosas como el espacio y el tiempo, entonces, cuando por fin
superemos el espacio y el tiempo, ¡habremos destruido nuestra hermandad! Pero supera el
espacio, y nos quedará sólo un Aquí. Supera el tiempo y nos quedará sólo un Ahora. Y entre
el Aquí y el Ahora, ¿no crees que podremos volver a vernos un par de veces?

Las preguntas son diamantes que observas contra la luz. Estudia una vida entera y verás
diferentes colores en la misma joya. Las mismas preguntas formuladas una y otra vez, te
darán las respuestas que necesitas, en el momento exacto.

A nadie le es posible morir. Lo de “No matarás” no es un mandamiento, es una promesa:


“No podrás matar aunque lo intentes, porque la vida es indestructible”.

Un bichito pequeño, de nariz puntiaguda, camina muy decidido sobre las páginas en que
escribo, dirigiéndose definitivamente hacia algún lado, ¿No estaremos nosotros también
trepando la página de algún cuaderno cósmico? Y todo lo que nos sucede, ¿no formará
parte de un mensaje que podríamos comprender si sólo encontráramos la perspectiva
correcta?

Lo que la oruga interpreta como fin del mundo es lo que el maestro denomina mariposa.

No sabemos nada hasta que la intuición lo acepta.

No temas. Si quieres magia, deja caer tu armadura. La magia es mucho más fuerte que el
acero.

Nunca te dejes abatir por las despedidas. Son indispensables como preparación para el
reencuentro. Y es seguro que los amigos se reencontrarán, después de algún tiempo o de
toda una vida.

Eres criatura de la luz. De la luz vienes y a la luz volverás; a cada paso, rodeándote, está la
luz de tu ser infinito.

El cielo conoce las razones y las configuraciones que hay detrás de todas las nubes. Tú
también las conocerás cuando te eleves a la altura indispensable para ver más allá de los
horizontes.

Como cualquier cosa que no se ve, tu don se torna más poderoso a medida que lo usas.

…Y cuando llegue el día, deberás entregar tu don a alguien que sepas que lo usará bien, y
que pueda aprender que las únicas cosas que importan son las que están hechas de verdad y
alegría.
He aquí la prueba para verificar si tu misión en la tierra ha concluido: si estás vivo es
porque aún te falta terminarla.

Cuando comenzamos la vida, a cada uno se nos da un bloque de mármol y las herramientas
para convertirlo en una escultura. Podemos arrastrarlo intacto detrás de nosotros, podemos
reducirlos a grava o podemos darle una forma graciosa.

Todos los seres, todos los acontecimientos de tu vida, están allí porque tú los has
convocado. De ti depende lo que resuelvas hacer con ellos.

Todo en el mundo de mi conciencia, que es el único mundo que existe para mí en la tierra,
ha llegado allí por mi consentimiento. Soy libre de cambiar lo que no me interesa. Por eso
no lloro ni me quejo de estar sufriendo porque alguna persona me ha fallado. Soy yo quien
debe solucionarlo.

Cuando elegimos la paz, vivimos en paz.

No importa lo que un hombre dice o cómo lo dice, sino qué hace y cómo lo hace.

Nada sucede por casualidad. No existe la suerte. Hay un significado detrás de cada pequeño
hecho. Quizás no pueda ser visto con claridad de inmediato, pero lo será antes de que pase
mucho tiempo.

Diseñamos nuestra vida mediante el poder de nuestras elecciones. Nos sentimos indefensos
cuando hemos elegido por abandono, cuando no hemos dibujado nuestra vida con nuestras
propias manos.

Lo que vemos de alguien en cierto momento es una instantánea de su vida, en la riqueza o


en la pobreza, en la alegría o la desesperación. Las instantáneas no nos muestran el millón
de decisiones que lo llevaron a ese momento.

Has sobrevivido porque decidiste no abandonar cuando la batalla empezaba a dejar de ser
un entretenimiento. Ese era el único milagro que necesitabas.

Si tu imaginación tiene, aunque más no sea, el tamaño de una semilla de sésamo, todo será
posible para ti.

Por muy instruidos que seamos, por mucho que lo merezcamos, jamás lograremos una vida
mejor mientras no podamos imaginarla y no nos permitamos alcanzarla.

Un diminuto cambio hoy nos lleva a un mañana dramáticamente distinto. Hay grandiosas
recompensas para quienes escogen las rutas altas y difíciles, aunque esas recompensas
permanezcan ocultas por años.

En los estudios, en el trabajo y en el amor, en cualquier aventura que emprendas, confía en


lo que sabes y lánzate detrás de tu esperanza.
Lo que tú deseas es lo que yo deseo para ti: que sigas tu camino como los otros hombres y
que seas feliz en la tierra.

El cielo es un lugar donde el aire es hielo y lo respiras y lo vives, donde deseas poder flotar,
soñar, correr y jugar todos los días de tu vida. El cielo está allí para todos; sin embargo,
sólo algunos lo buscan.

Todo cabe bajo un rótulo: Perspectiva. Volando he podido comprobarlo. Justamente la


perspectiva nos muestra que la muerte del sol es una ilusión, nos sugiere que, si nos
elevamos lo suficiente, nos daremos cuenta de que el sol no nos ha abandonado. La
perspectiva nos muestra que las barreras entre los hombres son imaginarias y que las hemos
convertido en realidad sólo porque creemos que existen, sólo porque tememos su poder
para limitarnos.

No es bueno quedarse cuando uno ha subido muy alto. Aferrarse a una cierta sustentación
únicamente es válido para los que no tienen fe. La única seguridad para quien vuela un
planeador es saber que el cielo tiene otras corrientes invisibles que esperan por él. Sólo es
cuestión de aprender a encontrar lo que ya está allí.

No pierdas tu pasión por el cielo y te prometo: lo que amas hallará el modo de alzarte de la
tierra, muy alto, hasta darte respuestas para todas las preguntas que puedas formular.

Mantengámonos muy atentos a las coincidencias, a lo que parecen sucesos casuales que se
nos cruzan en el camino. Las coincidencias son el toque de ese extraño, invisible espíritu
del cielo, que quizá nos ha estado llamando suavemente durante toda la vida.

Y de pronto comprendí. Yo decido mi misión, las reglas, la disciplina; a mi disposición


están todas las herramientas, la fuerza de todas las almas a bordo. Soy dueño y señor de un
equipo de apasionadas destrezas que me conducirán en cuanto yo indique la dirección.

Lo importante en la vida: buscas lo que amas y lo aprendes todo acerca de eso. Apuestas tu
vida a lo que sabes y huyes de lo seguro, lanzándote de tu montaña al aire, confiado en que
el Principio del Vuelo te levantará, raudo, de un modo que no se ve con los ojos.

Descubrí que lo que da alegría a la vida no es ser querido y admirado por otras personas. La
alegría proviene del hecho de que yo mismo pueda armar y admirar cualquier cosa que me
parezca especial, buena y bella, en mi cielo, en mis amigos, en el contacto con mi avión y
su alma.

Llega un día en que aprendemos que en la vida hay mucho más que comer, luchar o
alcanzar poder. Existe algo llamado perfección, y la meta de las vida es encontrar esa
perfección y reflejarla.

Después de todo, quizá no he nacido demasiado tarde. Quizá no es demasiado tarde para
aprender.

Cada día recogemos lo que hemos aprendido hasta el momento y dejamos lo conocido
atrás. Esa penosa separación no es agradable, pero en algún lugar íntimo debemos saber,
difusamente, que decir adiós a lo seguro brinda la única seguridad que jamás conoceremos.

Aprender es descubrir lo que ya sabes. Actuar es demostrar que lo sabes.

La criatura estudiosa que llevas adentro, el inquieto ser espiritual que encarna tu auténtica
personalidad, te guía por la vida. No vuelvas la espalda a los futuros posibles antes de estar
seguro de que no tienes nada que aprender de ellos.

Tienes que comprender que tú eres tu propio instructor. Lo que necesitas es encontrarte a ti
mismo un poco más cada día.

Las personas sabias tienen en cuenta las consecuencias antes de precipitarse a la acción.
Fugarnos con un avión ajeno puede ser la alegría de nuestro corazón; pero, a menos que la
variedad de consecuencias que eso provoque sea también la alegría de nuestro corazón,
seremos más felices si reconsideramos la travesura.

El tiempo nada significa. El tiempo es sólo nuestra manera de medir la brecha entre no
saber algo y saberlo o no hacer algo y hacerlo.

Una vida fácil o nos enseña nada. Lo que vale es el aprendizaje: qué hemos aprendido y
cómo hemos crecido.

Todos somos ángeles maestros; todos hemos aprendido algo que alguien, en alguna parte,
necesita recordar.

No quiero honores. No busco ser líder. Sólo quiero compartir lo que he encontrado y
mostrar esos nuevos horizontes.

Los principios por lo que yo estaría dispuesto a morir, los derechos más elevados que
conozco, para ti son sugerencias, posibilidades. Tú eliges si vives las consecuencias. Cada
sí, cada no, cada tal vez crean la escuela que consideras como tu experiencia personal.

No hay errores. Los acontecimientos que atraemos hacia nosotros, por desagradables que
sean, son necesarios para aprender lo que necesitamos aprender; todos los pasos que damos
son necesarios para llegar a dónde hemos escogido.

Las verdades nuevas encajan suavemente con las antiguas, sin necesidad de costuras.

Eso es aprender, después de todo: no el hecho de perder el juego sino cómo lo perdemos,
cómo nos cambia el perder, qué obtenemos de eso que no tuviéramos antes, para así
aplicarlo a otras partidas. Perder, de algún modo extraño, es ganar.

Una antigua máxima dice que un escritor profesional es un principiante que no ha desistido.

¿No es extraño pensar en lo mucho que sabríamos si nos interrogáramos a nosotros mismos
en lugar de hacer preguntas a otros?

Cuando se presenta una amenaza, la esquivo si puedo. Si no puedo me enfrento a ella y


lucho con lo que tengo. Preocuparse es perder el tiempo.

Lo que temo es lo que desconozco. Y, por propio orgullo y por la conciencia de saber que lo
desconocido es peligroso, me esfuerzo en aprender cuanto me es posible.

Las ideas flotan a tu alrededor pero con frecuencia no quieres verlas. Cuando buscas
inspiración, lo que buscas son ideas. Cuando rezas pidiendo orientación, pides ideas que te
muestren el rumbo. Eso sí, tienes que prestar atención porque a ti te corresponde poner las
ideas en funcionamiento.

Quiero enseñarte lo que he aprendido, pero quiero dártelo gratuitamente, porque tú vas a
hacer con ese aprendizaje algo distinto de lo que hice yo. Y se que, de algún modo,
encontrarás la manera de decirme qué hiciste de diferente manera y por qué.

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