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LA LINGÜISTICA Y EL TEXTO

DE LA CELESTINA

El propósito de esta ponencia es el de reexaminar la teoría lin­


güística sobre la presunta paternidad literaria de La Celestina, con­
centrando en la obra de más reputación y de mayor influencia sobre
la actitud de la crítica literaria : el Indice verbal de « La Celestina»
de M. Criado de Val *. En cuanto al motivo por el cual estimo nece­
sario volver a abrir una disputa ya casi olvidada desde la publi­
cación del Indice verbal y, posteriormente, del magistral estudio
de María Rosa Lida de Malkiel12, hace falta alguna explicación. Criado
de Val había dicho : « ...llego a la conclusión rotunda de que no
puede ser el autor del acto l.° el mismo de los siguientes. Por el
contrario, el estudio de los actos añadidos en la edición de Sevilla
de 1502 revela una tan extraordinaria semejanza con los quince
segundos actos, que supera todo lo que podía imaginarse, aun tra­
tándose, como así es en realidad, de la mano de un mismo autor »
(Ind., 213). Doña María Rosa concurre, diciendo : « ...el acto I es
anterior al resto de la obra y escrito por otra mano » (Orig., 18),
añadiendo : « ... salvo el acto I, Fernando de Rojas es el autor de
la Comedia (Orig., 19), y concluyendo que el « interpolador » era
« muy probablemente Rojas mismo en unión de colaboradores hoy
desconocidos, que ya habían intervenido en menor medida en la
Comedia » (Orig., 26).
Reanudo la polémica no porque creo haber encontrado datos que
incontrovertiblemente cambien el punto de vista sobre este asunto,
sino porque no creo aceptable que se abrace hasta una opinión
muy verosímil por motivo de argumentos defectivos. En el presente
caso, la autoridad putativa que es mi deber, muy a mi pesar,

1. M. Criado de Val, Indice verbal de « La. Celestina », Anejo 64, Revista de filología
española (Madrid : Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1955). Citaré las
referencias a esta obra por la abreviatura : Ind. + núm. de p. Cuando haya ocasión
de mencionar la obra en general, emplearé la forma truncada : Indice verbal.
2. María Rosa Lida de Malkiel, La originalidad artística de « La Celestina » (Buenos
Aires : Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1962). Citaré las referencias a esta obra
por la abreviatura : Orig. + núm. de p.
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poner en duda, es el Indice verbal cuyos métodos y preceptos no se


sostienen convincentes frente a la técnica actual. Es verdad, como nos
advierte el autor del Indice verbal, que la previa crítica lingüística
del texto de La Celestina, como por ejemplo los artículos de
R. E. House en la Philological Quarterly3, no montaba a gran
cosa, pero por la ineptitud de los investigadores y no porque no
existiesen métodos adecuados. Así que la aserción de que el estudio
de los verbos es el único método válido para la investigación
lingüística de la paternidad de los textos es muy exagerada.
Pero hasta si aceptásemos la premisa de la preeminencia del
verbo para tales estudios, no seguiría automáticamente que un
índice verbal del tipo propuesto por Criado de Val sea digno de
nuestra confianza. Un índice vale poco para el análisis si no refleja
lealmente las categorías naturales de la materia que está catalo­
gando. El Indice verbal contiene muchas categorías, pero son arti­
ficiales y mal relacionadas entre sí. Tampoco se estudia la distri­
bución de estas categorías sobre los varios personajes y, además,
el Indice verbal no hace caso del contenido semántico de los verbos
no copulativos, catalogándolos sencillamente según categoría gra­
matical (es decir, « transitivos », « intransitivos », « reflexivos »,
etc.).
Para una ilustración de lo que se pierde cuando se pasa por alto
del contenido semántico, veamos lo que el Indice verbal denomina
« Ser y haber con verbos intransitivos » (Ind., 235). Cuando no se
advierten los contextos semánticos, parece que hay una vacilación
indiferente entre ser y haber, pues de 32 ejemplos (excluyendo los
de las « adiciones »), 13 emplean el auxiliar haber y 19 emplean
ser, pero cuando se establece un sub-índice según el contenido se­
mántico de los verbos, es evidente que la aparente indiferencia no
existe en realidad. Después de eliminar cinco casos catalogados
incorrectamente bajo esta rúbrica y de añadir dos casos omitidos,
el total se reduce a 28. Hay una sola ocurrencia, respectivamente,
de vagado, dormido, salido, andado y pasado, lo cual excluye la
posibilidad de afirmar que la selección de auxiliar se haya fijado
definitivamente en haber (en cuanto a los cuatro primeros) o en
ser (en cuanto a pasar), aunque dada la restricción de ser a ciertos
casos especiales dentro de la semántica del verbo intransitivo que
tal sistema acusaría, me parece probable que así fuera. La forma
muerto ocurre cuatro veces, llegado tres y nacido e ydo dos veces
cada uno, siempre con el auxiliar ser. Dormido, que ocurre tres

3. R. E. House, « The Present Status of the Problem of Authorship of the Celestina »,


Philological Quarterly, II (1923), 38-47. También, R. E. House, M. Mulroney e I. G. Probst,
< Notes on the Authorship of the Celestina», Philological Quarterly, III (1924), 81-91.
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veces, siempre se aparea con el auxiliar haber. Entre los nueve


ejemplos de venido, sólo tres escogen el auxiliar haber y estos
corresponden al empleo en contextos donde el significado semán­
tico es traslaticio ; los demás ejemplos, todos con el sentido literal
de la palabra, escogen ser como auxiliar. Lo que ha parecido vaci­
lación indiferente resulta ser un sistema lógico y en vez de la mar­
cada preferencia por el auxiliar ser acusada por los datos crudos
(es decir, 13 ocurrencias del auxiliar haber contra 19 de ser), re­
sulta que hay cinco verbos que escogen ser, cinco que escogen
haber, y uno que escoge ser o haber según el contexto — un equi­
librio exacto. Es interesante, además, para la polémica sobre la
paternidad de las interpolaciones (las que se denominan « adicio­
nes » en el Indice verbal), que venido ocurre tres veces en ellas,
siempre con el sentido sencillo de la palabra y siempre con el
auxiliar haber. También hay una ocurrencia de ydo en las « adicio­
nes » con haber por auxiliar. Así es que, estos datos en realidad
levantan la posibilidad de que el autor de las « adiciones » adhiera
a un sistema auxiliar distinto al de la Comedia y que no sea por
consiguiente el mismo autor de la Comedia. Hay que darse cuenta,
empero, que esta pequeña sugestión no pasa de ser un solo indicio
y que hacen falta muchos para que se sostenga tal hipótesis.
El método empleado en el Indice verbal para clasificar la distri­
bución de los verbos ser y estar a través del texto de La Celestina
es un poco curioso y difícil de justificar, particularmente si se tiene
presente que su autor sostiene que la distribución de estas clases
revela preferencias distintas entre el acto primero y los otros
veinte y, en cambio, que no expone ninguna distinción entre los
otros quince y las « adiciones ». Para discutir estas categorías las
he agrupado en cuatro grupos.
Dentro del primero encontramos una distinción entre los usos
« genérico » y « esencial » de es. El término « genérico » tiene
muy poco sentido empleado aquí, porque se refiere en realidad
a la frase sustantiva del sujeto de las oraciones, en vez de al propio
verbo. Es decir, todas estas oraciones llevan sujetos que tienen
una referencia genérica o abstracta, como en las siguientes : « Cuán­
to es dulce a los tristes quexar su passión » (Cel. I, 116.16)4 ;
« ...la embidia es triste... » (Cel. I, 120.5) ; « Muy cierto es que la
tristeza acarrea... » (Cel. II, 105.21). La función sintáctica de es no

4. Todas las citas del texto de La Celestina son de la edición Clásicos Castellanos,
editada por Julio Cejador y Frauca, publicada por primera vez en 1913. La edición que
tengo en mano es la novena (1968), pero la paginación es idéntica a la de las ediciones
anteriores : Femando de Rojas, La Celestina (Madrid : Espasa-Calpe, 1968), 2 vols.
Citaré las referencias a esta obra por la abreviatura : Cel. + vol. + p. + línea (v.g., Cel. I,
22.5).

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es genérica en las oraciones de esta clase, sino meramente copu­


lativa : son los elementos de la frase verbal que determinan la cate­
goría sintáctico-semántica del verbo y estos no difieren entre los
ejemplos catalogados bajo la rúbrica « Uso genérico » y los citados
so la de « Es esencial ». En cuanto al término « esencial », el sen­
tido, si lo hay, me escapa por completo, porque bajo las dos rú­
bricas se encuentran indiferentemente varias clases de atributo
predicativo, y porque bajo la rúbrica de « Es esencial » se catalo­
gan tanto unas oraciones con sujeto abstracto (por ejemplo, « ...lo
mejor mejor es » [Cel. I, 132.9]) como otras con sujeto concreto
(por ejemplo, « Esta es la muger... » [Cel. I, 50.4]), lo cual contra­
dice la asunción de que el presunto contraste resida en los sujetos
de las oraciones.
En las categorías « Es + substantivo », « Es + adjetivo » y « Es
+ participio » se nota una debilidad básica del Indice verbal, a
saber la de clasificar los contextos según la clase lexical de la pa­
labra contigua al verbo en vez de según la clase gramatical de la
frase que co-ocurre con el verbo en relación sintáctica. Por ejem­
plo, bajo la rúbrica de « Es -f- adjetivo », 28 de los ejemplos ci­
tados pertenecen a Sempronio ; de estos ejemplos, ocho constan
de es + frase sustantiva en vez de es + frase adjetiva. En general,
para no dilatar demasiado, se pueden describir los índices de la
primera categoría como la más grande colección de casos de ora­
ciones que contienen el verbo es, más una que carece de motiva­
ción hondamente gramatical, con dos defectos en particular : 1) el
de citar casos con es separadamente de los con otra forma del
verbo ser y 2) el de confundir la sintaxis de la frase verbal con
la distribución casual de los elementos lexicales en la oración.
Para ilustrar los problemas del grupo segundo, examinemos los
ejemplos catalogados bajo las rúbricas de « Ser existencial » y
« Concurrencia de estar ». Consideremos, por ejemplo, la oración :
« ...la prudencia no puede ser sino en los viejos... » (Cel. I, 104.5).
En lugar del verbo ser se podría poner o haber o existir sin cam­
biar el sentido de la oración, lo cual demuestra que el sentido exis­
tencial reside en el verbo, o sea el léxico, y que la sintaxis del
verbo es « intransitivo », mientras en las cláusulas : « ... siendo
ella viua... » (Cel. I. 135.5) y « si oy fuera viua Elena... » (Cel. I,
226.24) no se puede sustituir otro verbo porque la semántica del ser
léxico de estas cláusulas no es existencial : sólo la frase verbal en
conjunto expresa una noción existencial y por eso es una equivocación
incluir estos dos ejemplos con el primero bajo la rúbrica de « Ser
existencial », como si se tratara de una sola clase léxica. De los 20
casos catalogados como ejemplos de ser existencial, solamente
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cinco lo son en realidad. Otros tres expresan una noción existencial


en la semántica de la frase verbal (mas no en el verbo léxico), hay
uno que considero ambiguo (pero difícilmente existencial), y 11
están completamente equivocados, como por ejemplo : « ...mejor
es ser sano que poderlo ser... » (Cel. I. 97.16).
Las circunstancias de los casos putativos de « Concurrencia de
estar » resultan aun peores, porque de los 18 casos citados, 15 care­
cen totalmente de sentido existencial, dos son de carácter dudoso en
cuanto a esta característica, y sólo uno es completamente aceptable
como ejemplo de « concurrencia ».
Por lo que toca a los ejemplos catalogados bajo « Ser esencial »,
citaré la estadística de los 43 casos que pertenecen a Calisto. Si
el contraste es con la categoría genérica, se esperaría que todo
sujeto fuera concreto, pero cinco no lo son (por ejemplo,, « ... como
el buen natural sea principio del artificio » [Cel. I, 88.8]). Hay un
ejemplo donde ser se emplea para discutir la hora, a pesar de
la existencia de una rúbrica particular para expresiones de este
tipo. Otro ejemplo pertenece a la clase locativa y, por eso, debe
excluirse del conjunto de casos de « Ser esencial ». Finalmente,
la cláusula : « lo que jamás fue ni puede ser » (Cel. II, 128.15) se
difiere de los demás ejemplos en que le falta atributo : es en
realidad un caso de ser intransitivo, con el sentido de « ocurrir ».
Resumiendo, entonces, de 43 ejemplos, ocho pertenecen a otra
categoría y no caben en esta, mientras los demás 35 ejemplos son
muy variados en cuanto a los constituyentes de la frase verbal.
Además, conviene repetir que no hay justificación lógica por citar
los ejemplos con es aparte de los que contienen otras formas del
verbo ser, cuando el contexto sintáctico es idéntico : e;l único re­
sultado de tal práctica es crear una confusión de datos que dismi­
nuye aprecíablemente el valor de los índices.
Para examinar la categoría de « Estar locativo espacial », he
escogido los ejemplos que pertenecen a Calisto. Si sustituimos los
ejemplos de las líneas 18 y 20 de Cel. II, 125 por los atribuidos a
las mismas líneas de la página 124, la cual tiene solamente 16 lí­
neas, y si descontamos la referencia a Cel. I, 124.13, equivocada,
contamos con un total de 16 casos alegados de estar locativo espa­
cial. De estos 16, substraigo cuatro que co-ocurren con adjetivo o
participio pasado, como estar presente y estar puesto, porque a
pesar de la locatividad del adjetivo o participio, la función del verbo
estar es claramente auxiliar, en contraste con la que tiene en frases
verbales como estar aquí, donde estar parece elevarse al rango de
verbo principal (aunque en la estructura profunda co-ocurre con
un participio pasado locativo idealizado). Así es que, de los 16
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ejemplos catalogados bajo esta rúbrica, rechazo cinco, reduciendo


la cifra a 11, y aduzco seis ejemplos que se omiten del Indice ver­
bal, lo cual destruye por completo la validez de la estadística y
de los argumentos de su autor sobre la significación de estas
presuntas razones. Lo que es aun peor es que dentro de los 12
casos alegados de concurrencia de ser, sólo dos son indisputable­
mente locativos, tres más son ambiguos, y en cuanto a los siete
restantes, en uno ser precede atributo adjetivo, en dos ser tiene
obvia función existencial y en cuatro ser está seguido de parti­
cipio pasado (transitivo en tres de estos casos). Obvia insistir en
la inutilidad de tales datos.
El grupo tercero no contiene categoría que realmente sea apta
para el análisis de textos. El que se titula « Uso no copulativo de
es » está incompleto y, a la inversa, no tiene tipo que no sea
representado en otra categoría más significante. La categoría « Es
+ infinitivo », si se hubiera confeccionado con cuidado, habría
tenido algún interés, pero sólo como una subclase de otra que se
omite del Indice verbal, la de ser + frase sustantiva. Igualmente,
«Es + adverbio » y «Es + preposición » deberían haber sido cla­
sificados como « Ser + frase adverbial » y « Ser + frase adjetiva » ;
la casualidad de que ser sea seguido por una preposición es un
hecho que en sí es completamente vacuo para el análisis grama­
tical. Me parece de poca importancia además, si inocuo, identificar
los casos de « El infinitivo ser ». La categoría llamada « Estar en
expresiones de « permanencia » exige más atención, empero, por­
que pretende comprobar algo acerca del arcaísmo del acto primero
de La Celestina. La rúbrica hace imaginar la sustitución de estar
por ser en estructuras del tipo de « Fulano es noble », las cuales
serían muy significantes si existiesen. Entre los 29 ejemplos inclui­
dos bajo esta rúbrica, 18 constan de estar + frase adverbial loca­
tiva (donde la locatividad a veces es figurativa), cinco de estar +
frase adjetiva, tres de estar + participio pasado y tres de estar
intransitivo. En otras palabras, la selección de estar es regida por
circunstancias independientes de la relativa permanencia del esta­
do y, por lo tanto, la relación de un adverbio temporal, cuando
lo hay, es una relación ad hoc con la frase verbal completa.
Las categorías del Indice verbal que he colocado en el cuarto
grupo son de poco interés, si no completamente triviales. Si se ofre­
ciesen como una de varias subclases de las clases más generales
que hemos discutido, las categorías « Es en expresiones de encuen­
tro o reconocimiento », « Es en interrogaciones de carácter gene­
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ral », etc. merecerían, quizá, incluirse, pero por falta de tal inte­
gración quedan inútiles.
Con este vistazo a la clasificación de los verbos ser y estar, con­
cluyo mi valuación del Indice verbal. Quedan muchas categorías de
verbos, tanto principales como auxiliares, que dejo fuera de dis­
cusión, no porque sean de menos interés, sino por no dilatar de­
masiado. Creo que lo que hemos visto hasta aquí, aunque repre­
sentativo en vez de comprensivo, basta para justificar que se rea­
nude la cuestión de la paternidad del texto de La Celestina y que
se lo haga con el empleo de todos los métodos disponibles a la
técnica moderna.
D aniel E. GULSTAD
Universidad de Missouri

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