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Marco Teórico

El ciclo vital del ser humano, es un proceso donde nacen, crecen, maduran, envejecen y
luego mueren; proceso donde se presentan cambios tanto físicos, como psicológicos e
intelectuales debido a que es una evolución invariable; así mismo, el Ministerio de Salud y
Protección Social (s.f.) plantea, que este puede dividirse en diferentes etapas del desarrollo; tales
como, el Nacimiento; la Primera infancia (0-5años); Infancia (6-11 años); Adolescencia (12 – 18
años); Juventud (14 – 26 años); Adultez (27 – 59 años) y Vejez (60 años y más); y Muerte.

Teniendo en cuenta lo anterior, en este caso nos enfocaremos en la etapa de la vejez la


cual va de los 60 años en adelante; siendo la vejez, aquella representación, construcción social y
biográfica del último momento del curso de vida humano, la misma constituye un proceso
heterogéneo a lo largo del cual se acumulan, entre otros, necesidades, limitaciones, cambios,
pérdidas, capacidades, oportunidades y fortalezas humanas (MINSALUD, 2018); la etapa de la
vejez, es aquel resultado acumulativo por las características de los que el ser humano ha vivido a
lo largo del desarrollo de sus etapas anteriores.

En el mismo orden de ideas, en la Política Pública Social para el Envejecimiento y la


Vejez en el Distrito Capital en Bogotá 2010 – 2025, se define envejecimiento individual como el
proceso biológico que experimenta una persona cuando avanza su edad, tanto en su evolución
cronológica como en su naturaleza biosiquica y social.

En lo que sigue, Rodriguez, (2011), en su artículo sobre vejez y envejecimiento plantea


diferentes teorías sobre la vejez citando principalmente la teoría Psicosocial de Erik Erikson
refiriéndose al “Estadio VIII”, la adultez tardía en donde Erikson incluye a personas mayores de
60 años y busca una integralidad que resulta de la resolución de las crisis vividas en las etapas de
vida anteriores, aceptando la vejez dentro del ciclo vital como única y propia reconociendo sus
fortalezas, debilidades y errores viendo sus experiencias con positivismo, renunciando a lo que
consiguió y aceptando su vida con una gran virtud.

Por consiguiente, cita la teoría basada en la Continuidad de Atcheley, la cual contrapone a


un cambio brusco entre la etapa de la adultez y la vejez, donde se plantea que las personas
tienden a buscar una continuidad de sus roles o actividades, sin embargo no hay ausencia de
cambios debido a que son inherentes al proceso del envejecimiento; al mismo tiempo esta
continuidad es la que permite afrontar los cambios basados principalmente en dos postulados; el
primero afirma que el paso a la vejez es una prolongación de experiencias, proyectos y hábitos
de vida del pasado; y el segundo postulado donde se afirma que al envejecer los individuos
aprenden a utilizar diversas estrategias de adaptación que le ayudan a reaccionar eficientemente
ante el sufrimiento y las dificultades de la vida.

Siendo entonces la vejez la última etapa del ciclo vital del ser humano donde se aprecia lo
vivido y todas aquellas experiencias resultado de las etapas anteriores y etapa donde se presenta
la aceptación de su trayectoria de la vida con satisfacción y sabiduría.

Por otro lado, en las sociedades actuales la vejez es considerada como aquella etapa
donde la disminución de la capacidad funcional y la pérdida de un rol social o de la participación
en la comunidad determinan y caracterizan a las personas mayores, mas aun es vital recalcar que
la experiencia y los logros alcanzados por una persona en esta etapa del ciclo de vida cumplen un
papel importante en el proceso de desarrollo humano y calidad su de vida.

A su vez, En Colombia en diciembre de 2007, se empezó a desarrollar la Política


Nacional de Envejecimiento y Vejez; la cual aborda el envejecimiento desde cuatro aspectos
determinantes que son el envejecimiento biológico y su relación con el envejecimiento
demográfico , los derechos humanos, el envejecimiento activo y la protección social integral;
además esta Política expresa el compromiso del Estado Colombiano con una población que por
sus condiciones y características merece especial atención. Se plantea fundamentalmente, una
visión de futuro con el proceso de envejecimiento, y acciones a corto, mediano y largo plazo para
la intervención de la situación actual de la población adulta mayor.

Además, la vejez se ha relacionado con la dependencia, la enfermedad y la falta de


productividad, sin embargo en los países desarrollados se puede observar que las personas
mayores mantienen su autonomía y continúan laborando después de los 60 años; en general en
los países en desarrollo presentan mayor desprotección, por ejemplo salen del mercado laboral
aún antes de la edad de jubilación. Por consiguiente, en Colombia Las políticas pensionales cada
vez más han aumentado la edad de jubilación, sin embargo no se corresponde en la misma
proporción la oferta de empleos para personas mayores de 60 años. Por tanto este grupo de
personas entra a competir con los jóvenes que inician su vida laboral, de ahí que es común
encontrar a las personas mayores vinculados a la vida laboral a través de empleo informal.
Adicionalmente, al término de su vida laboral las personas mayores en Colombia, se convierten
en el soporte de sus familias y ejercen actividades como el voluntariado, se encargan del cuidado
especialmente de los nietos, o de hijos o hijas en situación de discapacidad. (Política Nacional de
Envejecimiento y Vejez, 2007 - 2019).

Teniendo en cuenta lo anterior, el ser humano en la etapa de la vejez, quienes no han


logrado la jubilación o que durante el desarrollo de su ciclo vital no tuvieron un empleo fijo si no
corriente, suelen presentar a esta edad aun mucha carga tanto familiar como laboral, individuo
que suele convertirse en la cabeza del hogar, quien aún no encuentra llegar a la satisfacción
después de su trayectoria por las demás etapas de su desarrollo; lo que genera en esta persona
estrés, afectando tanto su salud física como mental.

Con respecto a lo anterior, las personas mayores tienen un riesgo elevado de padecer
alguna enfermedad que repercuta en el estado de su cognición, y este riesgo aumenta cuando las
condiciones ambientales son poco estimulantes De ahí, la importancia de tomar la Psico-
estimulación Cognitiva como un proceso de mejoramiento en la calidad de vida de las personas a
las cuales se les aplique procesos de estimulación de las funciones cognitivas: atención,
memoria, comprensión, orientación temporal, espacial; además es necesario realizar
intervenciones que aseguren una adecuada adaptación del adulto mayor a los cambios
ambientales, suministrándole mecanismos para que adquieran estrategias compensatorias y le
ayuden a mantener su competencia social (Jara, 2007).

Seguido a esto, Berjano (2002); menciona que todas aquellas acciones dirigidas a
preservar la salud en el adulto mayor deben estar dirigidas al mantenimiento de la autonomía
personal, aspecto que les proporcionaría una mayor satisfacción en aquellas personas de edad
avanzada.

Además, la vejez no es sinónimo de enfermedad, pero el aumento de expectativa de vida


conlleva, en muchos casos, la aparición de pluripatología que, asociada a las patologías propias
de cada persona, disminuyen en mayor o menor medida la funcionalidad y la cognición en las
personas de edad avanzada (López, López y Ariño, 2002).
Teniendo en cuenta lo anterior, es vital llevar a cabo la estimulación cognitiva en la
vejez, ya que el ser humano es un ser integral que requiere de la estimulación necesaria para
aumentar sus potencialidades y así disminuir las deficiencias que presente; además esta
estimulación le permite al adulto mayor aumentar sus potencialidades y no permitir el avance de
déficits tanto físicos como cognitivos (Jara, 2007).

Jara (2007), cita a Calero (2003). Este manifiesta que se tiene conocimiento de que
aquellas personas que reciben pocos estímulos del entorno padecen más rápido el declive de las
facultades mentales que personas expuestas a grandes estimulaciones sensoriales; es decir que a
mayor estimulación cognitiva se realice mayor autonomía s presentara en la persona.

Por esto, es tan necesario trabajar a diario la estimulación cognitiva en los adultos
mayores, para así generar en ellos alternativas que les permitan aumentar y reforzar sus
potencialidades, debido a que esta es una etapa donde hay mayor fragilidad y vulnerabilidad ante
aquellos factores de riesgo que pueden favorecer el deterioro cognitivo en la vejez.

Más aun, las áreas principales que se deben reforzar en terapias cognitivas con el adulto
mayor, son el área de orientación y atención, ambas funciones son fundamentales para poder
realizar y aplicar el resto de las funciones cognitivas, no obstante definir sus características
específicas resulta ciertamente dificultoso. La no estimulación de estas puede presentar facilidad
de distracción, dificultad para inhibir respuestas inmediatas, así mismo desorientación primero
temporal y luego espacial (Jara, 2007).

El área de la Memoria, es aquel proceso que permite almacenar información codificada, y


toda aquella información puede ser recuperada unas veces de forma voluntaria y consciente y
otras de manera involuntaria, el no reforzamiento de esta puede interferir en el día a día del ser
humano, en el desarrollo de sus actividades (Ballesteros, 1999). Además según Puig (2012), la
memoria cumple un rol relevante en el desempeño intelectual, ya que al funcionar como un
sistema, los procesos cognitivos se interrelacionan constantemente y la labor de uno puede
afectar el funcionamiento de otro; por ejemplo si la persona no puede percibir de buena manera,
difícilmente se prestará atención a algo lo que le dificultara mucho que recuerde.
Además, respecto a lo anterior el mismo autor manifiesta que siempre se puede mejorar el
funcionamiento de la memoria, a cualquier edad e incluso con diagnóstico de alteraciones de
memoria subyacentes a una patología.

El área de las Funciones ejecutivas Frontales; Son las funciones que se le atribuyen al
lóbulo frontal o también conocidas como funciones frontales, se podrían denominar como
ejecutivas o conducta adaptativa, es decir, una conducta apropiada, modificable, motivada y libre
de respuestas impulsivas disruptivas. Estas conductas deben controlar los cambios en el ambiente
y, si es posible, prevenirlos (Jara, 2007).

El área del lenguaje; se entiende lenguaje no solamente al hablado, sino al habla


espontánea, denominación de objetos o situaciones, comprensión, repetición, expresión escrita y
lectura comprensiva; y por último el área del cálculo y praxias, en cuanto al cálculo es la
capacidad para escribir, leer, comprender números y realizar cálculos aritméticos, Puig (2012),
manifiesta que el uso del lenguaje va cambiando con los años y es frecuente que la búsqueda de
la palabra precisa se dificulte; este puede corresponder a dificultades en la atención y en la
memoria lo anterior se ejemplifica en la dificultad en serie de situaciones como el olvido de
palabras, números y nombres; por esto es vital que se ejercite el lenguaje a través de la lectura y
la conversación y así mismo, realizar los ejercicios de la estimulación.

Por último el área de Praxias se considera la capacidad de realizar ciertos movimientos en


diferentes regiones del cuerpo; la estimulación cognitiva de las praxias es recomendada para
personas sanas como para aquellas que con cierto grado de demencia; su estimulación consiste
en entrenar la motricidad fina, la que se utiliza a diario en la escritura, al cepillarse los dientes,
coser, poner los dedos para tomar un lápiz, entre otras acciones.

No hay mejor fórmula que trabajar con el adulto mayor bajo el reforzamiento cognitivo,
debido a que este proporciona una ayuda para afrontar el deterioro multifuncional y entrenar las
capacidades que se encuentran preservadas o menos afectadas, además Lopez, Lopez y Ariño
(2002), plantean que la estimulación y el entrenamiento de habilidades cognitivas pueden
mejorar el estado de ánimo y prolongar el periodo de autonomía del paciente, consiguiendo un
aumento de su autoestima y asertividad.
Por consiguiente, Puig (2012) plantea que es de mayor relevancia para la calidad de vida
del adulto mayor, el participar en actividades educativas y realizar actividades de estimulación
cognitiva, ya que a través de ellas se promueve la construcción de lazos sociales, lo que ayuda a
reforzar el emocional y así mismo estimular las funciones cognitivas. Además llevar a cabo esta
estimulación en el adulto mayor genera ganancias en ellos en cuanto al constructo de su vida
diaria.

Ahora bien, existen diferentes tipos de estimulación cognitiva que pueden utilizarse con
el adulto mayor, según Jara (2007) encontramos la Terapia de Reminiscencia, los Grupos de
Buenos Días, la Orientación a la Realidad y los Programas de Psicoestimulación Cognitiva.

Este mismo autor, cita a Laborda (2002), para darle explicación a la Terapia de
Reminiscencia, este manifiesta que es una técnica muy completa ya que utiliza la estimulación,
la comunicación, la socialización y el entretenimiento, además menciona que lo que se busca
alcanzar a través de la técnica de reminiscencia es favorecer y dar oportunidad de expresión de
vivencias pasadas con el fin de potenciar la identidad de la persona, por lo que se tiene que
realizar sesiones grupales con personas de edad similar y afinidades parecidas, es decir, sean lo
más homogéneas posibles.

En cuanto a los Grupos de Buenos Días, esta es una actividad ampliamente difundida
dentro de programas generales de funcionamiento de las Residencias Geriátricas en países
desarrollados, en donde deben acudir al grupo todos los pacientes que estén cognitivamente
sanos, junto a una menor proporción de ancianos con demencia senil leve o moderada, lo que se
busca con esta técnica es según Bilyk, Ventura y Cervigni (2015), con esta técnica se busca
estimular el mantenimiento de la atención; la estimulación a la verbalización; el refuerzo de la
autoestima; la ejercitación de las habilidades sociales; el fortalecimiento del sentido de
pertenencia a un grupo e integración en la colectividad; y la orientación en general.

Seguido a esto, Los Grupos de Orientación a la Realidad son un método terapéutico que
incluye diversas técnicas de rehabilitación cognitiva que se utilizan con personas con pérdida de
memoria, desorientación temporal y espacial, y problemas de confusión, esto es, en trastornos
cognitivos y demencias, mediante la estimulación y provisión estructurada de información acerca
de sí mismo y de su entorno (Leturia y Yanguas, 1999 citado por Jara 2007); estos mismos
autores mencionan que en esta dinámica busca proporcionar información sistematizada y
repetitiva básica a personas desorientadas o confusas; Conseguir una mejora de las conjuntas
sociales y personales, y Estimular la comunicación y la interacción, como complemento de la
modificación de conductas no apropiadas derivadas del tratamiento cognitivo.

Y por último tipo de estimulación se encuentran los Programas de Psicoestimulación


Cognitiva, consisten en un conjunto de estímulos que pretenden incrementar la actividad de las
habilidades que intenta mantener las habilidades intelectuales y conservadas el máximo tiempo
posible con la finalidad de restaurar la autonomía del ser humano; Se trata de establecer una
disciplina e incitar al esfuerzo con distintos objetivos, como el de prestar atención, hacer trabajar
la mente y revisar el fruto del esfuerzo, el objetivo de este programa debe ser entrenar las
funciones que se pierden, no las que se tienen.

Como se ha venido mencionando durante el desarrollo de este marco los adultos mayores,
o el ser humano en su etapa de la vejez, necesita más atención que el de una persona que se
encuentre en una de las etapas del ciclo vital anteriores a la de la vejez, el adulto mayor requiere
de entrenamiento cognitivo de acompañamiento y apoyo de su núcleo familiar constante debido
a que ha perdido algo de su funcionalidad normal de sus funciones ejecutivas pueden olvidar
cosas mínimas como las llaves, los nombres, fechas, pueden generarse en ellos más cansancio
que en una persona joven, por esto es que es vital que los familiares se encuentren prestándoles
una constante atención y apoyo tanto económico como emocional siendo más importante para el
adulto mayor el apoyo emocional la demostración de afecto por parte de cada uno de los
integrantes de su núcleo familiar con quienes comparte a diario su día a día, además esto genera
ganancias tanto a su salud mentas como a su calidad de vida.

En relación con lo anterior, Herrera, Cerquera, Muñoz y Pinzón (2011), a pesar de que
existen diversos fenómenos u objetos de estudio en relación con los adultos mayores, la soledad
no deja de ser un tema de interés en este momento de la vida, pues la sociedad se ha encargado
de asociarla con una visión negativa de la vejez, se puede decir que los seres humanos temen
llegar a la vejez o envejecer y desconocen que el envejecimiento no es exclusivo de este periodo
de vida, sino que es inherente al ser humano y a todos los momentos del ciclo vital, se puede
evidenciar además, que la vejez se ha degradado desde muchas facetas y expresiones humanas,
empezando por los medios de comunicación que diariamente la relacionan con la enfermedad, la
muerte, el deterioro, la fealdad, la debilidad, entre otros, relaciones que desarrollan actitudes,
creencias y acciones que estimulan la predisposición, el rechazo y la negación a este periodo
vital.

Este mismo autor, refiere que muchas veces se mantiene el estereotipo de que la soledad
va ligada a la vejez, si bien es cierto que muchos de los adultos mayores experimentan soledad
por diversos factores asociados o no a esta etapa del ciclo de vida, pero esto no indica que los
mayores sean los únicos que la experimenten, citando a Iglesias (2001), quien indagó sobre las
influencias personales, familiares y sociales, encontrando relación entre la soledad, jubilación y
viudez, esta investigación indica que la soledad puede estar asociada con los cambios y aspectos
que se dan en la vejez como periodo de vida

Herrera, et al (2011), en su estudio encuentran la incidencia de categorías que implican el


distanciamiento social y familiar, haciendo énfasis en las ausencias de personas cercanas, ya sea
por muerte o por abandono, y de la misma forma el aislamiento social, mas aun mencionan que
la soledad no tiene una única y determinada definición, ni se puede considerar rigurosamente
positiva o negativa, su definición se elabora a partir de las teorías implícitas de los seres
humanos que se manifiestan en su estilo de vida, creencias y pensamientos.

En lo que sigue, puede presentarse la soledad en los adultos mayores desde un punto de
vista de estar solos por perdida de algún familiar cercano, por separación de sus hijos porque ya
forman su hogar o la de sentirse solos, que es cuando cuentan con su núcleo familiar, quienes
viven pero no conviven en si como familia, no le brindan acompañamiento, ni apoyo emocional,
no comparten con el momentos en familia, convierten la etapa de la vejez de esta persona en un
sufrimiento constante sintiéndose el adulto como un estorbo para su familia.

Uno de los entes más importante en cuanto apoyo emocional para el adulto mayor es la
familia, debido a que las vicisitudes de cada núcleo familiar conformarán una particular tipo de
red, satisfactoria o no, para el adulto mayor en esta etapa del ciclo vital del ser humano; cabe
señalar a, Valentina Ferrari (2015), quien menciona que dentro del núcleo familiar la relación
con los hijos influye especialmente en la percepción subjetiva de la soledad, ya que un tipo de
vínculo favorable u hostil será determinante en la prevención o aparición del sentimiento de
soledad.
En la etapa de la vejez, La necesidad de la familia como red social de apoyo satisfactorio
puede verse incrementada para las personas mayores dada la reducción de sus actividades
sociales, de esta manera, el espacio familiar podría encontrarse cargado de mayores expectativas
y demandas; por eso es que para el adulto mayor el no contar con el apoyo de su núcleo familiar
podrían dificultar la relación del adulto mayor con los otros miembros de la red familiar, y ya
presentandose el deterioro en dichas relaciones, la falta de un sentido de pertenencia al grupo
primario (la familia), la percepción subjetiva de que esa red no es satisfactoria como apoyo,
podría eventualmente generar un sentimiento de soledad en el adulto mayor, que en este caso
seria el mencionado anteriormente cuando el adulto mayor vive con las personas que integran su
núcleo familiar pero no cuenta con el apoyo emocional por parte de ellas y tiende a sentirse solo.

En este caso, es vital mencionar a Albert Quiles (s.f.) quien refiere que en la etapa de la
vejez es cuando se produce cada vez mas el fenomeno de la soledad no deseada por parte de las
personas mayores, el manifiesta que para hablar de la soledad en las personas mayores, es
necesario distinguir entre la decisión voluntaria de una persona de vivir sola o de realizar
actividades sola, y el sentimiento negativo asociado a la falta de relaciones sociales y apoyo
emocional.

En definitva, es vital trabajar con el adulto mayor la estimulacion conginitva para así
poder prevenir a través de las diferentes tecnicas, actividades o programas el deterioro cognitivo
que puede ser generado en la vejez si no se es estimulado, además este entrenamiento aporta al
adulto en la preservacion de su autonomia, autoeficacio, autoestima y en su calidad de vida.

Bilyk, E., Ventura, A. C., & Cervigni, M. (2015). Caracterización de la producción


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