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la audición

WERNER
MENDEZ
SALAZAR
C apitulo IV
PSICOACUSTICA

Nada hay en el intelecto que no haya entrado


antes por los sentidos.
A ristóteles

¿Qué es lo que oímos?


Encontramos antecedentes de la Acústica entre los fi­
lósofos griegos; Pitágoras, por ejemplo, estudió la relación
entre la longitud de cuerdas y los tonos musicales, expre­
sando la “Ley de las cuerdas vibrantes”. En cambio, la Psi-
coacústica es una disciplina más reciente; se ubica su naci­
miento en los años de la Segunda Guerra Mundial, durante
la cual se realizaron contribuciones fundamentales, surgidas
de propósitos prácticos, en particular del campo de las tele­
comunicaciones. Pero algunos años antes eran conocidos
estudios psicoacústicos efectuados en Bell Telephone Labora­
tories, bajo la dirección de Harvey Fletcher, aplicando los
conocimientos a la aparición de la radio; cuantificando los
conceptos de sonoridad, enmascaramiento y determinando
muchos factores que rigen la comunicación hablada.
La Acústica se dedica al estudio de los fenómenos sono­
ros; su producción, propagación, etc. La Psicoacústica inves­
tiga la forma en que el hombre percibe los sonidos. El objetivo
de la misma es determinar cuál es la respuesta humana a los
estímulos sonoros, cuáles son sus posibilidades y limi-
W erner -M éndez - S alazar

taciones, y cómo se relaciona lo que oímos con los atributos


físicos de la onda sonora.

Campo auditivo
Se define como umbral de audibilidad, para un tono puro
de una frecuencia dada, a la mínima presión sonora eficaz que
puede ser oída, en ausencia de todo ruido de fondo.
El oído responde a vibraciones muy pequeñas, cuyas am­
plitudes no son mayores que las del tamaño de una molécu­
la de hidrógeno. El umbral auditivo representa la presión
sonora mínima que produce la sensación de audición. En las
frecuencias de mayor agudeza auditiva, el umbral se mani­
fiesta como minúsculas vibraciones del tímpano, de una mi­
llonésima de centímetro.
En el campo auditivo el rango de frecuencia audible va
de los 20 Hz hasta los 20.000 Hz (Figura 4-1). Pero el oído
no es igualmente sensible a todas estas frecuencias. Las más
audibles son las ubicadas en el medio del espectro, aproxi­
madamente de 2.000/3.000 Hz.
El oído es menos sensible para frecuencias bajas y altas.
Esta característica de menor agudeza para los tonos graves
favorece el enmascaramiento de los sonidos producidos por
nuestro cuerpo. La sensibilidad para las frecuencias agudas
se va perdiendo con el paso del tiempo.
El área audible está limitada en cuanto a los niveles de
presión sonora, en 0 dB, que es el umbral absoluto y los 120/
140 dB, por encima de los cuales no se percibe sensación
auditiva sino de dolor.
Las curvas de umbral de percepción y umbral de dolor
encierran el campo o área auditiva; dentro de él están com­
prendidos todos los valores de frecuencia e intensidad que el
oído humano puede percibir. Lógicamente, si una vibración
sonora, por sus características queda fuera de éste, no podrá
ser oída por un ser humano.
Los valores estadísticos de umbrales antes mencionados
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E l R uido y la A udición

corresponden a personas jóvenes y con audición normal. La


sensibilidad del oído varía con la edad (Figura 4-2). Además,
el deterioro auditivo aparece en forma más precoz en los
varones que en las mujeres. Por otra parte, la manifestación
de ese deterioro se evidencia en una pérdida de sensibilidad
auditiva en las frecuencias agudas. A este déficit en la audi­
ción producido por envejecimiento celular del tejido nervioso,
causado por el paso del tiempo, se lo llama presbiacusia.
En el límite superior del campo auditivo, a 110 dB, se
produce una sensación desagradable. A 120 dB esta
sensación se transforma en un molesto cosquilleo, para por
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W ern er -M én d ez - S alazar

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Edad en años

Fig. 4-2. Variaciones de umbrales


en función de la edad.

último, a 140 dB, transformarse en claro dolor, capaz de


generar una lesión auditiva en poco tiempc.
Es de hacer notar que a estos niveles de presión sonora,
el- dolor aparece independientemente de la frecuencia. Los
umbrales de dolor, para las distintas frecuencias, se dan al
mismo nivel de presión sonora en el rango de 50 a 8.000 Hz.
Dentro del campo auditivo encontramos también el
campo de la palabra, formado por todos los sonidos que
componen la comunicación oral. Los sonidos del lenguaje.
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E l R uido y la A udición

dejando de lado edad o sexo de los sujetos, ocupan el centro


del campo auditivo, siendo las frecuencias m ás importantes
las comprendidas entre 500 y 5.000 Hz.

Sonoridad
La intensidad o nivel de presión sonora de un sonido es
una característica física; la sonoridad es su correlato sub­
jetivo.
A un sonido m ás intenso que otro, lo percibimos como
m ás fuerte o m ás sonoro.
Cuando se dice que u n sonido es fuerte o débil, se refiere
a su sonoridad. La sonoridad defínese “como el atributo
intensivo de u n a sensación auditiva que permite ordenar los
sonidos en una escala que se extiende desde suave hasta
sonoro (fuerte)".
La unidad de medición propuesta por S. S. Stevens es el
SON. Un SON es la sonoridad de u n tono de 1.000 Hz con
u n nivel de presión sonora de 40 dB. Este sonido se toma
como referencia para determinar la sonoridad de cualquier
otro sonido simple, y responde a la variación de la misma.
Las variaciones de la presión sonora no son proporcio­
nales a la sensación de sonoridad. Por lo tanto u n sonido dos
veces m ás sonoro no tiene una presión acústica dos veces
mayor. Pero si u n sonido es de 30 sones suena como si fuera
dos veces m ás fuerte que otro de 15 sones.

Curvas de igual sonoridad


Establecer una relación entre sonoridad y nivel sonoro
no resulta simple, teniendo en cuenta que interviene otro
factor, que es la frecuencia del sonido.
La relación surge de numerosas investigaciones de psi-
coacústica realizadas en distintos laboratorios y homologada
posteriormente por la International Standardization Organiza-
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W ern er -M én d ez - S alazar

tion (ISO). En ella se establece que el nivel de sonoridad de


un tono puro es la presión necesaria para producir la misma
sensación de fuerza de un tono de 1.000 Hz. La unidad
adoptada es el FON y su valor resulta igual a 1 dB para
sonidos de 1.000 Hz. Por lo tanto, en la frecuencia de
1.000 Hz, se dice que un sonido tiene tantos fones como dB.
Pero el oído no tiene una respuesta lineal en función de
la frecuencia, siendo más sensible para los sonidos de fre­
cuencias ubicadas en el medio del espectro; esta coincidencia
establecida en la frecuencia de 1.000 Hz no se mantiene en
el resto del rango audible.
En el año 1933 Fletcher y Munson, en base a experimen­
taciones, trazaron el primer mapa de contornos de igual
sonoridad, que posteriormente fue revisado por Stevens y
Davis en 1938 (Figura 4-3).

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E l R uido y la A udición

Establecieron con sus investigaciones que, por ejem­


plo, 20 dB son iguales a 20 fones en la frecuencia
de 1.000 Hz, pero 20 dB son iguales a 10 fones en la frecuen­
cia de 125 Hz.
Expresado de otra manera, para que un tono de 1.000 Hz
a 20 dB suene igualmente sonoro que un tono de 125 Hz, es
necesario que el último aumente 10 dB más que el primero.
Todos los contornos pasan por 1.000 Hz, y a su vez están
a igual distancia del contomo que sigue. De tal manera, el
contorno de 10 fones pasa por 1.000 Hz a un nivel de 10 dB,
y el contorno indicado con el número 20 pasa por 1.000 Hz
a 20 dB.
En síntesis, las curvas de igual sonoridad se identifican
dando el nivel de sonoridad de un tono de 1.000 Hz a un
determinado nivel de presión sonora en dB.
Si por ejemplo, un sonido de 5.000 Hz se oye con la
misma sonoridad o fuerza que uno de 1.000 Hz que tiene
40 dB, se dice que posee una sonoridad de 40 fones. El nivel
de sonoridad, en fones, de cualquier sonido es la intensidad,
en dB, de u n tono de 1.000 Hz de igual sonoridad.
Estas curvas de igual sonoridad son de gran utilidad en
el diseño de equipos de audio de alta fidelidad, pues poseen
controles por separado en los amplificadores, que compensan
la alineabilidad auditiva en frecuencias, en ambos extremos
del espectro audible.

Umbrales diferenciales de presión sonora


Se denomina umbral diferencial a los cambios mínimos
que puede detectar una persona en el nivel de presión sonora.
Si la señal emitida tiene un nivel de 50 dB sobre el
umbral del individuo y la frecuencia está comprendida entre
50 y 10.000 Hz, aquél es capaz de percibir cambios en la
presión sonora de aproximadamente 1 dB.
Cuando los niveles de presión sonora se acercan al
umbral, siendo menores de 40 dB, se requieren variaciones de
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W ern er -M én d ez - S alazar

nivel de 1 a 3 dB para notar el cambio. Estos valores corres­


ponden a personas sin patología auditiva, pues en los casos
de reclutamiento se encuentran alterados.

Altura tonal
Se define como altura tonal a la sensación aguda o grave
derivada de la frecuencia de un sonido. Cuanto mayor es la
frecuencia, m ás agudo se percibe al tono y viceversa. La
unidad utilizada para medir la altura tonal es el MEL (Figura
4-4).
En 1940, S. S. Stevens y Volkman realizaron numerosas
experiencias donde demostraron que la relación entre varia-

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E l R uido y la A udición

ción de frecuencia y altura tonal no es directa. Como resul­


tado de esas experiencias se construyó una escala de altura
tonal relacionada con la frecuencia, haciendo corresponder
una altura tonal de 1.000 Mels a la frecuencia de 1.000 Hz.
Con ello se comprobó que a una frecuencia de 4.000 Hz no
le corresponde una altura tonal de 4.000 Mels. Con esta In­
vestigación determinaron que una frecuencia de 400 Hz
suena con una altura tonal de 500 Mels; 5.000 Hz como 2.500
Mels y 10.000 Hz como 3.000 Mels.

Variación de la altura tonal


con la sonoridad
La altura tonal depende también de la intensidad del
estimulo. Dos sonidos de igual frecuencia y distinto nivel de
presión sonora son percibidos como de altura tonal diferente.
Este fenómeno es poco perceptible en frecuencias próxi­
m as a los 2.000 Hz. Para frecuencias inferiores, la frecuencia
de u n sonido deberá disminuirse a medida que se aumenta
la sonoridad, para que tenga la misma sensación de altura.
Un tono de 100 Hz a 40 dB tiene la misma altura que otro
de 90 Hz a 100 dB. En la región del espectro audible que está
por encima de 2.000 Hz el fenómeno se produce a la inversa.
Es decir, que para que dos sonidos tengan la misma altura
tonal, a mayor intensidad se deberá aum entar la frecuencia.

Umbrales diferenciales en altura tonal


Los umbrales diferenciales para la altura tonal varían
con la frecuencia. El oído distingue u n gran número de altu­
ras tonales distintas, aproximadamente 3.500.
En las frecuencias bajas y medias, hasta los 2.200 Hz,
se detecta u n cambio de altura tonal con una diferencia del
orden de los 2 a 4 Hz.
En las frecuencias altas, el umbral diferencial se mani-
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W ern er -M éndez - S alazar

ñesta con una disminución de sensibilidad. Alrededor de


4.000 Hz el cambio debe ser de 8 Hz, en la zona de 10.000
Hz de aproximadamente 40 Hz.

Timbre
Otra sensación que producen los sonidos es el timbre.
Dicha cualidad es difícil de correlacionar con los atributos
físicos del sonido.
El timbre, en los instrumentos musicales, depende de los
armónicos. Bien conocido es el caso en el cual, si dos instru­
mentos musicales distintos tocan una misma nota, obser­
vando que ambos tengan la misma altura tonal y la misma
sonoridad, podemos identificar fácilmente el instrumento del
que ha procedido cada una de ellas, por una diferencia de
timbre. Según Helmholtz, el oído individualiza dicha
sensación mediante el análisis de la estructura armónica
audible de las vibraciones.
El instrumento que permite las más grandes variaciones
en el timbre de los sonidos es el aparato fonatorio humano,
gracias a la gran movilidad de su caja de resonancia. Cuando
dos personas pronuncian un mismo sonido, una vocal, ambos
sonidos pueden ser iguales en altura tonal y sonoridad pero
logramos distinguir uno de otro, ya que percibimos que no
han sido pronunciados por la misma persona.

Duración del sonido


Desde el puntp de vista psicofisiológico podríamos des­
cribir la duración Icomo la sensación acústica que se desa­
rrolla a partir de la variable física tiempo. En éste debe con­
siderarse: el estímulo y la sensación.
Todo tipo de estímulo, visual, táctil, auditivo, etc., nece­
sita actuar durante un tiempo dado para ser percibido. En el
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E l R uido y la A udición

caso de los sonidos es lógico suponer que, cuanto mayor es


el nivel de presión sonora, menor es la duración requerida
para su percepción.
Si el nivel del estímulo está en el umbral, los sonidos
requieren aproximadamente medio segundo de duración para
tom arse audibles. Esta duración tiene que ser mayor para
permitir apreciar sus propiedades de altura, intensidad y
timbre.
Un estímulo de gran presión sonora y muy corto tiempo
de estimulación, menos de 0,1 seg., da u n a sensación de
sonoridad muy débil.
La duración del sonido como sensación, una vez ter­
minado el estímulo, también fue motivo de estudio en psi-
coacústica.
En condiciones normales, u n a vez interrumpido el
estímulo, la sensación auditiva no cesa bruscamente, sino en
forma gradual, necesitando algunas centésimas de segundo
para desaparecer. Según Békésy, en la frecuencia de 8.000 Hz
serían necesarios 0,14 segundos.
En condiciones patológicas, este efecto puede tom arse
m ás notorio.
Estas Investigaciones aportaron información de gran
utilidad para conocer con mayor profundidad los fenómenos
de adaptación y fatiga.

Densidad y volumen del sonido


La densidad y el volumen constituyen otras dos cuali­
dades del sonido y surgen de innumerables experiencias
realizadas en psicoacústica.
La sensación subjetiva que permite diferenciar un sonido
compacto, penetrante, de otro difuso, es la densidad. La
misma se mide en DENS.
La densidad de un sonido depende del nivel de presión
sonora y de la frecuencia. A igual intensidad, los sonidos
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W erner -M éndez - S alazar

agudos parecen más penetrantes que los graves. Suenan con


Igual densidad, por ejemplo: un sonido de 200 Hz a 95 dB y
otro de 500 Hz a 62 dB.
Pero también la densidad depende de la intensidad: una
misma frecuencia tiene mayor densidad cuanto mayor es el
nivel de presión sonora.
El volumen de un sonido tiene una relación espacial o
de tamaño. Los sonidos según sus características, parecen
ocupar mayor o menor espacio, o llenar más o menos un
lugar.
Los sonidos más voluminosos son los de mayor nivel de
presión sonora, y los que poseen menor frecuencia.

Localización del sonido


La orientación correcta hacia una fuente sonora se esta­
blece en parte gracias a la presencia de dos oídos, colocados
a ambos lados de la cabeza.
Para determinar la posición espacial de una fuente
sonora intervienen dos fenómenos importantes: uno de ellos
es el retardo en el tiempo de llegada de los estímulos a uno
y otro oído. El otro mecanismo se relaciona con la diferencia
de intensidad con que es percibido el sonido en ambos oídos.
Un observador localiza una fuente puntual que está a su
frente, porque no nota diferencia ni de tiempo ni de inten­
sidad, en las señales que recibe. Si la fuente, en cambio, está
a su derecha o a su izquierda, percibirá la diferencia de
tiempo de llegada, y la menor o mayor intensidad del sonido.
Cuando la fuente está ubicada a la derecha o a la izquierda,
resulta muy difícil descubrir si está colocada en el cuadrante
anterior o posterior. La localización del sonido, cuando se
modifica la posición de la fuente en el plano vertical, resulta
más difícil para el observador.
Si la fuente se encuentra muy por encima de la cabeza
es muy complicado establecer la ubicación de la misma. Este
efecto es utilizado para refuerzos electroacústicos de sonido.
56
E l R uido y la A udición

en salas de conferencias o conciertos. Si se ubica el parlante


a la derecha o a la Izquierda de la fuente sonora, la sensación
del que escucha es desagradable, pues el sonido no le parece
provenir del lugar donde se genera. E n cambio, si se coloca
el parlante por arriba de la fuente, sin desviarlo en el plano
horizontal, tendrá la sensación de que el sonido viene del
lugar donde se ubica lá fuente sonora.
También en la localización de los sonidos intervienen: la
frecuencia y la intensidad. Los sonidos de frecuencias graves
o agudas se localizan con m ás facilidad que los de frecuencias
medias. Para los sonidos bajos, la localización se ve favore­
cida por la diferencia de fase de llegada a los dos oídos. La
cabeza se comporta como sombra acústica de los sonidos de
altas frecuencias, haciendo que éstos actúen sobre los oídos
con diferencias de nivel sonoro.
Desde el punto de vista neurofisiológico, se sabe que
existen unidades neu roñales que “disparan" para ciertas
diferencias de tiempo interaurales, y no lo hacen para otras.
Ante una diferencia de tiempo o de nivel entre los dos oídos,
en uno de los núcleos accesorios, habría m ás neuronas exci­
tadas que en el otro. En cuanto a la intensidad, W.A Van
Bergeijk señala que, las descargas en la trayectoria de tras­
misión que conducen a las neuronas desde los oídos se
mueven m ás rápido, cuanto mayor es el nivel de presión
sonora del estímulo.
Estas experiencias fueron realizadas en distintos niveles
de la vía auditiva, comprobándose que la principal interacción
binaural sucede en el nivel del núcleo accesorio, del complejo
olivar superior.

Enmascaramiento
Se denomina enmascaramiento a la reducción total o
parcial de la sensibilidad de u n oyente para percibir un
determinado sonido, provocado por la presencia simultánea
de otro.
57
W e rn er -M én d ez - S alazar

Cuando u n sonido hace que otro sea menos audible,


porque ambos se producen al mismo tiempo, decimos que se
produjo u n fenómeno de enmascaramiento.
El sonido cuyo umbral de audibilidad se ha modificado
se denomina sonido enmascarado y al otro, sonido enmasca­
rante.
Supongamos que tenemos dos sonidos, A y B. Medimos
el umbral auditivo de A sin B. Luego pasamos el sonido B de
fondo y volvemos a medir el umbral de A.
El enmascaramiento es la diferencia, en dB, entre el
umbral de A en presencia de B y sin la presencia de éste.
Ejemplo:
Umbral de A: 30 dB.
Umbral de A en presencia de B: 50 dB.
Enmascaramiento: 20 dB.
La interacción entre dos estímulos presentados al mismo
tiempo depende en gran medida de las características de los
sonidos.
Existen algunos lincamientos que rigen el enmascara­
miento:
a) Un sonido posee mayor poder enmascarante, si se
intenta enmascarar a otro que tenga una frecuencia
parecida.
En cambio, resulta muy difícil de enmascarar con
otro de frecuencia diferente, alejada en el espectro. El en­
mascaramiento podrá realizarse, pero el nivel de presión
sonora necesario tendrá que ser más importante que en
el primer caso.
Por ejemplo: Un sonido de 500 Hz, enmascara más
a un sonido de 750 Hz que a otro de 8.000 Hz, m an­
teniendo el mismo nivel de presión sonora.
b) Un sonido de determinada frecuencia tiene más
poder enmascarante sobre otro de frecuencia más
aguda, que sobre otro de frecuencia m ás grave. Por
lo tanto, si se está buscando el efecto de enmas­
caramiento, es más fácil lograrlo con un sonido en-
E l R uido y la A udición

mase arante de frecuencia m ás grave que el enmascarado.


Por ejemplo, un sonido de 1.200 Hz enmascara una
banda ancha de sonidos de mayor frecuencia (más
agudos) y no enmascara tonos que están por debajo de
900 Hz.

Inteligibilidad de la palabra
Un sonido es inteligible cuando se comprende su signi­
ficado en el simbolismo de la comunicación. La inteligibilidad
de la palabra hablada depende de:
a) Características del mensaje:
— Gesticulación y ayudas visuales.
— Conocimiento del idioma y del tema.
— Potencia, articulación, claridad e inflexiones de la
voz.
— Suplencia mental.
— Posición relativa entre el orador y el receptor.
— Agudeza auditiva del receptor.
b) Características acústicas del ambiente:
— Absorción.
— Reflexión.
— Aislación.
— Ruido de fondo, etcétera.

La palabra hum ana se compone de vocales y consonan­


tes, distribuidas a lo largo del espectro. Existen variaciones
lógicas debidas al sexo, la edad y las características indi­
viduales. La voz sigue aproximadamente una distribución
espectral comprendida entre los 500 y 5.000 Hz, que son las
frecuencias más importantes. Por ejemplo, en los varones, la
principal frecuencia presente es la de 500 Hz. decayendo en
el espectro a partir de 1.000 Hz. En las mujeres se ubica
aproximadamente en 1.000 Hz. (Fig. 4-5)
59
W e r n e r -M én d ez - S alazar

f— —\
50
dB
Hombres

40 /


30 / / Sl ..
X
/ ' Mujeres

20 f
/
/
10
40 100 1000 10k
Frecuencia (Hz)
-J
Fig. 4-5. Espectro de la voz humana.

La potencia sonora de la voz hum ana es variable de un


sexo a otro y tam bién entre el niño y el adulto.
El nivel de presión sonora instantáneo es también varia­
ble durante la conversación y es del orden de 30/40 dB;
ubicándose las crestas 12 dB sobre el nivel medio, y los
sonidos m ás débiles aproximadamente 18 dB por debajo.
Los sonidos vocálicos son menos críticos, en cuanto a la
inteligibilidad de la palabra, que las consonantes. Por lo tan­
to, éstas resultan fácilmente enmascaradas por el ruido.
El porcentaje de palabras o frases correctamente en­
tendidos, se denomina inteligibilidad, y ésta es indispensable
para obtener una correcta comunicación oral. No es necesario
entender la totalidad de la información para obtener buena
inteligibilidad, sobre todo cuando los oyentes conocen el idio­
ma y el tema.
La inteligibilidad se ve comprometida por el ruido de
fondo (enmascaramiento) y la distancia.
Si se alteran las bandas de frecuencias espectrales, cor­
tando sus extremos superior e inferior, la primera información
60
E l R uido y la A udición

que desaparece es el reconocimiento de la fuente: el oyente no


puede reconocer la voz del que habla.

Frecuencia e n cielo» por l e gando

125 250 500 1000 2000 4000 8000

LIMITE
1 H

LIMITE
20 MIN

LIMITE
7 MIN

Fig. 4-6. Intensidad y frecuencia de alguno de los sonidos


más comunes.
61
W erner -M én d ez - S alazar

Estrechando más aun la banda se deja de reconocer si


el que habla es varón, mujer o niño, pero no se deja de
comprender el mensaje. Este principio se utilizó en telefonía
y radiotelefonía para lograr disminución de costos.
En cuanto al nivel de presión sonora, el mensaje, para
ser inteligible, debe superar el umbral de audibilidad, pero no
superar el punto de sobrecarga. Se denomina sobrecarga a
aquel nivel por encima del cual la audición no responde co­
rrectamente a los estímulos y comienza a distorsionar. La
inteligibilidad entre 0 y 50 dB aumenta; entre 50 y 90 dB se
mantiene; con más de 90 dB decrece (sobrecarga).

Medición de la inteligibilidad
La medición de la inteligibilidad puede hacerse utili­
zando monosílabos, palabras o u n discurso.
En cada lugar en que se desea obtener la inteligibilidad
se ubica a u n oyente, y otra persona en el lugar destinado al
orador.
Se procede a dictar el mensaje a un ritmo normal, con
la potencia sonora adecuada al local, correcta dicción, pero
sin exageraciones articulatorias.
Las personas escriben en una hoja lo que oyen, en el
lugar en que se hallan.
Agotada una lista, los oyentes cambian de lugar entre sí,
dejando la hoja en el lugar en que estaban. Este procedi­
miento se repite hasta que cada persona ocupe todos los lu­
gares. Por lo general se pasan listas de 25 palabras.

Cálculo de la inteligibilidad
Si se desea calcular la inteligibilidad de un punto del
salón, se cuentan las respuestas correctas de ese lugar y se
aplica el siguiente cálculo:
62
E l R uido y la A udición

*S
It (%) = 100 ------
T
siendo: a,: La cantidad de respuestas correctas.
T: La cantidad total de palabras dictadas.

Si nos Interesa saber la inteligibilidad del local en gene­


ral, se aplica la siguiente fórmula:

I = 100
n .T
n: N9 de lugares ensayados.

El nivel de inteligibilidad de la palabra exlgible en un


ambiente está directamente relacionado con las funciones que
debe cumplir el mismo. Por lo tanto, las exigencias no serán
las mismas para un pasillo de circulación, que para u n salón
de clase de Idiomas.
Para evaluar la inteligibilidad de un lugar se adopta el
siguiente criterio:
menos de 65%: mala
65% y 75%: apenas aceptable
75% y 85%: buena
m ás de 85%: muy buena

También se utiliza este tipo de mediciones para evaluar


sistemas de telecomunicaciones, radio-llamados, busca-per­
sonas, etc. Se emplea la misma metodología, ubicando oyen­
tes en cada uno de los ambientes a medir.

El S.I.L. (Speech Interference Level)


Nivel de interferencia de la palabra
La inteligibilidad de la palabra dependerá, entre otros
63
W ern er -M éndez - S alazar

aspectos, del S.I.L., y éste está relacionado directamente con


el ruido de fondo.
Para poder cuantificar la importancia de esta interferen­
cia para la inteligibilidad, se ha introducido el S.I.L.
El S.I.L., resulta del promedio aritmético de las presiones
sonoras medidas en las bandas de 500, 1.000 y 2.000 Hz.
Para obtener buena inteligibilidad los valores obtenidos
deben estar por debajo de los siguientes parámetros:

Recinto: S.I.L.
Oficina grande: 60 dB
Sala de conferencia: 40 dB
Dormitorio: 30 dB
Sala de concierto: 25 dB

Para el uso del teléfono se estima que, con S.I.L. menor


de 65 dB, el uso es satisfactorio: entre 65 y 80 dB, el uso es
dificultoso; m ás de 80 dB, es imposible.

64
C apítulo X
AUDIOMETRIAS INDUSTRIALES

Como sonido es necesario designar el choque


que, por el aire, por el cerebro y la sangre, se
propaga de los oídos al alma.
Platón

Introducción
El concepto de audlometría significa medición de la
audición, por lo tanto comprende todos los procedimientos
que tratan la determinación de la capacidad auditiva. Pero en
el lenguaje audlológlco corriente, la audlometría abarca los
métodos de examen de audición que se realizan mediante
aparatos fabricados a tal fin: los audiómetros, los cuales son
capaces de emitir estímulos o señales conocidos en nivel de
presión sonora y en frecuencia. Más estrictamente, estamos
hablando de “audlometría electrónica tonal” (Al).
El procedimiento de mayor importancia y de aplicación
m ás frecuente es la determinación del umbral auditivo.
Entendemos por ‘umbral auditivo”, la mínima intensidad para
la cual es perceptible u n sonido, o sea el límite entre lo no
audible y lo audible. El umbral auditivo de las personas de
oído sano está perfectamente determinado mediante una serie
de experiencias de tipo estadístico, y se lo llama umbral
auditivo normal. Cuando una persona es hipoacúsica nece­
sita mayor nivel de presión sonora que una persona normal
para poder percibir el sonido emitido.
W er n er - M én d ez - S alazar

El umbral auditivo del enfermo tiene valores de inten­


sidad m ás altos, o sea peores, que el de una persona de
audición normal. La diferencia entre el umbral auditivo de los
hipoacúsicos y el de los de audición normal se llama pérdida
auditiva.
Se miden los umbrales emitiendo frecuencias graves,
medias y agudas, fundamentalmente las que abarcan la zona
de los sonidos conversacionales. Si determinamos cada uno
de los umbrales y los registramos en el audiograma obtene­
mos la curva del um bral auditivo del paciente. Esta propor­
ciona datos importantes sobre la magnitud y el tipo de tras­
torno auditivo.

Audiometrías industríales
En todo Programa de conservación de la audición y
control del ruido, es indispensable y fundamental determinar
el estado auditivo de la población laboral y de los Ingresantes;
los resultados obtenidos en estos exámenes nos indicarán la
eficiencia de las medidas implementadas para controlar el
ruido y sobre todo si los criterios de prevención adoptados
son los correctos. Si los resultados de los exámenes audio-
métricos indican aumento del deterioro auditivo del personal
expuesto, será necesaria una revisión completa del programa
puesto en marcha. En síntesis, los controles audiométricos
señalan el éxito o fracaso de los Programas de conservación
de la audición y control del m ido.

Objetivos: La realización de los exámenes audiométricos


tienen por objeto:
— EValuar el estado auditivo del personal que in­
gresa en la industria.
— Determinar el estado auditivo de la población in­
dustrial.
— Establecer la evolución de los umbrales y deter-
114
E l R uido y la A udición

minar si existen cambios de sensibilidad a través del


tiempo en los individuos expuestos al ruido.
— Descubrir la presencia de individuos con oídos
frágiles.
— Detectar los posibles simuladores, exageradores y
disimuladores de pérdidas auditivas.
— Obtención de los datos necesarios para determi­
nar el porcentaje de pérdida auditiva, en casos de re­
clamos o demandas judiciales.
—Apreciación indirecta de la efectividad de las
medidas adoptadas para el control del ruido, en la fuente
o en los medios de propagación.
— Estimación de la eficiencia de los protectores
auditivos suministrados.

Personal a examinar
Deberán ser sométidos a estos controles audiométricos
todas aquellas personas expuestas a Niveles Sonoros Conti­
nuos Equivalentes de 85 dBA o más, según lo establece
nuestra Ley de Higiene y Seguridad en el Trabajo, NQ 19.587
en su Decreto Reglamentario 351/79, en su Capítulo 3,
artículo 24, apartado B.
Pero dicha ley no establece específicamente las técnicas
que se deben utilizar, emplea ambiguamente el término
audiometría, sin señalar si esta medición debe efectuarse por
medio de sonidos o tonos puros, palabras, en forma individual
o grupal, mediante diapasones, etc. Debe sobreentenderse
que se refiere a audiometría electrónica por medio de
tonos (AT).

Oportunidad.
También la ley determina cuando deben efectuarse los
exámenes: al ingreso, al mes de ingreso, a los seis meses y
115
W ern er - M éndez - S alazar

posteriormente en forma anual. La frecuencia establecida por


la ley debe ser respetada y cumplida, pero el Servicio Médico
de cada empresa será el que establezca su propio criterio de
seguimiento auditivo, según los niveles sonoros, las carac­
terísticas de los individuos, edad del personal, etc. Sobreen­
tendiéndose que los nuevos criterios adoptados superarán las
exigencias mínimas fijadas por la ley. Por ejemplo, cada seis
meses.

Condiciones
Específica también que los controles audiométricos
deberán efectuarse en condiciones basales, con u n mínimo de
descanso de 16 horas después de haber finalizado la exposi­
ción al ruido. Cabe señalar que esta exigencia no resulta muy
fácil de ímplementar en la práctica, en los ambientes indus­
triales. Pero fundamentalmente tiende a evitar que se com­
puten como disminución auditiva los fenómenos de fatiga o
adaptación. No obstante, debemos recordar que la pérdida de
sensibilidad auditiva temporal (TTS) posee dos componentes
de recuperación: uno en forma rápida que se realiza aproxi­
madamente en doce minutos; el otro componente, m ás lento,
completa la recuperación total de la capacidad auditiva entre
las seis y ocho horas de terminada la exposición.
Considerando lo antes expuesto, y teniendo en cuenta lo
dificultoso que resulta sobre todo en industrias grandes con
personal numeroso, medir los tímbrales de audición con 16
horas de descanso previo, investigamos el origen de dicha
exigencia, y la encontramos en una legislación europea de
1960. Obviamente los conocimientos que se poseían hace 30
años sobre fisiología auditiva y en especial sobre los tiempos
de recuperación del oído, llevaron a los autores de dicha ley
a establecer márgenes de descanso previo, hoy considerados
excesivos, pero que de alguna forma en aquel entonces, sin
tener referencias anteriores, con dicho período quedaban
sobrecubiertos de todo fenómeno de adaptación o fatiga
116
E l R uido y la A udición

auditiva. Pero como sucede y con bastante frecuencia, este


“error de arrastre”, se deslizó en numerosas legislaciones.
No obstante, medir los umbrales auditivos con 16 horas
sin exposición al ruido, en la práctica no es garantía total de
condiciones basales, pues puede resultar que el operario
tenga otro trabajo fuera de la fábrica, que la noche anterior
a la realización de la audiometría tonal haya concurrido
a una discoteca, que para desplazarse desde su domicilio
a la empresa utilice un vehículo ruidoso (motocicleta), que la
tarde anterior haya practicado tiro con armas de fuego,
etcétera.
Por lo tanto, y cada vez más frecuentemente, vemos en
nuestro país, como en el extranjero, que surgen nuevas
metodologías de trabajo, nacidas de recientes investigaciones
sobre fisiología auditiva y del ingenio de los profesionales
ocupados del tema. Dicha metodología consiste en recomen­
dar al grupo de operarios a quienes se medirá la audición, que
no se expongan al ruido, en sus horas de descanso del día
anterior. El día del examen trabajarán indefectiblemente con
el protector auditivo colocado, bajo el estricto control del
supervisor, y sólo se los quitarán en el Servicio Médico,
cuando concurran a realizar la prueba. Se supone entonces
que el operario debidamente protegido no ha recibido ninguna
dosis de ruido, al menos desde su ingreso a planta hasta el
momento de la audiometría. Esto se logra con un trabajo
conciente y responsable a nivel del grupo formado por el
médico, la fonoaudióloga, el enfermero, el Servicio de Higiene
y Seguridad, y el supervisor de planta. También se recurre a
estrategias, como por ejemplo, citar en los primeros tum os a
los operarlos expuestos a mayores niveles de ruido o a los que
tienen pérdidas auditivas más severas, para posteriormente
completar la cantidad de exámenes diarios estipulados con
las personas de menor exposición al ruido y de audición
normal.
En aquellos casos donde se tiene la sospecha que el
paciente no está en condiciones basales auditivas, por ra­
zones prácticas se le realiza la audiometría. Si los resultadas
117
W ek n er - M én d ez - S aiazar

son normales o no presentan modificaciones con respecto al


audiograma anterior, al estudio se lo considera válido y es
ingresado a su legajo. En caso contrario, se lo cita
nuevamente.
Los exámenes de ingreso deben realizarse siempre en
condiciones basales.

Ambiente y audiometria

Para realizar los controles audiométricos debemos contar


no sólo con un audiómetro debidamente calibrado, sino tam ­
bién con un ambiente adecuado. Por lo general, los Servicios
Médicos de las industrias poseen cabinas audiométricas
donde el ruido de fondo no interfiere en la correcta respuesta
del paciente. Los niveles de ruido de fondo máximos admi­
sibles dentro de las cabinas audiométricas o en el ambiente
donde se realizan las audiometrías fueron fijados en nuestro
país por IRAM en su Norma N- 402. A continuación se trans­
criben dichos niveles:

Hz 125 250 500 1.000 2.000 4.000 8.000

dB 34,5 23 21,5 29,5 34,5 42 45

Técnicas de trabajo
La técnica de la audiometria tonal es eminentemente
objetiva y simple: consiste en enviar al paciente una señal
sonora perfectamente conocida en cuanto a su nivel de pre­
sión y frecuencia. Este deberá indicar mediante un pulsador
o levantando la mano, si ha oído la señal; en caso positivo la
próxima estimulación será enviada con menor nivel de pre­
118
E l R uido y la A udición

sión (-5 dB) sucesivamente, hasta encontrar su umbral para


esa frecuencia. Igual procedimiento se emplea para el resto de
las frecuencias, siendo las investigadas, por bandas de oc­
tavas, las que abarcan el rango de 125 Hz hasta 8 kHz.
Los umbrales obtenidos se registran en un gráfico llamado
audiograma.

Períodos evolutivos

La manifestación audiométrica clásica de la hipoacusia


inducida por ruido es una pérdida de la sensibilidad en la
frecuencia de 4.000 Hz, con un compromiso variable en el
resto de las frecuencias agudas. En cambio, los umbrales de
las frecuencias graves se mantienen conservados.
Existen distintos períodos evolutivos, que dependen di­
rectamente del grádo de compromiso de la pérdida auditiva,
que es de instalación lenta, progresiva e insidiosa.

PERIODO SUB-CLÍNICO O DE ADAPTACIÓN.


(Figura 10-1).

No existe deterioro auditivo significativo. En el audio­


grama se observa una pequeña muesca de 20/25 dB en la
frecuencia de 4.000 Hz; esta fase pasa desapercibida si no se
realiza un estudio audiométrico. Manifiesta cansancio y
molestia ante el ruido, junto con una serie de síntomas
inespecíficos, como acúfenos esporádicos, cuando sale del
trabajo. En este período, el deterioro puede ser producto de
fatiga auditiva y por lo tanto reversible. Pero si el individuo
sigue expuesto al ruido sin protección auditiva, la recupera­
ción, a medida que el tiempo avanza, se hace más lenta y
dificultosa, es decir, necesita más tiempo de reposo para
volver a obtener umbrales normales.
119
W erner - M éndez - S alazar

PERÍODO DE HIPOACUSIA LEVE INDUCIDA POR RUIDO.


(Figura 10-2).

El audiograma muestra una caída en la frecuencia de


4.000 Hz, con forma triangular, de aproximadamente 40 dB
y que sólo compromete la frecuencia referida. El resto de los
umbrales se presentan conservados. Este audiograma típico
de comienzo es también llamado “muesca del calderero”; o en
Europa, la “caída de 5”, la tecla m ás aguda del plano: muesca
de Carhart o escotoma inicial.

No se detecta ningún tipo de problema para la conver­


sación, aún a distancia. Por lo general no hay acúfenos, dolor,
ni reclutamiento.

El operarlo no es consciente de su pérdida auditiva, pues


el déficit no es muy notable y además tiene comprometida una
120
E l R uido y la A udición

ÚB

Fig. 10-2. Período de hipoacusia leve inducida por ruido.

sola de las frecuencias conversacionales. Los umbrales de las


frecuencias graves se mantienen en límites normales.

PERIODO DE HIPOACUSIA MODERADA


INDUCIDA POR RUIDO. (Figura 10-3).

La caída auditiva de los umbrales se profundiza y se en­


sancha, abarcando no sólo la frecuencia de 4.000 Hz, sino
también las de 2.000 Hz y 8.000 Hz. El paciente oye nor­
malmente la voz a intensidad media, pero comienza a presen­
ta r dificultades para la voz cuchicheada, y no contesta correc­
tamente a las palabras fuera de contexto. El valle auditivo se
ubica aproximadamente en los 6 0 /7 0 dB.
Se encuentra reclutamiento en las frecuencias agudas y
acúfenos esporádicos que se enm ascaran con 5 ó 10 dB sobre
umbral.
121
W ern er - M éndez - S alazar

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198

Fig. 10-3. Período de hipoacusia moderada


inducida por ruido.

PERÍODO DE HIPOACUSIA SEVERA O TERMINAL


INDUCIDA POR RUIDO. (Figura 10-4).
El audiograma denota una pérdida auditiva, tanto en las
frecuencias agudas como en las frecuencias medias. Presenta
el perfil clásico de las sorderas de percepción. Se encuentra
frecuentemente reclutamiento y clara dificultad para la
comprensión del lenguaje en voz alta. El deterioro auditivo
dificulta el normal desenvolvimiento a nivel social.
La profundidad de la pérdida auditiva supera los 70 dB
en la frecuencia de 4.000 Hz, indicación clara y evidente que
las células ciliadas externas del órgano de Cortl han sido
destruidas en una amplia gama, de modo que sólo responden
en parte a la estimulación las células ciliadas internas, cuyos
umbrales son más altos.
En todos los períodos antes descriptos, exceptuando el
sub-clínico, el deterioro auditivo es irreversible.
122
E l R uido y la A u dición

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Fig. 10-4. Período de hipoacusia severa inducida por ruido.

Acitfenos y acitfenometría
Algunos pacientes con hipoacusias inducidas por
ruido suelen manifestar, cómo síntoma, acúfenos; por lo tanto
creemos conveniente, aunque en forma somera, tratar este
tema.
Los acúfenos, zumbidos o tinnitus (en latín, tintineo) son
percepciones auditivas que experimenta el paciente, sin que
haya una excitación que las produzca.
El acúfeno no es por si mismo u na enfermedad, sino un
síntoma de ella. Dicha percepción puede tener origen neu-
rológico, otológico, psíquico, o ser concomitante con trastor­
nos vasculares. También puede ser producto de determinada
actitud intencional del paciente, en el caso de simuladores.
Diarante muchos años se afirmó que los acúfenos eran
subjetivos, pues sólo eran percibidos por el paciente. Actual­
mente sabemos que existen, además, acúfenos objetivos que
123
W er n er - M én d ez - S alazar

son verificables por el examinador a través de cierto Instru­


mental electrónico.
Se los clasifica en endóticos, perióticos y teleóticos,
según tengan lugar: en el oído, en los alrededores del oído o
lejos de él. Según sus características se los clasifica en:
agudos, graves o pantonales; débiles o Intensos: continuos o
pulsátiles; permanentes o esporádicos.
Los acúfenos intraóticos pueden ser causados por: oclu­
sión del conducto auditivo externo; lesión de oído medio,
como otitis, otoesclerosis, etc.; lesión de oído interno, como
toxicosis del órgano de Corti, deterioro de las células ciliadas,
hidrops laberíntico; lesión de vías, neurinoma del acústico.
También aparecen como síntomas de patología de corteza, y
tienen como característica ser alucinaciones acústicas (voces,
música, etc.). Los acúfenos psicógenos aparecen en algunos
síndromes reactivos,neurosis y psicosis; también son alucina-
torios.
La acufenometría tiené como objeto medir el acúfeno,
para conocer la altura tonal y la intensidad del zumbido que
presenta el paciente. El conocimiento de las características
del acúfeno es de gran ayuda para establecer u n topo-
diagnóstico. También suele usarse la técnica del enm ascara­
miento.
En las hipoacuslas inducidas por ruido, los acúfenos
están presentes en el período Inicial, como consecuencia de
la fatiga auditiva, y son inespecíflcos. El paciente dice seguir
escuchando el ruido de la fábrica después de haberse alejado
de ella. Con el descanso auditivo desaparecen.
Cuando el deterioro es importante, los acúfenos son de
tonalidad aguda, su intensidad es muy pequeña y está muy
cerca del umbral auditivo. Son bilaterales y permanentes.
Cuando estamos en presencia de u n simulador de
acúfeno. por lo general la Intensidad que refiere de su acúfeno
es exagerada. Al medir la Intensidad del acúfeno, en distintas
oportunidades, encontramos variaciones en los resultados.
De igual forma, al medir la altura tonal, si el simulador no
está entrenado, existe disparidad entre un audiograma y otro.
124
E l R uido y la A udición

Con toda seguridad, también variará el nivel de enmas­


caramiento necesario para ensordecer su acúfeno, en las
distintas oportunidades.
Lamentablemente los acúfenos, en la mayoría de los
casos, son difíciles de tratar, y específicamente, en las
hipoacusias inducidas por ruido, es imposible. El consejo del
profesional, no siempre bien recibido por el paciente, debe ser
el de “intentar y aprender a convivir de la mejor m anera
posible con su zumbido”.
En síntesis, la acufenometría reúne una serie de meto­
dologías simples, de fácil realización en los consultorios de las
industrias, pues sólo es necesario un audiómetro con­
vencional, y nos proporcionará mayor cantidad de informa­
ción para efectuar u n diagnóstico correcto. Los acúfenos se
grafican en el audigrama de la siguiente forma: (Figura 10-5).

Fig. 10-5. Acúfeno en oído derecho.


Compara con frecuencia de 2.000 Hz, equipara con 5 dB
de intensidad, enmascara con 10 dB.
125
W ern er - M én d ez - S alazar

Simulación, exageración
y disimulación de hipoacusia
Se denomina simulación de hipoacusia a la alteración
voluntaria y consciente de los umbrales auditivos, gene­
ralmente tendiente a obtener un beneficio de tipo laboral o
legal.
La exageración consiste también en una alteración vo­
luntaria y consciente de los umbrales auditivos en el sentido
de magnificar una hipoacusia de verdadera existencia.
Disimular una hipoacusia es encubrir, o disimular un
trastorno auditivo. El disimulador oculta su déficit, en general
su objetivo es prolongar su permanencia dentro de u n trabajo,
o bien posibilitar su Ingreso a un puesto de trabajo.

Pruebas de simulación y exageración


La audlometría tonal es una prueba objetiva, por lo tanto
es muy tentadora para aquellos pacientes que quieren alterar
los resultados de la prueba.
Pero una fonoaudióloga con experiencia, bien entrenada,
y conocedora del tema, es muy difícil que pueda ser engañada
por u n simulador.
El simulador típico se delata a si mismo por su conducta
general. En el Interrogatorio previo a las pruebas actúa como
u n actor aficionado: pone su mano detrás de la oreja, fija su
vista en los labios del interlocutor, pide que le repitan las
preguntas. Luego, durante la prueba (AT), repite constante­
mente “no oigo nada” u “oigo algo pero muy despacio”.
Por el contrario, está el otro simulador que, durante el
Interrogatorio, contesta con toda normalidad a nuestras pre­
guntas realizadas con voz normal, pero al entrar en la cabina
para la audlometría tonal, no responde a señales de 100 dB.
Por lo general son individuos que se quejan en forma
exagerada de las molestias que les causa el ruido. Manifiestan
incluso frecuentes dolores de oído, cuando es bien sabido que
126
E l R uido y la A udición

la hipoacusia Inducida por ruido no produce dolor crónico; sí


puede presentar algiacusia ante sonidos de alto nivel sonoro,
pero que desaparece suspendida la estimulación.

PRUEBAS SUBJETIVAS

Una metodología muy eficaz para detectar un simulador


o un exagerador es la repetición de la audiometria tonaL
Tiene la ventaja que se realiza solamente con el au­
diómetro convencional, sin necesidad de ningún aditamento
especial.
Cada vez que se sospecha la existencia de u n simulador
o exagerador, se debe repetir la audlometría varias veces, con
períodos de tiempo prolongados entre ellas, pues de esta
forma, al simulador le resulta más difícil recordar los valores
de umbral auditivo simulados, para poder repetirlos.
La prueba debe realizarse midiendo frecuencias altas,
bajas y medias, en sucesión desordenada y cambiando fre­
cuentemente de oído, para evitar que el paciente tenga puntos
de referencia.
Cuando se efectúa la repetición del audiograma, se acon­
seja comenzar a medir a partir del umbral medido en la
prueba anterior, para evitar que el paciente pueda restar los
descensos de intensidad.
Si se trata de una verdadera hipoacusia inducida por
ruido, las variantes de umbrales no superarán los 5 dB. En
cambio, en los simuladores o exageradores, la disparidad de
respuestas en los distintos umbrales de las sucesivas audio-
metrías es notable; por lo general no existe ninguna coin­
cidencia.
Los perfiles audlométricos obtenidos de simuladores
generalmente no corresponden a los de hlpoacuslas Inducidas
por ruido, frecuentemente son planos con un déficit auditivo
de 70/80 dB para todas las frecuencias medidas.
No obstante, si los resultados de las sucesivas audiome-
127
W erner - M én d ez - S alazar

trías tonales confirman la existencia de un simulador o


exagerador, es necesario corroborarlo con otras pruebas.

PRUEBA DE LOMBARD

Consiste en colocar los auriculares del audiómetro al


paciente, y hacerle leer un texto. Cuando comienza a leer se
emite por los auriculares un sonido enmascarante, que se
aumenta de 10 en 10 dB, hasta que el paciente comienza a
elevar la intensidad de la voz.
El fundamento de esta prueba es el reflejo cocleofonato-
rio, que regula la intensidad dé la voz por la percepción que
se tiene de ella al hablar.
Si el atimento de intensidad de la voz ocurre pa­
ralelamente al aumento de intensidad del ensordecedor, po­
demos concluir que el individuo está oyendo el ensordecedor,
y por lo tanto, es un simulador.
Si el individuo, cuando le enviamos sonido enmascarante
no eleva el volumen de su voz, es porque indefectiblemente no
oye la señal.
En el caso de los exageradores, su voz se mantiene sin
variantes hasta que con el enmascaramiento, alcanzamos su
umbral auditivo.
Existen otras pruebas subjetivas que investigan la simu­
lación, como por ejemplo la de Stenger, pero sólo se utiliza
para simulaciones unilaterales, no siendo este el caso de los
simuladores de hipoacusias inducidas por ruido.
La prueba de Lee-Azzi, utiliza como señal la propia voz
del paciente pero retrasada en el tiempo, observando si
aparecen dificultades articulatorias. Es evidente que si el
paciente no oye su voz retardada no tendrá problemas en la
lectura del texto. En caso contrario la lectura le resulta casi
imposible. El inconveniente de esta prueba es que hay que
agregar al audiómetro un dispositivo para retardar el mensaje.
En la prueba de Doerfler-Stewart se observa la alteración
que se produce en la inteligibilidad de la palabra, cuando se
128
E l R u id o y la A udición

mezcla voz con ruido. Pero la restricción de esta prueba es


que hay que disponer de u n audiómetro que permita enviar
señal-ruido y señal-vocal, simultáneamente, por el mismo
auricular.

PRUEBAS OBJETIVAS

La observación de ciertos reflejos aporta Información


importante para detectar simuladores. En todos ellos se emite
una señal acústica y se investiga la respuesta Inconsciente a
esa señal.

— Reflejo cocleopupilar: la pupila se estrecha al


recibir el oído un sonido de alto nivel de presión sonora.
— Reflejo cocleopalpebral: se observa la reacción de
los párpados ante la presencia de u n sonido intenso.
Cuando el paciente oye el sonido, en forma refleja cierra
los ojos, existe un movimiento de los párpados.
— Reflejo cocleocervical: similar al anterior, pero la
reacción es el giro de la cabeza hacia el punto donde se
generó la señal.

Los reflejos antes mencionados nos darán una Idea


aproximada para detectar si estamos en presencia de un
posible simulador. Pero de ninguna m anera se puede con
ellos confirmar nuestra hipótesis de simulación, y menos aún
obtener umbrales auditivos.
Actualmente, las pruebas objetivas m ás confiables y que
aportan mayor información para establecer con eficacia el
diagnóstico son la medición del reflejo acústico por medio de
la impedancimetría y la audlometría por respuestas evocadas.
Ambos temas serán desarrollados en el Capítulo de pruebas
complementarlas.
En síntesis, a nivel industrial creemos que lo m ás con­
veniente es realizar audiometrías tonales en forma repetida,
utilizar el test de Lombard y efectuar pruebas reflejas, para
129
W ern er - M én d e z - S alazar

estar seguros de Ja existencia de simulación o exageración


auditiva.
Posteriormente una entrevista entre el médico, fonoau-
dióloga y simulador puede resultar positiva para que éste
último deponga su actitud y colabore con veracidad en las
pruebas. Caso contrario se aconseja recurrir a la medición del
reflejo acústico y la audiometría por respuesta eléctrica (ERA).

Pruebas de disimulación de hipoacusias


Como se mencionó anteriormente, con la finalidad de
conservar un trabajo, o ingresar a otro, podemos encontrar
personas que tratan de disimular su disminución auditiva.
Pero su detección es muy fácil y sencilla. En la audiometría
tonal liminar se observa con rapidez una falta de correspon­
dencia marcada entre la emisión de la señal y la respuesta del
paciente. Como en el caso del simulador, se aconseja que el
examinado no vea el audiómetro, ni que ni se sigan los pasos
tradicionales de la técnica audiométrica. Investigar alternati­
vamente una frecuencia aguda, luego una grave, pasar alter­
nativamente de u n oído a otro. Utilizar técnicas ascendentes
y descendentes en cuanto a los niveles de presión sonora de
la señal.
En casos extremos se deberá recurrir a la medición del
reflejo acústico y /o a la audiometría por respuestas eléctricas.

Audiometría automática computarizada


La audiometría automática tiene como antecedente la
desarrollada por Georg von B ékésy en el año 1947. Esta
técnica no se generalizó a nivel clínico, sólo se utilizó en
laboratorios y grandes centros de investigación, por presentar
inconvenientes que residen fundamentalmente en el elevado
costo del audiómetro y la falta de exactitud de los resultados.
Actualmente, el extraordinario avance de la electrónica,
130
E l R uido y la A u dición

permitió la aparición de una nueva generación de au­


diómetros, no sólo automáticos, sino computarizados y de
costo accesible. Son diseñados especialmente para medir la
audición de grupos numerosos de personas adultas, en forma
simple, rápida y eficaz.
Los audiómetros de este tipo están provistos de un
mecanismo mediante el cual, el nivel de presión sonora en­
viado por los auriculares, decrece automáticamente en pasos
de 10 dB, cuando el paciente presiona el pulsador, al oir el
sonido. Si no hay respuesta positiva del paciente, el sistema
se invierte y el nivel de la señal se incrementa, en pasos de
5 dB, para comenzar a decrecer nuevamente hasta encontrar
el umbral de esa frecuencia. Y así, sucesivamente, va cam­
biando de frecuencia y posteriormente de oído, hasta comple­
ta r la audiometria. Cada umbral es rechequeado como
mínimo en tres oportunidades. Si por fallas de comprensión
en las indicaciones o consignas, falta de atención, deficiencia
intelectual, simulación premeditada, etc., el paciente no
contesta correctamente, el audiómetro repite la operación de
búsqueda de umbral catorce veces. Si aún así no logra detec­
ta r la mínima sensibilidad auditiva, se acciona a u ­
tomáticamente una alarma acústica y lumínica que alerta al
operador de la situación e interrumpe el examen. Este debe
repetir nuevamente y con toda claridad la consigna: “apriete
el pulsador cuando oiga el sonido”, exigiendo al paciente
mayor atención y colaboración, pudiendo continuar con la
prueba en forma manual o automática.
En la práctica, esta situación se presenta con poca fre­
cuencia, ya que los pacientes se condicionan con facilidad. No
obstante, el primer umbral hallado es siempre examinado
nuevamente, siendo el objetivo de esta estimulación familia­
rizar al sujeto con la prueba. Este procedimiento garantiza
exactitud en los resultados y limita notoriamente las posibili­
dades de engaño de los simuladores de hipoacuslas.
Las frecuencias emitidas como señal son las de 500 a
8.000 Hz, por bandas de octavas,.incluyendo las de 3.000 y
131
W ern er - M é n d e z - S alazar

6.000 Hz, de gran utilidad en el diagnóstico de las


hipoacusias inducidas por ruido.
El sonido puede ser presentado en forma continua o
pulsátil; generalmente se utiliza este último, pues resulta m ás
fácil de detectar por el paciente y evita la fatiga auditiva.
Los resultados también se registran automáticamente,
pero ya no a través de una aguja inscriptora, apoyada sobre
u n tambor que gira, dando u n gráfico de línea quebrada, como
en los antiguos audiómetros de Békésy, sino mediante una
pequeña impresora, que proporciona los valores de tímbrales
en forma numérica para cada una de las frecuencias (Figura
10-6). También los resultados se presentan en forma gráfica,
en un audiograma tradicional, utilizando los signos con­
vencionales.

BUt>luüRftM

00 £0 40 6Q 80
1 I t I i
3K
6K
4K
3K G
X
£K 0
X
IK 0
X
.5 0
X
I I I i
00 20 40 60 80
LEFT-X RISHT-0
It i I K fc S U L í o
MñICÜ MA728 SN 31195
TEST BASE SHIFT CñLIBRflTED 11-88
CAL. DUE W-sN-40
KHZ L R L R L R ANSI S3.6-I969 RI973 ,
.5 I0« 10*
1 00- 05* RRER SERVICIO MEDICO
2 05* 10*
3 15- 15*
4 60' 60' EXfiMINER:
6 75» 75'
8 65*55* X........... ....

Fig. 10-6.
132
E l R u id o y la A udición

Los datos de identificación personal del paciente se


ingresan manualmente (Figura 10-7): número de documento,
número de identificación del fonoaudiólogo, número de tra ­
bajo, departamento, ubicación, nivel de exposición al ruido,
tipo de protector auditivo utilizado, fecha dp nacimiento, sexo,
tipo de test (anual o ingreso), fecha de ingreso, etcétera.
Si se trata de u n examen de control periódico, antes de
comenzar la audiometria, tenemos la posibilidad de ingresar
al equipo los valores de los umbrales del audiograma de
ingreso (Figura 10-8). De esta manera, en los resultados se
puede apreciar si existen cambios de sensibilidad auditiva
entre el ingreso y el control actual; y si los hubo, de cuántos
dB han sido

-\
SUBüECT: i£ s r RfeS OLTS

X..................... TEST BASE SH IF T

DATE: 3 - f6 -90 10:57 KHZ L R L R L R


TECH. ID: 0 1 ........ cr
JOB NO.: 3 6 6 9 0........ 10 10 1 0 10 0 0 0 0
DEPARTMENT: 144......... i 00 05 10 10 0 0 0 0
LOCfiTION: £ 0 ................ £ 05 10 10 10 0 0 0 0
O
■j 15 15 10 10 0 5 0 5
NOISE EXP.: 3 .... .........
PROTECTOR: £ ............ 4 60 60 15 10 4 5 5 0
ó 75 75 10 10 6 5 6 5
BIRTH DfiTE: I £ -0 1 -£9 ¿ cr cc
SEX: t i . . , ....................
TEST TYPE: ANNUAL
BñSE DATE: 0 7 -1 3 -7 5
■ ¿

Flg. 10-7. Flg. 10-8.

Este tipo de audiómetro, especialmente concebido para


audiometrías industriales,nos permite tomar audiometrías
tonales en forma manual o automática, realizar acufenome-
trías trabajando en “modo manual”, cumpliendo de esta forma
133
W e r n e r - M én d ez - S alazar

ampliamente con los requerimientos y exigencias del trabajo


en los Servicios Médicos industriales. No obstante, cabe
destacar que con este equipo y un poco de ingenio dé parte
del audiometrlsta, pueden efectuarse algunas pruebas supra-
liminares como, por ejemplo, Watson y Tolan o Tone Decay
entre otras.
Además del beneficio que ofrece este equipo en la eflcien-
cía puesta en la búsqueda de
los umbrales, podemos señalar
00+
L., 5K 1 0 - 3 0 + £ 0 + 1 0 -1 5 +
otros que son: la posibilidad de
0 5 - 10+ 00- 0 5 -1 0 + realizar un mayor número de
¡L exámenes por día, puesto que
IK £ 0 £ 0 + i 0 + 0 0 + 0 0 +
L £K 1 0 + 0 0 - 0 5 + 0 0 - 0 5 + exige menor participación del
L 3K 1 5 + 0 5 - i 0 - 1 5 + 0 5 - testiflcador y por lo tanto evita
1 0 + 0 0 - 0 5 - i 0 - i 5+ y reduce la fatiga; y la notable
L 4K £ 5 - 4 5 - 6 5 + 5 5 - 6 0 +
5 0 - 5 5 -6 0 - 65+55-
reducción en el tiempo em­
60+ pleado para efectuar cada
L 6K 7 0 - 9 0 + 8 0 + 7 0 - 7 5 + audiometría tonal completa,
6 5 - 7 0 -7 5 + pues al ser automático evita el
L 8K 8 5 + 7 5 + 6 5 + 5 5 - 6 0 - manipuleo manual de los con­
65+ 5 5 - 6 0 - 65+
troles del audiómetro y la no­
R 8K 7 5 + 6 5 + 5 5 + 4 5 - 5 0 -
5 5 + 4 5 - 5 0 - 5 5 —6 0 +
tación manuscrita de los resul­
5 0 + 4 0 -4 5 - 5 0 - tados.
R 6fí 6 0 - 8 0 + 7 0 - 7 5 + 6 5 - Cuando se está reali­
7 0 - 75+ zando una audiometría tonal
R 4K 8 5 + 7 5 + 6 5 + 5 5 - 6 0 + en forma automática, los pasos
5U - 5 5 -6 0 +
efectuados por el audiómetro
R 3K 7 0 + 6 0 + 5 0 + 4 0 + 3 0 +
£0+ 1 0 -1 5 + 0 5 -i 0 -
pueden observarse en el panel
15+ frontal del equipo, pero ade­
R üK £ 5 + 1 5 + 0 5 - 1 0 + 0 0 - más éste registra esta secuen­
0 5 + 0 0 -0 5 - !0 f cia en la cinta; de tal modo
R i K ¡¿0+ 1 0 + 0 0 - 0 5 + 0 0 - podemos seguir y estudiar la
0 5 - 10+ 00- 05+ evolución de cada respuesta
h!., 5K 1S + 0 5 - i 0 + 0 0 - 0 5 -
1 0 - 1 5 + 0 5 - 10+
(Figura 10-9). Si se trata de un
K 8K £ 0 - 4 0 - 6 0 + 5 0 - 5 5 + simulador, la cinta mostrará
4 5 - 50+40- 4 5 -5 0 -
Fig. 10-9.
134
E l R uido y la A udición

una gran disparidad en los resultados y las secuencias no


serán lógicas, quedando todo ésto documentado en dicha
cinta.
Una vez finalizada la
audiometria tonal, el au­
diómetro nos proporciona
información acerca de los
promedios de pérdida audi­
tiva de cada oído, en dis­
tintas frecuencias. Tam­
bién nos brinda los porcen­
tajes de pérdida auditiva
según: American Academy
Of Otolaiyngology 1979,
American Academy Of Oto-
laiyngology 1965, Ameri­
can Medical Association
1947, New York State, y
Committee on Hearing and
Bioacustics (C.H.A.B.A.), Fig. 1 0 -1 0 .
(Figura 10-10).
No está lejana la posibilidad de solicitar a los fabricantes
que incorporen nuestras metodologías de cálculo, para los
equipos que se exportan con destino a la Argentina.
Los resultados que son registrados en la cinta impresa,
también pueden ser almacenados en una memoria propia que
posee el audiómetro.
Otra posibilidad ilimitada es la conexión a cualquier
computadora a través de una interface que se provee con el
audiómetro. Ello permitirá almacenar en el computador los
resultados de todos los audiogramas realizados en la em­
presa, con mayor seguridad que la que ofrece un audiograma
guardado dentro de una carpeta.
Algunas empresas en nuestro país realizan audiometrías
tonales a su personal expuesto al ruido, pero generalmente la
finalidad es cumplimentar con una exigencia legal. En la
mayoría de ellas los audiogramas son archivados año tras año
135
C apítulo XV
AISLAMIENTO ACUSTICO

S
si
os
ne
o
raso
sem
xe
cts
eeiva
a
sun
, d
is
fu
uj
se
at
s
,osi
agne
si
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ia
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l
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v
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,
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me
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aa
s
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i,
ens
te
o
quemacorporalydelcursodesupensamiento.­
se
nsor
ial
, es dec
ir
, una destrucc
ión desu es
Leroy

Tipos de aislamiento acústico


De acuerdo a la forma en que se originan y se propagan
las ondas sonoras, deben ser considerados dos tipos de ais­
lamiento acústico: el aislamiento a los ruidos aéreos y el
aislamiento a los ruidos de impacto.
El primer tipo considera el aislamiento de los sonidos
que se originan en el aire, tales como voces, instrumentos
musicales, aparatos de reproducción de sonido, etc. El
segundo tipo considera ruidos de impacto, tales como los
ruidos de pasos, elementos que se caen, etc. En este segundo
caso hay en realidad una combinación de ruidos aéreos y de
impacto, ya que los impactos producirán ruido aéreo en el
recinto emisor, que también podrá ser trasmitido al recinto
receptor.

Aislamiento a los ruidos aéreos


Toda fuente acústica funcionando en u n recinto pro-
W erner - M éndez - S alazar

ducirá un campo sonoro reverberante que actúa sobre todas


las superficies del recinto, poniéndolas en vibración.
El aislamiento acústico de una pared, de un tabique, de
una losa, cuando sobre ellos incide una cierta energía sonora,
depende de la diferencia entre dicha energía incidente y la
energía trasmitida.
Se define el “aislamiento acústico entre recintos, D" a la
diferencia entre el nivel de presión sonora en el recinto en el
cual está ubicada la fuente de sonido y el nivel de presión
sonora en el recinto receptor. (Figura 15-1).

El aislamiento acústico se mide en dB y se expresa


mediante la fórmula:

D = Nj - N2 [dB]

Tal como se vio en el Capítulo II, los niveles de ruido *


dependen de la absorción acústica de los locales. Los valores
medidos del “aislamiento acústico entre recintos”, para dos
locales idénticos, varían según la importancia de la absorción
de los objetos y materiales contenidos en los locales. De allí
que se prefiera introducir un término correctivo para llevar
202
E l R uido y la A udición

todos los aislamientos a los valores que serían obtenidos en


el caso en que los locales estuvieran normalmente amoblados,
es decir, con un área de absorción equivalente de 10 sabine.
Se define el “aislamiento acústico normalizado entre
recintos, "Dn", tomando como valor de referencia la absorción
total de la sala receptora, mediante la fórmula siguiente:

A>
Dn = D +10 log ----- (dBl
A,

Donde: D es el aislamiento acústico entre recintos.


\ es la absorción total de la sala de recepción.
\ es la absorción de referencia (10 sabine).

Si se desea conocer las propiedades aislantes de un


material determinado, es necesario independizarlo de todo lo
que lo rodea, suponiendo que sus dimensiones superficiales
son infinitas y midiendo los niveles de presión acústica a cada
lado del elemento. Como ésto es imposible, se puede realizar
una medición entre dos salas contiguas, separadas por el
material en estudio, calculando mediante la expresión citada
el “índice de reducción acústica, R”, o “pérdida de trasmisión”
de una partición.
Se lo define mediante la expresión:

S
R = Nj - N2 + 10 log ------- [dBJ
A,

Donde: es el nivel de presión acústica en la sala donde


está ubicada la fuente del sonido.
N2 es el nivel de presión acústica en la sala recep­
tora.
S es la superficie de la m uestra en estudio.
\ es la absorción media en la sala receptora.
203
W erner - M én d ez - S alazar

Tenemos, entonces, tres definiciones diferentes para el


aislamiento acústico. Al consignar u n valor será necesario
aclarar de qué aislamiento se trata. Por lo general, D y Dn se
miden “in-situ”, mientras que R se obtiene en el laboratorio.

Aislamiento de paredes simples


Cuanto más pesada es una pared, m ás aisla los sonidos.
Este es u n fenómeno bien conocido y en todos los libros de
acústica arquitectural figura la “ley de la m asa”, que permite
calcular el aislamiento acústico medio de una pared simple,
conociendo su m asa por unidad de superficie. La “ley de la
m asa” puede ser complementada por una “ley de la frecuen­
cia". En efecto, el aislamiento de una pared varía en función
de la frecuencia del sonido incidente. Pero hay que ser muy
prudente cuando se utilizan estas dos leyes, ya que ellas dan
valores indicativos^ muy incompletos, del aislamiento de una
pared. Y no puede ser de otra manera, ya que no tienen en
cuenta la estructura del material que constituye la pared. En
realidad, el comportamiento de un muro sometido a ondas
sonoras aéreas depende no solamente de su m asa por unidad
de superficie, sino también de su rigidez y de la aptitud del
material constitutivo de amortiguar las ondas vibratorias a las
cuales está sometido. A partir de la ley de la m asa y de las
características del material utilizado se puede prever, en
forma precisa, la aislación de una pared simple.
Supondremos, para comenzar, que la pared es de gran
dimensión y que no es porosa.

Ley de la masa
La ley de la masa utilizada en acústica arquitectural, es
u na ley experimental, puesta a punto después de un gran
número de ensayos sobre paredes construidas con materiales
204
E l R u id o y la A udición

tradicionales (hormigón, ladrillo, madera, vidrio, etc.). Ella


permite determinar el aislamiento de una pared simple, de
m asa dada, cuando el sonido incidente tiene una frecuencia
de 500 Hz. Este valor de aislamiento a 500 Hz corres­
ponde aproximadamente al aislamiento medio de una pared
entre 125 y 4.000 Hz. (Las medidas de aislamiento de pare­
des se hacen generalmente entre estas frecuencias). (Fi­
gura 15-2).
La ley de la masa tiene la ventaja de permitir la deter­
minación rápida del valor de aislamiento de una estructura
simple. Por ejemplo, si se desea obtener u n aislamiento medio
de 45 dB, se sabe que es necesario utilizar una pared simple
cuya m asa sea de 200 kg/m 2.
A 500 Hz el aislamiento de una pared simple aumenta
aproximadamente 4 dB cada vez que la masa de la
pared, por unidad de superficie, es aumentada al doble, y
disminuye 4 dB cada vez que la m asa es dividida por dos. Una
pared de 100 kg/m 2 tiene u n aislamiento de 40 dB. (Figura
15-2) La ley de la masa da solamente una cifra aproximada
del índice de reducción acústica de una partición de masa
conocida.
W erner - M é n d e z - S alazar

Ley de la frecuencia
Como se ha dicho anteriormente, la ley de la m asa es
complementada por la ley de la frecuencia, que permite tra­
zar la curva de aislación en función de la frecuencia. (Figu­
ra 15-3).
Para una pared de masa dada, el aislamiento aumenta 4
dB cuando se dobla la frecuencia del sonido incidente y
disminuye 4 dB cuando la frecuencia disminuye a la mitad.
En otras palabras, el aislamiento aumenta 4 dB por octava.
La ley de frecuencia da una idea aproximada del aumento de
aislamiento en función de la frecuencia.

Ejemplo:

Consideremos un muro de ladrillos de 5 cm de espesor,


con revoque de 1,5 cm de cada lado. Esta pared tiene una
masa de 110 kg/m 2.
El aislamiento, de acuerdo a la ley experimental de la
masa, es de 40 dB a 500 Hz. Se puede trazar ahora la curva
de aislamiento acústica en función de la frecuencia, conside-
206
E l R uido y la A udición

rando una pen­


diente de 4 dB por
octava. (40 dB a
500 Hz, 44 dB a
1.000 Hz, 48
a 2.000 Hz, etc.).
(Ver Figura 15-4).
En la Figura 15-5
se ha trazado, en
línea llena, el ais­
lamiento real de la
pared precedente,
tal como se hubie­
ra obtenido a tra­
vés de un ensayo
de medición de su
Fig. 1 5 -4 . “índice de reduc­
ción acústica, R”.

Se com prueba
que:
a) La curva real
está algunas veces
por arriba y otras
por debajo de la
curva teórica;
b) La curva real
presenta un pozo
en 500 Hz;
c) En primera
aproximación, la
curva teórica pue­
de ser considerada
como la línea me­
dia del aislamiento
real.' Fig. 15-5.

207
W erner - M é n d e z - S alazar

E sta pared
puede considerarse
satisfactoria si nos
limitamos a la ley
experimental de la
masa. Pero vere­
mos que la existen­
cia de un pozo en
el aislamiento en­
tre 400 y 1.000 Hz,
hace que esta pa­
red sea incapaz de
aislar conveniente­
mente un simple
ruido de conversa­
ción. Supongamos
Fig. 15-6. que esta pared se­
para dos habitacio­
nes y determine­
mos el ruido escu­
chado en una de
ellas, cuando dos
personas discuten
en la otra. En la Fi­
gura 15-6 hemos
trazado la curva
real de aislamiento
de la pared y el es­
pectro del ruido de
conversación. Para
determinar el ruido
percibido a través
de la pared, basta
realizar la diferen­
cia entre los valo­
res dados por las
dos curvas. Fig. 15-7.
208
E l R uido y la A udición

La Figura 15-7 representa el espectro de ruido que sería


escuchado en la segunda habitación si la pared cumpliera con
la ley experimental de la m asa (línea punteada) y el espectro
de ruido escuchado, considerando el aislamiento real (línea
llena). Se observa que el ruido realmente percibido es
netamente m ás elevado entre 400 y 1.000 Hz. Este defecto de
la pared es particularmente molesto, ya que corresponde a
una zona de frecuencia importante para la inteligibilidad de
la palabra.

Frecuencia crítica de una pared


---------------------------- -
Todas las pare­
des tienen un defecto dB
de aislamiento a una
cierta frecuencia, lla­
mada “frecuencia crí­
tica de la pared”.
Como se muestra en
la Figura 15-8, a esa
frecuencia el aisla­
miento es menor que
el valor teórico, cal­
culado con las lQres
de la masa y de
la frecuencia. (Línea
recta). Fig. 15-8.

Cuando se hace un estudio de aislamiento no hay que


contentarse con usar la ley experimental de la masa. Hay que
evaluar además el defecto debido a la frecuencia crítica. Esta
frecuencia depende de la masa y de la rigidez de la pared.
Aumenta cuando la rigidez disminuye. Si se consideran varias
paredes con igual masa, pero de materiales diferentes, ellas
no tienen todas la misma rigidez y por consiguiente las fre­
cuencias críticas serán diferentes. Será necesario elegir el
209
W erner - M éndez - S alazar

material cuya frecuencia crítica sea la menos molesta. En


general, se elegirá una frecuencia muy alta o muy baja, co­
rrespondiendo con una zona poco sensible del oído. De igual
forma, si el ruido a aislar posee una frecuencia fundamental
bien determinada, será necesario evitar, en lo posible, que el
defecto de aislamiento de la pared se produzca en la vecindad
de esta frecuencia.
Para una pared homogénea, de material dado, la frecuen­
cia crítica es inversamente proporcional al espesor de la
pared, es decir, que la rigidez aumenta cuando el espesor del
material aumenta. La Tabla I da los valores de frecuencias
críticas para paredes de 1 cm de espesor. Para determinar la
frecuencia crítica de una pared homogénea de x cm de espe­
sor, es suficiente dividir por x el valor de la frecuencia dado
en la Tabla.

Tabla 1

......... . \
Masa Frecuencia crítica
Material volumétrica para un espesor
kg/m3 de 1 cm

Ladrillo 2.000 a 2.500 2.500 a 5.000


Hormigón armado 2.300 1.800
Bloques de cemento 2.000 2.700
Yeso 1.000 4.000
Vidrio 2.500 1.200
Madera (pino) 600 6.000 a 18.000
Acero 7.800 1.000
Aluminio 2.700 1.300
Plomo 10.600 8.000
Poliestireno expandido 14 14.000
Corcho 250 18.000
Goma 1.100 85.000
v .
210
E l R uido y la A udición

Ejemplo:

Una pared de hormigón de 10 cm de espesor, tiene una


frecuencia crítica de 1.800/10 = 180 Hz.

Para una pared compuesta de elementos huecos (ladri­


llos huecos o bloques huecos), no es posible dar u n valor de
la frecuencia crítica, en función del espesor. En la práctica,
la frecuencia crítica de una pared de elementos huecos es
inferior a la frecuencia crítica de una pared de elementos
macizos, de la misma naturaleza y de la misma masa. La
rigidez de los elementos huecos es mayor que la rigidez de los
elementos macizos. En primera aproximación, para los
materiales corrientes, la diferencia de frecuencias críticas está
comprendida entre 10 y 150 Hz.

Ejemplo:

Una pared de bloques macizos de cemento de 10 cm de


espesor, tiene una m asa superficial de 200 kg/m a y una
frecuencia crítica de 270 Hz. Una pared de bloques huecos de
cemento de 15 cm, tiene una masa superficial de 185 kg/m 2
y una frecuencia crítica de 140 Hz.

Pérdidas internas de un material


Cuando un material está sometido al choque de ondas
sonoras, se deforma y consume una parte de la energía que
le ha sido comunicada; decimos que el material tiene pérdidas
internas (Figura 15-9). La importancia de la pérdida de ais­
lamiento que sufre una pared a la frecuencia crítica, depende
de las pérdidas internas del material que la constituye.
Para los materiales de pequeñas pérdidas internas
(acero, aluminio, vidrio, ladrillo, etc.), la disminución del
211
W ern er - M én d ez - S alazar

aislamiento es de 10 dB con respecto a la ley experimental de


la masa; para los materiales con pérdidas internas medianas
(hormigón, yeso, madera, poliestireno expandido, etc.), la
disminución del aislamiento es de 6 a 8 dB; para los materia­
les con grandes pérdidas internas (caucho, corcho, plomo,
etc.), la disminución es de 3 a 4 dB.

Fig. 15-9.
212
E l R uido y la A udición

Otros factores que influyen


en el aislamiento de una pared
1. POROSIDAD

En todo lo dicho anteriormente hemos supuesto que las


paredes no eran porosas. La porosidad, cuando se trata de
poros grandes y abiertos, puede destruir el aislamiento de
una pared cuya m asa y rigidez, habían sido bien elegidas. Por
ejemplo, una pared construida con bloques de hormigón
poroso de lava volcánica, sin revoque. Si tiene 12 cm de
espesor, su m asa será de 110 kg/m 2, lo que permite esperar
un aislamiento de alrededor de 40 dB, en 500 Hz. Si se
realizara la medición nos encontraríamos con u n aislamiento
de alrededor de 17 dB. La misma pared, pero con un revoque
de cemento de 1,5 cm de cada lado, pesa 125 kg/m 2 y posee
un aislamiento de 41 dB, que es lo que corresponde, de
acuerdo a la ley experimental de la masa. El hecho de aplicar
un simple revoque sobre cada cara ha permitido aum entar el
aislamiento en 24 dB. Evidentemente no es el aumento de la
m asa proporcionada por el revoque el responsable de esta
mejora. Solamente el hecho de que la pared se ha vuelto
estanca hace que se obtenga el valor esperado.

2. DIMENSION DE LA PARED

Los fenómenos de resonancia se producen a frecuencias


que dependen de las dimensiones de la pared. En general,
para paredes de superficie superior a 10 m2, la frecuencia de
resonancia se encuentra en la zona de muy baja frecuencia
y no es descubierta al realizar medidas de aislamiento, ge­
neralmente entre 125 y 4.000 Hz.
En cambio, en el caso de particiones con vidrios, donde
las superficies son inferiores a 10 m2, hay que esperar una
caída en el aislamiento, que se produce en general entre 125
y 250 Hz.
213
W ern er - M éndez - S alazar

3. FACTORES DIVERSOS

En general, el local en el cual se desea estar aislado de


los ruidos exteriores, es un local cerrado. El nivel sonoro
percibido en este local, cuando un ruido se produce en la
habitación vecina, depende' de los siguientes factores:

a) Nivel sonoro del local de emisión;


b) Aislamiento de la pared de separación: este aisla­
miento es un valor característico de la pared;.
c) Superficie de la pared de separación: el nivel sonoro
percibido dentro del local crece cuando la superficie de la
pared aumenta. Para vina pared de 4 m2, no hay que agregar
ninguna corrección. Para una pared de 8 m2, la corrección es
de + 3 dB; para una pared de 16 m2, es de + 6 dB, etcétera;
d) Tiempo de reverberación del local: no hay que realizar
corrección para un tiempo de reverberación de 0,5 segundos.
La corrección es de + 3 dB para un tiempo de reverberación
de 1 segundo.
e) Naturaleza de las paredes adyacentes: el ruido se
trasmite de una habitación a la otra, no solamente por la
pared de separación, sino también por las paredes adyacen­
tes. En general, es necesario que las paredes adyacentes
tengan aproximadamente el mismo valor de aislamiento
acústico que la pared de separación.

Aislamiento de paredes dobles


Ya se ha visto que una pared simple proporciona un
buen aislamiento acústico, si ella es pesada y si su frecuencia
crítica (que depende de la masa y de la rigidez) está situada
de manera que el defecto de aislamiento resultante, no sea
molesto.
Veremos ahora como es posible obtener aislamientos
acústicos superiores a los calculados mediante la “ley de la
masa", utilizando la técnica de las paredes dobles, es decir.
214
E l R u id o y la A udición

compuestas por dos elementos aislantes separados por un


espacio de aire o por un material absorbente.
Pero la calidad del aislamiento obtenido por esta estruc­
tura compleja es afectado por numerosos factores: la elección
de los materiales es delicada y la construcción de paredes
dobles demanda un trabajo muy cuidadoso. Es así como,
generalmente, la mejora obtenida mediante u n a pared doble,
con respecto a una pared simple de la misma m asa, no es tan
importante como se esperaba y no compensa el gran número
de precauciones que se tomaron para elegir los diferentes
materiales y para llevar a cabo la construcción.

Paredes compuestas de das paredes simples


separadas por una capa de aire
El aislamiento de una pared doble es muy diferente que
la suma de los aislamientos de las dos paredes simples que
la componen. Cada pared simple tomada separadamente tiene
su propio aislamiento, pero formando la pared doble, los dos
elementos están acoplados entre ellos, de m anera elástica, por
medio de la capa de aire. La vibración de una de las paredes
se trasmite a la otra, por intermedio de esa capa elástica. Más
aún, la energía acústica trasm itida por la primera pared,
golpea a la segunda, que a su vez trasmite parte de esta
energía al aire que la rodea y refleja otra gran parte. (Figura
15-10). Hay así una sucesión de reflexiones en la capa de aire
y a cada reflexión, se trasmite una parte de la energía.
De la misma forma que para una pared simple, el aisla­
miento de una pared doble varía en función de la frecuencia
del sonido incidente. Ya hemos visto que, por una parte, el
aislamiento de una pared simple aum enta 4 dB, cada vez que
se dobla la frecuencia del sonido incidente y que, por otra
parte, hay que prever la disminución del aislamiento a la
frecuencia crítica de la pared.
En el caso de una pared doble, el aislamiento aumenta
en promedio de 6 a 8 dB por octava y la curva de aislamiento
215
W ern er - M éndez - S alazar

J
Fig. 1 5 -1 0 .
en función de la frecuencia presenta varios defectos de
aislamiento acústico que se examinarán en los párrafos si­
guientes.
a) Cada pared simple, componente de la pared doble,
tiene una frecuencia crítica. El aislamiento acústico del
conjunto disminuye en cada una de esas frecuencias. Si los
dos elementos tienen frecuencias críticas diferentes, la curva
de aislamiento presenta dos defectos. (Figura 15-11).
Estos son menos mar­
cados que en el caso de
las paredes simples, ya
que cuando uno de los
elementos no aisla el otro
lo hace. Si las dos pare­
des tienen la misma fre­
cuencia crítica, ellas vi­
bran al unisono, para un
sonido incidente de esta
frecuencia: hay resonan­
cia. En este caso el defec­
to de aislamiento es muy
notable. (Figura 15-12).
216
E l R u id o y la A udición

La trasmisión del so­


nido a través de la pared
doble está solamente li­
mitado por las pérdidas
internas de los materiales
y por una pequeña pér­
dida en el aire situado
entre los dos paneles.
Luego, para construir
una pared doble, es fun­
damental utilizar dos ele­
mentos que posean dife­
rente m asa y diferente ri­ Fig. 15-12.
gidez. (Recordemos que la
frecuencia crítica de una pared simple depende de la m asa y
de la rigidez de la pared).
b) La capa de aire situada entre los dos elementos de una
pared doble crea u n acoplamiento elástico entre ellos. El
conjunto es comparable a u n sistema mecánico del tipo
“masa-resorte-masa”. Este sistema tiene una frecuencia pro­
pia para la cual hay resonancia y por consiguiente una tras­
misión prácticamente total de la energía, de u n elemento al
otro. (Figura 15-13).

Flg. 15-13.

217
W ern er - M éndez - S alazar

A la frecuencia de resonancia, el aislamiento de una


pared doble resulta menor que el de una pared simple de la
misma masa. La frecuencia de resonancia de una pared doble
vale:

Donde: d es el espesor de la capa de aire, en cm;


nij y nx, son las m asas de los elementos.en kg/m 2.

Por consiguiente, si el espesor de la capa de aire es


importante y si los dos paneles son pesados, la frecuencia de
resonancia de la pared doble es baja.
Si la frecuencia del sonido incidente es inferior a la
frecuencia de resonancia, el “resorte” no tiene ninguna efica­
cia y la pared doble se comporta como una pared simple, de
la misma masa. Si la frecuencia del sonido incidente es
superior a la frecuencia de resonancia, el “resorte” trasmite
mal el movimiento de un panel al otro y el aislamiento de la
pared doble es supe­
rior al aislamiento de
una pared simple, de
la misma masa. Este
efecto crece a medida
que nos alejamos de
la frecuencia de reso­
nancia. (Fig. 15-14).
Por arriba de la
frecuencia de reso­
nancia, la pendiente
media de la curva de
aislamiento, en fun­
v___ _______________________ J ción de la frecuencia,
F ig. 15 -1 4 . es más fuerte para
218
E l R u id o y la A u d ic ió n

una pared doble que para una pared simple de la misma


masa.
c) La capa de aire situada entre los dos paneles puede
dar origen a resonancia, de acuerdo con su espesor. Cuando
las ondas sonoras incidentes son paralelas a la pared, hay
resonancia si la frecuencia del sonido es igual a:

17.000 17.000 17.000


______ ; 2 x --------- ; 3 x ---------- ; ..............
d d d

Donde: d es el espesor de la capa de aire, en cm.

Para las distancias usuales entre los paneles de una


pared doble (de 2 a 10 cm), las frecuencias de resonancia de
la capa de aire son agudas. Será conveniente elegir esta
distancia de manera que las resonancias se produzcan afuera
de la zona sensible del oído (frecuencias superiores a 4.000
Hz), o a frecuencias superiores a las frecuencias molestas de
un ruido que se desea
aislar. (Figura 15-15).

En párrafos anterio­
res hemos visto la im­
portancia de que la
capa de aire no sea
demasiado pequeña y
aquí se señala que ese
espesor no debe ser
demasiado grande. En
el primer caso se busca
que la frecuencia de
resonancia de la pared
17000 2 X 17000
doble esté en frecuen­
cias bajas, inferiores a
80 Hz. Fig. 15-15.
219
W erner - M é n d e z - S alazar

En el segundo caso, la frecuencia de resonancia de la


capa de aire debe ser llevada hacia las frecuencias agudas
superiores a 4.000 Hz. (Figura 15-16). Como no siempre se
pueden satisfacer estas dos exigencias, es necesario elegir la
m ás importante.
Veremos más adelante que el hecho de colocar un
colchón absorbente entre los dos paneles, atenúa fuertemente
la resonancia de la capa de aire, con lo que se resuelve el
segundo problema.

Resonancia Z
on
asensibledel R
esonanciasdela
delap arad ofdo capad eaire

Fig. 1 5 -1 6 .

Dos paredes simples


separadas por un material absorbente
a) El colchón absorbente modifica el acoplamiento
elástico entre los dos elementos. El “resorte” es más rígido y
la frecuencia de resonancia de la pared doble resulta más
elevada.
b) El material absorbente consume una parte de la
220
E l R u id o y la A u d ic ió n

energía sonora y permite disminuir la caída de aislamiento a


las frecuencias críticas de los dos elementos que componen
la pared doble.
c) El material absorbente suprime frecuencias de
resonancia de la capa de aire.

Ejemplo:
Pared doble, compuesta de dos tabiques de yeso de 8 cm
de espesor y separadas 4 cm. (Figura 15-17). La curva 1 da

125 250 500 1000 2000 4000

V _________ ________________________________
F ig. 1 5 -1 7 .

221
W erner - M é n d e z - S alazar

el aislamiento acústico cuando el espacio entre tabiques


permanace vacío. La curva 2 da el aislamiento cuando este
espacio ha sido llenado con lana mineral. En el párrafo
siguiente veremos que la utilización de un colchón absorbente
permite, además, obtener más fácilmente una buena desoli-
darización entre elementos de una pared doble.

Influencia de uniones rígidas


entre los dos elementos de una pared doble
a) Los dos elementos de la pared son pesados.
Cuando los dos elementos de una pared doble están
unidos rígidamente en varios puntos, la vibración de un
elemento se comunica al otro. Si estas uniones son numero­
sas, la pared doble se comporta como una pared simple, de
la misma masa, que tuviera dos frecuencias críticas, en lugar
de una sola. Las uniones rígidas más frecuentes son debidas
a escurrímientos del mortero y a los pasajes de canali­
zaciones.
Cuando los dos paneles de una pared doble son pesados,
es importante llenar de material absorbente el espacio que los
separa. En efecto, el colchón absorbente no sólo amortigua las
diferentes resonancias que se pueden producir, sino que
asegura una buena desolidarización entre los paneles. No
conviene, evidentemente, clavar el absorbente sobre uno de
los paneles, ya que los clavos podrían formar uniones rígidas
que se trata justam ente de evitar. Es preferible pegarlos con
un adhesivo adecuado.

b) Uno de los paneles es pesado; el otro liviano.


El panel liviano es, en general, clavado sobre tablas de
madera,que a su vez se clavan sobre el elemento pesado. En
este caso no se puede afirmar que la pared sea realmente una
pared doble. Las uniones rígidas son numerosas y uno de los
222
E l R u id o y la A u d ic ió n

paneles es muy liviano en comparación al otro. Sin embargo,


un procedimiento como el que se describe, permite corregir
ciertos defectos de aislamiento del elemento pesado. Para ello
es suficiente que el elemento agregado posea u n aislamiento
relativamente elevado allí donde el elemento pesado tiene un
defecto.
En cambio, si el elemento liviano tiene una frecuencia
crítica que coincide con un defecto del elemento pesado, el
resultado será desastroso.

c) Los dos paneles de la pared doble son livianos.


Los dos paneles están unidos entre sí por u n esqueleto
de madera. Si no se coloca un colchón absorbente entre los
dos elementos, la trasmisión del sonido se realiza princi­
palmente por el aire.

En efecto, las maderas que


forman el esqueleto son sufi­
cientemente rígidas, en com­
paración a los paneles de
madera, que no vibran fácil­
mente. Si el espacio entre
paneles está lleno de material
absorbente, la trasmisión se
hace a través del esqueleto.
En este caso es interesante
construir dos esqueletos se­
parados, para m antener a los
dos paneles livianos. (Figura
15-18). F ig. 1 5 -1 8 .

En el caso de paredes dobles livianas, los tabiques


individuales pueden entrar fácilmente en vibración. Se los
1 puede amortiguar encolándolos sobre u n elemento amor­
tiguador. Esta técnica no tiene ninguna eficacia utilizada
sobre paredes pesadas.
223
W erner - M é n d e z - S alazar

Curva de aislamiento de una pared doble


en función de la frecuencia
Ya hemos visto que para una pared doble el aislamiento
aumenta 6 a 8 dB cuando se dobla el valor de la frecuencia.
Esto se traduce en una recta, con una pendiente de 6 a 8 dB
por octava. Hemos visto también que la pared doble puede
tener varios defectos. La curva de aislamiento presenta en­
tonces caídas más o menos importantes. (Figura 15-19).

R(d
B)

Frac, da Frac, críticas Resonancias da


la parad da cada parad la capa da aire

Fig. 1 5 -1 9 .

El aislamiento medio de una pared doble, en la banda de


frecuencias comprendida entre 125 y 4.000 Hz, es superior al
E l R u id o y la A u d ic ió n

aislamiento medio de una pared simple de la misma masa. El


aumento de aislamiento está en función del espesor del
espacio entre los dos elementos y de la clase de material con
el cual se ha llenado este espacio. Este aumento de aisla­
miento varía entre 5 y 9 dB.
Prácticamente, tomaremos 5 dB si el espacio entre los
dos paneles es pequeño (2 a 4 cm) y no está lleno de material
absorbente; tomaremos 9 dB si el espacio es grande (5 a 10
cm) y está lleno de material absorbente poco comprimido.
(Figura 15-20).

Aislamiento de paredes horizontales


Las paredes horizontales o losas son los elementos de
separación entre locales de pisos superpuestos. En la edifica­
ción moderna se utilizan varios métodos constructivos, que
en general procuran obtener elementos de peso no muy ele­
225
W erner M éndez - S alazar

vado. Por consiguiente, no siempre se obtienen valores impor­


tantes de aislamiento acústico a los ruidos aéreos.
Con la m asa de 350 kg/m 2, una losa simple tiene un
índice de reducción acústica de 47 a 48 dB, en promedio, lo
cual es suficiente como separación de dos habitaciones
superpuestas. Pero, si para disminuir el peso del edificio, o
para lograr una construcción más rápida, se utilizan elemen­
tos huecos o prefabricados, la masa puede estar muy por
debajo de los 350 kg/m 2 y será necesario adoptar precau­
ciones para obtener un aislamiento suficiente.
La losa puede construirse según el sistema de la doble
pared, mediante alguno de los métodos siguientes:

a) Piso flotante
Se lo construye mediante una losa adicional que se
apoya sobre la losa principal por intermedio de un material
elástico. El aumento de aislamiento a los ruidos aéreos que
se obtiene no es en general muy grande, ya que el espacio
entre el piso flotante y la losa es sólo de 1 ó 2 centímetros.
Más adelante se verá que, por el contrario, el aislamiento a
los ruidos de impacto se ve notablemente aumentado.

b) Cielorraso suspendido
Se lo construye colgando en forma elástica, por debajo de
la losa principal, un cielorraso generalmente liviano. Su
comportamiento es semejante al de las paredes dobles, para
obtener aumentos de aislamiento a los ruidos aéreos de 5 a
10 dB. El acoplamiento entre la losa y el cielorraso debe ser
disminuido al mínimo mediante suspensiones suficiente­
mente elásticas, con separación de por lo menos 10 a 15
centímetros y la colocación de material absorbente en el
espacio intermedio.
Los paneles perforados utilizados para la construcción de
cielorrasos absorbentes acústicos no deben emplearse para el
caso de cielorrasos suspendidos, pues lo que se busca es un
aumento del aislamiento. Por ejemplo, una losa de hormigón
226
E l R u id o y la A u d ic ió n

armado de 14 cm de espesor tiene un aislamiento promedio


de 47 dB, mientras que el agregado de u n cielorraso sus­
pendido, construido en yeso, sobre el cual se ha colocado un
colchón de lana mineral, podrá llegar a aislar 51 dB.

Aislamiento de paredes con aberturas


Es importante conocer que el aislamiento acústico de
una pared depende fundamentalmente de la existencia de
puertas, ventanas, rejillas de aireación, cañerías, etc. Cuando
una pared presenta una de estas aberturas, el aislamiento del
conjunto resulta próximo al aislamiento del elemento más
débil.
En la Tabla II se da el ejemplo de una pared de 12 m2
de superficie, en la cual existe una puerta de 2 m2.
Es interesante notar como disminuye el aislamiento del
conjunto a medida que la abertura es menos aislante.

Tabla II

r A
Indice de Indice de Indice de
aislamiento aislamiento aislamiento
de la pared de la resultante
en dB abertura en dB
en dB

50 50 50
50 40 46
50 30 38
50 20 28
50 10 18
50 0 8

227
W ern er - M é n d e z - S alazar

Dos conclusiones prácticas pueden ser deducidas de este


ejemplo:

a) Es inútil construir una pared muy aislante si contiene


aberturas de aislamiento reducido.
b) En paredes compuestas se deben utilizar elementos
que tengan aislamientos similares, sobre todo a medida que
sus superficies se avecinan. Para puertas o ventanas que
ocupan superficies de 10% o más de la superficie total
de la pared, se debe evitar que el índice de reducción acústi­
ca de la abertura sea inferior en más de 10 dB al índice de
la pared.

Puertas
Deben ser pesadas
y cerrar perfectamente.
Para mejorar la her­
m eticidad de u n a
puerta conviene co­
locar burletes en los
marcos, sin olvidar al
umbral. (Figura 15-
21). Se debe lograr un
buen ajuste de la
p u erta p a ra evitar
colocar después bur­
letes excesivamente
grandes. Como se vio
en el ejemplo anterior,
conviene siem pre v__ ___ _____________________ /
preocuparse m ás por Fig. 1 5 -2 1 .
el aislamiento acústico
de la puerta que por el
del muro en el cual será instalada.
228
E l R u id o y la A u d ic ió n

Ventanas
Las ventanas, aún cuando se encuentren cerradí s,
juegan u n papel importante en la trasmisión de los ruidos
exteriores. Antes que nada habrá que asegurar una hermeti­
cidad perfecta, ya que el paso del sonido se realiza fundamen­
talmente por los intersticios entre hojas y marco. Se colocarán
burletes en todas las juntas.
El aislamiento obtenido por u n a ventana simple, con
vidrio normal, es inferior a 15 dB, cuando la hermeticidad no
h a sido cuidada, mientras que la misma ventana podrá llegar
a aislar 25 dB después de la colocación de burletes ade­
cuados.
Si se desean mayores aislamientos se debe recurrir a las
ventanas dobles, separadas entre sí por lo menos 15 cm y con
una fuerte absorción en el intervalo de aire. Conviene no
utilizar vidrios del mismo espesor, para evitar efectos de
coincidencia entre sus frecuencias propias de resonancia.
La colocación de doble vidrio en u n mismo marco no
permite obtener ventajas apreciables frente a u n vidrio único
de espesor equivalente, ya que el intervalo entre los dos
vidrios es, en general, muy pequeño e imposible de amorti­
guar con material absorbente acústico.

Cañerías
El pasaje de cañerías de agua, calefacción central, elec­
tricidad, etc., constituye en general un medio excelente para
disminuir el aislamiento que presentaba una pared, previa la
instalación de dichas cañerías.
Toda canalización constituye una unión entre estructu­
ras diferentes y una vía de trasmisión de las vibraciones. Para
que éstas no sean comunicadas a las paredes atravesadas por
las cañerías, conviene recubrir los caños con u n forro
elástico, como cartón alquitranado, lanas minerales, corcho,
etc. (Figura 15-22).
229
W erner - M é n d e z - S alazar

Este recubrimiento debe ser compacto a fin de evitar


pérdidas en el aislamiento acústico aéreo.
Una cáñería puede crear un vínculo rígido entre los
elementos de una doble pared o de un piso flotante. Para
evitarlo se debe envolver los caños con elementos elásticos,
como se observa en la Figura 15-22.

Fig. 1 5 -2 2 .

Aislamiento acústico a los ruidos de impacto


Se consideran ruidos de impacto los que se trasmiten por
vía sólida, generalmente a través de las losas y de la estruc­
tura de los edificios. Los ejemplos m ás comunes son los
ruidos de pasos, de elementos que caen sobre la losa del piso
superior, o los ruidos de máquinas que trasmiten vibraciones
a las estructuras.
Se pueden mencionar:
a) Trasmisión de impactos por las paredes y las estructuras
de los edificios.
230
E l R u id o y la A u d ic ió n

La propagación de vibraciones engendradas por golpes o


choques depende de la naturaleza de los materiales y del
modo de construcción empleado.
En aquellos edificios construidos con estructuras de
hierro o de hormigón armado, las vibraciones se propagan
fácilmente. Para disminuir su trasmisión se pueden crear
interrupciones o ju n tas a continuación de la estructura. La
ju n ta más eficaz es la que se encuentra lo m ás cerca posible
de la fuente de ruido. Se debe, entonces, aislar las máquinas
ruidosas mediante dispositivos antivibratorios, como se verá
m ás adelante.

b) Trasmisión de impactos sobre las losas


Los ruidos de pasos o de elementos que caen sobre las
losas pueden ser simulados mediante una máquina normali­
zada intemacionalmente, que permite comparar distintos
tipos de losas o de revestimientos de pisos, desde el punto de
vista de la trasmisión de ruidos de impacto. (Figura 15-23).
La máquina está constituida por cinco martillos colocados en

231
W erner - M é n d e z - S alazar

línea, que pesan 500 gramos cada uno y que caen, vino detrás
del otro, desde una altura de 4 centímetros y a una cadencia
de 10 golpes por segundo. La máquina se coloca sobre la losa
o piso a evaluar, en el centro de la habitación.
Lo que así se mide no son las vibraciones producidas,
sino los ruidos aéreos escuchados en los locales del piso
inferior, debajo de la losa en ensayo. Para ello se miden los
niveles de presión sonora, mediante uno o varios micrófonos
y se analizan, generalmente, en bandas de octavas.
El aislamiento acústico a los ruidos de impacto se logra
mediante los medios ya vistos para reducir la trasmisión de
los ruidos aéreos, como piso flotante y cielorraso suspendido.
El piso flotante es, sin duda, la mejor solución, ya que
evita la propagación de las vibraciones producidas por los
impactos hacia el resto de las estructuras. Consiste en inter­
poner una capa de material elástico, como sería un colchón
de lana de vidrio o placas de poliestireno expandido, entre la
losa principal y la losa flotante. La construcción deberá ser
muy cuidadosa para lograr un perfecto aislamiento, sin
ninguna unión rígida.
Otra solución no tan efectiva, pero sin duda menos
costosa, es el empleo de revestimientos de piso antivibrato­
rios. Consiste en utilizar recubrimientos elásticos y blandos,
como pisos de plástico, de goma, alfombras, etcétera.

c) Trasmisión de vibraciones por tubos y cañerías


Las vibraciones pueden propagarse: por el material
constitutivo de los tubos y cañerías; por los soportes rígidos
que los vinculan a las estructuras del edificio; y, en algunos
casos, por el fluido contenido en las canalizaciones.

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Junio de 1 9 9 5
en PEGASO Gráfica,
Loyola 1 6 5 4 , Capital Federal

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