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USO AGRONÓMICO DE RESTOS DE COSECHA


EN LOS INVERNADEROS ENARENADOS DE LA
CUENCA MEDITERRANEA

Book · July 2016

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1 author:

José Manuel Torres Nieto


Universidad de Almería
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Documentos Técnicos [nº 10]
Uso agronómico
de restos de cosecha
en los invernaderos enarenados
de la cuenca mediterránea

José Manuel Torres Nieto


Ingeniero técnico agrícola
USO AGRONÓMICO DE RESTOS DE COSECHA EN LOS INVERNADEROS ENARENADOS DE LA CUENCA MEDITERRÁNEA

© 2016 del texto y las imágenes que se reproducen (excepto mención expresa): el autor
© de la edición: Cajamar Caja Rural

Edita: Cajamar Caja Rural


www.publicacionescajamar.es
publicaciones@cajamar.com

Diseño y maquetación: Beatriz Martínez Belmonte

Depósito Legal: AL-983-2010

Fecha de publicación: julio de 2016

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación, así como la edición
de su contenido por medio de cualquier proceso reprográfico o fónico, electrónico o mecánico, especialmente imprenta,
fotocopia, microfilm, offset o mimeógrafo, sin la previa autorización escrita de los titulares del Copyright.
La realización de este trabajo
no hubiera sido posible sin el
apoyo de dos MAESTROS.
Mi padre, José Torres
Mi profesor, Antonio Bello
Que compartieron los avances
que hacen parte de mi
Tesis doctoral
Índice

Resumen.......................................................................................................9

1. Introducción..........................................................................................10

2. Los enarenados y los restos de cosecha..............................................11


2.1. Importancia del enarenado en la horticultura almeriense...............13
2.2. Construcción del enarenado..........................................................15
2.2.1. Construcción del enarenado................................................17
2.2.2. Incorporación del suelo de cañada.....................................18
2.2.3. Aporte de estiércol...............................................................19
2.2.4. Aporte de arena...................................................................20
2.3. Características exigidas a los materiales empleados.....................20
2.3.1. Suelo natural........................................................................20
2.3.2. Suelo aportado....................................................................20
2.3.3. Materia orgánica..................................................................21
2.3.4. Arena....................................................................................21
2.4. El enarenado y la fertilidad del suelo..............................................22
2.5. Enfermedades de origen edáfico y el sistema enarenado..............27
2.6. Manejo del enarenado....................................................................28
2.6.1. Labores de mantenimiento..................................................29
2.6.2. Retranqueo..........................................................................33
2.6.3. Aplicación en franjas, bandas o «carrillas»..........................35
2.6.4. Otras técnicas......................................................................36

3. Limitaciones en la gestión de la materia orgánica en los enarenados.........36

4. Importancia de la autogestión de los restos de cosecha.....................38


5. Herramientas para la autogestión de restos de cosecha
en los invernaderos y su repercusión en la estructura de costes.........46
5.1. Experiencias en el manejo de restos vegetales..............................50
5.1.1. Condiciones para el manejo de los restos de cultivo..........50
5.1.2. Evaluación de costes de la gestión de restos de cosecha
sin apoyo de maquinaria.....................................................51
5.1.3. Valorización de los restos de cosecha desde la fertilización....55
5.2. Experiencias en la elección de maquinaria para el trabajo
en invernadero...............................................................................58
5.2.1. Aproximación al funcionamiento de la maquinaria
para el trabajo en invernadero.............................................59
5.2.2. Características de la maquinaria destinada
a la trituración de restos vegetales......................................63
5.2.3. Criterios de elección y manejo............................................71
5.3. Experiencias en la gestión mecanizada de restos de cosecha......72
5.3.1. Trituración sobre el enarenado............................................72
5.3.2. Trituración sobre los caminos de servicio............................75

6. Conclusiones.........................................................................................80

Referencias bibliográficas...........................................................................81
Resumen
El manejo de los restos de cosecha en los suelos arenados emplea-
dos para la producción de frutas y hortalizas en invernadero no constituye
una práctica agrícola común en las fincas. Tradicionalmente los restos de
cosecha han ocasionado graves problemas sanitarios y ambientales, y por
extensión económicos. El manejo de los restos de cosecha no contempla
su devolución al suelo como fuente de materia orgánica y nutrientes justi-
ficado en la presencia y persistencia de organismos que causan plagas y
enfermedades. Las investigaciones llevadas a cabo en biodesinfección de
suelos han permitido la evaluación del empleo de los restos de cosecha en
el control de enfermedades del suelo causadas por nematodos, hongos,
bacterias y virus.
La incorporación de la materia orgánica proveniente de los restos de
cosecha necesita de una valoración técnica y económica de las alternati-
vas, y de su repercusión en la estructura de costes.
La propuesta que se realiza explora desde el punto de vista técnico
y económico la estructura de costes del manejo del suelo arenado. Los
trabajos que se detallan se inician con la incorporación de los restos con
rotavator conforme a la técnica de retranqueo. Tras evaluar la tecnología
de trituración disponible y adaptable a las características de la maquinaria
existente y las estructuras de las fincas, se procede a valorar detalladamen-
te los costes de la trituración de los restos de tomate. La adaptación de la
tecnología disponible lleva a la trituración en los pasillos de servicio como
una solución agronómica y viable económicamente.

Palabras clave: Residuos de cosecha, valorización, tecnología, horticultura


protegida, enarenado.

9
Documentos Técnicos [n.º 10]

1. Introducción
El trabajo que tras estas líneas se presenta contribuye, desde los plan-
teamientos establecidos en los modelos de investigación agroecológica
participativa, a la puesta en valor del 50 % de la producción de los inver-
naderos de Almería. No se trata de los productos hortícolas de primor, que
con tanto esmero dedicamos tiempo y recursos a su cuidado en la fase
productiva y comercial, sino de los residuos de cosecha.
El modo en el que abordamos la producción en invernadero ha expe-
rimentado notables cambios en los últimos 20 años. La gestión de plagas
ha avanzado en la introducción de insectos auxiliares que no toleran el uso
de pesticidas y se sirve de plantas acompañantes a modo de reservorio. La
gestión de enfermedades presenta una evolución similar con la introduc-
ción de microorganismos que podrían contribuir al manejo de los mismos.
El manejo del enarenado, pilar tecnológico de la horticultura protegida, no
ha experimentado la transformación necesaria para acometer los retos fija-
dos en las políticas de gestión de aguas y de residuos fijados para Europa y
que sirven para dar continuidad a nuestro sistema productivo.

Imagen 1. Abandono de frutos y restos de cultivo


en las zonas limítrofes a los campos de cultivo

La gestión de los restos de cosecha (Imagen 1) constituye un problema


ambiental y económico en las zonas productivas de Almería (Rivera, 1999).
Según la Directiva Marco de Residuos no se consideran residuos cuando

10
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

los restos agrícolas se utilizan en el sector agrario o se destinan a la pro-


ducción de energía. Solo es de aplicación cuando se requiera una trasfor-
mación (compostaje u otras modalidades) o se eliminen en un vertedero.
Además conviene no olvidar que sobre ellos aplica la Ley de Sanidad Vege-
tal, siendo deber del titular de explotación evitar la propagación de plagas y
enfermedades (Ministerio de Agricultura, 2012).
Entre las técnicas disponibles se presenta el secado de los restos de
cosecha como medida fitosanitaria para reducir la presencia de patógenos.
Sin embargo, se ha demostrado que no es eficaz, y que solo el compostaje
de los restos de cosecha en un periodo mínimo de 30 días consigue reducir
la presencia, dejando el compost resultante libre de patógenos (Gómez et
al., 1988). El empleo de los restos de cosecha en fresco como recurso cobra
valor en la biodesinfección de suelos (Bello et al., 2008b, 2000) entendida
esta como el conjunto de técnicas, que incluyen la biofumigación y la bioso-
larización, que permiten el restablecimiento de la salud de los suelos, inclu-
so cuando se emplean restos de cosecha enfermos (Vilaseca et al., 2006;
Zanón M. J., Vilaseca J. C., Rodríguez J. M., Heliodoro J. S., 2004; Zanón,
2009; Zanón et al., 2011).
En este trabajo abordamos el manejo de los restos de cosecha desde la
plantación hasta la finalización del cultivo en el interior del invernadero al
considerar la valorización por biodesinfección con restos de cosecha como
el modo más eficiente y rentable de gestión de recursos locales (Bello et al.,
2008a; Diez-Rojo et al., 2010b; Torres et al., 2007; Torres-Nieto, 2007).

2. Los enarenados y los restos de cosecha


Abordar la autogestión de los restos de cosecha en los invernaderos
con suelos enarenados requiere del conocimiento de las prácticas estable-
cidas en el manejo tradicional del sistema, donde se plantean soluciones
de gestión de restos de cosecha basados en la eliminación. Desde 1973
se viene detallando de modo sistemático que, entre las labores previas a
la desinfección química de los suelos, es necesario dejar el terreno limpio
de restos vegetales (Dueñas y Sanz, 1973). Este detalle se remarca en la
elección de los estiércoles sin restos vegetales para la realización de la
construcción del enarenado ya que su presencia dificultaría las labores pos-
teriores y se mezclaría con la arena, ensuciándola y perdiendo los nutrientes
(Serrano, 1976). Además, las prácticas culturales asociadas al manejo de
plagas y enfermedades, lleva a la retirada de las partes infectadas y su eli-

11
Documentos Técnicos [n.º 10]

minación (Aparicio et al., 1995), inicialmente por combustión, en un punto


de gestión autorizado.

Figura 1. Localizaciones en los que se emplea el mulch-lítico


antes del S. XX

Fuente: Lightfoot (1994).

El enarenado es una práctica agrícola tradicional que se remonta a


tiempos inmemorables y transmitida de generación en generación de for-
ma oral, siendo escasos en la actualidad los documentos existentes (Diaz
Peña, 2004). Su práctica está asociada a lo largo de la historia al cultivo
en zonas áridas (Tejedor, 2007), con evidencias de su empleo anteriores al
s. Va.c. En estos sistemas se emplean materiales del lugar o transportados
como piedras, gravas, guijarros, cenizas volcánicas; dispuestos en montí-
culos, caballones, capas y hoyos; donde el terreno se mantiene con pen-
dientes del 0 al 5 %. Su extensión queda reducida a pequeñas parcelas que
quedaban abandonadas en periodos relativamente cortos. El abandono se
produce por el cambio de las condiciones ambientales, la pérdida de fertili-
dad del suelo o la reducción de la capa protectora por los procesos erosivos
(Lightfoot, 1994).

12
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

2.1. Importancia del enarenado en la horticultura almeriense

El enarenado constituye la base de la horticultura almeriense. Su im-


plantación como técnica de producción de hortalizas extra tempranas tuvo
lugar en el segundo tercio del siglo XX y permitió el desarrollo económico
de la provincia (Rueda, 1987). Las primeras parcelas dedicadas a experi-
mentación fueron enarenadas en 1957. Estas parcelas permitieron estudiar
el comportamiento de diferentes especies hortícolas, variedades y ciclos
(Bretones, 1999; Fernández y Pizarro, 1981).
El empleo conjunto de enarenado e invernadero se inicia en el Campo de
Dalías a principios de la década de los 60, con expansión lenta debido a los
costes de implantación del invernadero (Rueda, 1987), para terminar imponién-
dose como motor de la economía almeriense (Fernández y Pizarro, 1981).

Imagen 2. Estructura de las capas


que forman parte del suelo arenado

La evolución de la superficie enarenada fue en aumento desde sus ini-


cios, constituyendo la mejor alternativa al manejo de suelo en invernadero,
hasta alcanzar en la comarca del Poniente a finales de los 90 el 88 % de

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Documentos Técnicos [n.º 10]

la superficie productiva. Pese a la buena salud del enarenado, los cultivos


sin suelo se encontraban implantados en el 56,1 % de los invernaderos de
menos de 5 años, que constituyen el 10 % de la superficie protegida sobre
un total de 26.350 ha (Sánchez et al., 2001). En la actualidad los sustratos
se encuentran presentes en el 23 % de la superficie en detrimento del ma-
nejo del enarenado, de los cuales el 5,6 % son enarenados reconvertidos
y el 74 % se instalan sobre el suelo original. Al centrarnos en el manejo del
enarenado, que mantiene su estructura en el 24 % de la superficie, obser-
vamos que ha simplificado su construcción eliminando, en el 34 % de los
casos, el aporte de materia orgánica, en el 18,4 % se realiza el aporte de
tierra de mejores características (Imagen 2) y en un 26 % se mantiene el
suelo original (Céspedes et al., 2009).
Las múltiples ventajas del enarenado se recogen en Serrano (1976), y
pueden resumirse del modo siguiente:

yy Cultivo en suelos salinos.


yy Utilización de aguas salinas.
yy Mayor precocidad de los cultivos.
yy Ahorro de agua de riego.
yy Aprovechamiento de abonos minerales.
yy Máxima utilización de la superficie del suelo.
yy Mayor número de cultivos por unidad de superficie.
yy Mayores producciones por unidad de superficie.

Fernández y Pizarro (1981) establecen como factores principales del


éxito del enarenado la eliminación de la salinidad y alcalinidad, la elevación
de la temperatura del suelo y el aumento del desarrollo radicular.
Entre los inconvenientes, Serrano (1976) señala el mayor costo de
transformación y gastos de cultivo, el uso limitado de aguas con sólidos en
suspensión y el incremento de los problemas de plagas y enfermedades.
A los inconvenientes iniciales, en la actualidad se suman una serie de
razones argumentadas para la sustitución del enarenado como técnica de
manejo del suelo a favor del cultivo en sustrato o fuera de suelo (García,
2002): desde el punto de vista económico, la obtención de unos rendimien-

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Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

tos brutos inferiores a los sustratos comerciales; desde el punto de vista


ambiental, la contaminación por lixiviación de nutrientes y las extracciones
de suelo natural y arena.
López-Gálvez y Naredo (1996) concluyen que aunque los sustratos
ofrecen mayores ingresos, también exigen mayores gastos corrientes y de
inversión. Los sustratos serían más rentables que realizar el retranqueo solo
si existiera un problema de salinidad o sanitario, si tuviésemos que enare-
nar el suelo, o si este no fuese fértil y hubiese que aportar tierra. En cuanto
al manejo, la contaminación por lixiviación de nutrientes solo se producía
en el primer riego, siendo la eficiencia en el uso de agua y nutrientes muy
superior a los sustratos.

2.2. Construcción del enarenado

La construcción del enarenado ha estado ligada desde sus inicios a


la disponibilidad de mano de obra y al grado de mecanización existente
en el campo almeriense. Inicialmente, las labores de cavado, esparcido de
estiércol y extendido de la arena eran realizadas artesanalmente (Serrano
1970; 1976).

Esquema 1. Esquema del enarenado

Fuente: Camacho (1980).

15
Documentos Técnicos [n.º 10]

El esquema básico de las capas de materiales que constituyen el ena-


renado (Esquema 1) es recogido ampliamente en la bibliografía consultada,
aunque los espesores y naturaleza de los mismos ofrecen variaciones con-
siderables (Tabla 1).

Tabla 1. Características de la estructura del enarenado

Espesor Espesor
Diámetro Dosis estiércol Origen Observ. Ref.
arena suelo
cm mm cm t ha -1
cm
10-12 0,8 60 Natural 1
< permeable
10-12 5,0 2/20 (rota.)* 50/50 Ovino 20 natural 2
> permeable
5-8 10 3
> 10-12 6-8 60-150 Equino 4
Diversa con
10-12 2,5 0,8 80-100 5
precauciones
30-40
10-12 2/20 (rota.)* 50/50 < permeable 6
> 40 natural
10-12 8 80 7
8-12 5,0 60-120 8
8-10 100-150 25 aporte 9

Ref.: 1. Serrano (1984); 2. López Gálvez y Naredo (1996); 3. Provansal y Molina (1989); 4. Serrano (1974)
en Maroto Borrego (1990); 5. Serrano (1976); 6. Jiménez (1984) en Maroto Borrego (1990); 7. Serrano
(1976); 8. Rueda (1981); 9. Fernández y Pizarro (1981).

* (rota.): aporte mezclado en el suelo con una labor de rotavator.

La elección del suelo aportado, la naturaleza de la materia orgánica y


la sistematización y manejo del riego condicionan el éxito productivo. El
establecimiento del sistema enarenado presenta unos costes variables de-
pendientes de las necesidades de transporte de los materiales, de la topo-
grafía y de la fertilidad del suelo original. Serrano (1970) señala la dispersión
de los costes de la sistematización e implantación del enarenado (Tabla 2).
Guerrero (comunicación personal) recoge los costes en la formación del
enarenado (Tabla 3).

16
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Tabla 2. Dispersión de los costes de formación del enarenado

Costos unitarios Costo de transformación pts ha-1 (euros ha-1)


Concepto
Unidades Precio pts (euros) Mínimo Máximo
Roturación 5.000 (30) 30.000 (180)
Despedregado 25.000 (151)
Abancalamiento 2.000 (12) 20.000 (120)
Refino y desfonde 3.000 (18) 5.000 (30)
Murillos o balates 200 m 100 y 200 (0,6 y 1,2) 20.000 (120) 40.000 (240)
Acequias 200 m 75 (0,45) 15.000 (90) 15.000 (90)
Arena 100 m3 40 y 75 (0,24 y 0,45) 40.000 (240) 75.000 (152)
Estiércol 60.000 kg 0,5 (0,3) 30.000 (180) 30.000 (180)
Jornales extendido arena y
50 200 (1,2) 10.000 (60)
estiércol, picar rodadas, etc.
Total 125.000 (753) 250.000 (1.506)

Fuente: Serrano (1970).

Tabla 3. Coste de la aplicación y materiales empleados


en la formación del enarenado

Concepto Precio unitario (euro ha-1)


Preparación del terreno 12.000
Tierra 18.000
Estiércol 9.000
Arena 18.000
Total 57.000

Fuente: Gerrero (c. p.).

2.2.1. Preparación del terreno: roturación y abancalado

La sistematización del terreno (Bretones, 2003; López-Gálvez y Nare-


do, 1994; Serrano, 1976) basada en los criterios de diseño del sistema de
riego a manta (evitando el arrastre de la arena con el agua de riego) es des-
cuidada a favor de las tolerancias de los sistemas de riego localizado. Junto
al despedregado (Serrano, 1976; López-Gálvez y Naredo, 1994; Bretones,
2003) constituían las labores de formación del enarenado más críticas.

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Documentos Técnicos [n.º 10]

2.2.2. Incorporación del suelo de cañada

López-Gálvez y Naredo (1996) recomendaban aportar donde no existía


suelo «vegetal» una capa de tierra de espesor variable, relativamente menos
permeable que el suelo natural. Cuando se aportaba tierra, esta debía estar
exenta de elementos gruesos y en cualquier caso presentar mejores carac-
terísticas físicas y de fertilidad que el suelo original (Imagen 3).

Imagen 3. Aporte de tierra sobre el suelo calcáreo original

18
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Imagen 4. Aporte de estiércol empleando un tractor


y un remolque esparcidor

2.2.3. Aporte de estiércol

El estiércol era esparcido a mano (Serrano, 1976), con una traílla en-
ganchada al tractor desde montones localizados estratégicamente en la
parcela o con remolques esparcidores de estiércol (Imagen 4). En cuan-
to al modo en el que se realizaba el aporte existían marcadas diferencias
basadas fundamentalmente en la aplicación fraccionada del estiércol y su
mezcla con una labor en el suelo (Serrano, 1976). López-Gálvez y Bretones
(1994) señalan en el aporte de estiércol el enterrado de una parte (5 kg m-2,
aproximadamente) en el suelo natural o en la tierra aportada, y su incorpo-
ración mediante la última labor, para la que se suele emplear un rotavator,
para a continuación extender una capa de estiércol (2 cm). Cabe señalar
que la mezcla del estiércol no es una práctica usual en los enarenados de
las Islas Canarias (Tejedor, 2007).
Esta capa es fundamentalmente nutritiva y en ella se encuentra más del
50 % de las raíces de las plantas, el 75 % del sistema radicular si conside-
ramos también los 10 cm superficiales del suelo (López-Gálvez y Naredo,
1994; Bretones, 2003).

19
Documentos Técnicos [n.º 10]

2.2.4. Aporte de arena

Por último se coloca una capa de arena de espesor variable. Las carac-
terísticas químicas, derivadas de su composición mineral, y la granulome-
tría de las arenas empleadas presentan aún más heterogeneidad.

2.3. Características exigidas a los materiales empleados

Tradicionalmente cada una de las capas que constituyen los enarena-


dos ha presentado unas características cualitativas definidas más que cuan-
titativas. El suelo natural propio de Almería, las características de aquellos
suelos que presentaban mejores índices de fertilidad y que se aportaban
sobre los anteriores, el estiércol y las características de la capa de arena
establecen unas condiciones de suelo de elevada heterogeneidad. Las ca-
racterísticas más destacables se presentan a continuación.

2.3.1. Suelo natural

Rueda (1981) destaca, con la excepción de las zonas de cañada, el


predominio de suelos con una costra caliza y salinos propios de los eriales
de El Ejido y los suelos extremadamente salinos de Roquetas de Mar. Como
características físico-químicas señala que se trata de suelos fundamental-
mente básicos, poco porosos debido fundamentalmente a unos contenidos
relativamente bajos de arcilla y materia orgánica (Valverde et al., 1987).

2.3.2. Suelo aportado

La calidad de los suelos aportados se debe fundamentalmente a su


procedencia. Un estudio llevado a cabo por Ramos Miras et al. (2002) sobre
los suelos de los invernaderos del Poniente Almeriense establecía dos tipos
de suelos aportados (suelos de cañada y greas) y el suelo autóctono. Los
suelos de cañada y autóctonos son más arcillosos, más ricos en carbono
orgánico y nitrógeno que los procedentes de greas, presentando, además,
mayores contenidos en arena, potasio y fósforo asimilable. Las greas pre-
sentaban los niveles más elevados de salinidad y sodicidad debido a su
origen marino.

20
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

2.3.3. Materia orgánica

El origen y las características de la materia orgánica empleada son en


ocasiones catalogadas atendiendo a propiedades como la «fuerza», «cali-
dez», capacidad hacer crecer con excesivo vigor de los cultivos (tomate),
grado de madurez, grado de humedad (referida al apelmazamiento) y la
presencia de restos vegetales de gran tamaño que pudieran «ensuciar» la
arena. Así, la sirle de oveja, la palomina y la gallinaza son descartados por
su fuerza, el estiércol de cerdo por su capacidad de «enviciamiento», siendo
el estiércol de ganado equino el ideal (Serrano, 1976).
El estado de fermentación de la materia orgánica constituye un factor
a tener en cuenta. Estiércoles poco hechos pueden perjudicar a las semi-
llas o las plantas mientras que aquellos que se presentan muy hechos se
mineralizan rápidamente en el suelo (Bretones, 2003). Tradicionalmente se
ha venido utilizando estiércol de oveja y cabra, debido a las características
especiales de los rebaños de la zona (López-Gálvez y Naredo, 1994).

2.3.4. Arena

Las características exigidas a la arena (Serrano, 1976) y que pueden


condicionar el éxito del cultivo son:

yy Diámetro de las partículas entre 0,2 y 2 mm.


yy Resistencia a la formación de combinaciones químicas entre sus
componentes y los elementos fertilizantes.
yy Insolubilidad.
yy Ausencia de materias orgánicas y arcillosas.

La cantidad de arena que constituye la capa responde a criterios eco-


nómicos y de manejo del sistema. Se establece como espesor óptimo de la
capa de arena 12 cm, coincidiendo con el intervalo óptimo de 10 a 15 cm
establecido para materiales volcánicos en las Islas Canarias (Tejedor, 2007).
Espesores superiores complicarían el manejo (aunque favorece la desalini-
zación del suelo), espesores menores requerirían una reposición más rápida
ante las pérdidas en las operaciones de retranqueo (9 años o 3 retranqueos
para una capa de 12 cm) citadas por Serrano (1976).

21
Documentos Técnicos [n.º 10]

Imagen 5. Pérdida de fertilidad del suelo por el empleo de aperos


en el enarenado sin tempero

2.4. El enarenado y la fertilidad del suelo

López-Gálvez y Naredo (1996), aseguran que el abandono de la técnica


del retranqueo ocasiona graves consecuencias en la fertilidad física, quími-
ca y biológica del suelo. La aparición de suelos compactados reduce el vo-
lumen explorado por las raíces y la pérdida de materia orgánica y actividad
biológica progresiva reduce el aporte de nutrientes. La compactación del

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Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

suelo dificulta el movimiento del agua en el suelo (Imagen 5). La velocidad


de infiltración del agua en terreno retranqueado fue de 8,28 cm hora-1 mien-
tras que en el suelo sin retranquear fue de 0,38 cm hora-1 (López-Gálvez y
Naredo, 1996; Bretones, 2003).
El estudio del enarenado atendiendo a la fertilidad del mismo plantea su
caracterización desde el punto de vista físico, químico y biológico.
Las propiedades físicas del enarenado son el aspecto más observado.
La combinación de materiales de diferentes características, en las que do-
minan las texturales y las térmicas, permite:

yy Limitar las pérdidas de agua y energía por evaporación desde el


suelo contribuyendo al nivel óptimo de humedad (Serrano, 1976).
Estudios realizados en campo y en laboratorio con materiales vol-
cánicos establecen como espesor óptimo entre 10 y 15 cm, siendo
más eficaces los materiales con granulometría fina (Tejedor, 2007).
yy Controlar el ascenso de sales por capilaridad (Imagen 6) y su acu-
mulación en las paredes de las grietas en terrenos arcillosos (Serra-
no, 1970, 1976).
yy Favorecer el lixiviado de sales, manteniéndolas fuera de la rizosfera
(Serrano, 1976). La presencia de la capa permite una rehabilitación
de suelos salinos muy rápida, incluso con una dotación de 100 mm
(Tejera, 2007).
yy Aumentar la temperatura del suelo como consecuencia del rápido
calentamiento de la capa superficial (la arena puede llegar a doblar
la temperatura en comparación con un suelo desnudo) y su trans-
ferencia en profundidad. Este incremento es variable y oscila entre
2 y 5 ºC en la capa de suelo comparado con un suelo desnudo (Se-
rrano, 1976; Jiménez, 1983; Camacho et al., 2000), hasta los 10 ºC
señalados por Fernández y Lavandera (1981). El efecto de la mis-
ma sobre la capa de materia orgánica hace que esta se comporte
como una «cama caliente». Estas observaciones no coinciden con
los resultados obtenidos en las Islas Canarias cuando se emplean
materiales volcánicos, donde los materiales basálticos contrarres-
tan los efectos estacionales mejor, incrementando la temperatura
en invierno y disminuyéndola en verano, además de contrarrestar
las fluctuaciones diarias (Tejera, 2007).
yy Permite realizar riegos de calefacción o refrigeración (Serrano, 1973).

23
Documentos Técnicos [n.º 10]

Imagen 6. Diferencias en el movimiento del agua en un enarenado


sin materia orgánica (izda.) frente al enarenado
con materia orgánica (dcha.)

yy Modificar la velocidad de infiltración del perfil por la aplicación frac-


cionada de la materia orgánica y la mezcla con el suelo mediante
una labor (Serrano, 1976; López-Gálvez y Naredo, 1996; Bretones,
2003).
yy Incrementar la disponibilidad de agua como consecuencia de la
adición de un suelo arcilloso, a la vez que se dificulta el movimiento
capilar (Figura 4).
yy Ralentizar la compactación del suelo por el tránsito de operarios
(Serrano, 1976; Camacho et al., 2000), útiles y maquinaria. Contri-
buye al mantenimiento de su estructura.
yy Racionalizar el laboreo, tanto en intensidad como en número, per-
mitiendo mantener fértiles suelos durante 12–15 años simplemente
con el manejo de los aportes de abonos inorgánicos y de materia
orgánica líquida (Camacho, 1980).

24
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

yy Dificulta la germinación de las semillas y el arraigo de los brotes, al


limitar el contacto y la disponibilidad de agua en la capa de arena
(Bretones, 2003; Tejera, 2007).

Su contribución desde el punto de vista químico es atribuida a:

yy La presencia de una capa superficial con baja capacidad de reten-


ción de sales (CIC) que evita la salinización (Tejedor, 2007).
yy La incorporación de una capa de estiércol que contribuye al suminis-
tro equilibrado de nutrientes al cultivo (macro y micronutrientes), al
mantenimiento de la estructura (ácidos húmicos) y a la capacidad de
retención de nutrientes (ácidos fúlvicos) (Serrano, 1970; Bretones,
2003), estos nutrientes solubles y gas carbónico son arrastrados en
profundidad y continúan solubilizando nutrientes (Serrano, 1970).
yy La mineralización de la materia orgánica es parte esencial en el en-
riquecimiento carbónico del suelo, que favorece la solubilización de
nutrientes (Serrano, 1970, 1976) e incrementa la concentración car-
bónica en el ambiente (Bretones, 2003).
yy El aporte de una capa de suelo cuya fertilidad, expresada en térmi-
nos de capacidad de intercambio catiónico, es generalmente mayor
que la del suelo original.

Esquema 2. Esquema de dos plantas de hortalizas típicas


del cultivo enarenado

Fuente: Serrano (1970).

25
Documentos Técnicos [n.º 10]

Imagen 7. Variaciones en el crecimiento de la raiz en ausencia


de materia orgánica (izda.) y en presencia de materia orgánica (dcha.)

Desde el punto de vista biológico se presentan tres hechos de importancia:

yy La actuación de la vida microbiana debida fundamentalmente al in-


cremento de la temperatura, la adecuada humedad, el aporte de
materia orgánica y al valor más favorable de acidez (Serrano, 1976)
yy Los sistemas radiculares de las plantas se desarrollan en la capa
superficial del suelo (Esquema 2), donde las condiciones de salini-
dad y temperatura son óptimas (Serrano, 1970; 1976), existiendo
diferencias entre las solanáceas y las cucurbitáceas. Las solaná-
ceas exploran la capa arable del suelo, mientras que las cucurbi-
táceas se mantienen casi exclusivamente en la capa de estiércol,
pudiendo alcanzar un recorrido horizontal de dos o más metros en
el caso de la sandía injertada sobre calabaza, Jiménez (1983) citado
por Álamo (2000)
yy La presencia de materia orgánica formando una capa contribuye a
la modificación de la arquitectura radicular (Imagen 7) y su relación
con el volumen de suelo explorado (Torres et al, 2007)

26
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

2.5. Enfermedades de origen edáfico y el sistema enarenado

La utilización de desinfectantes de suelos ha estado ligada a la intensi-


vidad de las producciones. Dueñas y Sanz (1973) destacan la aparición de
la desinfección de suelos como una práctica hortícola más ante la presencia
de patógenos de suelo, estableciendo los requisitos que condicionan el éxi-
to en su uso, entre los cuales despunta la eliminación de todos los restos de
cosecha de la capa de arena, así como la limitación de las estercoladuras.
Serrano (1976) incorpora la realización de las desinfecciones como prácti-
ca habitual en la construcción y las labores de mantenimiento del mismo
(retranqueo), señalando los requisitos que condicionan el éxito en su uso.
López-Gálvez y Naredo (1996) establecen la conveniencia del aban-
dono del manejo del sistema enarenado antes de proceder al retranqueo
del mismo en el caso de encontrarse con una patología de suelo. Bretones
(2003) recomienda la desinfección química del suelo en el caso de encontrar
evidencia de enfermedades de origen edáfico, coincidiendo con Cadahia et
al. (1998) que, además de proponer un plan de fertilización de fondo tipo
basado en compuestos organominerales, recomienda aplicar metam-sodio.
Tello et al. (2006) establecen que «no hay un factor limitante imputable
solamente a los patógenos; hay un factor limitante imputable al manejo del
cultivo que se le suma», siendo el manejo agronómico del cultivo un factor
determinante en la presencia de las enfermedades, y señalando a su vez
la presencia del enarenado, junto con la rotación de cultivos, las posibles
causas por las que no se generalizó el uso del bromuro de metilo como
fumigante del suelo.
Torres et al. (2007) evalúan el efecto biodesinfectante de las técnicas
locales de manejo de materia orgánica en los enarenados de Almería. Al
comparar estas con la solarización resultaron más eficaces independien-
temente de la dosis, el manejo y la localización de la materia orgánica, de-
pendiendo únicamente de la activación de los procesos de descomposición
(mediante un riego a saturación) y la contención de los gases mediante un
film plástico. A su vez, establecen los criterios que rigen la funcionalidad del
enarenado en el control de nematodos.
Recientemente en un estudio realizado preguntando a los asesores téc-
nicos sobre la percepción que tenían de los problemas ocasionados por
nematodos (Flor-Peregrín et al., 2012), el 78 % indicaba que la fumigación
química era el método de control más utilizado y eficaz, seguido del uso
de nematicidas no fumigantes (60 %) con una moderada eficacia; la sola-

27
Documentos Técnicos [n.º 10]

rización (38 %) apenas se considera eficaz, el injerto (33 %); los extractos
vegetales (14 %) se clasifican sin eficacia; los cultivares resistentes (9 %)
y la biofumigación (6 %) es considerada en eficacia equiparable al uso de
los nematicidas no fumigantes. Aminoácidos, micorrizas, hongos antago-
nistas y nematodos entomopatógenos presentan a su vez una eficacia in-
suficiente. El monocultivo de tomate se encontraba ligado intrínsecamente
a la desinfección química del suelo. Consideraban a su vez los más efec-
tivos la solarización con fumigantes químicos y/o el injerto sobre patrones
resistentes, siendo la primera una herramienta no utilizable en agricultura
ecológica y en el compromiso ambiental de las OPFH, y restringida en pro-
ducción integrada.

2.6. Manejo del enarenado

En cuanto al manejo es conveniente señalar que los enarenados se


regaron inicialmente «a manta» (Serrano, 1976; Bretones, 2003) para poste-
riormente proceder a una sistematización por surcos o en riego localizado
(Fernández y Pizarro, 1981).
Serrano (1973) destaca el incremento del tiempo trascurrido entre riego
y riego, y la disminución de la dotación del mismo como consecuencia del
mantenimiento de la humedad del suelo. A su vez, señala que puede tras-
currir un mes y medio en los cultivos de invierno entre el riego de trasplante
y el primer riego. Lao-Arenas et al. (2002) establecen para la gestión de
fertirriego en los invernaderos enarenados de Almería, a partir de un suelo
previamente caracterizado, la lectura tensiométrica máxima a 15 cbar con
el objeto de evitar condiciones de asfixia radicular (que se sobrepasaría en
los riegos de lavado), estableciéndose el riego en 25 cbar. A su vez define
la dosis de 8 l m-2 el volumen de agua necesario para reponer en los 10 cm
superficiales del suelo (Imagen 8).
Jiménez (citado en Álamo, 2000) destaca que los bulbos húmedos que
se forman en un enarenado completo no se corresponden con los de un
suelo normal, sino que se trata de una capa más o menos continua de hu-
medad, coincidiendo con Del Moral (2010).
Serrano (1970) en un artículo publicado en la revista de Extensión Agra-
ria establece la idoneidad del enarenado en el manejo de cultivos hortofrutí-
colas asociados al permitir el desarrollo óptimo de las especies.

28
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Imagen 8. Tensiómetros (izda.) y sus lecturas tras el riego (dcha.)

Desde otras fuentes se recomienda que las labores de manejo de suelo


en agricultura ecológica deben evitar el volteo del suelo, quedando el uso
de fresadoras restringidas al periodo de conversión y empleando en cual-
quier caso la grada de discos adaptada o el arado cincel, cuya profundidad
se limitará a 30-50 cm. El empleo de desbrozadoras se hace necesario en
el uso de abonos verdes (Cánovas et al., 1993).

2.6.1. Labores de mantenimiento

Las labores de mantenimiento del enarenado se encaminan principal-


mente a echar estiércol y labrar el suelo (Serrano, 1976). Su realización está
ligada al manejo del enarenado, que realiza el agricultor, y a la disponibilidad
de maquinaria y mano de obra cualificada. Sánchez et al. (2001) encon-
traron que el 86,4 % de los productores almerienses aportaban materia
orgánica. Este hecho contrasta con la tendencia a la supresión en favor
del manejo de técnicas de fertirrigación (Camacho, 1980; Lao Arenas et al.,
2002), llegando a suprimirse entre el 51 y el 64,2 % de las fincas en 1997.
En la actualidad entre el 24 y el 55,6 % de los agricultores de las comarcas
agrícolas de Almería no realizan aportes de materia orgánica en los enare-
nados de sus invernaderos (Valera et al., 2013).

29
Documentos Técnicos [n.º 10]

Aguilar et al. (1999) destacan en un estudio sobre el empleo de abo-


nos orgánicos en horticultura intensiva que las aplicaciones de estiércol son
menos productivas al no ponerse a disposición del cultivo el nitrógeno en
su fase inicial, provocando la inmovilización biológica del mismo al tener el
estiércol una relación C/N elevada. La elevadas cantidades de materia or-
gánica aportadas por el estiércol contribuyen al incremento de la misma, no
incidiendo la aplicación en la conductividad final del suelo.
Con el fin de evitar la inmovilización de nutrientes Serrano (1976) reco-
mendaba junto al aporte de materia orgánica la adición de sulfato amónico,
superfosfato de cal y sulfato potásico en cantidades variables dependiendo
de la fertilidad del suelo tras realizar un análisis químico, evitando en todo
caso la retrogradación del fósforo.
Las labores de mantenimiento realizadas en los enarenados han sufrido
grandes transformaciones desde su inicio. Sánchez et al. (2001) encontra-
ron que el retranqueo era empleado como técnica de aplicación de materia
orgánica por el 16,3 % de los productores. Las líneas o carillas sumaban
el 81,9 %, constituyendo la aplicación en líneas el 62,7 % y en camas el
19,2 % del total, y la aplicación en los golpes el 1,8 %. Como se puede
observar la terminología empleada para definir cada una de las aplicaciones
no está clara.
Las dosis y naturaleza de la materia orgánica empleada se presentaba
también en el estudio de Sánchez et al. (2001). El estiércol utilizado era
sobre todo a granel (75,6 %) cuyas características y procedencia es muy
variable (ovino, caprino, porcino y bovino). Las dosis empleadas variaban
entre 60 y 150 toneladas por hectárea. Las dosis medias, el tipo de estiércol
y la periodicidad con las que se realizan los aportes figuran en la Tabla 4.

Tabla 4. Dosis y periodicidad de las técnicas de aplicación de materia


orgánica en los enarenados almerienses

Aplicación Dosis y tipo (kg m-2) Periodicidad (años)

Retranqueo 7 (granel) 3-4

En líneas o carillas 4,2 (granel) 2-3

Otros 1 (pellets o polvo) 1-2

Fuente: Sánchez et al. (2001).

30
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

En cuanto al grado de mecanización de las explotaciones Valera et


al. (1998) constatan (Tabla 5) que tan solo un 18,7 % de los invernaderos
disponen de algún tipo de tractor o motocultor, dominando ampliamente
los tractores articulados (80 % del total) dadas su capacidad de maniobra.
Entre los aperos, el 86 % de los tractores dispone de un aparta-arenas, el
14 % dispone de una fresadora y el 12 % de pala.

Tabla 5. Grado de mecanización en los invernaderos almerienses

Máquinas Invernaderos (%) Utilización (h año-1)


Tractor articulado de 20 a 40 CV 6,5 73,6
Tractor articulado de 40 a 80 CV 5,2 107,9
Tractor de 30 a 60 CV 3,0 27,1
Remolque 6,3 134,5
Aparta-arenas 12,7 19,3
Fresadora 2,1 18,5
Pala 1,7 17,7

Fuente: Valera et al. (1998).

Sánchez et al. (2001) recogen que el 40 % de los productores tiene un


tractor y/o el 17,1 % posee un motocultor, siendo la superficie de cultivo
media por tractor de aproximadamente 2,8 ha. Los datos en cuanto a la dis-
ponibilidad de aperos son que el 10,8 % dispone de un rotavator y el 1,9 %
posee de un cultivador. Ninguno de los productores encuestados disponía
de un aparta-arenas. En cualquier caso los autores del estudio destacan
como los aperos destinados al laboreo del suelo pierden peso en la finca.
Respecto a las necesidades en mano de obra, Serrano (1970) recogía
la necesidad de 50 jornales por hectárea para implantar el enarenado con
las operaciones manualmente (picado de rodadas, extendido de estiércol y
arena). Los costes de mano de obra se incrementaban a 60 jornales con el
apoyo de 10 horas de yunta para el retranqueo (Serrano, 1974). Fernández
y Pizarro (1981) establecían en 12 jornales por hectárea necesidades de
mano de obra para realizar el retranqueo en una explotación de carácter
familiar, manteniéndose estas hasta nuestros días (Valera et al, 2014).
Serrano (1974) establece tres operaciones de importancia con el ob-
jeto de mantener los enarenados: el lavado de la arena, la reposición de la
misma y el retranqueo. Las necesidades totales de material y mano de obra
requeridas para la realización de las labores se recoge en la Tabla 6.

31
Documentos Técnicos [n.º 10]

Tabla 6. Necesidades para la realización de las labores


de mantenimiento

Concepto Lavado de arena Retranqueo Reposición arena

Arena (m )3
30*

Riego (m )3
3.000 600

Labores de yunta 10

Estiércol (t) 80

Abonos minerales

Superfosfato (kg) 2.000

Potasa (kg) 800

Obreros (jornales) 25 60 16

Imprevistos (% del total) 2 5 5

* Modificado del documento original. Las necesidades establecen la reposición de 1/3 de la cantidad
empleada para construir el enarenado, en lugar de 3 veces la cantidad original.

Fuente: Serrano (1974).

Torres et al. (2007) evalúan los costes de realizar las labores de mante-
nimiento en un enarenado con 15 cm de capa de arena y obtienen costes
variables que oscilan entre 1,232 euros m-2 para el retranqueo bajo la capa
de arena y los 0,280 euros m-2 para la aplicación de pellets mediante maqui-
naria adaptada (Tabla 7).

Tabla 7. Costes de la gestión de materia orgánica en el enarenado

Materia Orgánica Mano de Obra Maquinaria Total


kg m -2
€m -2
€m -2
€m -2
€m -2
€ kg-1
Carilla mecanizada 0,8 0,243 0,030 0,007 0,280 0,350
Carilla al centro 10,0 0,429 0,090 0,194 0,713 0,071
Carilla a la línea 10,0 0,514 0,138 0,152 0,804 0,080
Retranqueo 20,0 1,079 0,021 0,132 1,232 0,062

Fuente: modificado de Torres et al. (2007).

32
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Valera et al. (2014) tras realizar una encuesta entre los productores de
las principales zonas productivas constatan que el coste medio del retran-
queo es de 30,9 euros m-3 para un volumen medio de 71,6 m3 ha-1, siendo
el coste por hectárea de 0,22 euros m-2 o 2.212 euros ha-1. Este hecho hace
reconsiderar las razones económicas que se argumentan para el abandono
de la técnica.

2.6.2. Retranqueo

El retranqueo es la labor de recuperación de la fertilidad del suelo ena-


renado por excelencia (Esquema 3 e Imagen 9). Esta consiste en apartar la
arena e incorporar estiércol de la misma manera y en igual cantidad que en
la construcción del enarenado, volviendo a extender, posteriormente, la capa
superior de arena (Serrano 1970, 1976; López-Gálvez y Naredo, 1994). Es ne-
cesario cada cierto tiempo (entre 4 y 6 años) proceder a reponer el estiércol.

Esquema 3: Esquema de la realización del retranqueo

Fuente: Serrano (1970).

33
Documentos Técnicos [n.º 10]

Imagen 9. Manejo del retranqueo sin laboreo

Fuente: Torres et al. (2007).

Serrano (1970) y Bretones (2003) recogen los procesos básicos a seguir


para su correcta ejecución. Tras el agotamiento del agua del suelo se proce-
de al arranque y limpieza de los restos de cultivo. La arena es acordonada,
limpiando hasta descubrir la capa arable. La capa de suelo arable es labo-
reada con un cultivador (Serrano, 1970); sobre la capa arable se coloca el
estiércol y se mezcla con el suelo. La labor se cubre con una segunda capa
de estiércol y la arena acordonada o nueva, en el caso que esta se hubiera
perdido, restableciendo las capas originales (Galvez y Naredo, 1996), «que-
dando el bancal completamente llano y parejo de arena» (Serrano,1970)

34
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Según Ramos et al. (2002) el retranqueo permite la recuperación de la


calidad de los suelos, reducir la excesiva utilización de fertilizantes inorgá-
nicos y minimizar la acumulación de fósforo y sodio.

2.6.3. Aplicaciones en franjas, bandas o «carillas»

Bretones (2003) recoge la carilla como la aplicación en banda de ma-


teria orgánica a la línea de plantación acompañada del laboreo del suelo.
Frente al retranqueo se justifica por la economía de materiales, tiempo y
mano de obra. Las consecuencias se encuentran asociadas a la degrada-
ción de las cualidades agronómicas y la aparición de pérdidas de rendi-
mientos (Imagen 10).

Imagen 10. Manejo en carillas


Carrilla a las líneas

Carrilla al centro

Carrilla mecanizada

Fuente: Torres et al. (2007).

35
Documentos Técnicos [n.º 10]

2.6.4. Otras técnicas

Junto a las labores de manejo del enarenado se presentaban tres la-


bores (Serrano, 1976): con el terreno seco, remover la capa de arena para
liberarla del apelmazamiento (bina), la eliminación de las «malas hierbas»
(escarda) arrancándolas después de un riego o cortándolas con cuidado de
no mezclar la arena y el rellenado de los huecos de plantación (aporcado).
La «cuchilla», los «ganchos» y el «raja-tierra» fueron diseñados, en oca-
siones por los mismos agricultores, con el objeto de mecanizar las labores
del enarenado. Los dos primeros realizan una labor superficial, en la capa de
arena, exigiéndole al «raja-tierra» una labor más profunda en la capa de suelo.
La «cuchilla» permite binar y escardar simultáneamente al emplearla en
la capa de arena. Sobre un bastidor con un enganche tripuntal se disponen
dos o tres barras perpendiculares al suelo (en función del ancho de trabajo)
en cuyo extremo se coloca una barra horizontal afilada en sus bordes, de
modo que pueda emplearse en las dos direcciones (avance y retroceso).
Normalmente se emplea entre la capa de estiércol y arena.
Los «ganchos» permiten binar el suelo. Se asemeja a una grada de
púas, si bien las líneas de púas se presentan muy próximas entre sí con el
objeto limitar la longitud del apero y facilitar con ello la maniobra.
El «raja-tierra» se asemeja a un chisel. Constituye una unidad don-
de los brazos no presentan resortes que permitan desplazare para salvar
obstáculos. Estos brazos presentan un grosor de 1 cm en la dirección de
avance y un canto variable (entre 15 y 20 cm), lo que limita la posibilidad de
giro. Su función es realizar «drenes» verticales (de 0,5 a 1 cm de anchura)
en la capa de suelo, mejorando la capacidad de infiltración al romper la
compactación superficial.

3. Limitaciones en la gestión de la materia orgánica


en los enarenados
La gestión de la materia orgánica que se realiza en los suelos enarena-
dos requiere una importante revisión, al ser este un sistema de cultivo sin-
gular como consecuencia de no manejar los restos de cosecha (Parra et al.,
2001). El manejo adecuado va a tener un efecto importante en el impacto
ambiental de la agricultura en la fijación de carbono atmosférico y una con-
tribución a la estabilidad fitosanitaria de nuestros cultivos. Para ello se ha

36
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

de acometer la revisión de las técnicas de manejo en la relación con la legis-


lación vigente, la adaptación de las técnicas y tecnologías de aplicación y
manejo de los restos de cosecha, la contribución de la materia orgánica en
la disponibilidad de los nutrientes necesarios para el cultivo y la seguridad
de las técnicas en el aseguramiento del adecuado estado fitosanitario y la
ausencia de sustancias contaminantes.
Las técnicas de aplicación de materia orgánica sólida varían en función
de las características de los productos a aplicar y las dosis necesarias para
alcanzar las funciones y efectos deseados. La dosis legalmente permitida
en productos de origen ganadero se ve afectada por la legislación aplicable
derivadas de la presencia de zonas vulnerables1, condicionalidad2 y nor-
mas específicas de calidad agroalimentaria como producción integrada3 o
ecológica4. Las normas regulatorias establecen en 170 UF de nitrógeno ha-1
la dosis máxima para el empleo de materia orgánica de origen ganadero.
Solo la norma de producción integrada establece un valor mínimo para los
suelos de los invernaderos de 0,5 % de materia orgánica, estableciendo un
valor recomendado próximo al 2 %. En ningún caso se establecen las dosis
por unidad de superficie para un fertilizante promedio.
Modo de aplicación. Las cantidades empleadas en las fincas varían en
función del tipo de fertilizante orgánico y de la técnica empleada siendo las
siguientes:

yy Retranqueos: 100 a 200 m3 ha-1.


yy Carillas: 50 a 100 m3 ha-1.
yy Abonadoras de pellets: 10 a 50 t ha-1.
yy Aplicaciones al golpe : 1 a 10 t ha-1.

1
Decreto 36/2008, de 5 de febrero, por el que se designan las zonas vulnerables y se establecen medidas contra la
contaminación por nitratos de origen agrario.
2
La condicionalidad es el conjunto de requisitos legales de gestión, relativos a la protección del medioambiente, la sa-
lud pública, zoosanidad y fitosanidad y el bienestar animal, y de normas para el mantenimiento de la tierra en buenas
condiciones agrarias y medioambientales que han de cumplir todos los titulares que reciban ciertos pagos de la Política
Agraria Común (PAC), para poder percibir sus ayudas de forma íntegra.
3
Orden de 10 de octubre de 2007, por la que se aprueba el Reglamento Específico de Producción Integrada de Culti-
vos Hortícolas Protegidos (tomate, pimiento, berenjena, judía, calabacín, pepino, melón y sandía.
4
Reglamento (CE) N.º 889/2008 de la Comisión, de 5 de septiembre de 2008, por el que se establecen disposiciones
de aplicación del Reglamento (CE) n.º 834/2007 del Consejo sobre producción y etiquetado de los productos ecoló-
gicos, con respecto a la producción ecológica, su etiquetado y su control.

37
Documentos Técnicos [n.º 10]

Estas dosis superan los límites establecidos en la aplicación de la nor-


ma (Del Moral, 2010). Los productores que limitan las dosis de aplicación
de 71,6 m3 ha-1 cada tres años o 43,8 m3 ha-1 cada 1 o 2 años (Valera et al.,
2014). Las limitaciones tecnológicas para su aplicación se establecen en
función del tamaño de la partícula y el aporte, bien mediante la homogenei-
zación de la distribución en el suelo mediante la mezcla o la formación de
una capa en contacto directo con el suelo.
Características técnicas de la materia orgánica aportada como son la
relación C/N, su velocidad de transformación y el contenido en nutrientes.
Tal y como establece Del Moral (2010) no existe una relación directa entre el
contenido de la materia orgánica empleada y el nitrógeno disponible para el
cultivo que participará en la formación de la cosecha. El empleo de técnicas
de monitoreo basado en sondas de extracción y diagnóstico rápido con el
empleo de electrodos selectivos es de gran utilidad (Fernández et al., 2013;
Granados et al., 2005).
El estado fitosanitario de los restos orgánicos (incluyendo los estiér-
coles no compostados) por la presencia de patógenos vegetales de difícil
control (Del Moral, 2010), patógenos humanos y de contaminantes quími-
cos plantean grandes inquietudes (Canet, n.d.). En este sentido, la guía de
buenas prácticas de higiene en la producción primaria agrícola aborda parte
de la problemática, así como las prácticas obligatorias y recomendables
para su empleo en las máximas condiciones de seguridad (Ministerio de
Agricultura, 2015).

4. Importancia de la autogestión de los restos de cosecha


La gestión de los restos vegetales tiene implicaciones agronómicas re-
lacionadas con la gestión tradicional, el manejo de las cantidades genera-
das, su estacionalidad y el acondicionamiento exigido, así como la disponi-
bilidad de tecnologías que faciliten la tarea.
La gestión tradicional de los restos de cosecha y podas se realiza man-
teniendo la limpieza total de la superficie de la capa de arena (Sanz y Due-
ñas, 1973; Serrano, 1976), derivándose la misma al aprovechamiento gana-
dero, la gestión en organismo autorizado, la quema incontrolada o incuso
el abandono. Solo la primera opción sería considerada como manejo de
restos vegetales, el resto sería calificado como manejo de residuos. Convie-
ne recordar las prácticas de acolchado o mulching en agricultura también
emplean restos vegetales (Guerrero, 2001).

38
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Imagen 11. Manejo tradicional de los residuos de invernadero

Los restos de cultivo son considerados elementos básicos en la gestión


fitosanitaria de las fincas, debiendo comprobar la ausencia de los mismos
antes de iniciar el cultivo y eliminando las plantas afectadas en función del
patógeno (Aparicio et al., 1998). Los aspectos normativos llevan a estable-
cer un máximo de permanencia de 3 días en el invernadero desde la finali-
zación del cultivo y otros 3 para la retirada de los mismos en el entorno de la
finca siempre que no se lleve a un contenedor aislado (Fernández, 2001), o
7 días y la gestión en contenedor aislado hasta la entrega a vertedero (Cor-
tes et al., 1999). Las recomendaciones incluyen el arranque y secado de las
plantas durante 3 días para asegurar la seguridad fitosanitaria en los pro-
cesos de gestión. Por desgracia la presencia de organismos fitopatógenos,
como hongos, bacterias y virus, permanecen durante el proceso de secado,
constituyéndose en foco de enfermedades (Gómez et al., 2002).
La gestión de los restos de cosecha es considerado clave en la gestión
ambiental de nuestro modelo productivo (Parra et al., 2001; Tolón y Lastra,
2010). Son numerosas las ocasiones en las que el sistema se ha visto des-
bordado ante la incapacidad de gestionar, de modo eficiente y económi-
co, las cantidades generadas (Coexphal, 2002). Los factores que limitan la
gestión adecuada de los mismos son la estacionalidad y las características
particulares de los restos a procesar (rafias plásticas).

39
Documentos Técnicos [n.º 10]

Los trabajos realizados por Parra et al. (2001) caracterizan los residuos
vegetales de invernadero (Gráfico 1). Son los cultivos de pimiento con 58 t
de materia fresca por hectárea, y la sandía con 18 t los cultivos con mayor
y menor cantidad de biomasa generada.
Al determinar la evolución de la deshidratación en condiciones de in-
vernadero (Gráfico 2) el cultivo de sandía se deshidrata rápidamente, re-
duciendo su humedad por debajo del 40 % en tres días mientras que el
tomate mantiene sus niveles de humedad en el 80 %, siendo el grado de
sombreo mediante el encalado de la cubierta el factor determinante (ausen-
te para la sandía).
La cantidad de residuos de cosecha estimados para Almería superaba
los 1,5 x 106 t (Parra et al., 2001). Solo para la comarca del poniente alme-
riense se estimaba que entre los meses de febrero a mayo se generaban
2,5 x 106 m3 y 0,65 x 106 t de restos vegetales (Tolón y Lastra, 2010).

Gráfico 1. Variación de la producción de residuos


de los cultivos hortícolas. En t ha-1

Calabacín

Sandía

Melón

Berenjena

Judía

Pepino

Tomate

Pimiento

0 10.000 20.000 30.000 40.000 50.000 60.000 70.000 80.000

Fuente: Parra et al. (2001).

40
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Gráfico 2. Evolución del contenido de humedad en el mes de junio


para los cultivos de Almería. En porcentaje

Pimiento
Tomate

Pepino

Judía
Berenjena

Melón

Sandía
Calabacín

Fuente: Parra et al. (2001).

Tabla 8. Producción de restos de residuos


en los invernaderos de Almería

Residuos Periodo Superficie Residuos Producción


Cultivos
m ha
3 -1
t ha -1
meses ha m 3
t t
Pimiento (T*) 100,0 25,0 ene-feb/dic 6.476 647.600,0 161.900 425.425
Pimiento (I*) 110,0 27,0 69 7.590,0 1.897
Tomate (T) 140,0 35,0 ene/may 3.173 444.220,0 111.055 382.704
Tomate (I) 182,0 45,5 244 44.408,0 11.102
Pepino (T) 90,0 22,5 ene/may 3.898 350.820,0 87.705 334.305
Pepino (I) 94,5 23,6 35 3.307,5 827
Calbacín 90,0 22,5 ene/may 3.805 342.450,0 85.612 213.080
Berenjena 90,0 25,0 feb/jun 1.485 133.650,0 37.125 118.800
ene/may
Judía 70,0 17,0 1.140 79.800,0 19.950 17.100
may/jul
Sandía 50,0 15,0 ene/may 2.830 141.500,0 43.865 212.250
Melón 80,0 23,0 ene/jun 3.880 310.400,0 89.240 155.200
Media o total 90,0 25,0 feb-may 27.035 2.505.745,0 650.278 1.858.864

T*: cultivo en invernadero tradicional.


I*: cultivo en invernadero industrial.

Fuente: Tolón y Lastra (2010).

41
Documentos Técnicos [n.º 10]

Los problemas y amenazas generados por los restos de cosecha se


deben principalmente a (Parra et al., 2001):

yy La emisión de gases (CO2 y CH4). Riesgo de fuegos y contamina-


ción atmosférica.
yy El trasporte. Contaminación ambiental y riesgo de accidentes.
yy La incineración incontrolada. Riesgo de fuegos y contaminación
atmosférica.
yy Establecimiento de fuente de plagas y enfermedades. Contamina-
ción de los cultivos cercanos.
yy Saturación de cauces de agua. Inundaciones.
yy Putrefacción y contaminación de acuíferos. Riesgo para la salud
humana por contaminación de aguas subterráneas.
yy Envenenamiento de animales. Riesgo para la salud humana.
yy Impacto visual. Daños a la imagen comercial.
yy Olores y picores. Reducción de la calidad de vida.
yy Vivir cerca de los residuos. Reducción de la calidad de vida.

Imagen 12. Restos de cosecha del cultivo de sandía

42
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Además de con las técnicas de gestión que se pueden realizar fuera


de finca como son el compostaje y el empleo de las mismas para generar
energía (Parra et al., 2001), que por desgracia y debido a factores exter-
nos e internos de los proyectos llevado a cabo en Almería no terminan de
consolidarse, la valorización de los restos de cosecha en las fincas puede
realizarse con las siguientes técnicas:

yy Henificado y/o deshidratado. Consiste en la conservación de los


restos vegetales para el consumo animal mediante el secado de
los mismos. Esta técnica es empleada para la valorización en el
aprovechamiento energético de los restos de cosecha (López et al.,
2013). Es la práctica más empleada en los invernaderos de Almería
(Imagen 12) y permite la reducción en peso y en volumen de los
restos vegetales (Gráfico 3).

Gráfico 3. Residuo vegetal de los principales cultivos hortícolas


en Almería, en peso en el momento de corte (fresco)
y secado a estufa a 65 ºC (seco)

Fuente: López et al. (2013).

43
Documentos Técnicos [n.º 10]

yy Ensilado. Conserva las propiedades nutritivas de los restos median-


te la fermentación láctica en ausencia de oxígeno de los mismos.
Su acción permite eliminar los residuos de pesticidas (Barroso et
al., 2000).
yy Abono verde. Aplica la cosecha, cuando se hace una siembra espe-
cífica, o los restos de esta al suelo con el objeto de devolver la ma-
teria orgánica y nutrientes contenidos en la misma. Serrano (1976)
recogía la conveniencia de la realización de abonos siderales, si
bien esta práctica no ha sido fomentada entre los productores des-
de entonces. Recientemente trabajos realizados en el Centro de Ex-
periencias de Cajamar en Paiporta registran incrementos de entre el
20 y el 26 % cuando incorporan los restos tras la cosecha y cuando
los dejan compostar en la superficie del suelo antes de incorporar-
los (Aguilar et al., 2011, 2010; Baixauli, 2008).
yy Compostaje. Descomposición por la acción de los microrganismos
de los restos vegetales en presencia de oxígeno. Su realización de
modo controlado devuelve la sanidad a la materia orgánica (Gómez
et al., 2002) y reduce la contaminación plaguicidas pudiendo em-
plearlos en producción ya que el proceso limita la transferencia al
cultivo (Alcoverro et al., 2010). Su condición para un correcto ma-
nejo radica en las características de los materiales empleados ya
que el proceso requiere una relación entre el carbono y el nitrógeno
(C/N) superior a 20 (Moreno Casco y Moral Herrero, 2008), requi-
riéndose para nuestras condiciones adicionar virutas de madera o
paja (Sevilla et al., 2010).

Tabla 9. Características de los restos de cosecha


de algunos cultivos requeridos para realizar compost

Densidad Humedad
Material Ct (%) N (%) C/N pH
(g cm-2) (%)
Sandía 29,5 2,5 11,7 0,14 15,0 7,4
Pepino 24,2 1,9 12,4 0,12 20,8 8,0
Tomate 28,3 3,2 8,6 0,14 13,0 7,9
Melón 33,3 2,1 16,0 0,13 26,1 8,0
Pimiento 32,4 2,7 11,9 0,17 13,2 9,1

Fuente: Moreno y Moral (2008).

44
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Imagen 13. Manejo usual de los restos de cosecha del cultivo


de tomate antes de ser apilado para su transporte a vertedero

yy Biodesinfección. Emplea estiércoles, restos de cosecha y subpro-


ductos agroindustriales para el control de patógenos en el suelo
(Bello et al., 2010, 2008b, 2000; Castro-Lizazo et al., 2011). En este
sentido Segura et al. (2006) abordan el empleo de restos de cose-
cha de melón y tomate como fuente de materia orgánica con la que
realizar la biosolarización, enterrándolos sin triturar bajo la capa de
arena, para el control de Fusarium sp. En todos los casos en los que
se aportan los restos de cosecha la infección es menor que los tra-
tamientos químicos alternativos y el testigo tratado con bromuro de
metilo. Torres et al. (2007) realizan el aporte de los restos de cose-
cha de tomate en verde con el empleo de un rotavator, mezclando
sobre la capa de suelo tras retirar la arena. El efecto de la aplicación
de los mismos en el control de nematodos no difirió de las otras
técnicas evaluadas trascurrido el primer ciclo de cultivo donde se
empleó estiércol, siendo el resultado en todos los casos mejor que
la solarización. Un trabajo realizado en un invernadero en produc-
ción ecológica en San Isidro (Níjar) donde se emplearon restos de
tomate triturados, estiércol y vinazas a dosis variable ofrecieron

45
Documentos Técnicos [n.º 10]

resultados satisfactorios en una rotación tomate resistente-pepino


(Diez-Rojo et al., 2010a). Trabajos recientes realizados en fincas co-
merciales en Almería señalan el buen efecto del empleo de estiércol
bajo la capa de arena, similar al tratamiento con metam sodio y la
ausencia de control con el empleo de restos de pimiento mezclados
en el suelo a las dosis utilizadas (Martín-Expósito et al., 2013).

5. Herramientas para la autogestión de restos de cosecha


en los invernaderos y su repercusión en la estructura
de costes
El manejo de la materia orgánica proveniente de las plantaciones culti-
vadas en la misma finca requiere de la adaptación del sistema de manejo.
Torres et al. (2007), tras evaluar los costes de la realización de la biosolariza-
ción con restos de cultivo, concluyeron que la gestión permite a cada agri-
cultor solucionar los restos generados por su cultivo, reduciendo los incon-
venientes relacionados con su eliminación, puesto que estos se gestionan
en verde, y la reducción de los niveles de plaga por la acción mecánica de
los aperos destinados a su trituración. Además constituye un ahorro en los
costes de cultivo aunque es necesario mejorar en las técnicas de aplicación
y en las tecnologías disponibles.
La gestión sin manejo de restos es el método más empleado. Tras la
última recolección se cortan o arrancan las plantas. Una vez están parcial-
mente deshidratadas se sueltan las plantas del emparrillado y se amonto-
nan en el pasillo central. Por medios mecánicos se llevan hasta el exterior
y se encomienda la carga y el transporte a la empresa de que entrega al
gestor autorizado los residuos. Se procede a la descarga previa validación
del alta del productor y el medio de pago (Esquema 4).

46
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Esquema 4. Comparación entre dos modelos de gestión


de restos de cosecha en los invernaderos

Sin manejo de restos Con manejo de restos


Diseño y manejo previo
Fin de cultivo
Tutorado y/o rafias biodegradables
Acondicionamiento de los restos y/o separación de
Corte de las plantas a ras de suelo
rafias
Deshidratado
Descolgado de rafias del emparrillado
Colocación de los restos en el pasillo Trituración de los restos de cosecha
Transporte al exterior del invernadero Gestión in situ
Carga y transporte al punto de gestión
Aporte de estiércol Aporte de restos de cosecha y estiércol

Imagen 14. Plantas de tomate separadas de los tutores plásticos

47
Documentos Técnicos [n.º 10]

Imagen 15. Manejo del enarenado para la aplicación de restos


de cosecha troceados con rotavator y mezclados en la capa de suelo

Para los restos de cosecha, partiendo de un sistema de manejo tradicio-


nal del entutorado, se requiere de la separación de los materiales no degrada-
bles biológicamente y el acondicionamiento de los mismos (trituración) para
su aplicación conforme a las técnicas de manejo de los suelos enarenados.
Torres et al. (2007) obtienen unos costes en la gestión de los restos
de cosecha de un cultivo de tomate cherry cultivado en ciclo anual de
9.430 euros ha-1 (Imagen 14). Este sistema de gestión resultó menos efi-
ciente que el aporte 20 kg m-2 de materia orgánica a granel realizada en
retranqueo (Tabla 10). Además, señalan tres aspectos en el manejo de los
restos de cosecha que permiten mejorar el coste:
1. La técnica requiere de la pericia necesaria para que la separación
de las rafias de sus tutores sea rentable (tanto en la colocación
como en su retirada), pudiendo emplear rafias biodegradables o la
reutilización de las rafias plásticas y modificando los entutorados
con el fin de asegurar la sujeción de las plantas y su separación.
2. Se requiere que el manejo de los restos de cultivo se haga compa-
tible con el conjunto de labores a realizar para su aporte, con el fin
de evitar el movimiento de restos de cultivo en el interior del inver-
nadero y el manejo de los mismos.

48
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

3. La mecanización del proceso debe evitar la realización de labores


a mano y el tránsito sobre la superficie destinada al cultivo, que
contribuiría a la compactación superficial del suelo arenado bajo la
capa de arena.

Tabla 10. Comparación económica entre la técnica de retranqueo


y la gestión de restos de cultivo

Materia Orgánica Mano de Obra Maquinaria Total


kg m-2 euros m-2 euros m-2 euros m-2 euros m-2 euros kg-1
Retranqueo 20 1,079 0,021 0,132 1,232 0,062
Restos de cultivo 9 0,376 0,566 0,943 0,108

Fuente: Modificado de Torres et al. (2007).

Imagen 16. Efecto de los bordes en el manejo


de los restos de cultivo aportados con rotavator

49
Documentos Técnicos [n.º 10]

5.1. Experiencias en el manejo de restos vegetales

Con el fin de evaluar como el tiempo influye en la deshidratación de las


plantas de tomate en los meses más cálidos se procede a la realización de
las siguientes experiencias. Inicialmente se procede a estimar la cantidad
de restos de cosecha y la deshidratación del cultivo en el invernadero para
optimizar las labores de separación para, posteriormente, estudiar los cos-
tes de la realización manual de la aplicación de los restos en el enarenado,
puesto que es sobre la caracterización de los costes de las labores realiza-
das de modo manual donde los avances tecnológicos permiten estimar la
mejora de la eficiencia en la gestión de los recursos disponibles.

5.1.1. Condiciones para el manejo de los restos de cultivo

La necesidad de conocer las cantidades de restos de cosecha que se


generan y la aparición de fenómenos de aumento de resistencia al corte y
triturado como consecuencia de la pérdida de agua de los tejidos vegetales,
nos llevó a la necesidad de caracterizar la pérdida de agua debido al proce-
so de desecación natural que tiene lugar en la finca.
Para ello se procede a la caracterización de los restos de cultivo proce-
dentes de 9 plantas en grupos de tres plantas en tres posiciones del inver-
nadero, atendiendo a la distribución del peso fresco de sus órganos (tallo,
hojas y frutos) y la variación de su peso en el tiempo con el muestreo de una
planta por grupo cada 0, 48 y 76 horas. Las determinaciones se realizan en
el mes de julio con el invernadero encalado.

Tabla 11. Variación de la distribución del peso (kg) de los órganos


de la planta de tomate desde el arranque

Peso (kg)
Tiempo (h)
0 48 76
Fruto 0,3 ± 0,1 0,3 ± 0 1,4 ± 0,1
Hoja 2,9 ± 0,3 2,2 ± 0,1 1 ± 0,1
Tallo 3,3 ± 0,1 2,3 ± 0,1 1,7 ± 0,1
Planta 6,6 4,8 4,1

50
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

La variación en el peso de los restos de cultivo supone un 40 % en peso


a las 48 horas, siendo la que tiene lugar a las 76 horas la que experimenta
una reducción del 60 %. La variación equivale a 3 kg de peso de hojas, tallo
y de aquellos frutos en fase de engorde, no así en aquellos que han iniciado
su proceso de maduración. La deshidratación más importante tiene lugar
en la hoja, perdiendo un 60 % de su peso en agua, seguida del tallo con
un 50 % y por último el fruto. Las cantidades obtenidas variaron entre las
66 t ha-1 y 41 t ha-1. La evolución de la pérdida de peso es superior al 80 %
obtenida para el cultivo de tomate (Parra et al., 2001) estando relacionada
la pérdida de peso con el tipo de manejo realizado, la época y el grado de
blanqueo, siendo el peso fresco similar. En cuanto a la cantidad total de
restos los datos son similares a los obtenidos por López et al. (2013) para el
cultivo de tomate, siendo de 73 t ha-1 en peso fresco y 9 t ha-1 en peso seco
en estufa a 65 ºC.

5.1.2. Evaluación de costes de la gestión de restos de cosecha


sin apoyo de maquinaria

Con objeto de conocer los costes detallados por labor de todos los
procesos necesarios para la gestión en finca de la materia orgánica se rea-
lizó la aplicación conforme a las técnicas de manejo del enarenado (Torres
et al., 2007) sin el empleo del tractor.

Imagen 17. Detalle de las labores necesarias para separar la planta


de tomate de su tutor plástico y anillas

51
Documentos Técnicos [n.º 10]

A la finalización de un ciclo de cultivo de tomate de 5 meses en pri-


mavera se aplican 6,6 kg de materia fresca por metro cuadrado en una su-
perficie de 900 m2. Esta superficie corresponde a la zona perimetral de dos
invernaderos de 3.800 y 3.700 m2.

Imagen 18. Reducción del volumen de los restos como consecuencia


de la trituración manual

Las tareas necesarias para llevar a cabo la aplicación fueron las siguientes:

yy Separación de los restos de las rafias plásticas (Imagen 17) y loca-


lización junto a la zona de aplicación.
yy Apertura de la capa de arena.
yy Manejo de ramales.
yy Transporte y trituración con pala de borde recto (Imagen 18).
yy Enterrado.
yy Retirada de rafias.

52
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Los costes derivados de la realización de las labores figuran en la


Tabla 12. Las que exigen un mayor esfuerzo (apertura de la arena con
510 euros ha-1) y destreza (separación de los restos de sus tutores con
450 euros ha-1) presentan un mayor coste. Cabe resaltar el coste de retirada
de las rafias plásticas que quedan colgadas una vez separadas las plantas
con casi 180 euros ha-1. La trituración manual de los restos de cosecha
sobre el suelo acumuló unos costes de 400 euros ha-1, siendo el coste total
de 1.022 euros ha-1.

Tabla 12. Costes de la gestión de restos de cosecha de tomate


en un ciclo de cultivo de 5 meses

Coste Coste Coste


Tarea
horas m-2 euros m-2 euros t-1
Separación de restos de los tutores plásticos 0,0106 0,045 6,82
Apertura de la arena 0,0119 0,051 7,73
Trituración 0,0093 0,040 6,06
Enterrado 0,0091 0,039 5,91
Manejo de ramales de riego 0,0006 0,002 0,30
Gestión de rafias 0,0041 0,018 2,73
Total 0,0456 0,195 29,55

Según los costes obtenidos por Torres et al. (2007) el aporte de los
restos de cosecha con rotavator conforme a la técnica de retranqueo para
un cultivo anual de tomate fueron de 0,485 euros m-2 para el total de las
operaciones manuales para la separación de los tutores y otras operacio-
nes manuales y 0,630 euros m-2 por el empleo de maquinaria (aparta-are-
nas y rotavator). Por tanto, la reducción de costes supuso un ahorro de
0,92 euros m-2 al triturarlo manualmente y aportarlo bajo la capa de arena. A
su vez estos resultados se sitúan próximos a los reportados por Valera et al.
(2014) como gastos promedio en el aporte de materia orgánica realizados
por los agricultores.
Al analizar los coste de la operación de trituración manual observamos
que los resultados obtenidos de 400 euros por hectárea (0,04 euros m-2)
justifican la incorporación de un sistema de trituración mecánico que facilite
la aplicación de los restos.

53
Documentos Técnicos [n.º 10]

Al comparar los datos de la autogestión con los costes la gestión de


residuos (Imagen 19) obtenemos una diferencia de 550 euros ha-1. Esta
evaluación económica justifica la gestión in situ de los restos de cultivo y
encontró que el resultado de los costes de los servicios externos difiere en
0,05 euros m-2.

Tabla 13. Costes de la gestión de residuos vegetales

Tarea Coste euros m-2

Descolgado de plantas 0,041

Retirada del invernadero 0,012

Transporte a planta 0,012

Gestión en planta 0,075

Total 0,140

Imagen 19. Resíduos vegetales preparados para el transporte


a gestor autorizado

El reciclaje de las rafias plásticas para la siguiente cosecha supondría un


ahorro en la retirada y colocación posterior de 0,036 euros m-2 y en la adqui-
sición de la rafia nueva (no valorado), pudiendo reutilizarlas hasta 2 años. Por
tanto, resta por amortizar 0,016 euros m-2 o 160 euros ha-1.que se justifican
con la valorización en contenido en nutrientes de los restos de cosecha.

54
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Tabla 14. Estimaciones de los nutrientes contenidos en las plantas


al finalizar el cultivo

N P2O5 K2O
Cultivo
UF ha-1 UF ha-1 UF ha-1
Tomate 233 59 248
Pimiento 205 52 218
Calabacín 86 22 92
Pepino 113 29 121
Melón 143 36 152
Judía 127 32 135
Sandía 95 24 101

5.1.3. Valorización de los restos de cosecha desde la fertilización

Los restos de cosecha devuelven al suelo materia orgánica y nutrientes


que contribuyen al mantenimiento de la fertilidad del mismo y de su diversi-
dad funcional. Las cantidades de nutrientes retornadas al suelo se estiman
en el 50 % de las extracciones totales. Partiendo de los datos de extrac-
ciones establecidos en los Reglamentos de Producción Integrada en el año
2000 para las producciones medias de Almería encontramos los datos que
aparecen en la Tabla 14.
La guía práctica de la fertilización de los cultivos de España recoge
el contenido en nutrientes de los restos de cosecha (López Bellido et al.,
2010), pero no la materia seca generada (Tabla 15).
Un trabajo realizado en el IFAPA de la Mojonera estimó las cantidades
retornadas por el empleo de restos de cosecha de cinco de los ocho culti-
vos realizados en los invernaderos de Almería (Tabla 16).
Cabe destacar que cada cultivo contribuye de modo diferente al conte-
nido en materia orgánica y nutrientes, además se facilitan los procedimien-
tos operativos para estimar correctamente el aporte de nutrientes resultante
(múltiplo de la densidad de plantación y de las plantas tomadas para reali-
zar la estimación) y el protocolo para su valorización (Contreras et al., 2014),
que coincide con el establecido para la biodesinfección de suelos mediante
biosolarización.

55
Documentos Técnicos [n.º 10]

Tabla 15. Intervalos del contenido de nutrientes de los residuos


de cosecha para una producción del cultivo establecida

Producción N P2O5 K2O


Cultivo
t ha-1 UF ha-1 UF ha-1 UF ha-1
Calabacín 25 20-30 5-15 20-40
Pimiento 60 110-160 35-60 180-220
Tomate 60 45-60 20-55 80-120
Melón 35 30-40 15-20 80-100
Pepino 30 20-30 10-20 30-50
Sandía 50 30-40 10-20 30-50
Judía 14 30-60 25-35 60-80
Berenjena 60 100-160 30-50 180-220

Fuente: López Bellido et al. (2010).

Tabla 16. Cantidades de nutrientes retornados por el empleo


de restos de cosecha

Cultivo MS N P K Ca Mg
Contenido en nutrientes % sobre materia seca
Pimiento 16,1 2,87 0,14 3,62 1,53 0,78
Tomate 12,6 1,78 0,39 2,03 2,73 1,20
Melón 10,4 1,33 0,23 2,83 2,10 0,57
Pepino 12,2 1,35 0,19 1,32 2,25 0,45
Judía 14,5 1,71 0,16 1,72 2,95 0,66
% de nutrientes en los restos de cosecha respecto del total extraído
Pimiento 57 50 53 91 89
Tomate 51 60 42 85 85
Melón 42 59 40 83 82
Pepino 43 57 39 80 81
Judía 75 70 73 91 83

Fuente: Contreras et al. (2014).

56
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Tabla 17. Ejemplos de recuperación de nutrientes


para los restos de cosecha

Cultivo MS N P K Ca Mg

Pimiento 4.550 131 6,37 164 70 36

Tomate 5.170 92 20 105 141 62

Melón 3.175 42 7 90 67 18

Pepino 2.511 34 5 33 56 11

Judía 2.812 48 4 48 83 19

Fuente: López et al. (2013).

Conviene no olvidar que la eficiencia en la separación está relaciona-


da no solo con la pericia, también con la colocación de los tutores y ele-
mentos de sujeción. La colocación de modo adecuado puede reducir los
costes de separación en un 20 %. Además, el empleo de rafia y elementos
de sujeción biodegradables ha sido ensayado para cultivos de ciclo largo
(Bernal et al., 2008).
Los cultivos rastreros que crecen sin tutores presentan la única salve-
dad para su gestión que, debido a las cantidades de restos generadas, con-
viene reducir el área sobre la que se aportan. Además, dadas las caracte-
rísticas del cultivo conviene apoyarse en la franja del terreno donde no está
plantado para situar los restos mientras se retira el plástico de acolchado
negro, los ramales y la capa de arena (Imagen 20).
Es necesario estimar las cantidades de restos de cosecha que se de-
vuelven al suelo ya que estos contribuyen a optimizar el empleo de fertili-
zantes tal y como proponen Contreras et al. (2014). El manejo de la materia
orgánica requiere de la integración en el plan de fertilización para el cultivo
en los sistemas de producción integrada (Ribó y Pomares, 2004) y los sis-
temas de rotación en producción ecológica (Gonzálvez y Pomares, 2008).

57
Documentos Técnicos [n.º 10]

Imagen 20. Aporte de restos de cosecha de sandía y estiércol


en el enarenado

5.2. Experiencias en la elección de maquinaria para el trabajo


en invernadero

La presencia de máquinas rotativas en los enarenados de Almería está


limitada a la presencia del rotavator. Las picadoras y trituradoras han venido
empleándose para la trituración de ramas de poda (Cirujeda y Zaragoza,
2006) y el desbrozado y picado de restos vegetales (Gil y Blanco, 2003). El
empleo de esta maquinaria en otros sistemas responde a criterios de con-
servación de suelos, por el empleo de restos de poda y cosecha como mul-
ching, como el manejo de cubiertas vivas con efecto protector en sistemas
citrícolas (Gento, 2010), oleícolas (Rodríguez et al., 2007) y frutales (García
et al., 2006), siendo estos fomentados por las ayudas agroambientales.
El suelo enarenado y desnudo está presente en el 86 % de las fincas.
El 16 % de los productores tiene en la finca un tractor con el que realiza los
tratamientos fitosanitarios y el 27 % de los productores contratan los servi-
cios para la realización de las labores de suelo, resultando un 43 % de las
fincas con acceso a maquinaria y pese a preparar el suelo todos los años
en el 50 % de las fincas solo el 37 % realiza labores de retranqueo (Valera
et al. 2014).

58
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Imagen 21. Restos de cosecha de tomate triturados


con una desbrozadora

5.2.1. Aproximación al funcionamiento de la maquinaria


para el trabajo en invernadero

Con el objeto de conocer la adaptación de la maquinaria disponible co-


mercialmente se evalúan tres modelos suministrados por dos empresas de
la zona en el año 2006. Almeritrac SL facilitó la prueba de una trituradora de
cuchillas de viña y una desbrozadora de eje vertical, ambas de marca Agric.
AgroVenjua SL facilitó la prueba de una trituradora de martillos marca Forigo.
Los criterios que centraron la atención fueron los siguientes:

1. Apero accionado por el tractor (acoplable al tractor).


2. Demanda de potencia limitada (entre 35-45 CV).
3. Posibilidad para atacar los montones de restos en los pasillos.
4. Tamaño del triturado adecuado para manejo posterior.
5. Autoalimentación (no expusiese a los operarios).
6. Capacidad de acordonamiento y/o transporte.

59
Documentos Técnicos [n.º 10]

La desbrozadora permitió obtener restos con un tamaño de partícula


adecuado (Imágenes 22 y 23) y atacar grandes montones aunque la pro-
yección de los mismos dificultó su manejo al requerir varias intervencio-
nes para alcanzar el tamaño deseado. Al manejar restos deshidratados de
sandía estos eran pulverizados, haciendo difícil la respiración dentro del
invernadero (pudiendo requerir el empleo de un equipo de protección si la
labor es intensa).

Imagen 22. Trituración de restos de cosecha


de sandía liados y deshidratados

La trituradora de cuchillas trocea de forma adecuada los restos en fres-


co, no así los restos de sandía deshidratados.
Los restos de cosecha deshidratados presentaron un aumento de la
resistencia al corte, de forma que estos, cuando se liberaban de la sujeción
que hacían las ruedas del tractor, saturaban la capacidad de trituración y
bloqueaban el giro del eje (Imagen 24). Además, los ángulos rectos de los
soportes de sujeción de las cuchillas facilitaban el arrollamiento.

60
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Imagen 23. Efecto de la trituración con cuchillas


en los restos frescos de tomate

Imagen 24. Bloqueo de la trituradora como consecuencia


del efecto rafia de las plantas de sandía

La trituradora de martillos soluciona de modo eficaz los problemas que


se generaron por el arrollamiento, al disponer de elementos de sujeción en
el rotor redondeados.

61
Documentos Técnicos [n.º 10]

Imagen 25. Bloqueo de la trituradora de martillos


consecuencia del manejo de los restos de cosecha deshidratados
previo a la trituración

El efecto rafia es consecuencia de la deshidratación de los restos de


cosecha. La aparición del efecto se presentó en los tres modelos (Imágenes
22, 23 y 24). La presencia del efecto rafia ocasiona daños por bloqueo del
eje de toma de fuerza, cuyo alcance abarca desde la rotura de las correas
de trasmisión, el embrague del tractor o la rotura del motor.
El manejo de los restos de cosecha en verde soluciona los problemas
ocasionados por el efecto rafia. La mejora tecnológica debe abordar la elec-
ción de maquinaria mejor adaptada al modo en el que se van a manejar los
restos de cosecha y el modo en el que se acciona.

62
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Tabla 18. Resumen de las características


de las máquinas trituradoras evaluadas

Trituradora Trituradora
Característica Desbrozadora
cuchillas martillos
Demanda de potencia limitada (entre 35-45 CV) Sí Sí Sí

Posibilidad para atacar los montones de restos en los pasillos Sí No No

Tamaño del triturado adecuado para manejo posterior Sí Sí Sí

Exposición de los operarios Sí No No

Capacidad de acordonamiento y/o transporte No Sí Si

Bloqueo de la máquina por efecto rafia No Sí Sí

Elementos redondeados en su diseño Sí No Sí

5.2.2. Características de la maquinaria destinada a la trituración


de restos vegetales

La maquinaria disponible comercialmente para la gestión de restos de


cosecha se puede clasificar atendiendo a los siguientes elementos:

1) Fuente de energía.
2) Posición del eje de triturado.
3) Posición de enganche al tractor.
4) Alimentación.
5) Sistema de corte.
6) Localización del triturado.
7) Potencia demandada.

1) Fuente de energía
La energía necesaria para su accionamiento puede estar integrada
en la máquina (autónoma) o servirse de la generada por la máquina
que la porta (tractor). Así se clasifican en:

63
Documentos Técnicos [n.º 10]

yy Autónomas
yy Combustión
yy Eléctricas
yy Accionadas por el tractor
yy TDF
yy Hidráulicas

2) Eje de triturado
El eje toma la energía de eje de giro del motor o la toma de fuerza
del tractor, y trasladada a una caja de engranajes que permite cam-
biar el eje.
yy Trituradoras de eje horizontal. Sitúa el eje de giro paralelo al eje
en el que se disponen los elementos de corte. El eje de corte es
accionado mediante correas o cadenas (Imagen 26).

Imagen 26. Trituradora de eje horizontal

64
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

yy Trituradoras de eje vertical (desbrozadoras). La toma de fuerza


es conectada a una caja de engranajes cuya salida se dispone
en sentido vertical. En el extremo presenta un volante de inercia
sobre el que se montan las cadenas (Imagen 27).

Imagen 27. Desbrozadora de eje vertical

yy Trituradoras de poda o forestales. Son máquinas autónomas o


acoplables al tractor.

3) Posición de enganche al tractor


El diseño de la máquina va a permitir variar el modo en el que se
atacan los restos de cosecha. La variación en la modalidad de en-
ganche permite realizar el acoplamiento:

yy Trasero. El tractor se sitúa sobre los restos de cosecha en el


avance.
yy Delantero y trasero (inversible). El tractor se sitúa sobre el tritu-
rado de los restos de cosecha en el avance. Tienen un doble
sistema tripuntal y de toma de fuerza (Imagen 28).

65
Documentos Técnicos [n.º 10]

Imagen 28. Trituradora de eje horizontal

4) Alimentación
El modo en el que llegan los restos de cosecha a la cámara donde
se realiza el corte de los restos de cosecha permite clasificar las
maquinas en:

yy Manual. Los restos de cosecha llegan a los elementos de corte


por la presencia de un operario que la alimenta
yy Sin alimentación. Los restos de cosecha llegan a los elementos
de corte al avanzar la máquina sobre los mismos
yy Con alimentador. Los restos de cosecha son regulados median-
te un mecanismo accionado hidráulicamente. Los elementos
de corte se encuentran totalmente protegidos por el conjunto
alimentador-trituradora

66
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Imagen 29. Trituradora con alimentador (Agric., 2015)

5) Sistema de corte
El sistema de corte está formado por el rotor y los elementos de
corte, que se fijan con un tornillo pasante y giran libremente. El ta-
maño de rotor establece la velocidad de impacto de los elementos
de corte y ambos establecen la potencia demandada. Los elemen-
tos de corte se clasifican en:

yy Martillos. Se emplean en el triturado de material leñoso.


yy Cuchillas. Orientadas al corte de material herbáceo.
yy Cadenas (forestales). Destinadas al roce de la vegetación her-
bácea y leñosa.
yy Cuchillas discoidales. Optimizadas para el corte de material
leñoso.

67
Documentos Técnicos [n.º 10]

Imagen 30. Martillos

Imagen 31. Cuchillas

68
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Imagen 32. Cadenas

6) Localización del triturado


El diseño de la máquina y las características del sistema de corte
van a determinar la posición de los restos triturados.

yy Disperso. La acción de la trituración proyecta los restos de cose-


cha alejados, como sucede con parte de las desbrozadoras del
eje vertical.

Imagen 33. Dispersión de los restos por la acción


de la desbrozadora de eje vertical

69
Documentos Técnicos [n.º 10]

yy Bajo la máquina. La colocación de una carcasa deflectora per-


mite localizar en las proximidades de la máquina los fragmen-
tos. Además, permite devolver los fragmentos más gruesos a
la zona anterior para reducir el tamaño. Lo hace parte de las
trituradoras de eje horizontal.

Imagen 34. Dipersión de los restos por la acción


de la trituradora de eje horizontal

yy Apilado. El triturado es proyectado por la acción de una turbina


acoplada lateralmente y guiado por tubo accionado hidráulica-
mente. La máquina es cerrada y presenta un alimentador en la
parte delantera. Hace parte de las máquinas cargadoras.
yy Tolva de acopio. El triturado es conducido a una tolva que hace
parte de la máquina. Esta tolva permite la descarga mecánica
de los restos. Hace parte de las autocargadoras.

7) Potencia demandada
El mercado ofrece la disponibilidad de maquinaria adaptable a trac-
tores desde potencias inferiores a 35 CV con un ancho de trabajo
de 1 m hasta 1,5 m y para potencias inferiores a 75 CV con anchos
de trabajo que oscilan entre 1,2 y 2 m con martillos. El ancho real
de la máquina es superior en 15-20 cm al ancho de trabajo. Cuando
la máquina incluye alimentador la potencia se incrementa siendo
necesarias potencias inferiores a 75 CV para accionar máquinas
entre 1 m y 1,8 m.

70
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

5.2.3. Criterios de elección y manejo

La elección de la maquinaria de triturado viene impuesta por:

yy La existencia de un tractor agrícola y la potencia de este.


yy Las características de diseño del invernadero (distancia entre los
apoyos).
yy El tamaño del triturado y localización del mismo.

La eficacia de las máquinas rotativas para el procesado de restos vege-


tales depende del número y forma de los elementos de corte, su velocidad
de giro y la velocidad con que se traslade conjunto tractor-maquina (Pérez
y Garbati, 2008).

Imagen 35. Restos de cosecha de tomate sin rafias en Villa del Prado
(Madrid) preparado para la incorporación con rotavator

Fuente: Cortesía de M.A. Díez-Rojo.

71
Documentos Técnicos [n.º 10]

El efecto rafia condiciona el éxito de sistemas de trituración basados en


un eje rotativo. El aumento de la resistencia incrementa las posibilidades de
que los restos de cultivo se arrollen al eje rotor y se bloqueen los elementos
de triturado.

5.3. Experiencias en la gestión mecanizada de restos de cosecha

La gestión mecanizada de los restos de cosecha distingue dos modos


de actuación: la incorporación de los restos a la capa de arena sobre el
enarenado y la trituración en los caminos de servicio con la incorporación
posterior de los mismos conforme a las técnicas de manejo del suelo.

5.3.1. Trituración sobre el enarenado

La trituración sobre la superficie de cultivo constituye la opción más in-


mediata. Tras recoger los ramales portagoteros, las plantas son separadas
de sus tutores plásticos y depositadas en el suelo sin arrancar.
La labor se realiza paralelo al eje mayor del invernadero y a los elemen-
tos estructurales y perpendicular a las líneas de siembra, tal y como puede
observarse en las Imagen 36.
Al iniciar la labor de triturado encontramos varios inconvenientes:

yy Necesidad de recoger o retirar las rafias plásticas por enganches en


el conjunto tractor-trituradora y riesgo del tractorista.
yy Arrollamiento de los restos de cosecha, que dificulta la homogenei-
dad en el reparto de los mismos.
yy Compactación superficial por pisoteo de la maquinaria.
yy Elevado efecto abrasión de los elementos de corte de la trituradora.
yy Aplicación de la materia orgánica sin aporte funcional al enarenado
en lo referente a la profundidad y al tamaño de los restos orgánicos
resultantes.

Los costes de la labor de incorporación de los restos de cosecha aten-


diendo al coste horario y de reposición asciende a:

72
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

yy Separación de los restos vegetales y acondicionamiento de las ra-


fias: 120 h ha-1
yy Aporte a la capa de arena: 16 h ha-1
yy Reposición de los elementos de corte por abrasión 600 euros ha-1
para las cuchillas y 300 euros ha-1 para los martillos

Imagen 36. Trituración de restos de cultivo en el enarenado


y mezclado en la capa de arena

Tabla 19. Costes de la operación de aporte de los restos de cosecha


en el enarenado

tarea/Concepto Coste (euros m-2)


Separación de los restos vegetales y acondicionamiento 0,068
Aporte a la capa de arena 0,048
Reposición de los elementos de corte por abrasión 0,060
Total 0,176

Al expresar los mismos en coste por unidad de superficie la opera-


ción de gestionar in situ los restos de cosecha asciende a entre 0,146 y
0,176 euros m-2, dependiendo del desgaste del sistema de corte escogido.

73
Documentos Técnicos [n.º 10]

La trituración sobre la capa de arena reduce en 0,025 euros m-2 el coste ob-
tenido en manejo manual de los restos de cosecha, siendo los incrementos
por el empleo de maquinaria de 0,108 a 0,025 euros m-2, muy superior a los
estimados inicialmente en la trituración (0,04 euros m-2 o 400 euros ha-1)
pero inferiores a la suma de la trituración y la aplicación (0,14 euros m-2 o
1.400 euros ha-1). Por tanto podemos concluir que la gestión de los restos
de cosecha en la capa de arena permite un ahorro en la gestión al compa-
rarlos con la gestión manual, obtenidos por Torres et al (2007), con 1,115
euros m-2, en 0,939 euros m-2 y los manejados por los productores para el
aporte de estiércol (Valera et al., 2013).

Imagen 37. Resultado de trituración en la capa de arena


sin efecto acolchado

La gestión de los restos en la capa de arena (Imagen 37) supone la


modificación funcional del enarenado que puede derivar en la pérdida de
eficacia de las técnicas de biodesinfección así como la expresión de los
aspectos funcionales del enarenado como supresor de nematodos (Torres-
Nieto, 2013). Resultados similares han sido reportados cuando se ha reali-
zado biosolarización con restos de cultivo de pimiento en la capa de arena
(Martín-Expósito et al., 2013). Olvidar las funciones de cada una de las ca-

74
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

pas que conforman el enarenado puede llevar a importantes desequilibrios,


siendo necesaria la intervención con subsolador o la reposición de la capa
de arena.
La trituración en el enarenado permitiría el aporte de abonos verdes
que se integran al sistema con el objeto de generar la biomasa necesaria
para mantener los niveles de materia orgánica (González de Molina, 2011).
Su introducción participaría en el establecimiento de un código de buenas
prácticas en la fertilización (Ribó y Pomares, 2004) basado en:

yy El control de la materia orgánica existente en el suelo.


yy El empleo de rotación-asociación con leguminosas.
yy La programación de la fertilización con criterios racionales optimizan-
do al mínimo consumo de fertilizantes (Gonzalvez y Pomares, 2008).
yy El empleo de las herramientas de diagnóstico para sistema suelo,
agua y planta establecido para los cultivos hortícolas en invernade-
ro (Casas y Casas, 1999).

5.3.2. Trituración sobre los caminos de servicio

La trituración en la zona de cultivo de los restos vegetales presenta


inconvenientes relacionados con el manejo de la materia orgánica y la pro-
gramación de la producción. La trituración en los caminos de servicio per-
mite liberar a la zona de cultivo del modo más rápido posible, permitiendo
un nuevo ciclo de producción o el manejo tradicional del enarenado para
realizar los aportes.
La experiencia de trituración se realizó en el verano de 2008. Tras un ci-
clo de cultivo de 9 meses se procede a la trituración de los restos de cultivo
de tomate cherry. Con objeto de optimizar las tareas se procede a la sepa-
ración de los restos en franjas de 4 metros perpendiculares a las líneas de
siembra. Los restos se colocan en montones para posteriormente situarlos
en el camino (Imagen 38). La trituración se realiza en pases sucesivos sobre
los montones colocados en el pasillo, desplazándose el tractor con la rela-
ción de avance más corta, de modo que los restos triturados se depositan
formando capas sobre el pasillo. Los tutores de rafia plástica se reutilizan
para la siguiente campaña. La cantidad de restos manejados fue de 12,3 kg
de materia fresca por metro cuadrado.

75
Documentos Técnicos [n.º 10]

Imagen 38. Trituración de restos de cultivo de tomate en el pasillo

Tabla 20. Costes de la trituración mecanizada de restos de cosecha


de un cultivo de tomate cherry de 9 meses

Tarea Coste (euros m-2) Coste (euros t-1)

Separación de restos de cosecha de los tutores plásticos 0,071 5,68


Trituración 0,033 2,64
Reposición de los elementos de corte por abrasión 0,006 0,48
Total 0,110 8,80

Los costes por unidad de superficie resultante se observan en la Tabla


20. Las dos labores principales presenta un valor diferente en el total, con
1.100 euros ha-1. La separación y transporte los restos de cosecha hasta la
zona de triturado tiene un coste de 710 euros ha-1 frente a los 330 euros ha-1
de la trituración mecánica.
Estos datos ponen de manifiesto el incremento de costes que trae con-
sigo el manejo de los restos de cosecha en ciclos de cultivo de tomate lar-
gos, con un incremento de 206 euros ha-1, aunque este no es proporcional
a la cantidad de restos gestionados (que se duplican). Además, el empleo
de elementos de entutorado y descuelgue (anillas) impiden la separación rá-
pida, si bien puede ser subsanado con la pericia adquirida en la realización
de la misma.
La trituración se optimiza en un 25 % al emplear maquinaria, disminu-
yendo los costes hasta 330 euros ha-1, cuando esta es comparada con el

76
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

troceo manual de los restos de cosecha. Al expresar estos en función de la


cantidad de restos procesados obtenemos que la trituración mecánica re-
sulta más eficiente (8,8 euros t-1) que la manual (29,6 euros t-1). En este caso
no se contabiliza el efecto de la fatiga en la operación al tratarse de parcelas
no homogéneas ni el riesgo físico del manejo de herramientas cortantes,
tampoco el efecto de desgaste de los elementos de corte.
La trituración produce una reducción del volumen de restos de cosecha
estimado que oscila entre el 75 y el 90 % sobre el volumen inicial de partida.
Esta permite una mejora en cuanto al manejo posterior de los mismos, bien
empleándolos en biodesinfección, bien derivándolos a procesos de com-
postaje (Imagen 39).

Imgen 39. Resultado de la trituración de los restos de cosecha


en el camino central

El empleo de rafias biodegradables requiere de un manejo específico.


Este ha de estar orientado a la limitación de la longitud de las mismas,
ya que fragmentos de longitud superior a la del rotor de corte ocasiona el
enrollado de las mismas en el rotor y el bloqueo de la posibilidad de corte,
arrollamiento de los restos, bloqueo de la máquina y daños en el tractor.

77
Documentos Técnicos [n.º 10]

Imagen 40. Efecto de la descomposición en los restos de cosecha


triturado a las 72 horas

La supervivencia de organismos plaga al efecto de la trituración es re-


ducida, produciendo una disminución importante de los mismos, a la vez
que, gracias al tamaño de los restos vegetales y su grado de hidratación ini-
cian rápidamente su degradación por la acción del compostaje, tal y como
puede observarse en la Imagen 40.

Tabla 21. Número de organismos capaces de ocasionar pérdidas


económicas por cultivo

Organismo Tomate Pimiento Berenjena Pepino Calabacín Sandía Melón Judía verde

Bacteria 5 2 1 3 2 2 3 3

Hongo 13 8 8 10 6 11 12 9

Insecto 24 21 22 20 20 18 19 18

Virus 10 8 3 7 5 6 7 6

Nematodo 2 1 2 2 2 2 2 2

54 40 36 42 35 39 43 38

El manejo de la materia orgánica en los enarenados debe aprovechar


las alternativas de que el manejo tradicional, en lo que a la programación de
cultivos y los marcos de plantación se refiere, para la gestión del tiempo y
el espacio en los invernaderos (Imagen 41).

78
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Imagen 41. Aplicación alternativa de los restos de cosecha


en invernadero mediante la rotación en las líneas

Además, los restos de poda, hojas y frutos pueden gestionarse de


modo adecuado enterrándolos bajo la capa de arena, con la ayuda de la le-
gona. El lugar óptimo para su manejo es la zona de tránsito de los operarios
y carros, donde no hay actividad superficial de las raíces. Evitando con ello
el trasiego de material vegetal en el interior del invernadero.

79
Documentos Técnicos [n.º 10]

6. Conclusiones
yy La autogestión constituye una herramienta eficaz en el manejo de
los restos de cosecha de alcance agronómico, económico y am-
biental. Además, la biodesinfección y el compostaje eliminan o re-
ducen el riesgo cuando los restos proceden de cultivos con plagas
y enfermedades de difícil control.
yy La autogestión requiere del diseño previo de los sistemas de en-
tutorado con el fin de facilitar los procesos que se precisan en la
separación.
yy La autogestión no incrementa los costes de gestión de los restos de
cosecha cuando estos se comparan con la gestión como residuos
en las plantas autorizadas.
yy El mantenimiento de la funcionalidad del enarenado requiere del
diseño de maquinaria que mejore los costes de su manejo.
yy La industria auxiliar dispone de herramientas que optimizan el tritu-
rado de los restos de cosecha.
yy La valorización íntegra de la autogestión requiere su integración en
el sistema de manejo integral de la finca, con efectos en la progra-
mación de cultivos y la gestión de agua y nutrientes en el suelo.

Gráfico 4. Contribución de la autogestión a la estructura de costes


en el enarenado. En euros m-2
1,4

1,2

1,0

0,8

0,6

0,4

0,2

0.0
2005 2006 2007 2008
Rotavator Manual Directa Camino

Mano de obra Maquinaria Plástico

80
Uso agronómico de restos de cosecha en los invernaderos enarenados de Almería

Cuadro 22. Comparación económica entre la técnica de retranqueo


y la gestión de restos de cultivo

Materia Orgánica Mano de obra Maquinaria Total


kg m -2
euros m -2
euros m -2
euros m -2
euros m -2
euros kg-1
Retranqueo 20,0 1,079 0,021 0,132 1,23 0,06
Restos de cultivo 9,0 0,376 0,566 0,94 0,19
Aporte manual 6,6 0,195 0,19 0,03
Trituración en la arena 10,0 0,068 0,108 0,18 0,02
Trituración en el camino 10,0 0,071 0,039 0,11 0,01
Gestión externa 6,6 0,14 0,02
Retranqueo tradicional 6,0 0,22 0,04

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