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Carrera: Economía
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Periodo Académico: III Ciclo-Día
Local:
Bibliografía ................................................................................................................................11
ANEXOS
ÍNDICE DE FIGURAS
respecto de las finanzas públicas, tras alcanzar un superávit fiscal en 1997, en 1998, el
resultado fiscal pasó nuevamente a ser deficitario y, a partir del año 1999, la situación se
agravó principalmente por la caída de los ingresos públicos (de 14% a 12% del producto
bruto interno-PBI, véase el gráfico 2). En estos años, los últimos de la administración
Fujimori, el déficit fiscal estuvieron por encima del 3% del PBI.
Cuáles son las variables que hacen que la política fiscal sea efectiva?
Cual fue el impacto de la política fiscal en el periodo de 2001 al 2005?
3.1. Objetivos
Este trabajo de investigación lo elegimos porque queremos ver cuál fue el impacto de la
política fiscal implementada en el periodo del 2001 al 2005, y que variables fueron
necesarios para llevar a cabo.
Capítulo V: Marco teórico
la regla relacionada con el déficit fiscal se cumplió en todos los años de vigencia de la
lrtF; a diferencia de la regla del gasto, que no fue cumplida en los años 2003 y, en
especial, 2005, al crecer el gasto no financiero del Gobierno general en 3,5% y 8,4%,
respectivamente (véase el cuadro 1).
Este núcleo de medidas de administración tributaria está constituido por los sistemas de
detracciones, retenciones y percepciones3. El cuadro2 muestra la importancia de estas
medidas en el aumento de la recauda- ción observado en los últimos años, que pasó de
alrededor de 3% de los ingresos tributarios en el año 2002 a 13,7% en 2005. Se debe
considerar también la creación del impuesto a las transacciones financieras (itF) como
instrumento de lucha contra la evasión y de suministro de información, pese a su
modesta capacidad recaudatoria.
Un aspecto adicional a tomar en cuenta respecto de los resultados de la política de
ingresos es la eliminación de algunos impuestos, como el iES (impuesto extraordinario
de solidaridad), el cual después de haber reducido su tasa de 5% a 2% a inicios del
Gobierno y luego, en enero de 2004, a 1,7%, fue eliminado efectivamente en diciembre
de dicho año (véase el cuadro 3).
por el lado de los gastos, lo que más resalta es que, entre 2001 y 2005, la participación
del gasto corriente dentro del gasto no financiero (GnF) se elevó de 85,2% a 87,3%,
mientras que la participación del gasto de capital se redujo casi en la misma magnitud
(véase el cuadro 4).
Dentro del gasto corriente, hay una elevación importante de las remuneraciones, que es
un típico gasto permanente, inflexible a la baja, que sube de 28,8% del gasto no
financiero registrado en 2001 a 30,2% en 2005, equivalente a un punto porcentual del
pBi. Sin embargo, son las transferencias las que más se elevan, de 30,4% a 33,9%,
explicado fundamentalmente por el alza extraordinaria de las transferencias atadas a
tributos: Foncomun, canon, sobrecanon y regalía minera, equivalentes a 1,8% del pBi
durante el año 2005.
De esta manera, el componente exógeno del gasto no financiero —la parte que
realmente maneja el Gobierno central, que excluye las transfe- rencias, que son
mayormente un reflejo de los ingresos— ha decrecido ligeramente como porcentaje del
pBi en el período en estudio.
moneda nacional5 (benchmark) que sirva como referencia para la emisiones del sector
privado y, finalmente, para fortalecer el canal de transmisión de la política monetaria al
contribuir a la desdolarización de la economía.
• Incremento del peso de las obligaciones internas dentro del por- tafolio de deuda, de
16% a 21%.
Un indicador de impulso fiscal que permite evaluar la posición de la política fiscal, neta
de los impactos de la posición del nivel de actividad respecto de su tendencia, así como
del hecho de que los precios de los minerales se ubiquen en niveles por encima de los
registrados en los últimos años, lo cual ha generado importantes ingresos al tesoro
público (véase el gráfico 7).
Sin embargo, este indicador es inadecuado y puede llevar a efectuar un juicio errado
sobre la real situación de las finanzas públicas y los impactos probables que de esta se
derivan a mediano plazo. Así, por ejemplo, pueden existir componentes tanto de los
gastos como de los ingresos que reaccionen automáticamente, según evolucione el ciclo
económico, y generen cambios en las cuentas fiscales que son independientes respecto
de las decisiones de política económica. por lo tanto, los indicadores estándares podrían
no reflejar la correcta posición de la política fiscal y, consecuentemente, llevarían a
conclusiones inexactas.
para abordar este problema es necesario separar de los respectivos indicadores de
flujos, como los ingresos o los gastos, los componentes transitorios y permanentes.
Denominaremos “cíclicos” a los primeros y estructurales a los segundos. Este método
permitirá obtener el indicador que llamaremos “resultado económico estructural” y que
corresponde a la posición de tendencia de las finanzas públicas. Es decir, aquella en la
cual las variables macroeconómicas que impactan a las cuentas fiscales se encuentran
en posición neutral respecto del ciclo económico.
El método estándar para obtener este cómputo es descrito en Hage- mann (1999) y
consiste en eliminar el componente transitorio de los ingresos utilizando la razón entre el
producto de tendencia (estimado por el método de Hodrick-prescott) y el observado.
Además, se elimina el componente tran- sitorio de los gastos públicos utilizando la razón
entre la tasa de desempleo nAirU y la observada. la justificación de lo primero es que
durante la fase expansiva del ciclo (brecha del producto positiva), se tienen mayores
ingresos fiscales. Análogamente, durante una recesión aumentan el desempleo y, con
él, las prestaciones que otorgan los gobiernos frente a este fenómeno. En el caso
peruano, por ejemplo, donde no existen prestaciones o subsidios relacionados con el
desempleo, el segundo ajuste no es necesario.
10. representan 0,4% y 0,8% del pBi para los años 2004 y 2005,
respectivamente.
durante los años 2004 y, especialmente, 2005, en que registraron aproximadamente
US$ 600 millones.
Una vez conocido el componente cíclico de los ingresos, se puede construir el resultado
estructural. para ello, basta descontar el estimado de los ingresos no estructurales del
déficit operativo (véase el gráfico 10).
Se observa que el déficit estructural fue básicamente similar al efecti- vo hasta el año
2003. Durante los años 2004 y 2005 hubo un aumento importante de los ingresos
transitorios y, por lo tanto, el déficit estructural fue mayor: registró 1,5% y 1,2%,
respectivamente. Vale la pena resaltar
que el aumento temporal de ingresos no se ha reflejado en un mayor déficit efectivo, lo
que hubiera generado un riesgo de insostenibilidad fiscal, al financiar gasto permanente
con ingresos transitorios. Es decir, el aumento permanente de los gastos, al que hace
referencia la segunda sección, ha sido básicamente financiado con aumentos
permanentes en los ingresos.
Una pregunta final en esta sección se refiere al carácter de la política fiscal como
generador de demanda; es decir, determinar si el impulso fiscal ha sido expansivo,
contractivo o neutral. con este objetivo, construimos el indicador estándar de impulso
fiscal, definido como el opuesto de la variación del déficit estructural primario, cuyos
resultados se muestran en el gráfico 11.
Este gráfico muestra que el sector público no ha sido una fuente de demanda con la
importancia suficiente como para explicar las fluctua- ciones económicas durante el
período de análisis. por el contrario, la política fiscal ha sido contracíclica11 durante todo
el período de la actual administración. Sin embargo, vale la pena destacar que durante el
último año esta contribución negativa se redujo fuertemente por el importante aumento
del gasto no financiero del Gobierno general.
Este resultado contrasta con el encontrado, entre otros varios, por ríos (2004), quien
utiliza una muestra algo más amplia12 y encuentra evidencia de una tendencia procíclica
en la política fiscal. Sin embargo, el referido
12. la muestra trabajada por ríos comprende los años 1991 y 2002.
las políticas fiscales aplicadas en los últimos años han influenciado positi- vamente en la
senda de sostenibilidad de las finanzas públicas. la reducción del coeficiente de deuda
entre el pBi y el aumento de la base tributaria, que repercute en un mayor resultado
primario, influyen positivamente en los indicadores estándar de sostenibilidad fiscal. En
este sentido, la proyección de las variables macroeconómicas en los siguientes años nos
muestra que la política fiscal es sostenible.
El indicador de sostenibilidad que se utilizará será el propuesto por Jiménez (2003), que
incorpora dos tipos de deuda (interna y externa) a la metodología clásica propuesta por
Blanchard (1990). De este modo, el superávit primario permanente de Blanchard
ajustado por la diferencia de tasas de interés de los diferentes tipos de deuda es el
siguiente:
la deuda total del Gobierno (dt) sería insostenible en el caso de que el indicador sea
positivo; es decir, si el superávit primario es menor al primer término. la deuda sería
sostenible en el caso contrario. como se muestra en el gráfico 12, la política fiscal es
sostenible si se considera un crecimiento anual del pBi de 4%, una tasa de devaluación
anual promedio de 0,5%, una tasa de inflación anual de 2,5% y tasas de interés anual
real promedio para la deuda interna y externa igual a 8,2% y 4,2%, respecti- vamente14.
4. la reforma del decreto ley nº 20530 y el costo fIscal de las asocIacIones PúblIco
PrIvadas
por otro lado, una política cuya implicancia a mediano plazo necesita ser evaluada es la
suscripción de Asociaciones público privadas (App), que consisten en la coparticipación
del Estado con el sector privado en el financiamiento y la operación de un proyecto de
inversión pública. Si bien estas asociaciones son útiles para cerrar la brecha de
infraestructura existente en los diferentes sectores de nuestro país15, porque el Estado
no posee las capacidades financieras y logísticas adecuadas para suplir dichas
demandas, también es importante acotar y vigilar los riesgos que asume el Estado en
dichas operaciones.
En general, existen dos tipos de compromisos para el Estado en una App: (i) la asunción
de los gastos por operación y mantenimiento (deno- minado pAMo), además del gasto
de inversión (denominado pAo); y (ii) las garantías, que consisten en obligaciones
contingentes que se activan bajo determinadas condiciones establecidas en los
contratos.
15. Según el ipE (2005), esta brecha asciende a US$ 23 mil millones.