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Introducción
El hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa.
Nietzche
1 Doctora en historia del arte por la Universidad Nacional Autónoma de México, así como maestra en historia
y licenciada en psicología y por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Durante varios años se
desempeñó como bailarina, coreógrafa y docente en la Licenciatura en Danza Moderna y Clásica de la BUAP
y actualmente labora como investigadora en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la misma
universidad. Sus líneas de investigación están relacionadas con la historia de: las artes escénicas; la vida
cotidiana, y los espacios funerarios.
2
Aclaramos que la reedición que específicamente consultamos fue la del año 1983.
3
CORDERO y TORRES, Enrique, Leyendas de la Puebla de los Ángeles.
4
Hoy 16 de septiembre, entre 9 y 11 sur.
5
CORDERO y TORRES, Leyendas de la Puebla de los Ángeles, pp. 27-28.
6
Anteceden a los apartados de la síntesis que aquí presentamos sobre el sitio de 1863, una versión más
extensa del tema realizada por quien esto escribe y recientemente publicada dentro de las memorias del
Quinto Seminario Internacional sobre la Reforma, la Intervención francesa y el Segundo Imperio en México,
que se llevó a cabo en octubre de 2011, cuyos datos de edición aún no tenemos a la mano. El ensayo
correspondiente se centró en el análisis del papel de la población como actor social.
7
VICUÑA MACKENNA, La defensa de Puebla, p. 62.
8
En los años1821,1831, 1833, 1834, 1845, 1847, 1856 (3 veces), 1863 y 1867
9
Deliberadamente hemos dejado fuera de esta relación muchos datos relativos a las batallas, estrategias y
movimientos militares, atendiendo a los objetivos que nos hemos planteado.
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Cuando escribió su diario de campaña (con una imparcialidad que ha sido ampliamente reconocida) era
teniente coronel del Ejército de Oriente. Nacido en Veracruz en 1840, contaba con tan sólo 23 años de edad al
momento del sitio de Puebla y llevaba seis de haber ingresado al Colegio Militar. Sus méritos lo hicieron
acreedor al grado de coronel en 1865 y de general tres años más tarde. Representando a Guanajuato, fue
diputado al Congreso de la Unión y por muchos años profesor de Estados Mayores en el Colegio Militar. Fue
autor, en 1905, de Las guerras contra las tribus yaqui y mayo del estado de Sonora, en la que fue combatiente.
Murió en 1919 en la ciudad de México. MORENO, “Estudio preliminar”, p. 59.
11 Un término similar empleó también VICUÑA MACKENNA, La defensa de Puebla, p. 72-73.
12
LAMPRIÈRE, “Notas en México en 1861 y 1862”, p. 256.
13
LAMPRIÈRE, “Notas en México en 1861 y 1862”, p. 257.
14 LAMPRIÈRE, “Notas en México en 1861 y 1862”, p. 257.
15
Sobre esto comentaría Mackena: “Aquellos hombres imprudentes se dejaron encerrar con alimentos escasos
para sólo ¡treinta días, cuando habían tenido un año entero para proveerse! Aquellas almas esforzadas creían
que el heroísmo iba a suplirlo todo, como en realidad se viera, excepto que el heroísmo no puede reemplazar
¡ni al pan ni a la pólvora!”. VICUÑA MACKENNA, La defensa de Puebla, pp. 73-74.
16
CÓRDOBA, El sitio de Puebla, p.97
17
CÓRDOBA, El sitio de Puebla, pp.116-119
18
VICUÑA MACKENNA, La defensa de Puebla, pp. 82-83. La cursiva pertenece al texto de referencia.
19
ZARCO, Reseña de los sucesos, p. 42
20
CÓRDOBA, El sitio de Puebla, p. 114
21
CÓRDOBA, El sitio de Puebla, p. 144
22
CÓRDOBA, El sitio de Puebla, pp. 166-168
23
CONTRERAS y PARDO, Los almanaques poblanos, p. 83
24
Hoy 5 pte. entre 16 de sept. y 2 sur
25
CONTRERAS y PARDO, Los almanaques poblanos, p.86
26
VICUÑA MACKENNA, La defensa de Puebla, p. 94
27
P. TRONCOSO, Diario del sitio de Puebla, p. 296 y 333
28
VICUÑA MACKENNA, La defensa de Puebla, pp. 97-100. En las Memorias del coronel Miguel
Balbontín, según cita MORENO, “Estudio preliminar”, p. 52, la responsabilidad por la prolongación inusitada
de la resistencia del ejército sitiado correspondió al gobierno de Juárez, quien temía que el pueblo desarrollara
una admiración por los generales Ortega y Comonfort que a él le fuera adversa, convirtiéndolos en candidatos
a la presidencia. Al respecto, Moreno comenta que, aunque no hubieran sido estas sus intenciones, el mismo
Justo Sierra reconoció honestamente que Juárez había dado órdenes absurdamente erróneas para alargar el
sitio de Puebla. Las cursivas pertenecen a la cita original.
29
BÁEZ, Episodios históricos de la Guerra de Intervención, p. 73
30
P. TRONCOSO, Diario del sitio, pp. 323-324
31
CÓRDOBA, El sitio de Puebla, pp. 237-238
32
VICUÑA MACKENNA, La defensa de Puebla, pp. 107-108
33
CÓRDOBA, El sitio de Puebla, pp. 274-75
34
P. TRONCOSO, Diario del sitio, pp. 356-57
35
VICUÑA MACKENNA, La defensa de Puebla, p. 108.
36
VICUÑA MACKENNA, La defensa de Puebla, pp. 108-109
37
CORDERO, Historia compendiada,Tomo I, pp. 424-425.
38 El terreno del Panteón Francés ya se había adquirido en 1856, aunque no se inauguró sino
hasta 1897.
39
P. TRONCOSO, Diario del sitio, p. 277.
40
P. TRONCOSO, Diario del sitio, p. 294. El 30 de abril, se produjo otra escena similar: “Desde las siete de
la mañana, el enemigo rompe un fuego pausado de cañón con cuatro piezas sobre el Carmen e Ingenieros. El
cementerio o panteón del Carmen recibe varias granadas que destruyen los nichos, y vuelve a ser la peste
insufrible como en días pasados, al grado que ni aun arreglando aquello con varias faginas de soldados, se
puede ir por allí.” P. TRONCOSO, Diario del sitio, pp. 335-36. Al concluir el sitio, las insalubres condiciones
en que quedó la ciudad obligaron a que el Ayuntamiento nombrara una comisión para que hiciera un
recorrido, informando de las casas que estuvieran a punto de derrumbarse, y particularmente de aquellas en
que hubiera cadáveres mal sepultados, para evitar los riesgos consecuentes. DE LA FUENTE, Efemérides
sanitarias, p. 117.
41 CÓRDOBA, El sitio de Puebla, p. 225.
42 CÓRDOBA, El sitio de Puebla, p. 229.
Aquella “danza”, que sin duda puede calificarse de macabra, dejó vestigios
que todavía pudieron hallarse después de 121 años (1984) de ocurrido el sitio,
cuando se emprendieron trabajos de restauración en el lugar donde estuvo el
Fuerte de San Xavier. En la fachada del templo de igual nombre aún se hallaron
impactos de metralla y en el interior de la edificación afloraron todavía restos
humanos de los combatientes del memorable asedio,44 que concluyó a la una de
la mañana del 16 de mayo, cuando se dictó la orden de rendición.
En la madrugada de la última fecha citada se rompió el armamento, para
que no pudiera usarlo el ejército invasor, y se izaron banderas blancas en los
lugares más visibles. El general Ortega determinó, así mismo, que se disolviera el
ejército. Algunos soldados se prepararon para ser hechos prisioneros, pero hubo
quienes prefirieron despojarse abruptamente de sus uniformes, para poder
mezclarse con la población civil.45
Aún acongojada por la rendición, la población civil pudo sentirse aliviada
con la posiblidad de volver a comer, de acabar con el estruendor de los cañones y
el aire cargado de pólvora. Aquel sitio había teñido de sangre y destruido
grandemente a su ciudad durante días que debieron parecer eternos. La derrota
no opacó la capacidad de resistencia popular ni el sacrificio de las vidas de
muchos soldados republicanos, pero marcó el inicio de una nueva etapa para el
país: la del Segundo Imperio, que cuatro años más tarde daría fin, también, en
aquella misma Puebla de Zaragoza.
43
P. TRONCOSO, Diario del sitio, pp. 331-332.
44
PALOU, Apuntes históricos, p. 31.
45
CÓRDOBA, El sitio de Puebla, p. 296
46
Cfr. CARRERA SÁNCHEZ y CASTILLO ROJAS, “Narrativa sobre la Puebla de los Ángeles…”, pp. 411-
415. Las autoras del artículo anotado llevaron a cabo una labor de campo y recopilación documental de
leyendas poblanas. El material impreso que consultaron pertenece al siglo XX y abarca diversos libros y
publicaciones periódicas. Aunque mencionan el volumen sobre leyendas que compiló Cordero y Torres en
1972, no enlistan la narración de la que nos ocupamos en este texto.
Uno de nuestros Jefes, de carácter siempre festivo, dijo por chanza en una reunión
de oficiales, que al anochecer se habían robado del Portal un cadáver de zuavo, el
cual era muy gordo, y que, hoy por la mañana, al comprar tamales a una tamalera
que los vendía en el portal de enfrente, se notó que dichos tamales tenían carne;
que naturalmente esto llamó la atención, puesto que la carne estaba por las nubes;
que al partir un tamal, se encontró un pedazo de un dedo de mano de hombre, y
se creyó que sería del cadáver del zuavo robado la noche anterior. El chiste tuvo
fortuna, circuló inmediatamente, y no faltó quien lo dijera a la pobre tamalera, la
cual lo tomó a lo serio, se defendió acaloradamente, y se asustó tanto que se
ausentó en el acto de la plaza. Dicen que el Teniente Coronel Lalanne fue el
inventor del cuento; él lo niega, pero es muy posible que haya sido. Otros dicen
47
Hoy Portal Morelos.
48
Antonio Carrión, citado en CONTRERAS et al, Puebla: textos de su historia, Tomo IV, p. 343.
49
Según Antonio Carrión, los cadáveres se iban levantando por grupos de aproximadamente diez para
sepultarlos. En CONTRERAS et al, Puebla: textos de su historia, Tomo IV, p. 343.
50
TRONCOSO, pp. 325-26.
51
CÓRDOBA, pp. 248-252
52
BERGSON, La risa, p. 93.
Bibliografía:
53
BERGSON, La risa, p. 93. Las cursivas pertenecen al texto original.