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LA ETAPA DE PREPARACIÓN DEL JUICIO ORAL.

Actuaciones previas: La acusación.

Hemos señalado que una de las alternativas del Ministerio Público,


una vez que cierra la investigación, es formular acusación, en la medida que
estime que la investigación proporciona fundamento serio para el enjuiciamiento
del imputado contra quien se hubiere formalizado la misma.
De este modo el fiscal adoptará la decisión de acusar cuando los
antecedentes de investigación le permitan evaluar que efectivamente se ha
cometido un delito y que el imputado es responsable del mismo. No debe
pensarse que el fiscal debe estar completamente seguro de que ganará el caso
para que pueda acusar sino que tener una expectativa razonable, fundada en la
investigación, de que podrá demostrar los elementos necesarios para la dictación
de una sentencia condenatoria.
Esta decisión de formular la acusación la adopta soberanamente al
Ministerio Público, no encontrándose sujeta a ningún tipo de aprobación
jurisdiccional como si sucede en otros países donde la existencia de mérito para
formular acusación o, en otros términos, la calificación de la admisibilidad de la
misma, es materia de una decisión jurisdiccional. Ahora bien, distinta resulta la
situación en el caso de forzamiento de la acusación, esto es, el caso en que el
juez, frente a un ministerio público que ha optado por la posibilidad de pedir un
sobreseimiento o manifestar su intención de no perseverar el procedimiento,
autoriza al querellante particular para deducir la acusación, pues en este caso el
juez debe emitir una decisión jurisdiccional, positiva o negativa y, obviamente,
optara por la primera alternativa cuando, a su juicio, la investigación arroje el
fundamente serio para el enjuiciamiento del imputado, es decir, en este caso él
debe analizar la concurrencia de los requisitos de la letra b) del artículo 248.
La etapa de preparación del juicio oral se inicia con la presentación
de la acusación por el Ministerio Público, dentro del plazo de 10 días previsto en el
artículo 248 del Código, contados desde el cierre de la investigación.
La acusación debe contener, en forma clara y precisa, los requisitos
señalados en el artículo 259.
En cuanto a la acusación debe considerarse de manera muy
especial, sin perjuicio de la importancia que tienen todos los requisitos exigidos en
la ley, el de la letra la letra b) del artículo 259, esto es, la relación circunstanciada
de el o los hechos atribuidos y su calificación jurídica, pues los mismos fijan la
competencia del tribunal oral para fallar la causa como quiera que de acuerdo a lo
dispuesto en el artículo 341 del Código la sentencia no puede exceder el
contenido de la acusación, en términos que no se puede condenar por hechos o
circunstancias no contenidas en la misma, sin perjuicio de la facultad del tribunal
de dar una calificación jurídica distinta de aquella contenida en la acusación o
apreciar la concurrencia de circunstancias agravantes de responsabilidad no
incluidas en ella, siempre que hubiere advertido a los intervinientes durante la
audiencia. Como se ve, en virtud de la vigencia del principio de congruencia entre
la acusación y el fallo, el acusador debe ser particularmente escrupuloso a la hora
de efectuar la imputación pues los hechos que no estén incluidas no pueden ser
considerados por el tribunal a la hora de fallar.
La ley, eso sí, no se ha limitado ha establecer el principio de
congruencia entre la acusación y el fallo sino que, además, lo establece entre la
formalización y la acusación. En efecto, el artículo 259 del Código, al establecer el
contenido de la acusación, señala en su inciso final que la acusación sólo puede
referirse a hechos y a personas incluidas en la formalización de la investigación
aunque se efectuare una calificación jurídica distinta.
Otra cuestión de singular importancia de la acusación es el
señalamiento de los medios de prueba que el ministerio público pensara valerse
en el juicio. Si es que va a rendir prueba testimonial o pericial, la ley exige que
presente una lista individualizándolos con nombre, apellidos, profesión y domicilio
o residencia e indicando, tratándose de los testigos, los puntos sobre los cuales
recaerán sus declaraciones, mientras que en el caso de los peritos sus títulos o
calidades.
Debe tenerse presente que esta es la única oportunidad en la que el
Ministerio Público puede realizar su oferta probatoria y consiguientemente,
precluye la posibilidad de indicar la prueba que rendirá en el juicio. Cabe precisar
que la obligación de señalamiento de prueba se extiende a todos los medios
probatorios y no sólo a la testimonial o pericial, sin perjuicio de la especial
obligación respecto de estos medios, Así, si va a rendir documental o pruebas
materiales debe señalar cuales son los documentos o las evidencias que se
incorporarán al juicio.
Sin perjuicio de lo señalado, debe considerarse que el artículo 336
permite la recepción de prueba no solicitada oportunamente, pero sólo en los dos
casos excepcionales que expresa la norma.
Por último, de lo dispuesto en la parte final del artículo 260 del
Código, aparece que el Ministerio Público debe acompañar a la acusación copia
de los antecedentes de la investigación, los que deben permanecer en el tribunal
de garantía a disposición del acusado.

Tramitación de la acusación.

De conformidad a lo dispuesto en el artículo 260, una vez que el


Ministerio Público presenta su acusación, el juez de garantía debe ordenar la
notificación de la misma a todos los intervinientes y citar, dentro de las 24 horas
siguientes, a la audiencia de preparación del juicio oral, la que deberá tener lugar
en un plazo no inferior a 25 días ni superior a 35.

Actuaciones del querellante.

En el evento de que exista querellante, este, hasta quince días antes


de la audiencia de preparación del juicio oral puede presentar un escrito
adoptando alguna de las posibilidades previstas en el artículo 261.
Así, en primer lugar, puede adherirse a la acusación del Ministerio
Público o presentar una particular.
En el caso de la acusación particular debe contener las exigencias
generales establecidas en el artículo 259 para la acusación del Ministerio Público y
en la misma podrá plantear una distinta calificación de los hechos u otras formas
de participación o bien solicitar otra pena. Incluso la ley permita que deduzca
acusación por hechos distintos a los contenidos en la acusación del ministerio
público pero, eso sí, manteniendo el principio de congruencia entre la
formalización y la acusación, la letra a) del artículo 261 exige que tales hechos
hayan sido objeto de una formalización de la investigación.
En segundo lugar la ley permite al querellante señalar los vicios
formales que adolezca el escrito de acusación del ministerio público, con la
finalidad de solicitar su corrección.
Cierto es que pueden pensarse diversos vicios formales que puede
presentar la acusación fiscal mas, a la hora de ejemplificar, los más importantes
son la inexistencia de una relación de los hechos imputados o bien la falta de
congruencia entre tales hechos y aquellos por los cuales formalizó el Ministerio
Público.
En tercer lugar, el querellante puede ofrecer la prueba que estime
necesaria para sustentar su acusación, lo que debe hacer en los mismos términos
que el artículo 259 impone al ministerio público.
Por último, en la medida que esté legitimado para hacerlo, está
facultado para deducir demanda civil en contra del acusado.
Debe recordarse que si el querellante no se adhiere a la acusación
del fiscal del ministerio público o deduce una particular dentro del plazo señalado,
de conformidad a lo dispuesto en la letra a) del artículo 120 se tiene por
abandonada su querella.

Actuaciones del acusado.

A partir de la presentación del escrito de acusación el imputado pasa


a tener la calidad de acusado y, al igual que el querellante, la ley le otorgar una
serie de facultades que puede ejercer a partir de la notificación de la acusación
fiscal y, si las hubiere, de las acusaciones particulares, adhesiones y demandas
civiles. Estas notificaciones, de conformidad lo dispuesto en el artículo 262 se
debe efectuar, a lo menos, diez días antes de la realización de la audiencia de
preparación del juicio oral.
Pues bien, el acusado, por escrito, hasta la víspera de la realización
de la audiencia de preparación del juicio oral, o bien, si no lo hace en dicho
término, verbalmente, en la audiencia misma, puede ejercer las facultades
señaladas en el artículo 263.
En primer término, de conformidad a la letra a) de la disposición, el
acusado puede señalar los vicios formales que adoleciere el escrito de acusación
requiriendo su corrección.
Si bien la norma no lo aclara, de lo dispuesto en el artículo 270 se
desprende claramente que el acusado puede señalar los vicios formales que
adolezcan tanto la acusación del ministerio público como la particular que hubiere
deducido un querellante y, por último, la demanda civil, sin perjuicio de que,
respecto de esta última presentación, la ley lo señala expresamente en el artículo
62.
En segundo lugar el acusado puede deducir excepciones de previo y
especial pronunciamiento.
Las excepciones de previo y especial pronunciamiento están
señaladas en el artículo 264 del Código y son:
a) la incompetencia del tribunal de garantía;
b) litis pendencia, es decir, la existencia de un juicio pendiente por
los mismos hechos y contra el mismo imputado;
c) cosa juzgada, esto es, la circunstancia de existir un
pronunciamiento definitivo contra el acusado por los mismos hechos;
d) la falta de autorización de proceder criminalmente, cuando la
Constitución o la ley lo exigieren. Esta excepción el acusado la puede oponer
cuando no se hubiere celebrado el antejuicio correspondiente, por ejemplo,
querella de capítulos, cuando se quiere hacer efectiva la responsabilidad de los
jueces, fiscales judiciales y fiscales del ministerio público, por actos que hubieren
ejecutados en el ejercicio de sus funciones e importaren una infracción penada por
la ley ( 424); desafuero respecto de las personas que de conformidad al artículo 58
inciso segundo de la Constitución Política de la República tengan fuero, y por
último,
e) La extinción de la responsabilidad penal. Esta causal debe
relacionarse con el artículo 93 del Código Penal que establece causales de
extinción de responsabilidad penal, mas debe recordarse que la enumeración de
este artículo no es taxativa existiendo otras causas, por ejemplo, el pago del
cheque, intereses corrientes y costas judiciales tratándose del delito de giro doloso
de cheques.
En cuanto a las excepciones de cosa juzgada y la de extinción de la
responsabilidad penal, el artículo 265 permite que las mismas sean planteadas
derechamente en el curso del juicio oral, de modo que en la audiencia de
preparación no precluye el derecho de la defensa para invocarlas.
La última de las actitudes que puede asumir el acusado de acuerdo a
la letra c) del artículo 263, es exponer los argumentos de defensa que considere
necesarios y señalar los medios de prueba cuyo examen solicita en el juicio oral
en los mismos términos que el artículo 259 lo establece para el Ministerio Público.
Respecto del señalamiento por la defensa de la prueba que rendirá
en el juicio oral, debe considerarse lo dispuesto en el artículo 278 pues esta norma
permite que, si al término de la audiencia de preparación del juicio oral el juez de
garantía comprueba que el acusado no ha ofrecido oportunamente prueba por
causas que no le fueren imputables, puede suspender la audiencia hasta por el
término de diez días.

La audiencia de preparación del juicio oral.


La audiencia de preparación de juicio oral, en términos generales,
permite a los intervinientes conocer las estrategias de las otras partes de modo de
preparar adecuadamente su respectivo caso.
Tiene por objetivos principales determinar cual será el objeto del juicio
oral, esto es, las acusaciones y demandas que deben ser resueltas y la prueba
que podrá rendirse en el juicio. En otros términos, delimita los aspectos de la
controversia jurídico penal que será debatida en el juicio oral y que servirán de
fundamentos a la sentencia definitiva. De allí que una cuestión primordial en la
audiencia es la discusión sobre la prueba que podrá ser rendida en el juicio oral y,
como contrapartida, aquella que debe ser excluida del mismo.
Además la audiencia de preparación permite depurar al juicio de
eventuales incidentes que pudieren afectar su desarrollo normal, de allí que es en
esta etapa previa donde debe producirse la corrección de los vicios formales que
adolezcan las acusaciones y demandas civiles y, por regla general, resolverse las
excepciones de previo y especial pronunciamiento.
Sin perjuicio de ello, la audiencia de preparación del juicio oral es
también sede hábil para que los intervinientes puedan acordar una salida
alternativa, esto es, la suspensión condicional del procedimiento o un acuerdo
reparatorio. (artículo 245 del Código)

Principios que informan la audiencia de preparación del juicio


oral.

En esta audiencia la ley, en el artículo 266, expresamente hace regir


los principios de inmediación y oralidad, disponiendo que debe ser dirigida por el
juez de garantía, quien la presidirá en su integridad, se desarrollará oralmente y,
consecuente con ello, no pueden admitirse escritos.
Por lo mismo, el artículo 268 establece que si el imputado no ha
ejercido las facultades que el artículo 263 le consagra, el juez le otorgará la
oportunidad de hacerlo verbalmente.
La ley también establece como requisito de validez de la audiencia la
presencia del fiscal y del abogado defensor. Así lo dispone el artículo 269 del
Código agregando que la falta del fiscal deberá ser subsanada de inmediato por
el juez de garantía sin perjuicio de poner el hecho en conocimiento del
fiscal regional del Ministerio Público.
Si el que no comparece es el defensor, el tribunal debe declarar el
abandono de la defensa y designar al imputado un defensor de oficio, disponiendo
la suspensión de la audiencia por un plazo que no puede exceder de cinco días a
objeto de permitir que el defensor de interiorice del caso.
El mismo artículo señala que la ausencia o abandono injustificado
del defensor o del fiscal debe ser sancionado de conformidad a lo previsto en el
artículo 286.
Por el contrario, si de manera injustificada, el querellante o el actor
civil no asisten a la audiencia de preparación del juicio oral, se entiende
abandonada la querella o la demanda civil según el caso. (artículo 64 inciso
segundo y 120 letra b)

Desarrollo de la audiencia.

De conformidad a lo dispuesto en el artículo 267 al inicio de la


audiencia el juez debe hacer un resumen de las presentaciones que hubieren
realizados los intervinientes.
Además, si el imputado, hasta la víspera de la audiencia, no ha
ejercido las facultades que le consagra el artículo 263, de conformidad al artículo
268 puede hacerlo al inicio de la misma, verbalmente.

a) Corrección de vicios formales.

Siguiendo el orden legal podemos indicar que debería procederse, en


primer término, a la corrección de los vicios formales que adolezcan las
acusaciones del fiscal, del querellante o de la demanda civil.
Para estos efectos el artículo 270 dispone que el juez debe orden
que ello se realice en la misma audiencia, sin suspenderla, en la medida que sea
posible.
Si no se puede, debe orden la suspensión de la audiencia por el
período necesario para la corrección del procedimiento, que no puede exceder de
cinco días.
Transcurrido ese plazo si el querellante o el actor civil no han
efectuado las correcciones correspondientes, la acusación particular o la demanda
civil se tendrán por no presentadas.
Si la presentación que adolece de defectos formales es la acusación
del fiscal del Ministerio Público, a petición de este, puede conceder una prórroga
por otros cinco días, pero debe informar al Fiscal Regional.
Si en este nuevo plazo el fiscal no subsana los defectos el juez debe
sobreseer definitivamente la causa, a menos que existiere querellante particular
que hubiere deducido acusación o adherido a la acusación del Ministerio Público,
continuando el procedimiento sólo con el querellante no pudiendo el ministerio
público volver a intervenir.

b) Tramitación de las excepciones de previo y especial


pronunciamiento.

Ya señalamos que las excepciones de previo y especial


pronunciamiento están establecidas en el artículo 264.
A su turno, el artículo 271 reglamenta la tramitación de las mismas.
Así, si se deducen estas excepciones el juez debe abrir debate, permitiendo la ley,
de manera excepcional para este tipo de audiencia, que los intervinientes
presenten los antecedentes que estimen relevantes para la decisión.
La ley obliga al juez a resolver, en la audiencia, las excepciones de
incompetencia, litis pendencia y de falta de autorización para proceder
criminalmente, concediendo también recurso de apelación respecto de la
resolución que recaiga en las mismas. La ley no señala que sucede con el
procedimiento si es que se acoge alguna de estas tres excepciones, lo que
dependerá de la excepción que sea acogida. Así, si es la de incompetencia,
deberán remitirse los antecedentes al juez correspondiente. Si se trata de la falta
de autorización para proceder criminalmente, será menester requerirla
previamente. Por último, si se trata de la litis pendencia, obligará a suspender el
procedimiento mientras se falle la causa pendiente.
En lo que dice relación con las excepciones de cosa juzgada y la de
extinción de la responsabilidad penal, el artículo 271 inciso final permite que el
juez las resuelva sólo en el caso de que el fundamento de la decisión esté
suficientemente justificado en los antecedentes de investigación. Si el juez las
acoge debe dictar sobreseimiento definitivo en la causa.
En caso que los antecedentes de investigación no permita la
resolución de la incidencia, el juez debe dejar su resolución para la audiencia del
juicio oral. Esta última decisión es inapelable.
Conciliación civil y convenciones probatorias.

El artículo 273 del Código dispone que durante la audiencia el juez


debe llamar al querellante y al imputado a conciliación sobre las acciones civiles
que hubiere deducido el primero proponiéndoles las bases de arreglo. Al efecto
rigen las normas de los artículos 263 y 267 del Código de Procedimiento Civil.
A su vez, el artículo 275, regulando las llamadas convenciones
probatorias, permite que el fiscal, el querellante y los imputados soliciten en
conjunto al juez de garantía que de por acreditados ciertos hechos que no pueden
ser discutidos en el juicio oral, permitiendo al juez que formule proposiciones sobre
la materia.
El juez aceptará las que le propongan los intervinientes en la medida
que la solicitud no le merezca reparos por conformarse a las alegaciones que
hubieren hecho los intervinientes. Si lo hace, debe indicar en el auto de apertura
del juicio oral los hechos que se dieren por acreditados, a los cuales se debe estar
durante el juicio oral.

Debate acerca de la prueba.

Una de los principales objetivos de la audiencia de preparación del


juicio oral es el debate acerca de las pruebas ofrecidas por los intervinientes con la
finalidad de excluir las que, por alguna de las razones que se analizará, no
corresponde que se rindan en el juicio oral, ya sea para facilitar su desarrollo,
evitar dilaciones innecesarias o bien controlar la legitimidad y legalidad de su
forma de obtención.
Así, el artículo 272 dispone que durante la audiencia las partes
pueden formular las solicitudes, observaciones y planteamientos que estimen
necesarios con relación a las pruebas ofrecidas por los demás, para los fines de
exclusión probatoria reglamentados en el artículo 276.
Esta última disposición establece que el juez de garantía, luego del
debate, puede ordenar, de modo fundado, la exclusión del juicio oral de las
pruebas que fueran manifiestamente impertinentes y las que tuvieren por objeto
acreditar hechos público y notorios. En el primer caso se trata de prueba que
“manifiestamente” carece de relevancia para la resolución del litigio. La
adjetivación de la impertinencia en la ley obliga a los jueces a tener una actitud
muy conservadora en la materia excluyendo sólo en los casos en que la
impertinencia resulte evidente. En cuanto a hechos públicos y notorios, debe
estarse al concepto tradicional que se tiene de estos como aquellos conocidos por
todas o la generalidad de las personas en una comunidad y, por ende, por los
miembros del tribunal del juicio oral.
También puede ordenar que se reduzca el número de testigos o
documentos cuando de aprobarse la solicitud probatoria del interviniente en los
términos que la ofreció, producirá efectos puramente dilatorios en el juicio oral, por
estar dirigidos a acreditar unos mismos hechos o bien, circunstancias que no
guarden pertinencia sustancial con la materia que se someterá a conocimiento del
tribunal de juicio oral en lo penal.
A esta norma debe agregarse lo dispuesto específicamente en el
artículo 316 a propósito de los peritos.
Dice la disposición que el tribunal admitirá los informes y citará a los
peritos cuando, además de los requisitos generales para la admisibilidad de las
solicitudes de prueba, esto es, las normas que se vienen analizando, estime que
los peritos y sus informes otorgan suficiente garantía de seriedad y
profesionalismo.
Pero aún en caso positivo puede limitar el número de peritos o de
informes cuando unos u otros resultaren excesivos o pudieren entorpecer la
realización del juicio oral.
También dispone el artículo 276 que el juez debe excluir las pruebas
que provienen de actuaciones o diligencias que hubieren sido declaradas nulas.
La nulidad procesal en el procedimiento penal está regulada en los
artículos 159 y siguientes del Código.
Debe tenerse especialmente presente que sólo pueden anularse las
actuaciones o diligencias judiciales defectuosos del procedimiento que
ocasionaren a los intervinientes un perjuicio reparable únicamente con la
declaración de nulidad.
De este modo las actuaciones o diligencias de investigación
practicadas por el Ministerio Público no son procesalmente anulables y no podrían
excluirse por esta vía, sin perjuicio de lo que se dirá a continuación respecto de la
última causal de exclusión de prueba.
Por último deben excluirse las pruebas obtenidas con inobservancia
de garantías fundamentales.
Por esta vía se excluye pues la que se denomina prueba ilícita, esto
es, la obtenida en contravención a los derechos fundamentales.
Uno puede suponer ciertos casos en que naturalmente puede
estimarse que la prueba se obtuvo de manera ilícita. Por ejemplo, la falta de
autorización judicial para la práctica de medidas intrusivas, por ejemplo,
interceptación telefónica o allanamiento en los casos que la misma es necesaria.
Sin embargo hay innumerables hipótesis discutibles y que sus
soluciones sólo con el tiempo podrán decantarse en la doctrina y la jurisprudencia,
particularmente los casos en que la obtención de la prueba respectiva, en si
misma, está absolutamente ajustada a la legalidad, pero tiene un antecedente
espurio, como el caso de un allanamiento que tiene por objeto la recuperación de
medios de comprobación del hecho, autorizado y practicado en forma legal, pero
que se origina en una declaración del imputado en que indicó el lugar donde tales
medios se encontraban, que fue ilícitamente obtenida, por ejemplo, por no haber
sido informado de sus derechos o apremiado por los policías.
Frente a situaciones como la planteada la experiencia comparada
ofrece soluciones disímiles, realizando por lo demás, distinciones de la más
variada naturaleza.
Sea cual sea la evolución que esta materia tenga en nuestro sistema,
el Código establece que en este caso la prueba así obtenida, y todas las demás
antes referidas, deben ser excluidas del juicio oral, no pudiendo de esta manera el
tribunal del juicio tener noticia de la misma.
Sólo en el caso que la exclusión probatoria tenga su origen en
provenir la prueba de actuaciones o diligencias declaradas nulas o en el de haber
sido obtenida con inobservancia de garantías fundamentales, la resolución que las
excluye, que debe materializarse en el auto de apertura del juicio oral, es apelable
conforme lo dispone el artículo 279 del Código pero, más aún, el único legitimado
para recurrir es el Ministerio Público y no los demás intervinientes, sin perjuicio del
derecho de estos de recurrir de nulidad en contra de la sentencia que se dicte en
el juicio oral. En este caso la norma señalada, de manera excepcional, dispone
que el recurso de apelación debe concederse en ambos efectos.
Si queda a firme la exclusión de pruebas de cargo, en el evento que el
Ministerio Público las considere esenciales para sustentar su acusación, el fiscal
puede pedir, por razones de economía procesal, el sobreseimiento definitivo de la
causa al juez competente, el que debe citar a una audiencia para debatir la
solicitud y resolver conforme a lo que en ella se exponga.

Prueba anticipada.
El artículo 280 permite que durante la audiencia de preparación el
juicio oral se solicite prueba testimonial anticipada de conformidad a lo previsto en
el artículo 191 del Código mas, como esta última disposición, que se refiere a la
recepción de prueba anticipada durante la etapa de investigación sólo permite la
rendición de prueba testimonial anticipada, el artículo 280 en su inciso tercero,
acepta que, en esta etapa, puede también solicitar la rendición de prueba pericial
anticipada cuando se esté en la hipótesis de aquella norma, esto es, que se
manifieste la imposibilidad del testigo o perito de concurrir a la audiencia del juicio
oral por tener que ausentarse a larga distancia o por existir motivo que hiciere
temer la sobreviniencia de su muerte, su incapacidad física o mental o algún otro
obstáculo semejante.
El artículo 280 inciso segundo regula, por último, la situación en que
después de la realización de la audiencia de preparación de juicio oral, sobreviene
una de las situaciones previstas en los artículos 191 o 191 bis del Código Procesal
Penal, cualquiera de los intervinientes puede solicitar al juez de garantía una
audiencia especial de rendición de prueba anticipada.
Algún problema plantea la remisión al artículo 191 el que esta
disposición sólo permita al fiscal pedir prueba anticipada, de lo que sigue que si
alguno de los testigos o peritos de la defensa se encuentran en similar situación,
esta no podría pedir prueba anticipada, mas los principios que informar el juicio
oral, especialmente los de contradicción e igualdad de armas llevan precisamente
en sentido contrario, pues nada justificaría impedir a otra de las partes la rendición
de prueba anticipada, solución que, incluso, por las mismas razones, debería
extenderse a la prueba anticipada durante la etapa de investigación, lo que se ve
corroborado si se tiene en cuenta la situación que prevé el inciso segundo del
artículo 280 que expresamente hace referencia a que la solicitud puede plantearla
cualquiera de los intervinientes.

El auto de apertura del juicio oral.

La audiencia de preparación del juicio oral termina, normalmente, con


la dictación de una resolución, técnicamente una sentencia interlocutoria, que
recibe la denominación de auto de apertura del juicio oral.
De conformidad al artículo 277 el auto de apertura del juicio oral debe
contener:
a) El tribunal competente para conocer del juicio oral.
b) La o las acusaciones que deberán ser objeto del juicio y las
correcciones formales que se hubieren realizado en ellas;
c) La demanda civil;
d) Los hechos que se dieren por acreditados, en conformidad con lo
dispuesto en el artículo 275; (convenciones probatorias)
e) Las pruebas que deberán rendirse en el juicio oral, de acuerdo a lo
previsto en el artículo anterior, y
f) La individualización de quienes debieran ser citados a la audiencia
del juicio oral.
Como ya se vio, esta resolución sólo es apelable, por el ministerio
público, por la exclusión de prueba por provenir de actuaciones o diligencias
declaradas nulas u obtenidas con inobservancia de garantías fundamentales.
De acuerdo a lo previsto en el artículo 281, en el término de cuarenta
y ocho horas, es decir, antes de que el auto de apertura del juicio oral quede
ejecutoriado, el juez de garantía debe hacer llegar el auto de apertura del juicio
oral al tribunal competente, actuación que abre la etapa del juicio oral.

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