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Daniela Rojas

201327527

Parcial 1. Alteridades Históricas en Colombia

En su origen, la historia –como disciplina que se encarga de estudiar el pasado, de


encontrarlo y de escribirlo- no fue objetiva. La historia fue definida por quién la escribió, por
el lugar dónde se escribió y por cómo se escribió. Ésta última estuvo durante un largo rato
en manos de una pequeña población: poderosos e ilustrados europeos. Debido a esto, la
historia fue atravesada por múltiples intereses y sirvió como herramienta de disputa por el
poder. Así, con la historia, se estableció una mirada jerárquica, en la cual los europeos
representaron la máxima civilización, mientras que los americanos no valían nada. También,
hay que tener en cuenta que la producción de conocimiento sobre el otro simboliza una forma
de ejercer poder sobre él ya que lo define y lo posiciona como un ente inferior. Teniendo esto
en cuenta es necesario responder a la pregunta: ¿Por qué es fundamental la producción de la
alteridad, a partir de distintas estrategias simbólicas y materiales, para el surgimiento de un
pensamiento propio enunciado desde Colombia? Para responder a esta pregunta el siguiente
ensayo se desarrollará bajo estos apartados: (1) La producción de alteridad enunciada desde
Colombia sirve para cuestionar las geopolíticas del conocimiento; (2) es fundamental en el
revisionismo histórico y para la definición de la nación; (3) es necesaria para establecer el
proyecto republicano.

En primer lugar, se ha de mencionar que la producción de alteridad desde Colombia


es necesaria para acabar con los sistemas geopolíticos de conocimiento los cuales fueron
instaurados bajo modelos colonialistas. Luego de que la modernidad se dio en Europa, ésta
se postuló como la principal fuente de conocimiento, justificándose en su persistente uso de
la razón. Esto le permitió crear conocimiento y establecer verdades sobre los otros y así
entonces definir a la alteridad. Sin embargo, este conocimiento lo que hizo fue contribuir a
la misión colonialista europea y, en el caso específico de España, hacer parte del proyecto de
las Reformas Borbónicas. Esto se ve por ejemplo con la Expedición de La Condamine o de
la Expedición Botánica, en las cuales lo que se hizo fue definir y reconocer el territorio, con
el fin de luego ejercer poder sobre él. Además, el conocimiento que se estaba produciendo
en ese entonces creó prejuicios sobre lo americano. La ilustración europea definió al sujeto
americano como alguien que estaba en contacto directo con la naturaleza, y por ello, era
salvaje. Así, se posicionó a América como lo contario a Europa: una región de oscurantismo,
donde no había nada y desde dónde no se podía producir conocimiento. Sin embargo, es
muy cuestionable esa producción sobre lo americano que se da de forma lejana y
estigmatizante. La producción de conocimiento de la alteridad desde Colombia es necesaria
para romper con estos ideales – de Europa como lo moderno y América como lo colonial- y
posicionar al país como ente que puede conocerse y autodefinirse. Además, esto es necesario
para que se produzca la historia colombiana desde aquí.

En segundo lugar, considero que es necesario profundizar en los modelos


jerarquizantes, clasificatorios y descalificatorios, producto de la producción de conocimiento
desde lo europeo. En la modernidad, el uso de teorías evolucionistas clásicas fue esencial.
Con estas últimas se estableció un modelo de desarrollo para organizar a las diferentes
sociedades. Se hablaba de tres estadios de desarrollo: los pueblos menos desarrollados eran
definidos como salvajes, mientras que los más avanzados se tildaban de civilizados
(Cañizares-Esguerra, 2007). Sin embargo, este sistema - bastante opresor y denigrante - se
extendió para entender a la globalidad. Además, establecer estas diferencias generó
pensamientos e ideologías racistas y la idea de raza se traslapó al poder. Se hablaba de un
otro que es diferente e inferior y, debido a esto, se puede ejercer poder sobre él. Con estas
ideas racistas se legitimó eventos de terrible dominio como la esclavitud. Con la producción
de conocimiento desde Europa se generó una colonialidad del poder que se instauraba de
forma natural e incuestionable. La producción de alteridad desde la enunciación colombiana
es necesaria para acabar con estos modelos de organización social y dar paso al autogobierno.

El caso de Francisco José de Caldas es un buen ejemplo para demostrar cómo, al


producir conocimiento desde América, se puede empezar a hablar de otra forma sobre lo
americano. Se ha de aclarar que en un principio Caldas produjo conocimiento desde su
condición de criollo ilustrado -reconociéndose como erudita y europeo- pero éste dio un paso
importante ya que produjo conocimiento desde América. La relación de Caldas con las tierras
americanas -al haber nacido en este continente- abrió la puerta a pensar en la posibilidad de
producir conocimiento directamente desde acá. Caldas demostró que el americano podía
reconocerse como ilustrado, producir conocimiento y así entonces pensarse a sí mismo.
Además, Caldas permitió dejar de lado algunos de los ordenamientos establecidos bajo la
mirada colonial, como sucedió con el concepto de raza. Por su parte, él trato la diferencia
desde los influjos del clima: estableció que la diferencia de comportamientos y pensamientos
podía estar relacionada con las diferencias climáticas. Sin embargo, Caldas aclaró que ni el
clima, ni la región determinan posibilidades de desarrollo. Con esto se dejo de pensar en ideas
racistas, tales como la relación directa entre fenotipo y moralidad. (Arias, 2007). Con sus
estudios climáticos Caldas logró expandir el lugar de origen del conocimiento y establecer
que la civilización se da en climas fríos, así se genera la idea de un epicentro de civilización
en Colombia. Caldas forja la imagen de que desde América se puede producir conocimiento
y que los modelos europeos pueden ser cuestionados.

Con este primer argumento se demostró la necesidad de una construcción de la


alteridad desde la enunciación colombiana, para dejar de lado las instauradas geopolíticas de
conocimiento. Pues, estas últimas posicionaron a Europa como el único lugar desde donde
se puede originar conocimiento certero y dejaron a América como icónica de un estado
salvaje. Así se establece que la producción de alteridad colombiana desde nuestra nación es
necesaria para romper con modelos jerarquizantes y racistas. Ahora bien, luego de la
abdicación de los reyes españoles, cuando se reconoce que ya no será posible la restitución
del imperio español colonial, empiezan a surgir los primeros movimientos independentistas
y esto trae una nueva necesidad de la definición de la alteridad desde lo colombiano.

El segundo argumento para demostrar porque es fundamental la producción de la


alteridad desde Colombia es la necesidad de autodefinición. Bajo esta fuerza independentista
es necesario establecer qué es lo propio, de los que somos y no somos. Para establecernos
como nación independiente de Europa, comenzamos a identificarnos con la figura del
indígena. Los criollos se equiparan con los indígenas para dejar de pertenecer a lo colonial.
Sin embargo, hay que aclarar que esta apropiación de lo indígena sigue siendo bastante
idealizada. El indígena es la base de la imagen independiente de Colombia, pero esta es solo
una portada. Se usa lo indígena debido a que permite establecer una relación directa entre
nacionalidad y territorio. Así se establece que americano es quién haya nacido en la tierra de
América, es decir los criollos y los indígenas. Esto crea una simbología fundamental sobre
los verdaderos hijos de América. Con esto se empieza también a construir la imagen de lo
que no somos, del otro, es decir España. Esta es una transición importante ya que ahora lo
español se establece como el enemigo. Esto queda plasmado de forma clara en la obra de
Juan Fernando Soto Mayor (1814) quién menciona que los indígenas eran naciones dóciles
que debían enfrentarse a las injusticias y opresiones de los crueles españoles. Con esto se
forja también la idea de victimas y victimarios, una imagen retórica con la cual ahora se ha
escrito nuestra historia. En este proceso de autodefinición la creación de constituciones
resulta esencial. En las constituciones se definen los estados y provincias que conforman la
Nueva Granada. En estos documentos también se habla de los derechos indígenas y se
justifica la separación con España. Además, se incluyen nuevas iconografías donde se postula
a América desde lo indígena y como madre. Esto se ve debido a que se abandona la
representación de América como guerrera y ahora se resalta su feminidad y debilidad. De
esta forma el conocimiento generado desde aquí empezó a postularnos como seres
independientes de la corona española, los cuales debido al pasado opresor se identifican con
los grupos indígenas, quienes son los verdaderos hijos de América.

Para continuar con este argumento, sobre la necesidad de una autodefinición y la


producción de la alteridad desde los saberes colombianos, es fundamental mencionar cómo
esto permite un revisionismo histórico, y la reescritura de la historia de nuestro país. La
mirada moderna trae como consecuencia un entendimiento diferente del tiempo, y esto
permite la transformación de la autopercepción. En este esfuerzo de independencia lo que se
hace desde el presente es ver el pasado como un periodo clausurado. En nuestro caso la
producción de conocimiento desde la enunciación propia nos permite posicionar el pasado
colonial como un periodo terminado. Éste es un momento que nos determinó pero ahora es
un periodo del cual logramos desprendernos. Es menester mencionar que esta clausura se da
de forma negativa por el reconocimiento de los efectos opresores que trajo el colonialismo.
Sin embargo, esto permite que se pongan en cuestión las historias filosóficas de Cañizares-
Esguerra (2017) anteriormente mencionadas sobre las escalas de desarrollo humano. De igual
forma, este revisionismo histórico permite pensar el futuro de forma utópica como un lugar
de cambio y transición. Para esto las figuras de los próceres y los héroes libertadores son
fundamentales. Con ellos se escribe la historia desde la revolución. Para la configuración de
esta revolución la figura de Caldas, ya no como criollo ilustrado, si no como prócer -como
ser con agencia política quien generó acción social- resulta esencial. Bajo el mismo
funcionamiento se construye el personaje de Bolívar. Los historiadores de aquella época,
tales como José Manuel Restrepo se encargan de crear una imagen glorificada de Simón
Bolívar (Mejía, 2007). Esto se acompaña además por la creación de imágenes del culto
bolivariano donde se propaga la imagen de Bolívar como liberador y protector de la nación
indígena. Por otra parte, se ha de hablar de algo a lo que ahora sí se le da cabida en esta
nueva historia: el pasado pre colonial. La producción de conocimiento desde la enunciación
colombiana resulta fundamental en el reconocimiento de lo verdaderamente propio del
pasado pre colonial. Esto se vio por ejemplo con el caso de Joaquín Acosta y de su
producción sobre lo chibcha. Con esto, Acosta habla de una sociedad especifica que habitó
el territorio colombiano y necesita ser reconocida como parte de nuestro pasado (Figueroa,
2011).

Así se definió entonces lo que nos conforma como nación: la pertenencia al territorio,
el reconocimiento con los indígenas oprimidos y la configuración de una nueva historia.
Además se reescribió la historia desde los lideres de la revolución y se incluyó sociedades
prehispánicas fundamentales para la edificación de nuestro pasado. Sin embargo, es
necesario hacer ajustes en esta producción de la alteridad ya que en este primer intento no se
reconocen los difíciles procesos de homogenización para crear la unidad nacional. Esto
último resulta esencial para la creación de un proyecto político republicano futuro.

Finalmente, en este apartado se demostrará como la producción de alteridad desde la


voz colombiana fue necesaria con fines de gobierno y de administración. Anteriormente se
planteó la creación de una identidad nacional por medio del reconocimiento con lo indígena.
Sin embargo, esto se hacia desde una posición idealista, la cual desconocía al verdadero ser
indígena. Aparte de esto, de forma menos explicita, esta definición de nación traía otro
problema: no hacía diferencia entre gobernantes e indígenas, entonces no permitía hablar del
indígena como sujeto de gobierno. Debido a esto se estableció como necesario revisar esta
la figura de lo indígena. Por otro lado, se ha se decir que adentrados en la independencia y
generando el proyecto de la segunda república, que se establecía como libre e igual, fue
necesario abordar el concepto de ciudadanía. La ciudadanía configuraba la relación entre un
nosotros y los otros, también la ciudadanía hablaba de un conjunto poblacional homogéneo.
Pero, esto último resultó problemático en el caso de Colombia, ya que somos una nación
particularmente heterogénea. A partir de esto surgió entonces la duda de cómo establecernos
como unidad a partir de tanta diferencia. El ordenamiento de esa heterogeneidad fue un reto
en el s. XIX para la configuración nacional. Sin embargo, esta solo se puedo dar a partir de
el reconocimiento de las diferencias y particularices de los grupos sociedades que forman
la nación. Por eso se estableció que somos un país de regiones.

En este proyecto republicano de reconocer a Colombia como un país libre, donde hay
igualdad pero a la vez heterogeneidad social fue esencial la relación entre población y
territorio. La variedad de territorios dentro de la misma unidad nacional fue lo que permitió
hablar de la diferencia. Este reconocimiento de la diferencia, fue lo que llevó a la producción
del conocimiento sobre lo propio, a su máxima exploración. Pues para la conformación de
esta república se realizaron viajes, entre ellos la Comisión Coreográfica, dónde se
reconocieron las particularidades de cada lugar. Luego esto se tradujo y se represento con
diferentes métodos. Por ejemplo, con los cuadros de castas, con los que se representó la
mezcla entre los diferentes grupos sociales y así se pudo hablar de categorías como el mulato
y el mestizo. Esto también evidenció que la sociedad colombiana está mezclada, no es una
sociedad homogénea, pero aun así hacemos parte de la misma nación. Con el mismo objetivo
de definir la nación pero reconociendo las particularidades también surgieron los cuadros
costumbristas, en estos se mostró las características físicas de las personas de cada región y
se habló de sus hábitos. También se hicieron cuadros costumbristas del paisaje. Así mismo
se produjeron mapas y cartografías. Todo esto amplió el conocimiento sobre lo propio, pero
también permitió una jerarquización del territorio y la vinculación con una vocación
económica específica. Así entonces se evidencia que el conocimiento de la alteridad desde
la enunciación propia es esencial en el proyecto de gobierno y de desarrollo económico y de
riquezas.
A lo largo de este ensayo se demostró como la producción de la alteridad desde la
enunciación propia colombiana fue esencial para diferentes fines. En primer lugar, se
estableció que la producción de conocimiento propio sirvió como forma de combatir las
geopolíticas del conocimiento y dar fin a modelos jerarquizante como aquellos del
evolucionismo o de las ideologías racistas. Además el conocimiento desde América demostró
que el eurocentrismo moderno no es una obligación, y se puede producir conocimiento igual
de verás y certero desde este otro continente. Por otra parte se estableció que la producción
de conocimiento sobre el otro desde la voz colombiana fue esencial en el proyecto
independentista, no solo para definir lo propio, si no para definir lo que no nos identifica
como nación. Así, la definición de lo propio permitió realizar el distanciamiento final y
necesario con el imperio español. Además, este proyecto independentista y de producción de
nación permitió hacer un revisionismo histórico y reescribir la historia de América, desde la
revolución y no desde el pasado colonial. Finalmente se mostró que la producción de este
conocimiento fue necesaria para lograr el proyecto republicano de nación igualitaria pero
heterogénea. Con esto último se logró un ordenamiento social, establecer un proyecto de
gobierno y plantear un modelo de desarrollo económico.

Bibliografía:

1. Arias Vengas, J. (2007). “Seres, cuerpos y espíritus del clima, ¿pensamiento


racial en la obra de Francisco José de Caldas?”. Revista de Estudios Sociales 27:
16-30.

2. Cañizares-Esguerra, J. (2007). “Hacia nuevas estrategias de lectura y nuevas


interpretaciones históricas”, en Cómo escribir la historia del nuevo mundo:
historiografías, epistemologías e identidades en el mundo del Atlántico del siglo
XVIII, pp. 77-113. México D. F.: FCE.
3. Figueroa Cancino, J. D. (2011). “La formación intelectual de Joaquín
Acosta y el Compendio histórico del descubrimiento y colonización de
la Nueva Granada (1848)”. Anuario Colombiano de Historia Social y
de la Cultura 38(2): 181-216.

4. Mejía, S. (2007). “Historia y culto del héroe. Simón Bolívar en la


Historia de la revolución”, La revolución en letras. La historia de la
revolución de Colombia de José Manuel Restrepo (1781-1863), pp. 149-
174. Bogotá: Uniandes; Ceso; Eafit.

5. Rodríguez Prada, M. P. (2017). “Colecciones y saberes: construcción


patrimonial del Museo Nacional de Colombia y de la Escuela de Minas
(1823-1830)”. Apuntes 30(2): 126-147.

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