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Tamayo Rodríguez, José Luis. Fariseos en contra de la reforma del COPP. En: El Nacional. Caracas. Fecha:
09 de octubre de 2001.
4
Ver: Gaceta Oficial Extraordinaria Nº 5.558 de fecha 14 de noviembre de 2001.
mi profesor de Derecho Constitucional, el Dr. César Osío, por allá en el año 1985–
, una vez que se aprueban beneficios en una Ley, estos no pueden echarse para
atrás, ni borrarlos de un solo plumazo; esencialmente, porque estos no pueden ser
regresivos y quien ha leído el COPP, puede percatarse que los legisladores,
restringieron el concepto universalmente aceptado –columna vertebral de los
Derechos Humanos– como lo es la presunción de inocencia5.
5
En tal sentido, la responsabilidad, y por consiguiente, culpabilidad del acusado, deberá probarse en el juicio
oral y público. No es una mera facultad del Estado. Es una ineludible obligación. El Estado es quien
determinará si el acusado es culpable. Pero antes tendrá que desvirtuar de manera lícita y traslúcida la
Presunción de Inocencia del justiciable. En definitiva: el acusado no está compelido a probar su inocencia. La
Presunción de Inocencia, es uno de los principios elementales, esenciales e imprescindibles, instituidos en el
Código Orgánico Procesal Penal, en tanto precisa que la persona imputada o acusada, no puede ser tratada
como culpable durante la investigación y enjuiciamiento; por tal razón, deberá ser apreciada como inocente,
en todas las fases del proceso penal, hasta que sobrevenga en una decisión irrebatiblemente firme, sin que
pueda amainarse en ningún tiempo su estado de inocencia. Este principio tiene como objetivo fundamental:
prevenir el adelantamiento de las consecuencias de una sentencia condenatoria anticipada, por lo que respecta
a su debida aplicación, en acatamiento al debido proceso penal, y a las ritualidades procesales y constitucionales,
el imputado debe ser tratado, antes y durante el transcurso del juicio, con todo el respeto que amerita su estado
de inocencia, lo que significa que deberá ser juzgado en libertad, y en caso de que la responsabilidad penal que
se atribuye no llegue a acreditarse, deberá absolverse. Para una mayor información: Pereira Meléndez,
Leonardo. La Presunción de Inocencia y el Debido Proceso Penal. Vadell Hermanos Editores. Caracas.
Venezuela. 2011
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No hace mucho, en mis conclusiones finales de un juicio llevado a cabo en la ciudad de Barquisimeto, yo
recordaba grosso modo los principios básicos de la Teoría Dogmática del Derecho Penal; la Juez del caso
demostró no haber leído nunca a Henri Capitant: "El jurista no puede jactarse hoy de conocer el Derecho, a
menos que complete y verifique el estudio de los textos con el de la jurisprudencia". Al concluir el juicio, se me
acercó un conocido abogado –el Dr. Ramón Pérez Linárez, para más señas– y me dijo algo que me dejó helado:
"No pierdas el tiempo. Esa Juez ni siquiera sabe lo que dijiste". Con razón la mencionada ‘Magistrada’, sacó
El Estado de Derecho y la legalidad desaparecieron del país. La actual
reforma del COPP, consecuencialmente, toca, entre otros no menos importantes
puntos, la presunción de inocencia, el derecho a ser juzgado en libertad, el debido
proceso, y menoscaba, los principios o postulados más importantes del derecho,
verbigracia, el principio de la progresividad de los Derechos Humanos.
la más baja puntuación en el Concurso de Oposición que se hizo para integrar la Corte de Apelaciones de esta
entidad federal...
7
Tamayo Rodríguez, José Luis. Proposiciones para reformar el Código Orgánico Procesal Penal. Ediciones
de la Asamblea nacional. Caracas. 2001. Pág. XVI
8
Gómez Grillo, Elio. “No debemos devolverle a la policía el poder que el COPP le quitó”. En: Últimas Noticias.
Caracas. Fecha: 21 de junio de 2000.
9
Gómez Grillo, Elio. Ob. Cit.
Coordinador General de "Una Ventana a la Libertad", por haber osado criticar la
ausencia de políticas de rehabilitación penitenciaria, por parte del Poder Ejecutivo
Nacional; el otrora Ministro del Interior y Justicia10, don Luis Miquilena, emitió "una
orden prohibiendo la entrada del activista de los derechos humanos a todos los
recintos penitenciarios del país"11. El Maestro tiene razón para fruncir el ceño.
Conozco jueces, defensores públicos penales, fiscales del Ministerio Público, con
índices académicos deprimentes. Jueces nombrados a dedos, sin preparación
alguna; fiscales que en pregrado repararon infinidades veces, llevando –
expresamente– materias de arrastre; defensores públicos penales, nombrados por
palancas y otras tuercas.
10
Hoy en día, Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz.
11
“Solicitan cese de hostigamiento contra ONG penitenciaria”. En: El Nacional. Caracas. Fecha: 24 de julio
de 2000
12
Exhorto leer la obra, Entre enmiendas, revocatorias y formalidades constitucionales, de este autor merideño,
quien se destacó en la Ilustre Universidad Fermín Toro de Barquisimeto, como Coordinador de Investigaciones
Jurídicas, durante la Rectoría del Dr. Pedro Briceño Cabrera.
neutrales, se apartan de los medios comunicacionales, y objetivamente aplican la
ley. Jorge Eliécer Mendoza Rodríguez, por caso.
Comparto la certera opinión del Dr. Elio Gómez Grillo, cuando afirma sin
titubeos: "El COPP no es una ley perfecta, sino perfectible, como toda creación
humana". A la Ley Adjetiva Procesal Venezolana, se le culpa de un "excesivo"
aumento delictual. Sin embargo, no existen aspectos confiables que demuestren
que el aumento delictivo venezolano sea producto del COPP. La finalidad de la
reclusión –para decirlo con la autoridad del fundador y creador del Instituto
Universitario Nacional de Estudios Penitenciarios– es que, quien haya estado
preso, salga convertido en un hombre de bien. Si la cárcel no logra así dicho
objetivo: "hay que condenar al Estado que mantiene cárceles así y trabajar para que
ellas funcionen como deben". Nadie ayuda a ningún ex recluso a que se reinserte
en la sociedad. El Estado lo margina, y para burlarse de él, paradójicamente,
establece en la propia Carta Magna "Bolivariana", garantías penitenciarias13 y
derechos humanos de los presos, los cuales, la mayoría de las veces, son
irrespetados nada menos que por el propio Estado.
13
Léase el Artículo 272 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Lamentablemente, ha sucedido todo lo contrario: el aumento es inocultable.
Entonces, ¿dónde está la falla? Las cárceles se seguirán poblando, mientras el
Estado no implemente, suficientes fuentes de trabajos; una educación equitativa
para todos; corrija sus entuertos; y, progresivamente, la familia sea valorada,
deontológicamente, como una parte integral de la humanidad, y no por el contrario,
como una simple cría de ratones. Cumpliendo con las promesas formuladas en las
campañas electorales.
14
Publicada en la Gaceta Oficial Extraordinaria Nº 662 de fecha 23 de enero de 1961. Estuvo vigente durante
38 años hasta que fue derogada por la aquiescencia de la Constitución de 1999, a través del Referéndum del
15 de diciembre 1999. Esta Carta Política Fundamental, tuvo dos enmiendas autorizadas, a la sazón, por el
otrora Congreso Nacional. La Enmienda N° 1 sancionada por el Poder legislativo, y publicada en la Gaceta
Oficial Extraordinaria Nº 1585 del 11 de mayo de 1973. Su propósito fue imposibilitar al General de División,
Marcos Evangelista Pérez Jiménez de ser electo Presidente de la República o ejercer cargos parlamentarios ante
el Congreso. En 1968 la agrupación política Cruzada Cívica Nacionalista, lo presenta como candidato a
Senador, siendo elegido con una considerable votación. Empero, la antes Corte Suprema de Justicia, anuló su
elección. La Enmienda N° 2 homologada por el Poder Legislativo, y publicada en la Gaceta Oficial
Extraordinaria Nº 3.119 del 26 de marzo de 1983, estipuló entre otras cuestiones: la reforma del sistema
electoral para los Concejos Municipales y las entonces Asambleas Legislativas.
15
En 1953 el Congreso Nacional decretó una nueva Carta Magna, en la cual se le cambia el nombre al país de
Estados Unidos de Venezuela –nombre que tenía desde 1864, época del gobierno del General de División y
Mariscal, Juan Crisóstomo Falcón– a República de Venezuela. Por cierto, al General Juan Crisóstomo Falcón
se debe la abolición de la pena de muerte, y la supresión de la prisión por deudas.
16
En fecha 15 de diciembre de 1999, mediante Referéndum Aprobatorio de la Carta Política Fundamental que
elaborara la Asamblea Nacional Constituyente, se aprobó la nueva Constitución y con ella la actual estructura
jurídico - política del país. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, fue publicada el 30 de
diciembre de 1999, en la Gaceta Oficial Nº 36.860, reimpresa en la Gaceta Oficial Nº 5.453 Extraordinario de
fecha de marzo de 2000. La Disposición Decimoséptima Transitoria señala que: “El nombre de la República,
una vez aprobada esta Constitución, será “República Bolivariana de Venezuela”, tal como está previsto en su
artículo uno...”. Como cosa nada increíble, el país ha cambiado o reformado su nombre, bajo el mandato de
presidentes militares o ex militares.
pisoteada de una manera infame como la actual, aprobada en 1999. La crisis
económica, social, política, que enfrentamos, como consecuencia contradictoria de
la mala praxis de la dirigencia gubernamental, que, erróneamente, hemos elegido,
de una manera “democrática” –valgan las comillas–, y que arrojó un saldo negativo,
por el manejo extraño del Consejo Supremo Electoral17, en ese momento, pero
esto también, ¿es culpa del COPP? Nada hay más peligroso que entretenerse con
mentiras. No pasará mucho tiempo, mediante el cual, el COPP nuevamente sea
sometido a otra reformación. El hecho que haya sido revisado y reformado, en par
de oportunidades, en menos de tres años, es signo inequívoco, que la solución al
problema, no es crear o modificar leyes, sino definir de una vez por todas, si
queremos vivir de improvisaciones, de mentiras políticas, o definir las bases de un
nuevo Estado de Derecho, donde se respeten los principios universales de los
derechos humanos, del Derecho Procesal Penal; del Derecho en general; no
dejándonos manipular, por quienes han pretendido, ver a éste gran país, como un
gran hato. Este y no otro, es el reto.
Laurens, citado por Arturo Uslar Pietri, decía en el siglo XIX que "el derecho
es un océano de dudas"18. Y la duda, para el Maestro Luis Bertrán Prieto Figueroa,
era un camino. Pero ese camino debe ser recto. Colocando al descrédito público a
toda persona, sin haberse obtenido una sentencia condenatoria firme en su contra;
presumiéndose criminal a toda persona detenida; exponer a toda persona, a través
de los medios comunicacionales, como vulgares delincuentes, logrando en gran
escala, influir en el ánimo de los magistrados, quienes súbitamente, presumen
culpables a los detenidos por los organismos policiales, innecesariamente, nos
desviamos del camino, y nos precipitamos, al desconocer el principio de la
presunción de inocencia, hacia las aguas profundas del sistema inquisitivo.
Seguimos siendo inquisitivos. Somos inquisidores de oficio. Todo el mundo habla
del COPP. Los jueces, defensores públicos, abogados litigantes, fiscales del
Ministerio Público, todos alardeamos del cambio que palideció al sistema judicial
17
Hoy en día, Consejo Nacional Electoral.
18
Uslar Pietri, Arturo. Derecho y Justicia. En: El Nacional. Caracas. Cuerpo A. Fecha: 18 de marzo de
1990. Pág. 4
venezolano. "¡Fariseos!", llaman a los que critican las reformas inquisidoras del
COPP. Pero pocos son los que se atreven a decirle a un juez o fiscal del Ministerio
Público: "¡Ya basta! ¡Deje de manipular la verdad! No tenga miedo. Aplique la norma
del COPP. No viole el principio de la presunción de inocencia. Recuerde el principio
de la afirmación de la libertad". Lamentablemente, nadie lo hace. Prefieren dejarse
latiguear. Yo no sé si por ignorancia, o simplemente por temor. Son pocos los jueces
que deciden neutralmente. Son pocos los imparciales y objetivos. Muchos temen
perder el "carguito". No podemos achacarle estos vicios al COPP. Hasta los propios
co-redactores de la última reforma, así lo reconocen: “La sola reforma del COPP no
va a resolver ni poner coto al terrible problema de la delincuencia, pues su
incremento obedece a la concurrencia de múltiples factores sociales y
económicos"19. Tampoco, violentando normas constitucionales, verbigracia, el
principio de progresividad de los derechos humanos y el principio de la presunción
de inocencia, garantía fundamental que trato de analizar.
19
Tamayo Rodríguez, José Luis. Un estímulo a la impunidad y una invitación a delinquir. En: Diario 2001.
Caracas. Fecha: 28 de junio de 2001. Pág. 6
20
La Privación Preventiva Judicial de libertad solo se justifica como medida necesaria e ineludible
para consolidar el imperio de la ley. Por ello, en el marco del estrenado Sistema Procesal Penal
Venezolano, todas las medidas coercitivas en general y la Privación Preventiva Judicial de Libertad
en exclusiva, tienen carácter excepcional y únicamente podrán aplicarse cuando exista o haya –real
y efectivamente– peligro de fuga o de entorpecimiento de la actividad investigativa, a fin de evitar
que esta se vea zaherida o fracasada, por la ausencia del inculpado o por la obstaculización en la
búsqueda de la verdad, a través de los actos del proceso. Sin embargo, en la actualidad, existe una
gran discordancia entre los juzgadores de justicia penal en relación a la Privación Preventiva Judicial
de Libertad, resultado de que el Sistema Procesal Penal Venezolano, desde el punto de vista
pedagógico, educativo e instructivo, sigue subyugado por la ideología inquisitiva que empuña la
Privación Preventiva Judicial de Libertad como piedra medular, plegándose los juzgadores a una
descomunal arbitrariedad en la aplicación de esta regla de coerción personal, la cual a menudo se
extiende, por demás de forma desproporcionada, corolario del retardo procesal, que acarrea a una
pena anticipada para el incriminado sin juicio previo. Es significativo subrayar, que la Privación
Preventiva Judicial de Libertad, es una medida excepcional, que sólo operará cuando las demás
medidas cautelares sean exiguas para apuntalar el objetivo del proceso; en todo caso, no debe dejarse
en el tintero que su monstruosa aplicación, contribuye al aumento característico de la población
penitenciaria, al espantoso hacinamiento, y a la baja calidad de vida de los penados. En otras
considerando, a priori, sin investigar a fondo, que la presunta acción u omisión es
punible; y que es culpable el investigado; y por ende, al ser un peligro para la
sociedad, debe ser condenado. ¡Mayor arbitrariedad no es posible! Esta medida
acogida por no pocos jueces, atenta contra el principio de la presunción de ino-
cencia, e inevitablemente, contra el debido proceso.
21
Tamayo Rodríguez, José Luis. Proposiciones para reformar el Código Orgánico Procesal Penal. Ediciones
de la Asamblea nacional. Caracas. 2001. Pág. 88
alguna, lo que es obligatorio de pleno derecho: La libertad. Por presumirse siempre
la inocencia del imputado o acusado. Cuando es el propio juzgador, quien viola la
ley, al presumir culpable a la persona investigada, imputada o acusada, sin haberse
obtenido una decisión definitivamente firme en su contra, esculpimos las bases de
un Estado de Derecho inexistente, antijurídico, ineficaz, retrógrado, que nos
regresa a la época del oscurantismo.
22
Hoy en día, Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas.
imitamos. Con razón para muchos juristas patrios, las garantías constitucionales en
nuestro país, son simples mitos.
Convengo, sí, que para casos extremos, delicados donde la vida misma del
presunto imputado corra peligro, o bien, para el aseguramiento de pruebas
importantísimas, cuando estemos en presencia de presuntos ilícitos penales
graves, verbigracia, homicidio calificado, robo a mano armada, violación, secuestro,
entre otros; justificamos la privación preventiva judicial de libertad del inculpado. No
obstante a ello, nunca debemos presumir la culpabilidad, porque estaríamos
conculcando el principio de la presunción de inocencia. Por otra parte, el Estado está
obligado –valga el término– a recluir al imputado en un instituto de reclusión
diferente al de los penados. Al menos, ese debe ser el norte, procurar en lo posible,
que el encarcelamiento preventivo, no ocasione perjuicio alguno ni al sindicado ni a
su entorno familiar. Cuando ya los obstáculos que promovieron de alguna manera la
privación preventiva judicial de libertad hayan cesado, lo más prudente y legal, sería
conceder la libertad del justiciable, a través de cualesquiera medida cautelar
sustitutiva de libertad. Si han desaparecido los "posibles" peligros de fuga o de
obstaculización a la "investigación", ¿qué sentido tiene que el imputado continúe
privado de su libertad?
Por encima del poder punitivo del Estado, prevalece la condición humana de
la persona. La garantía constitucional de poder ser juzgado en libertad, es una
consecuencia del principio de la presunción de inocencia, y éste a su vez del juicio
previo y del debido proceso. Esto conlleva a afirmar, parodiando a Alberto M. Binder,
que el Estado "tiene que ser consecuente restringiendo la libertad sólo en los casos
expresos y claramente previstos, con las garantías a que se ha obligado en la
Constitución y las leyes".
23
Pérez Sarmiento, Eric Lorenzo. Comentarios al Código Orgánico Procesal Penal. Vadell Hermanos Editores.
Caracas. Venezuela. Segunda edición. 1999. Pág. 238. Las negrillas son de mi responsabilidad.
La sociedad forma al delincuente, le da vida, lo engendra, y luego, lo
sanciona como una forma de desaparecerlo, o lavarse las manos, que en definitiva,
es lo mismo. Organismos internacionales, como las Naciones Unidas, previo
estudio y análisis de diversas e incontables políticas criminales, han acordado, que
el encarcelamiento, no es la cura para la delincuencia; y consideran necesario, la
concepción de medidas alternativas a la privación de libertad, como medio para la
verdadera resocialización del individuo. En nuestro Estrado Judicial Nacional, existe
una confusión total en cuanto a las nociones y verdadero propósito de la presente
Ley Adjetiva Procesal venezolana.
24
Pérez Linárez, Ramón. Discurso pronunciado en nombre de los graduandos en el acto de graduación el día
02 de noviembre de 1990. En: Temas de Ciencias Penales y Criminológicas. Instituto de Estudios Jurídicos del
Estado Lara (Homenaje al R. P. Dr. Fernando Pérez-Llantada S.J). Barquisimeto. Venezuela. 1992. Pág. 191
humildes que van a sus despachos en búsqueda de solución a sus problemas. Hay
quienes, inclusive, van más allá del respeto a la dignidad humana: les tiran la puerta
del despacho, sin ofrecer explicación alguna a lo requerido. Confieso que yo he
pecado por omisión. He sido cómplice de esa arbitrariedad. Testigo he sido y no he
hecho nada por consideración al colega que desempeña funciones públicas.
Ofrezco disculpas por ello. Este es un inconveniente que nos compete a todos.
En fin, son muchas las dificultades coyunturales que debemos resolver. En
conjunto, claro está. Lo que debe hacerse es combatir las causas y no los efectos.
Los pañitos calientes no son la solución. La experiencia nos indica que, de
continuar aplicando el discurso del Derecho Penal Simbólico, nunca disminuirá la
delincuencia y tendremos las cárceles abarrotadas de presos, producto de una
sociedad que no ha sabido darle verdadera interpretación, al comportamiento social
del individuo. De este modo, lo percibe la Dra. María Angélica Jiménez, citada por
el Dr. Juan Bautista Rodríguez Díaz, en su obra Beneficios en el Proceso Penal-
Preguntas, cuando sostiene que:"(...) es interesante señalar que este aumento
creciente y sostenido de la población reclusa, que se le atribuye simplemente a "las
altas tasas de criminalidad que azotan al país", es no sólo un argumento superficial,
sino que no apunta al origen del problema, pues el terrible, y abismante
hacinamiento de población reclusa para el período señalado, obedece
fundamentalmente al uso indiscriminado y abusivo que se hace de la pena privativa
de libertad lo que produce, recrea y magnifica el problema"25.
25
Rodríguez Díaz, Juan Bautista. Beneficios en el Proceso Penal-Preguntas. Livrosca. Caracas. Venezuela.
1996. Pág. 251
26
Arcaya de Landáez, Nelly. Comentarios al nuevo Código Orgánico Procesal Penal. Principios y garantías
procesales. Editorial Sentido. Caracas. Venezuela. 1999. Pág. 71
del significado propio de las palabras, según la conexión de ellas entre sí y la
intención del legislador.
27
Actualmente, Artículo 375. Decreto Nº 9.042 de fecha 12 de junio de 2012. Decreto con Fuerza, Valor y
Rango de Ley del Código Orgánico procesal Penal. Gaceta Oficial Extraordinaria Nº 6.078 de fecha 15 de junio
de 2012. Invito al estudioso lector, leer la Sent. Nº 178, de fecha 10 de mayo de 2005; expediente Nº 04-582,
de la Sala de Casación Penal, del Tribunal Supremo de Justicia. Ponencia a cargo del Magistrado, Dr. Eladio
R. Aponte Aponte. Voto salvado de la Magistrada, Dra. Blanca Rosa Mármol de León. Demás está decir que la
razón y el Derecho, se halla en el voto salvado de la Dra. Mármol de León. Para una mayor información:
Mármol de León, Blanca Rosa. Criterios Jurídicos. Tribunal Supremo de Justicia. Colección Doctrina Judicial,
Nº 16. Caracas. Venezuela. 2006.
el ánimo del Juez, como lo apuntala el Dr. Humberto Mendoza D' Paola, "debe
prevalecer por encima de la dura lex, los principios de la equidad, su sentido de la
Justicia, la solidaridad humanista y los principios generales del Derecho".
De nada sirve una Carta Magna si no se cumple. Sé que corro el riesgo que
alguien me recuerde el derecho de castigar –ius puniendi– que tiene el Estado y su
derecho a crear leyes, y todo el discurso del Barón Cesare de Beccaría. Otros,
hablarán del elemento jurídico-dogmático de la norma penal; de las diversas teorías,
fundamentos y fines de la sanción o pena, y de la “gravedad” extrema de admitirse
la propuesta. Pero, en definitiva, ¿Cuál es la razón para que un imputado o acusado,
justiciable, en fin, como se le denomine, no reciba el mismo tratamiento que la Ley-
Estado otorga o confiere a otros? Muchos con razón o sin ella podrán estar en
desacuerdo con el criterio aquí planteado: empero, soy de la idea que –sin entrar a
fondo en cuanto al positivismo científico o criminológico– esta normativa procesal
contrasta con el principio de igualdad, establecido en nuestra Carta Política
Fundamental.
Con asombro oí al Dr. Jesús Rincón decir que él estaba de acuerdo y había
propuesto la celebración de los juicios en ausencia para todos los delitos. Ello a
nuestro criterio constituiría una involución del Derecho Procesal Penal. Su
disertación sorprendió a la Dra. Eglis Campos de González, y en mi caso particular,
me hizo recordar por un instante un pensamiento de Voltaire, citado por Carlos
Yusti, en su Cuaderno de Argonauta: "El hombre de letras está desamparado; se
parece a los peces voladores; si se levanta un poco los pájaros lo devoran, si se
sumergen demasiado se lo comen los peces". No dudo que Voltaire, con su fina y
perversa ironía, habría dicho refiriéndose a la condición del imputado en el COPP:
"pobre hombre acusado cuyos derechos le son violentados; se parece a los peces
28
Rosell Senhenn, Jorge. Extracto de Sentencia, reseñada en el Diario de Tribunales de Barquisimeto, en fecha
15 de noviembre de 1988. La Ley Penal, la tesis abolicionista y la actitud del juez en materia de drogas
declaradas ilícitas. En: La droga frente a la ley: un nuevo enfoque. Instituto de Estudios Jurídicos del estado
Lara. Barquisimeto. Venezuela. 1994. Pág. 62
voladores; si se levanta un poco, es devorado por un fiscal inquisitivo, si se sumerge
demasiado se lo come un juez primitivo, legalista y trasnochado".
Mi propósito, por otro lado, ha sido llamar la atención de los hacedores del
COPP, mostrarles algunos puntos que merman las condiciones de las personas
involucradas en un proceso. Ese es el objetivo de estas reflexiones. No creo que a
un experimentado abogado penalista le sirva de apoyo este trabajo. En razón de ello,
lo ofrezco a los estudiantes de Derecho, con especial deferencia a los de la Univer-
sidad Fermín Toro y de la Universidad Yacambú, Casas de Estudios, donde tengo
la honrosa responsabilidad de dictar las Cátedras de Legislación Penal Especial,
Derecho Procesal Penal y Derecho Penal Especial.
De ellos dependerá en el futuro inmediato, la suerte de nuestro Derecho
Procesal Penal.