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Introducción
Hay muchas expectativas y rasgos al ver la realidad de la Iglesia. Cada uno tiene
una definición de Iglesia desde su experiencia y percepción. Algunas veces se logra con
éxito en coincidir con las respuestas teniendo en cuenta que la Iglesia en sí es una
realidad compleja y difícil de definir.
1. La Eclesiología en la historia
1
Cf., E. BUENO, Eclesiología, Madrid 1998, 4.
2
Ibid. 4.
1
Ciertamente había una unidad entre la Iglesia y el Imperio, pero se notaba separaciones
en muchas otras partes3.
Con Gregorio VII, ya en el siglo XI, se produce un cambio como su gran obra
reformadora, presentada como defensa de la libertad de la Iglesia frente a los intentos de
someterla a los poderes seculares. Esto llevó hacia una eclesiología centrada en la
monarquía papal y en las consiguientes implicaciones societarias. En efecto, los
teólogos medievales hicieron un tratado sistemático De Ecclesia. Ellos consideraban a
la Iglesia como misterio de santidad sobrenatural, continuadora de la misión salvadora
del divino Redentor, instrumento de Cristo en su acción santificadora, Cuerpo Místico
de Cristo y Esposa inmaculada del Cordero sin mancha4.
3
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 5.
4
Cf. Ibid., 6.
5
Cf. Ibid., 7.
6
Cf. Ibid., 8.
7
Cf. Ibid., 8
2
la convocación eclesial. La verdadera Iglesia es invisible, tiene una existencia oculta al
mundo, pero manifiesta para Dios, como creatura verbi divini8.
8
Cf. E. BUENO, 8-9.
9
Cf. Ibid., 9.
10
Cf. Ibid., 10.
11
Cf. Ibid., 11.
12
Cf. Ibid., 14.
3
descristianizados exigía la revalorización del laicado; el resurgir de los estudios
bíblicos; el florecimiento de la patrística, aportó nuevos y fundamentales temas a la
eclesiología13.
2. Creo en la Iglesia
13
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 15.
14
Cf. Ibid., 15.
15
Cf. Ibid., 21.
16
Cf. Ibid., 27.
4
de Dios, lo cual significa que todos los bautizados se encuentran unidos a ese nivel
fundamental, que es previo a cualquier diferenciación posterior17.
17
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 29.
18
Cf. Ibid., 34.
19
Cf. Ibid., 34.
20
Cf. Ibid., 40.
5
2.2. La Iglesia del Hijo: el Cuerpo de Cristo
Para que la gracia se haga patente y experiencia en el mundo, este Hijo que ha
fundado la Iglesia debe ser reconocido desde la importancia del acontecimiento Pascual
para llegar a entender la fundación de la Iglesia. Porque la Iglesia se mantiene en
estrecha dependencia del Señor Resucitado y Glorioso24.
Cada miembro de la Iglesia es Cuerpo de Cristo. Porque como dicen los santos
padres que de la participación común en la eucaristía nosotros tomamos parte en el
cuerpo y la sangre de Cristo transformándonos en lo que tomamos25. La Iglesia como
Cuerpo de Cristo adquiere una personificación y designa una reacción de la humanidad
en Cristo; posee también una dimensión cósmica y dinámica capacitada para la
comunicación; Cristo cabeza de la Iglesia, es como la cabeza del organismo humano.
21
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 45.
22
Cf. Ibid., 46.
23
Cf. Ibid., 47.
24
Cf. Ibid., 49.
25
Cf. Ibid., 55.
6
2.3. La Iglesia Templo del Espíritu
En realidad, sólo en la fuerza del Espíritu hay una Iglesia en la que la Palabra de
Dios pueda ser servidora, en la medida en que se permita hablar de modo tal que elu
discurso sobre la revelación sea testimonio actualizado de la revelación.27 Por eso N.
Afanasief sostiene que la Iglesia comienza en el Espíritu y es mantenida por él, que es
su principio de orden y de organización28.
26
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 60.
27
Cf. Ibid., 62.
28
Cf. Ibid., 63.
29
Cf. Ibid., 65.
30
Cf. Ibid., 73.
7
La koinonia o comunión tiene muchas dimensiones, en griego designa relaciones
interpersonales, la armonía cósmica e incluso la comunión con Dios obtenida
especialmente en las comidas sagradas. Hace referencia a la naturaleza divina. Posee
una base y una expresión sacramental y litúrgica. Como la Eucaristía que hace
conservar el sentido y el valor de la historia que Dios lleva adelante en el mundo;
apunta al momento en que Dios lo sea todo en todos31.
Si Cristo puede ser llamado “sacramento de Dios”, del mismo modo la Iglesia
es para nosotros sacramento de Cristo, ya que lo representa en toda la fuerza
originaria de la palabra, nos regala su actualidad verdadera y lo prolonga a él
mismo32.
En el credo confesamos nuestra fe en ese Dios uno y trino que es Padre, al que la
Iglesia le debe su origen, que es Hijo y fundador y al Espíritu Santo que es el alma de la
Iglesia toda. La unidad de la Iglesia se realiza en la multiplicidad de iglesias locales. La
comunión de las diferencias enriquece y hace concreta la unidad34.
31
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 74.
32
Ibid., 81.
33
Cf. Ibid., 83.
34
Cf. Ibid., 91.
8
dejando de lado las iglesias particulares. Sin embargo, hoy en día se tienen en cuenta las
iglesias particulares como comunión de totalidades no como sumas de partes35.
En las Iglesias locales o particulares hay otras formas de presencia, una de estas
son las parroquias, se lo define como marco del encuadramiento de los bautizados,
estructura la geografía eclesial y su modo de presencia pública. La parroquia desde su
nacimiento, lleva en su esencia la prolongación de la iglesia particular y de la eucaristía
35
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 93.
36
Cf. Ibid., 95.
37
Cf. Ibid., 98-99.
38
LG 23
39
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 102.
9
episcopal, que se despliega para que la realidad eclesial sea realmente una experiencia
concreta40.
De esa manera podríamos decir que es la célula de la iglesia local que hace
visible en su lugar a la iglesia universal. Otra es la iglesia doméstica que es la que reside
en la casa, en la familia que aporta a la edificación de la iglesia en la fraternidad y la
comunidad. Es un espacio y modo participativo en la misión salvífica de la Iglesia
porque refleja el amor de Dios a su pueblo y de Cristo a su Iglesia. Están también las
comunidades eclesiales de base que está dirigido a pequeños grupos de cristianos en un
determinado territorio eclesial, dan importancia a la oración y a la celebración de una
liturgia participada y viva. Su originalidad reside en la lectura de la realidad a la luz de
la Palabra de Dios y de las reclamaciones del Reino, pero en orden a la praxis, al
compromiso socio-político41.
40
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 112-113.
41
Cf. Ibid., 115-117.
42
Cf. Ibid., 124- 126.
10
viviente. Los principios católicos del ecumenismo ponen en la polaridad el compromiso
por la compresión y la búsqueda de la unidad visible en la comunión. Para la
reunificación se valoriza estos discernimientos: la ruptura se sitúa en el interior de una
unidad fundamental, que se da en Cristo como don del Espíritu. Las heridas a la unidad
se experimentan como una profunda herida porque impiden una comunión plena y
perfecta. La unidad es un don de Dios que sólo puede ser regalada como gracia43.
43
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 126-130.
44
Cf. Ibid., 133-137.
45
Cf. Ibid., 141.
46
Cf. Ibid., 141.
47
Cf. Ibid., 144-146.
11
subjetividad. Esto requiere el equilibrio de la Iglesia y la comunidad en el proceso de la
fe y de justificación para la salvación48.
Los laicos en la Iglesia se caracterizan por ser los más numerosos, el laicado ha
recuperado notablemente su presencia significativa dentro de la Iglesia como
comunidad de los bautizados y confirmados en la fe siendo participantes activos en la
eucaristía que edifica el Cuerpo de Cristo y por sobre todo siendo responsables de la
misión eclesial51.
48
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 150.
49
Cf. Ibid., 151-154.
50
Cf. Ibid., 155.
51
Cf. Ibid., 164.
12
El Vaticano II los presenta como fiel cristiano, pueblo de Dios, miembro de la
Iglesia: «los cristianos que están incorporados a Cristo por el bautismo, que forman el
Pueblo de Dios y que participan de las funciones de Cristo: Sacerdote, Profeta y Rey.
Ellos realizan, según su condición, la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y
en el mundo»52.
La vida consagrada es una planta de muchas ramas que hunde sus raíces en el
evangelio y produce copiosos frutos en toda estación de la Iglesia53. Son las personas
que reciben la consagración no sacramental que concede gracias relacionadas a las
sacramentales. Es una consagración bautismal como un modo nuevo de participar en el
sacerdocio salvífico de Cristo54. Tiene sus dimensiones cristológica y trinitaria,
escatológica y eclesiológica.
Lo que soy para ustedes me espanta, lo que soy con ustedes me consuela. Para
ustedes soy obispo, con ustedes soy cristiano. Obispo es un título de tarea que
se acepta, cristiano es un nombre de gracia. El título es peligroso, el nombre es
saludable.
Yo les custodio por el oficio de gobierno, pero quiero ser custodiado con
ustedes. Yo soy pastor para ustedes, pero soy oveja con ustedes bajo aquel
Pastor. Desde este lugar soy como doctor para ustedes, pero soy condiscípulo de
ustedes en esta escuela bajo aquel único maestro55.
52
LG 31.
53
VC 5.
54
PC 5.
55
E. BUENO, Eclesiología, 175-176.
56
LG 10.
13
4.3. El ministerio apostólico: el episcopado
57
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 185.
58
LG 20.
14
jurisdicción que le corresponde sino es también el presidente por excelencia de la
eucaristía y el maestro en la predicación de la palabra. Los presbíteros son vinculados al
obispo el ejercicio de su misión siempre está desde la comunionalidad de la
corresponsabilidad ministerial en el ejercicio del sacerdocio apostólico. En cambio, la
identidad del diácono se manifiesta en su adhesión al obispo, es parte del orden sagrado
en su rango menor, se caracteriza por su entrega al servicio del altar y la de sus
hermanos59.
Por eso el Concilio Vaticano I define el primado del ministerio petrino como:
59
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 201-202.
60
Cf. Ibid., 209.
61
Cf. Ibid., 212.
62
Cfr, 219
15
Lo que Cristo Señor instituyó en el bienaventurado Apóstol Pedro es preciso que
dure eternamente por obra del mismo Señor en la Iglesia Quienquiera suceda a
Pedro en esta cátedra, ése, según la institución de Cristo mismo, obtiene el
primado de Pedro sobre la Iglesia universal63.
Los obispos constituyen un colegio. El papa es como todos los obispos, como
Pedro forma parte de los doce. Sin embargo, los obispos son sucesores de los apóstoles
y todos juntos constituyen el fundamento de la Iglesia universal, se encuentran en la
cumbre del ministerio y, como jefes de la Iglesia, son verdaderos vicarios y delegado de
Cristo65.
63
DS 3056-3057.
64
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 223.
65
Cf. Ibid.., 225.
16
Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la
verdad (1 Tim 2,4). Significa que a dentro de la economía salvífica, la intimidad de
Dios se revela para salvar. Y la Iglesia da testimonio de esta verdad y la sirve, da
testimonio al hijo que Dios ha enviado, el Cristo la verdad y permanece en Él. en el
símbolo de la fe la Iglesia manifiesta la relación su relación con la verdad, la verdad
plena de la fe o del misterio divino se reside en el eschaton como la anticipación, la
esperanza de la contemporaneidad de Dios.
66
DS 3074.
67
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 245.
68
Cf. Ibid., 251.
17
sensación maravillosa que viven los cristianos en la unidad, da vida y cuerpo a la
apostolicidad y ofrece espacio y amplitud a la santidad69.
69
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 251.
70
Cf. Ibid., 255.
18
recapituladora de Cristo. En cuanto al ser pueblo de Dios se solidariza con todos los
pueblos de la tierra71.
71
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 260-262.
72
Cf. Ibid., 265-266.
73
Cf. Ibid., 269.
19
entre la Iglesia y el mundo está y hace patente la ambigüedad y ambivalencia. La Iglesia
no necesita ir a otro sitio para encontrar al mundo. Ella misma ha de descubrirse como
un momento del encuentro entre el mundo y Dios74. El kósmos significa mundo y en la
consideración eclesiológica y teológica tiene la perspectiva como la bondad de la
creación, la lógica de la alianza y de la Encarnación.
Lo claro que podemos notar es que fuera de la Iglesia no hay salvación, aunque
pareciera exclusivista debe de ser interpretada desde la lógica salvífica presentada por la
74
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 275.
75
Cf. Ibid., 284-285.
20
sagrada escritura y por la tradición de la Iglesia. Es como un principio de la religiosidad.
En el Antiguo Testamento se habla de la historia de Israel como pueblo llamado y
elegido. Y en la nueva alianza que se realiza en el Espíritu Santo se extiende a todos los
pueblos y lenguas. Es decir, entre todos los hombres afectando el campo religioso76.
Por eso la Iglesia apostólica valora la religiosidad pagana que están debidos a la
necesidad de la salvación y de la justificación en Cristo. El bautismo es el signo de la
aceptación y de la pertenencia a Cristo y a la Iglesia y una vía segura de salvación. Y los
no bautizados se refieren en los cristianos anónimos. Tienen también la posibilidad a la
salvación. Porque viven en estado de gracia de Cristo que actúa como causa final77.
Las visiones pluralistas de las religiones que teológicamente giran todo en torno
a Cristo mediador deben de ser estudiadas para llegar a una aceptación dentro de la
teología cristocentrica, este reconocimiento implica la relativización del alcance de la
encamación que puede transformarse en una idolatría, intolerante y fanática.
76
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 292.
77
Cf. Ibid., 298.
78
LG 16
79
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 303.
21
y una permanente conversión. Podemos decir que los santos son los testimonios y el eco
de aquellos hombres llamados que alaban a Dios en la eternidad en la plenitud de su ser.
La santidad debe ser comprendida desde dos niveles para evitar cualquier mala
interpretación, existe una santidad objetiva que afecta al ser de la Iglesia encontrando su
fundamento en la Trinidad, ósea en el Dios que elige a un pueblo como suyo y mantiene
la fidelidad en sus promesas; en la obra redentora de su Hijo, que se ha santificado para
santificar a los suyos y en el Espíritu santo que es la santidad en persona82.
Sin embargo, aunque la Iglesia es santa, se pone en cuestión a sus miembros que
son tanto santos como pecadores. Tengamos en cuenta que el pecado se sitúa en la
Iglesia en la vida comunitaria de la fe y de la vida cristiana. Es decir, el pecado cohabita
en Iglesia, pero como parásito. Por eso el Espíritu actúa rescatando por la gracia de esa
manera la Iglesia no caiga83.
80
LG 39
81
E. BUENO, Eclesiología, 314.
82
Cf. Ibid., 317.
83
Cf. Ibid., 318.
84
Cf. Ibid., 322.
22
y universal y por último María, la madre de Dios que es ya el cumplimiento
escatológico de la Iglesia (LG 63)85.
Conclusión
La Iglesia es una por la unidad que tiene con el Padre que es su origen y
fundador, el Hijo su salvador y el Espíritu su alma, su fuerza. Sin embargo, en la
reforma de la postura de la Iglesia, la eclesiología universalista muestra la centralidad
de la asamblea eucarística concreta. La eucaristía, «misterio de unidad e identidad»,
establece la identidad real entre cada iglesia particular y la Iglesia universal. La unidad
es un don de Dios que sólo puede ser entregada como gracia. Cada iglesia mantiene la
adecuación y la identidad entre la Iglesia católica e Iglesia de cristo.
85
Cf. E. BUENO, Eclesiología, 323.
86
Cf. Ibid., 325.
87
Cf. CEC 857.
23
La apostolicidad se va configurando en la realidad comunitaria, desde la
iniciación cristiana (bautismo, confirmación y eucaristía) y el desarrollo de los fieles en
sus diversos carismas.
24