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LOS LUCHADORE JUDÍOS – YOSI GOLDSTEIN Y EDUARDO KOVALIVKER

… la más antigua de las naciones

es también la más joven.

No has tentado a los hombres con jardines,

con el oro y su tedio

sino con el rigor, tierra última.

Israel les ha dicho sin palabras:

Olvidarás quien eres.

Olvidarás al otro que dejaste.

Olvidarás quien fuiste en las tierras,

que te dieron sus tardes y sus mañanas

y a las que no darás tu nostalgia.

Olvidarás la lengua de tus padres y aprenderás la lengua del

Paraíso.

Serás un israelí, serás un soldado.

Edificarás la patria con ciénagas, la levantaras con desiertos.

Trabajará contigo tu hermano, cuya cara no has visto nunca.

Una sola cosa te prometemos:

tu puesto en la batalla.

Fragmento del poema “ISRAEL, 1969” de Jorge Luis Borges

1
Prólogo de Eduardo Kovalivker
Fragmento del poema “De La Plata, al sur de Israel”
De “Los Ríos de mi sangre”

“Yo era un niño judío


de ojos mansos y de gestos tímidos
que penaba las penas paciente,
de los hombres que en tierras gentiles
los hiere la espina de ser diferentes”

En ese entonces se escuchaba entre los gentiles, que los judíos eran cobardes, que no
peleaban y solo sabían ganar dinero.
El ejemplo que daban los detractores era simple:
“Cómo se dejaron matar seis millones de judíos sin pelear, sin defenderse.”
Así hablaban gran parte de los fieles de la iglesia que nos había estigmatizado y
perseguido durante veinte siglos.
En los años siguientes a la creación del Estado de Israel, fue cambiando la mirada del
mundo no judío y se fue enorgulleciendo el mundo judío.
Comenzamos a demostrarle al mundo que éramos valientes, muy valientes y que
sabíamos pelear como los antiguos macabeos, como los soldados de Bar Kojba.
Que éramos verdaderos leones de Judea.
Pasaron sesenta años desde aquel entonces, pero no olvide mis sentimientos de niño y
por eso quise hacer este libro con Yosi.
Aquí brindaremos datos y contaremos historias sobre luchadores judíos de todas las
épocas, porque quiero que los jóvenes de hoy los conozcan.
¡¡¡Porqué, fuimos somos y seremos hasta que se apague la luz de los días, un pueblo
de valientes!!!

Prólogo del Dr. Yosi Goldstein


Este libro nació como una iniciativa de Eduardo Kovalivker, a quien tuve el placer de
conocer hace pocos años, como escritor y poeta, durante sus frecuentes visitas a la
Universidad Hebrea de Jerusalén, y con quien tuve el honor de cooperar para que el
proyecto se lleve a cabo. Como historiador me ha resultado difícil encarar un proyecto
con fines literarios, no académicos, y de enriquecimiento cultural, pero como educador

2
me resultó un emprendimiento apasionante y desafiante.
Mucho se ha escrito sobre la historia judía, especialmente en lenguas como el inglés y
el hebreo, importantes libros fueron traducidos al castellano, pero no existe un libro
destinado a jóvenes adolescentes y adultos que tenga como foco principal el “Heroísmo
judío”. Puede resultar obvio nuestro argumento sobre la importancia de los luchadores
judíos que han demostrado actitudes heroicas en el transcurso de la milenaria historia
del pueblo de Israel, pero de hecho no lo es. La necesidad de encarar la historia judía
desde una óptica del heroísmo nos pareció vital. No se trata de ensalzar la fuerza por sí
misma, en el libro rescatamos la idea de la auto defensa y el orgullo ante persecuciones
y odio sistemático. No argumentamos que este debe ser el único eje que se debe
estudiar y tomar en cuenta, sin duda la historia judía también está compuesta por el
desarrollo del espíritu y de la palabra, amén de la cooperación fructífera con otros
pueblos. Pero nos parece fundamental la importancia de los luchadores judíos que han
encarado desafíos colosales a lo largo de la historia del pueblo judío y del Estado de
Israel.
Nuestro libro está destinado a jóvenes y adultos interesados en la historia del pueblo de
Israel, y que precisan un relato novedoso e intrigante. Para todos ellos, que estimamos
son muchos, hemos escrito este libro.
Quisiera agradecer a mis colegas y estudiantes del Centro Melton-Escuela de
Educación de la Universidad Hebrea de Jerusalén, y del Centro Recordatorio
Internacional del Holocausto, Yad Vashem, por sus aportes durante muchos años, que
han contribuido enormemente a mi carrera académica y pedagógica.
Dedico este libro a Ruti, a mis hijos Ariel, Tamara y Ben, y a mis nietos, Orí, Mijal y los
que están por venir. De generación en generación nuestra memoria crece y se
enriquece.

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Los Luchadores Judíos
Capítulos heroicos en la historia del pueblo judío

Introducción y presentación

El heroísmo judío fue una de las formas de afrontar las amenazas externas
impuestas al pueblo hebreo a lo largo de su historia. Frente a la imagen,
ampliamente difundida en la época moderna, de un judío diaspórico cobarde,
dependiente, odiado y expulsado, cuando no asesinado por gobernantes y
poblaciones hostiles, los movimientos políticos judíos en la era contemporánea
reivindicaron la imagen de un judío que puede auto-defenderse y utilizar la fuerza
cuando-- es necesario.

Tal como se ha demostrado recientemente, los grandes “Superhéroes” de las


revistas de “comics” norteamericanas fueron inventados en los años 1930´ y
1940´ por judíos, --- Jerry Siegel y Joe (Joseph) Shuster crearon a Superman;
Joe Simon y Jack Kirby (Jacob Kurtzberg) crearon al Capitán América; Bob Kane
(Robert Kahn) y Bill Finger inventaron a Batman; Jack Kirby ya mencionado, junto
con Stan Lee (Stanley Martin Lieber) crearon la figura de Spiderman, el “Hombre
Araña”. Quizás no fue solamente la sombra del Nazismo en Europa la que exaltó
la fantasía de estos inmigrantes judíos para crear semejantes personajes de
historietas que luchaban contra la maldad del mundo, sino también el
antisemitismo abierto y rampante de gran parte de la sociedad de su época, que
constituyó un factor decisivo en su creatividad.

Consideramos que el heroísmo judío o el luchador judío es una faceta poco


conocida, salvo en contextos históricos específicos como la lucha contra el
Imperio Romano o durante la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, y que
debe ser acentuado en los relatos brindados a jóvenes judíos y no judíos
haciendo resaltar la imagen de un pueblo valiente y luchador frente al concepto
de cobarde y pusilánime fogoneado principalmente por gran parte de las iglesias
cristianas a lo largo de casi veinte siglos. Ignorando descaradamente que
Yeoshúa de Nazaret (Jesús de Nazaret), su figura emblemática, fue un valiente

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predicador judío que lucho contra la opresión romana y la pobreza al que era
sometido el pueblo de Israel.

¿Qué significa ser un Héroe en la historia judía? En pocas palabras, diríamos


que se trata de líderes o individuos que, ante peligros o amenazas a la existencia
física de su pueblo afrontan la realidad y ofrecen resistencia para eliminar a los
agresores.

Los grandes fenómenos históricos de resistencia armada y rebelión como: los


Macabeos; los levantamientos en guetos bajo el nazismo en su fase final: la
Haganá y movimientos armados clandestinos bajo el Mandato Británico de
Palestina-Eretz Israel (1922-1948); los partisanos , el millón y medio de judíos
combatientes en los ejércitos aliados durante la segunda guerra mundial y el
Tzahal (Ejército de Defensa de Israel), serán los temas principales por los que
titularemos a este libro “Los Luchadores Judíos”. Es un recuerdo y un infinito
agradecimiento a todos aquellos valientes que a lo largo de los siglos tomaron
las armas, lucharon y murieron para que el pueblo de Israel haya llegado a
nuestros días y también para aquellos que peleando para otras naciones
demostraron en todas las épocas el coraje del peleador judío

El libro presentará los siguientes capítulos de luchadores judíos desde la época


bíblica a nuestros días:

Capítulo 1: La Época Bíblica: Los luchadores míticos

Capítulo 2: La época helenista y el Imperio Romano: “Muertos antes que


sometidos”. Los Macabeos

Capítulo 3: El Levantamiento de Bar Kokhba (Kojba)

Capítulo 4: La Época Medieval: entre la Edad de Oro de Sefarad y la


expulsión de la Península Ibérica

Capítulo 5: La Época Moderna – La Revolución Francesa y su impacto en


el mundo judío: la lucha por la libertad

Capítulo 6: El siglo XX, sionistas y revolucionarios judíos

Capítulo 7: La Shoá y la Segunda Guerra Mundial: Los movimientos


juveniles judíos en el marco de la resistencia armada anti-nazi

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Capítulo 8: Segunda Guerra Mundial, judíos en los ejércitos aliados contra
Alemania nazi

Capítulo 9: La lucha anti-británica y la creación del Estado de Israel

Capítulo 10: Las Guerras del Estado de Israel

Capítulo 11: Menajem Beguin, Itzjak Rabin y otros dirigentes judíos


participes de la lucha armada desde la segunda guerra mundial hasta la
actualidad.

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Capítulo I

La Época Bíblica: Los luchadores míticos

En el presente capítulo, dedicado a la época Bíblica, profundizaremos en torno


a las figuras de Moisés, Josué (Yeoshúa), Sansón y la jueza/profeta Débora. La
primera parte incluye una reseña histórica, si bien las fuentes para determinar la
veracidad de los personajes presentados son los textos clásicos. La segunda
parte se basará en un diálogo imaginario entre Moisés y Josué en torno a las
luchas ocurridas en el desierto durante el éxodo y el planeamiento de la
conquista de Canaán. La tercera parte será dedicada a la larga historia de
jueces, profetas y guerras que sobrellevó el pueblo de Israel desde el
fallecimiento de Moisés hasta el ascenso del Rey David.

La imagen de héroe judío está asociada a la figura bíblica de “Shimshon


Haguibor (Sansón), éste fue el líder que contribuyó en forma extraordinaria a la
derrota de los filisteos, enemigos del pueblo de Israel, radicados en la costa
mediterránea. Su figura fue adoptada por la teología cristiana, que estableció el
heroísmo al estilo de Sansón como una de las siete grandes virtudes del
cristianismo.

Sansón fue un héroe que estaba predestinado a cumplir un rol central para su
pueblo, pero debía ser criado con cuidado especial, por ejemplo, no debía
cortarse el cabello ni tomar alcohol. Su debilidad eran las mujeres, en especial
las filisteas como Dalila, quien descubrirá el secreto de sus superpoderes, le
cortará el pelo para debilitarlo y les avisará a los filisteos, para que puedan
capturarlo y ejecutarlo. Su muerte es descripta como un martirio, sintetizado en
la frase: “que muera mi alma junto a la de los filisteos”, al derrumbar los pilares
a los cuales estaba atado, lo que produjo su muerte y la de muchos filisteos. A
diferencia de Hércules, héroe central en la cultura greco-romana, Sansón no
era un semidiós (hijo de un dios y una mortal) sino un mortal con virtudes y
poderes especiales. Su heroísmo fue producto de su rol en la sociedad hebrea,
como juez y figura masculina todopoderosa. Pero sus virtudes no impidieron que
tenga defectos humanos, en especial frente a Dalila, su última mujer. No
obstante, ambos héroes tenían poderes sobrenaturales y demostraron valentía,
por ejemplo, venciendo con sus propias manos a leones.

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Sansón forma parte de una cadena de 48 profetas y 7 profetisas. Una de las
más prominentes fue Débora, jueza con rasgos militares heroicos. Ella fue una
de los primeros jueces, provenía de la tribu hebrea de Efraim y se destacó como
líder durante cuarenta años. El punto culminante de su carrera fue la batalla
contra el rey cananeo Iabín de Jatzor y su ministro de guerra Sisrá. Débora le
ordena a su general, Barak Ben Avinoam, que enfrente militarmente a este rey
que sojuzgaba al pueblo hebreo. Éste condiciona su partida a que Débora lo
acompañe, es decir a que comande también ella a las tropas hebreas. Juntos
logran una enorme victoria contra Sisrá en el Monte Tabor, eternizada en la Biblia
a través del “Canto de Débora”. Pero este canto es también una loa al heroísmo
femenino, pues invoca a la figura de Yael, mujer perteneciente a un pueblo amigo
(una tribu denominada Ceneos, descendiente del suegro de Moisés) que logra
matar a Sisrá, clavándole una estaca en la sien, cuando intentaba escaparse del
campo de batalla buscando refugio. De esa manera Yael se suma a la figura de
Débora como heroína bíblica.

El heroísmo en la antigüedad está asociado, a líderes, profetas, jueces y


militares. El pueblo hebreo durante el largo éxodo en el desierto logró
cohesionarse, transformando las doce tribus en una nación, con el cemento
unificador de las Tablas de la Ley y de la cultura monoteísta.

Las guerras llevadas a cabo durante el éxodo en el desierto y la conquista de


Canaán, estaban subordinadas a ese Dios, invisible y único que se comunicaba
a través de profetas o en base a recompensas o castigos según las acciones del
pueblo.

Moisés y Josué: Profecía, justicia divina y liderazgo militar. Diálogo


imaginario

A punto de ascender al Monte Nevó, donde falleció luego de observar desde lejos
la Tierra Prometida, Moisés se reunió con Josué y entabló con él, el siguiente
diálogo1:

Moisés: Ya estoy muy anciano, he cumplido 120 años, y desafortunadamente,


no podré cruzar el río Jordán e ingresar a la Tierra Prometida. Tú eres mi mano

1
El diálogo es imaginario, pero se basa en los libros de la Torá (Pentateuco), el libro Shoftim (Jueces) en
el Tanaj (Biblia hebrea).
8
derecha, mi heredero, es la voluntad de Dios que me sucedas en la cadena de
liderazgo. Eres un hombre de valor y de gran capacidad para entender y para
hablar lo que es apropiado; 2 Me has acompañado durante el largo éxodo en el
desierto y has luchado contra los pueblos que intentaron exterminarnos, en
especial los Amalecitas, estuviste a mi lado durante el ascenso al Monte Sinaí
para recibir las Tablas de la Ley, y compartiste mi estupor cuando descendimos
y vimos a nuestro pueblo venerar un becerro de oro. Ahora, nuestras doce tribus
deben consolidarse bajo tu liderazgo político y militar. La misión de espionaje en
las tierras cananeas te ha hecho saber que, si bien el desafío que afrontamos es
enorme, nuestro mandato es claro: regresar a la tierra de la leche y la miel.
Deberás confrontar ejércitos poderosos y conquistar ciudades amuralladas,
también tendrás que superar las brechas entre nuestras tribus y garantizar que
acepten y cumplan con los preceptos de la Torá.

Josué: Has sido mi maestro y mentor, tanto a nivel espiritual como a nivel militar
y de liderazgo. El combate que comandé contra Amalek me enseñó a confiar en
tus virtudes. Ésta primera victoria de nuestro pueblo, cuando fuimos agredidos,
nos permitió organizar y armar un poderoso ejército. Este triunfo nos trajo
prosperidad, nos otorgó confianza y provocó temor en los pueblos de la región.

Lamentablemente, ello no fue suficiente para convencer a las tribus que


podemos arribar sanos y salvos a la Tierra Prometida; la idolatría a otros dioses
paganos, demostró que debemos esforzarnos si queremos que nuestro pueblo
respete el pacto sagrado con Dios.

Confío que nuestra misión será exitosa, que venceremos y retornaremos a la


tierra que nuestro Dios prometió al patriarca Abraham, la cual habiamos
abandonado luego de innombrables penurias. Pero cuatrocientos años han
transcurrido en este exilio y llegó la hora del reencuentro con la Tierra
Prometida. Tenemos derecho a ella porque somos descendientes de los
patriarcas. Los pueblos cananeos y filisteos no podrán vencernos. Me siento
orgulloso de asumir el mando, acepto el desafío y comparto la responsabilidad
de avanzar en nuestra misión histórica.

Moisés: Josué, tus primeros pasos serán avanzar hacia la margen occidental
del río Jordán. Debemos iniciar la conquista de Canaán unidos en torno a nuestra
fe. Nuestro objetivo no es combatir, sino vivir en paz con nuestros vecinos, pero

2
F. Josefo, Antigüedades, Tomo I, Libro III, Capítulo II, p. 137.
9
no siempre sera posible, deberemos luchar si queremos recuperar la Tierra
Prometida.

Mañana hablaré al pueblo de Israel para despedirme y dejar mi legado. Mi


mensaje será: “sean laboriosos, ejerciten el alma con acciones virtuosas, posean
la tierra, trabájenla y que la paz entre ustedes sea eterna.”

Heroísmo judío en la era de los reyes de Israel y Judea:

El cruce del río Jordán, camino a Jericó, fue una hazaña en la cual los hebreos
demostraron mucha disciplina y una excelente organización. Josué condujo la
campaña de conquista de Canaán, destruyendo las murallas de antiguas
ciudades como Jericó, con el sonido de las trompetas (en alusión al apoyo
divino). Sus conquistas se extendieron a diversas ciudades cananeas,
estableciendo un pacto de cooperación con el Sumo Sacerdote, Eleazar, quien
le otorgaba legitimidad y a la vez garantizaba su autoridad. Josué falleció luego
de 25 años de liderazgo a partir de la muerte de Moisés.

Las reglas de la guerra en el mundo antiguo eran sanguinarias, el vencedor se


atribuía el derecho de masacrar al enemigo, atrapando sus riquezas y sus tierras,
así como capturando a sus mujeres y niños. Josué no permitió saquear botín
para uso personal, algo visto como corrupto e inmoral. Durante largos años las
guerras demandaron muchas muertes y sacrificios, hasta que se logró la paz y
se estableció un orden en el cual quedaron en pie ciudades cananeas. El
Tabernáculo con las Tablas de la Ley se estableció en Shiló, cerca de Hebrón.

La era de los jueces, herederos de Josué, fue interrumpida permanentemente


por diversas guerras, en especial contra los filisteos, dueños de ciudades
portuarias a lo largo de la costa mediterránea, tal como lo señalamos en los
relatos sobre Sansón y Débora. Esta etapa estaba, por momentos, signada por
el desorden, la anarquía y el abandono de las Leyes, lo que acarreaba castigos
divinos. Pero siempre surgían en esta gesta, los héroes que rescataban al pueblo
del yugo.

Pasaron más de cuatro siglos hasta que surgieron líderes fuertes y carismáticos,
como Samuel, el profeta y general que recuperó el arca del Tabernáculo que
había sido capturada por los filisteos. Éste fue impelido por el pueblo a ungir un
rey. El elegido fue el humilde Saúl, de la pequeña tribu de Benjamín. Tuvo que
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demostrar su aptitud para gobernar, en especial su rectitud y liderazgo militar.
Salió victorioso de duras batallas contra los pueblos vecinos. Pero como explica
la Biblia, Saúl no cumplió con todas las órdenes del profeta Samuel, y su castigo
fue la pérdida de su corona, y la unción de David Ben Isaí (Ishai), un joven pastor
que tocaba el arpa y cantaba, como nuevo rey. Finalmente, Saúl cayó muerto
junto a sus hijos en la batalla de Guilboa, frente a los filisteos.

Antes de su unción, David demostró sus habilidades al vencer al gigante Goliat,


en un duelo personal, usando una honda y una piedra. Gracias a su victoria todo
el ejército filisteo se declaró vencido.

No podemos, en pleno Siglo XXI, tomar al pie de la letra todo lo que está escrito
en la Biblia Hebrea o en los libros de Flavio Josefo, pero aun considerándolos
como mitos o meras alegorías, notamos que en estas historias se refleja un claro
modelo de heroísmo: obediente al poder divino e implacable contra los enemigos
del pueblo hebreo.

David, humilde pastor, músico y cantante, logró llevar al pueblo a la cima de su


prosperidad con la toma de la ciudad de Jerusalén, a la cual proclamó capital de
Judea y finalmente de todo su reino.

El primer Templo de Jerusalén, fue erigido por su hijo y sucesor, el rey Salomón
en el inicio del último milenio antes de la era común. Fue un hito espectacular en
la historia del pueblo hebreo, pues logró asentarse definitivamente en la Tierra
de Israel, fijando su capital en torno al Monte Moriá, considerado como el lugar
del intento de sacrificio de Isaac por parte de su padre Abraham.

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Capítulo 2

La época helenista, Los Macabeos y el Imperio Romano: “Muertos antes


que sometidos”

En éste capítulo haremos una breve reseña de lo ocurrido al pueblo de Israel


desde el fallecimiento del Rey Salomón hasta la rebelión macabea del Siglo II
A.C.

Nos enfocaremos en los Macabeos, y en la recuperación del Segundo Templo


de Jerusalén. Les presentaremos a dos personajes ligados a la conquista
romana y la destrucción del Segundo Templo: Joseph Ben Matityahu o Flavio
Josefo, y al Rabino Yojanan Ben Zakai. Por otro lado, nos referiremos a la
fortaleza de Masada y el suicidio colectivo liderado por Elazar Ben Yair.

A. Recorrido histórico hasta le época de los Macabeos:

Luego del fallecimiento del rey Salomón (Año 928 A.C.), se produjo una ruptura
y división entre dos reinos, el del sur con Rehoboam como rey de Judea, y el
del norte, llamado Reino de Israel, con Jeroboam Ben Nabat como monarca.

Es necesario acentuar un eje central y particular de los gobernantes judíos:


su fe era monoteísta y estaba confrontada con la religión pagana y
politeísta, característica de la cultura helenista (greco-romana). La
confrontación entre ambas culturas o civilizaciones será el eje primordial
de las luchas judías.

En el año 722 A.C el rey asirio Sargón logró conquistar la capital del Reino de
Israel y deportó a gran parte de su población hacia remotas provincias del
Imperio asirio – 135 años antes de la destrucción del Primer Templo de
Jerusalén. Según la leyenda popular este primer exilio generó la exclusión y
aislamiento de las 10 tribus del norte, aunque fueron consideradas como
perdidas, existen aún hoy en el imaginario popular.

A partir de entonces la historia del pueblo de Israel continuó solamente en el


Reino de Judea, de aquí que se adoptó la denominación de judíos para los
habitantes de este reino y sus descendientes. Este reino era muy débil a nivel
militar y político y fue reduciendo sus dimensiones por conquistas de imperios

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vecinos. La destrucción del Primer Templo, ocurrió en el año 586 A.C. con la
invasión babilónica, bajo el mando del rey Nabucodonosor.

La pérdida de soberanía judía se produjo como consecuencia de las disputas


colosales entre los reinos de Babilonia y Egipto. La destrucción de la ciudad y
el Templo de Jerusalén, fue dolorosa y marcó para siempre la historia del
pueblo judío.

En el año 538 A.C. el Reino de Babilonia sucumbió ante el poderío del Reino
Persa. Los ejércitos de Ciro el Grande (559 a 529 a.C.), el primer rey de la
Persia antigua, conquistaron la ciudad de Babilonia. Ciro liberó a los esclavos,
declaró que todas las personas tenían el derecho a escoger su propia religión,
estableció la igualdad racial, garantizó la paz, y permitió regresar a sus tierras a
los pueblos deportados a Babilonia, como el pueblo de Israel. el Rey Ciro
proclamó el derecho de retorno de los judíos a su tierra, y autorizó la
reconstrucción del Templo en el Monte Moriá, que sería inaugurado en el año
516 A.C. en tiempos del Rey persa Darío 1º.

Sin embargo, muchas comunidades judías de Persia quedaron allí, continuaron


prosperando y constituyeron un modelo de construcción diaspórica fuera de la
Tierra de Israel, cuya prosperidad surgió de la cooperación con el régimen
imperial persa.

Otro ejemplo de desarrollo de una diáspora judía es el de la isla de Elefantina


(Yeb) en el Alto Nilo de Egipto. Los papiros de Elefantina demuestran la
presencia de una rica vida judía en la isla, a través de archivos y documentos
escritos en arameo. Lo particular es que los papiros muestran el carácter
militar de la presencia judía, como miembros de la guarnición persa
gobernante en Egipto. Es decir que podemos notar el desarrollo de la
profesión de luchadores judíos en la diáspora durante la época posterior a
la destrucción del Primer Templo y la construcción del Segundo Templo de
Jerusalén.

B. Tiempos de Alejandro Magno y Pompeyo:

Hacia el año 333 A.C. Alejandro Magno de Grecia (Macedonia) vence a los
persas y se convierte en el nuevo gobernante de gran parte del Medio Oriente,
lo que acarrea una fuerte penetración de la cultura griega-helénica en Judea.
Según el historiador judío-romano Josephus Flavio (Flavio Josefo) el

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emperador Alejandro Magno autorizó el culto judío y preservó la santidad del
Templo de Jerusalén. Alejandro falleció al poco tiempo, en el año 323 A.C. y su
gran imperio se dividió.

Los dos imperios helenistas impuestos en la región luego de su fallecimiento


fueron: El Imperio Seléucida3, con base en Persia y Siria, y el Imperio de la
dinastía Ptolemaica iniciada por Ptolomeo I, en el año 305 A.C., con base en
Egipto

Los reyes de la dinastía ptolomea egipcia, que gobernaban también en Judea,


autorizaron la continuidad del culto en el Templo de Jerusalén, pero también
alentaron la emigración de judíos a Egipto, incluyendo su inserción en el
ejército egipcio, como soldados y también como oficiales de alto rango.

El centro de la vida judía en Egipto fue la ciudad de Alejandría.

C. Heroísmo judío en la época macabea y durante la Gran Rebelión contra


Roma: “Muertos antes que sometidos”

Las guerras entre los reyes Seléucidas y Ptolomeos continuaron hasta el triunfo
del rey Seléucida Antíoco III en el año 218 A.C. en la batalla del Baneas y la
conquista de toda la Tierra de Israel y de Jerusalén en el año 198 A.C. Pero la
política tolerante hacia los judíos continuó bajo el dominio sirio.

Esta política tolerante, a cambio de una asimilación cultural de común acuerdo


con las élites judías, se interrumpió con el rey Seleucus IV, quien intentó
confiscar los tesoros del Templo de Jerusalén, sin éxito y también con el rey
Antíoco IV Epifanio, que precipitó una crisis en Judea, al imponer una política
de helenización forzosa, la cual generó una enorme oposición entre las masas
judías.

Este puede ser considerado como el punto bisagra que marca la enorme
diferencia entre dos épocas, la primera de tolerancia y convivencia, y la
segunda de coerción y persecución, la cual finalizará en rebeliones
populares judías. En el año 168 A.C. este rey decidió erigir en el Templo de
Jerusalén un altar a Zeus olímpico, y dio la orden de quemar los libros de la

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El Imperio Seléucida (312-63 a. C.) fue un imperio helenístico, es decir, un estado sucesor del Imperio
de Alejandro Magno. El Imperio Seléucida se centraba en Oriente Próximo, y en el apogeo de su poder
incluía Anatolia central, el Levante, Mesopotamia, Persia, la actual Turkmenistán, Pamir y algunas zonas
de Pakistán. Fue un centro de cultura helenística donde se mantenía la preeminencia de las costumbres
griegas y donde una élite macedonia grecoparlante dominaba las áreas urbanas. La población griega de
las ciudades que formaba la élite dominante fue reforzada por la inmigración desde Grecia.
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Torá. A ello se sumó la prohibición de mantener el culto judío tradicional,
como la circuncisión, lo que precipitó la reacción popular de rebelión
armada que fue encabezada por los macabeos.

Estos fueron así denominados por el heroísmo de Judas (Yehudá) Macabeo,


hijo del gran sacerdote Matityahu el Asmoneo.

Matityahu, provenía de la ciudad de Modiín y se puso al frente de la rebelión en


forma espontánea, y lideró una guerra de desgaste con sus cinco hijos,
escondido en las cuevas de la región montañosa cercana a Jerusalén, contra el
poder sirio gobernante y las élites judías helenizantes, rompiendo altares
paganos y promoviendo la circuncisión clandestina de los hijos varones. A los
pocos meses de iniciada la rebelión fallece Matityahu, y la lucha continúa bajo
el liderazgo de su hijo Yehudá, conocido como el Macabeo (el que golpea como
un martillo) llamado así, por su espíritu guerrero desde joven. Con un pequeño
ejército Yehudá logró derrotar a las tropas sirias en sendas batallas, como
en la localidad de Beit Horón y Emaús, lo que le abrió el camino a Jerusalén,
que conquistó de inmediato. Su misión concluyó al purificar el Templo y volver
a inaugurarlo a fines del año 168 A.C. Hasta el día de hoy los judíos festejan este
acontecimiento a través de la festividad de Janucá.

Yehudá el macabeo continuó luchando con su ejército contra pueblos vecinos y


en defensa de los judíos del norte, de la Galilea. Finalmente tuvo que enfrentar
a un enorme ejército sirio, que contaba con elefantes para el combate. Su
hermano Elazar en un acto heroico quiso matar a uno de estos elefantes, pero
murió bajo el peso del animal. La batalla no fue favorable para los hebreos. Los
combates contra el ejército Seléucida continuaron hasta la muerte de Yehudá en
el año 161 A.C. El liderazgo pasó a su hermano Yojanan, quien logró un acuerdo
de no beligerancia con el rey sirio Dimitiros I, según el cual se lo reconocía como
Sumo sacerdote, se le otorgaba un ejército bajo su mando y se le permitía
fortificar la ciudad de Jerusalén.

Tiempo después Yojanan logró conquistar la ciudad filistea de Yaffo (Iafo), puerto
principal de la región, y entabló lazos de amistad con la república Romana,
enemiga del reino Seléucida, rompiendo el acuerdo con el rey Dimitiros I. La
respuesta de este, fue el asesinato de Yojanan y de sus hijos, por traición. El
hijo mayor de Matityahu, Shimón, se convirtió en el nuevo líder de Judea, con
la anuencia de los sirios, continuando de esta manera la dinastía Asmonea.

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Relato atribuido a Iosef el Macabeo descubierto entre los rollos
encontrados en una cueva cercana a Horón:

Me llamo Iosef, soy primo de Yehuda Asmoneo, tengo 18 años, soy un macabeo,
desde los 14 manejo espadas y puñales mejor que nadie.

Con la sangre de los griegos y sirios que derramé, podría haber hecho
manantiales para que abreve el ganado de muchas tribus.

Nací en Beit Horón, a los 12 años leí la biblia por primera vez y desde ese
entonces, fui a aprender con los guerreros como destruir al enemigo.

Junto a mis amigos, aprendimos a bajar y subir las montañas a toda carrera, casi
sin vestimentas, llevando sólo una pequeña espada delgada de un codo de largo
y doble filo.

Tenemos que ser muy rápidos, nuestro objetivo es bajar por las laderas a la
carrera y clavar nuestras espadas en la garganta o el bajo vientre de los soldados
invasores, pues en esas partes no tienen corazas.

Los más altos buscamos la garganta, saltamos a veces apoyándonos con una
mano en el hombro o en la cabeza del enemigo, otras veces damos un salto en
el aire y girando suspendidos para tomar impulso, hundimos o abrimos sus
gargantas con nuestras pequeñas espadas. Los más bajos se zambullen sobre
las piernas del contrincante, giran y ruedan, y desde el suelo hunden sus puñales
en el bajo vientre del enemigo destrozándole el sexo y los intestinos.

Éstas prácticas de combate, las habíamos adquirido de los veteranos guerreros


judíos; eran muy estrictos en su enseñanza, pues sabían que si fallábamos, era
para nosotros una muerte segura.

Mientras atacamos las columnas, nuestros honderos y arqueros disparan sus


piedras y flechas para protegernos.

No presentamos batalla, matamos por sorpresa y huimos. Generalmente,


tenemos poco tiempo para hundir nuestros puñales.

Somos quinientos, bajamos en grupos de cincuenta, yo soy comandante de uno


de los grupos.

Algunos no vuelven, cada vez cuesta más reemplazar a los buenos.

16
Mañana iremos cinco columnas de cincuenta a emboscarnos en el paso de
Horón, es una cañada estrecha de paredes escarpadas, profunda y larga como
quinientos caballos.

Nuestros espías nos informaron que no son más de quinientos hombres, vienen
llevando ganado y alimentos para la guarnición cercana, ninguno escapará, y el
botín será grande, nosotros necesitamos sus cabras y su trigo.

Al día siguiente al anochecer:

Caímos en una trampa, no eran simples soldados encargados de transportar


alimentos, estaban allí los mejores arqueros de la legión siria. Cuando atacamos,
los cargadores y los cuidadores de ganado se arrojaron al suelo y se escondieron
entre los animales. Sólo quedaron de pie los arqueros, apoyados contra la pared
a lo largo de todo el cañadón, en el lado opuesto del que habíamos bajado
nosotros.

Nos habíamos dividido, dos columnas atacaban el frente, dos el centro, y la mía
la retaguardia.

Pero esos hombres eran infalibles, quisimos trepar nuevamente por donde
habíamos bajado, pero éramos como ramas y sus flechas el viento que las
quebraba.

Cuando vi que los cargadores se tiraban al suelo y los arqueros comenzaban a


disparar, me di cuenta que era una trampa, que nos estaban esperando, ya
conocían nuestras tácticas. Levanté la vista y vi que las otras columnas estaban
siendo masacradas cuando trataban de huir a refugiarse de nuevo en la
montaña.

Les grité a los míos que se escondan entre los animales, nueve de ellos no me
escucharon, volvieron sobre sus pasos y al comenzar a trepar cayeron
atravesados por las flechas; nuestros honderos y arqueros no podían ayudarnos,
pues los que nos atacaban estaban apoyados contra las paredes del cañadón y
eran un blanco difícil desde las alturas. Entonces, les ordené a mis compañeros
que avancemos agachados entre los animales hasta los arqueros y que no
pierdan tiempo con los portadores, pues eran todos esclavos que no valía la pena
matar.

17
No imaginaron que iríamos por ellos, les caímos como rayos, eran arqueros y no
manejaban bien las espadas; mi puñal, mis manos y mis piernas se tiñeron de
rojo con la sangre de los sirios.

Mis jóvenes soldados, Noah, Eli, Milo y León peleaban al lado mio también
cubiertos de sangre enemiga, enloquecidos de dolor y rabia habíamos visto caer
a muchos de nuestros amigos.

Los que atacaron el centro y el frente de la columna murieron casi todos, o


estaban muy heridos.

De los doscientos cincuenta que bajamos, volvimos la mitad, algunos tenían


hasta cinco flechas clavadas en su cuerpo, no sé cuántos sobrevivirán, no sé
cuántos Leones de Judea tendré a mi lado cuando volvamos a atacar.

Cada vez somos menos...”

En el año 64 A.C., el líder romano Pompeyo (104-48 A.C.), conocido como “el
grande”, marchó a Siria, depuso al rey Antíoco XIII, y convirtió a ese país en una
provincia romana. En el año 63 A.C. marchó aún más al sur, para establecer la
supremacía romana en Fenicia y Judea.

En aquella época Judea estaba divida por la guerra civil entre dos hermanos
Hircano II apoyado por los fariseos y Aristóbulo II apoyado por saduceos.

Pompeyo decidió apoyar a Hircano y juntos asediaron a Jerusalén durante tres


meses y la conquistaron.

Aristóbulo II fue encarcelado y sus partidarios se refugiaron en el Templo que


finalmente fue tomado por Pompeyo; quien entró para comprobar si,
efectivamente, los judíos carecían de estatuas o imágenes físicas de su Dios en
el lugar más sagrado de veneración. Para él, era inconcebible rezar a un Dios
sin mostrarlo, pero no encontró ninguna estatua, imagen religiosa o
descripción pictórica del dios hebreo. En lugar de ello vio rollos de la Torá y
quedó confundido.4 No obstante, su irrupción en el lugar más sagrado para los
judíos, implicó la profanación del Templo.

4
Ver detalles en Flavio Josefo, Antigüedades de los Judíos, Libro 14 capítulo 4.
18
La dinastía Asmonea-macabea se mantuvo en el gobierno de Judea hasta el
último reino de Hircano II (63-40 A.C.). La independencia duró 77 años, hasta
su derrota en manos de Herodes, rey impuesto por los romanos; Era de origen
idumeo no hebreo, pero clamó por su legitimidad debido a su enlace con Miriam
de la casa Asmonea. Fue nombrado rey por el Senado Romano y asumió luego
de conquistar Judea con un ejército de mercenarios y el apoyo de tropas
romanas. Herodes reinó entre los años 37 A.C. y 4 A.C., fue conocido por sus
proyectos colosales de construcción, entre los que se destacan la ampliación del
Segundo Templo de Jerusalén (el Templo de Herodes), la construcción del puerto
de Cesárea Marítima y las fortalezas de Masada y Herodión. El "Muro de los
Lamentos" es el muro occidental del perímetro del Templo Herodiano.

De hecho, la penetración política y cultural de las potencias helenistas impactó


profundamente en las características del reino de Judea, generando un
contraste entre las élites cada vez más influenciadas por la cultura de la potencia
dominante, y las masas judías. El fuego de la rebelión existió debido a este
contraste permanente, pero la clave para la convivencia fue siempre la libertad
de culto y el respeto de la santidad del Gran Templo de Jerusalén.

Luego de la muerte de Herodes, los romanos decidieron eliminar el Reino de


Judea, repartiendo su territorio entre sus tres hijos y más tarde gobernando en
forma directa, a través de “Procuradores”, ésta metodología fue interrumpida
brevemente por el reinado de Herodes Agripas (37-47 D.C.), último rey judío.
La confrontación con el Imperio Romano no demoró mucho tiempo. En el año 66
D.C., los habitantes de Jerusalén se negaron a aceptar la presión del procurador
romano que quería confiscar parte del tesoro guardado en el Templo, y echaron
a las tropas romanas de Jerusalén. El gobernador romano de la provincia siria
intentó recuperar la ciudad, pero fracasó, elevando las expectativas mesiánicas
de gran parte de sus habitantes. Un gobierno judío independiente fue impuesto
en el lugar con pretensiones de gobernar en toda la Tierra de Israel.

Es notable descubrir que los judíos tenían el poder de reclutar un ejército


popular en poco tiempo, y de organizarse para vencer a las tropas romanas
en el campo de batalla. Invocando al gran Templo de Jerusalén, se
movilizaron tropas judías, sabiendo sin embargo que eran una minoría
altamente motivada, pero con pocas probabilidades de vencer al gran
Imperio Romano.

19
Durante esta guerra se manifestaron dos hitos importantes: La destrucción
del Segundo Templo de Jerusalén; y la caída de la fortaleza de Masada,
frente al Mar Muerto.
Les presentaremos a continuación, a través de un diálogo imaginario entre dos
figuras centrales de la época, Yojanan Ben Zakai y Flavio Josefo.

¿Quién fue Flavio Josefo?

El verdadero nombre hebreo, por nacimiento, de Tito Flavio Josefo es Yosef


Ben Matityahu (37- 101 E.C.), nacido en una familia de sacerdotes, famoso
estadista, militar e historiador. Fue comandante de la rebelión judía en Galilea,
luego de la derrota de Yodfat fue llevado prisionero a Roma por Vespasiano,
futuro emperador romano, donde fue liberado (en el año 69) y adoptado unos
años después por la familia imperial Flavia.
Se sumó a las tropas de Tito, hijo del emperador Vespasiano, y fue testigo
ocular de la destrucción del Segundo Templo de Jerusalem en el año 70 E.C., y
de la derrota de la rebelión hebrea. En esta etapa su labor no fue militar sino
documentar, escribir crónicas e interpretaciones históricas de los eventos que
presenció como testigo ocular.
Su profesión de historiador, escribiendo sus libros en lengua griega, fue
también una forma de divulgar la historia judía antigua entre los romanos y los
amantes de la cultura helenista. Sus dos grandes obras fueron: “La Guerra de
los Judíos” (año 78 E.C.), y las “Antigüedades de los Judíos” (Años 93-94
E.C.).

¿Quién fue el rabino Yojanan Ben Zakai conocido como Ribaz?

Fue un importante sabio, intérprete de la tradición escrita en el Tanaj que vivió


en la Tierra de Israel entre los años 30 y 90 de D.C. Su perspectiva del
judaísmo era espiritual y pragmática a la vez, y fue una figura clave para la
continuidad del judaísmo luego de la caída del Templo de Jerusalén.
Contribuyó a la gran escuela rabínica que desarrolló la “Tradición Oral” del
judaísmo, tradición que acompañará a los hebreos en las diásporas, a partir de
la caída del Segundo Templo de Jerusalén.

Y. Ben Zakai (Ribaz): Quisiera reivindicar la importancia de enfrentar a los


romanos con el espíritu, preservando nuestro futuro como pueblo. Te pregunto,
¿podremos vencerlos? Sabemos muy bien cuáles son las consecuencias de
desafiar a un gran imperio, lo hemos vivenciado en el pasado.

Flavio Josefo (FJ): Como comandante de la rebelión judía en Galilea llegué a a


convencerme que la lucha militar es necesaria, pero con la condición de que
20
haya una estrategia a largo plazo. Los romanos son demasiado poderosos, los
conozco muy bien, no tendrán piedad, liquidaran la rebelión, me han derrotado
en Galilea, en nuestro bastión de Yodfat. Desde entonces he abandonado mi
función militar, pero sin traicionar a mi pueblo, documentando las guerras de los
judíos contra los romanos. Lo único que me guía es la verdad, y la confianza en
que podremos arribar a un acuerdo de convivencia con ellos, a través del general
romano Tito Flavio Sabino Vespasiano5, comandante de toda la campaña de
represión romana, a con quien me unen lazos de amistad. Pero debemos
enfrentar a los fanáticos que provocaron la escalada militar en Jerusalén, y se
niegan rotundamente a pagar impuestos o aceptar el dominio romano.

No podremos vencerlos, ni imponerles por la fuerza un acuerdo que implique una


derrota moral, por la situación volátil en Roma. La consecuencia de la terquedad
de una minoría ultra religiosa fanática puede ser fatal y costarnos la destrucción
de nuestro Santo Templo.

Ribaz: Te has acercado demasiado a nuestro enemigo, soy partidario de un


acuerdo, pero debe ser honorable y que nos permita continuar profesando
nuestra fe judaica. A esta altura no podemos evitar una derrota sangrienta, pero
debemos salvaguardar la continuidad y existencia de nuestro pueblo. Si bien no
acepto tu amistad con ellos, creo que puedes mitigar sus deseos de venganza y
que harás todo lo posible para evitar la destrucción del Templo. Pero no son las
piedras lo que importa, sino los rollos de la Torá. De no poder continuar con
nuestro culto allí, podríamos continuar cumpliendo nuestros preceptos en otro
lado.

FJ: Veo que esta minoría guerrera que se ha atrincherado detrás de los muros
de la ciudad de Jerusalén, es muy valiente y se guía por la fe, basándose en el
sentimiento de que es mejor morir que vivir sometidos. Pero no son realistas creo
que podemos lograr una autonomía administrativa-cultural, si firmamos la paz
con los romanos, pero debemos renunciar a nuestras expectativas de retorno a
los tiempos del Reino de Judea. Confío en que el general Tito comprenderá

5
Tito Flavio Vespasiano es más conocido como Vespasiano, comandante militar romano convertido en
emperador en el año 69 E.C., fue el creador de la dinastía Flavia, continuada por su hijo Tito Flavo Sabino
Vespasiano, más conocido como Tito, luego de su muerte en el año 79 E.C. Tito fue el comandante de la
represión de la rebelión judía y de conquista de Jerusalén, con la consiguiente destrucción del Segundo
Templo. Tito será coronado como emperador en el año 79 y dominó Roma hasta su muerte en el 81 E.C.
Será continuado por su hermano Domiciano, emperador entre los años 81-96 E.C.
21
nuestras demandas realistas y permitirá la continuación de nuestro pueblo, con
Jerusalén como su capital espiritual.

Ribaz: Si así no fuere, sólo pido que se nos permita salir de Jerusalén y
asentarnos en la ciudad de Iavne, y desde allí continuar con nuestra profesión
docente y con nuestra misión de interpretar con autoridad la Torá, aportando a
la tradición oral que tanto nos caracteriza.

FJ: Nuestras posturas no son muy diferentes, si bien ambos apreciamos la


valentía y el honor de luchar contra imperios que desean someternos, ambos
también concordamos en que se debe hablar con los romanos y negociar un
acuerdo que honre nuestra tradición y nuestra fe.

Las consecuencias:

Ribaz se dio cuenta al poco tiempo que los fanáticos dentro de los muros de la
ciudad de Jerusalén, no aceptarían ningún tipo de concesión o acuerdo con los
romanos. Por consiguiente, decidió fugarse en un ataúd, haciéndose pasar por
muerto, para encontrarse con el general Vespasiano, poco antes de que éste
regrese a Roma. Al encontrarse con él, le predijo que sería emperador y que el
Gran Templo sería destruido, tan solo le pidió que le conceda el derecho de
preservar a Iavne como centro de estudios de la Torá, deseo que fue concedido.
Ésta ciudad se convirtió en un nuevo centro espiritual, donde volvió a funcionar
el Sanedrín (Máximo tribunal de interpretación de las leyes de la Torá).

Ribaz convenció al Sanedrín de renunciar a los sacrificios de animales y a


los preceptos ligados al culto en el Sagrado Templo, reemplazándolo por
los rezos, orientados hacia Jerusalén, sentando las bases para el judaísmo
rabínico hasta hoy en día.

Flavio Josefo se fue a Roma junto con su mentor, el futuro emperador


Vespasiano, creyendo que, Tito iba a evitar la destrucción del Templo de
Jerusalén. Finalmente, en el día nueve del mes hebreo de Av, año 70 E.C., el
Templo fue destruido.

En Roma recibió la ciudadanía, y escribió sus libros, sobre la historia hebrea y la


Gran Rebelión o guerra de los judíos contra Roma. Judea volvió a ser una
provincia romana, casi destruida, recuperando una autonomía religiosa, pero ya
sin el Templo de Jerusalén. Tito regresó a Roma en el año 71, para acompañar
22
a su padre, el emperador Vespasiano. Luego de su muerte, su hermano y
sucesor Domiciano erigió un Arco del Triunfo, conocido como el Arco de Tito,
en el cual se puede apreciar hasta hoy en día, al sur del Foro Romano, la marcha
de los legionarios, portando el calendario de oro del Templo, y otros objetos de
valor del mismo, junto con una gran cantidad de esclavos judíos.6

La voz de los luchadores que buscaban la independencia en nombre de la


libertad de culto no había desaparecido totalmente, aún quedaba un último
bastión judío, Masada.

… Después construí un gran templo; tal vez ofendí a Dios,

vinieron los romanos, también la destrucción;

y allí entre macabeos, peleando en las montañas

por una patria libre, demostré mi valor;

y finalmente en Masadah, cayó vencido el león.

Fragmento del poema “LOS RÍOS DE MI SANGRE” de Eduardo Kovalivker.

La caída de Masada:

6
Autor de la fotografía: Cassius Ahenobarbus (2010).
23
Paralelamente a estos eventos en Jerusalén, un grupo de judíos, liderado por
Eleazar ben Yair, tomó Masada – la fortaleza construida por el Rey Herodes en
el desierto de Judea frente al Mar Muerto –, destruyendo la guarnición romana
apostada allí. Los judíos encontraron en la fortaleza un arsenal suficiente para
equipar un ejército de miles de hombres, e importantes reservas de metal para
fabricar nuevas armas y municiones. Los almacenes estaban surtidos
de trigo, legumbres, aceite, dátiles y vino (bien conservados gracias al ambiente
árido del desierto circundante), los fértiles huertos de la cima podían
proporcionar alimentos frescos, y los canales excavados en la roca calcárea
capturaban y conducían el agua de lluvia a las cisternas subterráneas. La
fortaleza estaba por lo tanto preparada para resistir un sitio prolongado. Durante
tres años este grupo de luchadores judíos continuó con su vida comunitaria
independiente y resistiendo todo intento de los romanos de eliminar el último foco
de rebelión en Judea. En el año 71 D.C. Judea ya se había convertido en una
provincia romana, bajo el mando de un gobernador con sede en Cesárea.

La legión X (Décima) del Ejército Romano controlaba toda la región que se


extiende desde Jerusalén hasta el Mar Muerto, y fue destinada a reprimir el
último bastión de autonomía judía. Esta Legión, que con fuerzas auxiliares
contaba con unos 15 mil combatientes, impuso un estado de sitio sobre Masada.
La resistencia contra los romanos continuó hasta el 73 E.C., año en que la
tomaron y descubrieron que la mayoría de sus defensores – cerca de mil judíos
– habían preferido suicidarse antes que rendirse, convirtiéndose en un modelo
de heroísmo judío a través de la historia: “Muertos antes que sometidos.”

24
Capítulo 3: El Levantamiento de Bar Kokhba (Kojbá)

En este capítulo nos focalizaremos en el último levantamiento llevado a cabo por


judíos contra el Imperio Romano, conocido como la “Segunda Guerra Judeo-
Romana”.

Pocos años transcurrieron desde la caída de Jerusalén y la destrucción del


Segundo Templo, hasta el nuevo levantamiento armado. Durante más de
sesenta años los romanos habían sido implacables y crueles con los judíos,
quienes no renunciaron a sus aspiraciones de independencia y libertad de culto.
El emperador Trajano, en vísperas de su guerra contra el Imperio Parto7, había
impuesto la prohibición del estudio de la Torá y la observancia del Shabat. Hacia
el año 115 D.C. Trajano conquistó la Mesopotamia, donde residían grandes
comunidades judías – por ejemplo, en las ciudades de Babilonia y Susa. Los
judíos gozaban de plena libertad, por lo cual estaban identificados con la
causa de los partos en contra de Roma, y combatieron masivamente en las
filas del ejército parto. Esta fue no solo una demostración de lealtad, sino
la expresión del odio judío contra la opresión romana en Judea y la
destrucción del Gran Templo de Jerusalén.

Por el apoyo a los partos los judíos de Cirenaica (Libia)--- fueron atacados por
comunidades griegas. En éste lugar se organizó un grupo de auto-defensa,
liderada por Lucas, que rápidamente pasó a un contra-ataque contra los greco-
romanos locales, destruyendo templos dedicados a dioses paganos como Apolo
o Júpiter. La rebelión judía se propagó a Egipto, en Alejandría destruyeron
templos paganos y la tumba de Pompeyo. Trajano envió tropas para reprimir
esta rebelión, en el año 117 E.C., objetivo logrado de inmediato.

Paralelamente, los judíos de Chipre se levantaron en armas, liderados por


Artemio, y tomaron el poder en toda la isla. Trajano envió una Legión que
reprimió la rebelión, en forma sangrienta y prohibió a judíos residir en la isla.

Todos estos brotes de rebelión – en Mesopotamia, Cirenaica y Chipre – fueron


reprimidos, pero constituyeron la antesala a la gran rebelión que estalló en los
tiempos del emperador Adriano, en Judea. Al asumir como emperador en el año

7
Partia fue un imperio en el territorio de la actual Irán fundado por los partos en el siglo III A. C. La re-
gión de Partia quedaba al noreste de Irán. El nombre latino Parthia deriva del antiguo persa, era la de-
signación que los partos se daban a sí mismos en su idioma y que significaba «de los partos». El imperio
parto fue disuelto en el año 224 E.C.
25
118 E.C. declaró que permitiría a los judíos reconstruir su Gran Templo de
Jerusalén. Un tiempo después Adriano manifestó deseos de construir un templo
pagano sobre las ruinas del Segundo Templo, cambiando el nombre de
Jerusalén por el de Aelia Capitolina (en honor a su familia y al dios Júpiter
Capitolino). Además, instaló la prohibición de la circuncisión (Brit Milá) y de
respetar el Shabat. Éstos dos últimos hechos fueron los precipitantes de la
rebelión. Adriano pretendía imponerles la cultura greco-romana, eliminando su
centro de culto y los rastros de soberanía.

Akiva ben Iosef o Rabí Akiva, (50–135 D.C.) era una gran autoridad rabínica.
Según la tradición provenía de una familia modesta, se considera que fue pastor
de ovejas y un hombre común, ignorante de las fuentes judaicas hasta la edad
de 40 años.

Padre de una numerosa familia, Akiva decidió concurrir a la academia de su


pueblo natal, Lod, llegó a ser uno de los miembros más activos del Sanedrín
con sede en Iavne y convenció a los demás miembros que apoyaran la inminente
rebelión y declaren comandante a Simón bar Kojbá.

La segunda rebelión judía se llevó a cabo 60 años después de la primera. Los


líderes judíos la planearon cuidadosamente para evitar los numerosos errores
que se habían cometido en la primera. En el año 132 d.C. la rebelión dirigida por
Bar Kojbá rápidamente se expandió desde Modiín a todo el país, derrotando a
la X legión romana con base en Jerusalén y destruyendo a la XXII Legión
Romana que había acudido desde Egipto. Los romanos tuvieron un pobre
resultado en la etapa inicial de la rebelión enfrentándose a una fuerza judía
totalmente unida. Tales fueron las bajas romanas que, según Dión Casio8, el
emperador Adriano, al informar al Senado, no consideró oportuno comenzar
con la típica reseña “Yo y las legiones estamos bien”.

Luego de su triunfo Bar Kojba gobernó con el título de Nasí y Rabi Akiva
presidió el Sanedrín. Durante este breve período de independencia --- se
celebraron los servicios religiosos, y se anunció la “Era de la redención de Israel”.
Se emitieron monedas de cobre y plata con la inscripción: “Por la paz de
Jerusalén”, y en el reverso se señalaba el “año de la libertad de Israel”.

8
Dio Cassius, Historia Romana, 69.14.3
26
El nuevo Estado conoció poco tiempo de paz. Adriano llamó a su General Sexto
Julio Severo de Britania y lo envió junto con doce legiones, lo que abarcaría casi
la mitad de las tropas del imperio, para reconquistar la Tierra de Israel. El
tamaño de las fuerzas militares era mayor que el ejército de Tito, durante la Gran
Rebelión. Las pérdidas romanas fueron muy grandes. A pesar de la inferioridad
numérica judía y sus considerables bajas, los romanos evitaron enfrentarse en
una batalla abierta y, usaron la táctica de “tierra arrasada” que desmoralizó a la
población judía, desintegrando lentamente la voluntad de seguir con la guerra.
Bar Kojbá se refugió en Betar, último bastión fortificado en el cual se
concentraron miles de judíos y se instaló el Sanedrín. Los romanos la capturaron
finalmente después de asesinar a sus defensores.

A casi tres años del inicio de la rebelión, las luchas culminaron brutalmente en el
verano del año 135 D.C.

De acuerdo a Dión Casio, historiador romano de fines del Siglo II-inicios del
Siglo III, 580.000 judíos fueron eliminados, casi mil aldeas fueron arrasadas. Y
para evitar el retorno de los judíos a Jerusalén, una nueva ciudad romana, Aelia
Capitolina, fue construida en su lugar. Bar Kojbá murió al ser tomada Betar y
Rabí Akiva fue capturado por los Romanos y torturado hasta morir
en Cesárea en el año 135 D.C.

Adriano intentó destruir de raíz la identidad judía, que había sido la causa de las
continuas rebeliones. Prohibió el estudio de la Torá, el calendario judío, la
circuncisión, el respeto al Shabat, y mandó ejecutar a numerosos rabinos
estudiosos y eruditos. Los rollos sagrados fueron quemados en una ceremonia
en el Monte del Templo. En la zona del antiguo templo, ordenó instalar dos
estatuas, una del dios romano Júpiter y otra de sí mismo.

Como consecuencia de la guerra, Adriano consolidó la nueva provincia de Siria-


Palestina mediante las unidades políticas de Judea, Galilea y Samaria. La
nueva designación provincial aludía a los filisteos, que antiguamente habían
ocupado la planicie costera. Para humillar a los judíos aún más, sobre la puerta
principal de la ciudad se colocó la estatua de un cerdo.

Los historiadores modernos atribuyen a la rebelión de Bar Kojbá una


importancia histórica decisiva. La destrucción masiva y las pérdidas de vidas
ocasionadas por la rebelión justificaron que se determine el año 135 E.C. como
el inicio de la diáspora judía. A diferencia de la primera Guerra Romano-Judía,
27
la mayoría de la población fue asesinada, esclavizada o exiliada, y la religión
judía prohibida.

Luego de la rebelión, el centro de la vida religiosa pasó a las sinagogas de


Babilonia. Recién en el siglo IV, el emperador Constantino permitió a los judíos
entrar en Jerusalén para lamentar su derrota una vez al año el 9 del mes de
Av en el Muro occidental del Monte.

A mediados del siglo XX, la gran rebelión de Bar Kojbá se convirtió en un


símbolo de la resistencia nacional en el joven Estado de Israel. El movimiento
juvenil sionista, Betar, tomó su nombre de la fortaleza, y el fundador del Estado
moderno judío, David Ben-Gurión, originalmente llamado David Green, tomó
su nombre hebreo de uno de los generales de Bar Kojbá, Yosef Ben-Gurión.

28
Capítulo 4

La Época Medieval, entre la Edad de Oro de Sefarad, las luchas en la


Península Arábiga y la expulsión de la Península Ibérica

“¡Qué artistas, qué filósofos! Recuerdo; le di a España.

Entregué a las Cortes mi imaginación,

hasta que unos malditos con absoluta saña,

quemaron a mi raza ¡Salvaje Inquisición!

(comparad a Maimónides con la bestia Torquemada;

el rabino era la luz y el otro era la nada).”

Eduardo Kovalivker, “Los Ríos de mi sangre”

Luchadores judíos en la Península Arábiga, Siglo VII DC:


Luego de la caída del Segundo Templo de Jerusalén hubo una emigración de
judíos hacia la Península Arábiga. Hacia el Siglo VII DC, tres grandes tribus ju-
días moraban en la ciudad de Medina, con una importante presencia militar, eco-
nómica y espiritual. En el otoño del año 622, Mahoma emigró a esta ciudad;
primero intentó acercarse a las tribus judías para convertirlas en adeptos del Is-
lam basándose en la adopción de una fe monoteísta y por considerar el legado
de la Biblia Hebrea y sus profetas como importante para su nueva fe, pero ante
su fracaso comenzó a confrontarlos militarmente.

Las tres tribus judías – los Banu (Hijos de) Qurayza o Quraidah (agricultores
que cultivaban dátiles), los Banu Nadir (agricultores y guerreros), y los Banu
Qaynuqa (especializados en la joyería) – fueron vencidas paulatinamente por el
ejército de Mahoma.

Los Banu Qaynuqa se negaron a convertirse al Islam y fueron sitiados en sus


fortalezas en el año 624. Luego de un sitio de 15 días se rindieron; sus propie-
dades y bienes fueron confiscados y se vieron obligados a abandonar Medina,
escapándose al norte de la Península Arábiga al principio y finalmente asentán-
dose en el sur de Siria.

Los Banu Nadir fueron vencidos y expulsados de Medina en el año 625 DC,
para asentarse en la ciudad del Oasis Khaybar (Jaibar) en el noroeste de la
Península Arábiga, a unos 150 kilómetros de Medina. Esta tribu se opuso a

29
Mahoma aliándose con los enemigos del profeta, ofreciendo dos mil soldados y
300 luchadores de caballería para atacar a Mahoma.

Una de las mujeres de esta tribu, Tzafía, se convirtió en esclava luego de la


derrota en la batalla de Khaybar, y luego en concubina de Mahoma. Según la
tradición musulmana, Mahoma tenía un afecto especial por esta mujer, quien se
negó a abandonar su fe judaica y continuó apoyando a sus parientes que sobre-
vivieron a la derrota de Khaybar. Décadas después de la muerte de su líder, los
musulmanes continuaron considerando a esta batalla como el símbolo de la vic-
toria de Mahoma sobre las tribus judías de la Península Arábiga.

Los Banu Qurayza eran una tribu muy rica y poderosa, apenas llegó Mahoma
a Medina se sumaron a un pacto de no agresión y una tregua entre las tribus
judías y musulmanas. Pero ante las presiones para sumarse al Islam, también
se opusieron a Mahoma y, luego de un duro asedio de su fortaleza, fueron obli-
gados a abandonar Medina para asentarse en Khaybar, que se convertirá en el
centro más importante de la presencia judía en la Península Arábiga. Muchos de
los hombres de esta tribu fueron ejecutados en la plaza principal de Medina.

Otra de las concubinas judías de Mahoma fue Rayhana quien nació en el seno
de los Banu Nadir, pero se casó con un hombre de los Banu Qurayza, y su
familia apoyó a Mahoma. Éste le ofreció convertirse al Islam para transformarse
en su legítima esposa, pero Rayhana se negó y continuó siendo concubina del
profeta, siendo consentida y predilecta. Su padre, Shimón Ben Zayd, más co-
nocido como Abu Rayhana, se convirtió en amigo, predicador y guerrero de
Mahoma, participó en la batalla de la conquista de Damasco, predicó en la mez-
quita de Al Aktza, en la ciudad de Jerusalén, en la Mesopotamia y luchó en varios
frentes de batalla, como en la fortaleza de Ashkelón.

La batalla del ejército musulmán contra las tribus judías en Khaybar se desató
en la primavera del año 628 DC. Los judíos tenían un gran poderío económico y
militar, con fortalezas y fuerzas de defensa propias, pero sucumbieron ante el
asedio. Mahoma aceptó su rendición a cambio de ceder la mitad de sus cose-
chas, convirtiéndose esta modalidad en impuesto permanente.

Esta batalla es un símbolo en la historia del Islam, dado que sentó el precedente
de tratar a los judíos como “Pueblo del Libro” o pueblo monoteísta que puede
permanecer en territorio islámico como protegidos, a cambio del pago de im-
puestos, pero a la vez como subordinados sin el derecho a la auto-defensa.
30
La tolerancia hacía el pueblo judío por parte del mundo musulmán permaneció
intacta en el tiempo, salvo en algunos episodios esporádicos, hasta la llegada de
los inmigrantes judíos a Eretz Israel y al Estado de Israel durante el siglo XX.

La Edad Media en la historia judía no estaba exclusivamente compuesta por


persecuciones y masacres, sino también por períodos de éxito y prosperidad,
como la Edad de Oro9 de los judíos en España. En ella se destacaron, entre
otros, Rabí Shmuel Ha Naguid (Ibn Nagrella, 993 - 1056), ministro y poeta de
la corte del reino musulmán de Granada, y Yehuda Haleví (1070/75 - 1141),
poeta y pensador judío prominente.

El presente capítulo abarcará principalmente el período que se extiende desde


la época de Hasdai Ibn Shaprut o Shmuel Ha Naguid (Siglo X) hasta la época
de Isaac Abravanel (fines del Siglo XV, años de la expulsión de los judíos de la
península Ibérica).

Reseña histórica: Sefarad, las Cruzadas y el Reino de los Kusarís (Jázaros)

La Edad Media, dominada en Europa por la teología cristiana, tuvo también sus
capítulos de heroísmo y esplendor judío. Según la Iglesia cristiana, los judíos
debían ser relegados a un rango inferior y humillados, por haberse negado a
aceptar la nueva religión. A partir del Siglo XIII fueron obligados a ser
intermediarios, pequeños prestamistas y recaudadores de impuestos para reyes
y príncipes feudales. El odio de la Iglesia hacia los judíos se manifestó a lo largo
y ancho del continente europeo, y llegó a su cúspide durante las “Cruzadas”.
Éstas fueron una serie de campañas militares impulsadas por los Papas y
llevadas a cabo por gran parte de la Europa cristiana, principalmente por Francia
y el Sacro Imperio Romano, con el objetivo de restablecer el control cristiano
sobre Tierra Santa. Se libraron durante un período de casi doscientos años,
entre 1096 y 1291. Se caracterizaron por la persecución de judíos en forma
sanguinaria, imponiendo la opción de conversión forzosa al cristianismo o la
muerte.

9
La “Edad de Oro del Judaísmo Sefaradí” se extendió desde mediados del Siglo IX (nueve), hasta media-
dos del Siglo XII (doce), con la venida de los Almohades, dinastía de tribus musulmanas del Norte de
África que estableció un imperio entre mediados del Siglo XII y hasta la segunda mitad del Siglo XIII, y
que incluyó el sur de España.
31
Mientras los judíos de Europa sufrían por manos de la iglesia persecuciones,
conversiones forzadas o martirio debido a su fe judaica, aquellos que vivían en
Medio Oriente y norte de África comenzaban a convivir con el mundo islámico. A
fines del Siglo VII y principios del Siglo VIII los musulmanes se apoderaron de
todo el norte de África y de allí comenzaron la conquista de gran parte de España,
la cual caerá en sus manos rápidamente. Muchos judíos, perseguidos por
cristianos, recibieron con júbilo a las tropas árabes, en muchos casos
prestándole ayuda, y sirviendo como soldados en su ejército. Luego de ésta
conquista, los judíos del norte de África se asentaron junto con los árabes en
toda España, donde construyeron comunidades pujantes.

El epicentro de este esplendor fue la ciudad de Córdoba, en Andalucía allí se


generó el caldo de cultivo de un gran desarrollo cultural, impulsado
principalmente por el estadista judío Hasdai Ibn Shaprut (915-970). Era ministro
en la corte del Califa Abd-el Rajmán III, y su médico personal. Hasdai cumplió
funciones diplomáticas exitosamente, y su influencia en la corte del Califa fue
enorme, era la cabeza visible y el protector de los judíos sefaradíes, mecenas de
poetas y eruditos de la lengua hebrea. Es notorio el intercambio epistolar que
mantuvo con el rey de los Kusarís-Jázaros, al enterarse de que existía un reino
independiente judío en el este (sur de Rusia), le envió una carta describiendo las
condiciones de vida de los judíos sefaradíes, y en la cual expresó su deseo de
vivir también en un reino judío. La respuesta del rey Kusarí Iosef es también
digna de mención, lo invitó a Hasdai a trasladarse a su reino y convertirse en
ministro consejero. Desconocemos la respuesta de Hasdai, pero es de
imaginarse que no iba a abandonar a su comunidad y su importante papel en el
Califato de Córdoba. Pocos años después, el príncipe de Kiev conquistó y
destruyó el Reino Kusarí.

Apartado sobre el Reino Kusarí/Jásaro.

Este misterioso reino que adoptó la religión judía, fascinó a pensadores sefardíes
como Yehuda Haleví (1070/75- 1141), quien escribirá, en lengua árabe, su obra
más conocida titulada “El Kusarí”, Libro de la prueba y del fundamento sobre
la defensa de la religión menospreciada”, escrita entre 1130-1140, y
compuesta de cinco discursos. El nombre dado al libro, El Kusarí, se debe a que
el autor presenta en su obra al rey los Jázaros, quien busca conocer la
verdadera religión, y tras acudir a filósofos aristotélicos, cristianos y musulmanes,
solo encuentra la verdad en las fuentes bíblicas del judaísmo, de las que ya le
32
habían hablado, pero que solamente un sabio judío le revela en forma
convincente.

El reino Kusarí se desarrolló en el Cáucaso norte a orillas del Mar Caspio, hacia
la segunda mitad del siglo VIII adoptando el judaísmo como religión oficial. Los
Jázaros fueron importantes aliados del Imperio bizantino cristiano, en su lucha
contra el Imperio musulmán sasánida. Y constituyeron una significativa potencia
regional en su momento de máximo esplendor. Emprendieron una serie de
guerras, todas victoriosas, contra los califatos árabes, evitando así posiblemente
la invasión musulmana de Europa oriental. Este reino judío continuó existiendo
hasta la segunda mitad del Siglo X, captó la imaginación popular, y demostró que
el judaísmo también puede surgir de culturas orientales y convertirse en religión
de un reino, por propia elección de sus gobernantes y de sus súbditos. A pesar
de haber prestado importantes servicios a los cristianos este Reino fue
traicionado conquistado y destruido por el cristiano Príncipe de Kiev. Su
población huyó hacia Ucrania actual entre el Mar Caspio y el Mar Negro – y
sur de Polonia, amalgamándose con los grupos Askenazíes pre-existentes
en Europa oriental.

Shmuel Ha Naguid, poeta y militar:

Habiendo transcurrido más de doscientos años desde la conquista árabe-


musulmana de España, hacia mediados del siglo X, los judíos se sentían
protegidos y disfrutaban de un relativo bienestar social. Quedaba aún el amargo
recuerdo de las persecuciones de la época visigoda-cristiana. Pero ya existían
condiciones para un desarrollo cultural en torno a la literatura (prosa y poesía)
hebrea, y otras áreas de la vida.

Córdoba y Granada eran focos de atracción para judíos sefardíes, allí pudieron
prosperar, dominar la lengua árabe, estudiar el hebreo y destacarse en diversos
campos de la vida cultural y política. La conducción de la comunidad estaba en
manos de familias adineradas e integradas al entorno social de la diáspora,
traspasando el liderazgo al “Naguid”, una especie de presidente de la comunidad
judía, príncipe y conductor. No es casual pues que en este entorno haya surgido
la figura del estadista, poeta y militar, Shmuel Ha Naguid (Ibn Nagrella, 993-
1056), un estudioso de las fuentes hebreas que practicó el liderazgo militar.

La poesía de este líder es profana y religiosa, como la poesía de todos los poetas
judíos de la época, en su dimensión profana no expresa la superioridad de la
33
religión, más bien refleja la rica e intensa vida de una familia judía próspera. Cabe
acentuar que parte de los poemas de Shmuel Ha Naguid fueron escritos en los
campos de batalla. La conjunción de un liderazgo cultural y militar era muy rara
en esos tiempos. Su formación abarcó tanto las fuentes bíblicas como la lengua
hebrea, pero asimismo incluyó el dominio de la lengua y la literatura árabe, las
matemáticas, la lógica, la astronomía y las ciencias exactas. A la edad de 20
años Shmuel tuvo que abandonar Córdoba, destruida por la guerra contra tribus
norafricanas, y se asentó en Málaga. Teniendo 37 años – en el año 1027 – fue
nombrado como “Naguid” – príncipe, líder político, protector y representante de
los judíos ante la corte. Pocos años después, en 1038, fue nombrado vice-
gobernador del rey de Granada, asumiendo el cargo de ministro de guerra de
todo el reino, por lo cual tuvo que arriesgar su vida en diversas
oportunidades en el frente de batalla. Fue el comandante del ejército de
Granada por casi dos décadas. Estando lejos de su familia por las guerras del
reino, entabló una comunicación asidua con sus hijos, en especial Yosef. En las
cartas mostraba su orgullo por triunfos militares, considerándolos no
solamente como un logro personal, sino también como un orgullo para
todo el pueblo de Israel debido a la cantidad de judíos que formaban parte
de sus ejércitos.

El siguiente poema fue escrito por Shmuel Ha Naguid hacia 1038, sobre la
batalla contra los enemigos de Almería:

“Se alzó el enemigo, y se levantó la Roca contra como el fragor de las olas del mar al rugir la
él; tempestad.

¿Cómo puede desafiar lo creado a lo divino? Al amanecer, la tierra estaba sacudida

Los ejércitos estaban alineados, cada sobre sus columnas, como ebria
escuadrón
Los caballos corrían y se revolvían
frente a un escuadrón del adversario;
cúal víboras sacadas de su cubil.
Los hombres pensaban, que, en día de cólera,
Las lanzar eran arrojadas como
violencia
rayos que llenaban el aire de luz
y envidia, la muerte era un premio
Las flechas eran como gotas de lluvia,
Todos trataban de conseguir la fama,
y los escudos, cribas;
vendían su vida para lograr su anhelo…
Los arcos eran serpientes en sus manos,
El griterío de las tropas era como el de Dios,

34
cada una escupía abejas por su boca; Seguir viviendo les estaba vedado.

Las espadas sobre sus cabezas eran antorchas ¿Qué podía hacer yo, si no había refugio, ni
sostén,
que al caer perdían su brillo;
ni apoyo, perdida la esperanza?
Varones valientes perdían el gusto
Los enemigos vertían sangre como agua
por la vida y elegían la muerte.
Aquel día angustioso, yo vertí mi plegaria
Los guerreros pensaban que las heridas
abiertas al Dios que, en la batalla,

en sus cabezas, eran coronas; la espada y las flechas devuelve

De acuerdo con su fe, lo recto era morir, al corazón del enemigo que las prepara y lanza.”

A pesar de las intrigas palaciegas e intentos de derrocarlo, Shmuel continuó en


su alto puesto hasta el día de su muerte. Su mensaje a la comunidad judía se
basó en la importancia de estudiar no sólo las fuentes hebreas sino también la
“sabiduría de los griegos y de los árabes”, poniendo hincapié en un pensamiento
racional. Fallece relativamente joven, en el año 1056, y es sucedido en el cargo
de Visir por su hijo Yosef, quien trágicamente será asesinado en una revuelta
popular que estalló en Granada en el año 1066 la cual dejó un saldo de miles de
víctimas judías.

Paralelamente a Shmuel Ha Naguid en Granada, en Zaragoza el cargo de


visir – que incluía funciones militares – estuvo ocupado por judíos como
Yekutiel ben Isaac (asesinado en el año 1039, luego de la revuelta y
asesinato del rey Mundir II).

Resumiendo, en este período de auge del Judaísmo Sefaradí, las épocas de


esplendor estuvieron empañadas por una fragilidad constante y por amenazas
de persecución, debido a las guerras internas entre musulmanes en el sur de
España y norte de África. No obstante, cabe destacar el éxito de judíos
sefaradíes en España y Norte de África entre los siglos X y XII, en las artes, las
ciencias y también como soldados, y en el caso de Shmuel Ha Naguid, como
visir y ministro de guerra. En otras palabras, cuando se abrieron las puertas los
judíos demostraron su voluntad de integración y su inserción en diversos campos
de la vida social, incluyendo la lucha militar. Pero bajo el mundo cristiano, en
la época medieval se dio en general un efecto contrario, de rechazo, aislamiento
y persecución.
35
El uso del término “edad media” alude a una época intermedia, hay quienes la
denominan como “era oscura”, que separa la época antigua, signada por el
esplendor de la cultura greco-romana de la modernidad temprana, más conocida
como época del “Renacimiento”.10

Breve comentario sobre los judíos Sefaradim y los piratas del Caribe

La expulsión de los judíos Sefaradim de la Península Ibérica a fines del Siglo XV provocó
la dispersión de una gran parte de ellos, que optaron por no convertirse al cristianismo.
Muchos de ellos permanecieron en España y Portugal preservando costumbres judías
en forma secreta, a pesar de su conversión a la fe cristiana. Estos judíos se llamaron
genéricamente “cristianos nuevos”, despectivamente se los definía como “marranos”
(cochinos) pero ellos se definían a sí mismos como “judíos a quienes se le impuso por
la fuerza la fe cristiana”, o en lengua hebrea: “Anusim”. Parte de estos “Anusim” se
asentó en colonias españolas y portuguesas en las Américas, y en el Siglo XVII
prosperaron promoviendo el comercio internacional, a través de vínculos familiares y
redes basadas en la confianza y la solidaridad mutua. Holanda era la única potencia
europea que en esa época promovió la tolerancia y libertad de culto, lo que explica la
prosperidad de la comunidad judía Sefaradí de Ámsterdam. En 1624 Holanda conquistó
Bahía y posibilitó el establecimiento de la primera comunidad judía libre en las Américas,
pero rápidamente España y Portugal intervinieron para recuperar esta colonia,
imponiendo la Inquisición y la persecución de los cripto-judíos, los “Anusim”. En 1630
Holanda recupera Bahía y conquista Recife, iniciando un período de 24 años de vida
judía libre, en torno a una Kehilá (Comunidad) llamada “Tzur Israel” (Roca de Israel).
Los judíos se convirtieron en comerciantes de azúcar y recolectores de impuestos
incluyendo los de la piratería. En 1654 Portugal conquista nuevamente Recife, poniendo
fin a la única comunidad judía libre del nuevo mundo, las Américas. Los judíos del
nordeste brasilero pudieron partir de regreso a Holanda, pero un barco partió hacia el
norte, con rumbo a la colonia holandesa de “Nueva Ámsterdam” (luego Nueva York).
Una tormenta provocó que se refugien temporariamente en Jamaica, donde existía una
comunidad secreta de “Anusim”, los “portugueses”. Ante el peligro de que la Inquisición
llegue también a Jamaica, luego de haber diezmado la presencia de “Anusim” en México
y en Perú, estos judíos acuden a Oliver Cromwell, Lord Protector de Gran Bretaña, para
que conquiste la isla. Así fue como los ingleses pasaron a dominar la isla, y permitieron
el establecimiento de una comunidad judía libre, que se transformó en un polo de
atracción de judíos Sefaradim de la dispersión americana. Ante la tolerancia de

10
Renacimiento es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occiden-
tal durante los siglos xv y xvi. Fue un período de transición entre la Edad Media y los inicios de la Edad
Moderna. Sus principales exponentes se hallan en el campo de las artes, aunque también se produjo
una renovación en las ciencias, tanto naturales como humanas.
36
Cromwell hacia judíos como el Rabino Menashé Ben Israel, un entorno de espías y
combatientes judíos allegados al protector ve en el fortalecimiento de la presencia judía
libre en Jamaica un objetivo que va más allá de intereses económicos particulares. Entre
ellos se destacó Simón (Jacob) de Cáceres, poderoso comerciante de la isla de
Barbados, quien se auto-definió públicamente como un “hijo de la nación judía y de la
tribu de Judea”. De Cáceres le ofreció a Cromwell ponerse al frente de una flotilla con
combatientes judíos para navegar a Jamaica y comenzar la liberación del yugo español
de todo el Caribe. Si bien no obtuvo respuesta oficial, viajó a Ámsterdam y reclutó
jóvenes judíos para su expedición. Su nave portaba el nombre del “Profeta Samuel”,
bajo una misión de unificar a todos los judíos, liberando a los “Anusim” de su forzada fe
cristiana. De Cáceres logro forjar una alianza con la comunidad “portuguesa” de
Jamaica, y piratas del Caribe, para atacar a los españoles y defender a Jamaica de una
probable invasión española. En el año 1660 Jamaica se convirtió en el mayor refugio de
los judíos en el nuevo mundo y se transformó a la vez en el centro de la piratería inglesa,
los famosos “Bucaneros de las Islas Indias Occidentales”, en el Caribe. Comerciantes
judíos apoyaron este proceso, que se veía también como una forma de combatir contra
el Imperio español, vengándose por la expulsión del año 1492. La nueva capital de
Jamaica, Port Royal – dedicada al rey Carlos II, que reinstauró la monarquía luego del
breve período republicano de Cromwell, quien falleció en 1658 –, pasó a ser el corazón
de las operaciones anti-españolas, acumulando riquezas saqueadas de colonias y
barcos españoles. Esta capital lucía con orgullo una “calle de los judíos” y una sinagoga.
La mayor parte de estos judíos era comerciante, pero algunos de ellos también se
destacaron como piratas, como por ejemplo Bartolomeo (Baltasar) el “portugués”, muy
conocido por sus aventuras en el mar del Caribe, y su osadía en operaciones de
piratería. Otro pirata judío famoso fue Moshé Cohen Henríquez, hermano del prominente
comerciante Abraham Cohen, y durante años cercano al famoso pirata inglés Henry
Morgan. Los hermanos Cohen fueron buscadores obsesivos del supuesto “Tesoro de
Cristóbal Colón” en la isla, compraron tierras y aparentemente aumentaron su riqueza
gracias a minas de oro encontradas en ellas.

Un terremoto en el año 1692 destruyó la mayor parte de Port Royal. La decadencia de


la piratería y la transición hacia la industria azucarera como fuente principal de la riqueza
de Jamaica hicieron que los judíos de la isla se volcaran a la industria textil.

Los piratas judíos resurgieron un siglo más tarde como aliados de la rebelión contra el
dominio británico en América del Norte. Durante la Revolución Americana, apoyaron la
rebelión y actuaron a su favor cometiendo actos de piratería marítima, esta vez contra
la corona británica.

37
Capítulo 5

La Época Moderna

La Revolución Francesa y su impacto en el mundo judío: la lucha por la


igualdad, luchadores judíos en Polonia y en los ejércitos de Napoleón

Hacia fines del siglo XV los reyes católicos lograron expulsar a los
musulmanes de toda la Península Ibérica completando de esa manera la
“Reconquista”. Hasta la Revolución Francesa del año 1789 los judíos
europeos siguieron siendo súbditos de segundo grado, en el mejor de los
casos tolerados por las autoridades. Con el surgimiento de ideas
racionalistas – centradas en el ser humano y su capacidad de pensar sin
filtros religiosos, como la censura de la Iglesia – y el desarrollo de una
revolución científica a partir del Siglo XVII, se abren las puertas para una
integración de los judíos europeos como ciudadanos de cada país. Las
ideas racionalistas y científicas impactaron en el mundo judío, generando
un movimiento “iluminista”.

Paralelamente, judíos Sefaradim encontrarán refugio en el continente


americano, contribuyendo al desarrollo del comercio internacional.
Curiosamente algunos de ellos se convirtieron en piratas judíos del Caribe.

En los primeros días de La Revolución Francesa, la Asamblea Nacional


proclamó la “Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano” que
establecía el siguiente principio fundamental: “Los hombres nacen y permanecen
libres e iguales en derechos (Artículo 1)…nadie será incomodado por sus
convicciones, incluidas las religiosas, mientras sus expresiones no alteren el
orden público (Artículo 10)”.

En relación a los judíos la Declaración de los Derechos del Hombre y el


Ciudadano se oponía a la discriminación de estos por su fe. Sin embargo, la
Declaración no llevó inmediatamente al otorgamiento de igualdad de derechos a
los judíos de Francia. La discrepancia acerca de su status se prolongó por
meses. Los opositores a la concesión de igualdad de derechos a los judíos,
entre ellos muchos de los hombres de la Iglesia, sostenían que ellos no
pertenecían a la nación francesa por ser una unidad nacional separada que
constituye una especie de “nación dentro de una nación” y por lo tanto jamás

38
podrían convertirse en verdaderos franceses y siempre desearían retornar a la
tierra de sus antepasados.

La Asamblea Nacional declaró que el Estado, por un lado, tiene la facultad de


intervenir en asuntos religiosos, pero por el otro, no se debe reconocer la
existencia de comunidades religiosas autónomas, y por lo tanto, como lo
formulara el conde Stanislas Clermont-Tonnerre, presidente de la Asamblea
Nacional: “Debe negárseles a los judíos todo – como nación; debe dárseles a los
judíos todo – como individuos. Tienen que ser ciudadanos. Se dice que ellos no
quieren ser ciudadanos. Dejen que ellos lo digan y serán desterrados; no puede
haber una nación dentro de una nación" (discurso del día 23 de diciembre de
1789).
Finalmente, los judíos obtuvieron plena igualdad de derechos, jurídica y
política en 1791, con la promulgación de la “Ley de ciudadanía de los judíos
de Francia”. Para muchos judíos franceses este logro fue un acto de
inclusión y libertad, que conllevó no solo la obtención de derechos sino
también la adopción de deberes ciudadanos, como el servicio militar.

Los luchadores judíos de Polonia

El caso más interesante de un luchador judío que peleo por su pueblo y por su
patria de nacimiento es el del coronel Berek Joselewicz (1764-1809), nacido en
el año 1764 en el distrito de Kovno, entonces perteneciente a la Unión Polaco-
lituana. Berek, fue el administrador financiero del príncipe Ignacio Massalski,
magnate y obispo de Vilna. Por sus negocios viajó a Francia, donde presenció la
etapa inicial de la Revolución Francesa y allí absorbió los valores libertarios e
iluministas. Finalmente se radicó en Varsovia, donde prestó servicios como
proveedor del ejército polaco y luego como oficial.

En el año 1793 se produce la segunda gran partición de Polonia entre las


potencias lindantes, Rusia y Prusia. En 1794 se desata un levantamiento polaco
contra estas potencias, liderado por Tadeusz Kościuszko (1746-1817), un
ingeniero y líder militar polaco que se convirtió en héroe nacional en Polonia y
Bielorrusia, en los Estados Unidos participó en la guerra de Independencia. Fue
uno de los más brillantes generales de Polonia y Lituania. Su levantamiento, que
comenzó en Cracovia el 24 de marzo de 1794, con una proclama libertaria que
39
incluía a los judíos, intentó no solo anular la nueva partición del territorio polaco,
también fue un llamado a preservar los derechos constitucionales adoptados por
el Parlamento Polaco en los años 1788-1792. Berek se sumó de inmediato al
levantamiento polaco, primero brindando préstamos para pertrechar al ejército y
luego como voluntario combatiente.

Berek Joselewicz, retrato pintado por Juliusz Kossak

Lo particular de este caso es el llamado de Joselewicz, junto a otro judío


de nombre Joseph Aronowicz a formar una unidad militar judía de
caballería, para luchar en favor de la república polaca. Fue autorizado en
septiembre de 1794 y nombrado comandante de la nueva unidad militar.
Inmediatamente pronunció un llamado público a los judíos, publicado en
lengua Idish, en el cual hizo una denuncia contra Rusia y Prusia. Muchos
judíos, en su mayor parte pequeños comerciantes y artesanos, fueron
admitidos finalmente a esta unidad tan particular. Joselewicz solicitó que se les
permita conservar sus costumbres y vestimentas judías, incluyendo la
disponibilidad de comida Casher, y la abstención e combatir durante el Shabat,
cuando ello sea posible, e incluso se les autorizó conservar sus barbas por lo
cual la unidad fue tildada como el “batallón de los barbudos”. Su última y gran
esperanza fue que, con la libertad de Polonia, los judíos polacos también serían
libres, es decir ciudadanos iguales ante la ley.

Esta unidad militar participó en la defensa del barrio varsoviano de Praha, donde
fueron derrotados y diezmados quedando pocos sobrevivientes, entre ellos
Joselewicz, que fue tomado prisionero por las tropas rusas, en noviembre de
40
1794. Al ser liberado viajó a Galicia (sur de Polonia) y luego a Italia, donde se
unió a las Legiones Polacas de Henryk Dąbrowski, que formaban parte del
ejército de Napoleón en 1797. Como comandante de una compañía de
combatientes con sables en unidades de caballería polacas, con el grado de
coronel, combatió en varias batallas de la época Napoleónica, como ser las
batallas de Trebia (junio de 1799), Novi (agosto de 1799), Hohenlinden
(diciembre de 1800), Austeriliz (diciembre de 1805) y Friedland (junio de 1807).
Recibió la Cruz de Caballeros por su “Virtuti Military” (Virtud Militar), y la medalla
de la Legión de Honor con la Cruz Dorada, por sus méritos en los frentes de
guerra. Permaneció como líder de un escuadrón polaco, el 5º Regimiento de
infantería montada, después de la constitución del Ducado de Varsovia en el
año 1807. Luego continuó combatiendo en Polonia y finalmente cayó muerto en
la Batalla de Kock el día 5 de mayo de 1809, durante un enfrentamiento con la
unidad de húsares austro-húngaros. Su monumento, en las afueras de Kock, en
un lugar estimado como el de su entierro, permanece en pie hoy en día y es
visitado por muchos turistas.
Su hijo, Josef Berkowicz (1789-1846) luchó junto a su padre en la batalla de
Kock, fue un voluntario del ejército polaco durante las guerras Napoleónicas y
recibió dos veces la condecoración de honor por su servicio en las fuerzas
francesas contra el Imperio zarista ruso y más tarde fue el líder de un escuadrón
de voluntarios judíos que combatió contra las tropas rusas durante el
levantamiento polaco de noviembre de 1830. Durante ese levantamiento intentó
convencer a soldados judíos del ejército ruso de desertar y pasar al bando
polaco. Más tarde se radicó en Inglaterra. Durante la fracasada rebelión polaca
del año 1863, combatientes judíos volvieron a pelear en un batallón que portaba
el nombre de Berek Joselewicz.

Berek fue honrado con una estampilla emitida conjuntamente por los servicios
postales de Polonia e Israel, como “Un combatiente judío por la libertad polaca”.
Es considerado hasta hoy en día como un héroe nacional, supo congeniar entre
ambas identidades la polaca y la judía y se consideró a sí mismo como un judío
polaco patriota. Su lucha fracasó mientras vivía, pero contribuyó a preservar el
fervor nacional que finalmente condujo a la independencia polaca al finalizar la
Primera Guerra Mundial, en el año 1918.

2. Diálogo imaginario entre Berek Joselewicz y Napoleón Bonaparte


41
El diálogo imaginario entre Napoleón (NB) y Joselewicz (BJ) se lleva a cabo en
el norte de Italia en el año 1797.

BJ: Mi general, es un honor y un placer encontrarme con usted, como patriota


polaco amante de la libertad, y de combatir junto a sus tropas libertarias en Italia
y en mi querida Polonia. Mi sueño y vocación es luchar junto al glorioso ejército
francés para liberar mi patria polaca y recuperar nuestra independencia.

NB: Me alegra contar con su colaboración para la causa libertaria europea, que
la Francia revolucionaria está encarando frente a los regímenes reaccionarios,
liderados por la Iglesia Católica y las cortes reales europeas. La acción llevada
a cabo por Rusia y Prusia contra Polonia es una demostración más de su avidez
territorial y su actitud contraria a la existencia de Polonia como estado basado
en los derechos civiles de sus ciudadanos. Es muy grato descubrir que existen
patriotas israelitas11 en las filas de las Legiones Polacas comandadas por
Henryk Dąbrowski. Haremos todo lo posible por liberar a Polonia y — ayudarles
a difundir los valores de nuestra Revolución Francesa, es decir: Libertad,
Igualdad, y Fraternidad.

BJ: Mi general, nuestra libertad es la vuestra y como polaco de fe judaica soy


consciente de que nosotros, debemos sumarnos a la causa francesa para lograr
nuestra propia emancipación y nuestra igualdad ante la ley nacional polaca.

NB: Vuestra lealtad me conmueve, refuerza mis esfuerzos por derrocar al


Antiguo Régimen feudal y monárquico y para establecer sistemas democráticos
que representen la voluntad popular. Pero ello demandará que los judíos,
siguiendo vuestro ejemplo, renuncien a dobles lealtades y se integren a cada
país, sin tapujos ni excusas de cualquier tipo, sean religiosas como nacionales.
Nuestra lucha no será fácil, es una visión de una Europa y un mundo nuevo,
signado por los ideales libertarios. No toleraré ningún tipo de esclavitud, ni de
discriminación basada en religión u origen. Francia y su ejército, será los
garantes de las transformaciones de Europa.

11
El término “israelita” es producto de la Revolución Francesa y hace alusión a la igualdad civil de los ju-
díos, renunciando a la nacionalidad judía y quedando solo con una fe judía, por lo cual en Alemania tam-
bién se los llamó “alemanes de fe mosaica” (de Moisés).
42
BJ: Estoy de acuerdo, mi general. Los judíos debemos integrarnos a cada país,
preservando nuestra libertad de conciencia y culto, renunciando a todo vestigio
mesiánico, pues la era mesiánica ha comenzado con la liberación iniciada por la
República Francesa.

NB: Estimado amigo, los derechos civiles son naturales y universales, no en


vano Francia adoptó la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano,
aprobada por la Asamblea Nacional. No tardaremos en difundirla en todo el
mundo, como base moral de las sociedades modernas.

3. Napoleón y el precio que exigió para otorgar la igualdad civil a los judíos

A los países conquistados por los ejércitos de la Francia revolucionaria, se les


imponían leyes liberales con el espíritu de la revolución y posteriormente, de
acuerdo con el Código Napoleónico.12 En el marco de la difusión de las ideas
revolucionarias, se les otorgó la emancipación (igualdad civil) también a los
judíos de los Países Bajos, Italia y algunos de los estados de Alemania.
Durante 10 años como emperador (mayo 1804-abril 1814), Napoleón demandó
de los judíos, primero a través de una Asamblea de Notables (1806) y luego con
el establecimiento de un Gran Sanedrín (1807), la lealtad absoluta, el
renunciamiento a todo tipo de separatismo, la adopción de todas las leyes del
estado nacional, asumiendo los deberes como ciudadanos en condiciones de
igualdad. De esa manera retomó la visión de Clermont Tonnerre durante la
primera etapa de la Asamblea Nacional Francesa, al definir los límites de la
libertad en los siguientes términos: a los judíos como individuos o ciudadanos
todos los derechos, a los judíos como nación, ningún derecho. Las respuestas
recibidas por Napoleón satisficieron sus expectativas y establecieron pautas de
integración judía a los estados-nacionales europeos.

Pero después de la derrota de Napoleón y el Congreso de Viena (1814-1815)


la Emancipación fue anulada en esos países.

12
El Código Napoleónico fue ideado para dotar a todas las provincias francesas (incluyendo a las impe-
riales) de las mismas leyes civiles. Expone los grandes logros de la Revolución Francesa, con el Régimen
de Bonaparte como catalizador de estos:
a) Libertad individual.
b) Libertad de trabajo.
c) Libertad de conciencia.
Estipula la abolición del régimen feudal, haciendo imposible su resurrección.
43
La derrota de Napoleón y el éxito del Congreso de Viena fueron el triunfo de las
fuerzas conservadoras de Europa, pero este triunfo no se sostuvo en el tiempo.
Los movimientos liberales continuaron luchando por la igualdad de derechos y la
anulación del viejo orden de clases. La exigencia de conceder igualdad de
derechos a los judíos, pasó a ser parte de las demandas de los movimientos
liberales en toda Europa. El proceso de democratización que se dio allí en el
siglo XIX estuvo acompañado por el otorgamiento de emancipación a los judíos
en varios países. Este fue un proceso largo, con intervalos y retrocesos, que
culminó con la caída del Imperio Zarista ruso en 1917.

44
Capítulo 6

El siglo XX, sionistas y revolucionarios judíos

… llegó el siglo veinte y me integré en el mundo,

científicos, políticos, salieron de mi seno;

cultivé el humanismo, cultivé las artes…

Y pagué muy caro el precio de estar en todas partes,

pues la intolerancia y el odio alzaron sus copas,

y brindando con mi sangre enrojecieron Europa,

con seis millones de ríos.

¡Mis queridos hermanos!,

los hermanos míos.

Fragmento del poema “LOS RÍOS DE MI SANGRE" de Eduardo Kovalivker.

En la era de la Emancipación, hacia fines del Siglo XIX y comienzos del Siglo
XX, resurgen los combatientes judíos, por ejemplo, durante la Primera Guerra
Mundial (1914-1918). Por un lado, encontraremos en esta época a judíos
que se insertaron en los ejércitos combatientes, y por el otro surge también
la concepción del "nuevo judío", promovida por diversas corrientes, en especial
el Sionismo político, que ensalzaba al heroísmo y la lucha armada como
antítesis del judío tradicional, más concentrado en el comercio y las finanzas,
temeroso de toda acusación antisemita. Es por ello que hemos escogido como
ejes del presente capítulo a figuras como el Teniente Coronel Alfred Dreyfus,
del ejército francés; a David Green (Ben Gurión) como líder del Sionismo
Socialista, uno de los constructores y fundadores del Estado de Israel; a
Vladimir Zeev Jabotinsky, líder del Sionismo Revisionista a Sara
Aaronsohn, líder del grupo de resistencia anti-turco “Nili”, en Palestina durante
la Primera Guerra Mundial; a León (Leib) Trotsky, uno de los padres de la
Revolución Bolchevique en Rusia y fundador del Ejército Rojo soviético; a
Itzjak Sadé, forjador de la fuerza militar judía en Palestina-Eretz Israel bajo
Mandato Británico.

El contexto histórico hasta la Primera Guerra Mundial: Europa

45
El antisemitismo europeo del Siglo XIX generó una voluntad de integración entre
los judíos emancipados – es decir aquellos que recibieron la igualdad ante la ley
y todo lo que el concepto de ciudadanía acarrea. Pero la enorme paradoja fue:
cuanto más querían integrarse, en muchos países occidentales, más oposición
y desconfianza generaban. En Francia, por ejemplo, la consecuencia de la
Revolución Francesa y del Imperio Napoleónico fue incorporar a los judíos
como iguales, pero exigiendo un alto precio de asimilación y eliminación de
rasgos particulares, sean religiosos o seculares (como ser costumbres,
vestimentas, la obligación del servicio militar, etc.). Hacia fines del Siglo XIX
encontramos a judíos franceses en todos los aspectos de la vida social.

El ejemplo más conocido es el de Alfred Dreyfus (1859-1935), quien llegó a ser


teniente coronel de artillería en el ejército francés. Dreyfus nació en el seno de
una acaudalada familia de origen judío dedicada a la industria textil, que
abandonó Alsacia cuando esta región fue anexada por Alemania tras la Guerra
Franco-Prusiana (1871). En 1872 el joven Dreyfus optó por la ciudadanía
francesa y decidió dedicarse a la carrera militar, inspirado por el deseo de ver
reintegrada Alsacia a Francia, es decir que su motivación personal fue
puramente patriótica. Alcanzó el grado de oficial de artillería, y fue ascendido a
capitán en 1889; en 1890 entró en la Escuela de Guerra y en 1893 en el Estado
Mayor del Ejército en el Ministerio de Guerra francés. En ese preciso momento
surgió el famoso “Caso Dreyfus” —, la acusación de espionaje a favor de
Alemania, que provocó su degradación y alejamiento del Ejército y su reclusión
en la Isla del Diablo en Sudamérica, por el delito de alta traición. La isla era una
cárcel inhóspita, en un clima tropical difícilmente tolerable.

En 1906 fue exonerado, rehabilitado y reintegrado en el Ejército con todos los


honores. En 1914, como teniente coronel, tomó el mando de una unidad de
reaprovisionamiento del ejército francés, en el curso de la Primera Guerra
Mundial. Dreyfus combatió en la batalla de Verdún, en la cual se enfrentaron
los ejércitos francés y alemán, entre febrero y diciembre de 1916. El resultado
de dicha batalla fue un cuarto de millón de muertos y alrededor de medio millón
de heridos entre ambos bandos. Al finalizar la guerra, regresó a París, donde
residió hasta su muerte en 1935, a los 75 años de edad.

A pesar de haber sufrido en carne propia un feroz antisemitismo, Dreyfus confió


en los ideales libertarios franceses y regresó al ejército para continuar su carrera
militar, obtuvo el rango de “Oficial de la Legión de Honor”, el mayor mérito por
46
servicio militar en Francia. Dreyfus demostró el largo y duro camino de
integración llevado a cabo por los judíos franceses en poco más de un siglo.
Cabe señalar que su hijo Pierre Dreyfus, fue también oficial de artillería del
ejército francés durante la Primera Guerra Mundial y que fue condecorado con
la “Cruz de Guerra” por su alto valor y logros militares en el frente de batalla.

La lucha entre fuerzas republicanas democráticas, por un lado, y fuerzas


reaccionarias, monárquicas y clericales, por el otro, es el principal factor para
tomar en cuenta al comenzar nuestro análisis. En el caso de Francia, esta lucha
finalizó con la victoria de los ideales republicanos y seculares, con la separación
entre Iglesia y Estado formalizada por ley en el año 1905. Los judíos europeos
adoptaron durante el Siglo XIX ideales modernos, como el liberalismo o el
socialismo. En este proceso surgieron más y más líderes judíos en fuerzas
políticas modernas, en partidos políticos y movimientos transformadores. La
consecuencia fue que, para los sectores más conservadores y opuestos a los
cambios acelerados traídos por la modernidad, los judíos representaban o
encarnaban esta modernidad y el antisemitismo fue creciendo.

Un ejemplo fue León Trotsky (Lev Davidovich Bronstein, 1879-1940) uno de


los organizadores de la Revolución de Octubre, que permitió a los bolcheviques
tomar el poder en Rusia en noviembre de 1917. Durante la guerra civil
desencadenada a partir de ese evento, desempeñó el cargo de comisario de
asuntos militares. Negoció la retirada de Rusia de la Primera Guerra Mundial
mediante la Paz de Brest-Litovsk13. Tuvo a su cargo la creación del Ejército
Rojo que consolidaría definitivamente los logros revolucionarios
venciendo a catorce ejércitos extranjeros y a los ejércitos blancos
contrarrevolucionarios durante la guerra civil rusa; fue condecorado con la
Orden de la Bandera Roja. La revolución bolchevique simbolizó para la
mayor parte de los judíos rusos su propia emancipación y liberación del
yugo zarista antisemita. En ese sentido Trotsky representó un nuevo
modelo de judío moderno y cosmopolita con ideales universales, que
pretendió imponer sus ideales a través de la lucha armada. Otros muchos
judíos rusos ocuparon roles importantes, tanto a nivel político como militar
durante esta revolución.

13
Paz de Brest Litovsk: tratado de paz firmado el 3 de marzo de 1918 en la ciudad bielorrusa de Brest-
Litovsk (entonces bajo soberanía rusa, actual Brest) entre el Imperio alemán, Bulgaria, el Imperio aus-
trohúngaro, el Imperio otomano y la Rusia soviética.
47
Hablaremos ahora de la Primera Guerra Mundial, la cual fue el escenario de
una gran y sangrienta confrontación entre imperios y potencias, en el que
los judíos sirvieron en los diversos ejércitos y se vieron confrontados en
los frentes de batalla.

¿Cuántos judíos combatieron en los ejércitos confrontados durante esta


guerra?

Se estima que cerca de un millón y medio de judíos estuvieron involucrados


como militares en esta guerra. En el ejército ruso se estima que combatieron
cerca de 500 mil soldados; en el ejército austro-húngaro unos 320 mil; en el
ejército alemán cerca de 100 mil, incluyendo la Fuerza Aérea alemana. Según
un Informe oficial alemán, 12 mil cayeron en los frentes de batalla; en el ejército
francés unos 55 mil; en ejércitos del Imperio Británico combatieron más de 50
mil; y en el ejército de los Estados Unidos (que ingresó tardíamente, en 1917 en
esta guerra), otros 250 mil judíos.

Estos números estimativos reflejan el grado de integración de los judíos a sus


respectivos estados, incluso en países con un alto grado de antisemitismo como
la Rusia de los Zares. Se estima que al menos 170 mil soldados judíos – 12%
del total – cayeron en los diversos frentes de batalla. En otras palabras, el
heroísmo judío y la voluntad, o el deber cívico, de servir en fuerzas armadas de
países que los integraron como ciudadanos, llegó a dimensiones extraordinarias
a partir de comienzos del Siglo XX.

Los luchadores y su arduo camino para fundar un estado judío en la


tierra de Israel.

El contexto sionista: auto-determinación y lucha militar

Las primeras olas de inmigración sionista a la Tierra de Israel trajeron consigo la


percepción pionera, de trabajar la tierra, hacerla producir y sentar las bases para
un futuro ente autónomo, con miras a la creación de un estado soberano, a largo
plazo. Teodoro Herzl (1860-1904), el padre del Sionismo político, acuñó dos
lemas centrales de éste movimiento:

1. “Si lo queréis – no será una leyenda”, aludiendo al sueño visionario de


crear un Hogar Nacional Judío en la Tierra de Israel.14

14
Se trata del lema central de la novela utópica de T. Herzl, Vieja y Nueva Patria (Altneuland), escrita en
alemán y publicada por primera vez en el año 1902.
48
2. Durante el Primer Congreso Sionista, (1897) declaró lo siguiente: “En
Basilea fundé un estado judío… Quizás en cinco años, ciertamente en cincuenta,
todo el mundo lo reconocerá.”15 En efecto, cincuenta años después, en 1947, las
Naciones Unidas aprobaron la creación de un Estado Judío.

Herzl fue corresponsal de un diario Vienés en París y presenció la primera etapa


del “Caso Dreyfus”, fue testigo de la ceremonia de degradación y quiebre del
sable del Capitán y de la ola antisemita montada por las fuerzas conservadoras
francesas. Su reacción fue la escritura de su manifiesto sionista, que publicó en
1896 bajo el título “El Estado de los Judíos”. Su diagnóstico era que el
antisemitismo constituía una amenaza real y galopante por lo cual los judíos
deberían concentrarse en forma organizada en su propia tierra, constituyendo un
estado propio.

Una de las respuestas judías al entorno antisemita y a los pogromos ocurridos


en la zona densamente poblada por judíos en el Imperio Ruso, fue la
organización de grupos de auto-defensa. Después del pogromo de
Kishinev de 1903, comenzaron a organizarse y a recaudar fondos para la
compra de armas, con el fin de proteger a las comunidades judías de Rusia. El
joven Jabotinsky fue uno de los impulsores de esta iniciativa.

En el marco de la Primera Guerra Mundial consideraremos dos líderes que


impulsaron la idea de auto-defensa, heroísmo y sacrificio: David Ben Gurión,
(1886-1973) y Vladimir Zeev Jabotinsky (1880-1940). Ambos habían nacido en
el seno del imperio ruso y fueron testigos del enorme antisemitismo que
caracterizó al régimen de los zares Ben Gurión militaba en el Partido Sionista
Socialista desde su fundación en Rusia, llegó a Palestina bajo el dominio del
Imperio Otomano, y militó en la tendencia influenciada por la corriente marxista.
Fue activista del movimiento y uno de los promotores y fundadores de la
organización hebrea “Hashomer” (del hebreo, "el guardián"), grupo armado
creado para proporcionar protección a los asentamientos judíos de Palestina, en
1909. Ben Gurión continuó su militancia en la capital del Imperio turco, fue
expulsado por las autoridades y finalmente se exilió en los Estados Unidos en
1915. Allí impulsó, a partir de fines de 1917, el reclutamiento de jóvenes para la
Legión Judía, fundada por Vladimir Zeev Jabotinsky (la que formó parte del
ejército británico que luchaba contra los turcos) orador, escritor, traductor,

15
Escrito en su Diario personal después del Congreso Sionista de Basilea, llevado a cabo en 1897.
49
periodista y militar, líder de la corriente nacionalista revisionista y principal
contrincante del sionismo socialista liderado por Ben Gurión.

La Legión Judía participó activamente en misiones de apoyo al Ejército Británico


en el transcurso de la Primera Guerra Mundial, y especialmente en la batalla
de Galípoli (desde principios de 1915 hasta el invierno de 1916), entre tropas
británicas y francesas, y tropas otomanas. Un regimiento de 650 judíos combatió
en esta batalla.

A partir de un núcleo de veteranos de la Legión Judía se formaron los batallones


38º, 39º y 40º del Regimiento de Fusileros Reales, que fueron destinados a
Egipto a comienzos de 1918. Estos tomaron parte en la victoriosa campaña de
Palestina encuadrados en las fuerzas británicas. Sin embargo, al finalizar esta
guerra, los británicos disolvieron la legión.

La Legión Judía fue el primer ejército judío moderno – con bandera propia e
identidad nacional – y la fuente de inspiración de los grupos clandestinos de
defensa y combate creados en la época del Mandato Británico sobre Palestina-
Eretz Israel: la Haganá, el “Etzel”, “Organización Militar Nacional” ligada a la
derecha sionista revisionista –, y el Leji, (“Combatientes por la Libertad de
Israel”, organización anti-británica) y también del futuro Ejército Israelí, el Tzahal,
creado al establecerse el Estado de Israel en 1948.

Luego de la conquista británica del país y por votación en la nueva Liga de las
Naciones, se instituyó un Mandato Británico en Palestina-Eretz Israel, basado
en la aceptación de los derechos judíos sobre Palestina plasmados en la
Declaración Balfour del 2 de noviembre de 1917.16 El rechazo palestino a
esta declaración y a los objetivos sionistas, tuvo como respuesta la organización
de grupos de auto-defensa, como la Haganá, que reemplazó a otros anteriores
como el Hashomer, y a la Legión Judía.

A continuación, narraremos la historia de la heroica Sara Aaronsohn

16
Se conoce como Declaración Balfour a la manifestación formal del Gobierno británico, adoptada el 2
de noviembre de 1917, en la que el Reino Unido se declaraba favorable a la creación de “un hogar nacio-
nal judío” en Palestina. El formato del documento es una carta firmada por el secretario de Relaciones
Exteriores británico, Arthur James Balfour, y dirigida al barón Lionel Walter Rothschild, un líder de la co-
munidad judía en Gran Bretaña, para su transmisión a la Federación Sionista de Gran Bretaña e Irlanda.
La declaración, considerada como el primer reconocimiento de una potencia mundial de los derechos
del pueblo judío sobre la “Tierra de Israel”, fue incorporada en el Tratado de paz de Sèvres de 1920, en-
tre Turquía y Gran Bretaña. El documento original se conserva en la Biblioteca Británica.
50
Durante la Primera Guerra Mundial surge el primer ejemplo de heroínas judías,
Sara Aaronsohn (1890-1917), fue una de las líderes del grupo de resistencia
clandestina anti-turca y pro-británica en Palestina-Eretz Israel, el “Nili”. Esta red
de espionaje actuó con el objetivo no sólo de expulsar a los turcos de la Tierra
de Israel, sino también para garantizar la creación de un estado judío soberano
e independiente. Sara nació en la colonia judía de Zijrón Yacob, estudió botánica
y agronomía y era asistente de su hermano Aarón en la granja familiar que
tenían en Atlit. Sabía cabalgar y disparar armas, algo extraordinario para mujeres
en su época. Desde la primavera de 1914 hasta otoño de 1915 vivió con su
marido en Constantinopla, y fue testigo de las deportaciones masivas de
armenios y el inicio de su asesinato sistemático. En noviembre de 1915
emprendió su regreso a Eretz Israel en un viaje en tren que duró tres semanas,
cruzando la Anatolia en trenes repletos de soldados turcos. Su testimonio
menciona miles de cadáveres. Como consecuencia del drama armenio, y por
temor a que suceda los mismo con los judíos de Palestina, Sara decidió sumarse
al grupo clandestino “Nili”, en el cual activaba su hermano, y que se convirtió en
el grupo de espionaje británico más grande de todo el Medio Oriente. Sara
supervisaba la transferencia de oro, donado por judíos norteamericanos a la
pequeña población judía de Eretz Israel, que sufría de hambre y expulsiones.

En 1917, cuando su hermano Aarón viajó a Egipto ya conquistada por los


ingleses, Sara dirigió el grupo “Nili” y transmitió informes al ejército británico, a
través de un barco de espionaje que navegaba clandestinamente entre Egipto y
la costa mediterránea de Atlit, en el cual también se trasladaban armas, dinero y
militantes de la resistencia anti-turca. En otoño de 1917 una de las palomas
mensajeras que enviaba Sara a los ingleses fue interceptada y los turcos
descubrieron que bajo sus narices actuaba una red de espionaje enemiga. Sara
fue advertida y su hermano le rogó que abandone Palestina y viaje a Egipto, pero
ella se negó y continuó con sus actividades clandestinas. En octubre de ese año,
la colonia Zijrón Yacob fue rodeada por tropas turcas, y no sólo Sara sino
prácticamente todo el grupo de resistencia y sus padres, fueron apresados. Ella
fue torturada durante varios días, pero se negó a confesar o delatar a sus
compañeros. Las autoridades locales recibieron la orden de trasladarla a
Nazaret, aparentemente la meta era ejecutarla en una horca en Damasco. Antes
de su partida, solicitó bañarse y cambiar de ropa en su casa, pero su intención
fue suicidarse con una pistola que estaba escondida. Su mayor temor era el de

51
sufrir nuevas torturas que puedan conducir a delaciones de sus compañeros. Su
herida grave no permitió que la trasladen, falleciendo tres días después. En su
última carta, interrumpida por la aparición de los policías turcos, pidió ser
vengada.

Retornando a la época del Mandato Británico:

Con la publicación del “Libro Blanco”17 en 1939, por el cual Gran Bretaña
establecía fuertes restricciones a la libre inmigración judía a Palestina, y grandes
trabas a la adquisición de nuevas tierras a manos de judíos, Ben-Gurión
abandonó su consabida política de cautela, para adoptar una firme línea activista
frente al Mandato británico. Durante la Segunda Guerra Mundial, frente al
conflicto creado entre la firme oposición hebrea a las restricciones británicas, y
el hecho de que Gran Bretaña combatía contra los alemanes nazis, dijo:
“combatiremos contra los nazis como si no existiera el Libro Blanco, y
combatiremos el Libro Blanco como si no hubiera guerra en Europa”. Al
término de la guerra, Ben Gurión desafió la autoridad británica organizando la
campaña masiva de inmigración ilegal, y buscó expandir las fronteras de facto
del futuro estado, creando rápidamente nuevos asentamientos en muchas partes
de Palestina. Asimismo, impulsó el desarrollo de una sólida y eficaz capacidad
de defensa, y presionó a los países occidentales amigos a vender a los judíos
armamento pesado, como artillería y aviones.

No podemos finalizar este capítulo sin mencionar a Itzjak Sadé (1890-1952), el


forjador de la fuerza militar judía en Palestina-Eretz Israel bajo Mandato
Británico. Nacido en Lublin (entonces Rusia, hoy Polonia), como Isaac
Landoberg, fue combatiente en el ejército del Imperio Ruso durante la Primera
Guerra Mundial, recibió una condecoración de honor por su valentía y finalizó
esta guerra como oficial. Durante 1917-1919 asistió a Yosef Trumpeldor en la
fundación del movimiento “Hejalutz” ("El Pionero") y en 1920 emigró a la Tierra
de Israel, luego de la muerte de su mentor, caído en la batalla de Tel-Jai en la
alta Galilea.

17
“Libro Blanco”, lineamientos de política exterior del gobierno británico. El primer “Libro Blanco” sobre
Palestina fue emitido por Winston Churchill, ministro de las colonias, en 1922; el segundo “Libro Blanco”
fue publicado por el ministro de las colonias, Lord Sídney Passfield en 1930 y el tercer “Libro Blanco” fue
publicado por el ministro Mac Donald en mayo de 1939, en nombre del gobierno británico encabezado
por Neville Chamberlain.
52
En 1921 Sadé fue comandante de la Haganá en Jerusalén y en 1929 participó
en la batalla de la defensa de Haifa ante los ataques árabes. En 1936 se
estableció en Jerusalén y se unió al “Nodedet” (“unidad de patrulla”) que
hostigaba al enemigo árabe en sus aldeas y bases. Sadé exigió que sus tropas
"dejen de defender" e inicien operaciones militares ofensivas. Escritor, educador,
oficial carismático de las fuerzas de defensa judía en la época del Mandato
Británico, fue uno de los fundadores del “Palmaj” y su primer comandante. Ésta
era una fuerza para-militar creada hacia el año 1941 ante la amenaza de invasión
alemana y de asedio nazi contra la población judía de Eretz Israel. Fue pensada
como una fuerza guerrillera anti-nazi, pero al desaparecer la amenaza de
conquista alemana se convirtió en una fuerza militar de elite al servicio de las
instituciones centrales judías, el Ishuv.

El apodo clandestino de Sadé fue “el viejo”, por sus largos años de experiencia
en combate en diversos marcos y comandos militares. En 1945 fue designado
Comandante General de la Haganá y estuvo a cargo de las operaciones contra
las fuerzas inglesas durante el Mandato Británico de Palestina y en
operaciones de inmigración clandestina de judíos a Eretz Israel.

Conclusiones:

Si bien pelearon en distintas épocas, lugares y por motivos diferentes, éstos


luchadores tuvieron en común los siguientes rasgos: la lucha por la libertad, la
defensa y el uso de armas como herramienta legítima para lograr sus objetivos,
la adopción de ideales modernos, como ser el socialismo o el liberalismo y la
auto-determinación de los pueblos.

53
Capítulo 7

Segunda Guerra Mundial – La Shoá- Los movimientos juveniles judíos en


el marco de la resistencia armada anti-nazi. La lucha en los guetos y en
los bosques

No podemos dejar de mencionar que en este capítulo hablaremos del


episodio más terrible y doloroso de la historia de nuestro pueblo. En esos
días el odio implacable hacia el pueblo judío a través de los siglos dio
finalmente su fruto: La Shoá.

La acusación – de Eduardo Kovalivker

Mi eterno reconocimiento

a los hombres y mujeres cristianos,

que siguiendo el mensaje de Jesús

consideraron a los judíos sus hermanos.

Hoy quiero denunciar un odio antiguo

que de a poco inundó mi corazón Pasaron los siglos y el odio

y en estos versos se derrama ahora se convirtió en espada y lanza

en torrente de feroz acusación. cuando cruzados cristianos

en camino a Tierra Santa,

El principio del odio fue aquel atacaron por Europa a los judíos

que ensució para siempre las manos generando una inmensa matanza.

de apóstoles traidores

que un día proclamaron También el odio pudo más que la razón

que a Jesús lo mataron sus hermanos. cuando los Reyes de España

Así con infamias e ignominias condenaron usando su maldita inquisición

a las tribus hebreas, quebraron como débil caña

que el mensaje de Dios habían guardado. casi mil años de hermosa tradición.

Quedó la tierra yerta después de tanta hazaña

Y con los años (nos cuenta así la historia) y quedó yerta la mente de los hijos de España

“judío” se convirtió en un nombre por obra de la iglesia, su doctrina y su saña.

despreciable, incrustado en la memoria

más oscura y rencorosa de los hombres. Después el odio quemó a miles de judíos

54
cuando la peste negra arrasó con Europa el día en que los ejércitos aliados

pues fueron acusados, por los clérigos, festejaban sobre el nazi, la victoria

de haber puesto el veneno en sus copas.

También los hombres de la iglesia decían Pero el principio del odio fue aquel

que los hijos de Abraham amasaban que ensució para siempre las manos

el pan de la pascua judía de apóstoles perversos,

con la sangre de niños cristianos. que un día proclamaron

que a Jesús lo mataron sus hermanos.

¡Veinte siglos pasaron! ¡Veinte siglos pasaron!

Humillando y mintiendo. Humillando y mintiendo.

No fueron en vano. No fueron en vano.

veinte siglos el odio sembraron veinte siglos el odio sembraron

y entrado el siglo veinte y entrado el siglo veinte

con Hitler cosecharon. con Hitler cosecharon.

Un ejemplo del odio más vil y cobarde Almas judías

fue el de aquellos polacos asquerosos vagan por los cielos

que después de entregar a millones buscando venganza

de judíos a los nazis, muy piadosos; y me piden que acuse, que muerda

¡Escupieron! y maldiga ante tanta matanza

a los sobrevivientes, esqueletos tenebrosos, y yo acuso, condeno y maldigo

que de los campos de la muerte salieron y me desangro en los versos que escribo.

a desfilar por las calles de Varsovia

La era nazi comenzó con el ascenso de Adolf Hitler al poder en Alemania el día
30 de enero de 1933, poniendo fin a los años de vida democrática iniciados con
la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial, y el establecimiento de la
República de Weimar. Poco más de medio millón de judíos alemanes,
sumamente integrados al país, se vieron obligados a escoger entre diversas
opciones al enfrentar las amenazas del régimen, como ser: emigración a otro
país, resignación y expectativa de que Hitler caiga a corto plazo y se retorne a la
vida democrática, o encerramiento en marcos judíos para soportar las presiones
y prácticas antisemitas del régimen.

Antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, cerca de la mitad de los


judíos alemanes habían conseguido emigrar a otros países, en especial a
Palestina-Eretz Israel que se hallaba bajo mandato británico, a Suiza, Holanda,
Francia e Inglaterra. El gran desafío para los judíos alemanes, austriacos y
checoslovacos, fue la obtención de visas para ingresar a otros países. La política

55
alemana en esos años se focalizó en incitar a la emigración de los judíos,
implementando leyes antisemitas, y estableciendo un régimen de terrorismo de
estado para presionarlos a que abandonen esos países. Ejemplo de ello fue el
establecimiento de los primeros campos de concentración, destinados a suprimir
toda oposición política, y el gran pogrom antisemita instigado por las autoridades
nazis el 9 de noviembre de 1938; tristemente conocido en la historia como La
noche de los cristales.

El Holocausto, exterminio masivo y sistemático de judíos en Europa durante la


Segunda Guerra Mundial conocido también por su término hebreo: Shoá, no fue
una decisión repentina sino un proceso paulatino de persecución, aislamiento,
clasificación y encerramiento en guetos – barrios amurallados o alambrados,
en los cuales los judíos de Europa Oriental fueron obligados a vivir en una
primera etapa de la Segunda Guerra Mundial en condiciones de vida infra
humanas. Y finalmente fue aplicado un plan genocida a partir de la invasión a la
Unión Soviética ( 22 de junio de 1941) con fusilamientos masivos en los bosques,
y desde diciembre de 1941 a través de campos especiales de exterminio como
Chelmno, Auschwitz-Birkenau, Belzec, Sobibor y Treblinka. Este plan
sistemático de exterminio, , fue denominado por los nazis “Solución Final de la
Cuestión Judía” (eufemismo destinado a evitar que cunda el pánico o se
organice una mayor resistencia judía) bajo el pretexto de re-asentamiento en
campos de trabajo en Europa Oriental.

En la primera etapa, signada por fusilamientos masivos en los bosques de los


territorios soviéticos conquistados por Alemania, los movimientos juveniles se
organizaron en los pequeños guetos creados en Lituania, Bielorrusia o Ucrania.
En el Gueto de Vilna se proclamó la famosa declaración del día 1 de enero de
1942, conocida por su llamado esencial a los judíos: ¡No nos llevarán como
rebaño al matadero! La proclama pretendía desmentir las mentiras y el engaño
de la propaganda nazi según la cual estos eran deportados a campos de trabajo.
El texto sostenía que los deportados en el Día del Perdón nunca regresarían,
dado que habían sido llevados a Ponar, un bosque de las afueras de la ciudad y
fusilados. Esta importante proclama, que circuló por todos los guetos creados
en Polonia, finalizaba con las siguientes palabras:

¡No vayamos como rebaño al matadero! Es verdad que somos débiles e


indefensos. ¡Pero la resistencia es la única respuesta frente al enemigo!

56
¡Hermanos! ¡Es preferible caer como combatientes libres, que vivir por la
gracia de los asesinos! ¡Resistid! ¡Hasta el último aliento!18

Como consecuencia de esta proclama se estableció el Frente Partisano Unido


del gueto de Vilna, en el cual estaban representados movimientos juveniles
sionistas y no sionistas, con I. Wittenberg como comandante y Abba Kovner
(1918-1988), como su vice y luego comandante a partir de julio de 1943.

El episodio más emblemático de la resistencia armada contra Alemania nazi


sucedió en el Gueto de Varsovia, en el cual los principales movimientos juveniles
se agruparon en la “Organización Combatiente Judía” liderada por Mordejai
Anielewicz (1919-1943, de la “Hashomer Hatzair”, Marek Edelman (1922-
2009,del Partido socialista judío “Bund”), Itzjak “Antek” Tzuckerman (1915-
1981) y Tzivia Lubetkin (1914-1976,)del “Dror”, partido sionista socialista, ).

El movimiento juvenil de resistencia armada en el Gueto de Varsovia comenzó


a organizar su frente de combate hacia el verano de 1942, en el contexto del
comienzo de la deportación y masacre de casi 300 mil judíos del gueto en el
campo de exterminio de Treblinka, establecido en un bosque cercano a
Varsovia. Estaba pensado para poder llevar a cabo el exterminio sistemático en
poco tiempo, desde su concentración y traslado, desde la estación de tren
ubicada al norte del Gueto, hasta su arribo e inmediata eliminación en las
cámaras de gas. Apenas iniciadas estas deportaciones el día 22 de julio de 1942,
se reunió un Comité Público de judíos prominentes para debatir cómo reaccionar
ante las acciones brutales de deportación. Las opiniones estaban divididas, entre
una lucha armada activa y un llamado a aguardar hasta comprender cuál eran
los planes de los alemanes, opinión esta que prevaleció en un primer momento.

El día 28 de julio se reunieron representantes de cuatro movimientos juveniles


que decidieron establecer la Organización Combatiente Judía, su primer paso
fue entablar contactos con la resistencia polaca para obtener armas. En esta
primera etapa la totalidad del armamento del gueto se limitó a una sola pistola.19

En enero de 1943, la Organización Combatiente Judía de Varsovia lanzó una


nueva proclama, luego del nuevo intento alemán de liquidar el Gueto, llamando
a las masas judías a resistir con todos los medios posibles, no aceptar las

18
Y. Arad, I. Gutman, A. Margaliot, El Holocausto en Documentos, Jerusalén, Yad Vashem, 1996, p. 478.
19
Y. Arad, I. Gutman, A. Margaliot, El Holocausto en Documentos, Jerusalén, Yad Vashem, 1996, p. 348.
57
mentiras alemanas y replicando el llamado de la resistencia armada judía en el
Gueto de Vilna, a “no entregarse como rebaño al matadero”.

“Ni un solo judío debe ir al tren. Las personas que no puedan resistir de
forma activa, deben oponer resistencia pasiva, es decir, esconderse…
Ahora nuestro lema debe ser: ¡Que cada uno se prepare a morir como un
ser humano!20

Una segunda organización de resistencia armada existía también en el gueto, la


“Organización Militar Judía” encabezada por Pawel Frenkel (1920-1943),
ligada al movimiento sionista revisionista de derecha y a judíos independientes,
en la cual se agruparon decenas de judíos que combatieron contra las tropas
alemanas en septiembre de 1939, este grupo tenía entrenamiento militar y
contactos con la resistencia armada polaca. Ambas organizaciones coordinaron
sus tareas para afrontar la posibilidad, cercana y concreta a partir del verano de
1942, de liquidación del gueto. En una proclama atribuida a esta última
organización, también de enero de 1943, el mensaje es un poco diferente:

“¡Nuestro destino también es vivir! ¡También nosotros tenemos derecho a


la vida! ¡Sólo necesitamos saber cómo combatir por ella!... ¡Pueblo,
levántate y combate por tu vida! ¡Que cada madre se convierta en una leona
que defiende a su cría! ¡Que ningún padre acepte silenciosamente ver
correr la sangre de sus hijos! ¡Abajo el espíritu de esclavitud entre
nosotros! ¡Que el tirano pague con la sangre de su cuerpo por cada alma
de Israel! ¡Que se levante el pueblo para combatir! ¡La salvación se halla
en la guerra! ¡Quien se defiende tiene esperanza de liberarse! ¡En nombre
de la guerra, estamos levantándonos por la vida de las masas desarmadas
que deseamos salvar, que debemos impulsar hacia la acción! Nuestra
consigna es: ¡Ni siquiera un judío más encontrará la muerte en Treblinka!
¡Lucharemos contra el conquistador hasta la muerte, hasta nuestro último
soplo! ¡Preparaos para actuar! ¡Estad listos!”

Mucho se ha escrito sobre esta emblemática rebelión armada, que estalló el día
19 de abril de 1943 y perduró hasta el día 16 de mayo del mismo año, día en el
cual los alemanes proclamaron la liquidación del Gueto de Varsovia.

20
Y. Arad, I. Gutman, A. Margaliot, El Holocausto en Documentos, Jerusalén, Yad Vashem, 1996, p. 333-
334.
58
En septiembre de 1943 el Frente Unido de Partisanos del Gueto de Vilna,
comandado por Abba Kovner, dirigió la resistencia armada contra los alemanes,
al iniciarse una liquidación final del gueto, invocando nuevamente el lema de “no
permitir que nos lleven como animales a la matanza”, asegurando que toda
evacuación del gueto implica una “muerte segura”, y que “Sólo la resistencia
armada puede salvar nuestras vidas y nuestro honor”. La proclama finaliza con
las siguientes palabras:

“Judíos, no tenemos nada que perder. Sólo podremos salvar nuestras


vidas matando a los asesinos. ¡Viva la libertad! ¡Viva la resistencia armada!
¡Muerte a los asesinos!”21 1 de septiembre de 1943.

Kovner dirigió desde el Gueto de Vilna la fuga de jóvenes judíos a los bosques,
para unirse a los partisanos, estimándose que centenares de jóvenes lograron
esta meta, y terminó comandando una unidad partisana judía en el bosque de
Rudniki. Este gueto fue clausurado el día 23 de septiembre de 1943.

Hubo resistencia armada muy extensa de judíos que se escaparon de los guetos
y se incorporaron en los bosques de Europa Oriental a unidades partisanas, de
combate contra la ocupación alemana. El ejemplo más representativo de este
vasto fenómeno fue el de los hermanos Bielski – liderados por Tuvia Bielski
(1906-1987) – y su campamento de familias combatientes en los bosques de
Bielorrusia establecido para dar refugio a escapados de los guetos, y ofrecerles
un marco de combate junto a partisanos ligados a la Unión Soviética. Lo
particular de esta unidad especial de luchadores judíos fue su independencia, su
protección a familias enteras con niños y ancianos, y su lucha armada en forma
separada, si bien sincronizada con partisanos soviéticos.

Los hermanos Bielski supieron aprovechar las coyunturas particulares de


Bielorrusia, con sus enormes bosques, y su cercanía a la Unión Soviética, para
tomar en forma limitada un poder que no existía en los guetos. Si había una
forma de vencer al nazismo, en forma limitada y focalizada, era justamente
peleando con las fuerzas partisanas en los bosques de Europa Oriental, tal como
fue fielmente representado en el film de Edward Zwick, "Defiance/Desafío"
(2008).22

21
Ibíd. Pp. 507-508.
22
El film se basa en el libro de Nechama Tec, “Los Partisanos Bielski”. Ver la ficha técnica, con una sinop-
sis y un tráiler en español en el siguiente enlace: http://www.cinefis.com.mx/desafio-/pelicula/1036
59
Cabe por último señalar que hubo resistencia armada judía en muchos guetos –
se estima que en total se establecieron bajo dominio nazi alrededor de 1.150
guetos, especialmente en Europa Oriental – como el de Bialistok, Cracovia,
Bendzin y otros. Hubo también resistencia armada judía en campos de
exterminio, como en Treblinka y Sobibor, e incluso en el campo más
representativo de la Shoá: Auschwitz Birkenau, en el cual el día 7 de octubre
de 1944 los judíos que trabajaban en el complejo de cámaras de gas y hornos
crematorios No. 4, se alzaron en armas, dinamitando las instalaciones y
enfrentando a los nazis hasta su muerte.

Mujeres judías heroínas en los Guetos:

En primer lugar, cabe destacar el rol primordial de los "correos humanos". En su


mayoría eran mujeres mensajeras que se convertían en correos clandestinos
que permitieron la circulación de dinero, armas, documentos falsos y líderes
juveniles para organizar la resistencia a los nazis en diversos guetos de Europa
Oriental. Un ejemplo cabal de este fenómeno es el de Jaika Grossman (1919-
1993). En su libro de memorias “La Resistencia Clandestina", esta describe
magistralmente sus miedos y dudas, sus traslados de Vilna a Bialystok, y sus
viajes a Varsovia. En el capítulo 5 describe su traslado a Bialystok, ciudad en la
que nació, comenzando en estos términos:

"Provista de un documento de tránsito para pasar de Lituania a Polonia


Congresal, y también otro para regresar, abandoné el gueto Vilna llevaba
cuatro formularios vacíos de ese tipo de documentos cosidos a mi
cinturón. Wittenberg (comandante comunista del Frente unido de
Partisanos de Vilna, que se suicidará en una cárcel de la Gestapo luego de
ser torturado y haberse negado a delatar a sus compañeros, YG) me había
dado una carta para Lolek Mintz, un comunista de Bialystok, de oficio
costurero de calzado. Yo debía observar su conducta en el gueto y luego
pedirle, en nombre de sus compañeros de Vilna, que me ayude a consolidar
un frente de lucha común con sus camaradas comunistas." (p. 72). Enero
de 1942.

60
De esta manera comenzaban a construirse vínculos entre guetos, y a consolidar
las alianzas políticas. Jaika pertenecía al Hashomer Hatzair, movimiento juvenil
sionista socialista, y constituía un puente natural con los comunistas judíos de
otros guetos. Pero el relato humano de Jaika es conmovedor, al expresar lo que
sintió al estar regresando a su ciudad natal y con miras al reencuentro con su
familia directa:

"Esta vez... esta vez me invadía el temor. Nuestra casa había sido
incendiada, mi padre había desaparecido en manos de los nazis y mi
hermano todavía no había regresado del ejército. ¿Cómo encontraría a mi
madre y a mi hermana, solas, sin un centavo, peleando duramente para
sobrevivir? Tenía que sobreponerme y mantener la compostura a toda
costa. Y ya se aproximaba el control de salvoconductos y cédulas de
identidad". (p. 73).

Grossman sobrevivió y pudo activar políticamente en Israel, incluso como


miembro del Parlamento (Knéset), y activa líder del partido socialista Mapam.

En sus memorias, Grossman nos relata los intentos de organizar a la gente


joven para "revitalizar la rebelión". En otras palabras, la información y la creación
de redes, en gran medida gracias a las "mensajeras", fue el primer paso para
organizar a los movimientos juveniles con miras a una futura rebelión armada.

Tosia Altman, otra de las mensajeras, fue un ejemplo de liderazgo educativo,


figura clave del movimiento sionista de izquierda Hashomer Hatzair antes de la
Guerra, se escapó a Vilna en septiembre de 1939, con la esperanza de que el
movimiento juvenil la ayude a viajar a Eretz Israel-Palestina, pero no lo logró y
aceptó la misión de regresar al GeneralGouvernement – la Gobernación
General creada por los invasores nazis en el centro de Polonia con Cracovia
como capital – para organizar una resistencia, primero cultural y luego armada.
Tosia regresó a Varsovia antes del retorno de Mordejai Anielewicz. Con la
creación del Gueto de Varsovia intensificó sus viajes por ciudades de la región
promoviendo la educación clandestina, difundiendo información y finalmente
logró regresar a Vilna en la Navidad de 1941, luego de la primera gran ola de
masacres. Cumplió un rol clave en la difusión de información sobre las masacres
de Ponar viajando por diversas ciudades como Grodno, hasta regresar a
Varsovia. Lideró contactos con los dos movimientos polacos de resistencia anti-

61
nazi pero sólo logró obtener algunas granadas, que ingreso de contrabando al
gueto.

Altman fue capturada en la Acción alemana del 18 de enero de 1943 en el Gueto


de Varsovia, pero luego liberada del Umschlagplatz – estación de tren cercana
al gueto – por sus compañeros de la “Organización Combatiente Judía”. Tosia
tuvo un rol activo en el levantamiento del 19 de abril, estuvo en el búnker Mila
18, logró sobrevivir y escaparse al lado "ario" donde le dieron refugio, pero
trágicamente el 24 de mayo de 1943 el ático prendió fuego y sufrió graves
quemaduras, logró sobrevivir, pero fue entregada a la Gestapo y murió (por sus
serias lesiones y quizás también porque fue torturada), el 26 de mayo.

Vladka Meed, otra mensajera clandestina del Gueto de Varsovia, en sus


memorias "En ambos lados de la muralla”, describe con precisión los peligros
constantes por los que atravesaban estas valientes mujeres (y los pocos
hombres que se desempeñaban en esta función) a fin de poder conseguir armas:
"El objetivo principal de nuestra misión en el lado ario (...) era conseguir armas
para la resistencia en el Ghetto... Yurek (Arie Wilner) había logrado la compra
de una considerable cantidad de revólveres y granadas de mano de una mujer
gentil. Tan pronto como se había llevado la maleta con la "mercancía” a su
apartamento, la Gestapo se abalanzó sobre él, encontró las armas y lo
detuvieron ... Varios meses más tarde me enteré de que Yurek había sido
torturado por la Gestapo. Sus manos y pies habían sido molidos a golpes, sin
embargo, no había traicionado a sus compañeros”.

Meed, cuyo nombre y apellidos verdaderos era Feiguele Peltel, fue miembro de
la clandestinidad judía en el Gueto de Varsovia, desde sus primeros días, nació
el 29 de diciembre de 1921 en Varsovia. Pertenecía a la organización juvenil del
Bund, fundado en 1897. Este partido representaba a un tercio de los judíos
polacos, más un millón de judíos antes de la Shoá, se opuso al Sionismo y abogó
por el idioma y la cultura Ídish y el nacionalismo judío secular en la diáspora. En
el libro de sus memorias antes citado, cuenta que ella sirvió en la resistencia
pasando como cristiana fuera del Gueto de Varsovia. Tomó el nombre de Vladka
cuando fue asignada a vivir fuera del gueto, en el lado "ario" de Varsovia. Debido
a su apariencia típicamente "aria", la fluidez en polaco, y el ingenio, ella era una
mensajera clandestina apropiada. No sólo contrabandeó armas a través de la
pared a la “Organización Combatiente Judía”, establecida en Varsovia el 28
de julio de 1942, sino que también ayudó a niños a escapar del gueto para ser
62
protegidos en hogares cristianos. Además, ayudó a los judíos que se escondían
fuera del Gueto y estableció contacto con los que todavía sobrevivían en los
campos de trabajo y con los partisanos de los bosques. Su padre murió de
neumonía en el gueto, y su madre, su hermana y su hermano menor Jaim fueron
deportados a Treblinka y asesinados allí.

Es interesante descubrir que después de la Shoá, Feiguele Peltel continuó


llamándose Vladka Meed (apellido de casada), pero en los testimonios que
brindó deja muy clara su identidad judía Bundista-Socialista y sus raíces judías.

En algunos casos las heroínas femeninas estaban acompañadas por héroes


masculinos como Itzjak Antek Tzukerman (vice-comandante del levantamiento
en el Gueto de Varsovia) y de su compañera y combatiente Tzivia Lubetkin,
quizás la heroína menos conocida que afianzó la unidad del movimiento armado
y sirvió de mediadora entre las diversas facciones dentro del Gueto, amén de
haber sido la compañera de Tzukerman y combatido también en el
Levantamiento polaco general de Varsovia en los meses de agosto y septiembre
de 1944, emigraron a Eretz Israel y fueron los fundadores – junto a otros
combatientes del movimiento Dror –, del Kibutz Lojamei Haguetaot
(Combatientes de los guetos), se casaron y criaron a su familia en el joven
Estado. En 1961 compareció como testigo en el juicio contra el criminal de guerra
nazi Adolf Eichmann en Israel.

El siguiente caso extraordinario de compañeros en la lucha armada y la


resistencia anti-nazi nos parece menos conocido y merecedor de un análisis
minucioso.

El caso que analizaremos a continuación es el de Mordejai Tenenbaum y Tema


Shneiderman, nacidos en Varsovia, ambos activaron en los movimientos
juveniles antes de la guerra. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, al igual que
otros activistas, se trasladaron a Kovel y luego a Vilna, fuera de la órbita de
dominación alemana.

Mordejai cruzó las fronteras y, bajo amenaza de peligro, mantuvo el contacto


entre las ramas del movimiento juvenil Dror a lo largo de las zonas ocupadas.
Cuando ocurrió la invasión alemana en el verano de 1941 se dedicó a poner en
práctica sus habilidades, buscando escondites para sus camaradas y a traer
grupos de todos los movimientos a Bialystok, acompañándolos en su camino.
Así, generó una red que traía las noticias desde otros guetos, sobre los
63
asesinatos en masa de judíos. En Varsovia se hizo pasar por un tártaro,
utilizando un pasaporte falso emitido con el nombre Yussuf Tamaroff. Después
de la deportación en masa en el Gueto de Varsovia del verano de 1942, la
Organización Judía de Combate (ZOB) decidió organizar la resistencia armada
en otros guetos claves y Mordejai Tenenbaum fue elegido para asumir la
organización de los combatientes del Gueto de Bialystok. En agosto de 1943,
los alemanes vinieron a liquidar el gueto. Tenenbaum luchó junto a sus
compañeros con tesón y valentía. Logró escapar y seguir luchando en otros
campamentos. Durante mucho tiempo, las circunstancias de la muerte de
Tenenbaum fueron desconocidas. Algunas fuentes declaran que se suicidó para
no caer en manos de los alemanes.

Dentro de la red de mensajeros mencionada se encontraba también Tema


Shneiderman. Tema y Mordejai Tenenbaum-Tamaroff no sólo actuaron como
mensajeros. Mordejai es un ejemplo de osadía, dado que circulaba con
documentos falsos a pesar de su apariencia judía, y amaba a Tema, quien le
inventó su nombre clandestino, Tamaroff, para aparentar un origen Caraíta,
(secta que los alemanes reconocían como no judía), de hecho, eran una pareja.

Tema logró infiltrarse en el Gueto de Varsovia en enero del 43 para colaborar


con la resistencia armada, pero fue asesinada en la Acción alemana del 18 de
ese mismo mes, considerado el día del inicio de la liquidación de ese gueto.23

Tamaroff fue uno de los fundadores de la Organización Judía Combatiente del


Gueto de Varsovia, pero su mayor peso fue sin duda en el Gueto de Bialystok,
que después de la gran acción alemana de febrero del 43, se había convertido
en un gueto en vías de liquidación y con el tiempo contado. La lucha finalmente
estalló el 16 de agosto y fue muy breve, por la falta de armamento. Sobre Tema
Mordejai escribió lo siguiente:

"Cuando escribo 'visitamos', 'viajamos', 'mantuvimos contacto' - hay que leer:


'Tema viajó', 'Tema se contactó'. Nosotros estábamos encerrados en los guetos.
Ella era el único vocero del movimiento del otro lado de la muralla. Conseguía
información sobre lo que ocurría en el campamento de trabajo, salvaba gente
durante la "acción”, contactaba a los partidos polacos, obtenía armas y mantenía
contacto con los partisanos. Era la única que conocía personalmente a todo el
movimiento. Cruzó más de veinte veces todo tipo de fronteras que separaban las

23
Archivo de Mujeres judías: https://jwa.org/encyclopedia/article/Sznajderman-Tema
64
distintas zonas de Polonia. En las aldeas relataban leyendas sobre una cristiana
joven de trenzas que traía ayuda y dinero, 'de parte de polacos buenos'. Armó
una red de oficiales de la Wehrmacht (Fuerzas Armadas alemanas, YG),
empleados del ferrocarril y gendarmes que nos pasaban dinero y materiales,
cartas y noticias - sin saber que estaban trabajando para judíos. [...] La última
vez, Tema partió a Varsovia llevando dinero y noticias que queríamos transmitir
a Londres [...] En Varsovia comenzó el último capítulo de la liquidación y el
primero de la oposición. Pese a todo, entró al gueto [...] si eso fue lo que debió
ser - lo juzgará la historia.”

Resulta admirable la forma en que estos muchachos y chicas se movían por


fuera de los guetos. Los testimonios y relatos parecen a veces estar sacados de
libretos o guiones de ficción para el cine. Sin embargo, estas actividades fueron
desarrolladas por jóvenes reales de solo 20 o 25 años de edad. Cada pasaje de
fronteras debía implicar un riesgo enorme y un peligro inminente de ser
descubiertos, pero ellos lo siguieron haciendo con el objetivo de mantener
informados y conectados a los dirigentes de los guetos y a sus habitantes.
Fueron estos mismos jóvenes los que llegado el momento de las deportaciones
y las liquidaciones de los guetos decidieron adentrarse en ellos y formar parte de
la lucha y de la resistencia armada.

Continuación del poema “La Acusación” de Eduardo Kovalivker

LA CONDENA

Rueguen para que el infierno no exista Aunque se cambien los nombres

porque serán condenados. y se escondan en profundos arcanos;

Papas, obispos, curas serán condenados.

y feligreses cristianos No pidan clemencia, es en vano,

que a lo largo de los siglos permitieron pues tienen los garfios del odio afilados

el asesinato de niños y ancianos, por esa iglesia;

serán condenados que al amor por Jesús proclamado;

por el exterminio de mujeres y hombres manchado de horror y de sangre

vejados y hambreados. en algún sendero lo dejó olvidado.

65
Quiero que un día se termine el odio entre los hombres
y poesías como éstas no tengan que ser escritas.

66
Capítulo 8

La SEGUNDA GUERRA MUNDIAL: Judíos en los ejércitos aliados

Ya fuera de los héroes que cayeron peleando por sus hermanos en los
guetos y las zonas ocupadas por los nazis tengo algo que contarles y de
lo que poco se habló:

Un millón y medio de luchadores judíos se alistaron y lucharon en los


ejércitos aliados contra la Alemania nazi

A continuación, presentamos una tabla en la cual se pueden encontrar la


cantidad de judíos combatientes en los ejércitos de los países aliados.

Soldados y combatientes judíos en la Segunda Guerra Mundial

País Cantidad total de Judíos combatientes

Estados Unidos 556,000

La Unión Soviética 501,000

Polonia 140,000

Gran Bretaña 62,000

Francia 46,000

Unidades de Eretz Israel en las fuerzas armadas británicas 35,000

Canadá 16,000

Grecia 13,000

Sud África 10,000

Checoslovaquia 8,000

Bélgica 7,000

Holanda 7,000

Australia y Nueva Zelandia 3,000

Total 1,404,000

Partisanos combatientes en la Resistencia 93,310

Total de combatientes judíos en la Segunda Guerra Mundial 1,497,310

67
En el Ejército Rojo soviético, de poco más de medio millón de luchadores
judíos, se estima que combatieron alrededor de 167,000 oficiales y que
perecieron en combate o en campos de prisioneros de guerra, unos 198,000
judíos (Casi el cuarenta por ciento de ellos). De un total de 800 mil
combatientes mujeres al menos 20 mil eran judías. En la cúpula máxima del
ejército soviético sirvieron 305 judíos en rango de general o almirante, 38 de ellos
cayeron en el frente de batalla. Quince oficiales judíos comandaron submarinos
soviéticos, 7 de ellos cayeron en combate, y tres de ellos recibieron la
condecoración más alta del ejército soviético: “Héroe de la Unión Soviética”. Pero
Stalin prohibió la creación de unidades judías de combate, con base nacional al
igual que prohibió a los batallones lituanos, polacos y armenios el uso de sus
banderas. Es por ello que encontramos un alto porcentaje de combatientes
judíos en otras unidades nacionales, por ejemplo, en la Primera División Lituana
201 eran un 17%. En algunas unidades donde los judíos eran la mayoría, se
hablaba Idish en forma amplia y oficial. En la División Lituana 16 se estima que
eran un 33% de los combatientes, y era común identificarla como “la División
más judía de todas.”

En las Fuerzas Armadas estadounidenses combatieron más de 550 mil judíos.


Alrededor de 11,350 oficiales y soldados judíos de ese país cayeron en combate,
otros 27 mil fueron gravemente heridos o convertidos en prisioneros de guerra.
Más de 61,500 combatientes recibieron condecoraciones como héroes de
guerra.

Maurice Rose (1899-1945) fue un general que ocupó el más alto rango de
oficiales judíos en el ejército estadounidense durante la Segunda Guerra
Mundial. Combatió como oficial de infantería en la Primera Guerra Mundial, fue
herido en combate en Francia. Luego de esta guerra se retiró del servicio militar
pero rápidamente se reincorporó para retomar una brillante carrera militar. Rose
participó en la invasión a Normandía, Francia en junio de 1944, desde agosto
de ese año comandó la Tercera División Blindada, destacándose por su
involucramiento en las batallas en el mismo frente de combate, avanzando
rápidamente hacia territorio alemán. El 31 de marzo de 1945 se topó con tanques
alemanes en una emboscada y cayó luchando con su revólver. Rose se convirtió
en un héroe de guerra popular en los Estados Unidos.

Foto del General Maurice Rose:

68
En Francia se estableció una “Organización Judía Combatiente” en el marco
de la resistencia francesa anti-nazi, que llevó a cabo más de dos mil
operaciones, incluyendo unas 750 acciones de sabotaje contra vías de ferrocarril
y 32 explosiones en fábricas militares alemanas. Muchos judíos combatieron en
las filas de las organizaciones de resistencia, entre ellos el famoso historiador
Marc Bloch, arrestado por la Gestapo y luego de ser torturado fue ejecutado el
día 16 de junio de 1944. En algunas unidades de la resistencia clandestina el
porcentaje de judíos era muy alto. No menos del 20% de los combatientes en
unidades partisanas que actuaron en territorio francés eran judíos.

El día 25 de agosto de 1944 el General Charles De Gualle al liderar la marcha


militar en festejo de la liberación de París declaró: “La Sinagoga dio a
Francia más combatientes que la Iglesia”.

En la resistencia italiana se estima que combatieron entre 2 y 5 mil judíos. De


270 italianos que recibieron la medalla de “héroe de la resistencia”, 7 eran judíos.
Hubo judíos que estuvieron al frente de batallones de partisanos, uno de ellos
fue Alessandro Sinigaglia (alias “Vittorio”: 1902-1944), comandante del batallón
de partisanos de Toscana, quien también cayo luchando en la ciudad de Roma.

Más de 35 mil judíos de Palestina-Eretz Israel fueron soldados voluntarios de


las fuerzas armadas británicas, combatiendo bajo bandera judía con la Estrella
de David, 734 de ellos cayeron en combates hasta el final de la Segunda Guerra
Mundial. En total, se estima que al menos 15 batallones judíos de Eretz Israel
fueron formados en el marco del Ejército Británico en septiembre de 1939, y
combatieron en Grecia en la campaña del año 1941.

La Brigada Judía Combatiente de infantería fue una formación militar del


ejército británico establecida a mediados del año 1944, estaba compuesta por

69
combatientes con experiencia militar en la lucha contra las potencias del Eje, en
Grecia, Egipto y África oriental.

La Brigada Judía – cuyo comandante fue un judío canadiense, el General


Ernest Benjamin (1900-1969), que combatió como oficial británico en la
campaña a Madagascar en 1942 –, contó con cinco mil voluntarios judíos
entrenados en Egipto, selló su participación en el frente de batalla en el norte de
Italia como parte del Octavo Ejército, luchando heroicamente contra el enemigo
alemán en marzo-abril de 1945 en el cruce del río Senio, y portando con orgullo
la bandera judía. Luego de la capitulación alemana, la Brigada Judía fue enviada
a Tarvisio en la frontera italiana-austríaca-yugoslava, y en julio de 1945 a
Holanda y Bélgica, como parte del Octavo Cuerpo del Ejército. El 13 de diciembre
de 1945 Benjamin fue ascendido al rango de Comandante de la Orden del
Imperio Británico, la máxima condecoración militar. La Brigada fue disuelta en
junio-julio de 1946.

Después de finalizada la Segunda Guerra Mundial en Europa, muchos


oficiales de esta Brigada permanecieron en territorio europeo para
organizar la inmigración clandestina a Eretz Israel, como parte de la
llamada “Aliá Bet” (organización secreta ligada a las autoridades que
estaban al frente del Ishuv- población judía- de Eretz Israel que actuaba
desde el año 1934), la cual se convirtió en un eje principal para rescatar
judíos durante la Segunda Guerra Mundial, ayudándolos a emigrar
ilegalmente hacia Eretz Israel, y continuó haciéndolo aún bajo Mandato
Británico hasta 1948. Esta organización clandestina llegó a movilizar desde
su creación a más de 400 mil personas, debió afrontar numerosos
obstáculos como ser la escasez de fondos, la falta de barcos y el continuo
bloqueo marítimo británico.

El brigadier Ernest Benjamin, comandante de la Brigada Judía, inspecciona el


segundo batallón en Palestina, octubre 1944
70
Joseph Wald, soldado de la Brigada Judía con un mortero de artillería que
lleva la inscripción: “Regalo a Hitler”.24

Mujeres heroínas en el Ejército Británico:

Entre el extenso grupo de luchadores judíos enlistados en forma voluntaria en el


Ejército Británico, se destacaron los 37 paracaidistas entrenados en Eretz Israel
por Gran Bretaña, 32 de ellos fueron enviados en 1944 a Yugoslavia con el fin
de ayudar a los partisanos liderados por Tito y a judíos húngaros que estaban en
vísperas de ser masacrados. El ejemplo más representativo del coraje y
heroísmo de este grupo fue la poetisa Jana Szenes (Senesh, 1921-1944), quien
había emigrado antes de la Segunda Guerra Mundial, de Hungría a Palestina-
Eretz Israel, en 1939, y luego de estudios de agricultura se asentó en el Kibutz
Sdot Yam ubicado en Cesárea, en la costa mediterránea, donde escribió
poemas que más tarde se convertirán en plegarias populares, como ser el poema
“Caminando a Cesárea”:

Mi Dios, mi Dios,

Que nunca en la eternidad cese,

La arena y el mar,

El murmullo del agua,

El rayo en el cielo,

La plegaria del ser humano.25

24
Fuente: http://popchassid.com/photos-holocaust-narrative/
25
Traducción de Y. Goldstein.
71
En octubre de 1941 escribió un poema que refleja cabalmente su compromiso
sionista y hacia su pueblo:

Hacia el pasado, el futuro...

Cesárea

Sólo cuando lleguemos a la ciudad de las espadas,

susurraremos en voz queda unas palabras:

aquí estamos, hemos vuelto.

Y en voz queda responderá el silencio de las piedras:

Dos mil años os hemos esperado.26

Se unió a las fuerzas de resistencia clandestina de la “Haganá” y en 1943, se


enlistó en la Fuerza Auxiliar Femenina de la Royal Air Force británica, como
Piloto de Segunda Clase y comenzó su entrenamiento en Egipto para ser una
paracaidista militar de la Dirección de Operaciones Especiales (SOE) británica.
En marzo de 1944 fue enviada junto a sus compañeros paracaidistas judíos a
Yugoslavia, coincidiendo con el comienzo de la invasión alemana a ese país e
inmediatamente después de los transportes masivos de judíos a Auschwitz II
(Birkenau), campo de exterminio donde fueron asesinados más de 400 mil
judíos húngaros en tres meses – entre mayo y julio de 1944.

Szenes fue detenida en la frontera húngara en el mes de junio cuando intentaba


infiltrarse dentro de Hungría para reencontrarse con su madre en Budapest, fue
llevada a prisión y torturada, pero se negó a revelar detalles de su misión, por lo
que finalmente fue sometida a juicio y fusilada el día 7 de noviembre de 1944.
Rehusó que le vendaran los ojos y prefirió ver la cara de sus asesinos hasta el
último momento. Sus restos fueron trasladados al Monte Herzl en Jerusalén en
el año 1950, en la parcela especial dedicada a los paracaidistas judíos de la
Segunda Guerra Mundial.

Sus poemas, algunos de ellos escritos en su Diario siendo prisionera de los


alemanes en Budapest, reflejan sus convicciones y orgullo. La última de las

26
Fuente: Jordi Font Estela, Hannah Szenes (1921-1944): Heroína y Poetisa. En: Jinuj.net, publicado el día
30.10.2005. Ver: http://jinuj.net/articulos_ver.php?id=793
72
poesías, en lengua hebrea, la escribió a consecuencia del encuentro, por medio
de una partisana, con un vecino de su infancia, el día 2 de mayo de 1944:

Feliz...

Feliz la cerilla que prende y enciende llamas,

feliz la llama que quema en medio del corazón.

Feliz el corazón que ha sabido detenerse con honor...

Feliz la cerilla que prende y enciende llamas.

Haviva Reik (1914–1944) fue también una de los paracaidistas enviados por la
Agencia Judía y la Dirección de Operaciones Especiales de Gran Bretaña (SOE)
a misiones militares en la Europa ocupada por los Nazis. Su destino fue-
Eslovaquia, país en el cual había nacido, llego allí en septiembre de 1944 y
trabajó con judíos locales para organizar la resistencia contra la ocupación
alemana. Estableció un campamento para prisioneros rusos de guerra que
habían huido, y ayudó a organizar una unidad de resistencia judía. Los alemanes
organizaron fuerzas para atraparlos, pero Reik y los otros paracaidistas huyeron,
acompañados de aproximadamente 40 judíos locales a las montañas. Sin
embargo, en noviembre de 1944, Reik y los otros paracaidistas fueron
capturados, ejecutados, y enterrados en una fosa común.

Relato de un luchador judío

En 1939, Stalin se unió a Hitler para atacar Polonia. Era un tirano cruel, pero no
imaginé jamás que plegaría el destino del pueblo soviético a un asesino que
enarbolaba ideas salvajes y racistas, en las antípodas de los principios de justicia
e igualdad por los cuales millones de hombres habían entregado sus vidas en la
Unión Soviética. Por culpa de este dictador, los sueños socialistas quedaron en-
lazados con la más inhumana y hegemónica doctrina que había conocido el
mundo occidental.
Los hombres sin Dios, los ateos socialistas y humanistas, se aliaban con los
nazis y mataban, como tantas veces lo habían hecho otros hombres en nombre
de Dios y de las religiones. Incluso, los sobrepasaban.

73
El 22 de junio de 1941 Hitler atacaría a Rusia masacrando millones de hom-
bres y mujeres. Fue una lección para Stalin y sus secuaces pagada con un
océano de sangre. Por ironías del destino, fue en la misma fecha en que Napo-
león atacó al imperio de los zares, un siglo antes.
La locura de Stalin y Hitler le costó al pueblo soviético casi veintiún millones
de vidas.
Son cifras, pero las muertes hay que contarlas por el dolor que nos causa la
pérdida de un ser querido y multiplicarlo por infinito. Solo así se puede sentir la
dimensión de una tragedia semejante; pero los hombres no saben multiplicar por
infinito y no tienen interés en aprender.
Soy mexicano, nací en la capital de México cerca de la casa de Frida Kahlo.
Siempre viví ahí, en la mansión que heredé de mis ancestros.
Mi nombre es Víctor De León, soy doctor en medicina como lo fue mi padre.
Mi madre era descendiente de antiguas tribus aztecas que habitaban la zona
de Cuernavaca, iba ahí con frecuencia a reunirse con otros indígenas en las pro-
ximidades de la pirámide de Xochicalco; según ella pertenecía a la antigua no-
bleza azteca y se encargaba de las ceremonias que se realizaban en la pirámide.
Mi padre se llamaba Manuel de León y era descendiente de los antiguos
cripto judíos que llegaron a México con Hernán Cortez.
Su padre había decidido a principios de siglos abrazar públicamente la reli-
gión de Abraham. En ese momento decidió exhibir a quien quiera verlos dos
rollos de la Torá (Biblia) preservados en secreto durante más de trecientos años
por sus antecesores.
Teníamos una fortuna importante recibida de ambos lados de la familia; es-
taba compuesta básicamente de antiguos lingotes de oro de la nación azteca.
Pero si bien yo admiraba las historias de ambos, despreciaba toda proximi-
dad a los dioses de mi madre y al dios de mi padre; era anarco-socialista y sentía
una profunda admiración por León Trotski, quien en ese entonces estaba exiliado
en México. Yo trabajé con el hasta el día de su asesinato ocurrido a unos cientos
de metros de mi domicilio en mil novecientos cuarenta.
Después del asesinato de León decidí irme a Rusia, pues quería unirme a los
combatientes del Ejército Rojo, a quienes ahora les tocaba pelear contra el na-
zismo. Viajé en barco desde México hasta el puerto de Vladivostok y atravesé
Siberia pues era casi imposible, debido a la guerra, llegar a la Unión Soviética a
través de Europa.
Con un nuevo pasaporte mexicano a nombre de Luis Cárdenas, doctor en
74
medicina, me enrolé en los cuerpos médicos del Ejército Rojo.
No quise darme a conocer por mi antiguo nombre porque seguramente figu-
raría en los archivos de la policía secreta de Stalin como ex colaborador de
Trotsky y, por consiguiente, enemigo del régimen.
Necesitaban médicos desesperadamente y nadie me preguntó cómo había
aprendido el idioma.
Me pusieron al frente de uno de los tantos hospitales de campaña que acom-
pañaban la retirada del ejército soviético a través de las estepas rusas.
A fines de 1941 yo había entrado con los restos de las brigadas sobrevivien-
tes a la sufrida Stalingrado. Ya nuestros hospitales prácticamente habían desa-
parecido por falta de insumos.
Cuando llegué a la ciudad me encontraba deshumanizado, había visto dema-
siada muerte y sufrimiento en los campos de batalla, pero el sitio de Stalingrado
me conmovió profundamente. La lucha de ese pueblo por sobrevivir fue uno de
los momentos más heroicos que me tocó vivir.
Las tropas nazis habían alcanzado las puertas de la ciudad destruida y la
cercaron. La orden era resistir hasta el fin, no entregar la ciudad. En realidad, el
odio hacia los alemanes hacía innecesaria la orden, pues entre civiles y soldados
la determinación era no rendirse y, además, teníamos la esperanza de que al
intensificarse el invierno llegarían refuerzos a través del manto de hielo que cu-
briría al rio Volga a nuestra retaguardia. Todos estaban dispuestos a morir y yo
también.
Para los soldados había alimentos, para los civiles no.
Muchos habitantes murieron de inanición y de frío, otros apelaron a las ratas
y al canibalismo comiendo trozos de soldados, enemigos, caídos en la batalla.
Así estuvimos hasta que los alimentos comenzaron a pasar a través del río
congelado. Junto con ellos también llegaron nuestros soldados. Y finalmente
rompimos el sitio. Fue el tiempo en que les tocó morir a nuestros enemigos: co-
menzó el contraataque y la persecución. Cientos de miles de alemanes, italianos,
españoles y croatas del ejército nazi quedaron para siempre en las heladas es-
tepas de Rusia.
Yo ya tenía el grado de comandante de Hospitales de Campaña.
Y así, persiguiendo y matando, entramos nuevamente en Polonia. Yo creía
haberlo visto todo, pero cuando llegamos a los campos de concentración me di
cuenta de que todavía me faltaba conocer la maldad completa.
Había visto la maldad de la ignorancia, de la ambición, de los que esgrimen
75
a Dios para sojuzgar al prójimo. Pero nunca había visto a los hombres abandonar
todo atisbo humano para matar y torturar sin piedad a chicos, mujeres y ancia-
nos; iguales a sus hijos, sus esposas o sus madres.
Habían pasado mil novecientos años en los cuales la Iglesia Católica siste-
máticamente había sembrado el odio a los judíos, y los nazis lo cosecharon, pero
la semilla fue sembrada por la Iglesia.
Para los nazis, los judíos eran una inmensa plaga de insectos. Eran insectos
niños, rubios, morochos, con sonrisa de niños, con cariño de niños, con fragilidad
de niños, pero para ellos eran insectos propagadores de “la peste” del judaísmo.
Había jóvenes de catorce, quince, dieciséis años, maravillosos como todos los
adolescentes del mundo, como lo eran sus propios hijos. Pero debían ser elimi-
nados, junto con sus sueños, sus proyectos y amores porque también eran in-
sectos capaces de trasmitir la plaga del judaísmo.
Así con las madres, con los hombres sorprendidos, con los ancianos indefen-
sos, para ellos también hubo humillaciones, torturas y muerte. Debían destruir
su humanidad y exterminarlos. Tenían el deber supremo de acabar con la plaga.
Yo creía haberlo visto todo... y pensé que muchos murieron rezando arrodi-
llados, esperando la mano de un Dios que nunca vino.
Me puse a ayudar a los sobrevivientes.
Una tarde, en el campo de concentración de Auschwitz, estaba trabajando,
tratando de traer para el lado de la vida a los moribundos rescatados del cata-
clismo, cuando accidentalmente me encontré con un depósito donde se acumu-
laban las pertenencias de las víctimas asesinadas en las cámaras de gas.
Estaba todo lo que se les había permitido llevar a esos pobres infelices en-
gañados.
Había muchos objetos de culto, que provenían de hogares y sinagogas de
Europa. Antiguas Biblias, rollos sagrados, candelabros, estrellas de David y
tantas otras cosas. Los propios prisioneros se habían encargado de catalogar
e inventariar todo por orden de sus carceleros.
Rodeado de todos esos símbolos, mi memoria fue retrocediendo hasta recor-
dar que pocos días antes de su muerte mi padre me había entregado los antiguos
rollos de la familia y me había pedido que los conserve pues contenían la historia
de nuestro pueblo.
En ese campo de concentración comprendí que mi padre era un judío, des-
cendiente de antecesores (los criptojudios) que habían mantenido en secreto
durante trescientos años su antigua religión; y quise, con toda mi fuerza, ayudar
76
a estos hombres casi moribundos que tenían sus mismas creencias. Yo no era
creyente, pero sentí que aquellos que morían por respetar un libro (LA BIBLIA)
eran también mis hermanos.
En ese lugar aprendí cuáles eran las ideas modernas de mis nuevos herma-
nos hebreos:
Querían volver a Palestina, su vieja patria, ocupada por los británicos, y re-
fundar allí su antigua nación. En esas tierras predominaba el islamismo, que ha-
bía sido tolerante con los observantes de la religión judía a lo largo de mil tres-
cientos años.
Ellos consideraban ese lugar el último refugio ante las matanzas alentadas
por el catolicismo a lo largo de los siglos, que habían culminado en los campos
de exterminio masivos, en los que habían aniquilado a la mayor parte de los
judíos de Europa.
Muchos de aquellos que rescatamos del holocausto eran socialistas y todavía
creían en un mundo de justicia e igualdad.
Pensé en sumarme como un refugiado más a las filas de aquellos desgracia-
dos que querían esperanzadamente volver a la tierra de sus antepasados.
Me acerqué entonces a los comandos clandestinos de la Haganá (el futuro
ejército de Israel, que ya operaba en Europa) y les conté de mis orígenes he-
breos, y también que en la actualidad era oficial médico del ejército Rojo y quería
colaborar con ellos en la evacuación de los sobrevivientes judíos a Palestina.
No me preguntaron nada, (pues nadie que no fuera judío podía estar tan loco
como para querer serlo después de esa masacre, incluso algunos de los sobre-
vivientes se habían convertido a otras religiones) me aceptaron directamente y
al día siguiente ya formaba parte de los comandos.
A los pocos meses, ya era jefe de un grupo que reunía refugiados y los em-
barcaba desde el puerto de Odesa.
Los servicios secretos soviéticos nos ayudaron y me permitieron que me
uniera a ellos pues para ellos Inglaterra y el capitalismo eran sus enemigos, no-
sotros éramos de ideas izquierdistas y pensaban que el establecimiento de un
país socialista en medio del feudalismo y el colonialismo reinante en el mundo
árabe era fundamental para la causa. De cualquier manera, actuaban como filtro
y trataban que no embarcáramos a judíos religiosos, pues los consideraban
enemigos de la doctrina.
Ninguno de nuestros barcos naufragó, ni cayó en manos de los ingleses,

77
quienes trataban por todos los medios de prohibir estas acciones por el compro-
miso contraído con los pueblos árabes.
Pragmáticos como siempre, los ingleses habían aprobado la declaración Bal-
four en 1917, que bregaba por el establecimiento de los judíos en Palestina, pero
en 1948 se ponían del lado árabe vislumbrando ya el poder del petróleo.
En marzo de 1948 desembarqué en la tierra de Israel. Ya formaba parte del
naciente ejército clandestino: la legendaria Haganá.
Fui inmediatamente enviado al sur, a la frontera con Egipto, donde se habían
instalado colonias agrícolas fortificadas. En caso de una guerra abierta, serían la
primera línea defensiva ante un ataque enemigo.
En mayo estalló la guerra, para mí la más gloriosa que vi; éramos miles, casi
sin armas, contra cinco ejércitos de países árabes perfectamente equipados.
Era la revancha judía, la revancha del gueto de Varsovia, la revancha de los
campos de concentración; era borrar el estigma de cobardes y pusilánimes in-
culcado por la Iglesia Católica a través de los siglos; era el homenaje a los igno-
rados miles de combatientes judíos que murieron peleando contra el nazismo en
los ejércitos y en la resistencia aliada.
Un millón quinientos mil soldados de ascendencia judía habían combatido en
los ejércitos aliados contra los alemanes. Y decenas de miles habían formado
parte de la resistencia en Francia, Italia y otros países ocupados por el
nazismo, pero no teníamos una nación judía, un ejército nuestro y no pudimos
evitar la masacre. Mujeres, niños y ancianos fueron llevados a los campos de
concentración, la realidad es que era gente engañada, sin capacidad de defen-
derse, incluso muchos hombres cayeron en la trampa creyendo que los alema-
nes los llevarían a campos de trabajo y los pocos judíos combatientes no tenían
posibilidades ni logística para evitar semejante masacre. La mayoría no creyó
que ese odio inculcado al judío a través de cientos de años por las iglesias cris-
tianas en Europa podía llegar a hacer tanto daño.
Esta era la oportunidad de acabar con la falsa vergüenza de haber ido como
corderos a los campos. Eso nos pasó porque no habíamos comprendido la mag-
nitud de la maldad humana, la magnitud de la complicidad indiferente de la ma-
yoría de las naciones del mundo.
Con el grado de capitán dejé los hospitales de campaña en manos de otros
médicos y enfermeros (había muchos, aunque contábamos con pocos elemen-
tos) y me fui a pelear. Me sentía parte de esos hombres dispuestos a morir para
recuperar su tierra perdida. Ni siquiera cuando ayudaba y sacaba refugiados de
78
los campos había sentido a ese pueblo como mío.
Hasta ese momento, la única sangre que consideraba propia era la de mi
madre, la sangre indígena de América, y así había vivido. Ahora me acompañaba
también la sangre de mi padre judío descendiente de aquellos que durante tre-
cientos años habían adorado al Dios de la Biblia en secreto en la antigua colonia
española. No me había guardado de él ni los recuerdos. Y ahora volvían.
La colonia donde me instalé era una de las más cercanas a la frontera egip-
cia; sabíamos que sería una de las primeras en ser atacadas. Evacuamos a los
niños y a algunas mujeres, el resto se quedó. Éramos alrededor de cuarenta,
teníamos treinta y cinco fusiles, algunas pistolas, varias granadas y bombas mo-
lotov fabricadas con botellas de combustible.
Nuestra misión era detener el mayor tiempo posible el avance del ejército
egipcio, mientras la Haganá preparaba la defensa unos veinte kilómetros dentro
del territorio, en un terreno más apto.
Estaban conmigo tres veteranos del Ejército Rojo y cinco muchachos judíos
estadounidenses que habían hecho la campaña de Italia durante la Segunda
Guerra Mundial. Los demás no tenían experiencia de combate, eran simples ha-
bitantes del kibutz fundado por ellos hacía pocos años.
Al amanecer del 20 de mayo de 1948 nos atacaron. El día anterior, la Haganá
(que sería en poco tiempo la base del futuro ejército de Israel) nos había man-
dado una bazooka y treinta proyectiles con un tirador experto. Era un hombre de
unos cincuenta años, sordomudo, que no pesaba más de sesenta kilos, de as-
pecto árabe. No nos alcanzaron a decir cuál era su nacionalidad, solo nos dijeron
su nombre: se llamaba Jaim. Debíamos dejarle hacer su trabajo y no olvidar de
acercarnos a él siempre por delante, pues si percibía una presencia detrás, se
daba vuelta con un filoso chuchillo en sus manos listo a defenderse de la su-
puesta agresión, ya había herido seriamente a un compañero que no tuvo en
cuenta la advertencia.
Le puse a Iván, el más fornido de los rusos, a su lado como colaborador; era
un simpático y alegre muchacho.
Unas horas antes del ataque, al anochecer, Jaim le indicó a Iván por señas
que lo siguiera con las municiones; le hizo cavar trincheras donde las fueron
dejando. Todas ellas a una distancia de alrededor de cuatrocientos metros de
nuestras fortificaciones. Cuando terminaron –ya comenzaba a amanecer– le or-
denó a Iván por señas que volviera, pero él se negó; Jaim sacó el cuchillo y lo
obligó a retirarse. Cuando el ruso volvió para recibir nuevas instrucciones, una
79
avanzada del ejército egipcio ya asomaba por el extremo sur del valle, aproxi-
madamente a dos mil metros.
Eran cinco tanques, dieciséis camiones con soldados y un jeep donde iba su
comandante.
Informé a la base del inminente combate, me contestaron que tratarían de
mandar ayuda y posiblemente un avión de apoyo, pero en esos momentos esta-
ban recibiendo informes de contactos con el enemigo en todos los frentes, y todo
dependía de las órdenes del comando central de Tel Aviv.
La columna llegó hasta cerca de doscientos metros del perímetro defensivo.
El primer disparo de los tanques pegó de lleno sobre uno de nuestros puestos
de observación. Dos combatientes que se encontraban ahí murieron en el acto,
era una pareja formada por un uruguayo y una argentina. No tenían más de
veinte años y hacía apenas dos meses que habían llegado a Israel.
Estábamos en las trincheras, los tanques avanzaban y era inútil tirarles con
armas livianas, pues los soldados egipcios se escondían detrás de los blindados;
igual disparábamos para distraer su atención y darle tiempo a Jaim. De pronto
nuestro hombre comenzó a disparar con la bazuca desde atrás de la formación
enemiga; fue increíble, pues con cinco disparos destruyó los cinco tanques en
menos de diez minutos. Iba cambiando de posición continuamente y las tropas
no lo podían localizar.
Salí de las trincheras con ocho combatientes para ayudarlo, en ese momento
él estaba atacando los camiones de transporte, pero ya los soldados egipcios
rodeaban la zona donde se encontraba. El resto de mis hombres salió de sus
escondites y contraatacó; matamos alrededor de treinta soldados en cuestión de
minutos.
El comandante egipcio dio orden de retirarse. Las tropas abandonaron el
campo de batalla en sus camiones, pero nos dejaron dos vehículos intactos,
también armas y municiones; en ese instante un pequeño avión de reconoci-
miento de la Haganá sobrevoló el kibutz. Fue la única e irónica ayuda que reci-
bimos.
Cuando regresamos, Jaim ya nos estaba esperando. Todos quisimos abra-
zarlo, pero no nos permitió hacerlo, aunque por primera vez levantó la vista y nos
miró a los ojos, sin sonreír, pero sin el rencor percibido en él la noche anterior.
Sabíamos de cualquier manera que el kibutz sería arrasado, pero el comando
central nos pidió tratar de resistir por lo menos cuatro o cinco días antes de aban-
donarlo y prometió mandarnos refuerzos lo antes posible.
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El 21 de mayo por la mañana llegaron otros veinte combatientes. Eran hom-
bres y mujeres que pertenecían al legendario Irgun (la organización guerrillera
derechista responsable de la voladura del hotel King David de Jerusalén, donde
se alojaba el comando inglés); traían más armas, municiones y dos cañones an-
titanques. Su jefa, Jana, era una magnífica pelirroja de treinta y cinco años; ape-
nas la vi me gustó, su sola presencia imponía disciplina al grupo, siempre en
ropa de combate, sin el menor atavío femenino, igual desbordaba sensualidad.
Era la única persona a la cual Jaim miraba con respeto y admiración; supe más
tarde que durante diez años había estado bajo sus órdenes.
Formé con ella un comando conjunto y durante todo el día cavamos nuevas
trincheras e hicimos más fortificaciones fuera del perímetro defensivo, en direc-
ción sur. Allí ubicamos uno de los cañones antitanque, a Jaim con la bazuca y al
resto de los muchachos del Irgún con Jana a la cabeza. Mientras, yo me encar-
gaba de la defensa de las instalaciones del kibutz.
Contábamos con que el flamante ejército de Israel (Tzahal) impediría el
avance de las columnas egipcias por los pasos existentes al este y al oeste de
nuestra posición, mientras nosotros aguantábamos el ataque que vendría desde
el sur, directamente de la frontera egipcia.
Los dos camiones capturados y quince camellos comprados a unos beduinos
leales a Israel quedaron en la retaguardia, del otro lado de la colonia, para facili-
tar nuestra retirada. No contábamos con otros medios de transporte.
En la mañana del 22 de mayo, un rumor de motores se extendió por el de-
sierto; una hora antes de tomar contacto visual con las tropas egipcias el viento
nos traía su presencia.
Esta vez no venían cinco tanques, era una brigada completa formada por más
de doscientos vehículos motorizados y alrededor de mil hombres de infantería.
Cuando estábamos observando con los largavistas la primera columna, un
ruido más poderoso de motores nos sorprendió; era la aviación egipcia. Apenas
pudimos resguardarnos, no teníamos defensa antiaérea y en diez minutos arra-
saron las instalaciones de la colonia.
El bombardeo nos costó tres muertos y siete heridos a los que evacuamos
después del ataque hacia donde teníamos escondidos los camiones.
Un grupo de beduinos se acercó a nuestra retaguardia y se ofreció a llevar a
los heridos a las posiciones del ejército que se encontraban cercanas a la ciudad
de Beer Sheva. Confiamos en ellos y así lo hicieron.
Finalmente llegó el ataque. Destruimos más de veinte tanques. Jaim tuvo que
81
ir a buscarlos. Ya habían adquirido experiencia en el ataque anterior y no se
acercaban, bombardeaban desde lejos.
Casi sin nuevas bajas, nos mantuvimos peleando durante cuatro días contra
las tropas enemigas. Avanzaban de noche y combatían durante el día. Nos es-
tábamos quedando sin municiones. En la mañana del quinto día, el ruido de tan-
ques nos sorprendió nuevamente. Más columnas egipcias venían avanzado por
el oeste, habían sobrepasado las defensas de nuestros vecinos y ahora nos ata-
caban desde ese flanco; mis fortificaciones miraban preferentemente hacia el sur
y estábamos desprotegidos. El cañón antitanque del kibutz quedó sin municio-
nes, y Jaim, Jana y su grupo se encontraban a más de dos kilómetros de nues-
tras posiciones.
Al quedarnos sin proyectiles, nuestra táctica fue dejarlos entrar y atacar a los
tanques con bombas molotov, pero la infantería nos disparaba cuando nos des-
cubríamos demasiado.
Peleamos como leones de Judea. Los espíritus de los antiguos guerreros
macabeos flotaban en el aire del desierto apoyándonos. Solo cinco combatientes
heridos pudimos salir del kibutz, el resto quedó para siempre entre la arena y las
piedras de ese sitio que habían elegido para consumar sus sueños de un mundo
más justo.
Llegué casi desangrado a la retaguardia; un balazo me había atravesado el
omóplato y tenía otra bala incrustada en el muslo, también me faltaba la mitad
del dedo índice de la mano izquierda. Nunca sentí el impacto de las balas, tapoco
me di cuenta en qué momento perdí medio dedo, tal vez me lo había arrancado
la misma bala que me atravesó el omóplato.
Los egipcios se detuvieron sobre los restos del kibutz. Parecía que las colum-
nas querían reagruparse y ordenarse para continuar. Jana llegó al mismo tiempo
que nosotros a la retaguardia. Empleando tácticas de guerrilla había perdido so-
lamente tres hombres y el cañón antitanque. Alcancé a ver también a Jaim con
su bazuca antes de perder el conocimiento por efecto de la morfina.
La guerra terminó en pocas semanas. El Tzahal contraatacó en todos los
frentes y venció. No pude volver a participar en los combates. Una infección me
tuvo al borde de la muerte.
Cientos de episodios similares habían sucedido en todo Israel. Gracias al co-
raje y la determinación de esos hombres y mujeres, el pueblo judío saltaba de
las páginas de La Biblia a los llanos y montañas de esas tierras que volvían a
teñirse de rojo con la antigua sangre de los hebreos.
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Algunos nacieron y disfrutaron de Israel antes de morir, pero otros, después
de haber soportado la guerra de Europa y los campos de concentración, habían
bajado de los barcos directamente para luchar y sucumbieron. Por unas pocas
horas habían sido israelíes, por unas pocas horas habían sido hermosos como
mariposas del mediodía y bravos como leones del desierto.
Después de veinte siglos de dispersión derramaban su sangre en la tierra de
la que un día salieron sus antepasados.
Jana me visitó muchas veces durante mi convalecencia. Ella continuó con su
carrera militar y cuando salí del hospital ya éramos una pareja formal. Una vez
repuesto de mis heridas, me uní a un grupo de voluntarios y refundamos el ki-
butz.
Allí viví durante cuatro años. Jana estuvo conmigo los dos primeros, trabaja-
mos arduamente en la reconstrucción y en los nuevos sistemas de riego. Era
una colonia joven, se había instalado por primera vez poco antes de la guerra de
la independencia en pleno desierto del Neguev.
Jana volvió al Ejército y llegó a ser la oficial de más alto rango de la época,
se casó y tuvo hijos. El tema de los hijos fue el motivo de nuestra separación,
pues yo no tenía deseos de ser padre y ella adujo que a los treinta y siete años
estaba en el límite de su fecundidad y tenía mucho miedo de no poder llegar a
ser madre. La dejé marchar; el nuestro no había sido un amor intenso, pero ha-
bíamos vivido en perfecta armonía. Recuerdo los compartidos atardeceres del
desierto. En el instante de la caída del sol todo tomaba un mágico tinte rojizo.
Rojo era el aire, rojas las piedras, roja su cabellera y roja la hermosa sonrisa de
Jana iluminando su rostro.

83
Capítulo 9

La lucha anti-británica y la creación del Estado de Israel, entre el “Nunca


más” y el “Ajarai” (Síganme)

Como consecuencia del Holocausto y la Segunda Guerra Mundial, el pueblo


judío quedó diezmado y nuevamente diseminado, los remanentes en Europa en
su amplia mayoría buscaban nuevos horizontes de emigración, un nuevo hogar.
Muchos de ellos optaron por emigrar a Eretz Israel que se encontraba bajo el
Mandato Británico, que continuaba con su política del “Libro Blanco” de 1939
de limitar la inmigración judía, debido a la presión de los intereses económicos
petroleros ligados al mundo árabe y también a las presiones de los palestinos,
liderados por el Muftí de Jerusalén, Haj Amín El Husseini, restringiendo las
cuotas entregando pocos certificados de autorización de inmigración a los judíos.
Las únicas vías para las masas de refugiados era intentar arribar a Eretz Israel
en forma ilegal, o buscar países que los recibiesen en el mundo – por ejemplo,
en el continente americano o Australia.

El liderazgo judío comenzó a presionar para que Gran Bretaña abra sus puertas,
y para que la nueva Organización de Naciones Unidas (ONU) reconozca y
legitime la creación de un estado judío soberano.

Los movimientos juveniles activos durante el Holocausto forjaron el concepto del


“Nunca Más” y lo plasmaron con sangre y fuego en los años siguientes a la
finalización de la Segunda Guerra Mundial, en el territorio de Eretz Israel-
Palestina bajo Mandato Británico y luego en el joven estado hebreo a partir del
14 de mayo de 1948.

1. El “Movimiento de Rebelión Hebrea”:

Etapa final del Mandato Británico sobre Palestina-Eretz Israel en los años
1945-1948.

Los movimientos de resistencia clandestina (Haganá, Leji, Etzel), ya


mencionados anteriormente, mancomunaron sus esfuerzos para lograr la
creación de un Estado Judío, ejerciendo presiones sobre Gran Bretaña, a través
de la organización del” Movimiento de Rebelión Hebrea “unificada. Fue
establecido en octubre de 1945, bajo el impacto del Holocausto y de los enormes

84
esfuerzos militares hechos por voluntarios judíos de Eretz Israel que se
incorporaron al ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial.

Esta organización techo de coordinación de operaciones militares anti-británicas


perduró hasta agosto de 1946. Durante este período se llevaron a cabo once
grandes operaciones, ocho de ellas lideradas por el Palmaj y la Haganá, y tres
por el Irgún y el Leji, así como gran cantidad de operaciones menores. Las más
notables de estas operaciones fueron:

a) “La Noche de los Aviones” – llevada a cabo por el Irgún y el Leji el 25


de febrero de 1946 contra aeropuertos británicos, en la cual fueron dinamitados
y destruidos decenas de aviones militares británicos.

b) La liberación de 200 miembros de la Aliá Bet del campamento de


detención de Atlit organizada por la Haganá.

c) Acciones de sabotajes en las vías férreas y estaciones de tren en la


“Noche de los Talleres de la estación de trenes de Haifa” – llevada a cabo por
el Leji el día 17 de junio de 1946.

d) Ataques contra estaciones de policía británica.

e) La destrucción de diez puentes en todo el país en la “Noche de los


puentes” – 16 al 17 de junio de 1946, con el fin de interrumpir las vías de
aprovisionamiento del ejército británico, operación llevada a cabo por el Palmaj.

La represalia británica fue de alto impacto, el sábado 29 de junio de 1946 en el


marco de la “Operación Ágata” en la cual participaron unos 17 mil soldados, se
impuso un estado de sitio a las grandes ciudades donde se concentraba la
población judía – Haifa, Jerusalén y Tel Aviv, Ramat Gan, Natania, además de
muchos kibutzim y moshavim – y se emprendió una búsqueda casa por casa,
para ubicar armamentos y detener a líderes judíos. Unos 2.700 fueron llevados
presos, entre ellos figuras prominentes como Moshé Sharet. Ben Gurión se
encontraba de viaje por Europa, por lo cual no fue atrapado. El edificio central de
la Agencia Judía en Jerusalén – ente central de organizaciones hebreas, que
incluía a la Organización Sionista Mundial y a líderes prominentes del mundo
judío que estaban a favor de la construcción de estado judío en Palestina-Eretz
Israel – fue invadido y miles de documentos fueron incautados.

La respuesta del Movimiento de Rebelión fue el atentado al Hotel Rey David


en Jerusalén. Esta operación, la más emblemática y polémica, llevada a cabo
85
por el Movimiento fue ejecutada por el Irgún el día 22 de julio de 1946, en dicha
operación fue dinamitada el ala sur del prestigioso hotel donde estaba situada la
Administración central del gobierno mandatorio británico.

En agosto de 1946, por causa de la “Operación Ágata” y el atentado al Hotel


Rey David, Jaim Weizmann, presidente de la Organización Sionista Mundial,
hizo un llamamiento para poner fin a todas las actividades bélicas hasta que una
decisión sea alcanzada por la Agencia Judía, ente aceptado por el Mandato
Británico como interlocutor del pueblo. Esta adoptó la recomendación de
Weizmann. La decisión fue aceptada con mucha resistencia por la Haganá, pero
rechazada por las otras dos organizaciones militares.

Como consecuencia de ello el Movimiento de Rebelión fue disuelto, y cada uno


de los grupos fundadores continuó funcionando de acuerdo a su propia política.

2. El contexto histórico de la guerra de la independencia, entre la lucha


diplomática y la lucha armada:

Todas estas fuerzas paramilitares estaban acostumbradas a la clandestinidad,


por lo cual no había certeza de que podrían afrontar las consecuencias de una
guerra en gran escala con el mundo árabe. Su poderío recién se pondría a
prueba a partir de la creación del Estado de Israel.

El año 1947 se caracterizó por la aceleración de la voluntad de Ben Gurión de


establecer un estado judío soberano, (luego de su visita a los campos de
desplazados/refugiados en Europa) y por el gran esfuerzo que significó para el
trabajar en dos caminos paralelos hacia su objetivo principal, a saber:

A. La búsqueda de apoyo político a nivel internacional, especialmente ante la


administración del presidente estadounidense Harry Truman, y ante Stalin y el
partido comunista soviético.

B. La compra de armas y de recursos militares para sobrellevar una posible


guerra con los vecinos árabes, siendo consciente de que la lucha de los árabes
palestinos seria apoyada por estos.

El día 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas


votó por amplia mayoría la partición de Palestina-Eretz Israel en dos estados,
uno judío y otro palestino. – 33 países votaron a favor, entre ellos: Estados
Unidos, Unión Soviética, Francia, y de América Latina: Bolivia, Brasil, Ecuador,
Guatemala, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Venezuela, y Uruguay; 13 en
86
contra: países árabes e islámicos, de Europa sólo Grecia y de América Latina
sólo Cuba; y 10 abstenciones, incluyendo a Gran Bretaña y a los siguientes
países latinoamericanos: Argentina, Chile, Colombia, El Salvador, Honduras y
México

El 30 de noviembre comenzó la “Guerra de la Independencia”, y según Ben


Gurión en ese momento, las fuerzas militares judías estaban compuestas por
los siguientes elementos - sin incluir a las organizaciones para-militares
independientes y disidentes:

1. Unos 30.000 miembros de la Guardia civil, – una milicia con breve


entrenamiento militar, destinada a defender los poblados judíos, que formaban
parte de la “Haganá”, compuesta por gente mayor en edad.

2. Infantería de jóvenes entre 18 y 25 años, con un mejor entrenamiento militar:


alrededor de 10.000 jóvenes.

3. Fuerzas comando del “Palmaj”, creado en mayo de 1941 para combatir contra
una posible invasión nazi y luego convertidas ellas en una fuerza militar de élite
muy bien entrenada, que también dependía de la “Haganá”. Comenzó con 100
luchadores voluntarios y en 1948 llegó a incluir entre 2.000 y 3.000 combatientes,
insertados en los Kibutzim, y divididos en tres brigadas (incluyendo fuerzas
auxiliares y de inteligencia).

4. La “Organización Militar Nacional” (Etzel, o Irgún) dependiente del


movimiento Revisionista-Jerut liderado por Menájem Beguin, que contaba con
unos 3.000 adherentes, aunque la mitad de ellos no tenía entrenamiento militar.

5. El “Leji”, que contaba con 3.000 miembros, pero con un reducido número de
combatientes muy bien preparados.

Ambas organizaciones disidentes – el Etzel/Irgún y el Leji – se habían


especializado en una lucha de guerrilla urbana.

Estas divisiones continuaron hasta el 26 de mayo de 1948, día en el cual Ben


Gurión dio la orden de establecer el “Ejército de Defensa de Israel” (Tzahal:
Tzvá Haganá Le Israel, por sus siglas hebreas).

A todas estas fuerzas se sumaron ex combatientes del Ejército Británico durante


la Segunda Guerra Mundial, en especial aquellos procedentes de la “Brigada
Judía Combatiente” (ver en el capítulo anterior).

87
Asimismo, es importante recordar al “Reclutamiento del exterior” (“Gajal” por
sus siglas en hebreo: “Guius Jutz La Aretz”). Era una unidad compuesta por:
a) sobrevivientes del Holocausto de Europa y los campos de encerramiento
británicos en Chipre.

b) Judíos del Norte de África, traídos como nuevos inmigrantes, la mayoría


llegados luego de la Declaración de la Independencia del Estado de Israel.

Esta unidad llegó a sumar miles de combatientes a las fuerzas de defensa. Con
un entrenamiento militar muy básico, muchos de ellos fueron enviados de
inmediato al frente de batalla (por ejemplo, en los sangrientos combates de
Latrún contra la Legión Jordana). En ese lugar se produjeron cinco
enfrentamientos, entre el 25 de mayo y el 18 de julio de 1948, para dominar ese
acceso estratégico que comunicaba Tel Aviv con Jerusalén. Allí jóvenes
sobrevivientes de la Shoá recién llegados y entrenados cumplieron un rol
decisivo y muchos de ellos sacrificaron sus vidas.

La mayor parte de estos luchadores judíos extranjeros fueron insertados en


unidades de combate de primera línea en el frente de batalla, siendo su aporte
decisivo en el desarrollo de la Guerra de Independencia de Israel. Por ejemplo,
en el Batallón Palmaj que luchó en Beer Sheva en el Neguev, y en el Batallón
Harel, que como ya dijimos combatió en la región de Jerusalén y Latrún. Estos
voluntarios y nuevos inmigrantes judíos constituyeron más de la mitad de las
tropas. Muchos otros se incorporaron también a los demás Batallones del
Tzahal.

Igal Alón, comandante del Palmaj, dijo al respecto: “Ellos reforzaron las filas de
las unidades de combate que habían perdido muchas vidas, y hombro a hombro
con los “sabras” resistieron en el frente de batalla, y pagaron con sus vidas el
duro precio de la victoria militar”. Esta sangrienta Guerra de la Independencia
cobró las vidas de casi el 1% de los habitantes del joven Estado de Israel; es
decir unos 3.600 combatientes y 2.400 civiles murieron en la contienda. Se
estima que más del 20% de los soldados caídos – 858 eran Olim (nuevos
inmigrantes) que sacrificaron sus vidas por el joven estado, al que apenas habían
conocido.

La relación de fuerzas entre los combatientes judíos y las fuerzas árabes varió
en el transcurso de la Guerra de la Independencia. En abril-mayo, antes del
establecimiento del Estado de Israel, los árabes palestinos contaban con unos
88
18.000 combatientes, mientras que los judíos llegaban a 23.300 combatientes
(antes de la creación de Tzahal, incluyendo a las fuerzas disidentes, ex
combatientes de la Segunda Guerra Mundial y fuerzas voluntarias llegadas del
exterior).

El día 15 de mayo, con la invasión de cinco ejércitos regulares de países árabes


– Líbano con 2.000 soldados, Siria con 2.750, Irak con 2.700, Jordania con 6.500
y Egipto con 5.500 soldados – las fuerzas árabes sumaban un total de 35.000
soldados. En ese crucial momento el joven estado judío pudo movilizar a 25.000
combatientes – debido al arribo de voluntarios del exterior y movilización
obligatoria nacional –, sin contar con civiles movilizados en la retaguardia. Hacia
principios de junio la relación de fuerzas se equilibró, cuando las fuerzas árabes
contaban con 36.800 soldados y Tzahal con casi 30.300 soldados en los frentes
de batalla.

Las fuerzas árabes no contaban con ejércitos bien preparados, pero estaban
muy bien pertrechadas, con apoyo de tanques, artillería, fuerza aérea egipcia y
siria, y la armada egipcia. El desafío para Israel fue enorme, no a nivel numérico,
pero sí a nivel de combatientes entrenados y cristalizados como un ejército
nacional. La brecha a nivel de armamentos era muy favorable a las tropas
árabes, por lo cual Ben Gurión tuvo que conducir operaciones de compra de
armamento en forma acelerada poco antes de la declaración de independencia,
e inmediatamente después al imponerse un embargo de venta de armas por
parte de las Naciones Unidas. Pero a medida que pasó el tiempo Israel logró
achicar la brecha, en especial gracias a la compra de armamentos
checoslovacos, con el aval de la Unión Soviética. Ello incluía aviones de
combate, a los cuales se sumaron aviones bombarderos traídos en forma ilegal
desde los Estados Unidos. Israel también poseía un mayor poder de movilización
de tropas combatientes.

La siguiente tabla muestra la relación de fuerzas combatientes árabes y judíos


en los meses abril-junio de 194827.

Tropas árabes 22 abril 1 mayo 15 mayo 21 mayo 28 mayo 4 junio


1948 1948 1948 1948 1948 1948

27
Fuente: el historiador Asaf Agin (2003) citado en: https://he.wikipe-
dia.org/wiki/%D7%9E%D7%9C%D7%97%D7%9E%D7%AA_%D7%94%D7%A2%D7%A6%D7%9E%D7%90%
D7%95%D7%AA#.D7.99.D7.97.D7.A1.D7.99_.D7.94.D7.9B.D7.95.D7.97.D7.95.D7.AA (artículo en Wiki-
pedia en idioma hebreo).
89
Líbano 0 0 2.000 2.000 2.000 2.000

Siria 0 0 2.750 2.750 2.750 3.250

Irak 0 0 2.700 5.100 5.100 7.350

Jordania 0 0 6.500 6.500 6.500 6.500

Egipto 0 0 5.500 5.500 5.500

Ejército de Salvación árabe28 3.500 3.500 2.000 2.000 2.000 2.000

Voluntarios del exterior 2.500 2.500 1.500 1.500 1.500 1.500

Palestinos locales 12.000 12.000 12.000 10.000 10.000 10.000

Total de tropas árabes 18.000 18.000 34.950 35.850 35.850 38.600

Luchadores judíos 22 de abril 1 de mayo 15 de 21 de 28 de 4 de junio


mayo mayo mayo

Infantería 16.621 17.002 17.138 17.962 20.498 22.045

Voluntarios del exterior 3.895 4.480 5.857 6.240 6.254 6.046

Mujeres combatientes 300 300 300 500 600 700

Etzel y Leji 1.500 1.500 1.500 1.500 1.500 1.500

Total de combatientes 22.316 23.282 24.795 26.202 28.852 30.291

judíos

3. La lucha por Jerusalén:

El territorio del Mandato británico de Palestina fue sometido a una partición


aprobada por la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones
Unidas) el 29 de noviembre de 1947, en la que se sugería establecer dos
Estados, uno árabe y otro judío, quedando la ciudad de Jerusalén bajo dominio
internacional.

La propuesta fue aprobada por el liderazgo judío y sionista, pero rechazada


tanto por la población árabe de Palestina como por los líderes de los países
árabes circundantes, lo que generó el inicio de la Guerra de Independencia de
Israel, cuya primera etapa – hasta la declaración de la Independencia del 14 de

28
Ejército de voluntarios de países árabes, bajo la comandancia de Fauzi Kaukji de Siria, que invadieron
territorios del Mandato británico a partir de enero de 1948, con el objetivo de prestar ayuda a los ára-
bes palestinos en su lucha contra los judíos y anular la decisión de partición aprobada en las Naciones
Unidas.
90
mayo de 1948 – fue conducida contra unidades árabes irregulares, reforzadas
por voluntarios árabes del Medio Oriente.

Desde mediados de enero de 1948, cerca de 100.000 habitantes judíos de


Jerusalén (tanto de la parte oeste como del este) fueron sometidos a un intenso
asedio por parte de las tropas árabes.

En medio de los enfrentamientos, la administración británica abandonó


Palestina-Eretz Israel el 15 de mayo de 1948, fecha en que expiraba el
Mandato Británico y un día después de que David Ben Gurión leyese
la Declaración de independencia de Israel en el Museo de Tel Aviv. Al día
siguiente los países árabes vecinos iniciaron la invasión del Estado de Israel. El
nuevo estado judío fue atacado por siete estados árabes
– Egipto, Siria, Jordania, Líbano, Irak, Arabia Saudita y Yemen. El esfuerzo
militar que permitió mantener abierto el camino entre Tel Aviv y Jerusalén, para
evitar que los barrios judíos de la ciudad cayeran en manos jordanas, llevó varios
meses de intensas luchas, y fue uno de los que más vidas les costó a Israel en
toda su historia.

El “Camino de Birmania” fue un desvío provisional entre los alrededores del


Kibutz Hulda29 y Jerusalén. Fue construido por las fuerzas israelíes durante el
asedio a dicha ciudad, y era un camino de tierra destinado al tránsito de jeeps
militares. El nombre fue inspirado por la carretera de Birmania a China construida
durante la Segunda Guerra Chino-japonesa (septiembre 1945). Su
construcción secreta fue la respuesta ante el asedio y aislamiento de Jerusalén,
pues las fuerzas palestinas tenían controladas desde los días inmediatos a la
declaración de la independencia las colinas que dominaban la ruta principal
proveniente de Tel Aviv, en el tramo entre “Shaar Ha Gai “(“Bab el Wad en árabe)
y Latrún (Kastel). Las caravanas que transportaban alimentos, armas y
suministros médicos sufrieron fuertes pérdidas, y con frecuencia no conseguían
llegar a la ciudad. La consecuencia fue el desarrollo del desvío de “Birmania”.
Este camino alternativo se completó finalmente el 14 de junio, permitiendo a
partir de entonces la circulación de provisiones – alimentos, agua y combustible
– a la hasta entonces asediada ciudad de Jerusalén. La extensión aproximada
de este camino fue de unos 10 kilómetros.

29
Kibutz fundado en 1930, ubicado cerca de la ciudad de Rejovot.
91
La partición prevista por la ONU nunca se llevó a cabo, debido a la guerra
declarada por el lado palestino y a la posterior guerra árabe-israelí durante la
cual Jerusalén fue ocupada por las tropas de Jordania e Israel, haciéndose los
primeros con la ciudad vieja y los últimos con los barrios modernos. El conflicto
dejó la ciudad dividida en dos, hasta su reunificación tras la Guerra de los Seis
Días.

Ben-Gurión visitando al Escuadrón 101 de la Fuerza Aérea Israelí en agosto de 1948.

El Rey Abdala de Jordania envió a su sexto regimiento de la Legión árabe-jor-


dana a conquistar la ciudad de Jerusalén, apenas fue declarado el joven estado
de Israel. En la segunda semana de mayo de 1948 apenas unos 1,700 judíos
permanecían en el barrio de la antigua ciudad, defendidos por 150 combatientes,
(42 de ellos pertenecían a la Haganá y al Etzel). que ocuparon los puestos bri-
tánicos de control abandonados por estos el dia 13.

Durante la noche del 19 de mayo la legión jordana se sumó a los ataques de las
fuerzas irregulares árabes en el sitio de Jerusalem y en los combates que acon-
tecían en Latrún y en Gush Etsión. Esta fuerza estaba constituida por 6 mil sol-
dados jordanos comandados por el oficial británico John Glubb Pashá.

La ciudad vieja fue rodeada y sometida a un duro asedio. Los intentos del Pal-
maj de brindar ayuda a esta pequeña comunidad judía fracasaron. Los comba-
tientes judíos estaban a punto de claudicar ante la total superioridad jordana y
palestina, pero temían que se cometan actos de asesinato masivo de los civiles.
Debido a esto la orden fue rendirse solo ante las tropas jordanas, tratando de
impulsar un acuerdo de no beligerancia con el rey Abdala.

La Legión Jordana había bombardeado en forma severa y avanzado hacia el


barrio judío. Las fuerzas de defensa iban retirándose, mientras el bombardeo
árabe destruía sinagogas y casas. Ante el sufrimiento de los judíos, escondidos
en un complejo subterráneo que comunicaba a las cuatro sinagogas sefaradíes
92
del barrio, la falta de municiones, y los muchos muertos que no podían ser en-
terrados debidamente según el ritual judío, llegó la rendición.

Uno de los héroes de esta dura batalla fue Nissim Guini, un niño de 10 años
que actuó como observador y correo de comunicación entre los puestos judíos;
el día 27 de mayo sucumbió ante el disparo de un francotirador árabe. El 28 de
mayo solo quedaban 43 combatientes judíos en condiciones de luchar. Los co-
mandantes de la Haganá, luego de un análisis frío y realista de la situación, die-
ron la orden a los defensores de presentarse ante el comandante de la Legión
Jordana, Abdala El-Tell, para negociar la rendición. Esté exigió que la rendición
sea incondicional, lo que fue aceptado por los judíos. Los combatientes debieron
entregar armamento y municiones; todo hombre sano o con heridas leves y en
condiciones de combatir fue llevado como prisionero de guerra a Jordania, y el
resto de los civiles fue llevado por la Cruz Roja a la parte occidental de Jerusalén.

Durante los combates en el barrio judío de la ciudad vieja de Jerusalén, cayeron


39 defensores y otros 30 civiles habitantes del barrio, 129 judíos sufrieron heridas
graves y sólo 20 de los combatientes resultaron ilesos. El-Tell tomó prisioneros
a unos 314 judíos, la mayor parte de ellos civiles no combatientes. Los prisione-
ros de guerra retornaron a Israel luego de nueve meses de cautiverio.

Abdala El-Tell escribió en sus memorias: “Quedó claro que los celosos judíos
mostraron una enorme resistencia y supieron defenderse muy bien. Fui testigo
de que soportaron con altura y de una forma indescriptible el sufrimiento que les
causó la guerra”.

Su conclusión, sin embargo, fue la siguiente:

"Por primera vez en 1000 años no queda un solo judío en la Ciudad Vieja, y
ningún edificio se mantiene intacto. Esto hace que su retorno aquí sea imposi-
ble”. Dos días después, la Sinagoga Hurva, construida originalmente en 1701,
fue volada por la Legión Árabe de Jordania.

El 25 de enero de 1949, aún sin haber concluido la guerra, tuvieron lugar las
primeras elecciones al parlamento israelí, en las cuales Ben-Gurión fue electo
como Primer Ministro.

El armisticio árabe-israelí de 1949 se estableció sobre la base de la línea de


demarcación, llamada Línea Verde, fijada por el avance militar de ambas partes.
Dejaba la parte oeste del lado israelí, mientras que la parte este quedaba en
93
manos de Jordania, incluyendo la Ciudad Vieja, con excepción de
un enclave israelí en el Monte Scopus, donde se encontraba la Universidad
Hebrea de Jerusalén y el Hospital Hadasa, instituciones que suspendieron sus
actividades en esa zona hasta después de la Guerra de los Seis Días, aunque
se mantuvo una presencia militar judía.

Durante la administración árabe de diecinueve años, un tercio de los edificios del


barrio judío fueron arrasados por los jordanos. Todas menos una de las cincuenta
y tres casas de culto judío que existían en la Ciudad Vieja fueron destruidas. Las
sinagogas, saqueadas y sus interiores utilizados como gallineros o establos.

Israel estableció su capital en Jerusalén en 1950 y a partir de ese hito, el gobierno


israelí invirtió cuantiosas sumas para crear empleo, edificios y oficinas para la
administración, por ejemplo, un nuevo campus universitario de la Universidad
Hebrea de Jerusalén, el Museo de Israel, y el edificio de la Knéset (Parlamento
israelí).

4. Los nuevos desafíos del joven estado judío en el campo militar:

En 1948 la tarea de Ben Gurión era colosal, construir un país en un entorno


árabe hostil, basado en 650 mil habitantes, pero con una concepción de sociedad
abierta a los judíos del mundo, con la pretensión de concentrar la mayor cantidad
posible, pero en una primera etapa estaba destinada a recibir a la masa de
refugiados, o perseguidos (en especial para sobrevivientes de la Shoá y
desplazados de países árabes).

Esta concepción pretendía a la vez forjar la identidad de los nuevos inmigrantes,


generando "judíos nuevos", es decir fomentando la identificación con los valores
forjados por las elites de la segunda (1919-1923) y tercera (1924-1929) "Aliá",
ligados a partidos obreros y a la Central de trabajadores o "Histadrut", como ser:
Trabajo productivo manual, pionerismo en la periferia – especialmente en
Kibutzim – solidaridad social, y el estudio de la lengua nacional hebrea.

Ben Gurión lideró una diplomacia neutral y pragmática, lo que permitió transitar
de un coqueteo con la Unión Soviética y el bloque soviético entre 1948 y 1950
hacia una postura pro-occidental en el marco de la Guerra Fría. Los judíos del
bloque soviético no en vano fueron llamados "judíos del silencio" y hasta la
década de 1970 quedaron aislados y enfrentados a una asimilación forzosa

94
debido a la imposibilidad de preservar marcos comunitarios o una vida judía
activa; situación que existía desde los comienzos del Stalinismo.

Hasta mediados de los años 1960 habían emigrado a Israel alrededor de 123,000
judíos de Irak, 120,000 desde Marruecos, 75,000 desde Egipto, 68,500 desde el
resto del Magreb (Norte de África), 54,500 desde Yemen, 43,000 desde
Afganistán e Irán, 37,000 desde Turquía y 26,000 desde Siria. En total cerca de
550 mil nuevos inmigrantes, que sin duda contribuyeron a forjar una sociedad
polifacética, con un gran peso de las tradiciones orientales y la cultura judeo-
árabe.

Cabe agregar que el número de refugiados palestinos que nunca fueron


asimilados por el mundo árabe al terminar la guerra de la independencia era
similar o menor a la cantidad de judíos expulsados de esos lugares. Los
refugiados judíos provenientes de los países árabes fueron incluidos y
amparados por la sociedad israelí. Mientras que en los países árabes los
refugiados palestinos fueron confinados en campamentos en Jordania, Siria,
Líbano y Gaza y nunca se les concedió ningún tipo de ciudadanía. Por motivos
económicos y políticos dichos campamentos perduran en la actualidad después
de setenta años de finalizada la contienda.

La sociedad israelí se forjó hasta fines de la década de 1950´en base a valores


que caracterizaron a la era de Ben Gurión como líder del estado judío (hasta
1963 de hecho), a su percepción socialista, y a un espíritu de integración de las
diásporas judías, tratando de integrarlas al joven estado en base a ideales
modernos y laicos, y a un anhelo de cohesión social y cultural muy difícil de
concretar.

Por sobre todo, Ben Gurión sentó las bases para la creación de un ejército
de defensa nacional (Tzahal) poderoso y capaz de afrontar amenazas de
países vecinos, y garante de la joven democracia israelí.

La generación de combatientes de la Guerra de Independencia sentó las


bases de un ejército basado en el valor del “Ajarai” (Síganme), grito de
batalla con el cual los oficiales dan el ejemplo en la batalla de liderazgo y
sacrificio personal.

... ¡Mis queridos hermanos!, la mente puesta en ellos,

plantando en el desierto, sembrando con las manos

95
la tierra de la Biblia otra vez levanté,

¡y otra vez Macabeo!,

¡y otra vez el coraje!,

¡la historia de mi sangre

tres mil años de fe!

Fragmento de “LOS RÍOS DE MI SANGRE” de Eduardo Kovalivker

96
Capítulo 10

Las Guerras del Estado de Israel

En el presente capítulo nuestra primera mención se referirá a la Campaña de


Sinaí de 1956, luego el foco será puesto en la Guerra de los Seis Días (junio
de 1967) y en el período álgido entre esta guerra y la Guerra de Iom Kipur
(octubre de 1973). Finalmente nos ocuparemos del caso Entebbe y la liberación
de los rehenes judíos e israelíes del vuelo de Air France secuestrado en julio de
1976.

El contexto histórico general fue el continuo aislamiento y rechazo de Israel


por parte del mundo árabe, que llegará a su punto culminante después de la
Guerra de los Seis Días. El líder árabe que más impulsó la lucha contra la
existencia de Israel y por un panarabismo – basado en el concepto de que la
nación árabe es más importante y supera las divisiones entre sus estados– que
conduzca a una guerra total y decisiva frene al estado judío soberano, fue Gamal
Abdel Nasser (1918-1970), quien asumió la presidencia en junio de 1956 y hacia
fines de julio nacionalizó el Canal de Suez – cruce estratégico crucial entre África
y Asia-Península Arábiga – lo que provocó la reacción inmediata de Francia e
Inglaterra, con el envío hacia fines de octubre, de tropas al Canal, para impedir
que implemente esa decisión.

Israel veía en Nasser un enemigo acérrimo y una amenaza estratégica a su


existencia, por lo cual firmó un acuerdo secreto con Francia e Inglaterra y a fines
de octubre las tropas judías conquistaron la península de Sinaí. Pero en el mes
de noviembre las potencias de entonces, Estados Unidos y la Unión Soviética
acordaron un plan de pacificación de la región, que obligó a la retirada israelí en
marzo de 1957. Éste hecho demostró una debilidad geopolítica frente a las
grandes potencias, pero a su vez mostró sus logros militares, reflejados en la
construcción de fuerzas armadas – Tzahal – poderosas, en apenas ocho años
de existencia.

En junio de 1960 el primer ministro israelí David Ben Gurión viajó a Francia en
visita oficial, por invitación del presidente francés Charles De Gaulle, quien
definió a Israel como “nuestra amiga y aliada”. Pero Israel fracasó en su intento

97
de unirse al Mercado Común Europeo, y su alianza con Francia se fue
debilitando lentamente, hasta el punto de quiebre en la Guerra de 1967. Esta
recomposición de fuerzas le impuso a Israel la necesidad de buscar una sólida
alianza a largo plazo con los Estados Unidos, país que había impuesto un
embargo a la venta de armamentos por motivos de la Campaña del Sinaí,
medida que canceló en el año 1962.

Nasser, quien salió victorioso en el plano diplomático de la Guerra del 1956,


consolidó su poder y logró conformar una “República Árabe Unida” con Siria en
los años 1958-1961. Paralelamente condujo a Egipto a una alianza estratégica-
militar con la Unión Soviética, abandonando de hecho su postura de neutralismo
frente a la Guerra Fría.

En 1963 Ben Gurión abandonó el cargo de primer ministro y fue reemplazado


por Levi Eshkol.

En el campo palestino se radicalizaron las posturas anti-israelíes, llegando a


su punto culminante a mediados de 1964 con la creación de la “Organización
para la Liberación de Palestina” (OLP) su objetivo era “arrojar a los judíos al
mar”, y convocaba a la lucha para lograr la destrucción del Estado de Israel. Ésta
era una organización techo de varios movimientos palestinos, el más importante
era el Fatah liderado por Yasser Arafat.

El acuerdo con las grandes potencias en 1956 asumía la desmilitarización de


la península de Sinaí, que pasó a ser controlada por los “Cascos Azules” de las
Naciones Unidas (ONU) pero continuó bajo soberanía egipcia y además la libre
navegación en el Golfo de Eilat y estrechos de Tirán (frente a Sharm Ha Sheikh
al sur del Sinaí). Israel aclaró que la violación de esos principios será un “casus
belli”, es decir un motivo para el estallido de una nueva guerra. Finalmente, eso
aconteció en el año 1967, momento en el cual Israel debió afrontar el enorme
poderío del presidente egipcio basado en su alianza con Siria y con el bloque
soviético.

Guerra de los Seis Días (1967). Hitos:

7 de abril: Luego de continuos ataques sirios contra agricultores israelíes se


desarrolló un combate aéreo entre aviones de la fuerza aérea israelí Mirage
(de fabricación francesa) y aviones sirios sobre las Alturas del Golán. Israel
derribó en esta batalla seis aviones sirios, algunos de ellos cayeron sobre

98
Damasco. Siria reclamó ante Egipto que ponga en práctica el pacto de defensa
entre ambos países, argumentando – con apoyo soviético – que Israel estaba
concentrando tropas a lo largo de su frontera, hecho desmentido tanto por Israel
como por la ONU.

14 de mayo: Nasser da la orden al ejército egipcio de apostarse en el Sinaí, bajo


el pretexto de que Israel concentró tropas a lo largo de la frontera con Siria,
rompiendo el convenio de desmilitarización de 1956.

18 de mayo: Egipto exige la retirada de los “Cascos Azules” de la ONU,


demanda aceptada de inmediato por el Secretario General de esa organización
internacional.

19 de mayo: Israel moviliza a sus tropas de reserva, comienza el llamado


período de “espera”, que continuará hasta el 5 de junio y se caracterizó por un
alto grado de ansiedad por parte de la población israelí y del pueblo judío en la
diáspora, y por los grandes esfuerzos diplomáticos para evitar el estallido de una
nueva guerra.

21 de mayo: Egipto moviliza a sus fuerzas de reserva militar.

22 de mayo: Egipto cierra los estrechos de Tirán para la navegación de barcos


israelíes.

26 de mayo: Nasser declara públicamente que su principal objetivo es la


“destrucción de Israel”, meta repetida varias veces en los años 1960´, y
anunciada como estrategia militar en la primavera de 1967. Nasser envía
refuerzos militares al este del Sinaí, cercano a la frontera con Israel, llegando a
concentrar 100.000 soldados y 900 tanques. Esta acción fue acompañada por
una campaña propagandística focalizada en la inevitabilidad de una nueva
guerra contra Israel.

30 de mayo: Jordania firma un pacto de alianza con Egipto y Siria, asumiendo


el compromiso de sumarse a una eventual guerra contra Israel.

1 de junio: Israel establece un gobierno de unidad y se nombra a Moshé Dayán


como ministro de Defensa. Al frente de Tzahal estaba el general Itzjak Rabin,
quien exigió al primer ministro Eshkol convocar a una reunión urgente del
gobierno para aprobar el inicio de la guerra. Éste respondió con moderación y
prometió debatir el tema en la reunión plenaria del gobierno israelí del día 4 de
junio.
99
4 de junio: Debido al pacto de alianza entre Egipto e Irak. El gobierno decide
iniciar una operación “con el fin de liberar a Israel del anillo de asfixia militar
creciente por parte del mundo árabe”.

5 de junio: a las 7:45 de la mañana la fuerza aérea israelí ataca sorpresivamente


las bases aéreas militares egipcias destruyendo gran parte de sus aviones. El
Tzahal invade la península del Sinaí. Las fuerzas jordanas inician un ataque con
morteros y cañones en Jerusalén, conquistando la sede de las fuerzas de
observadores de la ONU en Medio Oriente. Combates aéreos entre Siria e Israel.
De esta manera de da inicio a la “Guerra de los “Seis Días”.

6 de junio: Israel conquista la Franja de Gaza, el aeropuerto egipcio de El-Arish


en el norte del Sinaí, Belén y Ramallah, y además completa la destrucción de la
fuerza área jordana y los aviones iraquíes al servicio del ataque árabe en el frente
oriental.

7 de junio: Israel entra en Jerusalén oriental, siendo el punto culminante de


este ataque la conquista de la Ciudad Vieja y la recuperación del “Muro de los
Lamentos” (vestigio del Segundo Templo de Jerusalén). La Marina israelí
conquista Sharm Ha Sheikh, frente al estrecho de Tirán, además de atacar
exitosamente a la Armada egipcia en los puestos de Alejandría y Port Said.
Paralelamente, Tzahal logra la conquista de Jericó y de la mayor parte de
Cisjordania. El reino de Jordania acepta el cese de fuego reclamado por la ONU,
solicitado también por la Unión Soviética. Egipto, Siria e Irak se oponen al cese
del fuego.

8 de junio: Israel conquista Hebrón, incluyendo la Tumba de los Patriarcas,


Tzahal avanza hacia el Canal de Suez. Egipto anuncia esa noche que acepta el
cese del fuego. La fuerza aérea israelí bombardea las posiciones militares sirias
en el Golán.

9-10 de junio: Israel conquista las Alturas del Golán y la ciudad siria de
Kuneitra, territorio desde el cual se bombardeaba en los años anteriores a
poblados israelíes. A las 18:30 del 10 de junio entra en vigencia un cese del
fuego general, formalmente finaliza la “Guerra de los Seis Días”.

“… un hombre condenado a ser el escarnio,

la abominación, el judío,

un hombre lapidado, incendiado


100
y ahogado en cámaras letales,

un hombre que se obtina en ser inmortal

y que ahora ha vuelto a su batalla,

a la violenta luz de la victoria,

hermoso como un león al mediodía.”

Fragmento del poema “ISRAEL” de Jorge Luis Borges.

Entre el 29 de agosto y el 23 de septiembre se lleva a cabo una cumbre de


países árabes en Jartum (Sudán). En esta cumbre se proclaman los tres “no”,
es decir: no a negociaciones con Israel, no a un reconocimiento del estado judío,
no a un acuerdo de paz con Israel.

Nasser jugó un juego extremo de “suma cero” que resultó en su derrota, pero su
popularidad no mermó y cuando renunció a su cargo de presidente egipcio la
presión social de las masas lo llevó a que se mantenga en el cargo.

Para Israel fue esta una prueba de fuego, en la cual se movilizó también a
amplios sectores del judaísmo mundial, pues se despertó nuevamente el
fantasma del Holocausto. La opinión pública israelí tuvo que soportar un largo
período de espera hasta el inicio de la Guerra, con un grado de ansiedad enorme,
alimentado por las amenazas árabes de destruir al estado y de arrojar a los
judíos al mar.

Levi Eshkol, figura líder considerada poco carismática, demostró tener nervios
de acero pues fue una dura prueba adoptar la decisión de no precipitar la
escalada bélica, dar prioridad a negociaciones diplomáticas y tratar de evitar que
Israel aparezca ante el mundo como el país responsable de iniciar la Guerra.

En esta contienda finalmente Israel demostró su superioridad militar, pero pagó


un alto precio: 759 soldados caídos en los frentes de batalla, y cerca de 3.000
heridos. Pero la victoria contra fuerzas árabes unidas en una amplia coalición
liderada por Egipto, con un involucramiento total de Jordania y Siria, y
delegaciones militares de apoyo de los ejércitos de Irak, Arabia Saudita, Argelia,
Marruecos, Libia, Túnez y Sudán, fue colosal. Además, dicha coalición había
contado con el apoyo estratégico de la Unión Soviética, mientras que Israel se

101
encontraba sin una súper potencia aliada pues recién comenzaba su
acercamiento con los Estados Unidos.

La relación de fuerzas militares en esta guerra fue la siguiente30:

Países: Egipto Irak Siria Jordania Israel


Aviones 450 200 120 40 350
Tanques 1.400 630 550 300 800
Soldados 270.000 75.000 65.000 55.000 264.000

La brecha numérica entre las fuerzas militares y armamento israelí y las de la


coalición árabe era notoria, pero primó la dimensión cualitativa – el nivel de
entrenamiento de los soldados, la calidad de sus armamentos y la superioridad
de su estrategia militar. Israel contó con un total de 264 mil soldados, incluyendo
las reservas civiles, frente a un total de 465 mil soldados de la coalición árabe.
Ante la inferioridad en la cantidad de aviones y tanques, Israel tuvo que priorizar
una estrategia clara y precisa, bien diseñada y ejecutada.

A partir de la victoria militar, Israel buscó también una victoria política,


tratando de impedir la repetición de errores posteriores a la Guerra de Sinaí en
1956. Un ejemplo claro fue su intención declarada de devolver territorios a
cambio de un tratado de paz con los países árabes, en el marco de
negociaciones directas. Es por ello que Israel decidió no anexar estos territorios
conquistados (salvo Jerusalén del este y las Alturas del Golán), sino ocuparlos
bajo administración militar hasta que se logre un acuerdo de paz.

El 22 de noviembre el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó la decisión


número 242, para un futuro acuerdo posible entre Israel y sus vecinos árabes,
basado en la retirada israelí de “territorios ocupados”. Israel interpreta esa
cláusula como una demanda de retirada parcial y negociada, no como un
llamado a una devolución total de los territorios ocupados - Sinaí, Franja de
Gaza, Cisjordania incluyendo Jerusalén Oriental y las Alturas del Golán - . Su
énfasis está puesto en el avance hacia un acuerdo de paz con el mundo árabe,

30
Existen diversas versiones sobre los números presentados, con pequeñas variaciones como ser: Egipto,
entre 240 y 270 mil soldados; Siria-Irak-Jordania, entre 195 y 307 mil soldados. La coalición árabe contó
con entre 810 y 957 aviones de combate en el inicio de la Guerra. Los números con respecto a Israel son
más fehacientes y exactos: 264 mil combatientes (se estima que 214 mil eran de la Reserva civil).
102
basado en un reconocimiento formal del Estado de Israel, acuerdo rechazado
públicamente por el mundo árabe tal como ocurrió en la Cumbre de Jartum
(más conocida como la estrategia de los “tres no”).

Israel ingresó en un período de parálisis o status quo caracterizado por una


euforia y confianza plena en Tzahal. No fue fácil para la sociedad israelí digerir
la incorporación de enormes territorios en la península del Sinaí, la Cisjordania,
y las Alturas del Golán. Esta situación provocó una ola triunfalista que duró hasta
el estallido de la Guerra de octubre de 1973, más conocida como la “Guerra de
Iom Kipur”. Esta actitud triunfalista fue debida a la concepción de que los árabes
no podrían a largo plazo vencer a los judíos en el campo de batalla y que el
tiempo jugaba a favor.

Israel se atrincheró en la línea del Canal de Suez, invirtiendo cuantiosas sumas


en su defensa. En febrero de 1969 falleció el primer ministro Levi Eshkol y en
su lugar fue nombrada Golda Meir.

En marzo de 1969, Nasser intenta violar el armisticio, a través de un ataque


destinado a “terminar con la agresión israelí”, declarando nulo el cese del fuego
y dando la orden a su ejército de bombardear con artillería pesada a las tropas
israelíes asentadas en la costa oriental del Canal de Suez, “línea Bar Lev”. Israel
respondió enviando unidades comando a atacar objetivos militares egipcios del
lado occidental del Canal, bombardeando con su fuerza aérea objetivos egipcios,
y lanzando a su Armada a atacar otros objetivos estratégicos. Este período, que
se extiende hasta el mes de agosto de 1970, es más conocido como la “Guerra
de Desgaste”.

Nasser vio una vez más colapsar su estrategia destructiva frente a Israel, y debió
afrontar serias divisiones internas en el mundo árabe, que lo llevaron a convocar
a una cumbre en El Cairo hacia fines de septiembre de 1970. En dicha cumbre
se impuso también un cese del fuego entre las tropas del rey Hussein de
Jordania y los palestinos perseguidos por el ejército jordano– episodio conocido
como el “Septiembre Negro”. Al finalizar esta cumbre Nasser sufrió un ataque
al corazón y falleció a las pocas horas.

Su heredero fue Anuar El Sadat, quien asumió como nuevo presidente de


Egipto el día 15 de octubre de 1970. Sadat había sido su vice-presidente durante
dos períodos. Se alejó de la política pro-soviética de su antecesor y buscó una
vía para negociar con Israel la devolución de la Península del Sinaí. No obstante,
103
preservó durante los tres primeros años de su presidencia una línea anti-israelí,
que culminó con un ataque sorpresivo en el día más solemne de la tradición
judía, el ayuno de Iom Kipur del día 6 de octubre de 1973, acompañado por un
ataque sirio en las Alturas del Golán. De esta manera comenzó la “Guerra de
Iom Kipur”.

La Guerra de Iom Kipur – (Día del Perdón)

Esta nueva guerra conmocionó a los habitantes del Estado de Israel, por su
sorpresa y el día fijado para iniciarla, y por la falta de previsión y preparación del
liderazgo israelí.”. Había indicios de un posible ataque árabe, por amenazas
previas de Sadat y por información recabada por un espía israelí en las altas
esferas de poder en Egipto, pero el liderazgo israelí desconfió de esas
informaciones y señales anticipadas.

No obstante, los largos días de combate marcaron nuevos logros heroicos del
Tzahal, y demostraron nuevamente su superioridad ante los ejércitos árabes.

Esta guerra se extendió hasta el día 24 de octubre de 1973, es decir 19 días de


cruentos combates e incertidumbre, que finalmente resultaron en una victoria
israelí en ambos frentes – Sinaí y el Golán – pero cobró un alto costo de vidas a
Israel y a los países árabes involucrados en la contienda.

La relación de fuerzas militares en esta guerra fue la siguiente31:

Países: Egipto Siria Israel


Aviones 627 354 476
Tanques 2.000 1.642 2.100
Soldados 650.000 271.000 373.000

Al igual que en la Guerra de 1967, la relación de fuerzas a nivel cuantitativo era


muy favorable al mundo árabe, Jordania no se sumó al frente egipcio-sirio, por
lo cual el frente oriental no constituyó un desafío mayor para Tzahal. No
obstante, Jordania envió refuerzos a Siria, al igual que Irak, especialmente luego

31
También en el caso de esta guerra discrepan las fuentes en torno a las cifras de soldados, aviones y
tanques involucrados. Los números presentados por consiguiente son los más aceptados por historiado-
res. Según cifras oficiales de Israel-Tzahal: Aviones de combate: Israel 358 frente a la coalición árabe
998. Tanques: Israel 2.100, coalición árabe 4.350. Buques de guerra: Israel 37, coalición árabe 137.
Fuente: https://www.idfblog.com/spanish/guerra-de-yom-kipur-dia-dia/
104
del contraataque israelí del 11 de octubre y el avance sobre Damasco. Otros
países árabes enviaron refuerzos, como Marruecos, Irak, Túnez y Arabia Saudita
y además contaron con el apoyo militar simbólico de otros países como Cuba o
Corea del Norte. Otra diferencia fue que, si bien Sadat continuó apoyándose en
la Unión Soviética, su convicción era que sólo a través de la influencia
estadounidense lograría recuperar la Península del Sinaí. Israel por su parte
contó con un apoyo estratégico de los Estados Unidos, que le permitió
reabastecerse de armamentos durante la contienda.

El frente egipcio fue el más duro para Israel, dado que Egipto logró conquistar y
conservar una franja de 10 kilómetros en la margen oriental del Canal, con dos
grandes cuerpos de su ejército. El día 14 de octubre fue decisivo ya que en ese
día Israel logró contrarrestar un avance egipcio en el Sinaí, destruyendo 250
tanques. Al día siguiente comenzó el contraataque israelí, con el objetivo de
cruzar el Canal de Suez y rodear al tercer cuerpo de ejército.

En el frente norte Israel logró expulsar a los atacantes de las Alturas del Golán e
incluso avanzar en su territorio hasta unos 40 kilómetros de su capital, Damasco,
en los primeros días de la guerra. En el frente egipcio Israel logró rodear al tercer
cuerpo del ejército atrincherado en una franja de la costa oriental del Canal de
Suez, y con ataques comando conquistar aún más territorios egipcios al sur de
la ciudad de Ismailía. No obstante, las batallas en torno al Canal fueron
sangrientas y duras. Tomemos como ejemplo la batalla por la “Estancia China”.

El caso del Batallón No. 100 de tanquistas israelíes: Ehud Barak y Michael
Herskowitz:32

Les contaré la historia de una de las batallas más cruentas y decisivas de la


Guerra de Iom Kipur en el Sinaí, conocida como la batalla de la “Estancia
China”. En realidad, se trata de una serie de batallas que se llevaron a cabo
entre los días 15 y 18 de octubre, entre fuerzas de infantería y tanques israelíes
y el ejército egipcio, en la región que separaba el segundo y el tercer cuerpo de
éste último, más conocida como la zona de los lagos amargos. En el “Lago
Amargo mayor” al noroeste de la Península de Sinaí. Tzahal planeaba construir
puentes para cruzar el Nilo, y de esa manera rodear al tercer cuerpo del ejército
egipcio y avanzar hacia el oeste en caso de ser necesario.

32
Basado en numerosas notas sobre la Guerra de Iom Kipur y la batalla de la “Estancia china”, el testi-
monio de Michael Herskowitz es real y corresponde a la documentación sobre la guerra de Iom Kipur.
105
“La defensa egipcia fue muy dura, y estaba bien organizada, con numerosas
raquetas y misiles anti-tanques. En el primer día se cobró muchas vidas – sólo
en la noche del 15 de octubre cayeron 122 soldados israelíes, en su mayor parte
de la brigada 14. La conquista de la “Estancia China” se logró luego de cuatro
días de combates, con la participación de paracaidistas y tanquistas israelíes. El
día 17 de octubre, cuando la situación en ese foco de combates se puso álgida,
se tomó la decisión de enviar refuerzos. Se envió un batallón de tanquistas
nuevo, el No. 100, comandado por Ehud Barak – creado el día 9 de octubre con
soldados reservistas que arribaron del exterior luego de iniciada la Guerra –, .33
Barak ya era considerado un héroe de Tzahal, por haber dirigido la unidad
comando de élite “Saieret Matkal”, que liberó el avión de la compañía belga
Sabena en mayo de 1972, y en junio del mismo año comandó la “Operación
Argaz” en la cual los combatientes de su unidad secuestraron a oficiales sirios
para negociar un intercambio de prisioneros de guerra. En abril de 1973 participó
en la “Operación Primavera Juvenil” durante la cual se ejecutó a varios líderes
terroristas palestinos en Beirut.

Este batallón No. 100, es poco conocido hoy en día pues fue disuelto después
de finalizada la guerra, pero fue de suma importancia para mí – Michael
Herskowitz – dado que me incorporé al mismo, a pesar de que podía haber
exigido no ser enviado al frente de combate por haber sido herido en acción un
año antes y haber tenido por consiguiente un perfil muy bajo de salud. El día que
comenzó la Guerra fue extraño salir a la calle y ver automóviles circulando en
pleno Día del Perdón. Sin dudar, y pesar de las objeciones de mis padres, me
puse el uniforme de tanquista, tomé mi mochila y comencé a hacer dedo para
llegar al sur y sumarme voluntariamente a la lucha. Luego de pelearme para que
me suban el perfil y poder convertirme nuevamente en apto para combatir, me
asignaron a la base de tanques, pero éramos muchos tanquistas y pocos
tanques disponibles. Allí conocí al joven coronel Ehud Barak, que me informó
sobre la formación del nuevo batallón, pude subir a un tanque y por mi
experiencia previa convertirme en comandante. Un día entero nos llevó el viaje

33
Ehud Barak nació en 1942 en el kibutz Mishmar Ha Sharón, es más conocido por haber sido el Coman-
dante No. 14 de Tzahal en los años 1991-1995, Primer Ministro en 1999-2001, y Ministro de Defensa en
los años 2007-2013. Le concedieron la Medalla por Servicio Distinguido y otras cuatro condecoraciones
por el coraje y la eficiencia operacional. Se le considera el soldado más condecorado de la historia de
Israel. Barak obtuvo la licenciatura en Física y Matemáticas por la Universidad Hebrea de Jerusa-
lén en 1976, y un máster en sistemas ingeniero-económicos en 1978 por la Universidad Stanford en Palo
Alto, California, Estados Unidos.

106
con los tanques sobre los caminos de Israel, para llegar a nuestra base en el
Sinaí. Ya sobre territorio enemigo vimos pasar aviones egipcios y les disparamos
con nuestras ametralladoras, sabiendo que era inútil. Nuestra fuerza aérea, que
considerábamos invencible, los persiguió y derribó a dos de ellos, pero nuestra
alegría fue corta dado que al rato vimos cómo un misil egipcio derribaba a un
avión nuestro. El piloto logró saltar y abrir su paracaídas, y por suerte pisó tierra
cerca nuestro por lo cual pudimos protegerlo. Era muy joven y estaba shockeado,
por haber perdido su avión en su primer vuelo de combate.

Avión egipcio derribado cerca de la “Estancia China”. Archivo de Tzahal

Recién el día 14 de octubre llegó nuestro turno para sumarnos a los


enfrentamientos. A las ocho de la mañana, nuestro comandante Ehud Barak
emitió la orden para que partamos hacia el frente de batalla. Rápidamente nos
enfrentamos con tanques egipcios y comenzó nuestra guerra particular. Era clara
la superioridad egipcia en tanques y armamentos. Los combates continuaron
hasta el mediodía, cuando las fuerzas egipcias se retiraron y recibimos la orden
de no perseguir a sus tanques. Hasta el día 17 de octubre continuamos
preparándonos para la batalla siguiente. Ese día escuchamos el combate de
nuestros paracaidistas en la “Estancia China”, y de inmediato recibimos la orden
de acudir en defensa de ellos que se encontraban acosados por numerosas
tropas egipcias. Sin dudar, nuestro batallón ingresó en el campo de batalla,
expuesto a misiles y raquetas anti-tanques. De repente vimos que dos tanques
que avanzaban cerca del nuestro comenzaron a arder en llamas, y frente a
nosotros descubrimos un ataque masivo de soldados egipcios que nos
disparaban para impedir que rescatemos a los soldados de los tanques
afectados. La infantería que nos acompañaba arrojó granadas contra ellos y yo
avancé con mi tanque para impedir que se acerquen y los maten o tomen
prisioneros. Luego continuamos y llegamos hasta los paracaidistas asediados y
comenzamos a transportarlos a la retaguardia. En una de estas incursiones, bajo

107
un fuego infernal, nuestro tanque se detiene luego de recibir dos impactos.
Tuvimos que descender y continuar combatiendo como soldados de infantería,
con granadas de mano y nuestros rifles “Uzi”. Paracaidistas de nuestras fuerzas
asediadas se sumaron a mi equipo del tanque y comenzamos a repeler a las
fuerzas egipcias que nos atacaban con intenso fuego. Corrimos con todas
nuestras fuerzas hacia un canal de riego y allí nos atrincheramos. En momentos
de calma relativa los paracaidistas nos relataron la sorpresa que tuvieron al
descubrir una enorme cantidad de soldados egipcios que los esperaban, esta
emboscada les produjo enormes pérdidas. Su única preocupación era no dejar
heridos o muertos, demostrando una confraternidad verdadera. Su reacción
emotiva ante nuestra incursión fue llamarnos “sus salvadores”. A pesar de no ser
enfermero, tuve que ayudar para salvar a los heridos, viendo escenas que nunca
podré olvidar. Todo el tiempo volaban balazos encima de nosotros, y recibíamos
esquirlas por el estallido de granadas y misiles cerca. Estábamos cubiertos de
polvo y arena. Pude aproximarme a uno de nuestros tanques y comunicarme por
radio con nuestro comandante; le informé sobre nuestros tanques averiados y
nuestra resistencia, junto a los paracaidistas liberados. Nos prometió ayuda
inmediata, en la medida de lo posible. Estábamos con dos altos comandantes de
la unidad de paracaidistas, y con ellos avanzamos por el canal de riego, bajo una
nube de balas.

Luego de varias horas fuimos rescatados y pudimos retornan a nuestra base, allí
encontramos a otros paracaidistas que me relataron los duros combates que
ellos también habían mantenido en la “Estancia China”. Al poco tiempo me
incorporaron a otro tanque y salimos nuevamente al frente, esta vez para cruzar
el Canal junto a mi batallón No. 100, y completar la derrota de las fuerzas
egipcias, en la noche del día 17 y madrugada del día 18 de octubre. Desde
entonces no volví a ver a la mayoría de los soldados que conocí en esos duros
días. Pude salir del infierno sin heridas, en esa terrible guerra que fue crucial
para la historia de Israel.

Muchas veces me pregunto si fui un héroe o simplemente un protagonista activo


de esa guerra. La historia y las generaciones futuras juzgarán - yo me sentí
orgulloso por haber combatido como voluntario, y contribuido a rescatar a
nuestros paracaidistas en esa dura batalla que tuvo lugar, en la “Estancia
China”, en el desierto de Sinaí en octubre de 1973.

108
Tanques israelíes cruzando el Canal de Suez. Getty Images, GettyImages IL

Durante la guerra, Sadat demostró que su objetivo fue afianzar la presencia


militar egipcia en el lado oriental del Canal de Suez, siendo consciente de sus
limitaciones frente a la superioridad aérea israelí. Por otro lado, Sadat pretendía
romper con el congelamiento del status quo para lograr después de finalizados
los combates negociar la recuperación de la Península de Sinaí. Finalmente,
logró mantener en el frente oriental del Canal a dos de sus cuerpos del ejército,
y a través de negociaciones recuperar la Península Sinaí.

En la arena internacional Israel sumó un fuerte aliado, los Estados Unidos, pero
no logró evitar que el Consejo de Seguridad de la ONU, por fuertes presiones
soviéticas, adopte el día 22 de octubre la resolución No. 338 que reclamó el cese
del fuego y la implementación de la resolución No. 242 adoptada luego de la
Guerra de 1967, basada en el principio de negociaciones de paz a cambio de
devolución de territorios conquistados por Israel. En el plano militar recién el día
24 de octubre se adoptó un cese del fuego formal. De hecho, esta guerra
finalizará recién el día 11 de noviembre cuando Israel y Egipto realmente
pusieron en práctica el cese del fuego.

La Operación Entebbe:

Una de las consecuencias de la Guerra de Iom Kipur fue la caída, en 1974, del
gobierno de Golda Meir, abrumado por las críticas masivas contra la política
implementada durante esa guerra. Fue reemplazada por Itzjak Rabin, héroe
militar con una larga e impresionante carrera culminando como comandante en
Jefe de Tzahal en los años 1964-1967. Éste entró en funciones en abril de 1974
y fue uno de los jefes más populares y reconocidos, por su agenda social de
reformas a favor de poblaciones pobres o carenciadas. El 1 de septiembre de
1975 se firmó un acuerdo intermedio en el cual Tzahal se retiraba de parte del

109
Sinaí. El sector desocupado por Israel pasó a ser supervisado por las fuerzas de
observación de las Naciones Unidas, y solo a algunas unidades del ejército
egipcio se les permitió permanecer allí. Asimismo, Rabin impulsó un
acercamiento hacia Siria dando la orden de retirada israelí de la ciudad siria de
Kuneitra en las Alturas del Golán. Se puede considerar a Rabin como a un
eslabón necesario e inicial hacia el acuerdo de paz que firmará el primer ministro
Menájem Beguin con el Presidente egipcio Sadat en 1979.

La Operación Entebbe fue una misión de rescate de rehenes llevada a cabo por
las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI-Tzahal), por decisión del gobierno
encabezado por Rabin y por Shimón Peres como ministro de Defensa, en el
Aeropuerto de Entebbe en Uganda el 4 de julio de 1976. Una semana antes, el
27 de junio, un avión comercial de Air France en su ruta Atenas-París, con 248
pasajeros y 12 tripulantes, fue secuestrado por terroristas palestinos y alemanes,
y obligado a tomar rumbo a Entebbe, cerca de Kampala, la capital de Uganda.
Poco después del aterrizaje todos los pasajeros no judíos fueron liberados.

La operación de rescate se planeó frente a la amenaza de los secuestradores de


matar a los rehenes si no se cumplían sus exigencias de liberación de presos
palestinos recluidos en las cárceles israelíes. El plan también incluía un
entrenamiento ante un eventual apoyo a los terroristas por parte de las tropas
ugandesas.

La operación de rescate se ejecutó en la noche del 3 al 4 de julio, cuando fueron


trasportados por vía aérea 100 comandos de élite israelíes a más de 2500 km
de distancia hasta Uganda. La operación en Entebbe, que fue planeada durante
una semana, tardó 53 minutos y en su transcurso se rescataron 103 rehenes.
Cinco comandos israelíes resultaron heridos y otro, el comandante de la unidad
de asalto, Teniente Coronel Ionatán (Ioni) Netanyahu (1946-1976), murió
durante la operación.

Ioni (diminutivo de Ionatán) Netanyahu había recibido la medalla por servicio


ejemplar en la Guerra de Iom Kipur, ya se había destacado además como oficial
en los combates ocurridos en el Sinaí en la Guerra de 1967. En la lucha por las
Alturas del Golán durante la batalla, recibió una herida en el codo mientras
ayudaba a un soldado herido. En el verano de 1972 fue nombrado como
comandante de la unidad de élite “Saieret Matkal”, donde combatió junto a Ehud
Barak. En la Guerra de Iom Kipur Ioni comandó una unidad en las Alturas del

110
Golán. En junio de 1975 pasó a ser el comandante de esa unidad de élite, y más
tarde fue elegido para dirigir la “Operación Entebbe”.

En esta breve y fulminante operación, todos los secuestradores, tres rehenes y


cuarenta y cinco soldados ugandeses murieron y once MIG-17 de fabricación
soviética fueron destruidos en tierra. Un cuarto rehén fue asesinado por
integrantes del ejército ugandés en un hospital cercano.

El rescate, llamado originalmente “Operación Trueno”, es llamado en ocasiones


“Operación Ionatán” en su honor. Ioni Netanyahu es considerado uno de los
grandes héroes militares de la historia judía, y apreciado en el mundo por su
valentía y liderazgo en los diversos campos de batalla, aplicando en los hechos
la tradición del heroísmo judío moderno, sintetizada en el grito de batalla de
“Ajarai” (Síganme).

111
Capítulo 11

En este último capítulo recordaremos a Menájem Beguin y a Itzjak Rabin,


grandes luchadores en las guerras, pero a la vez exitosos buscadores de
la paz.

También haremos una reseña de dirigentes israelíes participes de la lucha


armada desde la segunda guerra mundial a nuestros días.

Menájem Beguin era oriundo de Polonia y creció en el movimiento juvenil


sionista "Betar", atravesó la primera etapa de la Segunda Guerra Mundial,
huyendo de Varsovia a Vilna, ocupada por la Unión Soviética. Fue recluido en un
campo de trabajos forzados luego fue liberado y se reclutó en las filas del ejército
polaco en el exilio. En 1942 consiguió huir de la Europa ocupada por los nazis y
arribar a Eretz Israel. A partir de 1943 asumió la comandancia del "Etzel" (“Irgún
Tzvaí Leumí”: Organización militar combatiente), liderando la rebelión anti-
británica hacia el final de la guerra. Durante casi treinta años fue un líder
revisionista pero su legitimación nacional se produjo a partir de “La Guerra de los
Seis Días y llego a su punto culminante en las elecciones de mayo de 1977 en
las cuales triunfó su partido Likud y fue nombrado Primer Ministro.

Pero el Beguin de 1977 es muy diferente a aquel líder derechista del "Etzel" o
de "Jerut", es más pragmático y atento a las nuevas realidades, se había
acercado al centro político a través de una alianza con los sionistas liberales en
la década del 60 y adoptó posiciones moderadas tanto en el frente externo como
en el interno, formó una coalición y convocó a Moshé Dayán (1915-1981)34 a
su gabinete nombrándolo ministro de Relaciones Exteriores, iniciativas que
rápidamente se reflejaron en las negociaciones con Sadat, su visita a Jerusalem
en noviembre de 1977 y en el inicio de conversaciones de que culminarían con
la firma del tratado de paz de Camp David en 1979.

Los acuerdos de paz con Egipto:

La histórica visita del presidente egipcio Sadat a Jerusalén en noviembre de


1977 fue un hito trascendental en la historia del pueblo judío y del Estado de
Israel. Por primera vez un importante líder del mundo árabe aceptaba reconocer

34
Oficial combatiente en las guerras de Israel, cuarto comandante en Jefe de Tzahal, general de la re-
serva, ex-ministro de Defensa en la Guerra de 1967, la Guerra de Desgaste y la Guerra de Iom Kipur,
uno de los líderes más identificados con la victoria de 1967 pero a la vez considerado responsable de las
complicaciones de la Guerra de 1973, era hasta entonces un líder del partido laborista Avodá.
112
a Israel. Visitó el parlamento y brindo un discurso de paz. Sadat asumió de esa
manera que existían intereses en común con Israel, y que la paz sería posible a
cambio de la devolución de toda la Península de Sinaí a Egipto, con sus
infraestructuras turísticas y pozos de petróleo. El público israelí lo recibió con
entusiasmo y aplausos, a pesar de las heridas generadas por la Guerra de Iom
Kipur de 1973. Beguin retribuyó la visita viajando a El Cairo en el mes de
diciembre de 1977, e impulsando las conversaciones con miras a la obtención
de un acuerdo de paz, bajo la tutela de los Estados Unidos y de su presidente
Jimmy Carter. Sin la mediación de los Estados Unidos difícilmente hubiera sido
posible este logro, que se plasmó en forma concreta en Camp David, en marzo
de 1979. La ceremonia oficial de firma de los acuerdos se llevó a cabo en
Washington DC el día 27 de marzo.

Los Acuerdos de Camp David de 1979 no sólo garantizaron una paz duradera
con el principal enemigo militar de Israel en el Medio Oriente en ese entonces,
Egipto, sino que también condujeron a un nuevo posicionamiento de Israel en
todo el mundo. Sadat y Beguin, los artífices del acuerdo, recibieron el Premio
Nobel de la Paz por semejante logro. Israel se comprometió a devolver toda la
Península de Sinaí a Egipto en forma gradual durante tres años, lo que sentó el
antecedente de que la paz demandaba un desmantelamiento de poblaciones
israelíes – como ser la ciudad de Ofira en Sharm A-Sheij.

Egipto se comprometió a reconocer y normalizar las relaciones diplomáticas con


Israel, con intercambio de embajadores. El punto débil de los acuerdos fue el
compromiso israelí de negociar con los palestinos la obtención de una autonomía
que responda a los intereses del pueblo palestino, mientras que la demanda
palestina era la de establecer un estado palestino con Jerusalén del Este como
su capital y basado en las fronteras anteriores a la guerra de 1967.

Pero los logros de Sadat fueron rechazados por gran parte del mundo árabe,
especialmente por extremistas islámicos dentro de su propio país. De las filas de
estos movimientos surgieron los oficiales del ejército que asesinaron a Sadat
durante el desfile militar en conmemoración de la “Guerra de Octubre”, el día 6
de octubre de 1981.

Beguin y Rabin son los dos líderes claves de la paz en Medio Oriente. A pesar
de las enormes diferencias existentes entre ellos tienen también rasgos en
común, el principal de ellos fue la adopción de una estrategia de paz como una

113
de las metas principales del estado de Israel. Pero ambos entendieron en forma
muy diferente el significado de este proceso, para Beguin el foco principal era
Egipto, y si bien los acuerdos de Camp David garantizan que Israel respetará
"los legítimos derechos del pueblo palestino", Beguin pretendía a lo sumo
otorgar a los palestinos una autonomía restringida y sin rasgo alguno de
soberanía, a la par de que negó todo negociación con la OLP y su líder Arafat e
invadió el Líbano en 1982 con miras a intentar eliminar la amenaza palestina
desde territorio libanés. Ya en 1978 Beguin dio la orden de cruzar la frontera con
el Líbano y ocupar una franja de seguridad hasta el río Litani, con el fin de impedir
ataques de organizaciones palestinas contra Israel. El Consejo de Seguridad de
la ONU le impuso a Israel una retirada de esos territorios, pero luego de un
acuerdo según el cual fuerzas de observadores de las Naciones Unidas
ocuparán ese territorio y supervisarán que no se lancen ataques de misiles
contra Israel desde el mismo, política que fracasó a largo plazo y desencadenó
la invasión israelí al Líbano en 1982, conocida como la Primera Guerra del
Líbano.

Rabin retornó a la arena política activa en los años 80 en el marco del gobierno
de unidad nacional del premier Itzjak Shamir, como ministro de Defensa (1984)
y tuvo un rol muy activo en la represión de la rebelión palestina denominada
"Primera Intifada", que comenzó en la Franja de Gaza en diciembre de 1987.
Es decir que también Rabin soportó la misma dualidad que Beguin, el giro
pendular entre la guerra y la paz.

Beguin quedó muy desgastado por la primera guerra del Líbano, renunciando a
la jefatura de gobierno y a la vida política en el año 1983. Rabin tomó la jefatura
de su partido en 1992, obteniendo en ese año una victoria electoral que le
permitió retornar al puesto de primer ministro y darle un enorme ímpetu al
proceso de paz con los palestinos (acuerdo de Oslo en septiembre de 1993) y
con Jordania (acuerdo de paz en septiembre de 1994).

También en la era de paz la amenaza militar continuó, pero se restringió a los


ataques de grupos fundamentalistas islámicos como el "Hamas", que intentaban
destruir la continuación del proceso de paz.

Rabin fue asesinado por un religioso fundamentalista judío en noviembre de


1995. Fue víctima del odio y la confusión de conceptos existentes en Israel hasta
hoy en día, entre estado democrático y estado teocrático, entre autoridad civil y

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autoridad rabínica, entre la lealtad a una ideología religiosa y la definición del
opositor a la misma, como un traidor, que merece ser asesinado.

Rabin fue un héroe trágico, un militar de carrera que luchó por Israel, y que
finalmente sucumbió no por obra de los enemigos contra los cuales había
luchado toda su vida sino por el odio despertado por el fundamentalismo político
y religioso judío.

Apartado:

Dirigentes israelíes partícipes de la lucha armada desde la Segunda Guerra


Mundial hasta nuestros días:

Líderes Israelíes nacidos en la diáspora:

David Ben Gurión (Plonsk, Imperio Ruso, 1886, fundador del Estado de
Israel y su primer ministro en los años 1948-54, y 1955-63), Moshé Sharet
(1894, Kherson, Imperio Ruso, segundo primer ministro de Israel entre
cadencias de Ben Gurión, en 1954-55), Leví Eshkol (1895, Oratov-Kiev,
Imperio Ruso, tercer primer ministro de Israel en 1963-1969), Golda Meir
(1898, Kiev, Imperio Ruso, cuarta primer ministro de Israel en los años 1969-
1974), y Menájem Beguin (Brest Litovsk, Imperio Ruso, 1913, sexto primer
ministro en los años 1977-1983); Itzjak Shamir (1915, Ruzhany-Grodno,
Imperio Ruso, fue líder del grupo militar Irgún, y séptimo primer ministro
de Israel en los años 1986-1992); Shimón Peres (Wiszniew, Polonia, 1923,
ministro de Seguridad, ministro de relaciones exteriores, primer ministro
en los años 1984-1986, 1995-1996, y noveno presidente de Israel en los
años 2007-2014). Todos ellos militaron en movimientos sionistas en sus
países de origen y luego de su arribo a Eretz Israel se incorporaron a
partidos políticos, cumpliendo funciones civiles de alto rango, también en
el campo de la seguridad y la lucha armada. Todos ellos ejercieron como
primer ministro del Estado de Israel. Fueron héroes de la democracia israelí
y de un estado judío asediado por los países vecinos, y por la amenaza
permanente del terrorismo palestino.

Haim Herzog (1918, Belfast, Irlanda, sexto presidente de Israel en los años
1983-1993), fue otro caso ejemplar de un líder dedicado a la carrera diplomática
y política, pero que también tuvo roles destacados en la Haganá, como oficial

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británico durante la Segunda Guerra Mundial, y como oficial de Tzahal en la
Guerra de la Independencia de 1948.

Líderes nacidos en Israel (Sabras)

Moshé Dayán (Kibutz Degania Alef, 1915); Igael Yadín (Jerusalén, 1917); Itzjak
Rabin (Jerusalén, 1922, primer ministro de Israel en los años 1974-1977, 1992-
1995); Ezer Weizman (Tel Aviv, 1924, comandante de la fuerza aérea de Tzahal,
jefe del Estado Mayor de Tzahal, y séptimo presidente de Israel en los años
1993-2000); Ariel (Arik) Sharón (nacido en 1928 en Kfar Malal, Mandato
Británico de Eretz Israel-Palestina, ministro de Defensa bajo el gobierno de
Beguin, undécimo primer ministro de Israel en los años 2001-2006); Ehud
Olmert (1945, Biniamina, Mandato británico de Eretz Israel-Palestina, intendente
de la ciudad de Jerusalén en los años 1993-2003, primer ministro israelí en los
años 2003-2006); Benjamin Netanyahu (Tel Aviv, 1949, Primer Ministro en los
años 1996-1999, y 2009 en adelante). Todos ellos hicieron carrera militar y
combatieron en las guerras de Israel antes de convertirse en políticos y
estadistas.

Por su parte, Benjamín Netanyahu también nos presenta un caso diferente,


por haber estudiado en los Estados Unidos, sirvió en las filas de Tzahal durante
la Guerra de los Seis Días en 1967 y se convirtió en comandante de un equipo
de la unidad de fuerzas especiales Saieret Matkal. Participó en muchas
misiones riesgosas, como ser la Operación Isótopo (1972), durante la cual
recibió un disparo en el hombro. Luchó en el frente de batalla en la Guerra de
Desgaste y la Guerra de Iom Kipur en 1973, participando en las incursiones de
las fuerzas especiales a lo largo del Canal de Suez, y dirigiendo luego un asalto
de comando en territorio sirio. Alcanzó el grado de capitán antes de retirarse del
servicio activo, dejando la carrera militar para estudiar en los Estados Unidos y
comenzar una carrera diplomática y luego política en Israel.

Por último, cabe mencionar a Reuven Rivlin (nacido en Jerusalén en 1939,


presidente del Parlamento israelí (Knéset) entre los años 2003-2006, y 2009-
2013, décimo presidente del Estado de Israel desde julio de 2014). Durante la
Guerra de 1967 Rivlin luchó en el frente de Jerusalén, y acompañó a las tropas
de paracaidistas que conquistaron el casco antiguo de la ciudad, como oficial de
Inteligencia. Rivlin estudió abogacía en la Universidad Hebrea de Jerusalén.

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Resumiendo, podemos acentuar la transición clara de un liderazgo diaspórico a
un liderazgo de políticos sabras, nacidos en Israel

Mencionamos a estos dirigentes, pero no olvidemos que por ultimo son solo
una pequeña parte de los hombres y mujeres israelíes que casi sin excepción
han peleado en todas las guerras desde 1948 a nuestros días

Ellos son nuestros queridos “luchadores judíos” de los últimos setenta años.

Para ellos nuestra gratitud por habernos devuelto el orgullo de ser parte de un
pueblo de valientes.

… los judíos seguiremos caminando.


Pues con el dolor interminable del nazismo,
y las glorias del Israel brillante;
con una simple vela de Shabat prendida
y los pies cansados del judío errante,
nosotros construimos nuestra historia
y con ella seguiremos adelante.

HUELLAS – Fragmento del Poema publicado en “Los Ríos de mi Sangre”

Para mis hijos y para los hijos de mis hermanos judíos y no judíos del mundo.

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