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UNIDAD I

Bibliografía
- David, P. (1974). “Sociología criminal juvenil”. Buenos Aires: Depalma

UNIDAD II
Bibliografía
- García Méndez, E. (1993). “Infancia y ciudadanía en América Latina”. Córdoba:
Lerner Editora.

- Pérez Álvarez, S. (1981). “La familia abandónica”. Buenos Aires: Ed. Eudeba-Cea.

- Platt, A. (1982). “Los salvadores del niño”. México: Ed. Siglo XXI.

- Tendlarz, S. García C. (2008) “Psicoanálisis y Criminología: A quien mata el


asesino”. Argentina: Ediciones Grama. Cap. Tiempos violentos.

UNIDAD III
Bibliografía
- Ghiso, C. (2008) “Del Régimen del Patronato al Paradigma de la Promoción y
Protección de los derechos del Niño, Niña y Adolescentes”. Buenos Aires: (Ficha de
cátedra).
Desde que fue sancionada en 1919 la Ley 10.903 del Patronato de Menores, también conocida como Ley
Agote, han consensuado en diversos dictámenes respecto de los alcances que dicha norma alcanzó en materia
proteccionista que el Estado aplicó sobre la niñez y la adolescencia. Hoy el nuevo paradigma es el de la
promocion y proteccion de los derechos de niñas, niños y adolescentes. La niñez es considerada en situación
de riesgo o situación irregular. El fuero de menores es el encargado de resolver judicialmente el destino de
esos niños y adolescentes. Podríamos recortar el análisis focalizando niños, niñas y adolescentes víctimas de
un variado listado de problemáticas que confluyen significativamente en una, la social.
El Estado se posicionó protector de dicha infancia. Por un lado los niños y jóvenes, por el otro los “menores”. El
Patronato de Menores contenía a los “menores” y el cuerpo social interactuaba con los niños. Un patronato
conformado por el Ministerio Público (asesorías de menores), un magistrado del fuero de menores (juez) y un
Organismo Administrativo (Consejo Nacional del Menor y la Familia y Consejo Provincial del Menor) ambos
rectores de las políticas sobre infancia.
Habría que destacar que con el correr de los años, en cada uno de los ámbitos que conforman el patronato, se
fueron incorporando colegas integrando equipos interdisciplinarios para el abordaje de las problemáticas que
involucraban a los niños y jóvenes y la asistencia de éstos. Estamos caracterizando a un ​Estado Protector​ que
ha ejercido – aún hoy continúa – una función tutelar que delega por norma en la figura del juez la acción
jurídica de disponer del “menor” víctima o autor “de” en base al entendimiento y convencimiento de aquello
que resultaría beneficioso para “el” menor. Esa función tutelar, supletoria de potestades y reemplazante de
responsabilidades, requirió del aporte profesional de la psicología.El proceso de institucionalización basado en
la doctrina de la situación irregular, separaba al niño de su hogar, su familia, su comunidad, su cultura,
insertándolo, la más de las veces, allí donde se contará con una cama. Es decir, una situación penosa para los
niños y una situación compleja para los profesionales involucrados.

NUEVO PARADIGMA DE LA PROMOCION Y PROTECCION DE LOS DERECHOS


En 1990 Convención de los Derechos del Niño se incorpora al derecho interno de nuestro país y cuatro años
más tarde, con la reforma de 1994, adquiere rango constitucional, sellándose un compromiso importante de
los Estados partes sobre la materia. A fines de diciembre del 2004, la Provincia de Buenos Aires sanciona
legislativamente Ley de Promoción y Protección de los Derechos del Niño (Ley 13.298). Consecuentemente a
fines del 2005, el Estado Nacional hace lo propio a partir de la sanción de la Ley 26.061 de Protección Integral
de niñas, niños y jóvenes ya reglamentada y en vigencia.
Los cambios sustanciales que estas leyes introducen respecto son: ​pasar de un sistema parcializado a un
sistema ampliado, entendido este último, como el conjunto de organismos, entidades (nacionales,
provinciales, municipales) y organizaciones del sector público y privado que ejecutan, coordinan, supervisan,
monitorean, etc., las acciones inherentes a la promoción y protección de derechos vulnerados y/o
amenazados, tomándose como categoría de niño aquella contemplada en la Convención de los Derechos del
Niño, es decir hasta los 18 años. Dichas acciones se desarrollan de manera desconcentrada, local y
regionalmente.
El fuero de menores centrada en la figura del juez de menores, pasa a ser materia de competencia de los
órganos administrativos y del Tribunal de Familia.
Los niños y jóvenes pasan de ser objetos de intervenciones a sujetos de derechos y éstos se conciben en el
marco de políticas universales, sin el distingo de las condiciones sociales en las cuales se encuentren.
La función diagnóstica en los procesos de admisión, las derivaciones, los tratamientos y demás posibles
intervenciones parecieran desvanecerse allí cuando los circuitos que integran un sistema no funcionan
adecuadamente traduciendo la perseverancia en una afanosa tarea de los profesionales.
Sabemos que niños y jóvenes cuyos derechos vulnerados o amenazados resultan sujetos de la intervención del
Estado, constituyen el conglomerado más sensible y receptor de problemáticas que se suceden en el ámbito
familiar, muchas veces, antes de su nacimiento.

SISTEMA DE RESPONSABILIDAD PENAL JUVENIL


Aspectos del Derecho y de la Psicología se entrecruzan en la llegada del Estado a una porción identificada del
cuerpo social en virtud de la situación particular, eventual o circunstancial que determina esa intervención. El
Código Penal, es aplicable a partir de los 18 años. Para los menores de esa edad sería aplicable la ley 22.278
–Régimen Penal de la Minoridad-con sus reformas.
Para describir la situación diagnóstica resulta interesante presentarla desde dos perspectivas: la de los sujetos
involucrados y la del marco institucional.
A- Hasta el presente los niños y jóvenes que incurrían en conductas vinculadas a la comisión de un hecho que
la ley penal tipifica como delito, han sido negados como ciudadanos, como sujetos responsables (en la medida
y condición de su etapa evolutiva) en tanto considerados como categorías sociales “los menores”, los
“menores problemas”, los “menores con trastornos de conducta”. olvidando que se trata de garantizar un plus
“más derechos” y no un recorte “menos derechos”. La categoría de “menor en riesgo, peligro material o
moral” ha permitido avanzar “sobre el sujeto como un objeto”, disponiéndose respecto de su persona para su
“protección”, quedando inmerso en un micro-universo de intervenciones judiciales y administrativas.
Difícilmente el niño/joven pueda resultar esclarecido si está sujeto a una medida tutelar para su protección o
por la implementación de una sanción/reproche social, por un hecho del cual resulta responsable. Protección,
atención a la salud, tratamiento, sanción se mezclan y entrelazan en torno a este sujeto des-subjetivizado.
Otro de los temas importantes y que se nos presenta como enorme desafío es la franja de menores de 16
años, “inimputables” a quienes la ley considera como sujetos penalmente irresponsables y que han cometido
un hecho tipificado como delito.
Actualmente, el modelo tutelar, en estas situaciones, acrecienta la ambigüedad y la “protección” se torna
“desprotección” o vulneración de derechos, tanto cuando encierra como cuando no hace nada, si en ambos
casos se olvida al sujeto. y que “esto que pasó” le pasó a la víctima y también le pasó a él.
B- Desde lo institucional, el Patronato a dispuesto desde lo judicial como desde lo administrativo de “espacios
indiferenciados”, al menos si nos ubicamos en una “perspectiva de derechos” y de “ciudadanía”. Los oficios
judiciales ponían al niño/joven a disposición del juez en un instituto “acorde a sus características”, podría
solicitarse una institución cerrada, de la cual no pueda fugarse y precisamente por “fuguista”, podría llegar a
permanecer “sin tiempo predeterminado” en estas condiciones, porque para algunos operadores del sistema,
estaba para su protección.
El Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil plantea líneas de acción tendientes a garantizar procedimientos
judiciales y administrativos para la aplicación de las medidas dispuestas por los jueces penales del niño, la
prevención del delito juvenil, y la articulación con el Sistema de Promoción y Protección de los Derechos del
Niño. Se incluyen así aspectos considerados previamente: Una nueva institucionalidad para el cumplimiento de
medidas de ejecución y cautelares; programas y proyectos para la prevención del delito juvenil en las que se
incluye el tratamiento específico de los niños/jóvenes inimputables, con respuestas adecuadas a las
características de cada niño y situación en la que se encuentre involucrado; creación de ámbitos de trabajo
comunitario en los municipios y barrios de mayor conflictividad para la contención e inclusión social de los
niños/jóvenes con el objeto de: - Promover para el niño/joven que ha transgredido la ley penal un sistema
articulado que garantice la vigencia plena de sus derechos. - Contar con ámbitos adecuados para la ejecución
de medidas de responsabilidad penal. - Contar con ámbitos adecuados para el cumplimiento de medidas
cautelares (privativas o restrictivas de la libertad) dispuestas por los Juzgados Penales del Niño, - Contar con
ámbitos adecuados para la contención e implementación de estrategias que permitan al niño/joven
inimputable revisar su vinculación con la trasgresión y el delito. - Favorecer en el niño/joven la asunción de
capacidades y competencias que le permitan adquirir autonomía para el pleno ejercicio de sus derechos. -
Articular acciones con otros organismos públicos provinciales o municipales y organizaciones de la comunidad
para la implementación de las medidas restrictivas de la libertad. - Articular acciones intersectoriales para la
implementación de estrategias locales y barriales de prevención del delito juvenil.

-Ghiso, C. (2012). El Debido Proceso en la Justicia Penal Juvenil. Buenos Aires:


(Ficha de Cátedra).
- Viñas, R. (1984). “Delincuencia juvenil y Derecho penal de menores”. Buenos
Aires: Ed. Ediar.

Legislación Argentina en la materia​:


-Ley Patronato de Menores, Nº 10.903. (1919).
-Ley Régimen penal de menores, Nº 22.803. (1983).
-Ley Protección contra la Violencia Familiar, Nº 24.417. (1995).
-Ley Protección Integral de derechos para niñas, niños y adolescentes, Nº 26.061.
(2005). -Ley de Promoción y Protección de los derechos de niñas, niños y
adolescentes, Nº 13.298. (2005).
-Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de la Justicia de
Menores, -Reglas de Beijing, A.G. res. 40/33, anexo, 40 U.N. GAOR Supp. (No. 53)
p. 207, ONU Doc. A/40/53. (1985).
-Reglas de la Naciones Unidas para la protección de los menores privados de
libertad, AG Res. 45/113. (1990).
-Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil,
Directrices de Riad, AG Res. 45/112. (1990).

De Simone - El rol del psicólogo en el abordaje de jóvenes infractores a la ley penal


En el abordaje de jóvenes infractores a la ley penal, se puede observar un entramado de dos discursos:
-​Jurídico: toma al sujeto y lo interroga sobre hechos que realizó para luego aplicar sobre éste un reproche de
tinte sancionatorio
-​Psicólogo: intenta que el sujeto se interrogue acerca de las distintas motivaciones icc que lo llevaron a
involucrarse en ese acto transgresor.

● Mirada desde lo Jurídico

Privación de libertad​, entendida como una severa restricción de derechos que, de no ser aplicada
adecuadamente provoca deterioros irreversibles en el desarrollo
Convención internacional sobre los derechos del niño​: excluye la privación de la libertad como medida de
protección y restringe la posibilidad de su aplicación en el ámbito penal, como medida excepcional y por el
menor tiempo posible.

Sistema jurídico aplicable a la infancia


1. ​Ley Agote / Ley de Patronato de Menores (Ley 10.903) ​→ 1919
● Dio comienzo a la construcción de un “sistema tutelar”.
● Ante el hecho de que un menor de 18 años se encontrara en “abandono o peligro material o moral”
se diera intervención al Juez de la jurisdicción criminal y correccional.
● Estado tenía la función de tutelar a través del Juez de Menores (penal) , cumpliendo su rol desde un
aspecto jurídico, moral y social
● Está intervención apunta a la “protección”, y tenia la facultad de “disponer” de estos menores hasta
que alcanzaban la mayoría de 21 años de edad.
● Modelo de intervención llamado “la situación irregular”: bajo el argumento de proteccion niños y
adolescentes eran separados de su medio familiar e internados en establecimientos penales sin
precisar periodo de tiempo que abarcaría esa medida
● Crítica: no se diferenciaba entre aquella infancia imputada de un acto transgresor, y aquella porción
de la infancia que se hallaban en situación de vulnerabilidad económica y social.
● Niños/jóvenes vistos como un objeto de derechos.

2. ​Régimen Penal de la Minoridad (Ley 22.278)​ → 1980


● Distingue una actuación diferenciada según diferentes franjas etarias:
Hasta los 16 años​: Son no punibles, es decir, imposibilidad jurídica de aplicar pena, de recibir reproche jurídico
Entre 16 años y hasta los 18 años​: Se establece un régimen de punibilidad relativa; para delitos de acción
pública, con más de dos años de prisión, establecido por el Código Procesal Penal para Adultos, los jóvenes son
considerados punibles. Para delitos de acción pública que tienen menos de dos años de prisión, se los
considera no punibles.

Entre 18 años y 21: ​Considerados jóvenes adultos, y son siempre punibles.

3. ​Convención Internacional sobre los Derechos del Niño​ → 1990


● Su incorporación, ha desatado discusiones basadas en la necesidad de adecuación legislativa a este
documento
● Así surge Ley de Protección Integral

4. ​Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (N° 26.061/06). ​Reglamentada
en 2015.
● Finalidad: protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes
● Principio rector: interés superior del niño (máxima satisfacción integral y simultánea de los derechos y
garantías reconocidos)
● Apunta al fortalecimiento de los vínculos entre padres e hijos, por esto la separación de los padres
(privación de la libertad) es una medida de último recurso, aplicable excepcionalmente, limitada en el
tiempo, y en casos graves de violación de sus deberes parentales.
● Rol del Estado: garante de los derechos del niños
● La sanción de esta Ley crea el Sistema de Protección Integral de Derechos: establece una organización
mediante la cual las instituciones administrativas y judiciales se encuentran dotadas de dispositivos
que se pondrán en marcha ante la violación o amenaza de los derechos de los niños, niñas y
adolescentes. (NNA)
● NNA infractores de la ley penal se los considera ​sujetos de derecho (su opinión debe ser tenida en
cuenta, respetar todos sus derechos, organización donde está debe garantizar la restitución y
protección de estos, privación de libertad medida excepcional, lo más breve posible)

​Mirada desde lo Institucional

Instituciones de régimen cerrado:


● Función principal es la realización de un diagnóstico integral del joven y de su núcleo familiar y/o
referentes afectivos que puedan llegar a hacerse cargo de la tutela de este, y contar con alternativas
institucionales a la privación de libertad para poder derivar, según la problemática que presente
● Se remite un informe técnico a la Secretaría Tutelar

Derivaciones:
Egreso con su familia, tutor o referentes afectivos
Es la posibilidad de que el joven sea externado y reintegrado a su núcleo familiar, tutor o referentes afectivos.
Para esto se debe evaluar el grado de contencion familiar, que el joven presente cierto grado de conciencia de
la situación, que cuente con recursos internos para funcionar autonomamente, posibilidad de proyectar una
meta.

Institución de régimen cerrado de acuerdo a franja etarea


Es el abordaje integral dentro de una institución de límites precisos, posee un régimen institucional de
internación, con equipo integrado por profesionales de distintas disciplinas con acompañamiento de personal
de seguridad y operadores socio-educativos

Institución de régimen abierto (​Hogares o Residencias Educativas de libertad restringida)


Permanencia aproximada de un año, tendiente a reinsertarlo en su núcleo familiar, en el cual se han detectado
una conflictiva familiar que impida la inclusión (transitoria) del joven en estos momentos. Se ofrece un espacio
contenedor de residencia que le permita continuar con sus estudios en escuelas extramuros, posibilidad de
insertarse laboralmente.

Comunidades Terapéuticas
Dispositivo de internación que realiza tratamiento específico a sujetos que presentan un compromiso
significativo con las sustancias tóxicas y/o alcohol.
Indicador técnico: determinar el grado de dependencia, si hay cierta conciencia de su situación, y de las
consecuencias que esta puede traer.

Casas de Medio Camino


Similar a los Hogares; Grupos pequeños. Función: tratamiento psicoterapéutico y psiquiátrico, para jóvenes
que presentan patología psiquiátrica que no sea psicosis, que requieran un tratamiento medicamentoso.

Clinica Psiquiatrica
Tratamiento psiquiátrico, especialmente psicosis, que se encuentran descompensados psíquicamente, y que
por ellos requieran tratamiento medicamentoso e internacion.

Diagnóstico​: herramienta que permite indagar y obtener cierta informacion acerca del sujeto. Entendemos al
diagnóstico como dinámico.
-En el momento del diagnostico esta la posibilidad para intentar conmover el posicionamiento subjetivo que
motivó su internación. Esto tenderá a que el joven pueda implicarse subjetivamente del acto transgresor, que
pueda responsabilizarse en el sentido de apropiarse de ello.
-Espacio de la evaluación, propiciador de la palabra a través de la escucha, establecer un vínculo de confianza
que permita reflexionar y facilite la historización.
-Espacio generador de la demanda, la cual entendemos como algo a posteriori, algo a construir

Una mirada desde lo Psicológico


Características del proceso adolescente:
● Carácter marginal
o periodo de transición, no pertenece ni al mundo de la infancia ni al de los adultos
● Distintas crisis que evocan a la muerte
o 1° destrucción de ese niño que fue
o 2°muerte simbólica del padre
● Carácter contradictorio
● Tendencia trasgresora
● Búsqueda de identidad
● Salida a la exogamia

Estructuración psíquica particular caracterizada por la tendencia a la acción.


La estructuración del accionar transgresor de los jóvenes con los que trabajamos, es considerada como la
conformación psíquica resultante del intento de procesar un déficit de identidad, puesto que en la mayoría de
casos, se observa dificultades en el proceso de búsqueda de identidad, que se manifiesta en la búsqueda de
grupos sustitutos de similares características.
Las intervenciones deberán lograr el pasaje de la causa judicial (lo que motivó su internación) a la causalidad
psíquica. Se trata de encontrar un sentido, particular en cada caso, a la transgresión, ya q esta es la expresión
de una historia estructurante.

Mirada Integradora
Las distintas áreas que interactúan con el joven internado deben hacerlo desde su rol específico, pero
entendiendo que debe primar la unificación de criterios en cuanto a la intervención que se realizará con cada
joven en especial.

Esto produce en el joven que recibe las distintas intervenciones, un discurso unificado que apunta a otorgar
sentido individual distinto, y tmb le otorga la posibilidad de mitigar, disminuir y desestimar la modalidad de
resolución de los conflictos a través de los actos, dando lugar a la palabra.

Está unificacion le permitirá transitar por la institucion como un sujeto de derechos y no como objeto del
Derecho, intentando sentar las bases para que pueda realizar un viraje en el posicionamiento subjetivo desde
aquel que lo expone a riesgos permanentemente a encontrar la significación de sus actos, poder nombrarlos y
darle una nueva semantización.

Centros de privación de libertad para jóvenes infractores a la ley penal: un


abordaje integral​ - ​Claudia De Simone

Diferencias entre la Ley Agote (10903) y la Ley de Protección Integral de los Derechos
de NNA (26061)
En 1919 se creó la ley n° 10903 de Patronato de menores (Ley Agote) con el objetivo de evitar el
riesgo material y el peligro moral de la infancia. Así, cuando un Juez de Menores consideraba que un
niño o joven, menor de 21 años de edad, se encontraba abandonado o en peligro material o moral,
podía suspender la patria potestad de los padres, dando inicio a un ​“sistema tutelar”.
Esta ley definía a los ​menores​ como en “​ situación irregular”​ cuando frecuentaban sitios inmorales o
eran incitados a realizar actos perjudiciales para su salud; por otro lado, se refería a los ​menores
delincuentes​ como aquellos a los que se le imputaba una infracción a la ley penal.
El Juez de Menores cumplía su rol en ambos casos, para ambas “poblaciones de menores”. Cada
Juez de Menores decidía respecto de quienes serían sus ​“objetos de protección” ​y requerirían de
su ​“tutela”​, pudiendo disponer de los mismos hasta que alcanzaran la mayoría de edad.
La aplicación de la privación de la libertad era la medida tutelar de ​primer recurso​, la cual podía
aplicarse tanto a un menor víctima como a un menor imputado de algún delito, pudiendo estar
internados juntos. Esta es una de las mayores críticas que recibió la ley. La Ley del Patronato
judicializaba, por lo tanto, toda situación de presunto riesgo de peligro material o moral en la que se
encontrase un niño o adolescente. Intentando proteger al sujeto, contrariamente se lo desprotegía
aún más; teniendo en cuenta que la privación de la libertad puede volverse iatrogénica.

A través de los Jueces de Menores, el Estado actuaba con una discrecionalidad ilimitada,
disponiendo de los jóvenes como considerara más adecuado y por el tiempo que considerase
conveniente, no debiendo dar justificaciones de ello. El único límite que se presentaba era el de la
mayoría de edad (en aquel entonces, a los 21 años).
Como esos niños y adolescentes no provenían de familias “modelo” de esa época (modelo
conservador) se imponía la creencia de que esos niños eran víctimas de un modelo familiar inflexible
e inclemente, y por ello debían ser expulsados de la visibilidad social. La categoría de ​“menor”​,
creada por este sistema, estaba basada en la carencia de hogar, de familia y de referentes afectivos.
Se convertían en pupilos protegidos por el Estado. Los ​“niños”​, en cambio, eran quienes contaban
con familia, hogar, recursos y educación pública.
Dicha ley fue derogada a finales del 2005 por la Ley 26061 de Protección Integral de Derechos de las
Niñas, Niños y Adolescentes, la cual está basada en la Convención Internacional de los Derechos del
Niño. A partir de esta nueva ley, Argentina inició un camino de adecuación legislativa en materia de
infancia y de cumplimiento con las obligaciones del Estado. Pero esto sólo puede completarse con la
reforma del ​régimen penal de menores​, que rige la situación de los adolescentes acusados de
cometer delitos. Por aplicación del Régimen Penal de Minoridad vigente (leyes 22278 y 22803), a los
niños y adolescentes se les pueden aplicar penas indeterminadas sin criterios objetivos ni limitativos
para su imposición, además de que no pueden gozar de las garantías constitucionales mínimas (por
ejemplo, aplicarles el principio de inocencia).
Resulta necesario, entonces, la elaboración e implementación de un sistema de Responsabilidad
Penal Juvenil que se encuentre acorde a los estándares mínimos de protección de derechos;
principalmente, que​ la privación de libertad sea el último recurso y por el menor tiempo posible​.
La ley 26061 es de aplicación obligatoria, y su diferencia fundamental con la Ley Agote consiste en
considerar al niño como sujeto de derechos.
Debe garantizarse el​ “​interés del niño”​, entendiéndose como tal la máxima satisfacción integral y
simultánea de los derechos y garantías reconocidos en dicha ley. Durante la Ley Agote, el lugar de
protagonista lo ocupaba el juez, mientras que el niño y su familia eran objeto de derecho.
La Ley de Protección Integral compromete al Estado, entre otras cosas, para que éste procure la
constitución de organizaciones y organismos para la defensa y protección de los derechos de los
niños y adolescentes, así como la plena efectividad de los mismos. Se crean, de esta forma, la
Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia ​y el ​Consejo Federal de Niñez,
Adolescencia y Familia​. La ley también creó la figura del Defensor de los Derechos de Niños y
Jóvenes.

Privación de libertad
Se entiende por la misma que el joven alojado en la institución no puede retirarse de la misma por
propia voluntad, sino que existe una autoridad judicial que determina tanto su ingreso a la misma
como su externación. Por lo tanto, ningún joven podrá ser incluído en un centro de este tipo sin orden
expresa de un ​juez competente​. La privación de libertad no debe vulnerar ningún otro derecho de la
persona.
Las Reglas de las Naciones Unidas entienden a la privación de libertad como: ​“toda forma de
detención o encarcelamiento, así como el internamiento en un establecimiento público o cerrado del
que no se permita salir al menor por su propia voluntad, por orden de cualquier autoridad judicial,
administrativa u otra autoridad pública”.
El dispositivo de alojamiento es de régimen cerrado y cuenta con personal que realiza la custodia y
vigilancia de los jóvenes. Sólo puede recibir jóvenes del fuero penal.

Teniendo en cuenta la Ley 26061 y la Convención, la internación en este tipo de establecimientos


sólo puede ser una ​medida de último recurso y por el menor tiempo posible​; deben haberse
agotado todas las instancias posibles para encontrar alguna alternativa que no implique la privación
de libertad. Todos estos establecimientos también deben regirse por: ​las Reglas Mínimas de las
Naciones Unidas para la Administración de Justicia de Menores, las Reglas de las Naciones Unidas
para la Protección de los Menores Privados de la Libertad, y las Directrices de las Naciones Unidas
para la Prevención de la Delincuencia Juvenil​. Estos principios y obligaciones no sólo regulan la
conducta de los adolescentes, sino también la de los adultos que interactúen con ellos durante la
permanencia en el centro de régimen cerrado.
Es atributo exclusivo del Juzgado Nacional de Turno decidir sobre el destino del joven que comete un
acto infractor.

Tipificación de los establecimientos de privación de libertad


- Establecimientos de privación de libertad de Admisión, Diagnóstico y Derivación: ​Su
función principal es realizar una evaluación diagnóstica (psicológica y social) dentro de las 12
hs. de ingreso del joven infractor o presunto infractor, como así también la de su núcleo
familiar y/o referentes afectivos. Se remitirá al juzgado interviniente un informe técnico donde
se consigne una sugerencia de derivación. Este tipo de establecimiento fue creado para
evitar que los adolescentes infractores permanezcan en las comisarías mientras se realiza la
certificación de su identidad y se le practica el examen médico a cargo de un perito.
El diagnóstico que se le atribuye es dinámico, por lo tanto es posible modificar la sugerencia
de derivación primera.
- Establecimientos de privación de libertad de Permanencia, que realizan tratamiento
integral: S​ e clasifican según la franja etárea de los jóvenes a los que alberga, teniendo en
cuenta la etapa evolutiva que atraviesan. Tienen una función principal que es realizar un
abordaje integral del joven infractor. Cuando los jóvenes cumplen 18 años, pasan
inmediatamente al pabellón de jóvenes adultos del Servicio Penitenciario, para que allí
cumplan su condena.
Además de brindar una asistencia psicológica, se realizan intervenciones a nivel familiar y se
construye una red social teniendo en cuenta los recursos que puede ofrecerle la comunidad
al joven. También, el mismo deberá incluirse en distintas actividades educativas y recreativas
conforme al nivel educativo alcanzado.
El establecimiento también deberá contar con una amplia oferta de talleres de oficio con
salida laboral y talleres de expresión artística.

Tanto en los Centros de Admisión como en los de Permanencia, el alojamiento se divide en dos
tipos: ​individual ​y ​grupal.​ La utilización de uno u otro dependerá de las características de
personalidad del joven, entre ellas, su disposición o no de integrarse a grupos.

Derechos de los jóvenes a tener en cuenta


- Derecho a la salud: ​Debe recibir rápidamente asistencia sanitaria, integral y gratuita.
- Derecho a la educación: ​Todas las actividades educativas, culturales y recreativas deberán
ser apropiadas a sus necesidades y a su etapa evolutiva.
- Derecho a la libertad de conciencia: ​Se debe facilitar el acceso a la atención espiritual que
requieran.
- Derecho a la vinculación familiar: (​ y/o con sus referentes afectivos), tanto en forma
personal, telefónica o escrita.
- Derecho a peticionar: ​Posibilidad de realizar reclamos, quejas y/o peticiones ante el director
del establecimiento.
- Derecho a recibir trato digno: R​ espetando su dignidad y sus derechos.

Deberes del personal que asiste a los jóvenes


Tienen la obligación de propiciar y sostener un clima de respeto en el establecimiento, a los efectos
de favorecer el desarrollo del proyecto institucional.
Todo personal ​deberá​: respetar y proteger la dignidad y los derechos humanos, impedir y combatir
severamente todo acto de corrupción, velar y proteger la integridad psicofísica de los jóvenes y
brindar un trato cordial y de colaboración permanente.
Por otra parte, ​tienen prohibido​: infligir, instigar o tolerar acto alguno de tortura ni forma alguna de
maltrato o castigo severo e intercambiar objetos o dinero con los jóvenes o familiares de los mismos.

Modelos socioeducativos en el abordaje de jóvenes infractores a la ley penal

Todos los derechos reconocidos a los adultos deben ser prioritariamente garantizados y resguardados para el
caso de los adolescentes infractores a la ley penal. Mientras que el Código Penal y la legislación penal especial
arbitra “penas”, la legislación penal de los menores de edad únicamente prevé “medidas socioeducativas”
adecuadas a los rasgos de personalidad y necesidades de los infractores, con una finalidad predominante de
prevención especial frente a la retribución y a la prevención general que impregnan también las penas.

En Argentina, aquellos adolescentes que se encuentran alojados bajo la modalidad de privación de libertad
debe ser utilizada como una medida de último recurso y por el menor tiempo posible.
La construcción de una intervención socioeducativa esta dirigida a los adolescentes infractores o presuntos
infractores a la ley penal, cuya finalidad procura, alejarlos de la transgresión a la norma penal, promoviendo la
capacidad de poder ejercer sus derechos, respetar los derechos de otros y asumir las obligaciones que le
posibiliten la elaboración de un proyecto de vida.
Esta intervención socioeducativa debe propicia la capacidad de los adolescentes de responsabilizarse de las
consecuencias de sus actos. Además, se deberá tener en cuenta no solo su grupo familiar, sino también el
centro de vida de cada adolescente con el fin de propiciar una adecuada integración comunitaria.
El objetivo de tal intervención, apunta a un proceso de reinsercion social. La reinsercion social se entiende
como un proceso que tiende a la generacion de habilidades sociales, las que permitiran a los jóvenes actuar en
consecuencia y responsablemente desde la perspectiva legal. Los programas que intervienen en el medio con
jóvenes infractores persiguen los siguientes objetivos:
-Fortalecer las habilidades personales que mejoren su desempeño a nivel socio-familiar.
- Promover un proyecto de vida con metas realizables a corto, mediano y largo plazo.
-Fortalecer el acompañamiento de los referentes significativos con el fin de que estos apoyen todas las
iniciativas individuales, familiares y social que el adolescente pueda proyectar.
- Promover el inicio o continuacion de estudios como también la participacion en talleres formativos y vínculos
positivos con la comunidad.
Conclusion: La Convencion de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes ha impactado profundamente en la
concepcion de la infancia, asegurando en persona menor de edad la entidad e identidad como sujeto pleno de
derechos. Se ha dado comienzo a una nueva era en la relación sociedad-infancia. Esto supone comprension de
nuevos paradigmas y la implementacion y ejecución de nuevos modelos que se ajusten a ello, como lo es el
modelo de la proteccion integral.

Basaglia, F. (1981) Los crímenes de la Paz.


Existen dos tipos de guerra: la guerra imperialista vs los movimientos antiimperialistas y la guerra cotidiana vs
la guerra de la paz. Esta última se lleva a cabo en los hospitales, cárceles, manicomios, escuelas; en donde se
perpetran crímenes en nombre del orden y la defensa del hombre.
Las cárceles producen más delincuentes que aquellos que son encarcelados. Durante siglos locos y
delincuentes habían compartido el mismo lugar. Locura y delincuencia representaban juntas la parte de
hombre que debía ser eliminada, circunscrita y escondida, hasta que la ciencia no establece claramente la
división a través de la individualización de los diversos caracteres específicos. El loco, el enfermo del “espíritu”,
comenzaron a ser clasificados como enfermos: para los cuales es necesaria una institución que defina
claramente los límites entre razón y locura.Cárcel y manicomio tendrían la función de contención y control
para salvaguardar el orden público. La ciencia ha separado entonces la delincuencia de la locura. No obstante
ni el delincuente ni el loco, han sido jamás considerados hombres y las instituciones construidas para ellos no
modificado ni su función y su naturaleza. La finalidad efectiva de los institutos de reeducación y de cura es
siempre la supresión de quien deberá ser educado y curado.El objetivo formal de estas instituciones era el de
reeducar e insertar pero realmente lo que se logra es segregar a estos individuos para proteger a la sociedad
de los desviados de la norma. Las funciones de estas organizaciones: el control y la eliminación.
La tortura es entonces el único medio de eliminación, la única amenaza de destrucción real y por lo tanto el
verdadero control social que responde un nivel desarrollo todavía arcaico. Con el nacimiento de la era
industrial la relación ya no es entre el hombre, y la sociedad del hombre, sino entre el hombre y producción, lo
que crea un nuevo uso discriminante de todo elemento que puede hacer un estorbo al ritmo productivo.
El encarcelado paga por la culpa cometida en el daño de la sociedad; el enfermo paga por una “culpa” no
cometida.
La delincuencia y la enfermedad son contradicciones del hombre. Pueden también ser datos naturales, pero
por lo general son un producto histórico social y sin embargo se continúa siendo pagar las consecuencias, a
quién es golpeado, como si se tratase siempre y sólo de culpas individuales, usadas como ocasión para destruir
a quien, está fuera o estorba el ciclo productivo. En efecto, son siempre los marginados que caen bajo
sanciones más rigurosas.
Quién atraviesa la puerta de la cárcel o manicomio, entra a un mundo donde todo actúa prácticamente para
destruirlo, aún cuando esté formalmente proyectando para salvarlo. Y sin embargo, los criminólogos continúan
reconociendo la realidad carcelaria como la expresión más directa y evidente de la delincuencia natural del
detenido, así como los psiquiatras continúan reconociendo la realidad manicomial como signo del deterioro
psíquico y moral producido por la enfermedad. El ser definido como enfermo mental o delincuente lo priva de
los más elementales derechos, aún cuando las instituciones continúen definiéndose como rehabilitadoras y
terapéuticas. Las llamadas instituciones rehabilitadoras tienen en realidad una función explícita: la de dar un
papel institucional controlable a quien no es controlable a través de su participación en el ciclo productivo.
Nadie ignora las condiciones inhumanas en las que viven los internados. Si a nivel teórico se habla siempre de
la necesidad de su transformación (de estas instituciones), en el plano práctico cada intento de transformación
es obstaculizado y reprimido violentamente. Esto significa que la acción en estas instituciones y el análisis de la
violencia que en ellas ejerce no se limita a la desmitificación de la contradicción entre custodia y cura, entre
custodia y rehabilitación sobre la cual se fundan manicomios y cárceles.
El comportamiento anormal en términos de insociabilidad responsable o enferma, es aislado de manera que el
individuo que lo expresa se convierte sólo en ese fenómeno. El fenómeno negativo es un momento relativo a
un complejo de factores biológicos, psicológicos y sociales, pero es aislado y convertido en absoluto y natural
para justificar su carácter inmodificable. El delincuente es sólo irreductiblemente delincuente y la cárcel es el
lugar que sirve para contener la delincuencia. El loco es sólo e irreductiblemente loco y el manicomio es el
lugar para contener la locura. Pero delincuencia y locura son hechos que forman parte de la vida del hombre,
son expresión de aquello que el hombre es o puede ser y al mismo tiempo de aquello que puede llegar a ser a
través del mundo de relaciones y vínculos. El delincuente se convierte automáticamente en pertenencia de la
criminología, ciencia que suele tener como objeto de investigación la criminalidad y no el hombre en su
totalidad.
Un elemento determinante para el proceso de la rehabilitación es la clase a la cual pertenece los usuarios de
estas instituciones y ciertamente no puede ser casual que, para la casi totalidad, sean proletarios o
subproletarios. Salvo raros casos de adinerados burgueses delincuentes que logran siempre de alguna manera
evitar o reducir la pena. Pareciera que las formas de delincuencia y locura irrecuperables fueran patrimonio de
una sola clase. La ciencia continúa confirmando en la práctica que locura y delincuencia son hechos naturales.
Pero estos hechos sólo forman parte de la naturaleza del proletariado y su proletariado. La burguesía dispone
para sí de estos instrumentos y de esta voluntad. El delincuente de la clase oprimida no tiene historia, o mejor,
su historia es sólo la historia de sus delitos: los antecedentes penales. Es delincuente por naturaleza, así como
el desocupado es negligente y haragán por naturaleza. No hay causas, motivaciones psicológicas, sociales o
económicas que justifiquen o expliquen su gesto, sino precisamente la delincuencia misma que se vuelve
entonces biológica, natural a la índole, a la raza, o al carácter somático.
Para estos delincuentes y para estos locos nuestro sistema social no puedo organizar su recuperación, porque
de otra manera ser y otro sistema social, no fundado sobre la división innatural. Mientras tanto, cárcel y
manicomio siguen conservando su naturaleza marginadora de clase. Las instituciones que deberían responder
a estos problemas son instituciones que parten de una presunción formal expresamente programada: la cura,
la reeducación y la rehabilitación tendientes a la recuperación del internado. Sin embargo, si la finalidad
terapéutica y rehabilitadora de estas instituciones no fuese sólo formal sino prácticamente realizada, el
problema estaría ya de por sí resuelto. Pero una cosa es la función formal y otra su práctica real. Y la verdad
está en la práctica, que nos demuestra como los internados de nuestro manicomio y nuestras cárceles salen
raramente rehabilitados: y es que la finalidad efectiva de estas instituciones continúa siendo la destrucción y la
eliminación de lo que contienen. La posibilidad de su rehabilitación es directamente proporcional a la
disponibilidad de mano de obra, al trabajo que encuentran fuera, en la llamada comunidad libre, según las
fases de concentración o difusión económica.
El fenómeno del sentido de pertenencia a la sociedad, se revela como totalmente ausente, es decir, no se tiene
en cuenta. Tanto en los internados de los manicomios como los encarcelados no pueden reconocerse en esta
sociedad que los castiga, los segrega, los destruye sin ofrecerles una alternativa posible. No pueden aceptar
identificarse con reglas que responden a sus necesidades. No pueden vivir la internación como una experiencia
que los ayuda en su proceso de rehabilitación: la rehabilitación exige también un elemento subjetivo y la
participación de aquel que debe ser rehabilitado. Pero para participar en este proceso es necesario que los que
se encuentran en el proceso de rehabilitación reconozcan a las instituciones que los segregan como
terapéuticas y rehabilitadoras.
Pero estos hombres no pueden sentirse de miembros participes de esa sociedad ni de las leyes y las normas
que ella establece, porque ninguna ley de nuestro sistema social responde prácticamente a sus necesidades y a
sus derechos. ​El problema está precisamente en la incorporación de este concepto: la necesidad de eliminar
al diferente como si la vida no lo contuviese ​y por lo tanto la necesidad de romper la falsa no-contradictoria
de este aspecto exterior pulido y limpio, de todo sería perfecto si no fuera por las ovejas negras.
Este análisis nos permite comprender como todas las instituciones de nuestro sistema social tienen la función
de responder a las necesidades una vez que ellas han sido criminalizadas, reducido lo que no es a o aquello de
que no es síntoma expresión. La desviación, el comportamiento anormal son crímenes porque podrían ser
peligrosos, la institución delegada para la cura y la rehabilitación de la desviación y del comportamiento
anómalo es crimen, en nombre de la prevención de esta peligrosidad.

Desmanicomializacion: ​La tendencia jurídica actual, incentiva la desmanicomialización (traslado de la atención


de pacientes internados en los hospitales psiquiátricos hacia los hospitales generales, centros de salud). Esto
fue promovido por Basaglia.

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