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Bibliografía
- David, P. (1974). “Sociología criminal juvenil”. Buenos Aires: Depalma
UNIDAD II
Bibliografía
- García Méndez, E. (1993). “Infancia y ciudadanía en América Latina”. Córdoba:
Lerner Editora.
- Pérez Álvarez, S. (1981). “La familia abandónica”. Buenos Aires: Ed. Eudeba-Cea.
- Platt, A. (1982). “Los salvadores del niño”. México: Ed. Siglo XXI.
UNIDAD III
Bibliografía
- Ghiso, C. (2008) “Del Régimen del Patronato al Paradigma de la Promoción y
Protección de los derechos del Niño, Niña y Adolescentes”. Buenos Aires: (Ficha de
cátedra).
Desde que fue sancionada en 1919 la Ley 10.903 del Patronato de Menores, también conocida como Ley
Agote, han consensuado en diversos dictámenes respecto de los alcances que dicha norma alcanzó en materia
proteccionista que el Estado aplicó sobre la niñez y la adolescencia. Hoy el nuevo paradigma es el de la
promocion y proteccion de los derechos de niñas, niños y adolescentes. La niñez es considerada en situación
de riesgo o situación irregular. El fuero de menores es el encargado de resolver judicialmente el destino de
esos niños y adolescentes. Podríamos recortar el análisis focalizando niños, niñas y adolescentes víctimas de
un variado listado de problemáticas que confluyen significativamente en una, la social.
El Estado se posicionó protector de dicha infancia. Por un lado los niños y jóvenes, por el otro los “menores”. El
Patronato de Menores contenía a los “menores” y el cuerpo social interactuaba con los niños. Un patronato
conformado por el Ministerio Público (asesorías de menores), un magistrado del fuero de menores (juez) y un
Organismo Administrativo (Consejo Nacional del Menor y la Familia y Consejo Provincial del Menor) ambos
rectores de las políticas sobre infancia.
Habría que destacar que con el correr de los años, en cada uno de los ámbitos que conforman el patronato, se
fueron incorporando colegas integrando equipos interdisciplinarios para el abordaje de las problemáticas que
involucraban a los niños y jóvenes y la asistencia de éstos. Estamos caracterizando a un Estado Protector que
ha ejercido – aún hoy continúa – una función tutelar que delega por norma en la figura del juez la acción
jurídica de disponer del “menor” víctima o autor “de” en base al entendimiento y convencimiento de aquello
que resultaría beneficioso para “el” menor. Esa función tutelar, supletoria de potestades y reemplazante de
responsabilidades, requirió del aporte profesional de la psicología.El proceso de institucionalización basado en
la doctrina de la situación irregular, separaba al niño de su hogar, su familia, su comunidad, su cultura,
insertándolo, la más de las veces, allí donde se contará con una cama. Es decir, una situación penosa para los
niños y una situación compleja para los profesionales involucrados.
Privación de libertad, entendida como una severa restricción de derechos que, de no ser aplicada
adecuadamente provoca deterioros irreversibles en el desarrollo
Convención internacional sobre los derechos del niño: excluye la privación de la libertad como medida de
protección y restringe la posibilidad de su aplicación en el ámbito penal, como medida excepcional y por el
menor tiempo posible.
4. Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (N° 26.061/06). Reglamentada
en 2015.
● Finalidad: protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes
● Principio rector: interés superior del niño (máxima satisfacción integral y simultánea de los derechos y
garantías reconocidos)
● Apunta al fortalecimiento de los vínculos entre padres e hijos, por esto la separación de los padres
(privación de la libertad) es una medida de último recurso, aplicable excepcionalmente, limitada en el
tiempo, y en casos graves de violación de sus deberes parentales.
● Rol del Estado: garante de los derechos del niños
● La sanción de esta Ley crea el Sistema de Protección Integral de Derechos: establece una organización
mediante la cual las instituciones administrativas y judiciales se encuentran dotadas de dispositivos
que se pondrán en marcha ante la violación o amenaza de los derechos de los niños, niñas y
adolescentes. (NNA)
● NNA infractores de la ley penal se los considera sujetos de derecho (su opinión debe ser tenida en
cuenta, respetar todos sus derechos, organización donde está debe garantizar la restitución y
protección de estos, privación de libertad medida excepcional, lo más breve posible)
Derivaciones:
Egreso con su familia, tutor o referentes afectivos
Es la posibilidad de que el joven sea externado y reintegrado a su núcleo familiar, tutor o referentes afectivos.
Para esto se debe evaluar el grado de contencion familiar, que el joven presente cierto grado de conciencia de
la situación, que cuente con recursos internos para funcionar autonomamente, posibilidad de proyectar una
meta.
Comunidades Terapéuticas
Dispositivo de internación que realiza tratamiento específico a sujetos que presentan un compromiso
significativo con las sustancias tóxicas y/o alcohol.
Indicador técnico: determinar el grado de dependencia, si hay cierta conciencia de su situación, y de las
consecuencias que esta puede traer.
Clinica Psiquiatrica
Tratamiento psiquiátrico, especialmente psicosis, que se encuentran descompensados psíquicamente, y que
por ellos requieran tratamiento medicamentoso e internacion.
Diagnóstico: herramienta que permite indagar y obtener cierta informacion acerca del sujeto. Entendemos al
diagnóstico como dinámico.
-En el momento del diagnostico esta la posibilidad para intentar conmover el posicionamiento subjetivo que
motivó su internación. Esto tenderá a que el joven pueda implicarse subjetivamente del acto transgresor, que
pueda responsabilizarse en el sentido de apropiarse de ello.
-Espacio de la evaluación, propiciador de la palabra a través de la escucha, establecer un vínculo de confianza
que permita reflexionar y facilite la historización.
-Espacio generador de la demanda, la cual entendemos como algo a posteriori, algo a construir
Mirada Integradora
Las distintas áreas que interactúan con el joven internado deben hacerlo desde su rol específico, pero
entendiendo que debe primar la unificación de criterios en cuanto a la intervención que se realizará con cada
joven en especial.
Esto produce en el joven que recibe las distintas intervenciones, un discurso unificado que apunta a otorgar
sentido individual distinto, y tmb le otorga la posibilidad de mitigar, disminuir y desestimar la modalidad de
resolución de los conflictos a través de los actos, dando lugar a la palabra.
Está unificacion le permitirá transitar por la institucion como un sujeto de derechos y no como objeto del
Derecho, intentando sentar las bases para que pueda realizar un viraje en el posicionamiento subjetivo desde
aquel que lo expone a riesgos permanentemente a encontrar la significación de sus actos, poder nombrarlos y
darle una nueva semantización.
Diferencias entre la Ley Agote (10903) y la Ley de Protección Integral de los Derechos
de NNA (26061)
En 1919 se creó la ley n° 10903 de Patronato de menores (Ley Agote) con el objetivo de evitar el
riesgo material y el peligro moral de la infancia. Así, cuando un Juez de Menores consideraba que un
niño o joven, menor de 21 años de edad, se encontraba abandonado o en peligro material o moral,
podía suspender la patria potestad de los padres, dando inicio a un “sistema tutelar”.
Esta ley definía a los menores como en “ situación irregular” cuando frecuentaban sitios inmorales o
eran incitados a realizar actos perjudiciales para su salud; por otro lado, se refería a los menores
delincuentes como aquellos a los que se le imputaba una infracción a la ley penal.
El Juez de Menores cumplía su rol en ambos casos, para ambas “poblaciones de menores”. Cada
Juez de Menores decidía respecto de quienes serían sus “objetos de protección” y requerirían de
su “tutela”, pudiendo disponer de los mismos hasta que alcanzaran la mayoría de edad.
La aplicación de la privación de la libertad era la medida tutelar de primer recurso, la cual podía
aplicarse tanto a un menor víctima como a un menor imputado de algún delito, pudiendo estar
internados juntos. Esta es una de las mayores críticas que recibió la ley. La Ley del Patronato
judicializaba, por lo tanto, toda situación de presunto riesgo de peligro material o moral en la que se
encontrase un niño o adolescente. Intentando proteger al sujeto, contrariamente se lo desprotegía
aún más; teniendo en cuenta que la privación de la libertad puede volverse iatrogénica.
A través de los Jueces de Menores, el Estado actuaba con una discrecionalidad ilimitada,
disponiendo de los jóvenes como considerara más adecuado y por el tiempo que considerase
conveniente, no debiendo dar justificaciones de ello. El único límite que se presentaba era el de la
mayoría de edad (en aquel entonces, a los 21 años).
Como esos niños y adolescentes no provenían de familias “modelo” de esa época (modelo
conservador) se imponía la creencia de que esos niños eran víctimas de un modelo familiar inflexible
e inclemente, y por ello debían ser expulsados de la visibilidad social. La categoría de “menor”,
creada por este sistema, estaba basada en la carencia de hogar, de familia y de referentes afectivos.
Se convertían en pupilos protegidos por el Estado. Los “niños”, en cambio, eran quienes contaban
con familia, hogar, recursos y educación pública.
Dicha ley fue derogada a finales del 2005 por la Ley 26061 de Protección Integral de Derechos de las
Niñas, Niños y Adolescentes, la cual está basada en la Convención Internacional de los Derechos del
Niño. A partir de esta nueva ley, Argentina inició un camino de adecuación legislativa en materia de
infancia y de cumplimiento con las obligaciones del Estado. Pero esto sólo puede completarse con la
reforma del régimen penal de menores, que rige la situación de los adolescentes acusados de
cometer delitos. Por aplicación del Régimen Penal de Minoridad vigente (leyes 22278 y 22803), a los
niños y adolescentes se les pueden aplicar penas indeterminadas sin criterios objetivos ni limitativos
para su imposición, además de que no pueden gozar de las garantías constitucionales mínimas (por
ejemplo, aplicarles el principio de inocencia).
Resulta necesario, entonces, la elaboración e implementación de un sistema de Responsabilidad
Penal Juvenil que se encuentre acorde a los estándares mínimos de protección de derechos;
principalmente, que la privación de libertad sea el último recurso y por el menor tiempo posible.
La ley 26061 es de aplicación obligatoria, y su diferencia fundamental con la Ley Agote consiste en
considerar al niño como sujeto de derechos.
Debe garantizarse el “interés del niño”, entendiéndose como tal la máxima satisfacción integral y
simultánea de los derechos y garantías reconocidos en dicha ley. Durante la Ley Agote, el lugar de
protagonista lo ocupaba el juez, mientras que el niño y su familia eran objeto de derecho.
La Ley de Protección Integral compromete al Estado, entre otras cosas, para que éste procure la
constitución de organizaciones y organismos para la defensa y protección de los derechos de los
niños y adolescentes, así como la plena efectividad de los mismos. Se crean, de esta forma, la
Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia y el Consejo Federal de Niñez,
Adolescencia y Familia. La ley también creó la figura del Defensor de los Derechos de Niños y
Jóvenes.
Privación de libertad
Se entiende por la misma que el joven alojado en la institución no puede retirarse de la misma por
propia voluntad, sino que existe una autoridad judicial que determina tanto su ingreso a la misma
como su externación. Por lo tanto, ningún joven podrá ser incluído en un centro de este tipo sin orden
expresa de un juez competente. La privación de libertad no debe vulnerar ningún otro derecho de la
persona.
Las Reglas de las Naciones Unidas entienden a la privación de libertad como: “toda forma de
detención o encarcelamiento, así como el internamiento en un establecimiento público o cerrado del
que no se permita salir al menor por su propia voluntad, por orden de cualquier autoridad judicial,
administrativa u otra autoridad pública”.
El dispositivo de alojamiento es de régimen cerrado y cuenta con personal que realiza la custodia y
vigilancia de los jóvenes. Sólo puede recibir jóvenes del fuero penal.
Tanto en los Centros de Admisión como en los de Permanencia, el alojamiento se divide en dos
tipos: individual y grupal. La utilización de uno u otro dependerá de las características de
personalidad del joven, entre ellas, su disposición o no de integrarse a grupos.
Todos los derechos reconocidos a los adultos deben ser prioritariamente garantizados y resguardados para el
caso de los adolescentes infractores a la ley penal. Mientras que el Código Penal y la legislación penal especial
arbitra “penas”, la legislación penal de los menores de edad únicamente prevé “medidas socioeducativas”
adecuadas a los rasgos de personalidad y necesidades de los infractores, con una finalidad predominante de
prevención especial frente a la retribución y a la prevención general que impregnan también las penas.
En Argentina, aquellos adolescentes que se encuentran alojados bajo la modalidad de privación de libertad
debe ser utilizada como una medida de último recurso y por el menor tiempo posible.
La construcción de una intervención socioeducativa esta dirigida a los adolescentes infractores o presuntos
infractores a la ley penal, cuya finalidad procura, alejarlos de la transgresión a la norma penal, promoviendo la
capacidad de poder ejercer sus derechos, respetar los derechos de otros y asumir las obligaciones que le
posibiliten la elaboración de un proyecto de vida.
Esta intervención socioeducativa debe propicia la capacidad de los adolescentes de responsabilizarse de las
consecuencias de sus actos. Además, se deberá tener en cuenta no solo su grupo familiar, sino también el
centro de vida de cada adolescente con el fin de propiciar una adecuada integración comunitaria.
El objetivo de tal intervención, apunta a un proceso de reinsercion social. La reinsercion social se entiende
como un proceso que tiende a la generacion de habilidades sociales, las que permitiran a los jóvenes actuar en
consecuencia y responsablemente desde la perspectiva legal. Los programas que intervienen en el medio con
jóvenes infractores persiguen los siguientes objetivos:
-Fortalecer las habilidades personales que mejoren su desempeño a nivel socio-familiar.
- Promover un proyecto de vida con metas realizables a corto, mediano y largo plazo.
-Fortalecer el acompañamiento de los referentes significativos con el fin de que estos apoyen todas las
iniciativas individuales, familiares y social que el adolescente pueda proyectar.
- Promover el inicio o continuacion de estudios como también la participacion en talleres formativos y vínculos
positivos con la comunidad.
Conclusion: La Convencion de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes ha impactado profundamente en la
concepcion de la infancia, asegurando en persona menor de edad la entidad e identidad como sujeto pleno de
derechos. Se ha dado comienzo a una nueva era en la relación sociedad-infancia. Esto supone comprension de
nuevos paradigmas y la implementacion y ejecución de nuevos modelos que se ajusten a ello, como lo es el
modelo de la proteccion integral.