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Federico Mayor, España.

Un ensayo temático ampliado sobre los conceptos clave


de la Parte IV

La democracia, la no violencia y la paz

Federico Mayor ha sido miembro del Parlamento que el protagonista salga a escena, el objeto de todos los esfuerzos
español y europeo y ha fungido como Ministro de realizados a favor del progreso de la humanidad y el mejoramiento
Educación y Ciencias de España. Mayor es de la calidad de vida de todos los habitantes de la Tierra, sin excep-
miembro de la Comisión de la Carta de la Tierra. ción. Durante siglos, el poder de unos pocos ha impuesto sus ideas
Como profesor de bioquímica y biología molecular sobre una mayoría que, resignada, temerosa y confundida—tras
y Director General de la UNESCO al momento de breves períodos de resistencia—ha asentido. Hoy brilla una nueva
la elaboración de la Carta, tuvo una participación esperanza de que finalmente el siglo XXI sea el siglo de los pueblos,
especialmente activa en la preparación del borrador del Preámbulo, la de la emancipación de los ciudadanos, de la voz de la gente, de
Parte IV y El Camino hacia Adelante. Como fundador de la Fundación cambiar de sujetos imperceptibles y anónimos a interlocutores y
Internacional para una Cultura de Paz, Mayor ha fomentado la divul- protagonistas de una nueva gobernabilidad.
gación de la Carta y de su importancia, no sólo en el ámbito escolar y
universitario, sino también en ayuntamientos, concejos, parlamentos Por ende, así empieza el Preámbulo a la Carta de la Tierra: “Estamos
y todo tipo de tomadores de decisiones. Mayor ha escrito un gran en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la huma-
número de documentos científicos, varios ensayos y tres colecciones nidad debe elegir su futuro. A medida que el mundo se vuelve cada
de poesías. vez más interdependiente y frágil, el futuro depara a la vez grandes
riesgos y grandes promesas. Para seguir adelante, debemos reco-
nocer que en medio de la magnífica diversidad de culturas y formas
de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad
terrestre con un destino común. Debemos unirnos para crear una
Como nunca antes en la historia, el destino común nos sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la natura-
hace un llamado a buscar un nuevo comienzo. leza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una
La Carta de la Tierra, El Camino hacia Adelante, primer cultura de paz.” (primer párrafo). De manera similar al Preámbulo a
párrafo la Carta de las Naciones Unidas (San Francisco, 1945), el enfoque
está indiscutiblemente dirigido a generaciones futuras, a aquéllos
ste “nuevo comienzo”, esta nueva etapa en la historia de la que están un paso atrás, a aquéllos que lo estarán haciendo dentro
E humanidad, “requerirá un cambio de mentalidad y de corazón
…. un nuevo sentido de interdependencia global y responsabilidad
de pocos años. De ellos depende el futuro, un futuro que deberán
diseñar libre y responsablemente. Para nosotros, con nuestra visión
universal.... Nuestra diversidad cultural es una herencia preciosa.... y valentía, debemos asegurar que nadie altere o predetermine la
se debe buscar la manera de armonizar la diversidad con la uni- forma o apariencia del mañana. Este es nuestro compromiso por
dad.... Todo individuo, familia, organización y comunidad, tiene un excelencia: Del pasado debemos rescatar las lecciones aprendidas y
papel vital que cumplir.... Con el objeto de construir una comunidad aplicarlas. No me cansaré jamás de repetir que el pasado no se
global sostenible, las naciones del mundo deben renovar su com- puede cambiar. Sucedió como sucedió. Sólo podemos describirlo. Y
promiso con las Naciones Unidas” (El Camino Hacia Adelante, debemos hacerlo con sinceridad. Lo que sí podemos y debemos
segundo, tercer y cuarto párrafos). Estos son algunos de los cami- cambiar es el futuro. Es nuestra tarea primordial. Es nuestro des-
nos hacia el futuro que nos permitirán enderezar aquellos rumbos afío. No debemos distraernos ni volver la mirada. Nuestros descen-
actuales que muestran horizontes sombríos. Llegó la hora de actuar. dientes ya han puestos sus ojos en nosotros.
No podemos demorar más la toma de decisiones, especialmente si
consideramos que desde la década de los ochenta se sustituyeron, “Se necesitan cambios fundamentales en nuestros valores, institu-
en una histórica abdicación de las responsabilidades políticas, las ciones y formas de vida. Debemos darnos cuenta de que, una vez
ideologías y los ideales por leyes de “mercado”. Por eso, para poder satisfechas las necesidades básicas, el desarrollo humano se refiere
rectificar, para poder corregir las tendencias actuales, es esencial primordialmente a ser más, no a tener más.” (Preámbulo, cuarto

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párrafo). La situación global muestra una creciente patología dos, otros menospreciados. Esto sucede de manera tal que ya no
ambiental, al mismo tiempo que la brecha entre los países ricos y sabemos lo que deberíamos saber. Estas manipulaciones colman
pobres se ensancha en vez de disminuir. “La injusticia, la pobreza, la nuestros jardines, muchas veces hasta en los rincones más íntimos,
ignorancia y los conflictos violentos se manifiestan por doquier y de plantas extrañas e indeseables.
son la causa de grandes sufrimientos.” Todo esto, descrito en el ter-
cer párrafo del Preámbulo, requiere con urgencia, como argumenté La edificación de la democracia exige que reclamemos el derecho a
anteriormente, de la presencia de la sociedad civil y de las organiza- la información transparente y que expresemos, sin cortapisas,
ciones en las que se encuentra integrada, para que en adelante, la nuestras opiniones y, con la ayuda de la tecnología moderna, incor-
sociedad civil se torne en un interlocutor indispensable y un partici- poremos progresivamente múltiples voces hasta formar un verda-
pante activo en la construcción de un mundo “democrático y dero clamor público, uno que confronte victorioso la hegemonía y
humano”. Para poner en práctica estas aspiraciones, necesitamos la plutocracia de tal manera que se rompa el silencio. Romper un
fortalecer el sentido de solidaridad y fraternidad, según se proclama silencio que ha permitido tantas injusticias, para que se pueda
en el Articulo 1 de la Declaración de Derechos Humanos. Todos implementar un marco ético legal de manera pacífica y enérgica en
libres, todos iguales, todos dotados de razón, todos unidos frater- el ámbito local e internacional, para que la palabra de los ciudada-
nalmente. Todos diferentes. Hasta el punto de unicidad, todo ser nos –pues en esto yace la verdadera democracia– ilumine el camino
humano es único, creador. Esta capacidad inherente a la especie de los gobernantes hacia un futuro más brillante; para que las
humana nos permite desviar la dirección fatal de nuestra trayecto- “espadas se conviertan en arados” y avancemos de una cultura de
ria. El haber logrado descifrar el lenguaje de la vida –esa comple- imposición y fuerza a una cultura de diálogo y paz.
mentariedad espacial de las moléculas que gobierna desde la trans-
ferencia genética hasta su materialización en componentes Tiempo para pensar, para escuchar, para ser uno mismo. No existe
estructurales y dinámicos en todos los seres vivos– nos permite, una democracia robusta y sostenible sin ciudadanos que se preocu-
por consiguiente, predecir inexorablemente su comportamiento. pen por los demás y que sean capaces de debatir a favor de sus pro-
Pero existe una excepción, y es la que dota a cada ser humano con puestas. No existe una democracia en silencio, ni bajo sumisión o
ese vasto ímpetu creativo, esa excepción que permite, aún al borde temor.
de la luz y la tiniebla, de la certeza y la incertidumbre, la libertad de
elaborar sus propias respuestas, de decidir por sí mismo, de “dirigir La violencia no tiene justificación. Jamás. Pero necesitamos tratar
con sentido su propia vida”, definición de educación difícil de mejo- de explicar por qué ocurre, qué la genera; por qué emerge, feroz, a
rar en las propias palabras de D. Francisco Giner de los Ríos. Tener tal grado que a veces implica sacrificar nuestra propia vida. Como
tiempo para reflexionar, para pensar, para ser uno mismo, para no se establece en la Parte III de la Carta de la Tierra, debemos hallar las
sólo ser un espectador pasivo, un receptáculo que permite que raíces de la hostilidad, frustración, radicalización y aversión en las
otros decidan en su nombre, que permite que otros determinen –a condiciones de vida que difícilmente son compatibles con la digni-
veces a través de diferentes instancias mediadoras– el rumbo de su dad humana, en las promesas incumplidas una y otra vez, en el
comportamiento. abandono, en la negligencia, en el olvido. Para alcanzar una justicia
social y económica, resulta indispensable “erradicar la pobreza
Nosotros, como creadores, libres, sin ataduras, con las alas abiertas como imperativo ético, social y ambiental . . . . Garantizar el derecho
ingrávidas para volar alto, podemos “brindar principios éticos a la al agua potable, al aire limpio, a la seguridad alimentaria, al suelo
comunidad mundial emergente”. De los cuatro Principios con los no contaminado, al abrigo y a la higiene pública, asignando los
que inicia la Carta de la Tierra, el Principio 3 específicamente se recursos nacionales e internacionales requeridos” (Principio 9 y
refiere a “Construir sociedades democráticas que sean justas, parti- Subprincipio 9.a). Pero estos recursos no se podrán obtener si la
cipativas, sostenibles y pacíficas”. El Subprincipio 4.a complemen- sociedad civil continúa aceptando que “las cosas son como son y
tario establece que necesitamos “Asegurar que las comunidades, a no pueden ser de otra manera” y que “no hay remedio”. La era del
todo nivel, garanticen los derechos humanos y las libertades funda- silencio terminó. La era de la auténtica democracia comienza donde
mentales y brinden a todos la oportunidad de desarrollar su pleno debería: con la voz de la gente, con la nunca violenta, pero siempre
potencial”. Considero este aspecto particularmente relevante. Algu- firme, expresión de sus derechos, de sus proyectos, deseos y sue-
nos se ocupan de atender sus necesidades, lo que escasamente les ños.
permite sobrevivir; otros se distraen mediante el entretenimiento
evitando que tengan tiempo para pensar; otros viven ofuscados por Un desarrollo humano integral, endógeno y sostenible para una
temores, supersticiones e impulsos individualistas que no sólo adecuada distribución de los recursos de todo tipo —incluyendo,
muestran su ignorancia, sino que a menudo los lleva a adoptar naturalmente, el conocimiento— para el bien de todos. La reduc-
posiciones intransigentes, extremistas y fanáticas. Son sólo unos ción de los desequilibrios actuales es una condición sine qua non;
pocos que pueden escaparse de la rutina diaria e inercia para pen- en las áreas más prósperas de la aldea global, sólo el veinte por
sar lo que dicen y decir lo que piensan. Corremos el riesgo de ser ciento de la población mundial disfruta del ochenta por ciento de los
arrastrados por inmensas ráfagas de medios de comunicación, de bienes, de los frutos de la innovación, de los descubrimientos y de
ser moldeados por el poder mediador omnipresente, de ser sumi- las aplicaciones tecnológicas. Sin embargo, su riqueza espiritual
dos en ese gran torbellino de eventos selectos: algunos magnifica- está errando el camino. Necesita abrir ventanas y puertas para

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casos, la facultad de actuar con rigor científico a través de comisio-
nes transdisciplinarias; para proteger la diversidad e identidad de
todas las culturas y lenguajes evitando la uniformidad progresiva,
la erosión de las identidades de civilizaciones anuentes a reconocer
los muchos puentes que las unen y no los aspectos que las separan;
de tal forma que la solidaridad se inspire en los principios éticos
universalmente aceptados.

Es urgente que se inicien estas transformaciones y se reduzcan las


desigualdades que el sistema económico actual ha incrementado,
causando tensiones y un sentimiento generalizado de impotencia
para enderezar los rumbos que nos llenan de ignominia y desespe-
ranza. No puede ser que mueran de inanición diariamente 40.000
personas. No puede ser que el conjunto militar-industrial produzca
armamento para la confrontación convencional de ejércitos en dife-
rentes países, cuando lo que ahora se requiere, de cara al terro-
rismo, es fortalecer la seguridad personal y fomentar la colabora-
ción de todos los ciudadanos, de los cuales la mayoría está del lado
de la vida y en contra de aquéllos que maquinan atrocidades desde
la oscuridad. Asimismo, usar los recursos humanos y tecnológicos
con el fin de erradicar la violencia a nivel cooperativo mundial, al
mismo tiempo que se disminuyen y erradican la miseria, exclusión,
pobreza y desnutrición.
© PLAN NEDERLAND / JOHANNES ABELING

La Carta de la Tierra sostiene que la igualdad de género debe afian-


zarse, otro requisito para la institución de la paz y la democracia en
el ámbito local, regional y mundial. Si el principio común es la igual-
dad plena de todos los seres humanos, ¿cómo explicamos la discri-
minación que afecta a algunos grupos étnicos, a varias comunida-
des indígenas y a las mujeres? ¿Cómo podemos seguir aceptando
una sociedad esencialmente masculina en la cual el progreso de las
últimas décadas nos indica que los hombres toman el noventa y
conocer y comprender a aquéllos que viven, muchas veces en con- seis por ciento de las decisiones y representan el ochenta y ocho
diciones de hacinamiento, en vecindarios pobres de gran escasez. por ciento de la voz de la Tierra?
Todo esto con el fin de que “la convivencia” se torne realidad y sea
la piedra angular para la construcción de la democracia en un nuevo La democracia y la no violencia requieren de la seguridad de la paz
mundo, como recomendó la comisión presidida por Jacques Delors y no la paz de la seguridad, más no una paz de imposición, de
en su publicación Educación para el siglo XXI: Temas y prospectos. miedo o de silencio. Como acoté anteriormente, la llave para cual-
Para esto, se requiere tomar medidas, con una verdadera disposi- quier sistema democrático es la interacción, la participación y el
ción de reconciliación, normalización y pacificación, y sin más pre- saber escuchar. Una educación para todos a lo largo de sus vidas
ámbulos, a fin de aliviar la situación de miles de millones de perso- para asegurar una creciente presencia de ciudadanos en los gobier-
nas. Medidas para poner fin a la vergüenza de los paraísos fiscales, nos, para que instituciones, particularmente las universidades, a
donde se “lava” el dinero proveniente del tráfico más horrendo través de la interdisciplina, se conviertan en asesores de las institu-
(¡drogas, armas, personas!). Medidas que reduzcan de inmediato ciones democráticas (parlamentos, concejos municipales, medios
datos como los siguientes: Los subsidios agrícolas en los Estados de comunicación) y en vigías de la previsión y la prevención. La pre-
Unidos y la Unión Europea alcanzan 375 mil millones de dólares al vención es la gran triunfadora. Sólo un sistema democrático en el
año. Eso es un poco más mil millones de dólares diarios. El gasto en cual el pueblo le da forma al contenido y al tono del gobierno per-
armas, que aumentó en los últimos años como corresponde a una mite el ejercicio pleno de los derechos humanos sin excepción.
economía de guerra, ha llegado a la cifra de 2.600 millones de dóla-
res diarios. Sería suficiente comenzar por una reducción progresiva La democracia, la no violencia y la paz. La Declaración y Programa
de estas inversiones y desviarlas para respaldar el desarrollo endó- de Acción sobre una Cultura de Paz, aprobada por la Asamblea
geno global, financiando el nuevo convenio social y económico General de las Naciones Unidas el 13 de septiembre de 1999, esta-
indispensable para una Tierra y habitabilidad sostenibles; un nuevo blece que “la sociedad civil debe estar plenamente comprometida
convenio ambiental que detenga la degradación, el cambio climá- con el desarrollo de una cultura de paz.... El papel fundamental en la
tico, la contaminación de los océanos, y que permita en todos los promoción de una cultura de paz pertenece a padres de familia,

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maestros, políticos, periodistas, organismos y grupos religiosos,
intelectuales, aquéllos dedicados a actividades científicas, filosófi-
cas, creativas y artísticas, trabajadores de la salud y humanitarios,
trabajadores sociales, gerentes de varios niveles, así como organi-
zaciones no gubernamentales”. Para llevar a cabo el Principio 16 de
la Carta de la Tierra que reza, “Promover una cultura de tolerancia,
no violencia y paz”, resulta especialmente útil aplicar las medidas
indicadas en el programa de acción de la declaración antes mencio-
nada: una educación para todos a lo largo de sus vidas, sin obstácu-
los para su acceso; impulsar el desarrollo sostenible económico y
social; promover el respeto por todos los derechos humanos; con-
solidar la igualdad entre hombres y mujeres; instar a la participa-
ción democrática; fomentar la comprensión, tolerancia y solidari-
dad; apoyar la comunicación participativa y el libre flujo de
información y conocimiento; y promover la paz y seguridad interna-
cional.

No puede seguir existiendo la contradicción actual entre democra-


cias en el ámbito local (no importa lo frágiles o vulnerables que
muchas aún sean), ni la oligocracia y hegemonía en el ámbito inter-
nacional. Como se establece en la Carta de la Tierra, la cooperación
entre todos los pueblos, el desarme y la erradicación de armas de
destrucción masiva, implica que las Naciones Unidas debería tener
autoridad moral sobre los recursos financieros, humanos y técnicos
esenciales para el cumplimiento de su misión. “Nosotros, el pueblo,
hemos decidido rescatar a las generaciones siguientes del horror de
la guerra.” Un sistema de las Naciones Unidas –con instituciones
internacionales especializadas en aspectos relacionados con tra-
bajo, alimentos, educación, cultura, ciencia– ampliamente utilizado,
al servicio de todo el mundo, con las adaptaciones sugeridas por la
realidad y una visión en perspectiva.

El Subprincipio 16.f de la Carta de la Tierra manifiesta que “la paz es


la integridad creada por relaciones correctas con uno mismo, otras
personas, otras culturas, otras formas de vida, la Tierra y con el todo
más grande, del cual somos parte”. Hoy día, celebramos los sesenta
años de la creación de las Naciones Unidas en San Francisco y de la
UNESCO en Londres, y el quinto aniversario del lanzamiento de la
Carta de la Tierra en Ámsterdan en el año 2000. Esto constituye un
marco teórico, un fundamento indispensable y deseable, ya que
dota a la Carta de la Tierra con validez, autenticidad y una exigencia
de compromisos muy sólidos. Por ende, necesitamos promover su
difusión, para que todas las instituciones educativas, todas las ofici-
nas gubernamentales y todos los medios de comunicación, conoz-
can y pongan en práctica los principales puntos de referencia,
especialmente en las circunstancias actuales de desconcierto y
consternación.

Todos diferentes, todos iguales, unidos, con la esperanza cifrada en


la capacidad singular de crear, nos comprometemos a diseminar y
acatar la Carta de la Tierra, para contribuir con los Objetivos del
Milenio, “Que nadie que pueda hablar siga callado / que todos se
unan a este grito”. •

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