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CASO CLÍNICO

Lesión acral por lamido


A propósito de casos clínicos
Gustavo Machicote Goth
DERMAPET Galicia • Santiago • Vilanova de Arousa • Pontevedra
www.dermapet.es • dermapet@dermapet.es • Imágenes cedidas por el autor

A pesar de su baja incidencia, la lesión acral por lamido en sus diferentes presentaciones (forunculosis acral, granuloma
por lamido, nódulo prurítico acral) puede ser un gran desafío para el veterinario y en algunos de estos casos, más que una
reseñable frustración.
En este artículo aprovecharemos la experiencia obtenida en diferentes casos clínicos para revisar todo lo relacionado con
esta enfermedad.

Anamnesis
Los propietarios suelen llevar a la consulta a sus perros, por
lo general de tamaño grande a gigante, desde temprana
edad debido a lesiones en placa en los extremos de una o
más extremidades (figura 1).
Los propietarios insisten en que el animal no para de
lamerse interpretando que es debido a una “herida” sufrida
previamente.
A pesar de que últimamente se sabe que la causa puramen-
te etológica de esta patología es poco frecuente, es impor-
tante indagar sobre el tipo de vida y comportamiento del
animal y sobre sus antecedentes ortopédicos o alérgicos.

Inspección general Figura 1. Dermatitis acral en las cuatro patas por causa
puramente etológica.
Suelen ser perros que pueden sufrir sus primeros signos
de dermatitis acral antes del año de edad pero ya con un
tamaño de adulto.
Es muy importante buscar la presencia de alguna altera-
ción ortopédica o signos de prurito que puedan favorecer
el lamido de las extremidades. El lamido podal por dolor o
por alergias podría ser un desencadenante válido de esta
enfermedad. Puede observarse cojera que puede estar
relacionada con la presencia de una forunculosis dolorosa
o con un problema ortopédico.

Inspección dermatológica
Lo que el propietario suele denominar como “herida”,
se presenta como una lesión anular focal única (figu-
ra  2) o multifocal, eritematosa y exudativa, muchas
veces sobresaliente y en placa con la piel engrosada y
difícil de plegar en sí misma. Cuando estas lesiones se Figura 2. Dermatitis acral inicial en localización típica.

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presentan con cierta evolución o cuando son refracta-


rias al tratamiento, suelen evolucionar hacia la hiperpig-
mentación, liquenificación y alopecia (figura 3).
La lesión se suele presentar con más frecuencia en los car-
pos aunque no es rara la presentación en el lateral del tarso
y en diferentes lados de los dedos (figuras 4 y 5).

Razas afectadas
Las razas más afectadas pueden ser las gigantes
y las grandes. Entre estas es más frecuente en:

■■ Gran Danés
■■ Dobermann
■■ Pastor Alemán Figura 3. Placa crónica de dermatitis acral por lamido.

■■ Boxer
■■ Weimaraner
■■ Bullmastiff

Diagnósticos diferenciales
La apariencia de esta enfermedad es bastante evidente
y solo podríamos confundirla en algunos casos con una
lesión primaria por traumatismo, una placa demodécica,
un granuloma de punto de presión, un querion dermatofí-
tico o un histiocitoma.

Figura 4. Dermatitis acral por lamido en lateral del tarso.

Métodos
complementarios
La impronta del exudado para la citología, el
raspado, el cultivo y el antibiograma son fun-
damentales para descartar parásitos, derma-
tofitos y para comprobar la presencia de una
pioderma y el tipo de bacteria. Es muy impor-
tante intentar comprimir la placa para obtener
exudado que puede ser purulento o serohemo-
rrágico (figura 6).

Si se sospecha de un origen ortopédico, la


anamnesis y las placas radiográficas nos pue-
den ayudar a descartar lesiones articulares u
óseas como osteocondritis, panosteitis, etc.
Figura 5. Dermatitis acral en estado agudo y en zona atípica.

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Diagnóstico definitivo
El descarte de parásitos, neoplasias o dermatofitos y la
confirmación de una pioderma concomitante junto con
la evidencia de un lamido obsesivo y un tipo de lesión en
placa con una localización típica, permiten deducir que
estamos ante una lesión acral por lamido.
Lógicamente existen excepciones, principalmente en la
localización de la lesión, pero la dificultad en el tratamiento
en general y la evolución nos confirman esta patología.
Esta dificultad en el tratamiento y su recidiva muchas
veces depende del componente etológico del lamido, de
su dependencia endorfínica producida por el propio lami-
do y de la profundidad de la infección, que puede llegar
a ser una verdadera forunculosis con reacción propia de
cuerpo extraño muy difícil de tratar (figura 7).
Figura 6. Dermatitis acral supurante.

Tratamiento
A pesar de que durante años se ha considerado la base
etológica de la patología como muy importante, actual-
mente la infección se considera el elemento que la sostie-
ne, y la causa primaria del lamido excesivo (dolor, prurito)
debe ser controlada.
Las estereotipias puramente psicológicas pueden pre-
sentarse pero deben confirmarse una vez descartadas
las otras causas.
El tratamiento se basa en el uso de analgésicos en el caso
de origen traumatológico, antibióticos durante largos
periodos y psicofármacos antidepresivos que suelen utili-
zarse en casos con base etológica.
El elemento que mantiene el círculo vicioso de lamido
suele ser la pioderma, y muchos de estos casos responden
a la administración prolongada sistemática de antibióticos
Figura 7. Dermatitis-forunculosis acral grave en placa en un
más el uso tópico de los mismos.
Bullmastiff.
Los psicofármacos y opiáceos pueden ser de utilidad, no
siempre porque el origen de la dermatitis acral sea eto-
lógico sino porque el lamido produce endorfinas y estas
deben antagonizarse o bloquearse.

Terapia sistémica/tópica
1. Antibióticos sistémicos: utilizar los indicados por el
antibiograma y hasta por lo menos, un mes posterior a
la curación clínica (figura 8).
2. Antibióticos/antisépticos tópicos: deben ir
acompañados de una buena limpieza para evitar la
formación de biofilms.
3. Analgésicos/antiinflamatorios no esteroideos: en casos
de un origen ortopédico.
4. Corticosteroides sistémicos y/o tópicos: pueden ser
Figura 8. Dermatitis acral en proceso de curación. Debemos muy útiles para reducir la formación de placas o para
estar muy seguros antes de suspender el tratamiento. contrarrestar la base alérgica del lamido. La aplicación

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de la hidrocortisona aceponato en espray puede dar


muy buenos resultados.
Pronóstico
Como vemos, existe una variedad grande de causas pri-
5. Antidepresivos: para desbloquear la alteración marias y de tratamientos, lo que nos demuestra que esta
comportamental. Los más usados son la fluoxetina y la patología puede ser un reto desafiante y, en algunos casos,
clomipramina. hasta frustrante debido a la alta frecuencia de recaídas
6. Ansiolíticos: pueden ser útiles en su faceta sedante, (figura 9).
como las diacepinas o el antihistamínico hidroxicina. Es clave mantener el tratamiento hasta estar seguros del
7. Bloqueantes de endorfinas: la naltrexona puede control de la patología y reconocer claramente la causa
ser servir para intentar bloquear los receptores de primaria del problema.
endorfinas. La sustitución de estas endorfinas con la
administración de hidrocodona podría ser otro recurso Bibliografía
terapéutico.
■■ Miller – Griffin – Campbell, Small Animal Dermatology,
7º ed. Elsevier 2013. 15, 650-653.
Terapia local
■■ Machicote, G. Dermatología canina y felina. Ed. Servet.
Con respecto a la terapéutica específica de vía tópica, las 2012. 4, 61-68.
sustancias utilizadas se pueden basar en su poder antisép-
tico, antiinflamatorio o analgésico. Las utilizadas con más ■■ Nuttall, T. Enfermedades cutáneas del perro y el gato.
frecuencia son: Ed. Servet.2010. 1, 62-64.

■■ Clorhexidina

■■ Ácido fusídico

■■ Ácido hipocloroso

■■ Mupirocina

■■ Hidrocortisona aceponato

■■ Mometasona

■■ Capsaicina

■■ Acetato de metilprednisolona/triamcinolona
(sublesional)

Otros tratamientos
Desde el punto de vista quirúrgico la posibilidad de la
extirpación de la placa puede ser un buen recurso. Esto
puede ir acompañado por un vendaje que ayude a preve-
nir el lamido.
También se han descrito buenos resultados con el láser
terapéutico, la acupuntura, la electroevaporación con láser Figura 9. Dermatitis acral iniciando una recidiva en un
quirúrgico, la criocirugía y la radioterapia. Mastín de los Pirineos.

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