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Indulto a Fujimori: Puntos clave

para comprender la decisión de la


Corte IDH, por Valeria Reyes
El pasado viernes 15 de junio de 2018, la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (Corte IDH) notificó a las partes involucradas e hizo pública a
través de su sitio web, su resolución de supervisión de cumplimiento de los
casos Barrios Altos y La Cantuta, contra Perú. En dicha resolución, como
era de esperarse, la Corte IDH se pronunció, principalmente, sobre
el indulto concedido por el ex presidente Pedro Pablo Kuczynski la víspera
de la navidad del 2017, a su homólogo Alberto Fujimori, quien en el 2009
fue condenado por crímenes de lesa humanidad precisamente por los casos
supervisados por el Tribunal.

La decisión de la Corte IDH ha representado una sorpresa poco feliz para


muchos de los que expectantes confiábamos en que sería este Tribunal el
que de forma contundente pusiera fin a la actual situación de desamparo en
la que fueron colocados los derechos de las víctimas con el otorgamiento
del indulto. Sin embargo, como se sabe, la Corte IDH no dio el paso firme
que fue exigido por diversos actores, incluida la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH), la cual de manera expresa le solicitó dictar “una
orden expresa de revocatoria del indulto humanitario”[1].

A diferencia de lo que algunos afirman, no es esta una resolución en la


que la Corte IDH haya acogido los argumentos del Estado[2] y ello se
puede apreciar a lo largo de las 37 páginas de la resolución, en las que
la Corte resalta la serie de irregularidades que envolvieron al supuesto
indulto humanitario concedido a Fujimori e indica que esto es
abiertamente contrario al derecho de acceso a la justicia de las víctimas y al
deber de investigar, juzgar y, de ser el caso, sancionar las violaciones a los
derechos humanos. Pese a ello, sí se trata de una decisión particular y
compleja para la cual podrían tenerse en consideración las siguientes
premisas:

1. La Corte IDH no anuló el indulto a Fujimori, pero tampoco lo


convalidó

El Tribunal no se ha pronunciado sobre la convencionalidad o no del indulto


concedido a Fujimori. Por el contrario, ha señalado que es deber de la
justicia constitucional interna hacer una evaluación de dicha medida,
aplicando el control de convencionalidad y los criterios, y conclusiones
establecidos por la Corte en su resolución. En esa línea, la Corte señaló
que las partes deberán informar a más tardar el 29 de octubre de 2018
sobre los avances de la justicia interna, aclarando que siempre queda
expedita la posibilidad de que sea el propio Tribunal quien finalmente
resuelva este caso, si la justicia interna no aplicara de manera debida
los lineamientos indicados.

Sobre este extremo, mucho se ha cuestionado la tibieza del Tribunal, quien


anteriormente había llegado incluso a revocar las leyes de amnistía
promulgadas durante el gobierno de Fujimori, declarando que estas
carecían de efectos jurídicos[3]. Sin embargo, debe tomarse en cuenta que:
i) luego de su sentencia para el caso Barrios Altos, la Corte IDH no ha vuelto
a adoptar una decisión de esa magnitud, y, ii) que en dicha oportunidad, la
Corte estaba dictando sentencia de fondo en un caso, mientras que la
decisión que venimos comentando se enmarca en la etapa de supervisión
de cumplimiento de sentencias, en la que el alcance de lo que pueda
resolver el Tribunal se encuentre limitado por los puntos resolutivos
sentados en la sentencia del caso.

Aun cuando consideramos que la poca firmeza de la decisión de la Corte


IDH sobre el indulto, puede constituirse en una falta de protección a los
derechos de las víctimas, vemos en dicha decisión una clara oportunidad de
que finalmente este caso sea resuelto con justicia. Ello obedece, a que el
Tribunal ha establecido claramente los criterios que debe observar la justicia
peruana al tomar una decisión sobre el indulto. Adoptar estos criterios, así
como el resto de estándares fijados por la Corte IDH en el resto de su
jurisprudencia, es obligatorio para la justicia interna desde la perspectiva de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH), como a partir
de lo que señala nuestra Constitución Política de 1993.

2. La Corte IDH confirma que en este caso no hace falta agotar los
recursos internos

Durante la audiencia de supervisión de cumplimiento de las sentencias,


realizada en Costa Rica el 02 de febrero de 2018, los representantes del
Estado peruano, señalaron que la Corte IDH no debía pronunciarse sobre la
validez del indulto, en tanto las víctimas no habían cumplido con agotar los
recursos internos.

La Corte aclara en su resolución que, en esta etapa de los casos, en los que
ya ha sido emitida una sentencia de fondo, no es aplicable el requisito de
agotamiento de los recursos internos establecido en el artículo 46 de la
CADH[4]. Esto último se hace todavía más evidente toda vez que la
ausencia de dicho requisito se configura como una causal de improcedencia
que impide que un caso pueda ser resuelto en el marco del sistema
interamericano. No obstante, tanto el caso de Barrios Altos como el de La
Cantuta YA fueron resueltos por la Corte IDH en los años 2001 y 2006,
respectivamente y actualmente solo queda pendiente verificar si el Estado
peruano ha dado cumplimiento a todos los extremos ordenados por el
Tribunal en casa una de sus sentencias.

En este punto, cabe resaltar que la decisión de la Corte IDH de darle la


oportunidad al Estado de evaluar la convencionalidad del indulto a Fujimori
antes que el propio Tribunal, no responde a que sea un requisito agotar la
vía interna para que dicha tarea pueda ser emprendida desde el sistema
interamericano, sino a que la Corte consideró conveniente, de manera muy
particular, que en este caso la prioridad recaiga en los órganos
jurisdiccionales peruanos[5].
3. La Corte IDH reconoce la existencia de una tendencia regional
orientada a prohibir el indulto en casos de graves violaciones a los
derechos humanos

Uno de los puntos más sólidos en la decisión del Tribunal, es, sin duda, el
afirmar que existe una “tendencia regional orientada a la prohibición expresa
del indulto cuando se trata de graves violaciones a los derechos humanos o
de crímenes internacionales reconocidos en el Estatuto de Roma”[6] tales
como los crímenes de lesa humanidad de los cuales Fujimori es autor
mediato. Para llegar a dicha conclusión, la Corte realiza una evaluación de
la legislación interna de diversos países que conforman la Organización de
Estados Americanos (OEA) e identifica que, en su gran mayoría, el rechazo
al indulto es tajante.

Pero la Corte IDH, decide dar un paso adicional y confirmar que esta
tendencia además de reflejar la perspectiva de la región latinoamericana, ha
sido consolidada también desde los postulados del Derecho Internacional
de los Derechos Humanos y el Derecho Penal Internacional. Así, la Corte
presenta dentro de sus considerandos, un análisis comprensivo de los
estatutos y decisiones de la mayor parte de los tribunales penales
internacionales y otros órganos de derechos humanos y concluye que la
tendencia creciente se orienta a “limitar que las condenas impuestas por
tribunales penales por graves violaciones a los derechos humanos sean
perdonadas o extinguidas por decisiones discrecionales de los Poderes
Ejecutivo o Legislativo”[7]. Cabe precisar que el Tribunal no limita dicho
análisis a los indultos comunes, sino que considera que también es
aplicable a los indultos por motivos humanitarios.

4. La Corte IDH admite que el indulto, incluso cuando humanitario,


lesiona los derechos de las víctimas y por eso debe ser limitado

Desde diferentes voces, incluida la del propio Estado, se buscó defender la


legalidad del indulto bajo el argumento de que este no afectaba los
derechos de las víctimas pues respondía a motivos humanitarios tales como
proteger la vida y la salud de Alberto Fujimori. Sin embargo, a través de su
resolución, la Corte IDH aclaró que el indulto por razones humanitarias
implica una extinción de la pena impuesta mediante un proceso penal, y que
ello afecta el derecho de acceso a la justicia de las víctimas[8].

Esta afirmación es de vital importancia pues desbarata el falso argumento


de que el indulto concedido a Fujimori no tenía límites por no tratarse de un
indulto común. Además, la conclusión planteada por la Corte impone una
serie de deberes a la justicia peruana cuando le corresponda evaluar la
convencionalidad de la medida, pues al identificarse una colisión entre el
derecho de acceso a la justicia de las víctimas y el supuesto derecho a la
vida y salud de Fujimori, deberán aplicarse medidas proporcionales para no
afectar de manera indebida los derechos de las víctimas. Al respecto, la
Corte IDH indicó que es deber de los Estados dar atención a las personas
privadas de libertad que padezcan enfermedades graves[9], precisando que
en casos de graves violaciones a los derechos humanos la medida que se
aplique para proteger el derecho a la salud de dichas personas, “debe ser la
que menos restrinja el derecho de acceso a la justicia de las víctimas y debe
ser aplicada en casos muy extremos y por una necesidad imperante [lo que
no significa que la medida] que tenga que adoptar el Estado sea
necesariamente una que ponga en libertad al condenado, y mucho menos,
que implique la extinción de la pena”[10].

Los argumentos presentados por Corte IDH en su resolución le dejan una


única salida al Estado peruano: aplicar los estándares sentados por el
Tribunal en esta resolución y en su jurisprudencia para evaluar la
convencionalidad del indulto. Seguir dicho camino, solo podrá llevar a la
justicia peruana a determinar que el indulto humanitario a Fujimori debe ser
revocado por representar una violación al derecho de acceso a la justicia de
las víctimas y al deber del Estado peruano de investigar, juzgar y, de ser el
caso, sancionar a los responsables. Así pues, la línea trazada por la Corte
IDH da cabida a una lectura optimista, esta es, que solo es cuestión de
tiempo para que los ya aplazados derechos de las víctimas puedan ser
reivindicados.

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