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EL MANDATO

Concepto.

Art. 2116 inc. 1º CC “El mandato es un contrato en que una persona confía la gestión de
uno o más negocios a otra, que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera”.

Partes.

Art. 2116 inc. 2º CC “La persona que confiere el encargo se llama comitente o mandante, y
la que lo acepta, apoderado, procurador, y en general, mandatario”.

Art. 2126 CC “Puede haber uno más mandantes, y uno o más mandatarios”.

Caracteres del contrato.

1° Generalmente es consensual.

Se perfecciona por el solo consentimiento entre mandante y mandatario.

A) Voluntad del mandante.

Art. 2123 CC “El encargo que es objeto del mandato puede hacerse por escritura pública o
privada, por cartas, verbalmente o de cualquier otro modo inteligible, y aun por la aquiescencia
tácita de una persona a la gestión de sus negocios por otra, pero no se admitirá en juicio la prueba
testimonial sino en conformidad a las reglas generales, ni la escritura privada cuando las leyes
requieran de instrumento auténtico”.

Puede manifestarse:
1) Expresamente.
2) Tácitamente.

Cuando un contrato se otorga por escrito, regularmente el instrumento deja constancia del
consentimiento de ambas partes.
En el mandato, por lo general, el documento sólo deja constancia de la voluntad del
mandante, que propone al mandatario la realización de un encargo, que éste puede aceptar o
rechazar. El consentimiento del mandatario, aceptando el encargo, interviene a posteriori.

B) Aceptación del mandatario.

Art. 2124 inc. 1º CC “El contrato de mandato se reputa perfecto por la aceptación del
mandatario. La aceptación puede ser expresa o tácita”.

Cuando el mandato se otorga por escrito y posteriormente sobreviene la aceptación del


mandatario, generalmente esta aceptación será tácita.

Art. 2124 inc. 2° CC “Aceptación tácita es todo acto en ejecución del mandato”.
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Así, es menester que el mandatario ejecute actos positivos de aceptación del mandato y su
silencio no constituye aceptación.

Situación de excepción.
Se trata del caso en que el silencio del mandatario importa que acepta el encargo.
Art. 2125 inc. 1° CC “Las personas que por su profesión u oficio se encargan de negocios
ajenos, están obligadas a declarar lo más pronto posible si aceptan o no el encargo que una
persona ausente les hace; y transcurrido un término razonable, su silencio se mirará como
aceptación”.
La persona ausente que hace el encargo, confía en que será aceptado por quien hace su
profesión de la gestión de negocios ajenos, y que éste adoptará las medidas encaminadas al
resguardo de sus intereses.
Art. 2125 inc. 2° CC “Aun cuando se excusen del encargo, deberán tomar las providencias
conservativas urgentes que requiera el negocio que se les encomienda”.

C) La retractación del mandatario.

El mandatario puede retractarse, aunque el mandato se haya perfeccionado por su


aceptación.
Art. 2124 inc. 3° CC “Aceptado el mandato, podrá el mandatario retractarse, mientras el
mandante se halle todavía en aptitud de ejecutar el negocio por sí mismo, o de cometerlo a diversa
persona. De otra manera se hará responsable en los términos del artículo 2167”.
Es decir, será responsable de los perjuicios que ocasione al mandante su retractación.

Se explica que el mandatario pueda unilateralmente poner fin el mandato porque, debido
a su peculiar naturaleza, según el art. 2163 N° 4 CC, el contrato termina por la renuncia del
mandatario.

El mandato solemne.

Constituye una situación de excepción.


Art. 2123 CC “El encargo que es objeto del mandato puede hacerse por escritura pública o
privada, por cartas, verbalmente o de cualquier otro modo inteligible, y aun por la aquiescencia
tácita de una persona a la ge3stión de sus negocios por otra; pero no se admitirá en juicio la
prueba testimonial sino en conformidad a las reglas generales, ni la escritura privada cuando las
leyes requieran un instrumento auténtico”.
Esta norma concuerda con el art. 1701 CC, en cuya virtud la falta de instrumento público
no puede suplirse por ninguna otra prueba en los actos o contratos en que la ley exige esa
solemnidad.

Casos de mandato solemne.

A) El mandato judicial.

Art. 6 inc. 2º CPC “Para obrar como mandatario se considerará poder suficiente: 1º el
constituido por escritura pública otorgada ante notario o ante oficial del Registro Civil a quien la ley
confiera esta facultad; 2º el que conste de un acta extendida ante un juez de letras o ante un juez
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árbitro, y subscrita por todos los otorgantes; y 3º el que conste de una declaración escrita del
mandante, autorizada por el secretario del tribunal que esté conociendo de la causa”.

B) El mandato para contraer matrimonio.

Art. 103 CC “El matrimonio podrá celebrarse por mandatario especialmente facultado para
este efecto. El mandato deberá otorgarse por escritura pública, e indicarse el nombre, apellido,
profesión y domicilio de los contrayentes y del mandatario”.

Art. 15 LRC “Los interesados en una inscripción podrán hacerse representar por medio de
mandatario. Se tendrá como mandatario a la persona que se presente en tal carácter, expresando
que ha recibido comisión verbal. Si al Oficial del Registro Civil mereciere dudas el encargo, podrá
exigir o la comprobación del pode3r o la comparecencia de las personas a que se refieren los
artículos 29 y 45. El poder para contraer matrimonio deberá otorgarse en la forma señalada por el
artículo 103 del Código Civil”.

La solemnidad es que debe constar por escritura pública.

C) El mandato para enajenar bienes raíces sociales.

Art. 1749 incs. 3º y 7º CC “El marido no podrá enajenar o gravar voluntariamente ni


prometer enajenar o gravar los bienes raíces sociales ni los derechos hereditarios de la mujer, sin
autorización de ésta.
La autorización de la mujer deberá ser específica y otorgada por escrito, o por escritura
pública si el acto exigiere esta solemnidad, o interviniendo expresa y directamente de cualquier
modo en el mismo. Podrá prestarse en todo caso por medio de mandato especial que conste por
escrito o por escritura pública según el caso”.

La solemnidad consiste en que la autorización de la mujer debe otorgarse por escritura


pública, o bien, por escrito.

D) El mandato para enajenar bienes raíces sociales de la mujer.

Art. 1754 incs. 1º y 2º CC “No se podrán enajenar ni gravar los bienes raíces de la mujer,
sino con su voluntad.
La voluntad de la mujer deberá ser específica y otorgada por escritura pública, o
interviniendo expresa y directamente de cualquier modo en el acto. Podrá prestarse, en todo caso,
por medio de mandato especial que conste de escritura pública”.
La solemnidad consiste en que la voluntad de la mujer debe otorgarse por escritura
pública.

El mandato para ejecutar actos solemnes.

La generalidad de la doctrina y de la jurisprudencia estima que el mandato para la


ejecución de un acto solemne debe estar revestido de las mismas solemnidades que éste. Así, el
mandato para comprar o vender un bien raíz debe otorgarse por escritura pública.

Razones.
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A) El consentimiento del mandante, generador del contrato, debe constar en escritura


pública, porque la venta de bienes raíces la requiere, y la observancia de la formalidad prescrita
por la ley, es la manera como se expresa dicho consentimiento.

Crítica.

El mandante no manifiesta su consentimiento necesario para que se genere el contrato de


compraventa, cuando encarga al mandatario comprar o vender.
El mandatario que compra o vende en cumplimiento del encargo expresa su propio
consentimiento y no el del mandante.
Así lo dice el art. 1448 CC al expresar que lo que una persona – el mandatario – ejecuta a
nombre de otra debidamente facultada, produce respecto del mandante iguales efectos que si el
mandante mismo hubiese contratado; luego, quien contrata es el mandatario, sólo que en virtud
de la representación el contrato surte efectos respecto del mandante, como si él hubiere
contratado.

B) Si bien el mandato es regularmente consensual, de acuerdo al art. 2123 CC, se excepciona


el caso en que debe constar de instrumento auténtico, y no vale – en tal evento – la escritura
privada.

Críticas.

i) Art. 2151 CC “El mandatario puede, en el ejercicio de su cargo, contratar a su propio


nombre o al del mandante; si contrata a su propio nombre, no obliga respecto de terceros al
mandante”.
Cuando el mandatario contrata nomine proprio, no cabe duda que es él y no el mandante,
quien presta su consentimiento, no obstante exista entre ellos un mandato. Si obrando de este
modo, compra un bien raíz para el mandante, no es posible cuestionar la validez de la compra,
porque el mandato no conste por escritura pública.

ii) Art. 2123 CC “El encargo que es objeto del mandato puede hacerse por escritura pública o
privada, por cartas, verbalmente o de cualquier otro modo inteligible, y aun por la aquiescencia
tácita de una persona a la gestión de sus negocios por otra; pero no se admitirá en juicio la prueba
testimonial sino en conformidad a las reglas generales, ni la escritura privada cuando las leyes
requieran un instrumento público”.
En cuanto a la prueba testimonial, alude a las limitaciones de los arts. 1708, 1709 y 1710
CC.
La disposición establece que es de rigor la forma pública cuando la ley exige que el
mandato conste de esta manera.
Luego, hace falta un texto legal expreso que disponga que el mandato se constituya por
escritura pública.
Se altera el sentido de la norma cuando se le hace decir que se requiere de forma pública
cuando la ley no lo requiere para el mandato, sino para el acto encomendado.

2° Es oneroso por naturaleza.

Art. 2117 inc. 1º CC “El mandato puede ser gratuito o remunerado”.


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A) El mandato es generalmente oneroso.

El mandante debe pagar una remuneración al mandatario, aunque no medie una


estipulación expresa.
Art. 2158 inc. 1º CC “El mandante es obligado:
3º A pagarle la remuneración estipulada o usual;”.

B) Art. 2117 inc. 2° CC “La remuneración (llamada honorario) es determinada por convención
de las partes, antes o después del contrato, por la ley, la costumbre, o el juez”.

C) La circunstancia de ser el mandato remunerado, influye en la responsabilidad del


mandatario.
Art. 2129 CC “El mandatario responde hasta de la culpa leve en el cumplimiento de su
encargo.
Esta responsabilidad recae más estrictamente sobre el mandatario remunerado.
Por el contrario, si el mandatario ha manifestado repugnancia al encargo, y se ha visto en
cierto modo forzado a aceptarlo, cediendo a las instancias del mandante, será menos estricta la
responsabilidad que sobre él recaiga”.

3° Es un contrato bilateral.

A) Al ser remunerado por naturaleza es, obviamente, bilateral.

B) Incluso el mandato gratuito es bilateral:

1) El mandatario se obliga a cumplir el encargo y a rendir cuenta de su gestión.

2) El mandante, a su vez, contrae la obligación de proveerle de los medios necesarios para el


desempeño de su cometido.

3) Además, el mandante puede resultar obligado por circunstancias posteriores, con motivo
de la ejecución del contrato, por ejemplo, a reembolsar al mandatario los anticipos que haya hecho
y los perjuicios que haya sufrido, sin culpa, por causa del mandato.

4° El mandatario obra por cuenta y riesgo del mandante.

Éste es un rasgo característico y esencial del mandato.


El mandatario gestiona el negocio encomendado como ajeno, de manera que serán para el
mandante los beneficios que la gestión reporte y soportará las pérdidas como si tal gestión la
realizara personalmente. Esto es evidente cuando el mandatario representa al mandante. El acto
ejecutado por el mandatario sólo compromete el patrimonio del mandante; la gestión del
mandatario convierte al mandante en acreedor o deudor; pero personalmente aquél no se obliga
para con terceros ni los obliga para con él.
Pero, aunque el mandatario obre en nombre propio y no invista la representación del
mandante, en definitiva, será éste quien reciba los beneficios y sufra las pérdidas y, en suma, no
obstante, obrará por cuenta y riesgo del mandante.

Mandato y representación.
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La representación no es de la esencia del mandato. En el desempeño de su cometido, el


mandatario puede obrar a su propio nombre y, en tal evento, no representa al mandante, pues
para que lo haga, es indispensable, según el art. 1448 CC, que actúe a nombre del mandante, y el
art. 2151 CC agrega que, obrando nomine proprio, no le obliga respecto de terceros.
El mandato confiere al mandatario la facultad de representar al mandante; se le entiende
facultado para obligarle directamente, y como dicha facultad no requiere de una especial mención,
ha de concluirse que la representación es de la naturaleza del mandato.
Si el mandatario obra a su propio nombre, se obliga él y no obliga al mandante; pero como
pese a las apariencias el mandatario actúa por cuenta ajena, sus relaciones con el mandante se
rigen por las reglas del mandato. Para los terceros, el mandatario es titular de los derechos
emergentes del acto realizado; frente al mandante, continúa siendo mandatario. La doctrina
francesa denomina a este mandatario que es tal, pero que no aparenta serlo, mandatario prête
nom.

Requisitos del mandato.

1° Objeto del mandato.

El encargo que constituye el objeto del mandato, debe consistir en la ejecución de actos
jurídicos.
Se comprueba esto, si se examinan las facultades que el mandato confiere naturalmente al
mandatario:
A) Pagar las deudas y cobrar los créditos del mandante.
B) Intentar acciones posesorias.
C) Interrumpir las prescripciones.
D) Contratar las reparaciones de las cosas que administran.
E) Comprar los materiales necesarios para el cultivo o beneficio de tierras, minas o fábricas
que se le hayan confiado.

El encargo que consiste en la ejecución de un hecho material, como construir un camino o


levantar un muro, no constituye mandato, sino un contrato de arrendamiento de servicios o de
confección de una obra material.

Servicios profesionales.

Art. 2118 CC “Los servicios de las profesiones y carreras que suponen largos estudios, o a
que está unida la facultad de representar y obligar a otra persona respecto de terceros, se sujetan
a las reglas del mandato”
La ley no ha calificado la naturaleza de estos servicios; sólo ha dispuesto que se sujetan a
las reglas del mandato.
A tales servicios serán igualmente aplicables, en su caso, las normas del arrendamiento de
servicios o del contrato de trabajo.

Actos jurídicos a que es aplicable el mandato.

En principio, todos los actos jurídicos pueden ser ejecutados por medio de mandatarios.
Esta regla tiene muy contadas excepciones; la más calificada la constituye el testamento.
Art. 1004 CC “La facultad de testar es indelegable”.
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El negocio no debe interesar sólo al mandatario.

Comúnmente, el mandato se celebra en interés exclusivo del mandante.


Art. 2120 CC “Si el negocio interesa juntamente al que hace el encargo y al que lo acepta, o
a cualquiera de estos dos, o a ambos y a un tercero, o a un tercero exclusivamente, habrá
verdadero mandato; si el mandante obra sin autorización del tercero, se producirá entre estos dos
el cuasicontrato de la agencia oficiosa”.
Art. 2119 CC “El negocio que interesa al mandatario solo, es un mero consejo, que no
produce obligación alguna.
Pero si este consejo se da maliciosamente, obliga a la indemnización de perjuicios”.

2° Capacidad de las partes.

Mandante y mandatario desempeñan un rol totalmente diverso en el contrato de


mandato. Por este motivo, la capacidad que requieren uno y otro para celebrar el contrato ha de
ser necesariamente diversa.

A) Capacidad del mandante.

La ley no ha señalado normas especiales a este respecto; la aplicación de los principios


generales es suficiente para llenar este vacío. En efecto, basta considerar que es jurídicamente el
mandante quien celebra el acto y que el mandatario es sólo un instrumento suyo, su
representante.
Por lo tanto, el mandante debe tener la capacidad necesaria para ejecutar el acto a que el
mandato se refiere.

B) Capacidad del mandatario.

Pueden desempeñar las funciones de mandatario una persona incapaz.


Art. 2128 CC “Si se constituye mandatario a un menor adulto, los actos ejecutados por el
mandatario serán válidos respecto de terceros en cuanto obliguen a éstos y al mandante; pero las
obligaciones del mandatario para con el mandante y terceros no podrán tener efecto sino según
las reglas relativas a los menores”

La regla se justifica porque es al mandante a quien afectan las consecuencias del acto; por
lo mismo, la incapacidad del mandatario es indiferente.
En las relaciones del mandante con terceros, no tiene ninguna influencia la incapacidad del
mandatario; se obliga el mandante para con terceros y éstos se obligan para con él.
Muy diversa es la situación de las relaciones del mandatario con el mandante y terceros;
aquí influye decisivamente la incapacidad del mandatario, a menos que en la aceptación del
mandato haya intervenido la autorización del representante legal del incapaz, no serán válidas las
obligaciones del mandatario y, en definitiva, no podrá reclamársele el cumplimiento de las
obligaciones derivadas del mandante, sino en cuanto se hubiere hecho más rico.

Clases de mandato.

1° Según la extensión de los negocios confiados al mandatario.


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A) Mandato especial.
Art. 2130 inc. 1º CC “Si el mandato comprende uno o más negocios especialmente
determinados, se llama especial; (…)”.

B) Mandato general.
Art. 2130 inc. 1º CC “(...); si se da para todos los negocios del mandante, es general; y lo
será igualmente si se da para todos, con una o más excepciones determinadas”.

Importancia de esta clasificación.

Interesa para conocer en qué clase de negocios puede legítimamente intervenir el


mandatario.

2° Según las facultades conferidas al mandatario.

A) Indefinido.

Es aquél que está concebido en términos generales, sin precisar los poderes o facultades
conferidos al mandatario; por ejemplo, te confiero poder para administrar mis negocios, o para
que administres tal o cual negocio.

B) Definido.

Es aquél que está concebido en términos más o menos precisos, pudiendo definirse con
alguna exactitud las atribuciones del mandatario; por ejemplo, te otorgo un mandato para que
compres, vendas o hipoteques tales o cuales bienes o, en general, todos mis bienes.

Facultades del mandatario.

El mandato conferido en términos generales o indefinidos plantea el problema de saber


cuáles son las atribuciones que confiere al mandatario.
Art. 2132 CC “El mandato no confiere naturalmente al mandatario más que el poder de
efectuar los actos de administración; como son pagar las deudas y cobrar los créditos del
mandante, perteneciendo unos y otros al giro administrativo ordinario; perseguir en juicio a los
deudores, intentar las acciones posesorias e interrumpir las prescripciones, en lo tocante a dicho
giro; contratar las reparaciones de las cosas que administra; y comprar los materiales necesarios
para el cultivo o beneficio de las tierras, minas, fábricas, u otros objetos de industria que se le
hayan encomendado.
Para todos los actos que salgan de estos límites, necesitará de poder especial”.
Así, el mandatario sólo queda investido de la facultad de ejecutar actos de administración,
aunque el mandante lo autorice para obrar del modo más conveniente que le parezca, o le otorgue
la libre administración del negocio o negocios que se le han encomendado.
Art. 2133 CC “Cuando se da al mandatario la facultad de obrar del modo que más
conveniente le parezca, no por eso se entenderá autorizado para alterar la substancia del
mandato, ni para los actos que exigen poderes o cláusulas especiales
Por la cláusula de libre administración se entenderá solamente que el mandatario tiene la
facultad de ejecutar aquellos actos que las leyes designan como autorizados por dicha cláusula”.
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Las leyes no designan cuáles son las facultades que comprende la cláusula de libre
administración. El art. 1629 CC faculta para novar al mandatario que tiene la libre administración
de los negocios del comitente o del negocio a que pertenece la deuda.
Luego, por generales que sean los términos del mandato, y aunque sean enfáticos y
sugieran una gran latitud de poder, no confiere al mandatario sino la facultad para ejecutar actos
de administración.

Concepto de acto de administración.

La ley no ha definido el concepto de acto de administración. Sin embargo, puede deducirse


del tenor del art. 391 CC.
Administrar es adoptar las medidas de carácter material o jurídico, tendientes a conservar
los bienes, a incrementarlos y obtener las ventajas que puedan procurar.
Luego, la administración comprende la ejecución de actos de conservación, esto es,
aquellos que están encaminados a impedir la pérdida o menos cabo de los bienes.
Los actos conservativos pueden ser:

i) Materiales.
Como es efectuar las reparaciones que requiera el edificio que se administra.

ii) Jurídicos.
Como es la interposición de una querella posesoria o la interrupción de una prescripción
que corre contra el mandante.

Pero la acción de administración no comprende sólo la ejecución de actos puramente


conservativos, sino que, además, abarca la ejecución de actos que tiendan a obtener de los bienes
administrados el provecho o rendimiento que están llamados ordinariamente a brindar. Por
ejemplo, dar una casa en arrendamiento, vender las cosechas de un fundo que se administra, etc.
El límite que separa los actos de administración de los actos de disposición no está muy
definida; los actos de disposición se caracterizan porque cambian o alteran la composición del
patrimonio; por ejemplo, la venta de un bien a que sigue la correspondiente tradición, es un acto
de disposición, pero el acto será simplemente administrativo si lo que se vende son los frutos de
un bien, como la cosecha de un fundo, porque el acto tiende a obtener su provecho o rendimiento
normal.; el arrendamiento es normalmente un acto de administración, pero celebrado por un largo
plazo, importa un acto de administración.
El acto que es de disposición en su esencia, cuando pertenece al giro ordinario del negocio
administrado, se convierte en un acto de administración. Así se desprende de los arts. 385, 387,
395 y 397 C. de C.

Actos que requieren de un poder especial o expreso.

Art. 2132 inc. 2º CC “Para todos los actos que salgan de estos límites, necesitará de poder
especial”
Pero el legislador se ha preocupado de señalar algunos casos en que el otorgamiento de un
poder especial es indispensable:

i) Para transigir.
Art. 2448 CC “Todo mandatario necesitará de poder especial para transigir”.
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ii) En un juicio.
Art. 7º inc. 2º CPC “Sin embargo, no se entenderán concedidas al procurador, sin expresa
mención, las facultades de desistirse en primera instancia de la acción deducida, aceptar la
demanda contraria, absolver posiciones, renunciar a los recursos o los términos legales, transigir,
comprometer, otorgar a los árbitros facultades de arbitradores, aprobar convenios y percibir”.

Facultades especiales que reglamenta el Código Civil.

El CC ha determinado el alcance de ciertas facultades especiales conferidas al mandatario:

i) Art. 2141 CC “La facultad de transigir no comprende la de comprometer, ni viceversa”.

ii) Art. 2142 CC “El poder especial para vender comprende la facultad de recibir el precio”.
En relación al art. 2142 CC, la ley no establece que se requiera un poder especial para
vender; la facultad de vender depende de que las cosas vendidas quepan o sean extrañas al giro
ordinario del negocio administrado.

iii) Art. 2143 CC “La facultad de hipotecar no comprende la de vender, ni viceversa”.


Aquí no se aplica el adagio “quien puede lo más puede lo menos”.

Efectos del mandato.

1° Obligaciones del mandatario.

A) Cumplir el mandato.

1) Ejecución del mandato.

Aunque el CC no lo haya dicho expresamente, es obvio que el mandatario debe cumplir el


mandato, es decir, ejecutar el encargo que se le ha confiado.
Toda vez que de la inejecución del mandato se siga un perjuicio para el mandante, éste
tendrá derecho para que el mandatario le indemnice.

2) El mandatario debe ceñirse a los términos del mandato.

Art. 2131 CC “El mandatario se ceñirá rigorosamente a los términos del mandato, fuera de
los casos en que las leyes le autoricen para obrar de otro modo”.
El mandatario debe conformarse a los términos en que le fue conferido el mandato.
Para que se entienda que el mandatario se ciñe a las instrucciones del mandante, debe
emplear los medios que el mandante ha querido que se empleen para lograr los fines del mandato.
Art. 2134 inc. 1º CC “La recta ejecución del mandato comprende no sólo la substancia del
negocio encomendado, sino los medios por los cuales el mandante ha querido que se lleve a cabo”.

Consecuencia de esto.
Art. 2160 inc. 1º CC “El mandante cumplirá las obligaciones que a su nombre ha contraído
el mandatario dentro de los límites del mandato”.

Excepciones.
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La ley suele autorizar al mandatario para que no se ciña estrictamente a los términos del
mandato porque las instrucciones recibidas resultan impracticables, o bien, porque de su rigurosa
aplicación, se puede seguir un daño al mandante.

Así tenemos:

i) Art. 2149 CC “El mandatario debe abstenerse de cumplir el mandato cuya ejecución sería
manifiestamente perniciosa al mandante”.
Luego, el mandatario no puede, a pretexto de ceñirse estrictamente a los términos del
mandato, cumplir un encargo manifiestamente perjudicial para su comitente.
ii) Art. 2150 inc. 1° CC “El mandatario que se halle en la imposibilidad de obrar con arreglo a
sus instrucciones, no es obligado a constituirse agente oficioso; le basta tomar las providencias
conservativas que las circunstancias exijan”.
Es decir, la imposibilidad de obrar según las instrucciones recibidas, permite al mandatario
excusarse de cumplir el encargo, con tal que adopte las medidas de conservación necesarias para
que no sufran menos cabo los intereses del mandante.
Art. 2150 inc. 2° CC “Pero si no fuere posible dejar de obrar sin comprometer gravemente
al mandante, el mandatario tomará el partido que más se acerque a sus instrucciones y que más
convenga al negocio”.
En tal caso, no le bastará con adoptar providencias conservativas; deberá el mandatario
cumplir el encargo.
Art. 2150 inc. 3° CC “Compete al mandatario probar la fuerza mayor o caso fortuito que le
imposibilite de llevar a efecto las órdenes del mandante”.
iii) La recta ejecución del mandato comprende los medios por los que el mandante ha querido
que se lleve a cabo. Pero tales medios pueden resultar inadecuados y, en tal caso, el mandatario
podrá apartarse de sus instrucciones al respecto.
Art. 2134 inc. 2º CC “Se podrán, sin embargo, emplear medios equivalentes, si la necesidad
obligare a ellos y se obtuviere completamente de ese modo el objeto del mandato”.
iv) Art. 2148 CC “Las facultades concedidas al mandatario se interpretarán con alguna más
latitud, cuando no está en situación de poder consultar al mandante”.
Se dice que ésta es una regla justa.

3) Pluralidad de mandatarios.

Aquí se plantea la cuestión de averiguar en qué términos se divide entre ellos la gestión del
mandato.
Art. 2127 CC “Si se constituyen dos o más mandatarios, y el mandante no ha dividido la
gestión, podrán dividirla entre sí los mandatarios; pero si se les ha prohibido obrar separadamente,
lo que hicieren de este modo será nulo”.
Luego, tenemos:

A) Si el mandante ha previsto la forma en que debe dividirse la gestión, se estará a la voluntad


del mandante.

B) Si el mandante no ha expresado su voluntad, los mandatarios podrán dividir la gestión


entre ellos, a menos que el mandante haya dispuesto que deben obrar de consuno.

Comentario.
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El art. 2127 CC dice que si se les ha prohibido obrar separadamente, lo que hicieren de
este modo será nulo, pero pareciera ser que aquí no hay un vicio de nulidad, por lo que esos actos
serían inoponibles al mandante.

4) Prohibiciones impuestas al mandatario, en la ejecución del mandato.

En sucesivas disposiciones, el CC establece importantes prohibiciones impuestas al


mandatario:

A) Art. 2144 CC “No podrá el mandatario por sí ni por interpuesta persona, comprar las cosas
que el mandante le ha ordenado vender, ni vender de lo cuyo al mandante lo que éste le ha
ordenado comprar, si no fuere con aprobación expresa del mandante”.
El legislador teme que el mandatario sacrifique el interés del mandante, en aras de su
propio interés, por lo que ha establecido esta prohibición de comprar y vender.
La prohibición no es absoluta; la compra o la venga son viables con la aprobación del
mandante.

B) Art. 2145 CC “Encargado de tomar dinero prestado, podrá prestarlo él mismo al interés
designado por el mandante, o a falta de esta designación, al interés corriente; pero facultado para
colocar dinero a interés, no podrá tomarlo prestado para sí sin aprobación del mandante”.

C) Art. 2146 CC “No podrá el mandatario colocar a interés dineros del mandante, sin su
expresa autorización.
Colocándolos a mayor interés que el designado por el mandante, deberá abonárselo
íntegramente, salvo que se le haya autorizado para apropiarse el exceso”.
En cambio, el art. 406 CC obliga al tutor o curador a prestar el dinero ocioso del pupilo.

D) Art. 2147 CC “En general, podrá el mandatario aprovecharse de las circunstancias para
realizar su encargo con mayor beneficio o menor gravamen que los designados por el mandante,
con tal que bajo otros respectos no se aparte de los términos del mandato. Se le prohíbe
apropiarse lo que exceda al beneficio o minore el gravamen designado en el mandato”..

5) Responsabilidad del mandatario.

El mandatario debe emplear, en la ejecución del mandato la diligencia de un buen padre


de familia.
Art. 2129 inc. 1º CC “El mandatario responde hasta de la culpa leve en el cumplimiento de
su encargo”.

Sin embargo, hay circunstancias del mandato que influyen para agravar o atenuar la
responsabilidad del mandatario.
Art. 2129 incs. 2º y 3º CC “Esta responsabilidad recae más estrictamente sobre el
mandatario remunerado.
Por el contrario, si el mandatario ha manifestado repugnancia al encargo, y se ha visto en
cierto modo forzado a aceptarlo, cediendo a las instancias del mandante, será menos estricta la
responsabilidad que sobre él recaiga”.
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El legislador no ha establecido que el mandatario remunerado responda de la culpa


levísima, ni que el mandatario que se ha resistido a aceptar el encargo responde de la culpa grave.
Luego, es el juez quien decide y esta norma es una simple recomendación para que se muestre
más severo o benévolo, según las circunstancias apuntadas.

6) Delegación del mandato.

¿Puede el mandatario confiar a otra persona la ejecución del encargo, esto es, delegar el
mandato?
La delegación está permitida, salvo que el mandante prohíba al mandatario delegar; pero
las consecuencias de la delegación son sustancialmente diversas, según que el mandante no la
haya prohibido, o bien, la haya autorizado de un modo expreso.

Hipótesis que pueden presentarse.

A) La delegación no ha sido autorizada ni prohibida por el mandante.


Art. 2135 inc. 1º CC “El mandatario podrá delegar el encargo si no se le ha prohibido; pero
no estando expresamente autorizado para hacerlo, responderá de los hechos del delegado, como
de los suyos propios”.
Art. 2136 CC “La delegación no autorizada o no ratificada expresa o tácitamente por el
mandante no da derecho a terceros contra el mandante por los actos del delegado”.

B) La delegación ha sido autorizada sin indicación de la persona del delegado.


Art. 2135 inc. 2º CC “Esta responsabilidad tendrá lugar aun cuando se le haya conferido
expresamente la facultad de delegar, si el mandante no le ha designado la persona, y el delegado
era notoriamente incapaz o insolvente”.
Es decir, el mandatario es responsable de los actos del delegado.

C) La delegación ha sido autorizada con indicación de la persona del delegado.

Art. 2137 CC “Cuando la delegación a determinada persona ha sido autorizada


expresamente por el mandante, se constituye entre el mandante y el delegado un nuevo mandato
que sólo puede ser revocado por el mandante, y no se extingue por la muerte u otro accidente que
sobrevenga al anterior mandatario”.
Es decir, el mandatario no responde de los actos del delegado.

D) La delegación ha sido prohibida por el mandante.


El mandatario no puede delegar, y si lo hiciere, los actos del delegado no obligan al
mandante, a menos que éste ratifique.
En todo caso, aunque la delegación no haya sido autorizada por el mandante, tenemos:
Art. 2138 CC “El mandante podrá en todos casos ejercer contra el delegado las acciones del
mandatario que le ha conferido el encargo”.

Delegación del mandato judicial.

El mandatario judicial puede delegar, a menos que se le haya prohibido hacerlo, y los actos
del delegado obligan al mandante.
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Art. 7º inc. 1º CPC “(…). Podrá, asimismo, el procurador delegar el poder obligando al
mandante, a menos que se le haya negado esta facultad”.

B) Rendir cuenta.

1) Rendición de cuenta.

Art. 2155 inc. 1º CC “El mandatario es obligado a dar cuenta de su administración”.


La obligación de rendir cuenta se justifica porque el mandatario no obra por su cuenta,
sino por cuenta del mandante; por este motivo, esta obligación pesa también sobre los
guardadores, albaceas y secuestres.
El mandatario debe ser enterado de la forma cómo se han gestionado sus negocios.
Art. 2155 incs. 2° y 3° CC “Las partidas importantes de su cuenta serán documentadas si el
mandante no le hubiese revelado de esta obligación.
La relevación de rendir cuentas no exonera al mandatario de los cargos que contra él
justifique el mandante”

2) El mandatario debe restituir al mandante cuanto hubiere recibido por él, en el desempeño
del mandato.

Art. 2157 CC “El mandatario es responsable tanto de lo que ha recibido de terceros en


razón del mandato (aun cuando no se deba al mandante), como de lo que ha dejado de percibir
por su culpa”.
La restitución comprende aun lo que el mandatario recibió y que no se debía al mandante.
Toca al mandante decidir la suerte de lo que recibió el mandatario y no se le debía.
Por otro lado, por ejemplo, si el mandatario estaba encargado de cobrar las rentas de
arrendamiento de bienes del mandante, deberá restituir lo que haya percibido por este concepto,
así como las rentas que dejó de percibir por descuido o negligencia.

3) Suerte de las especies metálicas que el mandatario tiene por cuenta del mandante.

El mandatario debe restituir al mandante las especies metálicas que tuviere en su poder,
por cuenta de éste.
Art. 2153 CC “Las especies metálicas que el mandatario tiene en su poder por cuenta del
mandante, perecen para el mandatario aun por fuerza mayor o caso fortuito, salvo que estén
contenidas en cajas o sacos cerrados y sellados sobre los cuales recaiga el accidente o fuerza, o que
por otros medios inequívocos pueda probarse incontestablemente la identidad”.
El mandatario es, en verdad, depositario del dinero del mandante; por tratarse de un
depósito irregular, a menos que se encuentren en sacos o cajas cerradas y selladas, se hace dueño
de este dinero, con cargo de restituir otro tanto.
Art. 2221 CC “En el depósito de dinero, si no es en arca cerrada cuya llave tiene el
depositante, o con otras precauciones que hagan imposible tomarlo sin fractura, se presumirá que
se permite emplearlo, y el depositario será obligado a restituir otro tanto en la misma moneda”.
La fuerza mayor o caso fortuito no extinguen esta obligación de género o, en otros
términos, las cosas perecen para el mandatario.

4) Intereses que debe el mandatario.


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El mandatario debe intereses sobre el dinero del mandante que haya empleado en su
propio beneficio y sobre el saldo que en su contra arroje la cuenta.
Art. 2156 CC “Debe al mandante los intereses corrientes de dineros de éste que haya
empleado en utilidad propia.
Debe asimismo los intereses del saldo que de las cuentas resulte en contra suya, desde que
haya sido constituido en mora”.
Los intereses serán en este caso serán los del art. 1559 CC. Prácticamente serán los
intereses legales.
De este modo, por el dinero del mandante que el mandatario empleó en su beneficio,
debe éste intereses corrientes y, por el saldo de sus cuentas, debe generalmente intereses legales.
Art. 19 Ley 18.010 “Se aplicará el interés corriente en todos los casos en que las leyes u
otras disposiciones se refieran al interés legal o al máximo bancario”.

2° Obligaciones del mandante.

Las obligaciones del mandante emanan del contrato mismo o de circunstancias


posteriores, derivadas de su ejecución; estas últimas pueden llegar a existir o no.

A) Cumplir las obligaciones contraídas por el mandatario.

Art. 2160 inc. 1º “El mandante cumplirá las obligaciones que a su nombre ha contraído el
mandatario dentro de los límites del mandato”.

Esta disposición es una lógica consecuencia de la representación que el mandatario inviste;


los actos que ejecute se reputan actos del mandante.

Requisitos.

1) Que el mandatario obre a nombre del mandante.

Ante terceros, con quienes contrata, el mandatario no representa al mandante y no lo


obliga por consiguiente, sino a condición de obrar en su calidad de mandatario.
Art. 2160 CC El mandante cumplirá las obligaciones que a su nombre ha contraído el
mandatario dentro de los límites del mandato.
Será, sin embargo, obligado el mandante si hubiere ratificado expresa o tácitamente
cualesquiera obligaciones contraídas a su nombre”.

Por otro lado tenemos los arts. 1448 y 2151 CC


El mandatario que obró a su propio nombre se obliga personalmente a terceros y el
mandante no contrae obligaciones; pero en sus relaciones con el mandante, el mandatario se
reputará haber obrado por cuenta de él, a ello se obligó al aceptar el mandante.
En consecuencia, deberá rendir cuenta de su gestión y, además, el mandante puede
exigirle que le ceda las acciones que le competan contra terceros con quienes contrató a su propio
nombre.

2) Que el mandatario actúe dentro de los límites del mandato.


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En cuanto excede de tales límites, carece de poderes y, por lo mismo, no obliga al


mandante.
Pero el mandante puede aceptar las obligaciones contraídas por el mandatario, fuera de
los límites del mandato, mediante una ratificación.
Art. 2160 inc. 2º CC “Será, sin embargo, obligado el mandante si hubiere ratificado expresa
o tácitamente cualesquiera obligaciones contraídas a su nombre”.

i) Ratificación expresa.
Es la que se formula en términos formales, explícitos y directos.

ii) Ratificación tácita.


Es la que resulta de la ejecución de actos del mandante que importen su inequívoco
propósito de apropiarse del hecho del mandatario.

Efectos de la extralimitación del mandato.

En principio el mandatario, en principio no resulta obligado personalmente, salvo:


Art. 2154 CC “El mandatario que ha excedido los límites de su mandato, es sólo
responsable al mandante; y no es responsable al mandante; y no es responsable a terceros sino:
1º Cuando no les ha dado suficiente conocimiento de sus poderes;
2º Cuando se ha obligado personalmente”.
En el caso del N° 1, esta circunstancia ha podido inducir a terceros a creer que los límites
del mandato no eran sobrepasados; luego, es justo que el mandatario responda de las
consecuencias de un error que le es imputable. Nada puede reprocharse al mandatario que ha
dado a conocer sus poderes; los terceros han tenido la ocasión de percatarse de la insuficiencia de
los poderes del mandatario y probablemente contrataron en la esperanza de una ratificación del
mandante.
En el caso del N°2, el mandatario quedará responsable a los terceros si ha asumido esta
responsabilidad, por ejemplo, para el caso que el mandante no ratifique lo obrado fuera de los
límites del mandato.

Casos en que el mandatario se convierte en agente oficioso.

Art. 2122 CC “El mandatario que ejecuta de buena fe un mandato nulo o que por una
necesidad imperiosa sale de los límites de su mandato, se convierte en un agente oficioso”.
En este caso, la buena fe ha de consistir en la ignorancia, por parte del mandatario, de que
el mandato es nulo.
Ejecución parcial del mandato.

El mandatario debe ejecutar íntegramente el encargo. Si lo ejecuta parcialmente, el


mandatario debe indemnizar al mandante los perjuicios que la ejecución parcial le irrogare.
Art. 2161 CC “Cuando por los términos del mandato o por la naturaleza del negocio
apareciere que no debió ejecutarse parcialmente, la ejecución parcial no obligará al mandante sino
en cuanto le aprovechare.
El mandatario responderá de la inejecución del resto en conformidad al artículo 2167”.

B) Proveer al mandatario de los fondos necesarios para cumplir el mandato.


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Art. 2158 inc. 1º CC “El mandante es obligado:


1º A proveer al mandatario de lo necesario para la ejecución del mandato;”.

Así, si se encarga al mandatario la realización de una compra, el mandante deberá


proveerle del dinero necesario para pagar el precio.
El mandatario no está obligado a emplear recursos propios en el cumplimiento del
encargo.
Art. 2159 CC “El mandante que no cumple por su parte aquello a que es obligado, autoriza
al mandatario para desistir de su encargo”.
Art. 272 C. de C “Cuando la comisión requiera provisión de fondos, y el comitente no la
hubiere verificado en cantidad suficiente, el comisionista podrá renunciar su encargo en cualquier
tiempo o suspender su ejecución, a no ser que se hubiere obligado a anticipar las cantidades
necesarias al desempeño de la comisión bajo una forma determinada de reintegro”.
Art. 22 inc. 1º DFL 707 “El librador deberá tener de antemano fondos o créditos disponibles
suficientes en cuenta corriente en poder del Banco librado”.

C) Indemnizar al mandatario de los gastos y perjuicio en que haya incurrido por causa del
mandato.

Art. 2158 inc. 1º CC “El mandante es obligado:


2º A reembolsarle los gastos razonables causados por la ejecución del mandato;
4º A pagarle las anticipaciones de dinero con los intereses corrientes;
5º A indemnizarle las pérdidas en que haya incurrido sin culpa, y por causa del mandato”.

El mandante tiene la obligación de procurara que el mandatario quede totalmente


indemne de las resultas del desempeño, obligación que se justifica porque el mandatario obra por
cuenta del mandante, y muy especialmente en el mandato gratuito.

D) Pagar la remuneración convenida o usual.

Art. 2158 inc. 1º CC “El mandante es obligado:


3º A pagarle la remuneración estipulada o usual;”.

Luego, el mandante debe pagar la remuneración acordada, antes o después del contrato, a
falta de estipulación, la remuneración será la casual, esto es, la que se acostumbra pagar por la
clase de servicios de que se trate.
En caso de desacuerdo de las partes, la remuneración será fijada por el juez.

Ineludibilidad de las obligaciones del mandante.

Art. 2158 inc. 2º CC “No podrá el mandante dispensarse de cumplir estas obligaciones,
alegando que el negocio encomendado al mandatario no ha tenido buen éxito, o que pudo
desempeñarse a menos costo; salvo que le pruebe culpa”.

El mandante no puede excusarse de pagar honorarios, de reembolsar gastos, anticipos o


perjuicios, a pretexto de que no resultó exitosa la gestión del mandatario.
Es natural que así ocurra; el mandatario no se obliga a llevar al éxito el negocio que se le ha
confiado, sino a poner lo que esté de su parte para conseguir tal resultado.
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No puede hacérsele responsable del fracaso, no a condición de que provenga de su culpa,


por no haber empleado en la gestión el cuidado de un buen padre de familia.

Incumplimiento del mandante.

Art. 2159 CC “El mandante que no cumple por su parte aquello a que es obligado, autoriza
al mandatario para desistir de su encargo”.

Es decir, el mandatario puede excusarse del desempeño del encargo.


Parece obvio que la renuncia del mandatario, motivada por este incumplimiento del
mandante, no puede ocasionarle ninguna de las responsabilidades que, en otras circunstancias,
suele acarrear la renuncia.

Derecho legal de retención del mandatario.

Art. 2162 CC “Podrá el mandatario retener los efectos que se le hayan entregado por
cuenta del mandante para la seguridad de las prestaciones a que éste fuere obligado por su parte”.
Es decir, para garantizar al mandatario sus créditos por concepto de gastos, anticipos,
pérdidas y honorarios.

Extinción del mandato.

Las causales por las cuales se extingue el mandato son:

1° Cumplimiento del encargo.

Art. 2163 CC “El mandato termina:


1º Por el desempeño del negocio para que fue constituido;”.

Aquí el mandatario ha terminado su misión, es decir, pagado su obligación.


Se entiende que de esta manera termina el mandato que se le ha otorgado para un
negocio concreto y determinado.

2° La llegada del plazo o cumplimiento de la condición prefijada.

Art. 2163 CC “El mandato termina:


2º Por la expiración del término o por el evento de la condición prefijados para la terminación
del mandato;”.

Corresponde al efecto propio de estas modalidades, y que es la extinción de la relación


jurídica en la que inciden.

3° Revocación del mandato.

Art. 2163 CC “El mandato termina:


3º Por la revocación del mandante;”.
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El mandato es un contrato de confianza y, por regla general, cede en beneficio exclusivo del
mandante.
Ambas circunstancias justifican que el mandante pueda ponerle fin unilateralmente, lo que
es una facultad discrecional.
El mandante tiene esta facultad, aunque el mandato sea remunerado. La estipulación de
honorario no importa que el mandante ceda, a lo menos en parte, a favor del mandatario. Por otro
lado, el art. 2165 CC no distingue entre mandato gratuito y remunerado.
Art. 2165 CC “El mandante puede revocar el mandato a su arbitrio, y la revocación, expresa
o tácita, produce su efecto desde el día que el mandatario ha tenido conocimiento de ella; sin
perjuicio de lo dispuesto en el artículo 2173”.

A) Formas. Art. 2164 inc. 1º CC “La revocación del mandante puede ser expresa o tácita. (…)”.

1) Expresa
Es la concebida en términos formales, explícitos y directos.

2) Tácita.
Art. 2164 inc. 1° CC “(...). La tácita es el encargo del mismo negocio a distinta persona”.

3) Total.
Es aquélla que se refiere a todos los negocios confiados al mandatario.

4) Parcial.
Es aquélla que se refiere sólo a una parte de los negocios confiados al mandatario.
Art. 2164 inc. 2° CC “Si el primer mandato es general y el segundo especial, subsiste el
primer mandato para los negocios no comprendidos en el segundo”.
Luego, importa revocación del primero sólo en aquello sobre que versa el segundo.

B) Desde cuándo produce sus efectos.

Art. 2165 CC “El mandante puede revocar el mandato a su arbitrio, y la revocación, expresa
o tácita, produce su efecto desde el día que el mandatario ha tenido conocimiento de ella; sin
perjuicio de lo dispuesto en el artículo 2173”.

La noticia de la revocación al mandatario puede darse en cualquier forma; pero será


prudente darla por medio de una notificación judicial, para que de ella quede constancia auténtica.
Pero la revocación, aunque notificada al mandatario, no puede oponerse a terceros que,
ignorantes de ella, trataron de buena fe con el mandatario. Por este motivo, el mandante tendrá
interés en notificar también a los terceros que, como consecuencia de sus relaciones con el
mandatario, conocen la existencia del mandato y podrían ser inducidos a contratar nuevamente
con él, por ignorancia de la revocación.

C) Derecho del mandante, revocado el mandato.

Art. 2166 CC “El mandante que revoca tendrá derecho para exigir del mandatario la
restitución de los instrumentos que haya puesto en sus manos para la ejecución del mandato; pero
de las piezas que pueden servir al mandatario para justificar sus actos, deberá darle copia firmada
de su mano si el mandatario lo exigiere”.
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4° Renuncia del mandatario.

Art. 2163 CC “El mandato termina:


4º Por la renuncia del mandatario;”

Aquí, el mandatario puede poner fin al mandato, unilateralmente.


La renuncia deberá ponerse en conocimiento del mandante, por cualquier medio.
Art. 2167 inc. 1° CC “La renuncia del mandatario no pondrá fin a sus obligaciones, sino
después de transcurrido el tiempo razonable para que el mandante pueda proveer a los negocios
encomendados”.
Luego, transcurrido ese plazo, la renuncia surte efectos, y el mandatario que ha renunciado
debe seguir atendiendo los negocios del mandante por un tiempo prudente, o sea, la renuncia no
pone término instantáneo al contrato.
A propósito del mandato judicial, tenemos:
Art. 10 inc. 2° CPC “Si la causa de la expiración del mandato es la renuncia del procurador,
estará éste obligado a ponerla en conocimiento de su mandante, junto con el estado del juicio, y se
entenderá vigente el poder hasta que haya transcurrido el término de emplazamiento desde la
notificación de la renuncia al mandante”.
Art. 2167 inc. 2° CC “De otro modo se hará responsable de los perjuicios que la renuncia
cause al mandante; a menos que se hallen en la imposibilidad de administrar por enfermedad u
otra causa, o sin grave perjuicio de sus intereses propios”.
Así, el mandatario que no continúa prestando atención a los negocios que se le
encomendaron, debe indemnizar al mandante los perjuicios que su renuncia le cause, cesando
esta responsabilidad del mandatario cuando la renuncia es motivada.
Entre las causales que imposibilitan al mandatario para administrar, se cuente, por
ejemplo, el incumplimiento de las obligaciones del mandante, como la de proveerle de los medios
adecuados para cumplir el mandato; así, el art. 2159 CC autoriza al mandatario para desistir de su
encargo, y es claro que tal renuncia no le acarreará responsabilidad por los perjuicios que
experimente el mandante.

5° Muerte del mandante o del mandatario.

Art. 2163 CC “El mandato termina:


5º Por la muerte del mandante o del mandatario;”.

Esto se justifica porque la consideración de las persona es decisiva en el mandato.


El mandante otorga el mandato en razón de la confianza que le inspira el mandatario, y
éste es movido a aceptar el encargo por la estimación o afecto que le inspira el mandante.
Así, el mandante no tendrá la misma confianza en los herederos del mandatario y,
posiblemente, los herederos del mandante no inspirarán al mandatario los mismos sentimientos
de afecto y estimación.

Observaciones.

A) La muerte del mandatario siempre pone término al mandato.


B) La muerte del mandante generalmente pone término al mandato. Excepciones:
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i) Art. 2169 CC “No se extingue por la muerte del mandante el mandato destinado a
ejecutarse después de ella. Los herederos suceden en este caso en los derechos y obligaciones del
mandante”.
ii) Art. 396 COT “No termina por la muerte del mandante el mandato para negocios
judiciales”.

C) Pese a que el mandato termina siempre con la muerte del mandatario, y que sus
obligaciones no pasan a sus herederos, la ley ha adoptado medidas para proveer a que los
intereses del mandante no queden abandonados:
i) Art. 2168 CC “Sabida la muerte del mandante, cesará el mandatario en sus funciones; pero
si de suspenderlas se sigue perjuicio a los herederos del mandante, será obligado a finalizar la
gestión principiada”.
ii) Art. 2170 CC “Los herederos del mandatario que fueren hábiles para la administración de
sus bienes, darán aviso inmediato de su fallecimiento al mandante, y harán en favor de éste lo que
puedan y las circunstancias exijan; la omisión de este respecto los hará responsables de los
perjuicios.
A igual responsabilidad estarán sujetos los albaceas, los tutores y curadores y todos
aquellos que sucedan en la administración de los bienes del mandatario que ha fallecido o se ha
hecho incapaz”.

6° Quiebra o insolvencia de mandante o mandatario.

Art. 2163 CC “El mandato termina:


6º Por la quiebra o insolvencia del uno o del otro;”.

A) Situación del mandatario.

La insolvencia, y con mayor motivo su quiebra, pone fin al mandato, lo que se justifica
porque no merece confianza como gestor de negocios ajenos, quien no ha sido capaz de gestionar
los propios.

B) Situación del mandante.

Él está impedido de cumplir con las obligaciones del mandato.


En el caso de la quiebra, la administración de sus bienes pasa al síndico de quiebras.
Art. 64 incs. 1º y 3º Libro IV C. de C. “Pronunciada la declaración de quiebra, el fallido
queda inhibido de pleno derecho de la administración de todos sus bienes presentes, salvo aquellos
que sean inembargables.
La administración de que es privado el fallido pasa de derecho al síndico, (…)”.

7° Interdicción del mandante o del mandatario.

Art. 2163 CC “El mandato termina:


7º Por la interdicción del uno o del otro;”.

La interdicción hace incapaz al mandante y al mandatario.

A) Situación del mandatario.


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Si el mandatario no puede administrar sus propios bienes, tampoco podrá administrar los
ajenos.
Hay que tener presente la excepción que establece el art. 2128 CC, cuando el mandatario
es un menor adulto.

b) Situación del mandante.

La administración de sus bienes corresponde a un curador.


Además, como no puede administrar sus bienes personalmente, es lógico que tampoco
pueda hacerlo por intermedio de un mandatario.

8° Cesación de las funciones en cuyo ejercicio de otorgó el mandato.

Art. 2163 CC “El mandato termina:


9º Por la cesación de las funciones del mandante, si el mandato ha sido dado en ejercicio de
ellas”.
Se comprende que si el mandante cesa en las funciones en cuyo desempeño otorgó el
poder, se extinga el mandato.
De otro modo, las funciones en que el mandante cesó, en verdad, se prolongaría en el
mandatario.

9° Falta de uno de los mandatarios conjuntos.

Art. 2172 CC “Si son dos o más los mandatarios y por la constitución del mandato está
obligados a obrar conjuntamente, la falta de uno de ellos por cualquiera de las causas antedichas
pondrá fin al mandato”.

El mandato termina por la falta de uno de los mandatarios, cuando estos son varios y
deben actuar de consuno.

Actos ejecutados por el mandatario después de expirado el mandato.

Por regla general son inoponibles al mandante, es decir, no lo obligan.

Excepciones.

Encuentran su fundamento en la buena fe de los terceros con quienes el mandatario


contrata.
A) Art. 2173 inc. 1º “En general, todas las vece4s que el mandato expira por una causa
ignorada del mandatario, lo que éste haya hecho en ejecución del mandato será válido y dará
derecho a terceros de buena fe contra el mandante”.
Aquí el mandatario ignora que ha expirado el mandato y cree, por consiguiente, que el
mandato subsiste, los actos que ejecute obligarán al mandante para con los terceros que, por su
parte, ignoraron la extinción del mandato.
En consecuencia, se supone que tanto el mandatario como los terceros están de buena fe.
En tales circunstancias, la situación del mandante y del mandatario será la misma que si el
acto se hubiera realizado antes de la expiración del mandato.
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B) Art. 2173 inc. 2º CC “Quedará asimismo obligado el mandante, como si subsistiera el


mandato, a lo que el mandatario sabedor de la causa que lo haya hecho expirar, hubiere pactado
con terceros de buena fe; pero tendrá derecho a que el mandatario le indemnice”.
Aquí el mandatario no ignoraba la expiración del mandato, pero esta circunstancia era
ignorada por los terceros y se obliga igualmente al mandante.
En consecuencia, lo decisivo es la buena fe de los terceros, ya que es la que determina que
el mandante se obligue como si subsistiera el mandato.
La buena o mala fe del mandatario es indiferente en las relaciones del mandante y
terceros; importa solamente en las relaciones de mandante y mandatario. En ambos casos, el
mandante debe cumplir con las obligaciones contraídas por el mandatario, pero tiene derecho a
demandar perjuicios al mandatario de mala fe.
Toca al juez decidir acerca de la buena o mala fe de los terceros, sin perjuicio que la buena
fe se presume.
Art. 2173 inc. 3° CC “Cuando el hecho que ha dado causa a la expiración del mandato
hubiere sido notificado al público por periódicos, y en todos los casos en que no pareciere probable
la ignorancia del tercero, podrá el juez en su prudencia absolver al mandante”.

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