CULTURA EMPRESARIAL EN ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS

David Alberto Holguín Peña 1

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David Alberto Holguín Peña, Bachiller en Químico-Biólogo, estudiante de Ingeniería Química, Universidad
Técnica de Manabí, dholguin8760@utm.edu.ec.

RESUMEN

El presente trabajo basado en el entorno y en la investigación bibliográfica sobre emprendimiento, pretende

dar a conocer la cultura organizacional en la comunidad estudiantil universitaria. La universidad debe ser un
actor importante en la creación de empresas, generando estrategias para la implementación del autoempleo
y de comportamientos emprendedores entre sus egresados; así como la influencia de factores culturales
y nacionales en el comportamiento emprendedor. El estudio y análisis del emprendimiento debe hacerse
desde amplias posiciones epistemológicas. El artículo tiene como objetivo recopilar información teórica del
estado del arte sobre la educación emprendedora.

Palabras clave: cultura empresarial, actitud emprendedora, emprendimiento, espíritu emprendedor.

BUSINESS CULTURE IN UNIVERSITY STUDENTS

ABSTRACT

The present work based on the environment and bibliographic research on entrepreneurship, aims to raise
awareness of the organizational culture in the university student community. The university must be an
important actor in the creation of companies, generating strategies for the implementation of self-employment
and entrepreneurial behavior among its graduates; as well as the influence of cultural and national factors in
entrepreneurial behavior. The study and analysis of entrepreneurship must be done from broad epistemological
positions. The article aims to gather theoretical information on the state of the art about entrepreneurial
education.

Keywords: business culture, entrepreneurial attitude, entrepreneurship, entrepreneurial spirit.

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1. INTRODUCCIÓN
La cultura es un concepto clave en las ciencias
sociales, que evoca la existencia de un conjunto de
valores, hábitos y costumbres que caracterizan a un
grupo social vinculado a un determinado territorio,
a una nación, a un estado, etc. (Bretones y Mañas,
2008). Podemos encontrar referencias culturales
en toda una diversidad de manifestaciones tales
como el folklore, el idioma o la comida.
A partir de la década de los 70, otras disciplinas
y áreas del conocimiento empezaron a interesarse
por ésta, especialmente en el campo de las
organizaciones. Aquí surgen las investigaciones del
comportamiento emprendedor como una actitud
que tiene componentes que, en cierta forma,
rompen la inercia que arrastra la vida social y
tiene algo de radicalidad.
El comportamiento emprendedor se trata de ir más
allá de la comodidad y de la seguridad, poseer los
rasgos propios del ser gregario y avanzar hacia
territorios nuevos, ampliando fronteras y escenarios,
teniendo como compañía el riesgo con respecto a
lo desconocido e incierto.
Los trabajos de Hofstede (1980), definen la cultura
como una agregación de valores compartidos y los
relaciona con el comportamiento emprendedor.
Estos valores fueron agrupados en cuatro grandes
dimensiones: individualismo-colectivismo; evitación
de la incertidumbre; distancia de poder; y
masculinidad-feminidad. Veamos en detalle cada
una de estos valores y su relación con la
conducta emprendedora.
Individualismo-colectivismo; es el grado en que
en la cultura se enfatiza la independencia y
necesidades individuales frente al colectivismo en
el que se enfatiza la satisfacción de necesidades
grupales. Según esta hipótesis, los patrones
culturales individualistas estarían más asociados
al desarrollo de empresas, en la medida que la
persona busca el logro de sus fines a través de sus
propios medios sin esperar el apoyo del grupo.
Wu (2007), concluyó que la actividad
emprendedora estaba inversamente relacionada
con aquellas sociedades individualistas.
Distancia de poder; es el grado en que la cultura
y sus integrantes aceptan una mayor o menor
distancia y diferenciación entre las personas que
tienen el poder y el resto. Diversos autores han
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encontrado una relación entre la baja distancia de
poder y la conducta emprendedora (Shane,
Kolvereid y Westhead, 1991; Scheinberg y
Mcmillan, 1988). En aquellas sociedades donde la
distancia de poder es más cercana, se
desarrollaría una mayor percepción en el individuo
acerca de su posibilidad de movilidad laboral,
social y económica.
Masculinidad-feminidad; es el grado en que una
cultura enfatiza la asertividad, la independencia y la
dominación (masculinidad) o el cuidado y el apoyo
a otros (feminidad). McGrath, Mc Mcmillan, Yang y
Tsai (1992) encontraron una relación entre la
actitud emprendedora y los valores masculinos,
donde se enfatiza que el sentimiento de
independencia frente al grupo, favorecerían el
desarrollo de actividades emprendedoras.
Evitación de la incertidumbre; es el grado en el que
la cultura nacional tolera la desviación de normas y
valores establecidos. No se ha encontrado
evidencia de relación entre esta dimensión de
valor y la conducta emprendedora.
Los científicos sociales tienden a señalar que la
sociedad norteamericana es más individualista e
independiente social y económicamente, y con
tendencia hacia la competición que las sociedades
latinoamericanas (Hofstede, 1980; Marín y Triandis,
1985; Triandis, McCuser y Hui 1990).
La relación entre los procesos de socialización
(como transmisor de valores, creencias y actitudes)
y su influencia en la creación de empresas ha sido
también bastante estudiada. Existe bastante
evidencia en la investigación científica acerca de la
existencia de una estrecha y positiva relación entre
padres empresarios y el desarrollo de actitudes
emprendedoras en sus descendientes (Jacobowitz y
Vidler, 1982; Shapero y Sokol, 1982; Scherer,
Brodzinski y Wiebe, 1991).
Diversos autores (Carr, 1996; Jacobowitz y Vidler,
1982) han demostrado que los emprendedores
tienden a tener un mayor nivel educativo que el
resto de la población en general, comprobando
una relación entre conducta emprendedora y nivel
educativo, de manera que el promedio de años de
educación formal de los empresarios es mayor
que el resto de la población en general.
La educación tiende a incrementar el sentimiento
de eficacia y autoestima necesaria para iniciar un
negocio. Sin embargo, no es bien conocido todavía
cómo la educación afecta a los procesos
psicosociales de desarrollo de la conducta
emprendedora (Carter, 2003); es decir, se
desconoce si el nivel formativo de los
emprendedores influye en los procesos cognitivos
que van a desarrollar tal conducta emprendedora.
Actitud emprendedora en la educación superior
La educación superior se encuentra sumergida en
un profundo proceso de transformación, lo que
responde a diversas necesidades sociales que
hasta el momento no habían sido afrontadas.
Adaptarse a las características que rigen en este
nuevo orden social implica un proceso de
constante actualización.
La pedagogía orientada hacia la adquisición de
competencias no se basa en lo que el alumno
deberá saber al concluir una materia o ciclo, sino
en las acciones que tendrá que ser capaz de
efectuar después de haber superado un periodo
de aprendizaje (De miguel, 2005).
Las tendencias en el desarrollo de la capacidad
emprendedora, cabe decir que hasta fechas muy
recientes no era un factor considerado en las
titulaciones universitarias. Resulta, en este sentido,
paradójica la desproporcionada dotación de algunos
titulados universitarios, el alumnado de carreras
tecnológicas está en contacto frecuente con el
conocimiento científico-técnico: asignaturas,
seminarios, conferencias, proyectos de fin de
carrera, becas de colaboración; sin embargo,
tradicionalmente, no se han cultivado las
capacidades directivas y emprendedoras a este
tipo de estudiantes.
El Libro verde sobre El espíritu empresarial (2003),
pone de manifiesto la necesidad de fomentar el
dinamismo empresarial de un modo eficaz y se
articulan unas directrices para tratar de crear un
entorno favorable para que las empresas se
creen, se cierren, se adquieran, prosperen y
sobrevivan. De modo tal que una de las medidas
contempladas es la educación y formación en el
espíritu empresarial para el fomento de una
actitud favorable.
La puesta en marcha de una empresa exige empuje,
creatividad y tenacidad, mientras que su desarrollo
precisa cada vez más capacidad de gestión.
Teniendo en cuenta que tanto la personalidad como
las aptitudes de gestión son elementos claves del
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éxito, las competencias personales relacionadas
con el espíritu empresarial deberían enseñarse
desde una fase temprana y hasta el nivel
universitario.
En las universidades en particular, se pretende que
la enseñanza del espíritu empresarial no se reserve
exclusivamente a los alumnos de los másteres en
dirección de empresas, sino que debe ofrecerse
también a otros estudiantes. La educación en
espíritu empresarial, combinada con los programas
públicos de investigación, reúne los ingredientes
necesarios para unir la excelencia científica a la
comercialización de los resultados.
Es de vital importancia la implicación de la
universidad en el fomento de la cultura
emprendedora y, como consecuencia de ella, en
la creación de empresas. En los últimos años
algunas universidades crean sus propios órganos de
motivación, formación y semilleros empresariales,
con el objetivo de impulsar con más fuerza la
aparición de emprendedores universitarios.
Hay cada vez hay más conciencia sobre el impacto
positivo que generan los programas creados para
promover la micro, pequeña y mediana empresa
tradicional, y también el apoyo a la iniciativa de los
jóvenes emprendedores, reconociendo que a través
de éstos se dará más impulso al desarrollo
económico y social.
El rol del gobierno en el apoyo del empresariado
juvenil puede considerarse importante, en los
últimos años el gobierno ha empezado a tomar
conciencia de la necesidad de programas o
proyectos que incluyan el apoyo a la iniciativa de los
jóvenes, bien desde una perspectiva de formación o
de un proceso de creación de empresas, o desde
una óptica de acompañamiento, o desde un
escenario financiero.
2. CONCLUSION
En las últimas décadas, los científicos sociales han
mostrado interés hacia el fenómeno de la creación
de empresas y, especialmente, hacia las variables
personales de los emprendedores. en algunos
estudios se ha observado cómo la decisión de una
persona para crear una empresa no es
consecuencia sólo de variables económicas o
biográficas, apuntando otras variables (p.ej. los
valores) las cuáles darían una visión más completa
del fenómeno. este hecho ha tomado más relevancia
en los últimos años en el ámbito de la educación
superior, al considerar que la universidad debe
ser un promotor activo en la creación y consolidación
de empresas con sus estudiantes egresados.
Es evidente que el empresario necesita de un
fuerte apoyo durante la fase de creación de la
empresa y éste puede manifestarse no sólo en
el consejo de personas de su entorno con
experiencia empresarial, sino también a través del
aprendizaje de roles o de apoyo social.
No hay duda de que el emprendimiento es una
potente herramienta para afrontar las dificultades de
empleo que enfrenta la juventud, además de ser una
fuente de creatividad e innovación que contribuye
significativamente al desarrollo de sociedades. Sin
embargo, es esencial poder crear un sistema que
oriente y apoye el desarrollo de la mentalidad y
espíritu emprendedor universitario.
3. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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pirámide.
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[5] Scheinberg, S. y McMillan, I. C. (1988). An 11

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[6] McGrath, R. G., McMillan, I. C., Yang, E. A. y

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[7] Marín, G. y Triandis, H. C. (1985). Allocentrism as

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