Sunteți pe pagina 1din 5

MANUAL TÉCNICO PETROLERO 3

Evaluación de formaciones y yacimiento

ÍNDICE

1. Introducción al Perfilaje de Pozos


2. Mediciones de porosidad a partir de los registros
3. Fundamentos de las pruebas de pozos

Introducción al Perfilaje de Pozos

El descubrimiento de los secretos de la Tierra. Los yacimientos de petróleo y gas yacen en las profundidades de la Tierra.
Los geólogos e ingenieros no pueden examinar las formaciones rocosas en sitio, de modo que unas herramientas
denominadas sondas lo hacen por ellos. Los especialistas bajan estas herramientas en un pozo y obtienen mediciones
de las propiedades del subsuelo. Los datos se muestran como una serie de mediciones que cubren un rango de
profundidades en una representación que se conoce como registro de pozo. A menudo, varias herramientas se corren
simultáneamente como una sarta de adquisición de registros y la combinación de los resultados resulta más informativa
que cada una de las mediciones por separado. El comienzo de una era El primer registro de pozo se obtuvo en el año
1927 en el campo Pechelbronn de Alsacia, en Francia. La herramienta, inventada por Conrad y Marcel Schlumberger,
medía la resistencia eléctrica de la Tierra. Los ingenieros registraban un punto de medición cada un metro cuando
extraían del pozo la sonda que se encontraba suspendida desde un cable. El registro de datos de los cambios producidos
en la resistividad permitía identificar la localización del petróleo. Hoy en día, los geólogos dependen de conjuntos de
registros de pozos para mapear las propiedades de las formaciones del subsuelo. Mediante la comparación de los
registros de diversos pozos de un campo, los geólogos e ingenieros pueden desarrollar planes de producción de
hidrocarburos efectivos y eficientes. Tipos de registros Inmediatamente después de perforar un pozo, las formaciones
quedan expuestas a éste. Por consiguiente, es un momento oportuno para determinar las propiedades de las rocas con
herramientas de adquisición de registros en agujero descubierto. En ciertos casos, especialmente en pozos con
trayectorias complejas, las compañías incluyen las herramientas de adquisición de registros como parte del arreglo de
herramientas de perforación. Este procedimiento se conoce como adquisición de registros durante la perforación o LWD.
Los perforadores habitualmente estabilizan las formaciones mediante la cementación de la tubería de revestimiento
metálica en el pozo. El metal de la tubería de revestimiento interfiere con muchas mediciones derivadas de los registros,
pero en los últimos 30 años la industria ha mejorado significativamente su capacidad para medir las propiedades de las
formaciones e incluso localizar el petróleo pasado por alto detrás de la tubería de revestimiento, mediante el uso de
registros obtenidos en pozo entubado. Por otro lado, muchas herramientas para pozos entubados miden las tasas de
flujo de fluidos y otros parámetros de producción en el pozo o examinan la integridad de la tubería de revestimiento
metálica y de su cemento. El primer objetivo de la adquisición de registros en un área de exploración es la localización
de hidrocarburos en un pozo. Luego, la compañía operadora busca determinar si el volumen del recurso presente es
suficiente para justificar la terminación y la producción del pozo desde el punto de vista económico. El proceso de
adquisición de registros provee los parámetros básicos de porosidad (la porción de roca rellena de fluido); saturaciones
de agua, petróleo y gas, y el espesor de una zona productora de hidrocarburos, o zona productiva neta. Las herramientas
de adquisición de registros son calibradas para determinar correctamente éstas y otras cantidades provenientes del
yacimiento, de modo que las compañías puedan calcular valores de reservas precisos. La mayoría de las herramientas
de adquisición de registros diseñadas para la evaluación de formaciones se basan en mediciones eléctricas, nucleares
o acústicas. Adquisición de registros eléctricos El petróleo y el gas son más resistivos que el agua salada que rellena la
mayoría de las rocas sepultadas en el subsuelo. Los ingenieros crearon dos tipos de sondas eléctricas; ambas miden
esa diferencia. Un tipo, el lateroperfil, mide la resistividad de la formación mediante la creación de un circuito eléctrico.
La corriente circula desde un electrodo de la herramienta, atraviesa la formación y regresa a otro electrodo. El otro diseño
utiliza bobinas de inducción para medir la conductividad, la inversa de la resistividad. Los componentes físicos
involucrados son similares a los de un transformador eléctrico: una bobina de la herramienta induce un lazo de corriente
en la formación que se mide con una bobina captadora de la herramienta. Una zona extensa rellena con hidrocarburos
aparece típicamente en un registro eléctrico como más resistiva que una zona adyacente rellena con agua. Detección de
la radiación El cuarzo y los carbonatos que componen los yacimientos hidrocarburíferos más comunes, poseen baja o
nula radioactividad intrínseca. Las lutitas, que a menudo actúan como sellos por encima de los yacimientos, comprenden
diversos componentes radioactivos naturales. La mayoría de las sartas de adquisición de registros incluyen una sonda
de rayos gamma para detectar esta radiación y diferenciar las capas geológicas. Un patrón característico del registro de
rayos gamma a menudo se reitera en los registros de los pozos en un área dada. Los geólogos correlacionan estos
patrones entre un pozo y otro para mapear las capas geológicas a lo largo del campo. Algunas herramientas de
adquisición de registros utilizan fuentes químicas que generan partículas radioactivas. Las partículas interactúan con la
formación adyacente y los detectores de la sonda captan las señales resultantes. La radiación gamma es absorbida en
forma proporcional a la densidad de la formación. Otras partículas radioactivas —los neutrones— son absorbidas en
forma proporcional al volumen de hidrógeno. Las mediciones derivadas de estos dos tipos de registros pueden ser
convertidas a valores de porosidad. Cada uno posee una variabilidad basada en el tipo de roca y el promedio de los dos,
es decir un registro de densidad-neutrón, puede constituir una buena medición de la porosidad. En presencia de gas, los
dos métodos de detección se separan de una manera peculiar que es reconocida como un indicador de gas. Ciertas
herramientas contemporáneas utilizan un generador de neutrones pulsados que pueden generar neutrones sólo durante
la aplicación de potencia. La composición química de los minerales presentes en una formación puede determinarse con
una fuente de neutrones que utiliza la técnica de espectrometría de captura elemental. Esta información ayuda a los
geólogos a determinar la composición de la roca. Adquisición de registros acústicos La velocidad a la que viaja el sonido
a través de la roca depende de su composición mineral y su porosidad. Una herramienta de adquisición de registros
acústicos o sónicos transmite un pulso acústico a la formación y un receptor situado en otra parte de la herramienta
detecta el pulso transmitido. La distancia de propagación del pulso es conocida, de manera que su tiempo de viaje
proporciona una velocidad acústica que es proporcional a una medición de la porosidad. Las propiedades mecánicas de
un sólido afectan las propiedades de las ondas acústicas que lo atraviesan. Algunas herramientas sónicas miden estos
cambios para cuantificar esas propiedades mecánicas. Una multitud de mediciones Los geocientíficos e ingenieros tienen
acceso a una amplia variedad de herramientas de adquisición de registros que proporcionan mucho más que la
información básica descripta precedentemente. Las herramientas de resonancia magnética nuclear obtienen información
sobre los tamaños de poros y los fluidos en sitio. Los registros de imágenes pueden proveer una alta resolución y una
vista de 360° de las diversas propiedades de la formación en la pared del pozo. Otras herramientas pueden llevar
muestras de rocas o de fluidos a la superficie o medir las propiedades de los fluidos a medida que éstos fluyen hacia el
interior del pozo. En una escala más grande, las mediciones obtenidas con una fuente en un pozo y un receptor en otro
indican las propiedades de las formaciones y de los fluidos entre dichos pozos. El proceso de adquisición de registros
requiere tecnología robusta debido a las condiciones rigurosas de los pozos y tecnología de punta debido a las
propiedades complejas de los yacimientos. Los científicos utilizan métodos sofisticados para diseñar nuevas
herramientas y evaluar los datos que recolectan. Hoy en día, la mayoría de los descubrimientos de hidrocarburos tiene
lugar en áreas remotas y su producción a menudo resulta difícil. Estos recursos —y las personas para hallarlos,
evaluarlos y explotarlos— son vitales para satisfacer las necesidades energéticas mundiales en crecimiento.

Mediciones de porosidad a partir de los registros

Cómo se mide la porosidad. A la hora de evaluar los yacimientos convencionales, a los petrofísicos les interesan tres
aspectos clave: la permeabilidad, la porosidad y la presencia de hidrocarburos. La permeabilidad es la medida de la
capacidad de una roca para permitir que los fluidos pasen a través de ella. La porosidad es el espacio intersticial
volumétrico existente en la roca; el espacio no ocupado por material sólido. Sin la presencia de hidrocarburos, la
porosidad— que se relaciona directamente con el potencial de producción— y la permeabilidad pueden resultar de poco
interés para los analistas de registros. Si bien la porosidad es un parámetro crucial para evaluar los yacimientos, los
primeros registros medían la resistividad de las formaciones. Introducidas en la década de 1920, las herramientas de
resistividad ayudaban a identificar las rocas hidrocarburíferas potenciales. La resistividad alta es una característica de la
presencia de hidrocarburos y la resistividad baja es indicativa de la presencia de agua. No obstante, los analistas de
registros no podían diferenciar las rocas que contenían hidrocarburos de las que carecían de porosidad porque ambas
exhiben alta resistividad. Aun cuando se identificaran zonas hidrocarburíferas utilizando herramientas de resistividad, el
volumen de hidrocarburos no podía determinarse sin una medición de la porosidad. Las primeras mediciones de
porosidad, que aparecieron a comienzos de la década de 1950, fueron obtenidas con herramientas de adquisición de
registros sónicos, o acústicos. La porosidad derivada de los registros sónicos se computa mediante la comparación de
la velocidad del sonido a través de la formación con la de las rocas sin porosidad. El sonido viaja más lentamente a través
de las rocas rellenas de fluido que a través de las rocas sin porosidad. Los científicos han desarrollado una gran variedad
de herramientas de adquisición de registros de porosidad basadas en diversos principios físicos. Hoy, aunque los
registros sónicos de porosidad siguen siendo utilizados, las dos mediciones de porosidad predominantes son las
mediciones de porosidad derivada del registro de densidad y la porosidad-neutrón. Mediciones de porosidad Las
herramientas de densidad emiten rayos gamma de energía intermedia en la pared de un pozo. . Los rayos gamma chocan
con los electrones presentes en la formación, pierden energía y se dispersan después de sucesivos choques. El número
de choques se relaciona con el número de electrones por unidad de volumen; la densidad de electrones. La densidad de
electrones, para la mayoría de los minerales y fluidos que se encuentran en los pozos de petróleo y gas, es directamente
proporcional a su densidad volumétrica. Las herramientas de porosidad-neutrón emiten neutrones rápidos de alta energía
(del orden de 106 eV) de fuentes químicas o electrónicas. Los neutrones, que son partículas subatómicas de carga
neutra, pierden energía cuando chocan con los núcleos de los materiales de formación. La pérdida de energía se
relaciona con la masa relativa de las partículas con las que choca el neutrón. El hidró- geno, que consta de un núcleo
con un único protón, es el elemento más efectivo para desacelerar los neutrones rápidos. En las rocas yacimiento, el
hidrógeno se asocia con los líquidos —petróleo o agua— que rellenan el espacio poroso. El gas posee una densidad de
hidrógeno mucho menor que el petróleo y el agua. Después de múltiples choques, los neutrones alcanzan un estado de
baja energía (0,025 eV) y se denominan neutrones termales. El número de neutrones termales que resultan de los
choques con el hidrógeno es proporcional al índice de hidrógeno (IH) de la formación. Una herramienta convencional de
porosidad-neutrón posee dos detectores localizados a distancias fijas respecto de la fuente. Los detectores cuentan los
neutrones que han atravesado la formación y han alcanzado niveles de energía termal. El IH se deriva de la relación de
conteos de estos dos detectores, y los analistas aplican una transformada que depende de l a litología para convertir el
IH en un valor de porosidad-neutrón. Como sucede con la medición de porosidad a partir del registro de densidad, la
obtención de una medición precisa de porosidad-neutrón depende de la utilización de la matriz correcta. En el caso de
las formaciones limpias, sin lutitas, en las que la porosidad se rellena con agua o petróleo, el registro de neutrón mide la
porosidad rellena de fluido. Dado que el gas posee una densidad de hidrógeno mucho menor que el petróleo o el agua,
la porosidad rellena con gas aparece como baja porosidad. Diversos factores ambientales afectan las mediciones de
porosidad-neutrón y se han desarrollado correcciones para compensarlos. Éstas incluyen el tamaño del pozo, la densidad
y la salinidad del lodo, el espesor del revoque de filtración, la presión hidrostática, la salinidad y la temperatura de
formación. Mediciones complementarias Las herramientas de medición de la porosidad responden en formas bien
definidas a los atributos físicos del sistema roca-fluido. Como parte del proceso de interpretación de registros, los
analistas de registros dan cuenta de estas respuestas diferentes. Dos de los ejemplos más fáciles de reconocer de las
respuestas de las herramientas son el efecto de las lutitas y el efecto del gas en el registro de densidad-neutrón. En las
rocas limpias rellenas con agua, los registros de porosidad-neutrón y densidad deben superponerse si se aplica la litología
correcta como dato de entrada. Si existe lutita presente, la medición de porosidad-neutrón es más alta que la de la
porosidad computada del registro de densidad. Esto se debe a que el neutrón responde al gran volumen de fluido
adsorbido por la lutita. El efecto neto es que, en las lutitas, existe una separación entre las curvas de porosidad -neutrón
y densidad: el efecto de las lutitas. Los efectos de las lutitas también dan origen a otro término: porosidad efectiva. Los
petrofísicos derivan los valores de porosidad total mediante la combinación de diferentes mediciones y la corrección por
las condiciones ambientales y litológicas. Esta porosidad total incluye los fluidos asociados con las lutitas. Dado que los
fluidos contenidos en las lutitas normalmente no pueden ser producidos, sus contribuciones a la medición pueden
sustraerse de la porosidad total. Mediante la cuantificación de la contribución de las lutitas y su eliminación de la medición
de la porosidad total, los analistas de registros pueden computar la porosidad efectiva, lo que describe con mayor
precisión el potencial de un yacimiento. El efecto del gas resulta de dos principios físicos de medición. La herramienta
de porosidad-neutrón detecta la porosidad rellena con gas como una porosidad baja. Por el contrario, la medición de
porosidad derivada del registro de densidad puede ser más alta que la porosidad verdadera. El resultado es que las
curvas de porosidad-neutrón y densidad no se superponen entre sí —lo que indicaría la existencia de porosidad rellena
con agua o con petróleo y la matriz correcta— ni se separan unas respecto de las otras: el efecto de las lutitas. Dado que
la medición de porosidad-neutrón es más baja que la de porosidad computada del registro de densidad, las curvas se
cruzan entre sí, lo que da origen al término cruzamiento. El efecto de las lutitas contrarresta el efecto de cruzamiento; no
obstante, los petrofísicos utilizan otras mediciones para la corrección por el volumen de lutita y la determinación de la
porosidad efectiva. El efecto del gas también puede ser enmascarado por la presencia del fenómeno de invasión
profunda, cuando el filtrado de fluido de perforación desplaza el gas original en sitio. Las herramientas de adquisición de
registros durante la perforación (LWD), que registran datos antes de que se produzca la invasión, pueden identificar la
presencia de zonas de gas no detectadas por las herramientas operadas con cable, que se corren un tiempo después
de la perforación. Existen otras técnicas de medición que pueden utilizarse para determinar la porosidad, tales como las
herramientas de resonancia magnética nuclear (RMN) y las muestras de núcleos. Una herramienta de RMN mide
directamente la porosidad rellena con líquido. Los datos derivados de los núcleos proporcionan un valor empírico de la
porosidad, si bien el daño producido durante el proceso de recuperación de los núcleos puede afectar el valor medido.
Un parámetro crucial La porosidad es uno de los parámetros más cruciales para la cuantificación de las reservas de
hidrocarburos. Los petrofísicos han desarrollado numerosas formas de determinar la porosidad para asegurarse de
contar con los datos de mayor precisión posible. El objetivo final es utilizar estos datos para conocer el potencial de
producción de un yacimiento y asegurar la recuperación efectiva de sus hidrocarburos.

Fundamentos de las pruebas de pozos

Las pruebas de pozos y de formación, que consisten en la obtención de mediciones mientras se hacen fluir fluidos del
yacimiento, se efectúan en todas las etapas de la vida productiva de los campos de petróleo y gas; desde la fase de
exploración hasta las fases de desarrollo, producción e inyección. Los operadores llevan a cabo estas pruebas para
determinar si una formación producirá, o seguirá produciendo, hidrocarburos con una tasa que arroje un retorno razonable
sobre las inversiones posteriores. Además, los operadores utilizan los datos de las pruebas para determinar los límites
del yacimiento y planificar los métodos más eficientes para los pozos y campos productores. Durante las pruebas, los
operadores miden la presión de formación, caracterizan los fluidos de formación y el yacimiento, y determinan la
permeabilidad y el factor de daño; el daño de formación producido durante la perforación u otras operaciones de pozo.
Los datos que indican cómo reacciona la formación ante los incrementos y las reducciones de presión durante el
transcurso de una prueba también pueden revelar información crítica acerca del yacimiento. Además, las pruebas de
pozos y de formación constituyen fuentes primarias de datos críticos para los modelos de yacimientos y representan los
mecanismos principales con los que los ingenieros confirman o ajustan los parámetros de los modelos de yacimientos.
Los ingenieros utilizan estos modelos para comprender cómo interactúan los fluidos de yacimiento, la formación y el pozo
y aplican ese conocimiento para optimizar las estrategias de terminación y desarrollo. Los operadores evalúan el potencial
de producción de los pozos a través de diversos métodos de prueba, aplicados por separado o combinados. Y pueden
optar por efectuar una prueba de pozo de producción en la que el pozo se hace fluir a través de una terminación provisoria
hacia un separador para pruebas o bien utilizar un probador de formación operado con cable (WFT) para recuperar
muestras de fluidos y medir la presión en el fondo del pozo en la zona de interés. A veces, los ingenieros efectúan ambos
tipos de pruebas. Durante las pruebas de pozos de producción, los técnicos hacen fluir los fluidos de yacimiento hacia la
superficie a través de una sarta de perforación o de una sarta de prueba incluida en la columna de perforación (DST).
Los empacadores aíslan la zona que va a ser sometida a prueba, en tanto que el equipo de fondo de pozo o de superficie
proporciona el control del pozo. El pozo se hace fluir con diferentes tasas a través de un a válvula de estrangulamiento
que puede ser ajustada para controlar la tasa de flujo con precisión. Los fluidos de yacimiento llevados a la superficie se
envían directamente a los tanques de retención hasta que los operadores de pruebas determinan que se h an eliminado,
o al menos minimizado, los contaminantes, tales como los fluidos de perforación, presentes en la corriente de flujo.
Después de la limpieza, el flujo es re-direccionado hacia un separador para pruebas en el que los fluidos a granel se
dividen en petróleo, gas y agua, y cualquier detrito, tal como arena u otro material, se remueve. Las tres fases de fluidos
se miden y analizan por separado. Los operadores pueden optar por obtener datos adicionales de yacimientos y flujo de
fluidos mediante la bajada simultánea de herramientas de adquisición de registros de producción operadas con cable
dentro del pozo. Estas herramientas miden la tasa de flujo de fondo de pozo y la composición de los fluidos y pueden
indicar qué zonas están contribuyendo al flujo total. Durante las pruebas de pozos, los fluidos de yacimiento se hacen
fluir hacia el separador con tasas variables de acuerdo con un esquema predeterminado. Estas pruebas pueden insumir
menos de dos días para evaluar un solo pozo o varios meses para evaluar la extensión de un yacimiento. Los tipos de
pruebas son los siguientes: recuperación o restauración de la presión, caída o abatimiento de la presión, cierre, inyección
e interferencia. Para la mayoría de las pruebas, los ingenieros permiten que una c antidad limitada de fluido fluya desde
o hacia una formación. Luego, proceden a cerrar el pozo y a monitorear la presión mientras la formación se equilibra.
Las pruebas de restauración de presión se llevan a cabo cerrando el pozo luego de un cierto período de flujo para medir
el incremento de la presión de fondo de pozo (BHP). En contraposición, para las pruebas de caída de presión, los
ingenieros abren el pozo al cabo de un período de cierre especificado a fin de observar la reducción de la BHP. Durante
las pruebas de > Muestreo WFT. Los pistones son accionados desde uno de los lados del WFT para forzar firmemente
un arreglo de empacadores contra la formación que va a ser sometida a prueba. En su centro, el empacador contiene
una probeta que luego se extiende hacia la formación para extraer los fluidos de pozo. Los fluidos de formación (flechas
rojas) fluyen hacia la probeta y las líneas de flujo, y se bombean hacia el interior del pozo hasta que se encuentran
suficientemente libres de contaminación según lo determinado por el análisis de fluidos de fondo del pozo (cilindros
verdes y marrones). Los fluidos no contaminados se introducen en botellas de almacenamiento (naranja) donde son
mantenidos en las condiciones originales. En un solo viaje de entrada en el pozo, se pueden extraer múltiples muestras.
Una vez concluidas todas las pruebas, las muestras se llevan a la superficie y pueden ser enviadas a los laboratorios
para la ejecución de pruebas avanzadas. Un medidor de presión de cuarzo mide y registra las presiones de fondo de
pozo. Pistón de la herramienta Arreglo de empacadores Probeta Medidor de presión de cuarzo Pistón del arreglo de
empacadores inyección y las pruebas de cierre, se inyecta fluido en la formación y se monitorea la BHP, que se
incrementa como resultado de la inyección. Luego, el pozo se cierra y se registra la reducción subsiguiente de la BHP.
Las pruebas de interferencia registran los cambios de presión producidos en los pozos adyacentes cuando se modifica
la tasa de flujo del pozo de prueba. El tiempo requerido para que los cambios del pozo de prueba afecten la presión en
el pozo de observación proporciona a los ingenieros una indicación del tamaño del yacimiento y de la comunicación de
flujo existente en éste. Los ingenieros analizan las respuestas a los esquemas de cambios de presión utilizando el análisis
de presión transitoria, una técnica basada en las relaciones matemáticas entre la tasa de flujo, la presión y el tiempo. La
información proveniente de estos análisis ayuda a los ingenieros a determinar el intervalo de terminación óptimo, el
potencial de producción y el factor de daño. Además, pueden derivar la permeabilidad promedio, el grado de
heterogeneidad de la permeabilidad y la anisotropía, la forma de los límites del yacimiento y la distancia hasta éstos, así
como las presiones inicial y promedio del yacimiento. Los ingenieros utilizan variaciones específicas de las pruebas de
restauración y caída de la presión de pozo para evaluar los pozos de gas. Durante una prueba de contrapr esión, se hace
fluir un pozo en función de una contrapresión especificada hasta que la presión BHP y la presión de superficie se
estabilizan; una indicación de que el flujo proviene de las zonas externas del área de drenaje. Una prueba isocronal
incluye una serie de caídas y restauraciones de presión. Las tasas de flujo varían para cada caída de presión, mientras
las restauraciones subsiguientes continúan hasta que el pozo alcanza su presión de cierre original. También puede
utilizarse una prueba isocronal modificada; en la que los períodos de caída y restauración tienen la misma duración.
Sobre la base de los datos de estas pruebas, los ingenieros pueden determinar el potencial de producción, el factor de
daño y el flujo abierto absoluto (AOF); la tasa teórica con la que fluiría el pozo si la contrapresión sobre la formación, o
la pared del pozo, fuera nula. Los operadores utilizan el AOF como base para los cálculos destinados a determinar la
relación entre la configuración de la contrapresión y las tasas de flujo del pozo. En vez de utilizar las pruebas de pozos,
los operadores pueden optar por evaluar sus pozos utilizando WFTs que incluyen un medidor de presión de cuarzo y una
herramienta de muestreo de fluido colocada a través de un intervalo de producción. Durante estas pruebas de formación,
los fluidos de yacimiento son bombeados o introducidos en el WFT a través de una probeta insertada en la formación o
entre los empacadores fijados por encima y por debajo del punto de muestreo. Los fluidos de yacimient o, que pueden
estar contaminados con fluido de perforación, se bombean o se hacen fluir primero hacia el pozo a través de las líneas
de flujo de la herramienta mientras se reduce el nivel de contaminación. Una vez que los ingenieros determinan que la
formación está proporcionando fluidos de yacimiento con una mínima contaminación, re-direccionan el flujo hacia las
cámaras para muestras de la herramienta. Las cámaras se llevan a la superficie y se transportan a los laboratorios para
su análisis. Los científicos también utilizan el análisis de fluidos de fondo de pozo (DFA) para monitorear el proceso de
muestreo. Mediante la utilización de espectroscopía óptica, o del espectro luminoso registrado, los ingenieros identifican
en tiempo real la composición de los fluidos a medida que éstos fluyen hacia la herramienta; además, este método revela
datos críticos acerca del yacimiento sin tener que esperar el resultado de las pruebas de laboratorio. Por otra parte, las
mediciones DFA confirman que la muestra se encuentra incontaminada y eliminan las incertidumbres asociadas con el
transporte de fluidos y la reconstrucción, en el laboratorio, de las condiciones locales necesarias para el análisis de
fluidos. Los técnicos también utilizan los datos DFA para identificar las relaciones gas-petróleo, el contenido relativo de
asfaltenos y la fracción de agua en tiempo real. A lo largo de todas las etapas de la vida productiva de un pozo o de un
campo petrolero, se implementan diversos esquemas de pruebas de pozos y formaciones. En la fase de exploración, los
operadores pueden utilizar las pruebas de pozos para simular la producción después de terminar un pozo a fin de
establecer el potencial de producción y las estimaciones de reservas. Además, la captación de muestras de fluidos
grandes en la superficie brinda a los especialistas una oportunidad para obtener mediciones de laboratorio de los fluidos
de yacimiento. Las pruebas de pozos, en la fase de exploración, también permiten a los operadores determinar si las
tasas de flujo bajas se ven afectadas por el factor de daño o son el resultado de la permeabilidad natural del yacimiento.
Provistos del conocimiento de ambas situaciones, los ingenieros pueden adoptar las acciones apropiadas, planificar los
tratamientos que pueden ser necesarios una vez que se inicia la producción o decidir abandonar el proyecto por razones
económicas. Por ejemplo, las pruebas de pozos pueden ser utilizadas para estimar el tamaño del yacimiento, lo que
permite a los operadores abandonar un yacimiento pequeño que no será económico a pesar de las altas tasas de flujo
iniciales. Durante la fase de desarrollo de campos petroleros, las pruebas de pozos ayudan a indicar los pozos que
pueden requerir tratamientos de estimulación. Mediante la utilización de los datos de pruebas de pozos, los ingenieros
predicen la longitud y la conductividad de las fracturas naturales o inducidas y luego pueden estimar los incrementos de
productividad que es posible obtener con un tratamiento de estimulación. Por otra parte, pued en utilizarse WFTs para
las pruebas de presión destinadas a determinar las presiones estáticas de yacimiento y confirmar los contactos de fluidos
y los gradientes de densidad. Esta información ayuda a analizar la comunicación existente en el yacimiento, vi ncular las
características del yacimiento con un modelo geológico e identificar las zonas agotadas. Durante la fase de producción,
las pruebas de pozos tienen por objetivo el monitoreo de los yacimientos, la recolección de datos para el ajuste histórico
—la comparación de la producción real con la producción pronosticada por los simuladores de yacimientos — y la
evaluación de la necesidad de efectuar tratamientos de estimulación. En estas pruebas se utiliza un medidor de presión
colocado frente a la formación para recolectar datos durante la restauración y la caída de presión. La productividad de
los pozos generalmente disminuye con el tiempo, a veces como resultado del daño de formación producido por la
migración de finos; el movimiento de partículas muy pequeñas a través de la formación hacia el pozo, en donde dichas
partículas rellenan los espacios porosos y reducen la permeabilidad. Los ingenieros pueden efectuar pruebas de
formación con el fin de pronosticar la efectividad probable de los tratamientos par a remover estos finos. Los efectos de
las elecciones en materia de terminación de pozos también pueden ser evaluados con las pruebas de formación para
asistir a los ingenieros en la planificación de las operaciones de remediación requeridas. Los datos de l as pruebas de
pozos y formaciones proporcionan a los operadores información relacionada con sus pozos nuevos y productores, que
resulta crítica para la toma de decisiones operacionales en el corto plazo. Pero el verdadero valor de los datos derivados
de las pruebas de pozos reside en su aplicación para la confección o la corrección de los modelos de yacimientos, lo que
permite a los operadores tomar mejores decisiones a largo plazo en relación con sus activos.

S-ar putea să vă placă și