Gracia de Triana, Antofiita Moreno, Glo-
ria Romero, Lola Plores..., todas hermosas
y dotadas de ese "duende" necesario para
triunfar en la canción andaluza que tam-
bién poseen las modernas folklóricas: Bocio
Jurado, Marlfé de Triana, Flor de Córdo-
ba, Paquita (Rico, Mikaela, Imperio de Tria-
na, Lolita Sevilla, ¡y, muy especialmente, esa
deliciosa Maruja Lozano, prodigio de be-
lleza señoril, de estilo flamenco aristocra-
tizado, de elegancia en el atavío, a quien
cabe reconocer como la primera figura de
la nueva ola folklórica.
E n los años treinta, Miguel de Molina,
malagueño, atrevióse a realizar en versión
masculina lo que parecía reservado al ele-
mento femenino. Fue el primer cancionero
aceptado calurosamente por la cofradía de
la Bagatela, debido a cantar, bailar y "de-
cir", mejor que muchas cancionistas. Pre-
cursor del folklore alentó a importantes
"cantaores", más o menos ortodoxos, a fra-
guarse unos espectáculos donde la cabece-
ra del cartel era un hombre en lugar de
una mujer.
Ep los veinte años qué duró la dictadura
del folklore flamenco, aprecióse como f i -
gura cumbre, dominador de todos los can-
tes a Pepe Marohena, como asimismo se
estimó la sabiduría "calé" de Jacinto A l -
madén, Juanito Valderrama, Rafael F a r i -
ña, el Príncipe Gitano, Antonio Molina, Pe-
drito Rico, Fosforita. Angelillo, el Mejo-
rano...
Para ellas y ellos produjeron composi-
ciones merecedoras de alabanza por su es-
píritu españollsta músicos como Genaro
Monreal, Quiroga, Algarra, Castellano, Le-
gaza, Villacañas, Solano, Freiré, Manolo
Gordillo, Mostazo, García Tejero..., asisti-
dos por letristas denunciando la influencia
Jorquiana.
E L P R E S E N T E : FALTA DE PERSO-
NALIDAD
Como las modas teatrales sufren, al igual
que todas, los vaivenes del tiempo, allá por
el año sesenta la canción ligera española
fue atrozmente acometida por un estilo
procedente del extranjero, salvo contadas
excepciones.
Bajo el nombre de melodía moderna se
camuflaba la falta de inspiración musi-
cal, defendida por una orquestación bri-
llante, original, fatigosa para los partida-
rios de la sencillez musical. " L a violetera"
o " E l relicario", "Las tardes del Ritz" o
"Flor de té"... para triunfar universalmen-
te les bastó hacerse oír sin otro acompaña-
miento que Un piano; pero las conceptua-
das canciones modernas requieren para su
ejecución una orquesta numerosa y fre-
cuentemente un coro de voces a las mane-
ras de las romanzas zarzueleras.
No hay por qué mencionar aquí a las
plumas competentes que se han lamenta-
do de este pernicioso efecto obrado en
nuestro país por las producciones de im-
portación extranjera, fundamentadas ex-
clusivamente en el ritmo, al alcance de la
juventud melómana que, Oíambrienta de ce-
lebridad y dinerito, se agarra a un m i -
crófono como si pretendiera comérselo y
canta unas letras como salidas de una
mente retrasada, invariablemente sobre el
mismo tema amatorio, prodigando gritos
pavorosos con los brazos abiertos constan-
temente en cruz como en súplica de cle-
mencia por la vulgaridad del repertorio y
su lastimosa interpretación.
Canciones modernas, procedentes del ex-
tranjero, las hay preciosas, recomendables
ABC SEVILLA (Sevilla) - 14/12/1966, Página 21
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productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.
por su inspiración y riqueza orquestal; pero
la mayoría son "ex abruptos" musicales,
obstinados en repetir Un tema más para
ser bailado que escuchable, a l cual se apli-
ca una frase estúpida como "Corazón de
melón, melón, melón, melón..." o "Dame,
dame, dame, dame, dame, dame pepinillos
en vinagre"... que hacen las delicias de las
portadoras de pantalón vaquero y los me-
lenudos con jerseys multicolores.
Las canciones aceptables por su texto y
música suelen adolecer de monotonía y
tristeza. Es muy raro encontrar u n núme-
ro con alegría lírica y letra de buen hu-
mor. Nos traen de Norteamérica la mezco-
lanza negroide de melancolía y aullidos;
pero esto no sera grave si no hubiese into-
xicado el nuevo estilo en la canción moder-
na de allende el Pirineo y el Atlántico a
nuestros autores. Ahora los nacionales r i -
valizan imitando a los extranjeros y en
nuestros certámenes se premian produc-
ciones que lo mismo podrían ser de Yugos-
lavia que de Monaco, de Italia que de la
Cochinchina. De cualquier país, menos dé
España.
Dejando al margen, cómo es lógico, las
excepciones que nunca faltan, la orienta-
ción de la moderna canción española es
extranjerizante. E n lugar de tratar de im-
poner nuestros compositores en personali-
dad musical, optan "por pasarse al ene-
migo". Y esto es lo lamentable.
Si hoy, transcurrido más de medio si-
glo, sobreviven "Valencia", " E l relicario", RAQUEL MELLER
"Rosa de Madrid", " L a violetera", "Colón II reinado de Raquel ex-
34", " L a cruz de mayo", "Mala entraña"..., tiende deede l« primera dóoa-
es por su carácter castizo; pero, ¿quién da de nuestro «lato hasta b«*«
U n » mái «lia da lo* alio*
garantizaría que dentro de cincuenta años veinte. La eanoton ««paitóla a*
se oirá «ste repertorio de cancidnes lige- ya una calidad aspttndlda. ai
ras, viles remedos de lo aparecido en el mundo oanta «on nuestro ti-
extranjero? tilo «astizo.
Pero... en fin..., limitémonos a hacer
constar que actualmente, en general, la
canción ligera española está siendo victima
de una ajena influencia, que únicamente la
televisión, las emisoras de radio, las casas
grabadoras de discos, la Prensa, los certá-
menes podrían contrarrestar si se lo pro-
pusiesen.
Mientras tanto, anotemos que los mag-
nos triunfadores de la canción ligera, cada
uno en su modalidad, son Manolo Escobar
y Raphael.
Figuras en candelero son, más o menos
afectadas por los nuevos aires musicales,
Nati Mistral, Luis Mariano, Rosalía, Tito
Mora, Conchita Velasco, Michel, María Do-
lores Pradera, Heredero, Conchita Bautis-
ta, Luis Gardey, Rocío Dúrcal, Eider Bar-
ber, José María Dalda, Adriángela, Miguel
Ríos...
Los conjuntos musicales se forman a ba-
rullo. Basta con seleccionar cuatro, cinco
o seis buenos mozos con juventud y dina*
mismo, se les provee de un repertorio es-
tridente aderezado con remeneos coreográ-
ficos y ¡hala!, a actuar en salas de fiesta,
emisoras de radio y la televisión.
Figuras estelares y conjuntos triunfan
con «sus canciones ligeras, imitación de
otras extranjeras. Nuestra música alegre,
sandunguera, está cediendo el paso a los
ritmos norteamericanos, a los franceses, a
los italianos. He aquí por lo que plumas
CONCHITA PIQUEE
autorizadas deploran que nuestros letristas Tras al eetípee de la guerra,
y compositores, en lugar de combatir para una nueva figura en la oan-
imponer la melodía castizamente nacional, olón español*. Lae contlnue-
opten por remedar a autores sobre los doraa dal «ttilo da la aran ou-
pletltta valenciana llagan ha»*
cuales tienen superioridad. Es Como si un ta nuesfroa días y enlazan con
ruiseñor se empeñase en imitar a un or- tai últimas modas.
ganillo.
C. F.