Sunteți pe pagina 1din 15

LA TUTELA DE URGENCIA Y LAS MEDIDAS AUTOSATISFACTIVAS

Jorge María Luzuriaga Chiappe


Abogado

RESUMEN

La “tutela de urgencia”, o “tutela diferenciada”, es un concepto creado por


contraposición al concepto de “tutela ordinaria”, que supone un marco
procesal dentro del cual se desarrolla el debido proceso con todas las
garantías que este comporta, fundamentalmente el derecho de defensa del
demandado, lo que, a su vez, supone un emplazamiento válido y el derecho
a ser oído, así como permitirle probar los hechos en que funda su
contradicción en igualdad de armas con la parte actora, también apelar de
la sentencia que se dicte para que la revise un juez superior (doble
instancia), etc.

A diferencia de la “tutela ordinaria”, la “tutela diferenciada” supone un


procedimiento urgente, llamado “tutela de urgencia”, donde se dejan de
lado las reglas del debido proceso y se abre paso a un sistema procesal
donde los jueces deben dar una respuesta inmediata a la pretensión del
peticionante, pues de otra manera el perjuicio del derecho que reclama
sería inevitable e irreversible.

Dentro de la tutela de urgencia se estudian las medidas autosatisfactivas,


que no son medidas cautelares porque no dependen de un proceso
principal ni aseguran su resultado, sino que basta su despacho favorable
para cumplir con su finalidad, agotando así el procedimiento. También
ciertas medidas cautelares que cumplen una función propia de la tutela de
urgencia, como son las medidas temporales sobre el fondo, que anticipan
al actor el resultado de su acción.

1
ABSTRACT

The "emergency protection", or "differentiated protection", is a concept


created by contrast to the concept of "ordinary protection", which assumes
a procedural framework within which due process is developed, with all the
guarantees that this entails, fundamentally the defense right of the
defendant, which, in turn, supposes a valid service (effected on the
defendant) and the right to be heard, as well as allowing him to prove the
facts on which he bases his contradiction in equality of arms with the
plaintiff; also to appeal the sentence that is issued to be reviewed by a
higher judge (double instance), etc.

Unlike "ordinary protection," the "differentiated protection" is an urgent


procedure, wich is called “emergency protection”, where the rules of due
process are set aside and a procedural system is opened where judges must
give an immediate response to the petitioner's claim, otherwise the
prejudice of the right he claims would be inevitable and irreversible.

Within the emergency protection self-satisfying measures are studied,


which are not precautionary measures because they do not depend on a
main process or ensure its outcome, but rather its favorable dispatch to
fulfill its purpose, thus exhausting the procedure. Also certain
precautionary measures that fulfill a function of the emergency protection,
such as temporary measures on the merits, which anticipate the actor the
result of his action.

1. LA TUTELA DIFERENCIADA O TUTELA DE URGENCIA

Sobre el concepto de “Tutela Diferenciada” el ex juez y autor nacional


Sergio Salas Villalobos (“Medidas Temporales sobre el Fondo”) dice de ella
que aunque “…no tiene una ubicación conceptual básica ni tampoco
normativa, se deriva de la tutela jurisdiccional efectiva que tiene rango
constitucional, por lo que la doctrina la incorpora como mecanismo eficaz

2
de derecho procesal para brindar una respuesta más pronta que la
jurisdicción ordinaria pueda dar, atendiendo a ciertos requisitos de
procedibilidad”.

Así, la noción de “tutela diferenciada” se define por contraposición al


concepto de “tutela ordinaria”, que requiere la observancia de todo un
mecanismo procesal que garantice el derecho constitucional a un debido
proceso, con todo lo que ello significa: emplazar válidamente y oír a la otra
parte, garantizarle su irrestricto derecho de defensa, permitirle ofrecer y
actuar pruebas, el derecho a una resolución final susceptible de ser revisada
por un juez superior (doble instancia), etc. Esto, desde luego, no es posible
en la “tutela diferenciada” o de “urgencia”, pues de lo que se trata en estos
casos es de evitar un daño irreparable al derecho del peticionante. Por eso,
cuando nos ocupemos de las medidas autosatisfactivas, veremos que, en la
mayoría de los casos, se dictan inaudita altera pars porque, por su
naturaleza, no pueden dar lugar a las dilaciones propias de un
contradictorio, salvo casos excepcionales en los que el juez decidirá, en
vista de la naturaleza del pedimento, si decide oír previamente a la otra
parte en una audiencia o dándole la oportunidad de ejercer algún tipo de
defensa por escrito, pero sin dar lugar a un contradictorio en el sentido
ordinario de la palabra, pues desnaturalizaría la finalidad de la tutela de
urgencia.

La tutela de urgencia, que se cristaliza en el procedimiento (mal llamado,


por algunos, proceso) de urgencia, tiene un elemento típico que guarda
relación directa con la gravedad del daño que puede ocasionar la dilación
del acogimiento del pedimento, y con la irreparabilidad del mismo, es decir,
con la imposibilidad de subsanar el perjuicio eventual por otra vía, caso de
no obtenerse un despacho favorable de inmediato.

La doctrina mayoritaria enmarca dentro de los procesos urgentes a las


medidas cautelares, cuya finalidad esencial es asegurar el cumplimiento de
lo que ordene al demandado la resolución final que se dicte en el proceso
principal; sin embargo, estos procedimientos cautelares (no son procesos

3
propiamente dichos desde que son dependientes o accesorios de otro, aun
cuando pueda existir cierto nivel de controversia al interior del mismo) se
limitan a asegurar el resultado de una sentencia presumiblemente
estimatoria al tiempo de dictarse la medida, con la salvedad que, según la
ley procesal, no implican un prejuzgamiento). Dicho de otro modo "se llama
cautelar al proceso cuando sirve para garantizar el buen fin de otro proceso,
por ello la voz cautelar significa "prevenir", "precaver", y da idea
del carácter provisorio de la medida".

Las medidas cautelares sobre el fondo (mal llamadas sentencias


anticipatorias), están orientadas a satisfacer el interés sustancial
comprometido antes que se dicte la sentencia de mérito, a fin de evitar la
frustración irreparable de dicho interés.

Con la tutela autosatisfactiva se persigue igual finalidad, pero no dentro de


un proceso de, si no en el marco de un proceso especial y autónomo que se
extingue al agotarse su finalidad con la obtención de la tutela solicitada.

En función a lo dicho, se puede definir al proceso urgente como aquel cuya


procedencia y admisibilidad exige, más allá del peligro en la demora, un alto
grado de probabilidad o quasi certeza que la pretensión del peticionante es
atendible, por un lado y, por otro, que su desatención inmediata puede
producir un perjuicio irreparable para éste.

2. DISTINCIONES CONCEPTUALES Y CARACTERÍSTICAS

2. 1 Existe una confusión, hasta cierto punto entendible, entre los


conceptos de medidas cautelares y el de medidas autosatisfactivas, como
si las segundas formaran parte de las primeras en una relación de especie a
género. Luego nos ocuparemos de aclarar, en lo posible, esta relación que
existe entre una y otra, pero por lo pronto trataremos de definir qué se
entiende por una medida autosatisfactiva.

4
En primer lugar y, tal como su nombre lo indica, la medida autosatisfactiva
es la que se agota, en su finalidad, con su acogimiento o despacho
estimatorio del pedimento; es decir, el órgano judicial, atendiendo al
requerimiento urgente e inaplazable (luego nos ocuparemos de estos
requisitos) del peticionante, acoge la medida sin que sea necesario, para su
preservación, el inicio ulterior de una acción principal para que ella no
decaiga, como ocurre con todas las medidas cautelares, que son siempre
dependientes de una demanda (acción principal) cuyo resultado la medida
asegura que pueda cumplirse en caso de estimarse la demanda, de manera
tal que aquí tenemos una diferencia fundamental entre la medida
autosatisfactiva y la medida cautelar pues, a diferencia de esta última, la
primera no depende de ninguna otra acción destinada a preservarla.

El ex juez y jurista argentino Jorge W. Peyrano, que es quien más


notoriamente se ha ocupado de este tema en nuestro continente y es uno
de sus principales difusores, dice de las medidas autosatisfactivas que estas
son “…soluciones jurisdiccionales urgentes, autónomas,
despachables inaudita et altera pars, y mediando una fuerte
probabilidad de que los planteos formulados sean atendibles”. Y añade que
“…Importan una satisfacción definitiva de los requerimientos de sus
postulantes y constituyen una especie de la tutela de urgencia que debe
distinguirse de otras como, por ejemplo, de las diligencias cautelares
clásicas”.

También señala que no necesitan (como ya lo habíamos dicho) de la


interposición de una demanda posterior o coetánea a su despacho
favorable, puesto que ellas implican un pronunciamiento sobre el fondo del
litigio que genera cosa juzgada (aunque esto último es altamente
cuestionable); esta es, desde luego otra diferencia importante con respecto
de las medidas cautelares, que por su naturaleza accesoria y garantista no
causan cosa juzgada. Sobre este punto, la cosa juzgada en las medidas
autosatisfactivas, volveremos más adelante, pero desde ya señalamos que
no se trata de la cosa juzgada que puede causar una sentencia o un auto
final que culmina un proceso contencioso.

5
2. 2 Como ya señalamos, estas medidas se conceden inaudita et altera pars,
pues por el contexto de urgencia en el que se solicitan no hay tiempo
suficiente como para realizar diligencias adicionales, aunque en ciertos
casos el juez puede ordenar una sustanciación que Peyrano llama «previa y
comprimida».

Las medidas autosatisfactivas tienen como requisito sine qua non, para un
despacho favorable, que se trate de supuestos de suma urgencia donde, de
no mediar una rápida actuación judicial, se produciría la frustración del
derecho invocado y, por lo tanto, sería inútil iniciar luego un proceso
dirigido a tal fin, porque el tiempo es de la esencia de estas medidas.

La pretensión debe ostentar una fuerte probabilidad de ser “jurídicamente


atendible”. Ello no debe ser confundido con la verosimilitud del derecho
invocado, propio de las medidas cautelares, pues ésta es sólo el humo de
buen derecho (fumus boni iuris), una apariencia de verdad; en cambio, en
las medidas autosatisfactivas existe la casi certeza, desde el inicio, que lo
invocado por el recurrente debe ser amparado. Sin embargo, es difícil
indicar, en términos generales, un límite claro entre el grado de urgencia de
una medida cautelar y el de una autosatisfactiva; los más apropiado es
evaluar ese límite caso por caso, atendiendo a las circunstancias
particulares de cada uno.

Tal como ocurre con las medidas cautelares, las medidas autosatisfactivas
pueden ocasionar un daño al afectado, de manera que, en ciertas
circunstancias, es razonable fijar una contracautela según la naturaleza de
la medida y dependiendo de hasta qué punto se desee proteger a la parte
afectada con el despacho de la misma, en la eventualidad que sea revocada.

2. 3. La jueza y autora argentina Graciela Scaraffía dice de ellas (“Las


medidas autosatisfactivas”, artículo publicado en “Todos x Derecho”),
citando a Peyrano, que son “…un requerimiento urgente formulado al
órgano jurisdiccional por los justiciables y que se agotan con su despacho
favorable, no siendo necesaria la ulterior tramitación de una acción

6
principal para evita su caducidad, o decaimiento, como ocurre con las
medidas cautelares”.

Y para graficar lo dicho pone el como ejemplo “… el caso de una persona


que está inconsciente y necesita una intervención quirúrgica de alto riesgo.
Sus únicos familiares directos son dos hijos. El médico pide el
consentimiento. Uno lo da y el otro lo niega. El médico recurre a la justicia,
pero no se puede hacer en proceso en forma tradicional porque cualquier
demora puede ser fatal. Entonces, el juez se informa sumariamente del caso
y decide favorablemente. Se realiza la cirugía y el caso queda agotado”.

Más adelante en el mismo artículo, dice que en el texto del Proyecto de


Reformas al Código Civil y Comercial de la Pvcia. de Bs. As. (Argentina es un
país federativo, de manera que las provincias son estados independientes
unos de otros) el art. 67 prevé estas medidas y se dice (que son
procedentes) cuando:

Se acredite la existencia de un interés tutelable, cierto y manifiesto.

Su tutela inmediata sea imprescindible, produciéndose en caso


contrario su frustración.

No fuera necesaria la tramitación de un proceso de conocimiento


autónomo.

Si el juez lo entendiese necesario efectivizará contracautela, se


podrán disponer las medidas que la índole de la protección adecuada
indique, bajo responsabilidad del peticionante.

3. SU SEMEJANZA CON LA MEDIDAS TEMPORALES SOBRE EL FONDO

Las “medidas temporales sobre el fondo”, que son una especie dentro del
género amplio de las “medidas cautelares”, son de efecto parecido a las

7
medidas autosatisfactivas, con la diferencia que las primeras implican, en el
fondo, un antejuicio, pues conceden anticipadamente aquello que es,
precisamente, el petitorio (o una parte del mismo) de la demanda (ya
incoada o por incoarse) y que debe ser materia de una sentencia
estimatoria, mientras que estas últimas no necesitan de una sentencia
confirmatoria, tanto porque no se requiere una acción principal cuanto
porque el despacho de la medida agota su finalidad.

Las medidas temporales sobre el fondo, que conceden anticipadamente al


actor la pretensión de la demanda principal, si bien satisfacen
temporalmente una necesidad del actor, no son medidas autosatisfactivas
porque no reúnen lo caracteres propios de ésta y, porque siendo una
especie dentro de las medidas cautelares, son siempre provisionales, en
tanto que las autosatisfactivas crean una situación de permanencia al darle
una solución definitiva al pedimento del solicitante de la misma. Ejemplo
de las autosatisfactivas son las medidas restrictivas o de alejamiento, que
se dictan a pedido de uno de los cónyuges o convivientes para que el otro
mantenga una distancia razonable de su persona; ejemplo de las
anticipadas es la asignación de alimentos, que se produce a pedido del
alimentista sin que haya concluido el proceso sobre la materia; también en
el desalojo por vencimiento del plazo procede la ejecución anticipada
cuando el actor acredita su derecho a la restitución y el abandono del bien,
etc. Un buen ejemplo es el que citamos arriba, del médico que recurre al
juez para que autorice una cirugía de emergencia.

El juez y jurista peruano Rolando Martel Chang (“Acerca de la necesidad de


legislar sobre las medidas autosatisfactivas en el proceso civil”) da cuenta
que en el XIX Congreso Nacional de Derecho Procesal de Argentina
(realizado en la provincia de Corrientes, Argentina, en el mes de agosto de
1997) se declaró que “resulta imperioso reformular la teoría cautelar
ortodoxa dándose así cabida legal a los procesos urgentes y a la llamada
medida autosatisfactiva. La medida autosatisfactiva es una "solución
urgente no cautelar, despachable in extremis que procura aportar una
respuesta jurisdiccional adecuada a una situación que reclama una pronta

8
y expedita intervención del órgano judicial. Posee la característica de que
su vigencia y mantenimiento no dependen de la interposición coetánea o
ulterior de una pretensión procesal Su dictado está sujeto a los siguientes
requisitos: concurrencia de una situación de urgencia, fuerte probabilidad
de que el derecho material del postulante sea atendible, quedando la
exigibilidad de la contracautela sujeta al prudente arbitrio judicial. Hasta
tanto se regule legalmente la medida autosatisfactiva puede
fundamentarse su dictado en la potestad cautelar genérica o en una válida
interpretación analógica extensiva de las disposiciones legales que
expresamente disciplinan diversos supuestos que pueden calificarse como
medidas autosatisfactivas".

Y concluye así: “Resumiendo, podemos manifestar que las medidas


autosatisfactivas constituyen requerimientos urgentes (pues buscan una
acertada aplicación del principio de celeridad procesal) formulados por los
justiciables ante el órgano jurisdiccional con el propósito de que éste provea,
con carácter expeditivo, autónomo y definitivo, la remoción de vías de hecho
u otras situaciones coyunturales urgentes que puedan acarrear un daño
inminente e irreparable, no siendo necesaria la instauración de otro
proceso”.

4. LAS MEDIDAS AUTOSATISFACTIVAS Y LA TUTELA DIFERENCIADA.

Sobre el concepto de “Tutela Diferenciada”, ya hemos visto al comienzo el


concepto que de ella tiene Sergio Salas Villalobos, que reconoce que, no
obstante carecer de una ubicación conceptual y normativa, responde a la
naturaleza de la tutela jurisdiccional efectiva, que es un derecho con
contenido constitucional; de ahí, concluye, como ya señalamos, que la
doctrina la incorpora como mecanismo eficaz de derecho procesal para
brindar una respuesta más pronta que la jurisdicción ordinaria pueda dar.

Según él, a la tutela jurisdiccional efectiva se asocia la idea de un proceso


que exige el desarrollo de todos los principios del contradictorio, cuya

9
duración es impredecible. En ese sentido, agrega, existen circunstancias
materiales que requieren de la atención más que mediata del órgano
jurisdiccional, cuando se advierte la inminencia en la generación de un
riesgo latente contra un derecho debidamente constituido que puede ser
vulnerado. Añade que estas “son las llamadas emergencias jurídicas ante
las cuales los órganos jurisdiccionales deberán atenderlas con prontitud y
eficacia, sin demora y con remedios a favor del derecho amenazado. Ante
ello, es obvio que un proceso en la tutela normal se advierte como la menos
propicia para la atención de la emergencia. se requiere pues de una tutela
de emergencia, diferente a la normal y que responda con prescindencia de
formulismos procedimentales a efectos de salvar al “paciente” jurídico.

5. UBICACIÓN DE LAS MEDIDAS AUTOSATISFACTIVAS DENTRO DE LOS


PROCESOS DE URGENCIA

Como dijimos arriba, la tutela de urgencia o tutela diferenciada, que se


concreta en los procesos de urgencia, se define por contraposición a la
tutela ordinaria, dentro de la que se desarrolla el debido proceso que
contempla la Constitución como una garantía para los justiciables: en la
tutela de urgencia no se desarrollan sino procesos de urgencia los que, por
su naturaleza, importan un menoscabo al derecho de defensa de la parte
afectada con la medida, que se justifica (o, al menos, pretende hacerlo)
teniendo en cuenta que se protege un bien mayor (la vida, la salud, etc.)
que requiere de una decisión inmediata pues, de otra manera, el daño
resultaría siendo irreparable.

Para Jorge W. Peyrano es tiempo de diseñar una suerte de tutela judicial


urgente sustantiva “no cautelar”, vale decir con autonomía propia y con la
finalidad de preservar ciertas y determinadas situaciones jurídicas (“Lo
urgente y lo cautelar”), teniendo en cuenta que, como dice, “Todo lo
cautelar es urgente, pero no todo lo urgente es cautelar”.

10
Sin embargo, la posición de Peyrano y de otros juristas en pro de las
medidas autosatisfactivas encuentra mucha resistencia en la doctrina
argentina, que considera que no se respeta el debido proceso cuando se
prescinde de la bilateralidad, esto es, de citar y oír previamente a la otra
parte.

Así, el ex juez y jurista argentino Roland Arazi, presidente de FUNDESI, dice


que “La ‘medida autosatisfactiva’ ordenada sin audiencia de la contraria,
como bien afirma Falcón, es una tutela cautelar anticipada que no se agota
con su despacho favorable; el proceso debe continuar hasta la sentencia
que ponga fin al conflicto de manera definitiva (Falcón, Enrique M.
“Tratado de Derecho Procesal Civil y Comercial”, Rubinzal-Culzoni, 2006,
tomo IV, p. 887). Lo mismo opina Rojas al decir que si la medida se agota
con el simple despacho favorable de la jurisdicción, caen con todo su peso
aquellos principios que sostienen el debido proceso (Rojas, Jorge A.
“Sistema cautelares atípicos”, Rubinzal-Culzoni, 2009, p. 219).

El mismo Arazi continúa diciendo que “En el año 2005, junto con el Dr.
Augusto Mario Morello, proyectamos una norma referida a los procesos de
trámite urgente, que preveía en forma simple, y conservando la estructura
procesal, los casos en que es preciso una tutela inmediata (“Procesos
urgentes”, J.A. 2005-1-p.3). Ella fue tomada por el Código Procesal de la
Provincia de Santa Cruz (art. 299). Actualizada aquella norma con los
aportes doctrinarios posteriores cabe prever un proceso urgente en los
siguientes términos:

En caso de extrema urgencia, cuando se encuentren en peligro


derechos fundamentales de las personas, como la vida o la salud, y el
derecho fuese verosímil, el juez podrá resolver la pretensión
acortando los plazos previstos para el proceso sumarísimo y tomando
las medidas que juzgue necesarias para una tutela real y efectiva,
respetando el derecho de defensa de las partes. Excepcionalmente se
podrá decidir sin sustanciación, en cuyo caso la medida tendrá
carácter cautelar y será provisional hasta tanto se corra traslado de
la petición y el afectado pueda ejercer su derecho de defensa; se

11
aplicarán subsidiariamente las disposiciones que regulan las medidas
cautelares en lo que fuesen pertinentes y compatibles con la petición.
Si la medida fue dispuesta inaudita parte, junto con la notificación de
ella se correrá traslado por el plazo que fije el juez, sin que ello obste
a la ejecución de aquella. Si no se contestara el traslado la medida
quedará firme. Si el afectado contesta el traslado oponiéndose a la
medida, el escrito deberá estar debidamente fundado y ofrecerse la
totalidad de la prueba. La oposición se tramitará por el procedimiento
que el juez decida en resolución irrecurrible y se resolverá
desestimándola o haciendo lugar a ella y revocando la decisión
cautelar; si ésta fuese irreversible, su revocación originará el pago de
daños y perjuicios a favor del afectado.

De esa manera, concluye, se otorga una tutela judicial en tiempo oportuno,


sin vulnerar las garantías del debido proceso.

6. LA ACTIVIDAD PROBATORIA EN LAS MEDIDAS


AUTOSATISFACTIVAS.

6. 1 Está demás señalar que al escrito postulatorio de la medida debe


acompañarse la prueba de los hechos en que esta su fundamenta que, por
la naturaleza de la medida, deben ser necesariamente medios que no
requieren de actuación alguna, pues no hay etapa probatoria. La prueba,
entonces, será mayormente documental, pero sin excluir otras de
actuación también inmediata, como sería la declaración de testigos, o
peritajes de parte que se presenten junto con el requerimiento, etc.

6. 2 En efecto, es altamente improbable (y, además, arbitrario) que se


despache una medida autosatisfactiva a mérito de lo que el juez estime
verosímil a partir del relato de los hechos afirmados por el peticionante de
la medida; siempre será necesario acreditar in limine los hechos en que se
funda la misma, recurriendo a medios probatorios que no requieran de una
actuación que pueda dar lugar a la intervención del afectado pues, por su
naturaleza, la medida se dicta, como hemos visto (al menos en la mayoría
de los casos) inaudita et altera pars, lo que, como también dijimos, no

12
significa que en ciertos casos no pueda darse audiencia al afectado, pero
sin llegar a dar lugar a la formación de un contradictorio.

6. 3 Por último, y aunque tratándose de procesos ordinarios no


compartimos la necesidad de la prueba de oficio (y, más precisamente, la
rechazamos porque afecta el principio de igualdad de armas, ya que solo
beneficia al demandante que no ha podido probar su derecho), cuando se
trata de estas medidas y cuando ellas conciernan a asuntos de familia que
requieran de una atención inmediata, es posible, y hasta necesario, que se
ordene de oficio algún medio probatorio que venga en auxilio de la petición
formulada por el requirente para hacer posible el despacho de la medida
autosatisfactiva solicitada.

7. CONSECTARIOS

7. 1 Como es sabido, son requisitos del proceso cautelar la apariencia del


derecho invocado (verosimilitud, o fumus boni iuris), el peligro en la demora
(periculum in mora) y la adecuación o proporcionalidad (o razonabilidad) de
la medida a las circunstancias del caso; la contracautela no es propiamente
un requisito para el dictado de la medida, sino una garantía para el
despacho de la misma, en función al eventual daño injustificado que esta
pueda ocasionar al afectado. Debe tenerse en cuenta que el proceso
cautelar es instrumental en el sentido que es un proceso (o procedimiento,
más propiamente dicho) sirviente, que solo puede existir en función de
asegurar el resultado de una eventual sentencia estimatoria en el proceso
principal del que es accesorio.

El trámite cautelar se caracteriza porque en un principio se inicia con una


postulación para que se despache favorablemente sin oír previamente a la
parte interesada.

7. 2 Lo mismo ocurre en el caso del proceso urgente que es materia de este


artículo (es decir, las medidas autosatisfactivas), pero aquí deben concurrir
los siguientes requisitos: 1) debe existir (al menos invocarse y razonarse) el

13
peligro en la demora, al igual que en las medidas cautelares, pero no se
exige no ya una simple apariencia (fumus) del derecho alegado sino una casi
certeza que sea estimada la pretensión del requirente (exigencia, esta
última, que explica que, en el común de los casos, el juez no estime
necesario requerir de una contracautela); 2) en segundo lugar, debe
demostrarse que no existe otra vía que pueda satisfacer de manera célere
la pretensión del peticionante, la que de no ser atendida inmediatamente
le ocasionará un perjuicio irremediable.

7. 3 A diferencia de otras cautelas, el proceso urgente es autónomo (y,


desde luego, las medidas autosatisfactivas), en el sentido de que no es
accesorio ni dependiente de otro, agotándose en sí mismo con el
otorgamiento de la medida requerida. Se inicia con una postulación que se
despacha favorablemente inaudita et altera pars; también, como hemos
visto, debe ser acompañada de la prueba que acredite la necesidad y
urgencia de su inmediata atención. El juez no puede ni debe despacharla
sin una acreditación mínima de los hechos afirmados por el requirente; de
hacerlo actuaría arbitrariamente.

7. 4 Sabido es que la prohibición de innovar y la medida cautelar innovativa


son las diligencias precautorias utilizadas, por lo común, para remover “vías
de hecho” unilateralmente dispuesta por un justiciable en desmedro de
otro. Las medidas autosatisfactivas (el remedio de urgencia no cautelar)
puede llegar a cumplir un papel relevante en la materia.

Por ello, se está ante un requerimiento “urgente” formulado al órgano


jurisdiccional por los justiciables que se agota – de ahí lo de autosatisfactiva-
con su despacho favorable, no siendo entonces, necesaria la iniciación de
una ulterior acción principal para evitar su caducidad o decaimiento.

7. 5 En síntesis, las medidas autosatisfactivas son soluciones jurisdiccionales


urgentes, autónomas, despachables inaudita et altera pars y mediando una
fuerte probabilidad de que lo peticionado sea atendible de inmediato, pues
es de la esencia de la medida, tal como también lo es que su despacho

14
importa una satisfacción definitiva del requerimiento de su postulante,
constituyendo una especie de tutela de urgencia con características que le
son propias.

7. 3 No obstante todo lo anterior, desde el punto de vista jurisprudencial,


la llamada “medida autosatisfactiva”, ha sido rechazada por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación (Argentina) en varios fallos (322:4520;
327: 4495; 330: 5251; 331: 2287, entre muchos otros) señalando que no es
posible otorgar una medida con carácter definitivo sin respetar el principio
de bilateralidad; incluso en el caso “Bustos” (Fallos 327-4495), con cita de
una sentencia anterior del mismo Tribunal, dijo expresamente: las
medidas cautelares denominadas “autosatisfactivas” han sido
descalificadas por la Corte.

Existen autores de mucho peso que se oponen firmemente a estos procesos


urgentes, tales como Adolfo Alvarado Velloso, notable jurista argentino,
que sostiene enfáticamente que “No pueden crearse mecanismos que son
la negación del proceso mismo. Se erradica el método de debate al
privilegiar sin más la obtención inmediata del resultado: la meta. Mayor
autoritarismo e inconstitucionalidad no puede pedirse” dice este reputado
autor y continúa diciendo “... Si la función de la Jurisdicción en general debe
radicar en la tutela de los derechos e intereses legítimos del individuo, y si
la función del juez en el caso en concreto consiste en ser el garante último
de esos derechos e intereses, hay que aceptar de inmediato que ello no
puede hacerse de cualquier modo sino necesariamente de una manera
concreta por medio del proceso, que desde la perspectiva del juez es
garantía de acierto y desde de la partes garantía de la manera como han de
tutelarse sus derechos...”.

Lima, 25 de Agosto de 2019

15

S-ar putea să vă placă și