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Armand Feigenbaum

fue un hombre de negocios estadounidense, empresario y experto en los


conceptos de control de calidad. Es reconocido por desarrollar e implementar los
conceptos de control total de la calidad.

Para Feigenbaum, garantizar el control de calidad era responsabilidad de toda la


organización empresarial.

Las propuestas teóricas y prácticas de Armand surgieron durante la década de los


50 y 60, teniendo una gran influencia en el escenario empresarial e industrial de
los Estados Unidos y de otras naciones como Japón.

Recibió una gran cantidad de premios y distinciones que le han valido


reconocimiento internacional.

Armand también desarrolló de menor manera un concepto conocido como planta


escondida. Según este concepto, en toda fabrica es desperdiciada una cierta
proporción de su capacidad a causa de no lograr lo requerido la primera vez.

Aparte de su relación con el área empresarial y comercial, Armand también cultivó


una extensa carrera filantrópica junto con su hermano.

Fueron partícipes de una serie de gestos cívicos que propiciaron la creación de


centros y foros de conocimientos que dieran continuidad al legado de
Feigenbaum, y que permitieran desarrollar nuevos conocimientos con la misma
libertad.

Biografía
Armand Vallin Feigenbaum nace en la ciudad de Nueva York en el año 1922, y
muere 92 años después, en Pittsfield, Massachusetts. Desarrolló su carrera
plenamente dentro de los Estados Unidos y sus resultados permitieron brindarle
una exposición internacional.
Sobre su infancia y vida familiar se conoce poco. La mayor parte de las
referencias que se conocen son a partir de que Armand culmina sus estudios
universitarios y se integra al mercado laboral.

Recibe su título universitario del Union College, luego completa una maestría en
ingeniería y un doctorado en economía, ambos en el Instituto de Tecnología de
Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés).

Inicia su carrera profesional en la compañía General Electric. Allí Armand


ascendería hasta obtener el cargo de gerente de control de calidad de toda la
organización a nivel nacional. Armand invertiría una década de su vida en este
puesto, entre 1958 y 1968.

Durante su etapa en General Electric, Armand comenzó a desarrollar sus primeros


conceptos acerca del control total de calidad, primero a través de un artículo
publicado en 1946, y luego a través de la primera edición de un libro que sería
publicado cinco años después.

Posteriormente, Armand deja General Electric y funda su propia compañía:


Compañía de Sistemas Generales. Fue presidente de esta compañía y continuó
publicando trabajos sobre las dinámicas del control de calidad. Armand dirigió esta
empresa hasta su muerte.

Aportaciones principales

1- Control total de calidad


Armand desarrolla esto concepto bajo un enfoque sistémico, en el que todas las
partes involucradas influyen en el resultado.

Visto desde la perspectiva industrial, Armand propone que el nivel de calidad final
de un producto no es responsabilidad exclusiva del departamento de producción
que se encargó de su creación, sino que se integran otros departamentos en el
proceso.

Con esta propuesta, Feigenbaum aspira a la implicación e integración efectiva de


todos los niveles organizacionales para la mejora de la calidad y el servicio,
aspirando siempre hacia la excelencia y la satisfacción del consumidor final.

Para Feigenbaum, el control total de calidad es un “sistema efectivo que integra el


desarrollo, el mantenimiento y los esfuerzos de mejoramiento de calidad en varios
grupos de la organización, para permitir producción y servicios a niveles más
económicos que permitan completa satisfacción al consumidor”.

2- Costes de calidad

Una vez expuesto su concepto de control total de calidad, Armand desarrolló los
costes de calidad, necesarios para garantizar un producto de calidad que se
pueda ofrecer al cliente.

Estos se clasifican según su origen y son aquellos relacionados con la prevención,


la revaluación, y los fallos internos y externos.

– Costes de prevención

Los costes de prevención son aquellos manejados para evitar fallos en los
procesos de producción, así como para evitar que un error pueda producir
mayores costes a la hora de solventarlo.

Para medir estos costes de producción, se realizan mediciones preventivas a


través de revisiones de productos, reportes de calidad, proyectos de mejoras,
entre otras acciones.
– Costes de revaluación
Se originan al llevar a cabo mediciones de los productos, así como la inspección y
medición de etapas que van desde las materias primas a utilizar, la actualización
de inventarios y la medición de pruebas para la producción.

– Costes de fallos internos


Los costes de fallos internos son los que surgen durante la fabricación, toda esa
etapa media en la que se ve involucrada el producto antes de salir al mercado.

Estos incluyen los desperdicios y fallos de maquinarias o del mismo producto, por
ejemplo.

– Costes de fallos externos

Se producen una vez que el producto ya ha llegado a manos del consumidor final,
y giran alrededor de las variaciones de precios, reclamos y devoluciones que se
puedan presentar.

3- «Los pasos hacia la calidad» de Feigenbaum


Armand ilustra su concepto de calidad a partir de otros principios, sometiéndolo a
escenarios que permitan realzar su efectividad.

Para esto desarrolló ciertos pasos fundamentales para la aplicación de su


metodología, conocidos como “pasos hacia la calidad”.

1- Mandato hacia la calidad

El primero de estos pasos es el “mandato hacia la calidad” y se centra en el


liderazgo. Un buen nivel de calidad requiere una planificación minuciosa.

Este paso busca superar los enfoques tradicionales acerca de la calidad, los
cuales realizaban sus mediciones con relación a las fallas y el fracaso. Para
Armand, se debe hacer un esfuerzo constante por mantener un nivel de calidad
adecuado.
2- Tácticas de calidad antigua
El segundo paso corresponde a las “tácticas de calidad antigua”, que implican la
integración de los diferentes departamentos participes de una organización.

3- Mando de la organización
El tercer paso es el “mando de la organización”; el mandato como pieza
fundamental para garantizar la calidad, manifestado a través de la disciplina
permanente en todos los niveles de la empresa.

(Feigenbaum, 1999)

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