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Aquello de lo forense, agrega una serie de cuestiones que constituyen un verdadero desafío para la
psicología, puesto que hacen obstáculo a la teoría y la técnica
Poder judicial:
Instituciones donde se desarrolla:
◊ Poder judicial (y sus distintos fueros)
◊ Institutos de menores
◊ Unidades carcelarias
◊ Patronatos de liberados
◊ Estas son instituciones de control social que funcionan desde la división binaria y la marcación 1loco,
no-loco, imputable – inimputable, peligroso – inofensivo; normal –anormal.
Ideal institucional:
La búsqueda de justicia “dar a cada uno lo suyo”, “el que las hace las paga”
¿No silencia la pregunta acerca de si lo legal coincide con lo justo?
Intento humano por generar un espacio donde se pueda ordenar el caótico mundo pulsional,
En las instituciones una voluptuosidad ha sido transmudada en pulsión social y una sensorialidad sustituida
por un ideal.
Trasmutaciones de la pulsión oral y anal, nuestras instituciones erotizan los ideales de verdad, el amor, la
justicia, el orden, pero como la aspiración al reencuentro individual con la voluptuosidad pérdida, parece ser el
criterio que ordena la vida institucional, las instituciones enferman de aquello que pretenden curar.
Desentramado pulsional, retorno a un erogeneidad regulada por el afán de venganza, la humillación, las
metas vindicativas, estas instituciones son lugar del ejercicio del poder y la violencia.
Primer psicología forense → condenada a ser una psicología experimental, que debía utilizar su saber poder
referido a la psicología del testimonio.
Hans Gross → fundador de la Psicología jurídica, profesor de Derecho penal de la U de Praga, convoca a
una psicología “concreta, práctica y viva para abogados”
Freud: conferencia en el seminario del profesor Loofler de la U de Viena plantea a magistrados y funcionarios
judiciales los límites y alcances de los experimentos de asoc de palabras para ser introducidos en la
operatoria judicial, dando cuenta de las analogías y diferencias de esta con la clínica.
Empezará por establecer una analogía entre el delincuente y el histérico.
Secreto. Uno sabe y oculta el otro se le oculta a él.
Desbaratar la ilusión positivista del encuentro con los grandes cuadros (un homicida, un violador) en
pos de la singularidad del acto.
Si intervenimos en:
Conflictos familiares en donde un pedido de ordenamiento e instauración de una legalidad es imperante,
En las disputas interminables acerca de los hijos, los bienes y el dinero en una pareja que se divorcia,
En la evaluación psicológica del sujeto (niño, adol, adulto) que ha cometido un acto delictivo,
En la evaluación y posterior orientación de un chico que ha sido maltratado, abandonado o abusado
sexualmente,
En la restitución de un menor,
En brindar el testimonio de dictamen producido en un juicio oral,
En determinar el daño psíquico de alguien que ha padecido un accidente,
En el armado de disposición de tratamiento institucional.
Llamados como especialistas del psiquismo, poseedores de los secretos de las profundidades deberíamos
comprender las fuerzas misteriosas de la mente y utilizarlas para una mejor administración de justicia.
¿Escucharemos las causas perdidas, la causa dentro de otra causa?
¿Nos refugiaremos en el supuesto saber seguro y estandarizado de las pruebas psicológicas?
¿O podemos ir más allá?
Pensar conjuntamente con el magistrado los efectos de alguna resolución en la estructura individual o
familiar de un sujeto, efectuar señalamientos, puntuaciones, marcar contradicciones y prescripciones,
descentrar los lugares estigmatizantes y fijos aportados por la familia y la estructura judicial.
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Velar en todo momento por la salud psíquica del sujeto de nuestra operatoria entendiendo que nuestro
lugar no nos releva de tal deber ético y
Nos impone el de analizar qué valor cobran nuestras nociones y conceptos dentro de la operatoria judicial,
Qué preguntas plantean a nuestra disciplina las nociones jurídicas de pena, castigo, prevención y tratamiento
y cómo estas se articulan con las psicológicas de cura, salud, enfermedad y verdad.
Discurso jurídico:
Es el de las normas, el que pretende el discurso normal. Es uno de los pocos discursos que a veces prohíbe
el silencio porque hay cosas que se deben decir permanentemente.
Es el discurso que en forma más sistemática acarrea los silencios necesarios para excluir el deseo, porque es
el discurso que ejerce el poder.
¿Cómo se llevará este discurso con uno que hable de deseo, que denuncie lo ilusorio del poder, y que
marque enlaces entre ambos, denunciando la otra escena?
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Se crean organismos similares en otros puntos del país, el patronato de liberados y
numerosos establecimientos penitenciarios, el Instituto de Clasificación continuando la labor
de aquél de criminología.
Marcarán el rumbo las enseñanzas de Ferri y Lombroso y la criminología clínica de
Ingenieros, quien sin descartar otros elementos afirma que la mente ocupa un lugar prioritario
para una clasificación de los delincuentes.
En Europa:
Aparición de una criminología práctica: la psicología judicial
Freud
Lacan:
Si la interpretación freudiana torna evidente una estructuración mórbida, lo que distingue como mórbidas a
tales conductas será su carácter simbólico.
Y el psicoanálisis resuelve un dilema de la teoría criminológica: al irrealizar el crimen, no deshumaniza al
criminal. Al distinguir de la verdad del crimen la verdad del criminal, señalará esta vía de acceso como
“función privilegiada”: el recurso del sujeto al sujeto.
En este desarrollo histórico se iría pergeñando un rumbo en el cual reconocer la generación de una práctica
en dirección a una especificidad del saber en el cual sustentarse.
A partir del mismo momento fundacional, se definirá el campo interdisciplinario;
Se advertirá la necesidad de prudencia en relación a las expectativas por los alcances de la intervención; y
Se inscribirá un interrogante con renovada reiteración
Interrogante cuya formulación habría ido variando de modo acorde con los paradigmas imperantes; pero cuya
reaparición bajo una u otra forma obedecería a una suerte de incompletud, de insatisfacción, en esta
búsqueda constante de la verdad: la de los hechos
Que desde una etapa de instrucción transitará los carriles de la culpabilidad/capacidad en la investigación de
la polarización verdad /mentira.
Y que desde otra ejecución penal resultará una suerte de verdad de la taxonomía y de la predicción
imponiéndose aún a la verdad de los hechos.
Búsqueda de verdad que parece transformarse en un espejismo una y otra vez, ante el obstinado retorno de
la “actividad oculta”, “secreta” que aún tornará incierta la “confesión”.
Desde un lugar de saber-poder que no resultará sin efecto para el destino de aquellos sobre los que se
ejerce, entendemos así la especificidad de esta práctica: en un ámbito de búsqueda de una verdad que
responde al QUE, a la interpelación que se nos efectúe desde allí no podemos sino responder por el
QUIEN.
Pero para saber que significa violar una regla moral sin justificación en una institución convendría poner en
claro:
1 si las reglas o principios morales que rigen a la institución son distintas de las reglas morales comúnmente
aceptadas, esto es,
Por ejemplo, el ejercicio de la actividad privada, si hay razones que justifiquen la violación de la regla o si es
posible elaborar criterios para justificar violaciones a reglas a fin de lograr ciertos objetivos sociales.
Por un lado la creciente reducción de la moral a la conciencia privada de los individuos que no se sienten
obligados a interferir con la lógica interna de las actividades profesionales y de las instituciones.
Por otro, los argumentos destinados a negar la existencia de una responsabilidad colectiva,
Han dejado a las instituciones sin un potencial crítico que no sea meramente funcional o utilitario
Ambas evaluaciones institucionales aportan un punto de vista necesario pero meramente externo de la
misma, es decir que aplican el criterio de costo beneficio en relación con la existencia de la institución en una
sociedad determinada, o bien un criterio de evaluación meramente funcional.
Todo ello supone responder preguntas como: ¿satisface la institución sus objetivos?, ¿lo hace de modo
eficiente?, ¿cuáles son los costos y beneficios del cumplimiento de tales objetivos?
Pero esta evaluación externa no debería reemplazar a la interna, destinada a esclarecer los conflictos
intrainstitucionales, tales como si todos los participantes de una institución comparten los mismos objetivos, si
los mismos son conocidos por todos o simplemente forman parte de una conducta cuasi ritual o anomíca, y
obviamente si dicha institución es justa.
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El mismo proceso de elaboración de un código de ética, si es producto de un dialogo no distorsionado en el
cual estén representados todos los intereses de los involucrados, debe servir para generar cambios
importantes en instituciones internamente conflictivas o extremamente ineficaces.
En este proceso se debería tener en cuenta, por último, que la justicia es una de las virtudes de las
instituciones sociales, dado que ellas pueden ser ineficientes o anticuadas sin ser injustas.
Las evaluaciones deontológicas, consecuencialistas y funcionales no son autoexcluyentes, aunque deben ser
conceptualmente separadas a fin de no incurrir en reduccionismos absurdos pero frecuentes:
O bien todo es un problema ético
O bien todo es un problema de eficiencia y de crisis funcional.
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En el momento en que se funda la nueva psiquiatría, y cuando se aplican más o menos en toda Europa y
América los principios de la reforma penal, el gran asesinato monstruoso, sin razón ni preliminares, la
irrupción repentina de la contra-naturaleza en la naturaleza, es pues la forma singular y paradójica bajo la que
se presenta la locura criminal o el crimen patológico. Y es “paradójica” puesto que lo que se pretende apresar
es un tipo de alienación que únicamente se manifestaría de repente y bajo las formas del crimen, es decir,
una alienación que tendría como único y exclusivo síntoma el crimen mismo, y que podría desaparecer tras
su ejecución. E inversamente se intentan detectar crímenes que tienen como razón, como autor y como
“responsable jurídico” en cierto modo algo que en el sujeto está fuera de su responsabilidad, es decir, la
locura que se oculta en él y que no puede controlar puesto que casi nunca es consciente de ella. Lo que la
psiquiatría del siglo XIX inventó es esa identidad absolutamente ficticia de un crimen-locura, de un crimen que
es todo él locura, de una locura que no es otra cosa que crimen. Tal es en suma lo que durante más de un
siglo ha sido denominado monomanía homicida.
Los psiquiatras intentaron instaurar con gran empecinamiento en el interior de los mecanismos penales su
derecho de intervención, pretendiendo que había locuras que se manifestaban en crímenes espantosos única
y exclusivamente.
¿Por qué reclamaron el derecho a ser escuchados por los tribunales como expertos, publicaron centenares
de informes y estudios a fin de demostrar que este o aquel criminal eran en realidad alienados?
¿A qué se debe esta cruzada a favor de la patologización del crimen y ello bajo el signo de esa noción de
monomanía homicida?
A finales del siglo XVIII, los creadores del alienismo, Pinel especialmente, protestaron contra la mezcolanza
que se practicaba en muchas instituciones de internamiento entre enfermos y delincuentes. ¿Por qué
restablecer de nuevo ese parentesco que tanto costó separar?
Si el crimen se convirtió entonces para los psiquiatras en un problema importante es porque se trataba menos
de un terreno de conocimiento a conquistar que de una modalidad de poder a garantizar y justificar.
Si la psiquiatría se convirtió en algo tan importante en el siglo XIX no es simplemente porque aplicase una
nueva racionalidad médica a los desórdenes de la mente o de la conducta, sino porque funcionaba como una
forma de higiene pública.
La psiquiatría, en el tránsito del siglo XVIII al XIX, adquirió su autonomía y se revistió de tanto prestigio
porque pudo inscribirse en el marco de una medicina concebida como reacción a los peligros inherentes al
cuerpo social, puesto que la locura estaba ligada a condiciones malsanas de existencia, o era percibida como
fuente de peligros.
Se comprende así la importancia que la psiquiatría podía conceder a ese empeño de demostrar la existencia
de algo tan fantástico como la monomanía homicida.
En realidad la monomanía homicida muestra lo siguiente:
a- Que la locura es toda ella crimen y nada más que crimen y que, por tanto, en los últimos bornes
de la locura está el crimen.
b- Que la locura es susceptible de acarrear no simplemente desórdenes de conducta, sino incluso
el crimen absoluto, aquel que supera todas las leyes de la naturaleza y de la sociedad.
c- Que esta locura aunque posee una intensidad extraordinaria puede permanecer invisible hasta
el momento en el que estalla y sale a la luz; que nadie puede pues preverla salvo un ojo
experimentado, alguien con una experiencia ya añeja.
En suma, únicamente un médico especialista puede detectar la monomanía.
¿Por qué la institución penal, que durante tantos siglos no había necesitado de la intervención médica para
juzgar y condenar sin que el problema de la locura se plantease, se sirve con gusto del saber médico a partir
de 1820?
Los nuevos códigos redactados y puestos en práctica a comienzos del siglo XIX no modificaron casi el estado
de cosas precedente: la mayor parte de los códigos de tipo napoleónico recogen el viejo principio de que el
estado de alienación es incompatible con la responsabilidad y por tanto excluye los efectos derivados de ella.
No es pues “desde arriba” –por medio de códigos o principios teóricos- como la medicina
mental ha penetrado en la penalidad, sino más bien “desde abajo” –desde los mecanismos de
castigo y del sentido que les confiere-.
Castigar se había convertido en un conjunto de procedimientos concertados para modificar a los infractores.
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Las formas de castigo a las que se adhieren todos los reformadores de finales del siglo XVIII y
todos los legisladores de comienzos del XIX, implica que el castigo recae más sobre el criminal
mismo que sobre el crimen, es decir, sobre lo que lo convierte en criminal: sus motivos, sus
móviles, su voluntad profunda, sus tendencias, sus instintos.
Se comprende pues que en estas condiciones los grandes crímenes sin motivo hayan planteado al juez un
difícil problema.
En otros tiempos para poder castigar un crimen bastaba con encontrar al autor, que éste no tuviese coartadas
y que no lo cometiese en estado de furor o de demencia.
Pero ¿cómo se puede castigar a alguien cuyos motivos para cometer el crimen se ignoran, y que está mudo
ante los jueces salvo para reconocer los hechos y reconocer que ha sido perfectamente consciente de lo que
ha hecho?
Se plantea la necesidad de condenar, pero no se ve la razón de por qué castigar. Habiéndose convertido
entonces la razón del crimen en la razón de castigar ¿cómo castigar un crimen sin razón?
Para castigar se necesita saber cuál es la naturaleza del culpable, su maldad, sus intereses o sus
inclinaciones. Pero si no se cuenta más que con el crimen por una parte, y con el autor por otra, la
responsabilidad jurídica, seca y desnuda, autoriza formalmente el castigo, pero no puede darle un sentido.
Se comprende así que estos grandes crímenes sin motivo, valorados por los psiquiatras por tantas razones,
hayan sido, por causas muy diferentes, problemas tan importantes para el aparato judicial.
Todas las requisitorias prueban esto: para que pueda funcionar la máquina punitiva no basta con que exista
una infracción real que se pueda imputar a un culpable; es necesario también establecer el motivo, es decir,
una relación psicológicamente inteligible entre el acto y el autor.
Los médicos van a ser llamados en tanto que “especialistas del móvil”: tendrán que valorar no sólo la razón
del sujeto sino también la racionalidad del acto, el conjunto de relaciones que ligan el acto con los intereses,
los cálculos, el carácter, las inclinaciones, los hábitos del sujeto.
Y si bien los magistrados se niegan con frecuencia a aceptar el diagnóstico de monomanía, tan defendido por
los médicos, sin embargo no tienen más remedio que aceptar gustosos el conjunto de problemas que esta
noción suscita, es decir, la integración del acto en la conducta global del sujeto.
Cuanto más diáfana sea esta integración, más fácilmente el sujeto aparecerá como punible.
Y, en contrapartida, cuanto menos evidente sea esa integración más el acto del sujeto se asemejará a un
mecanismo repentino e irrefrenable que irrumpe en el propio sujeto y en consecuencia éste, el responsable,
se mostrará más difícilmente objeto de punición, y la justicia aceptará entonces desasirse de él
considerándolo un loco y confiándolo al encierro psiquiátrico.
Conclusiones:
1- La intervención de la medicinal mental en la institución penal a partir del siglo XIX no es la consecuencia o
el simple desarrollo de la teoría tradicional de la irresponsabilidad de dementes y furiosos.
2- Esta intervención se debe al ajuste de dos necesidades que preceden, por una parte, del funcionamiento
de la medicina como higiene pública y, por otra, del funcionamiento de la punición legal como técnica de
transformación individual.
3- Estas dos nuevas exigencias están ligadas tanto una como otra a la transformación del mecanismo de
poder mediante el cual, desde el siglo XVIII, se pretende controlar el cuerpo social en las sociedades de
carácter industrial.
Sin embargo, a pesar de este origen común las razones por las que la medicina interviene en el ámbito
criminal, y las razones por las que la justicia penal recurre a la psiquiatría, son esencialmente diferentes.
4- El crimen monstruoso, a la vez contra natura y sin razón, es la forma bajo la cual concurren la
demostración médica de que la locura es en último término siempre peligrosa, y la impotencia judicial para
determinar la punición de un crimen sin haber determinado los motivos del mismo.
5- El tema del hombre peligroso se encuentra así inscrito tanto en la institución psiquiátrica como en la
institución judicial. Cada vez más la práctica, y posteriormente la teoría penal, tendrán tendencia, en los siglos
XIX y XX, a hacer del individuo peligroso el objetivo principal de la intervención punitiva.
Cada vez más la psiquiatría del siglo XIX por su parte se orientará hacia la búsqueda de los estigmas
patológicos que pueden marcar a los individuos peligrosos.
6- La vieja noción de responsabilidad penal se va a ver transformada considerablemente.
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La responsabilidad penal estaba próxima todavía al derecho civil, en todo caso estaba al margen de cualquier
crisis de furor.
A partir de ahora la responsabilidad sin embargo no está simplemente ligada a esta forma de la conciencia,
sino también a la inteligibilidad del acto en relación con la conducta, el carácter y los antecedentes del
individuo. Éste aparecerá tanto más responsable de su acto cuanto más ligado esté a él por una
determinación psicológica. Cuanto más indeterminado y gratuito sea, más tendencia se tendrá a
eximir de responsabilidad al sujeto.
En los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, en el ámbito de la psiquiatría propiamente dicha, la
noción de monomanía se fue abandonando. Las razones de su abandono son fundamentalmente dos.
La primera consiste en que la idea, en último término negativa, de una locura parcial centrada exclusivamente
en un punto y que sólo se desencadena en determinados momentos, fue sustituida por la idea de que una
enfermedad mental no es necesariamente una patología del pensamiento o de la conciencia, sino que puede
afectar también a la afectividad, los instintos, los comportamientos automáticos, dejando casi intactas las
formas de pensamiento.
La segunda razón tiene que ver con la visión según la cual las enfermedades mentales evolucionan de forma
compleja y polimorfa y pueden presentar en determinados estadios de su desarrollo síntomas específicos, y
esto no solamente a escala individual sino también generacional: tal fue la teoría de la degeneración.
Sin embargo, ya se trate de incomprensibles masacres o de pequeños delitos, de todos modos se puede
sospechar que existe una perturbación más o menos grave de los instintos o de los estadios de una evolución
ininterrumpida. De este modo, en principio al menos, existe un continuo psiquiátrico y criminológico que
permite abordar en términos médicos cualquier grado de la escala penal. La cuestión psiquiátrica no se
localiza ya en algunos grandes crímenes, conviene plantearla y generalizarla a todo el territorio de las
infracciones.
En el trasfondo de esta nueva forma de plantear el problema existía también una muy intensa demanda social
y política de reacción contra el crimen y de represión, y la pieza central de la institución penal desde la Edad
Media, es decir, la responsabilidad, parecía inadecuada para pensar este amplio y tupido ámbito de la
criminalidad médico-legal.
La escuela italiana y los antropólogos de la criminalidad exigen una verdadera “despenalización” del
crimen. A grandes rasgos, sus principios se resumían en:
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incapacidad para hacerse operativa en forma de legislación penal y en la práctica judicial. La edad de la
Antropología criminal, con sus ingenuidades radicales, parece haber desaparecido con el advenimiento del
siglo XX siendo relevada por una psico sociología de la delincuencia mucho más sutil y más aceptable
para el derecho penal.
Sin embargo, la Antropología criminal, no ha desaparecido tan completamente.
Algunas de sus tesis más fundamentales se han incardinado poco a poco en el pensamiento y en la práctica
penal.
Esto no habría podido producirse sin que se produjese una mutación en el ámbito del derecho: fue el derecho
civil, y no la criminología, quien permitió que el pensamiento penal se modificase en dos o tres puntos
capitales; quien hizo posible la articulación del código y de la ciencia en el derecho penal.
Esta transformación del derecho civil se articula alrededor de la noción de accidente, de riesgo y de
responsabilidad.
En el siglo XIX el desarrollo del sistema salarial, de las técnicas industriales, del maquinismo, de los
medios de transporte, de las estructuras urbanas, hizo que surgiesen dos cosas importantes:
En primer lugar los riesgos que afectaban a un tercero (el patrón exponía a sus asalariados a accidentes
de trabajo, los transportistas exponían a accidentes no sólo a los pasajeros sino también a otra gente);
En segundo lugar el hecho de que estos accidentes podían con frecuencia estar ligados a una especie de
falta, pero una falta mínima (falta de atención, de precaución, negligencia) cometida además por alguien que
era incapaz de soportar la responsabilidad civil y el pago de los desaguisados causados.
En esta búsqueda de una responsabilidad sin culpa, los civilistas introdujeron en el derecho la noción de
probabilidad causal y de riesgo e hicieron surgir la idea de una sanción que tendría la función de defender, de
proteger, de presionar sobre riesgos inevitables.
Esta despenalización de la responsabilidad civil, es la que va a servir de modelo al derecho penal, y esto a
partir de proposiciones fundamentales formuladas por la antropología criminal.
Entonces, a partir de los grandes crímenes sin razón de comienzos del siglo XIX, el verdadero problema fue
el del individuo peligroso.
El derecho penal a lo largo del siglo XX extendió, organizó y codificó la sospecha y la detección de individuos
peligrosos, desde la extraña y monstruosa figura de la monomanía hasta la frecuente y cotidiana del
degenerado, del perverso, del desequilibrado constitucional.
Esta transformación no se operó únicamente desde la medicina hacia el derecho, sino que se realizó
mediante un perpetuo mecanismo de ayuda y de interacción entre el saber médico o psicológico y la
institución judicial.
A lo largo del tiempo se fue poniendo cada vez más de relieve al criminal como sujeto del acto y
también al individuo peligroso como virtualidad de actos. Se constituyó así una justicia que tiende a
ejercerse más sobre lo que se es.
Etel Kacero. “Los trabajos y los días en el quehacer del psicólogo forense.”
Los psicólogos forenses están inmersos en una situación donde la violencia es casi la protagonista
cotidiana
No solo por los sujetos a quienes se debe entrevistar quienes han sufrido o ejercido actos de violencia
Si no a la violencia que constituye el trabajo mismo que deben realizar los psicólogos en el ámbito forense:
Desde la presión de la cantidad de casos que deben peritar hasta los límites estrictos términos
que deben emplear en los informes, sufren una torsión forzada de sus posibilidades.
Sin hablar de la violencia concreta con la que se encuentran en ocasiones: un acusado que
viene con un Gillette o la amenaza directa: “cuando salga ya la voy a ver”.
Así la relación víctima victimario se repite de una manera oscura, pero viva en la misma institución.
Me he propuesto tratar de discriminar cuales son los factores, las situaciones, las condiciones en que se
ejerce la tarea para que pueda ser sentida como una cara tan pesada en lugar de dar ocasión de ejercer
nuestros propósitos reparadores que como psicólogos buscamos desde lo profundo de nuestro ser.
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Creo que uno de los factores que imprime el clima opresivo de manera predominante es la incomunicación
entre los distintos estamentos del área judicial.
El trabajo del PF tiene la finalidad de producir un informe y tal informe se anexa al expediente.
No sabemos si luego se tuvo en cuenta, qué se jerarquizó, o que se desechó dentro del contenido, si tuvo
peso en la decisión del juez, etc.
Solo tenemos noticia de nuestro trabajo cuando no coincide con la pericia psiquiátrica, cuando pretendimos
extendernos más en la problemática psicológica del sujeto sin atender explícitamente a la nomenclatura
psiquiátrica jurídica, o cuando se solicita alguna ampliación por nuevos aspectos que surgen en la causa.
(Psicosis, organicidad) no se puede lograr una articulación semántica entre los médicos y los
psicólogos, debiendo entonces hacer pases mágicos para eludir determinados términos que por otra parte
pertenecen a nuestro patrimonio científico como psicólogos.
En nuestra tarea no podemos encasillarnos en diagnósticos fijos y menos contando sólo con categorías
nosológicas que tienen base orgánica únicamente.
En el concepto alienista del derecho penal, todo pasa por si esta alienado o no.
Sin embargo, puede haber insuficiencia, alteración morbosa, puede estar enfermo sin que haya alienación
mental.
La imputabilidad o inimputabilidad no pasa sólo por si el sujeto esta alienado.
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Esto únicamente se puede hacer si se toma contacto real con los protagonistas y no se trabaja como si fueran
expedientes.
El contacto no debe ser meramente el del test.
Ellos son únicamente técnicas que adquieren su valor solo en relación al contexto total de la situación.
No se puede pedir como único punto de peritación “cociente intelectual” o “edad mental” o “declarar
homosexualidad”.
Detrás de tal pedido hay una visión mecanicista y positivista que ya no condice con los procesos de la ciencia
y la concepción del conocimiento.
Los psicólogos no podemos adherir a pedidos de este tipo porque prostituimos nuestra profesión y con ellos a
nosotros mismos.
Este tipo de hechos, entre otros, son los que constituyen una violentación de nuestro rol y promueven ese
cansancio, esa sensación de peso y aplastamiento que experimentamos muchas veces.
Si no reflexionamos sobre esto nos convertimos en piezas de un engranaje que por una parte nos traga y por
otra pretende solucionar con la ley los problemas de seguridad e injusticia
Es importante enfatizar que estamos trabajando con conflictos humanos sobre vínculos rotos o inexistentes.
Pensemos que el abandono fue moneda corriente en su vida.
Si nosotros no atendemos a tales vicisitudes, obviando aspectos de la problemática o no explicitándolos en
los informes, el abandono se repetirá reforzando el círculo de sufrimiento y actuación expulsiva sádica.
La premura con que se solicitan los resultados, la incomunicación con los otros profesionales o a veces las
condiciones ambientales de trabajo, limitan frecuentemente la eficacia de la tarea
Además está el pedido implícito de decir si fue el asesino, si es mentiroso, si puede delinquir nuevamente
como si todas esas categorías fueran transparentes a la mirada del psicólogo
Estos mensajes contradictorios de poco lugar por un lado y de exagerada responsabilidad por el otro, son
también circunstancias que al condicionar fuertemente nuestro ejercicio laboral nos obligan a pasar de un rol
a otro constantemente, produciendo tensiones que impactan no solo negativamente en la tarea, sino en el
equilibrio de nuestra personalidad o, por lo menos, en una insatisfacción permanente que arrastramos.
A todo ello se suma, el cúmulo de casos, expedientes, falta de lugar adecuado, infraestructura deficiente, los
pedidos de urgente.
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2 aspectos fundamentales
1. las posiciones teóricas que se pretende superar o remover
2. Los elementos conceptuales, perspectivas, herramientas con las que se cuenta para iniciar ese
trabajo.
Como puede deducirse de la enunciación de estos rasgos centrales, el desarrollo de las distintas posiciones
ha implicado también la incorporación al discurso jurídico de los adelantos provistos por otras ciencias
sociales, especialmente la lingüística y la sociología, según el lugar desde el que se trabaje.
La crítica global a la conceptualización de la Sociedad y del Poder implica en todas estas corrientes,
provenientes de la “racionalidad idealista”, en la que se sustentan ha sido intentada desde una “racionalidad
materialista” alternativa.
El marxismo ha provisto así su propia escuela de filosofía jurídica, que ha puesto en evidencia no pocas de
las falencias del pensamiento jurídico existente, y ha hecho no pocas críticas de difícil respuesta.
En este contexto surge recientemente un intento de ruptura teórica y renovación:
¿Cuáles son las principales herramientas teóricas con las que cuéntala teoría crítica y cual la localización
epistemológica que estas determinan?
1. será necesario pasar revista a los obstáculos epistemológicos que surgen en la práctica científica de los
juristas, y que mantienen casi permanentemente trabada la teoría jurídica en el terreno de la ideología.
Dichos obstáculos serán no solo los que a la práctica teórica de las ciencias sociales en general se le
plantean, sino los específicos del conocimiento jurídico.
Estos provienen fundamentalmente de 2 fuentes:
La naturaleza del material sobre el que deben trabajar los juristas
- Las posiciones siempre cercanas al ejercicio del poder de aquellos cuya ubicación
en la división social del trabajo se vincula con las tareas jurídicas, sea como
legisladores, jueces, abogados, o aun como teóricos del derecho.
2. Someter a revisión el sentido y los alcances de la teoría de la ideología con la que hoy cuentan las
ciencias sociales.
Las postulaciones tradicionales en la teoría del derecho, según las cuales se resaltaba el rol de ocultamiento
de la ideología, y donde los problemas presentados por el carácter ideológico de una larga serie de
presupuestos jurídicos se reducen a oposiciones tradicionales del tipo verdad –falsedad, resultan hoy
insuficientes.
Esta insuficiencia de la ideología así conceptualizada desde el derecho, se agrava por la noción no menos
lineal que desde la ideología se ha provisto del derecho, vinculándolo en forma semiautomática al rol
represivo del estado.
Ya no basta con presentar al derecho como al forma que desde el estado vehiculiza el ejercicio de la
represión física organizada.
Creemos que deberá abarcarse, por el contrario, el funcionamiento conjunto que en el interior del discurso
jurídico se opera del par represión-ideología, par que, aun no agotándolo forma parte del rol central del
Estado.
Las funciones ideológicas y represivas aparecen estrictamente vinculadas al funcionamiento del derecho, y
muchas veces, paradójicamente, la represión funciona como una forma que tiende a encubrir y ocultar la
producción de ideología jurídica, aun cuando pueda creerse, en una aproximación ingenua, que es función de
la ideología disfrazar el ejercicio de la represión. Esto podrá verse claramente en el funcionamiento del aparto
judicial.
3. A partir de un desarrollo Althusseriano, la teoría crítica del derecho intentará hacerse cargo de lo que
podríamos llamar la “filosofía espontánea de los juristas”
Este concepto abarca una serie de condicionamientos de la práctica de los científicos del derecho,
predominantemente determinada por dos factores.
Por un lado por las prácticas que integran el rol que en la división del trabajo social es ocupado a ser “un
hombre de derecho”, y en especial las practicas relacionadas con la regulación de conductas ajenas, y las
vinculadas con la puesta en marcha y con el funcionamiento de partes del aparato jurídico.
Por otra parte, esos condicionamientos se determinaran a partir de ciertas “relaciones teóricas” como las que
se establecen entre derecho y moral, entre normas y valores, entre derecho y Estado, entre Libertad y
seguridad jurídica, entre individuo y Sociedad, que integran como conjunto una base ideológica de difícil
superación en la producción de conocimientos en el campo del derecho.
La incidencia de la filosofía espontánea de los juristas en su práctica teórica se acentúa en razón de la
tendencia totalizadora del derecho, según la cual los juristas tienden a pensar la sociedad como un producto
de lo jurídico, al Estado como un orden jurídico, al hombre como un sujeto de derecho, y a las condiciones
reales de su existencia como el juego de ciertas relaciones jurídicas.
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2 precisiones finales:
1. Siendo tanto el producto jurídico de los órganos sociales, cuanto el producto de la práctica teórica acerca
del derecho, objetos lingüísticos, que además en su casi totalidad conforman un sector del lenguaje natural
producido en el interior de una formación social determinada, todas las herramientas teóricas descriptas
pueden pensarse en la unificación que genera el moderno concepto de discurso.
El discurso, concebido como lenguaje en acción, permite pensar el derecho, y a las teorías producidas
acerca de él, como un lenguaje que opera dentro de una formación social, produciendo y
reproduciendo una lectura de sus instituciones, que, a su vez coadyuva y a veces determina el
comportamiento de las distintas instancias que la componen.
Desde este ángulo, el discurso jurídico será preponderante del discurso del Poder.
2. La concepción según la cual las prácticas jurídicas y las prácticas teóricas acerca del discurso son una
instancia del desarrollo y funcionamiento de una formación social, implica que solo puede pensarse a esta
instancia como parte operante de una totalidad.
Esto conlleva la idea de que el producto teórico de los juristas es, a su vez, parte de una totalidad que lo hará
comprensible, solo en la medida en que se lo enmarque en el producto del resto de las ciencias sociales, y se
lo ubique en un momento histórico determinado de una formación social dada.
Por consiguiente la interdisciplinariedad aparecerá como un requisito de alta entidad en la posibilidad
de un análisis fecundo de la naturaleza y alcances del discurso jurídico en el interior de una formación
social cualquiera.
Pero esta interdisciplinariedad debe entenderse como la interacción de regiones teóricas, y no como la
incorporación de conceptos producidos por otra ciencia, o la crítica realizada, por así decir desde afuera de la
región demarcada por el discurso jurídico
Esta interdisciplinariedad no hará perder de vista la estrecha vinculación entre la práctica teórica y la historia
del desarrollo real de las formaciones sociales en las cuales y para las cuales se realiza, bajo el riesgo de
olvidar, que la tarea teórica es una tarea política.
La ley que estructura y distribuye, que organiza la institución social y la clausura, la Ley que ordena y
somete. Pero no somete solo por la fuerza física que ella misma organiza y esconde tras su texto,
somete también por la manipulación del deseo, por el control de los impulsos. Somete porque se hace
cargo de canalizar el amor del Poder. La sumisión ya no está solo explicada en las funciones
normativas de los órganos jurídicos, sino en las pulsiones de los súbditos. He aquí el deseo y el
discurso del psicoanálisis en el núcleo del problema, de un problema esencial de los juristas.
Establecer la correspondencia entre los dos planos, el del superyó de la clínica y el de la cultura, permitirá ver
que la censura, para ser lícita y la única posible, debe ser conferida a otros que hayan tomado el poder de los
padres, el derecho de mirada sobre nosotros; conferida no al analista, sino a los doctores cuya ciencia es la
de la Ley.
El segundo par de registros hace a la lectura, al lugar desde donde la lectura se hace. Así puede distinguirse
como primer registro, la lectura del texto institucional de Occidente intentada desde el discurso psicoanalítico
para poner en evidencia su racionalidad y, como segundo registro, con los resultaos así obtenidos, la relectura
del propio discurso psicoanalítico
16
En ambos discursos está en juego el desciframiento de la sumisión y de la censura recortadas en el mito: las
creencias de amor y el deseo.
Para que el sistema jurídico funcione, además de la obediencia a la norma, que en lo imaginario opera la
norma de amor (lógica de la sumisión), resulta imprescindible la lógica que atraviesa el discurso inherente al
rigor de sus enunciados y que asegura su inteligibilidad
Se juegan el principio de autoridad y el principio de razón. Legendré sostiene que no existe sistema
institucional que no haya tratado del principio de razón y que este aparece míticamente confundido con el
principio de autoridad: el Gran Otro.
Legendre insistirá acerca de la estructura religiosa del texto jurídico con una cita de Justiniano “Los que no
piensan como nosotros están locos”
Institución, sistema institucional, sistema jurídico. Institución, viejo vocablo del Derecho Romano no exento de
un cierto esoterismo para los profanos.
Designa tanto el cuerpo de reglas para un grupo humano específico, es decir, “el andamiaje de sus dogmas,
enunciando la primacía de los jefes, la circulación familiar y el sistema de intercambio, la escolástica de los
conflictos y la representación estilizada del poder adorable”, como así también los principios del sistema
jurídico
Las instituciones no constituyen una elaboración arbitraria y pasajera sino un riguroso sistema de
interpretaciones uniformes, imponiendo un código de fantasías relativas al poder y respondiendo del origen de
las leyes”
Un cambio de lente nos permitirá descubrir la institución de occidente como una estructura vacía y voraz, una
ficción, peor no por ello menos efectuante y eficaz.
En el texto freudiano aparecen dos prototipos de la institución occidental caracterizados precisamente como
“masas artificiales”: la iglesia y el Ejército.
Es una estructura vacía porque las instituciones no tienen cuerpo y, por ende no hablan
Es Voraz porque ellas son ante todo, vacío, pero no cualquier vacío. Un vació en el que pasamos nuestro
tiempo en atiborrarlo.
Atiborrarlo con textos.
Efectivamente estamos ante el texto sin sujeto, el Derecho no es la palabra de un sujeto.
Claro que los destinatarios del discurso institucional viven con toda intensidad el efecto –ficción “como
si” las instituciones hablaran.
Las instituciones son indisociables de una carga lingüística, de la carga jurídica, de la cual precisamente
puede decirse: ella sirve para hacer hablar a las instituciones.
Si bien no se trata de la palabra de un cuerpo se tiene que las instituciones hablan hasta tal punto que
llegan a pronunciar verdades primeras o sentencias de muerte
Son ficciones fundadas por la invención de un discurso de esencia jurídica, es decir, normalizante, son
instrumentos sociales jugando la ficción para poner a cubierto, desarrollar, arbitrar relaciones de fuerza
y/o de cultura.
Las instituciones judiciales son inseparables de la vida social y de todo lo que ordena en el orden dogmático
de las cosas, en el orden del Texto,
Ello implica cierta fijación, una especie de indisponibilidad de las instituciones que permanecen, como lo he
dicho, místicamente suspendidas a través de la historia misma. Ello no significa que no tengamos ninguna
influencia sobre los cambios, todo lo contrario a través de la política principalmente.
El concepto de Texto único, “discurso unitarista” por el cual todo el material de las instituciones está llamado a
transitar. Todo pasa como si la historia no tuviese la dimensión del tiempo… se transforma en mitología. Es
aquello que es al mismo tiempo soporte y carga, orden y condición.
Las instituciones son ficciones pero, la ficción no es otra cosa que una figura de la verdad.
Las instituciones son verdaderas y siendo verdaderas movilizan el icc. Allí se fabrica lo jurídico
Las ficciones son figuras de la verdad en tanto montaje. No hay posición con el otro sin montaje del cuerpo.
Por ello es que el cuerpo humano es el espacio primero, la primera de todas las ficciones.
El montaje de las ficciones permite la transmisión en el ámbito institucional.
Se trata de aprehender un cuerpo y triturarlo con la ayuda de un discurso. El cuerpo se desdoblará en
parcelas.
Así se entra en el espacio lógico: el espacio de la sucesión, la cosa a transmitir.
En el discurso psicoanalítico se dirá que la herencia es un discurso de la fusión (el padre y el hijo hacen uno)
El principio de la sucesión consiste en el advenimiento de algo que implica la muerte del padre como
condición.
El cuerpo como collage de significantes que señala el significante padre.
El heredero continúa la persona del causante, consagra el Código civil: he aquí el montaje jurídico, la ficción
como necesidad.
Así por ejemplo, el montaje del Estado: murió el Rey, viva el Rey. El estado no muere
nunca, es el cuerpo reproducido.
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En el derecho romano se hacía hincapié en la capacidad de los individuos pero el concepto de capacidad
era exclusivamente jurídico.
Durante la Edad Media, se les adjudicó a las enfermedades mentales diversos orígenes. Es así que el
manual de la Inquisición atribuyó las enfermedades mentales a la obra de demonios y a la práctica de la
brujería. En períodos posteriores, junto con un mayor desarrollo de la ciencia, apareció el reconocimiento en
el Derecho de la existencia de alteraciones psíquicas como enfermedad. Es así que se recurrió a la ciencia
médica primero y luego a la psiquiatría para probar la insanía.
Es recién después de 1950 que se ve una lenta inserción de la Psicología con un rol muy diferente al de la
Psiquiatría. Producto de las lecciones que dejó el auge del positivismo, se la trata de aplicar por ejemplo, en
programas de rehabilitación. Así se va relacionando con la Penalogía, la Criminología, la Antropología, la
Sociología, el trabajo social, y la Psiquiatría Forense, manteniendo con el Derecho su más fuerte relación.
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obtenerla. Sostener que la información debe ser brindada sin retaceos y que su mala utilización en el proceso
judicial no es algo que deba ser cargado a la cuenta del psicólogo, desresponsabiliza al psicólogo en su
ejercicio profesional, y de esto se trata la ética, de “responsabilidad”.
Finalmente, el psicólogo no se encuentra frente a “dos obligaciones contradictorias” como dice Ramírez.
Tiene una sola obligación y ésta se encuentra en la necesidad de respetar los principios éticos.
Interdisciplinariedad:
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Implica el encuentro y cooperación entre dos o más disciplinas, aportando cada una de ellas sus
propios esquemas conceptuales, su forma de definir los problemas y sus métodos de investigación,
mientras que
La transdisciplina:
Implica que la cooperación y el contacto entre las distintas disciplinas tienen lugar, sobre todo,
cuando estas disciplinas han terminado de adoptar un mismo método, un mismo paradigma.
La interdisciplina cumple funciones epistemológicas en tanto nos permite las aperturas necesarias para el
diseño de las grandes perspectivas a considerar.
La sincronización interdisciplinaria dentro de la institución y entre instituciones favorece el mejor
aprovechamiento de recursos económicos, humanos y organizativos revelándose como cualidad de un
sistema que optimiza la eficacia de sus intervenciones.
En el nivel de demanda institucional distintas disciplinas confluyen para alimentar la institución que
centraliza la demanda.
◊ Se relaciona con los objetivos explícitos de la institución. La institución judicial hace justicia, la
escuela educa, etc.
◊ Por lo tanto la interdisciplinar planteada en el interior de estas instituciones converge al eje central
de acción predominante y se constituye en el hilo conductor que anuda los encuentros
interdisciplinarios.
◊ No se plantea en términos de jerarquía del saber, sino de jerarquía funcional.
El nivel de operatoria inter-institucional es el nivel de coordinación y sincronización de los equipos
interdisciplinarios que pertenecen a distintas instituciones pero comparten el mismo campo de trabajo.
◊ Habitualmente estas instituciones se relacionan jerárquicamente y las comunicaciones se efectúan
mayormente por escrito.
◊ En nuestro campo, a su vez cada una posee un equipo técnico propio que debe entrevistarse con
el menor y elevar el informe. Estos equipos técnicos no están coordinados entre sí por lo que el
menor debe someterse a entrevistas con sucesivos profesionales debiendo reiterar su historia vital
en cada circunstancia.
◊ La fragmentación del sistema y la superposición de equipos interdisciplinarios puede convertirse
así en iatrogénica.
Funcionalidad vs. poder: la interdisciplinar es una práctica democrática donde todos los actores están en pie
de igualdad en función de su participación y aporte para la comprensión de la conducta humana.
◊ Es una actitud que requiere el trabajo de valores como la humildad y la colaboración.
◊ Es por ello que las situaciones de atravesamiento de poder en estas estructuras dañan su
funcionamiento.
◊ Ahora bien, es necesario discriminar el ejercicio de poder de alguno de sus miembros con la
funcionalidad de un ejercicio legítimo del rol desempeñado. Función e interdisciplinar deben
encontrar un punto de equilibrio.
La toma de decisión: cualquier observación o intervención profesional se realiza en base a una función
intelectiva básica que es la valoración. Valorar es elegir entre distintas acciones posibles. La toma de decisión
es el corolario de un proceso anterior, sustancialmente valorativo, que incluye las siguientes etapas:
1- Primer contacto con la situación: en este momento resulta prioritario realizar la mayor cantidad de
encajes posibles con la realidad. Es fundamental la técnica de “atención flotante” para conformar una visión
integrada y abarcativa.
2- Valoración de los indicadores: tiene dos niveles, un nivel intradisciplinario y un nivel interdisciplinario que
es el momento de la puesta en común.
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3- Diseño de estrategias: es una tarea que requiere el ejercicio del pensamiento prospectivo, integrando
distintas variables en función de la evolución del caso.
4- Toma de decisión: está íntimamente ligada con la función. Dependerá de la institución en que tiene lugar
así como la profundidad de la decisión dependerá del proceso de maduración de la misma en un equipo
interdisciplinario.
5- Evaluación: la medición de los objetivos debe realizarse secuencialmente a lo largo del seguimiento.
La injerencia de las emociones en la decisión: no se trata de suprimir las emociones, sino de lograr un
equilibrio emocional que nos permita contextualizar el problema en su justa dimensión.
PERITO OFICIAL
Trabaja dentro del Poder Judicial (En Nación hay 4 cuerpos: Medico Forense, que tiene un gabinete de
psicología forense; Peritos contadores; Peritos calígrafos; Peritos tasadores).
PERITO DE OFICIO O DE LISTA (por sorteo)
Son distintos profesionales que se contratan a pedido (se anotan en la Cámara de Apelaciones y se los llama
si se los necesita). No son empleados, pero van a ser auxiliares del juez (y no de parte). Da más objetividad
porque se supone que no conoce a ninguna de las partes ni al juez. Piden regulación de honorarios.
PERITO DE PARTE
Los proponen las partes y aportan otra visión (suelen ser mas subjetivos) y son privados – los honorarios van
por parte de la parte que los contrata.
P. Legendre:
El discurso jurídico en occidente es el discurso del poder por excelencia y el derecho entonces es
reconocido como la ciencia más antigua de las leyes para regir, dominar y hacer marchar al género
humano.
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Mediante las técnicas de hacer creer
La creencia es el registro de lo imaginario espacio de la fantasía y lo mítico
Este manejo de las creencias supone el mito fundador.
- Mítica la encarnación de la ley en la persona del pontífice, sustituto del
Ausente, del Gran Otro.
- Es en nombre del ausente que el pontífice, doctor de los doctores dice el
derecho y los doctores legislas lo comentan y transmiten
- Así se aseguran sumisión y censura: amor del jefe y del censor.
- El amor asegura la sumisión a la norma
Mito y lógica aparecen soldados en un sistema del cual son elementos solidarios y recíprocamente
potenciadores.
La palabra del pontífice es a la vez objeto de amor y ciencia rigurosa que acompaña los avatares de la
función dogmática.
FAMILIA:
Una estructura relacional basada en la prohibición del incesto como regla fundante reguladora del intercambio
del grupo y de ese grupo con otros
Partimos de concebir una ESTRUCTURA FAMILIAR INCONSCIENTE (EFI) como matriz simbólica que
abarca en un conjunto articulado los lugares y vínculos de parentesco:
Lugar del padre, de la madre, del hijo y lugar del Representante de la familia dadora. Que simboliza el
intercambio constitutivo
Sus vínculos son: de alianza, filiación, consanguinidad.
Los lugares y vínculos intersubjetivos de la estructura son atravesados transubjetivamente por los ideales,
prescripciones y prohibiciones culturales, generando cada estructura familiar icc sus propios significados
familiares a partir de la semantización realizada desde cada sujeto, creándose zonas de significación
compartida.
Las configuraciones vinculares que son la forma que adquieren a nivel de superficie los vínculos de
parentesco, posee un sentido y fundamento que permanece inconsciente, desconocido, para los miembros de
la familia, pero genera efectos.
Nivel inferible
Desde el modelo teórico de la EFI es decir el orden de determinación de las configuraciones vinculares
manifiestas.
La familia deviene en la posibilidad de acceso del individuo a la cultura. Funda, constituye, al sujeto humano
El hecho singular de compartir significaciones inconscientes constitutivas, genera en el grupo familiar vínculos
cuya estabilidad hace al sostén narcisístico de sus integrantes ofreciendo un contexto amparador y eficaz.
Los mandatos sociales, transformados en familiares promueven ciertos modelos identificatorios, determinadas
concepciones acerca de lo permitido y lo prohibido, lo verdadero y lo falso, lo valioso y lo denigrado.
24
En relación a la separación de la pareja conyugal, circulan en nuestra cultura respecto a la familia y el
matrimonio valores como: unidad, éxito, continuidad y estabilidad, que ligados a las marcas provenientes del
narcisismo, que tiende a perpetuar vínculos de completud y fusión, tornan la separación conyugal y sus
efectos como una situación crítica, traumática, que genera conflictos en todos los términos de la estructura
familiar
Contribuye al conocimiento de la estructura familiar el análisis de: sistema de nombres propios, organización
del espacio, manejo y circulación del dinero
B. En dos niveles
De asesoramiento: esclarecimiento psicológico de la situación
De intervención operativo o transformadora: por el efecto movilizador y promotor de reordenamientos que
produce nuestra inclusión.
La articulación del lugar y función del PP como decodificador de los mecanismos psicológicos de la familia,
con el lugar y función del juez como ejecutor de la ley, respeta la peculiaridad de los 2 discursos
La intervención pericial se sitúa en la encrucijada de ambos y hace eficaces intervenciones que desde una u
otra disciplina se tornarían inoperantes
En estas familias desvastadas por el conflicto vincular, en las que hay lugares que se vacían de significación y
funciones que no se ejercen el esclarecimiento psicoanalítico de la situación da al juez herramientas para que
desde su lugar de poder pueda operar un reordenamiento del intercambio bloqueado.
25
De este modo no solo hace cumplir los códigos de la ley, sino que transforma un lugar vacío en un lugar
vacante, a través del ejercicio de la función paterna fallida en estas familias.
Beramendi M.;
Fuere cual fuese la inscripción institucional del psicólogo en relación a su desempeño en al ámbito forense el
carácter de su intervención en forma explícita o implícita es el pericial:
Asesorar mediante una u otra modalidad de intervención de acuerdo a su saber específico a sus
conocimientos especiales
Vinculante o no el dictamen como diagnostico ya fuere aceptado, impugnado, rebatido, reemplazado por otro,
se incorporará como palabra escrita, palabra efecto a un expediente a un legajo, a un prontuario personal con
un carácter potencial de estigma raramente se investigará orgánicamente su validez:
La verdad científica ya fuere reconocida o resultare inadvertida o tergiversada o negada o borroneada por
consideraciones de hecho permanecerá intangible más allá de la necesidad apremiante de administración de
justicia
Entonces enfrentamos a
un ceremonial con nuestro
saber particular.
Saber al que la causa refiere la demanda…
El código de procedimiento Penal dice examen pericial, lo que define esta práctica
El examen como tecnología es puesto en práctica a partir del surgimiento de las llamadas ciencias del
hombre;
Entonces:
1. en relación a la modalidad convocatoria, consideramos como interrogantes posibles acerca de la inserción
particular de esta práctica las cuestiones del valor de prueba y del papel disciplinador asignado.
2. En cuanto a la caracterización del conocimiento desde este lugar de saber.
En relación a su obtención y comunicación en este contexto (el “qué supone que sabe el psicólogo” y el “que
puede decir no decir”),
Ya se identifique el psicólogo como psicoanalista, psicometrista, etc, la terea exigirá alguna
fundamentación epistemológica.
Exigencia tal que no bastará “no ocuparnos del tema para que resulte neutralizada.
3. Un tercer elemento a señalar será entonces la necesidad de teorización acerca de una práctica
obligada recontextualizarse
Puede relacionarse con esta cuestión de fundamentación la exigencia procesal de “explicación detallada” de
los “principios científicos” en que se base el perito.
Pues ¿quién y desde dónde juzgará en este contexto la validez (o no) de los principios científicos que se
explican detalladamente?
4 En cuanto a la finalidad de esta práctica:
No será la cura, ni el simple diagnostico, ni orientación, ni la enseñanza, etc.
Sino la producción de una información cuyo destinatario otro que la propia fuente de datos; una autoridad
pública (a la que efímeramente representaremos durante la obtención de los datos) a la cual estará sometido
este sujeto de examen-objeto de información. Confluyendo y sintetizándose aquí (en este para que de la
práctica que determinara un ineludible y ritualizando “como” de la ejecución) las cuestiones metodológicas,
éticas, y epistemológicas señaladas
EN RESUMEN
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1. imperiosidad de una adecuación metodológica (investigación de las condiciones de posibilidad
metodológicas)
2. emergencia de un cuestionamiento ético (del contemplar las condiciones de posibilidad de desempeño
ético)
3. Necesidad de teorización acerca de esta práctica (condiciones de posibilidad epistemológicas en relación a
la obligatoriedad de re-contextualización)
4. Particular finalidad, extraña a otras situaciones más familiares desde la formación académica, desde la
consulta, o desde la docencia, de la que se desprenderán, a partir de la convergencia de las posibilidades
mencionadas, las condiciones de posibilidad sociopolíticas acorde a los atravesamientos de este campo
institucional.
“No es la primera vez que el funcionamiento de la verdad judicial no solo es problemático en sí, sino que da
risa”
A fines del siglo XVIII la manera en que se administraba la prueba de la verdad, en la práctica penal,
suscitaba a la vez ironía y crítica.
Las pruebas eran ponderadas cuantitativa y cualitativamente. Había pruebas completas e incompletas, plenas
y semiplenas, etc.
Luego se combinaban, se sumaban todos estos elementos de demostración para llegar a una cierta cantidad
de pruebas que la ley, o más bien la costumbre, definía como el mínimo necesario para obtener la condena.
A partir de ese cálculo de la prueba, el tribunal debía tomar una decisión.
Los castigos debían establecerse de una manera proporcional a la cantidad de pruebas reunidas.
A ¾ de prueba, ¾ de castigo.
No se es sospechoso impunemente.
28
Cierto elemento de demostración, bastará para ocasionar cierto elemento de pena.
A este sistema de la prueba legal, la aritmética de la demostración, se opuso el principio de lo que se
denomina “íntima convicción”, principio sobre el que hoy se tiene la impresión de que autoriza a condenar
sin pruebas.
Pero, a decir verdad, el principio de la íntima convicción, tal como se formuló e institucionalizó a fines del siglo
XVIII, tenía un sentido histórico perfectamente preciso.
En primer lugar, ya no se debía condenar hasta no llegar a una certeza total.
Se trataba de la ley del todo o nada: una prueba no completa no podía entrañar una
pena parcial.
En segundo lugar, no se podían convalidar únicamente pruebas definidas y calificadas por la ley.
No era la legalidad de ésta, su conformidad con la ley, lo que la haría una prueba: era
su capacidad de demostración.
Por último, el criterio por el cual se reconocerá que se ha establecido una demostración no es el cuadro
canónica de las buenas pruebas, sino la convicción: la convicción de un sujeto cualquiera, de un sujeto
indiferente.
Es decir que con el principio de íntima convicción se pasó del régimen aritmético y ridículo de la prueba
clásica, al régimen común, anónimo de la verdad para un sujeto al que se suponía universal.
Sin embargo, en la práctica, siempre se mantiene cierta proporcionalidad entre el grado de certeza y la
gravedad de la pena impuesta. Éste es el verdadero objetivo perseguido por los legisladores de 1832 al
definir las circunstancias atenuantes: no era permitir un alivio de la pena; al contrario, era impedir
absoluciones que los jurados decidían con demasiada frecuencia cuando no querían aplicar la ley en todo su
rigor.
Otra cuestión conduce igualmente a falsear el principio de la íntima convicción que pretende que todas las
pruebas sean aportadas, reunidas y ponderadas sólo por la conciencia del juez o magistrado: son las pruebas
que tienen en sí mismas efectos de poder porque son tomadas con valor de verdad dado quien las enuncia,
independientemente de su estructura racional. Es así, por ejemplo, que los informes policiales, los testimonios
de los policías, o los informes de los expertos, tienen una especie de privilegio con respecto a cualquier otro
informe o testimonio.
Las pericias psiquiátricas en materia penal durante el siglo XX, son textos grotescos, ubuescos, pues ellos
producen un efecto de poder a partir de quien los produjo. Estos textos pertenecen a un discurso que tiene a
la vez tres propiedades: doblar el delito, duplicar al delincuente, y duplicar al juzgador.
En primer lugar, la pericia psiquiátrica permite doblar el delito, con toda una serie de cosas que no son el
delito mismo, sino una serie de componentes, maneras de ser que, claro está, se presentan en el discurso del
perito psiquiatra como la causa, el origen, la motivación, el punto de partida del delito.
En efecto, en la realidad de la práctica judicial, van a constituir la sustancia, la materia misma susceptible de
castigo. Todos estos aditamentos que aparecen en la pericia son calificaciones morales, reglas éticas, que
permiten pasar del delito a la manera de ser del acusado, constituyendo un doblete psicológico ético
del delito. Se legitima, en la forma del conocimiento científico, la extensión del poder de castigar a otra
cosa que la infracción.
La segunda función de la pericia psiquiátrica es duplicar al autor del delito con ese personaje, nuevo en
el siglo XVIII, que es el delincuente. En la pericia clásica, la cuestión, en el fondo, era simplemente convocar
al perito para saber si el individuo acusado, en el momento de cometer la acción, se encontraba en un estado
de demencia. Puesto que si era así, entonces ya no podía considerárselo responsable. Pero a partir de 1950,
la pericia trata de establecer los antecedentes infraliminares, en cierta forma, de la penalidad. Se trata de
rastrear la serie de lo que podría llamarse faltas sin infracción o defectos sin ilegalidad. En otras palabras,
mostrar cómo el individuo se parecía ya a su crimen antes de haberlo cometido. Su deseo es
fundamentalmente malo. Pero ese deseo del crimen, siempre es correlativo de una falla, una debilidad, una
incapacidad del sujeto. Esta serie infrapenal, parapatológica, en que se leen a la vez el ilegalismo del deseo y
la deficiencia del sujeto, no está destinada en absoluto a responder a la cuestión de la responsabilidad; al
contrario, está destinada a no responder a ella, a evitar al discurso psiquiátrico el planteamiento de la
cuestión.
Por último, la pericia psiquiátrica tiene un tercer papel: la constitución de un médico que será al
mismo tiempo un médico juez. Describir su carácter de delincuente, describir el fondo de las conductas
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criminales o paracriminales que arrastró con él desde la infancia, es evidentemente contribuir a que pase del
rango de acusado al status de condenado. El psiquiatra se convierte efectivamente en un juez; y a la inversa,
el juez, por su parte, va a desdoblarse frente al médico. Puesto que, al sancionar, no sancionará la infracción,
y el bajo oficio de castigar se convertirá en el oficio de curar.
A lo largo del tiempo, en el nivel de la ley, y no simplemente en el nivel mental del saber de los psiquiatras, se
fue dando una evolución perfectamente clara: se pasó del problema jurídico de la atribución de
responsabilidad a otro totalmente distinto: el de la peligrosidad del sujeto, si es susceptible de
sanción penal, y si es curable o readaptable.
Fiorini. Daño. Aspectos legales del daño psíquico. Ficha de cátedra del 2011.
DAÑO PSÍQUICO
Daño desde la perspectiva jurídica:
El daño como consecuencia del acto ilícito es:
el detrimento, perjuicio o menoscabo que se recibe por culpa de otro.
Puede causarse por dolo, por culpa o por caso fortuito.
Si lo hubiese ocasionado sin malicia, pero por su culpa o imprudencia, será igual condenado a pagar una
indemnización.
Damnificado: aquel sujeto pasivo de un daño o perjuicio. Sufre las consecuencias de un hecho o acto
perjudicial.
La reparación del perjuicio abarca la indemnización del daño material o moral causado a la víctima, su familia,
o a un tercero.
Los daños pueden ser de dos tipos:
Materiales:
Patrimonial directo
Patrimonial indirecto: Daño Psíquico
No Materiales:
Extrapatrimonial: agravio o daño moral
Daño Psíquico: Toda perturbación, trastorno, enfermedad, síndrome, disfunción, que a consecuencia de un
hecho traumático sobre la personalidad del individuo acarrea una disminución en la capacidad de goce, que
afecte su relación con el otro, sus acciones, etc.
No importando si hay una personalidad de base predispuesta para ese daño; por lo expuesto, podemos inferir
que si existe daño psíquico este persistirá siempre y hasta tanto el individuo no realice un tratamiento
psicoterapéutico que lo ayude a resolver la problemática que dicho daño le causó.
Puede hablarse de la existencia de un daño psíquico en un determinado sujeto, cuando este presente un
deterioro, disfunción, o trastorno que afecte sus esferas afectivas y/o volitiva y/o intelectual; a consecuencia
del cual se limite, disminuya su capacidad de goce individual, familiar, laboral, social y/o recreativa.
No importa la intensidad del hecho sino con el nivel de tolerancia que el sujeto tenga, y de esta manera no
puede elaborar dicha situación traumática.
El daño psíquico implica:
Alteración del psiquismo de una persona con menoscabo de su salud
Disminución de las aptitudes del sujeto imputable a un evento
Tal alteración del psiquismo conlleva la necesidad de tratamiento
La necesidad de tratamiento en el caso de que haya daño psíquico, ya que el trauma acaecido no lo resolverá
el sujeto por sí mismo; sino con la ayuda de un profesional.
30
Psicoanálisis: trauma: acontecimiento de la vida del sujeto caracterizado por su intensidad, la incapacidad del
sujeto de responder a él adecuadamente y trastorno y los efectos patógenos duraderos que provoca en la
organización psíquica.
Situación traumática: experiencia vivida que aporta en poco tiempo un aumento tan grande de excitación a
la vida psíquica, que fracasa su liquidación o su elaboración por los medios normales y habituales, lo que
inevitablemente da lugar a trastornos duraderos en el funcionamiento energético.
El daño psíquico tiene efecto probatorio a partir de la evaluación pericial psicológica.
Secuelas o consecuencias del hecho traumático (daño psíquico):
Pueden aparecer los siguientes síntomas:
recuerdos desagradables y recurrentes que reviven la escena traumática,
dificultad para conciliar el sueño,
evitación de realizar acciones similares,
amnesia lacunar
Concausa:
Es el factor que actúa modificando la evolución normal de una lesión.
La relación causa secuela se ve alterada por la interposición de concausa. Serían las condiciones sin las
cuales la evolución de la problemática se da de un modo distinto.
Dicha relación causa efecto se ve transformada por una predisposición, o por una complicación.
Existen dos formas de relacionar la concausa con el hecho:
Preexistente y sobreviviente.
En el primer caso el estado anterior torna más grave los efectos del accidente.
En el segundo caso el accidente empeora considerablemente el estado anterior.
Daño moral:
Es todo sufrimiento o dolor que se padece independientemente de cualquier repercusión de orden
patrimonial.
No se trata de procurar un reestablecimiento de la situación anímica de quien se siente lesionado.
En el daño moral localizamos:
Lesión a los sentimientos, a la libertad individual, agravio a la paz, afección en el orden eminentemente moral.
No implica conformación patológica.
Se escapa al horizonte pericial psicológico forense, quedando a cargo del juez su evaluación.
Daño Psíquico
El daño psíquico se da a nivel inconsciente, pero trae consecuencias en la manifestación conductual y en
toda la estructura del sujeto, con importantes repercusiones en la esfera afectiva y, por consiguiente, en la
interrelación con el medio.
Se puede considerar el daño psíquico como la resultante que desencadena las alteraciones en los distintos
grados en que se manifiesten, y que obedece a una causa inesperada y ajena al sujeto.
Daño psíquico: se produce una ruptura en el equilibrio homeostático del sujeto.
El daño psíquico debe ser pensado desde una visión estructural y dinámica de la personalidad.
Daño psíquico: perjuicio ocasionado a consecuencia de un evento inesperado y no previsible por el sujeto
comprometido en él, y que le ocasiona determinado grado de perturbación y altera tanto su forma de
relacionarse con el afuera como alteraciones en las esferas afectiva, volitiva, trastornos del pensamiento, que
se manifiesten a través de cuadros de neurosis reactivas con sus diferentes posibilidades o desencadenen
patologías que traigan aparejadas entidades nosográficas tales como psicosis y/o demencias.
Si el umbral de tolerancia de un individuo está disminuido por determinada cantidad de hechos de su historia
vital, de tal forma que un suceso externo, acumulativo de varios hechos, o un proceso repentino, produce una
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sintomatología que daría la posibilidad de que exista un daño psíquico, este daño no tiene que ver sólo con la
intensidad del estímulo, sino con la tolerancia del sujeto.
El bajo umbral de tolerancia no es causal de la desaparición del daño, sino, contrariamente, lo agrava, ya que
las consecuencias serían más severas que para una persona con otro umbral de tolerancia.
El daño psíquico es generalmente reversible mediante un tratamiento psicoterapéutico de distinta duración.
Daño psíquico es diferente a daño moral.
En el primero la instauración del trauma se daría a nivel inconsciente y, por lo tanto, el sujeto estaría en
imposibilidad de modificar, cambiar o revertir de por sí, sin ayuda profesional, una situación determinada, que
por sus características, ya sean de intensidad o de tolerancia del sujeto, la carga del ataque sufrido fue
reprimido y alejado de la conciencia, y por lo tanto hasta que éste no sea elaborado perdurarán las
consecuencias de dicho hecho; siendo de esta forma revertido, con la excepción anteriormente mencionada,
con referencia al daño psíquico irreversible.
En el Daño moral existe una percepción consciente de perjuicio y sufrimiento que no es reprimida y queda
dentro de los límites de la conciencia. La diferencia entre ambos daños sería la forma de elaborar el duelo.
Juicios de divorcio
Tenencia de hijos o
Regímenes de visitas
Los magistrados requieren previo a dictar sentencia el asesoramiento del Equipo de Peritos
Psicológicos de la Institución
Las familias abordadas se encuentran separadas de hecho y los progenitores enfrentados en lucha hostil, por
la tenencia o visitas respecto de sus hijos
Recurren a la justicia por verse imposibilitados como familias de llegar a acuerdos por si mismos.
32
Consideramos a la familia como una estructura
Implica:
Apuntar a la producción conjunta
Que lo que le ocurre a uno de los integrantes modifica al grupo
Que se recortan funciones solidarias (materna, paterna, filial)
Que las funciones que se cumplen en una familia están prescriptas por la cultura correspondiente a
ese grupo
Que una función se diferencia de la persona que eventualmente la ejerce.
Cualquier miembro ausente en una entrevista como en la vida familiar está presente como función.
METODEOLOGIA DE TRABAJO
Actuamos en co-peritaje y las familias son entrevistadas a su vez en grupo (madre-hijos; padre –hijos, según
las posibilidades de cada caso.
Hemos ido abandonando los abordajes individuales y cuando lo hacemos su interpretación está subordinada
a la problemática vincular, apuntando a prevenir la posibilidad de vernos entrampados en la escisión básica
con que se muestra nuestro objeto de estudio.
Se hizo necesaria la creación de técnicas proyectivas gráficas y lúdicas de abordaje grupal
Transformaciones que se operan en los vínculos de la estructura familiar inconsciente y ocupación de lugares
y funciones de la misma durante el proceso de separación de la familia conyugal
Necesidad de pensar desde el psicoanálisis estructural esta situación crítica de la familia
Cuando una familia separada o en proceso de separación nos consulta por el sufrimiento que acarrea tal
situación, o cuando tal familia es enviada por un juez para que lo asesoremos respecto a como dictar
sentencia en una situación de Litis familiar,
Tenemos ante nosotros una familia en la cual se han producido o están por producirse cambios que afectan
en diferentes medidas los vínculos de la EFI.
La separación implica la ruptura de la vertiente conyugal del vínculo de alianza, no así del aspecto parental de
la misma.
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Situación paradojal cuyo deslinde suele ser costoso para los integrantes de la familia, subsistiendo lo que
llamamos zona de irresolución, espacio virtual de resurgimiento de conflictos ante cualquier situación futura
de cambio significativo (casamiento del otro, nacimiento de hijos
Los ex esposos deben renunciar al lugar que se habían propuesto en la fundación del matrimonio, romper
pactos y acuerdos que sustentaban el vínculo, pero preservar el lugar y función de padres (vinculo parental)
que debe asentar sobre nuevos pactos y acuerdos, que incluyan el espacio potencial para nuevas alianzas.
Para el vínculo de filiación la separación también supone renuncias y asunciones.
Desde los padres la intermitencia del ejercicio de la función del que no convive y el ejercerla en soledad del
que sí convive, producen dificultades y debilitamiento de las mismas
Una consecuencia es que cada uno tienda a erigirse en objeto incondicional e idealizado, obstaculizando a
veces la circulación de los hijos entre ambos y otras clausurando, temporaria o definitivamente, uno de los
vínculos parentales
Para los hijos el desempeño por separado de las funciones parentales, si bien es una pérdida, suele
transformarse en una posibilidad de utilización de un cierto poder sobre la pareja de los padres.
La construcción y deconstrucción de la alianza inscribe las significaciones a ellas anudadas en los tres
registros del acontecer psíquico:
Lo intra, inter y transubjetivo;
Esto supone considerar que cuando un hombre y una mujer se eligen aportan a tal elección aspectos
provenientes de sus respectivas historias libidinales que implican un modelo de hombre y de mujer, pero
también de vínculo y también los ideales de la cultura, sus mitos y más o menos expresados y una idea del
amor y del matrimonio circulantes en el discurso cultural en el que están inmersos, pero procesados
singularmente por las familias que los constituyeron como sujetos.
Podríamos pensar como articuladores teóricos para recortar la aproximación al tema, dos principios
fundamentales de la alianza que siguen vigentes a través del tiempo y de los cambios históricos:
El principio de intercambio y la exogamia y la prohibición del incesto y endogamia
B) deconstrucción:
Implica necesariamente el atravesamiento de la familia por vivencias de castración y muerte, ante las cuales
la idea de la familia unida para siempre actúa como barrera defensiva.
También en ocasiones, el tabú del incesto parece no operar con eficacia, produciéndose actuaciones del
mismo.
El principio de intercambio en sus diferentes vertientes (afectivo, sexual, económico) pareciera en este
momento del proceso sufrir un fuerte bloqueo, es decir que también pierde eficacia. (Retorno de 1 o ambos
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cónyuges a sus respectivas familias de origen, lo que inhibe la creatividad y la vuelta a una situación
endogámica y bloqueo a la circulación exogámica.
Existe la posibilidad de un corrimiento de las personas de las personas o yoes respecto de los lugares de
parentesco.
En la crisis vital de la separación se produce un clivaje de EFI favorecedor de corrimientos. Durante un
tiempo, singular para cada familia, los espacios pueden ser ocupados alternativamente por distintos
personajes al estilo de los tableros de ajedrez.
Las jugadas pueden generar desde movimientos enloquecedores (cambios vertiginosos de las funciones)
hasta el jaque mate aniquilador de alguna. (La madre o el padre ausente puede ser suplantado por el abuelo,
abuela, tío, uno de los hijos), se producen vacancias transitorias o definitivas que pueden dar lugar a lugares
vacíos.
Lugar vacante: aquel que permanece significado y admite su ocupación por un determinado yo que ha de
acomodarse y recrear a su manera ese lugar
Lugar vació: desprovisto de significación para contener un yo dotado de vida, diferenciado, remite a lo
mortífero. Un lugar vacío está lleno de muerte.
La descontextualización que promueve la deconstrucción es generadora de violencia, intra e intersubjetiva
C) nueva construcción:
Es el proceso por el cual la familia adviene a la creación de nuevos circuitos relacionales entre ellos, en base
a la reformulación de sus pactos y acuerdos, como así también al proceso que conduce a la formación de
nuevas parejas y familias.
4 aspectos en el trabajo con familias en proceso de separación que transitan alguna etapa del camino legal
de la misma en la institución Judicial
1. Que la familia con hijos está en proceso de crisis y ruptura de la alianza conyugal
2. Que es abordada en el contexto de una institución a la que acude para legalizar aspectos de su nuevo
funcionamiento y no con una expectativa o demanda terapéutica
3. Nuestra intervención no es solicitada por ellos, ni la devolución es a ellos sino a un tercero, el juez
4. Debe acotarse en un tiempo acotado
Esta singular característica de nuestro objeto de estudio dota a esta situación diagnóstica de ribetes
complejos que tornan difícil su abordaje.
La familia en proceso de separación transita una situación crítica de envergadura que atraviesa y remociona
todos los lugares y de la estructura de parentesco.
Se pierde el sentimiento de mismidad y de estar contenidos en un nosotros.
La violencia, las fantasías de destrucción y muerte recorren a sus integrantes y es nuestra tarea tratar de
detectar cuales son los senderos organizativos que pueden empezar a transitar para reconocer la pérdida,
recuperar lo posible y entrever las posibilidades de lo nuevo.
Apuntamos elaborar recursos de facilitación del intercambio intersubjetivo familiar que reúnan ciertas
características:
◊ 1. Que impliquen consignas simples, comprensibles para niños y adultos y accesibles a diferentes
niveles socioculturales
◊ 2. Que puedan ser administradas en un tiempo breve y con economía de medios
◊ 3. Que brinden la posibilidad de escenificar la problemática vincular familiar en forma mediatizada,
desprendiéndose de sus formulaciones estereotipadas
El hecho de que la familia se presente escindida nos exige tener que abordarla en subgrupos: madre –hijos;
padre –hijos.
En el transcurso de las primeras entrevistas solicitamos a cada progenitor:
◊ la confección del croquis de la vivienda actual,
◊ la última conyugal
◊ y de los árboles genealógicos de la familias paternas y maternas
La representación del espacio habitacional expresa significaciones ligadas a los lugares que ocupa cada uno;
◊ la distancia entre los vínculos
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◊ el encierro o apertura al espacio extra familiar
◊ la relación distancia con la familia de origen
◊ la confusión o hiperdiscriminacion de los espacios individuales y de cada vínculo de la estructura
familiar;
◊ la presencia o ausencia de zonas compartidas
◊ la cualidad del lazo emocional respecto de los dos espacios (del antes y después de la
separación)
El árbol genealógico, tanto por en su diagramación espacial, como la omisión o inclusión de los nombres
propios y al relato que en torno a él se despliega, nos brinda datos relevantes acerca de la historia familiar y
el lugar de cada uno en la cadena transgeneracional.
En un segundo tiempo, en el transcurso de las entrevistas conjuntas incorporamos las técnicas de
abordaje vincular, seleccionando su utilización de acuerdo a las características de cada familia:
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Si en la elección de personajes, realización del dibujo o en los juegos está presente o no y de
qué modo, la diferenciación sexual y generacional
A través de este abordaje apuntamos a descifrar las significaciones inconscientes que provenientes de la
estructura familiar determinan el armado de esta particular configuración vincular, ante el impacto de la
separación conyugal.
APUNTES:
1ra entrevista: Pareja conyugal croquis vivienda actual y conyugal árbol genealógico
2da entrevista: Técnicas
- Dibujo conjunto familiar
- Dibujo del personaje en interacción
- Hora de juego conjunta familiar
Algunas de las cuestiones que desde la demanda judicial interpelan nuestro saber en casos de familia y
menores:
◊ Tenencias, régimen de visitas, pérdida de patria potestad, adopciones, restituciones, maltrato y
abuso sexual de menores.
◊ ¿Cuál es el progenitor más apto para otorgarle la tenencia del menor?
◊ ¿es conveniente que el padre se lleva a los hijos de vacaciones con su nueva esposa?
◊ ¿considera que esta pareja es apta para adoptar?
◊ ¿si esta mujer se hace cargo de sus hijos, los volverá a golpear?
◊ ¿puede vivir con su padre que abuso de su hermana menor?
Las particularidades del caso en el anudamiento con la demanda institucional, y la no demanda del
sujeto de nuestra intervención, nos marcan un horizonte de trabajo que se abre a dos campos:
El de los sujetos asistidos y
El de asesoramiento al juez
Así cada familia presentará a su juez, a su letrado y a su perito, las encrucijadas propias de las singularidades
del caso y el requisito de pasar de “la familia” como instituto jurídico, a las familias cuyas reglas particulares
de funcionamiento desconocemos.
Trabajamos en el poder judicial, espacio por excelencia del discurso del poder.
Nuestro saber acerca de los sujetos, las familias y sus reglas de funcionamiento, se convierte aquí en
un saber – poder: el del examen
Foucault: examen que hace del individuo un objeto de conocimiento y presa para un poder.
Desde allí se lo podrá normalizar, corregir, comparar, clasificar, excluir, etc.
La tarea pericial nos “saca” de los espacios conocidos de la clínica en los que escuchamos a un sujeto, a una
familia
Pero más allá de las ideas judiciales acerca de la moral, el niño, la familia y la sexualidad, escuchamos.
Participamos en audiencias conjuntas con el Juez, Asesores de menores y nuestros asistidos.
Nuestro informe presentado en el expediente podrá ser leído por ellos, por sus letrados y por la parte
contraria
Se esperara que dictaminemos acerca de los extravíos de la función materna y paterna, en términos
de causalidad y de concepciones del sujeto que son ajenas a las nuestras.
Se nos pide certezas
Se nos enfrenta con regímenes de producción de verdad que nos conmocionan.
Así como hay una instancia de derecho que produce su propio discurso teórico (doctrina, teoría general) los
organismos habilitados (Tribunales) producen su propio discurso práctico.
Así atraviesan el discurso jurídico y judicial mitos y creencias respecto a la familia, la moral, las
costumbres, el divorcio, el ABC de los padres separados, el como deben ser los padres adoptivos, etc.
Escuchamos la otra escena del litigio familiar que se juega en el expediente, intervenimos en pos de
que algo de los lugares coagulados comiencen a poder leerse desde otro lugar
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Pero aquí nos detenemos. Nada ni nadie nos habilita para intentar una clínica en el dispositivo judicial
Intentar dispositivos terapéuticos en el seno mismo de una institución que juzga es acercarse
peligrosamente al disciplinamiento y la sumisión.
No se logra la promoción de la salud imponiendo desde un lugar judicial una forma judicialmente
aceptable de ser un buen padre o buena madre, un decálogo del buen divorciarse
Se logran efectos terapéuticos cuando la institución con su operatoria no violenta y posibilita que
emerja la palabra ausente, a pesar de las declaraciones de los escritos judiciales, a pesar de los gritos
de las audiencias
En relación a lo que ocurre hoy en día en los fueros de familia, cabe destacar lo siguiente:
Debido a que el Derecho generalmente va por detrás de los cambios sociales, hay un estado de situación
en los estrados de familia que, dada la creciente demanda en el fuero y los modos como en ellos se la
tramita, requiere de mínima una revisión conceptual, jurídica y operacional.
El fuero esta constituído por encrucijadas discursivas entre el discurso del derecho y el psi.
Estas encrucijadas son puntos donde algo crucial se produce, puntos de decisión. Del lado de quienes
demandan la acción vemos la existencia predominante, de un tipo de discurso que el psicoanálisis ha
identificado como histérico. Una modalidad de lazo social entre el sujeto y su Otro (la Ley y sus
representaciones en este caso), cuyos objetivos latentes escasamente coinciden con lo manifestado en
la demanda. Se trata entonces, de una discursividad que necesita de la constitución de escenarios
mostrativos, donde se pueda tramitar los impasses de la castración y de la falta , del goce y de la
ausencia de relación proporcional entre los sexos.
La batería de significantes con los que el campo del Derecho responde a ese tipo de discursividad, no
hacen sino redoblar sus aspectos sintomáticos, reforzando, eternizando y aún creando una
conflictividad intersubjetiva.
El deslizamiento desde el ordenamiento simbólico en las relaciones parentales que propone la patria potestad
compartida, hacia la especularidad de la tenencia y el régimen de visitas, da cuenta de ello.
Lo mismo ocurre con la lógica de la culpabilidad/inocencia en los divorcios contenciosos. El Derecho pierde
así su potencia simbólica para resolver los conflictos del campo de las relaciones familiares.
En los últimos años, hemos asistido a un deslizamiento de la acción judicial en familia que va desde la
responsabilidad jurídica hacia la asistencial, y no ha faltado magistrado que se no se haya calzado algún
que otro ropaje de terapeuta; también pueda darse la inversa.
Creemos más bien, que la verdadera función terapéutica del fuero de familia en esos casos, es que
derechos y deberes jurídicos de cada cual sean respetados. No es la función del Juez ser terapeuta, sino
que es la función del Juez, que por sí misma es terapéutica, resituando a cada uno de los inmersos en el
conflicto familiar, frente a Ley, de la cual se extravían por los vericuetos imaginarios de la rivalidad y el litigio.
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Cada vez es mayor el consenso en cuanto que la Justicia es más impotente que eficiente a la hora de
solucionar los conflictos que llegan a manos de los magistrados de familia y minoridad, así como mayor
también el crecimiento y auge de los llamados Métodos de Resolución Alternativa de Conflictos, como
correlato y acaso prueba de lo primero. En esa impotencia del fuero se inscribirán muy probablemente
razones tanto estructurales como contingentes. Entre las estructurales (además de los habituales bajos
presupuestos judiciales para este fuero) se contará un rasgo inherente a todo Derecho, y es que por lo
general las legislaciones siempre van por detrás de los movimientos sociales y de los cambios culturales,
siéndoles imposible su anticipación absoluta, y en este campo es particularmente sensible que la Ley no sabe
qué hacer con tantos fenómenos sociales para los cuales aun no tiene letra adecuada: nuevas formas
reproductivas, nuevas configuraciones familiares (parejas homosexuales, familias ensambladas,
monoparentales, etc.), nuevas formas de violencia, maltrato familiar y abusos hacia la infancia, las familias de
la pobreza y una lista extensa de situaciones y circunstancias para las cuales el magistrado tiene poco auxilio
en los Códigos.
El autor hace referencia a los cruces discursivos entre el Derecho y el campo “psi” a través de la idea de
“encrucijada”, punto dónde no sólo convergen dos o más caminos, sino dónde algo crucial se produce.
Estar en una encrucijada es estar en un punto crítico: un punto de decisión.
Precisemos primero algo de las que pueden ser las formas, los estilos actuales de presentarse las demandas
en ese fuero.
Esas demandas se articulan en forma discursiva: hacer discurso es equivalente a decir que hacen lazo
social. Constituyen legítimamente un tipo de discurso (ya veremos cual) al que se refieren todos los demás
-los jurídicos, los “psi” y otros-, que habitan el expediente.
Discurso histérico así es ese tipo particular de relación del sujeto al Otro, ordenada por un goce particular,
que es el goce de la falta, que implica a un sujeto dividido dirigiéndose a un Otro para denunciar, para
develar la impotencia - y la impostura - que caracteriza al Amo, sea aquel al cual se dirige - los significantes
del sistema jurídico -, sea aquel al cual se refiere su demanda - aquel que en los expedientes figura como el
“demandado”, término aquí doblemente pertinente, por referirse tanto a una dimensión de llamado o pedido,
como de sanción, de castigo.
Es, obviamente, un discurso caracterizado por la insatisfacción, donde la verdad del sujeto histérico está
dada por estar ubicado en posición de objeto, y es esa verdad la que se denuncia. Desde allí, la demanda
del sujeto está llamada a convertirse en una queja irreductible, cuyo goce está precisamente en que no se la
satisfaga - aunque parezca una paradoja -, para que algún deseo pueda allí ser sostenido, y por eso la
renuencia a abandonar esa posición. Allí donde hay discurso histérico hay pathos (término que remite tanto a
patología como a padecer, esto es, goce) del tener y del ser.
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El sistema jurídico y sus significantes son el Amo al cual el sujeto agente del discurso histérico dirige su
demanda, sujeto barrado, dividido por ese pathos del tener y del ser, para producir allí, no necesariamente
“justicia”, sino para producir allí un saber sobre el goce perdido para recuperar algo de él.
Ahora bien, como en toda estructura discursiva, es preciso caracterizar la posición de quien recibe el
mensaje, el destinatario de la demanda, pues ella es crucial para definir la de quien lo emite. ¿Qué bagaje
lleva el Derecho a las encrucijadas de los conflictos familiares? La mochila de la acción legal debe concebirse
formada por dos compartimientos: uno hace a la letra legal, a los universales de la norma, de los Códigos,
compartimiento entonces ligado a lo general; el otro, hace al accionar de cada dispositivo judicial en cada
caso, es decir, compartimento ligado a lo particular. En el campo general de las leyes de familia, como dijimos
más arriba, lo primero a constatar son sus vacíos respecto a las transformaciones familiares que corren.
Otro escenario para el despliegue de la especularidad imaginaria, en el foro de familia, es armado con los
pilares significantes del “divorcio controvertido”, en el cual uno de los cónyuges invoca en su demanda el
incumplimiento de alguno/s de los deberes u obligaciones del matrimonio por parte del otro. De lo que se trata
aquí, en este tipo de divorcios, es de una lógica de culpable/inocente. Busquemos “controvertido” en el
diccionario, y resultará que se trata de aquello “que es objeto de discusión y da lugar a opiniones
contrapuestas”. ¿Podría cualquier divorcio, en ese sentido, no ser controvertido, es decir, no dar lugar a
discusión y opiniones contrapuestas, cuando por lo general es precisamente eso lo que lleva a las parejas a
tomar caminos separados? El psicoanálisis, junto a su conceptualización del amor, ubica dos categorías más:
deseo y goce. Deseo como resto que queda de la tramitación de la necesidad por la demanda (recordemos
que una faz del amor es demanda pura), y goce como ese más allá del principio del placer que indica el
horizonte de la pulsión de muerte.
En las encrucijadas discursivas que constituyen el fuero, del lado de los que demandan la acción de la
agencia judicial y en una amplia gama de presentaciones y casos, la existencia predominante de un tipo de
discursividad que el psicoanálisis ha identificado como histérica, modalidad de lazo social entre el sujeto y su
Otro -para el caso, la Ley y sus representaciones-, cuyos objetivos latentes, a sabiendas o no, escasamente
coinciden con lo manifiestamente buscado en la demanda o con la eliminación o solución del conflicto que se
plantea. Tratase en suma, de una discursividad que precisa, sintomáticamente, de la constitución de
escenarios mostrativos donde tramitar los impasses de la castración y de la falta, del goce y de la ausencia de
relación proporcional entre los sexos.
La batería de significantes –a más de los que no provee- conque el campo del Derecho responde a ese tipo
de discursividad, en gran medida no hacen sino redoblar los aspectos sintomáticos de ella, reforzando,
eternizando y aún creando, conflictividad intersubjetiva. El deslizamiento desde el ordenamiento simbólico en
las relaciones parentales que propone la patria potestad compartida hacia la especularidad de la tenencia y el
régimen de visitas, así como la lógica de la culpabilidad/inocencia en los divorcios contenciosos, da cuenta de
ello. In extremis, el Derecho pierde así su potencia simbólica para resolver los conflictos del campo de las
relaciones familiares.
LEGAL:
Impedimentos impedientes
Casarse mientras uno de los dos está cursando una enfermedad de transmisión sexual contagiosa.
Menor de 18...
Chica menor de edad que le nombran un tutor que le administra los bienes, no se puede casar hasta la
rendición de cuentas aprobadas. Si se casara no se puede reclamar honorarios.
Impedimentos eugenésicos
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Impedimentos dirimentes (no se pueden casar – son nulos ni bien se conoce el impedimento)
Prohibición de matrimonio en 1 grado
-Uxoricidio (matar al propio cónyuge) no es prohibición para el matrimonio
Pero si mata (doloso) al cónyuge del partener deseado no se puede casar.
Privación de la razón no se puede casar –falta el consentimiento- impedimento dirimente.
Se presume que los actos tienen la conformidad del otro, (salvo una objeción expresa del otro) en
determinados casos debe haber consentimiento expreso.
Por ejemplo salir de la frontera necesita la aprobación de ambos por escrito
Ingresar a una FFAA o una orden religiosa. Se necesita la conformidad de ambos
Disponer de los bienes de los hijos necesita la firma de los dos padres
Derecho de fijar la residencia de los hijos
Derecho de exigir colaboración, y ellos no pueden pedir retribución
Obligación de alimentos (abarca la ingesta, la vestimenta, la salud, la vivienda, útiles de estudio,
esparcimiento) obligación hasta los 18 y 21 en la medida en que los hijos no puedan sustentarse.
Separación legal:
Causas objetivas: por ejemplo cuando hay separación de hecho sin voluntad de unirse (2 años para la
separación y 3 en divorcio)
Causas subjetivas: uno busca divorciarse del otro por algo que hizo (juicio contradictorio de divorcio)
MATRIMONIO
En la Argentina, el matrimonio civil está separado del religioso. Y a su vez está muy diferenciado legalmente
del concubinato.
Celebración .Condiciones.
Se rige por la ley del domicilio de los cónyuges, o de su última residencia Conocer éste domicilio es
importante, porque son tribunales competentes para toda acción relativa (Ej.: alimentos) (Art.162.C.C)
El Código no reconoce los esponsales de futuro. Por lo tanto, no se puede exigir el quebrantamiento de una
promesa de matrimonio (Art.165)
La ley determina prohibiciones, o sea impedimentos para contraer matrimonio. Entre estos están, conforme
al Art. 166 C.C la prohibición de casarse con parientes por consanguinidad ascendientes y
descendientes sin limitación., entre hermanos y medio hermanos, con parientes afines en línea recta
en todos los grados, la de casarse con quien haya sido autor, cómplice o instigador del homicidio doloso
de uno de los cónyuges., los privados permanente o transitoria de la razón, por cualquier causa que fuere
Caso de los menores de 18 años.
No pueden casarse los menores de 18 años
Un juez puede excepcionalmente disponer una dispensa a la prohibición, conforme al Art. 167“y sólo si el
interés de los menores lo exigiese previa audiencia personal del juez con quienes pretendan casarse y los
padres o representantes legales del que fuera menor.” (Sic)
Si los padres se opusieran, y los adolescentes pidieran permiso al juez, ocurre un juicio de disenso
(Art.169). Durante el mismo, los padres podrán fundar su oposición en 1° La existencia de alguno de los
impedimentos legales;
2° La inmadurez psíquica del menor que solicita autorización para casarse; (lo cual merita una
evaluación psicológica)
3° La enfermedad contagiosa o grave deficiencia psíquica o física de la persona que pretende casarse con el
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menor;
4° La conducta desordenada o inmoral o la falta de medios de subsistencia de la persona que pretende
casarse con el menor.
Consentimiento en el matrimonio
Debe ser dado personalmente, plena y libremente (Art.172). Se considera que el consentimiento está
viciado, cuando fue dado con violencia, el dolo o el error acerca de la persona del otro contrayente. (Art. 175)
Ante autoridad competente (Art.172)
Los contrayentes pueden ser de uno u ambos sexos (Art.172)
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4) En caso de separación, solo se puede reclamar lo que se pueda probar que se ha aportado.
Familia
El Código Civil no define la familia, sino que regula vínculos entre sus miembros. La doctrina ha elaborado
algunos tipos de familia.
Familia nuclear
Familia extensa
Familia ensamblada ( por casamiento o concubinato posterior)
Familia monoparental
En Derecho, es importante la diferencia entre el título de estado de familia, y la posesión de estado de familia
Título de estado de familia: es el/los instrumento/s públicos de los cuales emerge el estado de familia
de una persona. Por ejemplo, el estado de familia de un hijo emerge del asiento del registro civil,
donde consta el reconocimiento materno y/o paterno. Por lo tanto se prueba con la partida de
nacimiento.
Posesión de estado: cuando alguien ejerce, en los hechos los derechos y deberes sin título. La
posesión de estado crea un estado aparente de familia. Como ejemplo, cuando Pedro dice ser hijo
de María y Juan, que lo tratan públicamente como tal y afirman, a su vez, ser los padres.
Parentesco
El parentesco es el
Vínculo existente entre personas que pertenecen a la misma familia. Puede ser por
Consanguinidad
Afinidad
Adopción
Forma de clasificar el parentesco
Una consecuencia se desprende del principio de solidaridad que rige las relaciones
familiares. Es la obligación alimentaria entre ascendentes y descendientes, y entre
hermanos, medios hermanos y afines en primer grado. Esta obligación no es tan
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amplia como la de los padres hacia los hijos, y debe ser probada su necesidad.
Esta obligación debe cumplirse conforme el orden de parentesco. Primero los
ascendientes (abuelos, bisabuelos, etc). Luego los hermanos o medio hermanos.
Finalmente, afines:
Otra consecuencia es el derecho de contacto, o visita, por Ej. , entre abuelos y
nietos.
Los grados determinan la vocación hereditaria, quien puede ser curador o
tutor. Es causal de impedimento matrimonial ( prohibición de casamiento )
El tipo de grado determina si hay agravante en casos de delitos contra la
integridad sexual, y contra la persona.
Filiación
La filiación es la relación jurídica, que se crea entre padres e hijos, cuyo origen puede ser de carácter
biológico o por adopción. En el primer caso, la ley no hace diferencias entre los hijos matrimoniales, o
extramatrimoniales. En ambos, los padres tienen los mismos derechos y deberes. La diferencia sólo se
mantiene en cuanto a las formas para establecer la paternidad.
Tiene una profunda relación con el derecho a la identidad. El Art. 12 de la Ley 26061 protección
integral de la niñez) estipula la garantía estatal de identificación e impulsa la inscripción de todos los niños
Filiación materna
El vínculo biológico queda establecido con la prueba del nacimiento y la identidad del nacido.
La inscripción del nacimiento se hace a petición de quien presente el certificado del médico u
obstétrica que atendió el parto de la mujer (da fe del parto) y la ficha de identificación del recién
nacido. (da fe sobre la identidad del niño). Si quien inscribió no es la madre, y no hay reconocimiento
expreso de la misma, se la debe notificar la inscripción, salvo que sea casada, y fue el marido el que
inscribió a su hijo.
Filiación matrimonial
Se prueba con la inscripción del nacimiento y el certificado de matrimonio de los padres en el Registro
Civil, o con la sentencia que establece el vínculo de filiación.
Se considera que ambos son los progenitores del niño. La ley presume que el hijo es del marido.
El marido puede impugnar su paternidad, que so lo puede modificarse a través de sentencia judicial.
Se presume que el niño/a nació dentro del matrimonio, cuando el mismo se haya celebrado, y desde
esa fecha el nacimiento haya ocurrido dentro de un término máximo de embarazo de 300 días y un
mínimo, de 180, excluyendo el día del nacimiento.
De la misma forma, hay presunción de paternidad rige hasta los 300 días posteriores a la disolución,
anulación del matrimonio, divorcio vincular o separación personal o de hecho de los esposos.
Tampoco, cuando el hijo nace después de los 300 días de la interposición de la demanda de divorcio
vincular, separación personal o de nulidad del matrimonio, salvo prueba en contrario.
Filiación extramatrimonial
Si se trata de filiación extramatrimonial, por el reconocimiento del progenitor ante el Registro Civil o por
la sentencia dictada en juicio de filiación.
El Reconocimiento
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Solo se puede hacer a título propio (no intervienen ni un tercero ni el reconocido) Es un acto
personalísimo. Puede realizarlo el padre por sí a partir de los 14 años.
Si solo ha reconocido la madre, el Registro Civil debe informar de eso al Defensor/ Asesor de
Menores. Este trata de lograr el reconocimiento voluntario “por las buenas” por parte del padre, sino
puede, con la conformidad expresa de la madre iniciar la acción de reclamación de paternidad.
Se puede reconocer por testamento, o documentando el reconocimiento ante escribano público. Esto
merece una tramitación especial.
Quien desea ser reconocido, o quien pretende reconocer un hijo que tiene emplazamiento como hijo
de otra persona, deberá realizar dos acciones: impugnación y reconocimiento.
Puede ocurrir que hay una acción por impugnación, y otra por filiación, en caso que el reconocimiento
no sea voluntario.
Juicio de Filiación
En caso que sea menor, será representado por el padre y/o madre que lo haya reconocido.
Si el bebé nació durante la convivencia de los padres, esto se considera una presunción legal, pero no
prueba exclusivamente la filiación
La prueba más común es la de ADN. Se realiza son la sangre, saliva, cabellos u otros tejidos. En el
caso de muerte del supuesto padre, se puede realizar extracción cadavérica. Aun faltando el mismo
(suponiendo que estuviere muerto o ausente), si los abuelos paternos se prestan, la prueba puede
realizarse extrayendo para el análisis sangre de ellos.
Impugnación
Impugnación matrimonial: El marido de la madre, puede impugnar desde el embarazo y hasta el año
desde la inscripción de nacimiento o del conocimiento del parto, si éste fue posterior.
La madre puede impugnar, sino no ha participado en la falsa inscripción. ( Ej., casos de substitución
de niños)
Es importante que los psicólogos forenses tengan nociones en éste tema, dada la
habitualidad de juicios de filiación e impugnación de filiación en nuestros tribunales,
cuando no juicios penales y pedidos de daños y perjuicios, en donde es posible su
intervención. Fundamentalmente, por la correlación que hay entre la filiación y el
derecho a la identidad, que no solo es entre padres e hijos, sino que emplaza a un
sujeto en una genealogía familiar.
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UNIDAD 4 – ADOPCIÓN
Basarse en la teoría psicoanalítica para pensar la evaluación de los posibles padres adoptivos, implicaría
que las cuestiones de la paternidad sean indagadas no tanto desde las características de estructuras del
entrevistado, sino desde el lugar que el niño ocupa en el discurso de sus futuros padres.
La manera en que se registra la cuestión del padre aparece en el lenguaje de una posible madre como en
el posible padre y en su entrecruzamiento tendremos una idea de la ubicación del hijo.
Ya lo que se dice de él durante el embarazo (y aún antes) son las marcas que lo irán constituyendo, dando las
pautas del lugar en que devendrá.
Nuestra labor, entonces, se encuadra en el ingreso al mito familiar previo al acto adoptivo. Este acto no
excluye a los padres biológicos ya que la paternidad biológica también exige que adoptemos a nuestros hijos.
Este hecho se observa cuando las madres tienen su primer encuentro con el hijo. Hay un momento que
podríamos tomar como idéntico al que se denomina angustia puerperal.
◊ Hay una pérdida, no por la separación real, sino porque el encuentro madre-hijo deja fuera del
campo imaginario todo aquello que lo había revestido precedentemente, y deja la crudeza del
enfrentarse con este otro ser que llora, que no es demasiado lindo y que no deja dormir.
La desilusión proviene del descubrir que este hijo no colma el deseo, por suerte, pues funciona como garantía
de que el deseo del hijo no lo era todo.
Si bien las entrevistas de adopción son libres, en alguna medida existe un objetivo previo, por lo
menos de parte del profesional, quien debe ubicar aquellas cuestiones que tienen que ver con las
funciones parentales, temas tales como:
el marco legal o ilegal en que se comenzó la búsqueda,
la ubicación de estos padres frente a la otra generación y lo que han pensado acerca del
origen.
El objetivo clínico será ubicar el posible lugar del niño en el deseo de la madre en cuanto está
articulado al NP. Desde aquí hay tres posibles salidas de esa articulación:
◊ 1. Que ocupe el lugar de falo de la madre, identificándose con el deseo de la madre y la salida
probablemente será una perversión;
◊ 2. Que ocupe el lugar de objeto, en cuyo caso se obtura completamente la salida del deseo,
produciéndose una psicosis; o bien
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◊ 3. Que ocupe el lugar del síntoma de la pareja, en tanto verdad de la estructura de la pareja que
nos asegura una estructuración neurótica.
En cuanto a los niños a ser adoptados, tenemos con ellos una obligación ética no sólo en la intervención
puntual que hagamos con los posibles padres, sino que debemos expresar en las instituciones donde
trabajamos la importancia de acelerar el tiempo en que el niño se encuentra privado del primer contacto
afectivo.
◊ Su retraso traerá consecuencias en el desarrollo, ya que una espera más larga de lo que el niño
puede soportar, se verá convertida en síntoma.
Cuando el niño es mayor de dos años, hay una doble vía de trabajo a realizar:
◊ la adopción debe producirse de ambas partes.
Esta doble elección tiene la dificultad de tener que ubicar un punto de contacto entre diferentes historias,
porque aquí también el niño trae una historia y su propio registro.
Aquí la tarea es realizada mediante entrevistas de juego y si la adopción tiene lugar, se continúa trabajando,
dado que es bastante común, que en el choque de la nueva relación, el niño, por necesidad de unir su
registro anterior a la nueva situación, produzca algún tipo de regresión.
“Adoptivos y adoptantes conforman dos grupos que suponen ser uno”, Eva
Giberti.
Existen dos grupos: el grupo adoptante, y el que estaría formado por los antepasados (biológicos y
culturales) del niño a adoptar.
Este grupo de “los otros” constituye para los adoptantes motivo de temores y fantasías que ilustrarán
una escena imaginaria en la que tales personajes jugarán un papel protagónico respecto de la familia
adoptante.
Pero también existirán las fantasías, deseos, dudas del niño respecto de “los otros” desconocidos,
conformando un grupo construido en y por su imaginario y con el cual entabla vínculos de diversas
características.
Muchas veces, en el grupo familiar constituido por los adoptivos y los adoptantes, la desmentida y la
negación funcionan como soportes para suponer que son un grupo familiar “como cualquier otro”,
omitiendo reconocer la vinculación del niño con el otro grupo y la propia preocupación por la existencia de
esos “otros”.
Las suposiciones previas a la adopción por parte de los adoptantes y las suposiciones por parte de quienes
entregan al bebé –imaginando trascender en la familia de otros- se conjugan para otorgar una existencia
recíproca en dimensión fantasmática a quienes son desconocidos entre sí, pero el niño las unificará y
articulará entramándolas en sus propias redes de sentidos.
El desconocimiento mutuo de reproductores y adoptantes genera un lugar en la familia que posee una
coherencia propia a partir de la cual se sustancian los juicios de atribución destinados a transformar en
hijo al niño abandonado.
Para los adoptantes preocupados por “ser una familia como todas”, las atribuciones preferidas circularán
alrededor de su concepción del orden y el deber.
Los adoptantes no ignoran que hubo “algo” antes que ellos, por lo tanto, ellos serán los encargados de poner
orden en representación de la ley y el deber.
En la función crianza privilegian el “como se debe”, la corrección y el deber que funcionarían como una
rectificación destinada a yugular el displacer que produce el temor de lo heredado.
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Deber y corrección son impuestos al niño para que así no reproduzca una herencia asociada con
inmoralidad, para que no pretenda conocer a sus padres biológicos y para que ame suficientemente a
sus adoptantes.
Por su parte ellos se proponen una vigilancia extrema sobre sí mismos para que no vayan a parecerse a “los
otros”, anticipando una hipotética y temida frase de los hijos: “ustedes son malos”, la cual si fuera proferida, el
hijo dejaría de ser un “buen chico” y se parecería a “los otros”.
Se enfatizan el deber y la corrección presintiendo otras frases: “¡vos no podés gritarme porque no sos mi
padre!” pero en realidad son ellos quienes temen escucharse decir: “vos no sos mi hijo” a partir de una
reacción hostil frente a alguna conducta “negativa” del niño.
Para la cosmovisión de estas familias el intentar poner orden en el caos, representado por los reproductores,
entraña privilegiar no sólo el deber sino un estilo de vida armónico, sin enfrentamientos.
En este modelo el deber funciona como garante del ser, con lo cual se van acumulando una serie de
deberes cuyo cumplimiento coadyuvaría a la creación del ser. Esta situación denuncia el temor ante la
posibilidad de una voluntad contraria por parte del niño; se reiteraría el miedo a una posible “traición” del hijo
aliado con “los otros” portadores de desórdenes.
Los temores respecto de la futura conducta del hijo son postergados en el momento previo a la adopción,
pero retornan y se evidencian potenciando el ejercicio de los juicios de atribución.
Los padres deben “atribuir” a los niños una serie de aptitudes para poder reconocerlos como hijos y
reconocer(se) como sus padres.
Los adoptantes precisan atribuir características de un Yo a alguien que en el primer momento es un
no-Yo para ellos.
Hay que suponer o inventar algo en el niño que permita decir: “es una prolongación mía”.
A su vez, el chico tiene que atribuir “cosas” a los padres; en esto se asemejan adoptantes y
adoptivos. Y en la inmanencia de la recíproca desatribución posible que los convierte en sujetos semejantes,
constituyendo “un grupo”. Pero aquello que los asemeja y los une, es aquello que podría separarlos.
Por lo tanto, adoptivos y adoptantes precisan defenderse de esa posibilidad de desatribuirse “en
serio”, que conlleva la fantasía de devolver al hijo y la fantasía, el deseo y a veces la decisión de irse a
buscar a los padres de origen por parte del chico; puesto que adoptantes y adoptivos no cuentan con
las atribuciones que resulten de la consanguinidad.
Se trata de hacer que el niño se transforme para los padres en “lo más Yo posible” para que no
aparezcan las diferencias que separan a los dos grupos y que la familia adoptante intenta suturar. Aquí
es donde algunos adoptantes introducen la rectificación por medio del deber.
Con el surgimiento del lenguaje se complica la relación entre padres e hijos por la posible aparición de las
frases temidas.
El hecho comienza siendo evidente entre los miembros de la pareja; no es extraño hallar microcompetencias
por reconocerse como “mejor que el otro” en el trato con el niño.
Se trata de una irritación que se genera entre los miembros de la pareja por la percepción de algo no dicho
que se ignora qué sea; donde se juegan saberes y no saberes que “no se sabe qué son”. Lo cual genera un
modo de comunicación que podríamos comparar con una metáfora fóbica, como si se esperase que desde
alguna parte llegara una frase catastrófica.
En esta modalidad fóbica el discurso suele mostrarse vacilante, como si siempre se estuviera ante la
inminencia de un peligro.
Lo que se teme es en verdad la existencia de algo peligroso en el otro (el niño) que podría apoderarse de uno
e inocularlo;
En la fantasía parental se teme a veces a los reproductores que operarían desde el hijo.
De allí el deseo, frecuente, de no “profundizar” en la observación de ciertas modalidades del niño, por temor
de encontrar a los “otros” en su interior.
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Una manera de zafarse de esta situación es la implementación de normas y pautas que configuren el deber
como lo contrafóbico, con un ritmo de características obsesivas.
Y así, no es fácil amar a este niño que les recuerda a los “otros”, quienes podrían formar parte de un grupo
“desdeñable”.
Los hijos en esta situación son conminados a actuar en función del deber desconociendo su posición como
sujetos del deseo inconciente.
Es como si los padres necesitaran oponerse al surgimiento de los deseos e impulsos creativos –los
cuales quedan asociados con la familia de origen- en el hijo remitiéndose a satisfacer sus
necesidades.
Al resultar obturadas las posibilidades de desear, también se obstaculiza en el niño el camino que lleva a
interrogar sobre sus orígenes, y los padres viven en un constante estado de alerta que denuncia que en
verdad son dos grupos que suponen ser uno.
Actualmente se promueve una teoría que sostiene que hay que informar recién cuando el niño pregunta.
Pero, ¿qué es lo que se espera que pregunte?:
1) “¿Yo soy adoptivo?”. Si hace esta pregunta es posible que ya se lo haya informado algún primito, una
empleada de servicio doméstico o un vecino.
En paralelo encontramos otras teorías: decir la verdad aprovechando algún embarazo cercano, o sea, en el
momento menos oportuno. ¿Por qué?:
1- Si se trata de un niño pequeño (3 ó 4 años) no necesariamente dispone de posibilidades asociativas como
para hacer extensiva esa panza que tiene delante hasta una imagen que reproduzca el embarazo de quien lo
gestó.
Entenderá que no estuvo en la panza de su mamá pero, ¿por qué introducir el tema repentinamente, ajeno a
cualquier contexto emocional e íntimo?
2- La información sobre el origen reclama cierto grado de independencia respecto a otros episodios de la
vida. Demanda intimidad debido a la importancia del tema.
A su vez, la madre, ¿se sentirá cómoda refiriéndose a un hecho de tamaña trascendencia, en casa de otra
persona o en presencia de la embarazada?
Porque el niño preguntará frente a la panza visible. Y aún suponiéndola a solas con su hijo, lo que él le
interesa es su posición frente a una panza, o sea, lo que tiene que ver con su historia; y no la panza de una
tía o una amiga de su mamá. Y lo que a ella le importa, tampoco es esa panza controlable, sino la que
perteneció a la otra mujer, la que contuvo a su hijo; esa figura, esa persona-mujer es la que persiste en la
mente de la adoptante y es de ella de quien interesa hablar cuando sea posible.
La presencia de ambos padres es ideal en el momento de la información. No obstante, es habitual que la
madre encuentre la circunstancia oportuna para hacerlo, de acuerdo con lo que ella siente como sintonía con
su hijo, y que el padre no esté. En ese caso, se incorporará cuando llegue.
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Si el niño pregunta por la mujer que lo tuvo en la panza, la sensatez de los adultos sabrá hasta dónde decirle
a una criatura de dos, tres o cuatro años. No parece recomendable explicarle más allá de lo que precisa saber
o podrá comprender. Si alguna vez, siendo adulto, reclama tomar contacto con dicha información, debemos
tener en cuenta que ésta forma parte de la historia de su vida y de su identidad.
Por otra parte, cada familia hace lo que puede, cuando puede y como puede respecto de la información. No
hay claves exactas ni recomendaciones generales, más allá de la necesidad de aliviar la tensión
familiar que resulta de custodiar un secreto y de esclarecer a una criatura que siente “algo raro” entre
sus padres y ella.
Los adoptantes a veces afirman que la señora que lo tuvo se murió cuando saben que no es así.
Falsear ese dato es el resultado de un argumento importante, creen que el niño va a sufrir más si le dicen que
fue abandonado.
Efectivamente, en algún momento de su vida el adoptivo atravesará por sufrimientos, iras, depresiones,
angustias; esto es algo que conviene que sepan los adoptantes, porque quien adopta está obligado a asumir
el procesamiento que el hijo haga de su situación original, y ello suele conducirlos a momentos difíciles y
dolorosos.
O sea: adoptar implica prepararse para ese momento que podrá aparecer a los 10 años, a los 5 o a los 16:
ignoramos cuándo y cómo el adoptivo manejará el conocimiento de su entrega.
Sede de qué poder es el Poder Judicial y cuál es la pregunta que instalan en el Tribunal de Menores aquellos
que vienen justamente a hablar de su no poder y de su poder.
Poder obedecer, poder transgredir, poder visitar, matar y golpear. Pero también poder amar, amamantar,
poder criar un hijo, no poder procrear un hijo.
Desde el discurso del Poder cada organismo jurisdiccional recepcionará las distintas interpelaciones acerca
del Poder y el No Poder y efectuará distribuciones de sentido.
Considerar la trama del poder implica ubicar sus vectores de ejercicio (jurídico, afectivo, cognitivo, económico)
en relación con los procesos pulsionales, a las tradiciones en juego, a los pactos, alianzas y subordinaciones.
El discurso jurídico es el discurso del poder. Esta vinculado al ejercicio del poder social.
Prohíbe, exige, silencia
“es uno de los pocos discursos que hasta prohíbe el silencio porque hay cosas que se deben
decir permanentemente y cree ver la verdad en lo que el mismo dice de sí y el sujeto” (R.
Entelman)
Menores: Lugar de resto, de exclusión social, de aquello que desalojado por operación de desestimación nos
retorna como caricatura desde lo real.
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Se trabaja con una doble marginalidad, la de la locura y la de la pobreza.
Circulan bienes como hijos, de donan hijos, se renuncia a hijos, se pierden hijos, se ganan hijos.
Hijos maltratados, hijos violadores, hijos homicidas.
Trabajar en un tribunal de menores implica enfrentarse con las mayores heridas narcisistas, con la violencia
en sus formas más descarnadas
Los mitos individuales y sociales acerca del sagrado amor parental y el verde paraíso de la
infancia y la adolescencia caen. La niñez asesina.
Aquí el niño no es “su majestad el bebé”, es el niño golpeado, abandonado, delincuente
El conmovedor amor parental se hace añicos y lo familiar se vuelve siniestro: los padres
maltratan, violan, pegan, abandonan a los hijos, las madres renuncian a éstos, los hijos se van
del hogar, roban, matan.
Compelidos a presenciar una y otra vez las fantasías más primarias (seducción, abandono, desamor) la
orfandad y el desamparo atraviesan a la institución, a sus asistidos y a los que trabajan en ella.
Entre climas pasionales y tóxicos, entre fantasías de prohijamiento de repudio se desenvuelve
la vida institucional.
Los Tribunales de Menores, espacios de judicialización de problemáticas sociales, surgen a finales del siglo
XIX recepcionando el concepto moderno de familia y de niñez, concepto que en la actualidad muestra señales
de agotamiento.
Sus medidas vienen a tocar allí al nódulo del entramado afectivo del amor, el temor y el dolor.
Se trata de vínculos entre padres e hijos y de los extravíos de estas relaciones.
Vigilar y castigar, pero también amparar.
Así, amparar al menor, protegerlo, asistir al juez son frases que circulan en una institución en
donde algo del salvataje se expresa.
Salvataje en medio de situaciones sociales e individuales tan complejas que cada uno nos
sentimos en medio de un naufragio.
Así planteadas las cosas, naufragio de por medio, la “evaluación psicológica” de los postulantes para
adopción se aparecerá como una de las tareas menos conflictivas del tribunal.
En general, cuando de adopción se trata, se escucha decir a los miembros del tribunal que es
una de las pocas tareas gratas que allí se tramitan.
¿Qué quiere decir aptitud para adoptar? ¿Buen informe psicológico? ¿Buen informe ambiental? ¿Buena
posición económica?
Cómo psicólogos, profesionales de un decir acerca del sujeto y de la salud ¿podremos sostener tal
ideologización?
Trabajamos en instituciones de poder formal.
No operamos al modo de la clínica, aunque permanentemente la bordearemos.
Nuestra práctica no es psicoterapéutica; pero esto no quiere decir que no nos interroguemos acerca de la
eficacia terapéutica o iatrogénica de la intervención en instituciones que funcionan desde una lógica binaria:
peligroso-no peligroso, imputable-inimputable, apto no-apto
El estar insertos en un servicio de justicia no nos releva del deber ético de velar por la salud de aquellos que
son sujetos de nuestra operatoria.
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Se nos podrá plantear que estamos allí para proteger los intereses del menor. Podemos responder, tal vez,
que contemplar el interés superior del niño no es sostener una óptica de exclusión.
El campo de la adopción incluye la problemática de los niños, de los padres de sangre y de los
adoptantes. Es un campo complejo de inclusiones, pero también de tachaduras y exclusiones sobre lo que
debe reflexionarse.
¿Cuál es la escena que plantean las personas que asisten al tribunal en búsqueda de un hijo?
No es la escena de los padres que golpean ni violan
Hablan del dolor de no poder y del deseo de poder… Pero de un dolor y de un deseo que se designará
en palabras y dará cuenta de los avatares de su subjetividad frente a esta encrucijada
DISCURSO DE MERCADO
Si hay mayor demanda de niños que los que están realmente en condiciones de adoptar ¿por qué no
seleccionar?
Nos llegan personas con diferentes grados de tramitación psíquica con respecto de la adopción
Brindar información del proceso, posibilitar un espacio de orientación y aproximación a la dificultad es parte
de nuestra intervención.
Efectuaremos diagnósticos presuntivos que abran a cuestiones pronosticas.
Si no se opera desde la lógica paradojal, es decir la detección de un problema desestimación, los distintos
recorridos en el proceso que va desde no poder procrear un hijo hasta tenerlo, podrán desplegarse.
Las entrevistas con los padres no se centrarán tanto en la evaluación de la personalidad, sino en las
cuestiones relativas a la paternidad:
La ubicación del hijo en el deseo parental,
su inclusión en el linaje,
las cuestiones del origen,
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el posicionamiento frente a la esterilidad,
la decisión de adoptar,
el deseo que posibilitará el encuentro,
el marco legal o ilegal en que comenzó la búsqueda.
EL IMPERATIVO ETICO
Ante tamaña convocatoria de intervención, nuestra práctica como psicólogos en la institución judicial deberá
ser interpelada por el imperativo ético de la promisión de salud en todos y cada uno de los espacios de
intervención con los sujetos del campo de intervención.
◊ Una sola lectura disciplinaria, una sola mirada no bastan
◊ Dar cuenta del conflicto, más allá de lo manifiesto, localizarlo o enmarcarlo, podrá dar cuenta de
nuestra intervención.
◊ Ahondarlo, historizarlo e interpretarlo, para que sea posible su tramitación terapéutica, escapa a
nuestras posibilidades de intervención en sede judicial.
Ley 24417
LEY 24779. LEY DE ADOPCIÓN
La adopción de menores no emancipados se otorgará por sentencia judicial a instancia del adoptante.
Nadie puede ser adoptado por más de una persona simultáneamente, salvo que los adoptantes sean
cónyuges. Sin embargo, en caso de muerte del adoptante o de ambos cónyuges, se podrá otorgar una nueva
adopción sobre el mismo menor.
El adoptante debe ser por lo menos dieciocho años mayor que adoptado salvo cuando el cónyuge supérstite
adopta al hijo adoptado del premuerto.
Se podrá adoptar a varios menos de uno y otro sexo simultánea o sucesivamente.
Si se adoptase a varios menores, todas las adopciones serán del mismo tipo.
La adopción del hijo del cónyuge siempre será de carácter simple.
La existencia de descendientes del adoptante no impide la adopción, pero en tal caso aquéllos podrán ser
oídos por el Juez o el Tribunal.
Podrá ser adoptante toda persona que reúna los requisitos establecidos en este Código cualquiera fuese su
estado civil, debiendo acreditar residencia permanente en el país por un período mínimo de cinco años
anterior a la petición de la guarda.
NO podrán adoptar:
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a) Quienes no hayan cumplido treinta años de edad, salvo los cónyuges que tengan más de tres años de
casados. Aún por debajo de este término, podrán adoptar los cónyuges que acrediten la imposibilidad de
tener hijos.
b) Los ascendientes a sus descendientes.
c) Un hermano a sus hermanos o medio hermanos.
El adoptante deberá tener al menor bajo su guarda durante un lapso no menor de seis meses ni mayor de un
año, el que será fijado por el juez.
Las personas casadas sólo podrán adoptar si lo hacen conjuntamente, excepto en los siguientes
casos:
a) Cuando medie sentencia de separación personal.
b) Cuando el cónyuge haya sido declarado insano.
c) Cuando se declare judicialmente la ausencia simple, la ausencia con presunción de fallecimiento o la
desaparición forzada del otro cónyuge.
El adoptado tiene derecho a ser oídos por el juez o tribunal durante el juicio de adopción.
Deberá constar en la sentencia que el adoptante se ha comprometido a hacer conocer al adoptado su
realidad biológica.
El juez o tribunal en todos los casos deberá valorar el interés superior del menor.
Adopción PLENA:
La adopción plena es irrevocable.
Confiere al adoptado una filiación que sustituye a la de origen.
El adoptado deja de pertenecer a su familia biológica y se extingue el parentesco con los integrantes de ésta
así como todos sus efectos jurídicos, con la sola excepción de que subsisten los impedimentos matrimoniales.
El adoptado tiene en la familia del adoptante los mismos derechos y obligaciones del hijo biológico.
Sólo podrá otorgarse la adopción plena con respecto a los menores:
a) Huérfanos de padre y madre.
b) Que no tengan filiación acreditada.
c) Cuando se encuentren en un establecimiento asistencial y los padres se hubieran desentendido
totalmente del mismo durante un año o cuando el desamparo moral o material resulte evidente.
d) Cuando los padres hubiesen sido privados de la patria potestad.
e) Cuando hubiesen manifestado judicialmente su expresa voluntad de entregar al menor en adopción.
El hijo adoptivo llevará el primer apellido del adoptante o su apellido compuesto si éste solicita su agregación.
Después de acordada la adopción plena no es admisible el reconocimiento del adoptado por sus padres
biológicos, ni el ejercicio por el adoptado de la acción de filiación respecto de aquéllos.
El adoptado tendrá derecho a conocer su realidad biológica y podrá acceder al expediente de adopción a
partir de los dieciocho años de edad.
Adopción SIMPLE:
La adopción simple confiere al adoptado la posición del hijo biológica; pero no crea vínculo de parentesco
entre aquél y la familia biológica del adoptante.
Los hijos adoptivos de un mismo adoptante serán considerados hermanos entre sí.
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Los derechos y deberes que resulten del vínculo biológico del adoptado no quedan extinguidos por la
adopción con excepción de la patria potestad, inclusive la administración y usufructo de los bienes del menor
que se transfieren al adoptante.
La adopción simple impone al adoptado el apellido del adoptante, pero aquél podrá agregar el suyo propio a
partir de los dieciocho años.
El adoptante hereda al adoptado y es heredero forzoso en las mismas condiciones que los padres biológicos;
pero ni el adoptante hereda los bienes que el adoptado hubiera recibido a título gratuito de su familia biológica
ni ésta hereda los bienes que el adoptado hubiera recibido a título gratuito de su familia de adopción.
El adoptado y sus descendientes heredan por representación a los ascendientes de los adoptantes; pero no
son herederos forzosos. Los descendientes del adoptado heredan por representación al adoptante y son
herederos forzosos.
La revocación extingue desde su declaración judicial y para el futuro todos los efectos de la adopción.
Después de la adopción simple es admisible el reconocimiento del adoptado por sus padres biológicos y
el ejercicio de la acción de filiación.
Adolecerá de NULIDAD ABSOLUTA la adopción que se obtenga violando los preceptos referentes a:
a) La edad del adoptado;
b) La diferencia de edad entre adoptante y adoptado;
c) La adopción que hubiese tenido un hecho ilícito como antecedente necesario;
d) La adopción simultánea por más de una persona salvo que los adoptantes sean cónyuges;
e) La adopción de descendientes;
f) La adopción de hermanos y de medio hermanos entre sí.
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UNIDAD 5: Violencia familiar y dispositivos psi jurídicos
Violencia familiar. Definición y clasificación. Maltrato físico y abuso sexual infantil. Dispositivos de
intervención. Evaluación psicológica. Obtención del testimonio infantil.
VIOLENCIA FAMILIAR.
Toda persona que sufriese lesiones o maltrato físico o psíquico por parte de alguno de los integrantes del
grupo familiar podrá denunciar estos hechos en forma verbal o escrita ante el juez con competencia en
asuntos de familia y solicitar medidas cautelares conexas.
Cuando los damnificados fuesen menores o incapaces, ancianos o discapacitados, los hechos deberán ser
denunciados por sus representantes legales y/o Ministerio Público. También estarán obligados a efectuar la
denuncia, los servicios asistenciales sociales o educativos, públicos o privados, los profesionales de la salud y
todo funcionario público en razón de su labor.
El juez requerirá un diagnóstico de interacción familiar efectuado por peritos de diversas disciplinas para
determinar los daños físicos y psíquicos sufridos por la víctima, la situación de peligro y el medio social y
ambiental de la familia.
Dentro de las 48 hs de adoptadas las medidas precautorias, el juez convocará a las partes y al Ministerio
Público a una audiencia de mediación.
La reglamentación de esta ley preverá las medidas conducentes a fin de brindar al imputado y a su grupo
familiar, asistencia médica y psicológica gratuita.
Esta ley le da la facultad al Juez Penal de disponer (en ciertos casos) medidas cautelares tal como lo haría
el Juez Civil.
En Argentina, las afecciones psicosomáticas, los accidentes de todo tipo, la violencia en todas sus formas,
constituyen las formas más corrientes de la psicopatología cotidiana.
Perdidas las ilusiones y utopías, desestimados los afectos, el sujeto es enviado a su fragmentación.
Abolida la significatividad anímica del trabajo y reducido este al mero esfuerzo doblegante, cobra hegemonía
la dimensión numérica sobre la significativa.
La violencia instalada en lo social, institucional, familiar, nos muestra nuestro estar mal en la cultura.
Un discurso jurídico político de libertad y relaciones humanas de violencia, marginación y explotación.
Dominación de una parte de la sociedad sobre otra, de un individuo sobre otro.
Relaciones de poder:
Entre clases,
Entre padres e hijos,
Entre varones y mujeres.
Considerar la trama del poder, implica ubicar sus vectores de ejercicio (jurídico, afectivo, cognitivo,
económico), en relación a los procesos pulsionales, a las tradiciones y relaciones en juego, a los pactos,
alianzas y subordinaciones.
Así la familia, los sistemas políticos culturales y religiosos confluyen en sostener la eficacia de un orden de
formación de subjetividades, que posiciona a los sujetos como vencedores o vencidos, poseedores o
desposeídos, victimas o victimarios.
Freud:
Cultura como contrato y regulación de las dimensiones de dominación y poder desde la perspectiva de la
obediencia de efecto retardado y la agresividad.
Una de las características que distingue los avances de la humanidad y su separación de la barbarie es la
aparición del rechazo de la violencia ejercida contra un semejante.
… la violencia es quebrantada por la unión, y ahora el poder de estos unidos constituye el derecho en
oposición a la violencia del único.
Este estado es más bien teórico, ya que la situación se complica por el hecho de que la comunidad incluye
desde el comienzo elementos de poder desigual, varones y mujeres, padres e hijos, y pronto, a consecuencia
de la guerra y el sometimiento, vencedores y vencidos que se transformas en amos y esclavos.
Violentamientos económicos, políticos, legales, eróticos…
El prójimo como motivo de tentación para ser explotado, aprovechado sexualmente sin su consentimiento,
humillado: HOMO HOMINI LUPUS.
EL PODER DESPÓTICO
La violencia fue ejercida en la historia en nombre de ideales políticos y religiosos…
¿Qué pasa cuando la descarga violenta se produce fuera de la norma dictada por la cultura?
Un límite, una barrera en la destructividad parece haberse atravesado.
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Una legalidad “ilegal” interna al grupo lo atraviesa golpeando el cuerpo social.
La violencia no es una categoría psicopatológica: se define en lo social.
Violencia, del latín VIS→ violentar, forzar, maltratar, vigor, poder, ataque, influencia
También: violo: ultrajar, profanar, deshonrar.
La violencia como ejercicio del poder de uno o más sobre otros, que no son reconocidos como
sujetos de deseo, quedando reducidos a objetos de descarga.
Así, existen actos violentos, discursos violentos, en donde el otro queda sometido a una situación de
impotencia e indiferenciación.
El poder puede venir de la fuerza física y violencia desde aquí designará esta, al tiempo que remite al uso de
una superioridad física, en principio como imposición irresistible.
Quien cree ser la ley, en lugar de someterse a ella, no ejerce autoridad sino autoritarismo:
Desconoce la alteridad. Es un déspota colocado en el lugar del amo.
¿Qué es un déspota?
Para los griegos, un padre de familia, pero cuyo poder despótico se ejercía sobre los esclavos.
El poder sobre los hijos, o las mujeres era otra cosa para la concepción aristotélica.
Los poderes de padre y marido, como los del rey, se ejercían sobre hombres libres, mientras que el poder
despótico sería el de un hombre libre sobre uno privado por naturaleza de su libertad.
El esclavo es como una parte del amo, como una parte viva pero separada de su cuerpo…
En el ejercicio del poder, la autoridad se ejerce porque se posee saber y se aprende a ser jefe, habiendo
antes aprendido a obedece.
En cambio en el poder despótico, el que manda no tiene la obligación de hacer las tareas necesarias, sino
solo de aprovecharlas.
Si hay un saber del déspota, es solo un saber de aprovechar…
La estructura de dominio del déspota domestico es: poder puro, absoluto y natural.
En el S XVIII:
Se empleará para calificar los abusos y perversiones de un poder real asimilado a un poder paternal.
Despotismo: forma de gobierno de la cual el soberano es dueño absoluto, tiene una autoridad ilimitada, un
poder arbitrario, cuya única norma es su voluntad.
Así la categoría de poder despótico, dará cuenta de un dispositivo de poder, condición de ejercicio de ciertas
relaciones que atraviesan lo doméstico y lo político, lo privado y lo público.
Es esta categoría lo que permite analizar qué implica como recorte empírico la violencia familiar, sus
condiciones de producción y sus efectos resultantes.
Abuso sexual
Maltrato corporal
Maltrato emocional
Abandono físico
¿Qué es lo que ocurre en estas familias, en las que queda actuado lo que en la neurosis fue reprimido
y vehiculizado a través de la sublimación?
62
El análisis de estas configuraciones familiares nos muestra la instauración de una pequeña gran ley, tal que
el autoritarismo y el poder despótico, establecen un poder cerrado, dificultando todo clivaje.
En ellas por endogámicas parece desconocerse la prohibición del incesto
Desde allí que no se conozca otra forma de paternidad que la violenta.
- Un déspota en lugar de amo, se arroga el derecho del dominio del cuerpo del otro,
como propio.
- La esclavitud a un ser violento y posesivo enmarca a otro como lugar de desborde
voluptuoso, de exceso pulsional.
Alguien trasmuda su angustia en violencia despótica y otro queda invadido por
una exigencia pulsional que no se puede tramitar.
Se podrían puntualizar dos tipos de desbordes afectivos en dichas configuraciones vinculares, que dan
cuenta de la relación de aquellos que ocupan lugares parentales y de hijos:
- Por un lado estallidos afectivos irrestrictos (dolor – odio)
- Por el otro desbordes de erogeneidad incestuosa apenas disfrazados.
La imposibilidad de freno a ambos tipos de desarrollo no deja paso a la ternura y en consecuencia ciertas
funciones, que solo pueden surgir a costa de una inhibición de la pulsión se constituyen en forma precaria.
Estallidos afectivos desbordantes, aturdidores arrasan la conciencia.
Por esto es que gritos, golpes, muecas, intrusiones sensuales violentas alternan con discursos catárticos y
momentos de indiferencia hostil.
La espera infructuosa de una palabra tierna de ese otro del que se depende se expresa en un estado de
dolor, que por su intensidad carece de matiz afectivo.
Indiscriminación propia del harem, regida por la ley de la entrega, se pierde en estas familias la función
anímica esencial del despliegue de la singularidad.
La función paterna metaforiza al déspota oriental, quien consagra todo su tiempo al placer, se anula, en y
por el goce mismo, tiene el poder pero en el fondo es el fantoche de la madre.
Hacedor de la ley, portador de una ley endogámica, el padre se presenta como un ser todopoderoso y
sin fallas.
- A él todo le pertenece
- Todo es posible dentro de estas células mortuorias, lo malo y lo bueno.
- Circula una promiscuidad violenta, en la que el intercambio de objetos crea
una indiferenciación entre los cuerpos.
La ausencia de una legalidad lindante y protectora permite el mantenimiento de una simbiosis patológica
previa, de un enlace narcisista entre los miembros del grupo.
En estos vínculos familiares sobreviene una regresión por claudicación de quien debería instaurar un orden
sujeto a una legalidad que lo trascienda.
Predominan defensas del orden de la desmentida y desestima.
La violencia se instala en el lugar de un pensar tierno y de la creación de espacios comunes
diferenciados.
Descualificación de jerarquías y funciones, inversión del sentido protector-amortiguador de la función parental,
la invasión afectiva es el modo central del vínculo familiar.
Reinado de la sensualidad violenta, un cuerpo se introduce en otro durante el acto sexual y otras acciones.
63
UN EXTERIOR PELIGROSO
Los intercambios en el espacio externo son clandestinos:
No se puede abandonar el harem
Hacerlo es fuga y traición a un pacto secreto de violencia irrumpiente.
A menudo estas familias se quejan de soportar presiones del medio, lo cual da cuenta de su posición ante su
realidad pulsional
El criterio de distribución entre voluptuosidad y ternura en los vínculos interindividuales es tal que amenaza la
posibilidad de la representación de los exteriores a la familia.
El exterior les aparece como la violenta invasión de una maraña afectiva.
La deconstrucción de ensambladuras psíquicas se expresa en pérdidas de proyectos, tiempos y espacios.
Como las dimensiones espaciales y temporales forman un conglomerado no desplegado en ellas no pasa
el tiempo, no hay proyectos
La ausencia del parricidio, necesario desde lo simbólico a la vez que autorizado por la cultura hace que
desde lo real insista golpeando la muerte.
Sin embargo para ellas los peligros están afuera:
Los accidentes se tienen en la escuela, los vecinos agreden verbal y sexualmente, los médicos maltratan…
64
ESPACIO JUDICIAL ¿POR QUÉ LA VIOLENCIA?
La violencia familiar interpela y la práctica y fantasmática institucional responde
Entre climas melancólicos y paranoicos la institución judicial separará, dará a cada cual lo suyo.
Intrusiones violentas tomarán la apariencia de exhortación al cambio y al dialogo.
Dispositivos intervencionistas se instalarán en el nombre de una eficacia del hacer.
La institución recepcionó una denuncia, ahora desde nuestro lugar de psicólogos nos corresponde
escuchar.
Desde nuestra escucha la denuncia puede ser intento de salida, pero también escándalo.
Presa del escándalo muchas veces, la institución, instala al niño en este lugar.
Para nuestra escucha la construcción de un acontecimiento y no del hecho empezará a
perfilarse
¿Cómo responder sin violentar? ¿Cómo mirar y escuchar sin que la mirada y la escucha repitan la
ceguera erótica parental? ¿Será soportar la catarsis nuestra función?
El discurso catártico es necesario pero no suficiente
Devolver algo de la descarga catártica en forma metabolizada
Escuchar apuntando no a la anécdota sino al sentir
Prestar palabras como sostén
Crear condiciones para que alguien aturdido pueda empezar a pensar acerca de los acuerdos que no fueron
tales, sino sometimientos; de las complementariedades que no fueron tales sino imposibilidades de acceder a
un lugar diferenciado.
Posibilitar la reflexión acerca de un proyecto que implique alguna promesa identificatoria en juego
Dejar hablar tras el discurso catártico al matiz afectivo no sentido, favoreciendo la emergencia del afecto,
fundamento de toda posibilidad de subjetivación, para que un cuerpo quede disponible a la eficacia simbólica
Nos ocupa otra escena de la marca del cuerpo y nos ocupa otra escena de la medida judicial
Asesorar a un juez, será allí brindar hipótesis que le permitan desplegar estrategias procesales, reflexionar
acerca de lo que se puede salvaguardar en cierto tiempo, dar cuenta que las medidas judiciales deberán
responder a una lógica causal y no casual,
Desbaratar la lógica de lo inesperado y de ser posible consultar al niño y a sus padres y explicarles el por
que.
“Los padres tiene un efecto estructurante sobre sus hijos cuando dicen lo que hacen y hacen lo que dicen y
cuando asumen sus debilidades sino pueden corregirlas” sería deseable que la institución judicial también.
Estos modelos aprendidos determinan las vicisitudes de las relaciones en una pareja.
En la situación de violencia conyugal circularía una ideología compartida por amos referida a una
“exageración” de los atributos de la masculinidad, y un lugar consensuado acerca de la subordinación
femenina que favorece y legitima la violencia y el control sobre la mujer.
Caso:
Mujer de 30 años
Abatida, derrotada
Llora y habla de forma monocorde
Asiste porque esta vez sí, no dudo en denunciar a su marido del que se encuentra actualmente separada.
Ya que se entera por su hija menor de que el marido abuso durante 4 años de su hija mayor actualmente de
10.
Las escenas de violencia, golpes e insultos, se suscitaron desde el principio de la pareja
1. La posesión y el ser
2. El aspecto económico
3. Los efectos del corte
4. El otro como desestimante
5. Retracción y abulia
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1. LA POSESIÓN Y EL SER
Susana se mueve en una lógica de contraposición entre “lo propio y lo ajeno”, ante otro, su marido que le da
el ser.
Solo sintiéndose propiedad de él, ella siente que es.
Por el contrario si se siente ajena en relación a él, siente que no es.
Cuando ella es, lo es a través de él
Su ser reside en el otro.
Ser propiedad de el es la forma en que ella se siente siendo.
Ser es estar inscripta psíquicamente en la mente de otro relevante.
Si ni siquiera le pegara, si no se pusiera celoso, ella no estaría inscripta; ella sería nada.
El ser pegada adquiere una primera significación, en tanto ser pegada pareciera ser para ella testimonio de
que es de él, y por lo tanto es.
Si él no la convierte en propia y queda como ajena se produce un borramiento; donde ella estaba, ahora hay
un vacío.
En el relato insiste una escena en la que distintos personajes tratan de poner freno a los golpes. Ella se
refiere sistemáticamente a estos diciendo que “se meten”. Da cuenta de una vivencia de intrusión
perturbadora en esa unión en la cual ella está siendo, poseída.
No se juega aquí la dependencia amorosa ligada al discurso de la feminidad, donde la problemática se
centraría en torno a la identificación secundaria.
Ser esposa, amante, hermana, a condición de ser amada es la servidumbre del esclavo al amo en
demanda de amor…
Pero esposa, amante, hermana, son predicados de un sujeto ya constituido.
No estamos hablando aquí tampoco de un goce masoquista ser golpeada. Es la inermidad psíquica y
el desvalimiento anímico.
La problemática planteada por la dependencia amorosa y el masoquismo se mueve en el terreno de la
eficacia simbólica, mientras que en las “patologías del desvalimiento” el eje de la perturbación no reside en el
ámbito de las representaciones preconscientes o inconscientes, sino en el de la constitución misma de la
subjetividad y su claudicación.
Cuando hay una perturbación considerable en el vínculo, esta distribución posicional suele darse invertida,
quedando así el niño ubicado como lugar donde la madre descarga sus tensiones, situación que suele
reeditarse en los vínculos posteriores.
Cuando Susana es pegada se ubica como filtro para la descarga de otro. Le atribuye a él una tensión
insoportable y ofrece su cuerpo como para que él se descargue. “El buscaba cualquier cosita, cualquier
motivo, para pegarme” “yo estaba, siempre estaba allí. No decía nada, me aguantaba”.
Dos partos, dos hemorragias a posteriori de separarse del hijo como una parte del cuerpo propio… la casa
vacía.
Allí se desangra, vacío libidinal, vacío inmenso representado por la casa vaciada; vacío del cuerpo, vacío del
hábitat, vacío sin él.
En el lugar del corte, un único cuerpo que se desangra.
En las frases anteriormente citadas se encuentran condensados los dos momentos oportunamente
detallados: ser pegada y luego quedar como desecho, ajena.
Su discurso manifiesto muestra la eficacia de la condensación de dos momentos, de modo tal que atribuye el
hecho de ser ajena a ser pegada.
En estas situaciones, y ante él, visto como un loco desestimante aparece un estado de pánico paralizante,
carente de matiz afectivo
“Cuando la nena tenía 3 meses y lloraba mucho, él la sacudió y la tiró por el aire; yo pensé que me la
reventaba contra la pared”, -entra la suegra y le dice que estaba loco- ¿Qué hacía ud.?” Le pregunta la
entrevistadora “yo siempre estaba allí, y no decía nada, me aguantaba”
En el relato de la escena y en esta misma no aparece la vivencia de miedo o pánico, como así tampoco algo
del orden de la hostilidad necesaria para separarse.
Este terror no sentido produce un estado de parálisis, al modo de lo descripto por Freud cuando se refiere a la
hipnosis provocada por terror n los animales “una de sus particularidades (de la hipnosis) consiste en una
especie de parálisis resultante de la influencia ejercida por una persona omnipotente sobre un sujeto
impotente y sin defensa, particularidad que nos aproxima a la hipnosis provocada en los animales por terror”
Hay varios familiares que denuncian el lugar de Walter como loco, ante lo cual ella alude a un
enmudecimiento por terror no sentido: “yo siempre estaba ahí y no decía nada. Varias veces empezó a
estrangularme, yo me quería separar y él no me dejaba” Nunca se fue porque él no la dejaba. No es su
voluntad la que está en juego, es siempre solo la de él.
5. RETRACCIÓN Y ABULIA
Dice de la hija que fue abusada “no es despierta, duerme una barbaridad, no ve bien, hay que explicarle las
cosas varias veces.”
Advertimos aquí un estado de retracción libidinal, en el que la libido no recae sobre una imagen de sí, como
por ejemplo en el delirio de grandeza, sino sobre los órganos.
68
Se crea un estado similar al que Freud describe cuando habla de la economía del dormir sin sueño, de tal
forma que el sistema percepción-conciencia queda relativamente desinvestido y ella va por el mundo como
dormida.
Da cuenta de esta situación de modo proyectivo cuando habla de su hija como dormida. Y en este estado
relata los detalles más crudos relativos a como su marido abusaba de su hija.
Nuevamente parece referirse a esta situación cuando elude al aislamiento y desconexión:
“vivíamos en una casa, fuera de toda civilización”. Esta es una retracción triste en relación a un dolor no
sentido, que implica un drenaje libidinal y dejarse morir.
Así se presentará desde un estado abúlico en el cual confluyen la eficacia de ser desestimada por un
déspota loco, la de quedar como un desecho y el empobrecimiento libidinal correspondiente a un dolor sin
conciencia y el dejarse morir (darse de baja respecto de las investiduras narcisistas y de autoconservación)
Así el interrogante ¿por qué se queda, por qué no se va? Puede ser entendido como efecto de la pasividad
inherente al estado abúlico.
CONSIDERACIONES CLÍNICAS:
Estas situaciones bordean siempre algo de lo incomprensible; nos dejan perplejos.
Ante la inermidad de otro violentado aparecen inermidad y abrumamiento compartido cuando el relato de la
violencia arrasa.
La conmoción por inundación traumática que promueve la escena nos desliza a veces hacia el lugar del
descrédito de las palabras del que consulta.
El plus de real de la escena violenta, la ausencia subjetiva del que la relata, nos lleva a escuchar espantados
el hecho.
Ante la afrenta narcisista de la imposibilidad de utilizar las categorías que supuestamente nos habilitan como
analistas surgirá hostilidad e incertidumbre.
Reconocernos preguntando lo que nunca preguntamos, haciendo lo que nunca hacemos nos descoloca de
nuestro lugar habitual. ¿Cómo ubicarnos ante una mujer que no puede hablar de sí misma?
Cuando se le pregunta acerca de su sentir, hablará del sentir de él.
No hay deseos ni voluntad ni decisión.
Si bien este tipo de problemática respecto a la patología del desvalimiento que implica:
Carencia representacional
Abolición subjetiva,
Abulia,
Retracción,
Dependencia esencial en relación a alguien configurado como un déspota loco.
Supone un cambio en el abordaje y en las estrategias clínicas, aquí nos circunscribiremos a algunas
consideraciones respecto de las preguntas que encabezan el presente trabajo ¿por qué se queda? ¿Por qué
no se va?
Podremos interrogarnos acerca de la eficacia de formularle la pregunta a ella, lo cual conlleva, además, el
riesgo de quedar ubicados como aquel que se mete de modo intrusivo y violento, aquel que viene a producir
un desgarro, instando a una separación imposible.
69
Si el ser golpeada tiene que ver con el circuito de la posesión, con un lugar de investidura libidinal que otorga
un ser, toda intervención que sea vista como cuestionadora del vínculo será sentida como una intrusión
perturbadora.
El riesgo sería no escuchar el riesgo, y quedar como un testigo complaciente en relación a una situación de
peligro real, ya sea como un superyó cruel que exige una proeza imposible.
“creía en él y le perdonaba todo” Se trata aquí de una fe ciega, no de un creer sustentado en un dar crédito a
la palabra del otro.
Creer y perdonar desde un lugar en que la separación es posible implican una decisión como acto realizado
desde un sujeto plenamente constituido.
Muy otra es la situación donde el crédito y el perdón son solo nombres de una dependencia esencial, en un
vínculo que es preciso mantener a cualquier precio.
Por último, consideramos que en el horizonte de las intervenciones posibles apuntaremos más a la
construcción del sentir, que a la dimensión del actuar.
APUNTES:
5 ordenadores para responder a “por qué se queda? Por qué no se va?” – Lanza Castelli y L. Alvarez
(PS – AE – EC – OD – RA)
PS – La posesión y el ser: Solo sintiéndose propiedad del marido siente que es. Si la ignorara, ni siquiera
estaría inscripta. Relacionada con la constitución de la subjetividad.
AE – El Aspecto económico: Madre como filtro de descarga pulsional del bebé. Cuando hay perturbación en el
vinculo, estas posiciones se invierten (la madre descarga en el chico) – se re-editan los vínculos posteriores –
mujer como filtro para la descarga del otro. 2 momentos: 1) propiedad de él, se ofrece como lugar de
descarga. 2) cuando él se va, se queda sin ser.
EC – Los efectos del corte: Cuando él no está, se produce el corte, el vaciamiento libidinal. Familia como
cuerpo único, separación como desgarro (hemorragia libidinal).
OD – El Otro como Desestimante: Lugar del hombre como “déspota loco”. Pánico paralizante, carente de
matriz afectiva.
RA – Retracción y Abulia: Pasividad, estado de retracción libidinal, dependencia del déspota loco.
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Voy a intentar desarrollar la siguiente hipótesis: un "buen pasaje" por la violencia primaria,
predispone a que la violencia secundaria, se atenúe, o aun no se presente.
Podemos designar al plano primario, constitutivo, como violencia de la estructura. Diversidades
fenoménicas ligada a las operaciones mismas de constitución subjetiva.
Lacan propone una lógica que articula dos operaciones: Alienación y Separación.
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Fantasma masoquista propiciatorio y precondición del llamado al sacrificio o a la repulsa violenta contra ese
lugar.
Orienta a los límites de su realización en actos con los otros.
Genera lugares, acude a la búsqueda potencial del castigo, y al mismo tiempo responde defensivamente en
formas de "criminalidad" no siempre contenibles en latencia.
El ser humano, para devenir un sujeto en orden a los intercambios, ha de pasar por tiempos de
constitución preñados de rivalidad, amores y odios, celos y envidias, deseos incestuosos y
criminales.
Tensiones libidinales cuyo destino es, en el mejor de los casos, su aligeramiento, su sublimación
relativa.
La propia constitución subjetiva instala un margen de discordancia irremediable con el mundo.
Un lugar inscripto como malestar en la cultura, subproducto del narcisismo y de la servidumbre imaginaria.
La historia del hombre, no es sino su testimonio.
La violencia cobra diversidad de modos, que no habría que apurar en equivalencias: hay violencia de los
cuerpos, hay violencia en el discurso.
El énfasis mayor se suele formular en orden a la violencia física, la violencia y el cuerpo. El maltrato corporal y
el abuso sexual son sus expresiones más crudas.
El acto violento emerge en el límite de la acción dialéctica.
En su insuficiencia o en su imposibilidad.
El pasaje al acto violento implica una ruptura del espacio de intersección intersubjetivo habitado por la
palabra.
No todo sujeto está igualmente dispuesto al pasaje al acto violento.
Hay condiciones predisponentes a la violencia de orden familiar y/o cultural.
En cualquier caso, la ruptura que el pasaje al acto violento tipifica, entraña una forma particular de respuesta
frente una irrupción intramitada de la angustia, frente a un estado de turbación, a la inquietante proximidad
escénica de un goce oscuro cuya interrupción se impone.
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La injuria, el insulto, el agravio, la ofensa, la humillación, el desprecio, la afrenta, la infamia, son entre tantas,
las formas que adquiere la violencia aún en el límite de la lengua.
Y no es solo el contenido semántico lo que se pone en juego.
Tiene un orden de determinación fundamental la correlación de posiciones discursivas, de posiciones
enunciativas en que se formulan. (1)
La violencia discursiva llega a la eliminación de la interlocución.
Es su forma más sutil, implica la transformación del prójimo en semejante. La eliminación de la
diferencia.
Las condiciones actuales y actuantes, derivan en una particular acentuación de las caducidades de la función
paterna como operador de la ley y donador de emblemas e ideales.
¿Cuáles son las condiciones para atemperar, para sublimar, la violencia en la familia?
Propongo una enumeración no taxativa:
La existencia de una trama de lugares pulsionantes y de deseo en relación al lugar del otro
Las operaciones de puesta de límites, ordenadores de espacios de goces diferenciales, algunos interdictos,
otros posibilitados.
Que el límite oferte, al mismo tiempo, algún mínimo indicador emblemático, algún ideal no rígido, alguna
insignia.
Que los padres acudan a la cita. Que estén en el plano del deseo, del límite, de la prohibición y en la
donación y aceptación del espacio de diferencias matizadamente confrontativo, que el sujeto requiere.
Lacan plantea en relación a las eficacias de un análisis, el deseo como reducto subjetivante, pero no como
deseo puro, sino marcado por la impureza del amor. Con una idea, difícil de no idealizar; la de un amor
desprendido del contexto de rivalidad amor-odio narcisístico. (2)
En donde la asunción del límite, de la castración, de la relación con lo imposible, en términos del vínculo con
otros se defina como tolerancia. (3) Tolerancia que supone el respeto por el lugar del prójimo, del alter, del
diferente. La destitución del narcisismo de las pequeñas diferencias, sostén de muchos fundamentalismos
culturales y familiares.
Entendería que esta enumeración puede ser una "buena receta" para aligerar, o "curar" la violencia familiar.
UNIDAD- 5. ASI
LA INTERVENCIÓN ABUSIVA
Perplejos ante la urgencia a veces se responde mecánicamente a ella.
El equipo pericial muchas veces debe efectuar la tarea en condiciones ambientales totalmente inadecuadas
y en un mínimo de tiempo, que resulta insuficiente para abordar la problemática (muchas veces 1 sola
entrevista)
La urgencia para la toma de decisiones judiciales nos deja muchas veces sin tiempo para la reflexión acerca
de la correcta evaluación de la problemática, suscitándose así diferentes tipos de efectos indeseables:
revictimización de los niños y efectos de traumatización vicaria en los operadores.
Los niños abusados sexualmente llegan a sede judicial con un profundo grado de desvalimiento y
vulnerabilidad psíquica.
Muchas veces la develación del niño provoco la expulsión del padre del hogar, y el niño desde su pequeña
estatura, deberá soportar, además de la pesada carga que implica la traición abusiva, la de ser designado
como el responsable de haber provocado el quiebre familiar.
El mandato endogámico en esas familias es “de eso no se habla”, entonces el hablar es fuga y traición.
Hablar puede ser un salto al abismo.
Cuando se trata de situaciones en las que predomina el maltrato físico, la mayor parte de las veces los padres
asisten forzadamente a la citación judicial, enviados por la escuela u hospital, sin implicarse en aquello que
los motivó.
Otras son traídos por personal policial
Otras son los padres que traen espontáneamente a su niño violento, y al desgranarse el relato
infantil, este no hará más que dar cuenta de la violencia parental.
Habitualmente los padres se ven invadidos por una sensación de ajenidad, respecto de una intervención que
o comprenden, y que a veces tienen razón ante lo absurdo de las operatorias judiciales.
No viene a atenderse, no demandan nuestra intervención. A lo sumo quieren que no se los
moleste más.
Generalmente dicen que se sienten presionados por la intervención, dando cuenta de las
dificultades para tramitar la exigencia de sus propias mociones pulsionales.
Viven al otro como profundamente intrusivo.
A menudo no toleran las exigencias de sus hijos, pero tampoco toleran su ausencia
Un eje a tener en cuenta es que los violentos no consultan, no solo por el temor a las
consecuencias penales de su accionar, sino por la especificidad de su funcionamiento psíquico.
Ante la imagen caótica de su cuerpo, evitan el cuerpo a cuerpo de la consulta, ponerse al
abrigo de una mirada que les resulta aniquiladora porque equivale al tacto.
Habitualmente las entrevistas con los padres tienen aspectos conflictivos, no están en una situación de
igualdad con respecto quienes deberían ayudarlos,
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Existe una simetría fundamental, en general son objeto de menosprecio, en el mejor de los
casos son considerados incapaces.
Detrás de la defensa del niño se perfila un juicio de valor sobre los padres.
Las entrevistas con los niños que han sido abusados sexualmente nos enfrentan con su desvalimiento y
el nuestro ante la crudeza de la escena, de lo insoportable de su escucha.
Muchas veces la develación se efectúa en medio de la confusión perceptual enloquecedora
producto de la situación traumática abusiva.
El horror provoca el descrédito y la desmentida atraviesa todos los estamentos.
se descree de la identidad del autor, de la realidad del hecho y de la participación del
mismo. (“no puede ser cierto que sea mi padre”… etc)
Ante la complejidad de la problemática, la mayor parte de las veces la evaluación del ABSI se efectúa
desconociendo los aportes de las entrevistas semi-estructuradas específicas para ABSI, los parámetros para
la evaluación de testimonio de los niños, y los modelos de evaluación de riesgo, o sea se abusa de los
mismos…
En una loco omnipotencia abusiva, se intenta dar cuenta de la probanza de los hechos y no de la subjetividad
de los sujetos en juego.
El psic será a la vez detective y juez, renegando de su identidad.
Muchas evaluaciones tienen un complejo marco teórico pero no responden a la demanda de la operatoria
judicial
Otras reproducen el modelo de intervención anglosajón que producen re victimización a los niños y padres en
su rotulación.
En la búsqueda de protocolos que se adecuen al proceso legal de búsqueda de la verdad se transforma a la
evaluación psicológica en una nueva instancia abusiva. Confundiendo los registros de verdad subjetiva y
realidad material.
En el primer caso se acalla la palabra de alguien que pudo romper un pacto de secreto y por abandono
institucional se lo vuelve a enmudecer.
Siniestramente se plantea la situación a mayor desamparo institucional mayor reproducción del desvalimiento
psíquico y vulnerabilidad subjetiva.
Se reproduce el clima violento familiar cuyo lema es “aquí no pasó nada” o “de eso no se habla”
Se reproduce la instancia que obliga a no saber y a no darse cuenta y a callar, tan cara a los vínculo
despóticos.
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En el segundo caso, asistentes sociales, psicólogos, actúan como investigadores, fiscales o defensores,
requiriendo que alguien violentado haga y diga lo que no puede desde su estado de inermidad psíquica.
Se violenta así con la intervención, abroquelando a la familia en situaciones paranoicas desde la cual
rechazan toda posibilidad de intervención o promueven una escalada violenta.
Si el tiempo de la violencia ejercida contra los niños es un campo traumatizante, también lo es para los
operadores que trabajan en el mismo, observándose reacciones pasionales, tóxicas y traumáticas que
degradan la intervención.
Implicación y desimplicación emocional
Se pasa de revestir omnipotentemente el rol y ser un salvador heroico de los niños violentados a sentirse
tan desvalido y desprotegido como estos.
Se oscila entre la reparación omnipotente y la desesperanza.
Dentro de lo legal se considera que una intervención judicial efectiva debe ser rápida, equilibrada y
eficiente y por sobre todas las cosas, garantizadora para el sujeto, sobre todo cuando ese sujeto es un
niño.
Fases de la entrevista:
Fase 1:
Establecer Rapport
Presentarse y definir roles
Evaluar el lenguaje verbal y gestual, y aspectos mnésicos
Que relate por lo menos 2 episodios de su vida que sean independientes del abuso.
Fase 2
Introduciendo la problemática
¿Sabes por qué estamos reunidos hoy?
Si no surge espontáneamente la temática, la introducen a través de generalizaciones del tipo: “a muchos
chicos les cuesta contar algo que los puso incómodos”
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Fase 3
Fase de narración libre
Se escucha el relato del niño sin interrumpirlo.
Fase 4
Fase centrada en la problemática del abuso
Brindan material de juego (le soliciten que juegue con las muñecas anatómicamente correctas)
Fase 5
Concluyendo la entrevista:
Se le agradece su presencia, se le pregunta si tiene algo que agregar y se explicita cuáles son los próximos
pasos.
En nuestro medio se ha comenzado a implementar mecánicamente este modelo, sin ningún tipo de
consideración al respecto del probable efecto revictimizante para el niño del uso de muñecas sexuadas, ni de
interrogación respecto al marco conceptual de la operatoria.
Existe en la comunidad científica una considerable controversia respecto al método en que estas entrevistas
son realizadas
Los críticos sugieren que el proceso de entrevista en sí mismo compromete la validez del diagnóstico de ASI,
al conducir al niño a la revelación a través del tipo de preguntas formuladas, el refuerzo diferencial para la
revelación, o la introducción de información sugerida, etc.
Es importante considerar la relación del niño con la fantasía y revisar permanentemente la certeza de ciertas
afirmaciones.
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A diferencia de otras formas de abuso de niños, el abuso sexual con frecuencia no deja marcas.
Por lo tanto, si bien el examen médico puede brindar información importante, la evaluación psicológica del
niño, tiene especial significado.
La entrevista puede ser para el niño que ha sido abusado la primera oportunidad para hablar de lo que ha
sucedido a un adulto que desde una posición empática está dispuesto a escucharlo con calma y sin críticas.
Estas entrevistas pueden tener un efecto terapéutico, si algo de una experiencia avergonzante pudo ser
puesta en palabras, si el que escucha no indaga persecutoriamente, si el envoltorio sonoro del entrevistador
es tranquilizador.
El examen médico debiera realizarse a continuación de la entrevista semiestructurada, a menos que se haya
producido una agresión física.
Durante la entrevista se prepara al niño para el examen médico, anticipándole lo que va a suceder en los
pasos siguientes.
Especialmente con niños pequeños, puede resultar muy útil disponer de una mesa baja, sillas confortables,
materiales de dibujo, juguetes, como una casa de muñecas, autitos y muñecos de ambos sexos y que puedan
representar diferentes edades.
Entre los materiales más importantes se debe contar con arenero y elementos que permitan la posibilidad de
jugar con agua, tierra y arcilla.
Un período inicial de juego libre permite observar el juego espontáneo del niño.
No existen elementos específicos para asegurar el diagnóstico del abuso sexual mediante el juego.
Las observaciones de las interacciones arrojan luz sobre aquellos casos en los cuales hay discrepancia entre
el informe del adulto con lo que se observa.
Las áreas a tomar en cuenta en las entrevistas semiestructuradas con los padres comprenden:
La percepción del adulto de las declaraciones en relación a la sospecha de abuso, las creencias o
explicaciones de por qué el otro padre expresó esas declaraciones, etc.
Experiencias pre y post natales vivenciadas con ese hijo particularmente.
Experiencias cotidianas con el niño y temas relacionados con la función rol parental.
Relaciones de pareja pasadas y actuales
Estilos de vida y aspectos concernientes a la salud mental
Experiencias infantiles de cada progenitor
Posibilidades de gratificación
Modos de resolución de las crisis vitales y accidentales.
En cuanto a la evaluación psicológica de cada padre no existen test o baterías que puedan determinar si las
declaraciones de abuso son fundadas o no.
Los test psicológicos (TAT, Rorschach) brindan importantes datos del funcionamiento psíquico.
Es muy útil la confección de un genograma, que aporta datos relevantes familiares respecto a los aspectos
imaginarios y fantasmáticos de la filiación.
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Es importante para los entrevistadores tener claros los objetivos de la entrevista con el niño (minimizar el
trauma, maximizar la información, minimizar cualquier tipo de inducción, respetar la subjetividad) y las áreas
que deben cubrirse durante la misma.
Las verbalizaciones del niño, ya sean espontáneas o en respuesta a preguntas, tales como el contenido del
juego y la interacción con el perito, son analizados en el campo transferencial con especial referencia al
contexto institucional en el que se desarrolla.
El análisis de las redes de palabras que dan cuenta de las lógicas psíquicas es fundamental.
Evaluar desde el primer momento la capacidad familiar, tanto de los padres como de los niños de movilizarse
en relación a los desordenes enunciados, y trabajar con ellos
La avaluación de niños victimizados sexualmente implica la tarea permanente de reflexionar que nos pasa
con cada una de las cuestiones que esta problemática plantea.
Habrá que soportar el discurso catártico del niño, aceptar sus idas y vueltas, su hablar, su denunciar y negar
lo que dijo, para luego volver a decirlo.
Habrá que escuchar nuestras propias dudas y temores, nuestras propias idas y vueltas, nuestro propio
desvalimiento y nuestra propia violencia.
Pensar a acerca de la violencia ejercida y padecida permitiría:
Evitar el atolladero que representa la identificación con la víctima, proceso que lleva a
las instituciones a pensarse bomberos y ser piromaníacos.
APUNTES:
Fases de la revelación
1) NO – Negación
2) PUEDE SER / A VECES – Develación tentativa y activa (Reconocimiento parcial / Admisión)
3) Retractación
4) SI – Reafirmación de lo retractado
(Cae aparato de significación simbólica con el ASI. Hay que garantizar la integridad subjetiva del niño)
Fases de entrevista
1) Rapport inicial
2) Introducción del problema
3) Narración libre
4) Fase centrada en la problemática del ASI
5) Conclusión
Muñecos anatómicamente correctos - ¿ética?
Minimizar el trauma, maximizar la información
Construyendo el diagnóstico
1) Entrevista de juego con el niño y hora de juego vincular
2) Entrevista semiestructurada
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3) Entrevistas vinculares con cada uno de los padres
4) Entrevista semiestructurada con cada uno de los padres (función parental e historia familiar)
5) Evaluación psi de cada parte.
Álvarez, Liliana. Reflexiones en torno a la pericia y al testimonio del niño en ASI. Noviembre de 2008.
Reflexionar en torno a la prueba, el testimonio y la pericia psicológica en abuso sexual infantil implica una
toma de posición acerca de la construcción de saberes que dan cuenta de una problemática compleja y de
los dispositivos de intervención.
La misma densidad de la materia que trabajamos nos enfrenta al arrasamiento de la dignidad humana y a
veces sentimos que también la propia está en peligro.
Este espesor implica la puesta en juego de un conocimiento comprometido con las cuestiones que hacen
a lo traumático, a lo catastrófico y a lo acontecimental.
Sin embargo paradojalmente en nombre del interés superior del niño en las prácticas judiciales respecto a
niños abusados reina una cierta relación inversamente proporcional entre la complejidad del tema y el
reduccionismo con el que se deciden las intervenciones, así mismo como de la inmediatez y urgencia
desde el lugar que se las solicita.
La obtención del testimonio del niño, en relación a la búsqueda de la verdad, plantea una de las cuestiones
sobre las que es imperante reflexionar.
Quisiera repensar en este artículo las diferencias entre evaluación psicológica y la obtención del testimonio
del niño en casos de abuso sexual infantil y sus diferencias en cuanto a su estatuto procesal y discursivo
Por los comienzos de los años 85 comienzan a sistematizarse en USA, Canadá y en la mayor parte de
Europa los saberes acerca de los efectos devastadores en el psiquismo infantil de las prácticas abusivas y
de las especificidades de los dinamismos de las familias en las que circula la promiscuidad violenta. Se
sistematizan sus secuelas e indicadores, se describen síndromes, se da un fuerte impulso a los modelos
protocolarizados de intervención y se diseñan modelos específicos de evaluación de riego en abuso sexual
infantil.
En nuestros días en nuestro medio hay una demanda creciente de la intervención del psicólogo como la pieza
clave en la resolución del caso. Las prácticas psi jurídicas comienzan a realizarse desde miradas diferentes
de acuerdo a la orientación teórica de los entrevistadores así como desde donde se demanda la intervención
Si bien se reconoce socialmente al fenómeno de abuso sexual infantil y se lo conceptualiza aun falta un
análisis conceptual respecto del tipo de constructo teórico al que se alude cuando nos referimos al abuso
sexual infantil que rija a partir de allí el destino de las intervenciones.
80
Considero que ciertos conceptos que hacen a las prácticas psi-jurídicas como abuso sexual infantil, riesgo
o peligrosidad son constructos que requieren de su deconstrucción para poder operar.
Algunos posicionamientos psicológicos se vuelven hegemónicos entre los operadores jurídicos y desde allí
estos formulan sus preguntas.
Son consabidas las preguntas que se nos formulan desde los dispositivos jurídicos que reducen todo el
saber psi a la cuestión de si un niño fábula o no, o si aparecen indicadores de abuso sexual.
Ante tal demanda se puede responder el pedido a la letra degradándose la cuestión psi a una
respuesta empobrecida quedando por fuera toda la riqueza de un despliegue posible de información. Se
banaliza un saber.
Pero también es problemática la situación en el interior mismo de las prácticas psicológicas. Algunas
posiciones sostienen que la evaluación psicológica en abuso sexual infantil no consiste en la evaluación de
las funciones psíquicas sino en la toma de decisiones clínicas acerca de los hechos ocurridos en la situación.
El objetivo por lo tanto seria arribar a la decisión clínica acerca de si el hecho ocurrió o no, llamando a este
proceso validación diagnóstica.
Desde esta perspectiva se pueden diferenciar verdaderos de falsos alegatos basándose en la especificidad
del relato y la localización de ciertas especificidades conductuales.
Algunos se refieren a la herramienta psicológica como la indicada no solo para detectar la existencia o no del
abuso, sino también para despejar la identidad del abusador describiendo un perfil típico del “abusador”.
Otras evaluaciones tratan de dar cuenta de los efectos en la subjetividad de los niños que han sido
presuntamente abusados y de las características de la parentalidad abusiva. Teniendo en cuenta los
diversos registros de verdades se trata de ofrecer al que tiene que decidir l respecto de si el hecho existió o
no el máximo espectro de información acerca de la verdad histórica o vivencial y las trazas de compatibilidad
con la realidad material.
La reforma del código de procedimiento penal llevado acabo en el ámbito de la justicia nacional y en
diferentes provincias tratando de evitar las situaciones de revictimización del niño cuando se lo expone a
transitar por múltiples estudios, ha otorgado al psicólogo el lugar de recibir el testimonio del niño instalando
un mayor debate en le interior de los enfoques psicológicos de la práctica forense
Hay consenso generalizado y tenemos el deber ético de sostener los principios de la reforma en el sentido
de que se trata de revalorizar tanto la palabra del niño como su escucha, pero se opera un equivoco
cuando se confunde su escucha psicológica con la de la obtención de la evidencia delictiva
81
Esta nueva convocatoria nos hace pensar desde donde nos es formulada la demanda de intervención, el
para qué y por qué de la misma y desde allí repensar qué dispositivo técnico se podría implementar
teniendo siempre presente en el horizonte los límites y alcances de nuestra intervención. Recorramos cómo
llegamos hasta aquí.
Hace tiempo (1995) escribimos, con Marta Beramendi, un artículo que se llamaba “Apuntes para la
historización de una práctica”. Ya habíamos recorrido durante varios años los avatares del que hacer en los
distintos estamentos de la institución judicial, preguntándonos acerca de las características y especificidades
de la práctica “Psi”, en el campo jurídico.
Conocíamos, desde el pensamiento de Hans Gross, quien reclamaba una psicología experimental, viva y
concreta para conocimiento de los abogados la entrada de la Psicología experimental, ciencia natural,
objetiva, y concreta, en los estrados judiciales.
También puntualizábamos, que en esa misma época de auge de la Psicología Experimental, Sigmund Freud
en el Seminario del Profesor Leofler, de la Universidad de Viena disertaba acerca la investigación de los
hechos y el psicoanálisis planteando a Magistrados y a Funcionarios judiciales los límites y alcances de los
experimentos de asociación de palabras para ser introducidos en la operatoria judicial. Daba cuenta de las
analogías y diferencias de esta con la Clínica, de la verdad del histérico y la verdad del delincuente,
estableciendo los primeros parámetros éticos.
Desde allí entonces una primera aproximación: la verdad que la disciplina psicológica podrá dar cuenta es la
del criminal, no la del crimen, la del sujeto, no la del hecho.
Nos planteábamos también la necesidad de la construcción de una psicología forense que se diferenciara de
aquella psicología para abogados de la obtención de la evidencia delictiva, la reforma moral preventiva e
higiene moral del delincuente (Mira y López, Manual de Psicología Jurídica) y de la Psiquiatría Forense, y
encontrara un discurso propio que sostener y la sostenga frente al discurso jurídico.
Esto es una que no renunciara a la pregunta acerca del sujeto , acerca del quién y de la constitución
subjetiva, una psicología forense que se preguntara acerca del que , como para que y por que de la
intervención remarcando la pregunta insoslayable acerca de la ética en el marco de las prácticas psi –
jurídico.
El abordaje ético de una práctica implica sostener y sostenerse en “los valores universales entre los cuales el
carácter simbólico del ser humano expresado en el lenguaje constituye la prioridad” (Fariña). De aquí que la
Psicología Forense, como práctica social derivada del foro, debe ser una respetuosa de la subjetividad y
garantizadora de los derechos humanos, cuyo planteamiento ético debe estar dirigido a los dos polos de la
intervención, tanto al sujeto como a la institución que nos convoca.
82
“Forense” alude, no sólo al ámbito de la práctica, sino al modo en que el saber “psi“se articula, en referencia
a la administración de justicia lo que implica la insoslayable reflexión a cerca de la relación entre ley, sujeto,
verdad. Reconocer el espesor, la complejidad, los bordes, las posibilidades y alcances de nuestra
intervención, pero también sus límites es un imperativo ético.
También en estos años recorrimos los distintos lugares del que hacer para no quedar entrampados por el
tramiterío del funcionario preguntándonos acerca de la posibilidad de una Clínica forense (Abelleira –
Delucca), pero ya no como Kliné al lado de la cama del enfermo, pero sí del que sufre.
Las miradas en torno a las prácticas. Algo acerca del caos reinante
Este es el momento de máxima tensión de las prácticas puesto que se superponen en algunas operatorias
sin diferenciación la evaluación psicológica con la obtención del testimonio, unificándolas en el acto pericial
sin analizar las especificidades de sus estatutos discursivos y los registros de verdades que ambos conllevan,
sin pensar en profundidad en las incumbencias profesionales ni en la necesaria capacitación.
Interpelados por esta nueva asignación de funciones algunos colegas consideran que el testimonio es un
nuevo campo de práctica del psicólogo forense refiriéndose a la entrevista psicológica de la obtención del
testimonio. Otros responden a esta demanda de intervención transcribiendo la entrevista psicológica.
Otros, realizaran en Cámara Gessel una evaluación psicodiagnostica siendo videograbados y pudiendo los
funcionarios judiciales que observan detrás de un vidrio espejado trasmitir preguntas. Y otros finalmente
reciben la declaración del niño en Cámara Gessel ajustándose a protocolos de intervención.
También se ha producido un debate en torno a la implementación de la Cámara Gessel entre aquellos que la
consideran un instrumento fundamental y aquellos otros que deniegan de su utilización por considerar que se
trata de un instrumento extrapolado del campo de la clínica. Otros colegas han alertado en relación a la
sobreestimación de efectos positivos de la utilización de la Cámara Gessel argumentando que la protección
de los niños debe ubicarse en todo el procedimiento judicial y no solo depositarse en la utilización de en un
dispositivo técnico.
Al mismo tiempo la Federación de Colegios de Abogados ha presentado un protocolo indicativo para recibir
el testimonio del niño abusado prescribiendo que debe ser tomado por personal debidamente especializado,
pero al describir la metodología de intervención la señalizaría como propia del saber psi.
Este protocolo ha suscitado críticas de diversa índole que oscilan desde aquellas que se centran en sus
conceptualizaciones acerca del abordaje psicológico hasta los que lo consideran incompleto por habilitar
únicamente a los psicólogos para la toma del testimonio infantil, hasta los que afirman que no es
incumbencia del psicólogo esta operatoria.
Refiriéndose a la circulación de discursos en la construcción de los casos penales Ernesto Doménech los
diferencia en tres clases. En primer lugar localiza aquellos que provienen de expertos (peritos) o de
83
testimonios o de confesiones y son los que brindan información. En segundo lugar localiza los que formulan
preguntas y peticiones y en tercer lugar se refiere a aquellos que dan órdenes y resuelven los pedidos.
Especificando las lógicas discursivas explicita que “el testigo dice, el perito informa” y que la confesión o el
testimonio no presumen de discursos científicos mientras que el discurso pericial sí.
En este sentido podríamos afirmar que el experto psi llega a una conclusión e la evaluación de un niño a
partir de una metodología que incluye instancias de interpretación del discurso verbal lúdico grafico, siendo
una interpretación sujeta a reglas especificas de su campo de conocimientos disciplinar.
El que toma declaración se ajusta al decir del niño acerca del hecho tratando de obtener la máxima
información a cerca de la verdad material del mismo.
Diferentes formas de tratar con la palabra, diferentes objetivos de la intervención, diferentes cajas de
herramientas y posicionamientos si bien en ambos no es sin efectos desde dónde se formulan las
preguntas, ni como se las formule.
Así las modalidades de percepción del testigo, las características de su memoria, su lengua, se articulan en
los que algunos han llamado la coproducción del testimonio con la modalidad en que se realizan las
preguntas, la reformulación de las mismas y el clima emocional en que se obtienen la información.
Asimismo la implicación del perito en la tarea pericial, su concepción de la evaluación de los niños, su
teorización respecto del abuso sexual infantil, marcan los destinos de la conclusión diagnostica.
Cabría formularse entonces el interrogante acerca del efecto que producen en las pruebas las formas de
obtener la verdad y el estatuto que se les da a las mismas.
Desde aquí podríamos adentrarnos en la pregunta acerca de que lugar ocupa la interrogación del hecho y
cual ocupa la evaluación psicológica en la construcción de los casos de abuso sexual y que expectativa se
deposita en cada dispositivo.
Al mismo tiempo cabe la reflexión acerca del efecto que produce en la subjetividad de un niño la forma en
que se obtenga la verdad.
Al igual que la lectura criminológica y la critica de arte el psicoanálisis acostumbra a deducir lo secreto de
rasgos poco estimados, inobservados, del residuo del “refuse “.
Carlo Guinzburg ubica a este método que prescinde de la impresión de conjunto acentuando la
importancia y característica de los detalles secundarios en un nuevo paradigma de las ciencias sociales el
paradigma indiciario o semiótico.
La práctica psi jurídica también trabaja en la indagación de los pequeños indicios, pero en un trabajo sobre
textos…no sobre hechos.
84
Acerca de los fundamentos de las construcción del diagnostico las entrevistas de develación y la
validación del relato en abuso sexual infantil
Tuve oportunidad en Canadá (1995 1998 y 2202): Children Aid Society, Catholic Children Aid, Metropolitan
Toronto Comitee in Child Abuse, Family Court Clinic Ontario, y en Family Services of Greeter Vancouver, de
observar entrevistas de investigación o de develación llevadas a cabo por trabajadores sociales y oficiales de
justicia en abuso sexual infantil, al mismo tiempo que tuve acceso a investigaciones referentes a la
metodología y la eficacia de las entrevistas en niños abusados realizadas en la Universidades de Toronto, y
de Simon Freiser, y de British Columbia en Vancouver.
Lo que encontré superó ampliamente mis expectativas: un tratamiento holístico de la problemática que
planteaba un ejercicio horizontal comunitario de intervención basado en el profundo respeto por los derechos
humanos.
Me encontré con una política pública que enfatizaba la integración de los aportes de varios ministerios,
intentando reducir el efecto traumático de la intervención judicial sobre la familia y el niño y maximizando la
rapidez de la intervención.
Se tiene muy en cuenta que cuando el niño necesite ser acompañado por un adulto este estará próximo,
pero no en la escena de la entrevista. Los objetivos de la entrevista son maximizar la información y minimizar
la intervención y no revictimizar al niño con sucesivos interrogatorios. Esta entrevista será grabada en vídeo y
es la que se utilizará en los distintos estamentos. Al ser semiestructurada sigue pasos: establecimiento del
rapport, presentación de los entrevistadores con sus roles y funciones, esclarecimiento del motivo de la
entrevista, evaluación del lenguaje verbal y gestual, evaluación de la memoria, fase de narración libre, fase
focalizada en el hecho con introducción de muñecos.
Cabe señalar que se solicita que señalen en los muñecos las injurias que han recibido, utilizándose estos
como apoyatura para la investigación y no para realizar una lectura simbólica de la actividad lúdica
Cuando se concluye la entrevista, se le agradece al niño su presencia, se le pregunta si tiene algo que
agregar y se explicita cuáles son los próximos pasos (examen médico). Los lugares donde se efectuaban
85
estas entrevistas de investigación o de develación estaban equipados con rincones de juego con gran
cantidad de material para que el niño se encuentre en un entorno agradable.
Es importante remarcar que en la comunidad científica descripta existe una considerable controversia
respecto a los aspectos metodológicos en la conducción de las entrevistas, centrando la ineficacia de las
mismas en lo que llaman sesgo del entrevistador: cuando sugiere respuestas, formula preguntas cerradas
en el inicio de la entrevista, utiliza información proveniente de otras fuentes, etc.
Otro de los puntos que desde esta perspectiva analizan críticamente es la conceptualización misma acerca de
cómo cuentan los niños lo que les ha sucedido, sus idas y retrocesos, lo que es importante a considerar a la
hora de escuchar el primer relato.
Sostienen que la develación es un proceso que se construye con fases y características definibles, en las
cuales se oscila desde la retractación a la develación. Esto ha sido descrito por ellos como el síndrome del
“no – puede ser – a veces – sí” (“no-maybe-sometimes-yes” syndrome) (MacFarlane y Krebs 1986). Otra
cuestión que complejiza la problemática es el tema de la elaboración posterior que realiza el niño, respecto a
lo que le ha sucedido.
A medida que el caso progresa a través de los distintos procedimientos el equipo se seguirá ampliando, se
incorporará por ejemplo al oficial de probattion, los que deberán compartir toda la información relativa al caso.
Y en el caso de que sea necesario que el niño testifique en la corte un equipo de psicólogos lo prepara para
tal acto.
Se da mucha importancia en la capacitación de los operadores que obtienen el testimonio a las miradas
sociales, culturales y psicológicas en torno al abuso sexual infantil y al testimonio así como al análisis de
sus propias percepciones.
Esto es sostener el principio de que una problemática compleja tan solo puede ser abordada a través de
distintas perspectiva, de distintas miradas pero articuladas entre sí.
Cabe consignar que en los modelos anglosajones la obtención del testimonio no es patrimonio exclusivo del
Psicólogo. Lo que se sostiene acerca del investigador, es que profesionales del campo de la Psiquiatría,
Psicología, Trabajo Social, Pedagogía, especialmente entrenados supervisan a aquellos que formados en
cualquiera de estas disciplinas, reciban capacitación especial en el conjunto de conocimientos para la
obtención del testimonio. En Israel, por ejemplo, existe claramente delineada la figura del “interrogador”.
Actualmente en Canadá existen programas de apoyo a cargo de psicólogos para preparar a los niños que
tienen que testimoniar frente a la corte. Los niños declaran cuando se considera que la información obtenida
fue insuficiente o se encontraron errores metodológicos en las entrevistas de develación. Se contempla en el
caso a caso lo que requiere el niño para poder brindar declaración y que este acto no sea revictimizante parar
él en el marco del derecho a ser informado a ser escuchado y a ser asistido.
86
En nuestro país se ha comenzado a utilizar fragmentariamente las conceptualizaciones de la psicología
del testimonio por ejemplo efectuando análisis del contenido de las declaraciones de los niños de acuerdo a
los criterios que marca Stéller pero sin los requisitos de que estos hallan sido obtenidos a través de
entrevista forense semiestructurada y sin la trascripción exacta de la entrevista.
Asimismo se instrumenta esta práctica otorgándole un cierto valor de certeza, mientras que el mismo Stéller
(1994) se refiere a este modelo como un método semiestandarizado basado en apreciaciones clínicas,
estando pendiente aun la comprobación de su estatuto de confiabilidad y validez e indicando su utilización
para validar declaraciones que tengan poca credibilidad, pero no con el objeto de detectar las falsas.
Desde las investigaciones más recientes en psicología del testimonio Arce y Fariña consideran que como los
juicios están basados en un conjunto de creencias sobre las pruebas podría considerase al proceso del juicio
como un proceso de evaluación de las pruebas.
Agregan que la estimación de la credibilidad de un testimonio puede realizarse desde un modelo subjetivo o
social o un modelo objetivo o científico. En este sentido implementan un modelo criminológico global de
credibilidad del testimonio: en el que se incluye la entrevista clínico forense, el protocolo de obtención de
testimonio, la entrevista cognitiva, la repetición de la declaración, el contraste de las declaraciones
recabadas en el proceso judicial el análisis del contenido de las declaraciones, el análisis de la fiabilidad de
la medida a través de intercontextos, intermedidas, la recurrencia a dos evaluadores las medidas de las
secuelas clínicas del hecho traumático. Por otra parte, en el intento de lograr criterios cada vez más objetivos
de credibilidad proponen que el mismo sistema se aplique al imputado. Desestiman la utilización de las
muñecas llamadas anatómicamente correctas, consideran que es necesaria más de una entrevista de
obtención del testimonio y diferencian claramente la entrevista clínico-forense de la evaluación del
testimonio. Utilizan el concepto de huella psíquica del delito considerando como victimización tanto el hecho
de haber sido victima de un delito como también toda la gama de consecuencias de este acto, físicas,
sociales psíquicas. Esto es que el testimonio sería una parte del modelo global criminológico así como la
evaluación psicológica.
Hasta aquí las consideraciones de la psicología del testimonio (aquella que se basa en investigaciones de la
psicología experimental y social para determinar la cualidad del testimonio).
Me hace pregunta en cuanto a la obtención del testimonio en el origen de la psicología del testimonio la
utilización de pruebas tales como galvanómetro y el detector de mentiras. Me hace pregunta desde el interior
de la psicología forense, el tema de los registros de verdad y de verosimilitud y compatibilidad. Me hace
pregunta la utilización de la Cámara Gessel considerando la cuestión de la confidencialidad y del
consentimiento informado y el de trasladar un dispositivo pensado para la clínica a uno pericial sin
contemplar las diferencias contextuales y objetivos de cada intervención.
Urge repensar, desde aquí, cómo las relaciones de poder originan diversas situaciones que hacen a la
alienación de la propia identidad profesional y al modo en que se juega la pertenencia institucional desde una
oscilación entre la más ciega obediencia al desacato irreverencial.
87
Vigilancia epistemológica y reposicionamientos éticos permanentes nos permitirán pensar las encrucijadas de
nuestra práctica actual.
¿Por qué rara paradoja, esto se conjuga con una psiquiatrización de las prácticas psicológicas?
Hemos tenido que repensar los dispositivos técnicos para abordar la complejidad de la problemática del
abuso sexual infantil. Hemos podido a través de nuestro avance en el conocimiento de los efectos de la
violencia precisar ciertos indicadores conductuales y características de la actividad lúdica y gráfica en niños
objetos de situaciones abusivas. Hemos escuchado a Arnold Bentovim que en sus trabajos pioneros allá por
1960 acerca de cómo se construye el diagnostico psicológico de ASI afirmaba que la presencia de todos los
indicadores no da cuenta de la presencia del hecho y Lyons que en (1999), plantea que la ausencia de
evidencia, no es evidencia de ausencia y viceversa.
Escuchar a un niño
Las entrevistas de niños que se sospecha que han sido abusados sexualmente nos enfrentan con su
desvalimiento y el nuestro ante la crudeza de la escena y lo insoportable de su escucha. Desconstitución de
espacios y de tiempos, borramiento de lugares generacionales, asesinato del alma, disparo en la cabeza,
escuchamos en el discurso infantil relatos pobres, lacónicos, en los que la labor del trauma operó tachaduras,
omisiones, escuchamos balbuceos, heridas y dolores. Asistimos a su particular actividad lúdica y grafica.
La entrevista psicológica puede constituir a veces la primera oportunidad para un niño que ha sido abusado
de hablar de lo sucedido a un adulto que desde una posición empática esté dispuesto a escucharlo.
Estas entrevistas en sede judicial pueden tener un efecto de promoción de salud, si algo de una experiencia
avergonzante pudo ser puesta en palabras, si el que escucha no indaga persecutoriamente, si el envoltorio
sonoro del entrevistador es tranquilizador.
Entrevistas con el niño, hora de juego, entrevistas semiestructuradas con cada padre o adulto centradas en el
análisis de la función parental y de su propia historia familiar, serán centrales para la construcción del
diagnóstico psicológico.
Ante la complejidad de la problemática, la mayor parte de las veces la evaluación de abuso sexual infantil se
efectúa desconociendo los aportes de las entrevistas semiestructuradas los parámetros para la evaluación de
testimonio en niños, y los modelos de evaluación de riesgo o se abusa de los mismos…
88
En una omnipotencia abusiva, se intenta dar cuenta en el diagnóstico de la probanza de los hechos y no de la
subjetividad de los sujetos en juego. El psicólogo será, al mismo tiempo, detective y juez, renegando de su
identidad.
Muchas evaluaciones tienen un complejo marco teórico, pero no responden a la demanda de la operatoria
judicial. Otras presentan una pobre y rudimentaria construcción teórica y efectúan formulaciones de certezas
de ASI revictimizando a los niños y a sus padres en su rotulación. En la búsqueda de protocolos que se
adecuen al proceso legal de búsqueda de la verdad se transforma a la evaluación psicológica en una nueva
instancia abusiva, confundiendo los registros de verdad subjetiva y verdad material.
En los distintos dispositivos psicológicos se oscilará del sobre–diagnóstico a la falta del mismo, provocando la
revictimización o victimización secundaria del niño.
Si el campo de la violencia ejercida contra los niños es un campo traumatizante, lo es también para los
operadores que trabajan en el mismo, los que quedan expuestos e inermes, reproduciéndose en ellos la
situación que se advierte en los niños maltratados. El contexto se vuelve para el operador previsible –
imprevisible; observándose reacciones pasionales, tóxicas y traumáticas que degradan la intervención en un”
hacerlo para cubrirse “,” no estoy de acuerdo pero lo hago igual”, “mejor no digo nada para salvarme”.
Considero que otro deslizamiento de la cualidad de la problemática del abuso es la calidad de algunos
informes. Hay que poner en palabras la transgresión de la ley fundante. ¿Será por eso que los informes
pierden el registro de documentos disciplinares de orden científico? Algunos están atravesados por la clara
marca del impacto transferencial, otros describen una y otra vez la escena, vuelcan a la letra las palabras del
niño y la de sus padres, en un abuso de detalles del hecho, sin arribar a conclusiones diagnosticas. Allí lo
fuera de escena.
¿Será efecto de que aquello que escuchamos hace tambalear en nosotros mismos los ejes de nuestra
constitución subjetiva? ¿Será que se desea excoprar lo horroroso? Será para que nos crean…
¿Por qué se considera que la evaluación psicológica en esta problemática debe renunciar a los parámetros
en los que habíamos establecido nuestra práctica psicológica? ¿Por qué se trata de la prohibición fundante?
Pero todo crimen es un parricidio. Y en tanto el ASI remite a una rotura de la subjetividad, a una pérdida de
la identidad en el niño preservar por lo menos la nuestra parecería ser una primera posición (Abelleira).
Siguiendo a Dominique Vrignaud, la institución judicial está mal armada o equipada en su conjunto para tratar
este tipo de situaciones. Sin duda el incesto ilustra estos síntomas que por un lado invisten a las instituciones
de misiones que no pueden cumplir. Difícil y delicada misión, porque autor y víctima son indisociables, o
cuando la decisión judicial fuere la que fuere no puede limitarse a sancionar, sino que debe ser también
prospectiva. Es necesario que cada magistrado en su dominio específico, y en el marco del respeto y del
reconocimiento de la función del otro conserve presente en la mente la dimensión familiar de la infracción
seguida, sancionada y las consecuencias materiales, psicológicas y simbólicas de las decisiones que se han
de tomar.
89
Escuchar a un niño en sede judicial, en su registro lúdico verbal y gestual, reivindica la diferencia de nuestra
escucha con la de indagación judicial destinada a la obtención de la verdad, como la de la escucha
confesional religiosa destinada a la absolución.
Deberíamos demarcar para la evaluación psicológica el análisis de las funciones psíquicas, el de la trama
vincular con las especificidades de la función paterna y materna, los indicadores de la desconstitución del
psiquismo infantil que dan cuenta de situaciones arrasadoras de la instancia abusiva, las marcas de lo
histórico vivencial y su compatibilidad con lo material.
El psicólogo sabe escuchar, ¿qué escucha?: ¿Se trata de un saber dirimir entre mentira y verdad? ¿De un
saber interrogar acerca de los hechos?
Debemos desbaratar la ilusión de completud de que podamos desde un saber certero dar cuenta de todo.
Hemos siempre reflexionado acerca del saber- poder de la técnica del examen. Reflexionemos también del
saber- poder en relación al testimonio.
Ya decía Laundri “El psiquiatra debe prestarle atención a aquello que no puede responder. Él mismo debe
reconocer los límites de su poder, así como las infranquezas y las incertezas de su saber.”
Marta Gerez Ambertín plantea que “Quien pretenda interpretar al sujeto no puede desconocer la estructura
fundamental que lo sostiene. Cuerpo y lenguaje hablan desde el en una declaración perpetua que es preciso
saber escuchar. En suma, saber escuchar como el sujeto se declara y los mil y uno vericuetos por los que se
deslizara su declaración.” Es este el registro de la escucha el que nos pertenece… no otro.
Saber, poder y poder, saber….Un poder saber acerca del límite, del no todo, del caso a caso. Y por lo tanto
la cuestión es ética.
El lugar del profesional psi en el campo jurídico podrá ser repensando desde el pensamiento de Pierre
Legendre teniendo en cuenta los alcances y límites de la intervención lo que implica un posicionamiento
ético y no tecnológico.
Esto es poner de relieve en cada intervención el estatuto antropológico y no gestionario de la ley que permita
pensar al proceso judicial como montaje ficcional subjetivante.
¿Podremos salir de las dicotomías de las intervenciones aisladas y poder pensar acerca de la necesidad de la
interdisciplinariedad, pero también de la intervención compartida? ¿Podemos pensar en los límites del
discurso psicológico y del no todo?
Se arriba a una conclusión acerca de abuso sexual infantil a través de la articulación de las diversas piezas,
la del testimonio, la de la evaluación psicológica la del la pericia social, la medica y de las bioquímicas entre
otras, esto es desde una ética de la diversidad que tolere lo que no coincide y no desde una reducción
descomplejizante.
90
Necesitamos delimitar roles, funciones y responsabilidades de los psicólogos, psiquiatras y otros operadores
del dispositivo judicial. Hemos recorrido un largo camino, tratando de sostener una escucha, de encontrar un
discurso que sostener y que nos sostenga, de repensar al sujeto. Hemos afirmado la soldadura entre ética y
técnica... Nos seguimos preguntando.
¿Que hace digna una práctica para que winicotanamente sea suficientemente buena?
Sostengamos la pregunta…
91
UNIDAD 6: Violencia familiar y dispositivos psi jurídicos
Ley Nº 26.061, Ley de protección integral de los derechos de las niñas, niños. Convención de los
derechos del niño. Derecho a ser oído, escuchar a un niño. Normativa jurídica. Niños y adolescentes
como víctimas y victimarios. Victimología. Criminalidad infanto-juvenil. Sistema penal juvenil.
“No se procederá a formar causa penal sino por acusación o denuncia del agraviado o de su tutor. Sin
embargo, se procederá de oficio cuando el delito fuere cometido contra un menor que no tenga padres o tutor,
o que lo fue por uno de sus ascendientes, tutor o guardador”.
Son consideradas LESIONES LEVES aquellos daños en el cuerpo o en la salud que tengan cura en lo
inmediato (menos de 30 días) y no dejen secuelas. Prisión de 1 mes a 1 año (Intrafamiliar: De 6 meses a 2
años).
Son consideradas LESIONES GRAVES aquellas lesiones que produjeren una debilitación permanente de
la salud, de un sentido, de un órgano o de un miembro. También si se pone en peligro la vida de una persona,
si le hubiere inutilizado para el trabajo por más de un mes o si le hubiera causada una deformación
permanente del rostro. Prisión de 1 a 6 años (Intrafamiliar: De 3 a 10 años).
Son consideradas LESIONES GRAVÍSIMAS aquellas que produjeren una enfermedad mental o corporal,
la inutilidad permanente para el trabajo, la pérdida de un sentido, de un órgano, de un miembro, del uso de un
órgano o miembro, de la palabra o de la capacidad de engendrar o concebir. Prisión de 3 a 10 años.
(Intrafamiliar: De 3 a 15 años)
La Convención sobre los Derechos del Niño es de aplicación obligatoria en todo acto de cualquier
naturaleza que se refiera a personas de hasta 18 años. Las niñas/os… tienen derecho a ser oídos y atendidos
cualquiera sea la forma en que se manifiesten, en todos los ámbitos.
Se entiende por interés superior de la niñas/o… la máxima satisfacción, integral y simultánea de los
derechos y garantías reconocidos en esta ley. Debiéndose respetar: a) Su condición de sujeto de derecho; b)
El derecho a ser oídos y a que su opinión sea tenida en cuenta; c) El respeto al pleno desarrollo personal de
sus derechos en su medio familiar, social y cultural; d) Su edad, grado de madurez, capacidad de
discernimiento y demás condiciones personales; e) Su centro de vida (el lugar donde hubiesen transcurrido
en condiciones legítimas la mayor parte de su existencia).
Las políticas públicas de la niñez y adolescencia se elaborarán de acuerdo a las siguientes pautas: a)
Fortalecimiento del rol de la familia en la efectivización de los derechos de niñas/os… b) Descentralización de
los organismos de aplicación, de los planes y programas, a fin de garantizar mayor autonomía, agilidad y
eficacia; c) Gestión asociada de los organismos de gobierno en sus distintos niveles; d) Promoción de redes
intersectoriales locales; e) Propiciar la constitución de organizaciones y organismos para la defensa y
protección de los derechos de las niñas/os…
92
Responsabilidad Gubernamental: Es prioritario para los Organismos del Estado mantener siempre
presente el interés superior de niñas/os… y la asignación privilegiada de los recursos públicos que las
garanticen. Las políticas públicas de los Organismos del Estado deben garantizar con absoluta prioridad el
ejercicio de los derechos de las niñas/os… que implica: 1) Protección y auxilio en cualquier circunstancia; 2)
Prioridad en la exigibilidad de la protección jurídica; 3) Preferencia en la atención, formulación y ejecución de
las políticas públicas; 4) Asignación privilegiada e intangibilidad de los recursos públicos que las garantice; 5)
Preferencia de atención en los servicios esenciales.
Participación Comunitaria: La comunidad debe y tiene derecho a ser parte activa en el logro de la
efectivización de los derechos y garantías de las niñas/os…
Principios y derechos: Derecho a la Vida (a su disfrute, protección y a una buena calidad de vida),
Derecho a la Dignidad y a la Integridad Personal, Derecho a la vida privada e intimidad familiar, Derecho a la
Identidad (las niñas/os… tienen derecho a un nombre, a una nacionalidad, a su lengua de origen, al
conocimiento de quienes son sus padres, a la preservación de sus relaciones familiares de conformidad con
la ley, a la cultura de su lugar de origen y a preservar su identidad e idiosincrasia), Derecho a la
Documentación (también extensible a las madres indocumentadas), Derecho a la Salud (los Organismos del
Estado deben garantizar: a) El acceso a servicios de salud; b) Programas de asistencia integral, rehabilitación
e integración; c) Programas de atención, orientación y asistencia dirigidos a su familia; d) Campañas
permanentes de difusión y promoción de sus derechos dirigidas a la comunidad a través de los medios de
comunicación social. Toda institución de salud deberá atender prioritariamente a las niñas/os… y mujeres
embarazadas), Derecho a la Educación (las niñas/os… tienen derecho a la educación pública y gratuita,
respetando su identidad cultural y lengua de origen, su libertad de creación y el desarrollo máximo de sus
competencias individuales; fortaleciendo los valores de solidaridad, respeto por los derechos humanos,
tolerancia, identidad cultural y conservación del ambiente. Por ninguna causa se podrá restringir el acceso a
la educación), Prohibición de discriminar por estado de embarazo, maternidad y paternidad, Medidas de
protección de la maternidad y la paternidad, Derecho a la Libertad (comprende: a) Tener sus propias ideas,
creencias o culto religioso; b) Expresar su opinión en los ámbitos de su vida cotidiana; c) Expresar su opinión
como usuarios de todos los servicios públicos y en todos los procesos judiciales y administrativos que puedan
afectar sus derechos), - Derecho al Deporte y al Juego Recreativo, Derecho a la Dignidad (y a ser respetados
en su reputación y propia imagen), Derecho a la Libre Asociación (siempre que sean de carácter lícito y de
conformidad a la legislación vigente), Derecho a opinar y ser oído (y a que sus opiniones sean tenidas en
cuenta conforme a su madurez y desarrollo), Derecho al Trabajo de los Adolescentes (con las limitaciones
que imponen la legislación vigente y los convenios internacionales sobre erradicación del trabajo infantil, y
siempre que no sean explotados), Derecho a la Seguridad Social, Garantías mínimas de Procedimiento en los
Procesos Judiciales o Administrativos (se les reconoce los siguientes derechos y garantías: a) A ser oído ante
la autoridad competente cada vez que así lo solicite; b) A que su opinión sea tomada primordialmente en
cuenta al momento de tomar una decisión que lo afecte; c) A ser asistido por un letrado preferentemente
especializado en niñez y adolescencia desde el inicio del procedimiento judicial o administrativo que lo
incluya; d) A participar activamente de todo el procedimiento), Principio de Igualdad y no Discriminación
(fundada en motivos raciales, de sexo, color, edad, idioma, religión, creencias, opinión política, cultura,
posición económica, origen social o étnico, capacidades especiales, salud, apariencia física, etc.), Deber de
Comunicar (los miembros de los establecimientos educativos y de salud, públicos o privados, y todo agente o
funcionario público que tuviere conocimiento de la vulneración de derechos de las niñas/os…, deberá
comunicar dicha circunstancia ante la autoridad administrativa de protección de derechos en el ámbito local,
bajo apercibimiento de incurrir en responsabilidad por dicha omisión).
Sistema de Protección Integral de los Derechos de las Niñas/os… Está conformado por todos aquellos
organismos, entidades y servicios que diseñan, coordinan, orientan, ejecutan y supervisan las políticas
públicas, de gestión estatal o privadas, en el ámbito nacional, provincial y municipal, destinados a la
promoción, prevención, asistencia, protección, resguardo y reestablecimiento de los derechos de las
niñas/os…, y establece los medios a través de los cuales se asegura el efectivo goce de los derechos y
garantías reconocidos en la CN, la Convención sobre los Derechos del Niño, demás tratados de DDHH
ratificados por nuestro estado y el ordenamiento jurídico nacional.
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Defensor de los Derechos de las Niñas/os…: Tendrá a su cargo velar por la protección y promoción de
sus derechos consagrados en la CN, la Convención sobre los Derechos del Niño y las leyes nacionales.
Deberá ser argentino, mayor de 30 y acreditar idoneidad y especialización en el tema. Su cargo durará 5 años
y podrá ser reelegido una sola vez. Deberá presentar informes anuales al Congreso de la Nación.
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Derecho del niño a ser protegido contra la explotación económica y el desempeño de cualquier trabajo que
entorpezca su educación o sea nociva para su salud o desarrollo.
Estados partes tomarán medidas para proteger a los niños del uso ilícito de estupefacientes y para impedir
que sean utilizados en la producción y tráfico ilícitos de esas sustancias.
Estados partes velarán por que el niño no sea sometido a torturas ni tratos inhumanos o degradantes. No
podrán ser privados de su libertad ilegal o arbitrariamente y su encarcelamiento se llevará a cabo como
medida de último recurso, y durante el período más breve que proceda. No se impondrá la pena capital ni la
prisión perpetua sin posibilidad de excarcelación por delitos cometidos por menores de 18 años.
Estados partes tomarán medidas para promover la recuperación física y psicológica y la reintegración social
de todo niño víctima de abandono, explotación, abuso, tortura, tratos crueles o degradantes, o conflictos
armados.
Si ser víctima o victimario depende del lugar que el otro le asigne en la escena,
¿Qué dirección deberían tomar entonces las prácticas de las instituciones que en estos casos intervienen?
Cuando se habla de restitución de derechos, cuáles, hacia quienes, con quienes, cómo, dónde, son algunas
de las preguntas que se despliegan, y las respuestas pueden ser muy distintas según sea el recorte que se
haga de la situación.
Jóvenes institucionalizados. Son de pronto vulnerables, de pronto peligrosos.
La inocencia de la víctima y la crueldad del victimario convergen en el mismo sujeto, según el discurso en el
que queden abarcados o dicho de otro modo, según la lectura mediática, ideológica, socioeconómica, de
género, etc. Por la que quedan más convenientemente atravesados.
Allí mismo donde la víctima queda por completo ajena a su padecimiento recurre también el victimario para
exculparse, amparándose en sus propios infortunios, en alguna obediencia o en algún diagnóstico que lo
represente.
Tanto victima y victimario quedan de esta forma desimplicados subjetivamente y, en consonancia con esto, en
tanto no resulta posible abolir las marcas que los atraviesan, toda intervención que otorgue consistencia y
uniformidad a tales marcas propicia condiciones de revictimización.
Alain Badiou: “es necesario romper con la concepción victimista del hombre y de sus derechos, y dejar de
pensar que la figura humana solo se perfila entre la víctima y la compasión por la víctima”
“la humanidad es sin duda una especie animal. Es mortal y cruel. Pero ni la crueldad ni la mortalidad pueden
definir la singularidad humana en el mundo de los vivos. El hombre como verdugo es una abyección animal.
Pero como víctima no vale más por lo general que el verdugo”
Correr al niño del lugar de víctima no impide tener en cuenta los tiempos o circunstancias en las que se
requiera que un adulto sancione lo que puede constituir un daño para él.
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Por otra parte, también debemos considerar que los modos en que el niño es concebido en cada época
afectan las formas de respuesta que el niño da.
Violencia (diccionario): Fuerza con que a alguno se le obliga a hacer lo que no quiere, por medios a los que
no se puede resistir. Hay violencias visibles y violencias invisibles, gestos violentos y discursos violentos,
violencias por exceso y violencias por omisión. La violencia nunca es borde, siempre es desborde.
EL PODER DESPÓTICO
Ulloa Violencia será lo que aparece cuando algo que se necesita está ausente. Cuando fracasan los
suministros de ternura el sujeto no es un viviente sino un sobreviviente: alguien que vive en sobresalto. Su
legalidad es la violencia.
Freud Articula la noción de violencia con la de Derecho: Pasó a través del hecho de que la mayor fortaleza
de uno podía ser compensada por la unión de varios débiles. La violencia es quebrantada por la unión, y
ahora el poder de estos unidos constituye el derecho en oposición a la violencia del único.
Se podría pensar la VIOLENCIA como el ejercicio del poder de uno o más sobre otros, que no son
reconocidos como sujetos de deseo, quedando reducidos a objetos de descarga. Así existen actos
violentos, discursos violentos, en donde el otro queda sometido a una situación de impotencia e
indiferenciación.
Quien cree ser la ley en lugar de someterse a ella no ejerce autoridad sino autoritarismo.
Quien cree ser la ley en lugar de someterse a ella no ejerce autoridad sino autoritarismo:
desconoce la alteridad.
Es un déspota colocado en lugar de amo.
Cuando hablamos de violencia familiar hablamos de una lógica del amo y del esclavo, de una lógica de
poder despótico, de una lógica de autoritarismo y no de autoridad.
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Es preferible hablar de violencia y familia, ya que en la violencia lo que se pierde es
justamente el sentido de familia
lo familiar se vuelve extraño y lo extraño familiar. Lo familiar se vuelve siniestro.
Perdido lo familiar, se pierde en estas familias, la función básica del despliegue de la subjetividad.
La esclavitud a un ser violento y posesivo enmarca al otro como lugar del desborde voluptuoso, de exceso
pulsional.
Alguien trasmuta su angustia en violencia despótica y otro queda invadido por una exigencia pulsional que no
se puede tramitar.
Así estallidos afectivos desbordantes, aturdidos arrasan la conciencia.
Por esto es que gritos, muecas, instrucciones violentas alternan con discursos catárticos y momentos de
indiferencia hostil.
La espera infructuosa de una palabra tierna de ese otro del que se depende se expresa en un estado de dolor
que por su intensidad carece de matiz afectivo.
Indiscriminación propia del harem, regida por la ley de entrega, se pierde en estas familias la función anímica
esencial del despliegue de la subjetividad.
La función paterna metaforiza el déspota oriental, quien consagra todo su tiempo al placer, se anula
en, y por el goce mismo, tiene el poder, pero en el fondo es el fantoche de la madre.
Hacedor de la ley, portador de una ley endogámica, el padre se presenta como un ser todopoderoso y sin
fallas.
A él todo le pertenece.
Todo es posible también dentro de estas células mortuorias. Lo bueno y lo malo.
Circulan una promiscuidad violenta en la que el intercambio de objetos crea una indiferenciación entre
los cuerpos.
Hay una pérdida de alteridad: la relación no es de otro a otro, sino de uno a uno mismo
Es la posesión del otro la que define este acto de enajenación, acto de apropiación.
Podemos hablar de la violencia del secreto, de la presencia vivida como intrusión y la ausencia como vacío
abismal.
Podemos hablar de la violencia que implica la pérdida de la intimidad: nadie sabe quién dijo lo que dijo ni
nadie sabe quien hizo lo que se hizo.
El que tiene algo que decir no es escuchado, porque se ha roto la intimidad en función de la intimidación.
Entonces: hablar de familia y violencias implica analizar el lugar de la subjetividad en el marco de
configuraciones familiares y sociales.
La violencia en sus distintas formas podrá ser abordada en la singularidad de cada historia, teniendo siempre
en cuenta el horizonte interdisciplinario.
Cuando se violentiza desde la intervención se habla en nombre de discursos salvacioncitas, correctores, que
no son más que el fascismo del amor.
La posición ética en el campo de la violencia familiar implicará en el trabajo con aquellos que fueron
violentados desculpabilizar y responsabilizar
Responsabilidad daría cuenta de la posibilidad de implicarse consigo mismo y con su historia y comprender
su posición frente a la propia pulsión.
No es pensar que consintió, no es pensar si lo provocó, es poder empezar a pensarse como sujeto.
Pero el responsabilizar al otro implica el deber ineludible de pensar en nuestra propia responsabilidad (…
como exigencia que el otro me impone desde su desamparo…)
En las prácticas violentas domina la descomplejización, la indiferenciación
(Estética de fin de siglo)
Violentando su intimidad, el niño, sus padres, serán uno para cada institución, se lo fragmentará y
recompondrá ortopédicamente en el extremo opuesto de lo que debería ser la intervención pacificante.
Pensar interdisciplinariamente no es creer en el mito del Uno, es afirmar que disentir es crecer.
Pensar en la integración pero también en la aceptación de la diferencia de los que no opinan como nosotros.
Justamente esto es lo opuesto a la violencia y al desamparo: la democratización de los vínculos, la
democratización del saber, la pacificación del sentir con otro.
Brindar a otro confundido un aparato para sentir los propios sentimientos.
No insistir en el hacer, darle lugar al ser.
Muchas veces en casos de mujeres violentadas, una dependencia esencial las impulsa a preguntarnos qué
hacer.
Nos preguntan qué debo hacer para ser
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Si algo de esto logramos por lo menos intentaremos no revictimizar.
Si en estas familias nadie sabe quién hizo lo que hizo, ni quien dijo lo que dijo, se re victimiza cuando se toma
una medida y nadie se hace cargo de la misma y siniestramente se duplica la escena: de eso no se habla.
Se revictimiza cuando:
La palabra violenta y cuando el decir institucional es ambiguo
Cuando no se articulan prácticas y procedimientos y el niño será esquizofrénicamente uno para cada discurso
Se opera no desde la autoridad sino desde el autoritarismo
Cuando se vuelve a duplicar en la intervención la violencia de la intimidación.
No se opera desde una legalidad limitante y protectora.
No se cree en el dolor ni en la impotencia de aquel que se revictimizó
Se confunde precariedad en el vínculo con precariedad material y se sanciona la pobreza.
Se confronta a los niños y a sus padres en elecciones imposibles, ignorando el peso que tiene en estas
familias la supuesta lealtad
Se coloca en el lugar de super yo sádico que exige proezas.
La institución se coloca en posición vouyerista o melancólica y decide “por tu propio bien”, desde el discurso
redentor que no es en suma más que el discurso del fascismo del amor.
Se convierte al niño en acusador de su verdugo, cuando es al adulto y a las autoridades habilitadas a las que
les corresponde el rol de acusar a aquél que ha lesionado.
Se revictimiza, entonces, cuando se desconoce la subjetividad y no se escucha en el menor al niño.
Menores: lugar de resto; de exclusión social de aquello que desalojado por operación de desestimación, nos
retorna como caricatura desde lo real.
Se trabaja con una doble marginalidad, la de la locura y la de la pobreza.
Trabajar en un tribunal de menores implica enfrentarse con las mayores heridas narcisistas, con la violencia
en sus formas más descarnadas.
¿Cómo surgen estos órganos del deber social que funcionan como aparato de control simbólico e
ideológico de la infancia?
Chicago, 1898, imbuidas en la idea moderna de la niñez y, en el marco de las clases acomodadas, para
moralizar y controlar a las clases bajas, el movimiento de los llamados Salvadores del Niño, impulsará la
creación del primer Tribunal de Menores.
Proteger a menor, ampararlo, tutelarlo, redimirlo, será el esfuerzo primitivo, romántico e intrusivo de este
movimiento.
Los niños tendrán, de aquí en más un trato diferenciado desde la Ley.
Cuando en 1938 se crea en la provincia de Buenos Aires el Fuero especializado en menores, el sustrato
ideológico era el mismo: beneficencia y caridad, disciplinamiento y control
Vigilar y castigar… pero también vigilar y auxiliar.
DE LA INTERVENCIÓN
Delitos cometidos por menores (área penal)
Fugas del hogar
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Maternidades tempranas
Maltrato
Abandono (área asistencial)
Guardas, adopciones (área civil)
Menores que han cometido delitos, menores víctimas de delitos
La institución que recibe una demanda desde el exterior, que por su cantidad y calidad resulta ingobernable,
nos hará objeto de una demanda impiadosa.
La primera domina la imposibiliadad de la justicia de resolver problemas que nos son judiciales;
La segunda nos descoloca frente a nuestras posibilidades de pensar, ambas desde el imperio de la cantidad
y el agobio de la calidad.
Ubicados como auxiliares del juez, la demanda institucional nos viene planteada con frecuencia por la
imperatividad de los solicitan, jueces, secretarios, en su acuciante necesidad de toma decisiones.
Trabajamos en emergencia.
¿Y la demanda del sujeto?
Generalmente no se demanda nuestra intervención. No tratamos con pacientes, trabajamos con
aquellos que viene a “atenderse”, aunque algunos vengan tal vez a sostenerse.
Trabajamos con menores, cuyos actos hacen síntoma en otros, su padres o las instituciones, pero de
los que ellos en principio no se quejan.
¿Qué se nos demanda cuando, desde la letra de la ley, se nos solicita un examen psicológico?
Se espera que a través de nuestra intervención, algo se calle o se revele. Se buscará que algo se confirme
Que se escuche la necesidad y no el deseo, que alguien cargue con la angustia parental institucional.
El discurso jurídico es el del poder. Está vinculado al ejercicio del poder social.
Prohíbe, silencia, exige.
“Es uno de los pocos discursos que a veces prohíbe el silencio, porque hay cosas que deben decirse
permanentemente y cree en la verdad en lo que el mismo dice de sí mismo y del sujeto”
DE ESTIGMAS Y DIAGNOSTICOS
101
El niño, el adolescente, sus padres, son traídos a nuestro despacho con un primer diagnóstico silvestre
aportado por la institución: violador, abandonado, homicida, golpeador, categorías que tendremos que dejar
caer para escuchar su nombre.
Apresados en la denominación genérica de menor y en la particularidad de un expediente, nos llega un
causante.
Esto es alguien en el que los sistemas de regulación operaron aboliendo su subjetividad
Desde aquí las ideas judiciales acerca de la familia, el niño, la moral y la sexualidad operan como obstáculos
produciendo ideologización de la práctica. La noción de tratamiento judicial basada en la adaptación y
disciplinamiento social rebasa nuestra idea de la cura.
Generalmente se demanda nuestra intervención por un muy, por un plus; niños muy golpeados o muy
violentos.
Exceso que es una falta y falta que es un exceso
¿en qué viejas historias de desencuentros y fracturas de la función materna y paterna se
inscribe su exceso y se encuentra su falta?
Si no ponemos en juego la lectura de la otra escena del paradójico exceso falta, trabajamos solo en la
dimensión de la falta en lo jurídico.
ENTONCES:
¿Quién leerá el síntoma?
Hay un orden legal fallido y se demanda el lugar de la ley.
En tanto jurídico, “el hecho” da cuenta de un ilícito, en tanto subjetivo, de un enigma que deberá ser
descifrado.
Trabajamos así en la dimensión subjetiva de la transgresión, enfrentando al sujeto con su acto.
El imperativo categórico “piense” guiará nuestra intervención.
Limitar un acto para que no se produzca otro mayor, pero también el pensar, allí para que en lugar de desafío
aparezca la palabra… aquí la prevención…
Estados de sopor, pánico, furia, algunos de estos adolescentes tienen un compromiso en su subjetividad
como si se tratara de un vaciamiento, una ajenidad de sus sentimientos.
Ante tanta vacuidad ¿Quién leerá el sentido de no sentir?
Nos llegan pedidos de ordenamiento y legalidad en los que la legalidad familiar es la apropiación del otro,
como una pertenencia, bajo el nombre judicial de víctimas de abuso deshonesto, lesiones, violación.
Casos en que la huida de una trampa incestuosa nos llega como fugas de hogar.
Se presentan en plena retracción.
Hablan de lo que nunca hablaron, más allá de la indagatoria judicial, más allá del amparo, más allá de la
educación, del poder
Pero no es lo mismo ser entrevistado en un consultorio por un psicólogo al que se acudió voluntariamente,
que por uno ubicado en una institución en la que se lo va a juzgar por su acto.
¿Quiénes seremos para ellos, el que lo va a curar, a juzgar, el cómplice?
¿Y la posición transferencial: superyoica, doble especular, hacedor de bienes?
Se dice que la tarea de los juristas es decidir sobre casos
Paro para el discurso jurídico, entre las categorías del caso y la ley, el primero en tanto singularidad tendrá un
lugar marginal.
Pero, para el discurso psicológico la singularidad del caso será central.
Nuestro caso no hace ley.
Enfrentados una y otra vez en la práctica al desafío de la legalidad, al exceso de violencia, a la emergencia,
se nos impone superar la inmediatez conmovedora del suceso, del dato, del hecho que sacude la opinión
pública, al funcionario y su expediente, para diseñar abordajes que requieren de una continua revisión de
los dispositivos teóricos y de la dimensión ideológica que inexorablemente los atraviesa.
Tendremos que hacerlo en el marco de una institución traspasada alternativamente por un discurso
melancólico y paranoico que, en nombre del fascismo del amor, separa hijos de madres y, que en su afán de
encontrar rápidamente un culpable ante el testimonio de una impotencia encuentra el de una culpa.
En nombre del supremo bien del menor y apelando a racionalizaciones para volver soportable lo insoportable,
el tribunal separará, hijo por aquí, madre por allá, restituirá… sin mediación simbólica
102
Y en nombre del bien Muchas veces, lo que tendría que actuar como instancia de corte y acotamiento, actúa
como mera instancia de reproducción.
Donde tendría que operar la ley como señal simbólica del límite de la voluptuosidad, solo estará la insaciable
voluntad de poder. Donde desde una terceridad se tendría que instaurar un orden y jerarquizar la palabra, se
impondrá una renuncia pulsional pero no en relación a un intercambio de amor.
Violencia, vulnerabilidad:
Algunos de los actos violentos suelen corresponder a estrategias de supervivencia en los que la violencia
surge como forma de recuperación del sentimiento de sí cuando la experiencia traumática de haber sido
víctima de violencia no tuvo posibilidad de ser simbolizada.
Generalmente son niños que han padecido los efectos de una paternidad y maternidad violenta: tanto por
irrupción traumática de estímulos que rompieron sus propias barreras de protección, como por abandono.
Dificultades del pensamiento, trastornos identificatorios, repliegue narcisista, incapacidad para tramitar
duelos, fallas en las posibilidades anticipatorias a las situaciones de castigo y a las situaciones riesgosas,
ente otras.
Estos chicos “no pierden, más bien se pierden”. Si él no es “nada ni nadie” y el que está enfrente tampoco lo
es, ya no hay referencia a un tercero posible. Se supusieron abolidos por otro. No son nada ni nadie, y ante
esto queda abolido el propio sentir.
Se presentan abúlicos, con desapego, presentan dificultades para pensar, para sentir y para poder
subjetivarse y formar proyectos. Su yo se ha vaciado. Sólo hay aturdimiento.
Estados de hiperactividad, desborde, abulia, como de depresión enmascarada. Esperan del
mundo externo la provisión de sensaciones que no pueden encontrar en su mundo interno.
La búsqueda de sentir es a través de golpes, accidentes, de peligro. Sólo sienten cuando son
inundados por estímulos.
Esta abolición del propio sentir es la operación por la cual predomina la desestimación de la
instancia paterna combinada con la desestimación del sentir, no de la realidad. A través de
manifestaciones catárticas tratan de expulsar el problema.
¿Por qué impera la tendencia a la aniquilación de lo vital? Según Freud, la tendencia originaria al abuso de
poder, a la aniquilación del otro, a la autodestrucción, es una tentativa de liberarse de la propia
autodestrucción.
Responsabilidad deriva del latín respondere, responder por sus propios actos, frente a sí mismo y frente a
los demás. Giorgio Agamben, en “Lo que queda de Auschwitz”, retoma que responsabilidad deriva del
verbo latino spondeo: salir garante de alguno o de sí mismo en relación a algo o frente a alguien.
¿Es posible pensar la escena jurídica como dispositivo que propicie la responsabilización subjetiva?
Responsabilizarse implica poder empezar a pensarse en relación a su acto, pensar su sujeción y
poder devenir sujeto y no ser objeto de sus impulsos.
Más allá de la indagación judicial, más allá del amparo, del poder, la cuestión es implicarse en sus propias
investiduras: padres e hijos.
Pero centrarse en la responsabilidad subjetiva desestimando la pregunta respecto de la responsabilidad
social, anularía el acceso a la discursividad social, excluyendo del cuerpo social aquello que le pertenece.
104
Sin embargo, en respuesta al accionar delictivo no únicamente de jóvenes, pero que tenían a jóvenes como
víctimas, se siguen pidiendo penas más duras para los menores: que pague un menor.
Acerca de la intervención:
La verdad de la que la disciplina psicológica podrá dar cuenta es la del criminal, no la del crimen, la del sujeto,
no la del hecho.
La especificidad de esta práctica no se encuentra en la búsqueda de una verdad que responda al “Qué”, a la
interpelación que se nos efectúe desde allí no podemos sino responder por el “Quién”.
Nos encontramos con jóvenes que están atrapados por sus actos. A nosotros nos corresponderá analizar la
otra escena, la causa que causa la causa.
¿Cómo hacer que el joven comience a pensar en las consecuencias del acto cometido?
Se puede poner en juego algo del orden de la prevención, si prevención no es antes de, sino intervenir,
revisar la conducta estereotipada coagulada del sujeto.
También limitar un acto para que no cometa otro.
Una de las posibles metas de la intervención sería, que allí donde era el desafío de una supuesta legalidad,
un pensar crítico debe advenir.
Introducir la dimensión de interrogación del deseo de los otros. Del límite simbólico como protector para sí y
para los demás.
Desbaratar la ilusión positivista del encuentro con los grandes cuadros, del perfil del joven delincuente en pos
de la comprensión de la singularidad.
No se trata de psicopatologizar las categorías sociales, sino de repensar los efectos devastadores de la
violencia en el psiquismo que hacen a un joven más vulnerable a ser atrapado por la red penal.
Se trata tal vez de repensar lo que ya en 1946 planteaba Winnicott de que la conducta antisocial aparece
como un desafío que los elementos maduros de la sociedad deben afrontar y contener con dureza.
Recordemos también que la tendencia antisocial para Winnicott es una forma de poner a prueba a los padres,
para que sean lo que dicen que son, y para que el ambiente soporte lo que el niño es.
Las primeras etapas del desarrollo emocional están llenas de conflicto y desintegración potenciales.
La relación con la realidad externa todavía no está firmemente arraigada; la personalidad aún no está del todo
integrada; el amor primitivo tiene un fin destructivo, y el niño pequeño no ha aprendido todavía a tolerar y
manejar los instintos. Puede llegar a manejar estas cosas, y muchas más, si lo que lo rodea es estable y
personal. Al comienzo, necesita indispensablemente vivir en un círculo de amor y fortaleza para que no
experimente demasiado temor frente a sus propios sentimientos y sus fantasías y pueda progresar en su
desarrollo emocional.
Si el hogar no proporciona todo esto antes de que el niño haya establecido la idea de un marco, ya no se
siente libre. Se torna ansioso, y si tiene esperanzas, comienza a buscar un marco fuera del hogar. El niño
105
cuyo hogar no logra darle un sentimiento de seguridad busca las cuatro paredes fuera de su hogar.
Busca una estabilidad sin la cual puede perder la razón.
A menudo, el niño obtiene de sus parientes y de la escuela lo que no ha conseguido en su propio hogar.
El niño antisocial simplemente busca un poco más lejos, apela a la sociedad en lugar de recurrir a su familia
o a la escuela, para que le proporcione la estabilidad que necesita a fin de superar las primeras y muy
esenciales etapas de su crecimiento emocional.
En la delincuencia manifiesta lo que encontramos es la necesidad aguda que tiene el niño de un padre
estricto que proteja a la madre cuando aparezca.
El padre estricto que el niño evoca también puede ser afectuoso, pero en primer lugar debe mostrarse estricto
y fuerte. Sólo cuando la figura paterna estricta y fuerte se pone en evidencia, el niño puede recuperar sus
impulsos primitivos de amor, su sentimiento de culpa y su deseo de reparar. A menos que se vea
envuelto en dificultades, el delincuente sólo puede tornarse cada vez más inhibido para amar, y en
consecuencia más y más deprimido y despersonalizado, y eventualmente incapaz de sentir en absoluto la
realidad de las cosas, excepto la realidad de la violencia.
La delincuencia indica que todavía queda alguna esperanza. No es necesariamente una enfermedad que el
niño se comporte en forma antisocial, y a veces la conducta antisocial no es otra cosa que un S.O.S. en
busca del control ejercido por personas fuertes, cariñosas y seguras. La mayoría de los delincuentes son en
cierta medida enfermos y la palabra enfermedad se torna adecuada por el hecho de que, en muchos casos, el
sentimiento de seguridad no se estableció suficientemente en los primeros años de vida del niño como para
que éste lo incorpore en sus creencias. Un niño antisocial puede mejorar aparentemente bajo un manejo
firme, pero si se le otorga libertad no tarda en sentir la amenaza de la locura. De modo que vuelve a atacar a
la sociedad.
El niño normal a quien su propio hogar ayuda en las etapas iniciales, desarrolla una capacidad para
controlarse, un “ambiente interno”, con una tendencia a encontrar buenos ambientes.
El niño antisocial, enfermo, que no ha tenido la oportunidad de desarrollar un buen “ambiente interno”
necesita absolutamente un control exterior para sentirse feliz, para poder jugar o trabajar.
A los niños carentes de vida hogareña es posible manejarlos de dos formas: se les puede hacer psicoterapia
personal, o bien proporcionarles un ambiente firme y estable con cuidado y amor personales, y aumentar
gradualmente la dosis de libertad.
En realidad, sin esto último, no es probable que la psicoterapia personal tenga éxito. Y con la provisión de un
sustituto hogareño adecuado, la psicoterapia puede tornarse innecesaria.
La psicoterapia personal apunta a capacitar al niño para completar su desarrollo emocional.
Incluye el establecimiento de una buena capacidad para sentir la realidad de las cosas reales, tanto externas
como internas, y para lograr la integración de la personalidad individual.
Después de estas etapas primitivas, aparecen los primeros sentimientos de preocupación y culpa, y los
primeros impulsos de reparación.
La tendencia antisocial se caracteriza por contener un elemento que compele al ambiente a adquirir
importancia. Mediante impulsos inconscientes, el paciente compele a alguien a ocuparse de su manejo.
Incumbe al terapeuta comprometerse en este impulso inconsciente del paciente y tratarlo, valiéndose de su
manejo, tolerancia y comprensión.
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La tendencia antisocial implica una esperanza. La falta de esperanza es la característica básica del niño
deprivado que, por supuesto, no se comporta constantemente en forma antisocial, sino que manifiesta dicha
tendencia en sus períodos esperanzados.
Comprender que el acto antisocial es una expresión de esperanza constituye un requisito vital para tratar a
los niños con tendencia antisocial manifiesta. Una y otra vez vemos cómo se desperdicia o arruina ese
momento de esperanza a causa de su mal manejo o de la intolerancia.
El tratamiento adecuado para la tendencia antisocial no es el psicoanálisis, sino el manejo: debemos ir al
encuentro de ese momento de esperanza y estar a la altura de él.
Hay una relación directa entre la tendencia antisocial y la deprivación. Los casos típicos se dan entre el
año y los dos años de edad aprox., o sea cuando la criatura deja de ser un bebé y empieza a dar sus
primeros pasos.
Cuando existe una tendencia antisocial ha habido una verdadera deprivación y no una simple privación, el
niño ha perdido algo bueno que, hasta una fecha determinada, ejerció un efecto positivo sobre su experiencia
y que le ha sido quitado; el despojo ha persistido por un lapso tan prolongado, que el niño ya no puede
mantener vivo el recuerdo de la experiencia vivida.
Dicha tendencia presenta siempre dos orientaciones.
Una está representada típicamente por el robo y
La otro por la destructividad.
Mediante el robo, el niño busca algo en alguna parte y, al no encontrarlo, lo busca por otro lado si aún tiene
esperanzas de hallarlo.
Mediante la destructividad, el niño busca el grado de estabilidad ambiental capaz de resistir la tensión
provocada por su conducta impulsiva;
Busca un suministro ambiental perdido, una actitud humana en la que el individuo pueda confiar y que, por
ende, lo deje en libertad para moverse, actuar y entusiasmarse.
El niño provoca reacciones ambientales totales valiéndose en particular de la destructividad, como si buscara
un marco en constante expansión. Podemos discernir una serie de encuadramientos: el cuerpo de la madre,
sus brazos, la relación parental, el hogar, la familia extendida, la escuela, la localidad de residencia con sus
comisarías, el país con sus leyes.
El Robo
El robo va asociado a la mentira, y ambos ocupan el centro de la tendencia antisocial.
El niño que roba un objeto no busca el objeto robado, sino a la madre, sobre la que tiene ciertos
derechos. Estos derivan de que (desde el punto de vista del niño) la madre fue creada por él. De hecho, el
significado que ella tenga para el niño depende de la creatividad de éste.
Las dos orientaciones: el robo y la destrucción, la búsqueda del objeto y la conducta provocante, se
unen dentro del niño y esa unión representa una tendencia a la autocuración, entendiéndose por tal la
cura de una defusión de los instintos.
En el cuidado corriente del bebé, la madre debe habérselas constantemente con su capacidad de causar
fastidio. Cualquier exageración de esta capacidad de causar fastidio puede indicar la existencia, en el bebé,
de cierta deprivación y tendencia antisocial.
Aunque cada síntoma posee un significado y valor específico, el factor común en que se basa la
tendencia antisocial es la capacidad que tienen los síntomas de causar fastidio.
107
La voracidad del niño forma parte de su búsqueda compulsiva de una cura que provenga de la misma
persona (la madre) que causó su deprivación.
Así como la voracidad puede ser una manifestación de la reacción ante la deprivación y de una
tendencia antisocial, lo mismo puede decirse de la enuresis, la destructividad compulsiva y la
tendencia a fastidiar o armar líos.
Para estudiar más a fondo el robo habría que referirse al deseo compulsivo de salir a comprar algo, una
manifestación común en la tendencia antisocial que se encuentra en los pacientes psicoanalíticos. Dentro de
la misma categoría encontramos las salidas sin finalidad alguna, a modo de rabonas.
La pérdida original
En la base de la tendencia antisocial hay una buena experiencia temprana que se ha perdido.
El bebé ha adquirido la capacidad de percibir que la causa del desastre radica en una falla ambiental, ésta es,
sin duda, una característica fundamental de la tendencia antisocial.
Los niños presentan muchas compulsiones antisociales que sus padres logran tratar con éxito en sus etapas
tempranas.
Pero, los niños antisociales presionan constantemente para obtener esta cura mediante una provisión
ambiental que, sin embargo, son incapaces de aprovechar.
Tratamiento
El psicoanálisis no es el tratamiento indicado para la tendencia antisocial.
El método terapéutico adecuado consiste en proveer al niño de un cuidado que él pueda redescubrir y poner
a prueba, y dentro del cual pueda volver a experimentar con los impulsos del ello.
La terapia es proporcionada por la estabilidad del nuevo suministro ambiental.
Los impulsos del ello sólo cobran sentido si el individuo los experiencia dentro del marco de las relaciones del
yo; cuando el paciente es un niño deprivado, las relaciones del yo deben obtener el soporte de la relación con
el terapeuta.
El ambiente es el que debe proporcionar una nueva oportunidad para las relaciones del yo, por cuanto el niño
ha percibido que su tendencia antisocial se originó en una falla ambiental en el soporte del yo.
Si el niño es una paciente psicoanalítico, el analista tiene dos alternativas:
1) hacer posible que la transferencia cobre peso fuera del marco analítico;
2) prever que la tendencia antisocial alcanzará su máxima potencia dentro de la situación analítica y
estar preparado para soportar el impacto.
108
Sobre el psicólogo Forense
Fuera cual fuere la inscripción institucional del psicólogo en relación a su desempeño en el ámbito forense, el
carácter de su intervención, en forma implícita o explicita no será otro que el pericial: asesorar, mediante
una u otra modalidad de intervención de acuerdo a su saber específico y conocimientos especiales,
Si bien la peritación aparece en el derecho romano, será durante el S XIX, con el surgimiento del saber psi,
que los especialistas adquieren ese carácter de expertos.
SE esperará de este experto, más que una verdad científica, la resolución de una cuestión administrativa
desde el lugar estratégico asignado en un proceso de decisión.
Porque aunque es otra la instancia decisoria, será ese diagnostico el que comprometa directa o
indirectamente el destino de una persona. .
Punto este, de un anudamiento saber-poder, de anclaje de la cuestión ética en esta práctica.
Desde un particular anudamiento saber-poder, nos veremos consecuentemente condicionados por una
posibilidad de deslizamiento, desde la Delegación de Poder en una técnica, hacia la confusión del poder de la
Técnica misma, elevando su aplicación a un criterio de verdad ofrendado al discurso del poder:
Produciremos meramente justificación. Instancia reflexiva mediante, podremos empero, persistir en la
búsqueda /reconocimiento de la verdad científica (epistemológica, metodológicamente) posible, discriminada
al apremio administrativo del poder.
◊ Por un lado hace posible el sostenimiento del lazo social en tanto regula ese lazo, pero a su
vez, deja como lastre una deuda y una tentación.
◊ Una deuda simbólica que es preciso pagar respetando la ley y de la cual el sujeto es responsable,
pero también una tentación a trasponer los límites de lo prohibido, conformada como oscura culpa,
oscuro goce.
◊ El costo que se paga por la atracción a condescender hacia lo interdicto demarcado por la ley es el
de una culpa inconciente. Incesto y parricidio marcan un límite que, si bien pacifica a los
humanos, también les provoca la tentación de franquearlo.
El discurso jurídico también delimita lo prohibido instaurando la ley. Allí el discurso jurídico y el psicoanalítico
se intersectan.
Culpabilidad y amor.
La culpa, entendida como la falta de la que el sujeto es de una u otra manera responsable, ubica al sujeto
bajo la mirada y el juicio del Otro, en el lugar del acusado, del reo que deriva de “reor” que es “contar”; reo es
el que cuenta y da cuenta de su acto a través de la palabra, y el que contabiliza sus faltas.
En la culpabilidad como en el amor, el sujeto se declara, dice Legendre. Y también, en la cuestión del amor,
como en la de la culpa, se pone en juego el sistema de prohibiciones.
El amor valsea en torno a lo prohibido, el amante es también un reo del amor, el que cuenta y da cuenta de su
acto de amor a través de las palabras.
109
Culpa, amor e inconciente están relacionados, en principio, con una legislación que determina lo que está
prohibido y lo que está permitido.
La culpa es la marca de la ley que deja su rastro en el sujeto como falta por la tentación que la causa: una
falta ignorada y por eso inconciente, el amor es la eterna nostalgia hacia lo que la ley sanciona como
prohibido, el inconciente revela la división del sujeto que se dirime permanentemente entre el deseo
por lo prohibido y el acatamiento de la ley que excluye lo prohibido.
Tales deseos son revelados a través de sueños, lapsus, fantasías, y es a través de estas producciones que se
vincula al inconciente con la culpa.
La ley que inscribe lo prohibido funda la palabra, el deseo, el sujeto del inconciente, el sujeto de la culpa y el
sujeto del amor.
Lacan al abordar al evanescente sujeto del inconciente se enfrentó con su inconmensurabilidad y la imposible
integración del sujeto a la ciencia, lo cual a su vez, señala el camino de la investigación en psicoanálisis:
indagar al sujeto de la enunciación con las herramientas que su técnica y metodología proveen.
Prohibición y antijuridicidad.
Mientras el discurso jurídico se propone objetivar todo acto que instaure lo prohibido dando cuenta de su
antijuridicidad, será tarea del psicoanálisis dar cuenta de cómo se subjetiviza lo prohibido y cuáles son las
causas que llevan a los hombres a precipitarse hacia lo ilícito, íntimamente ligado al amor, a la culpa y al
inconciente.
Ley, sistema simbólico, y lenguaje preceden la llegada del sujeto al mundo y demarcan desde un principio el
campo de lo interdicto.
Toda sociedad precisa contar con este dispositivo que delimita lo prohibido, ya que sin él se destruiría.
El sujeto no es ajeno a las tentaciones que lo ligan a lo vedado. Sea culpable por desearlas o por actuarlas –
lo que sin duda no es lo mismo-, son infinitas las motivaciones que pueden precipitar al sujeto hacia allí.
Es aquí donde el psicoanálisis contribuye al discurso jurídico, porque cuando éste define cuál es la
especificidad del hombre del que se ocupa, no puede desconocer la causalidad psíquica de ese hombre: no
es el hombre absolutamente libre y dueño de sus actos, que puede deliberar consigo mismo. La manera en
que se inscriben la ley y el lenguaje en cada subjetividad tiene infinitas coartadas, y por eso es preciso saber
escuchar.
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En la cuestión de la culpabilidad se entrecruzan lo institucional social y lo institucional subjetivo. El autor de un
delito comete su falta al menos tres veces:
1) La primera vez es el culpable el que actúa y mueve al criminal;
2) La segunda vez es el criminal el que actúa y satisface al culpable; y
3) La tercera vez es el responsable el que podría interrogar al criminal.
El crimen no supone sólo el cumplimiento de un acto material sino también una implicación subjetiva; y a
partir de esto sería interesante tomar, para la indagación de la psicopatología del acto delictivo, la indagación
de tres ejes:
a) El acto criminal
b) Motivación o inmotivación del mismo y
c) La sanción penal y sus consecuencias en la subjetividad.
Por lo cual será importante indagar y detectar si el sujeto acusado de un crimen plantea las siguientes
seriaciones:
a) crimen → culpa →responsabilidad → sanción penal
b) crimen → culpa → sanción penal
c) crimen → sanción penal
En el caso a) se logra una conveniente implicación subjetiva, dado que la sanción penal logra subjetivizarse
en relación al acto y de esta manera la subjetividad inscribe una articulación entre la falta y lo que señala la
ley.
La función clínica del Derecho se cumplió satisfactoriamente en esta seriación.
En el caso b), se logra una implicación subjetiva parcial, dado que el sujeto reconoce su culpa, pero no se
hace responsable del acto y de esa manera la sanción penal corre el riesgo de no obtener su subjetivación.
La función clínica del Derecho se cumplió parcialmente en esta seriación, ya que no puede afirmarse que la
“mente del acusado” haya procesado la pena otorgada por el delito cometido.
En el caso c), al quedar desarticulado el acto criminal de la sanción penal, y expulsada cualquier implicación,
el sujeto queda ajeno y forcluído del acto, lo cual supone un alto riesgo, ya que en tal caso queda propenso a
la repetición ad infinitum de la actuación criminal.
La función clínica del Derecho fracasó.
Si el sujeto no reconoce y se hace cargo de su falta, será difícil que pueda otorgar significación alguna
a las penas que se le imponen, y por lo tanto a las consecuencias de su acto criminal.
La falta de reconocimiento y significación de la sanción penal degradada sólo como castigo lleva a
redoblar la tendencia al pasaje al acto criminal.
Es posible investigar la cuestión del asentimiento subjetivo del criminal vía su discurso y las prácticas
discursivas que en torno a él provocan las sanciones penales.
Hablamos de sanción penal y no de castigo por entender que la penalización procura
fundamentalmente que el sujeto objetivice y subjetivice su falta.
Si la sanción penal se tomara como un castigo aquello no podría lograrse.
El castigo sólo alimenta las ansias de venganza por un lado y deja de lado al sujeto responsable por el
otro.
111
En este sentido consideramos importante la contribución de Legendre sobre la “triangulación del sujeto
inculpado” con el cual el jurista abre el lugar que le corresponde al psicoanalista en el proceso.
El esquema es simple:
El acusado (1), hace frente a su acusador
(2), y responde por el crimen ante sus jueces
(3), los que tienen el oficio de dar “una sentencia jurídicamente fundada” en la interpretación del caso a la luz
del “corpus de los textos”
(4), que aparece como referencia absoluta, o lo que llamamos desde el psicoanálisis “el gran Otro (A)”.
De esa manera se rompe con cualquier especularidad imaginaria que opera desde la interpretación de los
textos; en suma, se incorpora una legislación simbólica, ajena a cualquier arbitrariedad, venganza, o castigo.
El lugar de los jueces sería objetivar, desde la interpretación del corpus de los textos, la culpabilidad del
acusado;
En cambio, los expertos del campo psi, los psicoanalistas en este caso, pueden contribuir con el juez en el
trabajo de intérpretes, aportándole la significancia de lo que se jugó en la subjetividad del “reo” y dirimir si éste
puede hacerse responsable de su acto.
En este sentido es importante el lugar del “rito”, las liturgias, en tanto escenificaciones del proceso, posibilitan
al reo subjetivizar su falta, declarar su implicación en el crimen y, de esa manera, socializar la culpa, esto es,
hacerse responsable. Esta es la única manera de no dejar la culpa en estado mudo, haciéndola circular por el
campo de lo simbólico y lo imaginario.
En la culpabilidad (como en el amor), el sujeto se declara:
Miembro de una sociedad → no hace lo que quiere
Miembro de una genealogía → pertenece a una serie institucional
Sujeto responsable de sus actos → no es un autómata y su acto no es automático
En conclusión: la cuestión de la culpabilidad, de una u otra manera, está al servicio de la legitimación
del lazo social.
Superados distintos grados de análisis pura y estrictamente jurídico, el juez -por caso en los delitos dolosos-
se preguntará si quien ha vulnerado un bien jurídico penalmente Protegido, como ser la vida, o la propiedad,
la integridad física o la sexual, lo hizo:
a) con capacidad de comprender, entender lo injusto del hecho; es decir con el conocimiento -al menos
potencial- sobre la criminalidad de su conducta y
b) si teniendo la capacidad de dirigir sus acciones en otro sentido, optó por el camino equivocado.
Cuando estas 2 condiciones que los penalistas llaman “presupuestos de la imputabilidad” estén presentes,
el Estado se hallará -proceso mediante donde se pondrán en juego distintas reglas, derechos y garantías- en
112
condiciones de reprocharle al sujeto su conducta imponiéndole una sanción, porque -de no darse alguno de
tales presupuestos- la conducta, por disvaliosa que aparezca, no será punible.-
1º. El que no haya podido en el momento del hecho, ya sea por insuficiencia de sus facultades, por
alteraciones morbosas de las mismas o por su estado de inconsciencia, error o ignorancia de hecho no
imputable, comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones.
En caso de enajenación, el tribunal podrá ordenar la reclusión del agente en un manicomio, del que no
saldrá sino por resolución judicial, con audiencia del ministerio público y previo dictamen de peritos que
declaren desaparecido el peligro de que el enfermo se dañe a sí mismo o a los demás.
En los demás casos en que se absolviere a un procesado por las causales del presente inciso, el tribunal
ordenara la reclusión del mismo en un establecimiento adecuado hasta que se comprobase la
desaparición de las condiciones que le hicieren peligroso;
2º. El que obrare violentado por fuerza física irresistible o amenazas de sufrir un mal grave e inminente;
3º. El que causare un mal por evitar otro mayor inminente a que ha sido extraño;
4º. El que obrare en cumplimiento de un deber o en el legítimo ejercicio de su derecho, autoridad o cargo;
5º. El que obrare en virtud de obediencia debida;
6º. El que obrare en defensa propia o de sus derechos, siempre que concurrieren las siguientes
circunstancias:
agresión ilegítima;
necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla
falta de provocación suficiente por parte del que se defiende.
Inciso 1º- “...El que no haya podido en el momento del hecho, ya sea por insuficiencia de sus facultades, por
alteraciones morbosas de las mismas o por su estado de inconciencia, error o ignorancia de hecho no
imputable, comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones…”
En consecuencia, cuando una persona realiza una acción que constituye una violación a la ley, se está
cometiendo un delito –esta es la base jurídica- y cuando esta acción reputada de delito es realizada con
absoluta conciencia, voluntariedad y lucidez mental –aquí la base psicológica- le es imputable.
Verán entonces que la participación del psicólogo forense en el proceso, es absolutamente necesaria, pues
durante su evaluación psicológica-forense, dará respuesta a la pregunta de si el imputado al momento
de cometer el hecho delictivo cumplía o no los requisitos psicológicos para poder aplicársele la pena.
El estudio pericial sobre ese estado de sus facultades mentales al tiempo del hecho, dando cuenta sobre la
existencia o no de alguna insuficiencia -entiéndase idiocia, imbecilidad, retraso mental- o alteración –psicosis
y demencias por ejemplo- que le impidiere comprender la criminalidad de su acto o dirigir sus acciones en
otro sentido, es ordenado por el juez de oficio o por pedido de las partes cuando existieren presunciones de
alguna anomalía en ese sentido, y es practicado por peritos, generalmente complementándose el psicólogo y
psiquiatra forenses, cuyas conclusiones -de no ser controvertidas por expertos- determinarán el avance o
cierre del proceso, pues –seamos realistas- el juez -como abogado que es- habla el mismo lenguaje del fiscal
113
o el defensor, conoce de su argumentación y podrá o no compartirla, pero difícilmente pueda distanciarse o
controvertir las conclusiones del perito.-
Decíamos que es facultad del juez ordenar este peritaje sobre el estado mental del imputado. Sin embargo,
cuando el delito investigado puede significar la imposición de una pena privativa de libertad superior a los 10
años de prisión, este estudio, se vuelve obligatorio.
Así lo establece el art. 78 del Cód. Procesal Penal de la Nación, y a mi entender resulta criterioso y razonable,
que el Estado se auto imponga la obligación de examinar el estado mental de un sujeto -para descartar que
no resulte inimputable- cuando están en danza penas realmente graves.-
Esta examen obligatorio, va incluso mucho más allá en el caso de los menores de 18 años de edad
imputados de delito, pues ese mismo artículo 78 del Cód. Procesal Penal, determina su obligatoriedad, sin
importar el monto de pena previsto.
Todo menor sometido a proceso penal, por más leve que sea el delito, será visto por especialistas en
psicología forense, quienes se expedirán sobre el estado de sus facultades mentales.-
En procesos donde se investiga la posible comisión de delitos contra la integridad sexual, como ser la
corrupción de menores, el abuso sexual simple, o el agravado por existir acceso carnal o circunstancias
gravemente ultrajantes, también los juzgados instructores suelen ordenar la realización de peritajes
psicológicos para establecer por ejemplo en el caso del imputado -tests y otras técnicas mediante- las
características de su personalidad; o evaluar el impacto o daño psíquico en la víctima, o descartar
indicadores de fabulación o exacerbación imaginaria patológica, verificar en su relato la existencia de
situaciones de victimización, indicadores emocionales tales como temores, vivencias displacenteras,
angustias, pensamientos e imágenes intrusivas que evoquen los hechos investigados; o mecanismos
defensivos -represión, negación- frente a factores de perturbación.-
Sin emitir opinión -por ser materia ajena a mi incumbencia profesional- acerca del acierto o no de las
herramientas que en cada caso en particular los psicólogos forenses eligen para dictaminar respecto al
caso en estudio, puede sí decirse -y así se lee en sus pericias- que se emplean técnicas y baterías de tests
114
proyectivos como el “Desiderativo”, o gráficos como el “HTP” (House, Tree, Person), “Persona bajo la
lluvia”, Dibujo Libre, Familia Kinética, también el “Rorscharch” y el CAT; o psicométricos como el
Bender; entre otros.-
No será pedirle al psicólogo forense que resuelva el caso desentrañando la verdad de lo acontecido,
expidiéndose sobre la realidad histórica o emitiendo un veredicto de culpable o inocente, porque como bien le
escuché decir alguna vez a un psicólogo forense: -“para eso directamente invirtamos los roles, pero con
sueldo incluido”. Sus conclusiones sí, pese a no ser legalmente vinculantes para el juez, le serán de
incalculable valor al tiempo de adoptar una resolución.-
Hay otra importantísima intervención del psicólogo forense durante el trámite del proceso penal, que es,
receptando el testimonio de víctimas de delito contra la integridad sexual o física, cuando resultaren menores
de 18 años.
Así en una reforma al Código Procesal Penal a ocurrida a comienzos del año 2004, se introdujeron dos
artículos, el 250 BIS y el 250 TER.
El primero de ellos, establece que el menor, al momento de ser requerido para prestar declaración, si no
hubiera cumplido los 16 años sólo podrá ser entrevistado por un psicólogo especialista en niños y
adolescentes designado por el Juez o Tribunal que ordene la medida, quedando excluida la
posibilidad de ser interrogado en forma directa tanto por el tribunal como las partes.
El recinto donde se interrogará al menor debe estar acondicionado con implementos adecuados a la edad y
etapa madurativa, y el psicólogo actuante deberá elevar un informe detallado con las conclusiones a las que
arribe al Juez o Tribunal en el plazo que éstos dispongan.-
Las alternativas de la declaración podrán ser seguidas desde el exterior del recinto a través de un vidrio
espejado, micrófono, equipo de video u otro elemento con el que se cuente, a pedido de parte o si el juez o
tribunal lo dispone de oficio.
En ese caso, y en forma previa, se hará saber al profesional a cargo de la entrevista las inquietudes
propuestas por las partes, como también las que surjan en el transcurso del acto, las que se canalizarán
teniendo en cuenta las características del hecho y estado emocional del menor.
El artículo 250 TER establece por su parte que si al momento de comparecer el aún menor de 18 años, ha
cumplido ya los 16 -previo a prestar declaración- el Juez o Tribunal requerirá informe del especialista,
entiéndase el psicólogo forense, acerca de la existencia de riesgo para la salud psicofísica del menor
en el caso de comparecer a los estrados. De no haberlo, quedará habilitado el tribunal para proceder
al interrogatorio, o caso contrario, se deberá proceder de acuerdo de lo dispuesto en el artículo 250
BIS anterior.
Esta forma diametralmente distinta a la manera en que se venía trabajando con menores víctimas de tales
delitos en particular, se ha traducido en estos 5 años de vigencia, a mi humilde entender, en un verdadero
beneficio para ellos, pues -tal como sostuviera en un fallo la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal
y Correccional de esta ciudad (Sala I c. 27.178 “S., M.” resuelta el 12/10/05)- en estos casos, el juez queda
relevado de interrogar, practicándose tal medida a través de personas expertas en el tratamiento de menores,
tales como psicólogos o eventualmente psiquiatras.
De tal modo lo que se evita es la revictimización del niño ante el interrogatorio de sujetos que por
no haber sido formados en la materia puedan provocar un nuevo perjuicio; por lo que este
procedimiento especial, torna efectivo el cumplimiento del art. 3° de la Convención sobre los Derechos del
Niño, en cuanto impone a los tribunales la obligación de tomar medidas atendiendo primordialmente al
“interés superior del niño”, y no vulnera el derecho de defensa en juicio, ya que tanto el tribunal como las
partes tienen la facultad de seguir las alternativas del acto desde el exterior del recinto denominado "Cámara
Gessel", inclusive sugiriendo preguntas cuya formulación al menor queda a criterio del profesional que lleva a
cabo el interrogatorio.-
Igualmente vale aclarar, que este cambio de paradigma en la forma de recibir el testimonio de las víctimas
menores de 18 años, ha suscitado distintas controversias –con fallos diversos- sobre si resulta un peritaje o
prueba testimonial, con las consiguientes consecuencias en uno u otro sentido, o si vulnera el precepto de
juez natural al ponerse la recepción de prueba en cabeza distinta del juez, entre otras, pero aún así, ha tenido
hasta la fecha un balance positivo, a punto tal, que algunos códigos penales provinciales, han introducido
idénticas disposiciones a los arts. 250 bis y ter, como el de la Pcia. de Corrientes en julio de este año, o la ley
26.364 de Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a sus Víctimas” de abril de 2008,
imponiendo idéntica forma de proceder respecto de víctimas menores para los delitos allí previstos, y más
extensivo aún, a cualquier delito y no solo para víctimas sino también testigos menores de 18 años, la
Resolución 59/09 dictada en junio 2009 por Procurador General de la Nación, como cabeza de todos los
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fiscales, instruyéndolos a efectuar los planteos necesarios ante los jueces que actúen, con ellos se proceda
de la forma regulada en el art. 250 bis.
El cambio, ha cosechado más adeptos entre los operadores judiciales, que entre los psicólogos, quienes con
algo de razón -al verse dirigidos a efectuar interrogatorios sobre el delito investigado, y sus particulares
circunstancias de tiempo, de modo, y lugar en que se llevara a cabo, ven correrse esa frontera que separa su
área de incumbencia profesional, para terminar -no ya en una entrevista psicológica- sino casi prestando
testimonio por sí, traduciendo e interpretando al menor, y explayándose –repito- no sobre cuestiones
puramente psicológicas, sino sobre la existencia misma del hecho investigado.-
Cuerpo técnicos periciales
Para terminar, es útil consignar, que por regla, cada poder judicial, nacional y provinciales, cuenta con equipos
periciales forenses.
En el ámbito nacional, la Corte Suprema de Justicia de la Nación cuenta con cuatro cuerpos técnicos
periciales propios, siendo uno de ellos el Cuerpo Médico Forense, del cual depende un Gabinete de
Psicología, siendo éste el encargado de llevar adelante -como peritos oficiales que son- las pericias o demás
intervenciones que se ordenan en el marco del proceso penal, independientemente de la facultad de las
restantes partes del proceso, de proponer o contar con un consultor técnico o perito de parte, para ejercer un
adecuado control de la prueba, si ese fuera su deseo, reservando el Código Procesal Penal, al regular los
medios de prueba, todo un capítulo (Cap. V) a los peritos, de los arts. 253 al 267 donde se regula toda su
actuación, nombramiento, aceptación de cargo, términos, título habilitante, incapacidades e
incompatibilidades, remoción, y hasta sus honorarios.-
A modo de conclusión, cabe poner de resalto la gradual jerarquización que distintas normas asignan a
la psicología como herramienta útil, y en algunos casos de obligatorio auxilio, en cuestiones que
antiguamente -o eran resorte exclusivo del operador judicial- o directamente no se hallaban reguladas.
Bienvenido este mayor trabajo interdisciplinario, y valga como mensaje de aliento que aún cuando la
práctica forense del psicólogo en el ámbito del derecho penal, con sus delitos, sus autores y sus víctimas,
pueda ser un áspero y movilizador terreno, no dejarán de advertir positivamente -desde un plano
estrictamente profesional- que con su ciencia, habrán hecho un gran aporte a la resolución de un conflicto
social -de manera civilizada y democrática- participando como verdaderos protagonistas del sistema de
administración de justicia.
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- Estados garantizan el derecho del niño a dar su opinión y ser escuchado en todos los asuntos que lo
afecten, en todo procedimiento judicial o administrativo, en función de la edad y madurez del niño.
- Derecho a la libertad de expresión siempre que no afect6e los derechos o la reputación de los demás.
- Derecho del niño a la libertad de pensamiento, conciencia y religión.
- Derecho del niño a la libertad de asociación y celebrar reuniones pacíficas.
- Derecho del niño a tener acceso a la información y material que promueva su bienestar social, moral y
espiritual, y su salud física y mental. Para ello los Estados partes alentarán a los medios de comunicación a
difundir tal información y promoverán la producción y difusión de libros para niños.
- Responsabilidades comunes a los padres en lo que respecta a la crianza y al desarrollo del niño.
- Protección contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o
explotación, incluido el abuso sexual.
- Reconocimiento de la adopción siempre velando por el interés superior del niño.
- Dignidad y participación activa en la comunidad del niño mental o físicamente impedido.
- Derecho a la salud. Los Estados partes se comprometen a: reducir mortalidad infantil, asegurar la asistencia
médica, combatir enfermedades y malnutrición, asegurar atención sanitaria prenatal y postnatal a las madres,
educación a todos los sectores de la sociedad acerca de la nutrición de los niños, las ventajas de la lactancia
materna, la higiene, la prevención de accidentes y la planificación familiar.
- Derecho del niño a la seguridad social.
- Derecho del niño a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social,
cuya responsabilidad es de los padres acorde a sus posibilidades y medios económicos. Los Estados partes
los ayudarán para garantizar este derecho.
- Derecho del niño a la educación, para lo cual los Estados partes se comprometen a implantar la enseñanza
gratuita y obligatoria para todos, fomentar el desarrollo de la enseñanza secundaria, tomar medidas para
reducir las tasas de deserción escolar, etc.
- Derecho del niño al descanso, el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias para su
edad y a participar libremente en la vida cultural y las artes.
- Derecho del niño a ser protegido contra la explotación económica y el desempeño de cualquier trabajo que
entorpezca su educación o sea nocivo para su salud o desarrollo.
- Estados partes tomarán medidas para proteger a los niños del uso ilícito de estupefacientes y para impedir
que sean utilizados en la producción y tráfico ilícitos de esas sustancias.
- Estados partes velarán por que el niño no sea sometido a torturas ni tratos inhumanos o degradantes. No
podrán ser privados de su libertad ilegal o arbitrariamente y su encarcelamiento se llevará a cabo como
medida de último recurso, y durante el período más breve que proceda. No se impondrá la pena capital ni la
prisión perpetua sin posibilidad de excarcelación por delitos cometidos por menores de 18 años.
- Estados partes tomarán medidas para promover la recuperación física y psicológica y la reintegración social
de todo niño víctima de abandono, explotación, abuso, tortura, tratos crueles o degradantes, o conflictos
armados.
FIORINI, D.:
FICHA SOBRE CONVENCIÓN DE DERECHOS DEL NIÑO.
A los alumnos: Se recomienda la lectura de la Convención de los Derechos del Niño, que se encuentra en
numerosos buscadores en Internet. Se recomienda UNICEF Argentina, que posee numeroso material.
Principio de protección integral de derechos: La CDN cubre derechos que cubren los diversos aspectos de la
vida de los niños, que deben interpretarse en forma integral e interdependientes. Esta es la base de lo que se
ha denominado la Doctrina de la Protección Integral de Derechos.
Principio de no discriminación: todos los niños, son titulares de los derechos enunciados, más allá de toda
diferencia de raza, religión, género o nacionalidad u otra condición del niño (Art.2 CDN). Este principio puede
incluir, en la práctica acciones de “discriminación inversa”, o sea acciones a favor de poblaciones infantil más
vulnerables, a fin de que puedan lograr un nivel de igualdad en sus derechos con el resto de los niño
Principio del Interés Superior (Art.3, CDN): éste es un estándar que crea la CDN con respecto a los niños. Por
un lado, es una guía, en el caso de conflictos de intereses, que sirve como pauta de decisión, y por el otro
lado marca el nivel de intervención institucional, ya que se considera que la consideración del Interés Superior
de los Niños significa la máxima satisfacción de los derechos detallados en la CDN.
Principio de progresividad en la consideración de las habilidades o capacidades de los niños. Cillero1 lo llama
“autonomía progresiva” Se considera, por un lado, que los niños son sujetos de derechos, y por el otro, que
éstos tienen un progresivo desarrollo de sus habilidades, dependiendo de su nivel de madurez y de su edad.
Por lo tanto, esto debe considerarse al momento de evaluar su capacidad de tomar decisiones
autónomamente.
Principio de efectividad: Responsabilidad de los Estados que se hagan efectivos los derechos de los niños
tomando "todas las medidas administrativas, legislativas y de otra índole” necesarias. (Art.4 CDN)
Se puede visualizar la organización de los derechos de la CDN en forma piramidal. Su base constituye los
derechos que comparten todos los niños, como ejemplo. El derecho a la vida, a la supervivencia y al
desarrollo del Art.6, el derecho a la identidad, a la salud, a la familia, a participar, a la educación etc.
Un segundo nivel lo constituyen los derechos que consideran cierto sector de la población infantil: como
ejemplo se citan los niños con capacidades especiales, víctimas de abuso, refugiados etc.
En el vértice de ésta pirámide estaría colocados los derechos de los niños en el proceso penal.
Se hace mención específica del Art. 12, por su pertinencia a la materia. En su primer inciso, se garantiza “ al
niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio el derecho de expresar su opinión libremente en
todos los asuntos que afectan al niño, teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función
de la edad y madurez del niño.2. Con tal fin, se dará en particular al niño oportunidad de ser escuchado, en
todo procedimiento judicial o administrativo que afecte al niño, ya sea directamente o por medio de un
representante o de un órgano apropiado, en consonancia con las normas de procedimiento de la ley
nacional.”
b) El derecho se debe ejercer a través de una escucha activa, por parte de quienes participen, que deben
considerar la capacidad de formarse un juicio propio, edad y madurez
c) El derecho a ser oído va más allá de la mera escucha de las palabras del niño, incluye asimismo poner en
consideración lo expresado.
Ley 26061. Ley de Protección integral de los derechos de las niñas, niños y
adolescentes.
- Objeto de la ley: la protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes que se encuentren
en el territorio de la República Argentina.
Los derechos aquí exigidos están asegurados por su máxima exigibilidad y sustentados en el principio del
interés superior del niño.
- La Convención sobre los Derechos del Niño es de aplicación obligatoria en todo acto de cualquier naturaleza
que se refiera a personas de hasta dieciocho años. Las niñas, niños o adolescentes tienen derecho a ser
oídos y atendidos cualquiera sea la forma en que se manifiesten, en todos los ámbitos.
- Interés Superior: se entiende por interés superior de la niña/o o adolescente la máxima satisfacción, integral
y simultánea de los derechos y garantías reconocidos en esta ley. Debiéndose respetar:
a) Su condición de sujeto de derecho;
b) El derecho a ser oídos y que su opinión sea tenida en cuenta;
c) El respeto al pleno desarrollo personal de sus derechos en su medio familiar, social y cultural;
d) Su edad, grado de madurez, capacidad de discernimiento y demás condiciones personales;
e) Su centro de vida (el lugar donde hubiesen transcurrido en condiciones legítimas la mayor parte de su
existencia).
- Políticas Públicas: Las políticas públicas de la niñez y adolescencia se elaborarán de acuerdo a las
siguientes pautas:
a) Fortalecimiento del rol de la familia en la efectivización de los derechos de niñas/os...
b) Descentralización de los organismos de aplicación y de los planes y programas específicos de las distintas
políticas de protección de derechos, a fin de garantizar mayor autonomía, agilidad y eficacia;
c) Gestión asociada de los organismos de gobierno en sus distintos niveles;
d) Promoción de redes intersectoriales locales;
e) Propiciar la constitución de organizaciones y organismos para la defensa y protección de los derechos de
las niñas/os…
- Responsabilidad Gubernamental: Las políticas públicas de los Organismos del Estado deben garantizar con
absoluta prioridad el ejercicio de los derechos de las niñas/os… La prioridad absoluta implica:
1) Protección y auxilio en cualquier circunstancia;
2) Prioridad en la exigibilidad de la protección jurídica;
3) Preferencia en la atención, formulación y ejecución de las políticas públicas;
4) Asignación privilegiada e intangibilidad de los recursos públicos que las garantice;
5) Preferencia de atención en los servicios esenciales.
- Participación Comunitaria: La comunidad debe y tiene derecho a ser parte activa en el logro de la
efectivización de los derechos y garantías de las niñas/os…
- Responsabilidad Familiar: La familia es responsable en forma prioritaria de asegurarles el disfrute pleno y el
efectivo ejercicio de sus derechos y garantías. El padre y la madre tienen responsabilidades y obligaciones
comunes e iguales en la crianza, desarrollo y educación.
- Derecho a la Vida, a su disfrute, protección y a una buena calidad de vida.
- Derecho a la Dignidad y a la Integridad Personal.
- Derecho a la vida privada e intimidad familiar.
- Derecho a la Identidad: Las niñas/os… tienen derecho a un nombre, a una nacionalidad, a su lengua de
origen, al conocimiento de quienes son sus padres, a la preservación de sus relaciones familiares de
conformidad con la ley, a la cultura de su lugar de origen y a preservar su identidad e idiosincrasia.
- Derecho a la Documentación (también extensible a las madres indocumentadas).
- Derecho a la Salud: Los Organismos del Estado deben garantizar:
a) El acceso a servicios de salud;
b) Programas de asistencia integral, rehabilitación e integración;
c) Programas de atención, orientación y asistencia dirigidos a su familia;
119
d) Campañas permanentes de difusión y promoción de sus derechos dirigidas a la comunidad a través de los
medios de comunicación social.
Toda institución de salud deberá atender prioritariamente a las niñas/os… y mujeres embarazadas.
- Derecho a la Educación: Las niñas/os… tienen derecho a la educación pública y gratuita, respetando su
identidad cultural y lengua de origen, su libertad de creación y el desarrollo máximo de sus competencias
individuales; fortaleciendo los valores de solidaridad, respeto por los derechos humanos, tolerancia, identidad
cultural y conservación del ambiente.
Por ninguna causa se podrá restringir el acceso a la educación.
- Prohibición de discriminar por estado de embarazo, maternidad y paternidad: Prohíbase a las instituciones
educativas públicas y privadas imponer por causa de embarazo, maternidad o paternidad, medidas
correctivas o sanciones disciplinarias a las niñas/os… Los Organismos del Estado deben desarrollar un
sistema conducente a permitir la continuidad y la finalización de los estudios de las niñas/os…
- Medidas de protección de la maternidad y la paternidad: Las medidas que conforman la protección integral
se extenderán a la madre y al padre durante el embarazo, el parto y al período de lactancia, garantizando
condiciones dignas y equitativas para el adecuado desarrollo de su embarazo y la crianza de su hijo.
- Derecho a la Libertad. Comprende:
a) Tener sus propias ideas, creencias o culto religioso;
b) Expresar su opinión en los ámbitos de su vida cotidiana;
c) Expresar su opinión como usuarios de todos los servicios públicos y en todos los procesos judiciales y
administrativos que puedan afectar sus derechos.
Las personas sujetos de esta ley tienen derecho a su libertad personal, no pudiendo ser privados de ella ilegal
o arbitrariamente.
- Derecho al Deporte y al Juego Recreativo.
- Derecho a la Dignidad, y a ser respetados en su reputación y propia imagen.
- Derecho a la Libre Asociación, siempre que sean de carácter lícito y de conformidad a la legislación vigente.
- Derecho a opinar y ser oído, y a que sus opiniones sean tenidas en cuenta conforme a su madurez y
desarrollo.
- Derecho al Trabajo de los Adolescentes (con las limitaciones que imponen la legislación vigente y los
convenios internacionales sobre erradicación del trabajo infantil, y siempre que no sean explotados).
- Derecho a la Seguridad Social.
- Garantías mínimas de Procedimiento. Garantías en los Procesos Judiciales o Administrativos. Se les
reconoce los siguientes derechos y garantías:
a) A ser oído ante la autoridad competente cada vez que así lo solicite;
b) A que su opinión sea tomada primordialmente en cuenta al momento de tomar una decisión que lo afecte;
c) A ser asistido por un letrado preferentemente especializado en niñez y adolescencia desde el inicio del
procedimiento judicial o administrativo que lo incluya;
d) A participar activamente de todo el procedimiento.
- Principio de Igualdad y no Discriminación fundada en motivos raciales, de sexo, color, edad, idioma, religión,
creencias, opinión política, cultura, posición económica, origen social o étnico, capacidades especiales, salud,
apariencia física, etc.
- Deber de Comunicar: Los miembros de los establecimientos educativos y de salud, públicos o privados, y
todo agente o funcionario público que tuviere conocimiento de la vulneración de derechos de las niñas/os…,
deberá comunicar dicha circunstancia ante la autoridad administrativa de protección de derechos en el ámbito
local, bajo apercibimiento de incurrir en responsabilidad por dicha omisión.
- Sistema de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescente. Conformación: La
política de Protección Integral de Derechos de las niñas/os… debe ser implementada mediante una
concertación articulada de acciones de la Nación, las provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los
Municipios. Debe contar con los siguientes medios:
a) Políticas, planes y programas de protección de derechos;
b) Organismos administrativos y judiciales de protección de derechos;
c) Recursos económicos;
d) Procedimientos;
e) Medidas de protección de derechos;
f) Medidas de protección excepcional de derechos.
- Órganos Administrativos de Protección de derechos:
a) A nivel Nacional: la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia; y el Defensor de los Derechos de
las Niñas,… cuya acción se realiza a nivel nacional pero respetando la autonomía de las provincias y de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, así como las instituciones preexistentes. El mismo tendrá a su cargo:
A.1- velar por la protección y promoción de los derechos de las niñas/os… consagrados en la CN, la
Convención sobre los Derechos del Niño y las leyes nacionales,
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A.2- supervisará las entidades públicas y privadas que se dediquen a la atención de las niñas/os… debiendo
denunciar irregularidades ante las autoridades competentes,
A.3- asesorará a las niñas/os, adolescentes y familias y atenderá sus reclamos.
Será designado y removido por el Congreso Nacional.
b) A nivel Federal: el Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y Familia.
c) A nivel Provincial: órganos de planificación y ejecución de las políticas de niñez y adolescencia cuya forma
y jerarquía determinará cada provincia.
- Fondos: El Presupuesto General de la Nación preverá las partidas necesarias para el funcionamiento del
Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y Familia; la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia;
el Defensor de los Derechos de las niñas, niños y adolescentes; y todas las que correspondan para el
cumplimiento de la presente ley.
No es punible el menor que no haya cumplido 16 años. Tampoco lo es el que no haya cumplido 18 años,
respecto de delitos de acción privada o reprimidos con pena privativa de la libertad que no supere los dos
años, con multa o con inhabilitación.
Si existiere imputación contra alguno de ellos, la autoridad judicial lo dispondrá provisoriamente, procederá a
la comprobación del delito, tomará conocimiento directo del menor, de sus padres, tutor o guardador y
ordenará los informes y peritaciones conducentes al estudio de su personalidad y de las condiciones
familiares y ambientales en que se encuentre.
Si de los estudios realizados resultare que el menor se halla abandonado, falto de asistencia, en peligro moral
o material, o presenta problemas de conducta, el juez dispondrá definitivamente del mismo por auto fundado,
previa audiencia de los padres, tutor o guardador.
Es punible el menor de 16 a 18 años de edad que incurriere en delitos que no sean de acción privada,
o los reprimidos con pena privativa de la libertad que excedan los dos años.
En esos casos la autoridad judicial lo someterá al respectivo proceso.
Cualquiera fuese el resultado de la causa, si de los estudios realizados apareciera que el menor se halla
abandonado, falto de asistencia, en peligro material o moral o presenta problemas de conducta, el juez
dispondrá definitivamente del mismo por auto fundado, previa audiencia de los padres, tutor o guardador.
La disposición determinará:
a) La obligada custodia del menor por parte del juez, para procurar la adecuada formación de aquél mediante
su protección integral;
b) La consiguiente restricción al ejercicio de la patria potestad o tutela;
c) El discernimiento de la guarda cuando así correspondiere.
En jurisdicción nacional la autoridad técnico-administrativa con competencia en el ejercicio del patronato de
menores se encargará de las internaciones que disponen los jueces.
La imposición de pena respecto del menor que incurriere en delitos de acción privada o los reprimidos con
penas privativas de la libertad que excedan los dos años, estará supeditada a los siguientes requisitos:
a) Que previamente haya sido declarada su responsabilidad penal y la civil si correspondiere;
b) Que haya cumplido 18 años de edad;
c) Que haya sido sometido a un período de tratamiento tutelar no inferior a un año.
Una vez cumplidos estos requisitos, si las modalidades del hecho, los antecedentes del menor, el resultado
del tratamiento tutelar y la impresión directa recogida por el juez hicieren necesario aplicarle una sanción, así
lo resolverá, pudiendo reducirla en la forma prevista para la tentativa.
121
UNIDAD 7: Violencia familiar y dispositivos psi jurídicos
122
2. Dobon, J. y Rivera, I. (1996) Secuestros institucionales y derechos humanos Barcelona: M. J. Bosch.
3. Maldavsky, D. (1996) Apatía y Ley: de los vínculos pasionales al núcleo abúlico” Linajes abúlicos
Buenos Aires: Paidós.
4. Ariel, A. (1991) Pasará a mayores. En La Responsabilidad del Analista. (Clase V). Buenos Aires:
Estilos.
5. Daroqui, A. La cárcel del presente, su sentido como práctica del secuestro institucional. En Dayol,
S., Kessler, G. (Compiladores) (2002) Violencias, delitos y justicias en la Argentina, .Buenos Aires: Manantial.
6. Daroqui, A. (2006) Voces del encierro. Mujeres y jóvenes encarcelados en la Argentina, Copyright
Clarín, 2008.
GUIAS:
GUIA para reflexionar y compartir sobre textos de R. ENTELMAN Y S. FREUD
A qué se refiere R. Entelman en el Discurso Jurídico cuando dice que "El Discurso Jurídico en tanto
discurso sobre el poder, o más precisamente en tanto discurso que ejerce el poder, lleva cientos de
años (...) perfeccionando sus cualidades de discurso estructurador de la Institución Social, siempre
oscuro y disfrazador, consagrado y reservado a unos pocos, constitutivo de una ciencia magistral, que,
transmitida generación tras generación por los doctores, contribuye al ocultamiento y clausura de las
técnicas de manipulación social”
Ejemplifique con algún caso que recuerde
Dice S. Freud en el Malestar en la Cultura “La cultura se ve obligada a realizar múltiples esfuerzos
para poner barreras a las tendencias agresivas del hombre, para dominar sus manifestaciones
mediante formaciones reactivas psíquicas”
Ejemplifique con algún caso que recuerde y explique, teniendo en cuenta los dichos de S. Freud,
cómo funciona la ley en ese caso.
En el por qué de la guerra, refiere una “relación entre el derecho y el poder: he aquí, por cierto,
el punto de partida más adecuado para nuestra investigación. ¿Puedo sustituir la palabra «poder» por
el término, más rotundo y más duro, «fuerza»”?
En el Malestar en la Cultura, manifiesta que “La vida humana en común sólo se torna posible cuando
llega a reunirse una mayoría más poderosa que cada uno de los individuos y que se mantenga unida
frente a cualquiera de éstos. El poderío de tal comunidad se enfrenta entonces, como «Derecho», con
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el poderío del individuo, que se tacha de «fuerza bruta». Esta sustitución del poderío individual por el
de la comunidad representa el paso decisivo hacia la cultura.
Patria Potestad
Defina Patria Potestad. Principales derechos y deberes que corresponden a los padres. Cuando
puede suspenderse o privarse?
Adopción
Qué significa: Tenencia guarda o custodia? Cuáles son las principales consideraciones que tiene en
cuenta el Juez para otorgarla? En qué se diferencia o qué relación tiene con la Patria Potestad?
Qué es el cambio de guarda? Diferencia entre guarda y tutela. Clases de tutela.
Cuáles son los Requisitos para adoptar?
Diferencie Adopción Plena y Simple. Definir c/u, ver Cuadro Comparativo. Cuando conviene una o la
otra?
La Ley y la Pareja
Cuáles son los tres elementos esenciales para contraer matrimonio y los requisitos que se deben
cumplir?
Qué es un impedimento impediente (ejemplos) y qué es uno dirimente (ejemplos)? Aclarar su
diferencia.
Señalar los principales rasgos que definen los derechos de los cónyuges.
Qué es un bien propio y un bien ganancial? (explicar brevemente)
Definir: separación personal, divorcio, causas objetivas y causas subjetivas. Dar ejemplos de las
causas subjetivas.
Comentar acerca de la Ley de impedimento de contacto y alimentos.
Qué se entiende por familia? Cuáles son las posibilidades que contempla? Derechos y obligaciones.
Ley 24.417 – Violencia Familiar: qué conceptos abarca? Diferentes tipos de maltrato. Cómo surge la
denuncia y quiénes pueden denunciar? Cómo es el caso de una denuncia de un niño a diferencia de
un adulto?
Características del proceso. Medidas Cautelares. Definir cuáles son, en qué consisten y qué opciones
tiene el Juez.
DEMANDA:
dirigida a un supuesto saber
para producción de una información
Se produce una información que puede resultar válida o inválida pero va a incorporarse a un ritual en cuyo
curso el perito quedará excluido.
Así,
Ya sea considerada como medio directo o indirecto, la pericia tendrá un lugar en este CEREMONIAL como
“PRUEBA” en relación a hechos controvertidos (para ver y pensar desde los textos, ¿qué se supone que
podemos probar los psicólogos?)
Código Penal Procesal “EXAMEN PERICIAL” mediante las Ciencias del hombre aporta una mirada
vigilante con carácter discipl., para Clasificar / Calificar (conectar este tema con lo trabajado desde los
mecanismos de poder/ saber – M. Foucault)
Entonces:
Para pensar: mediante una delegación de Poder pasamos a ser instrumento que invierte la máxima
individuación de quien ejerce el poder a la máxima individuación de sus sometidos – cada vez más “psi”
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- ASI: fases de la revelación y de la entrevista
- Violencia fliar: definición y algo mas… 5 ordenadores de Lanza Castelli y Alvarez
- Patria potestad
- Algo de ética, de Ramirez y Gutiérrez y algo mas…
- Explicar derechos y obligaciones del matrimonio (impedientes y dirimentes?)
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