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DESPLAZAMIENTO 98

DESPLAZAMIENTO
= AL: Verschiebung. — Fr.: déplacement. — ¡ng.: displacement. — It.: spostamen-to. —•
Por.: deslocamento.

Consiste en que el acento, el interés, la intensidad de una representación puede


desprenderse de ésta para pasar a otras representaciones originalmente poco intensas,
aunque ligadas a la primera por una cadena asociativa.
Este fenómeno, que se observa especialmente en el análisis de los sueños, se encuentra
también en la formación de los síntomas psiconeuróticos y, de un modo general, en toda
formación del inconsciente.
La teoría psicoanalítica del desplazamiento recurre a la hipótesis económica de una
energía de catexis susceptible de desligarse de las representaciones y deslizarse a lo largo
de las vías asociativas.
El «libre» desplazamiento de esta energía constituye una de las principales ca-
racterísticas del proceso primario, que rige el funcionamiento del sistema inconsciente.

El concepto de desplazamiento aparece ya en los comienzos de la teoría


freudiana de las neurosis (1): va unido a la comprobación clínica de una
independencia relativa entre el afecto y la representación, y a la hipótesis
económica que intenta explicarla: la de una energía de catexis «[...] que puede
aumentarse, disminuirse, desplazarse, descargarse» (2 a) {véase: Económico;
Quantum o suma de afecto).
Esta hipótesis fue plenamente desarrollada en el modelo que dio Freud del
funcionamiento del «aparato neuronal» en su Proyecto de psicología científica
(Entwurf einer Psychologie, 1895): la «cantidad» se desplaza a lo largo de las vías
que forman las neuronas, las cuales, según el «principio de inercia neuronal»,
tienden a descargarse totalmente. El proceso «total o primario» se caracteriza por
un desplazamiento de la totalidad de la energía de una representación a otra. Así,
en la formación de un síntoma, de un «símbolo mnémico» de tipo histérico: «[...]
lo único que se modifica es la distribución [de la cantidad]. Algo se ha añadido a
[la representación] A, que ha sido retirado de B. El proceso patológico constituye
un desplazamiento, similar al que hemos reconocido en el sueño, es decir, un
proceso primario» (3a).
En el proceso secundario* encontramos también el desplazamiento, pero
limitado en su recorrido y afectando únicamente a pequeñas cantidades de energía
(3 b).
Desde el punto de vista psicológico, se observa en Freud una aparente
oscilación en cuanto a la extensión que debe concederse a la noción de
desplazamiento. Unas veces contrapone el desplazamiento, fenómeno que se
produce entre representaciones y caracteriza especialmente ia neurosis obsesiva
(formación de un substitutivo por desplazamiento: Vers-chiebungsersatz), a la
conversión, en la cual el afecto queda eliminado y la energía de catexis cambia de
registro, pasando del ámbito de las representaciones al ámbito somático (2 b).
Otras veces el desplazamiento parece ser característico de toda formación de
síntomas, en la que la satisfacción puede quedar « [.. . ] limitada, por un
desplazamiento extremo, a un pequeño detalle de todo el complejo libidinal» (4 a).
En este sentido, la propia conversión implica también un desplazamiento, por
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ejemplo, el desplazamiento del placer genital a otra zona corporal (4 b).


2." El desplazamiento fue puesto especialmente en evidencia por Freud en el
sueño. En efecto, la comparación entre el contenido manifiesto y los pensamientos
latentes del sueño pone de manifiesto una diferencia de centralización: los
elementos más importantes del contenido latente se representan por detalles
mínimos, que pueden ser, ora hechos recientes y a menudo indiferentes, ora
hechos antiguos sobre los cuales ya se había producido un desplazamiento durante
la infancia. Dentro de este enfoque descriptivo, Freud se vio inducido a distinguir
sueños que comportan un desplazamiento y sueños que no lo comportan (5 a). En
estos últimos, «[...] los diversos elementos pueden mantenerse, durante el trabajo
del sueño, aproximadamente en el mismo lugar que ocupan en los pensamientos
del sueño» (5 b). Tal distinción sorprende si se quiere mantener, con Freud, la
afirmación de que el libre desplazamiento constituye un modo de funcionamiento
específico de los procesos inconscientes. Freud no niega que puedan producirse
desplazamientos en cada uno de los elementos del sueño; pero en La
interpretación de los sueños (Die Traumdeutung, 1900), utiliza casi siempre el
término «transferencia» para designar, de un modo general, el paso de la energía
psíquica de una representación a otra, mientras que denomina desplazamiento más
bien un fenómeno sorprendente desde el punto de vista descriptivo, más
acentuado en unos sueños que en otros, y que puede conducir a un
descentramiento de toda la explicación del sueño: la «transmutación de los valores
psíquicos» (6).
En el análisis de los sueños, el desplazamiento se halla estrechamente ligado a
los restantes mecanismos del trabajo del sueño: en efecto, favorece la
condensación* en la medida en que el desplazamiento a lo largo de dos cadenas
asociativas conduce a representaciones o a expresiones verbales que constituyen
puntos de entrecruzamiento. La consideración a la representabilidad* resulta
facilitada cuando, en virtud del desplazamiento, se pasa de una idea abstracta a un
equivalente susceptible de ser visualizado; el interés psíquico se traduce entonces
en intensidad sensorial. Finalmente, la elaboración secundaria* continúa el trabajo
del desplazamiento, subordinándolo a su propia finalidad.

En las diversas formaciones en que el analista descubre el desplazamiento,


éste posee una función defensiva evidente: así, por ejemplo, en una fobia, el
desplazamiento sobre el objeto fóbico permite objetivar, localizar y circunscribir
la angustia. En el sueño, su relación con la censura es tal que puede aparecer
como un efecto de ésta: «Is fecit, cui prodest. Podemos admitir que el
desplazamiento del sueño se produce por la influencia de [la] censura, de la
defensa endopsíquica» (5 c). Pero, en esencia, el desplazamiento, en tanto puede
concebirse como ejerciéndose libremente, constituye el indicador más seguro del
proceso primario: «[En el inconsciente] reina una movilidad mucho mayor de las
intensidades de catexis. Por el proceso del desplazamiento, una representación
puede ceder a otra todo el quantum de su catexis [...]» (7). Estas dos tesis no son
contradictorias: la censura sólo provoca el desplazamiento en la medida en que
reprime ciertas representaciones precons-
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cientes, las cuales, atraídas al inconsciente, se hallan regidas entonces por las leyes
del proceso primario. La censura utiliza el mecanismo del desplazamiento al
conceder notable importancia a representaciones indiferentes, actuales o
susceptibles de integrarse en contextos asociativos muy alejados del conflicto
defensivo.
El término «desplazamiento» no implica, en Freud, el privilegio por un
determinado tipo de ligazón asociativa, a lo largo de la que se efectúa aquél:
asociación por contigüidad o por semejanza. El lingüista Román Jakobson
relacionó los mecanismos inconscientes descritos por Freud con los
procedimientos retóricos de la metáfora y la metonimia, que considera como los
dos polos fundamentales de todo lenguaje; así, relaciona el desplazamiento con la
metonimia, en la que interviene la ligazón por contigüidad, mientras que el
simbolismo correspondería a la dimensión metafórica, en la que impera la
asociación por semejanza (8). J. Lacan, recogiendo y desarrollando estas
indicaciones, asimila el desplazamiento a la metonimia y la condensación a la
metáfora (9); el deseo humano se halla fundamentalmente estructurado por las
leyes del inconsciente y constituido como metonimia.

DINÁMICO (adj.)

= Al: dynamisch. — Fr.: dynamique. — Ing.: dynamic. — It.: dinámico. — Por.: dinámico.
Califica un punto de vista que considera los fenómenos psíquicos como resultantes
del conflicto y de la composición de fuerzas que ejercen un determinado empuje
siendo éstas, en último término, de origen pulslonal.

Frecuentemente se ha subrayado que el psicoanálisis había reemplazado la


concepción llamada estática del inconsciente por una concepción dinámica. El
propio Freud hizo observar que la diferencia entre su concepción y la de Janet
podía expresarse del siguiente modo: «Nosotros no atribuimos la escisión del
psiquismo a una incapacidad innata del aparato psíquico para la síntesis, sino que
la explicamos dinámicamente por el conflicto de fuerzas psíquicas opuestas,
reconociendo en ella el resultado de una lucha activa entre dos grupos psíquicos
entre sí» (1). La «escisión» que aquí se trata es la existente entre el consciente-pre-
consciente y el inconsciente, pero, como puede verse, esta distinción «tópica», en
lugar de explicar el trastorno, presupone la existencia de un conflicto psíquico. La
originalidad de la concepción freudiana se ilustra en el ejemplo de la neurosis
obsesiva: los síntomas del tipo de la inhibición, de la duda, de la abulia, los
relaciona Janet directamente con una insuficiencia de la síntesis mental, con una
astenia psíquica o «psi-castenia», mientras que, para Freud, son únicamente el
resultado de una interacción de fuerzas opuestas. La orientación dinámica no sólo
implica la consideración del concepto de fuerza (cosa que ya hizo Janet), sino
también la idea de que, dentro del psiquismo, las fuerzas entran necesariamente en
conflicto unas con otras, siendo el origen de este conflicto psíquico (véase esta
palabra), en último análisis, un dualismo pulsional.

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