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Pastoral en Latinoamérica David De la Cruz Tapia, SDB

Prof. Gonzalo Guzmán 28 de agosto de 2019


Informe de lectura
Encíclica Mystici Corporis Christi
Eugenio María Giovanni Pacelli (1876-1958) nació en Roma, el 2 de marzo de 1876, fue
elegido papa #260 desde el 2 de marzo de 1983 hasta su muerte en 1958, antes de ser papa,
trabajaba como secretario de la Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios.
Mystici Corporis Christi (29 de junio de 1943) es una encíclica papal emitida por el Papa
Pío XII durante la Segunda Guerra Mundial, sobre la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo.
Circundaba a la Iglesia el pensamiento filosófico de un falso racionalismo doctrina en la que la
razón es el único órgano para el conocimiento, convirtiendo en la única fuente del conocimiento
y el naturalismo, considera que la naturaleza como el principio único de todo aquello que es real,
rechaza la existencia objetiva de algo sobrenatural, como ocurre en las religiones humanas.
En el contexto eclesial donde fue emitida la encíclica se están generando los primeros
movimientos católicos como la acción católica (La participación del laicado desde el lado civil).
Los movimientos litúrgicos – Odo Casel quién reflexionó sobre la categoría de Misterio. En la
encíclica Mystici Corporis Christi la Iglesia es llamada cuerpo, porque es un ente vivo, de Cristo,
porque Cristo es su Cabeza y Fundador, y se llama místico, porque no es ni puramente físico, ni
una unidad puramente espiritual, sino sobrenatural.
Antes de esta encíclica la Iglesia era considera como una sociedad perfecta, donde los
primados eran el Papa, los obispos, el clero y los religiosos; Mystici Corporis incluye a los laicos
como miembros igualmente importantes del cuerpo de Cristo. Los fieles están unidos a Cristo
en la Iglesia. Cristo ama y vive en ellos. Cristo está vivo a través del Espíritu Santo. La unificación
de Cristo se lleva a cabo en la Sagrada Eucaristía, por ende, Cristo es el sustentador y conservador
del cuerpo místico.
Se rescata que el cuerpo místico de Cristo tiene dos dimensiones: la invisible; pues Cristo
penetra todo el Cuerpo con su virtud divina para que vida de su misma vida, este principio de
vida y eficacia dado por Cristo no es otra cosa que el Espíritu Santo, que procede del Padre y del
Hijo. Y la dimensión visible, Cristo envió a sus apóstoles, comunicándoles la misión recibida del
Padre, El es quien por la Iglesia bautiza, enseña, desata siendo visible en la jerarquía y los fieles
laicos.
La unión de los fieles con Cristo desde la reflexión de la Sagrada Escritura se compara
con el vinculo del matrimonio (Cf. Ef 5, 22-23), con la unidad vital de los sarmientos y la vid
(Cf. Jn 15, 1.5). Las causas de esta unión son: los vínculos jurídicos y sociales1 las virtudes
teologales fe, esperanza y caridad2, el amor y el conocimiento de Cristo por nosotros, la
comunicación de su Espíritu Santo y en la vivencia de la Eucaristía.
En la parte final de la encíclica el Papa quiere estimular los ánimos para que amen el
Cuerpo Místico, con caridad no solo de pensamiento y palabras, sino de obras. Se pone a Cristo
como ejemplo a seguir de amor por su Iglesia.
Critica personal
La comprensión de la Iglesia como cuerpo místico de Cristo, es retornar a una imagen
reflexionada por San Pablo, quien escribía en su carta a los Corintios que Cristo es la cabeza del
cuerpo/Iglesia (Cf. Efe 5, 23-24). Esta imagen de Iglesia puede correr el peligro de volver a
poner en el centro la jerarquía como lo visible, olvidándose de los demás bautizados. Por eso,
considero que en el Concilio Vaticano II, los obispos asumieron la Iglesia con la imagen de
Pueblo de Dios.
La Iglesia continua la redención como Cuerpo Místico de Cristo; aunque Cristo podría
haber repartido la gracia por sí mismo, pero quiso hacerlo por medio de una Iglesia visible. La
pregunta que surge es ¿cómo? La manera como estamos organizados en la Iglesia es la mejor
para continuar con la misión encomendada por Jesucristo, o tendremos que cambiar. La encíclica
al ser emitida en un momento complicado de la historia de la humanidad, pues se estaba viviendo
la Segunda Guerra Mundial y todas sus consecuencias da un respiro, pues habla de la unidad de
la Iglesia y que la única cabeza es Cristo, va haciendo camino para que todos los que creen en
Jesucristo, se adhieran a este cuerpo Místico, pues Jesucristo da una nueva esperanza al dolor
sufrido por el mundo.
Para cerrar, considero que el esfuerzo por trabajar por la unidad de la Iglesia, ya no es
únicamente centrado en la figura del Papado, como una sociedad perfecta, sino más bien
centrado en Cristo, es un cambio profundo, generando sus frutos en el Concilio Vaticano II,
donde la eclesiología es Cristocéntrica.
Referencias bibliográficas

Papa Pío XII, y Iglesia Católica. El cuerpo místico de cristo: (Encíclica «Mystici corporis Christi»).
4a. ed. Documentos pontificios 2. Salamca: Sígueme, 1960.

1
Cf. Papa Pío XII y Iglesia Católica, El cuerpo místico de cristo: (Encíclica «Mystici corporis Christi»), 4a.
ed., Documentos pontificios 2 (Salamca: Sígueme, 1960), #31.
2
Ibíd, #32-34.

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