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Módulo 1 Hecho, acto y sujetos de Derecho

Unidad 3 Interpretación Jurídica

Sesión 6
El Sistema Jurídico
ALUMNO:

Armando Carlos Ponce Ramírez

LICENCIATURA EN DERECHO

Grupo: 18

DOCENTE EN LINEA:

JOSE HORUS CANACASCO CORONEL

ACTIVIDAD INTEGRADORA SESION 6

15/08/2019
1. Redacta un ensayo con los aspectos de fondo y forma que se
solicitan.

SISTEMAS JURÍDICOS:
ORIGEN, IMPLICACIONES Y ORDEN JURÍDICO
El hombre es un ser eminentemente social por naturaleza. Una vez que los primeros
grupos humanos se asentaron, abandonando la vida nómada, tuvieron, en mayor o
menor medida, que organizarse para la convivencia, establecer una serie de reglas
que armonizaran la coexistencia de sus integrantes. Al evolucionar estos grupos
humanos y convertirse en sociedades complejas, estas reglas adquirieron el carácter
de normas, cuya observancia se convirtió en obligatoria, pues hasta antes de este
punto, los individuos no tenían más límite que el que su propia voluntad les ordenaba.

Esta coyuntura implicó el nacimiento del Derecho, y al evolucionar este, se derivó en


un “Conjunto de las normas jurídicas que integran la legalidad establecida por el
legislador” (De Pina, 1999). En otras palabras, es la sujeción de los integrantes de la
sociedad a una serie de normas impuestas por instituciones y personas facultadas que
implican coercibilidad para su cumplimiento. Y a grandes rasgos, en esto constituye un
sistema jurídico.

Es oportuno mencionar que las normas que integran un sistema jurídico son de
carácter externo. Es decir, a diferencia de las morales, que son impuestas desde un
plano ético, y cuya única instancia para exigir su cumplimiento es la conciencia
individual, los “deberes para consigo mismo” (García Maynes, 2002), las normas
jurídicas implican obligatoriedad, y en consecuencia, sanciones y consecuencias en su
incumplimiento.

Bajo esta tesitura, es discernible que un sistema jurídico se integra por elementos
normativos y humanos, pues son los propios humanos los responsables de su
aplicación y eventual coerción. Como define González (2010), un sistema jurpidico es
un “Conjunto articulado y coherente de instituciones, métodos, procedimientos y
reglas legales que constituyen el Derecho Positivo en un lugar y tiempo determinados”.
Es decir, no sólo se constituye de normas, sino también de toda una metodología de
aplicación, que permita un trato equitativo en su cumplimiento o en su omisión.

Comprendido lo anterior, se diferencian dos importantes elementos en un sistema


jurídico. En un primer momento, apreciamos un elemento Deontológico o Normativo,
que no es otra cosa que la propia existencia de normas que señalan la conducta a
seguir, u omitir según sea el caso, por personas o instituciones de la sociedad que se
trate, particulares o entidades estatales.

El otro elemento dentro del sistema jurídico es el real, es el intrínseco a la necesidad


de crear una norma. Ejemplificando, en las sociedades sociedad, impera el elemento
Real de proteger los bienes propios, a efecto de no ser apropiados por un tercero. La
creación de una serie de normas coercitivas que señalan como conducta punible la
sustracción de objetos ajenos para uso propio es el reflejo inequívoco del elemento
Deontológico del Sistema Jurídico.

Asimismo, y en tanto que la sociedad es un conjunto organizado de individuos que


viven establemente con diversos tipos de relación en un tiempo y espacio
determinados (Cárdenas, 2009), el elemento humano resulta fundamental e
insustituible dentro del Sistema Jurídico, pues es quien da vida al elemento real, esto
es, el acto de creación, aplicación o ejecución de la norma.

No sería posible concebir, hoy en día, una sociedad, un Estado que no cuente con un
sistema jurídico. De igual forma, en virtud de que el origen de las normas, de las leyes,
también se encuentra en las costumbres, existen sistemas jurídicos específicos como
Estados existen, aun cuando la gran mayoría parte de la protección a los derechos
naturales del hombre. La coyuntura específica de cada país, de cada estado, inciden
ostensiblemente en la estructura de su sistema jurídico.

A la luz de estas ideas, en el estudio del Derecho, se han distinguido dos grandes
familias de Sistemas Jurídicos, y que son base para la existencia de todas las demás
que hoy subsisten. En primer lugar, se distingue el Sistema Neorromanista, cuyo
origen data del año 450 a.c.; y el Sistema Jurídico Anglosajón Consuetudinario,
iniciado en el año 1066, en Inglaterra.

El Sistema Neorromanista posee un Derecho escrito, y deviene de un proceso


legislativo, lo cual deriva en lo que se ha llamado movimiento Codificador, esto es, las
normas se han plasmado en leyes o códigos debidamente estructurados. Igualmente,
distinguen ámbitos de Derecho, de acuerdo a quienes involucran, señalándose el
Derecho Público, Privado y Social.

Por su parte, el Sistema Anglosajón tiene como eje rector al Derecho Público o
Común, basando la creación de sus normas en las costumbres, es decir, es
consuetudinario, donde las prácticas comunes se convierten en ley. Cabe destacar
que no pertenecen al movimiento codificador.
Por la forma en que en nuestro país se hacen las leyes, a través de un proceso
legislativo y que no se basa sólo en las costumbres, amén de tenerlas codificadas
debidamente y distinguiendo el Derecho Público, el Privado y el Social, el Sistema
Jurídico Mexicano se engloba dentro de un Sistema Neorromanista. No obstante, tanto
el Neorromanista como el Anglosajón, son sistemas que inciden directamente en la
vida de las personas, regulando su comportamiento cuando entablan relaciones con
los demás integrantes de la sociedad.

LA PIRÁMIDE DE KELSEN Y EL DIAGRAMA ARBÓREO DE RAZ

Es así, que el análisis de estos sistemas conlleva un trabajo complejo, que dirima el
orden jurídico, el origen y contrapeso de las normas jurídicas que en él subyacen.
Desde la perspectiva de Hans Kelsen (2009), el orden jurídico no es un sistema de
normas de derecho situadas en un mismo plano, sino una construcción escalonada de
diversos estratos de normas jurídicas. En otras palabras, es la conformación de una
norma a partir de una norma que le antecede.

Abundando, en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se establece


claramente que los habitantes del país tienen derecho a poseer armas en su domicilio.
Sin embargo, la posesión de éstas implica el establecimiento de derechos y
obligaciones al respecto. Por tanto, y desde el enfoque kelsiano, la norma origen o
superior es la Constitución, y la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos es la
norma inferior. Una norma reposa en otra que le da fundamento y existencia, hasta
llegar a la norma básica, en este caso, la Constitución.

Por su parte, Joshep Raz, sin dejar de reconocer la existencia de una norma
fundamental, como una Constitución, señala que no necesariamente cada orden
jurídico incluya una norma fundamental de carácter no-positiva (Tamayo, 2008),
refiriéndose a las normas que confieren poderes legislativos de forma retroactiva o
normas autorreferentes. Ejemplificando, podríamos señalar las leyes de Seguridad
Social, que, al ser promulgadas y derogar anteriores, establecen normas o
lineamientos para aquellos trabajadores que no desean sujetarse a las nuevas
disposiciones en la materia

En este orden de ideas, podemos reseñar que para Kelsen, el sistema jurídico es una
pirámide cuya base es una norma superior, una Constitución, mientras que para Raz,
el sistema jurídico es un entramado de diversas disposiciones y normas entrelazadas
entre si, y no necesariamente derivando unas de otras. Lo que para Kelsen es una
pirámide, para Raz es un esquema arbóreo.

Recapitulando, para Kelsen (2009), el sistema jurídico es el campo en el que se


relaciona un conjunto de normas jurídicas y cuya forma de organización es el principio
de jerarquía. Como se ha señalado, estas normas derivan de una norma base o
fundamental. En el caso de nuestro país, esta norma base, o norma superior, es la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

LA CONSTITUCIÓN

Debemos establecer entonces que la constitución es la norma o normas positivas que


regulan la producción de las normas jurídicas generales. Esa constitución puede haber
sido producida por vía de la costumbre, o por un acto a ello dirigido de uno o varios
individuos (Kelsen 2009); esto es, un proceso legislativo, como es el caso de nuestro
país y que culmina en una constitución escrita. Nuevamente en palabras de Kelsen
(2009): una constitución “no sólo contiene normas que regulan la legislación, esto es,
la producción de normas jurídicas generales, sino también normas que se refieren a
otros objetos políticamente importantes,”.

Al respecto, debemos recordar que la Constitución Vigente en México fue promulgada


por el Congreso Constituyente de 1917, a raíz y como una suerte de consolidación del
Movimiento Armado de 1910. En ese sentido, nuestra Carta Magna establece una
serie de normas generales, cuyo objeto es preservar ciertos preceptos del Derecho
Positivo, como los referidos a las garantías individuales.

Pero además, alude también a esos objetivos “políticamente importantes”, como por
ejemplo, el artículo 123, referido a las condiciones laborales, o el 27, señalando la
posesión de la tierra; elementos ambos que dieron origen a la Revolución Mexicana: el
reparto agrario y la mejora en las condiciones laborales.

Como se ha señalado, la Constitución Mexicana fue redactada y promulgada por el


Congreso Constituyente de 1917, esto es, un órgano que gozó de la potestad de
producir normas jurídicas generales, que culminaron en una constitución material,
escrita, y de observancia general. Pero para lograr el producto final, no sólo se
basaron en documentos anteriores como la Constitución de 1857 (de la cual tomaron
gran parte) u otros elementos del Derecho Positivo; debieron también acudir al
Derecho Consuetudinario.
Toda vez que, en el ejercicio de sus funciones, los tribunales pueden aplicar el
derecho consuetudinario, y a la vez, estar dentro de los parámetros constitucionales,
es dable suponer que para su conformación, la Carta Rectora hizo acopio de la
costumbre. “la norma fundante básica -en tanto constitución en sentido lógico-jurídico-
establece no sólo el acto del constituyente, como hecho productor de derecho, sino
también a la costumbre constituida por la conducta de los sujetos sometidos al orden
jurídico producido conforme a la constitución” (Kelsen, 2009)

CREACIÓN DE LAS NORMAS

Deducimos entonces, que, en un sistema jurídico, las normas se crean a partir de un


órgano facultado para ello, un aparato legislativo, o bien una institución capacitada
para promulgar leyes. En nuestro país, tanto el Poder Legislativo, como el Ejecutivo,
poseen la potestad legal para la promulgación de leyes, atendiendo siempre a los
elementos ya señalados, referentes al bien común y a la justicia.

Evidentemente, para su conformación, también se toma en cuenta las costumbres,


sobre todo en aquellas regiones del sur del país donde milenariamente se han
ajustado a gobernarse por sus usos y costumbres, ajenos a la secularidad del
gobierno. Es así, que nuestra Constitución incorpora de este modo tanto fuentes tanto
del Derecho Natural, del Derecho Positivo y del Derecho Consuetudinario.

Ya se ha señalado que la creación de normas, desde el punto de vista kelseniano, se


da en un sentido de correspondencia, donde una norma base o fundante da origen a
otras, generándose de éste modo, una relación de correspondencias entre las normas
jurídicas, y que Raz graficaría a modo de diagrama de árbol, por el entramado que
representan.

REGULARIDAD NORMATIVA, REGULARIDAD LEGAL Y REGULARIDAD


CONSTITUCIONAL

Es así que surge lo que Kelsen denomina regularidad normativa, y que se aplica a
cada grado en la medida en que cada grado es aplicación o reproducción del Derecho
(1974): conformación de una norma, con la norma que le antecede.

Esa regularidad normativa, esa continua producción de Derecho no es otra cosa que la
creación de leyes generales, leyes secundarias, reglamentos y todos los
ordenamientos que se generen a partir de una norma fundante. Dicha norma fundante
es, en sentido jurídico y en sentido material, La Constitución, por lo que la regularidad
normativa también asegura la correspondencia entre reglamentos y leyes, y leyes y
Constitución (Kelsen, 1974). Abundando, asegura la corresponsabilidad en ambos
sentidos dentro del orden jurídico, tanto de la Constitución a las leyes particulares,
como de los reglamentos y leyes particulares a la Constitución.

Como se ha explicado, la Constitución, en tanto norma fundante o norma básica, se ha


nutrido, para su conformación, de elementos del Derecho Natural, Positivo y
Consuetudinario. Entonces, esta norma general se encuentra por encima de todas las
demás disposiciones, ya que de ella emanan los derechos primarios y generales que
rigen en el sistema jurídico, y que deben ser de respeto irrestricto para la sociedad.

Emanado de lo anterior, distinguimos que existe en un sistema jurídico una regularidad


normativa, y derivado del debido proceso de aplicación, se debe discernir entonces un
principio de respeto a las normas, tanto en su jerarquización como en su aplicación. Y
mas aún, la Regularidad Legal, implica un proceso complejo, que, según Kelsen
(1974):

“…no se limita a la sola legislación sino, comenzando en la esfera del orden jurídico
internacional, superior a todos los órdenes estatales, sigue con la Constitución para
llegar, en fin, a través de las etapas sucesivas de la ley, del reglamento, de la
sentencia y del acto administrativo, a los actos de ejecución material
(Vollstreckungsakte) de estos últimos.”

En este orden de ideas, la regularidad legal va desde la creación de la norma general,


la producción de las leyes reglamentarias o secundarias, la aplicación de éstas y la
eventual sanción a su incumplimiento, a lo que el mismo Kelsen señala mas
claramente como “irregularidad legal”, en tanto que se violentan las conductas
permitidas en la sociedad.

Partiendo de éste modelo, de este esquema, y si ponemos atención a lo que un orden


jerárquico que deriva de normas generales a normas particulares, y en atención a la
puesta en práctica de la regularidad legal, indiscutiblemente, cada una de las normas
emanadas de una anterior, debe actuar en el mismo sentido y significado, es decir, no
puede ir en contrario a la norma que la ha generado.

La Constitución, como hemos apuntado, se identifica como la norma base, la norma


generadora de las demás normas jurídicas que rigen un sistema. Y en ese mismo
sentido entonces, ninguna norma, ley o reglamento pueden oponerse a estas,
obedeciendo a una regularidad constitucional, otorgando lo que Kelsen llama
Garantías de Constitucionalidad:

“Garantías de la Constitución significa, entonces, garantías de la regularidad de las


normas inmediatamente subordinadas a la Constitución, es decir, esencialmente
garantías de la constitucionalidad de las leyes.” (1974).

En este sentido, toda norma, toda ley que rija en un determinado Estado, no puede, o
no debe, contravenir lo externado en la norma básica; esto es, debe ser acorde y
ejecutable en armonía con los principios estipulados en ella. Porque en cierta forma, la
Constitución es una serie de procedimientos que contra las leyes anticonstitucionales.
Sin embargo, en el momento en que las normas que concretan en leyes, también es
posible que se emanen disposiciones distintas, tales como reglamentos, pero siempre
observando la constitucionalidad.

Abundando, Kelsen señala:

“El principio constitucional de la legalidad de la ejecución no solo significa que todo


acto de ejecución debe ser conforme a la ley sino también y esencialmente, que no
puede haber actos de ejecución más que sobre la base de una ley, es decir,
autorizado por una ley” (1974)

Nos encontramos entonces, con que en todo Estado de Derecho, debe contar con un
sistema de control, que le permita cerciorarse de que en el sistema jurídico existe una
armonización y apego a los preceptos plasmados en la Constitución. A esta
coyuntura, Kelsen la denomina Justicia Constitucional. Tal aparato de control son los
Tribunales, tanto de Derecho Público como privado.

En este sentido, los tribunales deben ser los que diriman no sólo sobre las
controversias, sino responsables de emitir opiniones y sentencias que otorguen la
garantía de constitucionalidad, es decir, la plena protección de los Derechos
consagrados en la Constitución.

CONSIDERACIONES FINALES

Como hemos visto un sistema jurídico es un conjunto de ordenamientos legales


enfocados a logra una sana y justa convivencia entre los integrantes de una sociedad.
Si bien su origen data desde el establecimiento de las primeras normas en las
comunidades que dejaron de ser nómandas hace cientos de años, estos sistemas no
terminan de evolucionar hoy en día.

En efecto, los sistemas jurídicos deben de ir adaptándose a constantes cambios. Es


así como en un primer momento, nuestra Constitución no reconocía los usos y
costumbres de grupos indígenas como forma válida de gobierno u organización, hasta
hace algunos años. Debió aplicarse como fuente formal del Derecho, la costumbre, y
plasmarla en nuestra Norma básica para conseguir su pleno reconocimiento.

Asimismo, también debió adaptarse a los nuevos ordenamientos, que por presiones
sociales y/o políticas, dieron pie a la modificación de leyes. Hablamos por ejemplo de
los matrimonios del mismo sexo, o el otorgamiento de la potestad a cambiar de
nombre y género en el Acta de Nacimiento, en apego las convencionalidades sociales
que pugnaban por estos derechos.

Sin embargo, no debemos perder de vista que las leyes que se generen, deben
conservar siempre los preceptos fundamentales de la Constitución, coincidiendo
siempre en la preservación de los derechos fundamentales de los seres humanos.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Cárdenas Gracia, J. (2009). Introducción al estudio del Derecho. México: UNAM.

De Pina Vara, R. (1999). Derecho natural. Diccionario de Derecho. México: Porrúa.


De Pina Vara, R. (1999). Norma jurídica. Diccionario de Derecho. México: Porrúa.

González, Martín,N. (2010). Sistemas jurídicos contemporáneos. México: UNAM).


Recuperado de: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/7/3258/11.pdf

Kelsen, H. (2009). Teoría pura del Derecho (4ª ed.). Buenos Aires: Eudeba. (Capítulo
9).

Kelsen H. (1974). La garantía jurisdiccional de la constitución. Anuario jurídico.


Instituto de Investigaciones Jurídicas 1-1974. México: UNAM. Recuperado de:
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/7/3187/16.pdf

Tamayo y Salmorán, R. (2008). Introducción analítica al estudio del Derecho. México:


Themis. Recuperado de https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/derecho-
comparado/article/view/1663/1921
2. CASO PARA LA ACTIVIDAD INTEGRADORA

El señor Leopoldo Reyes es dueño de una agencia de venta y renta de inmuebles.


Debe contratar a un abogado debido a que han surgido dos problemas distintos.

1.- Se ve en la necesidad de demandar a un inquilino debido a que el propietario de


una casa ubicada en Avenida Primero de Mayo en Naucalpan Estado de México
celebró contrato de arrendamiento con él en el año de 1973.

2.- De igual manera debe demandar al inquilino de un departamento que se ubica en


Paseo de la Reforma 788 en las colonia Lomas de Chapultepec, debido a que ha
dejado de pagar desde hace medio año y en el contrato que firmaron el 1 de enero de
2018 establecieron como causa de recisión la falta de pago.

a) Define qué ley resulta aplicable a cada por razón de competencias


temporal y espacial.

En ambos casos aplica el Codigo Civil, pues en ninguno de los casos hay prescripción
y corresponde al ámbito federal.

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