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PODER JUDICIAL DEL ESTADO DE MÉXICO


JUZGADO NOVENO CIVIL DE.
TLALNEPANTLA, CON RESIDENCIA EN
HUIXQUILUCAN.

Huixquilucan, Estado de México, dieciséis de mayo de dos mil catorce.


Vistos los autos para emitir sentencia definitiva en el expediente JOF
726/2013, relativo a CONTROVERSIA SOBRE EL ESTADO CIVIL DE LAS
PERSONAS Y DEL DERECHO FAMILIAR (GUARDA Y CUSTODIA Y CAMBIO
DE RESIDENCIA) promovido por X (ciudadana argentina) por su propio derecho y
en representación de su menor hijo “Y” (de cinco años de edad), en contra de “Z”
(ciudadano argentino que fue su concubino); y,

CONSIDERANDO

I. FIJACIÓN DE LITIS. La accionante pretende la declaratoria judicial de


guarda y custodia a su favor de su menor hijo “Y”, y que se determine a favor del
demandado “Z”, un régimen de visitas; como efecto del otorgamiento de la
guarda y custodia a su favor, que se le autorice el cambio de domicilio y de
residencia de su menor hijo, a la República de Argentina, a la ciudad de Buenos
Aires; y, que se mantenga el régimen alimentario convenido entre las partes,
ajustándose de acuerdo con los incrementos salariales del progenitor, pensión
alimenticia que la parte actora solicita sea cubierto al 100% por el demandado,
dado su cese laboral a partir de diciembre de dos mil trece.
Fundó sus pretensiones, en los siguientes hechos: Que en el mes de
noviembre de dos mil cinco, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, inició una
relación de noviazgo con el demandado “Z”, que los dos son ciudadanos
argentinos; que aproximadamente en el mes de septiembre de dos mil siete, al
recibir el demandado una propuesta de trabajo de la filial de México (una agencia
de publicidad “DDB o DDB México”), le propuso como proyecto de vida y evolución
de la pareja, que lo acompañara y radicaran en México; que ante esa propuesta y
dado los sentimientos que como pareja tenían y con la convicción de que iban a
formar una familia, aceptó, por lo que vendió sus pertenencias y renunció al
trabajo que tenía en aquél país, acompañando al demandado para continuar con
su relación de pareja y para apoyarlo moralmente.
Que al llegar a México, ingresó al mismo como su dependiente económico,
estableciendo su domicilio en Hacienda del Ciervo 24 A, en la Colonia Hacienda
de las Palmas, en el Municipio de Huixquilucan, y con posterioridad mudaron su
residencia a la calle de hacienda Antigua número 48, interior 1002, de la misma
Colonia.
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Puntualizó la accionante, que en Argentina dejaron a sus padres, hermanos,


familiares, amistades y proyectos laborales, y el demandado dejó además a sus
dos hijas de su primer matrimonio, de nombres X y Y, respecto de quienes ejerce
su derecho de visita, trasladándose normalmente a Buenos Aires, Argentina.
Que derivado de su relación de pareja, el seis de enero de dos mil nueve
nació su menor hijo de nombre “Y”, quien al momento de presentar la demanda,
que fue el día tres de octubre de dos mil trece, tenía una edad de cuatro años; que
no obstante de vivir como pareja y procrear al menor, el primero de mayo de dos
mil doce ambas partes decidieron separarse, permaneciendo la accionante con su
menor hijo en el domicilio que tenían, por lo que desde esa fecha ella es quien
tiene la guarda y custodia del menor, y el progenitor ejerce su derecho de visita y
aporta una pensión alimenticia mensual.
Que a partir de la separación, planteó al demandado que deseaba regresar
a Argentina con su hijo, porque el único motivo por el cual había venido a México,
era la relación que tenía con él, así como el proyecto de construir una familia, sin
embargo, que ese proyecto quedó resuelto y concluido en el momento en que
decidieron separarse y terminar la convivencia yéndose el demandado a vivir a
otro domicilio, siendo el ubicado en Fuente de Guanajuato número 3, Colonia
Lomas de Tecamachalco, en Huixquilucan; respecto de esa petición, que el
demandado se negó, por lo que decidió esperar un año para ver cómo
evolucionaba su relación; sin embargo, que durante ese año el demandado fue
absorbido por sus obligaciones laborales, incrementando sus horarios de trabajo,
restringiendo el tiempo que le dedicaba a su hijo en los días de visita; aunado a lo
anterior, que el demandado labora sin un horario determinado y que
eventualmente viaja de manera constante a distintas ciudades del país y el
exterior, generando expectativas en el menor que no puede satisfacer, porque los
momentos en que convive con su hijo, son momentos de descanso en su trabajo y
que realiza con su nueva pareja, por lo que prácticamente se limita a dormir con el
menor no conviviendo con él ni se ocupa de sus necesidades alimentarias, ni de
bañarlo, solicitando por ello se fije un régimen de visita y convivencia.
Que en el mes de abril de dos mil trece le volvió a insistir al demandado de
su deseo por irse a Argentina junto con su menor hijo, por lo que le solicitó que
escogiera un régimen de visitas; sin embargo, que en lugar de tratar de resolver la
controversia, el demandado adoptó conductas inadecuadas que afectaron
psicológicamente al menor, en atención a que tenía ya una nueva relación de
pareja.
Expuso además la accionante, que el tener un hijo en otro país, no es
obstáculo para que pueda volver a su país de origen, porque sus derechos como
persona no pueden ser soslayados, al no ser considerada como objeto, sino como
3

sujeto, que tiene derecho a desarrollarse conjuntamente con su hijo en el lugar


que mejor considere, siendo en este caso, el lugar en donde los progenitores del
menor vivieron por más de treinta años; aunado a que su actividad y desarrollo
profesional tampoco pueden ser conculcados, porque su estado anímico como
columna vertebral de la crianza de su hijo, se ven reflejados en su vida futura.
Que su interés por partir hacia Buenos Aires, se ha incrementado con el
hecho de que la empresa en que trabaja (HUNT MOBILE ADS) le ha ofrecido
trasladarse a Buenos Aires, Argentina, bajo un esquema flexible, en donde
seguiría trabajando primordialmente en su casa, cuyo domicilio sería el ubicado en
Calle Vedia número 1624 capital Federal, Buenos aires, Argentina, lugar en que el
menor encontrará al igual que ella, el apoyo afectivo de todo su grupo familiar,
incluido el grupo familiar del demandado, ya que todos viven allá. Aclaró también,
que la empresa en que se desempeña ha resuelto llevar la administración para
Argentina y le ha ofrecido mantenerla en su trabajo.
Dijo también, que con motivo de la separación, se vio afectado su nivel de
vida, porque cuando vivía con el demandado, el apoyo económico era para el
proyecto de familia, sin embargo, que ahora debe absorber el 50% de los gastos,
cuando no tiene las mismas condiciones laborales que las de él, y que a partir de
la separación, se limitó a pagar los gastos de alimentos del menor, no dándole
alimentos a ella; aunado a que por estar lejos de su núcleo familiar, le genera un
costo económico en todos los sentidos.
Por las razones expuestas, la accionante solicita la declaratoria judicial de
guarda y custodia de su menor hijo a su favor, dada su edad, y que se le autorice
trasladarse con él de regreso a su país, Argentina, lugar en que estará con su
familia, la familia de él, y que se continúe con el régimen de alimentos que han
convenido; que lo anterior será benéfico para el menor, al crecer en un ambiente
mucho más sano, al estar en contacto con primos, tíos, abuelos, así como son sus
medios hermanos, posibilitando también a que la accionante crie a su menor en un
ambiente familiar que fortalezca los postulados morales y espirituales que le
inculca día a día a su hijo.
El demandado al dar contestación a la demanda, negó la procedencia de
las pretensiones, bajo los siguientes argumentos: que la guarda y custodia del
menor actualmente era compartida, también negó la procedencia de la
autorización de cambio de residencia de “X” y su menor hijo, al afirmar que ello
era perjudicial al interés superior del menor; y respecto a los alimentos, expresó
que él se haría cargo del 100% de los mismos para su hijo, como hasta la fecha lo
ha realizado.
Aceptó que en el mes de noviembre de dos mil cinco en la ciudad de Buenos
Aires, sostuvo una relación de noviazgo con la accionante, siendo ambos
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ciudadanos argentinos; y que la decisión de venir a México, fue de ambos, y con el


objeto de aprovechar la oportunidad laboral de él, en la empresa DDB México,
S.A. de C.V., porque ello significaba crecimiento laboral para él y la oportunidad
para ambos de mejorar profesional y económicamente, así como el salir de
Argentina, dada la crisis que existía y que permanece en la actualidad en ese país.
Que no es cierto que él propusiera a la parte actora un proyecto de vida, sino
que fue una decisión de ambos, dada su relación de pareja y el plan de construir
una familia; que si ingresó la accionante a México, como su dependiente
económico; que en efecto en Argentina viven sus señores padres, sus familiares y
amigos; respecto a que en ese país dejó a sus dos hijas de nombres X y Y, lo
negó, al afirmar que sus hijas fueron procreadas con la señora Z, quienes
actualmente tienen catorce y veintidós años de edad, que lo cierto es que él ejerce
su derecho de visitas y convivencia con sus hijas, en términos de un acuerdo
realizado con la progenitora de ellas.
En relación a la petición de la parte actora, de que se le autorice el cambio de
residencia, se opuso, al expresar que debe analizarse el caso en concreto y
atenderse las circunstancias, considerando la edad, el estado físico, psicológico,
centro de vida, la personalidad, situación social y económica, velando en todo
momento por el interés superior del menor, conforme al cual considera que el
menor debe permanecer en México, al estar garantizada su pensión alimenticia,
su desarrollo, convivencia y visitas con sus progenitores, así como los demás
derechos de todo niño. Por esas razones, dijo que la petición de la actora se funda
en argumentos personales, porque su menor hijo al tener cuatro años de edad, lo
único que conoce es el país de México, sus actividades escolares y
extraescolares, por tanto, que en caso de autorizarse el cambio de residencia, se
le afectaría psicológicamente, al estar completamente arraigado en México.
Aunado a lo anterior, que para el sano y adecuado desarrollo emocional y
psicológico de un menor, se debe procurar en todo momento la convivencia
directa, constante y mutua con sus progenitores, cuando éstos se encuentren
separados, que por esa razón, la petición de la actora vulnera el derecho del
menor, al encontrarse la ciudad de Buenos Aires a una distancia
aproximadamente de ocho mil quinientos kilómetros, del Distrito Federal, lo que
disminuiría mayormente la convivencia con su hijo, además de las diferencias de
horario y costos de medios de comunicación necesarios para comunicarse a dicha
ciudad.
También puntualizó, que la accionante al pretender llevarse al menor, no
señala cómo va a garantizar el interés superior de su hijo, tanto en el pago del
50% de sus gastos, porque no acredita fehacientemente que puede tener un
empleo en Buenos Aires; que tampoco garantiza lo relativo a convivencias de él
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con su menor, dado los costos que implica el viaje de México a Argentina, y la
periodicidad en que se llevarán a cabo; que si bien manifiesta el domicilio en que
vivirá la accionante en argentina, sin embargo, que no acredita si el mismo es
departamento o casa, si es un fraccionamiento o desarrollo, si cuenta o no con
seguridad pública o privada; en lo relativo a escuela, que tampoco está acreditado
si el menor asistirá o no a un centro educativo, y que de hacerlo, interrumpirá el
inicio de clases que tiene ya en el Colegio El Roble, S.A., por lo que considera que
estas situaciones ponen en peligro el contacto directo y convivencia de él con su
hijo, afirmando así que éste órgano jurisdiccional debe negar el cambio de
residencia y privilegiar la convivencia del menor con ambos progenitores,
atendiendo a su interés superior.
Respecto al tema de guarda y custodia, dijo el demandado que ambos
convinieron en separarse, por lo que acordaron compartir la guarda y custodia del
menor, estableciendo de común acuerdo un régimen de visitas y convivencias,
determinándose que el menor viviría con su progenitora en el domicilio que antes
era el de ambos, lugar en que él paga el alquiler, por la cantidad de DIECISÉIS
MIL SEISCIENTOS PESOS, además de los gastos relativos a la crianza de su
hijo, así como educación, vestido, transporte, consultas médicas, medicamentos;
y que se convino que él visitaría a su menor los días martes de cada semana,
después de su horario laboral, así como todos los fines de semana, a partir de los
días viernes por la tarde hasta las diecinueve horas con treinta minutos de los días
domingo, de cada mes, reintegrando a su hijo al domicilio de la progenitora, por
lo que solicita se niegue el otorgamiento de guarda y custodia solicitado y se
declare judicialmente la guarda y custodia compartida a favor de ambos
progenitores, lo anterior al considerar que es un derecho de ambos decidir sobre
las actividades escolares y extraescolares del menor, lo relativo a viajes y demás
actividades relacionadas con el mismo para su mejor desarrollo físico, emocional y
psicológico, que de esta manera habrá un reparto equitativo de deberes y
derechos que ambos padres les asiste respecto de su menor hijo.
Finalizó su contestación el demandado, expresando, que si bien es cierto
ambas partes decidieron venir a México, que fue una decisión de los dos, dada la
relación que sostenían y en plan de construir una familia, tan es así que
procrearon al menor “Y”, por lo que si la relación de pareja con la accionante
terminó, sin embargo, que al procrearse al menor, ambos padres tienen
responsabilidades y obligaciones en su crianza; por esa razón expresó, que en
caso de admitir la solicitud de cambio de residencia de la parte actora con su hijo,
implicaría que se admitiera un derecho humano de uno de los progenitores, el cual
no debe estar por encima del interés superior del menor, vulnerándose así
6

disposiciones de orden internacional y nacional que protegen los derechos de su


hijo.
II. MARCO JURÍDICO DE LA CONTROVERSIA PLANTEADA.- Sobre lo
anterior se ciñe la litis. El estudio que este órgano jurisdiccional debe hacer para
resolver la controversia sometida a su conocimiento, se sustenta en los temas de
derechos humanos, interés superior del menor, derecho familiar y familia, y patria
potestad, lo que se expondrá a continuación:
En principio se puntualiza, que los derechos humanos constituyen un
conjunto de facultades, prerrogativas, libertades y pretensiones de carácter civil,
político, económico, social y cultural, incluidos los recursos y mecanismos de
garantía de todas ellas, que se reconocen al ser humano, considerado individual y
colectivamente1.
En efecto, por derecho humano se entiende todo derecho esencial al
hombre, que se funda en los atributos de la persona2, razón por la cual justifican
una protección internacional, porque mediante esos derechos, se puede realizar
el ideal del ser humano libre, exento del temor y de la miseria, si se crean
condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos económicos,
sociales y culturales, tanto como de sus derechos civiles y políticos.

Los derechos humanos están tutelados a nivel nacional e internacional.


Internacionalmente, en la Convención Americana Sobre Derechos Humanos3 en
la que los Estados miembros, entre ellos México, se comprometieron a respetar
los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno
ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación
alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de
cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición social (artículo 1).
A nivel nacional nuestra Ley Fundamental tutela los derechos humanos en
su artículo 1° (tres primeros párrafos), que dice: “En los Estados Unidos Mexicanos

1 Voz Derechos Humanos, en Enciclopedia Jurídica Mexicana, Tomo III, Editada por el Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM, México 2002, p 421.
2 Los artículos 2.3 y 2.5 del Código Civil, establecen: el primero, que como atributos de la

personalidad, se tiene el nombre, domicilio, estado civil y patrimonio; y el segundo de los


numerales previene: De manera enunciativa y no limitativa, los derechos de las personas físicas y
colectivas en lo que sea compatible con su naturaleza son los siguientes: I. El honor, el crédito y el
prestigio; II. La vida privada y familiar; III. El respeto a la reproducción de la imagen y voz; IV. Los
derivados del nombre o del seudónimo y de la identidad personal; V. El domicilio; VI. La presencia
estética; VII. Los afectivos derivados de la familia, la amistad y los bienes; VIII. El de la integridad
física.

3La Convención Americana Sobre Derechos Humanos fue adoptada en San José de Costa Rica,
el veintidós de noviembre de mil novecientos sesenta y nueve y ratificada por México el dos de
marzo de mil novecientos ochenta y uno. Es el instrumento internacional que tutela diversos
derechos humanos, entre ellos, el derecho a una personalidad jurídica, a la vida, a la integridad
personal, a la libertad personal, protección de honra y dignidad, libertad de conciencia, de
pensamiento y expresión, protección a la familia, derecho al nombre, derecho del niño y de
nacionalidad, entre otros.
7

todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y
en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las
garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en
los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece; las normas relativas a
los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los
tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la
protección más amplia; y, todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen
la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de
conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y
progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y
reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley.
De lo hasta ahora expuesto en este apartado, se hace patente lo relativo a la
naturaleza de los derechos humanos, y la necesidad de su protección; por lo que
se refiere a nuestro país, todas las autoridades, en el ámbito de sus
competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar
tales derechos; disposición que vincula a esta autoridad, como órgano
jurisdiccional a cumplir cabalmente con ese deber, lo que se patentizará en esta
resolución.
Interés superior del menor. Ahora bien, los derechos humanos son
universales, por ende, deben ser iguales para todos, sin embargo, existen algunas
personas que por sus circunstancias concretas, como puede ser su condición
social, cultural o física o bien, por su situación en determinadas relaciones
sociales, requieren una protección especial, para superar la situación de
desventaja en que se encuentran, por lo que se les ha reconocido ciertos
derechos especiales; entre estas personas, se encuentran los niños4.
En la Declaración de los Derechos del Niño5, se reconoce que el niño, por su
falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidados especiales,
incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento. Es
precisamente con ese fin, de otorgar a los niños la protección y cuidado, por el que
se han creado diversos instrumentos de orden internacional, entre ellos, la propia
Convención Americana Sobre Derechos Humanos y la Convención de los
Derechos del Niño, que constituyen el Corpus Iuris que contemplan preceptos y
principios que reconocen el Derecho de los Niños a recibir asistencia y cuidados
especiales y la tutela de todos sus derechos, derivados de la patria potestad, que
es una institución jurídica destinada a dicho fin.

4
Suprema Corte de Justicia de la Nación, “Patria Potestad”, Ob. Cit. p. 1.
5
La Convención de los Derechos del Niño, es un instrumento de Derecho Internacional, adoptada
por la Asamblea General de las Naciones Unidas el veinte de noviembre de mil novecientos
ochenta y nueve, y ratificada por México el veintiuno de septiembre de mil novecientos noventa, en
la que se estatuyen los derechos que todos los Niños y las Niñas, sin distinción alguna deben
gozar, así como las acciones y medidas que los Estados partes se comprometen a adoptar en pro
de dichos derechos.
8

Consecuentemente, mediante el principio de interés superior del menor,


existe el deber de que en todo momento las políticas, acciones y toma de
decisiones vinculadas a esta etapa de la vida humana, se realicen, de tal manera,
que en primer término se busque el beneficio directo del niño o niña a quien van
dirigidos.
Conforme a esta rectoría, las autoridades, especialmente las jurisdiccionales,
tenemos el deber de regir nuestra actuación conforme a ese principio; por tanto,
en los casos en que se encuentren en conflicto derechos de menores, en todo
momento debe darse prioridad a la tutela de sus derechos y sujetarse a lo que
resulte más benéfico para ellos, buscando en todo momento su máximo beneficio,
para así garantizar y proteger su desarrollo y el ejercicio pleno de sus derechos.
Consecuentemente, en términos del principio de interés superior del menor,
se debe dar prioridad a los derechos de los niños, sobre los de cualquier otra
persona, como en el caso acontece, en la que este órgano jurisdiccional tiene el
deber de velar por los derechos del menor “Y”, respecto a los que pudieran
corresponder a “X” y “Z”.
Corrobora lo anterior la siguiente jurisprudencia, consultable en la Décima
Época, Registro: 159897, Instancia: Primera Sala, Fuente: Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta, Localización: Libro XV, Diciembre de 2012 Tomo 1,
Materia(s): Constitucional, Tesis: 1a./J. 25/2012 (9a.), Pág. 334, que dice:
“INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR. SU CONCEPTO. En términos de los
artículos 4o., párrafo octavo, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos; 3 de la Convención sobre los Derechos del Niño,
ratificada por México y publicada en el Diario Oficial de la Federación el 25
de enero de 1991; y 3, 4, 6 y 7 de la Ley para la Protección de los Derechos
de Niñas, Niños y Adolescentes, los tribunales, en todas las medidas que
tomen relacionadas con los menores, deben atender primordialmente al
interés superior del niño; concepto que interpretó la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (cuya competencia contenciosa aceptó el Estado
Mexicano el 16 de diciembre de 1998) de la siguiente manera: "la expresión
‘interés superior del niño’ ... implica que el desarrollo de éste y el ejercicio
pleno de sus derechos deben ser considerados como criterios rectores para
la elaboración de normas y la aplicación de éstas en todos los órdenes
relativos a la vida del niño". Tesis de jurisprudencia 25/2012 (9a.).
Y la siguiente jurisprudencia, visible en la Novena Época, Registro: 162563,
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Localización: Tomo XXXIII, Marzo de 2011, Materia(s):
Civil, Tesis: I.5o.C. J/14, Pág. 2187, que dice:
“INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR. ALCANCES DE ESTE PRINCIPIO. El
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sistema jurídico mexicano establece diversas prerrogativas de orden


personal y social en favor de los menores, lo que se refleja tanto a nivel
constitucional como en los tratados internacionales y en las leyes federales
y locales, de donde deriva que el interés superior del menor implica que en
todo momento las políticas, acciones y toma de decisiones vinculadas a esa
etapa de la vida humana, se realicen de modo que, en primer término, se
busque el beneficio directo del niño o niña a quien van dirigidos”. QUINTO
TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
Precisados los temas de derechos humanos e interés superior del menor, a
continuación se aborda el tema de derecho familiar y familia. A través del
derecho familiar se da protección a la estabilidad de la familia, porque tiende a
regular la conducta de sus integrantes entre sí, y también a delimitar las relaciones
conyugales, de concubinato y de parentesco, conformadas por un sistema
especial de protección de derechos y obligaciones, respecto de menores,
incapacitados, mujeres y adultos mayores, de bienes materiales e inmateriales,
poderes, facultades y deberes entre padres e hijos, cónyuges y parientes, cuya
observancia es de orden público e interés social6.
El artículo 4.1 del Código Civil, previene: Las disposiciones de este código
que se refieran a la familia, son de orden público e interés social y tienen por
objeto proteger su organización y el desarrollo integral de sus miembros, basados
en el respeto a su dignidad, libertad y la equidad de género; las relaciones
jurídicas familiares constituyen el conjunto de deberes, derechos y obligaciones de
las personas integrantes del grupo familiar, derivado de lazos de matrimonio,
concubinato o parentesco; y, que es deber de los miembros de la familia observar
entre ellos consideración, solidaridad y respeto recíprocos en el desarrollo de las
relaciones familiares.

Por tanto, a través del derecho familiar, al ser la familia una institución de
orden público e interés social, el Estado tiene preponderantemente, entre otros
intereses, el de proteger a los menores en el pleno ejercicio de sus derechos, a
efecto de que tengan un sano desarrollo integral, como lo previene el artículo 4
de nuestra Ley Fundamental; disposición que es acorde a lo que establece la
Convención sobre los Derechos del Niño, y el artículo 19 de la Convención
Americana Sobre Derechos Humanos (Pacto De San José), que establece, que
todo niño tiene derecho a las medidas de protección que su condición de menor
requieren por parte de su familia, de la sociedad y del Estado.

Los dos últimos ordenamientos invocados, constituyen principalmente el


corpus juris de carácter internacional, que protegen entre otros, los derechos de

6Suprema Corte de Justicia de la Nación, “Patria Potestad”, en temas selectos de Derecho


Familiar, número 2, México 2011, p. 15.
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la familia, en especial el de los niños y niñas, dada su situación de desventaja en


que se encuentran respecto a otras personas, por su falta de madurez física y
mental, por ello, esos instrumentos les ha reconocido ciertos derechos
especiales, estableciendo así principios y directrices de protección y cuidado,
que deben ser interpretados y aplicados, buscando en todo momento el beneficio
directo del niño o niña a quien van dirigidos, para así definir y resolver cualquier
tema vinculado con sus derechos, cuando se encuentran en conflicto.
Estos instrumentos jurídicos de orden internacional, deben ser atendidos y
acatados por éste órgano jurisdiccional, por disponerlo así los artículos 1 y 133 de
nuestra Carta Magna
La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad, ordenada a
realizarse conforme a la naturaleza de la misma familia, precisamente por ser el
núcleo fundamental de la sociedad y el medio natural para el crecimiento y el
bienestar de todos sus miembros, y en particular de los niños
Los menores de edad, deben recibir la protección y asistencia necesarias
para poder asumir plenamente sus responsabilidades dentro de la comunidad;
para su pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, deben crecer en el seno
de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión, para así estar
plenamente preparados para una vida independiente y ser educados en el espíritu
de los ideales de paz, dignidad, tolerancia, libertad, igualdad y solidaridad.
La familia es una comunidad, en donde se comparte la alegría y el dolor, los
éxitos y los quebrantos; en la familia recibimos las más fuertes y mejores
percepciones mediante el amor y quedan grabadas en el corazón, forjándose de
esta manera en el menor su libertad de pensamiento, de conciencia y una
personalidad propia.
El derecho del niño a una familia, y su pleno desarrollo armónico en ella,
se encuentra previsto en diversos instrumentos internacionales, entre ellos, la
Declaración de Ginebra, Adoptada por la Asamblea de la Sociedad de Naciones el
veinticuatro de septiembre de mil novecientos veinticuatro, en la que contempla,
diversos principios, entre ellos, que el niño debe ser puesto en condiciones de
desarrollarse normalmente desde el punto de vista material y espiritual; que el niño
debe ser alimentado y recibir socorro en caso de calamidad; que debe ser puesto
en condiciones de ganarse la vida y educado, inculcándole el sentimiento del
deber que tiene de poner sus mejores cualidades al servicio del prójimo; en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada el diez de diciembre
de mil novecientos cuarenta y nueve, por la Asamblea General de las Naciones,
se contempla en el artículo 25, el derecho de toda persona a una familia, a la
salud y bienestar; y que la infancia tiene derecho a cuidados y asistencia
especiales.
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En el artículo 4° de nuestra Carta Magna, se tutela el interés superior del


menor, vinculado con la familia, tan es así, que establece el deber de
ascendientes, tutores y custodios, de preservar y exigir el derecho de los niños y
niñas, a satisfacer sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano
esparcimiento para su desarrollo integral; el artículo 9 de la Ley para la Protección
de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, establece como derechos de
los menores a vivir y crecer en el seno de una familia (inciso d, apartado II).
De lo anteriormente mencionado, se hace patente el reconocimiento en
diversos Instrumentos Internacionales y de Derecho Interno, que para el pleno y
armonioso desarrollo de la personalidad del menor, es indispensable crecer en el
seno de una familia, en la cual se le brinde amor, comprensión y felicidad; para la
ejecución de este fin, se tiene como condición fundamental, el desarrollo de la
función materno-paterna ejercida en forma responsable (patria potestad)7.
Lo anterior posibilita abordar el estudio de la figura jurídica de patria
potestad. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, concibe a la Patria
Potestad como una institución amparada en el Derecho Internacional de los
Derechos Humanos, mediante la que se establecen responsabilidades, derechos
y deberes de los padres con relación a los menores hijos; tiene su origen en la
existencia de la familia, del parentesco, filiación y reconocimiento de hijos.
Mediante ella, existe necesidad de participar en la formación y desarrollo integral
del menor, esto es, que el padre o los padres deben velar por un pleno desarrollo
de sus hijos menores, en todos los sentidos, ya sean psíquicos, motriz, físico y
social; para lograrlo, los padres deben amar a sus hijos, quererlos por lo que son,
convivir con ellos, guiarlos para lograr que sean seres con valores morales
suficientes que permitan integrarlos a la sociedad, desde luego, educarlos y
corregirlos, para que haya respeto y consideración mutuos; es esta la forma de
trascender de los menores en su familia, comunidad y sociedad.
Lo anterior es acorde a lo previsto por los artículos 4.202 y 4.203 del Código
Civil, que previenen, que la patria potestad se ejerce sobre los hijos menores no
emancipados; y que comprende la representación legal y la protección integral del
menor en sus aspectos físico, moral y social, su guarda y custodia, la
administración de sus bienes y el derecho de corrección.
La patria potestad, si bien es cierto en su origen fue una institución
establecida en provecho del padre, en la actualidad se ha convertido en una
institución protectora de los hijos, al establecer reglas y principios en provecho y
beneficio del menor, constituyendo así una función obligatoria que debe ejercerse
proporcionando asistencia, alimentación, protección y representación de los

7
Valenzuela Reyes, María Delgadina, Derechos Humanos de los Niños y las Niñas ¿Utopía o
Realidad?, Porrúa, México 2013, pp. 96-99.
12

menores no emancipados, para lograr su formación integral, de personas útiles a


la sociedad. Es esta la razón por la que al ser la patria potestad una Institución de
orden público, la sociedad y el Estado están interesados en garantizar a los
menores un desarrollo integral y una vida digna, así como las condiciones
materiales y efectivas que les permitan vivir plenamente y alcanzar el máximo
bienestar.
Quienes ejercen la patria potestad tienen la responsabilidad de relacionarse
de manera armónica con los menores, y éstos tienen el deber primordial de
respetar y obedecer a aquéllos. La patria potestad se funda en la naturaleza de la
relación paterno filial, reconocido y protegido por la Ley.
Los derechos y deberes que impone el ejercicio de la patria potestad, son
los de guarda y custodia, consistente en la posesión, vigilancia, protección y
cuidado del menor, conforme a ella se le protege y cultiva física y espiritualmente,
procurándole la satisfacción de sus necesidades; visita y convivencia, para
quienes ejercen la patria potestad sobre el menor, sin embargo, que no tienen la
guarda y custodia sobre él, por ello tienen el derecho de visitar y convivir con el
menor, para que éste se relacione e interactué con sus familiares; educación,
quien ejerce la patria potestad, le incumbe la obligación de educar
convenientemente al menor, para que sea formado integralmente; crianza, que
implica la facultad de instruirlos y dirigirlos, y que conlleva además las siguientes
obligaciones: procurar la seguridad física, psicológica y sexual; fomentar hábitos
adecuados de alimentación, de higiene personal y de desarrollo físico, así como el
impulso de desarrollo intelectual y escolares; realizar demostraciones afectivas,
con respeto y aceptación de éstas por parte del menor, y establecer límites y
normas de conducta, preservando el interés superior del menor; corrección,
quienes ejercen la patria potestad, tienen el derecho de corregir a los menores,
siempre dentro de los límites de la razón y la mesura, evitando así su maltrato
físico o mental y generación de violencia familiar; suministro de alimentos, es
una obligación que recae en quienes ejercen la patria potestad, de proporcionarle
los satisfactores para que el menor subsista y viva con dignidad; esta es una
obligación elemental, porque su incumplimiento genera la pérdida de la patria
potestad; representación legal del menor, dado que éste tiene restringida su
personalidad, dada su minoría de edad, se encuentran imposibilitados para
participar personalmente en la vida jurídica, para hacer valer directamente sus
derechos, por tanto, el ejercicio de esta representación legal corresponde a
quienes ejercen la patria potestad.
III. ESTUDIO Y RESOLUCION DE LA CONTROVERSIA PLANTEADA.
Conforme al planteamiento de la litis y el marco jurídico expuesto, se procede a
abordar el estudio del caso sometido al conocimiento de este órgano jurisdiccional,
13

para resolver lo que en Derecho y conforme al principio de interés superior del


menor, “Y” corresponda.
Conforme a estas directrices, en primer término se procede a hacer el estudio
correspondiente, a efecto de determinar lo conducente sobre guarda y custodia del
menor referido, que a su favor demanda la accionante. Se ha puntualizado que
uno de los derechos y deberes que impone el ejercicio de la patria potestad, es
precisamente el de la guarda y custodia, consistente en la posesión, vigilancia,
protección y cuidado del menor, por parte de sus progenitores o de algún tercero
que cumpla con esa función, para proteger y cultivar física y espiritualmente el
crecimiento y desarrollo de los infantes, procurándoles la satisfacción de sus
necesidades.
Por tanto, a efecto de determinar lo relativo a la guarda y custodia del menor,
pretendida por la parte actora, debe valorarse el material probatorio, a efecto de
advertir si existe justificación que patentice su pretensión, de que se decrete la
guarda y custodia definitiva de su menor hijo a su favor, siempre y cuando sea en
beneficio del infante; lo anterior al tomar en consideración el interés superior del niño,
como presupuesto esencial para determinar quién tiene derecho a la guarda y
custodia; lo anterior precisamente conforme a lo dispuesto por el artículo 4°
Constitucional que establece el desarrollo integral, el respecto a la dignidad y
derechos de la niñez, así como los artículos 3°, 7°, 9°, 12, 18, 19, 20 y 27 de la
Convención Sobre los Derechos del Niño, que establecen que los Estados
garantizarán que los tribunales judiciales velaran por el interés superior del niño, en
los juicios en los que se vean involucrados sus derechos; y que los niños tienen
derecho a vivir en condiciones que permitan su crecimiento sano y armonioso, tanto
físico como mental, material, espiritual, moral y social inherente a ellos.
Desde luego que también debe tomarse en consideración lo previsto por el
artículo 4.228 del Código Civil, que previene que cuando uno sólo de los que ejerzan
la patria potestad deba hacerse cargo provisional o definitivamente de la guarda y
custodia de un menor, y si éstos no se ponen de acuerdo sobre quién de ellos debe
ejercer esa obligación, el Juez atendiendo a los elementos de prueba que obren en
el sumario, determinará que los menores de diez años quedarán al cuidado de la
madre, salvo que sea perjudicial para el menor.
En términos de estas disposiciones, este órgano jurisdiccional determina que
la guarda y custodia definitiva del menor debe otorgarse a favor de la accionante “X”,
lo anterior al tomar en consideración que el menor “Y” al día de hoy en que se emite
esta sentencia, tiene una edad de cinco años cumplidos, como se aprecia de su acta
de nacimiento visible en la hoja ciento setenta y nueve de actuaciones, en la que
aparece que nació el seis de enero de dos mil nueve; por tanto, al ser menor de diez
años, debe quedar al cuidado de la madre, en principio, porque el demandado no
14

argumentó que la petición de guarda y custodia del menor a favor de la parte actora,
fuera perjudicial para su hijo, mucho menos existe medio de prueba que así lo
patentice; contrario a ello, el propio demandado “Z” aceptó al dar contestación al
hecho nueve de la demanda de que convino con “X”, que su menor hijo viviría con
ella (hoja cincuenta y ocho de actuaciones), hecho que reitero en el convenio que
ambas partes presentaron ante este órgano jurisdiccional, en términos de la
promoción 13870 de nueve de diciembre de dos mil trece, en la que se precisó que
la señora “X” habitaría en compañía del menor en el domicilio ubicado en Hacienda
la Antigua número cuarenta y ocho interior mil dos, Colonia Hacienda de las Palmas,
en Huixquilucan, Estado de México, (hoja doscientos cuarenta), convenio que si
bien no fue ratificado por la accionante, si lo fue por el demandado, como se aprecia
de la actuación visible en la hoja quinientos diez de actuaciones; desde luego, ese
convenio no surte los efectos deseados, de que se apruebe en sus términos, sin
embargo, sí patentiza la voluntad del demandado de aceptar que la guarda y
custodia del menor la tenga su progenitora, lo que también reiteró al dar respuesta a
la posición catorce de su confesional de posiciones cuyo desahogo tuvo lugar el
diecinueve de febrero de dos mil catorce.
Cierto que el demandado, argumentó que entre las partes se pactó compartir
la guarda y custodia de su menor hijo, sin embargo, esa afirmación fue negada por
la parte actora, al dar respuesta a la posición doce del pliego que se formuló a “X”,
en la audiencia principal de diecinueve de febrero del año en curso; respecto de esa
afirmación, de haberse pactado una guarda y custodia compartida, no existe medio
de prueba que así lo corrobore, tampoco de hecho tuvo lugar, lo único cierto es que
las partes con motivo de su separación a partir del mes de mayo de dos mil doce,
pactaron un régimen de visitas y convivencias del menor para con su progenitor,
siendo los días martes de cada semana por la tarde y todos los fines de semana a
partir de los días viernes por la tarde hasta las diecinueve horas con treinta minutos
del día domingo, como se aprecia de la respuesta a la posición once del pliego que
absolvió la accionante.
Aunado a lo anterior, de la prueba pericial en materia de psicología, se
advierte que la Licenciada X, al hacer su estudio en la persona de “X”, puntualizó
que la misma cuenta con adecuada capacidad de análisis y síntesis, que no se
detecta daño orgánico a nivel cerebral ni alteraciones sensoperceptuales.
Emocionalmente es una persona quien manifiesta su reacción ante los demás
cuando la alaban o la critican, es una persona que cuenta con habilidades para la
toma de decisiones, es capaz de llevar a cabo sus proyectos, tiene tendencias al
perfeccionismo, muestra poca tolerancia a la frustración y al rechazo, es capaz de
enfrentar y resolver sus problemas por sí misma, puede enfrentar cualquier dificultad,
se muestra realista, que refleja fuentes descargas de agresividad que se consideran
15

como formas de defensa anticipada ante posibles situaciones de ataque; en relación


a su menor hijo, se detectó una relación de cordialidad, efecto y existe juego
simbólico.
Consecuentemente, el resultado de esta valoración psicológica, patentiza que
en efecto, la accionante “X” es persona idónea para ejercer la guarda y custodia de
su menor hijo, como se ha puntualizado; lo anterior precisamente porque desde la
fecha de la separación como pareja de las partes, que tuvo lugar en el mes de mayo
de dos mil doce, como hasta el día de hoy, la guarda y custodia del menor la ha
tenido la progenitora, hecho que reconoció el demandado al dar contestación a la
instaurada en su contra, en su confesional de posiciones y en el convenio que
exhibieron ante este órgano jurisdiccional; a lo anterior se ha adminiculado la pericial
en materia de psicología, medios de prueba que han sido valorados en términos del
artículo 1.359 del Código Adjetivo Civil y patentizan lo ya determinado, de que la
guarda y custodia del menor se decreta a favor de la parte actora.
Realizada esta determinación judicial sobre guarda y custodia del menor “Y”
a favor de su progenitora, a continuación se procede a hacer estudio sobre la
pretensión de autorización de cambio de domicilio y de residencia del menor
con “X”, a la Ciudad de Buenos Aires, República de Argentina.
Se ha puntualizado que la petición de la parte actora, se funda en el hecho
de que en el mes de noviembre de dos mil cinco las partes iniciaron una relación de
noviazgo en Buenos Aires, Argentina, por lo que al recibir una propuesta de trabajo
“Z” de la agencia de publicidad “DDB y/o DDB MÉXICO”, en el mes de septiembre
de dos mil siete le propuso a “X”, que se trasladaran a México, para radicar con un
proyecto de vida y evolución como pareja, siendo así como la accionante aceptó,
ingresando a nuestro país como su dependiente y establecieron su domicilio en
Hacienda Antigua número 48, interior 1002, Colonia Hacienda de las Palmas, en el
Municipio de Huixquilucan, Estado de México, siendo así como procrearon al menor
“Y”, el seis de enero de dos mil nueve; sin embargo, que a partir del uno de mayo de
dos mil doce, ambas partes decidieron separarse, permaneciendo la accionante con
su hijo en el domicilio que era de ambos; que en atención a que el único motivo por
el cual la parte actora vino a México, era la relación de pareja que tenía con el
demandado y el proyecto de construir una familia, sin embargo, que ese proyecto
quedó resuelto y concluido desde el momento de su separación, por lo que planteó
al demandado que deseaba regresar con su hijo a Argentina, a lo que él se negó.
La negativa del demandado al cambio de residencia, se funda en el hecho de
que si bien terminó la relación con la parte actora, sin embargo, que atendiendo al
interés superior de su hijo, tiene derecho a convivir con él, a educarlo, a crearlo, que
su centro de vida está en México y que dada la distancia existente de la Ciudad de
México a Buenos Aires, que es de aproximadamente ocho mil quinientos kilómetros,
16

se disminuiría su convivencia, y que lo que pretende la parte actora no se justifica, al


ponderar su interés personal al interés superior de su menor hijo, máxime que él ha
garantizado los alimentos de “Y”.
Sobre lo anterior se ciñe la litis en el tema de cambio de domicilio y de
residencia de la parte actora con su menor hijo, a la República de Argentina. De la
controversia planteada se evidencia que existe conflicto de derechos entre los que
corresponden al menor “Y”, respecto de quien este órgano jurisdiccional tiene el
deber de cumplir cabalmente el principio de interés superior del menor, así como los
derechos que como padre tiene el demandado “Z”, derivados del ejercicio de la
patria potestad que tiene respecto de su menor hijo, y los que corresponden a “X”,
como progenitora del menor, también derivado del ejercicio de la patria potestad y
los relativos a sus derechos humanos, concretamente el de su dignidad humana,
mediante el cual ha expuesto que tiene la necesidad de cambiar de residencia a la
República de Argentina, por las razones ya expuestas.
Ante este conflicto de derechos, la controversia debe ser resuelta conforme a
las directrices previstas por el segundo párrafo del artículo 1° de nuestra Carta
Magna, que dice: “Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de
conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia
favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia”; lo anterior es
así, precisamente porque el conflicto de derechos del menor y sus progenitores, se
vincula con derechos humanos de los tres, pero fundamentalmente del menor,
consagrados en el artículo 4° Constitucional, como es el derecho fundamental a
satisfacer las necesidades de los niños y las niñas, entre otros, de sano
esparcimiento para su desarrollo integral y de convivir en un ambiente sano.
Consecuentemente, en términos de las propias reglas establecidas en el
artículo 1° de nuestra Ley Fundamental, en los casos en que el objeto de
interpretación lo constituyan derechos humanos, se realizará de conformidad con
esa Ley y con los tratados internacionales de la materia, favoreciendo en todo tiempo
a las personas la protección más amplia (principio pro persona) e interpretación
“conforme”, mediante los cuales se preservará en todo momento el contenido de la
Ley Fundamental, pero sobre todo, el respeto a los derechos humanos.
Corrobora lo anterior, la siguiente tesis aislada, cuyo criterio rector comparte
el Suscrito, visible en la Décima Época, Registro: 2005135, Instancia: Primera Sala,
Fuente: Semanario Judicial de la Federación, Publicación: viernes 13 de diciembre
de 2013 13:20 h, Materia(s): (Constitucional), tesis: 1a. CCCXL/2013 (10a.), que dice:
“INTERPRETACIÓN CONFORME. NATURALEZA Y ALCANCES A LA LUZ
DEL PRINCIPIO PRO PERSONA. A juicio de esta Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, la supremacía normativa de la Constitución no
se manifiesta sólo en su aptitud de servir como parámetro de validez de todas
17

las demás normas jurídicas, sino también en la exigencia de que tales normas,
a la hora de ser aplicadas, se interpreten de acuerdo con los preceptos
constitucionales; de forma que, en caso de que existan varias posibilidades de
interpretación de la norma en cuestión, se elija aquella que mejor se ajuste a lo
dispuesto en la Constitución. En otras palabras, esa supremacía intrínseca no
sólo opera en el momento de la creación de las normas inconstitucionales,
cuyo contenido ha de ser compatible con la Constitución en el momento de su
aprobación, sino que se prologan, ahora como parámetro interpretativo, a la
fase de aplicación de esas normas. A su eficacia normativa directa se añade su
eficacia como marco de referencia o criterio dominante en la interpretación de
las restantes normas. Este principio de interpretación conforme de todas las
normas del ordenamiento a la Constitución, reiteradamente utilizado por esta
Suprema Corte de Justicia de la Nación, es una consecuencia elemental de la
concepción del ordenamiento como una estructura coherente, como una
unidad o contexto. Es importante advertir que esta regla interpretativa opera
con carácter previo al juicio de invalidez. Es decir, que antes de considerar a
una norma jurídica como constitucionalmente inválida, es necesario agotar
todas las posibilidades de encontrar en ella un significado que la haga
compatible con la Constitución y que le permita, por tanto, subsistir dentro del
ordenamiento; de manera que sólo en el caso de que exista una clara
incompatibilidad o una contradicción insalvable entre la norma ordinaria y la
Constitución, procedería declararla inconstitucional. En esta lógica, el
intérprete debe evitar en la medida de lo posible ese desenlace e interpretar las
normas de tal modo que la contradicción no se produzca y la norma pueda
salvarse. El juez ha de procurar, siempre que sea posible, huir del vacío que se
produce cuando se niega validez a una norma y, en el caso concreto, de ser
posibles varias interpretaciones, debe preferirse aquella que salve la aparente
contradicción. La interpretación de las normas conforme a la Constitución se
ha fundamentado tradicionalmente en el principio de conservación de ley, que
se asienta a su vez en el principio de seguridad jurídica y en la legitimidad
democrática del legislador. En el caso de la ley, fruto de la voluntad de los
representantes democráticamente elegidos, el principio general de
conservación de las normas se ve reforzado por una más intensa presunción
de validez. Los tribunales, en el marco de sus competencias, sólo pueden
declarar la inconstitucionalidad de una ley cuando no resulte posible una
interpretación conforme con la Constitución. En cualquier caso, las normas
son válidas mientras un tribunal no diga lo contrario. Asimismo, hoy en día, el
principio de interpretación conforme de todas las normas del ordenamiento a
la Constitución, se ve reforzado por el principio pro persona, contenido en el
18

artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el


cual obliga a maximizar la interpretación conforme en aquellos escenarios en
los cuales, dicha interpretación permita la efectividad de los derechos
fundamentales de las personas frente al vacío legislativo que puede provocar
una declaración de inconstitucionalidad de la norma”.
En términos de estas directrices y el marco jurídico expuesto en el
considerando II, este órgano jurisdiccional determina que es fundada la petición de
la parte actora, para conceder judicialmente el cambio de domicilio y de residencia
de la misma y su menor hijo a la Ciudad de Buenos Aires, República de Argentina,
por las siguientes consideraciones: En principio se puntualiza que de actuaciones
judiciales con valor probatorio pleno, en términos del artículo 1.350 del Código
adjetivo Civil, se tienen por acreditados los siguientes hechos:
1.- Que en el mes de noviembre de dos mil cinco las partes iniciaron una
relación de noviazgo en Buenos Aires, Argentina, por lo que al recibir una propuesta
de trabajo “Z” de la agencia de publicidad “DDB y/o DDB MÉXICO”, en el mes de
septiembre de dos mil siete, ambas partes se trasladaran a México (confesión vertida
en los escritos de demanda y contestación a la misma);
2.- Que el traslado de “X” a México, atendió a la propuesta que le hizo el
demandado “Z”, de realizar un proyecto de vida juntos, evolucionar como pareja y
tener una familia. Este hecho, si bien fue negado por el demandado al dar
contestación a la demanda, sin embargo, en ese propio escrito de contestación
existe confesión expresa, en el sentido de que el traslado de la accionante a nuestro
país fue por decisión de ambos, dada la relación que sostenían y el plan de construir
una familia, así como de mejorar económicamente (segundo párrafo de la
contestación al hecho doce, hoja sesenta y seis) y la contestación a la posición cinco
del pliego que obra en la hoja trescientos cincuenta y dos, en la que el demandado
aceptó que como proyecto de vida y progreso en su relación de pareja, le propuso a
la señora “X” que se vinieran a radicar a México. Confesión con valor probatorio
pleno en términos de los artículos y 1.267, 1.268 y 1.359 del Código Adjetivo Civil,
teniéndose así por acreditado y por ende, fuera de discusión ese hecho;
3.- Que ante esa propuesta del demandado para con la actora, ésta ingresó a
nuestro país como su dependiente económico, hecho que se acredita con la
respuesta dada por el demandado a la posición veintiocho del pliego de posiciones
que se le formuló en la audiencia principal de diecinueve de febrero del año en curso
(hojas trescientos cincuenta y dos a la trescientos cincuenta y siete y la
audiogravación que contiene el desahogo de esa confesional);
4.- Que con motivo de la relación de pareja que las partes tuvieron y de haber
radicado en México, en el domicilio ubicado en Hacienda Antigua número 48, interior
1002, Colonia Hacienda de las Palmas, en el Municipio de Huixquilucan, Estado de
19

México, procrearon al menor “Y”, el seis de enero de dos mil nueve. Este hecho se
acredita con el acta de nacimiento del menor, que obra en la hoja ciento setenta y
nueve de actuaciones;
5.- Que ambas partes decidieron separarse como pareja el uno de mayo de
dos mil doce. Hecho que se acredita con la confesión expresa de ambas pates
vertidas en sus escritos de demanda y contestación a la misma (hecho nueve), así
de la respuesta a la posición doce que dio el demandado a la confesional de
posiciones a su cargo, desahogada en la audiencia principal de diecinueve de
febrero del año en curso;
6.- Que desde la llegada a México por parte del demandado “Z”, labora en
una agencia de publicidad denominada DDB MÉXICO, S.A. DE C.V., lugar en que
tiene una jornada laboral de lunes a jueves de nueve de la mañana a seis treinta de
la tarde y los días viernes de nueve de la mañana a las tres de la tarde, con la
posibilidad de modificación de su horario o para cambiarlo en cualquiera de los
turnos establecidos por la ley, pudiendo ingresar a laborar más temprano o más
tarde, según sea el caso. Hecho que se acredita con la contestación a los hechos
tres y cuatro de la demanda, así como con el contenido del informe expedido por
dicha empresa en fecha dieciocho de marzo de dos mil catorce, que obra en la hoja
cuatrocientos veintiséis de actuaciones;
7.- Que la empresa en que labora el demandado, es una empresa
multinacional, por lo que “Z” atendiendo al tipo de empleo que tiene, realiza viajes a
distintas ciudades del país y al extranjero y que con motivos de viaje en su empleo
ha dejado de ver a su menor hijo ocasionalmente durante esos viajes. Lo anterior se
acredita con la respuesta dada a las posiciones siete, ocho y veinticinco del pliego
sobre el que versó el desahogo de la confesional de posiciones a cargo del
demandado (hojas trescientos cincuenta y dos y trescientos cincuenta y tres);
8.- Que actualmente el demandado tiene una nueva relación de pareja, siendo
la tercera, la primera fue con X, la segunda con Y y la tercera con una persona
desconocida. Este hecho se acredita con la respuesta dada por el demandado a las
posiciones diez, veintiséis y veintisiete del pliego que se formuló al demandado en la
confesional de posiciones a su cargo;
9.- Que en su primera relación de pareja con la señora X, procreó a dos hijas
que radican en Buenos Aires Argentina, de nombres X y Y, por esa razón el
demandado estableció un régimen de visitas y convivencias con la progenitora de
sus menores, para visitarlas en ese lugar. Lo anterior se acredita con la
contestación al hecho siete de la demanda y la respuesta a la posición once del
pliego que se formuló al demandado en la confesional de posiciones a su cargo;
10.- Que no otorga pensión alimenticia alguna a favor de “X”, puesto que la
cantidad de DIECISÉIS MIL PESOS que se comprometió a pagar por concepto de
20

pensión, es para el pago de alquiler del inmueble en que habita la actora y su menor
hijo; que paga los gastos de colegiatura e inscripción del menor, más el 50% de los
gastos de vestido, medicinas y honorarios médicos del menor, y el 50% de los
gastos relativos al vehículo que usa la parte actora para su transportación, siendo
una camioneta de la marca Jeep Patriot Modelo 2010. Lo anterior se acredita con lo
expresado en la contestación al hecho diecisiete de la demanda, hojas sesenta y
nueve y setenta de actuaciones;
11.- También está acreditado que en el mes de diciembre de dos mil trece la
parte actora y su menor hijo viajaron a Buenos Aires, Argentina, lugar en que el
menor convivió con distintos familiares, como se aprecia de las placas fotográficas
visibles en las hojas trescientos veintisiete a la trescientos treinta y dos de
actuaciones, respecto de las cuales en la continuación de la audiencia principal de
fecha diecinueve de febrero del año en curso, este órgano jurisdiccional en ejercicio
de la facultad oficiosa que le confiere los artículos 1.250 y 1.251 del Código Adjetivo
Civil, le pidió al demandado que bajo protesta de decir verdad, se pronunciara
respecto a esas imágenes, habiendo expresado así, que reconoce algunas persona
que aparece en las mismas y otras no, entre ellas, reconoció al menor conviviendo
con los padres de la accionante, así como sus hermanos, incluso con la hija del
demandado, de nombre X, así como la progenitora del demandado, de nombre Z,
así como de algunas amigas de “X”, lo que expresó el demandado y que se
identificaron en las imágenes fotográficas con los números romanos I a IX .
12.- En términos del dictamen en materia de psicología que la Licenciada X
realizó a “X”, se advierte que ésta manifestó vivir sola con su hijo en Hacienda la
Antigua número 48, piso 10, departamento 2, en Huixquilucan, y expresó que se
siente sola y triste por no estar con su familia, que le brinde seguridad, afecto y
reconocimiento;
13.- En términos de ese mismo dictamen, se advierte que tanto la accionante
X” como “Z”, mantienen una relación de cordialidad, afecto y juego simbólico con su
menor hijo; y
14.- Que a partir del día siete de abril de dos mil catorce, la parte actora “X” y
su menor hijo se encuentran en Buenos Aires, Argentina, hecho que se corrobora
con el contenido de la promoción 4418 de ocho de abril de dos mil catorce, que obra
en las hojas cuatrocientos setenta y cuatro y cuatrocientos setenta y cinco de
actuaciones.
Conforme a estos hechos que se encuentran plenamente acreditados, se
hace manifiesto, que el motivo por el cual la accionante “X” se trasladó a México, fue
por la relación de pareja que sostenía con el demandado en Argentina, desde el año
dos mil cinco y por la propuesta de trabajo de “Z” en nuestro país, por parte de la
empresa transnacional DDB MÉXICO S.A. DE C.V., así como la propuesta del
21

demandado para con la accionante, de hacer una vida en común, para fundar una
familia y mejorar profesional y económicamente; lo anterior inició al momento en que
la accionante ingresó a la República Mexicana como dependiente del demandado,
estableciendo su domicilio familiar en la colonia Hacienda de las Palmas de este
Municipio, siendo así como procrearon al menor aludido.
Ese fin se satisfizo hasta el momento en que tuvo lugar la separación de las
partes, que fue el uno de mayo de dos mil doce, fecha a partir de la cual la parte
actora se quedó a vivir acompañada de su menor hijo en el domicilio familiar; desde
ese momento, las partes pactaron un régimen de visitas y convivencias, mediante el
cual el progenitor convivía con su menor los días martes y los fines de semana.
Con lo anterior se hace manifiesto que el objetivo por el cual las partes
decidieron trasladarse a México y vivir como pareja, no tenía lugar ya, el proyecto de
familia no se consolidó; contrario a ello, la progenitora y su menor hijo empezaron a
vivir solos a partir de mayo de dos mil doce, siendo por ello muy limitada la
convivencia tanto del accionante, como de su menor hijo; en tanto, que el
demandado siguió con su vida profesional y laboral, consolidándolo, tan es así, que
en términos del informe que obra en la hoja cuatrocientos treinta y uno, tiene un
sueldo bruto de CIENTO DOS MIL NOVECIENTOS SESENTA PESOS, y tiene la
posibilidad de viajar a distintas ciudades del país y el extranjero; aunado a que el
mismo inició una nueva relación con una tercera pareja, como lo confesó en las
posiciones veintiséis y veintisiete del pliego que obra en la hoja trescientos
cincuenta y tres, en las que incluso expresó que el tiempo de visita con su menor hijo
lo comparte también con su nueva pareja.
Lo anterior es considerado como perjudicial al menor, al ya no ver la
consolidación de su familia, al no ver ya juntos a sus señores padres y convivir con la
nueva pareja de “Z”, lo anterior dada la edad con la que cuenta el mismo, por lo que
le puede causar problemas emocionales. Por esta razón, se encuentra justificado lo
expresado por la parte actora a la perito, en el sentido de que se siente sola y triste,
por no estar con su familia, que le brinde seguridad, afecto y reconocimiento,
considerándose así justificada su petición de que se le autorice el cambio de
domicilio y de residencia a la República de Argentina, porque en tal lugar se
evidencia plena convivencia en lo personal de “X” con su familia paterna, sus
hermanos, amigos, así como la convivencia, del menor con esa familia, incluso con
la familia del propio demandado, como él mismo lo expresó que reconoció algunas
imágenes fotográficas de su hijo conviviendo con su hija de nombre X y progenitora
de éste.
Determinación que también se justifica, al estar plenamente acreditado que el
demandado tiene dos hijas en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina de nombres X y
Y, con quienes ejerce su derecho de visita y convivencia que pactó con la
22

progenitora de éstas, por lo que si ejerce ese derecho de visita y convivencia para
con sus dos hijas, nada le impide que en ejercicio de ese derecho, también visite y
conviva en Buenos Aires, Argentina con su menor hijo.
Pertinente resulta señalar, que la accionante “X” tiene un nivel académico de
Licenciatura en Relaciones de Trabajo (hecho que se acredita con lo expresado a la
perito en Psicología, así como con lo expresado por la propia accionante en la
confesional de posiciones a su cargo), y trabaja en una empresa de publicidad móvil,
teniendo la posibilidad de mantener su trabajo en Buenos Aires, como lo expresó el
Director de Administración y Finanzas de la empresa HUNTMADS S.A. en el informe
de quince de enero de dos mil catorce, que obra en la hoja trescientos nueve; lo
relativo a la profesión de la parte actora, así como de la oferta de trabajo en
Argentina, y que la misma puede obtener una fuente laboral de ingresos en su país
de origen, es del pleno conocimiento del demandado, como lo expresó al dar
respuesta a las posiciones treinta, treinta y uno y treinta y dos del pliego de
posiciones a que se ha hecho referencia, por tanto, se encuentra plenamente
acreditado la posibilidad que tiene la accionante, de conseguir un trabajo y solventar
la manutención de su menor hijo en aquél país.
Respecto a la convivencia e identificación afectiva del menor para con sus
progenitores, está fuera de discusión que es buena con ambos padres, no obstante
lo anterior, este órgano jurisdiccional velando por el interés superior del menor,
concluye que la vida que ha tenido el menor a partir que la separación de sus padres,
ha sido muy limitada en su desarrollo emocional, afectivo, social y familiar, porque su
convivencia se limita a la realizada con su progenitora, quien ejerce la guarda y
custodia del mismo, así como la convivencia con su progenitor en los días martes y
fines de semana; contrario a esa convivencia limitada, de las imágenes fotográficas a
que se ha hecho referencia (visible en las hojas trescientos veintisiete a la
trescientos treinta y dos), se hace manifiesto y patente la convivencia pletórica,
armónica, saludable y familiar del menor para con la familia de ambos progenitores.
Por supuesto que la anterior consideración no implica que este órgano
jurisdiccional reste importancia a la convivencia del demandado con su menor hijo y
lo relativo a su crianza, que por supuesto es una necesidad y un derecho para
ambos, sin embargo, esa convivencia es limitada, al ya no existir el proyecto de
familia que el demandado propuso a la accionante, así como al tener una nueva
relación con una tercera pareja, también al tener un empleo que lo absorbe en
tiempo, al laborar de lunes a jueves de las nueve de la mañana a las seis treinta de
la tarde y los días viernes de nueve de la mañana a las tres de la tarde, con la
posibilidad de modificación de su horario, para cambiarlo en cualquiera de los turnos
previstos por la ley, al ser la fuente laboral una empresa transnacional y salir de viaje
por cuestiones de trabajo tanto al interior de la república, como al extranjero.
23

Aunado a lo anterior, con motivo de la separación de las partes acontecido a


partir de mayo de dos mil doce, la propia accionante ha tenido que solventar sus
propios gastos de manutención, porque si bien el demandado le otorga una pensión
de DIECISÉIS MIL PESOS en efectivo, tal cantidad es para el pago del alquiler del
inmueble que era el domicilio familiar, por tanto, la parte actora ha tenido que
solventar los gastos de compra de alimentos y víveres para ella y su menor hijo; el
propio demandado expresó que para el 50% de los gastos de vestido, medicinas y
horarios médicos del menor, lo que implica que el otro 50% de esos gastos, sea
cubierto por la parte actora. Lo anterior hace manifiesto y patente, que el
demandado no cubre el 100% de los gastos de manutención del menor, por lo que la
progenitora tiene que satisfacer el costo necesario para la manutención de ambos,
viéndose así limitada en su economía y posibilidades; lo anterior fue hecho del
conocimiento por los testigos de la parte actora, de nombres X, Y y Z, testigos
quienes incluso expresaron la situación de soledad, en que viven “X” y su hijo, lo
que a decir de ellos no ocurriría en Buenos Aires, porque pueden tener una mejor
calidad de vida, dada la contención familiar que existe en aquél lugar; esto último
expresado por los testigos, se acredita plenamente, con la imágenes fotográficas que
el propio demandado reconoció ante la presencia judicial.
Por lo anteriormente expuesto, se reitera, que este órgano jurisdiccional
encuentra justificada la petición de la accionante, de que se le autorice el cambio de
residencia con su menor hijo a Buenos Aires, Argentina; no considerar lo anterior,
implicaría que se privilegiara el derecho del demandado “Z”, derivado de su ejercicio
de la patria potestad, que desde luego es legítimo, sin embargo, se violaría
flagrantemente el derecho humano de su menor hijo y el de “X”; el de “Y” al no
velarse por el cumplimiento del principio del interés superior del menor, porque es
limitado lo relativo al alcance de su máximo desarrollo, plenitud de aptitudes y de la
capacidad mental y física hasta el máximo de sus posibilidades, al haberse
puntualizado que la convivencia con su progenitor es muy limitada y la convivencia
con su progenitora también, al vivir únicamente los dos en el domicilio que antes fue
el familiar; y se lesionaría a ambos, al menor y su progenitora, su derecho humano
de dignidad, al no tener una vida con calidad, solvencia necesaria y con los medios y
mecanismos necesarios para ello, porque cuando se encontraban viviendo juntos,
los dos solventaban los gastos de familia y en la actualidad parte de esos gastos
deben ser solventados por la progenitora, como se ha puntualizado.
Pertinente resulta señalar, que el demandado al contestar la instaurada en su
contra invocó dos tesis aisladas, conforme a las cuales considera que debe
privilegiarse el derecho de convivir su menor hijo con ambos progenitores y negar la
autorización de cambio de residencia; la primera tesis se encuentra visible en la
Décima Época, Registro: 2001740, instancia: Tribunales Colegiados de Circuito,
24

Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro XII, Septiembre de


2012, Tomo 3, Materia(s): Civil, Tesis: III. 4o.(III Región) 2 C (10a.), Página: 1961,
que dice: ”RÉGIMEN DE CONVIVENCIA DE MENORES. PARA DETERMINAR
SI PUEDEN CONVIVIR CON SUS PADRES, TANTO CON QUIEN EJERCE SU
CUSTODIA COMO CON QUIEN DEMANDÓ AQUELLA CONTROVERSIA
FAMILIAR, LA AUTORIDAD DEBE EJERCER EL CONTROL DE
CONVENCIONALIDAD DIFUSO Y PRIVILEGIAR EL DERECHO DE LOS NIÑOS
A CONVIVIR CON AMBOS PROGENITORES; y la segunda tesis se encuentra
consultable en la misma Décima Época Registro: 2003021, Instancia:
Primera Sala, Tipo de Tesis: Aislada, Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Libro XVIII, Marzo de 2013, Tomo 1, Materia(s): Civil
Tesis: 1a. LXIX/2013 (10a.), Página: 883, cuyo rubro es: “DERECHO DE LOS
MENORES DE EDAD A CONVIVIR CON SUS PADRES. MODOS DE
RESOLVER SU CONFLICTO CON EL DERECHO DEL PROGENITOR
CUSTODIO A DECIDIR SU LUGAR DE RESIDENCIA”.
Desde luego que este órgano jurisdiccional comparte el contenido de esos
criterios federales, sin embargo, atendiendo a las particularidades del caso
concreto, se considera que los mismos son inaplicables, porque si bien está fuera
de discusión que las autoridades debemos privilegiar el derecho de los menores a
convivir con ambos progenitores, por ser un derecho fundamental de los mismos,
sin embargo, ello debe ser así siempre y cuando el derecho de visita y convivencia
se realice en un ambiente de comprensión y respeto para con sus hijos,
procurando en todo momento su pleno desarrollo físico y mental; condiciones que
no se actualizan en el presente caso, por la dificultad que representa para la
progenitora del menor de permanecer en el domicilio que antes fue el familiar,
precisamente porque el motivo o la razón por la cual ingresó a la república
mexicana en su calidad de ciudadana extranjera (argentina), lo fue el proyecto de
familia, y superación profesional y económica que le propuso el demandado y que
ya no existe, tan es así que el mismo tiene ya una tercera relación de pareja,
excluyéndose así la posibilidad de continuar con el proyecto inicialmente previsto,
que vinculaba a la accionante.
No es inadvertido para este órgano jurisdiccional que las circunstancias del
caso dificultan la posibilidad de que el menor pueda gozar del máximo principio de
convivir con ambos padres, principalmente porque Buenos Aires, Argentina se
encuentra aproximadamente a más de ocho mil kilómetros de distancia de la
ciudad de México, por tanto, los medios para lograr la convivencia son de difícil
acceso, ante el costo físico o económico que las partes pueden no estar en
condiciones de asumir, incluso, existe el peligro de que esa convivencia del menor
con su progenitor en aquél país corra peligro de no ejercitarse; sin embargo, esas
25

dificultades se encuentran allanadas, en principio, porque el demandado “Z” tiene


dos hijas de nombres X y Y, con quienes ejerce un régimen de visitas y
convivencias, que estableció con la progenitora de éstas, de nombre X, como lo
confesó el demandado al dar contestación a la demanda y en el desahogo de su
confesional de posiciones, por esta razón, si ejerce su derecho de visita y
convivencia con sus dos hijas en Buenos Aires, Argentina, nada le impide que
también ejerza su derecho de visita y convivencia con su menor de nombre “Y”;
aunado a que el demandado cuenta con una fuente laboral que le proporciona
solvencia económica y la posibilidad de costear lo que represente el pasaje de
vuelo a aquélla Ciudad; incluso, el demandado expresó que por el cargo que
ocupa en su trabajo, viaja de manera constante al interior de la república y en el
extranjero, por lo que incluso existe posibilidad de que por motivos de trabajo
viaje a la república de Argentina, tan es así que la empresa transnacional en que
labora le propuso trabajar para ella, precisamente en la ciudad de Buenos Aires,
como ambas partes lo expresaron en sus escritos de demanda y contestación.
Por supuesto que esta determinación respecto a la autorización de cambio
de domicilio y residencia del menor y su progenitora a la Ciudad de Buenos Aires,
república de Argentina, cumple con la exigencia prevista por los artículos 1° y 4°
Constitucionales, de impartir justicia con base en una perspectiva de género, lo
anterior precisamente al ser manifiesto y patente la situación de vulnerabilidad en
que la accionante se encontró a partir de su separación con el demandado en
mayo de dos mil doce; no considerar lo anterior, implica que al detectarse esa
situación de desventaja y vulnerabilidad de “X”, se privilegiara al demandado, al
garantizarle plenamente el goce y ejercicio pleno de sus derechos como progenitor
del menor, discriminando y desatendiendo las necesidades del propio menor y su
progenitora.
En conclusión, los anteriores argumentos expuestos, patentizan
racionalmente la justificación de la decisión, fundamentalmente, de juzgarse con
perspectiva de género, al reconocer los derechos de “X” como mujer y a una vida
libre de vulnerabilidad o desventajas y de pleno acceso a la justicia en condiciones
de igualdad; condiciones que no tiene en nuestro país, al vivir únicamente con su
menor hijo, con las limitaciones ya precisadas, y que sí tiene en la república de
Argentina, como se visualiza a simple vista de las imágenes fotográficas que
obran en las hojas trescientos veintisiete a la trescientos treinta y dos de autos, en
las que se hace manifiesta la convivencia con sus abuelos maternos, con su
abuela paterna, con los hermanos de la accionante, incluso con la media hermana
del menor de nombre X, así como la convivencia del menor en áreas de deporte y
recreación, tales como parques, albercas, zona campestre y jardinada, pero
26

fundamentalmente al interactuar el menor con cuando menos veinte menores de


edad en distingos espacios.
Corrobora lo anterior, la siguiente Tesis Aislada, visible en la Décima Época,
Registro: 2005793, Instancia: Primera Sala, Fuente: Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación, Libro 4, Marzo de 2014, Tomo I. Materia(s):
Constitucional. Tesis: 1a. C/2014 (10a.), Página: 523, que dice:
“ACCESO A LA JUSTICIA EN CONDICIONES DE IGUALDAD.
ELEMENTOS PARA JUZGAR CON PERSPECTIVA DE GÉNERO. Del
reconocimiento de los derechos humanos a la igualdad y a la no
discriminación por razones de género, deriva que todo órgano jurisdiccional
debe impartir justicia con base en una perspectiva de género, para lo cual,
debe implementarse un método en toda controversia judicial, aun cuando las
partes no lo soliciten, a fin de verificar si existe una situación de violencia o
vulnerabilidad que, por cuestiones de género, impida impartir justicia de
manera completa e igualitaria. Para ello, el juzgador debe tomar en cuenta lo
siguiente: i) identificar primeramente si existen situaciones de poder que por
cuestiones de género den cuenta de un desequilibrio entre las partes de la
controversia; ii) cuestionar los hechos y valorar las pruebas desechando
cualquier estereotipo o prejuicio de género, a fin de visualizar las
situaciones de desventaja provocadas por condiciones de sexo o género; iii)
en caso de que el material probatorio no sea suficiente para aclarar la
situación de violencia, vulnerabilidad o discriminación por razones de
género, ordenar las pruebas necesarias para visibilizar dichas situaciones; iv)
de detectarse la situación de desventaja por cuestiones de género,
cuestionar la neutralidad del derecho aplicable, así como evaluar el impacto
diferenciado de la solución propuesta para buscar una resolución justa e
igualitaria de acuerdo al contexto de desigualdad por condiciones de género;
v) para ello debe aplicar los estándares de derechos humanos de todas las
personas involucradas, especialmente de los niños y niñas; y, vi) considerar
que el método exige que, en todo momento, se evite el uso del lenguaje
basado en estereotipos o prejuicios, por lo que debe procurarse un lenguaje
incluyente con el objeto de asegurar un acceso a la justicia sin
discriminación por motivos de género.
Así como la Tesis Aislada consultable en la Décima Época, Registro:
2005794, Instancia: Primera Sala, Tipo de, Fuente: Gaceta del Semanario Judicial
de la Federación, Libro 4, Marzo de 2014, Tomo I, Materia(s): Constitucional, Tesis:
1a. XCIX/2014 (10a.), Página: 524, que dice:
”ACCESO A LA JUSTICIA EN CONDICIONES DE IGUALDAD. TODOS
LOS ÓRGANOS JURISDICCIONALES DEL PAÍS DEBEN IMPARTIR JUSTICIA
27

CON PERSPECTIVA DE GÉNERO. De los artículos 1o. y 4o. de la


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 2, 6 y 7 de la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra la Mujer, "Convención de Belém do Pará", adoptada en la ciudad de
Belém do Pará, Brasil, el 9 de junio de 1994, publicada en el Diario Oficial de
la Federación el 19 de enero de 1999 y, 1 y 16 de la Convención de las
Naciones Unidas sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer, adoptada por la asamblea general el 18 de
diciembre de 1979, publicada en el señalado medio de difusión oficial el 12
de mayo de 1981, deriva que el derecho humano de la mujer a una vida libre
de violencia y discriminación es interdependiente del derecho a la igualdad;
primeramente, porque este último funge como presupuesto básico para el
goce y ejercicio de otros derechos y porque los derechos humanos de
género giran en torno a los principios de igualdad y no discriminación por
condiciones de sexo o género. Así, el reconocimiento de los derechos de la
mujer a una vida libre de violencia y discriminación y de acceso a la justicia
en condiciones de igualdad, exige que todos los órganos jurisdiccionales del
país impartan justicia con perspectiva de género, que constituye un método
que pretende detectar y eliminar todas las barreras y obstáculos que
discriminan a las personas por condición de sexo o género, es decir, implica
juzgar considerando las situaciones de desventaja que, por cuestiones de
género, discriminan e impiden la igualdad. De ahí que el juez debe
cuestionar los estereotipos preconcebidos en la legislación respecto de las
funciones de uno u otro género, así como actuar con neutralidad en la
aplicación de la norma jurídica en cada situación; toda vez que el Estado
tiene el deber de velar porque en toda controversia jurisdiccional donde se
advierta una situación de violencia, discriminación o vulnerabilidad por
razones de género, ésta sea tomada en cuenta a fin de visualizar claramente
la problemática y garantizar el acceso a la justicia de forma efectiva e
igualitaria”.
No obsta a esta determinación, lo relativo a que en efecto, exista
identificación afectiva del menor para con el demandado, tampoco que éste
cubriera lo relativo al alquiler del inmueble que habitaba la actora con su hijo, así
como lo relativo a que el demandado se hiciera cargo de los gastos escolares del
menor y el 50% de lo que correspondía a gastos de vestido, medicinas y
honorarios médicos del menor, porque aún con esa participación en la
alimentación del menor, no satisface su obligación al 100%, al tener que erogar la
accionante el complemento de esos gastos, sobre todo lo relativo a compra de
alimentos y víveres; con independencia de lo anterior, la convivencia de la
28

accionante y su menor hijo, se encontraba muy limitada a partir de que tuvo lugar
la separación y en una situación de vulnerabilidad, al encontrarse en riesgo de
perder su trabajo al haberse trasladado la administración de la empresa en que
laboraba a la Ciudad de Buenos Aires, como se ha puntualizado.
Consecuentemente, al haberse realizado el pronunciamiento sobre guarda
y custodia del menor y solicitud de autorización de cambio de domicilio y
residencia de la accionante con su menor hijo a la República de Argentina, a
continuación se procede a determinar lo conducente sobre el derecho de un
régimen de visitas y convivencias del demandado “Z” con su menor hijo “Y”;
lo anterior, en atención a que el infante no se encuentra bajo la guarda y custodia
de su progenitor, sin embargo, velando precisamente por el interés superior del
menor, mediante el cual tiene derecho a conocer su identidad y convivir con sus
padres, con apoyo en el segundo párrafo del artículo 4.205 del Código Civil en vigor
y los dispositivos 4, 7, 9, 10, 11 y 18 de la Convención de los Derechos del Niño, que
previenen lo relativo al fortalecimiento de los lazos filiales, y establecen que el
derecho de convivir no es únicamente en beneficio de los padres, sino que también
implica un derecho supremo del menor, para propiciar su sano desarrollo, salvo
cuando la convivencia no se permita, en cuyo caso es necesario demostrar, que la
convivencia entre el menor con sus progenitores es perjudicial; circunstancia que no
quedó probada en autos; por tanto, es procedente establecer un régimen de
convivencia entre el menor con su progenitor, siendo de manera libre para “Z”, es
decir, cuando tenga la posibilidad de ir a Buenos Aires, República de Argentina,
convivirá con su menor hijo; lo anterior es posible, en atención a que está
plenamente acreditado que el demandado ejerce su derecho de visita y convivencia
respecto a sus dos hijas de nombres X y Y, por lo que al hacer esa visita y
convivencia, bien existe la posibilidad de que visite y conviva con su hijo “Y”.
Estableciéndose como obligación para la progenitora, de cuando menos una vez al
año, se traslade con su menor hijo a la República Mexicana, para que permita la
convivencia del menor con su progenitor, debiendo ponerse de acuerdo para ello con
el demandado, en etapa de ejecución de sentencia, con el apercibimiento que de no
ser así, se establecerá que sea en algún periodo vacacional, lo que habrá de
determinarse en el momento procesal oportuno.
Previniéndose para ello, a la accionante para que permita las facilidades
necesarias que hagan factible el régimen de convivencia decretado, que tendrá lugar
en los términos precisados, mientras subsistan las condiciones de ambos
progenitores en cuanto a sus lugares de residencia y de empleo; sin perjuicio de que
dicho régimen se pueda modificar en lo futuro de acuerdo a las necesidades y
condiciones del menor.
29

Corrobora esta determinación, la siguiente tesis aislada, cuyo criterio


normador comparte el suscrito, visible en la Novena Época, Registro: 178644,
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, XXI, Abril de 2005, Materia(s): Civil, Tesis: II.3o.C.62 C,
Página: 1469, que dice:
“RÉGIMEN DE VISITA Y CONVIVENCIA CON LOS PADRES. EL JUEZ
DEBE RESOLVER ESE TEMA AUNQUE LAS PARTES NO LO HAYAN
PLANTEADO, ATENDIENDO AL INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO. Tratándose de
controversias del orden familiar, el principio fundamental que debe tener en
cuenta el juzgador es el interés superior del niño, de manera que si en un juicio
de divorcio quedó acreditado que los padres viven separados, es decir, no
viven en el mismo domicilio conyugal, aunque las partes no controviertan lo
relativo al régimen de visita y convivencia, es menester que el juzgador
resuelva lo correspondiente a esa cuestión, y no constreñirse a señalar que el
tema no formó parte de las prestaciones demandadas en el juicio natural, pues
no obstante que conforme al artículo 211 del Código de Procedimientos Civiles
del Estado de México (anterior a la reforma del mes de julio de dos mil dos), la
sentencia debe ocuparse exclusivamente de las acciones y excepciones que
hayan sido materia del juicio, sin embargo, no debe soslayarse lo dispuesto
por los artículos 9, 10 y 18 de la Convención sobre los Derechos del Niño, que
prevén el derecho que tiene el niño a la convivencia y contacto directo con
ambos padres y que éstos tienen obligaciones comunes en lo que respecta a
la crianza y desarrollo del niño. En razón de la responsabilidad de los padres
en el cumplimiento de sus deberes para con sus hijos, que comprende no sólo
la formación corporal, sino espiritual, emocional y social que propicie el
acrecentamiento de la capacidad del menor, de ahí que la sociedad está
interesada en que los menores puedan convivir con ambos padres cuando ello
sea benéfico para éstos. Lo anterior es así, porque esas disposiciones deben
ser interpretadas acorde con la obligación que contrajo el Estado mexicano
como parte integrante de la convención aludida en el sentido de que los
tribunales judiciales al resolver controversias que puedan afectar los derechos
de los niños, están obligados a resolver sobre el régimen de visita y
convivencia con sus padres, para tutelar ese interés superior, pues la
convivencia es una relación básica para el desenvolvimiento del ser humano,
que tiende a facilitar la participación activa del niño en la comunidad, tutelando
un sano desarrollo físico y mental de los niños, niñas y adolescentes”.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEGUNDO
CIRCUITO.
30

En lo relativo a la pensión alimenticia a favor del menor “Y”, que pretende


la accionante, es procedente, por las siguientes consideraciones. El artículo 4.130
del Código Civil de la entidad establece: que es obligación de los padres el alimentar
a sus hijos; y el artículo 4.138 de ese mismo ordenamiento legal, dispone que los
alimentos han de ser proporcionados de acuerdo a la capacidad económica del
deudor alimentario y de las necesidades de quien deba recibirlos; que cuando no
sean comprobables el salario o ingresos del deudor alimentario, el Juez resolverá
tomando como referencia la capacidad económica y el nivel de vida que el deudor y
sus acreedores alimentarios hayan llevado en el último año, cantidad que no podrá
ser inferior a un salario mínimo diario.
Conforme a estos parámetros, para la procedencia de la acción de pago de
pensión alimenticia, se deben acreditar los siguientes elementos: 1.- El carácter de
acreedor alimentario; 2.- Su necesidad de percibir los alimentos que reclama; y, 3.-
La capacidad económica del demandado para responder de su obligación
alimentaria.
Todos y cada uno de estos elementos se encuentran satisfechos plenamente,
porque se encuentra acreditada la calidad de acreedor alimentario del menor “Y”,
como se ha precisado, al contar éste a la fecha con cinco años de edad, como se
aprecia del acta de nacimiento a que se ha hecho referencia, y con la cual se
acredita el derecho del menor a recibir alimentos de su progenitor, como lo previene
el artículo 4.130 del Código Civil, acreditándose con ello el carácter del menor como
acreedor alimentario; lo relativo a la necesidad de percibir los alimentos, es
manifiesta, porque el menor a la fecha tiene cumplidos cinco años de edad, se
encuentra en estudio de preescolar, por tanto, requiere de sustento para satisfacer
sus necesidades alimentarias, que comprende todo lo necesario para su sustento,
habitación, vestido, atención médica y hospitalaria, así como de gastos necesarios
para su educación, como lo establece el artículo 4.135 del ordenamiento en consulta;
finalmente, lo relativo a la capacidad económica del deudor alimentario está
plenamente acreditada, en términos del informe de la empresa en que labora el
demandado, visible en la hoja cuatrocientos treinta y uno de actuaciones, mediante
la que patentizó que percibe un sueldo bruto de CIENTO DOS MIL NOVECIENTOS
SESENTA PESOS más prestaciones de ley.
Si bien la parte actora solicitó se mantuviera el régimen alimentario convenio
entre las partes, conforme al cual el demandado se obligó a pagar la cantidad de
DIECISÉIS MIL PESOS, que se destinaba al pago del alquiler del inmueble en que
habitaban, así como el pago de los costos de colegio, alimentos, medicinas,
honorarios de doctor y vestido, sin embargo, ese convenio no puede ejecutarse ya
en los términos previsto por las partes, al ya encontrarse la accionante y su menor
hijo en Buenos Aires, Argentina, desde el siete de abril de dos mil catorce; por estas
31

consideraciones, y en términos de los numerales invocados relativos a alimentos, se


determina conforme al principio de proporcionalidad, que el demandado otorgue
como pensión alimenticia a favor de su menor hijo, el 15% de sus prestaciones
ordinarias y extraordinarias, que perciba en su fuente de trabajo, debiendo depositar
quincenalmente la cantidad que corresponda a la cuenta bancaria que la
accionante deberá proporcionar al deudor alimentario; porcentaje establecido que se
considera justo y equitativo, atendiendo al monto de percepciones obtenido por el
demandado, así como al estar acreditado, que cuenta con dos acreedoras
alimentarias más, siendo sus hijas de nombres X y Y.
Para dar cumplimiento al principio de exhaustividad de las sentencias, se
procede al estudio de las excepciones opuestas por el demandado, así en relación a
las derivadas de los artículos 3, 9, 12 y 18 de la Convención de los Derechos del
Niño, así como el artículo 4° de nuestra Carta Magna y del artículo 4.228 del Código
Civil, se puntualiza que en nada le benefician, contrario a ello, precisamente
conforme a estas disposiciones se ha resuelto la controversia, al haberse realizado
ponderación de derecho de los que corresponden a las partes del juicio respecto a
los de su menor hijo.
Como conclusión, se patentiza que este órgano jurisdiccional ha dado
cumplimiento cabal y oportuno a la exigencia prevista por el artículo 1° de nuestra
Carta Magna, al haber velado por los derechos humanos del menor y al haber
juzgado con perspectiva de género, conforme al Corpus Iuris de Derecho
Internacional en materia de Derechos Humanos de los Niños, habiéndose
resuelto lo conducente, buscando garantizar en todo momento, el mayor beneficio
para el menor, que le posibilite un crecimiento sano, armónico, estable, para
desarrollar una personalidad firme, convincente e independiente, que le permita
en un futuro ser un hombre útil a su familia, a la comunidad y a su patria.
Con lo anterior, se hace realidad en este caso, el cumplimiento del principio
de interés superior del menor, patentizándose la eficacia de los Ordenamientos
Internacionales y de Derecho Interno.
Además esta resolución que ha velado por el bienestar de “Y”, patentizará
la vigencia del bello pensamiento de Juan Jacobo Rousseau, que dice:

Amad la infancia; favoreced sus juegos;


sus deleites, su amable instinto. ¿Quién de
vosotros no ha deseado alguna vez tornarse
a aquella edad en que está siempre
vagando la risa por los labios y en que
siempre está serena el alma?
32

Por lo anteriormente expuesto y fundado, se:

R E S U E L V E

PRIMERO.- Ha sido procedente el juicio de controversias sobre el estado


civil de las personas y del Derecho Familiar (guarda y custodia y cambio de
residencia) promovido por “X” por su propio derecho y en representación de su
menor hijo “Y”, en contra de “Z”, en que la accionante acreditó la procedencia de
sus pretensiones, y en la que el demandado no acreditó la procedencia de sus
excepciones opuestas.
SEGUNDO.- Se otorga la guarda y custodia definitiva del menor “Y”, a favor
de “X”; y se autoriza el cambio de domicilio y de residencia de la parte actora con
su menor hijo a la Ciudad de Buenos Aires, República de Argentina.
TERCERO.- Se condena a “Z” a pagar una pensión alimenticia a favor del
menor, a razón del 15% de sus prestaciones ordinarias y extraordinarias, que
perciba en su fuente de trabajo, conforme a las directrices establecidas en la parte
infine del considerando III de esta resolución.
CUARTO.- Se establece un régimen de visitas y convivencias a favor del
demandado, respecto de su menor hijo, en los términos precisados en esta
resolución.
QUINTO.- NOTIFÍQUESE PERSONALMENTE. ASÍ LO RESOLVIÓ Y
FIRMA, EL M. EN D. VICENTE HERNANDEZ GONZALEZ, JUEZ NOVENO
CIVIL DEL DISTRITO JUDICIAL DE TLALNEPANTLA, CON RESIDENCIA EN
HUIXQUILUCAN, ESTADO DE MÉXICO, QUIEN ACTUA EN FORMA LEGAL
CON SECRETARIO DE ACUERDOS LICENCIADO HILARIO ROBLES REYES,
QUE AL FINAL FIRMA Y DA FE. DOY FE

JUEZ SECRETARIO

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