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PALABRAS CLAVES
Religión, excelencia, sofistas, reflexión, homérico, casta, rigidez, disquisición,
retórica
FICHA
I. CAPITULO
LOS SOFISTAS Y SÓCRATES. LAS PRIMERAS PREGUNTAS.
El siglo v a.C, fue época gloriosa para la sociedad, la literatura, el arte y la
filosofía, también para Atenas. En esta época vivieron grandes sofistas
como Protágoras, Hipias o Sócrates.
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conceptos. Los sofistas buscan una salida al desconcierto moral, y lo hacen
planteando una pregunta que va a dar filosóficamente mucho juego: ¿las
leyes morales son physis o nómos? ¿son naturales o convencionales?
“El hombre es la medida de todas las cosas, de las que existen, como
existentes; de las que no existen, como no existentes”. Es una sentencia
equivoca, que ha merecido numerosas interpretaciones y comentarios que,
resulta crucial para el giro que está emprendiendo la ética. ¿Quién es el
hombre que se proclama como la medida de todas las cosas?
Son muchas las ideas y los interrogantes que plantea la disquisición del
sofista Protágoras. La primera es que los humanos se constituyen como
tales bajo un determinado orden social. Antes de que exista ese orden, se
presupone un hombre natural, pre social, un estado de la naturaleza, que
debe ser corregido para bien de la humanidad
No discute que la virtud pueda aprenderse, sino que deba haber maestros
que la enseñen, porque a su juicio, el conocimiento de la virtud, en
realidad, ya está en nosotros. La teoría de que la virtud es conocimiento es
una de las teorías socráticas más firmes y a la vez mas falsas.
La virtud es conocimiento
La tesis de Sócrates, dice que el conocimiento de la virtud es posible y que
quien llega a conocer las practica, mientras que el no virtuoso actúa mal
por ignorancia. Es curioso que sea precisamente Sócrates quien defienda
en total convicción la teoría de que basta conocer el bien para ser buena
persona. Es curioso que lo diga el filósofo que a su vez detesta la
arrogancia del sabio y hace reiterada profesión de ignorancia,
reaccionando contra quienes le proclaman sabio con la célebre respuesta.
“Sólo sé que no sé nada”
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mismo, el camino para conocer el bien del alma por encima de los bienes
corporales, Así se logra la excelencia del ser humano.
Ficha de lectura
Libro BREVE HISTORIA DE LA ÉTICA, VICTORIA CAMPS
Pg 15-35.