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• Hay una gran verdad: “crea fama y acuéstate a dormir” y es normal que el aguardiente
melacero que ha invadido barrios caraqueños y pueblos del centro y occidente del
país, sea mal llamado “cocuy”. Esto porque es elaborado en alambiques y en los
lugares donde tradicionalmente se destilaba cocuy.
• Si, ya es normal que a ese aguardiente lo llamen “cocuy”, pero no es correcto, porque
eso no es Cocuy!
• Ahora bien, este año se acentuó una sistemática campaña de desinformación y mal
información, en contra del auténtico cocuy, tanto por la usurpación del nombre de la
bebida patrimonial por parte de los aguardenteros, como por la irresponsabilidad de
periodistas y medios que no verifican la fuente, por mencionar uno, un programa
especial de Venevisión: “El Cocuy, la bebida de la muerte”, sumado a incontables
reportajes y titulares de la prensa regional y nacional, señalando al cocuy como
responsable de la muerte de personas por su consumo, sin que exista ninguna
repuesta oficial, o un espacio que nos apoye en la solicitud del derecho de réplica
necesario para aclarar que el Cocuy no es nada de lo que ellos allí́ mencionan.
• Ante todo esto, los productores del auténtico cocuy queremos llamar la atención y
tener la oportunidad de mostrarle a todos los venezolanos las bondades de esta
bebida, heredera de costumbres ancestrales tanto de nuestros aborígenes como de
los primeros conquistadores y colonizadores que se instalaron en la región del
semiárido de Lara y Falcón, que además se saca de una planta maravillosa, que tiene
unas características que la hacen una especie autóctona de nuestro país y, por ende,
convierte a su derivados artesanales en productos exquisitos y únicos en el mundo,
de los que debemos estar orgullosos, tanto como lo estamos de Canaima y su salto
Ángel, de tener la costa más extensa del Caribe, de nuestras arepas y cachapas, del
ron añejo, así como de bailar y celebrar en las fiestas patronales con manifestaciones
pintorescas y alegres…