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1. TODO MORTAL
Si todo mortal debe alabar a Dios, tal como dice el Salmo 145:21, ninguna boca habrá de
permanecer callada, ningún cuerpo habrá de permanecer estático y ninguna mano quedará
cruzada al momento de exaltarlo a Él.
Salmo 145:21: ¡Bendiga todo mortal su santo nombre, eternamente y para siempre!
2. MI ALMA
Mi alma ha recibido tantos beneficios de Dios que no tiene ningún motivo para no alabarle. ¿Qué
hubiese sido de mi alma si Jesús no hubiese muerto en la cruz? El destino de las almas de quienes
no han sido redimidos por la sangre del Cordero es la muerte eterna; pero las almas de los
redimidos obtuvieron en la cruz la victoria sobre la muerte, eso solamente es un motivo para
alabar. En nuestra alma esta nuestros sentimientos y por lo tanto no es vergüenza llorar, o reir
ante su presencia, debemos expresar nuestros sentimientos ante Dios.
Salmo 103:1-2: Bendice, oh alma mía, a Jehová. Bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, oh
alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.
Salmo 67:3,5: ¡Los pueblos te alaben, oh Dios! ¡Todos los pueblos te alaben! ¡Los pueblos te
alaben, oh Dios! ¡Todos los pueblos te alaben!
Salmo 78:4: No las encubriremos a sus hijos. A la generación venidera contaremos las alabanzas de
Jehová, y de su poder y de las maravillas que hizo.
Salmo 79:13: Entonces nosotros, pueblo tuyo y ovejas de tu prado, te confesaremos para siempre;
por generación y generación contaremos de tus alabanzas.
5. LOS JUSTOS
Dice Romanos 3:23-24: por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo
justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.
Todos los que hemos sido justificados por la sangre del Cordero ahora somos justos ante los ojos
de Dios quien no ve nuestra inmundicia humana sino la imagen de Su Hijo amado. Siendo ahora
justos, nos toca rendirle alabanza al Señor.
Salmo 140:13: Ciertamente los justos darán gracias a tu nombre; los rectos morarán en tu
presencia.
6. LOS SANTOS
En Hebreos 10:10 leemos: En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de
Jesucristo hecha una vez para siempre.
A través de la sangre derramada por Jesús en la cruz hemos sido hechos santos, separados para
Dios y ahora, como santos que somos, es nuestro deber alabarle.
Salmo 145:10: Te alaben, oh Jehová, todas tus obras, y tus santos te bendigan.
7. LOS REDIMIDOS
Dice la Palabra de Dios en Isaías 62:12: Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te
llamarán Ciudad Deseada, no desamparada.
Nosotros, la iglesia somos un pueblo santo, somos los redimidos del Señor, somos tierra deseable
y, por lo tanto, tenemos un motivo especial para vivir eternamente agradecido de nuestro Dios y
rendirle toda la alabanza a quien todo lo merece.
Salmo 107:1-2: ¡Alabad a Jehová, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia!
Díganlo los redimidos de Jehová, los que ha redimido del poder del enemigo.
Hemos sido santificados mediante el sacrificio vicario de Jesús en la cruz; pero esa santidad la
debemos perfeccionar día a día en el temor de Dios, es decir en respetar Su palabra y obedecerlo
en todo. Como ya habíamos visto antes, la alabanza es un mandato y, como tenemos temor de
Dios, lo alabamos.
Salmo 22:23: Los que teméis a Jehová, alabadle; glorificadle, todos los descendientes de Jacob.
Temedle vosotros, todos los descendientes de Israel.
Salmo 134:1: He aquí, bendecid a Jehová, vosotros, todos los siervos de Jehová, que estáis en la
casa de Jehová por las noches.
Salmo 148:2: ¡Alabadle, vosotros todos sus ángeles! ¡Alabadle, vosotros todos sus ejércitos!
Salmo 148:7-10: Alabad a Jehová desde la tierra, los grandes animales acuáticos y todos los
océanos, el fuego y el granizo, la nieve y el vapor, el viento tempestuoso que ejecuta su palabra,
los montes y todas las colinas, los árboles frutales y todos los cedros, los animales y todo el
ganado, los reptiles y las aves que vuelan.
Salmo 148:11,13: Los reyes de la tierra y todas las naciones, los príncipes y todos los jueces de la
tierra, Alaben el nombre de Jehová, porque solo su nombre es sublime; su majestad es sobre tierra
y cielos.