Introducción Yo creo que uno de las muchas complicaciones que más constantemente vamos a enfrentar al renacer en Cristo es la obediencia absoluta a Dios. Ya desde el mismo término suena complicado, radical, y por lo mismo imposible. Nosotros a veces creemos que tener una obediencia absoluta implica dejar de lado el raciocinio, porque nuestra naturaleza nos lleva a cuestionarnos las cosas y con regularidad el cuestionarnos nos lleva a no obedecer. Ejemplo: usted tiene dos hijos y le dice a uno, a cualquiera, “¡Saca la basura!” y lo primero que le responde el hijo es “¿Por qué yo?” ya luego las típicas, dile a mi hermano, el está más cerca, yo ya te ayude... etc… siempre cuestionamos, y muchas veces no obedecemos. Hoy vamos a meditar un poco sobre la ley de Dios, para invitarles a que procuremos obedecerla siempre. Les invito a tener oídos atentos y corazón dispuesto, pensando que esta enseñanza viene de Dios para bendición de nuestra vida.
I. La ley en el corazón. Dt. 30:10-15.
a. Este primer pasaje inicia con un llamamiento al arrepentimiento, y deja en claro la intención de Dios para con la humanidad: bendición. b. Deuteronomio describe de muchas formas el incesante amor de Dios para con los hombres a través de las historias donde Él se acerca. Este pasaje recuerda que el deseo de Dios a través de sus mandamientos es bendecir al hombre, tanto es su anhelo de bendecirlo y de reconciliarlo consigo mismo que describe. c. No es difícil, no está lejos. d. Están en tu boca y en tu corazón, para que los cumplas. e. Este hecho, que los mandamientos de Dios estén en nuestra boca y en nuestro corazón, quiere decir que Él los ha puesto en nosotros, y quiere decir que como seres humanos sabemos o sentimos, la ética y la moral del Reino de Dios, porque Dios en su procuración del bien de la humanidad dio una muestra de infinito amor e infinita misericordia poniendo sus mandamientos en nuestro corazón para redargüirnos y buscarlo. f. La ley, los mandamientos de Dios son una sincera muestra de amor divino a la humanidad, y más amor el hecho que los puso aquí a dentro. II. La ley encarnada, más cerca de nosotros. Col. 1:15-20 a. Este segundo pasaje es conocido por abordar unos de los misterios teológicos más profundos de la cristiandad, la encarnación de la deidad en la persona de Jesucristo. Lo que Pablo enseña en este pasaje y que podemos ver a leguas es que Jesús es Dios. b. Sin embargo hay también una enseñanza esencial para los creyentes: v.18 NTV “Cristo también es la cabeza de la iglesia, el principio supremo de todos los que se levantan de los muertos. Así que, es el primero en Todo” c. C.S. Lewis enseñaba que no hay manera de que el hombre comprenda entre lo bueno y lo malo sin la intervención de Dios. Que no hay manera de definir la buena moral sin no hay una base de buena moral previa y esta existe solo en Dios, el creador de todas las cosas buenas. d. La ley tiene su plenitud en la persona de Cristo nuestro Señor, los mandamientos de Dios se personifican en Jesús para que como los judíos, nosotros experimentemos y sintamos en el corazón su ley, pero además podamos voltear los ojos a Jesús y la veamos en Él e. Él es nuestro máximo ejemplo de vida y experiencia i. Nuestro máximo ejemplo de buena moral ii. Todo lo bueno radica en Él como ejemplo para los creyentes, para los resucitados a la nueva vida por su sangre iii. Por Él y para Él resucitamos y obtenemos los frutos del Espíritu Santo que nos permiten obrar con bondad. iv. Él es el digno de imitar por siempre y para siempre v. El filtro de todas las cosas que hacemos vi. Él es el todo en nuestro diario andar
III. Conclusión. La ley y el amor (Lucas 10:25-37)
a. El test respecto a los mandamientos divinos siempre gira en torno a que tan lejos podemos llegar sin romper la ley, pero esta cuestión tiene una clara falla, y es que: si la ley de Dios ha venido a ser una manifestación del tan grande amor y misericordia que Dios tiene para con la humanidad, nosotros deberíamos obedecerla con la intención también de amar. i. Manifestar el amor a Dios ii. Manifestar el amor de Dios a los demás. b. La laye no se obedece para mostrarle a los demás que soy santo c. La ley se obedece para, como Dios lo hizo con nosotros, expresar el amor. d. por eso le respondió Jesús al intérprete de la ley a su pregunta ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna? e. Ama al Señor tu Dios y ama a tu prójimo.