Sunteți pe pagina 1din 10

EL PARADIGMA BIOÉTICO

Gilbert Hottois

CAPÍTULO III

TECNOCIENCIA Y MANIPULACIÓN DE LA NATURALEZA HUMANA


Quizás, no quede lejos el momento en que se diga: “Mi hipotálamo se baña en luberina” en
lugar de un simple “Os amo”. Esto no es más que una ocurrencia.

J.D. VINCENT

No puedo saber si existe un muro, la naturaleza humana, contra el que la técnica se rompe
los dientes […]. El dilema entre hombre y naturaleza no es suficiente para fundamentar una
crítica a la técnica y no es sino un contrapunto a la omnipotencia técnica.

J. ELLUL

Una meta o, al menos, una posibilidad, surge de la revolución biomédica: la reconstrucción


del hombre y no simplemente un cambio en la forma de pensar, por el pensamiento .

D.J. ROY

Si el hombre ha de moderar su actividad tecnocientífica, es indispensable que él no se vea


afectado por aquello mismo que mide. Ahora bien, la tecnociencia ha adquirido y aumentado
su poder para modificar y manipular la Naturaleza y la naturaleza humana. Ofrece
posibilidades futuras y una visión de futuro, siguiendo las cuales el hombre y el mundo natural
son radicalmente transformables.

Los límites de la perspectiva instrumentalista de la técnica

Las determinaciones antropológicas, hasta aquí satisfactorias, se han convertido en


insuficientes respecto a la técnica moderna: una serie importante de antropólogos-filósofos de la
última generación como P. Alsberg, M. Scheler, Ortega y Gasset, W. Sombart, A. Gehlen, etc.,
entienden que la esencia de la técnica se halla en el hecho de que el hombre la ha desarrollado
como prolongación de sus órganos con el fin de paliar sus propias insuficiencias orgánicas. Esta
tesis de la técnica como “suplemento orgánico”[…] no define la esencia de la técnica moderna ya
que presupone una relación hombre-mundo en la que el hombre, dotado de órganos-
herramientas, se encuentra frente a la naturaleza, la domina y explota[…]. Frente a aquella (es
decir, frente al comportamiento instrumentalista en relación a la naturaleza) se da la relación
entre el hombre y la realidad técnicamente producida[…]. Este mundo técnico es, en esencia,
construcción y comprensión del hombre mismo[…]. Dios ha creado la tierra, el agua, los árboles,
los animales, en suma, la naturaleza; pero el hombre ha creado los ferrocarriles, las carreteras,
los aviones y la radio; los spouniks y la organización de partidos; en la civilización técnica el
hombre se descubre a sí mismo como invención científica y como obra técnica. Por tanto, de
hecho, una nueva relación del hombre con el mundo y con él mismo se ha instituído,
extendiéndose sobre la tierra con la civilización técnica [H shelsky, Auf der Suche nach
Wirklichkeit, pp. 456-457].

En lugar de un simple medio o herramienta –“ya que ante todo la técnica moderna no es una
herramienta y no tiene nada que ver con herramientas” (M. Heidegger, Nur ein Gott kann uns
noch retten)- la técnica es ya el medio, el microcosmo planetario, en constante evolución, en
el que pasamos el nivel más concreto ( el confort doméstico, por ejemplo) el más abstracto
(las últimas informaciones sobre la expansión y origen del universo, por ejemplo;
informaciones conseguidas y difundidas gracias a la técnica).

1. Manipulación de la naturaleza: hacia el tecnobiocosmos

La tecnología trastorna, hace estallar, física y conceptualmente, el mundo y el orden llamado


natural. Esto puede ilustrarse con algunos ejemplos tomados de la literatura científica 1.
- Se utiliza técnicamente lo vivo, o parcelas de lo vivo, como instrumentos para producir,
por ejemplo, seres vivos sin precedentes (uso de plásmidos como “vectores genéticos”, es
decir, herramientas de comunicación y transferencia de genes; uso de enzimas de
restricción como escalpelos genéticos y de enzimas ligasas para soldar ADN) y se entiende
conceptual y materialmente lo vivo, micro y macroscópico, como máquinas o fábricas para
captar; transformar y producir energía y para cincelar moléculas complejas, etc.
“La célula funciona de modo similar a como lo hace una fábrica química en miniatura y
automatizada […] [gracias a la cual] las pequeñas moléculas son producidas átomo a átomo.”
(F Gros, et al., Science de la vie et societé, p. 27).
“La bioconversión establecerá su éxito sobre el descubrimiento e invención de plantas más
eficaces para transformar la energía solar” (Ibíd., p. 96).
- Inversamente, se conciben máquinas futuras como seres vivos que puedan evolucionar.
“En efecto, llegará un día, quizás, en que educaremos a nuestras máquinas” (A. Toffler, Le
choc du futur, p. 222). Con esto sueñan las recientes investigaciones relativas a los
biotransistores con semiconductores moleculares, en el campo de los ordenadores
químicos o biológicos, que utilizan las propiedades lógicas de las macromoléculas
sintetizadas por medio de la ingeniería genética, asistida por ordenador. Así, el círculo se
cierra: la cibernética hace posible la manipulación más delicada del ser vivo de lo que, a
su vez, hace posible una nueva generación cibernética, en el sentido casi propio de
“generación”.2
- Se modifican totalmente los modos de reproducción natural: el caso extremo es la
clonación, practicada ya en mamíferos (con clones de ratones en Génova) y peces. 3
- Se mezclan especies naturales con el fin de explorar e inventar técnicas de hibridación o
quimeras (por ejemplo, células híbridas de ratones y hombres a las que propiedades
cancerígenas confieren una especie de inmortalidad por multiplicación indefinida).
- Se patentan seres vivos manipulados como si fueran invenciones inéditas.4

De hecho, se asiste a un engomado progresivo de la diferencia entre “natural” y “artificial” en


beneficio de una mixtura medio-dad, medio-construida donde, a todos los niveles, los
elementos naturales se integran en conjuntos artificiales, y viceversa. Más que un
1
El lector encontrará abundante documentación en F. gros, et al., Science de la vie et societé, París, Seuil, 1979, Points,
y en V. Packard, Lhomme remodelé, París, Calmann-Levy, 1978.

2
Ver J. Rosnay, “Les biotransistor: la microelectronique du XXI siegle”, La Recherche, 7-8 (1981)

3
La técnica de clonación consiste en introducir en una célula huevo receptora, previamente anucleada, la totalidad del
patrimonio genético de una donante, es decir, el núcleo de otra célula donante. Si se consigue provocar el proceso de
división del huevo así dotado genéticamente, se obtendría un individuo genéticamente idéntico en su totalidad a aquél
del que proviene la célula donante. A diferencia de la reproducción bisexual ordinaria, todo el patrimonio genético
provendría de un solo individuo y no de dos.

4
De donde surge un enjambre de preguntas y problemas (algunos curiosos) respecto al alcance jurídico-ético de estos
procedimientos: ¿Puede un ser vivo ser patentado? ¿Puede reproducirse una bacteria patentada? ¿Una persona
infectada por tal bacteria infringe la ley? (ver N. Wade, “Supreme court Hears argument on patenting life forms”,
Science [4-4- 1980]
“tecnocosmos” o de una “tecnosfera”, conviene hablar de un tecnobiocosmos que se extiende
por toda la tierra. Este engomado de lo natural y de lo artificial se expresa también en el hecho
de que todo está caracterizado como “producto”, “funcionante” y sobre todo “sistemático”:
todos los elementos del tecnobiocosmos, desde la molécula a la sociedad se aprehenden como
sistemas de complejidad inigualable, integrados, jerarquizados e interconectados.

G. Simondon concibe este acercamiento entre lo natural y lo técnico como un índice de


evolución de perfección del objeto técnico: “el objeto técnico concreto, i.e., evolucionado, se
acerca al mundo de existencia de los objetos naturales, tiende hacia la coherencia interna[…]
y, todavía más, incorpora una parte del mundo natural que interviene como condición de
funcionamiento y forma, así, parte del sistema de causas y efectos. Este objeto, en su
evolución, pierde su carácter de artificialidad: la artificialidad esencial de un objeto reside en el
hecho de que el hombre debe intervenir para mantener a ese objeto en la existencia,
protegiéndolo contra el mundo natural[…]” (du mode d´existence des objets techniques, p.
46).

La Unidad real se convierte en la navaja tecnobiocósmica: “[…] es la relación con otros


objetos, técnicos o naturales, la que regula y permite el automantenimiento de las condiciones
para el funcionamiento; el objeto no está aislado[…]” (ibíd.., p. 47).
Para ilustrar las transformaciones del mundo y orden naturales, nos centraremos
fundamentalmente, en las biotecnologías. Sin embargo, otras líneas de investigación son,
igualmente, sugerentes como el deseo de crear redes informáticas y cibernéticas 5 que cercan,
poco a poco, la biosfera de una especie de “tecnosfera”.

“El gran significado, el gran Referente “Naturaleza” ha muerto y lo que lo reemplaza es el


medio […] en el que el sistema de circulación de signos (de valores de cambio/signo) anula
toda referencia, obien, llega a tener, de nuevo, su propio referente” (Baudrillard, Pour une
critique de l´economie politique du signe).

La astronáutica ofrece la posibilidad de ver realmente el mundo como un planeta sobre el


fondo del espacio a la vez que extiende la tecnosfera, poco a poco, más allá de la tierra
misma… Todavía queda por desarrollar toda una fenomenología de la tecnociencia que pueda
favorecer una reflexión filosófica atenta a la época. Entre la plasticidad de la naturaleza y la
construtividad de la tecnociencia, entre lasque se lían complejas alianzas, ¿qué queda aún del
viejo proyecto teórico de una ciencia, imagen pura del orden inmutable de la naturaleza?

2. Manipulación del hombre: ¿Hacia el “cyborg”?

Estas transformaciones han parecido relativamente benignas mientras que no se ha puesto en


juego al hombre mismo. Ahora bien, resulta que, indirectamente (por la vía de la
5
Los documentos preparatorios para las investigaciones en el campo de las ciencias cognitivas del Programa FAST
(1986-1987) son, a este respecto especialmente elocuentes. Este programa europeo, destinado a competir con
programas similares japoneses y americanos, trata, ni más ni menos, que de modelizar y construir modelos de
inteligencia natural y compatible para la interacción hombre-ordenador; construir un modelo de cerebro,
aprovechando los procesos cognitivos humanos; modelizar y realizar , bajo la forma de sistemas operativos efectivos,
la percepción visual, la memoria, la aprehensión del sentido lingüístico y el aprendizaje, desde la realización de un
“modelo de comprensión del lenguaje natural de una frase sencilla hasta la complejidad total de un discurso”;
desarrollar tecnologías capaces de integrar operativamente la representación del sentido común, la inducción y el
razonamiento por analogía; desarrollar “sistemas que generen automáticamente procedimientos para la resolución de
problemas”; tecnologías para abstraer; para reconocer el lenguaje hablado, etc. El sistema se convierte, así, en un
compañero completo del hombre y la integración hombre-máquina se hace total.
reconstrucción del medio natural) y directamente, el fin por el que apuesta la tecnociencia se
centra también en la condición o esencia natural-cultural 6 del hombre.

La múltiple manipulación de lo humano


Una buena parte de las adquisiciones conseguidas por la biología y la medicina aseguran el
dominio sobre la procreación: medios anticonceptivos, detección prenatal de enfermedades,
inseminación artificial y reimplantación de ovocitos humanos fecundados in vitro, etc. Todas estas
técnicas están a punto de modificar por completo las conductas tradicionales de reproducción y la
sexualidad […].
Si bien la técnica no esté aún a punto, se puede prever la posibilidad, de aquí a veinte años, de
elegir el sexo de los niños. Aunque bien pensado, cabría la posibilidad de que entre la aparición de
una técnica semejante y su puesta en práctica por el cuerpo social se interpusiera una posible
resistencia, opuesta por la opinión pública o las instituciones. En lo que se refiere a experimentos
que afectan al patrimonio genético humano, como la remodelación de genes por la ingeniería
genética o la “clonación”, es decir, la producción de millares de individuos genéticamente idénticos,
están fuera del alcance humano, al menos por ahora.

La obtención de drogas psicotrópicas está actualmente en una verdadera explosión por lo que a los
países occidentales se refiere […]. Es probable que se pueda disponer de drogas capaces de
modificar los estados de ánimo a voluntad, de provocar emociones previamente elegidas, de
controlar algunos aspectos del funcionamiento cerebral sin efectos de adicción, saturación y
decadencia, propios de los productos actualmente disponibles como la morfina. Es más, no es
inconcebible que se descubran compuestos que permitan actuar específicamente sobre el centro
cerebral llamado de “autoestimulación” o de “placer” y estimularlo de manera diferente. ¿Cómo
imaginar las consecuencias de tales descubrimientos? [F. Gros, F. Jacob y P Royer, Sciences de la vie
et societé, pp. 266-267].

Estas son algunas indicaciones concretas de la amplitud de esta apuesta. “Al igual que la
configuración geográfica del planeta, el cuerpo humano ha representado siempre un punto fijo
de la experiencia humana, una “idea fundamental”, Hoy nos acercamos a pasos agigantados al
día en que el cuerpo humano no pueda considerarse como inmutable. El hombre será capaz
[…] de remodelar no solo cada cuerpo, uno a uno, sino también la raza humana en su
conjunto” (A. Tofler, Le choc du futur, p. 225).
- Se manipula la muerte: “Los órganos artificiales disocian la muerte, “la cortan a
rebanadas”;7 el ser-para-la muerte, meditado desde siempre en las religiones y filosofías, se
ha convertido en una especie de defecto técnico contingente y temporal. ¿Qué significa si no
que la muerte de un hombre es más una impotencia contingente de la medicina, un
accidente técnico, por llamarlo de algún modo, que un destino necesario?” (H. Schelsky, Auf
der suche nach wirklichkeit, p. 450). Hace algunos años, una sociedad californiana intentó
asegurar la congelación e cadáveres en nitrógeno líquido con miras a una posible
resurrección técnica futura. Curiosamente, la muerte ha sido reivindicada en los últimos
años como un derecho contra el forcing de la supervivencia tecnológica y ha llegado a
hablarse de ello, incluso, como de “un derecho a la muerte”
- Se manipula la experiencia interna, desde la afectividad hasta la actividad simbólica. A lo
largo de los últimos años, los resultados de las investigaciones acerca de los distintos
neurotransmisores son espectaculares. Las alteraciones de su química podrían darnos la
llave que abriera las puertas de las variaciones del humor, la comprensión de la depresión y
de la locura (en particular la esquizofrenia).
- Se cambian los modos de reproducción: desde el bebé probeta a la idea de la clonación;
desde la congelación de embriones o gametos a la producción de niños con más de dos
padres genéticos o a la posibilidad de que mamíferos superiores porten fetos humanos. La
6
“Esencia natural-cultural del hombre” en el sentido de que el hombre es, por naturaleza, un ser consagrado a la
cultura. Esto se desarrollará más adelante.

7
Ver “les organes artificiels”, Science et avenir, no. Especial (1979).
idea de la clonación en el hombre es, sin duda, de buenas a primeras, el ejemplo más claro
de confrontación con la sensibilidad ética. “La individualidad, el ser uno mismo, es un hecho
esencial de nuestra vida. La idea de que pueda existir seres humanos no individualizados,
absolutamente idénticos, resulta terrorífica cuando se la piensa. […] La ceración misma de
un solo individuo por clonación nos parece moralmente repugnante; la clonación de seres
humanos pondría en peligro la supervivencia misma de una sociedad democrática.” De ahí
la reacción de algunos biólogos con el fin de prevenir la posibilidad de la clonación:
“declarando inviolable el patrimonio genético humano” y prohibiendo este tipo de
experimentos incluso en simios.8
- Se piensa en la posibilidad de manipular genéticamente la especie. La introducción de genes
humanos en microorganismos es ya una realidad; la manipulación efectiva del patrimonio
genético humano, la exploración de la posibilidad genética de agregar genes sintéticos o
genes de otras especies, raya la frontera entre lo imaginario y lo posible en las próximas
décadas.
- Se proyectan también todo tipo de alianzas e integraciones recíprocas, de estrechas
simbiosis, entre el hombre y elementos cibernéticos: prótesis múltiples, especialmente las
sensoriales (llamadas a un “futuro espectacular”, F. Gros et. Al., Sciences de la vie et
societé, p. 161) con una apertura en el campo de percepción más allá de la percepción
humana natural (infrarrojos, ultravioleta, ondas de radio, luz polarizada, ultrasonidos…) lo
que conlleva un cambio total de la experiencia externa. Investigaciones sobre la
telepresencia: conexión electrónica fina, sensorial y motriz, entre un individuo y una
máquina cibernética que se encuentra muy lejos, en un medio impenetrable para el
hombre.

«Nuestra meta es crear un lazo de unión tan íntimo entre el hombre la máquina que el técnico
no se de cuenta siquiera que el robot existe… Psicológicamente, será el hombre quien esté
trabajando en el fondo del océano y él reaccionará de inmediato, si su otro yo[…] se encuentra
en peligro.»9

Investigaciones sobre la implantación de minisistemas electrónicos en el cerebro:


microelectrodos que influyan selectivamente sobre los centros de placer o agresividad. En
menos de un siglo, el “hombre simbiótico” estará directamente conectado a través de su
propio sistema nervioso con ordenadores miniaturizados.10
Prótesis contra el dolor, la violencia, prótesis para el placer, la memoria y hasta para el
razonamiento.11 ¿Cuál será, se pregunta Toffler –no sin humor- el significado de la palabra
humanidad cuando el hombre sea «en parte protoplasma y en parte transistor»? Y añade: « En
efecto, existen fuertes probabilidades de que los componentes biológicos de los
superordenadores del futuro sean acopios de cerebros» (p. 243).

Una vez concluidas las investigaciones cuyo fin es la manipulación y reconstrucción de la


identidad individual y específica del hombre, transformados y manipulados los límites de la
existencia (desde la concepción hasta la muerte), una vez modificada tecnocientíficamente la
experiencia externa y todas las formas de experiencia interna… ¿qué quedará de intangible en

8
Ver M. Blanc, «Clonage de mammiferes: le”meilleur des mondes” est-il pour demain? » La recherche (abril 1981)

9
F. Harrois-Monin, “L´Homme dans la peau du robot”, Science et vie. (agosto 1981)

10
Ver F. Hermitte, Le cerveau: Nouveaux pouvoirs-nouveaux devoirs”, Revue des Deux Mondes.

11
La idea de “ultramicrocircuitos” biocompatibles y que permitan la fabricación de circuitos lógicos implantables”[…]
[con] conexión directa entre el sistema nervioso central de los animales o el hombre y los ordenadores” ya está a la
orden del día (ver J. de Rosnay, art. Cit.).
la esencia natural-cultural del hombre? Parece que la tecnociencia va afectar a todas las
pretendidas constantes de la naturaleza humana, a todas aquellas situaciones que Jaspers
denominaba «límites»,12 dejando abierta la puerta de la inescrutable plasticidad de la especie y
suscitando preguntas que son propiamente éticas.

Manipulación del humor y de la personalidad


Los sabios han pensado durante mucho tiempo que el cerebro sólo podía aprender mediante los
cinco sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto. Gracias a sus descubrimientos, Delgado ha llegado a
modificar comportamientos aprendidos con independencia de los cinco sentidos. De este modo, por
ejemplo, un chimpancé gruñón es convertido en dócil. Es más, para el tratamiento de los trastornos
neurológicos, Delgado prefiere la estimulación química a la estimulación eléctrica. La electricidad es un
medio simple, mientras que los productos químicos se presentan bajo formas infinitamente variadas.
Las bombas electroquímicas accionadas por una señal de radio, liberan cantidades infinitesimales de
sustancias químicas en los lugares elegidos. Delgado dispone ya de un sistema de doble sonda que le
permite buscar y reducir mezclas de líquidos en el interior del cerebro y analizar, así, las
modificaciones que resultan de la estimulación química[…].

También en humanos se ha practicado la reducción de la agresividad mediante la estimulación


eléctrica del cerebro: Robert Heath, de la Universidad de Tulane, uno de los precursores en el estudio
de la estimulación eléctrica del cerebro humano, ha equipado a enfermos mentales, peligrosamente
agresivos, con autoestimuladores. En una película se nos muestra cómo un paciente sale, él mismo,
de un estado agresivo apretando el botón de su estimulador[…].
Albert Rosenfeld, un autor científico muy respetado, nos propone una especulación muy interesante:
“se puede imaginar fácilmente que en el futuro la gente lleve electrodos autoestimulantes (esto podría
incluso llegar a estar de moda) que les vuelvan sexualmente activos o que les permita dormir o
quedarse despiertos según sus necesidades, que les disminuya el hambre si desean perder peso, que
supriman su tristeza, que los vuelva valerosos cuando tengan miedo o tranquilos si están nerviosos”.
Este cuadro puede resultar seductor, pero ¿qué esperar de estos felices presionadores de botones?
¿Comenzarían poco a poco a experimentar problemas de identidad?, ¿o a convertirse en una carga
para la sociedad? Sólo el tiempo podrá responder a semejantes preguntas. [V. Packard. The people
Sephers, pp 54, 56, 70].

Manipulación de la procreación humana

El biólogo animal E.S.E. Hafez realizó la siguiente previsión: “De aquí a algunos años una mujer
podrá comprar un minúsculo embrión congelado, llevárselo a su médico, hacérselo implantar en el
útero, portarlo nueve meses y parirlo como si hubiera sido concebido en su propio cuerpo. El embrión
se venderá con garantías contra toda tara genética. El comprador será informado, previamente,
acerca del color de los ojos, y cabellos del bebé, su sexo, su estatura probable y su posible C.I.”

Para una pareja que desea fervientemente tener un hijo, la fecundación en un laboratorio parece algo
muy razonable. En principio, constituye una forma de progreso más. Pero este tipo de
experimentación es precisamente la que si se fomenta, corre el riesgo de abrir el paso a toda una
serie de técnicas nuevas en el campo de la reproducción humana de las que hablaremos en los
capítulos siguientes (tales como úteros de alquiler, crecimiento de fetos hasta su completo desarrollo
fuera de la matriz humana, predeterminación del sexo, fabricación genética de seres humanos por
encargo, creación de hombres “superiores”, copia de hombres “deseables”, combinaciones hombre-
animal, Etc.).
Desde un punto de vista científico, la manipulación del semen no es más que el primer paso. Si se
avanza por esa vía de un modo descontrolado caeremos en una pendiente deslizante que puede
conducir a la deshumanización del hombre. Por otro lado, hay que señalar un punto importante y es el
que estas técnicas son beneficiosas en lo que concierne a la producción de ganado. En este sentido
no podemos sino aplaudir el trabajo que permite obtener razas cualitativa y cuantitativamente
12
«Situaciones fundamentales que nuestra vida implica y “que” no podemos traspasar ni transformar.» Estas son,
particularmente, la necesidad de morir, sufrir, luchar, la dependencia del azar, la enfermedad, el envejecimiento, la ley
del trabajo, la obligación de elegir, la culpabilidad… (ver K. Jaspers, Introductión á la philosophie, París, Plon, 1965,
10/18 p. 18
superiores. Pero a mi entender, hay una gran diferencia entre la experimentación animal y la humana.
O ¿es posible esperar que los científicos sean tan prudentes en la experimentación humana, como
audaces lo han sido en la experimentación animal? [V. Packard, The people Sephers, pp. 134-135].

Prótesis o Cyborg
La simbiosis hombre-máquina tendrá un aire muy diferente a aquel en que el ser humano es
considerado como un elemento del sistema mecánico o la máquina como un componente del sistema
humano. Todo modelo que da prioridad a la máquina lo llamo “Cyborg”, aquel que da prioridad al ser
humano, lo llamo prótesis” […]. El concepto de Cyborg sigue el punto de vista del ingeniero; el de
prótesis, el punto de vista del médico […]. LA noción de Cyborg se refiere a un sistema coordinado
hombre-máquina con el fin de encajar aquello que ni el uno ni el otro podrían realizar separadamente
[…]. El concepto de prótesis se refiere a los instrumentos mediante los cuales una función deteriorada del
organismo humano es, al menos parcialmente, restaurada[…]. Cyborg señala la inferioridad del hombre
respecto a la máquina; prótesis el servicio de la máquina para beneficio del hombre[…]. Así, el primero
podría ser llamado “deshumanizante” de seres humanos, el segundo “humanizante” de máquinas. En
resumen, en el caso de una prótesis, la máquina compensa una deficiencia del organismo humano
mientras que en el caso del Cyborg, el organismo humano compensa un vacío en la máquina. [E. Birne,
en P.T. Durbin (ed.) Humanizatión of technology: slogan or ethical Imperative, pp. 152 ss.]

3. Manipulación simbólica y manipulación técnica

Todas estas posibilidades, efectivas o irreales, suscitan una resistencia enorme en el campo de
la cultura tradicional, religiosa o filosófica. ¿Por qué?

El pensamiento religioso y el filosófico se reencuentran en el punto de la valoración y


conservación del hombre natural-cultural. Por «hombre natural-cultural» conviene entender la
definición del hombre como ser vivo (animal) consagrado al lenguaje (al símbolo y, por ello, a
la cultura), capacidad lingüística que constituye su diferencia específica, es decir, su esencia.
Produciendo al hombre, la evolución genética natural ha producido un ser vivo destinado a la
evolución histórico-cultural: un «animal simbólico».
«El hombre posee un lenguaje simbólico, este es uno de los rasgos más importantes[…]. Sin
embargo, aunque la aptitud para aprender un lenguaje cualquiera esté condicionada
genéticamente[…], la lengua que aprendemos nos es impuesta por la cultura en la que
crecemos. Todo Homo sapiens[…] tiene la facultad de aprender un lenguaje, no importa cuál, y
adquirir una cultura, no importa cuál. Esta aptiud es uno de los universales biológicos de
nuestra especie[…]. No existen genes para la cultura o lengua francesa, china, etc. Nuestro
genotipo nos confiere una gran plasticidad cultural y (no se insistirá jamás demasiado sobre
este punto), esta plasticidad es una característica de la especie, forjada por la selección
natural en el curso de la evolución biológica» (ibíd.., pp. 363-364)
Las culturas son conjuntos de signos, símbolos, discursos más o menos organizados que
evolucionan formando tradiciones. Definir al hombre como el ser vivo esencialmente hablante
es, al mismo tiempo, asegurar que el único tipo de mutación, manipulación e intervenciones
concebibles y admisibles para el hombre debe ser del orden del lenguaje. Dejando aparte a la
técnica, la evolución humana y la diferencia de culturas son fundamentalmente evolución y
diversificación de discursos, lenguas, signos y símbolos: religiosos, filosóficos, mitológicos,
políticos, ideológicos, educacionales, jurídicos, etc. Esta importancia de lo simbólico no está
desmentida –al contrario- por la civilización actual que nos asalta, sin cesar, con nuevos signos
que ésta no deja de producir y poner en circulación.

Aunque el hombre es el ser vivo consagrado al lenguaje, la consciencia filosófica, y también


la consciencia común más extendida, no tolerarán más que manipulaciones e intervenciones
simbólicas de y en lo humano, entre las cuales las más corrientes son las lingüísticas: en
primer lugar y fundamentalmente, la educación y aculturación lingüísticas del niño, y también
–y a título de ejemplo- la propaganda, los discursos políticos, las ideologías, las influencia de
los mass-media. En cierta forma, la ciencia y la técnica encuentran su lugar en este concierto
simbólico ya que ellas segregan ideologías. Pero este tipo de intervención ideológica no
pertenece específicamente a la tecnociencia. La manipulación de lo humano propia de esta
última no tiene paralelo con otras formas simbólicas de formación e intervención en el hombre.
Es esta diferencia con la que sueña, por ejemplo, el biólogo J.F. Danielli cuando escribe. «Es
hora de buscar cómo mejorar la condición humana de modo diferente a como se haría
mediante el cambio de las instituciones».
Algunos ejemplos precisaran esta diferencia. La construcción de una personalidad se hace,
normalmente, mediante medios «simbólicos»: la educación, el discurso moral, el
adoctrinamiento, el psicoanálisis. Éste último es particularmente significativo en un momento
en el que se comienza a dominar la delicada naturaleza química del cerebro (la de los
neurotransmisores) y se intenta determinar la unión que existe entre los trastornos de ésta y
ciertas psicosis y, más generalmente, las modificaciones del humor. Ahora bien, cualquiera que
sea la complicación del método psicoanalítico, éste también se presenta como mucho más
«natural», «moral» y «humano» que la intervención neuroquímica. ¿Por qué? Por que los
medios y técnicas psicoanalíticos son, exclusivamente, del orden del lenguaje y de este modo,
conformes a la esencia del hombre.
Compararemos con este modo de intervención simbólica la afirmación siguiente: “los
trastornos de la dopamina [neurotransmisor ligado a la génesis de la esquizofrenia, G.H.] no
merecen más consideración “moral”, “social” o “psicoanalítica” que los trastornos de la insulina
que provocan la diabetes”. Conviene “curar la locura” de igual modo que se curan
enfermedades del hígado o del riñón” (J. Renaud).
Otro ejemplo: existe una resistencia bien conocida a todas las formas de intervención técnica
en el proceso natural de la procreación, empezando por la contracepción y el aborto. No sólo
se piensa que es ilegítimo tratar de limitar el número de nacimientos sino que se dice, además,
que de hacerse debería ser mediante medios “naturales-culturales” en los que los discursos
morales, ideológicos y religiosos juegan un papel considerable.

Hay un hecho universal muy poco pensado y es que la muerte y el sufrimiento de millones de
individuos a causa de la manipulación ideológica parecen más leves, normales en el curso y
orden de las cosas, que la posibilidad de soluciones técnicas a algunos problemas de la
humanidad.
Otro ejemplo: la idea de u tratamiento neuroquímico para la agresividad, por ejemplo,
suscita en muchos humanistas, creyentes o no, una especie de horror. Es necesario –para la
ideología dominante de este siglo- que la humanidad se pacifique exclusivamente por medio
del lenguaje (el diálogo, la argumentación, la discusión, el compromiso, la educación, la
aculturación…). Cualquier otra solución es, a priori, sin un examen serio, rechazada de forma
masiva por “evidentemente” mala. Poco importa que la agresividad y la violencia tengan –
como es probable- raíces anteriores a lo simbólico, e intratables por el lenguaje.
Para finalizar, un último ejemplo más prospectivo: comparemos los procesos naturales-
culturales del aprendizaje memorístico por audición, lectura y repetición con la inserción de
micromemorías electrónicas bajo la forma de prótesis memorísticas variables según las
necesidades.
Todos estos ejemplos, siendo todos bastante benignos, muestran claramente la diferencia
entre las manipulaciones simbólicas del ser humano, manipulaciones internas de la esencia
natural-cultural del hombre, y las intervenciones tecnocientíficas, extrañas a esta esencia y,
por ello, infames.
La diferencia entre el signo y la técnica en la construcción del hombre introduce graves
problemas filosóficos y éticos que ni las actitudes de rechazo ni las fobias masivas pueden
resolver. La cuestión fundamental es la siguiente: la manipulación tecnocientífica, la
conformación técnica del hombre que no pase por una mediación simbólica, ¿no eliminará,
simple y llanamente, la consciencia, la capacidad deliberativa, la evolución y formación de la
personalidad y de la libertad? ¿No es absolutamente indispensable la mediación simbólica
(fundamentalmente el lenguaje) del hombre consigo mismo, con el otro y con el mundo, para
que éste se realice como individuo autónomo y consciente, capaz de elegir y dar sentido a su
vida y a su mundo? Ciertamente, la educación simbólica –natural-cultural- de un individuo es
difícil, su éxito es precario y, a menudo, imperfecto. Puede ser que haya disfuncionamientos y
otras causas biofísicas que, en ciertos casos, impidan el desarrollo y expansión de la persona y
para cuyo tratamiento la intervención tecnocientífica es indispensable. De hecho, la
tecnociencia es aún demasiado ignorante en este dominio como para que la intervención no se
realice sino con la mayor prudencia.

4. Límites del antropologismo

La base del temor, repulsión y sentimiento de peligro absoluto que la técnica suscita en una
parte de la conciencia filosófica y en la casi totalidad de la conciencia religiosa es la
“exterioridad” de la técnica en relación con la esencia natural-cultural del hombre. Esta
reacción se remonta lejos y esta anclada en el fondo mitológico de la humanidad. No parece
que ésta proceda de una mera valoración antropologista, sino de la intuición de que la
tecnociencia concentra una tentación y peligro esenciales: el de eliminar los límites de la
esencia y la condición humana. En Les masques du désir; J. Brun percibe bien el alcance e
identidad de lo que actúa bajo el exceso tecnocientífico: «Este motor no es otro que el deseo
del hombre por exceder la diferenciación que reina en los cuadros espacio-temporales de la
existencia, en el interior de los cuales éste sufre sus límites» (p. 74). «Cortar la cuerda del
tiempo y el Espacio, cortar el hilo de la existencia, es la misión ontológica con que la técnica ha
sido investida; la técnica es aquello a lo que el hombre ha querido confiar el poder (extático)
de arrancarlo del ghetto humano» (p. 16). «En este sentido, es una manipulación ontológica, y
lo que llamamos progreso […], un movimiento hacia otra parte con el que el hombre espera
encontrar la solución para sí mismo mediante una disolución salvadora de su esencia y su
existencia» (p.208).

Si la tecnociencia se percibe aún como aquello susceptible de hacer estallar la esencia del
hombre, evidentemente no puede medirse ya más por esta esencia, ni juzgarse ni evaluarse a
partir de una naturaleza humana que tiende a resquebrajarse. Las categorías antropológicas
no son, pues, suficientes. En este punto, al menos, las evaluaciones mitológicas y teológicas
de la tecnociencia le rinden, en cierto modo, justicia al asimilarla, más o menos expresamente,
a fuerzas demoniacas (generalmente) o divinas, es decir, no simplemente humanas.

No se trata de revivir de nuevo la concepción mitológica o teológica. Pero conviene


comprender que la evaluación antropologista corriente, que impregna el humanismo
progresista laico, es quizás, en cierto aspecto, muy corto de miras y superficial y, por esta
razón, frágil y que no ofrece una concepción y una interpretación que pueda responder, con
altura, a los anatemas filosófico-religiosos.

De la evaluación mítico-religiosa a la laicidad antropologista y humanista.

Con Prometeo franqueamos un umbral. La técnica comenzó a humanizarse. Sigamos a P.H. Michel.

«Aunque ésta aparece como un regalo de los dioses, es un himno homérico glorificando a Hermes,
que si bien no es un dios, al menos, si es humano en el sentido de que aunque no posee las artes de
toda eternidad, puede descubrirlas mediante la inteligencia. El las inventa, como haría un hombre
genial, y las trasmite a los hombres dirigiéndose a su facultad de comprensión. El arte no es,
necesariamente, un regalo de los dioses, puede ser resultado de una especie de hurto en perjuicio
de los dioses. El mito de Prometeo da forma legendaria a este sentimiento»

El conflicto que estalla entre Prometeo y Zeus no aparece de hecho, más que en un texto tardío de
Diodoro. Para J.P. Vernant, el mito del robo del fuego se presenta en Hesíodo bajo una forma muy
unificada y revela ya un problema que toca la función técnica: El trabajo es la consecuencia del
conflicto entre Zeus y Prometeo. El robo del fuego debe ser pagado. En adelante, toda la riqueza
tendrá el trabajo por condición. De la oposición entre fecundidad y trabajo, entre lo que la
naturaleza procura, por mediación de los dioses, y la técnica, dada al maldito o robada por él o
salida de su imaginación[…].

Dédalo nos conduce a una tercera etapa, la definitiva, que consiste en una especie de laicidad de las
técnicas[…]. Nosotros salimos definitivamente de nuestros orígenes divinos. Dédalo es un hombre: él
tiene, incluso, un sustrato histórico, o casi. Se le sitúa en el tiempo y en el espacio, tiene relaciones
familiares. No recibe, inventa […].

Podríamos decir, que en el periodo de tiempo que media entre Prometeo y Dédalo, cualquiera que
sea el siglo al que se adjudique el primer gran progreso de las técnicas griegas, éste pasó a ser obra
esencialmente humana y, de la cual, se sabe que fue humana. La laicidad de las técnicas es, de
ahora en adelante, un hecho consumado. También en el relato que de ella se quiere hacer, los
hombres aparecen solos y se les intenta dar una realidad histórica. Así deben aparecer Dédalo y su
leyenda [B. Gille, Histoires des techniques, pp. 125-127]

Dios, único recurso frente a la técnica

No se puede conocer si existe un muro, la naturaleza humana, contra el que la técnica se rompe
los dientes. Me es imposible contraponer como factores dialécticos a la técnica y al hombre
permanente.

La naturaleza, desde luego, no es permanente. No existe una naturaleza inmutable, intangible, cuya
persistencia nos sea garantizada por una parte (y si creemos en la creación, esto es lo que se quiere
decir, aunque se diga lo contrario) y, por otra parte, de la cual nosotros podamos considerar que su
estructura es una ley, de leyes, un modelo bueno y conforme, según la gran tentación: es preciso
obedecer a la naturaleza. Pero la naturaleza (como conjunto de leyes y como modelo) es lo que
nosotros hemos fabricado. Hoy en día vemos lo frágil que es en tanto que realidad concreta. El
átomo estalla, el océano se contamina…

El hombre o la naturaleza, este dilema no es suficiente para fundamentar una crítica a la técnica y
no es más que un contrapunto a la omnipotencia técnica. Aquélla en un todo (que engloba al hombre
y la naturaleza). Ya que existe una especie de mutación (de dialéctica) es necesario que exista una
fuerza complementaria fuera del sistema. Esta fuerza que el sistema es incapaz de absorber no
puede ser más que Dios trascendente […]

Pero habiendo conocido al Dios de Jesús, yo declaro que es el único recurso del hombre frente a la
técnica [J. Ellul, A temps et contretemps, pp. 182-183].

S-ar putea să vă placă și