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301. Ante la situación descrita los grupos étnicos han librado constantes luchas
por la defensa de sus derechos, el reconocimiento y respeto de sus culturas y la
conservación de sus territorios, lográndose por fin que la diversidad étnica y
cultural de la nación fuera reconocida en diversas normas de la Constitución de
1.991. Sin embargo, este reconocimiento constitucional no ha logrado erradicar
los prejuicios y las condiciones de marginalidad estructural de las comunidades
indígenas y afrodescendientes, tal como lo puso en evidencia la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos en el Cuarto Informe sobre el Estado de
los Derechos Humanos en Colombia publicado en 2.013 y lo han advertido
algunos analistas.
“Lo que siguió a la promulgación de la Constitución Política de 1991 fue un
proceso de desterritorialización mediante el desplazamiento forzado y el
emplazamiento; el impacto desproporcionado a la integridad física y cultural
de los pueblos, poniendo en riesgo el sujeto colectivo de derechos”295.
Esta situación también ha sido objeto de diversos pronunciamientos de la Corte
Constitucional colombiana dentro de los cuales se destacan, entre otros, la
sentencia T-025 de 2.004, mediante la cual se declaró “la existencia de un estado
de cosas inconstitucional en la situación de la población desplazada” y sus
respectivos autos de seguimiento, particularmente los autos A-004 y A-005 de
2.009, mediante los cuales se ha pretendido garantizar que el Estado asuma de
manera decidida la protección de estas comunidades.
2.2. Impacto del conflicto armado en los pueblos indígenas
302. La situación de las comunidades indígenas en Colombia ha sido motivo de
preocupación no solo de las organizaciones sociales que trabajan por el
reconocimiento de sus derechos, sino también de autoridades nacionales e
internacionales.
En este sentido, son relevantes los pronunciamientos de la Corte Constitucional
y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Para ambas es clara la
situación de extrema vulnerabilidad en que se encuentran los pueblos indígenas
en Colombia, como consecuencia de las condiciones de discriminación,
marginalidad y exclusión a las cuales se han visto sometidos a través de la
historia, pero también por estar asentados en territorios estratégicos, tanto por
sus recursos naturales como por su situación geográfica, que los ha convertido
en objeto de disputa de los diversos actores del conflicto.
303. Sobre su situación de especial vulnerabilidad y el impacto que sobre los
pueblos indígenas tiene el conflicto armado, ha dicho la Corte Constitucional
“Los grupos indígenas colombianos están particularmente indefensos y
expuestos al conflicto armado y sus consecuencias, particularmente el
desplazamiento. Deben soportar los peligros inherentes a la confrontación
sobre la base de situaciones estructurales preexistentes de pobreza extrema y
abandono institucional, que operan como factores catalizadores de las
profundas violaciones de derechos humanos individuales y colectivos que ha
representado para ellos la penetración del conflicto armado en sus
territorios”296. 296 Corte Constitucional. Auto 004 de 2.009. Magistrado Ponente: Manuel José Cepeda Espinosa.
297 CIDH, ob. cit., pág. 299. 298 Ibídem, pág. 301.
305. Y es que el territorio, que para los pueblos indígenas tiene una especial
connotación, pues no solo constituye el hábitat en el cual desarrollan sus
actividades productivas, sino que hace parte de su propia identidad como
pueblo, se ha constituido tanto en escenario del conflicto, como en objeto de
disputa. Sobre el particular, la Corte Constitucional ha señalado:
“El interés de los actores no indígenas sobre la tierra se deriva de varios
factores: por recursos naturales, por su valor militarmente estratégico, por su
valor económico, y por la distancia de centros urbanos. Las partes
interesadas pueden ser actores armados o no armados, legales e ilegales, y a
menudo se entrelazan. Los conflictos territoriales se resuelven violentamente,
en detrimento de los indígenas, con graves violaciones de derechos humanos y
del DIH, por su incorporación a un conflicto que no les pertenece”299.
299 Corte Constitucional. Auto 004 de 2.009. Magistrado Ponente: Manuel José Cepeda Espinosa.
313. No obstante que las consecuencias del conflicto interno que vive el país
recaen con especial énfasis en la población y las comunidades negras, lo cual, a
su vez, acrecienta su situación de vulnerabilidad, no se han adoptado medidas
para revertir y superar esa situación:
“La comisión advierte que la población afrodescendiente continúa sufriendo
de manera desproporcionada las causas, dinámicas y consecuencias del
conflicto armado. La información disponible da cuenta de que en el marco de
la aplicación de la ley 1448, no se estarían implementando medidas adecuadas
y en concertación con las comunidades étnicas, que tengan un enfoque
diferencial, en particular en zonas como los departamentos del Chocó, Valle,
Cauca y Nariño, donde las organizaciones de la sociedad civil han reportado
que ‘continúan presentándose desplazamiento[s] masivos debido al
[incremento de] la confrontación armada y la disputa territorial […]’ Según
AFRODES entre 1997 y el 2012, alrededor de un millón de afrocolombianos
fueron expulsados de sus territorios, y en la actualidad viven en una ‘situación
de exclusión y marginación mucho más profunda’, agravada por el contexto de
violencia que ha acompañado los desplazamientos de estas comunidades” 305.
2.4. A manera de conclusión
314. Como puede advertirse, el impacto del conflicto armado interno sobre los
pueblos indígenas y las comunidades afrodescendientes, no solo ha afectado
significativamente los derechos individuales de sus integrantes, sino que ha
tenido consecuencias devastadoras sobre sus derechos colectivos, poniendo en
riesgo, incluso, su existencia como pueblos y comunidades.
315. En efecto, el panorama hasta aquí expuesto refleja las dificultades que
afrontan los grupos étnicos como consecuencia de la discriminación que han
sufrido históricamente por razón de su origen, lo cual los sitúa en condiciones
de especial vulnerabilidad e incrementa el impacto del conflicto sobre ellos.
Esta situación, ampliamente expuesta por la Corte Constitucional y por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos enseña que el análisis y
comprensión del fenómeno, así como la definición e implementación de
medidas tendientes a la reparación de los daños causados y a que esa grave
situación no se repita, deben abordarse a partir de un enfoque diferencial.
Si bien es cierto que algunos de los impactos del conflicto afectan de manera
similar a todas las víctimas, también lo es que, como ha podido advertirse, los
particularidades que presentan las mujeres por su condición de género y las
comunidades étnicas en razón a su origen, no solo incrementan los riesgos de
vulneración de sus derechos a nivel individual, sino que por constituir grupos
diferenciados con características comunes y formas organizativas propias, están
expuestos a otros riesgos derivados de su condición.
316. En este sentido, el desplazamiento forzado constituye un factor relevante
toda vez que genera una ruptura con el territorio que es un elemento esencial de
su identidad y de su pervivencia. Sobre el particular, son diversos los análisis
que dan cuenta de los problemas que encierra esta desterritorialización para las
comunidades indígenas y afrodescendientes.
“En este contexto –el del conflicto- de disputa del territorio o pérdida de sus
calidades ambientales, el riesgo crítico lo constituye la pérdida de la integridad
cultural de los pueblos y por ende la naturaleza misma del sujeto de derechos.
El territorio de los pueblos indígenas y comunidades negras es base de su
identidad e integridad cultural, comprende dimensiones tanto naturales como
culturales y materiales; es fuente de sus vidas, de su existencia cultural, física
y espiritual. Por tanto, la puesta en riesgo del territorio conlleva la pérdida de
las condiciones necesarias para la sostenibilidad de los rasgos culturales que
definen las particularidades del grupo”306.306 GRUESO CASTELBLANCO, ob. cit., pág. 367.
307 MORENO, Richard. Entrevista realizada por la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior del Medellín
en Audiencia del 12 de agosto de 2.016. minuto: 00:25:20-00:27:00
308 RESTREPO, Eduardo. Etnización de la negridad: La invención de las ‘comunidades negras’ como grupo étnico en
Colombia. Universidad del Cauca, Popayán, 2.013. Pág. 37.
3. Las comunidades étnicas de Chocó
3.1. La configuración étnica de Chocó
3.1.1 Chocó, el Departamento étnico por excelencia
317. Como lo planteó el coordinador del Foro Interétnico Solidaridad Chocó,
Richard Moreno307, “Chocó es el Departamento étnico por naturaleza”. Así lo
evidenció también el último censo, según el cual el 82% de la población
chocoana es afrodescendiente, el 12% indígena y el resto mestiza. Esto significa
que aproximadamente el 94% de la población del departamento pertenece a
comunidades étnicas, comunidades que poseen el territorio de manera colectiva,
con unas prácticas tradicionales de producción y una identidad cultural
específica308. Es por ello que,
“Desde el punto de vista étnico y cultural, el Chocó es una de las regiones más
ricas del continente americano. Allí conviven comunidades negras, indígenas y
mestizas establecidas durante varios siglos a lo largo de los ríos y en las costas;
a través del tiempo han producido diversas manifestaciones culturales y forjado
una estrecha relación con el medio natural, que se manifiesta en un complejo
sistema de creencias, valores y prácticas de propiedad colectiva, de gobierno y
de autoridad, así como de formas y mecanismos de tenencia uso y conservación
de los recursos”309.
309 Banco de Occidente. El Chocó biogeográfico de Colombia. En:
http://www.imeditores.com/banocc/choco/cap5.htm
310 http//www.youblisher.com/p206047-Mineria-Estrategias.del .despojo.en-los-Pueblos-Indigenas-del Choco/, página 24.
318. Como se dijo más arriba, la evidencia histórica indica que antes de la
llegada de los españoles a finales del siglo XV, el territorio que hoy conforma
el departamento de Chocó estaba habitado por una diversidad de grupos
indígenas como los Kuna o Tule, que poblaban los alrededores del golfo de
Urabá y el Bajo Atrato; los Chocoes o Citaraes que habitaban el Alto Atrato,
los Woanaan, Waunana o Noanamaes ubicados en la hoya del San Juan y los
Emberás, Baudoes o Citaraes que poblaban la costa del Pacífico, Alto Atrato y
Baudó.
Según la organización OREWA, actualmente la población indígena que habita
el Departamento pertenece mayoritariamente a la familia Chocó, representada
por los pueblos Embera y Wounaan, con una participación minoritaria del
pueblo Tule que pertenece a la familia Chibcha, el cual está representado por
una sola comunidad, ubicada en el Darién. Dicha población está agrupada “en
197 comunidades con un total de 120 territorios legal y legítimamente
constituidos, más 37 comunidades indígenas que no tienen solucionado la
legalización de sus territorios ancestrales”310.
3.1.2 El pueblo Embera
319. En el Departamento de Chocó habitan 32.161 indígenas pertenecientes al
pueblo Embera, entre Eyabida y Dobida. Los Embera Dobida o gente de río,
constituyen el grupo mayoritario del pueblo Embera en el Chocó, con una
población que asciende a 19.217 habitantes, ubicados en 29 de los 31
municipios del Departamento. Los Embera Eyabida o gente de montaña, con
una población de 12.944 personas, están distribuidos en dos grupos: el grupo
Katío con 8.556 habitantes, ubicados en los Municipios de Unguía, Acandí,
Riosucio, Bojayá, Bagadó, Carmen de Atrato y Quibdó, y el grupo Chamí con
una población de 4.388 ubicado en los municipios de Quibdó, Carmen de Atrato
y San José del Palmar311.
311 http: //www.youblisher.com/p/206047-Mineria-Estrategias-del-despojo-en-los-Pueblos-Indigenas-del-Choco/, página 24.
312 Ibídem, página 26.
328. Como se anotó al comienzo de este apartado, pese a las diferencias que
existen entre las comunidades negras e indígenas, las características reseñadas
son comunes a ambas poblaciones. Al respecto, refiriéndose específicamente a
la propiedad colectiva, el coordinador del Foro Interétnico manifestó:
“Las características son iguales, la propiedad colectiva para comunidades
negras e indígenas es imprescriptible, es inalienable, es inembargable. La
única diferencia que se tiene es que la Ley 70 le ordenó a la junta directiva de
los Consejos Comunitarios, mediante un mecanismo expedito de usufructo,
asignar las tierras a familias o personas que las hayan poseído histórica,
cultural y ancestralmente, pero eso no significa que esas tierras salgan del
título colectivo. En el caso de las comunidades indígenas, los que están en el
resguardo tienen uso colectivo del territorio pero no hay asignación familiar,
ni individual, sino que cada quien puede trabajar donde tenga la oportunidad
de hacerlo o donde le determine el gobernador o el cabildo mayor”325.
329. De igual manera los pueblos indígenas han establecido ancestralmente una
relación simbiótica con el territorio, logrando a través de sus conocimientos
tradicionales, hacer un aprovechamiento de los recursos naturales para la
satisfacción de sus necesidades, garantizando a su vez la conservación de los
ecosistemas. Además, no puede perderse de vista que la subsistencia de estos
pueblos indígenas depende directamente de sus territorios debido a que se
deriva de actividades como la caza, la pesca, la agricultura y la recolección.
326 http://www.youblisher.com/p/206047-Mineria-Estrategias-del-despojo-en-los-Pueblos-Indigenas-del-Choco/, página 21. 27 Ídem, record 00:42:00
334. Pero si bien desde antes de 1.991 existían organizaciones comunitarias que
trabajaban en función del fortalecimiento de la identidad y la reivindicación de
los derechos al territorio y al bienestar, fue a partir del artículo 55 transitorio de
la nueva Constitución que se reconoció, no solo la existencia de las
comunidades negras como grupo étnico, sino también su derecho a la titularidad
del territorio de manera colectiva como históricamente lo habían hecho331.
335. Actualmente existen diferentes niveles de organización de las
comunidades negras en el departamento de Chocó. Un nivel local que es
anterior a la Constitución de 1.991, que se organiza en Consejos Comunitarios
locales se organiza en función del fortalecimiento de la identidad y los derechos
al territorio. Un segundo nivel corresponde a los Consejos Comunitarios
Mayores creados a partir de la ley 70 de 1.993 y un tercer nivel de articulación
y coordinación departamental como el Foro Interétnico Solidaridad Chocó
(FISCH), máxima instancia de articulación en el Departamento y que agrupa a
las comunidades negras e indígenas. De conformidad con la normativa
señalada, en las comunidades negras la autoridad la ejerce el Consejo
Comunitario, el cual tiene como función el control social y territorial. Están
conformados por una Asamblea General como máxima autoridad, una Junta
Directiva, que es el órgano de coordinación, ejecución y administración del
Consejo y un representante. En cabeza del Consejo está la propiedad colectiva
del territorio.
336. En muchos casos la creación de estos Consejos Comunitarios lo que hace
es reconocer procesos organizativos con arraigo, desarrollo y consolidación,
como ocurrió en el departamento de Chocó con organizaciones de comunidades
negras como las Asociaciones Campesinas del Atrato y el San Juan y revestirlos
del poder otorgado por la normatividad que los reglamenta, como anotó Richard
Moreno.
“En el 97 COCOMACIA, que en ese momento era la ACIA, la Asociación
Campesina Integral del Atrato, pero por mandato legal para poder titular las
tierras hay que conformarse en Consejo Comunitario que lo puede hacer una
comunidad o varias comunidades, se unifican para crear un Consejo
Comunitario. ACIA, que existía antes de la Ley 70, tenía 120 comunidades y
decidieron conformar un solo Consejo Comunitario: Consejo Comunitario
Mayor de la Asociación Campesina Integral del Atrato, que está en ocho
municipios, cinco en el Chocó y tres en Antioquia. En Antioquia está en Urrao,
Murindó y Vigía del Fuerte; en el Chocó está en Atrato, Medio Atrato, Quibdó,
Bojayá, y Carmen del Darién”332.
332 Ibídem.
El Consejo Comunitario General del San Juan ACADESAN, que “es una
organización étnico territorial que se ubica en el municipio de Tadó, en el
departamento de Chocó. Está regida por los principios y normatividad de la Ley
70, sus decretos reglamentarios y demás normas referidas a los grupos étnicos.
Sus principios y accionar están orientados a la administración, uso y defensa del
territorio, bienestar comunitario a partir de las prácticas tradicionales según su
cosmovisión, a la apropiación de su etnicidad con una autonomía responsable y
al mantenimiento armónico de las personas con la naturaleza y su vida
social”334.
El Consejo Comunitario Mayor COCOMOPOCA, que es la organización
étnico-territorial que representa a las comunidades afro-descendientes de los
municipios de Bagadó, Lloró, Atrato y Cértegui, la cual agrupa 42 Consejos
Comunitarios y cuentan con 17.500 habitantes. Esta organización “[f]ue creada
en 1.994 en respuesta a un proceso organizativo previo que trabajaba la
formación y sensibilización de líderes frente a las amenazas al territorio. Los
ejes son la defensa del territorio y sus recursos naturales, los derechos humanos
económicos, políticos, sociales y culturales de los pueblos. El principal esfuerzo
es por la Titulación Colectiva del Territorio, que desde 1.999 han presentado al
Estado, agotando todos los procedimientos jurídicos, políticos, legales y
organizativos”335.
335 Ibídem, pág. 42. 36 MORENO, Richard, entrevista del 12 de agosto de 2.016.