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El hecho es que las mujeres Negras pueden experimentar discriminación de varias formas y
que la contradicción surge de nuestras asunciones de que sus reivindicaciones ante la exclusión
deben ser unidireccionales. Consideramos [aquí] la analogía del tráfico en una intersección”
(citada por Romero Bachiller 2010) “La discriminación […] al igual que el tráfico que atraviesa
la intersección, puede fluir en una u otra dirección. Si ocurre un accidente en la intersección
puede ser debido a coches que viajen en cualquiera de las direcciones, en algunos casos, en
todas ellas. De manera similar si una mujer negra resulta atropellada por que está en la
intersección, sus lesiones pueden provenir de la discriminación sexual «o» de la discriminación
racial […] no siempre resulta fácil reconstruir un accidente: algunas veces las marcas de las
llantas y las lesiones indican simplemente que el hecho ocurrió simultáneamente frustrando con
ello cualquier esfuerzo en la determinación de cuál de las personas conductoras causo el daño.
(Berrére: 231) Pág. 104
Para este propósito Kimberlé entenderá la interseccionlaidad desde dos ámbitos: una
que llamará interseccionalidad estructural y otra interseccionalidad política. En la
primera quiere señalar como las experiencias de las mujeres de color evidencian la
intersección de las diferentes estructuras de poder como las de clase con otras
dimensiones como las de raza o género, las cuales son determinantes para entender
las situaciones de maltrato y exclusión de las mujeres, de esta manera podríamos
encontrar dice por ejemplo una fuerte evidencia de la correlación entre ser mujer
de color y ser pobre (Crenshaw.1991: 91). De manera que la interseccionalidad sería
una conceptualización metafórica asociada a sistemas múltiples de subordinación:
Interseccionalidad:
La interseccionalidad sería un enfoque teórico, metodológico y político que es utilizado para designar
una perspectiva que busca dar cuenta de la percepción cruzada o imbricada de las relaciones de
poder, sería una perspectiva que propone la imbricación, la relación de múltiples marcadores de
diferencia y relaciones sociales de opresión y desigualdad sobre determinados grupos o individuos.
(tomado de Mara Viveros en: la interseccionalidad una aproximación situada)
puesto que las intersecciones de clase, género, raza hacen referencia a una articulación concreta,
la de las formas de dominación que son experimentadas de acuerdo con las características sociales
de los grupos que son concernidos. Es decir, alude al hecho de que cada actor social es
producido por la imbricación de las relaciones de clase, género y raza. (Viveros Mara. 2012)
Por otro lado seria también una problemática política en el sentido que al ser una
estructura de dominación en sí misma, es decir la interseccionalidad es inherente a toda
relación de dominación, trataría “la forma de como acciones políticas específicas
generan opresiones que fluyen atreves de ejes de opresión constituyendo aspectos
dinámicos de desempoderamiento” (Crenshaw,K. 2002) es decir que los sujetos o
grupos que están en esas intersecciones se encontrarían en un sin-lugar en el discurso
político dejando a toda movilización social en una situación problemática, en una aporía
que tiene efectos destructores y des-estructurantes sobre los movimientos
sociales”(Elsa Dorling, 2009) así la interseccionalidad podría verse también como un
concepto metodológico que permite, explorar, diagnosticar, las epistemologías y las
relaciones de dominación como también las estrategias políticas que de ellas emergen.
Pag 16
El Conocimiento situado de la interseccionalidad
La interseccionalidad es un campo de estudio que, en el contexto de las academias del
Norte global, ha tenido una emergente y paulatina aceptación. De manera digamos
reciente el enfoque ha venido desenvolviéndose en los estudios y ciencias sociales
latinoamericanas. Este enfoque fluido y heterogéneo de proyectos de conocimiento
generalmente es asociado a los estudios de la mujer, los estudios de género, los
estudios culturales, con las humanidades y algunos campos interdisciplinares (Collins
2015:8). Debemos recordar que para la autora la razón de ser de esta perspectiva
estaría en su atención en las relaciones de poder y las dinámicas de las desigualdades
sociales, este sería un tema central del proyecto de conocimiento interseccional.
Entre esas pensadoras estaría Mara Viveros (2010), quien desarrolla y problematiza la
importancia de pensar la región latinoamericana desde la perspectiva interseccional;
esta importancia radicaría en que siendo sociedades producto de procesos de
conquista y colonización sería problemático que no se haya pensado en los marcos de
etnicidad y raza, o que en los estudios de la mujer y de género no se hubieran tenido
en cuenta hasta hace muy poco aspectos de raza y de etnicidad. En este sentido, los
estudios sobre raza, género y sexualidad en Latinoamérica según Viveros, estarían
enmarcados por los menos en dos enfoques epistémicos: el primero tendría como punto
de partida los trabajos de Michael Foucault, específicamente relacionados con el
concepto de biopoder y sobre el discurso de raza y sexualidad. El segundo, serían los
trabajos que relacionan las identidades raciales y el sexo/género desde el feminismo.
Lo planteado por Mara viveros va en sintonía con mi idea de pensar nuestro caso, el
concepto de interseccionalidad con colonialismo y colonialidad. Esto lo había propuesto
Lugones en su texto género y colonialidad con
Feminismo negro:
La apropiación de la historia por parte de los feminismos de las mujeres blancas ha despojado de su
propia historia a los otros feminismos. Apropiándose de la memoria histórica se apropian también de
la definición de la opresión, así como del diseño de las estrategias políticas transformadoras.
Anulando las historias particulares inventan una sola historia, la que ha protagonizado el movimiento
feminista blanco desde el periodo ilustrado. Y desde esa historia, se legitiman como el movimiento
feminista por excelencia.
Si tuviéramos que hacer referencia a un «texto» fundacional del feminismo negro sería el discurso
«Acaso no soy una mujer» de Sojourner Truth en la Convención de los Derechos de la Mujer en
Akron de 1852. Encontramos en él algunos de los rasgos que permiten entender el carácter contra-
hegemónico de este movimiento.
Desde ahí, con un lenguaje propio que no se ve reflejado en el espejo impuesto, Sojourner Truth
deconstruye la categoría (hegemónica) de mujer ―una categoría desde la que se la niega―
reivindicando su propia identidad en tanto que mujer La intersección de la «raza» con el género, que
desde el sistema hegemónico construye a las mujeres negras como no-mujeres, re-aparece en el
discurso de Sojourner en términos inclusivos. Detrás de su «¿Acaso no soy una mujer?», detrás de
las luchas de otras ex esclavas como Harriet Jacobs, aparece un anhelo que pugna por re-significar
el término mujer. Su aspiración era ser libres, no sólo de la opresión racista, sino también de la
dominación sexista. pag 28
Wells introdujo uno de los temas que sería central en el feminismo negro: la forma en la que la
intersección entre «raza» y género construye de forma desigual la sexualidad de la población blanca
y de la población negra. Lo hizo subrayando los mecanismos a través de los cuales se demonizan
las relaciones raciales entre hombres negros y mujeres blancas ― usando el término de violación
para cualquier tipo de contacto o acercamiento entre unos y otras― y la forma en la que se naturaliza
cualquier forma de agresión sexual (violación) de hombres blancos a mujeres negras. pág. 30
1. En la medida en que se construye desde la experiencia vivida y no bajo una posición teóricamente
«objetiva», el conocimiento se crea dialógicamente. Frente al lenguaje objetivo y distante de otras
formas de aproximación al conocimiento, en las epistemologías alternativas, la
autora es central y está presente en el texto. En la epistemología feminista negra, la historia es
contada y preservada en forma de narrativa y no desde una posición analítica.
A menudo las feministas blancas actúan como si las mujeres negras no supiesen que existía la opresión sexista
hasta que ellas dieron voz al sentimiento feminista. Creen que han proporcionado a las mujeres negras «el» análisis
y «el» programa de liberación. No entienden, ni siquiera pueden imaginar, que las mujeres negras, así como otros
grupos de mujeres que viven cada día en condiciones opresivas, a menudo adquieren conciencia de la política
patriarcal a partir de su experiencia vivida, a medida que desarrollan estrategias de resistencia ―incluso aunque
ésta no se dé de forma mantenida u organizada. 2 (bell hooks, «Mujeres negras. Dar forma a la teoría feminista», en
Otras inapropiables, Madrid,Traficantes de Sueños, 2004, p. 45.
[E]l hombre de color ha conseguido sus derechos, pero ¿lo ha hecho la mujer de color? […] El
hombre de color ha conseguido sus derechos, pero nadie […] se preocupa por los derechos de
las mujeres de color. (Aplausos) Vaya, el hombre de color será dueño de la mujer y
sencillamente estaremos tan mal como antes […]. Los hombres de color aprenderán, como el
resto de los hombres, a ser una especie de amos. Tratarán de ser los amos de sus esposas de
color.(p: 62)
Es el momento de hacer una firme defesa por los derechos de la mujer afirma Sojourner
poniendo por caso como no hay jueces mujeres y que serían siempre las mujeres las
que son juzgadas por hombres. Sojourner estaría en contravía de ese trato y la posición
de las mujeres frente a los hombres; esta mujer pone de relieve haber trabajado tanto
como la mayor parte de los hombres y entonces se pregunta si acaso no debe recibir
el mismo trato que ellos. Sigue viviendo dice después de ser cuarenta años esclava y
cuarenta años libre para luchar por los derechos de todo ser humano concedidos por
dios. Es miedo lo que sentirían los hombres cuando se habla de los derechos de las
mujeres, miedo a perder sus derechos, pero habría suficientes para todos prosigue la
pensadora.
Los hombres habrían tenido tanto tiempo a las mujeres como esclavas –dice- que
pensaban que les pertenecían, de la misma forma como los esclavistas pensaban que
los esclavos eran su propiedad Un año más tarde en Akron Sojourner pronunciaba,
para entonces su primer discurso donde se refería específicamente a la problemática
de las mujeres negras: ¿Acaso no soy una mujer? Seria posteriormente unas de las
consignas más importantes de los feminismos Negros y de Color; Sojourner se
preguntaba si ser una mujer negra al parecer ponía en entredicho una aparente
obviedad, en palabras de ella:
Bueno, niños. Donde hay tanto jaleo tiene que haber algo fuera de balance. Creo que con esa
unión de negros del Sur y de mujeres del Norte, todos ellos hablando de derechos, los hombres
blancos estarán en un aprieto bastante pronto. Pero ¿de qué están hablando todos aquí? Ese
hombre de allí dice que las mujeres necesitan ayuda al subirse a los carruajes, al cruzar las
zanjas y que deben tener el mejor sitio en todas partes. ¡Pero a mí nadie me ayuda con los
carruajes, ni a pasar sobre los charcos, ni me dejan un sitio mejor! ¿Y acaso no soy yo una
mujer? ¡Miradme! ¡Mirad mi brazo! He arado y plantado y cosechado, y ningún hombre podía
superarme. ¿Y acaso
no soy yo una mujer? (...) He tenido trece hijos, y los vi vender a casi todos como esclavos, y
cuando lloraba con el dolor de una madre, ¡nadie, sino Jesús me escuchaba! ¿Y acaso no soy
yo una mujer? Ustedes hablan de esa cosa en la cabeza. ¿Cómo es que le dicen? ¡Eso es,
cielo! INTELECTO. ¿Qué tiene que ver eso con los derechos de las mujeres o de los negros?
Si mi copa no tiene espacio más que para una pinta, y la tuya para un cuarto de galón, ¿no es
feo por tu parte no dejarme tener mi pequeña media medida llena? Entonces ese hombre
pequeño de negro allá, él dice que las mujeres no podemos tener tantos derechos como los
hombres, ¡porque Cristo no era una mujer! ¿De dónde viene tu Cristo? ¿De dónde viene tu
Cristo? ¡De Dios y de una mujer! El hombre no ha tenido nada que ver con Él. Si la primera
mujer que Dios hizo fue lo suficientemente fuerte para dar vuelta al mundo sola, estas mujeres
juntas deben ser capaces de darle la vuelta al mundo en sí mismo ¡y ponerlo del lado correcto
para arriba de nuevo! Y ahora que ellas piden hacerlo, ¡los hombres mejor las dejan! Agradecida
de que me hayan escuchado, y ahora la vieja Sojourner no tiene nada más que decir.” Pág 48-
50
Para la profesora Jabardo Sojourner deconstruiría la categoría (hegemónica) de mujer
“la intersección de «raza» con el género, que desde el sistema hegemónico construye
a la mujeresnegras como no-mujeres re-aparece en el discurso de Sojourner en
términos inclusivos” (Jabardo:29) al cuestionar la idea de mujer sustentada en la
feminidad de las mujeres blancas; su preocupación entonces estaría enmarcada en
denunciar tanto la opresión racista como la sexista que recae sobre las mujeres negras.
Pag 50
Otra de muchas autoras pioneras del feminismo Negro seria la pensadora y activista
de Ida B Wells (1892) famosa por la publicación de un panfleto titulado Southern
Horrors: Lynch Law in All Its Phase/ Los horrores del sur: La ley de linchamiento en
todas sus fases en este trabajo se encontrarían una serie de apartados y fragmentos
de periódicos donde se exponen atreves de encabezados y artículos de algunos
periódicos sureños de la época, las contradicciones y las profundas cargas racistas
contra la población negra en Estados Unidos encarnadas en un sistema judicial y
social que perseguía a hombres afroamericanos principalmente por su supuesta
propensión a abusar sexualmente de las mujeres blancas, acusándolos de ser una
«raza bestial y depravada». Wells dice Mercedez habría introducido uno de los temas
centrales del pensamiento feminista negro: “la forma en que la intersección entre raza
y genero construye de forma desigual la sexualidad de la población blanca y la
población negra” (2012: 31). El 24 de mayo de 1892 en la ciudad de Memphis afirma
Ida Wells se desato una polémica y posterior búsqueda de los editores de un
periódico afroamericano que unos días atrás habrían publicado:
“Ocho negros linchados desde la última publicación de Free Speech... los otros cinco por el
mismo asunto de siempre ―una nueva alarma sobre violaciones de mujeres blancas. Se llevó
a cabo en todos ellos un programa idéntico de ahorcamientos y disparos a los cuerpos sin vida.
Nadie en esta parte del país cree en el viejo cuento / pura mentira de que los negros violan a
las mujeres blancas. Pág. 50-51
Sueli Carneiro (2001) de Ennegreser el feminismo; Sueli sostiene que las mujeres
negras tuvieron una experiencia diferenciada del discurso clásico de la opresión de la
mujer, que el feminismo de origen blanco y occidental se estableció privilegiando «la
Si los hombres blancos sureños no son cuidadosos, se extralimitarán y la opinión pública
reaccionará; se llegará a una conclusión que perjudicará la reputación moral de sus mujeres.
(p: 73)ecuación» de las diferencias de género en detrimento de las experiencias de
mujeres no blancas, pobres con especificidades raciales, étnicas y religiosas
específicas: “Somos parte de un contingente de mujeres con identidad de objeto. Ayer,
al servicio de frágiles señoritas y de nobles señores tarados. Hoy, empleadas
domésticas de las mujeres liberadas” (Sueli, 2001:22); por lo tanto, el género sería una
ecuación, una variable más que no podría ser separada de otros ejes de opresión. En
el contexto de las sociedades latinoamericanas el racismo impactaría de una manera
determinante sobre las relaciones de género, por lo que estas variables propondrían el
diseño de nuevos accionares políticos de la lucha feminista y antirracista
“ennegreciendo de un lado las reivindicaciones feministas para hacerlas
representativas del conjunto de las mujeres […] y por el otro promoviendo la
feminización de las propuestas y reivindicaciones del movimiento negro” (Carneiro
2001).
Si el feminismo debe liberar a las mujeres, debe enfrentar virtualmente todas las formas de
opresión”. Desde este punto de vista se podría decir que un feminismo negro, construido en el
contexto de sociedades multirraciales, pluriculturales y racistas —como son las sociedades
latinoamericanas— tiene como principal eje articulador al racismo y su impacto sobre las relaciones
de género dado que él determina la propia jerarquía de género de nuestras sociedades.
En general, la unidad de la lucha de las mujeres en nuestras sociedades no sólo depende de nuestra
capacidad de superar las desigualdades generadas por la histórica hegemonía masculina, sino que
también exige la superación de ideologías complementarias como es el caso del racismo. El racismo
establece la inferioridad social de los segmentos negros de la población en general, y de las mujeres
negras en particular; operando además como factor divisionista en la lucha de las féminas por los
privilegios que se instituyen para las mujeres blancas. Desde esta perspectiva, la oposición de las
mujeres negras contra la opresión de género y raza viene diseñando nuevos contornos para la acción
política feminista y antirracista, enriqueciendo tanto la discusión racial, como la de género. Este
nuevo enfoque feminista y antirracista se integra tanto a la tradición de lucha de los movimientos
negros, como a la del movimiento de mujeres, y afirma esta nueva identidad política que resulta de
la condición específica de ser mujer y negra. El actual movimiento de mujeres negras, al traer a la
escena política las contradicciones resultantes de las variables raza, clase y género, está
promoviendo una síntesis de las banderas de lucha que históricamente han sido levantadas por los
movimientos negros y de mujeres del país, ennegreciendo de un lado las reivindicaciones feministas
para hacerlas más representativas del conjunto de las mujeres brasileras, y por el otro, promoviendo
la feminización de las propuestas y reivindicaciones del movimiento negro.