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ACCION MOTRIZ
Proceso de realización de las conductas motríces de uno o varios sujetos que
actúan en una situación motriz determinada.
Un atleta que lanza la jabalina, dos tiradores de espada que se atacan, el timo-
nel y el proel que hacen maniobrar su velero, unos niños que juegan al baloncesto o
al Cazador“... están realizando una acción motriz. Ésta se manifiesta por medio de
comportamientos que sin embargo se desarrollan sobre una red llena de datos sub-
La casualidad del orden alfabético pone “acción motriz” al frente de este voca-
bulario. Esta posición parece justificada en la medida en que este concepto juega un
es también un lugar temible para un concepto todavía poco explorado y que preci-
samente intentamos construir aquí. Porque las lagunas de nuestro conocimiento so-
Habrá que reconocer por lo tanto que el significado de este concepto no puede ser
explicado por su definición más que de un modo superficial; a un nivel profundo, se-
versos: por ejemplo, analizar la realización material de la tarea y los aspectos téc-
nicos y tácticos desarrollados sobre el terreno; se puede también tener en cuenta los
mas principales de esta problemática; puede ser concebida al nivel del sujeto que
muy variadas
juego deportivo, esta lógica interna determina las propiedades del espacio de inter-
así en evidencia los universales del juego deportivo, del que se intentará hacer una
nales.
educación física; pero demasiado específico para estudiar la motricidad desde to-
das las perspectivas posibles). El punto de vista del sujeto que actúa, simbolizado
mentarias para quien desea captar la acción motriz intentando no restringir el co-
plementaria del otro extremo. La asociación de estos dos puntos de vista resulta
del escenario, pero no se expresan sino en la medida en que se armonizan con las li-
capacidad de autodeterminación del sujeto, pero este poder de elección sólo tendrá
ducta subjetiva del jugador con el entramado común de la lógica objetiva del juego.
se quiere perder su especificidad. Una ciencia de la acción motriz parece estar auto-
COMPORTAMIENTO MOTOR
Conjunto de manifestaciones motrices observables de un individuo que actúa.
exterior.
ces).
do más general, la dinámica de las conductas motrices de los sujetos que actúan. En
análisis o praxias, más o menos extensas según el objetivo del investigador. El subrol
obstante, ¿qué hay que observar y con qué instrumentos? ¿Cómo relacionar entre
tos de hipótesis.
conceptualización.
ESQUEMA CORPORAL
Representación vivencial del propio cuerpo y de sus posibilidades dinámicas
de intervención, relacionada por anticipado con las características vinculadas
UN ENCANTO MÁGICO
La imagen que una persona se hace de su propio cuerpo y de sus recursos de ac-
sus conductas motrices. Desde el siglo XIX han sido mucho los autores, como Bon-
nier, Head, Holmes, Schidler y Pick que han resaltado la importancia de esta repre-
gen del cuerpo” y “esquema corporal”. Sin duda, es Paul Schidler quien mejor ha
dimensión relacional: “la imagen del cuerpo -escribe- es social por su misma natu-
tiene un verdadero encanto mágico y hay quien la utiliza con alboroza” . “¿Podrá
sin embargo la ciencia -añade recordando una cita de Klaus Conrad- sacar prove-
cho de un término tan vago, confuso e indeterminado que cada una lo entiende de
manera dístinta.
Y es que, efectivamente, bajo este atractivo concepto se esconden formidables
problemas y mucha ignorancia. Como sugiere el repaso que hemos hecho del enfo-
co sentidos. Pero se olvida por el camino otros dos sentidos de gran interés para la
conocido por los fisiólogos desde los antiguos trabajos de Scarpa y los posteriores
cia el papel de los canales semicirculares para el mantenimiento del equilibrio. Hoy
sabemos que el sistema vestibular (canales semicirculares, utrículo y sáculo del oído
las conductas de equilibrio, en las prácticas de “vértigo” que Roger Caillois designa
ción (agón) es incompatible con el vértigo (ilinx). He aquí un error que no puede
solicitación del vértigo y funda su interés en un juego sutil con la fuerza de la gra-
mal (gimnasia de aparatos, cama elástica, saltos acuáticos….), los deportes de “des-
lizamiento” y “rodamiento” someten realmente a prueba la capacidad del jugador
para jugar con ese “pánico voluptuoso” del que habla Caíllois; esquí, surf, windsurf,
patines sobre ruedas, rafting, vuelo sin motor, bicicleta todoterreno, parapente, ala
delta, bicicross, moto verde, submarinismo, etc. todas ellas son actividades que tie-
tes de estos deportes se encuentra profundamente afectado, sobre todo bajo la in-
tidos bajo la piel, en los músculos y articulaciones, que valoran las presiones, inten-
te sentido cinestésico, que estima la posición de las diversas partes del cuerpo
mundo externo, se halla en la base de toda actividad corporal; tiene además la ca-
Estos dos sentidos olvidados ofrecen una plétora de elementos muy sensibles
que permiten la representación del cuerpo en acción. Desde este punto de vista, los
surf…). En los deportes en medio estable, sin incertidumbre procedente del en-
torno, son básicamente los sentidos del equilibrio y cinestésico los que garantizan
po motor. Al inicio del aprendizaje de esas especialidades, como por ejemplo las
primer orden, pero poco a poco, a medida que se van asimilando conocimientos, la
en acción, la cual, en los últimos ejemplos, va dependiendo cada vez menos del me-
dio extemo. Estas rápidas observaciones indican que el esquema corporal demues-
tra ser una construcción activa, perfectible y muy diferenciada en función de las ac-
gresos espectaculares en este campo, expuestos con particular acierto por Alain
Berthoz en su obra El sentido del movimiento . Sin embargo, el autor destaca que
nos enfrentamos nos conducen a una pregunta terrible: ¿cómo es posible fundir in-
en juego.
ESQUEMA CORPORAL Y
la infancia? El psicólogo Roger Mucchielli, citado por Jean Le Boulch, afirma que
“el conjunto que forma el esquema corporal del niño se desarrolla con mucha lenti-
tud y normalmente no aparece completo hasta los 11 o 12 años” . Para esta con-
table de todas las acciones motrices, cuyo desarrollo seguiría una “génesis normal”
El peligro está en hacer del esquema corporal una especie de patrón estándar,
tal vez muy elaborado pero que se intenta aplicar a todo, el cual estaría a nuestra
disposición para cimentar cualquier práctica, fueran cuales fueran sus peculiarida-
ces", que han preparado ejercicios específicos para perfeccionar “el” esquema cor-
poral. Tal tendencia nos parece empero discutible. El individuo que actúa no
corporal no es una realidad aislable sino una entidad filosófica y una expresión útil
(que usaremos como tal). La representación del cuerpo, basada en sensaciones vi-
versas. Cada actividad, cada situación motriz, requerirá un esquema corporal es-
pecífico.
estable, o por el contrario con un espacio inestable son otros tantos factores que ori-
gan posturas y actitudes de preacción muy distintas. La persona que actúa no sien-
te del mismo modo el espacio de interacción con un judoka que con un escalador en
cordada, o el espacio del lanzamiento de peso y el del esquí. El tono afectivo, las an-
ticipaciones práxicas y el clima general de la acción son transformados por los ras-
gos de la lógica intema de cada situación. Las representaciones del cuerpo en ac-
ción, los esquemas corporales, varían en función del dominio de acción motriz en
Para una persona que se dispone a realizar un salto de altura estilo Fosbury, una
arrancada en halterofilia, un set de tenis o una entrada de melé en el rugby, “su” es-
esas situaciones con unos pocos ajustes circunstanciales. En cada actividad, la rela-
ción con el espacio y con los demás vivida por el practicante es singular, pues pro-
cha actividad. Todos los juegos deportivos generan una semiotricidad particular.
La técnica del cuerpo depende de la táctica del cuerpo tal y como la siente y re-
construye el actor. Los principios de acción aplicados por el individuo que actúa
dependen de su percepción de la situación e influirán a su vez en esa misma per-
lla; intenta aprehender lo mejor posible los elementos clave de la situación y se en-
los demás. El esquema corporal obedece a una dinámica semiotriz en que los recur-
muscular, los apoyos, desequilibrios y gestos realizados. Parece que está claro que
las actividades originan esquemas corporales muy diferentes según las circunstan-
cias y los dominios de acción. Evidentemente, cada actor reaccionará en cada caso
de acuerdo con sus propias vivencias, pero principalmente será la lógica interna de
EL MOLDEADO CULTURAL
Mediante las reglas del juego y los códigos en vigor que determinan la lógica in-
terna de las prácticas ludodeportivas, los grupos sociales y las instituciones impri-
y de los demás y la aplicación de las técnicas del cuerpo son moldeadas por la cul-
tura. En su artículo pionero sobre Las técnicas del cuerpo, Marcel Mauss señalaba,
ya en 1934, que “los modos como saben los hombres valerse de su cuerpo” varían
mia, Edward Hüll subraya que “los individuos que pertenecen a culturas distintas
cios corporales esta ligada a normas y a valores sociales. Los esquemas corporales
una verdadera síntesis de los tres puntos de vista, biológico, psicoanalítico y social,
que había sido uno de los primeros en utilizar como argumento, pero distinguió con
claridad los aspectos multiformes de una imagen del cuerpo en constante transfor-
acorde en el campo de la biología: “no es preciso buscar una sola realidad biológica
considerar que existe una gran diversidad de imágenes corporales. Dicho de otra
nido de cada actividad y le imponen sus realidades. Nos vemos remitidos así a la di-
acción.
algo que acredita y alienta el interés de una metodología científica cuyo objeto sea
precisamente la acción motriz. Al mismo tiempo que respetan el punto de vista pro-
pio de cada disciplina, nuestros trabajos confirman los análisis de la praxiología mo-
ciplinares.
BIBLIOGRAFÍA
LE BOULCH, J.: L´education par le mouvement. Les Éditions Sociales Francaises, París 1966.
LUDOMOTRICIDAD
Naturaleza y campo de las situaciones motrices que corresponden a los jue-
gos deportivos.
finalidad es clara, pues alude al placer del juego, al deseo de una acción entretenida.
camente a una actitud que puede nacer y desarrollarse en condiciones muy varia-
bles según el contexto social y las vivencias subjetivas de cada uno. La práctica que
unos consideran indigna hará las delicias de otros. La alegría lúdica no escapa a la
estas peculiaridades, se pueden detectar en una sociedad concreta los rasgos princi-
torio privilegiado.
EL DEPORTE, DISCUTIDO
La actividad ludomotriz nació libre, pero en todas partes está encadenada... ¿No
dico? ¿Acaso las reglas no aprisionan el cuerpo? Aun siendo muestra de un con-
ciones oficiales que rigen la práctica profesional de los profesores de educación fí-
como actividad “alienante”, pues las prácticas consagradas no harían mas que re-
cualquier precio, lucha por las medallas, máxima politización de las pruebas, etc.).
de una forma, según él, tan exagerada: “en realidad –constata-, [el deporte] ha per-
dido lo mejor de su carácter lúdico. El juego se ha vuelta más serio y el estado lúdico
del alma ha desaparecido casi del todo” . Hoy más que nunca, el conte-
nido del deporte amenaza con decantarse hacia la ergomotricidad pues la aureola
búsqueda del rendimiento y de las marcas, la lucha por conseguir unos resultados y
dar espectáculo. .., las principales características en suma del deporte de alto nivel
Cuando una actividad ludomotriz despierta una gran afición, se convierte rápida-
sión de varias actividades ludomotrices “recuperadas” de esa forma por las institucio-
nes deportivas como el monopatín, vuelo libre, surf, windsurf... Esta transformación
humor e imaginación. Un jugador algo guasón que bromee con las reglas y hasta se
ría de ellas será causa de escandalo y expulsado del “templo”. Y el educador que or-
ganice una actividad ludomotriz sin tener en cuenta las normas de rendimiento se-
imaginación será tachado de poco serio. Y es que pasa en el deporte como en las fá-
sas; estas actividades “libres” comienzan por iniciativa de sus practicantes, que bus-
dos a los grandes autores que han estudiado el juego, como Jean Piaget, Jean Cha-
teau y Roger Caillois; así, en su clasificación de los juegos, Caillois opone "pal-
Ahora bien, la contraposición observada entre los dos términos responde a una do-
ble diferencia que nos parece fundamental considerar y profundizar; por un lado, se
observa una gran disparidad en la lógica interna de las actividades - con la posibi-
lidad de una deportificación que implica nuevas características- y, por otro, apare-
ce una acentuada disparidad de los valores y representaciones sociales que les están
asociados.
Los casi juegos son practicados en buena parte por los niños que se lanzan es-
pontáneamente a la realización de actividades corporales que les resultan agrada-
bles, más allá de cualquier codificación: resbalar, trepar, bañarse, correr, saltar, lan-
zar cosas... Estas prácticas pueden haber sido improvisadas sin más, con una buena
dosis de inventiva, o ser el fruto de una atenta observación del entorno. A veces se
inspiran en situaciones de la vida cotidiana, del mundo del trabajo o del universo
deportivo. En las últimas décadas, las prácticas informales han conocido un auge
creciente entre las capas jóvenes de la población a (grosso modo desde los 15 a los
quí, piragüismo, vela. . .), otras como nuevas formas de prácticas conocidas (jogging
ña...) y otras, en fin, por la creación de prácticas de nuevo cuño ligadas a menudo
marínismo...)
nio del equilibrio y del vértigo en el sentido que les da Caillois, pues entre los casi
veces a espaldas de las federaciones y de sus códigos, que al comienzo las menos-
preciaban y rechazaban. Sin embargo, ante la admiración que estas prácticas des-
piertan, las federaciones han dado marcha atrás y han intentado aprovechar en su
flictos que a veces ha conocido disidencias, las instituciones han conseguido poner
pocas palabras, los han deportificado. Sin embargo, como continúan practicándose
vasallaje ante los deportes, sino más bien como una rebelión frente a las federacio-
nes deportivas, ante su jerarquía, contra su burocracia y opuesto a todo aquello que
han absorbido al final gran número de casi juegos Se trata de una fagocitosis insti-
tucional que parece inevitable y que para estas actividades informales representa de
alguna forma el precio del éxito. El análisis de esa serie de influencias recíprocas, de
tica comotriz -es decir, en compañía de otros sujetos pero sin interacciones instru-
mismo tiempo su autonomía de acción y de decisión. Los casos del jogging y de las
llamativas salidas con patines de los viernes por la noche en las calles de París, son
Los casi juegos, sin embargo, pueden también ser sociomotrices caso de una sa-
las que la coordinación práxica con los compañeros es una de las condiciones para
poder realizar la acción planeada. Pero esto no impide a esta interacción motriz sin
tes. Son prácticas que no carecen de obligaciones y que a veces implican riesgos y un
gran gasto de energía, pero sus dificultades son aceptadas “gratuitamente”, a gusto
de los participantes, sólo por el placer que procuran y sin competir ni buscar la vic-
Aunque pueden parecer banales, los casi juegos son en realidad, un fenómeno
clismo, el windsurf y la escalada, las encuestas sociológicas revelan que los porcen-
tajes de su práctica como casi juego sobrepasan el 80 ¡y hasta el 90% del total! Por
otra parte, no es más que una vuelta a los orígenes, ya que muchos deportes fueron
juegos tradicionales“ y casi juegos antes de estar sujetos a los criterios estrictos de
gro de confundir las ideas, puesto que gran parte de esas actividades, como ya he-
mos dicho, tienen un doble estatus de “casi juego” y “deporte”, según el contexto de
que se trate. Cuando hablamos de esquí, de ciclismo, windsurf o natación, ¿a qué ac-
tividad nos referimos en realidad? La natación de un chapuzón poco tiene que ver
ver a contextualizar los fenómenos y definir con más precisión los términos em-
pleados.
BIBLIOGRAFÍA
JUEGO DEPORTIVO
Situación motriz de enfrentamiento codificado, denominada “juego” o “de-
porte” por las instancias sociales. Cada juego deportivo se define por un siste-
Esta definición no hace juicios prematuros sobre el contenido de los juegos de-
portivos y deja el campo abierto a toda clase de análisis. Al ser de tipo filiativo, tie-
para lo que no hay más que consultar los diversos “libros de juegos” y remitirse al
gos deportivos tradicionales dejados de lado por las instituciones (Rayuela, juegos
cantados, Pelota a la pared, Teca, Policías y ladrones, las Dos banderas, Ganaterré-
no...).
UN MICROCOSMOS EN EBULLlClÓN
Es asombroso comprobar el vacío científico que rodea al juego deportivo. Sin
duda este flagrante desinterés está más o menos ligado al descrédito moral que ha
sufrido tradicionalmente el juego. Han sido necesarios muchos nombres importan-
de los seguros, de las guerras, de la competencia económica, etc.) para que se estu-
dien abiertamente los juegos de azar, que siempre han tenido cierto olor a chamus-
prestigio puesto que continúa siendo tildado de pueril y banal. Y sin embargo, cons-
un entramado experimental que rara vez está presente en las situaciones sociales
fuera del laboratorio. En efecto, gracias a sus obligaciones y a sus límites espacia-
les, el sistema de reglas del juego deportivo proporciona un marco casi experimen-
dad entre las conductas ludomotrices y las demás conductas humanas y, por otro,
por fin se reconozca esta riqueza, el estudio del juego deportivo y de las personas
esas dos grandes categorías lúdicas y las características de las sociedades de re-
ferencia?
menudo plurisecular. Los más antiguos - algunos juegos tradicionales- son el testi-
monio de un pasado borroso, algo así como los restos de una arqueología ludocor-
poral. Pero aunque este enraizamiento social es reconocido por todos, folkloristas y
Para algunos, como Johan Huizinga, “el juego es más antigua que la cultura",
“Todo es juega”, escribe más tarde, pues las competiciones sociales, la gue-
rra, el derecho, la poesía y el arte han nacido del juego. Sin embargo, hay etnólogos
vestigio de ritos mágicos y religiosos, de las ceremonias que marcaban los ciclos tra-
que ahí donde el hombre moderno habla de casualidad, el hombre de antaño hablaba
ra alcanzar el cielo y por ello reaparecen sus casillas en el enlosado de las catedrales.
Llevando su tesis al extremo, Grange concluye que “los juegos son fósiles”.
mueca del pasado? Se ha abierto paso una tercera postura que rechaza la teoría de
a quien hace coro Jacques-Olivier Grandjouan: “el culto, el trabajo y el juego se for-
maban al mismo tiempo”. Esta opinión nos parece la más probable da-
do que el juego es un producto social que se inscribe como los demás en un contex-
entre el juego y la vida cotidiana: “en las sociedades antiguas (...) –escribe- los jue-
gos y las diversiones no se extendían solamente durante los fizrtivos momentos que
nosotros les dedicamos: eran uno de los principales medios con que contaba una so-
ciedad para estrechar sus lazos colectivos y sentirse juntos”. El autor ex-
plica que, “en la sociedad del Antiguo Régimen, el juego, en todas sus formas -físico,
cas lúdicas están en íntima relación con la evolución general de la sociedad y los
conflictos que en ella se manifiestan como la influencia de las clases altas, el naci-
miento del sentimiento de la infancia, la transformación de la familia y del hábitat,
En la Edad Media, los juegos deportivos eran comunes a todas las clases, pero
Poco a poco fueron abandonados por la nobleza y por la burguesía para no ser prac-
Ticados básicamente más que por los niños, por una parte, y los adultos del campo
Por otro. Estas actividades lúdicas: Mallo, Pelota, Soule, juegos de Bochas, Bolos y
Croquet,…., se convirtieron en juegos del pueblo y de los niños (este proceso de des-
valorización, iniciado hace tanto tiempo, parece que ya se ha completado pues hoy
sólo son juegos infantiles). Una vez abandonados los juegos tradicionales, las clases
altas se dieron a nuevas prácticas que, a pesar de estar inspiradas a menudo en an-
tiguos juegos, adoptan normas y formas originales. En el siglo XIX se consolidó esta
separación entre las clases por lo que respecta a las prácticas lúdicas; los niños y el
En el campo aún tan poco estudiado de la historia de los juegos y los deportes
sional y arbitrario de las normas y revela las condiciones que rigen las convergen-
cias y las oposiciones. Por una especie de ironía de la historia se ha comprobado, por
ejemplo, que las asociaciones y federaciones actuales con vocación socialista que
tienden a desvalorizar los juegos deportivos tradicionales en favor de una sola prác-
de las sociedades del pasado, o sea las relaciones simbólicas que mantenían con el
mundo y las fuerzas ocultas que lo animaban. La tentación puede proceder aquí, in-
cluso para los mejores autores, de una nostalgia que mueva a ver los juegos de la ac-
tualidad de una forma poco objetiva. Así, cuando escribe Huizinga que el deporte
"Continúa siendo una función estéril en que el antiguo factor lúdico ha desaparecido
casi del todo" y que “no tiene ninguna relación orgánica con la estructura de la socie-
lidad, el deporte es para nuestra sociedad lo que los juegos de Bruegel y de Rabelais
tatividad social del deporte ya que su prodigioso desarrollo incita por el contrario a
Es en este sentido como se puede afirmar que toda motricidad es una etnomo-
cuerpo, las instituciones deportivas revelan las normas y las formas de vida que se
ajustan a los modos de vida y a los valores por ellas defendidos. Esta vía de análisis
explícito: “No acomete solamente una sociología de los juegos -matiza-; tengo la in-
Dia conjuntamente las lenguas y los juegos: “ciertamente -afirma el autor-, el juego
nos habla de la sociedad, pero constituye al mismo tiempo una iniciación a la misma”.
Ese doble carácter queda pues claramente expresado como juego in-
Tambien el praxiólogo tendrá que tratar por fuerza este tipo de ternas, aunque
Con una gran diferencia pues habrá de partir siempre de la acción motriz, tal y co-
dos y hacen posible también un estudio diferencial de los juegos deportivos. Poner
de relieve los juegos paradójicos y los efectos perversos lúdicos permite, por
ejemplo, analizar en la práctica algunas de las diferencias que contraponen los jue-
Así pues, sin dejar su pertinencia, el campo de la acción motriz es capaz de re-
pios. Al analizar el estudio matemático de los juegos en general, Marc Barbut opi-
Sociología: tal vez el estudio de los juegos practicados por las sociedades llegue a te-
los juegos y muy especialmente de sus universales. Para sociólogos, lingüistas, ma-
temáticos… y sin duda también para los praxiólogos, el significado del juego depor-
etnomotricidad.
Vale la pena correr el riesgo. ¿Podrá dar alguna luz sobre la naturaleza de la so-
tivos?
BIBLIOGRAFIA
ARIES, P: L´enfant et la vie familiale sous l´ancien régime (especialmente: “Petite contribution á
BARBUT, M.: “Jeux et mathématiques. Jeux qui en sont pas de pur hasard”. En: Jeux et sports.
BÉART, C: Recherches des élements d'une sociologie des peuples africains á partir de leurs jeux.
GRANDJOUAN, J.-O.: Les jeux de l´esprit. Centre d´entraïnement aux méthodes d´éducation acti-
GRANGE, J.: “Histoire du jouet et d‘une industrie”. En JAULIN, R. (ed.): Jeux et jouets. Essai
HUIZKNGA, J.: Homo Iudens. Essai sur la fonction sociale du jeu. Gallimard. París, 1951.
DEPORTE
Conjunto de situaciones motrices codificadas en forma de competición e
Institucionalizadas.
El concepto “deporte” plantea una cuestión difícil; tanto más cuanto que es un
término empleado corrientemente y cuyo significado parece claro. Sin embargo, se
prácticas motrices. En efecto, la voz “deporte”, se utiliza a veces para referirse a si-
el bosque, cavar un poco en el jardín, dar unas brazadas en el mar, un partido de fút-
bol, una final olímpica. .., y hasta una animada discusión. Decir que se trata de un
término polisémico es poco, es pansémico. Y como se aplica a todo, acaba por per-
por ello proponer una definición operacional que caracterice claramente unas prác-
lugar, ante la multiplicidad de los puntos de vista sobre el deporte y ante la inmen-
sa variedad de las prácticas,…. ¿no es abusivo usar el artículo definido “el” delante
de la palabra «deporte»?
Las diferencias son realmente flagrantes ya que bajo el término genérico de “de-
atención por dilatado espacio. Situar los distintos deportes en categorías coherentes
han sido presentados, además, con la finalidad de contribuir al estudio que permita
diferenciar las actividades físicas y deportivas, como los juegos psicomotores y so-
ciomotores, lógica interna, distancia de acción, todos los universales, etc. De este
Sin embargo los árboles no deben impedirnos ver el bosque. La falta de cohe-
sión entre las diversas prácticas, evidentemente distintas, puede hacemos pasar de
largo junto a la unidad del importante fenómeno social que constituye el deporte.
Las reticencias a definir con claridad las prácticas y reunirlas en una clase homogé-
dernos. ..).
CASI DEPORTE
Juego deponivo que goza de un gran reconocimiento institucional a nivel Io-
cal, y que tiende a revestirse de las características del deporte, pero que no ha
Hay juegos deportivos que conocen un gran auge a nivel nacional o local. Tie-
nen además algunas de las características de los deportes pues, se rigen por un re-
glamento aprobado, dan lugar a competiciones que reúnen a veces muchos espec-
materiales específicos como palas, pelotas, manguitos, lanzas, barcos, frontones, etc.
Estos juegos pueden adoptar lógicas internas diferentes y revestir significados so-
ciales distintos en función del apoyo que les brinden las instituciones
JUEGOS DE TRADICION LOCAL
Existen juegos cuyas reglas sólo son válidas localmente y en los que las institu-
ciones apenas se fijan o no lo hacen en absoluto; cada pueblo o cada comunidad jue-
juegos tradicionales y no de casi deportes. Son muchos los juegos populares, a ve-
ces antiquísimos, que pertenecen a esta categoría, entre ellos infinidad dejuegos de
bochas, tejos y bolos, como los admirablemente descritos por Helena Hemaud.
Por lo general, estos juegos tradicionales no han sido uniformizados a gran escala y
zación y se han armonizado las reglas de varios sitios, incluso a nivel regional. Se es-
te, ya que ello significaría el abandono absoluto de las referencias etnolúdicas re-
versales.
JUEGOS SEMIINSTITUCIONALIZADOS
La variable “institucionalización” es la que constituye aquí el rasgo dife-
un rasgo social que afecta la realización motriz. La aprobación mayoritaria del con-
lo que respecta al casi juego ocupa un lugar aparte; no entra dentro de la categoría
ra de clasificarlas en una de las cuatro categorías. Pese a ello, como los diferentes
la frontera entre varias categorías, y que se preferiría situar en una de ellas antes
que en otra. No obstante, esta dificultad para catalogar las prácticas es habitual en
plo umbrales arbitrarios de significación). Será conveniente por tanto surtirse de al-
gunos indicadores permanentes que permitan decidir como es la relación con una
federación deportiva, número límite de federados, carácter internacional de la afi-
plo, los juegos del Marro y de la Bandera, juegos de competición en que predomina
dero y las Justas náuticas serán consideradas casi deportes porque, aunque se apro-
ximan cada vez más a las prácticas con organización deportiva, su público sigue
siendo regional. Y lo mismo se hará con los Dardos, juego muy apreciado en Gran
Bretaña pero poco practicado en otros países, o con la Petanca, que si bien tendría
apacible resulta poco atractiva para las instancias deportivas. En cambio, el penta-
tlón no reúne hoy más que un puñado de federados, pero como se beneficia del apo-
las después en su categoría, pero aún resulta más sugestivo localizar en el tiempo los
cambios de categoría que experimentan. Identificar los estados, sí, pero más aún las
transformaciones que tienen lugar en el paso de uno a otro. Porque los procesos que
Una interpretación que relacione las modificaciones del estatus y de la lógica in-
terna de los juegos deportivos con los elementos del contexto sociohistórico, y es-
pecialmente con las representaciones sociales, podrá sin duda ayudar a esclarecer
en gran medida las delicadas cuestiones que plantea el etnoludismo. Sin embargo,
para poder señalar esos cambios de estado, es preciso haber identificado previa-
mente las grandes categorías ludomotrices de referencia con ayuda de criterios ope-
racionales
BIBLIOGRAFÍA
TREMAUD, H.: Les Francais jouent aux quilles. Maisonneuve et Larose, París 1964.
Este tipo de juegos está formado por todos los juegos deportivos que no han si-
porte, como por ejemplo la Candela, los juegos de Tocar y parar y la Madre Gam-
cha, así como los Prisioneros, la Bandera, el Sagamore y los juegos de plena
naturaleza . Por otro lado, hemos visto que las actividades físicas “libres” (esquí,
vela, piragüismo, surf, windsurf. . .), tal y como se han desarrollado durante las dos o
tres últimas décadas, tienen un doble estatus y conciernen también por lo tanto, en
buena parte, al juego deportivo tradicional (cf. juego deportivo institucional y lu-
domotricidad).
Es curioso constatar que un juego como la Teca, que no está socialmente recono-
nombre de béisbol. Hubo un tiempo en que los altos dignatarios del Antiguo Régimen
jugaban al Rescate y al Burro, y en que los jóvenes de casa bien eran aficionados a las
Cuatro esquinas, mientras que hoy estas mismas conductas serían impensables (se pre-
fiere por ejemplo el golf y el tenis). Las elecciones de las instituciones responden cla-
mental del juego tradicional. Pero mientras que en el juego institucional existe una
instancia centralizadora que fija las reglas, se podría decir que con la intención de
de transmitir sus códigos y rituales; de donde resulta que el sistema de reglas es in-
fluido por los grupos que lo ponen en práctica y las regiones en las que se desarro-
lla, puesto que la geografía local, las características del terreno y las costumbres de
la región tienen su parte en ello. Un mismo juego puede dar origen a muchas va-
triz de una o más personas que, en un medio físico detenninado, realizan una
tarea motriz.
glamento...; otros, de tipo subjetivo, remiten a las propiedades de las conductas mo-
anticipaciones motrices… Un atleta que toma impulso en la zona de salto, una fa-
constituyen situaciones motrices. Por extensión, diremos que “el” fútbol, “el” lan-
zamiento de disco, “el” piragüismo, “el” Cazador o darse un baño son situaciones
motrices.
El análisis de las situaciones motrices nos obliga a realizar una distinción esen-
SITUACIÓN PSICOMOTRIZ
Situación motriz que no requiere interacciones motrices esenciales.
CARACTERISTICAS
Por definición, estas situaciones carecen completamente de comunicación práxi-
ca. El individuo actúa en ellas en solitario, sin trabar interacciones operatorias con
ningún otro participante (lanzamiento de jabalina, barras asimétricas, esquí, vuelo sin
motor, levantamiento de castillos de arena, resbaladas sobre una balsa helada, travesí-
as a la aventura...). En tales casos, la comotricidad está ausente, ya que como máxi-
do un atleta toma nota de la posición de sus rivales en una carrera en calles o cuando
Si bien no conocen el contacto entre varios sujetos en acción, las situaciones psi-
entorno. Este último impone obstáculos objetivos cuya naturaleza va a influir pro-
medio, pues en función de las reglas que fijan el nivel de codificación del entorno,
mesticado/salvaje.
que dar pruebas de su adaptabilidad: debe “leer” el entorno para descubrir los in-
libre, vela, etc). Aunque muchas veces es mal conocida, esta descodificación se-
IMPORTANCIA SOCIAL
Las prácticas psicomotrices son numerosísimas en la vida de cada día, en el rnun-
conceden un lugar privilegiado: en las Olimpiadas de 1976 se les dedicó el 46% del
Las actividades psicomotrices espontáneas del niño y del adulto son legión; mu-
chas de ellas se encuentran entre los juegos deportivos tradicionales: Trompo, Aro,
juegos malabares, tiro con arco, patinaje, lanzamientos varios, recorridos diversos...
En cambio, los juegos psicomotores con reglas compartidas y socialmente más ex-
tendidos son hoy en día, básicamente, deportes. Poco a poco han absorbido algu-
nos juegos tradicionales anteriores a ellos y los han transformado y sujetado a sus
propio sistema de reglas; el caso es flagrante por lo que se refiere a los deportes de
plena naturaleza, que, a partir de que alcanzan cierto grado de afición, son puestos
bajo su autoridad por una federación: piragüismo, deportes submarinos, surf, vuelo
libre, windsurf (si bien hay que señalar que una parte considerable de los partici-
pantes se niega cada vez más a pasar por el aro de las federaciones y practica de for-
ción del entorno y la uniformización de las normas de práctica hacen que todos los
lanzamientos de peso o los triples saltos sean comparables, hayan tenido lugar en
Tokio o en Montreal, en 1964 o 1976. Las instituciones intentan así superar los as-
pectos anecdóticos y locales de cada prueba para poder llegar a una concepción uni-
ción de las actuaciones motrices humanas. Convertidas en puras y duras por la se-
veridad de las reglas, ensalzan al hombre que vence él solo al mundo y se vence
también a sí mismo. La lógica de la situación no podía menos que dar origen, con
decir ingenuas. A menos que tales postulados, cuyo propósito es identificar el pro-
de que hemos situado al deporte, por las hazañas de los dioses del estadio, en un lu-
SITUACIÓN COMOTRIZ
Situación motriz que pone en copresencía a varios individuos que actúan -a
Las situaciones comotrices abundan mucho en la vida diaria (caminar por la ca-
porte (tiro con arco o con carabina, carreras de atletismo en calles, natación, saltos
tricidad hemos subrayado que estas prácticas pueden ser efectuadas en simulta-
neidad o en alternancia.
de oposición en las que la acción de cada uno dependa de la de los demás. Consis-
mente en solitario, como por ejemplo una carrera de 110 m vallas, un descenso de
influencia de tipo afectivo, pero, una vez más, la interacción suscitada ocasional-
SITUACIÓN SOCIOMOTRIZ
Situación motriz que requiere la realización de interacciones motrices esen-
para el análisis diferenciado de los fenómenos técnicos y tácticos como desde por
En los juegos deportivos, esta operación, regida por el código lúdico y comenza-
quinas). Se puede tratar también de una acción de solidaridad “por contacto": me-
los deportes colectivos es sin duda el “pase” el acto de comunicación motriz más
de información sino, ante todo, una inter-acción, es decir, una producción motriz in-
nes motrices, y de manera exclusiva en el Balón a meta, Pelota al capitán y los Diez
CONTRACOMUNICACIÓN MOTRIZ
Interacción motriz de oposición, esencial y directa.
zación de la tarea de otro u otros jugadores. En este caso, los participantes compro-
entre los contrincantes (intercepción del balón); puede adoptar formas oposi-
ción “de contacto” que llegan hasta el cuerpo a cuerpo(rugby, Pelota cabellera…).
definir uno de los universales del juego deportivo: la red de comunicaciones motri-
todos los duelos incluidos entre los deportes, sin excepción, sólo cuentan en sus
mo y de dominio.
JUEGO PSICOMOTOR
Juego deportivo correspondiente a las situaciones psicomotrices.
Los juegos psicomotores pueden ser reconocidos o marginados por las institu-
ciones. En el primer caso, promovido por una federación, el juego alcanza la condi-
ción de deporte. Esta categoría de los juegos institucionales prima las situaciones
lles del atletismo, gimnasia en suelo y aparatos, halterofilia, natación, etc. El hecho
de que les fuera asignado el 49% de la cartera de subvenciones concedida por el go-
bierno francés a las federaciones deportivas en 1978, y el hecho de que se les consa-
grara el 46% deI total de pruebas en las Olimpiadas de Montreal e Innsbruck son
nifiesta sin duda una división entre los hechos y las afirmaciones ideológicas.
do un juego tradicional, sin ratificar por las instancias sociales Esta categoría lúdi-
Zancos, Tabas, Rayuela, Bolos... y todos los juegos de hazañas individuales (reco-
formaciones que han experimentado los modos de vida durante las últimas décadas
una rica y amplia gama de contextos de práctica, podrían preguntarse por el funda-
Por su parte, las actividades físicas “libres”, que despiertan actualmente una
gran afición, son en buena medida juegos psicomotores: windsurf, surf, vuelo libre,
esquí, piragüismo, etc. Esta lúdomotricidad en plena naturaleza parece tener su co-
nes de la colectividad, al mismo tiempo que busca los lazos afectivos de una peque-
marcado carácter salvaje, tienen la originalidad, frente a otros deportes, de que de-
embargo, a pesar de que el deporte se haya responsabilizado de ellos, los juegos psi-
comotores siguen siendo la ocasión para una práctica en “libertad”, sin reglamen-
tos, mucho más importante que la práctica federada. .
tro siglo.
JUEGO SOCIOMOTOR
Juego deportivo que corresponde a las situaciones sociomotrices.
por la presencia de una interacción motriz esencial (lo cual lo contrapone al jue-
tes: esgrima, deportes colectivos y de combate, tenis, deportes en equipo al aire li-
Teca, la Bandera, el Oso, la Tala, el Cazador, etc. Esta distanciación de las institu-
santes
campo de prácticas inmenso, todas ellas caracterizadas -como ya hemos visto- por
que la lógica interna de las prácticas fomentadas por las instituciones tienen rasgos
gónicas, juego sin paradojas, espacio sin incertidumbre y que tiende a la uniformi-
rezcan de interés, sino a una posición ideológica que no está a salvo de ser cuestio-
nada.
INTELIGENCIA PSICOMOTRIZ
Capacidades cognitivas de representación y decisión aplicadas por el sujeto
los procesos cognitivos durante el enfrentamiento con el medio físico. Ninguna vo-
luntad extraña se opone aquí a la del practicante, pues él es el único detector de in-
salvajes en plena naturaleza. En este último caso, la actividad semiotriz del prac-
se revela mucho menos compleja que la que tiene lugar en situaciones sociomo-
trices.
INTELIGENCIA SOCIOMOTRIZ
Capacidades cognitivas, de representación y de decisión , aplicadas por las
La distinción que hemos hecho entre dos formas de inteligencia motriz intenta
distintas.
entre los participantes obliga a todos ellos a imaginarse las representaciones de los
demás. El jugador tiene que adivinar las intenciones de sus compañeros y las de sus
adversarios pues debe identificar los praxemas; es decir, los comportamientos que
anuncian una acción inmediata (actos preparatorios de lanzamientos, regates, pases,
remates, driver. . .). Anticiparse a los propósitos de los demás -y en caso de antago-
nismo evitando que el contrario consiga hacer otro tanto- asegura la victoria prác-
Desde un punto de vista pedagógico, se podría pensar que estos procesos origi-
nales tal vez tengan un papel interesante en la activación y desarrollo de las capaci-
dades del niño (ya que los fenómenos cognitivos están estrechamente ligados a los
tas por otros disciplinas, en estos procesos la interacción es original pues no está so-
breañadida por simple interés pedagógico sino que constituye una parte integrante
EMPATÍA SOCIOMOTRIZ
Proceso por el que un individuo en interacción intenta captar el punto de vis-
ción sociomotriz.
vocan interacciones entre compañeros y/o adversarios, en las que cada coactor
actúa en función de las actitudes, intenciones y proyectos que atribuye a los demás.
nada forma lo que él mismo piensa hacer. La descodificación semiotriz, cuya rea-
lización está lejos de ser del todo consciente, descansa constantemente en la empa-
El futbolista que pasa el balón a la banda cree que su compañero ha captado sus
intenciones; se dice que un “distribuidor” del balón tiene “sentido del juego” cuan-
ANTICIPACIÓN MOTRIZ
Conducta motriz de un practicante que, durante el desarrollo de su interven-
ciones posibles.
Anticiparse es tomar medidas para intervenir eficazmente en el momento y en
el lugar más oportunos (por ejemplo, desmarcarse fingiendo un ataque para favo-
en favor de un acto más adecuado que se hará después (en balonmano, por ejemplo,
evitar “subir” sobre un atacante que se adivina que quiere provocar el contacto pa-
dos» hacia el objetivo contrario, incluso antes de que sus manos hayan cogido la pe-
del busto y del brazo, orientación de la cabeza y de la mirada), antes de que la pe-
cuyo pase espera no haya ni siquiera recibido la pelota! En el conjunto de las prác-
cuando se muestran con el máximo detalle y seguridad las anticipaciones de los ges-
tácticas entre varios jugadores, tanto frente a compañeros como frente a contrarios, y
es un factor importante de acierto: el juego sin balón, por ejemplo (comunicación in-
directa), condiciona la eficacia del juego directo del que lleva la pelota.
cia a:
objetos del entorno físico. Tiene entonces en cuenta una incertidumbre que va
das (rally automovilístico, vela, ala delta, canoa, kayak, alpinismo, esquí...). Entre
que se llama «el encadenamiento» de los gestos, que tienden entonces a convertirse
en estereotipos motores. Así, por ejemplo, en los 110 m vallas, las mismas zancadas
intermedias preparan el paso cuya fase final de recepción condiciona las zancadas
posteriores. Igualmente, la ejecución de toda figura gimnástica, desde el punto de
sujetos del mundo humano. En este caso, el practicante debe reconocer e in-
terpretar los indicios pertinentes que deduce de los comportamientos de los demás:
posición de los apoyos, orientación del busto, inclinación de los segmentos, veloci-
En estos dos últimos ejemplos se trata solamente de contrarios pero otras veces se
tenis. . .). Anticipar supone entonces tener en cuenta indicios que forman parte de
un código semiotor global, articulado él mismo con las categorías de acción (espe-