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Las etnias por las que se diferencia a estos pueblos o culturas son:
a) Asiánicos (amarillo): elamitas, hurritas, protohititas, casitas y tal vez a los sumerios.
b) Indoeuropeos (azul): hititas, iranios (medos y persas), mitannios (clase alta).
c) Semitas (verde): acadios, amoritas, arameos, fenicios, israelitas, árabes.
d) Egipcios (naranja): africanos con elementos semitas.
Lenguas
Las lenguas habladas por estos pueblos, pueden clasificarse de formas diferentes. Una puede ser:
a) Aglutinantes: las palabras se forman por yuxtaposición de elementos (elamita, sumerio, hu-
rrita, casita).
b) Semíticas: palabras de raíces triconsonánticas, con una rama oriental (acadio, babilonio y asi-
rio) y otra occidental (amorita, cananeo, etíope, hebrea, ugarítica, eblatea, árabe y aramea),
son las mejor
c) Protohitita o hatti: lengua religiosa, poco conocida.
d) Indoeuropeas: hitita o nesita, luvita, palaita.
Escrituras
Los tipos de escrituras con los que se escribió en el Próximo Oriente y Egipto, son fundamental-
mente:
a) Cuneiforme: a base de pequeñas cuñas marcados sobre arcilla fresca con una caña puntiagu-
da. Inventada tal vez por los sumerios.
b) Jeroglíficos: egipcios e hititas.
c) Ideográficas: a base de imágenes (los signos tienen valor fonético).
d) Semiideográficas, semifonéticas y polifónicas: cada signo tiene varios sentidos.
No hubo separación de vocales y consonantes hasta la época fenicia. El alfabeto fenicio no surgió
de repente, sino a través de una serie de pasos conocidos:
a) Inscripciones protosinaíticas (1500 a.C.): escritura ya alfabética.
b) Tablillas de Ras-Shamra, en Ugarit (1200 a.C.): silabario de 30 signos (cananeos).
c) Inscripciones pseudojeroglíficas de Biblos (1000 a.C.): se utilizan ya solamente los signos
de la escritura fenicia que conocemos como tal, similares a los del Egeo y Huelva I y II, de
los milenios IV-III a.C.
d) Primeros signos centroeuropeos-mediterráneos, desde el VII mileno y Huelva I y II.
1.3. El problema cronológico
Uno de los principales problemas de la Historia Antigua es la correcta organización cronológica
de los diferentes acontecimientos, así como su sincronismo. Esta cronología puede ser absoluta o
relativa:
a) Absoluta: distancia temporal ente el hecho histórico y quienes lo consideran.
b) Relativa: Relación temporal entre dos hechos históricos entre sí.
Cronología: La base de todos los sistemas cronológicos es la Era de los Seleúcidas, que comien-
za en Babilonia en abril del año 311 a.C.
Las indicaciones cronológicas para el período 1500-2500 a.C. son problemáticas, y para la época
anterior al 2500 a.C. sólo pueden darse indicaciones imprecisas.
El punto de partida de las discusiones es un fenómeno astronómico (ocultación del planeta Venus
bajo el décimo rey de la dinastía babilónica Ammi-saduqa, conocida por una tablilla de la serie astro-
lógica del Enuma elish), que se produce cada 1460 años por el mismo punto. Un año corresponde al
ciclo Sothico, que es la trayectoria del punto por el que la estrella Sothis (Sirio) se oculta o aparece, y
que en Egipto coincidía con el inicio de la crecida del Nilo o comienzo de un nuevo ciclo: el 19 de
julio.
La aparición de la lista real asiria de Khorsabad y el sincronismo revelado por los archivos de
Mari, entre Shamshi Ada I y Hammurabi, han modificado los datos iniciales, y se han propuesto tres
sistemas cronológicos diferentes, según las fechas del reinado de Hammurabi:
a) Cronología larga (1848-1806 a.C.)
b) Cronología media (1792-1750 a.C.): larga menos 56 años, la más aceptada actualmente.
c) Cronología corta (1728-1686 a.C.): la media menos 64 años.
La cronología de la III dinastía de Ur ya no plantea problemas: 2111-2004 a.C.
Sobre el período guti hay confusión, teniendo en cuenta que Gudea de Lagash, su riqueza e inde-
pendencia, son incompatibles con el dominio guti, las últimas teorías sugieren que Gudea (2141-
2122) podría ser guti o qutu.
1.4. El medio geográfico
El llamado “Creciente Fértil” es el arco formado por las montañas iraníes, este de Babilonia y
Asiria, y las cadenas montañosas del Tauro y el Líbano. Se caracteriza por:
a) Encrucijada de caminos, al ser una zona de paso situada entre tres continentes (Europa, Asia
y África).
b) Prolongación del Sáhara con influencias tropicales. Hay tanto zonas pantanosas como desér-
ticas, estepa árida y clima mediterráneo.
c) La parte sur (de Bagdad al Golfo Pérsico) depende económicamente de los ríos Tigris y Éu-
frates. Si añadimos que en Egipto la vida depende del Nilo, se explica el que a estas culturas
se les llame “civilizaciones hidráulicas”.
1.4.1. Las rutas naturales
a) Comunicaciones con el interior: Sobre todo en Mesopotamia, las comunicaciones se reali-
zaban por los ríos Tigris y Éufrates.
b) Comunicaciones con el exterior:
i. Hacia el oeste: dos grandes rutas conducían a la costa mediterránea y a Siria:
La primera partía de Sippar, subía por el Éufrates hasta Mari, y a través del
desierto, pasando por Palmira, llegaba a Qatna, dividiéndose en múltiples ra-
mas para llegar a los puertos fenicios, Damasco y Egipto. Era difícil de seguir
por la falta de agua y el ataque de los nómadas.
La segunda, más segura, partía también de Sippar, llegaba al Tigris cerca de
Samarra, seguía hasta Nínive y de allí torcía al oeste hasta Ghubat-Enlil y Ha-
rran, llegando al Éufrates, a Karkemish, donde se juntaba con la ruta de la Ba-
ja Mesopotamia. Desde allí se dirigía a Alepo y al valle del Orontes, bifurcán-
dose hacia el norte (Cilicia y Anatolia), Siria y el Mediterráneo.
ii. Hacia el este: difíciles comunicaciones por las peligrosas tribus nómadas del Zagros
y la inaccesibilidad de las montañas.
iii. Hacia el Sur: la ruta marítima que atravesaba el Golfo Pérsico les comunicaba con la
India, de donde traían especies, incienso y marfil.
1.5 Las primeras sociedades agrarias y urbanas en Mesopotamia y Asia Menor
Las primeras sociedades agrarias las encontramos en el Neolítico y estaban caracterizadas por los
asentamientos sedentarios, la agricultura, la cerámica y la domesticación de animales. Hacia los mi-
lenios X-VIII a.C., en Monte Carmelo, encontramos los primeros grupos agrarios.
A. Siria-Palestina: En esta zona se desarrollaron en esta época dos culturas:
˗ Natufiense (X-VIII milenio): Principal cultura mesolítica palestina, principio del es-
tadio agrícola. Enlaza con el Neolítico Precerámico A de Jericó (8000-7000 a.C.), ya
con murallas, recipientes en basalto y decoración en relieve. Vivían en cabañas circu-
lares de piedra.
˗ Thauniense (VIII milenio): Jericó fue destruida y en ella se establecieron nómadas,
con monumentos megalíticos, casas rectangulares con patio, figurillas fálicas y crá-
neos humanos en arcilla y conchas para simular los ojos. Es un período acerámico
(Neolítico Precerámico B). La cerámica apareció por primera vez hacia el 5500 a.C.
en Valle Yarmuk y Mureybet.
B. Asia Menor: La fase más antigua se desarrolla a mediados del VII milenio a.C. Ya a un
Neolítico Pleno pertenecen dos fases: Hacilar y Çatal-Hüyük.
˗ Hacilar: Las capas más bajas son acerámicas. Las cabañas son parecidas a las de Je-
ricó, pero también las hay rectangulares. Economía agrícola y algo de ganadería. Im-
portación de obsidiana, lo que indica que hubo comercio. Hay cráneos como las
tahunienses, enterrados a veces bajo el piso de las casas.
˗ Çatal-Hüyük (6500-5650 a.C.): Economía basada en la agricultura, ganadería, pesca
y caza. Los hábitats eran verdaderas metrópolis, sin murallas, con unas características
casas-colmena. Traían obsidiana, mármol y alabastro del Tauro. La alfarería se hacía
a mano. Conocían los sellos de arcilla como marcas de propiedad.
C. Kurdistán y Alto Djezireh: Notable nivel técnico, con cerámica muy fina y una gran ha-
bilidad para el trabajo de la obsidiana. Ya conocían el uso de metales como el cobre y el
plomo. El sitio neolítico más importante de esa zona fue:
˗ Jarmo (6750-6500 a.C.): Tumbas sin ofrendas, a veces con figurillas de la diosa-
madre y animales. Numerosas conchas de caracoles. Casas rectangulares con varias
habitaciones, de arcilla con techos de pajas y barro. Los muertos se enterraban fuera
del poblado. Traían obsidiana de Turquía. Aquí se encuentran los primeros estableci-
mientos urbanos, pudiendo ser el primer asentamiento agrícola conocido.
1.6. Protohistoria de Mesopotamia
El paso del Neolítico a la historia propiamente dicha es una época intermedia llamada Protohisto-
ria, durante la cual se pasa de pequeñas comunidades agrícolas y pastoriles a una sociedad más nu-
merosa, compleja, jerarquizada y ya con escritura. Es un proceso lento y progresivo, que a veces dura
varios milenios.
La civilización atribuida hasta ahora a los sumerios, parece que no es debida solamente a este
pueblo. Está compuesta de una serie de elementos, fusionados de forma coherente, y cada uno ha
aparecido en su momento, unos importados de fuera de Mesopotamia y otros de origen autóctono.
La protohistoria de Mesopotamia se divide en varios períodos, a los que se da el nombre del sitio
donde ese horizonte cultural fue descubierto por primera vez. Son seis, tres en el norte y otros tres en
el sur de Mesopotamia.
Norte
1) Hassuna (5800-5500 a.C.): Instalación definitiva en llanuras, con casas cada vez mayores y
mejor construidas. Cerámica pintada o incisa, con temas no figurativos. Guardaban el grano
en recipientes de arcilla cruda incrustados en el suelo, y se cocía el pan en hornos. Aún se uti-
lizaba el sílex. Enterraban a los niños bajo el suelo de la casa en jarras de arcilla, y a los adul-
tos, sin ceremonias, fuera del poblado. Hay figuras de arcilla en forma de mujer desnuda sen-
tada, husos de piedra y fusayolas de terracota.
2) Samarra (5600-5000 a.C.): Cerámica cada vez más bella, beige clara, poco rugosa, y deco-
rada con temas figurativos en rojo vivo u oscuro. Eran agricultores, pastores y cazadores, y
fueron los primeros en practicar una primitiva forma de irrigación, usando las crecidas del
Tigris. El centro del pueblo estaba defendido por un foso. Las casas tenían un plano regular y
se construían con ladrillos crudos con forma de cigarro. Hay vasos de mármol y sellos como
los del período Hassuna.
Los adultos eran enterrados bajo el suelo en posición fetal, con las prendas impregnadas de
betún, y a los niños se les enterraba en jarras o largos recipientes. En las sepulturas hay figu-
rillas de terracota, sobre todo femeninas, con los ojos de arcilla en forma de grano de café y el
cráneo alargado (parecidas a algunas de Ubaid). Tienen los ojos muy abiertos, incrustados de
nácar, y con grandes cejas de betún, parecidas a las sumerias. Es frecuente la cruz grande
gamada como motivo de decoración.
3) Tell-Halaf (5500-4500 a.C.): Esta cultura se extendía desde los Zagros al Mediterráneo. Tu-
vo gran importancia la obsidiana. Las calles están pavimentadas en algunos poblados, y se
encuentran edificios redondos y abovedados (tholoi), parecidos a las tumbas micénicas.
Las figuras de arcilla son diferentes, y las hay en forma de paloma y de mujer (sentadas, suje-
tándose los senos). La cerámica del período de Halaf es la más bella fabricada en Mesopota-
mia, y es sustituida hacia el 5000 a.C. por la de El-Obeid o Ubaid (El-Obeid es un montículo
o tell cercano a Ur).
Sur
a) El Obeid (5000-3750 a.C.)
El Obeid I o fase de Eridú: Ocupa los primeros niveles del zigurat, entre los que se
encuentran diecisiete templos. La cerámica es de excelente calidad. Los templos de
los niveles XI a VI contenían cerámica de El Obeid, y los más recientes (niveles V-I),
cerámica de las primeras fases del período de Uruk, reflejo de una continuidad cultu-
ral (El Obeid III-IV proviene de El Obeid II, que a su vez deriva de Ubaid I o Eridú).
Los templos de Eridú, con grandes ladrillos crudos unidos por mortero de arcilla, tie-
nen una larga cella rectangular, bordeada de pequeñas habitaciones, y están elevados
sobre una terraza a la que se accede por una escalera.
Esta cultura presenta diferencias en el norte y en el sur. En el norte del actual Irak, el
lugar más importante es Tepe Gawra, con templos en U parecidos a los de Eridú,
mientras que las figurillas siguen el estilo de Halaf, lo que parece indicar una intro-
ducción de esta cultura por gentes ubaidenses del sur.
El Obeid II: Pertenece al Neolítico Final, con cerámica marrón oscuro sobre fondo
verdoso, y progresos en el trabajo del metal. Mayor nivel de vida. En Eridú IV apare-
ce el típico templo tripartito sumerio. También se conocen la irrigación, la navegación
y practicaban el comercio. Los pueblos están dominados por el templo, con dominio
de los sacerdotes, que dirigen el culto, la economía y la administración. Se adora a los
primeros dioses que luego encontraremos en Sumer.
Para Frankfort y Speiser, los hombres de esta cultura son los primeros sumerios,
mientras que para Kramer aún son protosumerios. Los nuevos inventos (arado, carro
con ruedas) y el aumento de la natalidad y de la riqueza nos llevan al revolucionario
período de Uruk.
b) Uruk (3750-3150 a.C.): Aparecen los primeros establecimientos urbanos. Se trata de un pe-
ríodo Protourbano tardío. Utilizaban el ladrillo plano-convexo, y con ellos se construyeron las
murallas de Uruk (atribuidas a Gilgamesh). La cerámica es gris, a veces con decoración a
peine. Encontramos los cilindros-sello más antiguos, con la primera escritura (niveles V-IV,
sobre el 3300). En el nivel IV hay tabletas de arcilla con numerales convencionales (usando
el sistema sexagesimal), y diversos pictogramas.
Ya pueden llamarse ciudades a los establecimientos más grandes: Eridú, Ur, Lagash, con
templos de gran tamaño. Para Garelli, Uruk IV es ya sumerio.
c) Jemdet-Nasr (3150-2900 a.C.): Aparece ya la organización Templo-Palacio, y la función
real-sacerdotal van unidas. Gobernaba el señor (en) junto a los más ancianos. Sus dioses son
(Innana, futura Ishtar acadia), An (cielo) y Enlil. Es un período plenamente urbano, con el
Templo como centro económico. Hay intercambio de excedentes con Irán y Egipto. Conocían
el oro y la plata. Tenían obreros, es decir, había una jerarquización social. Usaban el cálculo y
la contabilidad para controlar la recaudación de tributos.
Cuando llegaron los sumerios (según los que opinan que vinieron de fuera, tras la fase de Jemdet-
Nasr), ya había una civilización muy desarrollada y unos elementos que formarán parte de la civili-
zación sumeria, como los dioses, la organización Templo-Palacio, etc.
Hay que analizar con cuidado el problema sumerio, y tener en cuenta la existencia, sobre todo en
la Baja Mesopotamia pre-sumeria, de elementos que serán típicos de la civilización sumeria poste-
rior, y todo ello sin olvidar también que, para algunos historiadores, los pobladores de Mesopotamia,
a partir de esta fase, ya son sumerios.
2. Sumer
2.1. Los sumerios. Situación geográfica
Los sumerios eran un pueblo de lengua aglutinante, primitivos habitantes del sur de Mesopota-
mia, pero se desconoce su origen. Sumer es el nombre de la parte sur de Mesopotamia, y su historia
antigua está reflejada en:
a) Los mitos y epopeyas sumerios (llegada a nuevas colonias, existencia de una edad de oro y
fundación de Eridú por el dios Enki).
b) La lista sumerio de los reyes de Nippur, desde Alulim hasta Ziusudra, precursor del Noé
bíblico.
En el sur de Mesopotamia se encuentran las ciudades sumerias de Uruk, Ur, Lagash, Umma, Su-
ruppak, Adab, Nippur, Eridú, etc. Sus dinastías lucharán por la hegemonía en la primera época sume-
ria (Protodinástica, Presargónica o Dinastía Arcaica).
2.1.2. Origen y etnia
Las diferentes teorías sobre el origen de los sumerios pueden resumirse en los puntos siguientes:
a) La primera defiende el origen autóctono de los sumerios, ya que numerosos elementos mate-
riales de su cultura (ladrillo crudo, muros decorados con frescos, vasos y estatuillas de piedra,
figurillas de arcilla, organización Templo-Palacio y los templos sobre terrazas) aparecen ya
entre los milenios VII-IV a.C., así como el parecido de elementos samarienses y ubadienses
con los típicamente sumerios posteriores.
b) Una segunda teoría propugna que los sumerios vinieron de fuera de Mesopotamia (alócto-
nonos), durante los períodos de El Obeid y Uruk o al final de la fase Uruk, dando lugar a la
época histórica o Protodinástica. Para algunos historiadores, su entrada fue una invasión vio-
lenta, y para otros se trató de una colonización pacífica.
En cualquier caso, lo cierto es que la cultura sumeria se componía de elementos autóctonos y fo-
ráneos, y que hay que tener en cuenta que todo intento de diferenciar a los sumerios como raza no
existe en el sentido antropológico.
La civilización del Indo: Mohejo-Daro y Harappa
Situación: Para los partidarios de que los sumerios venían de fuera de Mesopotamia, su posible
origen oriental está contado en los mitos, y entre ellos el del buen dios Enki, donde se cuenta que la
montaña sagrada estaba en el este. Una región llamada Tilmún, a la que hacen frecuente referencia
los textos sumerios, puede equivaler a la cuenca del Indo y no al archipiélago de las Bahrein, como
se creía hasta ahora. Hay también coincidencias entre el sumerio y las lenguas dravídicas del sur de
la India, y los hallazgos sumerios en Mohejo-Daro y Harappa parecen confirmar su origen en el
Este, donde la “civilización del Indo”, representada sobre todo por esas dos ciudades, es contempo-
ránea a la sumeria.
Ciudades: Las ciudades tienen estructura urbanística. Las aguas residuales eran recogidas por tu-
berías de cerámica. Los materiales de construcción eran ladrillos cocidos, usando también adobe y
barro. Estaban rodeadas por murallas.
Cerámica: Estaba fabricada con torno, y los adornos nos conectan con Occidente. Los sellos de
esteatita son aquí cuadrados, mientras que los mesopotámicos son redondos.
Cronología: Su cronología (2500-1500 a.C.) hace preguntarse por su origen y relacionarla con
los sumerios. Su origen está posiblemente en las regiones Beluchistán o Irán, y sus conocimientos
provienen de Mesopotamia o Egipto. Finalizó debido a la inmigración aria hacia el 1500 a.C.
Posibles vías de relación con la cultura sumeria: El camino intermedio entre ambas culturas
pude se a través de:
a) Turang-Tepe: al sur del Caspio, relacionada con el comercio de lapislázuli. Se ha descubier-
to un edificio con terraza de finales del III milenio a.C., parecido a un zigurat.
b) Altin Tepe: también de finales del III milenio a.C., con un edificio de terraza escalonada,
muy parecido a un zigurat.
c) Mudigak: en el sur de Afganistán, del mismo período que las anteriores. Se ha encontrado un
edificio de ladrillos que pudiera ser un templo o un palacio.
Tras el conocimiento y excavación de estos lugares intermedios, se concluye que tanto pudieron
ser centros de difusión de la cultura sumeria hacia el este como al contrario, aunque la relación con
los comerciantes de lapislázuli es innegable.
Por tanto, en relación con el origen de los sumerios, puede resumirse que:
a) Existen varias teorías.
b) El estado actual de las investigaciones no permite afirmar ni negar ninguna de las mismas.
c) Últimamente, la teoría más aceptada es que eran autóctonos y estuvieron presentes en Meso-
potamia desde el Paleolítico Superior o el Neolítico, y su civilización es el resultado de la
mezcla de elementos autóctonos y foráneos.
2.3. Periodización de la historia sumeria
2.3.1. Diversidad de pueblos
La civilización sumeria es la primera que nos encontramos en un momento histórico en el sur de
Mesopotamia (Protodinástico, Dinástico Arcaico o Presargónico), y comienza hacia el 2900 a.C. Esta
zona, a la que conocemos como Sumer, se llamará con el tiempo Babilonia, a partir de la época de
Hammurabi (1792-1750 a.C.).
En Mesopotamia han tenido lugar diferentes épocas de predominio de los diversos pueblos que se
asentaron en ella, en ocasiones sólo diferenciables por su posición geográfica y su lengua, ya que a
veces los que predominan son los sumerios (lengua aglutinante) y otras los acadios (lengua semita,
aunque también son semitas los asirios, los amoritas, etc.).
Todo se complica aún más si tenemos en cuenta que estas gentes diferentes, que en un momento
determinado formaron un “imperio”, no tenían unos límites geográficos fijos, al no existir fronteras
naturales que permitan diferenciarlos claramente.
c) Guti (o qutu): destronan al último rey acadio, y más al sur, permiten la hegemonía de ciuda-
des como Lagash.
d) Renacimiento sumerio: predominio de ciudades como Lagash y Uruk, y III Dinastía de Ur,
que unifica política y culturalmente toda Mesopotamia (Sumer y Akkad).
e) Época Paleobabilónica: las tribus nómadas destruyen el poder centralizado, y se distinguen
dos períodos en Babilonia: apogeo de las ciudades de Isin y Larsa, comienzo de la I Dinastía
o Imperio Paleobabilónico (una dinastía de los amoritas, semitas nómadas hasta hacia poco
tiempo), y en el norte encontramos a los Asirios (semitas a los que al hacerse sedentarios se
dará el nombre de su capital, Assur). En Asia Menor, sobre el pueblo Hatti o protohitita, inci-
de la invasión europea de los hititas, que hacia el siglo XV a.C. acaban con esta I Dinastía de
Babilonia y formarán la III Dinastía (tras el breve paréntesis de la II Dinastía).
A partir de aquí, aunque la cultura sumeria (ya sumerio-acadia) sobrevive en Babilonia y Asiria,
el poder de Sumer desaparece para siempre. La lengua acadia de caracteres cuneiformes (sumerios),
y a veces la sumeria, continuarán usándose durante un milenio, hasta ser sustituida por el arameo.
2.3.4. La época dinástica arcaica, sumeria protodinastica o presargónica (2900-2334 a.C.)
Es una cultura que se extiende desde los últimos períodos primitivos de Uruk y Jemdet-Nasr, has-
ta el comienzo del Imperio Acadio. Se subdivide en tres períodos:
a) Dinástico Arcaico I (2900-2750 a.C.): de fines de la época primitiva hasta la aparición de
las tablillas arcaicas de Ur.
b) Dinástico Arcaico II (2750-2600 a.C.): coincidiendo con la aparición de las murallas en las
ciudades mesopotámicas.
c) Dinástico Arcaico III (2600-2334 a.C.): se pueden distinguir dos épocas: A (2600-2500
a.C.) y B (2500-2334 a.C.)
En esta época reinan las más antiguas dinastías en las diferentes ciudades de Sumer, y pese a ser
un tiempo de auge y prosperidad, la característica principal es la lucha de estas ciudades por el pre-
dominio político en la región. Por ello, no podemos hablar de un imperio sumerio, sino de las sucesi-
vas hegemonías de las diferentes ciudades.
2.3.5. Primeros datos sumerios
Según la Lista Real sumeria descubierta en Nippur, la realeza descendió del cielo en la ciudad de
Eridú, y continuó en un largo número de reyes y Dinastías en las diferentes ciudades-estado.
Después de un período de 64.800 años, durante los cuales sólo reinan dos reyes, la monarquía se
traspasa a Bab-tibira, donde tres reyes gobiernan durante 108.000 años. Uno de ellos se llamaba Du-
muzi, que en el período acadio fue una divinidad-árbol, prototipo de Tammuz-Adonis, pasando luego
la monarquía a las ciudades de Larak, Sippar y Shuruppak.
Todo este período dura 241.200 años, y recuerda la longevidad de los primeros hombres relatada
en el Antiguo Testamento. También semejante al Antiguo Testamento es la mención del Diluvio que
hace la Lista de Nippur, que contenía el “Poema de Gilgamesh”, en la que se cuenta cómo sólo unos
pocos seres, la familia y parientes de Utnapishtim, y la “simiente de las cosas vivas” se salvaron en
una especie de barco de una terrible inundación. Este hecho es interpretado por los historiadores co-
mo el fin del dominio de la ciudad de Shuruppak.
Después de esta inundación comienza la supremacía de la ciudad de Kish, cuya Iª Dinastía ya es
histórica.
2.4. Las primeras dinastías sumerias. Supremacía de las diferentes ciudades
El primer rey sumerio conocido históricamente es Mebaragesi de Kish (2700 a.C., ya en Dinásti-
co Arcaico II). Suponemos que han existido los 21 reyes que le precedieron en Kish y sus contempo-
ráneos, los cuatro reyes de Uruk antecesores de Gilgamesh, ya que los cita la lista real sumeria, aun-
que no hay prueba histórica de su existencia, pues del Dinástico Arcaico I tan sólo hay información
arqueológica (para el conocimiento de este período es importante el archivo descubierto en la ciudad
de Ebla y hallazgos en otras ciudades).
En esta época, las ciudades mesopotámicas están rodeadas de murallas, a veces dobles, debido a
las luchas entre los principados sumerios y tal vez contra invasores extranjeros.
La cultura sumeria prolonga la cultura de Uruk y Jemdet Nasr, aunque con algunas diferencias:
a) Aparición en el sur, durante el Dinástico Arcaico II, del ladrillo de forma plano-convexa.
b) Desaparición del clásico templo de planta tripartita, reemplazados por el santuario con patio
central y rodeado de numerosas habitaciones. A veces tiene planta oval. Desaparecen a fina-
les del Dinástico Arcaico.
c) Esculturas muy desiguales, que suelen representar a adoradores, vestidos con falda de me-
chones de lana los hombres y con una especie de sari las mujeres. Sus ojos tienen también
forma de concha y lapislázuli, rodeados de betún.
d) Arte de gran belleza, como lo prueban las joyas y adornos de la necrópolis real de Ur.
Como características principales de este período cabe destacar:
a) Sumer no es una ciudad, sino una región, con muchas ciudades-estado rivales que luchaban
por la hegemonía.
b) El centro religioso principal era Nippur, principal santuario del dios Enlil. Todas las ciudades
quieren dominar Nippur por prestigio.
2.4.1. Acontecimientos políticos de esta época
Supremacía: Ciudad-estado de Kish: Dominio de las rutas comerciales entre la Alta y la Baja Me-
sopotamia. Su primer rey es Mebaragesi, hacia el 2700 a.C. (ya en el Dinástico Arcaico II). Le si-
guen dos reyes más, tras los que reinó Mesilim hacia el 2550 a.C. (ya en el Dinástico Arcaico III),
último rey de esta Iª Dinastía de Kish, que fue árbitro en las disputas fronterizas entre Lagash y Um-
ma.
Supremacía: Ciudad-estado de Uruk: En la Iª Dinastía reinan Meskiangasher, Enmekar, Lugal-
banda, Dumuzi y Gilgamesh (2700 a.C.), contemporáneo de Mebaragesi de Kish (Dinástico Arcaico
II). Le suceden seis reyes más (hasta mediados del Dinástico Arcaico III), coincidiendo su final con
la Iª Dinastía de Ur.
La IIª Dinastía estaba formada por tres reyes de difícil nombre.
El único rey de la IIIª Dinastía de esta ciudad es Lugalzagesi (2340-2316 a.C.). Fue destronado por
Sargon I de Akkad.
Supremacía: Ciudad-estado de Ur: Las tumbas reales de la necrópolis de Ur son posteriores a las
tablillas arcaicas de Ur, anteriores a su vez a Mebaragesi de Kish. Se mencionan nombres de reyes
como Meskalamdug y Akalamdug (2600 a.C.) y la reina Pu’Abi, enterrados todos ellos junto con
carros, caballos y siervos en la necrópolis real.
La Iª Dinastía comienza con Mesannepadda (2560-2525 a.C.), que pretendió dominar todo Su-
mer. Sus sucesores son Annepadda (2525-2485 a.C.), Meskiagnunna, Elili y Balili.
La IIª Dinastía la forman cuatro reyes desconocidos.
De la IIIª Dinastía hablaremos más adelante.
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Artes Plásticas: Fuertes diferencias regionales. Destacan las estatuas de formas cilíndricas, con
ojos exorbitados y pesadas pelucas.
Economía: Era un pueblo de agricultores y comerciantes. Tenían gran conocimiento del trabajo
de los metales, en especial del cobre y oro.
Escritura: Los semitas mesopotámicos conservan su lengua para uso litúrgico y científico hasta
un siglo antes de la era cristiana. Estaba escrita en caracteres cuneiformes, siendo la última inscrip-
ción cuneiforme babilonia conocida del año 7 a.C.
Ciencias: Se desarrollaron pronto, sobre todo Astrología, Matemáticas y Geometría. Los siste-
mas numerales eran el decimal y el sexagesimal, aunque el cero no se conoció hasta la época Seleú-
cida (siglo III a.C.). En las escuelas enseñaron la elevación a potencias, extracción de raíces y ecua-
ciones de primer y segundo grado. La Geometría se usaba para el cálculo de superficies y volúmenes,
y ya se conocían los principios de Euclides y el teorema de Pitágoras.
El estudio de la Astronomía era exclusivo de la clase sacerdotal, siendo Hammurabi el primero
que intentó realizar un calendario. Medían el tiempo con relojes de agua. Diferenciaban estrellas y
planetas, y constataron las órbitas solar y lunar. Desde el siglo XIII a.C. se conoce el Zodíaco. Esta
ciencia alcanzó su punto culminante en la época de los Seleúcidas.
Los conocimientos geográficos crecieron con las numerosas campañas de los reyes. Alcanzó
también gran nivel la medicina, y sus médicos practicaban la cirugía, conocían las enfermedades
contagiosas y tenían listas de recetas farmacológicas.
2.5.4. Los textos sumerios
A partir de las excavaciones de Tell Abu Salabikh se comprobó que los primeros documentos
sumerios no valían tan sólo para fines prácticos, ya que:
a) Se encuentran los escritos más antiguos conocidos (de la primera mitad del III milenio a.C.)
b) Se trata, sobre todo, de textos literarios y didácticos, siendo los económicos sólo una pequeña
parte.
c) Hay poemas ochocientos años más antiguos que los himnos paleobabilónicos.
d) Hay himnos menores que mencionan al dios Enlil, a la ciudad de Nippur y al templo de Du-
ramki.
e) Se conoce una versión de las “instrucciones de Shuruppak”, de tipo dialéctico.
f) Hay una tablilla con refranes.
g) Los escribas llevan nombres semitas ya hacia el 2600 a.C.
h) No se han encontrado documentos jurídicos.
Por tanto, en los siglos XXVI-XXVII a.C. se redactaban textos sumerios tanto literarios como
administrativos y económicos. También se daba una coexistencia de los pueblos sumerios y semita,
así como bilingüismo. Todo ello nos indica que hay que tener en cuenta una mayor penetración y
fuerza semita en época anterior a su hegemonía, conseguida más tarde por la dinastía semita de Sar-
gon I de Akkad, aunque seguirán teniendo una sociedad, cultura y economía sumerias. Sólo habrá
decadencia sumeria en la política, tendiendo hacia una “cultura sumerio-acadia”.
2.6. La religión de Sumer
2.6.1. Caracteres generales de la religión mesopotámica
Los rasgos más importantes de la religión sumeria son los siguientes:
a) Los sumerios eran politeístas, con divinidades concebidas antropomórficamente, cercanas a
los hombres en su actividad diaria. Fue una religión que evolucionó a lo largo del desarrollo
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histórico, con diferentes concepciones cosmogónicas y teológicas que dieron lugar a distintas
tradiciones.
b) Había una íntima relación entre religión y poder político, que descansaba en la concepción de
ciudad-estado, cuya cabeza visible era el En (rey-sacerdote).
c) El hombre mesopotámico temía a la divinidad.
d) Tenían el concepto de premio (por buenas acciones) y castigo (faltas contra los dioses).
e) Preocupación por el tema de la fertilidad.
f) Los temas religiosos eran simples, pero con hondo espíritu mítico.
Principales dioses sumerios
Los principales dioses eran:
a) An: dios supremo de la cosmogonía sumeria. Era el dios del cielo, con un gran templo en
Uruk.
b) Enlil: dios del viento. Era el dios bueno por excelencia. Su centro de culto fue Nippur, capital
religiosa de toda Mesopotamia y posible centro de una antigua anfictionía.
c) Enki: dios del agua, la sabiduría y la magia.
d) Ninhursag o Ninmah: era la antigua Ki o Nintu, diosa de la tierra, esposa de Enki y madre de
Marduk.
e) Inanna (en acadio Ishtar): amada de An, era también diosa del cielo. Era la diosa titular de
Uruk, dando a esta ciudad “leyes divinas”.
f) Nanshe: diosa de Lagash. Personificaba los aspectos de la vida diaria, la lucha y la procrea-
ción.
g) Nergal: junto a su esposa Ereshkigal, eran dioses del Mundo Inferior.
h) Dumuzi: dios de la fertilidad agrícola (en acadio Tammuzu), de culto extendido por todo
Oriente.
i) Nanna: dios de la luna (en acadio Sin), hijo de Enlil. Con su esposa Ningal procreó a Utu,
dios del Sol (en acadio Shamash).
Había también dos grandes grupos de dioses: los Anunnaki, dioses de la tierra y el cielo, y los
Igigi, dioses de los infiernos. Hubo culto a los demonios buenos y malos (los más temidos eran los
“siete malvados”, frente a los que estaban los “siete sabios”).
En el origen de sus concepciones religiosas, los sumerios tenían siempre la fuerza eternamente
generadora personificada en la Diosa-Madre, a cuyo culto se unió luego el dios masculino de la natu-
raleza generadora, subordinado a la diosa, con profundas raíces que se remontan incluso al Paleolíti-
co.
La transmisión de las ideas religiosas era obra del Dubsar, escriba que copiaba y transmitía los
textos religiosos, y del Nar, trovador ambulante que los narraba.
2.6.3. La religión sumeria, precursora de otras religiones posteriores
Los sumerios fueron precursores de muchas concepciones religiosas, cosmogónicas y míticas
posteriormente recogidas en el Antiguo Testamento, como la creación, la separación de las aguas
primordiales, la formación del hombre con arcilla y la idea del Paraíso.
Desde que se descubrió la tableta XI de la epopeya babilónica de Gilgamesh, se sabía que el Di-
luvio no era creación hebrea. Después se supo que el mito babilónico era sumerio por un fragmento
de tablilla de Nippur.
También la idea de la resurrección, atribuida a tantos dioses, aparece en Sumer por primera vez
(vuelta a la vida de la diosa Inanna).
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Asiria: Las Leyes Paleoasirias más antiguas son las Leyes Capadocias del Karum de Kanish (si-
glo XIX a.C.). Hay también Leyes mesoasirias (siglos XIV-XII a.C.), que constan fundamentalmente
de:
a) Actas: tablillas de Tiglat-Pileser I (final del siglo XII a.C.).
b) Leyes neoasirias de época sargónica.
Ebla: Se conocen textos jurídicos, pero no hay Códigos.
Shemshara y Nuzi: Textos hurritas en acadio, con derecho babilónico y asirio.
Ugarit: Demuestra la extensión del derecho mesopotámico a las costas mediterráneas (siglos XVI-
XIV a.C.).
Hatti: Dos series de leyes que forman el tratado jurídico más extenso de la antigüedad, después del
Hammurabi.
Elam: Textos de Susa y Khukhur, con caracteres cuneiformes acadios por influencia babilónica.
Israel: Legislación mosaica recogida en el “Pentateuco” (Torah), que comprende el Decálogo ético,
el Código de la alianza, el Decálogo ritual, el Código deuteronómico, el Código de santidad y el Có-
digo sacerdotal.
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Sharkalisharri (2217-2193 a.C.) y el fin del Imperio de Akkad: Fue el último rey de esta di-
nastía, con el que se dieron una serie de nuevas circunstancias:
a) Ya no se llama “rey de las cuatro regiones”, sino sólo “rey de Akkad”.
b) Uruk intentó independizarse (tal vez lo consiguió).
c) Elam se independizó, cambiando la lengua acadia por la elamita.
d) Independencia de los amoritas, semitas occidentales, aún seminómadas en el noroeste.
e) Continuó la amenaza de los guti o qutu, que terminarían finalmente con el Imperio Acadio,
junto a otros factores.
1.4. La obra de dinastía de Akkad
La riqueza: La constitución y organización del Imperio Acadio tuvo un móvil económico, ade-
más del poder y la gloria que la riqueza traía consigo. Esta riqueza se obtuvo:
a) Por los botines de guerra.
b) Por los impuestos.
c) Por el monopolio de los bienes de consumo más importantes (maderas, piedras para la cons-
trucción y metales).
d) Por el control de las rutas comerciales desde Siria a Mari.
Esta riqueza acabó por destruir el Imperio, ya que atrajo a los nómadas y pueblos más pobres, que
buscaban enriquecerse con el pillaje.
La lengua: El imperio Acadio, a pesar de su corta duración, marcó una impronta indeleble en el
Próximo Oriente. La lengua acadia se convirtió en lengua franca, y aún los elamitas y hurritas, tras su
independencia, conservaron la escritura cuneiforme para su propia lengua.
1.5. Organización del estado acadio
La monarquía acadia fue una monarquía absoluta, lo que constituyó una innovación. El Rey go-
bernaba sólo, ayudado por lugartenientes o ensis. Había también una modificación de las relaciones
sociales, lo que producía una distinción de clases según la riqueza.
Rey: El rey tenía poder absoluto, y a veces se le rendía culto. Era el único señor de todos los te-
rritorios.
Lugartenientes: Los lugartenientes de la familia real eran tanto hombres (ocupaban el cargo de
ensi o gobernador) como mujeres (grandes sacerdotisas).
Funcionarios: Existían también gran cantidad de funcionarios dependientes del rey: administra-
dores civiles y militares, escribas, contables, transportistas, inspectores, artesanos, etc. Eran pagados
con la concesión de bienes de consumo o tierras cultivables en usufructo.
1.6. La cultura acadia
Hay escasez de textos que permitan conocer la cultura de este pueblo, aunque son de gran cali-
dad, y sustituyen el rigor y el hieratismo sumerios por la fantasía, la movilidad y el realismo.
Tuvo gran importancia la lengua acadia (semítica), escrita en cuneiforme sumerio, con diferen-
cias regionales:
a) Mesopotamia Norte: pocas inscripciones sumerias. Si se usaba el sumerio se escribía al lado
la traducción acadia.
b) Mesopotamia Sur: se utilizaba el acadio, y aún se usaba el sumerio, que será relegado des-
pués a lengua litúrgica, quedando como lengua culta.
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Divinidades secundarias
Hay divinidades secundarias, como:
a) Dioses de la naturaleza.
b) Dioses de la guerra.
c) Dioses de los ríos, aguas y fuentes.
d) Dioses de la fertilidad, del ganado, de la actividad intelectual, que se convierten en dioses
cósmicos que regulan el universo, y en seres morales que mantienen el orden social y el res-
peto al derecho.
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Espíritus y demonios
Hay un buen número de espíritus y demonios, buenos y malos, que acompañan al hombre toda su
vida para premiarle o castigarle.
Nuevas divinidades
Aportaron nuevos dioses:
a) Ninurta: dios de las crecidas, de la guerra y de la caza.
b) Gula: la gran curandera, esposa de Ninurta.
c) Adad: dios del tiempo meteorológico, encargado de desencadenar el diluvio.
d) Ea: dios del agua dulce y del océano, en cuyas profundidades tuvo su morada (Apsu). Era el
Enki sumerio.
e) Dagan: dios del tiempo, con rasgos a veces de dios infernal. Era una divinidad del Éufrates
medio.
f) Abu: dios de la vegetación, que en época neosumeria fue dios personal del rey Gudea de La-
gash.
El Más Allá o Mundo Subterráneo
Como último eslabón está el Más Allá o Mundo Subterráneo, situado bajo el abismo del Apsu.
Era la casa de donde no se podía volver a salir, el lugar eterno reservado a los hombres y reino go-
bernado por importantes divinidades.
1.7.2 Los mitos acadios
Características
En general, podemos decir que los mitos acadios:
a) Son reelaboración de mitos sumerios preexistentes, adaptándolos a su ámbito cultural. Tam-
bién hay creación de mitos nuevos (como el de la Ascensión).
b) Son más prosaicos y extensos que sus prototipos sumerios.
c) Tienen mayor longitud, lo que se refleja en los dos grandes poemas de este momento: el
Enuma Elish y el de Gilgamesh.
d) Pierden variedad conceptual y tienden a la abstracción y jerarquización, prueba de un nuevo
orden de las cosas.
e) Sus narraciones contienen grandes recursos literarios.
Por un carácter nacionalista, se tiende a ajustar las creencias religiosas a las pautas dictadas por
las escuelas teológicas oficiales.
A veces la religión se confundía con la magia y la medicina. El mito del árbol de Eridú es un sor-
tilegio acadio de tipo médico. La ciudad de Eridú juega un gran papel en las fórmulas mágicas meso-
potámicas, ya que en ella residía Ea, el dios mago titular de la sabiduría. También nos han llegado
amuletos, conjuros y un encantamiento acadio contra el dolor de muelas.
Temática
Se da una incidencia del nuevo panorama político en el contenido temático de los mitos, con al-
gunos rasgos diferenciadores:
a) Menor interés por cuestiones de fertilidad.
b) Menor interés por problemas cósmicos.
c) Interés creciente por cuestiones de la realeza (mito de Erra), de la relación entre rey y divini-
zación personal (Gilgamesh, Sargón) y por la organización del mundo mesopotámico en
torno a una ciudad y a un dios supremo nacional (Enuma elish o Poema de la Creación).
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Al desaparecer los últimos reyes de Akkad reinaba en Lagash el rey Ur-Baba, al que sucedieron sus
tres yernos, siendo el último Gudea. Marcan el apogeo de Lagash, y son contemporáneos de los últi-
mos reyes guti o qutu (no sería de extrañar que estos reyes fuesen qutus).
Las esculturas de esta época son excelentes, sobre todo las del rey Gudea, de diorita, formando parte
de los templos que edificó en Lagash (desconocidos), así como en otras ciudades. También construyó
canales, presas para riego y otras para saneamiento de pantanos.
Comercio
Estas construcciones y sus ricos materiales nos hablan del importante comercio de la época en La-
gash y de la seguridad de los transportes. Expediciones a Elam les proporcionaban prisioneros de
guerra como esclavos.
Características
Tras la II dinastía, Lagash pasó a ser vasalla de Ur III, hasta independizarse nuevamente en el 2023
a.C.
Las fuentes principales para su estudio son los archivos de Drehem, Ur Nippur, Girsu y Umma.
Recogió la herencia de Uthuhegal de Uruk (que expulsó a los guti), y se trasladó a Ur, comenzando
con él la III Dinastía de esta ciudad.
Restauró las ciudades, construyó murallas, reconstruyó los santuarios en ruinas, abrió canales para el
desarrollo de la agricultura y el comerció y promulgó el primer Código de Justicia conocido para
regular las relaciones económicas, precedente del Código de Hammurabi.
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Hijo de Ur-Nammu, su reino y el de su hijo Amarsuen o Amar-Sin constituyen el apogeo del Imperio
de Ur III.
En política interior restauró santuarios, reformó los pesos y medidas introduciendo el gur real, reor-
ganizó el ejército creando un cuerpo de arqueros y se hizo divinizar siguiendo el ejemplo de Narâm-
Sin. También tomó el título de “rey de las cuatro regiones”.
En política exterior había peligro por la presión elamita, resuelto en el plano diplomático al casar a su
hija con el Ensi de Anshan. Durante su reinado se extendió la efervescencia a todo el actual Kurdis-
tán, y murió sin poder asegurar la victoria sobre los rebeldes.
Hijo de Shulgi, destruyó Arbelas, tras lo que hubo un período de paz hasta el reinado de Ibbi-Sin.
Último rey de la III Dinastía de Ur. Tras él hay una penetración de nómadas amoritas, y después de
desmembrarse el Imperio de Ur III se fundaron estados en Isin, Larsa y Babilonia (Época Paleobabi-
lónica).
1.2.1. Territorios del Imperio de la III Dinastía de Ur
El este era tan extenso como el Imperio Acadio, incluyendo parte de Mesopotamia y Transtigrinia
hasta Elam y Susa. Sólo Simash conservó su autonomía, pilar de la oposición antisumeria.
En el oeste, los reinos de Ebla, Tuttul y Biblos reconocían la autoridad de Ur III, al menos durante el
reinado de Amarsuen.
1.2.2. La organización del Imperio de Ur III
El rey
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b) Shagin: funcionarios con poder militar, aunque en circunstancias locales también tenían otras
funciones, como en Mari (dirección de trabajos agrícolas y comunales).
En general, no había distinción absoluta entre poderes civiles y militares, y a veces había colabora-
ción entre Ensi y Shagin para alguna misión.
Funcionarios subalternos
Estos funcionarios vivían de lotes de tierra concedidos por el palacio a los templos, ya que subsistía
la división tripartita de la tierra. También recibían raciones según su rango.
1.2.3. La cultura en el Imperio de Ur III
Características
Conocemos los Servicios Reales de Registros, gracias a los cuales sabemos que la economía estaba
basada en el dinero (aún no existía la moneda), y también se usaba el canje.
Parece que no había propiedad privada de las tierras, aunque sí debían serlo los jardines y terrenos
lindantes a los inmuebles.
El Estado se encargaba en gran parte del aprovisionamiento de los templos, lo que representaba una
carga enorme. Los salarios de los funcionarios consistían en raciones en especie. El Templo estaba
separado del Palacio, con circuitos económicos diferentes.
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Industria
Estaba organizada por el Estado. Había talleres alrededor de las ciudades, con mano de obra femeni-
na, vigilados por policía. Los jefes de equipo eran intendentes.
Los principales talleres eran de tejedores, curtidores, grabadores, orfebres, cesteros, fundidores y
carpinteros.
Clases sociales
a) Orden social
La condición social de estas personas era diferente, según tuvieran o no estatuto jurídico.
Libres (con estatuto jurídico):
Personas acomodadas: incluyendo a grandes comerciantes o damgar, también funciona-
rios, intermediarios en el comercio.
Mashda o Mushkenum: pueblo con derechos inferiores. Sujetos a la tierra, se vendían
con ella. Tenían hijos libres y podían casarse libremente.
Sin estatuto jurídico:
Eren (tropa): tropas asignadas por el Palacio o los Templos a las ocupaciones más diver-
sas. Dependían de un shagin o de un ensi, y no podían desplazarse a voluntad.
Esclavos: personas que perdían su libertad, como los condenados, los que se vendían
como esclavos y los hijos de esclavos.
Clase intermedia de semilibres: como los ir o los geme (criados). Podían ser del campo
o de la casa, con personalidad jurídica. Podían casarse con personas libres y poseer bie-
nes.
Verdaderos esclavos: eran casi siempre extranjeros, prisioneros de guerra o los tomados
como botín durante expediciones.
1.2.4. Fin de la hegemonía de la III Dinastía de Ur
Los hijos de Amarsuen fueron retirados del trono, y su hermano Ibbi-Sin fue coronado en las tres
principales ciudades del reino:
a) Nippur: capital religiosa.
b) Uruk: cuna de la dinastía.
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En la última época, los reyes de Ur encontraron dificultades. Los nómadas amoritas (martu) inte-
rrumpieron las comunicaciones y produjeron destrozos en las cosechas, con lo que subieron los pre-
cios y hubo una época de hambre.
Ibbi-Sin fortificó Ur y Nippur, entregando el mando de las regiones amenazadas a Ishbi-Erra, oficial
de Mari, que se hizo independiente en la ciudad de Isin (2027 a.C.). A partir del 2009 a.C., el Impe-
rio de la III Dinastía de Ur puede considerarse dividido en dos.
En el 2004 a.C. tuvo lugar la caída del Imperio por las presiones unidas de:
a) Los amoritas por el oeste (más tarde se establecerán en Babilonia como I Dinastía, dando lu-
gar a profundos cambios en la región).
b) Los elamitas por el este, cuya capital era Susa (formarán el Imperio Meda y el Imperio Per-
sa).
c) Los su (¿Susianos?).
1.2.5. La ciudad de Ur
En este tiempo, Ur estaba formada por calles estrechas e irregulares, agrupadas en torno a un zigurat
de tres pisos, en cuya cima la capilla divina dominaba la ciudad y el Palacio Real.
No existían pavimentos ni alcantarillas. El transporte se hacía con asnos o porteadores. Las casas
tenían habitaciones alrededor de un patio central con impluvium (prototipo de las posteriores vivien-
das griegas y romanas).
En la misma época, en Harappa y Mohenjo-Daro (civilización del Indo) había alcantarillas en las
calles y piscinas y baños públicos y privados.
2. Situación en Próximo Oriente a finales del III milenio y principios del II
2.1. Ebla
Reino situado entre Alepo y Hama (norte de Siria), formado hacia mediados del III milenio a.C. y
destruida hacia el 1600 a.C. por los hititas. Extendió su poder hasta Kanish, Karkemish, Harran y
Mari.
2.1.2. Épocas
a) Esplendor entre los años 2550-2400 a.C. (Dinástico Arcaico III). Los dirigentes llevaban el
nombre de En-Malik y sus esposas el de Maliktum. Existía un Consejo de Ancianos (Abbu),
encargado de elegir al rey, cuyo reinado duraba siete años (reinado temporal). El primer ofi-
cial de la administración era el Adanum. Había catorce gobernadores (lugal o diku): dos para
Ebla y doce para el resto de ciudades. La mujer tenía la misma importancia que el hombre, y
los reyes pagaban impuestos. Tal vez la monarquía era hereditaria por vía materna (matrili-
neal).
b) Se mantiene su poder a inicios del II milenio (2000-1800 a.C.), aunque la derrota ante
Narâm-Sin mermó su poder político.
c) Conservó su importancia hasta el siglo XVII a.C.
d) Desde el siglo XV a.C. no existió ningún documento. Son importantes los dos archivos de la
ciudad, por los que se ha podido saber que en la época paleoacadia, Ebla dominaba Mari, y
después fue dominada por los acadios. Su lengua (el eblateo) era semita, escrita con caracte-
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res cuneiformes sumerios. Ya en la segunda mitad del III milenio a.C., los semitas estaban
mucho más allá de las regiones de los ríos Khabur y Éufrates medio.
2.1.3. Sociedad
Los reyes de la I Dinastía fueron los auténticos sucesores de Ur III. Al desmembrarse la III Dinastía,
parte de la herencia la recogió Ishbi-Erra (2017-1985 a.C.), acadio (semita). Este rey:
a) Logró hacerse con Nippur, lo que le proporcionó riquezas.
b) Su reino fue la restauración de la política y la tradición sumerio-acadia. Se copian y transmi-
ten casi todas las obras literarias sumerias que se conservan.
Le sucede Shu-Ilishu (1984-1975 a.C.), y a éste Iddin-Dagan (1974-1954 a.C.), de tranquilo reinado,
aunque Lagash y Larsa escaparon a su poder. A este monarca le sucedieron Ishme-Dagan (1953-
1935 a.C.) y Lipit-Ishtar (1934-1924 a.C.), con el que se extinguió la dinastía, siendo reemplazado
por el usurpador Ur-Ninurta (1923-1896 a.C.), al que venció Abi-Sare de Larsa (1896 a.C.).
Su importancia comienza hacia 1930 a.C. Su soberano Gungu-Num (1932-1906 a.C.) extendió su
reino hasta Diyala, tomó Elam, Ur y Uruk y se estableció como soberano de Sumer y Akkad. A Ur
venían las riquezas del Golfo Pérsico: piedras preciosas, marfil, maderas, metales preciosos, estaño y
cobre.
En esta época hubo un cambio importante. El comercio estaba en manos de comerciantes privados.
El Estado cobraba impuestos sobre las mercancías, vigilando así mismo el desarrollo de la agricultu-
ra, construcción de canales, fortificaciones, etc.
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Abi-Sare (1905-1895 a.C.) y Sumu-El (1894-1866 a.C.) continuaron la obra de sus predecesores en
comercio y agricultura. Los últimos reyes fueron Warad-Sin (1834-1823 a.C.) y Rim-Sin (1822-1763
a.C.), tras cuyo reinado hubo un desmenuzamiento político:
a) Abandono de las estructuras heredadas de Ur III.
b) Secularización de las propiedades eclesiásticas.
c) Uruk se hizo independiente.
El reino de Larsa pasará a formar parte, tras ser conquistado por Hammurabi, del reino babilónico.
2.4. Mari
Fue una importante ciudad-estado tras la independencia de Ebla, y una de las ciudades más importan-
tes de la economía de finales del siglo XIX a.C.
Sus reyes amoritas fueron Iahdun-Lim, Iasmad-Adad (1810-1781 a.C.) y Zimri-Lim (1780-1759),
que mantuvieron una compleja actividad comercial en todo el Golfo Pérsico, comerciando con toda
clase de mercancía.
Mari resistió muchas incursiones asirias y amoritas, y fue un anticipo de las ciudades griegas de Asia
Menor. Fue destruida por Hammurabi, y su territorio entró a formar parte del reino amorita de Babi-
lonia.
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Este período puede dividirse a su vez en dos subperíodos claramente diferenciados y separados por la
invasión de los nómadas martu o amoritas:
a) Apogeo de Isin y Larsa.
b) Imperio Paleobabilónico, o gobierno de la I Dinastía amorita.
Babilonia (nombre griego) es, a la vez, el nombre de una ciudad (Ka-dingir-ra en sumerio y Babilim
en acadio) y el de una región. La ciudad aparece ya en los textos de Ur III gobernada por un ensi. Por
extensión se da el nombre de Babilonia a toda Mesopotamia Sur, dividida en dos regiones: Sumer al
sur y Akkad al norte.
La época paleobabilónica abarca desde el fin de Ur III (2004 a.C.) y la toma de Babilonia por los
hititas (1595 a.C.). La etapa anterior a la hegemonía de Babilonia duró 200 años y se caracterizó por
la lucha de las ciudades de Isin y Larsa para dominar Mesopotamia.
En la Alta Mesopotamia fue característica la lucha entre las ciudades de Eshnunna, Mari y Assur por
el dominio de las rutas comerciales.
Tras las hegemonías de Isin y Larsa comenzó la importancia de Babilonia. Bajo Ur III estaba admi-
nistrada por un ensi. Con Sumu-Abum (1894-1881 a.C.), príncipe amorita, se hizo principado inde-
pendiente, y de ella dependían las ciudades de Sippar, Dilbat y Kazallu. Con su sucesor Sumulael
(1880-1845 a.C.), la propiedad privada de las tierras fue un hecho consumado en Babilonia.
Con la dinastía amorita (de lengua semítica occidental), la figura del rey se empieza a precisar, y el
reino se extendió hacia el Diyala, aunque no puede hablarse de un verdadero dominio babilonio so-
bre estas regiones, ya que hay también predominio de Larsa, donde se produjeron cambios dinásti-
cos, subiendo al trono Warad-Sin (1834-1823 a.C.), príncipe amorita que se alió con Babilonia.
En 1810 a.C., una coalición de Uruk, Isin, Babilonia, Rapiqum y los sutenses fue dispersada por
Rim-Sin de Larsa, que en 1803 a.C. tomó Uruk, y diez años después Isin.
Babilonia, gobernada por Sin-Muballit (1812-1793 a.C.) se hizo fuerte, englobando su reino las ciu-
dades de Kish, Borsippa, Sippar y otras. En 1792 a.C. Hammurabi subió al trono y unificó bajo su
dominio toda la región.
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Fue el sexto rey de la dinastía amorita o I Dinastía de Babilonia. En su reinado, Babilonia alcanzó un
gran esplendor, y su labor como gobernante fue fructífera tanto en política exterior como interior,
destacando su labor legislativa.
1.4.1. Política exterior: expansión territorial
Se consolidó la posición frente al rey Rim-Sin de Larsa, arrebatándole Isin y Uruk, y nombrándole
rey de Emutbal, quedando Hammurabi como rey de Sumer y Akkad.
En 1762 a.C. venció a la llamada “coalición del Tigris”, formada por elamitas, asirios y gutenos.
En 1760 a.C. venció a las ciudades de Eshnunna, Subartu, Malgium y Mankisum, y tomó y destruyó
Mari.
Asur y Nínive aparecen en el prólogo de su Código como ciudades que gozaron de los favores del
vencedor, aunque, según la lista real asiria, en esta época estaban bajo el poder del rey asirio Ishme-
Dagan I (1780-1741 a.C.).
Su mérito principal fue lograr unificar las legislaciones existentes, aunque no modificó nada, sino
que se limitó a regular el orden ya establecido.
Las grandes conquistas realizadas por el rey obligaron a vastos territorios a aceptar la misma legisla-
ción.
En esta sociedad, a una situación social superior le corresponden unas prerrogativas y unas obliga-
ciones mayores. Las clases sociales, según el Código de Hammurabi, pueden dividirse entre las que
tienen estatuto jurídico y las que no lo tienen:
a) Con estatuto jurídico
Awilum: clase alta (hombre o señor).
Mushkenum: pueblo (siervos de palacio).
Wardum: esclavos con marca y personalidad jurídica. Podían casarse con una mujer
libre y comparecer ante la justicia.
b) Sin estatuto jurídico
Asiru: prisioneros de guerra, los verdaderos esclavos.
Familia
El matrimonio era monógamo, atemperado por el concubinato. Se realizaba por un contrato, median-
te el cual el novio entregaba al suegro un regalo (terkhatum) en dinero o bienes muebles, y el suegro
entregaba a la hija una dote (sheriqtum), de la que ella poseía el usufructo.
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El marido podía constituir una donación (nudunnum) para mejorar los bienes de la mujer, aunque
ésta sólo los poseía en usufructo.
La mujer gozaba de una amplia capacidad jurídica: podía comparecer en juicio, ejercer diversas pro-
fesiones y asumir funciones públicas.
El marido tenía derecho de corrección sobre ella. Si la mujer le era infiel, él tomaba la iniciativa del
divorcio. La ley reconocía al esposo el derecho a tomar una segunda esposa o una concubina esclava
si la primera mujer era estéril.
La segunda esposa nunca tenía el rango de la primera, y podía venderla como esclava si intentaba
equipararse a ella (práctica reflejada en el Antiguo Testamento al expulsar Sara, esposa de Abraham,
a su esclava Agar de su casa).
Se podía adoptar un hijo para asegurarse descendencia. Si era esclavo, quedaba manumitido. Estos
hijos tenían los mismos derechos que un hijo legítimo.
Los descendientes legítimos heredaban con prioridad, y en segundo lugar los hermanos del muerto.
Entre los hijos, los principales en este derecho eran los varones (que sucedían sin distinción de pri-
mogenitura), ya que las hijas casadas habían recibido en su matrimonio un sheriqtum o dote como
adelanto de la sucesión. Si las hijas no estaban casadas, sus hermanos debían asegurarles una dote.
Los hijos no legítimos, nacidos de concubina o esclava, sólo podían heredar fortuna mobiliaria, sin
elegir su parte, aunque su padre en vida podía regalarles algo de su fortuna.
El padre no podía desheredar a ningún hijo legítimo, salvo reincidencia en falta grave probada judi-
cialmente.
Economía
Su servicio de correos era muy rápido. En caso de producirse una crisis militar se utilizaban faros de
fuego, que consistían en una serie de hogueras de señales que permitían transmitir rápidamente un
mensaje a todo el país.
La administración estaba muy organizada y se nombraban gobernadores para los diversos distrititos
controlados por él. Había guarniciones militares permanentes en las ciudades y se reclutaban tropas
complementarias para cada campaña.
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Durante el reinado de Hammurabi se produjo en general, un traspaso de autoridad del Templo al rey,
tanto en los que refiere a la responsabilidad de los cargos del templo como al ejercicio de las funcio-
nes judiciales. Unos funcionarios llamados “jueces del rey”, atestiguados por primera vez bajo el
monarca anterior Sabium, interpretaban un papel predominante. El rey podía juzgar casos específicos
personalmente, a la vez que cualquier individuo particular podía apelar directamente al él en petición
de justicia.
En el período paleobabilónico, la Puhrum (o asamblea) también hacia las veces de Tribunal de justi-
cia.
En Babilonia existían también una serie de personas o posesiones cuya situación “intermedia” o es-
pecial merecen una mención aparte. Nos referimos al Ilkum, el Redum y la Naditum.
La concesión de tierras, que generalmente se recibían como recompensas por el desempeño de cier-
tas obligaciones militares o civiles. Este sistema, denominado ikum, se encuentra tanto en el período
paleobabilónico como en el casita. La concesión podía hacerse a un individuo o a un grupo; una sola
persona podía recibir varias.
El redum y el ba’irum era personal militar o policial. El término Redum acostumbra a traducirse co-
mo soldado. El redum cumplía lo que llamaríamos “obligaciones policiales” además de tomar parte
en campañas militares.
El redum tenía prohibido vender o hipotecar la parcela concedida por el rey, pero personas de mayor
categoría social poseedoras de ikum, tales como la naditum y el tamkarum, gozaban de libertad para
vender siempre y cuando el comprador estuviera de acuerdo con hacerse cargo de las obligaciones
que entrañaba la posesión de la tierra y su explotación.
Estas mujeres, aunque estaban unidas de algún modo al templo, intervenían en diversas clases de
transacciones de negocios y desempeñaban un papel importante en la vida económica de Babilonia,
prestando plata y grano, suministrando capital para las expediciones comerciales, etc. La naditum
vivía y trabajaba en agagum, gargum o claustro. Al igual que el tamkarum (mercader), invertía su
dinero en casas y propiedades agrarias, que luego arrendaba. Parece ser que la naditum, aunque podía
“casarse”, tenía obligación de permanecer célibe.
Comercio
Se realizaba a través de la institución del Tamkarum, organización oficial del comercio itinerante. Su
principal figura es el Wakil-Tamkari, jefe del mercado que operaba por mandato real. También re-
caudaba los impuestos y compraba por cuenta del gobierno central.
Babilonia significa “puerta del dios”. No tuvo verdadera importancia hasta Hammurabi. Se convirtió
en el centro del eje comercial del mundo oriental. Destruida muchas veces y reedificada de nuevo,
murió en ella Alejandro Magno.
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Los Seléucidas (sucesores de Alejandro) crearon cerca de ella su capital, Seleucia del Tigris.
El retrato más vívido que se tiene de la vida paleobabilónica lo dio sir Leonard Woolley al excavar
casas particulares del período de la dominación de Ur por Larsa.
Estas casas “de la época Larsa” fueron destruidas en tiempos del sucesor de Hammurabi que, en el
décimo año de su reinado “demolió las murallas de Ur y Uruk”.
Normalmente a los muertos los enterraban en los grandes cementerios, fuera de la ciudad. Encontra-
mos la presencia de estrechas zonas pavimentadas en la parte posterior de las casas, cada una de ellas
con su pequeña capilla doméstica y una tumba abovedada para la familia.
Tell Harmal
Tell Harmal, es un pequeño lugar situado en la periferia de la moderna Bagdad, centro administrativo
de un distrito dominado por Eshnunna durante el período anterior a la conquista por parte de Ham-
murabi. El departamento de Antigüedades iraquí ha excavado grandes zonas del lugar, donde se han
recuperado datos sin igual de la administración babilónica de hace cuatro mil años.
a) Como advertencia a los arqueólogos que quieren clasificar los lugares no excavados por or-
den de importancia atendiendo a su extensión.
b) Por la gran colección de documentos cuneiformes que se han recuperado. Entre ellos se han
encontrado: textos administrativos y literarios, cartas, un código de leyes que data del reinado
de Dadusha de Eshnunna, varios textos léxicos, un grupo de textos matemáticos, donde se
demuestra una gran competencia matemática; la resolución de un problema se anticipa en
1.300 años al teorema de Pitágoras.
A cada lado de la calle principal había un templo con la entrada protegida por leones de terracota.
Palacios
Había varios palacios, además del inmenso complejo de la ciudad de Mari, que adquirió su forma
definitiva durante el reinado de Zimrilim. Pero, el palacio más importante, el del propio Hammurabi
aún no se ha encontrado.
Arquitectura religiosa
La arquitectura religiosa está bien atestiguada en lugares como en Ur, Harmal, en el templo de Istha-
Kititum en Ishtchali, pero de forma muy especial en el lugar de Tell el Rimah, la antigua Karana, en
el norte de Irak, donde hay pruebas poco frecuentes de las técnicas de construcción del período de Ur
III.
En Rimah se construyó un monumental templo y una ziguratu o ziqquratu, que ocupaba todo el mon-
tículo central de la ciudad, bajo el patrocinio de Samsi-Adad I de Asiria, cuando Karana era un Esta-
do que dependía de Assur.
La ziqquartu unida al templo, es un rasgo peculiarmente asirio. El aspecto más extraordinario del
templo de Rimah reside en su decoración, está adornado con 270 medias columnas, 50 de las cuales
consistían en espirales recargadas y dos tipos de palmeado.
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Samsu-Iluna (1749-1712 a.C.), sucesor de Hammurabi, hereda la crisis social. Hizo frente a las pri-
meras incursiones casitas, que se infiltraron en la sociedad como jornaleros, y tuvo varias subleva-
ciones, como la de Rim-Sin II de Larsa (1741-1736 a.C.), Asiria y el rey del País del mar, que se
independizó.
Durante el reinado de bi-Eshuh (1711-1684 a.C.) se acentuó la descomposición del régimen agrario.
Los beneficios (ilku) a los soldados no se respetaban, y el servicio al rey pasa a ser una carga.
Hacia el 1700 a.C., nuevos movimientos migratorios trastocan todas las estructuras, y desaparecen
las fuentes escritas, siendo escasa la documentación durante unos 200 años. Entre los pueblos nóma-
das estaban hicsos, arameos y casitas. Mientras tanto se suceden los últimos reyes amoritas, como
Ammi-Ditana (1688-1647 a.C.), Ammi-Saduqa (1646-1626 a.C.) y Samsu-Ditana (1625-1595 a.C.),
con los que termina la I Dinastía de Babilonia.
3. II Dinastía de Babilonia (1595-1570 a.C.) ó I Dinastía del País del Mar
En 1595 a.C., Babilonia fue tomada por los hititas, pero serían los casitas los que se aprovecharan de
esta situación, aunque antes hay un breve paréntesis en el que se instaló la I Dinastía del País del
Mar, cuyos reyes fueron Sushi y Gulkisar.
Posiblemente aspirasen a un nuevo renacimiento sumerio. Se ha sugerido que en los años de deca-
dencia de la I Dinastía de Babilonia, el País del Mar proporcionó en el sur refugios para los grandes
centros de cultura y aprendizaje (“universidades”), que eran Babilonia y Nippur. Sus habitantes se
fueron infiltrando después de Hammurabi, y a principios del siglo XVI a.C. accedieron al trono de
Babilonia.
4. III Dinastía de Babilonia (1570-1157 a.C.). Los casitas
4.1. Situación internacional
Hay un desplazamiento de la iniciativa política que se aleja de Babilonia, y por primera vez se sitúa
fuera de Mesopotamia a manos de:
a) Hititas: con creciente poder.
b) Mitanni (hurritas): tal vez de mayor poder. Sus orígenes aparecen al norte de Mesopotamia, y
posteriormente, al final de la etapa paleobabilónica, ocupan todo el norte formando pequeños
estados que hacia el 1500 a.C. se unifican en uno sólo, Mitanni, de población principalmente
hurrita. Su capital era Washshukanni, aunque aún no ha sido identificada. Durante los siglos
XV y XIV a.C. se extienden desde el Mediterráneo al Zagros, ocupando todo el estado asirio
posterior. Su poderío militar fue muy importante debido a sus habilidades a caballo, a su
avanzada técnica y a los avances de las armas. Su papel principal fue el de intermediarios en
la transmisión de la cultura babilónica a hititas, palestinos y fenicios, e indirectamente a Gre-
cia y al mundo occidental.
Los siglos XVII y XVI fueron de grandes cambios políticos. Los casitas eran uno más de los pueblos
no semitas (hititas y hurritas eran otros) que desde el norte empezaron a ejercer presión al debilitado
reino babilonio. Se infiltraron en la sociedad de forma pacífica, pero ya con Samsu-Iluna eran una
amenaza militar, y parece ser que fundaron un estado centrado alrededor de Khana. Tras intentar
rebasar las fronteras, ocupan Babilonia con su rey Agum II hacia 1570 a.C., aunque según las listas
babilonias hay ocho reyes antes.
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Los casitas eran tribus montañesas del este, de los montes del Zagros, que chocaron por primera vez
con los babilonios en tiempos de Samsu-Iluna, hijo de Hammurabi. Aceptaron la cultura babilónica,
aportando el uso del caballo y la medida del tiempo por los años del reinado. Fueron poco conocidos,
ya que eran más importantes los acontecimientos entre Hatti, Egipto y Mittani. Su monarquía era de
tipo feudal, en la que pocas familias tenían en su poder la mayor parte de los campos y el comercio.
Política interior
Establecieron una política liberal nada opresiva. Administraron Sumer mejor que los acadios y pa-
leobabilónicos. Una vez que conquistaron el País del Mar en 1460 a.C., la totalidad de Babilonia
funcionó como una sola unidad política. Se neutralizó la política de separación de las ciudades-
estados sumerias debido a la gran atención prestada por los monarcas casitas y a las operaciones de
construcción que realizaron en ellas.
Los archivos son unas 300 tablillas de barro escritas en cuneiforme de lengua babilónica (repartidas
actualmente por todo el mundo), que aparecieron en las ruinas de la capital del faraón Akhenaton, de
cuyos archivos eran parte. Se ocupan de la diplomacia internacional y dan luz sobre la política de
esta época (Edad de Amarna).
Aunque la correspondencia internacional aparece en 1450 a.C., las cartas ocupan los reinados de
Amenofis III y Akhenaton (1402-1375 a.C.). En las cartas, los reyes casitas mencionan a sus prede-
cesores inmediatos, y aunque no hay correspondencia, está claro que en tiempos de Kara’Indash Ba-
bilonia ya tenía prestigio para mantener relaciones diplomáticas con Egipto, gracias al intercambio
de mensajería entre ambas.
Las caravanas babilónicas iban a Siria, Egipto y Anatolia. En esta época de Amenofis IV, Egipto
tenía el principal papel militar y Babilonia la lengua diplomática.
En tiempos de Kurigalzu, Babilonia recibía de Egipto grandes cantidades de oro como moneda de
intercambio, y con ello empezó el programa de construcción en varias ciudades y la edificación de
Dur-Kurigalzu, que es la única ciudad verdaderamente casita. Los casitas se dedicaron principalmen-
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te a reconstruir y restaurar los antiguos edificios sumerios, mostrando así su integración en la antigua
cultura sumeria. Hay pocos indicios de que mantuvieran su propia religión.
A partir de esta época, la suerte de Asiria y Babilonia van unidas, con matrimonios dinásticos y tra-
tados. Kurigalzu fue un rey muy capacitado, y venció a los elamitas, conquistando Susa, su capital.
4.5. Los sucesores de Kurigalzu. La correspondencia de Amarna
A los sucesores de Kurigalzu se les conoce principalmente por el papel que desempeñan en la co-
rrespondencia de Amarna. Las familias reales egipcia y babilonia están vinculadas matrimonialmente
y se intercambian obsequios. Pero las relaciones decayeron debido a la debilidad de Egipto con
Amenofis III y Akhenaton, aunque vuelven a arreglarse con Burnaburiash por nuevos matrimonios.
Aunque las relaciones entre Egipto y Babilonia parecen ir de capa caída, la influencia de Babilonia
en el siglo XIV permanece invariable. Asiria estaba dominada por Babilonia al derrumbarse Mitanni.
Burnaburiash II fue contemporáneo del hitita Subiluliuma (1380-1336 a.C.), y casó a su hijo con una
princesa asiria (en esta época, Asiria era vasalla de Babilonia). Estrecha las relaciones con Assur-
Uballit I de Asiria, y un príncipe babilonio se casa con la hija del rey asirio, y su hijo Karakandash
(1346-1345 a.C.) reina en Babilonia después de Burnaburiash, con lo que comenzó un período de
influencia asiria en el siglo XIV a.C. Karakandash fue depuesto por los babilonios, y en su lugar
subió al trono Kurigalzu II el Joven (1344-1324 a.C.), un casita hijo de Burnaburiash, que pone
Dur-Kurigalzu como capital.
En la siguiente época (2ª Época) se produce un equilibrio de relaciones entre Babilonia y Asiria e
hititas, con presencia egipcia en la situación internacional (Seti I y Ramsés II). Ramsés II lucha con-
tra los hititas en Kadesh (1300 a.C.) y el resultado fue una victoria estratégica hitita, que continuaron
sus estrechas relaciones con los babilonios.
A fines del siglo XIV a.C. se reanuda la guerra entre Asiria y Babilonia. Nazimaruttash (1323-1298
a.C.) es vencido, y se delimitan las fronteras. Sus sucesores mantienen el trono ayudados por el hitita
Hattusil III, a pesar del engrandecimiento de Asiria. Tras morir Kadashman-Enlil III (1279-1265
a.C.) disminuyen las relaciones entre hititas y babilonios porque los arameos cortaron las comunica-
ciones, hasta que en el reinado de Kashtiliashu IV (1232-1225 a.C.) el rey asirio Tukulti-Ninurta I
(1243-1207 a.C.) ataca y saquea Babilonia, haciendo prisionero a su rey. Las causas de la guerra no
se conocen con exactitud, aunque esta obsesión Asiria por Babilonia causará problemas durante los
600 años siguientes. Tukulti-Ninurta I construyó una nueva capital a la que dio su nombre enfrente
de Assur. Se instalaron gobernadores asirios en Babilonia, pero las repercusiones culturales babilo-
nias en Asiria fueron enormes.
Tras ser expulsado el gobernador asirio, sube al trono Kadashman-Harbe II (1227-1225 a.C.), res-
taurando el culto a Marduk. Babilonia recupera su antiguo esplendor tras la ruina del Imperio Medio
Asirio y la desaparición del Imperio Hitita con la invasión de los Pueblos del Mar hacia el 1200 a.C.
Melishipak (1188-1174 a.C.) es el último rey importante. Tras él, Babilonia cae en poder de Elam,
resistiendo los últimos casitas en Isin (II Dinastía de Isin ó IV Dinastía de Babilonia). Entre los tro-
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feos que los atacantes se llevaron a Susa estaban la estela de Narâm-Sin y el Código de Hammurabi,
así como la estatua del dios Marduk, que permaneció en Susa hasta la época de Nabucodonosor I
(1125-1104 a.C.).
5. Arte y arquitectura casita. Dur Kurigalzu
La fortaleza de Dur-Kurigalzu (ruinas al oeste de Bagdad) fue construida en la línea de defensa exte-
rior contra Asiria y Elam en el reinado de Kurigalzu I (hacia 1390 a.C.).
Tiene un zigurat bien conservado con perfil distintivo debido a las esteras de caña y cuerdas trenza-
das que atraviesan horizontalmente su estructura para hacer de niveladores durante la construcción y
de unión en la edificación de la torre. Al oeste hay un gran palacio de construcción inusual. Las hila-
das de ladrillo aparecen colocadas alternativamente de forma horizontal y de canto.
Los casitas fueron los primeros en utilizar el ladrillo cocido y en incluir deidades de segundo orden y
forma humana entre los motivos decorativos. Hay columnas en espiral en un templo de Larsa (apro-
ximadamente del siglo XIV a.C.).
6. La civilización casita
Los casitas fueron gentes de un pueblo de lengua aglutinante que recogió la herencia de la Babilonia
de Hammurabi o Imperio Paleobabilónico, e imitaron y transformaron la vieja cultura babilónica.
Llevan esculturas en relieve que representan dioses entronizados para proteger el monumento. En
algunos casos representan al rey, sólo o con la persona propietaria de la tierra. Otras tenían inscrip-
ciones con maldiciones y bendiciones para impedir que la quitaran de donde estaba instalada o la
destruyeran.
En resumen, eran estelas con el extremo superior redondeado, y con textos que incluían:
a) Descripción de las tierras concedidas.
b) Circunstancias de la concesión.
c) Franquicias de las que se beneficiaban las tierras.
d) Invocación a los dioses.
e) Lista de testigos.
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Los kudurrus nos informan del escalafón administrativo casita, del derecho y de las instituciones. En
esta época aparece la figura de Hazannu (alcalde), con funciones administrativas, policiales, judicia-
les y fiscales. Los monarcas casitas usaban vestidos de gran lujo y una tiara real.
6.2. Los sellos casitas
Son sellos cilíndricos con muchos símbolos, entre ellos la Cruz Casita. Otra innovación es una larga
inscripción en sumerio que casi llenaba el sello, y generalmente era una plegaria a la deidad titular,
de oscura expresión.
6.3. La administración
La administración económica se hacía desde el palacio del rey. Los cargos principales eran:
a) Guennaku: gobernador de Nippur.
b) Sukkallu: Primer Ministro.
c) Bel-pahati: Gobernador provincial.
d) Shakin-Mati: prefecto de la administración provincial.
e) Khazannu: alcalde.
f) Shatammu: administrador del palacio, templos y almacenes.
g) Tabali: mensajeros.
h) Mati: médico o escanciador.
6.4. Organización social
Era una sociedad guerrera que dependía del carro de guerra y los caballos. Llevaban a cabo presta-
ciones obligatorias o ishkaru (los pueblos construían carros para el palacio).
Los jefes militares eran permanentes, a veces con función administrativa. También había grandes
familias de escribas.
6.5. La familia
Los casitas no renunciaron a su organización familiar, y en esta época vuelven a surgir familias po-
derosas, a falta de un poder real fuerte. La herencia era patrilineal, y había frecuentes adopciones de
fraternidad que permitían a gentes extrañas el acceso al reparto de los bienes del adoptante.
6.6. El derecho
Su sistema jurídico era original, y aparecen nuevos procedimientos jurídicos. Los funcionarios reales
eran enviados a delimitar y confirmar las transferencias patrimoniales.
6.7. La religión casita
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Los casitas terminan dando más importancia a Enlil. La IV Dinastía de Babilonia (II Dinastía de Isin)
dio de nuevo mayor relevancia a Marduk para distinguirse de los casitas.
Se dio inmunidad a los templos y a los señores, obteniendo así completa autonomía administrativa y
judicial. A partir de Melishipak II, los reyes donan a sus hijos propiedades libres de impuestos y ser-
vidumbre, liberándoles de toda injerencia administrativa.
7. Los arameos
En el siglo XIII a.C. (hacia el 1279 a.C.) el rey de Babilonia se queja de las bandas de los akhlamu,
nómadas que más tarde, según el apelativo de uno de sus clanes, se llamarán arameos. Estas bandas
trabajaban bien como mercenarios al servicio de alguien o bien por su cuenta. Por su gran conoci-
miento del desierto, al ser nómadas, también ejercían como excelentes guías, pero no siempre dignos
de confianza.
Empujados ahora de oeste a este por la Invasión de los Pueblos del Mar, y acuciados por la necesidad
de subsistir, los nómadas del desierto se transforman en una entidad política definida: los arameos. Y
así, siglos más tarde, se vuelve a reproducir el mismo fenómenos de coagulación que sucedió a fines
del III milenio o a mediados del II milenio, con los amoritas, los casitas y los hurritas.
En Asiria, Tiglat-Pileser I (1115-1077 a.C.), tras 14 campañas militares, los arroja hacia el este, al
otro lado del Éufrates, desde donde se dispersaron hacia el sur, hacia la región de Palmira.
Durante la época posterior a Tiglat-Pileser I, de declive asirio, en el sur de Mesopotamia los arameos
eran dueños y señores de Babilonia, llegando uno de sus jefes a ser rey, y aproximadamente un siglo
después de Tiglat-Pileser los arameos lucharán contra los reyes israelitas Saúl y David por la hege-
monía en el Líbano y Transjordania.
7.1. La migración aramea y sus consecuencias
La ocupación de Palestina por los israelitas también se integra en el movimiento de los pueblos semi-
tas. Y aunque hay menciones desde la época de Akkad hasta el siglo XIV a.C. de países y ciudades
designadas como Aram o Arami, la primera mención de los arameos como tal grupo étnico se en-
cuentra en las inscripciones de Tiglat-Pileser I como “los Akhlamu que son arameos”, tal vez for-
mando parte de un vasto grupo de tribus que estaban establecidas desde hacía mucho tiempo en el
Creciente Fértil.
7.1.1. Consecuencias
La migración aramea fue el hecho más importante del Próximo Oriente asiático a partir del siglo XIII
a.C., con las siguientes consecuencias:
a) Aunque se mantuvo la continuidad dinástica, hubo un gran retroceso económico en Asia por
la pérdida de relaciones comerciales en el Éufrates y con Anatolia. Al mismo tiempo se hun-
dían las industrias en Nínive y Arbelas. Esta debilidad económica produjo grandes trastornos
sociales.
b) La ascensión de una nueva dinastía en Babilonia.
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Todas estas circunstancias dan como resultado que en el año 900 a.C. la situación política es total-
mente distinta con anterioridad a la invasión de los Pueblos del Mar, apareciendo un mosaico de
nuevos pequeños estados: los principados arameos.
7.2. Principados arameos
Se extendieron por Siria y Mesopotamia Norte, al sur de los principados neohititas, sobre todo en
cinco zonas.
7.2.1. Mesopotamia
En Mesopotamia, las tribus arameas se instalaron en distintos sitios, formando principados. En Babi-
lonia aparece un usurpador arameo, Adad-aplaid-dina (1067-1047 a.C.), que se apodera del trono sin
que Asiria lo pueda impedir. Mientras tanto, el reino babilónico se reconstruye más al este. Los
grandes santuarios de Babilonia se libran de vinculaciones políticas y son administrados exclusiva-
mente por autoridades religiosas.
En el Golfo Pérsico, los caldeos, de la familia de los arameos, establecen seis principados a mediados
del siglo X a.C., siendo el de Bit-Jakin el verdadero sucesor de Babilonia. Un hecho importante es
que la invasión aramea se centró en áreas rurales, en contrapunto cultural y político a las viejas ciu-
dades mesopotámicas.
Se instaló un círculo de pequeños estados tribales o “casas” (bitu), que a veces llegaban hasta las
mismas puertas de las ciudades importantes. En el siglo XI a.C. la presión de las tribus arameas sobre
las fronteras occidentales de Babilonia y Asiria era especialmente severa, empujando a los babilonios
y asirios a olvidar sus diferencias, y encontramos a Mardukshapikzarimati (1081-1069 a.C.), viajan-
do a Asur a pedir ayuda a Ashshurbelkala. Pero al volver a Babilonia se la encuentra en manos de
Adad-aplaid-dina (1068-1047 a.C.), “arameo”.
En el curso inferior del Tigris estaban los principados de Litau, Puqudu, Gambulu y Khindanu.
Siria Norte, en Alepo y Arpad
En Siria Norte tomaron la región de Alepo y Arpad, fundado reinos (Bit-Agusi y Bit-Adini), a pesar
de la resistencia de los principados neohititas vecinos (Karkhemish, Alepo, Hamat y Khattina).
Noroeste de Karkhemish
Otros grupos arameos, en los siglos XI y X a.C., fundan el reino de Sam´al, al noroeste de Kar-
kemish.
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A fines del siglo XI a.C. todo el valle del Orontes y el Sur de Siria estaban controlados por los ara-
meos, combatiendo con Israel por la supremacía de la región. Aquí había varios principados, desta-
cando Damasco, que ejerció la hegemonía sobre esta confederación.
A la larga, en toda esta zona se impuso el elemento semita. Y el arameo pasó a ser la lengua usual de
los tres próximos imperios que veremos a partir de ahora en esta región: El Asirio, el Babilónico y el
Persa.
Como consecuencia de las donaciones que se les daba a los templos y a los propietarios señoriales, al
producirse la invasión de las tribus semitas arameas que asolaron el país, se precipito el fracciona-
miento de estas grandes propiedades rurales, semiindependientes, en pequeños Principados aislados
entre sí.
De esta forma, el País del Mar y Babilonia se fragmentaron en una serie de Principados Autónomos,
que aunque sometidos a la soberanía del rey de Babilonia, no fueron vigilados por la administración
central, ni tuvieron obligaciones fiscales o militares.
Babilonia se convirtió en un islote, una gran ciudad comercial que vivió por sí misma, en medio de:
a) La crisis política: desórdenes dinásticos, la amenaza de Asiria, los pillajes arameos, la deca-
dencia de Egipto, el feudalismo y el colapso del mundo aqueo.
b) En medio de esta crisis total de las estructuras políticas, se encuentra un auge de la actividad
comercial, caracterizada por la prosperidad de las ciudades fenicias.
Con gran poder intenta penetrar en Asiria y Elam, y libera la estatua de Marduk de su cautiverio
elamita de Susa. Tomó Elam, que desaparece momentáneamente hasta que en el 821 a.C. aparece de
nuevo en coalición con los arameos, momento en que fueron vencidos por los asirios.
9.1.2. Otros reyes
Adad-aplaid-dina (1067-1046 a.C.) fue el primer rey arameo aliado con los asirios, que esperaba
contener a los arameos aún nómadas. Después tuvo lugar la invasión de los suteos, que en la primera
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mitad del siglo XI a.C. ocasionan la ruina de Babilonia, instalándose veinte años después una nueva
dinastía.
10. V Dinastía de Babilonia o II Dinastía del País del Mar. (1024-1004 a.C.)
La II Dinastía del País del Mar reinó en Babilonia desde 1024 a 1004 a.C., formando la V Dinastía
de Babilonia, poco importante.
Simbar-Shipak (1024-1007 a.C.), príncipe del vecino País del Mar, se instala en Babilonia y funda su
V Dinastía. Reconstruye y restaura los antiguos cultos. Con sus sucesores Ea-Mukin-zeri (1007 a.C.)
y Kashshu-nadin-ahi(1006-1004 a.C.) hubo una gran carestía.
Eulmash-sharki-shumi (1003-987 a.C.) fue el último rey de esta II Dinastía del País del Mar. Los
nombres casitas de los primeros reyes de esta Dinastía hacen pensar que se trataba de descendientes
de los casitas, refugiados en el extremo sur del país ante el avance elamita.
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Hacia la mitad del III milenio a.C., los asirios estaban situados junto al Tigris Superior y Gran Zab.
Al caer Ur III se independizaron, tomando el poder Puzur-Ashur I. Sus descendientes presiden el
destino de la ciudad de Asur, que dará nombre al reino, cuyos habitantes autóctonos parecen ser los
subarenos, y su primer nombre “Subartu”.
La fundación de Asiria tiene gran importancia en una época de grandes cambios y muy rica en acon-
tecimientos. Los orígenes son muy confusos. Parece que en un principio eran nómadas semitas que
se aprovecharon de la destrucción producida por los guti o los lullubi para establecerse en la ciudad y
enriquecerse con el comercio.
Pero los verdaderos fundadores del Antiguo Imperio no fueron los descendientes de Puzur-Ashur I,
que se establecieron en Mesopotamia y norte de Siria, sino los amoritas. Uno de los reyes amoritas
de la ciudad siria de Alepo fue Ila-Kabkabu, padre del primer gran rey asirio conocido: Shamshi-
Adad I.
1.2 Los pueblos nómadas de la época
Los nómadas tuvieron un papel principal en las turbulencias de finales del III milenio a.C., ya que,
buscando asentamiento, se aproximaban a las ricas ciudades mesopotámicas, estableciéndose en sus
proximidades, para después asentarse y sustituir a las diferentes dinastías locales.
Los nómadas de nomadismo cerrado, organizados en tribus, vivían en continuo contacto con pobla-
ciones urbanas y agrícolas, formando una sociedad dimorfa, mezclándose ambas formas de vida.
Los nómadas entraban a formar parte de la ciudad, sedentarizándose. En los períodos de turbulencias
y debilidad política del poder urbano, los nómadas ocupaban las ciudades y sus territorios, estable-
ciéndose en ellos con sus propios jefes y creando dinastías (como los hurritas, los amoritas e incluso
el pueblo de Israel).
1.2.1. Hurritas
Pueblo de lengua aglutinante, que provenía de la región de Armenia. A mediados del III milenio a.C.
se les encuentra en la Siria del Norte y en la Alta Mesopotamia. En el siglo XVIII a.C. había dieci-
nueve pequeños reinos hurritas, extendidos desde el norte de Mesopotamia y hasta Babilonia. Adop-
taron la escritura cuneiforme y la lengua acadia, reservando su lengua para los textos religiosos.
A partir de 1600 a.C., todos los principados hurritas de la Alta Mesopotamia y Siria del Norte se fu-
sionarán progresivamente, dando lugar al reino de Mitanni.
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1.2.2. Amoritas
Los términos mar.tu (sumerio), tidnum y amurru (acadio) son sinónimos, y se aplican a la vez a un
país y a un pueblo. El país era la extensa región al este del Éufrates medio hasta el Mediterráneo (el
término amurrum designaba el oeste).
Los habitantes hablaban una lengua oeste-semítica, de la que se conoce poco. En la época de Ur III,
las tribus de los amoritas se dividían en dos grupos:
a) Sedentarios: en expansión, que ocupaban la Siria del Norte y Central y Palestina.
b) Nómadas: recorrían el desierto sirio entre Palmira y Mari, atravesando a menudo el Éufrates
para pastar en las llanuras mesopotámicas.
Éstos últimos figuran en los textos sumerios, y son los que acaban con la III Dinastía de Ur, junto
con los elamitas y los su, poco antes del 2000 a.C. Algunas dinastías de los príncipes amoritas se
instalaron en:
a) Larsa.
b) Babilonia, formando la I Dinastía, cuyo sexto rey será Hammurabi.
c) Asiria.
d) Otras ciudades del Próximo Oriente, formando pequeños principados.
1.3 Los asirios en Capadocia
1.3.1. Instalación asiria en territorio hitita
Anatolia tiene gran importancia en el estudio de civilizaciones prehistóricas, con lugares como Haci-
lar, Çatal Hüyük, Troya y Alaca-Hüyük, cerca de Hattussas, capital hitita.
Por aquel entonces, Alaca-Hüyük era la capital de un reino habitado por los hatti o hititas (o más
frecuentemente protohititas), instalados desde principios del III milenio a.C. La existencia del pueblo
hatti está reflejada en los archivos de los reyes hititas, escritos en lengua “hattili”, que no es ni in-
doeuropea ni semítica.
Kutelpe (la antigua Kanish) fue una avanzadilla mesopotámica en Anatolia, con la instalación de
mercaderes asirios en un karum o almacén comercial. Su correspondencia (siglo XIX a.C.) se hacía
con las “tablillas capadocias”, escritas con caracteres cuneiformes, que son el primer documento es-
crito de Anatolia, y nos informan de la época de prosperidad de la zona a comienzos del III milenio
a.C. Como consecuencia de esta prosperidad encontramos mercaderes asirios comerciando con los
principados hatti de Kanish, Zalpa, Hattussas y Puruskhanda. El principal establecimiento asirio en
Capadocia era Kanish, del cual dependían todos los demás.
1.3.2. Instituciones
a) Karum
Muelle o mercado, y sus edificios oficiales. Era centro de importación y exportación, Cámara
de Comercio, banco, centro de percepción y peaje, y tenía atribuciones judiciales. Había tri-
bunales asirios, con magistrados epónimos (con cuyo nombre se designaba el año), que ejer-
cían también funciones de banqueros, y representaban, al lado del rey, el poder ejecutivo de
Asur en el extranjero.
b) Wabaratum
Agencias secundarias de karum principal en ciudades menores.
c) Bit Alim
Ayuntamiento o “Casa de los Epónimos”.
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d) Asamblea de Ancianos
Tenía poder legislativo y judicial.
1.3.3. Comercio
Los asirios exportaban hacia Capadocia, y de allí a Occidente, telas, vestidos y sobre todo estaño, al
tiempo que mandaban a Asiria los capitales, casi siempre en forma de metales preciosos (oro y pla-
ta). El comercio se realizaba con grandes caravanas.
Los mercaderes asirios alejados de su país pagaban impuestos a los príncipes hatti locales, logrando
privilegios como el comercio del bronce, gozando sus karum del privilegio de extraterritorialidad.
1.3.4. Tablillas capadocias
Las tablillas capadocias contienen documentos de carácter comercial, económico o legal, así como
algunos textos históricos o literarios. Se guardaban en estuches de arcilla (Case tablets), con impre-
sión de sellos cilíndricos, gracias a los cuales se introdujeron influencias artísticas más evoluciona-
das, que indujeron a un estilo propio con mezcla de influencias mesopotámicas.
1.3.5. Ciudades
Los indígenas hatti (o prehititas) tendían a vivir en lugares elevados, mientras que los mercaderes
asirios ocupaban la llanura. A veces, los asirios se mezclaban con la población autóctona, celebrán-
dose matrimonios mixtos.
El karum de Kanish tiene una cronología de 1950-1850 a.C. Los barrios estaban formados por edifi-
cios regulares, dispuestos alrededor de plazas y a lo largo de calles. Los enterramientos se hacían
bajo las casas. El karum estaba rodeado de una muralla, y fue destruido por un incendio. Se recons-
truyó en la época de Hammurabi, adquiriendo gran importancia, aunque un nuevo incendio lo des-
truyó definitivamente.
2. Imperio antiguo asirio o época paleoasiria (1813-1393 a.C.)
2.1. Shamshi-Adad I y su época
Aunque la lista real asiria presenta nombres de muchos reyes, sólo existe cronología firme desde
fines del siglo XIX a.C., con Shamshi-Adad I (1873-1781 a.C.), príncipe amorita y primer gran rey
de Asiria. El punto de partida de su conquista fue Babilonia.
Con él se fundó el primer imperio militar asirio, localizado en la antigua Subartu (después Asiria),
con proyección conquistadora hacia el Mediterráneo, hacia el sur sumerio-acadio y hacia Elam en el
este, restableciendo el antiguo imperio mesopotámico y añadiendo territorios, aunque con criterios e
instituciones distintas, ya que en esta época Asiria se babiloniza.
La expansión asiria fue detenida al oeste por el reino de Alepo, y al sureste por el reino de Eshnunna.
Para defender su reino, Shamshi-Adad I puso a sus dos hijos al frente de las regiones más problemá-
ticas:
a) Ishme-Dagan: fue instalado en Ekallatum, frente al rey de Eshnunna y los montañeses del
Zagros.
b) Iasmah-Addu: virrey de Mari, encargado de vigilar a las tribus nómadas y al rey de Alepo.
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De los sucesores de Ishme-Dagan tenemos pocas noticias, y parece que en un momento determinado,
Asiria fue ocupada por los babilonios amoritas.
2.3. Asiria dominada por Babilonia. Situación internacional
La época de dominio babilónico sobre Asiria puede dividirse en varios momentos:
a) Época de Hammurabi (1792-1750 a.C.), donde en el prólogo del Código se enumeran las
grandes ciudades y santuarios de su reinado, estando bajo su dominio Asur y Nínive.
b) A partir de esta época, Asiria sufre un oscurecimiento, estando Mesopotamia sometida a dos
influencias: los casitas (interior de las fronteras y confines del reino de Babilonia) y hurritas
de Mitanni (desde el Éufrates medio hasta Elam, cubriendo Asiria y el Zagros).
c) Durante el reino de Burnaburiash II de Babilonia (1375-1347 a.C.), de la dinastía casita, coe-
táneo de los faraones egipcios Amenofis III y IV y parte del reinado de Tutankhamón, la si-
tuación internacional es de gran inestabilidad. Mitanni, con grandes disensiones internas, te-
nía en su trono a un niño (Tushratta). Los asirios, aprovechando estas revueltas, comenzaron
a extenderse, en un período de acontecimientos poco conocidos.
d) Cuando los hititas quebrantaron el poderío de Mitanni, Asiria se convirtió en un reino fuerte e
independiente, tras un final del Imperio Antiguo oscurecido por el resplandor de los reinos
vecinos. Sus numerosos soberanos no alcanzan relevancia hasta llegar al reinado de Eriba-
Adad I y su hijo Ashur-Uballit I, con los que se considera inaugurado el Imperio Medio Asi-
rio o Época Mesoasiria.
2.4. Organización del reino
En la administración central, el rey estaba en lo alto de la pirámide, vigilando las ciudades por medio
de funcionarios, lo que originó un gran desarrollo de la cancillería y el correo. Había también una
administración provincial, ya que el reino estaba dividido en provincias, con un gobernador al frente
de cada una, con funcionarios subalternos.
La capital era Asur, y luego Shubat-Enlil, con lo que se trasladó el centro del Imperio Asirio hacia el
oeste.
Las instituciones militares tenían gran importancia, tanto las guarniciones permanentes en las ciuda-
des como las tropas reclutadas para campañas militares. Poseían un importante material de asedio:
torres, arietes, rampas, etc.
2.5. La sociedad asiria
En este país, al contrario que en Babilonia, la tierra conservó su movilidad. Era un bien enajenable,
aunque su transferencia estaba rodeada de complicados procedimientos jurídicos.
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Da la impresión, por los textos jurídicos encontrados, de que la sociedad asiria no había cambiado en
esta época en lo referente a sus estructuras jurídicas y administrativas, pero por los nombres propios
vemos la intrusión de elementos hurritas.
Este monarca libera definitivamente Asiria de la dependencia extranjera, aunque esto no se hubiera
producido si Tushratta de Mitanni no hubiera sido derrotado por el hitita Subiluliuma. Esta derrota de
Mitanni significó la preponderancia de Asiria, lo que se aprecia en el intento del rey por aumentar las
relaciones internacionales.
3.2. Relaciones con Egipto
Hay cartas del rey asirio con Egipto en las que se denomina rey, aunque todavía no era independiente
de Mitanni. Según la tesis de H. Lewis, Babilonia había reemplazado a Mitanni en el dominio de
Asiria. Las relaciones asirias con Egipto hicieron recelar al rey babilonio Burnaburiash II, que consi-
deraba a los asirios sus súbditos.
Para Garelli, el anterior dominio era una ilusión de los babilonios mantenida desde el siglo XV a.C.,
y las relaciones egipcio-asirias se mantuvieron a pesar de sus protestas. Así lo reconoció Burnabu-
riash estableciendo relaciones con Asiria al casarse él mismo o su hijo con una princesa asiria hija de
Ashur-Uballit. Esto representó, para los babilonios, dejar abiertas las puertas a la injerencia política
de sus temibles vecinos.
3.3. La alianza con Babilonia
Se realiza para combatir las incursiones de los nómadas sutu (su) que paralizaban el tráfico en Siria,
donde mataban a correos y mercaderes ante la inercia del faraón. En este tiempo existía una influen-
cia babilónica en Asiria, pues había un escriba babilonio junto al rey y existía el culto a Marduk en la
capital, Asur.
La sublevación de los nobles casitas contra el hijo de la princesa asiria obliga a Ashur-Uballit I de
Asiria a intervenir, e impone el trono de Babilonia a su nieto Kurigalzu II, produciéndose un período
de hegemonía asiria en Babilonia durante la juventud de este rey babilonio, liberándose luego al ata-
car al rey asirio Enlil-Nirari (1329-1320 a.C.)
Tanto Erik-den-Ilu (1319-1308 a.C.) como Adad-Nirari I (1307-1275 a.C.) realizaron expediciones
guerreras al país de Nitgimkhi, al oeste de Asiria, y contra los nómadas del oeste (arameos, suteos e
iaur). El poder de estos nómadas irá en aumento.
51
Es el primero que se enfrenta a Urartu (sin importancia en este momento). Vence a Hanigalbat de
Mitanni, que se había independizado, y a los hititas. Mitanni desaparece para siempre.
Tras ser asesinado Tukulti-Ninurta I por su hijo Ashur-Nadin-Apli (1208-1205 a.C.) hubo varios
reyes más, y Asiria entra en un siglo de decadencia constante que Babilonia aprovechó. En este mo-
mento, cuando Asiria y Babilonia están enfrentadas, es cuando se produce la invasión de los Pueblos
del Mar.
Tras este período de decadencia, Asiria comienza a resurgir de nuevo con Ashur-Res-Ishi (1133-
1116 a.C.), venciendo a diferentes pueblos de la frontera occidental y enfrentándose a importantes
soberanos babilonios.
3.8. Tiglat-Pileser I (1115-1077 a.C.) y el nuevo apogeo asirio
3.8.1. Política exterior
52
A la muerte de Tiglat-Pileser I hubo un gran declive desde el año 1077 hasta el 911 a.C., en que
subió al trono Adad-Nirari II, con el que comienza la expansión del Imperio Nuevo. Los sucesores de
Tiglat-Pileser I no tuvieron sus condiciones guerreras, y se rebelan los pueblos sometidos, sobre todo
Urartu y los arameos, que se independizaron. La expansión aramea se hizo en diferentes regiones:
Siria norte, valle del Éufrates y sobre todo en la Baja Mesopotamia, donde formaron el Imperio Cal-
deo, con capital en Babilonia (X Dinastía).
Los reyes asirios no pudieron hacer nada frente a su empuje, y sólo con Ashur-Dan II (934-912 a.C.)
parece cambiar la situación emprendiendo campañas fuera de sus fronteras. Tras él comienza el Im-
perio Nuevo.
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1.1. Dinastías VI a IX
Tras las incursiones de los Pueblos del Mar en el s. XII que transformaron todo el panorama político,
se produjo un vacío de poder en la Baja Mesopotamia debido a la desaparición de las fuerzas domi-
nantes anteriores: el Imperio Hitita y el Reino Nuevo egipcio, siendo aprovechado por Asiria y Elam
para lanzar sus incursiones.
Las siguientes Dinastías de Babilonia se caracterizan por ser un período de decadencia continua. A la
V Dinastía le siguen:
a) 1003-984 a.C.: VI Dinastía o Dinastía de Buzi.
b) 984-977 a.C.: VII Dinastía o Dinastía Elamita.
c) 977-732 a.C.: VIII D. O dinastía E? (no se sabe con certeza el nombre)
El pueblo continuaba sus actividades sin importarle mucho el dominio político, en constante cambio.
Los asentamientos arameos cercanos a las ciudades los separaban un poco de la realidad. Babilonia
era una suma de propiedades aisladas que se organizaban en una autonomía autóctona de régimen
señorial.
El primer rey de la Dinastía IX, Nabu-Mu-Kinzeri (731-729 a.C.), se acerca a Asiria para asegurar el
comercio frente a los arameos.
Con Tiglat Pileser III (744-727 a.C.), Babilonia pasa a ser gobernada por representantes asirios o por
los mismos reyes asirios, siendo una época de paz y prosperidad económica.
Los caldeos, nómadas semitas de la familia de los arameos, se establecieron en el país de Sumer a
principios del I Milenio, formando, hacia mediados del siglo IX a.C. seis principados de fronteras
mudables: Larak, Bir-Dakkuri, Bit-Amukanni, Bir-Silani, Bit-Saàlli y Bit-Yakin.
Murió en Babilonia el gobernador asirio Kandalanu, puesto por Asurbanipal, sin que Asiria le
nombrase un sucesor.
Nabopalasar, Jefe del País del Mar, fue el primer rey caldeo, encabezando la lista de reyes de
la X Dinastía de Babilonia. Este rey extendió sus ambiciones hacia el norte, tomando Uruk y
Nippur. Los babilonios le ofrecieron el trono y fue reconocido como “Rey de Akad” en Sippar
y Babilonia.
Junto con Ciaxares de Media intervino en el fin del Imperio Asirio, destronando a su último rey
Ashur-Uballit II, al que ayudaba el faraón egipcio Nekao. Desaparecido misteriosamente el último
54
rey asirio, quedaron frente a frente egipcios y babilonios en la región que a los medos no les intere-
saba.
Asoció al trono a su heredero Nabucodonosor II y mientras uno salía a guerrear el otro se quedaba al
frente de los asuntos del estado.
El príncipe heredero Nabucodonosor II tomó Karkemish. Esta victoria puso en manos babilonias,
casi sin resistencia, la mayor parte de Siria y Palestina, desde el Éufrates hasta la frontera egipcia.
1.3.2. Nabucodonosor II
Nabucodonosor II fue reconocido rey a la muerte de su padre. Fue el soberano más prestigioso de
Babilonia desde la época de Hammurabi.
Babilonia era el centro político de un gran reino. Las ciudades de Ur, Uruk, Larsa, Kish, Diblat, Bor-
sippa y Sippar fueron reconstruidas y engrandecidas y en la misma Babilonia se llevaron a cabo
grandes trabajos de reconstrucción, como el gran zigurat “El Etemananki” y el Templo de Marduk,
llamado “Esagil o Esagila”.
Nabucodonosor II amplió el pequeño palacio de su padre. La ciudad de Babilonia era un gran cuadri-
látero de 20 km2, rodeada de doble muralla por un canal, a la que se accedía por ocho puertas, la nor-
te era la de Ishtar, que conducía al santuario de Marduk, en el centro de la ciudad. Al norte estarían
posiblemente los famosos “Jardines Colgantes”.
Se produjo una revuelta interna que destronó a Nabucodonosor II y subió al trono Evil-Merodach o
Awel-Marduk que reinó solo diez años.
Neriglissar, su cuñado, le eliminó y se hizo con el poder, aunque no puedo arreglar la situación debi-
do a su temprana muerte. Labashi-Mardurk, hijo de este, fue asesinado y los conjurados pusieron en
el trono a Nabónido cuya autoridad fue rechazada por el pueblo.
A estas disensiones, se unió el aumento del poderío medo. Los medos habían tomado Urartu y Capa-
docia, sus fuerzas eran muy considerables y estaban en las proximidades de Harrán. Nabónido fue el
último rey del Imperio Neobabilónico y su personalidad es controvertida. No era de ascendencia real.
Nabónido se enfrentó al clero de Marduk, favoreciendo el culo de Sîn, del cual por cierto, su madre
era sacerdotisa. En este momento estallaron grandes conflictos en las ciudades de Babilonia, Bor-
sippa, Ur, Uruk y Larsa por la mala situación económica.
Partió hacia Arabia donde permaneció diez años y confió el gobierno a su hijo Baltasar.
55
La situación internacional se hizo desfavorable. El rey Ciro venció a Astiages y comenzó el Imperio
Persa (uniendo a Medos y Persas), iniciando su expansión hacia Lidia, en el oeste de Asia Menor.
El intento de Nabónido de imponer el culto del dios Sîn había llevado a la deserción de varios gober-
nadores babilonios, que se pasaron al partido del rey persa Ciro, quien entro en Babilonia. El prínci-
pe Baltasar fue asesinado y el rey Nabónido fue hecho prisionero.
Con Nabónido y su hijo Baltasar terminó el Nuevo Imperio Babilónico o Caldeo, que paso a conver-
tirse en una satrapía o provincia del gran Imperio Persa.
Efectivamente, después de la victoria del rey persa Ciro sobre los Medos y la conquista de Sardes,
capital de Lidia, Ciro dominaba toda la región entre el Mediterráneo y el Golfo Pérsico y solo era
cuestión de tiempo que invadiera Babilonia.
Nabónido, que había previsto la gravedad de la situación, dejando el reino en manos de su heredero,
intentó el dominio de las rutas caravaneras del sur.
Varios ámbitos:
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El templo de Ishtar o Eanna estaban al frente los Qipani, que tenían diferentes cometi-
dos:
a) Funciones organizadoras ayudados por otros funcionarios:
Qipu: Administrador General
Shatammu: tenía su tesoro particular
Tupshar biti: o escriba principal
b) Funciones judiciales, ayudados por:
Mar-Bani: o notables de su ciudad, se constituían en Tribunal de Justicia
presidido por los gobernadores locales o Shakin-Temi.
En época de Nabónido hubo cambios, apareció el Administrador Real o Resh-Sharri, que vigi-
laba los campos y dominios del Templo, los canales y a los campesinos y sus impuestos llevando
las relaciones con la administración.
Continuó el qipu o administrador general. El shatammu permaneció en los templos y llevaba las
cuentas. Esta organización no cambió bajo la dominación persa.
Había también artesanos o unmanu, que eran notables y administradores que realizaban
funciones retribuidas en los templos.
1.7.4 La economía
57
Como ciudad, Babilonia no tuvo verdadera importancia hasta Hammurabi. Fundada por
Akad, nace, como las ciudades de Asur en el Tigris y Mari en el Éufrates, se había convertido en
un centro de comercio marítimo y terrestre internacional. El eje comercial se había des-
plazado hacia el norte, hacia Babilonia desde la época de Hammurabi.
1.9. La religión
Era esencialmente la antigua, puesto que no cambiaron los antiguos cultos sino que se reforzaron.
Carácter agrario en torno a Dumuzi, nacional en torno a Asur, de justicia con Shamash
y de salvación con Marduk.
Algunos dioses monopolizaron todos los cultos y terminaron asimilando a otros. Así, Ishtar
acabó asumiendo el papel, funciones y características de todas las diosas y Marduk el de to-
dos los dioses.
58
1.10.2. Inscripciones
El cuneiforme se extendió a los hurritas, que difundieron los caracteres de esta escritura
hacia el oeste. Para la correspondencia entre Egipto y los príncipes sirio-palestinos, se utilizo
una lengua babilónica.
La escritura cuneiforme se disoció a veces del acadio, la lengua que normalmente expresaba.
59
Ciro II ofreció paz y amistad a todo el mundo, y compensó a quienes había sufrido bajo Na-
bónido, al menos eso nos dice él. Al mismo tiempo puso en marcha una campaña cuya fina-
lidad era denigrar al nombre y la reputación del último rey babilonio.
Ciro II, rey de Persia, entre el júbilo de de la población y de la casta sacerdotal, se proclamó
rey, tomando el título de “Rey Babilonia”.
Igualmente aceptable para los babilonios, al parecer, fue la nueva administración persa. A la
mayoría de los funcionarios locales se les mantuvo en sus puestos, mas para las diversas pro-
vincias se nombraron gobernadores, los denominados sátrapas. Cada año tenía lugar una visita
del inspector real, el notorio “ojo del rey”.
Cambises II, que sucedió en Persia a su padre, añadió Egipto al Imperio Persa, que en esta
época ya superaba en extensión todos los imperios habidos en el mundo, hasta entonces. Babi-
lonia sufría una serie de golpes y revueltas locales.
Al final el orden fue restablecido por el rey persa Darío I, que completo la organización del Im-
perio en 20 satrapías, impuso un sistema de derecho único en todo él y creó un sistema de ca-
rreteras y caminos. Darío emprendió un extenso programa de construcción, incluyendo la
nueva capital persa, que estableció en Persépolis y un canal que iba del Nilo al mar Rojo. En
los años posteriores de su reinado estallaron las guerras entre los griegos y persas (Guerras Mé-
dicas) y estos sufrieron la derrota de Maratón.
La creciente intervención del gobierno induce a pensar que la economía era inestable. Dario I
dirigió ahora la construcción en Babilonia de un palacio nuevo y en él instalo a su hijo Jerjes.
Al morir Darío I, Babilonia aceptó legalmente al nuevo rey, que durante tanto tiempo había
residido en la ciudad en calidad de príncipe heredero.
1.11.3 Jerjes I
Dos nuevos usurpadores locales babilonios fueron proclamados reyes independientes de Persia
en Babilonia en una serie de revueltas: Bel Shimani y Shamash-Eriba, pero un sitio de va-
rios meses bastó para reducir de nuevo la ciudad rebelde y sus territorios a la autoridad persa.
El gran templo de Marduk y otros templos fueron incendiados y los atacantes se llevaron a
Persia la estatua de oro de Marduk como trofeo de guerra y sus habitantes fueron reducidos a
la esclavitud.
60
Jerjes I trató con severidad a los babilonios por haber apoyado la rebelión: la satrapía fue abo-
lida e incorporada a la de Asiria. Las grandes fincas fueron conquistadas y entregadas a los
persas y en lo sucesivo el país babilonio tuvo que pagar impuestos enormes.
Bajo este rey tuvo lugar la famosa repetición de la fracasada expedición de su padre a Grecia,
culminando en las Termópilas y en Salamina. También hubo de reducir la insurrección de
Egipto, donde un usurpador reinaba desde hacía años.
Una tragedia palatina puso fin a la existencia de Jerjes I. el perfecto del palacio, el eunuco
Aspamitres y el comandante de la guardia real, Artaleano, lo asesinaron, junto con su hijo ma-
yor Darío y el hijo menor, Artajerjes, se libró unos meses más tarde de una conspiración pare-
cida, subiendo al trono con el nombre de Artajerjes I.
Artajerjes I, llamado “Longomano”, adoptó según parece una actitud más compren-
siva ante Babilonia. Su largo reinado de 41 años fue turbado por pocas revueltas. A los sa-
cerdotes de Marduk les devolvió sus tierras y sus puestos.
Artajerjes I murió y su único hijo Jerjes II el que le sucedió en el trono. Su corto reinado de
45 días terminó con su asesinato a manos de su hermanastro Sogdianos, que tampoco duró
mucho en el trono, ya que otro hermano, Okhos, sátrapa de Hircania, se apodero del trono
sin dificultad y reinó con el nombre de Darío II. Los griegos le apodaron Nothos (bastardo)
por ser hijo de una concubina.
El periodo que siguió a la muerte de Jerjes II y su sucesor Darío II se caracterizó por nuevas
luchas e intrigas relacionadas con la sucesión en Babilonia, que culminaron con la marcha de
su nieto, Ciro el Joven , para atacar a su hermano mayor Artajerjes II. Los dos hermanos se
encontraron en Cunaxa, no lejos de Babilonia, pero Ciro el Joven fue muerto en el momento
de la victoria.
La historia de la marcha de regreso de los 10.000 griegos supervivientes al mar Negro es muy
conocida gracias a la famosa crónica de Jenofonte, la Anábasis o Retirada de los Diez Mil.
Mediante la hábil utilización del oro, Artajerjes II llamado Mnemón, estuvo a punto de conseguir
en Grecia lo que sus predecesores no habían logrado con la fuerza, pero justo en el momento
que el mundo parecía tranquilo bajo la paz impuesta por los persas, las tierras situadas al
oeste del Éufrates volvieron a sublevarse. Al mismo tiempo aparecía en Macedonia un nue-
vo poder, el de Filipo II, cuyo hijo Alejandro, tomaría el Imperio Persa.
Artajerjes II dictó a sus adversarios la Paz de Antálcidas y con él las colonias griegas de Asia
Menor y Chipre caían de nuevo bajo el yugo persa. Pero los problemas en palacio no cesa-
ban. La reina Parisatis envenenó a Estátira, mujer de Artajerjes II, por lo que fue condenada
en Babilonia. Estátira tenía tres hijos: se hizo creer a Darío, presunto heredero, que iba a ser
61
suplantado por su hermano menor Okhos, con lo que se iniciaron una serie de asesinatos que
culminaron en la muerte, de pena, del viejo rey. En el reinado de Artajerjes II, el profeta Es-
dras condujo a Jerusalén una colonia de judíos babilonios, reorganizando la ciudad y la re-
construcción del Templo.
El único superviviente de los tres hijos de Estátira, Okhos u Oco, tomó el nombre de Artajerjes
III y su primer acto de gobierno fue ordenar matar a todos los príncipes de la familia real
para evitar la competencia, muriendo él mismo envenenado por el eunuco Bagoas, quién
también asesinó a su sucesor Arser, su hijo menor, y puso en el trono a Darío III Codomano,
vencido por Alejandro Magno, con el que empezó la dominación macedonia en este país.
Alejandro fue muy bien recibido por los ciudadanos de Babilonia, a quienes recompen-
só ordenando la reconstrucción del Esagila. Y decidió hacer de Babilonia su capital oriental.
Alejandro cayó enfermo y murió a la edad de 32 años.
Babilonia, que había parecido a punto de recobrar su antigua grandeza bajo el gobierno de
Alejandro, sufriría ahora por culpa de las rencillas de sus sucesores. Los conflictos entre sus
generales, acabaría dando por resultado la creación de dos nuevos imperios en la zona: el
de los Ptolomeos en Egipto y el de los Seléucidas en Asia Menor.
Comprende la época que comienza en el 911 a.C. con el reinado de Adad-Nirari II hasta la caída del
Imperio Nuevo Asirio en el 609 a.C. El cambio de la situación internacional y el empuje belicoso de
sus reyes elevaron a Asiria a la primera potencia del Próximo Oriente.
62
Política Exterior
Política interior
Construye una nueva capital, Kalakh (hoy Nimrud). Gran extensión del Palacio Real, adornado con
bajorrelieves y estatuas de gran tamaño. Construyó un jardín botánico y una especie de zoo. Pobló la
ciudad con cautivos deportados.
Guerrero infatigable, con numerosas campañas entre los años 858-832 a.C.
Política exterior
a) Oeste: consolida el dominio de Siria hasta el Mediterráneo.
b) Noroeste: se extendió hasta el lago de Urmia y Urartu, cuya capital Arzashkun destruyó. Do-
minó varios países, pero Karkemish permaneció independiente.
c) Sureste: desde el 853 a.C. lucho contra Alepo (neohitita), Hama y Damasco (arameos) y toda
una confederación de 12 países. Después de una batalla de resultados inciertos tardó tres años
en volver a Asiria y continúo en Siria, donde siguió guerreando, lanzando nuevas ofensivas
contra la Confederación de Estados Sirios. Mientras tanto, Tiro y el rey Jehú de Israel le ofre-
cen tributos, pero volvió a Asiria sin vencer la resistencia del poderoso principado arameo de
Damasco.
d) Campañas al país de los maneos y parsuas (en los Zagros y Meseta Iraní).
e) Babilonia: dos campañas (851 y 850 a.C.), debido a luchas dinásticas en las que intervino, y
firmó una alianza con el vencedor, Marduk-zakir-shumi, de la VIII Dinastía de Babilonia.
63
Política Interior
Los funcionarios de segunda clase eran los gobernadores de las provincias, siendo el
primero el de Assur (shakin mati).
b) Características de los cargos
Eran electivos y renovables cada reinado
Eran epónimos: cada uno de ellos, empezando por el rey, daba nombre al año de su
nombramiento.
Hijo y sucesor de Salmanasar III, consigue restablecer el poder asirio. Vence a Ashur-dan-apli con el
apoyo de Babilonia, dando numerosas ventajas en el tratado. Con la ayuda de su oficial mayor, Mu-
tarris-Marduk, hace tres expediciones contra príncipes rebeldes medos y persas. Busca vengarse de
Babilonia, tomando la ciudad y deportando a su rey.
Muere pronto, tomando la regencia de su hijo de 5 años (Adad-Nirari III) su mujer, Samuramat (Se-
miramis, 811-808 a.C.), ayudada por su lugarteniente Nergalilia.
Comenzó a reinar con 9 años, y con 12 realizó sus primeras campañas bélicas.
a) Política exterior y organización del Imperio
Emprendió campañas contra Damasco y otros principados de Siria, recibiendo tributos. Tam-
bién realizó campañas contra Babilonia (795-794 a.C.), venciéndola, pero después trata de re-
conciliarse, y se produjo una gran influencia de la cultura babilonia sobre Asiria, caracteriza-
da por:
Culto a Marduk y Nabu en Nínive y Kalakh.
Cambio de mentalidad, con mayor amplitud cultural.
Cambia la imagen del rey, tanto para sus ciudadanos (prudente, inteligente y conti-
nuador de tradiciones) como para sus enemigos (valiente y temido).
Llevó a cabo la organización de las provincias, poniendo un gobernador asirio que só-
lo recibía órdenes del rey de Asiria, con rango superior al del gobernador de Nasibina.
64
2.3. El apogeo del Imperio Nuevo Asirio: la obra de Tiglat-Pileser III (744-727 a.C.). El Impe-
rio Asirio-Babilónico
Era hijo también de Adad-Nirari III, y el Imperio Asirio adquiere con él de nuevo una gran impor-
tancia.
Política exterior
a) Problema arameo-caldeo
En el sur estaba el problema arameo-caldeo, que amenazaba a Babilonia. Tomó ciudades so-
metidas a estos nómadas y completó las conquistas, extendiéndose hacia el Zagros.
b) Problema sirio
Por el oeste estaba el problema sirio. Llevó a cabo una serie de campañas:
Contra la coalición de Estados Sirios mandados por el principado de Arpad y apoyada por
Urartu.
Vencida esta coalición, tomó Arpad e hizo someter a tributo a otros estados de la región.
Una nueva coalición siria, capitaneada por el principado de Sam´al, fue vencida e incor-
porada a Asiria junto al principado de Hama, manteniendo en el trono a un rey amigo, Pe-
nammu (738 a.C.).
Recibió tributos de Biblos, Samaria, Sam´al, Gurgum y otros estados menores.
c) Problema medo-urarteo
En el noreste estaba el problema medo-urarteo. Trató de resolverlo con dos campañas:
Primera: Comprendió la fuerza y extensión de sus enemigos, y sin poder vencerlos, llega
cerca de la actual Teherán, volviendo a Assur con un gran botín de guerra.
Segunda: Llega hasta Turushpa, nueva capital de Urartu, que asedió y no pudo tomar,
siendo derrotado aquí por primera y única vez, aunque luego tomó varias fortalezas del
sur de Urartu, consolidando la frontera asiria.
d) Oeste
Nuevas campañas:
Contra las ciudades filisteas que le negaban tributo (Damasco, Samaria, Ascalón y Gaza),
teniendo lugar también la rebelión de Tiro y Sidón, contra las que luchó.
Tomó toda la región, dividiéndola en seis distritos militares, y formó una nueva provincia
con parte del reino de Damasco. Saqueó Gaza.
e) Ayuda al rey Acad de Judá
Ante la petición de ayuda del rey Acad de Judá para luchar contra Israel y Damasco:
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Nunca tuvo el Imperio Asirio la cohesión y solidez que el de los faraones egipcios de las dinastías
XVIII y XIX, ya que éstos practicaron una política de asimilaciones y tolerancia, mientras que los
asirios recurrían con preferencia a la fuerza bruta, provocando con ello frecuentes odios y revueltas a
la muerte de los soberanos asirios, teniendo su sucesor que reconquistar los territorios de nuevo.
Sin embargo, mientras los egipcios se enfrentaron solamente a poblaciones sin cohesión alguna, los
asirios se enfrentaron a grandes potencias llenas de vitalidad (babilonios, elamitas, arameos, medos,
urarteos, hititas, árabes, egipcios y etíopes).
Apogeo
A partir del siglo VIII a.C., los asirios llegan a su apogeo, perfeccionando y suavizando sus métodos
de conquista, que se traducirán en:
a) Deportaciones en masa de poblaciones vencidas, transformando los diferentes estados en
provincias administradas por gobernadores asirios. El primero que lo hizo fue Tiglat-Pileser
III, rompiendo la resistencia que opondrían si los dejaba en su tierra. Esto conllevó una mez-
cla de razas, modos de vida y supresión de fronteras, y convertirá a los asirios en los agentes
del nivelamiento que permitirá el establecimiento de los grandes imperios posteriores: neoba-
bilónico, persa, griego y romano.
b) Perfección del armamento y técnicas militares de asedio. Gran importancia del carro de gue-
rra.
Esta política fue la que permitió a Tiglat-Pileser III incorporar Babilonia, formándose el Imperio
Asirio-Babilonio, uniendo todas las tierras del Creciente Fértil. Tras su muerte hay rebeliones en
Israel y Sam´al, apoyados por Egipto.
Salmanasar V (726-722 a.C.), su sucesor, destruye Sam´al y Samaria, muriendo asesinado en ésta. La
operación militar en Israel la continúo su sucesor Sargón.
66
Los reyes más importantes de esta dinastía, aparte de Sargón II, fueron Senaquerib (704-681 a.C.),
Asharhaddon (680-669 a.C.) y Asurbanipal (668-627 a.C.). Sus sucesores llevarán al Imperio a su
destrucción hacia el 610 a.C., acosados por varios frentes, sobre todo los medos y escitas.
Esta época, desde el 744 a.C. (inicio del reinado de Tiglat-Pileser II), es considerada por algunos
como el comienzo del Imperio Nuevo Asirio.
Política exterior
El rey
El Imperio Asirio estaba basado en la autoridad real. El rey tenía todos los poderes políticos, religio-
sos y administrativos. Él era el Shangu del dios Assur, a la vez sacerdote y administrador nacional, y
los objetivos de su política eran extender sus posesiones. A todos los súbditos se les exigía el Adu o
juramento de fidelidad, que se hacía por categorías profesionales. En él se apoyaron los reyes para
resolver el problema sucesorio, ya que desde el siglo IX a.C. no se seguía la Ley de Primogenitura
(por ejemplo, Senaquerib, Asharhaddon y Ashurbanipal eran hijos menores).
El Harén Real estaba organizado por leyes, con gran importancia de los eunucos, siendo frecuentes
las revueltas e intrigas, para influir en el gobierno por medio de las mujeres.
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Administración
Existía gran jerarquización y burocracia.
a) Administración central
Los principales cargos eran:
General en Jefe.
Heraldo de Palacio.
Intendente.
Copero mayor.
Gobernadores de provincias, al frente de los cuales estaba el Gobernador de Assur.
Gran visir (sukallu), en el que convergían todas las informaciones de los hassulu regiona-
les, que le daban los gobernadores regionales o los qipu (recogedores oficiales de grano y
paja).
Casi todos los cargos anteriores, aparte de sus obligaciones en la corte, en la que residían, te-
nían cargos militares.
b) Administración provincial
Hay una doble gestión:
Administración ordinaria
Responsables locales dependientes del Gobernador provincial, que tenía que dar cuenta al
Gobernador central
Administración de los Hassulu
Informadores de todas las escalas de la administración que enviaban informes al gran Vi-
sir (sukkallu-dannu). Existía una gran centralización en la administración.
Economía asiria
Poca evolución desde la formación del Imperio. Era esencialmente agrícola. El artesanado estaba
poco desarrollado y concentrado en el Templo y el Palacio, así como en las capitales de provincia.
El comercio está en función del suministro de objetos de lujo a las clases dirigentes. Algunos sobera-
nos se esforzaron por mejorar las técnicas. Senaquerib construyó caminos y canales, acueductos y el
perfeccionamiento de métodos de fundición.
La esclavitud no era muy numerosa, ya que se hacían levas entre los súbditos para diferentes tareas.
Las fuentes de esclavitud siguen siendo las mismas: insolvencia de gran número de prestatarios, ven-
ta de hijos, prisioneros de guerra o esclavos extranjeros. El esclavo era un bien, y se podían vender e
intercambiar, pero en esta época los esclavos podían hacer negocios y hacerse con fortunas, que a su
muerte revertían a sus amos.
Como en la Babilonia casita, también hay kudurrus.
Sociedad
La división de clases era igual que la de Babilonia, pero con diferencias más marcadas: Son conoci-
das debido a los textos encontrados en Asur y sobre todo a las tablillas de Ugarit (Ras Shamra).
a) Aristocracia de militares y altos funcionarios: clase cerrada, con carácter de casta.
b) Hombres libres que disponían de tierra.
c) Población libre, humilde y sin propiedades (Upsu). Eran pequeños campesinos y artesanos
que vivían en las afueras, equivalentes a los mushkenum del código de Hammurabi.
d) Los esclavos, en su mayoría prisioneros de guerra (asiru).
Derecho
El Derecho consuetudinario era muy parecido al de la época de Hammurabi:
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Religión
Sin grandes diferencias con la babilónica, salvo la oficial. El dios principal era Ashur, con una fun-
ción muy parcial: sólo tenía carácter guerrero. Desarrollo de la creencia en el sol, representado por
Samash (justicia), considerado como juez de los enemigos de Asiria. Por tanto, la ideología guerrera
recibió entonces su fundamento jurídico-religioso.
Entre los enemigos de Asiria había una influencia muy importante de la religión babilónica, aunque
las relaciones Asiria-Babilonia furon muy complejas.
La irradiación cultural babilónica sobre Asiria siempre había fascinado a sus clases dirigentes. Era
una especie de atracción prohibida, lo que se manifiesta claramente en el aspecto espiritual, en la
cultura y en la religión. Prueba de esta influencia son los títulos que adoptaron los reyes asirios, pre-
tendiendo la igualdad con el rey de Babilonia (Tukulti Ninurta se hizo llamar ”Rey de las cuatro re-
giones”).
A pesar de las envidias y resentimientos e incluso las continuas luchas con Babilonia, Asiria no dejó
nunca de abrirse a las influencias de ésta, tanto en la literatura, copiando su estilo, como en la escul-
tura (excepto la glíptica, que es hurrita). En el culto religioso su dependencia fue tal vez mayor.
Desde el reinado de Ashur-Uballit I ya hay un templo de Marduk (dios babilonio), compitiendo con
Ashur, que acabó por ser sólo el dios de la guerra, sin llegar a ser el jefe del panteón divino (Anun-
naki). La principal diosa era Ishtar, diosa de la fecundidad.
En el 1200 a.C. se dio un nuevo paso. El ritual babilonio de la fiesta de Año Nuevo, dedicado a Mar-
duk, fue adoptado por Assur, y en el aspecto espiritual y religioso las dos regiones se fueron convir-
tiendo cada vez más en una.
Se puede decir que el panteón tradicional sumero-acadio, evolucionado en Babilonia, a finales del
siglo XII, y definitivamente en el XI y X a.C., estaba considerado en Asiria como clásico, y a partir
del Imperio Nuevo Asirio se puede ya hablar de una religión asirio-babilónica.
Sería incomprensible un final en tan poco tiempo después del esplendor, si no se supiese que en el
período del 627 a.C. (muerte de Assurbanipal) y el 612 a.C. (caída de Nínive) se produjo una suce-
sión ininterrumpida de guerras civiles y exteriores. El país estaba agotado cuando se produjo la inva-
sión de los medos, que junto con la de los caldeos, produjo el final del Imperio Asirio.
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A la muerte de Asurbanipal, las luchas entre sus dos hijos es aprovechada por el rey caldeo Nabopo-
lasar en el 626 a.C., reconociéndose rey de Babilonia en Sippar y en Babilonia. Los medos y los cal-
deos precipitaron el desenlace final.
Toma de Assur
En el 625 a.C., Ciaxares de Media unificó a tribus escitas y persas, y en el 614 a.C. tomó Assur, que
fue saqueada, concluyendo una alianza con el rey de Babilonia, Nabopalasar.
Toma de Nínive
Ciaxares y Nabopalasar atacaron Nínive en el 612 a.C. El último rey asirio Ashur-Uballit III resistió
en Harran hasta el 610 a.C. Tanto egipcios como asirios se retiraron más allá del Éufrates. Los últi-
mos restos del Imperio Asirio desparecieron para siempre.
a) Toda la zona pasó a ser territorio babilónico, y el faraón Nekao implantó su dominación en
Palestina, las ciudades fenicias y las antiguas provincias arameas de Asiria hasta los vados
del Éufrates.
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La civilización egipcia es el resultado de una serie de factores geográficos y humanos que desde la
época prehistórica produjeron una cultura original y grandiosa.
Egipto está enclavado en la zona más oriental del gran desierto del Sáhara. Allí, el desierto solo está
interrumpido por algunos oasis, y sobre todo, por la gran corriente del Nilo, auténtica columna verte-
bral de todo el territorio y origen de esta civilización.
En el sur son tres los ríos que desembocan en el Nilo: El Nilo azul, el Nilo blanco y el Atbara.
Las aguas del Nilo alcanzan el valle cada año entre los meses de junio y septiembre. Esta inundación
fertiliza la tierra.
Egipto debe abrirse necesariamente al exterior para conseguir las materias primas que necesita, ya
que posee muy pocas y muy localizadas.
El desarrollo de esta cultura sigue aún, aproximadamente, las divisiones de Menetón, aunque las ex-
cavaciones arqueológicas y nuevas reflexiones sobre diversos documentos, añaden hoy al comienzo
de la historia egipcia nuevas periodizaciones.
Según Menetón, los reyes estaban clasificados en XXXI dinastías o familias reales, designadas cada
una de ellas por un epíteto geográfico.
La civilización egipcia comenzó, según Menetón, con la unificación de Egipto bajo un solo rey. La
tradición la atribuye a Narmer o Menes. También, por una cabeza de maza de Hiercómpolis, se co-
noce a un rey “Escorpión”. Algunos autores lo sitúan a él y a Narmer de modo correlativo en la Di-
nastía 0. Pero hay elementos muy anteriores pertenecientes a la denominada Dinastía 00.
“Dinastía 00” es término usado por algunos autores para referirse a los reyes, príncipes, gobernantes
o personajes importantes del período anterior a la Dinastía 0.
Esta “Dinastía” comenzaría con el personaje enterrado con el paño de Gebelein y otras de personajes
“diferenciados” de diversas tumbas del cementerio T de Nagada así como algunos personajes del
cementerio U de Abidos.
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Contemporáneas a este período se consideran también las tumbas L24 de Qustul y la 137,1 de Seyala
en Nubia.
Se trata de unos momentos a los que Vercautter denomina “los siglos oscuros”, época que comienza
en el Protodinástico o Gerzeense Recipiente, caracterizado por:
1. Urbanización.
2. Creación o rápida evolución de las instituciones sociales y económicas.
3. Unificación cultural de todo Egipto.
Fue en este momento Protodinástico cuando aparecieron en Egipto las primeras aglomeraciones hu-
manas.
En lo que se refiere a las Paletas Predinásticas testimonian el paso de la protohistoria del Gerzeense
final a la Historia de la época arcaica. Salvo de Narmer, ninguna de estas Paletas se han encontrado
en contexto. Las tres Paletas originarias del Alto Egipto han sido consideradas como históricas, re-
presentando cada una a su manera, la conquista del Reino del norte por el del sur.
Otro objeto característico de esta época final del Protodinástico-Principio de la Época Arcaica son las
cabezas de maza.
Una serie de posibles nombres reales se ha puesto en evidencia y reconstruido recientemente por
Gunter Dreyes en algunas etiquetas e inscripciones de los recipientes del cementerio de U de Abidos,
en ciertas impresiones de sellos de Nagada II, en la Paleta de Tehenu y los graffiti grabados a los
Colosos de Coptos.
2.4. La Dinastía 00 ó “Dinastías 00”. Los proto-reinos de Nagada III A-IIICI arcaico de Tinis-
Abidos o IIC (IIA) IIIA2 (IIIA2).
La Dinastía 00 correspondería más bien a un período protodinástico, no a una línea de reyes o gober-
nantes de un lugar específico.
El término Dinastía (o Dinastías) 00 se utiliza, pues, como término descriptivo que indica un perío-
do: Nagada IIIC-IIIA2.
Al final de esta fase y comienzos de la siguiente, las más antiguas designaciones y nombres de los
antiguos “príncipes” se encuentran de forma anónima (es decir, en la forma de “solo las fachadas del
palacio”, serekhs), incisas o escritas en las tumbas.
Ya se encuentran recipientes con serekhs, con o sin el halcón sobre ellos. Los serekhs se encuentran
desde el Delta a la Alta Nubia, pero deben corresponder a personajes que solo fueron jefes locales
que gobernaron en áreas regionales restringidas, aunque compartiesen una forma común de cultura.
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En cuanto a los grandes personajes (reyes) del Bajo Egipto y del Delta, parece que la Baja Nubia
estuvo bajo el dominio de estas dos entidades regionales durante Nagada III arcaico, en Seyala y
también en el sur en Qustul, lo que explicaría posiblemente que estos poderes políticos crecieron
debido a la riqueza que les produjo la explotación de los yacimientos de oro y canteras nubios.
Más tarde, en Nagada III Medio, estos centros regionales fueron destruidos muy probablemente por
el poder y la energía de Hierakómpolis, que se amplía como parece atestiguar los graffiti con escenas
de batalla de Gebel Sheikh Suleiman.
Los jefes, príncipes o reyes Tinitas, heredaron probablemente el territorio de Nagada y accedieron a
las rutas de comercio nubio.
En este momento parece atestiguar una victoria decisiva de Tinis/Abidos sobre Nagada, como se
puede entender por los grabados en roca en el camino del desierto de Luxor-Farshut.
Los príncipes de Hierakómpolis, serían, pues, los únicos rivales de los reyes Tinitas existiendo hasta
la época de la unificación.
En el período de Nagada IIIb2 (“Fin de la Dinastía 0”) los reyes de Abidos (Tinis) fueron enterrados
en el cementerio B en el cual las últimas tumbas son las de Narmer y Aha, los primeros reyes de la I
Dinastía.
El rey Escorpión (II) es considerado un predecesor de Narmer, quien habría podido pertenecer a la
familia predominante de Hierakómpolis.
Esta Dinastía de Abidos es en realidad una dinastía de reyes (inicialmente el término “Dinastía 0” se
atribuye solo a estos reyes de Abidos, no a otros reyes locales del Alto o Bajo Egipto).
3. La Época Arcaica / Dinástico Arcaico (sg. Dreyer) o Monarquía Tinita. Dinastía I-II
A esta época se le llama Protodinástica porque es la de las más antiguas dinastías, y Tinita del nom-
bre de Tinis o This, capital del octavo nomo.
Narmer es uno de los nombres reales más extendidos del Dinástico Arcaico. Ha sido considerado
como el fundador de la I Dinastía y originó la figura legendaria de Menes.
Ésta asociado con los comienzos de la fase Nagada IIIc (Dinastía I). Parece que él soluciono el pro-
blema de los “rivales” de Hierakómpolis.
Los ocho faraones del I Dinastía reinaron, según Vercoutter, en una época de prosperidad. Los reyes
de esta Dinastía comienzan a llevar lo que se denomina “titularidad” o “protocolo” real tradicional,
conferida al faraón en la ceremonia de coronación, que comportaba a partir de Reino Antiguo cinco
títulos fijos, que introducían, bien por un solo nombre o una corta frase, variantes para cada faraón.
Al menos tres de estos títulos rituales eran utilizados por los faraones de la I Dinastía:
1. Nombre de Horus del faraón, inscrito sobre un rectángulo o serekh, imagen del palacio real,
con un halcón encima, símbolo del poder real. Se traduce por “el horus X…”. Este título lo
llevaron los ocho faraones de la I Dinastía.
2. Este segundo título está formado por la frase n(y)swt-bity que se traduce por “el que pertene-
ce al junco y a la abeja”, siendo el junco (o la caña) el símbolo del Alto Egipto y la abeja del
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Bajo Egipto, de donde la traducción habitual del título como “el señor del Alto y Bajo Egip-
to”.
3. Las Dos Señoras o Nebty, en razón de la lectura probable de los grupos de signos que se uti-
lizaban para escribirlo: el buitre, que representaba a la diosa Nekhbet del elKab y la cobra,
divinidad tutelar de Dep, ambos sobre el signo de la cesta neb, que significa “Señora”. Este
título se relaciona, como el de Nesut-Bity, con los reinos del norte y del sur.
A los restos de unos verdaderos Anales, cuya existencia se supone por los cilindros-sello o sus im-
prontas y algunas tablillas de marfil, se unen la Piedra Palermo, las Listas Reales, el Papiro de Turín
y los que subsisten de la Lista de Manetón.
3.1.2. Los faraones: Narmer, Aha o Menes, Teti, Djer, Rey Serpiente, Den, Miebis y Semerkhet.
La reina Meneith.
Al faraón, Narmer, Aha o Menes, la tradición manetoniana le atribuye un reinado de treinta años.
Su sucesor fue Aha “el combatiente” que le atribuyen campañas contra Nubia y Libia, y relaciones
con Biblos y el Líbano. De su época se conoce un sacrificio humano ante el palacio real. Su mujer
fue la reina Neithotep, a la que se le atribuye una gran tumba en Nagada y la regencia de su hijo Teti.
Éste fue un faraón efímero, que solo duró un año y 45 días. De este faraón se conservan dos grandes
tumbas.
El siguiente, Vadyi es conocido como “el rey Serpiente”. Reinó unos 10 años y durante su gobierno
una expedición penetró en el desierto oriental. Contemporánea suya es la reina Merneith, atestiguada
en numerosos documentos escritos pero cuya posición en la I Dinastía o incluso en la II Dinastía es
incierta. Sería la madre de Den, ejerciendo la regencia en su nombre al principio de su reinado, para
algunos investigadores, para otros es su esposa. Fuese quien fuese esta reina, su tumba en Abidos
estaba rodeada de 77 sepulturas subsidiarias, lo que testimonia su gran importancia y que tal vez
reinó como única monarca egipcia, siendo la primera reina-rey de este país, antecedente de otras mu-
chas posteriores.
En tiempos de Den se suponen escritos al menos dos “capítulos” del Libro de los Muertos. Le suce-
dió Miebis o Adjib y a éste Semerkhet. El octavo rey de esta Dinastía seria Horus Ka o Kaa, con el
que según Menetón acaba la I Dinastía, sin que se sepan las razones de la llegada al poder de la II
Dinastía, de origen tinita, como la I, que comprendía a nueve reyes.
Los nombres y el número de orden de estos faraones es incierto, ya que las fuentes,
los cilindros-sello, las tablillas de marfil, la Piedra Palermo, las Listas Reales y el Papiro
de Turín no coinciden y se contradicen a partir del séptimo faraón, siendo solo seguros
los nombres y el orden de sucesión de los cuatro primeros.
E l p r i m e r o f u e H o t e p s e k h e m u y / H o t e p s e j e m u y . L e s u c e d i ó N e b r é o Ra-
neb. Su nombre es el primer nombre r e a l c o m p u e s t o c o n e l d i o s S o l d e Heliópo-
lis. El tercer faraón, Ninerter, es conocido gracias a la Piedra Palermo, le sucedió Uneg
y después de él las noticias s o n c o n f u s a s , c o n f a r a o n e s c o m o Sekhemib o Perib-
sen. Su s ucesor fue Khasekhem o Jasejem, del que constan actividades guerreras y se
le representa matando prisioneros “del norte”. Su sucesor Kh as ek h emu y / Jas eje mu y s u -
74
3.3.1. La monarquía.
En esta época está atestiguada la existencia de la mayor parte de las divinidades del Panteón
egipcio clásico, bien con formas animales o representados por sus símbolos y también con for-
ma antropoforma.
3.3.3 La escritura
La aparición en Egipto de la escritura jeroglífica como hoy se conoce es uno de los logros
que se atribuyen a las dos primeras dinastías.
Se aprecia una decoración que se interpreta como destinada a asegurar al difunto la vida en
el Más Allá y a la protección de las divinidades representadas por sus símbolos, mien-
tras que la escritura mantiene, mágicamente, el nombre de la persona y su permanencia eter-
na.
Se admite aún la teoría tradicional de que Menfis fue fundada alrededor del 3100 a.C. por el
primer rey de la I Dinastía que unificó Egipto, tras haber conquistado por la fuerza el nor-
te. Se constituyó así un reino homogéneo bajo la autoridad de la ciudad de Buto (actual
Tell-el-Faraïn), en el extremo noroccidental del Delta.
B. Reino Antiguo
Se denomina a esta época Menfita por el nombre de su capital: Menfis (que lo sería a lo
largo de todo el Reino Antiguo). El Reino Antiguo comprende las dinastías III a VI. La
cronología de las Dinastías III-VI según Clayton será 2686-2181.
75
Se sabe mu y poco del primer rey de la Dinastía III, Sanajt o Nebka, tal vez unido p o r
m at ri m o n i o co n l a h e re d er a de l a dinastía anterior. Se supone que le sucedió su posible
hermano Djeser/Zoser, Dyerser o T os ortos para l os gri egos . M anetón comienza con
él una nueva Dinastía, debido a los grandes progresos que realizó en Egipto en su época.
1.3 Dinastía IV
Parece que el primer rey de la Dinastía fue Sneferu/Snefru o Snofru. Contrajo matri-
monio con Huni o Heteferes I, madre de Keops e hija de su predecesor.
De Snofru se pueden dar algunos detalles gracias a la Piedra Palermo. Organizó una expedi-
ción a Nubia, de donde trajo numerosos prisioneros y llevó a cabo campañas en el Sinaí.
Construyó dos pirámides en Dahshur, además de templos, palacios y fortalezas. Su im-
portante reinado adelanta la perfección artística de sus sucesores: Keops, Kefren y Mice-
rino, cuyas pirámides aún asombran al mundo y son índice de lo avanzado de esta civiliza-
ción.
En tiempos de este rey se había concluido el esquema “clásico” del complejo funerario de los
faraones, consistente en un templo del valle, calzada, templo adosado y pirámide, lo que
se repetiría a lo largo de todo el Reino Antiguo.
Este rey dejó en la literatura clásica egipcia el recuerdo de hombre bondadoso y amante
de la buena vida.
76
biografía cuenta su carrera, a lo largo de la cual fue nomarca del nomo XVII del Alto Egip-
to, gobernador de fortalezas, gobernador de Buto, entre otras muchas cosas más y recibió
legados de tierra. Meten es un ejemplo de la posición social y la riqueza de los altos funciona-
rios en Egipto.
Keops dejó, según los informadores de Heródoto, mala fama de tirano que, en cierto modo,
también aparece en el Papiro Westcar.
El descubrimiento de la tumba de la reina Heteferes I, madre del rey, en el año 1925, por el
arqueólogo americano G. Reisner, en una cámara funeraria situada en el fondo de un pozo
de 30 m de profundidad al este de la Gran Pirámide. En la tumba se encontró el ajuar
junto con un sarcófago de alabastro, donde se guardaban las vísceras de la difunta, mien-
tras que el sarcófago estaba vacío. Es el testimonio más antiguo de la evisceración para la
momificación. Está conservado en el museo de El Cairo.
Su sucesor fue Dyedefre/Didufri (Redjedf), que reinó 8 años según el Papiro de Turín.
Dejó una pirámide inacabada en Abú Rodash. La ascensión de este faraón ha sido explicada
por una disensión en la familia real que parece que se produjo a la muerte de Keops.
Igualmente se cree que el reinado de Didufri acabó en medio del descontento general.
Kefrén (Jafre o Rejael) reinó, según Manetón, 63 años, pero en realidad no aparece haber
estado en el trono más de 24 según el Canon Real de Turín. La reina Heteperes II
viuda de Kawab y Didufri, le dio como esposa a su hija Meresank II, con lo cual volvió a
reina la paz en la familia real y la activa Heteperes II vivió hasta el final de la dinastía. Ke-
frén construyó su pirámide al lado de la de Keops, algo más pequeña, pero como está
situada en un nivel algo más elevado parece incluso mayor.
La realización más famosa del faraón Kefrén fue la Esfinge de Giza. Se talló el altozano y
se le añadieron algunos bloques para darle forma d e un l e ón c o n c ab ez a h um an a y t o -
c ad o f a ra ó n i c o, l o gr ánd os e as í un a d e l as m á s famosas obras del arte de la Antigüe-
dad. En el Reino Nuevo se la creía el dios Harmakis y Tutmosis IV mandó limpiarla de
arena y grabó una estela, la Estela del Sueño.
1.4 Dinastía V
Según Manetón, esta Dinastía reinó durante 248 años y según el Papiro de Turín, 140. Su
origen está explicado en el Papiro Westcar, conservado en el Museo de Berlín. Casi toda la
l a b o r d e e s t a D i n a s t í a f u e o b r a d e l o s sacerdotes de Heliópolis, cuya teología solar
triunfó durante casi siglo y medio. Sus primeros soberanos, Userkaf y Sahure, no eran de
sangre real, sino hijos de la mujer de un simple sacerdote de Ra de un pequeño pueblo.
Sin embargo, es posible que el primer rey de la dinastía fuera hijo de Neferhotep,
hija de Didufri y que se casara con Khentkaves, probable hijo de Micerino.
La Dinastía V supuso muchas novedades en el Estado Egipcio. El título real de “hijo de Ra”, ya em-
pleado esporádicamente en la Dinastía anterior, se generalizo en este período, incorporado a la titula-
ridad real. Aumentaron los textos esctritos y se comprueba una elevación del pensamiento literario y
científico.
77
El segundo rey de esta Dinastía, su sucesor, Sahura, reinó unos 14 años y durante su gobierno hubo
campañas contra los libios y los asiáticos. Envió expediciones al Punt y al Sinaí.
En esta época las pirámides son más pequeñas, construidas con materiales más menudos. El templo
adosado a la pirámide servía para el culto y las ofrendas dedicadas al rey difunto.
Sus sucesores directo fueron Shepseskara y Neferefra de los que hay pocas noticias, así co-
mo Niuserra, célebre por su templo solar de Abusir, y su complejo funerario, uno de los más
completos que se conservan, al que parecen seguir Menkauhor y tal vez Isesi Dyedkara.
El último rey de la V Dinastía fue Unas/Onos. Reinó durante 30 años y se sabe que proba-
blemente hizo un viaje a Elefantina para recibir un homenaje de los jefes nubios. En Biblos
aparecieron vasos con su nombre.
El principal cuidado de los reyes de esta V Dinastía fue el culto de Ra, que se celebraba
en templos solares al aire libre, aunque no de una forma exclusivista como tratara de serlo la
reforma religiosa de Akenatón y en los mismos santuarios de Ra están atestiguados los cul-
tos de Horus y Hathor. El resultado de esta reforma fue el debilitamiento del poder real, ya
que, al reconocer el rey su dependencia del poder del dios, se acercaba en cierto modo a
los demás mortales. Esta debilitación de la concepción monárquica tendría una gran influen-
cia sobre la evolución política y social del Estado menfita.
En el orden religioso hay que destacar también el hecho de que en la pirámide del rey Unas en
Saqqara, las cámaras y los pasadizos se cubren con inscripciones jeroglíficas llamadas “Textos
de las Pirámides”, costumbre que se repetirá más tarde con otros monarcas y reinas. Estos
textos son una colección muy extensa de plegarias, invocaciones, himnos, etc., destina-
dos a asegurar al faraón la vida de ultratumba con los dioses. Constituyen la base de lo que
después llamaremos en el Reino Medio “Textos de los Sarcófagos”y en el Reino Nuevo
“Libro de los Muertos”. Es de destacar una parte muy importante de estos textos, que se
denomina “Himno Caníbal”, no vuelve a repetirse.
Según Manetón, los reyes de la Dinastía VI eran de Menfis. El acceso al trono de su primer rey Teti
I, puso fin a la inestabilidad que siguió a la muerte de Unas/Onos.
Entre Teti I y Fiope/Pepi I suele citarse al rey Userkara, que tal vez reinó en algún momento.
Hay datos para afirmar que Pepi I nombró corregente a Merenra en los últimos años de su vida y este
le sucedió al morir.
Merenra I, “el amado de Ra”, reinó como único rey durante unos 9 años.
78
Merenra II Antyemsaf aparece como sucesor de Pepi II, pero de él casi no hay noticias,
lo mismo que de otros dos posibles reyes y de la reina Nitocris/Nitiqret, cuyo esposo, pudo
ser el mismo Merenra II, para Manetón el último monarca de la Dinastía VI, que reinó solo
un año. La fama de esta reina conocida por Heródoto y Manetón, creció hasta convertirse
en época griega, en Rodopis, cortesana y mítica constructora de la tercera pirámide de Giza,
antecedente en su leyenda de “La Cenicienta”. Ella fue la segunda reina conocida que ejerció
el poder político en Egipto tras Merneith, de la I Dinastía. Al parecer su sucesor fue Nefer-
kara. Tras el que empieza el denominado Primer Período Intermedio.
Parece que la crisis del poder real que ya se apunto al hablar de la Dinastía V se acentuó
con la VI, y, sobre todo, durante el reinado del faraón Pepi II, que contrajo matrimonio con
las hijas de un simple funcionario. Se llega a un período de descentralización.
Es la época que va desde finales de la VI Dinastía hasta la reunificación de Egipto por Men-
tuhotep II, un príncipe tebano. Históricamente hablando supone el hundimiento del es-
quema político del Reino Antiguo, el ascenso al poder de los nomarcas, la aparición de un
reino en el norte con capital en Heracleópolis y otro en el sur en torno a Tebas, y finalmente, la
reunificación del país por los tebanos. Culturalmente se dio un cambio muy importante, tan-
to en la mentalidad como en la expresión literaria, así como en la religión y posiblemente
en la sociedad.
Las fuentes históricas son casi inexistentes y no se puede conseguir una descripción clara
de los hechos.
Se caracterizo por el feudalismo o independencias de los nomos, donde los nomarcas reunían
tropas locales y había Sumos Sacerdotes de los dioses que también administraban
sus bienes. El confusionismo durante el cual, un príncipe de Heracleópolis llevó su
residencia a la capital teórica del país (Menfis). Podemos distinguir varias etapas:
Está caracterizado por la invasión extranjera y la guerra civil. En él, los cargos como los de
visir y Nomarca se hacen hereditarios.
Se subdivide a su vez en dos épocas, que corresponden, respectivamente, a cada una de las
Dinastías:
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El fundador de la VIII Dinastía fue un rey, tal vez hijo o nieto de Pepi II. Se le asignaba un
reinado de 4 años y se enterró en Saqqara sur. De sus sucesores carecemos casi por com-
pleto de información. El único que se puede identificar con precisión es Kakara Aba o
Ibi, al que el Canon de Turín atribuye 2 años de reinado y sitúa en posición decimocuarta
en esta Dinastía, que termino hacia el año 2160, en el que encontramos a Egipto dividido en
tres partes:
Durante este período, emergió la IX Dinastía, una familia de nomarcas procedentes de Hera-
cleópolis, fundada posiblemente por Nerybrajety según Manetón. Puede que esta dinastía
gobernase todo el país pero al comienzo de la Dinastía X, unos 30 años después, ya existía un
gobierno fuerte en Tebas, donde se habría establecido la Dinastía XI, cuyos reyes lleva-
ron los nombres de Inyotef o Antef y Mentuhotep.
La creciente hostilidad entre los dos rivales provocó frecuentes enfrentamientos, hasta que
uno de los reyes de Tebas unificó Egipto. El primer Antef se proclamó rey con el nombre de
Horus de Seheru-Tauy, “El que ha devuelto la calma a las dos tierras”.
1.1.1 El Rey
Oficialmente el rey llevaba 5 nombres, de los que los tres primeros ya vimos antes. A esta
nomenclatura se le llama también “Protocolo”, y era conferida al rey en las ceremonias.
El rey era el que dirigía la historia del país y lo hacía en virtud del derecho divino (maat),
es decir, el orden universal y por ello podía gobernar, dictar y emanar derecho y mantener
al país en orden frente a las fuerzas disgregadoras del Caos.
Esta doble naturaleza del faraón explica el hecho de que éste, perdida la naturaleza humana,
ascendiera a la categoría de los dioses. Así se lee en los Textos de las Pirámides.
80
Existieron una series de formulaciones y término que se acercaron a los conceptos de propie-
dad, tal y como los entendemos hoy en día, tales como: dueño, señor, dependencia,
intervención, idea de poder, fuerza procesal, etc.
a) En la cúspide estaba el Rey, depositario por derecho divino de todos los poderes
del Estado. Era un personaje divinizado, identificado con el dios Horus y colocado
bajo la protección de las diosas Wadjet y Nejebet. Cada 30 años de reinado se reno-
vaban sus poderes en una fiesta Sed. Progresivamente, su divinización se acentuó y des-
de la V Dinastía se proclamó que el dios sol Ra se unía a la mujer del Rey engendrando
a los sucesivos reyes.
b) Altos funcionari os y sacerdotes .
c) Pueblo bajo: el pueblo llano estaba formado básicamente por labriegos y artesano.
Al parecer no existían esclavos propiamente dichos, salvo los prisioneros de gue-
rra.
Los dos cargos principales eran el de visir y el de Supervisor de obras. A finales de la dinastía
IV y comienzos de la V aumentó el número de altos funcionarios.
Funciones:
a) Jefe de la Administración Central. Estaba asistido por los Jefes de Misión que le po-
nían en comunicación con todo el país y todos los asuntos de gobierno.
b) Presidía los archivos reales, donde se conservaban todos los documentos importan-
tes, tanto reales como públicos o privados.
c) Era Jefe de la Gran Casa de la justicia y como tal, presidía “las Seis Grandes Casas” o
Grandes Audiencias territoriales.
d) Dirigía el “Tesoro” “Doble Casa Blanca” y tal vez el ministerio de Agricultura: el “Do-
ble Granero”.
e) En general, era el jefe de todos los servicios del Rey: de la Casa Real, de la Casa de
Armas, de la Cámara del Tocado del Rey, etc.
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El Tesoro (Hacienda)
Recaudaba y centralizaba la recogida de todos los productos del país y los redistribuía para
sufragar todos los gastos oficiales.
a) La Casa Blanca o Tesoro del Alto Egipto y la Casa Roja o Tesoro del Bajo Egipto.
b) Cuando se unificó, se le dio el nombre de Doble Casa Blanca.
Los escribas
Su función fue siempre muy solicitada por inprescindible. En cada ciudad importante existía
un archivo, en el que trabajaban, al que se llamaba Casa de Vida, en el que se reunían los do-
cumentos relacionados con el funcionamiento de la ciudad.
Entre estos escribas se multiplicaban las titulaturas, que comenzaban con la de Jefe de los
Secretos, título que indica una iniciación religiosas y mágica, y la indudale importancia del
cargo, ya que en sus manos estaba el funcionamiento del país, tanto a nivel material como
espiritual, puesto que estos Jefes de los Secretos se ocupaban también de las misiones
reales, de las órdenes del Faraón, de la Justicia, de la diplomacia, etc.
82
El término nomo comienza con los Lágidas, que retomaron de forma general las divi-
siones territoriales. La Cámara del Mundo contenía tres copias de la lista de los nomos,
que se pueden calcular a pesar de que existen lagunas: 22 para el Alto Egipto y 16 para el
Bajo Egipto.
2.1 La población
1. Pat: suele traducirse por patricios, pero para los egipcios eran los más antiguos habitantes
autóctonos del país, gentes del Alto Egipto.
2. Rekhyt: gizás fuerna “gentes del Delta” que se enfrentaron a los reyes del sur.
3. Henememet: son “orientales que contemplan la salida del sol al cual adoran”. Más
tarde, este término se identifica con el ser humano en general.
4. Nedjes: eran las personas sin títulos y eran designados por su oficio y se les conoce
por la Sátira de los oficios, del Reino Medio.
Durante el Reino Antiguo se conocen los términos hom y meryt que designaban a unos
servidores que gozaban de cierta libertad.
La burocracia estaba muy desarrollada y existía una clase media numerosa y culta, ya que la
instrucción estaba bastante extendida.
Se conocen grande propietarios, con vastas extensiones de terreno y otros más modestos.
Los pequeños propietarios vivían generalmente en casas de campo. En general, estos propieta-
rios no se dedicaban directamente al cultivo de la tierra, puesto que solían ocupar cargos
administrativos, teniendo sirvientes que se ocupaban de esas tareas.
La población urbana se concentraba, sobre todo, en el Delta. Los núcleos urbanos tuvieron
importancia, sobre todo, en la economía, ya que eran, esencialmente, centros comerciales y su
prosperidad dependía sobre todo del comercio marítimo.
Los obreros eran sin duda hombres libres, puesto que se conservan documentos autentifi-
cados firmados por personas de la clase trabajadora. Solían trabajar en grupos de diez, dirigi-
dos por intendentes. El salario se pagaba en especies.
Destacan:
a) En el Delta: Tanis y Menfis. Otras ciudades importantes fueron: Bubastis, Per, Seped,
Sais, Atribis, Busiris, Buto y Mendes.
b) En el Egipto Medio: Heracleópolis, Cusae y Un.
83
A medida que se fortalecía la autoridad real, se rompían los lazos familiares y señoria-
les.
El culto funerario era también individualista. Autoridad paterna, cohesión familiar y culto
funerario de la familia fueron tres conceptos estrechamente ligados que se fueron debilitando a
través de los siglos y desaparecieron por completo durante las Dinastías III y IV, aunque la
familia siguió siendo la célula moral sobre la que descansa toda la sociedad egipcia.
a) Heródoto: este autor viajó a Egipto hacia el 430 a.C. y también utilizó la crónica del
siglo anterior escrita por Hecateo de Mileto, que visitó asimismo Egipto.
b) Diodoro Sículo: Vivió en el siglo I d.C. y en su “Historia Universal” utilizó también
el relato de Hecateo de Mileto.
c) Erastóstenes: vivió en Alejandría en el siglo III a.C. Da una lista de 38 reyes teba-
nos transcrita en griego.
d) Manetón: era un sacerdote egipcio. Confeccionó una Historia de Egipto, escrita en
griego de la que se hizo un resumen que comprende la lista de reyes con una breve
síntesis de su reinado. Solo conocemos su obra a través de cronista árabes y judíos.
Listas:
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2.6 Literatura
Los textos literarios más antigüos conservados son de tres clases: la poesía religiosa, los
aleccionamientos morales y la biografía. Entre todas destacan:
a) Los textos de las Pirámides: partes de un ritual funerario inciso en las cámaras
subterráneas de la pirámide de Unas y de los reyes de la VI Dinastía.
b) Inscripciones funerarias.
c) Las Sabidurías o “Instrucciones”: son textos de enseñanzas de padres a hijos.
Hay un gran paralelismo en estas “Instrucciones” con el “Libro de los Proverbios”
del Antiguo Testamento hebreo. Los elementos característicos eran:
Una motivación a escuchar
El cuerpo de la Instrucción o consejos
Conclusión generalizadora, moralizante o sentencia
d) También se sabe de cuentos como el de “Keops y el mago”.
e) Teatro religioso que relataba sobre todo las aventuras de Horus, acompañado el re-
lato con flautas y música polifónica siguiendo un ritmo prosódico.
La literatura del Primer Período Intermedio destaca por su importancia, con libros doctri-
nales, sapienciales o didácticos como las “Enseñanzas para el rey Merikara” y también obras
polémicas como las “Amonestaciones de un sabio egipcio”, el “Cuento de Neferkara y el
General Sisene”, el cual presenta al faraón en situaciones humillantes o las “Lamenta-
ciones del campesino”.
Todas estas obras reflejan, según casi todos los investigadores, un cambio social y la desorga-
nización del sistema administrativo del moemnto así como el pesimismo y el sufrimiento por
la fragilidad del ser humano que reflejen una forma de inestabilidad pol ítica.
2.7 La ciencia
Tres disciplinas:
2.8 El Derecho
En este país, la Ley emanaba directamente del rey. Era un derecho de situación, pero también
existieron unas primeras normas legales, emanadas directamente del dios Thot, así como
algunas normas jurídicas.
85
Tuvieron un gran auje con la Dinastía III y las siguientes. El paso decisivo se dio en el reina-
do del faraón Zoser, con la aparición de la concepción monumental de la arquitectura.
Con la Dinastía V las pirámides reales serán más pequeñas y los edificios adyacentes estaban
decorados con inscripciones con relieves. A estas inscripciones se les llama “Textos de las
Pirámides”. La escritura no oficial, en madera y piedra tuvo una gran calidad plástica, tal
vez la mejor de la historia de Egipto.
Destacan los templos solares de Abusir, las estatuas del Museo del Cairo, los escribas sentados
del Louvre, El Cairo y Nueva York y las estatuas de Rahotep y Nofret del Museo de El
Cairo, entre otras muchas.
Con la Dinastía VI hubo un aumento gradual del tamaño de las mastabas de los particula-
res. En contraposición, las pirámides reales disminuyeron de tamaño. Estas construcciones
muestran, sobre todo, la descentralización del gobierno y el auge del poder feudal, ya que
las obras particulares, a veces, se acercan a las construcciones regias en esplendor, riqueza
decorativa y tamaño.
2 . 1 0 O t ra s c a ra ct e rí s ti ca s d e l f i n al d el r ei n o an ti gu o y el p ri me r p er í od o in-
termedio
Disgregación religiosa
Auge e independencia de la burguesía ciudadana
Crisis social, ideológica y económica, esta última se vio acrecentada po r
amenazas de asiáticos y nubios a las minas del Sinaí y el desierto de Arabia.
Los templos, favorecidos por el faraón para atraerse a los sacerdotes, se enri-
quecen y adquieren grande propiedades territoriales.
Auge del culto de Osiris, dios de la vegetación de Busiris y Abidos.
Se abrieron altos puestos del gobierno a gente rica plebeya, lo que parece indicar
la debilidad del poder real.
Debilidad de la monarquía da paso a una hegemonía de nuevos príncipes, del sur,
con los que comenzó una nueva etapa El Reino Medio.
86
De las Dinastías XI y XII. Tuvo lugar la reunificación con el cuarto rey de la Dinastía XI. Du-
rante el Reino Medio el rey pierde su carácter divino, encontramos un contraste entre los
cultos de Ra y Osiris y se produce un apogeo artístico y literario.
Situación Internacional
En estos momentos tuvo lugar el fin del dominio guti en Akad y el comienzo del go-
bierno de la III Dinastía de Ur (2112-2004), Amarsuen (2046-2038) e Ibbi Sin (2028-
2004). Los Asirios están establecidos en Capadocia y comienza a reinar Hammurabi.
Es el momento del Imperio Antiguo Asirio y del gobierno del rey Samshi-Adad I (1813-
1781) y sus antecesores.
1. EL REINO TEBANO
La región del nomo IV del Alto Egipto carecía de importancia durante el Reino Antiguo. Te-
bas no era en esta época más que una aldea en la orilla derecha del Nilo. Adoraban a
Montu.
2. DINASTÍA XI (2134-1991)
La Dinastía en sí empezó con 3 reyes que de hecho eran poco más que nomarcas, que
gobernaron desde Tebas. Los tres llevan el nombre de Inyotef y participaban en guerras
contra los reyes de Heracleópolis.
Tras ellos reino Mentuhotep I Nebhepetra que consolidó el poder central y las fronte-
ras, restaurando la unidad. Todos los grandes funcionarios que nombró fueron tebanos. Res-
tableció las relaciones diplomáticas con el extranjero y logró la expansión hacia el sur, el
este y el oeste. Egipto volvió a ser foco artístico.
Le sucedió Mentuhotep II Sanjkara que reinó 12 años y mantuvo una actitud defen-
siva frente a sus vecinos.
El príncipe Antef murió antes que su padre y fue enterrado en el recinto de Deir el-Bahari,
por lo que el nuevo faraón fue Mentuhotep III Nebtauyra, que reinó 6 años. Su época fue
pacífica y próspera, el país se recupero en muchos aspectos.
87
Está compuesta por 8 reyes procedentes de Tebas, fue una de las más gloriosas de Egipto.
Destacó por la energía de su gobierno y por el cambio de la onomástica real: los faraones
adoptaron un nombre teóforo.
Este rey recurrió a la literatura para difundir las pruebas de su legitimidad y el cambio reli-
gioso. Encontramos la ya nombrada Profecía de Neferti, la Enseñanza de Amenem-
hat.
El rey estableció las fronteras y reorganizó la administración el país. Parece que la anar-
quía existente en el tránsito de las dos Dinastías produjo una vuelta a los malos usos de los
nomarcas que volverían a la indisciplina del Primer Período Intermedio.
Amenemhat I reorganizó Egipto, restableció los límites de los nomos entre sí y cambió la
capital, trasladándola de Tebas a Itjitauy. Trató de restablecer el poder real, aunque los no-
marcas aún eran muy poderosos, y colocó inspectores reales junto a ellos y recompensó
a los que le había ayudado. Mejoró la administración del país, controlando y orga-
nizando los impuesto. Acrecentó el Tesoro Real como instrumento de poder. También creó
nuevos cargo de altos funcionarios que residían en la corte, independientes de los nomarcas.
Sesotris I Jeperkara “El hombre de la diosa Useret” terminó con la conspiración de las
mujeres del harén que acabo con la vida de su padre y parece que asoció a su hijo Amenemhat
II al trono. Se reconocen las buenas relaciones con Palestina por el citado Papiro de Si-
nuhé. En su época hubo un gran desarrollo económico y restauró el templo de Ra de Helió-
polis en un intento de renovar la tradición del Reino Antiguo.
Los nomarcas siguieron gobernando sus nomos sometidos cada vez más al poder real,
que siguió afirmándose. De esta época destaca el templo de Heliópolis.
Su sucesor, Amenemhat II fue corregente con su padre durante dos o tres años y reinó
34. Continuó la misma política para hacer de Egipto un estado seguro.
Lo mismo se puede decir de su hijo y sucesor Sesostris II Jajeperra durante cuyo reinado
gobernó el nomo de Beni Hasán un personaje llamado Khnumhotep. En los muros de su
tumba, el nomarca de Orix apararece representado con indumentaria propia de sus país y
el jefe asiático Abisha con toda su tribu con el permiso del nomarca.
Sesostris III Kakaura llevo a su apogeo al Reino Medio. Consolidó el dominio egipcio en la
franja noreste llegando hasta Palestina. Terminó con el poder de los nomarcas y suprimió casi
todos sus cargos, de modo que las provincias se gobernaban desde el Palacio Real, divi-
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1. Norte.
2. Sur.
3. “Cabeza del Sur”: Elefantina y la Baja Nubia.
Estaban dirigidas por un alto funcionario y un Consejo, todo bajo las órdenes del Visir.
Sesostris III fue sucedido por Amenemhat III Nemara en cuyo reinado se consolidó el desa-
rrollo económico del país, conociéndose numerosas expediciones.
Evolución en las ideas religiosas. Los reyes serán considerados ahora como simples
mortales, aunque de gran habilidad y valentía.
4.2 Religión
A partir de la Dinastía XI, el dios Osiris adquirió una mayor preponderancia en el te-
rreno religioso porque era un dios popular cercano al hombre que como un humano sufría y
moría, mientras que Ra era un dios solar y lejano. Aparece con la Dinastía XI una nueva
religión, cuyo dios principal era Amón-Ra. Durante la Dinastía XII las dos tendencias reli-
giosas se desarrollaron paralelamente, adquiriendo ambas una enorme importancia.
4.3 Literatura
Su lengua es considerada como clásica, siendo las obras de este período copiadas sin cesar
por los escribas y aprendices de épocas anteriores. Tenemos las Enseñanzas del rey
Amenemhat, el Papiro Millinge, Papiro Sallier II, el Papiro de Sinuhé, Hª del naúfrago,
Cuentos de magia y la Profecía de Neferti. En medicina es importante el Papiro Ebers.
4.4.1 Arquitectura
89
Militar
Funeraria
Las tumbas de los faraones suelen ser auténticos laberintos y sus templos funerarios tenían
por lo general grandes dimensiones. La Capilla Blanca de Sesostris I en Karnak, se le-
vantaba en un lugar llamado a convertirse en el santuario más célebre y grandioso de Egipto,
dedicado a Amón, el dios soberano de Tebas que comenzaba ahora su carrera política.
Arquitectura civil
Destaca la ciudad mandada construir por Sesostris II para los obreros y demás opera-
rios encargados de levantar la pirámide en Kahun, Illaum, que es un auténtico complejo ur-
bano.
A finales del Primer Período Intermedio se distinguían en Egipto dos escuelas principales de escultu-
ra:
1. En el norte, cerca de Menfis, los artistas realizaron obras de gran categoría artística.
2. En el sur, había una carencia de esa tradición local y la escultura revela una mayor torpeza de
ejecución.
A partir de la XII Dinastía se observa una mayor unidad de estilo con una calidad bas-
tante elevada. En la figuración oficial domina la representación de la unión del Alto y B a -
j o E g i p t o (e l s em at au y) , y c om o nov e d ad , s e t r at a d e i gu al a r, en l a s representa-
ciones, en un mismo plano, al rey y a la divinidad aunque la auténtica innovación fueron
las estatuas cubicas.
Pintura
Aunque continúa la tradición de la orfebrería del Reino Antiguo, en esta época la técnica se
90
En cuanto a cerámica y recipientes de piedra, dominan las formas compactas que recuerdan
las jarras globulares del Reino Antiguo. Destacan los vasos en “mármol azul”, una azurita
que únicamente se utilizó en esta época.
Es posible que al arte del Reino Medio le faltase tiempo para alcanzar su plenitud. La llegada
de los hicsos y los nuevos desórdenes producidos por las invasiones, originaron un nuevo
estancamiento en la evolución del arte egipcio.
Situación Internacional
Periodización
Este es el período más oscuro de la historia de Egipto, pues quedan pocos monu-
mentos de esta época que informen sobre los acontecimientos.
Suele dividirse para su estudio en tres partes: antes (1786-1674), durante (1663-1555) y
después de los hicsos.
Las Dinastías XIII y XIV no existen en las Listas Reales de Abidos y Saqqara, pero se admi-
te que a la XIII siguió la XVII; y que la XV, probablemente de hicsos, es paralela a la
XVII; la XIV sería una Dinastía del Delta paralela a una parte de la XIII y la XVI es tam-
bién paralela a la XVII, siguiendo las informaciones del Papiro de Turín y la Lista de Kar-
nak.
La capital siguió en Itjitauy. Comenzó, al parecer, con Sobek-Hotep I al que suceden una
serie de faraones de nombres desconocidos, a veces efímeros, cuyo número varía según las
fuentes. Según Manetón, estos faraones trataron de legitimizar su ascensión al trono to-
mando el nombre de faraones anteriores.
91
dad de los cargos de los visires, que solían durar largo tiempo en el gobierno. También se
tienen noticias de la presencia en esta época de numerosos asiáticos. Poco despues de la
ascesión al trono de Sobek-Hotep IV se produjo la denominada invasión de los hicsos.
Las relaciones con Nubia continuaron. Lo mismo se puede decir con Siria, Palestina y
Biblos, pero después de mediados de la Dinastía XIII decayeron notablemente estas comu-
nicaciones.
2.1 Su problemática
Josefo toma de Manetón una tradición que ha servido de base a toda la historiografía moder-
na. En el texto subyace la idea de que es una invasión al estilo asirio.
Algunos nombres apuntan a un origen cananeo. Otros llevan nombres puramente egip-
cios. La verdad es que no se sabe de donde salieron los hicsos, hay múltiples teorías.
Estas citadas gentes asiáticas con las que ya antes habían tenido conflictos se establecie-
ron en Egipto desde mucho tiempo atrás, penetraron en masa en Egipto por causas descono-
cidas. Hacía el año 2000 ya se estaba produciendo su movimiento. En principio pues se puede
hablar de lenta penetración hicsa, no invasión según algunos investigadores.
Esta penetración debió ser pacifia durante el Reino Medio y los comienzos del Segun-
do Período Intermedio.
Des cubrimi entos recientes dem uest ran t ambién la existenci a de num erosos ele-
mentos cretenses en Avaris.
Posiblemente, los invasores hicsos fuesen semitas, mezclados con indoeuropeos, esto según
algunos investigadores. Para Flavio Josefo eran israelitas. Otras fuentes para su conoci-
miento son Manetón, la llamada “Estela del año 400” o “de la restauración”, mandada erigir
92
cuatrocientos años más tarde por Ramsés II, el Papiro Sallier, el Papiro de Turín, La Tableta
de Carnavon y la estela de Kamose, además de inscripciones de la reina Hatshepsut y el fa-
raón Merem-Prath, las excavaciones, tanto en Tell el-Daba como en Palestina y los escara-
beos con nombres hicsos de Palestina, Egipto y Nubia. Para los epitomistas de Manetón,
la Dinastia XV era fenicia.
El fenómeno de la toma de poder en parte de Egipto por los hicsos se ha puesto también
en relación con la expansión hurrita.
Históricamente, los hicsos demostraron la fuerza de la cultura egipcia, que fue capaz de
asimilarlos, pero también su debilidad. Su invasión demostraba también la fragilidad de la
frontera oriental, que en el Reino Nuevo sería consolidada.
Su mayor aportación a Egipto fue la apertura de este país a las corrientes ideológicas exter-
nas. Así florecieron en época hicsa las artes y las letras. También aportaron la extensión del
uso del bronce, e introdujeron novedades en el arte bélico.
La teoría más admitida hoy es que los asiáticos ascendieron al poder en la región del Delta,
en el confuso mundo de las Dinastías XIII y XIV.
Algunos investigadores opinan que esos extranjeros representan una extensión geográ-
fica de la cultura de Fenicia-Palestina. Pero, lo cierto es que no se sabe.
Los datos que se pueden extraer del texto de Manetón son la existencia de una serie de
reyes, de los que solo está atestiguado en los monumentos Apopis. Este faráon, de la Di-
nastía que vimos de consideranción fenicia (sg algunos investigadores) ha dejado nume-
rosas pruebas de su existencia, incluido un vaso en Almuñécar.
93
Está dinastía hicsa la forman 9 reyes que gobernaron durante 49 años. Fueron unos reyes
débiles que no dominaron el Alto Egipto. Mientras tanto, la monarquía tebana, en el sur,
se fortaleció y consiguió expulsarlos completamente el príncipe Ahmosis de Tebas, tras la
lucha iniciada por su antecesor Kamose, último rey de la Dinastía XVII tebana.
Durante el dominio hicso en el norte aparecen en Tebas una serie de jefes con titula-
tura real. Suele considerársela una Dinastía, aunque se trata simplemente de reyes del
mismo tipo que los hicsos de la Dinastía XVI.
El primero conocido es Antef V del que se conoce el Decreto de Coptos. Luego siguen una
serie de reyes hasta Antef VII y Kamose, no citados en el Papiro de Turín.
Tao II es conocido por varias fuentes, una de las cuales es una narración de época ramésida
de tipo novelesco, La disputa de Apofis y Seqenenra.
La figura de Kamose, último rey de la Dinastía XVII, tebana, adquiere un perfil más indi-
vidualizado gracias a los descubrimientos de los años 50. Se le cita en las estelas de Kar-
nak y en la tablilla Carnavon, donde se narra el comiezo de su guerra contra los hicsos y
su lucha contra el rey de este pueblo, Apopi, posiblemente familiar suyo.
Tao I tuvo por esposa real a Tetisheri, mujer de origen no real y de este matrimonio nació
Ahhotep, hermana y esposa de Tao II.
Poco se sabe de la estructura del reino tebano de la Dinastía XVII. Durante este perío-
do, Nubia quedó fuera del dominio egipcio.
1. El Papiro de Karnak.
2. El Papiro Bulaq.
3. Las Estelas nº 51911 de El Cairo.
4. La estela nº 52453 de El Cairo.
Se sabe que había una doble administración, en el norte y en el sur, está última bajo los
príncipes tebanos de la Dinastía XVII, que no tuvo, de hecho, independencia efectiva
hasta sus tres últimos soberanos.
La vida intelectual durante la Dinastía XVII fue muy activa, escribiéndose temas como las
Máximas de Ptahhotep.
94
Se llevó a cabo una reunificación de Egipto con la que se inició el Reino Nuevo.
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Se puede dividir en varios períodos: Antes de Hatshepust, el reinado de Hatshepust y después de esta
reina.
3.2.1. Antes de Hatshepsut.
Thutmosis I (1524-1518 a.C.).
Fue el primer gran conquistador, llegando hasta el Éufrates. Deja fijada la titulatura de los faraones
en un decreto que emite nada más subir al trono. Inicia varias campañas en Nubia, que supusieron la
ruina del reino de Kerma. Una vez pacificada Nubia inicia su avance hasta Palestina y el Éufrates.
Una innovación curiosa es que abandona la idea de enterrarse en pirámide, e inicia la costumbre de
los hipogeos excavados en laderas (el Valle de los Reyes, frente a Tebas), enterramientos que se
mantendrán durante todo el Reino Nuevo. Continúa la labor reorganizadora de sus antecesores, ha-
ciendo resaltar el papel de Menfis.
Thutmosis II (1518-1504 a.C.).
Al principio de su reinado hubo una rebelión en Kush y envió un ejército para sofocarla. También
hizo una campaña en Siria.
Su sucesión fue muy complicada. Tutmosis II tenía un hermanastro, Tutmosis III, al que adoptó y
nombró sucesor. Tutmosis II era hijo de Tutmosis I, pero no de la esposa principal de éste; la única
hija legítima de Tutmosis I era Hatshepsut, que por tanto tenía mejores derechos a la sucesión. Tut-
mosis II se casó con ella para legitimar su corona. Probablemente cuando murió Tutmosis II, Hats-
hepsut se casó con Tutmosis III (no es seguro) y reinaron juntos.
3.2.2. Hatshepsut (1498-1483).
Era la hija primogénita de Thutmosis I. Al morir su marido Thutmosis II, esta reina relegó al joven
Thutmosis III a la sombra, a los dos años de correinado o regencia y gobernó como rey en solitario,
casando a Thutmosis III (hijo de su esposo) con su hija Neferure. Usurpa el poder y se apoya en un
conjunto de altos funcionarios fieles. Con los años quiso ser Rey, para lo que mandó eliminar las
desinencias femeninas de la titularidad real y tomó el protocolo completo de los reyes, menos el de
“toro poderoso”.
Su reinado interrumpe las conquistas. Explota las canteras y organiza expediciones comerciales,
siendo la más importante al País de Punt. Secundada por su favorito el arquitecto Senmut, construye
muchos templos, entre ellos el suyo en Deir el Bahari y un santuario en Karnak, con obelisco. Todas
las construcciones fueron de gran calidad.
Durante toda la historia de Egipto las mujeres tuvieron un papel muy importante, pero sobre todo en
el Reino Nuevo. Se cree que Thutmosis, en estos años oscuros, se dedicó a asuntos militares en Men-
fis y, mientras, Hatshepsut tuvo un reinado pacífico en el exterior, dedicándose en el interior a las
tareas propias de un faraón.
Senmut, su visir y arquitecto del templo de Deir el Bahari, fue preceptor de Neferure, y a juzgar por
su tumba tuvo pretensiones de faraón consorte.
3.2.3 El final de Hatshepsut.
No se sabe como terminó su reinado. Durante mucho tiempo se pensó que había perecido en una
sublevación de los partidarios de Thutmosis III, debido a la destrucción de sus monumentos a su
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muerte, pero no hay testimonios de que su final fuera trágico y es posible que las mutilaciones de los
monumentos no sean más que una dammatio memoriae tras su muerte.
3.2.4. Thutmosis III (1504-1450 a.C.).
Al morir Hatshepsut, Thutmosis III lleva al país a cimas de poder y extensión nunca superadas. Al
comenzar su reinado, la situación en Asia era grave. Organizó 17 campañas, y su objetivo era el río
Éufrates, pues quería abatir el poder de Mitanni. Se produjo un duelo con Mitanni, que ganó Egipto.
De estas campañas obtuvo cuantiosos botines de guerra y tributos, que le proporcionaron riquezas y
recursos económicos. Al terminar las campañas, el prestigio internacional del rey entre los países
vecinos era grande, y se produce el primer equilibrio internacional (1464 a.C.).
En este momento es cuando se puede hablar de un verdadero imperio, ya que tenía bajo su dominio
distintos pueblos de distintas razas y culturas, con distinta organización política y social. Por esta
razón Egipto los trató de muy distinta manera: a partir de ahora, Egipto los explotará y saqueará lo-
grando una mayor riqueza del estado, lo que se constatará en la enorme actividad constructora de los
faraones del Reino Nuevo.
En el interior hay una gran actividad constructora, especialmente en Tebas (como ejemplo el Templo
de Amón, en Karnak, en su sala hipóstila). Durante su reinado y el de Hatshepsut aparece una nueva
sensibilidad artística con tendencia hacia la figura elegante, un tanto manierista, así como un gran
gusto por la representación de la fauna y la flora. Thutmosis III no mando grabar una sola escena de
guerra.
En el sur la dominación egipcia llega hasta la cuarta catarata. Sus sucesores se limitaron a conservar
su obra.
3.2.5. Los sucesores de Thutmosis III.
Amenofis II (1453-1419 a.C.)
Continúa la política de su padre Tutmosis III y abatió a los príncipes asirios sublevados. Aparece por
primera vez la mención de los “apiru” (tal vez los israelitas).
Tutmosis IV (1419-1386 a.C.)
Sólo se conoce una campaña asiática. Casó con una princesa mitannia, en una posible alianza egip-
cio-mitanna contra la amenaza hitita.
Amenofis III (1386-1349 a.C.)
Continúa la política de buenas relaciones con Asia, casando también con princesas mitannias. Se
enfrentó a Subiluliuma, sin éxito para éste. Es el período más brillante de la historia de Egipto. Ase-
gurada la paz en el exterior, el país goza de una prosperidad que se manifiesta en el lujo de la corte,
en las obras arquitectónicas y sobre todo en las tumbas reales, de funcionarios y en los restos del
palacio de Tebas.
Las relaciones con los príncipes del Próximo Oriente pueden seguirse por la correspondencia de El-
Amarna, en lengua acadia. Sorprende que con Tutmosis III los asirios y babilonios fueran tratados
como tributarios, mientras en esta época aparecen como iguales. De todas formas, las princesas asiá-
ticas eran mandadas como concubinas reales a Egipto, no ocurriendo lo mismo con las princesas
egipcias solicitadas, ya que el faraón se negaba y como mucho les enviaban una bella egipcia.
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De gran importancia es la evolución tanto social como religiosa que prepara el camino para los suce-
sos del reinado siguiente (Amenofis se casará con la hija de un funcionario). Se emiten escarabeos
conmemorativos con los que se informaba al pueblo de sucesos importantes.
En el orden ideológico-religioso destaca la importancia que va adquiriendo el dios Atón, hasta ahora
oscuro. En realidad se trata de una asimilación de Amón a otros dioses, y su forma visible es el disco
solar de Atón. Esto es un precedente claro de las ideas de Akenatón.
Realiza espléndidas construcciones, como su templo funerario, del que sólo quedan los “colosos de
Memnón”. Hizo un gran monumento, el templo de Luxor, como harén meridional de Amón. Tam-
bién construyó otro santuario para Amón enfrente de Luxor, una barca para Amón en cedro del Lí-
bano, y otro templo de Amón que unos creen en Karnak y otros que es el templo de Soleb.
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Akenatón construye un templo a su dios en Tebas, donde las estatuas patentizan un nuevo estilo de
expresionismo desesperado. Se admite que Akhenatón tenía una cierta personalidad feminoide. Las
caras son alargadas, con una mandíbula excesivamente prolongada, lo que posiblemente constituyera
un fuerte impacto para todo el mundo, que desde siglos habían visto representado al faraón con for-
mas canónicas, con un aspecto idealizado, respondiendo a un concepto detrás del cual había una teo-
logía política milenaria.
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saron. Seti I tomó Kadesh, que los hititas recuperaron poco después, y tal vez es posible que alenta-
ran a los Pueblos del Mar contra Egipto, continuando las luchas.
Ramsés II libra la nueva batalla de Kadesh (1295? a.C.), quizás el más importante enfrentamiento
egipcio-hitita, luchando contra Muwatalli, finalizando con derrota egipcia.
Al subir al trono hatti Mursil III en 1287 a.C., bajo la tutela de su tío Hattusil, los hititas retroceden
ante el empuje de Ramsés II y Adad-Nirari de Asiria.
Una vez en el trono, Hattusil III necesitaba la paz, y aunque Asiria la acepta mal, encuentra el apoyo
de Egipto y Babilonia, produciéndose el Segundo Equilibrio Internacional en 1278 a.C., con la paz
concertada entre Ramsés II y Hattussil III, teniendo lugar dos hechos que la refrendan:
Tratado de Kadesh: en 1278 a.C. entre Ramsés II y Hattusil III. Del que se conoce la versión
egipcia, grabada en el muro del patio de los propileos del templo de Amón en Karnak. La
versión hitita, redactada en babilonio, se conoce por una tablilla de arcilla escrita en cunei-
forme, hallada en Boghazköy, en el centro de Turquía.
Boda de Ramsés II con una hitita hija de Hatussil III en 1265 a.C.
8.2.2. Otros hechos que caracterizaron el reinado de Ramsés II.
Grandes realizaciones arquitectónicas en Abidos, Tebas y Abu-Simbel. Destaca también la decaden-
cia hitita, así como el declive egipcio al morir Ramsés II.
8.2.3. Últimos faraones de la Dinastía XIX
Tras la muerte de Ramsés II aparecen los primeros síntomas de decadencia, con negligencia en la
administración y amenazas exteriores, sobre todo de Libia.
Mineptah (1212-1202 a.C.): Sublevación de Canaán (se menciona por primera vez a Israel) e inva-
sión de los libios y de los Pueblos del Mar, rechazados por el faraón. Sus sucesores Amenmes, Mi-
neptan-Sitah, Seti II y Ramsés-Siptah, los últimos faraones de la Dinastía XIX y la reina Tausert
(1187-1185 a.C.), caracterizan un período de decadencia y anarquía.
9. Dinastía XX
Comienza con Setnakht (1185-1182 a.C.) que acaba con la anarquía y expulsa a los invasores extran-
jeros.
Su sucesor Ramsés III (1182-1151 a.C.), fue el último gran rey. El país hizo un alto en su decaden-
cia, con reformas administrativas y sociales. Emprendió nuevas construcciones, como el templo de
Medinet-Habu. Tebas volvió a ser una gran ciudad.
Recuperó los tributos de Nubia y Asiria e hizo frente a la invasión de los Pueblos del Mar, que ataca-
ban por el este, mientras por el oeste lo hacían los libios.
A la muerte de Ramsés III, Egipto cayó en franca decadencia. Se sucedieron las crisis políticas por:
Influencias extranjeras en la política egipcia.
Creciente poder de los sacerdotes de Amón.
El déficit económico.
Los años posteriores a su reinado forman un período de crisis dinástica que desembocó en la toma
del poder por Amenhotep (Sumo Sacerdote de Amón), después por Panehesí y luego Herihor (1080-
102
1074), que fundó la Dinastía XXI de Reyes sacerdotes. Mientras, en el Delta, Smendes (1069-1043)
creó otro reino. Con el país dividido se entra en el Tercer Período Intermedio.
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2. Los bienes religiosos: Generados por las grandes posesiones de los templos. La administra-
ción era fragmentaria, ya que dependía de cada templo. El gran sacerdote de Amón era el más
poderoso.
3. Territorios conquistados: Dirigidos por Gobernadores del Sur y del Norte, que tenían bajo su
mando a diferentes reyes y estados vasallos. Había dos factores de importancia para la estabi-
lidad del gobierno:
La eficacia de los vínculos entre el gobierno central y provincial.
Los territorios y la administración estaban supervisados por el faraón y sus represen-
tantes.
Los principales problemas de la administración centralizada fueron:
La gran extensión del país.
La ineficacia de los sistemas de comunicaciones.
Esta época se caracteriza por la unidad, obtenida por la fuerza de las armas, y por la desaparición del
feudalismo.
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En los pequeños pueblos gobiernan los consejos locales formados por clase media, que inclu-
so en los más pequeños los forman los sacerdotes, con lo que la sociedad egipcia se encuentra
bajo la autoridad moral del clero.
El gobierno está en manos de una oligarquía. Los cargos se heredan por costumbre, y no jurí-
dicamente.
Los rekhyt era la única clase legal de ciudadanos.
Los henmemet eran la masa campesina humilde. De depender de los señores feudales pasan
ahora a depender del estado y el faraón. Eran libres, aunque no gozaban de tal libertad.
Los nehmu eran agricultores que se enriquecían y llegaban a altos puestos.
Los comerciantes existían sobre todo en los puertos, comerciando con los fenicios. Intensas
relaciones con Siria y las Islas del Egeo.
Existía el médico de Palacio.
Desde Amenofis II la política de la monarquía era igualitaria. El personaje más importante
después del faraón era el Sumo Sacerdote de Amón, elegido entre los nobles.
Existía la esclavitud privada, formada por extranjeros llevados a Egipto en las campañas de
guerra. Podían recobrar su libertad.
Los prisioneros de estado no podían recuperar la libertad, y estaban marcados con hierro.
Trabajaban en las propiedades reales.
La familia pierde su cohesión jurídica, y regresa a formulas individualistas. El matrimonio es
un contrato, conservando cada cónyuge otros bienes aparte, de los que dispone con libertad.
Las costumbres
Se transformaron durante la primera parte del Reino Nuevo. Tebas se convierte en gran ciudad. Kar-
nak es una ciudad santa de grandes dimensiones alrededor del primer Templo de Amón.
El faraón tenía varias esposas, algunas por razones políticas, pero la primera era “la gran Esposa”.
También tenía un numeroso harén.
El harén toma gran importancia debido a influencias asiáticas. Es una gran institución, con funciona-
rios propios. Las reinas participan de forma activa en la política, sobre todo la “gran Esposa”. Sólo
las reinas podían dar herederos legítimos, aunque los hijos de las concubinas podían reinar si se ca-
saban con alguna hija real.
Los nobles se trasladan a la capital buscando los grandes cargos. La riqueza y el refinamiento crean
una vida mundana. Todo el mundo vestía de blanco. Las mujeres usaban peluca y costosos objetos de
adorno. Los hombres vestían con una blusa amplia y se dejaban barba en señal de luto.
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El Libro de lo que hay en la duat: es la doctrina oficial. La duat no era solo el mundo inferior,
sino también el agua donde habían nacido todas las cosas, representada por los dos lagos: El
lago del Loto y el lago de la duat.
Los dos agrupan la religión alrededor de la vida de ultratumba, con lo que el misticismo de Osiris
venció a la teología solar. El hombre pasa a ser el centro de las ideas religiosas. Las nuevas formas
de inhumaciones en pleno desierto en grandes hipogeos puede que fuesen consecuencia de esta doc-
trina.
A través de todas estas transformaciones se ve un gran esfuerzo para volver a la antigua espirituali-
dad, aproximándose a la teología heliopolitana.
106
13.1. Arquitectura
El templo clásico
Fue el mayor logro del Reino Nuevo. Es la construcción nacional más representativa, con propagan-
da politica controlada por los sacerdotes. Es el canon de la arquitectura sagrada. Aparecen en las pa-
redes grandes relieves de batallas. La decoración se realiza con elementos terrestres característicos de
la naturaleza egipcia y formas exclusivamente nacionales.
Se construían según el plano clásico, como los templos de Ramsés II en Abu-Simbel, los santuarios
de Deir el-Bahari y de Mut y los grandiosos complejos de Karnak y Luxor. El plano constaba de:
Pequeño muelle a orillas del río.
Avenida con esfinges que conducía hasta los pilonos, desde el muelle. Delante se colocaban
las estatuas de los reyes y los mástiles para estandartes.
Un patio tras los pilonos, rodeado de columnas por tres lados.
Salas hipóstila (cerrada) e hípetra (abierta), con dos filas elevadas de columnas.
A veces, al fondo, una abertura conduce a una sala hipóstila menor, y ésta a la sala de la barca
sagrada.
El “Sancta Santorum”, la capilla donde estaba la estatua del dios. A veces había una capilla
principal y otras menores.
Tumbas y templos funerarios (Hipogeos).
La preocupación por la vida de ultratumba la demostraron los faraones con las grandes tumbas rupes-
tres, que eran verdaderos laberintos, con cámaras y capillas e importantes pinturas y bajorrelieves.
Los templos funerarios más importantes eran el de Sethi I en Gurna, de Hatshepsut en Deir el-Bahari
y las ruinas del templo funerario de Ramsés II, todos frente a Tebas en la orilla occidental del Nilo.
Arquitectura civil
Destaca el Palacio real, a veces conectado con el templo funerario, aunque no era la residencia habi-
tual, ya que el faraón residía allí solo para las fiestas religiosas. Se diferencia de las residencias de
grandes funcionarios en sus dimensiones, y estaba rodeado de jardines. Constaba de numerosas cá-
maras.
Las poblaciones urbanas eran casas de dos pisos, con la planta baja para talleres y las dos siguientes
como hábitat.
El Cisma de Tell el-Amarna dejó su impronta en la arquitectura. El templo de Aton tenía pilonos y
sala hipóstila, pero carecía de techo, y las columnas sostenían simples arquitrabes aislados.
107
dicionales. Gran parte de las obras pictóricas están en las tumbas de notables de Gurna y Deir el-
Medina y en las tumbas reales del Valle de los Reyes.
Etapas
Hasta Tutmosis III: Los artistas se siguen inspirando en los maestros de los Reinos Antiguo y Medio,
con cierto arcaismo. De este tiempo son los bajorrelieves del templo de Hatshepsut y de Tutmosis III
en Deir el-Bahari, así como las estatuas cubo de Senmut y la estatua de Tutmosis III en granito ne-
gro. En pintura destacan las de la tumba de Meneperreseneb, gran sacerdote de Amon.
Amenofis II y Tutmosis IV: Triunfa un nuevo estilo lleno de gracia y elegancia. En escultura desta-
can los relieves muy planos. Rompe la evolución de este estilo el episodio de Tell el-Amarna. En
pintura están las escenas de los escribas Nakt y Menna. En escultura, los relieves muy planos de la
tumba de Ramosé.
Periodo de Tell el-Amarna: Amenofis IV exige al artista que represente lo que ve, sin embellecer su
persona ni glorificar su majestad. Escoge a los artistas más dotados de Tebas para la nueva capital.
Se muestran las imperfecciones físicas del faraon frente a la belleza de la reina. Las mejores creacio-
nes son los relieves y las pinturas con escenas íntimas de la corte.
Este arte acaba en un manierismo, perdurando tan sólo en el reinado de Amenofis IV. Posteriormente
sobrevivirá su naturalismo y elegancia, que rejuvenecen las formas clásicas, así como el dibujo de
los pliegues de la ropa.
La XIX Dinastía: Se vuelve a las representaciones clásicas, pero impregnado con la ligereza y natu-
ralidad amarniense. Una buena muestra está en el bajorrelieve de Seti I en el templo de Abidos.
Los Ramésidas: Unas obras siguen teniendo un alto nivel de ejecución (esculturas de Ramsés II y su
esposa Nefertari), aunque hay otras de baja calidad debido a la gran cantidad de edificios y obras que
se hacían, al producir mucho y deprisa.
En las paredes de las tumbas reales y en las mastabas se plasma con gran maestría la naturaleza, con
animales y plantas. Prueba de ello son los bajorrelieves de la “Sala de fiestas” de Tutmosis III, en el
recinto de Amón en Karnak.
1. Panorama internacional.
Se está formando el Imperio Medio Asirio. Tiene lugar la primera colonización griega en Asia Me-
nor. Se funda Cartago. Será el momento de la expansión fenicia por el Mediterráneo.
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Piâkhi de Nubia (747-716, Dinastía XXV) invade Egipto, intentando hacerse con el poder, lo que dio
lugar al enfrentamiento entre ambos.
Bekenrinef (720-715) fue su sucesor. Este rey era un gran legislador que suprimió la esclavitud por
deudas cien años antes que Solón en Grecia.
3. Dominación Asiria.
En Asiria reinaba en esta época Asarhaddón hijo de Senaquerib. Taharqa fomentó la revuelta contra
él de las ciudades fenicias de Sidón y Tiro. El rey asirio sitió Tiro y al no poder tomarla, siguió hacia
Egipto, tomando Menfis, donde se apoderó del harén y de los hijos del faraón quien se refugió en
Tebas mientras Asarhaddón se proclamó rey del Alto y Bajo Egipto. Tras un intervalo de tiempo, el
rey asirio abandonó Egipto. Taharqa se rehízo y tomo nuevamente el poder. Pero el hijo del rey asi-
rio Asurnipal reconquistó el país. Años más tarde, el pueblo egipcio se rebeló contra la invasión asi-
ria y comenzó una nueva dinastía: la que hace el número XXVI afincada en Sais.
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Muerto Alejandro, tras Filipo Arrideo y Alejandro IV comenzará a reinar en Egipto la Dinastía de los
Ptlomoeos o Lágidas, cuya última representante fue Cleopatra VII. Tras su muerte Egipto pasa a ser
una provincia del Imperio Romano. Con esta Dinastía Lángida comenzó el denominado Egipto hele-
nístico.
111
Se trata de una concepción panteísta. Una religión, una cosmogonía, todo nace de aquí. Y estableció
un lazo común entre los diferentes nomos, un culto común superpuesto a los cultos locales, que hizo
posible las relaciones permanentes y normales entre todos los que los adoptaban y también dio lugar
al nacimiento del Derecho.
3. El culto a Osiris.
Dios universal. La capital de su culto estaba en Busiris. En un principio dios agrario. Era dios de la
fertilidad, de la navegación y del Nilo. Enseña al hombre la agricultura. Moría en su lucha con Seth y
era resucitado por su esposa Isis.
4. Amón.
Venerado en Tebas, se convirtió en el dios de la XI Dinastía. Identificado con Ra. Amón-Ra pasó a
ser el dios nacional por excelencia. Su animal era el carnero de cuernos enroscados.
5. La Ogdóada de Hermópolis.
En lugar de surgir del Sol, como la Enéada, la Ogdóada lo habría precedido. Los ocho dioses creados
por Toth, por medio de su voz, eran primordiales, ranas (machos) y serpientes (hembras), cuyas pare-
jas llevan el nombre de noche, tinieblas, misterio y eternidad.
2. La escritura egipcia.
No existía un tipo único de escritura. El lenguaje hablado se encontraba claramente diferenciado del
escrito y su evolución fue diferente.
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F. LA CULTURA EGIPCIA.
1. Matemáticas.
Tenían conocimientos muy elevados. Era una ciencia práctica dirigida a la medición de los campos.
Calculaban volúmenes, superficies, resolvían ecuaciones de segundo grado y conocían el cero y las
progresiones.
2. Medicina.
Con mucha relación con la magia se practicaba en templos mediante sueños terapéuticos. Se conocía
la cirugía, la trepanación, la traqueotomía y la amputación, para la que se empleaban drogas como
anestesia.
Muy desarrollada la farmacia, usándose productos disueltos en miel o en cerveza y la cosmética.
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1.2 Su descubrimiento
En 1834, Texier descubrió unas ruinas en Boghazköy, y en 1879 Sayce las atribuyó a la civilización
hitita.
2. La civilización hitita
Esta civilización estaba situada en Anatolia, las regiones montañosas del Éufrates (Armenia) y en el
norte de Siria. Comienza en el 2000 a.C. y termina en el 1200 a.C., perviviendo en algunos principa-
dos neohititas.
En los Archivos Reales de Boghazköy se han descubierto tablillas escritas en varios idiomas:
Población asiática hatti: habitaba Anatolia ya a principios del III milenio. Su lengua es dife-
rente al resto de asiáticas y orientales. Su cultura y religión influyeron en la posterior civiliza-
ción hitita. Fue la primera nación civilizada fuera de Mesopotamia. El principal yacimiento
hatti de importancia es la necrópolis de Alaça-Hüyük.
Mercaderes mesopotámicos: posteriormente también asirios.
Tribus indoeuropeas: recién llegadas, como palaítas, hurritas y nesitas.
Los indoeuropeos llegaron en oleadas entre el 2300 y el 2000 a.C., y ocuparon el primer plano histó-
rico. Llegaron en diversas estirpes y fundaron ciudades independientes.
Entre 1800 y 1750 a.C. se produjo un cambio decisivo en la estructura política: de estas ciudades
independientes surge una aristocracia dominante (nesitas), que son los que unen y crean el Imperio
hitita. En un principio dependen de los asirios, pero la decadencia de éstos les permite independizar-
se y establecer un gran reino, cuya historia podemos dividir en cuatro períodos:
115
Entre los siglos XIX y XVIII a.C. había numerosos principados hititas. En el siglo XVIII, Anitta,
príncipe de Kussara, los unifica, estableciendo allí la primera capital. A partir de aquí los aconteci-
mientos son oscuros. Labarna I (1680-1650 a.C.) engrandece el reino y llega a ocupar Anatolia Cen-
tral. Sus sucesores (Hattusuil I y Mursil I) continuaron la obra de Labarna y siguieron la política ex-
pansionista. Se enfrentaron a hurritas y sirios, haciendo frente también a luchas internas entre la no-
bleza y la propia familia real que fueron constantes a lo largo de toda su historia.
Política exterior: mantuvo la paz exterior para organizar el estado en su interior. Es el único
intento en toda su historia de organización interna.
Política interior: puso fin a los disturbios interiores. Estableció una ley de sucesión para evitar
el problema de la sucesión al trono. Excluye a la nobleza, e incluso el soberano no podía ele-
gir, sino que debía someterse al orden de sucesión entre sus hijos. Para someter a la nobleza
creo el Panku, que era una asamblea general de ciudadanos que actuaba como Tribunal Su-
premo de Justicia, con poder para establecer un nuevo monarca a través de la ley de sucesión.
Telepinu hizo de Panku la pieza clave de la organización estatal. Aunque sus sucesores no lo respeta-
ron completamente, el Panku evitó muchas muertes e intrigas, ya que perduró mucho tiempo.
La sucesión de los reyes hititas en esta época es poco conocida, ya que sólo se conocen algunas listas
de ofrendas. El reino hitita estaba en decadencia, coincidiendo con la hegemonía de los reinos veci-
nos:
Tudhaliya, en el 1450 a.C., es el iniciador del Imperio Nuevo hitita. Llevó a cabo una política expan-
sionista hacia el oeste de Anatolia. Conquistó Alepo y estableció nuevos tratados de paz con Egipto
(Amenofis II).
Tras él hay una sucesión de reyes conocidos por las listas de ofrendas y sacrificios, y por tratados
con Egipto, Alepo y Mitanni. durante esta época hubo algunos cambios, como la preeminencia del
ejército, debida a:
116
Necesidad de los reyes de imponerse: al no haber organización interna, que exigía mayor cen-
tralización de poderes, la monarquía se hizo absoluta, debido a las influencias exteriores a
través del ejército.
En 1380 a.C., tras una conspiración, el heredero legítimo es suplantado por un personaje de oscuro
origen, Subiluliuma I, que inicia una nueva dinastía
Subiluliuma I se impone en el gobierno a través de una brillante carrera militar. Su reinado puede
dividirse en dos etapas:
1380-1365 a.C.: prepara su posterior política expansiva. Mantuvo cierta estabilidad interna,
aunque continúa el desorden, su principal fallo. Faltó la administración, y por eso la caída del
imperio fue tan rápida a su muerte. Acepta el equilibrio Egipto-Mitanni-Hatti.
1365-1336 a.C.: Gran expansión, en un momento oportuno por las frías relaciones con Egipto
y Mitanni, que estaban aliadas. Amenofis IV descuida el exterior, debido a la crisis del cisma
de Tell-el-Amarna. En el interior, Subiluliuma había dominado de momento a la población
gasga, que nunca habían reconocido al rey hitita.
Subiluliuma muere en 1336 a.C. por la peste, dejando un Imperio sin una administración que lo sos-
tuviese. La política interior había sido sacrificada por la exterior, y ésta no fue acertada. La grandeza
de Hatti era aparente, cayendo después del Segundo Imperio Hitita.
Cuando Subiluliuma consiguió la pacificación interior, emprendió la expansión con tres guerras, co-
nocidas como las “guerras sirias”.
1ª Guerra siria: Avanza por el norte de Siria, llegando hasta los límites del Líbano. Conquista ciu-
dades como Alepo y Kadesh, que estaban bajo el dominio de Mitanni.
2ª Guerra siria: Como consecuencia del gran número de ciudades sirias presionadas por Hatti se
formó una coalición, y se produjo una sublevación de éstas. Subiluliuma actúa de nuevo sobre Siria,
llegando más al sur, hasta Damasco.
3ª Guerra siria. El fin de Mitanni: Las incursiones hititas a la zona entre Biblos y Ugarit, controla-
das por Egipto, provoca la reacción de éste y de su aliado, Mitanni. Todo ello tuvo varias consecuen-
cias:
a) Para Egipto: al morir repentinamente Tutankhamón, Subiluliuma atacó varias veces Egipto,
aunque no sacó provecho al propagarse la peste en su ejército, contaminando el país a su re-
greso. En Egipto, Horemheb supo hacer frente a los hititas y reorganizó Egipto como poten-
cia, salvando la crisis.
b) Para Mitanni: los mitannios fueron derrotados en Karkemish, provocando el descontento de
su nobleza, que se levantó contra el rey, dando lugar a guerras civiles. Se produjo la depen-
dencia de Mitanni al reino de Hatti, poniendo Subiluliuma un rey, lo que supuso la decaden-
cia total de Mitanni. Asiria surge de nuevo como gran potencia, y se quitó el yugo de Mitan-
ni.
117
Todos ellos mantienen el Imperio de Subiluliuma I casi un siglo y tienen características comunes:
Egipto: los faraones de la dinastía XIX recobraron la fuerza militar, y querían recuperar los
territorios sirios (luchas de Muwatalli y Ramsés II).
Asiria: los hititas no pudieron con el empuje, y ya al final del reinado de Muwatalli, perdieron
prácticamente el dominio sobre Mitanni.
Junto a su esposa Paduhepa, tuvo una brillante etapa. El empuje asirio le obliga a:
Pactar con Egipto: con Ramsés II en el Tratado de Kadesh (1278 a.C.). Los dos reinos, agota-
dos por la guerra secular, se comprometían a defenderse y respetarse mutuamente. Eran dos
países en decadencia y con los mismos enemigos. En el Tratado no hay mención de los lími-
tes territoriales, lo que indica el mantenimiento de un statu quo, con la misma frontera en la
zona asiria: desde Kadesh a Damasco.
Luchar con Asiria: Hattusil III se enfrenta con un enemigo fuerte, Salmanasar I (1274-1245
a.C.), que le venció y ocupó los territorios al este del Éufrates, marcando la decadencia hitita.
A pesar de recibir todos los territorios, excepto los tomados por Salmansar I, pero no poseía las dotes
de Hattusil III, y sin embargo, el rey asirio Tukulti-Ninurta I (1244-1208 a.C.) era uno de los mayo-
res estadistas de la época.
Las continuas sublevaciones en sus territorios, unido a la debilidad hitita y a las invasiones de los
Pueblos del Mar, acabaron con el Imperio Hitita en su reinado, aunque aún se conoce otro rey,
Subiluliuma II (1215-? a.C.), quedando ya solamente los estados neohititas.
118
El Imperio Hitita era un estado feudal, una federación de pequeños estados sometidos a la autoridad
central del rey.
El rey: Tenía que ser aceptado por el panku, por lo que la monarquía no era absoluta, sino constitu-
cional. Era venerado como un dios a su muerte, y recibía culto. Era el intermediario entre el dios y el
pueblo, y también jefe militar y Gran Juez.
La reina: Podía ser regente, porque se convertía en sacerdotisa de la Diosa Madre y podía, por su
carácter divino, ocupar el trono. El matrimonio consanguíneo estaba prohibido.
El príncipe heredero: Era elegido por el panku como heredero directo del soberano, asociado des-
pués al gobierno.
Eran aliados del rey por tratados particulares. Los gobernadores eran los representantes del soberano
en las provincias.
A diferencia de los imperios orientales, el estado hitita era federativo. Los estados vasallos estaban
unidos al estado central por pactos internacionales. Todos los miembros de la federación se benefi-
ciaban de los privilegios inherentes a la superioridad militar y económica del pueblo hitita dominan-
te.
La extradición se preveía en ciertas condiciones. La cláusula más frecuente era la ayuda y asistencia
militar. Las leyes eran más humanas que las de Mesopotamia, con un nuevo espíritu social.
8.1 Sociedad
La familia era la base social, con matrimonio monógamo. La poligamia era admitida sólo para el rey
y los personajes principales, aunque los hijos legítimos eran los de la esposa principal. La herencia se
transmitía sólo a los hijos varones, dando a las hijas dotes y usufructos.
La propiedad tenía carácter feudal, y existía la esclavitud. Los súbditos libres eran obligados a reali-
zar prestaciones personales (luzzi). Existen analogías con el código levítico hebreo como consecuen-
cia de sus conquistas en Palestina y Siria.
La economía se interesa por la agricultura (base principal) y la industria, con gran número de artesa-
nos.
8.2 Legislación
Se conocen las leyes hititas (siglos XVI-XV a.C.), una legislación con carácter penal muy marcado,
pero con cierto liberalismo al no intentar modificar ni excluir las costumbres de los países sobre los
que se establece, sino que las respeta y continúa. En ésto se parece al Código de Hammurabi, ya que
intenta fusionar dos costumbres: la de Summer-Akkad y la de Hatti y los pueblos indoeuropeos.
119
El Derecho Civil trata de la familia, de la propiedad rústica y de la propiedad mobiliaria (bienes in-
muebles, esclavos, animales, etc.).
El Derecho Penal trata de la reglamentación del crimen, delitos contra la persona, orden social, etc.,
y apenas prevé la pena capital, la mutilación, la detención y algunas penas corporales. Sorprenden las
penalizaciones, duros castigos corporales que se van transformando en indemnizaciones pecuniarias.
La guerra era vista como un juicio de dios entre dos estados para saldar sus diferencias
Escritura: Los nesitas utilizaron la escritura cuneiforme sumerio-acadia hasta el siglo XV a.C., en el
que aparece una nueva escritura en sellos e inscripciones de piedra, el hitita-jeroglífico, de invención
propia. Sus signos se dividen en dos grupos: ideogramas y signos de valor silábico. La lengua que se
escribía con ellos era el luwita.
Lengua: Es difícil establecer la lengua oficial, ya que no tuvieron una lengua estatal ni unificada.
Había varias:
Babilonio: lengua diplomática. En ella está escrita toda la correspondencia hitita, así como
sus tratados.
Sumerio: lengua religiosa, junto al prehitita.
Varios dialectos: el más importante era el luwita.
Literatura: Al no tener una lengua estatal ni unificada, la literatura es pobre: relatos históricos, ana-
les, cartas oficiales y algunos mitos. Los textos se resumen en mitos.
Mitos de fondo anatolio: Son narraciones cortas del tipo de cuentos populares. En los temas destaca
la lucha contra el dragón, asociados a festivales de primavera. La desaparición y aparición de un dios
estaba íntimamente relacionada con la magia, y por medio de ellos se trata de propiciar a la divinidad
irritada. Los motivos son variados (salud del rey, fertilidad, calamidades, etc.).
Telepinu solía ser siempre el protagonista. Otros dioses también mueren y resucitan en otras culturas
(Baal, Tamuz, Osiris, Adonis, etc.). El árbol era muy usado en estos rituales, siempre verde, del que
colgaban vellones en el rito de Purulli o Purullu.
120
Mitos de origen cananeo: Ejercieron gran influencia en el Antiguo Testamento, ya que Baal es la
principal tentación heterodoxa del pueblo hebreo.
Mitos hurritas: Son una vasta síntesis de elementos dispares y una literatura mítica sincretizada.
Resultado de la influencia de los hurritas sobre los hititas son los poemas del ciclo de Kumarbi y el
Canto de Ullikummi.
Appu.
Historia del cazador Kessi.
Gurparanzahu.
La religión ocupaba un primer lugar en los asuntos públicos y privados. Los dioses estaban reparti-
dos en varios grupos, siendo dos los principales del panteón hitita:
Wurusemu: diosa del sol de Arinna, y también diosa de la fertilidad y fecundidad. Asistía al
rey en el gobierno y la guerra, y el rey era su sumo sacerdote.
Taru o Teshub: dios de la tempestad, esposo de Wurusemu.
Los hijos de ambos eran dioses menores. Los dioses eran los amos de los hombres y regían sus desti-
nos. Se manifestaban por medio de sueños y oráculos. Otros dioses son Alalu, Inara, Lelwani, Pirwa
y Suwaluja.
Los extranjeros eran impuros, y se les alejaba del culto nacional. No hubo una sola religión hitita,
sino varias (prehitita, hurrita, nesita).
Los lugares de culto eran grandes santuarios al aire libre, ligados al poder civil, con gran número de
servidores. En ellos se celebraban festivales, siendo el principal el del Purrulli o Purrullu (festival de
la tierra), para asegurar la lluvia.
El Imperio Hitita, que sucumbió por la invasión de los Pueblos del Mar (hacia 1200 a.C.), tenía de-
trás de sus fronteras unos estados con cierta independencia, pero pertenecientes al reino hitita. Se
localizaban desde el Tauro (norte) hasta el río Orontes (sur), y desde el Éufrates (este) a Tiana e Ivriz
(oeste).
121
Sus dinastías eran segundogéntias de la familia real hitita, tal como se refleja en su onomástica. Al-
gunos de estos reyes vasallos sobreviven a la invasión de los Pueblos del Mar, y tras 200 años sin
noticias, vuelven a aparecer hacia el 1000 a.C. Su idioma era luwita-hitita, escrito en jeroglíficos
hititas, y sus vicisitudes históricas fueron transmitidas por asirios y hebreos.
Kizzuwatna: en Cilicia.
Malatya: cabeza de la Confederación de Tabal (12 ciudades del Éufrates).
Yadiya: al sur de Malatya y al este del Éufrates. En esta zona había también otros estados
neohititas (Tuwanna, Hupinsa, Smuktu, etc.).
En la Alta Siria estaban los estados de Karkemish, Alepo, Khattina y Hama, ricos centros
comerciales y militares. Los asirios, en el sigo IX a.C., tuvieron que hacer grandes esfuerzos
para conquistar esta región.
Mitanni
9. Los Hurritas
El marco geográfico: Los hurritas o “Pueblos de Hurri” eran un pueblo de lengua aglutinante cuya
procedencia es el sur del Cáucaso, en torno al lago de Van. Desde aquí, algunas tribus hurritas busca-
ron más al sur las fértiles tierras de Hanigalbat, territorio que los egipcios denominaban Naharina
(“país entre ríos”) situado al oeste de Asiria, en la Alta Mesopotamia, entre el Éufrates y el Tigris. Se
extendió luego hasta la costa siria, entre el Orontes y el Habur, zona a la que los egipcios del Reino
Nuevo (hacia el 1500 a.C.) designaban con el nombre de Narou y en el Reino Antiguo con el de Re-
tenu, debido al predominio hurrita.
Se cree que parte de estos hurritas se integró en el alud de gentes que con el nombre de hicsos inva-
dieron Egipto, y tras ser expulsados por Ahmosis (Fin Segundo Período Intermedio Egipcio) muchos
de ellos se refugiaron entre los hurritas de Hanigalbat, aunque el elemento hicso fue esencialmente
cananeo y amorita.
Será entonces cuando, según Hus, a las diferentes poblaciones hurritas se superpuso el elemento aris-
tocrático militar indoeuropeo, creándose la confederación de Mitanni.
Los mitannos fueron los inspiradores de los hititas. La población de Mitanni se componía de dos
elementos:
Clase superior:
a) Lengua indoeuropea.
b) Aristocracia militar.
Clase inferior:
a) Lengua aglutinante.
b) Hurritas.
Los mitannios adoptaron la escritura cuneiforme y la lengua acadia. La principal fuente para el
estudio de este pueblo son las Tablillas de Nuzi. Estos textos de Nuzi son los únicos que informan
122
sobre instituciones hurritas. Muestran la existencia de una serie de instituciones, servidores y diferen-
tes clases sociales, además de la Casa Real y la Aristocracia Militar.
La primera noticia que tenemos sobre los orígenes de Mitanni es la existencia del principado hurrita
de Urkish.
Hacia el s. XVIII-XVI su expansión va unida a una clase militar indoaria que formó una aristocracia
superior, con lengua indoeuropea, que les hizo avanzar hacia Palestina y en parte empujó hacia Egip-
to a los hicsos.
Hacía el s. XVI se conocen sus primeros reyes que unificaron los diferentes reinos hurritas de la re-
gión, cuya primera capital fue Wasuqani, que no se ha encontrado.
Los primeros reyes fueron Kirta, Suttarna y Barratarna (entre 1560 y 1530 a.C.). En el siglo XV a.C.
(1504-1450 a.C.), el expansionismo de Tutmosis III frenó el auge mittánico sobre las ciudades sirias,
produciéndose un enfrentamiento entre Mitanni y Egipto.
Los principales rivales de Mitanni fueron los hititas y los egipcios, después Asiria, que terminó ab-
sorbiéndola.
Se produjo en el siglo XV. En este momento, Mitanni era la potencia dominante en el Próximo
Oriente.
Creció la rivalidad durante los reinados de Parsatatar y sobre todo de su hijo Saustatar, artífice del
gran florecimiento mitannio. Este rey conquisto Asur. Su reino iba del Zagros al Mediterráneo, en-
globando el norte de Siria desde el Tauro al Antilíbano.
123
Tras la muerte de Tutmosis III se inicia la época de mayor apogeo de Mitanni, con los reinados de
Parsatatar y sobre todo su hijo Saustatar, que dominó Asiria y se adueñó se sus tesoros, y también
ocupó la mayor parte de las ciudades sirias, como Alepo. El territorio alcanza su máxima extensión,
desde los Zagros hasta Siria. Reorganizó su reino con paz y prosperidad. Primeros contactos diplo-
máticos con Hatti y Egipto, coincidiendo con el reinado de Amenofis II (1450-1425 a.C.).
Le sucedió Artatama I, que mantiene la prosperidad y mejora las relaciones con Egipto, con la boda
de la princesa Mutemuja (?) con Thutmosis IV. Esta princesa es la madre de Amenofis III. La esposa
de Amenofis IV fue también una princesa mitannia, Tadu-Hepa, que en Egipto se llamó Nefertiti.
Suttarna II continúa las buenas relaciones Egipto-Mitanni, así como las bodas de princesas mitannias
con faraones egipcios.
En el siglo XV a.C. Mitanni es la potencia más fuerte de Próximo Oriente. La subida al trono del
hitita Subiluliuma (1380-1336 a.C.) cambia el panorama internacional y rompe el predominio egip-
cio en Siria. En Mitanni hay disensiones, con dos reinos. A Shuttarna II le sucede su hijo Artasumra,
que es asesinado. Sube al trono otro hijo de Shuttarna, Tushratta, mientras Artatama, otro hermano,
reclama el trono. El país está dividido en dos:
Estas guerras civiles acaban con el poder mitannio, y sus enemigos se reparten los despojos.
Hacia 1300 a.C., Adad-Nirari de Asiria toma los restos de Hanigalbat, cuyo rey Shattuara I pasa a ser
vasallo de Asiria. Su hijo Wassahara se sublevó, esperando la ayuda hitita que no llegó, y la capital
fue devastada.
Con Shattuara II hay nuevos levantamientos apoyados por Hatti en el 1270 a.C., y sofocados por
Salmanasar III de Asiria. Desde entonces ya no se vuelve a oir de Mitanni.
Esta civilización presentaba unos rasgos peculiares, cuyos caracteres más sobresalientes son:
124
Se caracterizaban por su habilidad en la cría, la doma y la monta de caballos, lo que les da-
ba gran importancia, ya que de los caballos dependía la efectividad del arma de guerra más
importante del momento: el carro ligero de combate
14.2. El arte.
Constituida por la glíptica y las improntas de los cilindros-sellos de las tablillas de Nuzi: des-
taca el sello de Saustatar.
La gran escultura está representada, ente otras, por el dios de la fertilidad que es un dios
árbol.
Los hititas deben a los hurritas lo mejor de su arquitectura y de su escultura. La más impor-
tante construcción hurrita es el Nithilani o palacio construido con un pórtico de doble
planta.
14.3. El derecho.
Tuvo que estar influido por el babilónico. Se conocen sobre todo Actas sobre matri-
monio y de adopción.
2. Actas de Adopción: los grandes propietarios aumentaban sus dominios con con-
tratos de adopción. El adoptado pagaba su adopción con un regalo, a cambio
de la participación de la herencia. Tiene varias formas:
El acta ana shimti, que es una disposición a favor de una persona situada ba-
jo la autoridad del que quiera favorecerla a título particular.
El acta ana maruti, que adopta a una persona extranjera, que puede participar
en toda la herencia o sólo en una parte proporcional.
Las leyes penales de los mitannios eran más humanas que las crueles mutilaciones y suplicios
asirios y babilónicos semitas.
La monarquía era hereditaria, de tipo feudal, con distribución de feudos que llevaban aneja
la corvea real, civil y militar, el ilku. Esta monarquía era esencialmente, teocrática y
absolutista.
125
cio”, que vivían en él y recibían su ración de alimentos o ahukunnu. Tras ellos estaban
los diferentes funcionarios y multitud de obreros agrupados por distritos, obligados a pa-
gar bienes en especies o productos acabados (ishkaru). La última capa de la sociedad era
el pueblo bajo, explotado por los superiores.
Teshup: dios del cielo, de la tempestad y del rayo, pero también de la lluvia y por
tanto de la fertilidad.
Hepat: es la pareja de Teshuo. Diosa de la fecundidad y fertilidad. La unión de esta
pareja divina producía la renovación de la tierra y la fertilidad de los campos.
126
TEMA 11. EL PRÓXIMO ORIENTE A FINALES DEL II MILENIO. LOS PUEBLOS DEL
MAR. ISRAEL. LIDIA. URARTU.
1.1 Su problemática
Hechos
En torno al S. XIII a.C. hay una serie de movimientos de pueblos e invasiones y catástrofes que pro-
vocaron la caída del orden político establecido y dieron lugar a un nuevo panorama en esta parte del
mundo.
Causas
Existía una cierta calma debido al II Equilibrio Internacional, entre Ramsés II y Hattusil III, tras va-
rios enfrentamientos egipcio-hititas. Se rompe en 1240 a.C. por el bloqueo económico que el rey
hitita Tudhaliya IV impuso sobre Asiria, cerrando el paso a las materias primas, y que también afectó
a la economía de las ciudades caravaneras y de la costa Mediterránea oriental, que se sublevaron
contra el bloqueo. Se produjo una nueva inestabilidad internacional y se dio la situación adecuada
que permitió las invasiones y ataques de nuevos pueblos. Son los denominados Pueblos del Mar, que
en realidad son sólo una parte de los movimientos étnicos de pueblos que se desplazan hacia el Sur.
Quiénes eran
Los Pueblos del Mar son una parte de los movimientos étnicos hacia el sur. Mientras, los protoceltas
o “pueblos de los campos de urnas”, gentes del norte de Europa, invaden la Península Ibérica, Italia y
la Provenza. Los Ilirios y Dacios penetran en los Balcanes y empujan a los Traco-Frigios hacia el
centro de Anatolia, lanzando a los futuros griegos (Dorios, Eolios y Jonios) hacia la Península helé-
nica y orillas del Mar Egeo, donde ponen fin a la dominación micénica.
Los frigios ocupan la parte occidental y central de la llanura de Anatolia y los Mushki se es-
tablecen en el Alto Éufrates.
Los frigios, Mushki y gasga acaban con el Imperio Hitita en el reinado de Subiluliuma II
(1215 a.C.).
Los Pueblos del Mar avanzaron constantemente hacia el sur por mar y tierra, arrasando la
costa sirio-palestina.
Su presencia en Egipto
En su avance, después de arrasar la costa sirio-palestina, llegan a las puertas de Egipto en dos oca-
siones:
127
En la segunda ocasión suponían una mayor amenaza que en el 1220 a.C. Eran una confederación de
cinco pueblos que a su paso en la costa siria habían devastado Hete, Kode, Arvad, Karkemish y Ala-
sia. Coinciden en las dos invasiones los nombres de los pueblos: shardanos, aqayawas (quizás
aqueos) y Turush (quizás tirsenos).
En esta ocasión Egipto se salva de la dominación extranjera, pero pierde definitivamente su hegemo-
nía internacional, que ya no recobró jamás.
Algunos de los integrantes de estos pueblos se enrolaron como mercenarios al servicio del faraón.
Otros, como los filisteos, se refugian y se establecen en la franja marítima de Canaán, entre Monte
Carmelo y Gaza, formando la Pentafederación de ciudades filisteas. Los filisteos, posiblemente ori-
ginarios de Creta pero procedentes ahora de Asia Menor, y de los que se deriva el nombre de Palesti-
na, se extienden por toda la región entre el Jordán, el mar Muerto y el mar Mediterráneo, asentándose
en ciudades como Gaza, Ascalón, Asdod, Ekrom y Gath.
Hubo otras incursiones y establecimientos de gentes no consideradas “Pueblos del Mar”, pero rela-
cionadas con estos movimientos étnicos.
Los iranios
Entre los años 1200 y 1100 a.C., los iranios, pueblos de habla indoeuropea, penetran en Irán en dos
oleadas sucesivas:
Los medos (madai) y persas (parsuas): se establecen en los alrededores del Lago Urmia.
Los partos (parthava) y los hairawa: se establecen en Irán, Turquestán, Afganistán y Belu-
chistán.
Hay una serie de circunstancias y consecuencias históricas y políticas en torno al impacto producido
por estas migraciones y acoplamientos de pueblos.
La segunda oleada de pueblos no alcanza directamente Mesopotamia, pero es significativo que con
ella haya un retorno de semitas nómadas del desierto sirio: los sutu, conocidos como los akhlamu o
arameos, tal vez una prolongación de los pueblos del Mar en dirección a Mesopotamia.
El vacío político debido a la desaparición del Imperio Hitita y del reino Casita en Babilonia, así co-
mo la debilidad de Asiria tras el reinado de Tukulti-Ninurta I, alentó a los arameos a ocupar Siria,
franquear el Éufrates y penetrar profundamente en Mesopotamia, sedentarizándose y formando una
serie de reinos independientes.
Los israelitas, también semitas, aprovecharon la decadencia de Egipto a finales del siglo XIII a.C. y
la confusión en Oriente Próximo para invadir el sur y el este de Canaán y los territorios de ambos
lados del Jordán. No fue una conquista rápida, sino una penetración lenta, difícil y escalonada duran-
te un siglo.
128
Canaán
Al noreste de Israel, los cananeos de la costa libano-siria fueron víctimas de los acontecimientos de
los siglos XIII y XII a.C. En esta zona sirio-libanesa hay grandes cambios:
Hacia el 1191 a.C., el gran puerto de Ugarit es arrasado por los Pueblos del Mar, y Biblos es-
tá arruinada debido a la decadencia de Egipto.
A principios del I Milenio las cosas cambian notablemente. Biblos se recupera, y junto con
tres ciudades florecientes (Arados, Sidón y Tiro), comienzan el próspero comercio del Medi-
terráneo Oriental (hegemonía y expansión de los fenicios), constituyendo los nuevos centros
políticos, económicos y culturales.
Entre los años 1200 y 900 a.C. hay un período de profunda oscuridad en el Próximo Oriente. debido
a los desórdenes y catástrofes anteriores. Apenas existe una poca documentación en las inscripciones
asirias, crónicas israelitas y los datos que proporciona el Antiguo Testamento, ya que los documentos
hititas y egipcios de estos momentos son escasos.
En el año 900 a.C. es cuando se vuelven a tener noticias y una mayor documentación histórica. La
situación política ha cambiado:
2. Israel
2.1 Orígenes
Existen diferentes teorías sobre su formación y origen como pueblo. Tal vez la primera mención del
pueblo de Israel aparece en la Estela de Menfis, de Amenofis II (1453-1419 a.C.), donde nombra
entre los prisioneros a los apiru (hebreos).
Se formó en territorio cananeo no antes del siglo XII a.C., a las 12 tribus formando una An-
fictionía (asociaciones políticas unidas en torno a un santuario). Los santuarios israelitas fue-
ron Siquem, Bethel y Silo.
No tienen un pasado común anterior a su establecimiento en Palestina.
129
El Éxodo y la conquista de Palestina se sitúan en el siglo XIII a.C., pero difieren en cuanto al co-
mienzo de la época patriarcal:
Los partidarios de una datación tardía la sitúan en la época de Tell el-Amarna (siglo XV
a.C.), apoyándose en el Antiguo Testamento.
Otros sitúan la época de los Patriarcas en la mitad de la edad del Bronce, hacia la primera mi-
tad del II milenio.
No hay otras noticias que las del Antiguo Testamento. Según la Biblia, el Éxodo tuvo lugar 480 años
antes que la construcción del templo de Salomón (970+480= 1450 a.C.); son 12 generaciones de cua-
renta años.
Si calculamos con generaciones de 25 años, resultan 300 años: 970+300= 1270 (segunda mitad del
siglo XIII a.C.), que coincide con las noticias arqueológicas y las fuentes no bíblicas, como la apari-
ción de los apiru en el siglo XV a.C. en Egipto o los khapiru de fuentes acadias. Estas denominacio-
nes designaban capas inferiores de apátridas, aplicadas a semitas cananeos, entre los que se encon-
traban los israelitas, llegados a Egipto como semiesclavos.
A partir del siglo XII a.C., Israel era una confederación de 12 tribus, cuyo nombre cam-
bió, aunque no variaría su número. Cualquiera que fuese el lazo común que las unía, es
evidente que no constituían un estado.
Carecían de gobierno central, de capital y de administración. Cada una tenía gran inde-
pendencia y mantenían la falta de organización de los pueblos nómadas. La autoridad, so-
bre todo jurídica, eran los ancianos, y en caso de guerra, los hombres capaces de llevar
armas.
Los Jueces surgían cuando se producían acontecimientos graves. Eran jefes sobre los que
descendía a veces el espíritu de Dios, lo que les permitía reunir a todos los clanes y recha-
zar al enemigo. Su autoridad no era ni permanente ni absoluta, ni se extendía al conjunto
de las tribus, y sus aptitudes no eran transmisibles, por lo que no pudo evolucionar hacia
una institución permanente ni conducir a la unificación de las tribus.
130
El nombre hebreo de los Jueces, shophetim, subraya más el papel de caudillos que el ad-
ministrativo, por lo que el nombre de Jueces no es del todo correcto.
El Factor religioso: No fue la organización política lo que mantuvo la cohesión entre las tribus en
dos siglos, sino el factor religioso. En ésta época no se había impuesto el monoteísmo como tal, y el
culto a ciertos dioses (como los númina o los baales locales) parecía legítimo. Entre Yahvé y su pue-
blo existía una solidaridad que unía estrechamente lo religioso, lo político y lo jurídico.
“El canto de Débora”, uno de los más viejos de la literatura hebraica, cuenta el cántico de la profetisa
tras la victoria israelita, inspirada, animada y dirigida por ella.
La figura del juez: El valor personal, suscitado por la intervención de Yahvé, crea al Juez, que apa-
rece y desaparece sin reglas fijas. Aún no era el jefe supremo de Israel, ya que la unificación sería
obra de la monarquía. Los jueces menores solo eran héroes locales, cada uno de una tribu diferente.
El Juez era el hombre fuerte que restablecía la situación de Israel o de una o más tribus, en épocas de
opresión de los vecinos.
La época de los Jueces abarca desde la muerte de José al nacimiento de Samuel. Ya no son nómadas,
se han instalado en el país y dejan la tienda por una casa de adobe, primero como semisedentarios y
después como agricultores.
Fuentes históricas: La única fuente de esta época es el Libro de los Jueces, redactado según una
repetición de ciclos históricos:
Clases de Jueces
Sociedad en ésta época: La sociedad tenía un carácter tribal y patriarcal. La suprema autoridad de
la tribu la tenían los jefes de las familias que la componían y un órgano central que era el Consejo de
Ancianos.
Los filisteos
Con la segunda oleada de los Pueblos del Mar, los filisteos toman el país al que dieron nombre. Se-
gún la tradición israelita, proceden de Grecia, pueden conciliarse con los restos arqueológicos. Pero
no parece que procedieran directamente de un lugar determinado. Es probable que vinieran de Asia
131
Menor (Licia y Caria). Rechazados por Egipto (Ramsés III), se instalaron en la región costera cana-
nea, erigiendo una Pentafederación de principados filisteos (Gaza, Ekron, Ascalón, Asdod y Gath).
Penetraron poco a poco en el territorio ocupado por los israelitas y en el 1050 a.C. los vencieron en
la batalla de Afec, cayendo el Arca de la Alianza en sus manos. Fue destruido el Santuario, y domi-
nados gran parte de los territorios ocupados por las 12 tribus.
Esto obligó a los israelitas a coordinarse y nombrar un rey capaz de someter el conjunto de sus terri-
torios a su autoridad y defenderse de sus vecinos.
El primer libro de Samuel tiene dos tradiciones opuestas sobre la instauración de la monarquía: una
favorable y otra que le describe bajo un matiz opresivo.
Yahvé eligió a Saúl para que fuera jefe (nagid) y liberar a su pueblo de los filisteos. Como nagid,
Saúl, sucesor de Samuel, se inscribe en la línea de los Jueces de Israel. Pero aparece sobre él un ele-
mento nuevo: el nagid es aclamado rey, convirtiéndose en un melek.
El pueblo pide a Samuel un rey; éste les advierte de los males que podía acarrear esto y cómo se
aprovecharía de la situación, pero le unge y le consagra.
El modelo seguido por Israel es el de las monarquías transjordanas de Moam, Edom, Amón y Aram,
con un fuerte fundamento nacional y desconocían la sucesión dinástica. La influencia filistea sólo se
deja sentir en la organización de un séquito militar permanente y en las armas.
Esta monarquía es fuente de fuertes tensiones internas, resultado de dos corrientes contradictorias:
Saúl usurpó las funciones sacerdotales. Sacrificó a Yahvé en la montaña de Behtel ante la ausencia
de Samuel. Éste, por el sacrilegio cometido, unge a sus espaldas a uno de los servidores de Saúl, Da-
vid, que tuvo que huir, uniéndosele todos los descontentos con Saúl. Se puso al servicio de los
enemigos de Israel, pero volvió sus armas contra los amalecitas y las tribus del desierto, cuyos des-
pojos convencieron a la gente de que él era el verdadero vencedor.
Saúl, al ser derrotado en la batalla fatal del monte Gelboé y resultar muertos sus tres hijos, se suicidó
sobre su espada (1010 a.C.).
Isbaal, hijo de Samuel, es proclamado rey, pero David también se hace proclamar rey en Hebrón,
apoyado en tropas mercenarias, por lo que vemos que ya hay un cambio en la forma de hacer la elec-
ción sobre el doble método empleado por Saúl (Yahvé y pueblo). El asesinato de Isbaal simplifica la
132
situación, y se concluye con una alianza en Hebrón, estableciendo la capital en Jerusalén. En poco
tiempo se anexionó Aram, Soba, Maca, Tob, Damasco y toda Canaán. Su reino se extendió desde el
Golfo de Aqaba hasta Hama.
Centralización
Se creó también un “encargo de las prestaciones personales”, y realizó un censo, tal vez por motivos
fiscales.
Consecuencias de la centralización
Se produce un choque con las costumbres ancestrales nómadas, dando lugar a diversos bandos:
Partidarios de Saúl.
Los tradicionalistas (utilizaron contra la monarquía el matrimonio de David con Betsabee,
mujer del hitita Uriyya y madre de Salomón).
Los partidarios del nuevo régimen.
La rebelión de Seba.
El problema sucesorio, con la rebelión de Absalón, su hijo mayor, y el nombramiento de Sa-
lomón, su otro hijo, como sucesor.
Cuando tomó el reino Salomón, los mayores problemas habían pasado. Hubo una reconciliación con
Egipto, y Salomón se casa con una egipcia, lo que refleja la debilidad de la XXI Dinastía.
Obra interior:
133
Construcciones a gran escala con artesanos y materiales fenicios, como el Templo de Jerusa-
lén y el Palacio real, sede también del Tribunal y del Tesoro.
Actividad literaria importante. Primeras compilaciones de la historia de Israel.
Se desarrolla la música y la prosodia.
Aspectos negativos
Todos el proceso de reconstrucción interior y los gastos del ejército y la corte, produjeron:
Todo esto socavó los cimientos de la sociedad agrícola-pastoril, aumentando las diferencias entre
ricos y pobres.
Consecuencias de la sedentarización
Clases sociales
La estratificación social se aprecia por las diferencias entre los grupos: hombres libres y esclavos.
Hombres libres
Profesiones
Los Gerim no tenían posesión de tierras, al igual que muchos nacionales, y fueron reducidos
a la condición de asalariados agrícolas, casi siempre míseros y explotados.
Se constituyen numerosas asociaciones profesionales de artesanos independientes, instalados
por oficios en distintas calles, debido al progreso del comercio y el desarrollo urbano.
Durante la monarquía el comercio era monopolio del estado. Las transacciones comerciales
privadas se hacían a pequeña escala. Los grandes mercaderes eran extranjeros: fenicios, ca-
naneos o madianitas.
Esclavos
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De origen extranjero: Para las construcciones y tareas subalternas del templo. Eran de dos
clases:
Comprados.
De la casa, con obligaciones militares con su amo y su casa.
Israelitas: Hebreos que se vendían a sí mismos o a miembros de su familia por la miseria. A
los siete años debían darlos la libertad, y obligatoriamente en el año jubilar. El esclavo era an-
te la ley un objeto del amo, aunque con algunas limitaciones.
Monarquía
Administración
Reino: Estaba dividido en doce prefecturas, cada una bajo el mando de un prefecto o nissab.
Prefecturas o distritos: Entregaban alimentos a la casa real y a los animales de sus cuadras
cada mes. Cinco de ellas llevaban nombre de tribus.
Nivel local: Consejo de ancianos, municipal.
Derecho y justicia
Las leyes de Derecho eran de dos formas:
De formulación casuística: Contemplan hipotéticamente los casos. Son legado del derecho
cananeo y concernían esencialmente al derecho profano.
135
La ley israelita es esencialmente religiosa, a diferencia de las demás del Próximo Oriente. El poder
legislativo era de la divinidad, mientras que el rey era el juez supremo al que podía apelar cualquier
súbdito.
La ley
Economía
En tiempos de Salomón estuvo muy desarrollada. El acuerdo con el rey Hiram de Tiro permitió a
éste la explotación geográfica del país, aprovechando las rutas comerciales del Mar Rojo y del Medi-
terráneo. Los navegantes fenicios traían las materias. Una serie de rutas caravaneras se sumaban a las
marítimas. El puerto más importante fue el de Ezion-Gaber.
El préstamo con interés se desarrolló entre los israelitas, a pesar de las disposiciones de la Ley, en la
cual se permitía prestar con interés al extranjero, pero no al israelita.
A la muerte de Salomón (931 a.C.), su hijo Roboam fue proclamado rey. Ante los problemas econó-
micos, sube los impuestos y el pueblo se rebela. Las tribus del Norte se separaron, gobernadas por
Jeroboam, quedando el reino dividido en dos partes:
Tribus de Judá y Benjamín: fieles a Roboam, forman el Reino de Judá, con capital en Jerusa-
lén. Siguen las tradiciones religiosas israelitas.
Las otras diez tribus: forman el reino de Israel. Tuvo varias capitales: Siquem, Tirrha y Sama-
ria. Adulteraron las tradiciones religiosas.
Comienza con la muerte de Salomón (931 a.C.) y llega hasta la toma de Jerusalén por Nabucodono-
sor II de Babilonia. Sus relaciones son tirantes con Israel en los primeros reinados. Los principales
reyes fueron:
Joram (848-841 a.C.): realiza la unificación al casarse con Atalía, hija de Acab y Jezabel de
Israel.
136
Atalía (841-835 a.C.): mujer de Joram. Reinó con tiranía y murió asesinada, exterminándose
la casa de David.
Joas (835-796 a.C.)
Amasías (796-781 a.C.): Judá pasó a ser tributaria de Damasco. Se produjo la invasión israe-
lita y se saqueó el Templo de Jerusalén. época del profeta Isaías.
Después reinaron Azarías, Jotan y Acaz.
Ezequías: aliado de Egipto, intentó sacudirse el yugo asirio, pero Senaquerib le derrotó. So-
metió a Judá y amenazó Jerusalén.
Manases (687-642 a.C.): siguió la sumisión a Asiria.
Josías (640-609 a.C.): época del profeta Jeremías.
La Diáspora
Durante los años 587-586 a.C. Nabucodonosor II conquista y destruye Jerusalén, tras años y medio
de asedio. Llevó cautivos a los judíos a Babilonia hasta el 586 a.C. Esto produce la Diáspora o dis-
persión, y el fin del Reino de Judá.
Este reino duró desde la muerte de Salomón hasta el 722 a.C., y estuvo caracterizado por los conflic-
tos internos y por las guerras con Egipto, los arameos y Damasco.
Finalmente, el ejército proclamó rey a Omri (885-874 a.C.), que construye Samaría como capital
política y religiosa. Le sucede Acab (874-853 a.C.), casado con Jezabel (fenicia), a la que se opuso el
profeta Elías. Hija de ambos fue Atalía, casada con Joram, rey de Judá.
A la muerte de Acab, Jehú (841-814 a.C.) fue elegido rey por un enviado de Elías, y se exterminó a
los ómridas. Éste rey pasó a ser tributario de Asiria. En el 722 a.C. tuvo lugar la destrucción de Sa-
maria por Sargón II, que inicia las deportaciones israelitas, convirtiendo a Israel en provincia asiria.
En el año 539 a.C., tras la conquista del Imperio Neobabilónico por Ciro II, Palestina pasó a ser parte
del Imperio Persa.
Se restauró el Templo (terminado en el 515 a.C.). Entre los años 445-443 a.C. se llevó a cabo una
reorganización política y religiosa con Nehemías y Esdras.
137
Según Renan, el monoteísmo es el elemento primordial de la historia de Israel. Los etnólogos mo-
dernos han abandonado la idea, comúnmente admitida hasta el siglo XVIII, de un monoteísmo origi-
nal de la humanidad, aunque no se ha renunciado a buscar un origen extremadamente antiguo al mo-
noteísmo de los israelitas.
Según los egiptólogos procede del Egipto Antiguo, y según los asiriólogos, procede de las civiliza-
ciones mesopotámicas.
Según D. Volter, el Dios de Israel provendría del dios Sopd egipcio, protector del Delta y del Sinaí.
Según M. Müller y Liebleim, provendría del dios Seth.
Los egipcios no eran monoteístas, sino que unieron al dios Amón con Re, que eran como uno sólo
(Amon-Re), lo que se considera como un progreso hacia el monoteísmo. Los egipcios, desde el prin-
cipio de su historia, conocían la existencia de un “Gran Dios”, al que distinguían de los simples dio-
ses, a la manera del theos de los filósofos griegos, pero era más una divinidad abstracta que un dios
personal y único.
Según E. Sayce, hay formas que recuerdan el nombre de Yahvé en los textos cuneiformes.
Otros asiriólogos no lo aceptan, aduciendo que hay también algunos nombres del período si-
guiente (casita) con una gran analogía. Según éstos, un elemento divino idéntico a Yahvé se-
ría en principio una divinidad secundaria de los semitas del oeste, fundadores de la primera
dinastía de Babilonia.
Los descubrimientos de los archivos de Mari y Ugarit, con gran cantidad de nombres teófo-
ros, atestiguan que los amoritas ya tenían un dios Yahvé que asimilaban con carácter sincréti-
co a sus propios dioses.
Todas estas teorías no son convincentes y no hay nada definitivo. Así, Kaufman y Albright conside-
ran que el verdadero monoteísmo comienza con el fundador del yahvismo, Moisés, que distingue
138
entre monolatría y monoteísmo. El yahvismo de Moisés sería una monolatría, pero no un monoteís-
mo, ya que no excluye a otros dioses. Moisés reunió a una serie de tribus, y su religión estaba limi-
tada al horizonte israelita, careciendo del sentido universal del monoteísmo. El mosaísmo sería, por
tanto, una monolatría, aunque Moisés plantó la semilla del monoteísmo.
La religión de Israel, tal como la llevaron los israelitas a Canaán, era primitiva y antropomórfica. Su
dios luchaba contra los enemigos de su pueblo. No estaba aliado con los individuos, sino con la na-
ción. Su culto no era monoteísta (un sólo dios), sino monolátrico (a un sólo dios). No tenía mitología,
ni panteón de dioses asociados, ni diosa consorte. Era fuente del derecho y de la justicia, y su santua-
rio era depósito de la ley. Su nombre era impronunciable. El gran mérito de Moisés estuvo en haber
conectado la idea religiosa con la vida moral.
Las relaciones de Yahvé con su pueblo eran como las de un padre con sus hijos, pero basadas en vo-
luntad y elección, formándose así el germen de la Alianza entre Dios y su Pueblo.
Evolución
Cuando los israelitas se establecieron en Canaán se produjo una fusión que dejó huellas en la reli-
gión. Pero esta fusión fue lenta y salpicada con un constante estado de guerra, que salvó su indivi-
dualidad nacional y religiosa.
La conciencia israelita de una nacionalidad distinta, al amparo de una religiosidad distinta, se intensi-
ficó con las guerras contra los filisteos. El acercamiento al monoteísmo se realizó de una manera
lenta:
La génesis del monoteísmo israelita estuvo jalonada de episodios de gran violencia, y se dio un paso
significativo cuando, después del Cisma, Yahvé se convirtió en el dios común de los dos pueblos
enemigos: Israel y Judá.
El Santuario y el culto
El templo
El templo fue concebido como lugar de habitación real de Yahvé, pero se buscó la fórmula a partir
del Deuteronomio y se decía que en el templo residía el “nombre de Yahvé” o que Yahvé “había
puesto su nombre sobre el Templo”. Este templo se convirtió en emblema de la dinastía davídica, y
el simbolismo nacional y religioso judío están indisolublemente ligados en él.
139
El personal del templo, los levitas, parece que fueron una tribu profana que sobrevivió debido a sus
poderes religiosos y mágicos. Aunque debió haber sacerdotes no levitas, éstos se impusieron pronto
y también se enfrentaron a Aarón, aunque la cuestión se resolvió haciendo a éste el gran levita y des-
cendiente de Leví, al mismo tiempo que la rama levítica de Aarón monopolizó pronto el culto en
beneficio propio. Aparte de éstos, el templo tenía otros servidores del culto, como músicos y canto-
res.
El pueblo hebreo, en el comienzo de su historia, estuvo influido tanto políticamente como moral y
religiosamente por las antiguas civilizaciones mesopotámicas que le rodeaban. Por eso se encuentran
en la Biblia tradiciones y concepciones religiosas y culturales sumerias, asirias y babilonias.
La creación
El relato bíblico de la creación tiene esas influencias, aunque distan muchos de los relatos mesopo-
támicos. Los babilonios y asirios cuentan con varias versiones o mitos de la creación, siendo la más
importante el “Enuma elish” o “Poema de la Creación” (1890-1594 a C.), que narra la genealogía de
los dioses y cómo uno de ellos, Marduk, alcanza la supremacía y crea al hombre y al mundo.
Para los babilonios, la creación la realizó Nudimmud (Ea); para los asirios fue Ashur, y la creación
se hizo a partir de un caos primitivo, mientras que en la Biblia, Elohim, el ser divino trascendente, es
quien crea y estructura el caos primitivo.
El Antiguo Testamento también se diferencia porque no hay teogonías primitivas como en el Enuma
Elish, sino que Elohim está por encima del caos y no procede de nada anterior.
Tanto en el Génesis como en el “Poema de la Creación”, el agua era uno de los elementos
primordiales.
El Corpus jurídico de los pueblos del antiguo Oriente también influyó en los preceptos de Is-
rael, no sólo en aspectos de carácter particular, sino también en el armazón jurídico. Las or-
denanzas litúrgicas de la Biblia, y en particular la sacerdotal del Éxodo y Números, reflejan
cláusulas hititas destinadas a los sacerdotes y a los servidores del templo, así como algunas
ceremonias mesopotámicas del Año Nuevo (Akitu) se reflejan en el Levítico.
En cuanto a las descripciones históricas, en los Libros de los Reyes hay noticias de fuentes egipcias y
mesopotámicas, y las máximas sapiencias del Libro de los Proverbios eran muy conocidas en Orien-
te, y sobre todo por influencia egipcia.
La religión de Israel rechazó los mitos (literatura popular antigua, surgida del politeísmo), y reflejó
los propios de su pueblo a través de dos vertientes:
Las narraciones divinas concernientes al hombre, en las que se emplea la revelación y la pa-
labra de Dios.
Fragmentos de literatura poética en que se describe la lucha de Dios y Leviatán.
140
Así pues, todas estas coincidencias revelan el origen común de los textos de Extremo Oriente con el
Antiguo Testamento. Y se puede suponer que el pueblo hebreo, al emigrar, llevaba consigo como
bagaje cultural las tradiciones y los recuerdos de un pasado común, que supieron aprovechar los re-
dactores del Antiguo Testamento.
3. Urartu
Poderoso reino que se extendió desde el lago Van hasta Armenia. Es contemporáneo desde la época
del rey asirio Ashur-bel-kala (1174-1051 a.C.) hasta Salmanasar III (858-824 a.C.). Su constitución
como reino fue el resultado de la infiltración de tribus de origen hurrita. Su lengua se puede conside-
rar como un dialecto neo-hurrita.
Bajo el mando de jefes enérgicos se extendió en varias etapas, y a principios del siglo IX y mediados
del VIII a.C. aspiraron a la hegemonía de todo el Asia anterior.
Era un país cerealista, con grandes obras hidráulicas, grandes rebaños e importante producción textil.
Sus exportaciones llegaron hasta Grecia y Etruria.
La estructura política estaba calcada de la del reino asirio, y esto favoreció su desarrollo. El país es-
taba dividido en provincias, cada una con un gobernador, y los estados vasallos pagaban un tributo.
Escritura cuneiforme
Lengua acadia
Fraseología asiria.
Jerarquía Mesopotámica en los títulos.
Todo ello era la reivindicación de una hegemonía universal: predominio reconocido de la influencia
cultural acadia en el nuevo estado.
Resurgir del sentimiento nacional urarteo. La capital era Turushpa, y el dios nacional era Khaldi.
Contemporáneo de Adad-Nirari III de Asiria. Funda una nueva capital cercana al nacimiento del Ka-
rasu. En política interior aumentó las tierras de cultivo y construyó canales. En política exterior con-
siguió una importante victoria sobre los maneos y alcanza las fronteras de Hatti.
Continúa la expansión a costa de Asiria y seguirá a su reinado un periodo de debilidad progresiva del
país de Urartu.
141
Dentro de la debilidad progresiva, continúa la expansión hasta que Tiglat-Pileser III de Asiria le
obligó a detenerse.
Fin de Urartu
Las tribus cimerias, errantes en Asia Menor hacia finales del siglo VIII a.C., provocan profundas
conmociones en la zona que afectarán a Urartu. Sargon I de Asiria vence a Argishti I en el 705 a.C.,
y anexiona Urartu a Asiria, al mismo tiempo que los principados arameos y neohititas, siendo poste-
riormente anexionado por el reino medo. Todavía se conoce a otro rey llamado Rusa (730-714 a.C.),
desapareciendo tras él toda mención a este país.
4. Lidia
La población estaba constituida por un donde asiánico autóctono, sobre el que se asientan elementos
indoeuropeos. Su nombre antiguo fue Meonia y a partir del siglo VII a.C. se la llamará Lidia.
Su capital fue Sardes, del nombre de los sardanos, uno de los pueblos citados en Medinet Habu como
“Pueblo del Mar”.
La invasión de los cimerios entre 750-700 devastó esta región y las vecinas Frigia, Capadocia, Cili-
cia, el Ponto y hasta Asiria. Canduales (704-687), rey de Medonia, llamó en su auxilio a sus vasallos
y entre ellos a Giges, que usurpó su poder, consolidándose luego en el trono.
Giges (687-652) se casó con la viuda de su predecesor y se apoyó para gobernar en la tribu de los
lidios, que a partir de ahora dará nombre al país. Este rey, bajo el que Lidia prosperó, desarrollando
el comercio e inventando por esta época la moneda, fue para los griegos prototipo del tirano, opuesto
a los “reyes legítimos”, ya que, como los tiranos griegos, Giges fue un rey contrario a la aristocracia.
Otra invasión de los cimerios (en el año 676), que destruyó el vecino reino del rey Midas de Frigia,
hizo a Giges buscar protección de Ashurbanipal, rey de Asiria, ofreciéndole un tributo pero, tras ex-
pulsar a esta invasión con la ayuda asiria, ofreció su ayuda al faraón Psammético, emancipándose del
dominio asirio (en el año 653), lo que hizo que éstos se lanzasen contra él, venciéndole y asesinándo-
le en el año 652. Le sucedió su hijo Ardys (652-615) bajo la soberanía asiria, con cuya ayuda volvió
a expulsar otra invasión de cimerios, emprendiendo la reconstrucción de su reino y la conquista de
las ciudades del litoral.
El papel histórico de Lidia y sus habitatantes puede resumirse en la importancia de dos hechos:
Inventores de la moneda (según la teoría tradicional) o como transmisores del invento, los li-
dios ayudaron a facilitar el comercio en el mundo antiguo.
142
La caída de Asiria, tras la toma de Nínive y Harran (612-610), le devolvió a Lidia la independencia.
El rey Alyates (610-561) reforzó su armada, con apoyo de los ricos banqueros, contratando a merce-
narios griegos. Extendió su reino hasta el río Halys, siendo combatido por Caixares de Media durante
seis años (591-585), hasta que la boda de una hija de Alyates con Astiages, hijo de Caixares, selló la
paz, fijándose la frontera entre ambos reinos en el río Halys.
Creso (561-546), hijo y sucesor de Alyates, sometió Éfeso y las costas de Asia Menor, acabando de
someter a los demás países hasta la frontera del río Halys. Creso fue un rey legendario por su riqueza
y llevó a cabo una reforma monetaria, convirtiendo Sardes en el mayor centro de intercambio de la
época. Acabó con él la ambición conquistadora de Ciro II, que le venció en el año 546, y anexionó
sus tierras al Imperio Persa.
143
1. Los fenicios
Las recientes excavaciones de Ebla han demostrado que los cananeos poblaban Siria ya en el III mi-
lenio a.C., y posiblemente eran descendientes de otros habitantes (los protocananeos), que serían el
pueblo semita más antiguo conocido. Posiblemente de ellos surgieron más adelante los fenicios y los
hebreos. Su origen todavía es una incógnita, y es posible que fueran autóctonos.
1.2 Los protofenicios o cananeos
Hasta finales del II milenio no distinguimos a los fenicios del resto de los cananeos, habitantes del
litoral levantino. Las ciudades fenicias más antiguas conocidas son Ugarit y Biblos, y más adelante
son fundadas Tiro y Sidón. Fueron excelentes comerciantes y en seguida se hicieron a la mar. Según
D. Banramki los fenicios son una mezcla de cananeos con los “Pueblos del Mar”, de los que toman la
técnica de la navegación de altura, el secreto de la fabricación de la púrpura, la salazón de pescados,
la pasta de vidrio y el alfabeto cuyo uso defendieron son características por las que se distinguen.
Las primeras noticias de los fenicios
Egipto: en la Piedra de Palermo, del faraón Snefru (2650-2600 a.C.) se menciona el comercio
por mar. En el papiro de Sinuhé (1971 a.C.) se describe la vida de los cananeos y se cita el
nombre de los fenicios. En el archivo de Tell el-Amarna se les menciona con el nombre de
kinan o knanhu.
La Biblia: en el Antiguo Testamento se menciona a los giblitas en torno al 2500 a.C., descri-
biendo su comercio con Egipto.
Los griegos los mencionan con el nombre de phoenikes, por primera vez con Homero.
Los romanos llaman púnicos a los de occidente y fenicios a los orientales.
Ellos mismos se llamaban chanani (cananeos).
Las relaciones entre Biblos y Egipto fueron continuas, ya documentadas en la época Tinita, e intensi-
ficadas en el Imperio Medio.
144
Tras un paréntesis de declive, Egipto, en el Imperio Nuevo, intensificó las relaciones comerciales,
llegando con Thutmosis III a establecer un protectorado sobre las ciudades fenicias, teniendo las si-
guientes consecuencias:
Importante comercio entre Siria, Chipre, Creta, el Peloponeso y Egipto.
El florecimiento del progreso cultural, debido a las relaciones con los distintos pueblos.
Estaban todas muy cerca unas de otras, a una distancia máxima de 40 km (un día). Las principales
ciudades fueron:
Ugarit (Ras Shamra): la más al sur. En ella se descubrió el tinte púrpura a partir de conchas
de murex.
Arados: en una isla rocosa. Dominó otras ciudades, como Maratus y Simiro.
Biblos: con dos puertos, centro de culto a Astarté.
También destacaban Sidón, Tiro y otras ciudades menos importantes, como Beritus, Azcib y
Maratus.
1.5 Tipo de gobierno y estructura social de los fenicios
Tipo de gobierno
Las ciudades fenicias orientales eran todas políticamente independientes y autosuficientes a pesar de
su pequeña extensión en tierras. Nunca hubo una confederación de estados fenicios, lo que sorprende
por el éxito de su comercio. La misma Cartago no fue un poder estrictamente imperialista, sino que
buscó el dominio comercial, pero nunca buscó el poder en el estricto sentido político.
En general, los semitas pasaron de un nomadismo patriarcal a una forma de vida urbana y adoptaron
normalmente un tipo de gobierno monárquico. Eran monarquías hereditarias, aunque no siempre
ocurriera así. Pueden establecerse listas dinásticas, pero no siempre completas, para las grandes ciu-
dades (Sidón, Tiro, Arados y Biblos).
Posteriormente la forma de gobierno pasó a ser la oligarquía: Los consejos de ancianos, formados
por ricos mercaderes, pasaron de ser asesores de los monarcas a tener el poder total.
145
En Tiro surgieron magistraturas que se encargaban de las funciones ejecutivas, al igual que Cartago
en el siglo V a C.:
Dos magistrados (sufetes) tenían el poder constitucional, y tal vez eran elegidos.
Senado de 300 miembros vitalicios.
Consejo de 104 miembros que formaban la junta o tribunal de inspección pública. Ante ella
los generales y funcionarios tenían que rendir cuentas de sus cargos.
Asamblea del Pueblo.
Este gobierno recuerda al gobierno democrático de Atenas y más tarde al republicano romano. La
elección para las magistraturas y la entrada en el Senado parece que estaba basada en la riqueza más
que en razones hereditarias. La clase mercantil adinerada dominaba el poder.
Estructura social
En un principio, había gran abismo entre las clases altas y bajas, pero no sabemos si siguió existien-
do en épocas más tardías. Sólo se sabe que los libios estaban al servicio de los púnicos y se mostra-
ban descontentos, que alcanzaron los derechos de los púnicos, y que fueron ellos, más que los des-
cendientes de los fenicios, los que mantuvieron la lengua y la cultura púnica en el reino numida tras
la caída de Cartago.
Los historiadores del mundo púnico no admiten los fenicios puros, ni que tuveran concienca clara de
raza o nacionalidad. Tal vez su interés comercial y su paso por distintas naciones les hizo asimilar
lenguas, culturas y religiones de otros pueblos. Quizás ésto fuera la causa de su éxito en el comercio,
pues supiseron ganarse a las gentes de otros países y dejarles establecerse en sus territorios.
La cultura griega fue la que más influencia tuvo en la púnica, pero también hay ejemplos al contra-
rio, con lo cual es muy difícil definirlos. Socialmente se mezclaron más que ningún otro pueblo con
las gentes donde se asentaron. Los matrimonio mixtos eran muy corrientes.
La expansión comercial es la característica más acentuada del pueblo fenicio junto con el alfabeto.
La conocemos por:
Los restos arqueológicos, sobre todo por la cerámica.
La mitología y sus cultos, que extendieron en sus colonias.
Las pruebas toponímicas y filológicas.
Desde muy antiguo, y con la ciudad de Tiro a la cabeza, iniciaron la expansión hacia Occidente bus-
cando estaño. En el siglo VIII a. C. se desarrolló su mayor apogeo. En un principio se expandieron
por los lugares vecinos, para después extenderse por todo el Mediterráneo.
Zonas de la expansión
Mediterráneo oriental
146
Chipre: Allí conseguían el estaño. Estaba situada a menos de 100 km. de la costa fenicia. A
través de ella los fenicios pudieron relacionarse con otros pueblos del Mediterráneo. Kitión
era el centro urbano más importante para el comercio fenicio.
Egipto: Tuvo gran importancia la colonia de Menfis, donde se centralizó el comercio de me-
tales y de manufacturas locales. En ella construyeron un templo a la diosa Astarté. También
hay constancia de la presencia fenicia en el Delta del Nilo.
Asia Menor: Su comercio se desarrolló sobre todo en la costa sur, en Cilicia. Hay pruebas de
que probablemente debieron existir establecimientos-relevo.
Palestina: En la zona meridional, la cerámica roja bruñida atestigua su presencia en Gaza.
El Egeo: En Rodas su influencia sucedió a la micénica hasta el siglo VI a.C. Sus principales
colonias estuvieron en Ialysos y Cameiros.
Creta era el centro difusor desde el que los egeos llevaron a las costas fenicias la colonización
micénica, y recibieron bien a sus sucesores mercantiles, los fenicios. Itannos no se considera-
ba fundación fenicia, pero en ella hubo comerciantes o artesanos fenicios. La metalurgia se
utilizaba para fabricar objetos de lujo.
Italia: Según Tucídices estuvieron en la costa este de Sicilia antes del siglo VIII a.C. En su
parte occidental fundaron Motya, Panormo y Soloeis. Según Dumbabin estuvieron en Siracu-
sa y Thapsos y luego se retiraron a Panormo antes del VIII a. de C.
Establecieron fundaciones también en Malta, Pantellaria y Cerdeña (Caralis, Nora, Bithia,
Tharros y Sulcis). No hay pruebas de establecimientos fenicios en las costas de la península
itálica, puesen ella estaban ya asentados los griegos y los etruscos.
Norte de África: Las colonias existentes en esta zona son muy tempranas: Utica, Cartago y
después Hadrumetrum y Leptis Magna en la costa central. Hacia el oeste estaban Lixus, Mo-
gador y Tingis.
Península Ibérica: Fundaron Gades (Cádiz) en el siglo XII a.C.(?), que es la colonia fenicia
más antigua de Occidente, tras la que seguirá la mítica fundación de Cartago. Era un estable-
cimiento clave por su situación y porque a través de ella se comerciaba el metal (estaño traído
de las islas Casitérides) y las riquezas de Tartessos (Bajo Guadalquivir). Desde aquí se esta-
blecieron en la costa S.E. en Sexi (Almuñécar), cuya necrópolis “Laurita” es la más antigua
de occidente, y en Mainake (Málaga).
Posteriormente se establecieron en Hispania los cartagineses, manteniéndose hasta la primera
Guerra Púnica. Luego Amilcar vuelve a restablecer el dominio púnico en la zona en el año
238 a. C. y funda Carthago Nova y Akra Leuke. La Segunda Guerra Púnica marca el fin del
dominio cartaginés en España (218-201 a. de C.).
Islas Baleares: En ellas los cartagineses fundaron Ebussus (Ibiza). El nombre de Mahón es
fenicio, y era uno de los mayores puertos del Mediterráneo de la Antigüedad.
147
El problema de estos dos grupos de datos es que dan dos visiones de la religión muy diferentes, ya
que corresponden a épocas muy alejadas cronológicamente. Otras fuentes indirectas aparecen en el
Antiguo Testamento, y también son interesantes las fuentes clásicas latinas (Plutarco y Luciano).
En Ugarit pudo estar el origen de la religión fenicia Tanto la religión cananea como la de Ugarit tu-
vieron una larga transformación hasta ser asimilada por los fenicios y adquirir carácter propio. A
través de Carthago pasaron sus ideas a Occidente.
148
En época púnica
El tophet era el recinto de sacrificios humanos, y el más conocido era el de Tanit. Posteriormente los
sacrificios humanos de niños fueron sustituidos por sacrificios con corderos. Los sacerdotes se suce-
dían por generaciones dentro de la misma familia. Pertenecían al culto los escribas, músicos, barbe-
ros sagrados y los muchachos y muchachas que ejercían la prostitución sagrada como ofrendas reli-
giosas a las divinidades de la fecundidad dentro del recinto del templo.
Costumbres funerarias
La inhumación era la forma de enterramiento más corriente, aunque también se utilizaba la incine-
ración. La mayoría de las tumbas de pozo son excavadas en la roca. Utilizaban magníficos sarcófa-
gos antropoides de una pieza. En ellos se depositaba un ajuar, que normalmente constaba de cerámi-
ca, vasos metálicos con alimentos y bebidas, y pequeños recipientes de madera y marfil. En algunos
también iban incluidas joyas, agujas, vasos biberón y huevos de avestruz decorados y pintados con
ocre por dentro.
1.8 La escritura fenicia. El alfabeto
El alfabeto es un sistema de escritura de signos que expresa los sonidos elementales del lenguaje. Su
nombre viene de la palabra latina alphabetum, formada con los nombres de las dos primeras letras
del alfabeto griego.
Orígenes
La idea de escribir las consonantes separadas apareció en Egipto, y desde allí se extendió entre los
pueblos semíticos durante el II milenio a.C. Los primeros ejemplos de escrituras prealfabéticas son:
Inscripciones protosinaíticas (anteriores al siglo XV a.C.), con 40 inscripciones. Está aso-
ciada con otras inscripciones en jeroglíficos egipcios. Son más simples que los jeroglíficos o
los caracteres cuneiformes. Puede ser que no expresen una lengua semita.
Inscripciones canaanitas (siglo XVI a.C.). se parecen los rasgos externos a la senaítca y a
los semitas.
Inscripciones pseudojeroglíficas de Biblos (siglos XX-XVII ó XV-XIV a.C.). Son sólo 10 y
muestran el paso de la escritura silábica a la simplificada. El valor fonético de los signos es
independiente de su origen.
Los textos de Ugarit (siglo XIV a.C.), ya sólo con 30 signos cuneiformes. Pertenece al grupo
de los semítico-cananeo. El aspecto de la escritura es cuneiforme, pero los signos no tienen
nada en común con los caracteres sumerio-acadios.
Las formas semíticas del alfabeto
El alfabeto semita se puede dividir en dos grupos:
Semita del Norte: Fenicio, arameo, hebreo y moabita.
Semita del Sur: Sabeo, en el sur de Arabia y Yemen, y el etíope.
Las fuentes escritas del grupo Semita del Sur son más escasa, siendo la más antigua la inscripción de
Balu’a (siglo XII a.C.).
149
El alfabeto fenicio
El origen del alfabeto fenicio no se ha logrado determinar. Los primeros textos en alfabeto fenicio
arcaico tienen 22 signos lineales que escriben sólo consonantes, con los que podían escribirse todas
las palabras. Su simplicidad y las circunstancias históricas hicieron que se extendiera rápidamente.
En la segunda mitad del II milenio a.C. los fenicios elaboraron su alfabeto. El resultado fue un siste-
ma que registraba principalmente consonantes, con excepción de la a inicial. Ésto supuso la ventaja
de necesitar conocer sólo un pequeño número de signos para poder escribir. Esta escritura se difun-
dió notablemente desde el siglo X a.C.
Gracias a las actividades comerciales de Tiro se aseguró la expansión de este alfabeto por todas las
colonias del Mediterráneo.
Las inscripciones fenicias de Chipre (siglos IX-II a.C.) y la escritura púnica de Carthago (siglos IX
a.C. hasta 142 a.C.) nos han transmitido la forma de este alfabeto, así como el sarcófago de Tabnit de
Sidón (siglos VI-V a.C.) y las inscripciones de Karatepe (anteriores al 711 a.C.).
En Grecia debió introducirse a través de las islas de Tera, Medos y Creta, y fue llamado durante mu-
cho tiempo “Phoinikia Grammata” (caracteres fenicios). La escritura ugarítica se escribía de izquier-
da a derecha, pero la fenicia se escribía de derecha a izquierda. Frente a otros sistemas de escritura
tuvo la gran ventaja de su simplicidad, debido a que los otros sistemas utilizaban un mayor número
de signos.
La escritura fenicia, establecida ya en el siglo X a.C., es la que llevaron los colonos a Occidente,
extendiéndola por todo el Mediterráneo. La escritura fenicia fue adoptada también por los arameos
para escribir su lengua semítica, aunque diferente al cananeo, y la extendieron por todas las rutas
terrestres continentales.
1.9 El declive de la hegemonía fenicia
En el 589 a.C., Nabucodonosor II de Babilonia conquistó las ciudades fenicias, excepto Tiro, asedia-
da durante trece años hasta que en el 573 a.C. Ithobaal III de Tiro tuvo que rendirse al rey de Babilo-
nia. Las consecuencias de esta rendición fueron:
Abolición de la monarquía de Tiro.
Las colonias fenicias orientales pierden su metrópoli oriental y la colonización fenicia cae en
franca decadencia.
Este debilitamiento fenicio lo aprovechan los griegos, utilizando sus rutas navales y sus mer-
cados.
Cartago asume la primacía del poder y los intereses fenicios en Occidente. Junto con los
etruscos luchan contra los focenses en la batalla de Alalía (535 a.C.), dividiéndose tras ella la
influencia comercial en el Mediterráneo entre unos y otros.
Con la llegada del Imperio Persa, los griegos no se adaptaron a su poder, pero sí los fenicios,
que aunque sin independencia continuaron con el poderío e influjo naval, y su flota llega a ser
básica para el comercio y las campañas marítimas persas. Por ello, la flota fenicia colaboró de
forma decisiva contra los griegos en las Guerras Médicas.
También tanto los fenicios orientales como los occidentales sufrieron la influencia cultural griega y
el dominio de Roma después.
150
1. Geografía
Marco Geográfico
Los límites de Irán son:
Oeste: Montes Zagros
Este: Montes de Suleimán, que lo separan de la India
Sur: Golfo Pérsico
Norte: Transcaucasia, el Mar Caspio y el río Oux.
Rutas Comerciales y Naturales
Las rutas naturales por las que se desarrolló el comercio fueron un factor decisivo para su historia,
encrucijada entre Oriente y Occidente. Las principales son:
Partiendo del Valle del Tigris sube hacia el Valle del Diyala y Meseta de Medra. Al principio
se dirigía a Babilonia, y posteriormente de Seleucia hacia Halman, Behistún y Hamadari,
donde se bifurcaba en varias rutas hacia el Este.
De Hamadan hacia el Norte, hacia Susiana.
De Hamadan hacia el Norte, hacia Chiraz, Persépolis e Ispahan.
De Teherán hacia Azerbeiyán.
La que va a la India por los Montes de Suleimán, por el paso de Khaiber.
Era Protoirania
Al período Pre-Obeid en Irán se le llama protoiranio. Sus características son:
Establecimiento en Tepe-Sialk: Poblado de chozas rodeado de muros de protección.
Cerámica pintada y cobre repujado. A los adultos se les entierra inhumados en fosas, y los
niños a veces en jarras. Más adelante se construye con ladrillo crudo. Hay animales
domésticos y mayor abundancia de cobre repujado.
II Civilización de Tepe-Hissar: Sellos de piedra. Desaparece la cerámica pintada. Su tercera
fase es contemporánea de la Jemdet-Nasr. en Mesopotamia, con cilindros-sello.
Elam y La Dinastía de Akkad
Período I
Dominio de Mebaragesi de Kish hacia el 2700 a.C. Más tarde, los elamitas invadieron la Baja
Mesopotamia. Tras la I Dinastía de Ur se encuentra una Dinastía de Awán, a la que sucedió la II
Dinastía de Kish. Luego dominó Elam el rey Eannatum de Lagash (2455-2425 a.C.)
Período II. Elam durante el Imperio Acadio
Sargón I conquista Elam, y con Naram-Sin el dominio acadio en Elam es incuestionable. Hay
influencia acadia en construcciones y en la documentación escrita.
Los Guti y la III Dinastía de Ur
En Akkad, después de Sarkalisharri (2217-2193 a.C.) Elam pasa a manos de los Guti (asiáticos del
Zagros). Tuvieron al menos 20 reyes, y son expulsados por Utu-Hegal de Uruk (2123-2113 a.C.).
Años más tarde, la III Dinastía de Ur inició su expansión hacia el Zagros y Elam con Shulgi.
151
Este panteón híbrido es una muestra de la mezcla de poblaciones. Introdujeron el uso del caballo y su
adiestramiento.
Reyes de Anzan y Susa (siglo XIV a.C.)
En tiempos de Adad-Nirari de Asiria (1307-1275 a.C.), que marchó contra los guti, lullubi y
Babilonia, Elam aprovecha la ocasión y se independiza. Pair-Ishshan funda una nueva Dinastía en
Anzán. Su sobrino Hubanmana fue rey de Anzan y Susa, engrandeciendo el Imperio elamita.
El rey más importante fue Untashgal, contemporáneo de Tukulti Ninurta I de Asiria (1244-1208
a.C.) y de Shuriah de Babilonia (1255-1243 a.C.). Su sucesor fue Kastiliash IV, que engrandeció y
hermoseó Susa.
3. Los Medos
La inmigración Meda
Con la invasión del País del Mar (1200 a.C.) se producen importantes cambios en el Oriente
Mediterráneo. Los hititas se disgregan, formando los Principados Neohititas. Mientras, en Irán hay
aportaciones de dos sucesivas civilizaciones:
La primera no tiene mucha importancia y desconocemos sus orígenes.
152
Los Medos
Eran bandas de mercenarios al servicio de los príncipes de Auzan y Susa, que en recompensa
recibieron tierras, haciéndose sus dueños. Eran indoeuropeos divididos en seis tribus. La familia
estaba basada en la autoridad paternal y la poligamia. Una vez establecidos en Irán se hicieron
agricultores, pero eran clanes independientes que se unían en caso de peligro. Entraron en conflicto
con Asiria en tiempos de Salmanasar III (858-834 a.C.)
Asirios en el Norte de Elam
Aunque hay pocas fuentes, en el siglo VIII a.C. continúa la tradición elamita. La conjunción de
caldeos y elamitas en esta zona resultaba peligrosa para Asiria, que guerreó durante años. Las
disensiones con el Rey de Susa, Te-Uman, las aprovecha Assurbanipal, que vence al elamita
Humban-haltash III y el país se convierte en provincia asiria.
El Reino Neoelamita
En la segunda mitad del siglo VIII a.C., los pequeños reinos independientes que la rodeaban van
cayendo en su poder, menos Irán. Posteriormente, al arruinarse Asiria debido a los medos y
babilonios (612-610 a.C.), el Irán se desquita y los Persas Aqueménidas serán el mayor y mejor
Imperio organizado hasta entonces. Ahora el poder supremo de Elam se encuentra concentrado en
manos de un sólo rey (reino nerelamita).
Reyes
Huban-Nikash (742-717 a.C.): Primer rey. Equilibra el poder de Asiria en Ellipi y el Zagros.
Shutruk-Nahhanunte II (717-699 a.C.) y Huban-Nimena (692-687 a.C.): Intentan no meterse
en luchas, pero a veces se encuentran envueltos entre Asiria y Urartu.
Huban-Haltash (648-644? a.C.): Último rey. Assurbanipal le hace prisionero.
A partir del 640-639 a.C., Elam ya no aparece como reino. Mientras Nínive, capital de Asiria,
cae en el 610 a.C. para siempre, Susa renacerá y será una ciudad importante con los Persas
Aqueménidas. La lengua elamita se seguirá hablando en el mismo plano que el persa y el
babilonio.
Escitas y Cimerios en Irán. Medos y Persas
La primera mención de los medos y persas aparece en las campañas de Salmanasar III (844 a.C.),
cuando están enfrentados a los asirios, antes de su período más brillante con la civilización del
Luristán. La región iraní tenía 4 regiones: Ellipi, Zamua (país de los lullubi, guti y casitas), el país de
los Medos (sur y sureste del Lago Ummia) y Parsua (país de los Persas, al sur de los medos, en el
norte de Elam).
Cuando muere Salmanassar III, todos los pueblos se independizan salvo Parsua, que pasa a manos de
Urartu, que mantiene su potencia cuando decae Asiria. A finales del siglo VIII a.C., antes de morir
Sargón II de Asiria, aparecen en Irán los escitas y cimerios, divididos en dos bandas, que se
introducen hacia el sur, ocasionando una gran preocupación, junto con los medos, a Asiria.
El Imperio Medo
Dejoces (728-675 a.C.): era un juez medo, nombrado rey por los propios medos. Estableció la
capital en Hammadari. Organizó los clanes, urbanizó y amuralló la ciudad a imitación de las
babilonias.
Fraortes (675-653 a.C.): intenta agrupar a medos, escitas y manneos. Sometió a los persas
153
El dualismo evolucionó hacia un politeísmo jerarquizado, e hizo un gran progreso hacia el dios
único, penetrando con sus ideas en el Cristianismo y el Judaismo.
Se prohibían los sacrificios de animales. La coctrina tiene un valor moral y de justicia social: los
buenos serán recompensados.
Aspecto político del zoroatrismo
La doctrina de Zoroastro evolucionó según las épocas:
Los reyes medos no la adoptaron oficialmente, pero emplearon a los zoroastristas al servicio
de su política. Su monoteísmo encaja con el imperialismo de la monarquía meda.
Con los Sasánidas (226-652 D.C,) se convirtió en la religion oficial del Imperio Persa hasta
que el islamismo le puso fin.
154
4. El Imperio Persa
Política exterior
Oeste: conquistó Lidia, venciendo a Creso, y como consecuencia de ello toma las ciudades
griegas de la costa Jonia de Asia Menor, que habían rehusado la alianza con Ciro II
esperando la ayuda espartana, que no llegó. Se produjo la emigración de foceos a Marsella.
Este: llega a los desiertos de Gedrosía.
Mesopotamia: tomó Babilonia, donde reinaba Nabónido, que se había enajenado con los
sacerdotes de Marduk en favor del culto de Sin de Harran. Ésto hizo de Ciro el protegido de
Marduk, siendo facilitada la conquista de Babilonia por numerosos partidarios suyos, y fue
recibido como libertador de Babilonia del poder de los herejes de Sin en el 537 a.C.
Respetó los templos y los cultos de los pueblos sometidos, lo que permitió a los judíos su vuelta a
Jerusalén y la reconstrucción de su Templo.
El fin de Ciro II
Su muerte está rodeada de leyenda. Sometió a tres imperios: Media, Babilonia y Lidia. El secreto de
la perduración del Imperio es la sabiduría política de sus dirigentes, que concedieron gran autonomía
a los pueblos sometidos, salvaguardando sus culturas y tradiciones locales. Pero, a la vez, estas
grandes diferencias entre sus pueblos fue lo que produjo la destrucción por un ejército más pequeño,
al mando de Alejandro Magno.
155
El Tratado de Paz greco-persa (449 a.C.) pone fin a las Guerras Médicas. Comienza el esplendor de
Atenas (Época de Pericles), y Jonia se incorpora a la liga Ático-Délica. Renace la nación judía en
Palestina (445 a.C.).
Jerjes II (424 a.C.)
Sólo reina mes y medio. Es asesinado.
Dario II (424-405 a.C.)
Gran inestabilidad en el Imperio. Intrigas griegas en Asia Menor.
156
Los últimos años de su reinado son de intrigas y asesinatos entre la familia real.
Artajerjes III Ocos (359-338 a.C.)
Feroz y cruel, asesinó a todos sus hermanos y hermanas. Redujo sangrientamente la revuelta fenicia,
provocando su odio y el posterior apoyo de éstos a Alejandro Magno. Reconquistó Egipto,
convirtiéndola en la VI Satrapía.
Gracias a su energía, el Imperio se rehizo, pero era un gigante con pies de barro. Fue envenenado por
el eunuco Bagoas, que hizo subir al trono a Arses, el hijo más jóven del rey, también asesinado por
Bagoas en el 336 a.C.
Dario III Codomano (336-330 a.C.) y Alejandro Magno.
Fue bondadoso y débil para unos y cobarde para otros. Era de una rama colateral a los Aqueménidas.
Mató a Bagoas. Sólo la tradición de Quinto Curcio hace de él un príncipe digno, por enfrentarse a
Alejandro Magno.
El Estado
Darío I fue el que abandonó la política liberal de Ciro, de tipo feudal, y cambió la concepción del
Imperio. El idioma oficial era el arameo. Hay grandes diferencias regionales debido a su extensión.
Darío I lo organizó en Satrapías (20), gobernadas por un Sátrapa. Cada provincia aportaba al tesoro
real una suma fija anual.
Según la estación del año, la capital del Imperio eran:
Persépolis
Pasagarda, Ectábana o Susa, en verano.
Babilonia, en invierno.
Los dos bloques estaban unidos por buenas carreteras para el servicio administrativo y militar. Eran
recorridas por caravanas, y tenían postas y hosterías. Las principales partían de Susa y se dirigían:
Por Sardes a Éfeso.
Por Babilonia y Siria a Egipto.
Desde Irán al Valle del Indo.
157
158
Bancos privados
Aparecen en el siglo VII a.C. cuando los templos ya no se bastaban para regular la vida económica,
declinando sus funciones en favor de hombres de negocios. Pero los templos, aunque empobrecidos,
seguían siendo centros de actividad, y de ellos sacaba beneficios una aristocracia sacerdotal.
Pluralidad lingüística
Lenguas
Ya en época de Ciro aparecen inscripciones trilíngües (persa antiguo, elamita y arameo), escritas en
cuneiforme. El acadio fue incluído como lengua oficial en reconocimiento al prestigio
mesopotámico.
El persa antiguo era la lengua de la corte y la nobleza, pero no de la administración, donde se usaba
el arameo, escrito en cuneiforme. El elamita, también escrito en cuneiforme, incorporaba ideogramas
sumerios.
El arameo
En la vida diaria, las anteriores lenguas fueron sustituidas rápidamente por el arameo. El elamita se
sostuvo como lengua administrativa hasta el 640 a.C., y el acadio se queda como lengua culta hacia
el 400 a.C.
El arameo se utilizaba para pasar de unas lenguas a otras, ya que su simplicidad hizo de esta lengua y
su escritura un gran instrumento de comunicación entre una población de tan diverso origen, no
tardando en ser la única lengua hablada y escrita.
El griego llegó ya en el siglo IV a.C..
Clases sociales
La Nobleza: ocupaban los grandes cargos en las provincias, la Corte y el ejército.
Clases bajas: siervos del templo, feudatarios del rey, semilibres, artesanos, obreros, etc.
Las relaciones sociales tenían gran complejidad debido a la diversidad de población, mezcla que tuvo
una gran importancia cultural y religiosa.
Religión no irania
Existieron gran variedad de cultos diferentes a los persas. Ésto hizo que se produjera con frecuencia
el sincretismo de dioses de distintas religiones, predominando la divinidad babilonia. También se
dieron conversiones.
Los reyes en un principio habían contribuido al mantenimiento de los distintos santuarios, pero
después de Jerjes se mostraron indiferentes, dejando el gobierno en todos los sentidos a los distintos
sátrapas.
8. La civilización persa
La lengua
Se adoptan los signos cuneiformes para la administración real. Se utilizaron varias lenguas en el
Imperio, y fue el arameo el que se usó para la administración y el comercio. Se escribió sobre papiro
y pergamino, sin signos cuneiformes. El arameo se hizo lengua oficial en todo el imperio.
El ejército
Era heterogéneo. La guardia del rey eran “Los Diez Mil Inmortales”. Había batallones de lanceros,
arqueros y caballería, así como mercenarios. Las flotas griega y fenicia colaboraron con los persas en
algunas campañas.
159
La legislación
Las leyes tenían caracter sagrado, ya que emanaban de la divinidad a través del monarca. Ciro y
Cambises respetaron las legislaciones locales, y hasta Darío I no se preocuparon por la legislación.
Existían tribunales para problemas particulares y personales, y otros, con jueces reales, para asuntos
del estado, en los que el rey era el juez supremo.
Agricultura y comercio
Las bases de la economía eran:
Comercio: como encrucijada entre Oriente y Occidente, el Imperio Persa era el centro del
comercio del mundo. Su apertura a Occidente cambió las estructuras de Grecia y más tarde de
Roma.
Agricultura: era la verdadera base económica. Se basaba en grandes latifundios estatales o
nobiliarios, recibidos como donaciones reales. Este tipo de propiedad de las tierras dan a la
sociedad un caracter feudal.
Religión en el período aqueménida
El símbolo de la divinidad suprema fue el disco solar alado del que sale una figura con la cabeza del
Rey aqueménida. Hay un gran problema para su estudio en esta época:
La posible evolución de la doctrina de Ahura-Mazda y las enseñanzas de Zoroastro.
La tolerancia de los reyes a las distintas creencias del imperio
La aceptación y adoración, incluso por los reyes, a otros dioses egipcios, babilonios y
hebreos. Posiblemente el oficial fuera Ahura-Mazda.
Con Artajerjes II ya se había producido la fusión de los elementos entre zoroastrismo (Ahura-
Mazda), Mithra (dios de los partos) y Anahíta. Por otro lado, había una religión popular basada en la
personificación de las fuerzas naturales y la supremacía de Ahura Mazda.
Gran importancia del sacerdocio (magos), con bastante poder. Formaban una casta cerrada, atendían
al culto y su principal misión eran los sacrificios por fuego y la interpretación de los sueños.
La cultura persa aqueménida
Se caracteriza por la asimilación de elementos egipcios y griegos sobre la base irania.
Corrientes artísticas
Expresadas en la arquitectura y en la escultura. En arquitectura destaca el tratamiento del espacio y la
adaptación del relieve al mismo (desfiles en escalinatas y terrazas). Hay gran importancia de la
joyería y toréutica en piedras preciosas y cilindros-sellos. También destacan la orfebrería y el trabajo
en metal (bronces y placas de Luristán y el “Tesoro de Ziwiyeh”).
Intelectuales
En literatura es obra fundamental el Avesta (Colección de libros sagrados). Las ciencias y la
medicina estuvieron influenciadas por griegos, egipcios y babilonios.
Calendario Zoroástrico
Data del siglo V a.C., y fue mejorado por influencias del calendario babilonio en el 367 a.C.,
fijándose definitivamente los meses y las estaciones.
Arquitectura
Babilonia y Asiria les enseñaron a hacer colinas artificiales. En el valle del Eufrates y Tigris utilizan
el ladrillo, y en Persepolis la piedra para los zócalos, marcos de puertas y columnas. La columna es
160
un elemento característico, así como la moldura cóncava egipcia, que se halla en el coronamiento de
todos los vanos, hornacinas, ventanas y puertas. La contribución griega se nota en la escultura.
Su carácter original es la mezcla de elementos extranjeros con la grandiosidad de los edificios, el lujo
en la decoración y el gusto por lo colosal. El artista sólo estaba limitado por el Rey, y no por
particulares.
El capitel es original: dos medios toros adosados, a veces dos unicornios, añadiéndoles el hocico y
patas de león. La columna es acanalada, con muchas acanaladuras. Las escaleras monumentales
tenían rampas. Los ladrillos de revestimiento están esmaltados.
Los Palacios Reales son de gran magnitud, sólo igualados por el de Karnak. En el centro del Palacio
de Persépolis estaba la sala de las 100 columnas.
Vestidura
La principal es el candys, traje típico con mangas, y tocados con la cindaris, especie de turbante que
a veces lleva siete cuernos. Iban también vestidos con un manto.
161
1. El marco geográfico
El suelo de Grecia es muy pobre. Su relieve está caracterizado por las montañas que rodean peque-
ñas llanuras, lo que favorece el fraccionamiento político, y aunque no eran un obstáculo para las
comunicaciones, definieron los distintos estados políticos. Estos estados eran pequeños, delimitados
por fronteras inciertas con mojones (pithoi) o por separaciones naturales.
En contraste con las civilizaciones de Oriente Próximo, Grecia adolece de pobreza natural, y es muy
poco favorable para la agricultura, aunque ésta fue la fuente más importante de sus ingresos. Su
economía agrícola fue siempre muy poco desarrollada.
Su auténtica vía de comunicación fue el mar Mediterráneo, a través del cual obtenía importantes
recursos, como el comercio de la púrpura, la esponja, la sal y la pesca.
Los progresos en la navegación fueron continuos y notables, haciendo las vías marítimas más rápi-
das y seguras, sirviendo para impulsar un floreciente comercio mediterráneo.
El desarrollo de la Historia griega se produce por impulsos, en los que se mezclan los motivos polí-
ticos con los comerciales y económicos. Grecia y el mundo griego no coincidieron jamás geográfi-
camente. La cultura griega abarcaba:
Los reinos griegos.
Las colonias bárbaras.
Las tierras en que penetra el helenismo.
2.1 Introducción
El marco geográfico
Es una isla a medio camino entre Grecia, el S.O. de Asia Menor y Libia. Con una superficie con
1.000 km. de costas y una anchura entre 12 y 60 km. de Norte a Sur. Muy montañosa con muchas
grutas para abrigos (más de 300), lugares de culto o necrópolis. Estas grutas fueron frecuentes en
una gran parte de asentamientos prehistoricos.
La fauna y la flora eran muchísimo más ricas en la Antigüedad que ahora. Tenía una gran riqueza
mineral (cobre, hierro y plata). Su clima hace 4.000 años era cálido y húmedo, con diferencias re-
gionales que influían en el cultivo y la forma de vida. Entonces estaba muy regada por manantiales,
con propiedades terapéuticas.
El descubrimiento de la antigua cultura cretense
El mito del Rey Minos y su Leyenda fueron objeto de búsqueda en distintas etapas de la historia.
Pero el gran paso en su búsqueda lo dio Minos Caloquerinos, que inicia el descubrimiento del Pala-
cio de Cnosos, mientras que el profesor Hazzidakis realizó distintos descubrimientos por toda la
isla. Esto da motivo para que muchos arqueólogos acudieran a Creta, como Arthur Evans a Cnosos,
la comisión italiana a Festos, etc.
Fue A. Evans quien definitivamente logró atraer a la arqueología mundial con sus importantes des-
cubrimientos en Cnosos, logrando que su datación cronológica cretense fuera aceptada por la ar-
queología mundial, dividiéndola en 3 períodos: Minoico Antiguo, Medio y Reciente.
162
En 1921, la escuela francesa excava el palacio de Malia. Tras la 2ª Guerra Mundial salieron a la luz
nuevos descubrimientos, y en 1961 Nicolás Platón excava el cuarto palacio cretense, Cato Zacro.
La protohistorica de Creta
Población y etnia
Los cretenses minoicos pertenecían en su mayoría a la raza blanca mediterránea, constituida por dos
grupos:
El grupo más antiguo de los primeros neolíticos de Europa y Oriente Próximo, tal vez de
origen cromagnoide y derivara directamente del Paleolítico.
Europeoide o alpinodinaroide o Balcanomediterráneo, introducido en la etapa neolítica.
Más adelante se les añadiría el grupo anatolio, de gran importancia en Creta, ya que no sólo aporto
nuevos elementos mediterráneos, sino que causó innovaciones notables en el panorama social y
material del mismo.
Por otra parte, la toponimia demuestra asentamientos prehelénicos en el Bronce Antiguo y Medio,
así como elementos de origen semítico, gentes asiáticas llegadas en época indeterminada, como
comerciantes y colonos.
La Mitología y la tradición literaria cuentan que la antigua población cretense se componía de va-
rios pueblos.
2.2 Etapas de la civilización cretense
La división de la cultura cretense fue introducida por A. Evans en el año 1905 con tres fases, cada
una dividida en 3 períodos. A pesar de que este sistema es duramente criticado y hasta rechazado,
todavía se encuentra vigente. La cronología utilizada es la sugerida en el último cogreso sobre The-
ra y el mundo Egeo celebrado en Santorini en 1989, basándose en la fecha dada para la erupción del
volcán de Thera en torno a 1625 a.C.
Minoico Antiguo o Período Prepalacial (3000-1900 a.C.)
Sincrónica con el Calcolítico y el Bronce Antiguo en el Egeo, esta etapa se inicia en el 3000 a.C.
debido a la llegada de componentes de poblaciones de origen anatólico, que conocían la metalurgia
y la navegación.
Debido a las migraciones anatólicas y al comercio, a inicios de la Edad del Bronce Creta cobra gran
importancia como centro de rutas comerciales, recibiendo la influencia beneficiosa de las culturas
de Egipto y de los imperios orientales, y por otro lado estaba imbuida en el comercio del Meditte-
rráneo. Para asegurarse estas relaciones crea una importante flota, por lo que Creta se transformó
social y económicamente.
163
Alcanza gran importancia el comercio marítimo con Chipre, Siria y Egipto, que se amplía a la Cire-
naica en busca de especias. Sus relaciones alcanzan Mesopotamia.
En religión y ritos funerarios se descubrieron gran número de figurillas femeninas con un significa-
do tal vez religioso, quizás exvotos, en el santuario de Petsofa, cerca de Palaicastro.
c) 3ª Fase (MM III y Minoico Reciente (MR I) o Período Neopalacial)
Es un período de apogeo. Hay una nueva etapa de confusión, debido a una catástrofe natural que
destruye Cnosos entre el MM III y los inicios del MR I. Es una transición hacia una nueva cultura
material más perfeccionada y una nueva organización política y social: El Minoico Reciente (Perío-
do de los Segundos Palacios). El Palacio de Cnosos se reconstruye con ciertas innovaciones pero
con las características generales del MM. Los de Malia, Festos y Zacro alcanzan su estructura defi-
nitiva, de gran monumentalidad. Se aumenta la suntuosidad y riqueza en toda la decoración del pa-
lacio.
Las principales características de MR-I son:
Grandes casas a modo de mansión: también llamadas Villas, que imitan la arquitectura pala-
cial. Gran suntuosidad y decoración con frescos. Algunas están cercanas a los palacios y
otras son los edificios principales en poblaciones rurales, y es posible que pertenecieran a
funcionarios o gobernadores.
Las ciudades neopalaciales: La reconstrucción de las poblaciones destruidas hacia el 1600
a.C. marca una nueva etapa de verdadero desarrollo urbano: expansión, barrios y bloques de
viviendas, calles pavimentadas, alcantarillado y un cierto urbanismo. Las poblaciones son
pequeñas, en torno a los palacios y a los centros de producción, donde crecería una clase ar-
tesana y mercantil floreciente.
Gran progreso de la técnica y notable desarrollo económico: sobre todo en objetos de metal.
Así mismo hay un gran progreso de las “artes palaciales”, que dan muestra del lujo y es-
plendor de la época (los frescos, la cerámica, etc.).
164
Es muy posible que sus atribuciones fueran de poder político, económico y religioso. Se constata la
actividad económica y la administración centralizada.
Estructura social y política
Existía una estructura social complicada y jerarquizada, con artesanos especializados y una red de
funcionarios administrativos. No sabemos su sistema de gobierno, pero había una élite social de
altos funcionarios, quizás alrededor de un poder central que tenía el monopolio del comercio y la
economía, tal vez con atribuciones religiosas a la manera egipcia. Pero se desconoce todo dato so-
bre la existencia y naturaleza de una posible realeza minoica.
La economía de los palacios
La agricultura: era la base en el MM. El palacio poseía amplios territorios donde habitaban
campesinos a su servicio.
La ganadería: se cita la existencia de grandes rebaños de carneros, cabras, cerdos y vacas.
Las manufacturas: además de la transformación de productos agrícolas (vino cereal, aceite),
en los talleres se realizaban diferentes materiales (vasos). Se utilizaba mucho la obsidiana y
la fayenza. Se dedicaban a elaborar productos necesarios para subsistencia y el comercio de
los palacios.
La actividad mercantil y marinera: es la segunda base de su prosperidad. La importancia de
la Talasocracia minoica en el Mediterráneo está documentada en los restos arqueológicos.
Tenían varios tipos de embarcaciones. Los cretenses exportaban fundamentalmente produc-
tos agrícolas y de artesanía. Importaban obsidiana de Milos y Nísiros, pórfido y piedra de
Lacedemonia, plata de Sifnos y cobre de Eubea. Para asegurar este comercio, situaron facto-
rías comerciales y diplomáticas en el Egeo. También fue muy importante el comercio con
Egipto, Chipre y Asia Menor.
Se produjo una relación y expansión cultural entre el mundo cretense y los Imperios orientales que
repercutiría en la vida y la evolución histórica del mundo mediterráneo. Para este comercio se crea-
ron patrones y medidas para el intercambio (sistemas de capacidad, pesos y balanzas) en sistema
numérico decimal. En la misma isla se abrieron importantes vías de comunicación, y hay una preci-
sa y concreta contabilidad y administración en los palacios cretenses, como vemos en las tablillas de
arcilla escritas en Lineal A.
165
En el Bronce Antiguo (MA) aparecen signos aislados en vasos y sellos. En el Bronce Medio (MM)
aparecen marcas en la alfarería, indicando el origen o destino de la mercancía. En el Período Prepa-
lacial (MM I-A) se produce el arranque de la escritura.
La Jeroglífica fue hallada sobre todo en Cnosos y Malia, aunque por la poca documentación que
hay es difícil de analizar, y sus signos son difíciles de identificar.
La lineal A manifiesta una cierta evolución, existiendo un Protolineal A a comienzos del MM. Res-
pecto a su naturaleza y origen hay varias teorías: unos lo ven como evolución de las escrituras pre-
cedentes a ellas y otros la ven un origen diferente (semita o luwita). Hay también quien opina sobre
un origen egeo.
El Silabario A se encuentra en un área geográfica más extensa que la jeroglífica, pero hay pocos
documentos, y es prácticamente seguro que todos ellos pertenecen a una misma escritura. Segura-
mente existiera una lengua popular y otra sagrada o culta, ambas con raíces y palabras comunes.
Función de las escrituras. Su problemática
La escritura jeroglífica tiene una función ornamental, y a veces, al igual que la Lineal A, una fun-
ción administrativa y contable. Ambos sistemas de escritura no pueden ser identificados como la
misma lengua, pero parece evidente que ambas fueron utilizadas conjuntamente hasta la llegada de
los micénicos en el Heládico Reciente II (HR II). Pero hay varios interrogantes sobre la naturaleza y
función de ambas:
Por qué coexisten si tienen las dos la misma función contable.
Por qué la jeroglífica es la única que aparece en los sellos minoicos y no la Lineal A.
Por qué la jeroglífica desaparece totalmente en el período de los Segundos Palacios.
El disco de Festo
Es una inscripción en espiral que es una incógnita. Los tocados que aparecen en él no son propios
de Creta, sino de los Pueblos del Mar. Se ha intentado explicar que el disco tuviera significado reli-
gioso. Hay varias teorías:
V. Georgiev dice que la escritura jeroglífica del disco es de naturaleza luwita.
P. Faure lo interpreta como que en Creta minoica hubiera pueblos diferentes que hablaban
lenguas diferentes, y que éstas fueran de distinto origen.
166
Divinidades
Desde la prehistoria hay una primacía femenina, la diosa de la fecundidad que hace fructificar la
naturaleza, representada por un árbol, o diosa de las montañas, vegetales y animales, que se repre-
sentaba entre dos animales encarados. Su culto lo atendían sacerdotisas. Fue conocida con distintos
nombres según las regiones. Junto a ella se le asocia un dios paredro, hijo o pareja pero inferior a
ella, y también con varios nombres según las regiones. Aparece representado entre dos bestias.
También, por su fuerza creadora, adopta la figura animal del toro, cuyo significado es muy contro-
vertido. Para unos sería un animal sacrificial; para otros era paralelo al dios egipcio Apis, aunque tal
vez representara la fuerza y la fertilidad masculina.
Aparte de las divinidades, los cretenses también adoraron a la piedra en bruto (betilo) o tallada (pi-
lar), a la doble hacha, al escudo y al árbol.
Ritos y cultos
Las sacerdotisas presidieron durante mucho tiempo las ceremonias, siendo la intervención del hom-
bre mucho más tardía. Los ritos más frecuentes eran los de adoración y sacrificio a las divinidades,
realizados en gran número de lugares. Estos sacrificios podían ser cruentos, sacrificándose anima-
les, o incruentos (oblaciones o libaciones en altares, árboles y plantas sagradas).
Eran muy frecuentes también las celebraciones solemnes acompañadas de juegos, siendo el más
famoso y espectacular el de la “Tauromaquia” representado en los frescos de Cnosos, lo mismo que
el pugilato. Es posible que estas festividades religiosas fuesen acompañadas de danzas y cánticos
(procesiones de bailarinas en los frescos)
Los ritos funerarios
Desde el III y II milenio se practicaba la inhumación en construcciones abovedadas en piedra (Tho-
los). Hacia el 1500 a.C.la tradición se transforma, y se coloca al difunto en una tinaja invertida, en
un sarcófago de arcilla decorado o en un ataúd de madera pintada en blanco y azul, colocándose el
cadáver en posición fetal. Posiblemente el cortejo lo formase un grupo de plañideras y hubiera sa-
crificios, juegos y banquete funerario. Los ajuares y los ritos hacen suponer que aceptaban una su-
pervivencia más allá de la muerte, pero desconocemos si esta vida de ultratumba era para los cre-
tenses el mundo tenebroso de los griegos o un lugar agradable y placentero.
2.5 Fin de la cultura minoica
Se ha establecido una relación entre la destrucción de casi todos los centros minoicos a mitad del II
milenio y la erupción del volcán de Thera indicada (teoría defendida por N. Marinatos y reforzada
por las excavaciones realizadas en Akroiti, en Thera). Pero aunque esta teoría sigue teniendo acep-
tación, los nuevos estudios y métodos de investigación han puesto ciertas interrogantes, sobre todo
en la cronología de la misma.
Thera
Según los estudiosos del mundo egeo, la erupción del volcán de Thera es decisiva para establecer
los periodos cronológicos de esta zona, ya que representaría la caída de los Segundos Palacios (3ª
fase palacial). N. Marinatos estableció en torno al 1500 a.C. la erupción, pero actualmente, según
las nuevas dataciones, esta cronología es diferente:
Según el C-14 la cronología absoluta es 1625-1520 o entre 1700-1610.
La dendrologia: fecha absoluta de 1628-1626.
Las investigaciones en Groenlandia sobre las cenizas volcánicas: 1645 a.C.
Después del Congreso de Thera se ha situado la fecha en torno al 1625-1600 a.C., pero no se ha
confirmado.
167
Los efectos de la erupción fueron devastadores en el Egeo, pero se sabe que Cnosos y otros centros
minoicos supieron sobreponerse, restableciendo e incluso superando su prosperidad y economía. El
problema surge tras el abandono de edificios y tierras y la siguiente aparición de un nuevo tipo de
cerámica y otra forma de vida. Es posible que a este período hegemónico le siguiera otro período de
decadencia, con luchas internas y descomposición del poder. Los desastres naturales no hicieron
más que aumentar o provocar la total caída del poder y esplendor minoico. Pero posiblemente fue-
ran diversas las causas que provocaron la caída del poder minoico y la ruina de su talasocracia.
Esta decadencia y caída minoica fue aprovechada por los micénicos para implantar su hegemonía en
el Mediterráneo y aprovecharon para instalar una nueva dinastía en Cnoso, pero esta teoría tiene
serias dificultades para ser aceptada.
2.6 Manifestaciones artísticas cretenses
Caracteres generales
Los cretenses fueron un pueblo artista. Frente a los países orientales, en los que el arte se hacía para
satisfacer el orgullo del rey, en Creta el arte se extiende a todo y a todos. Hasta en las viviendas más
humildes se daban la expresiones artísticas. La individualidad se demuestra en Creta por la gran
cantidad de sellos privados encontrados.
Supieron aprovechar admirablemente los recursos que el suelo les ofrecía. Poseían poco metal y
nada de mármol, pero tenían hermosas calizas, de las cuales unas las tallaban y otras las trituraban
para fabricar estuco. Con tales medios materiales la técnica realizó grandes progresos constantes
desde el día que se conoció el metal en Creta. Las invenciones se multiplicaron, y se transmitían de
padres a hijos las técnicas, aceptando con interés las influencias extranjeras:
Asiática: muy escasa. Imitaron la forma de algunos cilindros de Babilonia, y la copa de do-
ble asa de Troya II.
Egipcia: modelos de vasos en piedra y la costumbre de pintar a los hombres con piel roja y a
las mujeres blancas.
168
Combinando la pintura con la plástica, crearon el relieve pintado, que no se conservó fuera de Cre-
ta, dándose las mejores obras de altorrelieve en los siglos XVI-XV a.C., desapareciendo después. El
mejor es “el príncipe de los lirios”.
La escultura
No hubo gran escultura, tan sólo objetos diminutos y movibles.
Mediados del III milenio: talla de piedra. Colección de vasos de piedra multicolor de Moclo.
Las figuras de bulto aparecen en un sello de marfil, esteatita y mármol. Se progresa de ma-
nera continua hasta el II milenio.
MR-I: vasos de esteatita con relieves (Vaso del Jefe y el Vaso de los Pugilistas). En las pe-
queñas esculturas se utiliza el barro, aunque en los palacios se encuentran algunas de piedra.
La loza se utiliza para representar a humanos (La Diosa de las Serpientes y su Sacerdotisa).
Las anteriores figuras nos dan a conocer la plástica cretense en plena posesión de facultades,
en el MM III, y son las estatuillas más altas que poseemos.
Bronces: Son escasos, debido al saqueo de los piratas. La mejor es otra diosa de las serpien-
tes llamada “La Bayadera”.
La orfebrería y la ataujía
Conoció a fondo el trabajo del oro y la plata, esta última más escasa. También el hierro y el bronce,
con el que realizaron incrustaciones. Solo desdeñaron el ámbar. En las armas, los armeros cretenses
se dedican a adornar sus dagas, sobre todo las empuñaduras, que están talladas en materia preciosa
y son siempre de tipo cruciforme.
La glíptica y la cerámica
La escritura se desarrolló a partir de la glíptica, expresando sus ideas por medio de imágenes. Cuan-
do los ideogramas se transformaron en jeroglíficos convencionales, gran número de dibujos pasaron
a la categoría de signos gráficos. Desde el MM-I se dedican al cristal de roca y tallan la amatista en
forma de escarabeo. En el MM-II, en que domina la escritura jeroglífica, estas piedras acabaron por
ser de uso corriente en el grabado. En el MM-III todo cambia por la sustitución del jeroglífico por la
escritura lineal, predominando los sellos de “almendra” y los de forma de cilíndro aplanado.
La cerámica
a) Neolítico
La alfarería está en pleno progreso. La pasta se afina. Color primeramente negro y después amari-
llento con una pulimentación para dar un lustre brillante e incisiones en espigas y ramas de arbol, se
incrustan en color blanco y pocas veces en rojo. Cuando aparece la pintura se disimula la arcilla
bajo un barniz negro, y las incrustaciones se sustituyen por un blanco mate.
b) Comienzos del III milenio
Se conserva el color de la arcilla por los avances en la metalurgia. En Festo se producen vasos de
color rojo.
c) MA-II
Decoración de color oscuro sobre fondo claro, con triángulos, doble hacha y lineados. En Creta
oriental se motea la cubierta roja y anaranjada de manchas negras o moteadas (Mottled Ware). Las
formas son atrevidas y denotan la influencia de la metalurgia, por lo que se llaman “teteras”.
d) MA-III
Comienza la Edad de Bronce. La técnica mejora, los objetos son de altura mayor que la humana.
Sus vasos tienen picos enormes y a veces le da forma de mujer o pájaro. La espiral se emplea con
profusión.
169
e) MM-II
Apogeo del arte cerámico. Los príncipes palaciales impulsan la cerámica artística, y los mejores
maestros se instalan en los palacios. Las invención mecánica del disco giratorio sobre el que se situa
la pasta, movido a mano mediante una especie de torno rudimentario, permite dar mayor esbeltez a
los vasos, más abultamiento a la panza y sobre todo afinar muchísimo la pasta, hasta llegar a tener
pocos milímetros de espesor: es la cerámica de cáscara de huevo. Los modelos son los de los ejem-
plares en metal. Los colores han cambiado (negro untuoso con tono purpúreo, blanco cremoso,
amarillo puro y toda la gama de rojos). Todo está dispuesto para la policromía.
f) Principios del MM-I
Se imitan las piedras abigarradas en colores, con todas las combinaciones y crean el estilo de Cama-
rés. Los motivos lineales y curvilíneos son de gran maestría y las espirales alcanzan gran elegancia.
También hay motivos vegetales. Los artistas dan a sus vasos decoraciones arquitectónicas. Aparece
por primera vez el rhiton (vaso lleno de orificios para aspersiones rituales) con forma de cabeza de
toro. Pero las dos principales novedades son la pasta de barbotina (dibujos del mismo estilo que
Camarés, pero más abigarrados y con un colorido más vivo) y la loza (los artistas, con piezas egip-
cias, descubrieron el secreto de un nuevo esmalte espeso y una nueva gama de colores).
g) Después del MM-II
Con el torno rápido desaparece la cerámica de “cáscara de huevo” y aparece el vaso con asas de
estribo.
h) MM-III
La industria cerámica se dedica a productos menos refinados para exportación. Es la cerámica Post-
Camarés. Se descuida el modelado, la pintura es poco brillante y el dibujo pierde su gracia, incli-
nándose hacia lo geométrico. Lo mejor es la alfarería arrugada (rippled ware), en la que se imita la
concha de una tortuga. Pero el verdadero estilo del MM-III es el naturalismo. Se pinta en blanco
sobre fondo lila. El hombre no se representa e incluso la fauna terrestre.
i) Finales del MM-III y principios del MR-I
Triunfa la tendencia “micénica” de dibujo negro sobre fondo de arcilla claro. El naturalismo de esta
épòca es estilizado. El llamado “Estilo de palacio” se hace en los vasos una decoración en divisio-
nes por zonas y mezcla los motivos. Da mucho importancia a los motivos florales, a veces recarga-
dos, y en la panza van incrustados los frisos (“Jarra de Papiro”).
170
1. La civilización micénica
1.1 Introducción
Marco geográfico
Se desarrolla en la parte más meridional de la península balcánica y en las islas del Egeo. La cultura
micénica tenía su centro en la Argólida, extendiéndose hacia las regiones limítrofes del Peloponeso,
desde Corinto a Acaya, y hacia las islas egeas. Se han hallado más de 400 centros micénicos. No se
llegó a la creación de grandes estados territoriales. Sus fortificaciones indican una hostilidad y rivali-
dad entre los príncipes micénicos, sin llegar a negar la existencia de pactos entre ellos para empresas
conjuntas (tal vez una de ellas fue la conquista de Troya).
El descubrimiento de la cultura micénica
Se inició en una fecha relativamente temprana:
En 1871-1890 H. Schliemann obtuvo grandes éxitos en las excavaciones de Micenas, Tirinto
y Orcómeno. Por su parte, los arqueólogos griegos excavaron Vafio (donde encontraron las
copas de oro repujado).
Las excavaciones en la Acrópolis (1884, P. Stemalaes y 1981, P. Kavvadios) sacan a la luz
los asentamientos micénicos en Atenas.
En 1920-1922 A.B. Wace halló en Micenas una tumba con siete columnas y casas del Helá-
dico Medio; más tarde se encuentran los tesoros de las tumbas reales. Fue publicada una me-
moria, fundamental para los interesados en el mundo micénico.
En 1926 una comisión sueca encuentra un Tholos intacto en Midea (Argólida), con tres es-
queletos y magnífico ajuar funerario.
En 1955-1964 Blegen excava en Pilo, descubriendo las primeras tablillas micénicas escritas.
Aunque los descubrimientos y logros son importantes, todavía hay importantes lagunas en la investi-
gación histórica.
1.2 La investigación histórica
Las fuentes arqueológicas
En 1876 se encuentra en la acrópolis de Micenas las tumbas de fosa vertical A, y 75 años después se
descubre el llamado “Círculo B”, fuera de los muros de la ciudadela de Micenas. El “Círculo A” tie-
ne seis profundas tumbas de fosa vertical y un grupo de inhumaciones del período Heládico Medio,
siendo la tumba sexta la más rica. El “Círculo B” es mayor, más pobre y más antiguo.
Los restos arqueológicos encontrados en las provincias del Norte y Noroeste pertenecen al Período
Heládico Reciente I y II.
Los descubrimientos más espectaculares son las tumbas Tholoi por A.B Wace, que fue el primero
que estableció una secuencia clara de los criterios arquitectónicos para fechar este tipo de monumen-
tos funerarios, principalmente en las nueve tumbas Tholoi ubicadas cerca de Micenas.
Estudios posteriores en los palacio-fortaleza y el análisis de otros restos han proporcionado una gran
información sobre la vida, aspectos económicos, religiosos y culturales del mundo micénico, com-
pletados por las tablillas escritas.
171
Sobre su origen, es probable que partiera de una forma del Lineal A, surgiendo del mismo proceso
evolutivo de esta escritura. Surgiría sobre el HR-III; la primera documentación data del MR-II (A y
B), y duraría unos 200 ó 300 años, sin saber a ciencia cierta cuando terminó. Parece ser que su fin
coincide con la destrucción de los reinos micénicos y sus palacios donde albergaban sus escribas.
Esto indica que los escribas utilizaban tablillas para registrar datos provisionalmente y posteriormen-
te los pasarían a materiales más duraderos como el metal o la piel, mientras las tablillas se metían en
agua para ser reutilizadas. Las tablillas se encontraban archivadas perfectamente en canastos coloca-
dos en estantes y precintadas. Con el fuego que destruyó los palacios, algunas de estas tablillas se
conservaron al endurecerse por el calor.
1.3 La historia del mundo micénico
Tradicionalmente se ha aceptado que los constructores de las “tumbas de fosa vertical” y luego de las
Tholoi eran los creadores de esta cultura, pero cabe la posibilidad que las tumbas de fosa vertical
fueran obra de migrantes anatolios o balcánicos que se impusieron o mezclaron con los antiguos po-
bladores. Esta hipótesis concuerda con la tesis de P Kretchner de la llegada de guerreros de habla
griega desde los Balcanes al continente griego (jonios, aqueos, eolios y posteriormente los dorios).
172
Esta tesis ha sido muy atacada en la actualidad, sobre todo en lo referente a la llegada de los dorios.
No hay pruebas arqueológicas de llegada de nuevos pueblos griegos en torno al siglo XI a.C.
Origen
Se acepta la teoría de la llegada de proto-griegos, que se mezclarían con sus habitantes en torno al
final de Heládico Medio, así como de príncipes extranjeros de oriente o del sur. Se asentaron sobre la
sociedad miniana y la dieron una nueva dirección, tanto en su cultura como en su economía. No se
sabe bien el origen de estos nuevos pobladores, pero parece que formaron una clase privilegiada,
dirigida por señores unidos por lazos familiares, que dominaron la clase artesana y la campesina.
Tanto sus nuevas técnicas en metalurgia como el uso del carro de guerra y la espada larga nos indi-
can un linaje indoeuropeo, establecido en Grecia en la transición del Heládico Medio al Reciente.
Apogeo de la cultura micénica
Esta cultura se impone en el Egeo entre 1500-1400 a.C. Se la ha llamado micénica, pero no hay indi-
cios de la preeminencia de Micenas en esta civilización. Su apogeo se da entre los periodos Heládico
III A y B. Fue la primera “Koiné” comercial y política, con su máximo apogeo entre los siglos XIV y
XIII a.C.
Los monumentos arquitectónicos
a) Las Tumbas Tholoi
Se empezaron a construir en torno al 1500 a.C. Son llamadas también tumbas de colmena, y se en-
cuentran en varios lugares del Peloponeso, Grecia central y Tesalia. Pueden significar un nuevo asen-
tamiento de gentes, o bien un cambio de las gentes dominantes, siendo derrocados los reyes enterra-
dos en las tumbas de fosa vertical. Algunas se encontraron excepcionalmente intactas.
Algunos de los ajuares son tan ricos como las tumbas reales de fosa vertical. Otras tumbas más mo-
destas indican la pertenencia a clases sociales inferiores. No se sabe muy bien su procedencia y hay
varias teorías, desde su oigen en los megalitos del Bronce Atlántico hasta las tumbas sirias, pasando
por influencias egipcias.
A veces estos monumentos están rodeados por un círculo de piedra (Krepis) o por un muro que le
rodeaba (peribolos).
b) Las fortalezas
Los príncipes locales demostraban su poder con los grandes palacios-fortaleza, como los de Micenas,
Tirinto, Pilo, Gla, Tebas. También los hay en Tesalia, Laconia, etc. Sus características principales
son:
Ubicación en colinas cercanas a la costa.
Protegidos por murallas construidas con grandes piedras ciclópeas (hasta 6 m. de espesor),
trabajadas en forma de sillar y más grandiosas en el Este que en el Oeste griego.
Hay varios accesos estratégicos a través de las murallas, que dominaban las vías a la misma
(por ejemplo, la Puerta de los Leones de Micenas)
El poblado interior tenía calles, casas particulares, graneros, talleres, archivos, cocinas etc.
173
Avanzados diseños para el abastecimiento de agua (acueductos, canales, cisternas, etc.). Son
un antecedente de las construcciones de la época clásica.
El Palacio estaba situado en la parte más alta de la fortaleza (Acrópolis), comunicado con la
población por rampas y escaleras. Era el centro económico y político, y a su alrededor apare-
cen los talleres y almacenes.
Utilizaban elementos arquitectónicos y decorativos minoicos, como las columnas y los muros
divisorios con entrepaños.
El Mégaron era el centro, núcleo o sala grande del palacio. Podía tener una estructura amplia,
con un hogar central situado bajo el “pozo de la luz” (abertura exterior del techo), rodeado de
4 columnas. El mégaron micénico se compone de una estructura triple: Aithousa o pórtico ex-
terior, Porodomo o vestíbulo y Mégaron u hogar. En tono al megarón había diferentes salas,
apartamentos y patios.
El palacio dominaba y vigilaba el tesoro real, así como las reservas alimenticias acumuladas
y organizadas en él. Alrededor de la fortaleza podía haber varios poblados, cada uno con sus
necrópolis. Se desconocen las extensiones de los dominios que controlaban, pero parece que
no existían núcleos urbanos independientes de estas fortalezas.
La monarquía micénica
El palacio era la sede del monarca o Wanax, que ejercía su poder y autoridad en distintos aspectos de
la vida. Tenía:
Atribuciones religiosas: ordenaba el calendario, fijaba los sacrificios y ofrendas y presidía las
celebraciones y fiestas.
Atribuciones militares: dirigía el “Laos” o pueblo en armas, que eran los guerreros o
“ksatram”. Los “Hepetai” eran los más allegados al Wanax, y llevaban un manto especial.
Atribuciones administrativas: el Wanax aunaba en su persona toda la administración del esta-
do. Controlaba, contabilizaba y reglamentaba a través de funcionarios del palacio y escribas
toda la vida económica y social, que se encontraban bajo su poder. En sus archivos se conta-
bilizaba desde el ganado y tenencia de tierras hasta la contabilidad de contribuciones de toda
índole.
El régimen de esta monarquía podría calificarse como fundamentalmente burocrático, muy parecido
a los imperios de Oriente Próximo, aunque la organización agrícola de éstos no tiene nada que ver
con el sistema administrativo y económico micénico.
A la monarquía estaban vinculados ciertos dignatarios que también podían ejercer como vigilantes y
representantes de la autoridad regia.
La directa vinculación de la economía y sociedad al Wanax fue uno de los motivos por los que la
cultura micénica no pudo sobrevivir la caída de sus monarcas.
174
La sociedad micénica
Estaba muy relacionada con la organización palacial. Su estudio está basado en las tablillas de Pilo,
que nos indican que estaba estratificada en distintas categorías.
a) Alta clase social
Basileus: funcionarios religiosos con séquito personal, o bien jefe de grupo o capataz.
Lawagetas: disponía de un lote de tierras (“Témenos”). Podría ser el más importante después
el Wanax. No se sabe si era cargo militar, e incluso se ha dicho que podría ser un primer dig-
natario o jefe del ejército.
Telestas: importantes propietarios de tierra, pero no está clara su función y su jerarquía social.
Pudieran ser una nobleza cortesana con un estatuso social elevado (terratenientes).
Eqetas: alta nobleza alrededor del Wanax, con altos puesto en palacio, tanto del ejército como
de la administración. Es posible que aconsejaran al monarca.
Después de esta nobleza se encontraría una segunda clase on ciertos privilegios formada por funcio-
narios y dignatarios locales. Cada reino estaba dividido en distritos administrativos dirigidos por fun-
cionarios con un Korete o gobernador de distrito, y había superintendentes (Dumar).
b) La clase inferior libre
El Damos: personas libres con órganos propios para su administración. Era propietario de tie-
rras comunales explotadas por hombres libres, por cesión de dicha comunidad, en contraposi-
ción a la propiedad privada. Aparece como entidad administrativa local de carácter agrícola.
Una parte de la tierra se repartía entre los beneficiarios individuales en usufructo, otra parte
quedaba como condominio para pastos de ganado y cultivo, trabajada por esclavos del Da-
mos. Los beneficios permitían asegurar la subsistencia comunal, utilizar productos de inter-
cambio y pagar al palacio y el culto religioso. Es posible que existiera la figura de un repre-
sentante de estas comunidades ante palacio.
La población libre: a la misma pertenecian la masa trabajadora compuesta por artesanos, co-
merciantes, ganaderos y agricultores de condición libre. Existía una cantidad de oficios y es-
pecialidades, algunos con un alto grado de especialización. Los forjadores eran una clase es-
pecial que estaba excluida del tributo. Es posible que los dedicados a la metalurgia del bronce
estuvieran relacionados con la religión.
175
Toda la información sobre el comercio micénico se ha recabado a través de los ajuares funerarios y
de naufragios, aunque resultan insuficientes.
176
Actualmente está en auge la opinión de que en un principio existieron dos corrientes religiosas dife-
rentes, minoicas y micénicas, aunque esta última recibiera influencias importantes de la primera.
Las divinidades
Los textos de Cnosos y Pilo son los que mejor nos informan de las pocas divinidades conocidas:
Potnia: gran Diosa Madre que se adoró en esta época en todo el Mediterráneo Oriental, con
distintas propiedades y epítetos
Poseidón: la más importante divinidad masculina, con un santuario en Pilo.
Otras divinidades encontradas en las tablillas micénicas, como Enualios (epíteto de Ares) y
algunas identificables con el posterior panteón griego (Zeus, Hera y un posible hijo de am-
bos). Existen una serie de dioses mencionados en estos textos de los que apenas se conoce su
nombre y son desconocidas en la religiosidad posterior griega.
Los templos
No se han encontrado restos como tales, aunque las tablillas citan lugares donde residía el personal
del culto y al servicio de los dioses. Es posible que fueran recintos a cielo abierto en bosques o mon-
tes, considerados como propiedades del dios y sagrados. Existían también altares, quizás portátiles,
que se situaban en sitios especiales para ceremonias.
Las ofrendas
Se hacían a una pluralidad de divinidades. Podían ser incruentas o con sacrificios, y se ofrecían a
sacerdotes y al personal que atendía el culto.
El sacerdocio
Estaba desempeñado tanto por hombres como mujeres, posiblemente de alto nivel social y con gran
ascendiente entre el pueblo. Alguna alusión se encuentra en los textos (la Sacerdotisa de los vientos,
otros sacerdotes tal vez augures, el llamado portador de la llave, el sacrificador, etc.).
La figura mejor conocida es la de los telestas, pero sus funciones religiosas no han sido comproba-
das. Posiblemente fueran altos funcionarios con posesiones y un cargo militar o administrativo, con
ciertas atribuciones religiosas.
Las ceremonias
Ceremonias religiosas
Se han establecido conjeturas basándose en:
Representaciones iconográficas y artísticas micénicas
Textos relativos a las ofrendas.
Las más antiguas son las representadas en anillos y sellos de la época de los tholoi, con escenas de
culto:
Culto a un objeto sagrado (árbol, pilar o doble hacha).
Representación de la divinidad en acto de epifanía, recibiendo ofrendas y adoración de sus
fieles.
177
Con frecuencia los dioses y objetos adorados se encuentran escoltados por animales y mons-
truos sagrados.
Las ceremonias de Pilo son mejor conocidas por las tablillas del aceite de oliva:
Aceite perfumado para ungir túnicas.
Ceremonias de ofrendas de aceite a la divinidad.
Ceremonia del “Vino nuevo”.
La Distensión del Lecho.
La Presentación del trono (exhibición entronizada con adoración de los fieles).
Confirman la celebración en procesión de ofrendas hacia el santuario del dios homenajeado. Tal vez
existiera un banquete sacrificial.
Ceremonias funerarias
Hay ciertos rituales de enterramiento. El ceremonial consistía primero en un cortejo funerario que
acompañaba al difunto portado en un carro. Después, el difunto era introducido en la tumba junto
con su ajuar. Posteriormente se procedía a una comida de ritual con carne y vino y la celebración de
unos Juegos Funerarios.
Por otro, lado la existencia de huesos humanos en el exterior de la tumbas indican sacrificos huma-
nos.
1.6 El final del mundo micénico
A finales del MR-III C se acentúa el carácter bélico de los señores micénicos, como se denota de un
mayor afán defensivo y un importante desarrollo del material bélico, con lo que se demuestra la ines-
tabilidad y peligrosidad de aquellos tiempos. En el año 1250 a.C. la estructura defensiva de la forta-
leza de Micenas se refuerza. Se aprecia también una retirada hacia las ciudades del interior, que for-
talecen sus murallas. Todo indica una gran inestabilidad que podría estar relacionada con el fin de los
reinos micénicos. Pero la documentación que nos ha llegado silencia estos peligros.
Causas
Se aparta la teoría del seísmo, por no haber constancia de reconstrucción de los palacios minoicos.
La caída de los reinos micénicos pudo deberse a numerosos factores combinados en una etapa de
transformaciones y dificultades que introduce un nuevo período: La Edad de Hierro. Estos factores
fueron tanto internos como externos.
Factores internos
Al final del HR III C todos los centros micénicos están en decadencia, algunos parcialmente destrui-
dos, con señales de incendio o abandono. Aparecen algunas innovaciones en los yacimientos. Los
Wanax sufren una época de inestabilidad económica y social, agravada por la rivalidad entre estos
reinos, recogida tanto por los textos de Tucidides como por la mitología. J. Hooker considera que la
caída fue debida a una lucha de clases que acabaría con el sistema político. Los dorios, que eran ser-
vidumbre, se sublevan contra los señores y acaban con la cultura micénica.
Factores externos
La cultura micénica se vió influida por las invasiones de los Pueblos del Mar (conjunto de tribus de
lugares costeros que realizaba incursiones de piratería y mercenarios de los grandes imperios), que
fueron tomando poder e independencia. Sus incursiones culminan cuando se atrevieron a atacar
Egipto en 1230 y 1150 a.C. Estas invasiones supusieron, por la debilidad de estos imperios en deca-
178
dencia, su destrucción. Se asientan nuevos pueblos en el Egeo oriental, Asia Menor y Mesopotamia,
coincidiendo todo esto con la destrucción de las fortalezas micénicas.
Las consecuencias
La caída de los reinos micénicos produjo:
La ruptura por varios siglos de Grecia con Oriente Próximo. Vuelve a tener una economía pu-
ramente agrícola y ganadera.
Decadencia del sistema mercantil y las relaciones comerciales.
Se derrumba el sistema burocrático y administrativo del Palacio.
El término Wanax desaparece con su función política y es sustituido por el término Basileus,
con un valor estrictamente local.
Desaparece la escritura. Cuando los griegos vuelven a descubrirla en torno al 700 a.C. de la
mano de los fenicios, ya es una escritura fonética y al alcance de todo el pueblo.
Troya
Troya era una de las grandes fortalezas de Asia Menor, de probable origen indoeuropeo, muy rela-
cionado con el mundo egeo y distanciado del mundo anatolio. Tuvo una vida ininterrumpida de casi
2000 años, siendo su período más hegemónico el correspondiente a Troya VI, fundada en 1900 a.C.
por inmigrantes indoeuropeos relacionados con los minianos de la Grecia continental. Tuvo comer-
cio con Creta y más tarde con los micénicos.
La muralla y hábitats de Troya VI revelan un alto nivel de vida, con una cultura material de gran
refinamiento y sentido artístico. Hacia el 1300 a.C. se aprecia una catástrofe, interpretada por unos
como la Guerra de Troya y por otros como un seísmo, ya que no hay huellas de incendios ni de lu-
chas.
Tras Troya VI se construyó Troya VII, más pequeña, con murallas y edificios mucho más pobres y
modestos, al igual que su cultura material y un comercio escaso. Sin embargo, es contemporánea con
las fortalezas micénicas, siendo arrasada por las llamas tras una invasión en una fecha inmediatamen-
te anterior a las grandes destrucciones de Ugarit, Pilo o Tirinto, y se encuentran entre sus ruinas
fragmentos cerámicos del Heládico Reciente III C, fecha de la etapa final micénica. Posiblemente
esta destrucción fuera uno de los últimos asedios realizados por la “Koiné” micénica, siendo poco
después de la conquista de Troya la caída del mundo micénico, que se fragmentó y debilitó.
La Troya VII no sería invadida por el interés de sus riquezas, sino por su situación estratégica como
puerto de enlace con el final de la ruta del cobre, así como el acceso a las vías comerciales de Asia
Menor y el Oriente Próximo.
Queda sin resolver la interpretación mítica de Troya, tan desacorde con la visión arqueológica de la
misma. La pobreza de Troya VII no concuerda con la rica ciudad cantada en la Ilíada.
1.7 Manifestaciones artísticas micénicas
La cultura material
El arte micénico debe gran parte de sus rasgos más característicos a la herencia creto-minoica. Las
obras son realizadas por maestros cretenses o al menos dirigidas por ellos. A partir del siglo XV a.C.,
cuando aparece un nuevo estilo de sepulcro, el Tholos, es cuando el mundo micénico afirma su per-
sonalidad y originalidad, fundamentalmente en la arquitectura monumental.
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La arquitectura
Las tumbas cupuladas (Tholoi)
Quizás derivadas de los enterramientos cretenses de planta circular. Destacan “El Tesoro de Atreo” y
la “Tumba de Clitemnestra”.
Las fortalezas
Son el resultado supremo de la arquitectura palatina egea y anatolia. Demuestran un gusto por lo
colosal, con sus bloques de piedra de hasta tres metros de longitud. Tirinto es el mejor ejemplo de
estas fortalezas, protegidas por un doble reforzamiento exterior y acceso por una rampa. Tenían un
gran patio y su pieza principal era el Mégaron, precedido de un pórtico y un vestíbulo. En el centro
del Mégaron estaba el Hogar, rotonda encuadrada por cuatro columnas de madera sobre bases de
piedra.
Este tipo de construcción anuncia la planta del templo griego clásico. Numerosos megarones micéni-
cos se transformarán en santuarios: Tirinto, Eleusis, Delos y la Acrópolis de Atenas.
La escultura
Es muy escasa, tal vez debido a la falta de modelos minoicos. Se pueden considerar como las prime-
ras muestras micénicas las estelas funerarias de las Tumbas Circulares A y B de Micenas (HR I). Son
altas lajas de piedra esculpidas de forma rudimentaria y decoradas con tipos geométricos, con cuatro
temas principales: las carreras de carros, la cinegética, la guerra y los combates entre animales. A
veces, las decoraciones van en bandas paralelas, evitando el fondo natural y tratando a la figura cla-
ramente definida por medio del aislamiento.
Hay numerosas relaciones entre la técnica pictórica y la decoración en el tratamiento de las estelas y
la cerámica decorada de la época, pudiéndose afirmar que no existen los relieves narrativos en pie-
dra, sino una ornamentación decorativa esculpida tomada de las artes menores.
El monumento más sobresaliente es el tímpano de la Puerta de los Leones de Micenas, del HR-III B.
Los artistas parecían tener más práctica en el modelado de arcilla, demostrando mayor pericia en la
realización de la terracota, como la cabeza de estuco procedente de Micenas y las Diosas de Keos.
La pintura
El fresco tal vez sea la mejor de las artes micénicas, aunque sus restos se encuentran en un estado
lamentable. La mayoría pertenecen al Heládico III, pero los hay anteriores con un estilo más minoi-
co, realizados tal vez por maestros cretenses al servicio de príncipes micénicos. Tienen la misma
temática que los frescos de Cnosos.
Hacia el 1300 a.C. evolucionan hacia un trazo más fuerte y un estilo más continental, con un defi-
ciente modelado de figuras y sombras. Junto a los temas tradicionales aparecen escenas de cacería en
carros, asedios y escenas guerreras.
Los paisajes no se utilizan como tema principal junto con las figuras como en el arte minoico, sino
como fondo y decorado tras las figuras o para dividirlas y agruparlas. Este paisaje es estático, preciso
y severo, frente al naturalismo minoico.
El color sutil y casi difuminado de los minoicos cambia a fuerte y atrevido en el micénico. Predomi-
nan el rojo y azul, y son frecuentes el naranja, el rosa, el blanco, el amarillo, etc.
Son importantes los restos pictóricos del patio central y del Mégaron de Pilo, los frescos de la Casa
de Cadmos en Tebas y las escenas encontradas en varias fortalezas. También destacan los restos con
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motivos florales más tardíos de Filakopi y Trianda. La mayor demostración del arte pictográfico mi-
cénico se encuentra en el Mégaron de Micenas, donde destaca la pintura del “asedio”.
La cerámica
Se forma a partir de tres influencias en el HR-I y II:
La cerámica miniana del continente griego.
La cerámica minoica del “estilo del Palacio”.
La cerámica cicládica y de Chipre.
La cerámica está decorada con dibujo negro sobre fondo de arcilla claro, con naturalismo estilizado.
En los últimos tiempos micénicos surge un estilo cerámico caracterizado por ciertas deficiencias,
debido seguramente a su producción masiva obligada por las intensas relaciones comerciales.
Ambos estilos muestran el final de una larga tradición en este tipo de arte pre-griego.
La orfebrería
El arte micénico alcanza en orfebrería y metalurgia sus mejores manifestaciones. En ellos se encuen-
tra una herencia y evolución de los diseños, gustos y técnicas minoicos. Los primeros objetos de tra-
bajo en metal están en las sepulturas de Fosa Vertical de los Círculos A y B de Micenas, y demues-
tran un alto nivel de la técnica metalúrgica.
Destacan las armas, encontradas en grandes cantidades. Con frecuencia, las hojas de daga y espada
están labradas artísticamente o con incrustaciones de piedras preciosas en sus empuñaduras. También
hay importantes manifestaciones en objetos de la vida cotidiana (objetos de tocador, herramientas,
platillos de balazas, etc.), como los encontrados en las Tumbas Circulares A y B de Micenas.
Destacan los collares, cuentas, brazaletes y anillos en plata o en oro, y también delgadas láminas en
oro labradas y destinadas a formar parte del vestuario, así como joyas y otros objetos personales.
Los vasos y copas, aunque de técnica minoica, tienen en su decoración una personalidad micénica
más definida (“Rithón del asedio” y los vasos de Vafio). Están decoradas con motivos geométricos
tomados de la cerámica y sus asas reproducen motivos animalísticos.
La glíptica
Tiene una acusada influencia cretense, y se puede tomar como continuidad de la misma. La técnica
no se modifica. La temática, aunque continúa siendo minoica, al final se introducen temas micénicos,
como escenas de caza y guerra. Posiblemente su técnica y temática evolucionana hacia un esquema-
tismo.
Los marfiles
El marfil llegaba a través de los puertos sirios, Ugarit y Megildo, pasando por Chipre. Es el único
arte que difiere profundamente del estilo minoico. Mientras el marfil minoico son pequeñas figuras
de bulto redondo, los micénicos suelen ser placas en relieve, por lo que tanto técnica como temática
difieren en su labra.
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