Sunteți pe pagina 1din 29

Las moscas como hastío en el poema “Las Moscas” de Antonio Machado

Mariana Quesada Rodríguez

marianaqr97@gmail.com

Fase de ubicación

El poema elegido para este ejercicio se llama “Las Moscas” del autor español
Antonio Machado. Este poema pertenece al volumen llamado Soledades (1899-1907)
incluido en el libro o antología Poesías Completas (1936). Soledades se divide en las
siguientes secciones: Del Camino; Canciones; Humorismos, fantasías, apuntes; y
Galerías. “Las Moscas” pertenece a la sección de Humorismos, fantasías, apuntes
(Machado (ed. Fernández), 2010, pp. 209-210). El análisis será enfocado en la
verdadera imagen o significado de las moscas en el poema y las reflexiones
machadistas.

Antonio Machado (1875-1939) pertenece a la Generación del 98 en España,


junto a autores como Miguel de Unamuno (1864-1936), Ángel Ganivet (1865-1898),
Pío Baroja (1872-1956), José Martínez Ruiz “Azorín”(1873-1967), Ramiro de Maeztu
(1875-1936) (Shaw, 1912, p.17) y Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936) (Gilman,
1947, p. 186). Si bien se dice esto, es importante aclarar que “Antonio Machado no se
consideró nunca parte de la presunta 'generación del 98’, como confidenciaba a Ortega
en 1914. Era cierto, pero en rigor, Machado no se sintió ligado a nada que tuviera
excesiva trascendencia pública” (Alvar, Mainer y Navarro, 1997, p. 571).

Su temática estética-ideológica se concentra en “la desorientación espiritual del


hombre moderno y por el derrumbe de sus valores y creencias” (Shaw, 1912, p.12),
por tanto, se entiende que “lo que importa en cuanto a la Generación del 98 no es tanto
su visión de España cuanto su visión de la condición humana” (Shaw, 1912, p.13).
Esta generación, al preocuparse por los temas previamente mencionados y a causa
de

Una difusa conciencia de novedad, el legítimo deseo de definir esta misma conciencia
en el marco de lo que se veía como decadencia artística y política, la más inmediata
ambición de notoriedad, se reflejaron en la prensa y en el libro de 1890-1905 hasta
plantear una nueva querella de antiguos y modernos. (Mainer (ed. Rico), 1980, p. 3.)
nacieron muchos de los discursos en las obras de estos escritores, por lo que
la generación del 98 fue caracterizada “por una hipertrofia del egotismo, por un precoz
y morboso sentimiento de frustración, por la exageración neorromántica de lo
individual, por su mimetismo servil de las modas europeas del momento”. (Mainer (ed.
Rico), 1980, p 3.)

Sobre la obra machadista, si bien se cuentan ensayos, poesías, teatro en


conjunto con su hermano Manuel y hasta artículos, para efectos de este trabajo se
denotará a grandes rasgos sobre los tres primeros géneros. En poesía tenemos
Soledades (1903); Soledades, galerías y otros poemas (1907); Campos de Castilla
(1912); Páginas escogidas (1917); Poesías Completas (1917), Soledades, galerías y
otros poemas (1919); Nuevas Canciones (1924); Poesías Completas (1899-1925)
publicado en 1928; Poesías Completas (1899-1930) publicado en 1933; Poesías
Completas (1936); La Guerra (1936-1937) publicado en 1937; La tierra de
Alvargonzález y Canciones del Alto Duero (1938); Poesías Completas (1940); La tierra
de Alvargonzález (1910) publicado en 1949, entre diversas ediciones de lo
mencionado (Heliodoro, 1949, pp. 81-84.)

En el apartado de teatro contamos las obras Desdichas de la fortuna, o Julianillo


Valcárcel (1926); Juan de Mañara (1927); Las adelfas (1928); La Lola se va a los
puertos (1929-1930); La prima Fernanda (1931); La duquesa de Benamejí (1932); El
hombre que murió en la guerra (1941). Por la parte de la prosa está Juan de Mairena.
Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo (1936); Los
Complementarios. Papeles póstumos (1949); y numerosos artículos en revistas de la

2
época (para más información referirse a la fuente consultada) (Heliodoro, 1949, pp.
81-85.)

Para referirse a la obra de Machado, la crítica ha sido muy variada, pues la gran
mayoría se concentra en sus simbolismos, como dice Gutiérrez-Girardot (1969) “como
todas las imágenes de la lírica machadiana que tienen una función simbólica” (p. 16),
igualmente le asignan tópicos principales como la soledad (Gutiérrez-Girardot, 1969,
p. 37), el tiempo (Gutiérrez-Girardot, 1969, p. 24), “el deterioro de las ilusiones, el poder
de la memoria y el sueño, la infancia como tiempo milagroso… Y aquellas ‘galerías del
alma’” (Alvar, Mainer y Navarro, 1997, p. 571). También se dice que “en Soledades no
hay más verdad, más vida, más posibilidad que la voluntaria ilusión, sin engaño, del
mundo que lleva dentro de sí” (Lauxar, 1929, p. 231). En resumidas cuentas, de
Machado podemos decir que es un autor que se centra en sus intimidades, escribe de
sí mismo y su perspectiva de las edades, de la vida, de la soledad y el morir.

Sobre “Las Moscas” en específico, es curioso que la primera lectura que da


proporciona la opinión más popular, de un poema hasta infantil, pero esconde aspectos
importantes que solamente con conocimiento de los simbolismos, el estilo y las
estrategias de Machado se desenvuelven en su pensamiento. Por un lado tenemos
una perspectiva temporal histórica del poema dada por Palley (1964) que explica la
presencia de nostalgia y un dolor por el pasar del tiempo que el autor impregna en “Las
Moscas”, aunque por otra parte también hay una ironía simpática (p. 257). Es
interesante que el autor de este artículo recalca la repetición de onomatopeyas de la
“s” imitando el sonido de las moscas como estrategia retórica (Palley, 1964, p. 258).
Igualmente, Sánchez Barbudo (1967) menciona la aparición de las moscas en el texto
como una alusión al aburrimiento en la infancia de Machado, puesto que estas
representan la memoria de como pasaba sus horas, además de que las percibe como
lo que brindaba unión a los momentos de su conciencia (p. 102).

Para analizar el texto mencionado y del que se ha referenciado es requisito


leerlo, por lo que se presentará a continuación:

3
XLVIII
Las Moscas
1. Vosotras, las familiares,
2. inevitables golosas,
3. vosotras, moscas vulgares,
4. me evocáis todas las cosas.
5. ¡Oh, viejas moscas voraces
6. como abejas en abril,
7. viejas moscas pertinaces
8. sobre mi calva infantil!
9. ¡Moscas del primer hastío
10. en el salón familiar,
11. las claras tardes de estío
12. en que yo empecé a soñar!
13. Y en la aborrecida escuela,
14. raudas moscas divertidas,
15. perseguidas
16. por amor de lo que vuela,
17.-que todo es volar- sonoras,
18. rebotando en los cristales
19. en los días otoñales...
20. Moscas de todas las horas,
21. de infancia y adolescencia,
22. de mi juventud dorada;
23. de esta segunda inocencia,
24. que da en no creer en nada,
25. de siempre... Moscas vulgares,
26. que de puro familiares
27. no tendréis digno cantor:
28. yo sé que os habéis posado.
29. sobre el juguete encantado,
30. sobre el librote cerrado,
31. sobre la carta de amor,
32. sobre los párpados yertos
33. de los muertos.
34. Inevitables golosas,
35. que ni labráis como abejas,
36. ni brilláis cual mariposas;
37. pequeñitas, revoltosas,
38. vosotras, amigas viejas,
39. me evocáis todas las cosas.1

Cuadro léxico

1 Antonio Machado Ruiz. …Más de uno (antología poética) (edición de Antonio Fernández Ferrer).
Sevilla: Editorial Renacimiento, 2010, p. 37. (Las citas se tomarán de esta edición y serán referenciadas
a partir de la fase analítica).
Seguidamente se facilita un cuadro léxico elaborado con la finalidad de
esclarecer los términos clave para un entendimiento propio del texto.

Términos Significado Connotación genérica


Estío “verano, estación del año” El verano se emplea
(Real Academia como símbolo de la edad
Española, 2001) pronta a la muerte o
vejez.
Pertinaces/pertinaz “Muy duradero o Petinaces es el epíteto
persistente” (Real negativo que califica a las
Academia Española, moscas como presentes
2001) pero molestas para el
autor.
Raudas/rauda “Rápido, violento o Calificativo de las moscas
precipitado” (Real que las condiciona a la
Academia Española, torpeza y sus burdas
2001) maniobras y presencia.
Yertos/yerto “Dicho de un ser vivo o de Yertos en este texto
alguna parte de él: Tieso empleado a los párpados
o rígido, especialmente a de los muertos sobre los
causa del frío o de la que las moscas se posan
muerte” (Real Academia las remite como
Española, 2001) depredadoras de la vejez
y anunciantes de la
muerte
Cuadro 1: Términos claves en el poema “Las Moscas”. Elaborado por Mariana QR, 2017.

Síntesis argumental del texto

El poema inicia con lo que parece ser una invocación a las moscas, procede a
describirlas en su etapa más temprana, como un bebé; posteriormente en su etapa
5
infantil; luego en la escuela, posiblemente en su pubertad. Canta a las moscas por su
presencia en la vida del autor, describe los lugares en que se posaron y culmina con
epítetos y el final de un canto.

Fase Analítica

Paratexto

Título.

Desde ya el autor López-Casanova (1994) nos indica que el título de un texto


en ciertos casos funge como identificador del sujeto poemático (p. 14), y eso es lo que
en este caso analizamos. El título “Las Moscas” es de carácter nominativo, lo que nos
introduce al sustantivo de “moscas”. Semánticamente podemos esperar del poema el
tópico de los insectos, un argumento relacionado con deshechos o la muerte, como
auguran estos animales.

Asimismo, de la parte pragmática decimos que las moscas nos remiten a temas
como la mortandad, la enfermedad, el asco, el desagrado y hasta desaseo. Así las
cosas, la hipótesis formulada estipula que el poema puede tratar de temas
desagradables, hostiles y mortíferos, contando entre estos el hastío, la suciedad, etc.

Cotexto

Estructura.

La estructura encontrada en el texto como preponderante es de tipo temporal,


se explicará a continuación. En la primera estrofa encontramos una invocación a las
moscas, como empiezan los cantos, con el “me evocáis todas las cosas.” (v. 4). De los
versos 5 al 8 Machado describe la presencia de las moscas en su vida desde un niño
que podríamos presumir tiene apenas meses de nacido por el término “calva infantil”
(v. 8). En la estrofa tercera tenemos una detallada presentación de la etapa de un niño
cuya mente absorbe conocimiento de todo lo que le rodea (aproximadamente de unos
tres a cinco años) por la expresión “empecé a soñar” (v. 12). La estrofa cuarta ya nos

6
introduce a una etapa más compleja y avanzada que se presume como la pubertad,
pues en el verso “Y en la aborrecida escuela” (v. 13) nos indica su entorno.

No obstante esto anterior, a partir de la estrofa número cinco el autor menciona


“los días otoñales” (v. 19) lo que nos indica un proceso de fenecimiento en su vida. En
la sexta estrofa el autor recapitula sus etapas y la manera en la que las moscas
estuvieron siempre allí; para la sétima hay mediante símbolos una representación de
las etapas retomadas como la infancia en “el juguete encantado” (v. 29), la pre
adolescencia en “el librote cerrado” (v. 30), su adolescencia en “la carta de amor” (v.
31) y su fin en “los párpados yertos/de los muertos” (v. 32-33). Machado termina el
canto de forma inicial a como lo empezó, mediante la invocación y calificación de las
moscas con un “me evocáis todas las cosas” (v. 39).

Mundo mostrado.

Tiempo: el poema ubica la línea temporal paralela a la vida del autor, pasando
por sus diferentes etapas del desarrollo, desde lo más próximo a su nacimiento que es
su etapa como bebé, hasta la muerte que ha esperado siempre.

Espacio: las moscas son ubicadas en cualquier espacio en el que el autor se


encuentre, pero en sentido estricto el primer espacio del que se tiene nota es “el salón
familiar” (v. 10) en su propia casa, pasando por “la aborrecida escuela” (v. 13) que es
un entorno de más interacción social.

Personajes: por personajes centrales tenemos a las moscas que se desconoce


su número exacto y al autor a lo largo de su vida.

Verosimilitud: es un texto de carácter fantástico, ya que genera dudas al lector


si verdaderamente- o es posible que- las moscas hayan seguido al autor durante toda
su vida.

Retórica y estilo.

7
En cuanto a figuras retóricas de interés para el tema del análisis, es importante
enumerar el símil, la antítesis y la anáfora, que serán explicadas más adelante y
ejemplificadas en detalle.

Sobre el símil podemos decir que “Las marcas formales introductorias del
segmento textual que constituye la figura Símil, son normalmente los elementos: cual,
como…” (Mayoral, 1994, p. 186). Este lo encontramos en el verso “como abejas en
abril” (v. 6), refiriéndose a la voracidad de las moscas dicha en el verso previo: “¡Oh,
viejas moscas voraces” (v. 5). Concretamente lo que dice Mayoral (1994) que nos
permite hacer una asociación entre la voracidad de las moscas y las abejas en abril es
que el símil “declara lo menos conocido por lo más conocido” (p. 185), es decir,
Machado asimila el comportamiento de las abejas como algo popular y conocido que
puede referenciar el comportamiento de las moscas en su vida que, naturalmente por
ser de su campo intimista, el lector no podrá asimilar de primera mano.

Seguidamente se ampliará el tema de la antítesis en este texto, en primera


instancia se entiende como “un enunciado de al menos un par de unidades léxicas
cuyos significados se hallan vinculados por alguna de las modalidades de la relación
semántica de oposición” (Mayoral citando a Lyons, 1994, p. 262-263), igualmente nos
indica cuatro tipos de oposiciones entre unidades léxicas de las cuales considero que
las presentes pertenecen a las oposiciones dos y tres, “entre contrarios” y “entre
privativos” (Mayoral citando a Herrera, 1994, p. 263). Las antítesis presentes en el
texto son entre las moscas y las abejas o mariposas que se notan de sobremanera en
los versos “ni labráis como abejas” (v. 35) y “ni brilláis cual mariposas” (v. 36); la
antítesis entre el verano u otoño y la primavera ejemplificadas en el siguiente párrafo.

Entre el verano y la primavera: cuando en la estrofa segunda, referida a la


primera etapa de vida del autor se menciona en el verso 6 al mes de “abril” asociado
a la estación primaveral en contraposición a “las claras tardes de estío” (v. 11) de la
estrofa tercera, cuando el autor ya en el salón familiar comienza “a soñar” es decir, a
tener una revelación inconsciente de su devenir (ver símbolos para más información).
Entre el otoño y la primavera: igualmente tenemos en la estrofa segunda, verso 6 la
8
mención del mes de abril en su etapa de vida más joven contrapuesto a “los días
otoñales” (v. 19) en la estrofa quinta que corresponde en estructura cuando el poema
deja sus etapas del pasado y vuelve al presente que sucede en realidad, la decadencia
de su vida.

Así lo anterior entendemos que las antítesis planteadas se caracterizan por


cumplir los siguientes dos rasgos: la pertenencia a una misma categoría gramatical
(Mayoral citando a Jiménez Patón, 1994, p. 265) donde en el caso de “Las Moscas”
los propuestos son todos sustantivos, y la de desempeñar una idéntica función
sintáctica (Mayoral citando a Jiménez Patón, 1994, p. 265), en tanto en el texto tanto
las moscas como abejas son complementos indirectos y la primavera, otoño y verano
complementos circunstanciales.

De lo anterior concretamente se concluye que las moscas frente a las abejas


vienen asociadas a la víspera de la muerte que le ha rondado al autor desde su
infancia, y el otoño y verano frente a la primavera como los escenarios simbólicos de
la decadencia en la edad y ánimo del autor, así como salud y consciencia.

Con la figura de la anáfora, esta corresponde a “un esquema de repetición de


palabras a distancia… representada habitualmente bajo la fórmula: (X…/X…/X…)”
(Mayoral, 1994, p. 113). En el texto que atañe al análisis encontramos esta figura en
los versos 29, 30, 31 y 32 con la palabra “sobre” empleada para enfatizar la posición
de las moscas con respecto al yo lírico como yo deíctico, que siempre es “sobre” dando
a entender una preponderancia del significado de estas en su vida.

En la parte del estilo, el autor asocia adjetivos del poema y acciones con los
seis sentidos para hacer alusión a la percepción del mundo exterior versus la intimidad
del autor. Esto se ejemplifica con la siguiente tabla:

Sentido Palabra asociada


Vista Claras (v. 11), brilláis (v. 36)
Gusto Voraces (v. 5), golosas (v. 2 y 34)
Audición Sonoras (v. 17)
9
Tacto Posado (v. 28), sobre (v. 29, 30, 31, 32)
Olfato Los muertos (v. 33)
Equilibrio “rebotando en los cristales” (v. 18)
Cuadro 2: Sentidos asociados a palabras clave. Elaborado por Mariana QR, 2017.
Acto seguido emplea el autor un diminutivo como en “pequeñitas” (v. 37)
ironizando la connotación apreciativa que poseen morfológicamente los apreciativos
como “-it”. Asimismo, un aumentativo en el verso 30 como lo es “librote” en la cual el
morfema “-ot” antes de denotar proporción denota afectividad por lo que el libro
representa.

Estrategias discursivas.

La estrategia discursiva apreciable en el poema de Machado corresponde a una


ironía, puesto que existe un plano de valorización positiva sobre las moscas que deja
entrever la verdad correspondiente a una obstinación sobre la constante presencia de
los insectos y su simbolismo en cada etapa de su vida. En el poema observamos siete
epítetos negativos para las moscas, de los cuales- al menos- cuatro van acompañados
de un epíteto positivo o un diminutivo de afección que aminore la concepción negativa
y real que poseen las moscas. Se entiende como el discurso falso y explícito el aprecio
a las moscas, y como el verdadero implícito su hastío ante ellas y desprecio.

Estructuras de mediación

Intratextos.

Del libro Poesía y Prosa en Antonio Machado de Gutiérrez-Girardot (1969) se


ha tomado como clave en este autor el concepto de las

perspectivas asociativas: en Machado esto significa el despliegue de asociaciones que


despiertan una imagen y un motivo de unos poemas en otro poema, y que, fijadas en
los versos, constituyen las perspectivas a partir de las cuales Machado ilumina con otra
luz la imagen o el motivo del poema inicial, para, a su vez, continuar con la progresión
de despliegue o volver a un motivo o imagen anterior de otro poema (p. 41)
Esto anterior nos indica que Machado posee intratextos consigo mismo, por lo
que- al ser el texto escogido de Soledades (1903)- se tomarán como referencia los de

10
este mismo volumen que le preceden. En el poema I se encuentran elementos en
común con el texto analizado como la referencia al salón familiar, sueño infantil, otoño,
la tarde, los cristales y el proceso desde la infancia hasta la muerte (Machado (ed.
Fernández), 2010, pp. 23-25). En el II se encuentra el símbolo del sueño (Machado
(ed. Fernández), 2010, pp. 25-26); en el XI también lo onírico y la tarde, así como el
XXII y el XL (Machado (ed. Fernández), 2010, pp. 27-36). Otro elemento, el verano, es
incluido en el poema XXXIII (Machado (ed. Fernández), 2010, p. 31) y el XL (Machado
(ed. Fernández), 2010, pp. 34-35)

Interdiscurso.

Sobre el modernismo español se dice que “el retratado por Antonio Machado o
por Juan Ramón Jiménez tiene, sin embargo, mucho más de paisaje interior, de
decorado soñado en el que opera mucho más la memoria que la percepción directa”
(Alvar, Mainer y Navarro, 1997, p. 548). Esto anterior nos remite al interdiscurso
presente en el texto, el estético. Si bien el modernismo y el 98 “ambos nacen de una
misma actitud: insatisfacción con el estado de la literatura en aquella época, tendencia
a rebelarse contra las normas estéticas imperantes” (Salinas en Alvar, Mainer y
Navarro, 1997, p. 53) Machado lo hace en una de sus primeras publicaciones mediante
la ironía de las moscas en el texto presente.

Para Antonio Machado tanto la soledad como el tiempo eran tópicos que lo
caracterizan (Gutiérrez-Girardot, 1969, pp. 24-37), pero en sus primeras publicaciones
el tiempo lo desarrolló de una forma particular, Tuñón de Lara en Alvar, Mainer y
Navarro (1997) nos dice sobre esto: “el tópico del tempus irreparabile fugit, el tema
más fundamental de toda la obra machadiana, que tiene sin embargo una formulación
distintiva en su obra temprana” (p. 426). Lo anterior se asocia con el tema principal y
estético del texto: la juventud que se va y la vejez inevitable. Machado con el canto a
las moscas apela a una melancolía por los años pueriles, por su adolescencia de “la
carta de amor” (v. 31) por lo estético que se pierde y este tema intimista lo desarrolla
bajo el concepto supracitado trasladado a la simbología de las moscas. El relacionar
la presencia de los insectos desde sus años jóvenes hasta la muerte indica una
11
asociación de la juventud como lo deseado, a lo que ellas son voraces, la dulce energía
de un joven, lo ideal; asimismo con lo que en sus otoños se está pudriendo y
desechando.

Cogniciones sociales e ideológicas.

Como cogniciones sociales podemos encontrar en el texto la asociación de la


juventud con el provecho de una persona, que son los únicos años de producción y
energía, la juventud como lo ideal para todos y la vejez en su contraparte como los
años de una persona ya inútil, extinta y como oposición al idealismo de la mocedad,
asimismo asociada a la inocencia sobre la vida en intelecto, perspicacia y emociones.

Una cognición presente y popularizada en diversos textos es la educación como


sinónimo de tedio para el autor, ya sea por su desinterés ante el aprendizaje forzado
o pautado, ya sea por una capacidad superior a la promedio o incluso por
distracciones, como en este caso representan las moscas “rebotando en los cristales”
(v. 18) sumiendo al autor en sus propias peripecias intimistas.

Es importante recalcar que en el verso 26 y 27 Machado indica “que de puro


familiares/no tendréis digno cantor”, que alude a la presencia constante de las moscas
(del hastío, de su preocupación por su juventud) como detonante de un indigno cantor,
poeta, yo lírico para estas mismas representantes de su melancolía.

Símbolos.

El primer símbolo de una importancia más que obvia son las moscas, pues
representan según Pérez-Rioja (2008) “el mal y la peste” (p. 308). En el caso del texto
que nos atañe, las moscas funcionan como augurio de la muerte inevitable, tomando
en cuenta los temas principales del autor ya mencionados y citados tanto en la fase de
ubicación como las cogniciones.

Un segundo símbolo muy importante no solo en este texto, sino en la obra


poética de Machado son las abejas. Acá (como se expuso en la retórica y el estilo) son
una contraposición a las moscas, según Pérez-Rioja (2008) a lo largo de la literatura

12
se les ha interpretado como símbolo de la vida espiritual (p. 35). En el artículo de
Mares, E. y Rodríguez, A. (1982) se dice sobre las abejas en Machado:

Machado, heir to a rich literary tradition, should have utilized several symbolic values
traditionally associated with his selected image; sweetness from corruption; the poet as
a bee; the bee’s mystical connotations; the bee as herald of Spring; the biblical (milk
and honey) indentification of a Golden Age; bees and their activities as the staple of
folk-cultures (p. 13)
De las opciones planteadas, la más cercana al significado del tema apiario en
el texto que se analiza es la tercera y la cuarta, pero más adelante nos indican en “Las
Moscas”: “In the poem ‘Las Moscas’, for example, a quickened life-pulse is identified
with the Spring-time bee, rushing forth to gather its first nectars” (Mares, E. y
Rodríguez, A., 1982, p. 16); esto anterior nos confirma como definitivo simbolismo la
cuarta, la abeja como heraldo anunciante o representante de la primavera.

Un tercer símbolo sería la tarde que se relaciona con el color dorado y el verano,
estos tres símbolos representan en conjunto la etapa de la vejez del hombre. Con
respecto al dorado Pérez-Rioja (2008) citando a Pedro Caba dice que es el “color
tardío”, así como el de la “intuición y presentimiento” (p. 59); respecto al verano,
Chevalier dice que al relacionarse con el amarillo es la época en la que las espigas de
verano vuelven a la tierra, y representa el color del entorno que ha perdido el verdor
(Chevalier, J & Rodríguez, A., 1986, p. 88). En este caso estos tres símbolos aluden a
la pérdida de la lozanía.

Un cuarto símbolo es el otoño, dentro de las estaciones del año que Pérez-Rioja
(2008) dice que en la literatura aluden a la edad del hombre, por lo que se entiende
como la época en la que decae aún más la persona, y más que pérdida de juventud
es una cercanía a la muerte (p. 331).

El sueño en Machado tiene muchos significados, según Chevalier citando a


Gaussen “Símbolo de la aventura individual, alojado tan profundamente en la intimidad
de la conciencia que escapa a su propio creador, el sueño nos aparece como la
expresión más secreta y más impúdica de nosotros mismos” (p. 959), pero también

13
nos dice tiempo Gutiérrez-Girardot (1969) que en Machado “en el mundo del sueño el
poeta se siente peregrino de su propia interioridad” (p. 48).

Contexto

Prácticas sociales.

Como se dijo antes, Machado perteneció a la generación del 98 en España y al


conflicto entre noventayochistas y modernistas del tiempo. Si bien tuvo una evolución
notable conforme publicaba sus obras con el texto de “Las Moscas” nos enfrentamos
a un Machado simbolista y prematuro en su producción. Si bien nunca se identificó con
una generación o un grupo definido, la historia lo agrupa con la Generación del 98,
pero de los más cercanos al modernismo hispanoamericano que permeaba en
España. Sobre sus textos iniciales como Soledades han escrito personajes como
Pedro Salinas, Juan Ramón Jiménez y Octavio Paz. El primero en su artículo “98 frente
a modernismo” nos dice que comparten más de lo que difieren y nacen del mismo
sentimiento (Salinas en Alvar, Mainer y Navarro, 1997, p. 53). Podemos encontrar en
el texto de Octavio Paz “Romanticismo, modernismo, postmodernismo” que
caracteriza el tópico de Machado en el poema “Las Moscas”, ya que “gracias a la
modernidad, la belleza no es una sino plural” (Paz en Alvar, Mainer y Navarro, 1997,
p. 66) lo que quiere decir que las intimidades del autor en su texto son el tema de la
modernidad “la modernidad es ese elemento que al particularizarla, vivifica la belleza”
(Paz en Alvar, Mainer y Navarro, 1997, p. 66).

Prácticas discursivas.

Octavio Paz menciona, sobre el tema que trata Machado, lo siguiente:


“modernidad es una estética en la que la desesperación se alía al narcisismo y la forma
a la muerte” (Paz en Alvar, Mainer y Navarro, 1997, p. 66). Esto refiriéndose al
interdiscurso estético en el que Machado añora su lozanía y desdeña su proceso de
vejez; continúa mencionando que el modernismo español de Machado entre otras
cosas busca una poesía en esencia (Paz en Alvar, Mainer y Navarro, 1997, p. 67), más
adelante Paz dice que “el modernismo español coincide, inicialmente, con la reacción
14
postmodernista hispanoamericana… los españoles confirman así el carácter
romántico del modernismo, pero, al mismo tiempo, se cierran ante la poesía de la vida
moderna” (Paz en Alvar, Mainer y Navarro, 1997, p. 66).

Asimismo sobre el tema de la muerte, Octavio Paz en su artículo “Sexo y muerte


en la poética rubeniana” indica que Rubén Darío empatizaba el tópico de la muerte de
Machado, esto ejemplificado en lo siguiente:

En Poema de otoño, una de sus grandes y últimas composiciones, se unen los dos ríos
que alimentan su poesía: la meditación ante la muerte y el erotismo panteísta… se
presenta como variaciones sobre el viejo y gastado tema de la brevedad de la vida…
es verdad que temía a la muerte; también lo es que la amó y la deseó (Paz en Alvar,
Mainer y Navarro, 1997, p. 171).
Prácticas ideológicas.

Sobre los sistemas de ideas y actitudes hacia el tema encontramos en Machado


un fenómeno muy particular, el esoterismo. En el artículo de Ricardo Guillón “El
esoterismo modernista” observamos cómo esta internalización del ser en los textos de
los modernistas españoles se comparte, ya que entre ellos está Valle-Inclán (Guillón
en Alvar, Mainer y Navarro, 1997, p. 70), posteriormente dice “No hace falta decir hasta
qué punto nuestro primer modernista, Miguel de Unamuno, socialista no-marxista en
su juventud, fue influido” (Guillón en Alvar, Mainer y Navarro, 1997, p. 71). Tanto en
Darío como en Machado posteriormente el esoterismo llegó a permear, luego tomó
forma en la figura de Cristo que poseían Unamuno y Machado (Guillón en Alvar, Mainer
y Navarro, 1997, p. 72).

Fase Interpretativo-Explicativa

Sociedad y Valores Cuestionados y Promovidos por el Texto

El texto promueve una sociedad de estereotipos estéticos en la que solo la


juventud cuenta y representa de utilidad, que desdeña el envejecer de las personas y
lo estigmatiza como algo indeseable y no digno de ser publicado, más bien escondido.
Machado idealiza la estética mediante el cuerpo representado en sus diferentes etapas
del desarrollo. Con la antítesis de las moscas y las abejas no solo desdeña la vejez

15
como etapa fundamental de la persona y ser humano, también las capacidades que
se pueden adquirir en esta, ya que el “ni labráis como abejas” (v. 35) se refiere a la
capacidad de producción que aminora con los años, cuando solamente las
capacidades cambian. Los valores que promueve son la hipocresía, la intolerancia, la
injusticia, el desprecio, la discriminación e indiferencia. En los valores que cuestiona
está la igualdad, la solidaridad, la inclusión, el altruismo y la fraternidad.

Implicaciones Sociales, Políticas, e Ideológicas, Genéricas, Étnico-Culturales,


Ecológicas, Epistémicas Derivadas de la Relación Texto-Contexto

En el texto y el contexto las implicaciones sociales indican un cierre del autor


ante las opiniones de sus mismos compañeros de generación, así como el sentido de
pertenencia a grupos. Por implicaciones políticas se entiende a Machado como parte
de la vertiente republicana de la época, esto evidenciado en el siguiente fragmento
que es la declaración de Alfredo Castellón, director del programa Biografías en TVE
sobre un capítulo designado a Antonio Machado durante la dictadura franquista:

Bien, llegó la hora del visionado y el silencio. Termina la proyección y un adjunto al


Director General […] me sugiere que suprima las imágenes del final y las fotografías
de los políticos republicanos y al segundo día: ‘Bueno, dice el Director que puedes dejar
algunas, la de Giner de los Ríos por ejemplo, pero no su nombre, ni por supuesto la de
Corpus Barga y mucho menos Lorca o María Zambrano’ […] Prohibían los nombres,
repito, sin importarles el contenido del texto. El documental se emitió pero con una gran
cantidad de supresiones y, desde luego, con doce minutos menos de duración
(Castellón en Fernández, 2013, p. 65).
En la ideología, como se vio anteriormente, Machado en sus primeros
volúmenes (como Soledades) recurre al modernismo en la interiorización de su vida y
entorno, así como el intimismo de sus obras. Con respecto a las epistémicas me
parece curiosa la ruptura que hay en “Las Moscas” con el estigma de la sabiduría de
las personas mayores que generalmente es enaltecida, cuando en este caso las
“libaciones” o la admiración, valorización es para los jóvenes y la condición mental y
física de esta etapa de vida.

Filias y Fobias

16
El autor en su texto promueve como filias los sentimientos de juventud y
producción, el provecho de esta época de vida para beneficio propio y social, así como
la temprana edad y la esperanza para los años que vienen que eso puede brindar; son
fobias la vejez y la decadencia del cuerpo y la mente, esto promoviendo un rechazo a
la idea natural y pertinente de la muerte, así como de los años de provecho en una
persona.

En lo personal no me identifico con las filias del personaje, ya que si bien los
años de juventud generan esperanzas e ilusiones sobre el futuro tienden a ser
asociados con la impericia y la falta de experiencia, por lo que hay un rechazo en la
sociedad hacia el potencial de la persona joven. No es del todo veraz que los años
lozanos sean tan románticos como se pinta en el texto, ya que no todas las
experiencias de vida y psiques son iguales, por más joven que sea una persona esto
no significa que no haya pensamientos negativos y hasta pesimistas, no evade la
conciencia de la muerte venidera o incluso auto proporcionada. De la misma forma
considero las fobias, puesto que es cierto que según qué persona los años de vejez
modifican en una forma decadente la salud emocional, no lo percibo como una fobia
ya que la muerte es parte del ciclo de la vida y nosotros vamos a ella sin excepción.

Actitudes y Posiciones Promovidas

El texto en el lector demanda posiciones de apego a la juventud y una cercanía


al hastío como idea principal de su poema. Para comprender el simbolismo de las
moscas se requiere conocer que el canto que les realiza explícitamente no es un
discurso verídico en contraposición a su presencia permanente citada.

La búsqueda de identificación del lector con el autor en el texto es obvia, pues


se requiere de una otredad en cuanto a la melancolía sobre el paso del tiempo y los
recuerdos que este mismo va borrando, las experiencias vividas y el sentido del dolor
por la pérdida de lo que más se aprovechó, en este caso la juventud del autor.

Referencias bibliográficas

17
Alvar, C., Mainer, J. & Navarro, R. (1997). Antonio Machado o la poética de la memoria.
Breve historia de la literatura española (pp. 571-574). Madrid: Alianza Editorial.

Chevalier, J. & Gheerbrant, A. (1986) Diccionario de los símbolos. Barcelona: Herder.

Fernández, L. (2013) La Biografía del escritor en la televisión del franquismo (Valle-


Inclán, Machado y García Lorca). Anales de la literatura española
contemporánea, Vol 38 (N° 3). Recuperado de
http://www.jstor.org/stable/24431764

Gilman, S. (Oct-dic, 1947). La Generación del Noventa y Ocho by Pedro Laín Entralgo.
Nueva Revista de Filología Hispánica, Vol 1 (N°2). Recuperado de
http://www.jstor.org/stable/40296461

Gutiérrez, R. (1969) La Poesía de Machado. Poesía y prosa en Antonio Machado (pp.


37-41). Madrid: Ediciones Guadarrama.

Lauxan. (mayo 1929). Machado y Sus Soledades. Hispania, Vol 12 (N° 3). Recuperado
de http://www.jstor.org/stable/331385

López, A. (1994). El texto poético: teoría y metodología. Salamanca: Colegio de


España.

Machado, A. (2010). Soledades (1899-1907). En Fernández, A. (Ed), …Más de uno


(Antología poética) (pp. 23-39). Sevilla: Editorial Renacimiento.

Mainer, J. (1980). En Rico, F. (Ed), Historia de la literatura española: modernismo y


98. Barcelona: Editorial Crítica

Mares, E. & Rodríguez, A. (Primavera, 1982) Apiarian imaginery in Antonio Machado.


Modern Language Studies, Vol 12 (N° 2). Recuperado de
http://www.jstor.org/stable/3194471

Mayoral, José Antonio. (1994). Figuras retóricas. Madrid: Síntesis.


Palley, J. (Jul-oct, 1964). Los tres tiempos de Antonio Machado. Revista Hispánica
Moderna, Año 30 (N° ¾). Recuperado de http://www.jstor.org/stable/30202867

18
Pérez, J. (2008). Diccionario de símbolos y mitos: las ciencias y las artes en su
expresión figurada. Madrid: Tecnos.

Sánchez, A. (1967). Soledades (1899-1907); lienzos del recuerdo, sueños y galerías.


Los poemas de Antonio Machado: los temas, el sentimiento y la expresión (p.
102). Barcelona: Editorial Lumen.

Shaw, D. (1982). La Generación del 98. Madrid: Ediciones Cátedra.

Valle, R. (Ene-dic, 1949) Antonio Machado: Bibliografía. Revista hispánica moderna,


Año 15 (N°1/4). Recuperado de http://www.jstor.org/stable/30206096

Anexos

Los siguientes anexos son los textos citados como intratextos del poema
analizado en el trabajo2

Anexo 1

El Viajero

Está en la sala familiar, sombría,

y entre nosotros, el querido hermano

que en el sueño infantil de un claro día

vimos partir hacia un país lejano.

Hoy tiene ya las sienes plateadas,

un gran mechón sobre la angosta frente;

y la fría inquietud de sus miradas

2Machado, A. (2010). Soledades (1899-1907). En Fernández, A. (Ed), …Más de uno (Antología


poética) (pp. 23-39). Sevilla: Editorial Renacimiento. (Los anexos son sacados de esta edición).
19
revela un alma casi toda ausente.

Deshójanse las copas otoñales

del parque mustio y viejo.

la tarde, tras los húmedos cristales,

se pinta, y en el fondo del espejo.

El rostro del hermano se ilumina

suavemente. ¿Floridos desengaños

dorados por la tarde que declina?

¿Ansias de vida nueva en nuevos años?

¿Lamentará la juventud perdida?

Lejos quedó-la pobre loba-muerta.

¿La blanca juventud nunca vivida

teme, que ha de cantar ante su puerta?

¿Sonríe al sol de oro,

de la tierra de un sueño no encontrada;

y ve su nave hender el mar sonoro,

de viento y la luz la blanca vela hinchada?

Él ha visto las hojas otoñales,

amarillas, rodar, las olorosas

ramas del eucalipto, los rosales

que enseñan otra vez sus blancas rosas…

Y este dolor que añora o desconfía


20
el temblor de una lágrima reprime,

y un resto de viril hipocresía

en el semblante pálido se imprime.

Serio retrato en la pared clarea

todavía. Nosotros divagamos.

En la tristeza del hogar golpea

el tic-tac del reloj. Todos callamos.

Anexo 2

II

He andado muchos caminos,

he abierto muchas veredas;

he navegado en cien mares,

y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto

caravanas de tristeza,

soberbios y melancólicos

borrachos de sombra negra,

y pedantones al paño

que miran, callan, y piensan

que saben, porque no beben

el vino de las tabernas.

Mala gente que camina


21
y va apestando la tierra…

Y en todas las partes he visto

gentes que danzan o juegan,

cuando pueden, y laboran

sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio,

preguntan adónde llegan.

Cuando caminan, cabalgan

a lomos de mula vieja,

y no conocen la prisa

ni aun en los días de fiesta.

Donde hay vino, beben vino;

donde no hay vino, agua fresca.

Son buenas gentes que viven,

Laboran, pasan y sueñan,

y en un día como tantos,

descansan bajo la tierra.

Anexo 3

XI
Yo voy soñando caminos

de la tarde. ¡Las colinas

doradas, los verdes pinos,

22
las polvorientas encinas!...

¿Adónde el camino irá?

Yo voy cantando, viajero

A lo largo del sendero…

-La tarde cayendo está-,

«En el corazón tenía

la espina de una pasión,

logré arrancármela un día:

ya no siento el corazón».

Y todo el campo un momento

se queda, mudo y sombrío,

meditando. Suena el viento

en los álamos del río.

La tarde más se obscurece;

y en el camino que serpea

y débilmente blanquea

se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir,

«Aguda espina dorada,

quién te pudiera sentir

en el corazón clavada».

Anexo 4
23
XXII
Sobre la tierra amarga,

caminos tiene el sueño

laberínticos, sendas tortuosas

parques en flor y en sombra y en silencio;

criptas hondas, escalas sobre estrellas;

retablos de esperanzas y recuerdos.

Figurillas que pasan y sonríen

-juguetes melancólicos de viejo-;

Imágenes amigas,

a la vuelta florida del sendero,

y quimeras rosadas

que hacen camino… lejos…

Anexo 5

XXXIII
¿Mi amor?... ¿Recuerdas; dime,

aquellos juncos tiernos,

lánguidos y amarillos

que hay en el cauce seco?...

¿Recuerdas la amapola

que calcinó el verano,

la amapola marchita,

24
negro crespón del campo?...

¿Te acuerdas del sol yerto

y el humilde, en la mañana,

que brilla y tiembla roto

sobre una fuente helada?...

Anexo 6

XXXVII

¡Oh, dime, noche amiga, amada vieja,

que me traes el retablo de mis sueños

siempre desierto y desolado, y sólo

con mi fantasma dentro,

mi pobre sombra triste

sobre la estepa y bajo el sol del fuego,

o soñando amarguras

en las voces de todos los misterios,

dime, si sabes, vieja amada, dime

si son mías las lágrimas que vierto!

Me respondió la noche:

Jamás me revelaste tu secreto.

Yo nunca supe, amado,

si eras tú ese fantasma de tu sueño,

ni averigüé si era su voz la tuya,


25
o era la voz de un histrión grotesco.

Dije a la noche: Amada mentirosa,

tú sabes mi secreto;

tú has visto la honda gruta

donde fabrica su cristal mi sueño,

y sabes que mis lágrimas son mías,

y sabes mi dolor, mi dolor viejo.

¡Oh! Yo no sé, dijo la noche, amado,

yo no sé tu secreto,

aunque he visto vagar ese, que dices

desolado fantasma, por tu sueño.

Yo me asomo a las almas cuando lloran

y escucho su hondo rezo,

humilde y solitario,

ese que llamas salmo verdadero;

pero en las hondas bóvedas del alma

no sé si el llanto es una voz o un eco.

Para escuchar tu queja de tus labios

yo te busqué en tu sueño,

y allí te vi vagando en un borroso

laberinto de espejos.

Anexo 7
26
XL

Inventario galante

Tus ojos me recuerdan

las noches de verano,

negras noches sin luna,

orilla al mar salado,

y el chispear de estrellas

del cielo negro y bajo.

Tus ojos me recuerdan

las noches de verano.

Y tu morena carne,

los trigos requemados,

y el suspirar del fuego

de los maduros campos.

Tu hermana es clara y débil

como los juncos lánguidos,

como los sauces tristes,

como los linos glaucos.

Tu hermana es un lucero

en el azul lejano…

Y es alba y aura fría

sobre los pobres álamos


27
que en las orillas tiemblan

del río humilde y manso.

Tu hermana es un lucero

en el azul lejano.

De tu morena gracia,

de tu soñar gitano

de tu mirar de sombra

quiero llenar mi vaso.

Me embriagaré una noche

de cielo negro y bajo,

para cantar contigo,

orilla al mar salado,

una canción que deje

cenizas en los labios…

De tu mirar de sombra

quiero llenar mi vaso.

Para tu linda hermana

arrancaré los ramos

de florecillas nuevas

a los almendros blancos,

en un tranquilo y triste

alborear de marzo.
28
Los regaré con agua

de los arroyos claros,

los ataré con verdes

junquillos del remanso…

Para tu linda hermana

yo haré un ramito blanco.

29

S-ar putea să vă placă și