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Cuidado también puede significar: cultivo, vigilancia y participación, a medida que la semilla se
despliega en la vasta creación que llamamos carácter o personalidad, con una historia, una
comunidad, una lengua o una propia realidad. Así como los granjeros cultivan sus tierras, nuestra
alma necesita suplir necesidades básicas como:
Seguridad
Todos los seres humanos necesitamos sentirnos seguros, pero ¿cómo vamos a producir
seguridad en las personas que están alrededor nuestro, cómo vamos a saber si estamos
recibiendo seguridad en nosotros mismos o si la recibimos durante nuestra infancia?
Recordemos que las necesidades básicas del alma son para toda la vida; la provisión no es
solamente techo y comida, también es escuchar, abrazos, afecto, contacto. Cuando no hay esa
provisión tampoco hay crecimiento espiritual.
Los límites: Aunque parezca contradictorio, los límites nos hacen sentirnos seguros.
Una persona que vive sin límites, sin conocerlos por lo menos, es una persona que crece
con inseguridad. Si usted y yo en nuestro trabajo no poseemos límites claros de nuestras
funciones, límites claros de nuestras responsabilidades, si no se nos dijo: “esto si puedes
hacerlo, esto no puedes hacerlo”, cada vez que tomemos una decisión sentiremos
inseguridad porque no hay límites.
El objetivo del cuidado del alma no es, por consiguiente, adaptarse a normas aceptadas o a una
imagen estadística del individuo sano. La meta, es más bien una vida ricamente elaborada,
conectada con la sociedad y con la naturaleza, entretejida en la cultura de la familia, de la nación
y del planeta.