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23/8/2018 Doctrina

Coleccion: Dialogo con la Jurisprudencia - Tomo 180 - Numero 11 - Mes-Ano: 9_2013

ABANDONO E IMPULSO DEL PROCESO POR PARTE


DEL JUEZ
Alexander RIOJA BERMÚDEZ*
[-]
TEMA RELEVANTE

El autor comparte el criterio de la Sala Suprema en cuanto no se ha configurado el abandono del proceso, toda vez que la
parte actora al absolver el traslado de la devolución de cédula solicitó que se declare rebelde al demandado, situación que
se configuró posteriormente, pero el juez a quo asumió que había transcurrido el plazo sin impulso. Resalta que el
abandono si bien castiga a la inactividad de la parte actora durante el trámite de la instancia, también debe distinguirse si
esta se debe a una actuación pendiente del propio juzgador.

RESOLUCIÓN

CAS. N° 5355-2011-HUÁNUCO. Lima, nueve de octubre de dos mil doce.- LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: vista la causa número cinco mil trescientos cincuenta y cinco, en
audiencia pública llevada a cabo en la fecha, y producida la votación con arreglo a ley, emite la siguiente sentencia:

1. MATERIA DEL RECURSO: Se trata del recurso de casación interpuesto a fojas trescientos dieciocho por el
demandante Jesús Alfonso Guevara Bernal, contra la resolución de vista de fojas trescientos siete, expedida por la Sala
Civil de la Corte Superior de Justicia de Huánuco en fecha veinticuatro de octubre de dos mil once, que confirma la
resolución apelada de fojas doscientos noventa, de fecha diecisiete de agosto de dos mil once, en el extremo que declara
el abandono del proceso seguido por el recurrente contra Rosa Dora Mustiga Zegarra viuda de Melca, sobre obligación de
dar suma de dinero e indemnización por daños y perjuicios.

2. FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE HA DECLARADO PROCEDENTE EL RECURSO DE CASACIÓN: Por


resolución expedida con fecha veintiséis de marzo de dos mil doce, obrante a fojas quince del cuadernillo formado en este
Supremo Tribunal, se declaró procedente el recurso de casación interpuesto por el demandante, por las causales de
infracción normativa procesal de los artículos 350 inciso 5 y 458 del Código Procesal Civil, y del artículo 139 incisos 3 y 5
de la Constitución Política del Estado. El recurrente sustenta las mencionadas causales alegando que si bien por error
solicitaron la expedición de la sentencia en el presente proceso, el juez como director del proceso debió resolver su
pedido haciendo efectivo el apercibimiento decretado en el admisorio de la instancia, al haber solicitado con fecha anterior
(dieciocho de mayo de dos mil seis) la declaración de rebeldía, omisión que no es imputable a su parte, sino al órgano
jurisdiccional, inaplicándose el inciso 5 del artículo 350 del Código Procesal Civil, así como lo previsto en el artículo 458
del citado cuerpo legal que regula la declaración de rebeldía, puesto que estaba pendiente de expedirse la resolución por
el órgano jurisdiccional, lo que afecta su derecho a la tutela jurisdiccional efectiva y el debido proceso.

3. CONSIDERANDO: Primero.- Revisado el recurso de casación se advierte que el actor no admite que pueda
computarse el plazo de abandono, toda vez que el juez del proceso debió resolver su pedido de declaración de rebeldía
de la parte demandada, por lo que en aplicación de los artículos 350 inciso 5 y 458 del Código adjetivo, no procedía la
declaración de abandono al estar pendiente de expedirse una resolución por parte del órgano jurisdiccional.

Segundo.- De lo antes expuesto, la controversia a ser dilucidada por esta Sala de Casación, está referida a establecer, tal
como efectivamente concluyen las instancias de mérito, si se ha producido o no los supuestos de abandono, tomando en
cuenta la actuación procesal.

Tercero.- Del examen de los actuados fluye que: i) Por escrito de fojas setenta y dos, subsanado a fojas noventa y siete,
Jesús Alfonso Guevara Bernal interpone demanda de obligación de dar suma de dinero e indemnización de daños y
perjuicios contra Rosa Dora Mustiga Zegarra viuda de Melca; ii) Por resolución de fojas ciento uno, el Juez del Segundo
Juzgado Mixto de Huánuco admite a trámite la demanda, corriendo traslado de la misma a la parte demandada, a fin de
que comparezca al proceso y absuelva la demanda, bajo apercibimiento de ser declarada rebelde; iii) A fojas ciento treinta
y dos corre el cargo de notificación de la demanda y autoadmisorio dirigido a la demandada vía exhorto a la ciudad de
Lima, en cuyo reverso se deja constancia que la persona con quien se entendió la notificación se negó a firmar, siendo de
advertir que por escrito de fojas ciento cuarenta y uno se efectuó la devolución de la notificación dirigida a la demandada
por parte de una tercera persona, indicando que la demandada no reside en dicho inmueble; iv) A fojas doscientos
cincuenta y dos obra la resolución número seis de veintiocho de abril de dos mil seis, mediante la cual se pone en
conocimiento del demandante la mencionada devolución, a fin de que se pronuncie al respecto, siendo absuelto dicho

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traslado por escrito presentado por el demandante a fojas doscientos cincuenta y cinco, poniéndose los autos a despacho
para resolver mediante resolución de fojas de doscientos cincuenta y siete; v) Por escrito de fojas doscientos sesenta, su
fecha diecinueve de mayo de dos mil seis, el demandante solicita se declare la rebeldía de la demandada haciendo
efectivo el apercibimiento decretado en el autoadmisorio de la demanda; vi) Dicho pedido fue proveído por resolución
número ocho de fojas doscientos sesenta y uno, en el siguiente sentido: “PÍDASE resuelto que sea la devolución de
cédula efectuada en autos”, vii) Asimismo por escrito de fojas doscientos sesenta y cuatro, su fecha diecinueve de enero
de dos mil siete, el demandante solicita al Juzgado que resuelva la devolución de la cédula de notificación dirigida a la
demandada, pedido que es reiterado mediante escrito de fecha veinticuatro de junio de dos mil ocho, obrante a fojas
doscientos sesenta y uno; viii) Por resolución número catorce, de once de agosto de dos mil diez, obrante a fojas
doscientos setenta y ocho, el A quo declara improcedente la devolución de la notificación efectuada a la demandada,
señalando que se tiene por bien notificada a la misma; ix) A fojas doscientos ochenta y cinco obra la razón emitida por la
Técnico Judicial del Juzgado, que da cuenta que las cédulas de notificación de la resolución número catorce dirigidas a la
demandada ha sido devuelta a la Central de Notificaciones, x) Mediante resolución número quince, obrante a fojas
doscientos ochenta y seis, de fecha veintisiete de setiembre de dos mil diez, el a quo pone en conocimiento del
demandante la devolución de cédulas, siendo notificado con dicho acto el cuatro de octubre de dos mil diez, según se
observa del cargo de notificación de fojas doscientos ochenta y siete; xi) A fojas doscientos ochenta y nueve, obra el
escrito presentado por el demandante en fecha doce de agosto de dos mil once, solicitando se expida sentencia; y, xii) A
fojas doscientos noventa, obra la resolución de diecisiete de agosto de dos mil once, mediante la cual el a quo declara el
abandono del proceso, siendo confirmada por resolución de vista de fojas trescientos siete.

Cuarto.- Las instancias inferiores han concluido que ha operado el abandono, toda vez que el último acto procesal se ha
efectuado con fecha veintisiete de setiembre de dos mil diez, al emitirse la resolución número quince, mediante la cual se
pone en conocimiento del actor la razón del notificador de fojas doscientos ochenta y tres, la que no fue absuelta hasta la
fecha, pese a haber sido debidamente notificada al actor, y más bien con el escrito que antecede a la declaración de
abandono el actor solicita se expida sentencia, lo que no opera como impulso procesal de oficio porque los presentes
autos no se encuentran en etapa de expedir sentencia; por lo que al encontrarse el proceso en inactividad durante más de
cuatro meses, sin que la parte demandante haya efectuado ninguna petición durante ese tiempo, es de aplicación el
artículo 346 del Código Procesal Civil.

Quinto.- El artículo 346 del Código adjetivo, en su primer párrafo, regula el instituto procesal del abandono según el cual
cuando el proceso permanezca en primera instancia durante cuatro meses sin que se realice acto que lo impulse, el juez
declarará su abandono de oficio o a solicitud de parte o de tercero legitimado. Por otra parte, el inciso 5 del artículo 350
del mismo cuerpo legal, prescribe que no hay abandono: “En los procesos que se encuentran pendientes de una
resolución y la demora en dictarla fuera imputable al juez, o la continuación del trámite dependiera de una actividad que la
Ley le impone a los auxiliares jurisdiccionales o al Ministerio Público o a otra autoridad o funcionario público que deba
cumplir un acto procesal requerido por el juez”.

Sexto.- De lo expuesto en las normas glosadas precedentemente, se concluye que el abandono provoca la terminación
del proceso sin declaración sobre el fondo en razón de la inactividad procesal de las partes, inactividad que debe ser
injustificada, es decir, debe operar por voluntad propia de las partes, sin que exista una razón o causa extraña a la de los
litigantes.

Sétimo.- En el caso de autos, según la secuencia del proceso, el juez ordenó mediante resolución de fojas ciento uno,
notificar el admisorio de la demanda por exhorto a la parte emplazada cuyo domicilio quedaba en la ciudad de Lima, sin
embargo, al producirse la devolución de las cédulas de notificación, el juez pone en conocimiento de tal hecho al actor,
quien absuelve dicho traslado en sentido negativo, solicitando posteriormente la declaración de rebeldía de la demandada
y la declaración de improcedencia de la devolución mencionada; siendo de advertir que mediante resolución número
catorce el a quo resuelve declarar improcedente la devolución de la notificación del auto admisorio a la parte demandada,
pero no resuelve la declaración de rebeldía, pese a que el artículo 458 del Código Procesal Civil establece que: “Si
transcurrido el plazo para contestar la demanda, el demandado a quien se le ha notificado válidamente esta no lo hace, se
le declarará rebelde”, lo que generó que al haber sido devuelta la notificación de la resolución número catorce hecha a la
emplazada, el a quo procediera a poner nuevamente en conocimiento del actor la nueva devolución para que absuelva el
traslado respectivo, lo cual ha conllevado a la inercia del proceso.

Octavo.- Siendo ello así, la causal de infracción procesal resulta amparable, ya que conforme a lo normado en el inciso 5
del articulo 350 del Código Procesal Civil, no se configura el abandono del proceso cuando la continuación del trámite
dependiera de una resolución que debe ser dictada por el juez, en este caso, la declaración de rebeldía, en aplicación del
artículo 458 del Código adjetivo y de los principios de dirección e impulso del proceso consagrados en el articulo II del
Título Preliminar del mismo cuerpo legal; por lo tanto, al no poderse computar como periodo de inercia procesal la falta de
cumplimiento de un acto imputable al juez de la causa, no resulta razonable considerar que en el caso de autos el último
acto procesal válido para el cómputo del plazo de abandono, fue la notificación a la parte demandante de la resolución
número quince, mediante la cual se le pone en conocimiento una segunda devolución de notificación de la emplazada.

Noveno.- En consecuencia, el hecho de que existiera una resolución pendiente de ser emitida por parte del juez del
proceso, ha dado lugar a que no se verifique ningún tipo de inercia procesal, es decir, a que no exista paralización del
proceso que pudiera generar la declaración de abandono del mismo; por lo que, las resoluciones expedidas por los
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órganos jurisdiccionales inferiores, han contravenido no solo los artículos 350 inciso 5 y 458 del Código Procesal Civil,
sino el artículo 139 incisos 3 y 5 de la Constitución Política del Estado, que garantizan el derecho al debido proceso y a la
motivación de las resoluciones judiciales, debiendo ampararse el recurso de casación por las causales denunciadas. No
obstante, si bien la configuración de la citada causal procesal implicaría el reenvío de los actuados a la instancia
pertinente, sin embargo, teniendo en cuenta la naturaleza del mecanismo procesal que nos ocupa, que solo requiere del
cómputo de los plazos, excepcionalmente debe emitirse pronunciamiento sobre el abandono, atendiendo a la finalidad del
proceso y en aplicación del principio de economía procesal, referido al ahorro de tiempo, gasto y esfuerzo, por lo que
corresponde a este Supremo Tribunal pronunciarse en sede de instancia, conforme a lo dispuesto en el primer párrafo del
artículo 396 del acotado Código Procesal. Siendo ello así, no corresponde declarar el abandono del proceso, en atención
a lo señalado en los considerandos precedentes, debiendo tramitarse el proceso según su estado. Por estos
fundamentos, y en aplicación del artículo 396 del Código Procesal Civil: Declararon FUNDADO el recurso de casación
interpuesto a fojas trescientos dieciocho por el demandante Jesús Alfonso Guevara Bernal, en consecuencia NULO el
auto de vista de fojas trescientos siete, expedido por la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Huánuco en fecha
veinticuatro de octubre de dos mil once y, actuando en sede de instancia REVOCARON el auto apelado de fojas
doscientos noventa, de fecha diecisiete de agosto de dos mil once, que declara el abandono del proceso y por concluido
el mismo; REFORMÁNDOLO, declararon IMPROCEDENTE el ABANDONO ordenado de oficio; DISPUSIERON que
continúe el proceso según su estado; ORDENARON la publicación de la presente resolución en el diario oficial El
Peruano conforme a Ley; en los seguidos por Jesús Alfonso Guevara Bernal contra Rosa Dora Mustiga Zegarra viuda de
Melca, sobre obligación de dar suma de dinero e indemnización por daños y perjuicios; y los devolvieron; interviniendo
como ponente el señor Juez Supremo Rodríguez Mendoza.- SS. TÁVARA CÓRDOVA, RODRÍGUEZ MENDOZA,
HUAMANÍ LLAMAS, CASTAÑEDA SERRANO, CALDERÓN CASTILLO.

___________________________

* Juez del Primer Juzgado Especializado en lo Civil de Maynas. Docente universitario. Colaborador de Dialogo con la
Jurisprudencia.

ANÁLISIS Y CRÍTICA JURISPRUDENCIAL

I. PRESENTACIÓN DEL CASO Y FORMULACIÓN DEL PROBLEMA

En el presente caso se trata del recurso de casación interpuesto por el demandante Jesús Alfonso Guevara Bernal, contra
la resolución de vista, expedida por la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Huánuco que confirma la resolución
apelada en el extremo que declara el abandono del proceso.

El Colegiado Supremo declaró procedente el recurso de casación interpuesto por el demandante, por las causales de
infracción normativa procesal de los artículos 350 inciso 5 y 458 del Código Procesal Civil, y del artículo 139 incisos 3 y 5
de la Constitución Política del Estado. El recurrente sustenta las mencionadas causales alegando que si bien por error
solicitaron la expedición de la sentencia en el presente proceso, el juez como director del proceso debió resolver su
pedido haciendo efectivo el apercibimiento decretado en el admisorio de la instancia, al haber solicitado con fecha anterior
la declaración de rebeldía, omisión que no es imputable a su parte, sino al órgano jurisdiccional, inaplicándose con ello el
inciso 5 del artículo 350 del Código Procesal Civil, así como lo previsto en el artículo 458 del citado cuerpo legal que
regula la declaración de rebeldía, puesto que estaba pendiente de expedirse la resolución por el órgano jurisdiccional, lo
que afecta su derecho a la tutela jurisdiccional efectiva y el debido proceso, por lo que la controversia a ser dilucidada por
la Sala de Casación, es establecer, si tal como efectivamente concluyen las instancias de mérito, si se ha producido o no
los supuestos para la declaración de abandono.

Como bien sabemos, el proceso solo se promueve a iniciativa de parte, la que invocará interés y legitimidad para obrar, es
decir que salvo excepciones de la norma procesal es el interesado quien da inicio al proceso y debe participar de la
secuela del mismo impulsando su desarrollo a fin de conseguir se ampare su pretensión, sin embargo, la finalidad del
proceso contenida en la norma procesal se ve truncada cuando el proceso se detiene por la inactividad procesal la cual
puede tener su origen en una de las partes o en el órgano jurisdiccional.

En ese sentido, Chiovenda1 señalaba que “la inactividad debe ser inactividad de parte (voluntaria o involuntaria, no
importa), no del juez, puesto que si la simple inactividad del juez pudiese producir la caducidad, sería remitir al arbitrio de
los órganos del estado la cesación del proceso, por lo tanto debe decirse que la actividad de los órganos jurisdiccionales,
basta para mantener en vida al proceso, pero su inactividad no basta para hacerlo desaparecer, cuando durante la
inactividad de los órganos públicos (...) las partes no pueden realizar actos de desarrollo del proceso”.

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La figura del abandono se encuentra dentro de los parámetros de la inactividad procesal ya que esta implica una
paralización absoluta del proceso por omisión tanto de las partes o del órgano jurisdiccional dentro del plazo de cuatro
meses tal como lo prescribe el artículo 346 del Código Procesal Civil.

Para Falcón el abandono2 “[e]s una institución procesal aplicable a los procesos dispositivos, en virtud de la cual, ante la
inactividad de la parte sobre quien pesa la carga de operar el procedimiento, durante determinado lapso, de oficio o a
pedido de parte contraria, el tribunal puede declarar el cese el curso de la instancia”.

La ejecutoria bajo análisis desarrolla la figura del abandono y el cómputo del plazo que debe tenerse en cuenta para su
declaración.

Nuestra norma procesal civil regula la figura procesal del abandono en sus artículos 346 a 354, como una de las formas
especiales de conclusión del proceso. Así también, lo ha precisado nuestro Supremo Tribunal al señalar que: “El
abandono es una de las formas especiales de conclusión del proceso que extingue la relación procesal y que se produce
después de un periodo de tiempo en virtud de la inactividad de las partes”3.

El abandono es una institución del derecho procesal que constituye una excepción a lo establecido en el artículo II del
Título Preliminar del Código Procesal Civil, es decir, que el proceso se impulsa de oficio. Por lo tanto, el abandono debe
darse solo en el supuesto en que el proceso se encuentre totalmente detenido por causa imputable a las partes.

Así, también lo ha precisado el Colegiado Supremo en la jurisprudencia bajo comento, al indicar que el segundo párrafo
del articulo II del Titulo Preliminar del Código Procesal Civil establece: “El juez debe impulsar el proceso por si mismo,
siendo responsable de cualquier demora ocasionada por su negligencia. Están exceptuados del impulso de oficio los
casos expresamente señalados en este Código”; en esa línea, el principio del impulso oficial, al que alude la disposición
citada, está vinculado con las facultades y deberes de los que está premunido al juez para conducir el proceso, desde la
presentación de la demanda y la verificación de los hechos controvertidos, hasta la finalización del proceso; pero de
ninguna forma importa que este deba sustituirse en la actuación procesal de las partes. Es decir, que el juez debe
limitarse a cumplir con los actos procesales a los cuales la norma le obliga a realizar al interior del proceso sea de oficio o
como consecuencia de la realización de un acto procesal de una de las partes o de terceros legitimados, a los cuales
debe dar respuesta oportuna mediante resolución correspondiente.

De igual forma precisa que por su parte, los principios de economía y celeridad procesal previstos en el artículo V del
Título Preliminar del Código Procesal Civil tienen como objetivo hacer efectivo y lograr la finalidad del proceso, configura
el ahorro de tiempo, gasto y esfuerzo respectivamente. Cabe agregar que el principio de celeridad, es la expresión
concreta de la economía por razón de tiempo y se expresa a través de diversas instituciones del proceso, por ejemplo: la
perentoriedad o improrrogabilidad de los plazos o el impulso del proceso por parte del juez.

El caso descrito nos permite presentar para la discusión la siguiente interrogante: ¿La declaración de rebeldía es una
omisión imputable a la parte o al órgano jurisdiccional?

II. ABANDONO DEL PROCESO: ANÁLISIS

1. Abandono e inactividad

Conforme ha precisado la norma procesal civil el abandono constituye una de las formas especiales de conclusión del
proceso. El Colegiado en la sentencia materia de análisis ha precisado en su sexto considerando que “(…) el abandono
provoca la terminación del proceso sin declaración sobre el fondo en razón de la inactividad procesal de las partes,
inactividad que debe ser injustificada, es decir, debe operar por voluntad propia de las partes, sin que exista una razón o
causa extraña a la de los litigantes”.

La paralización total del trámite judicial implica inactividad procesal, esta paralización puede darse por diversas
circunstantes sobre todo cuando queda pendiente la realización de determinado acto procesal que no le compete a las
partes, o cuando estas así lo solicitan, también cuando se encuentra pendiente la realización de una actividad por parte
del órgano jurisdiccional. En tal sentido, el hecho de que existiera una resolución pendiente de ser emitida por parte del
juez del proceso, daría lugar a que no se verifique ningún tipo de inercia procesal, es decir, a que no exista paralización
del proceso que pudiera generar la declaración de abandono.

Sin embargo, debe tenerse en cuenta que para que opere la figura del abandono, la inactividad debe ser continua durante
el plazo que señala el artículo 346 del CPC, esto es, cuatro meses; es decir que durante dicho periodo de tiempo no debe
darse acto alguno que implique un impulso del proceso y sea considerado así, por lo que no cualquier acto procesal
implica u origina un impulso del proceso, así por ejemplo el cambio de abogado, la variación de domicilio procesal, los
cuales constituyen actos que no tienen por efecto la interrupción del plazo del abandono y determina la iniciación de un
nuevo plazo, por lo tanto logran neutralizar el tiempo transcurrido con anterioridad.

Para la constitución del abandono es necesaria la existencia de una instancia; la inactividad procesal absoluta o actividad
jurídicamente no idónea; el transcurso del plazo legal con inactividad absoluta y el pronunciamiento de una resolución que

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declare la conclusión del proceso como consecuencia de la inactividad absoluta.

2. Impulso de oficio del juez

Si bien esa inactividad procesal hace presumir el desinterés de las partes en el proceso y por ende se manifieste el
abandono, debe tenerse en cuenta también que actos deben ser de obligatoria realización por parte del juez al interior del
proceso judicial, de tal forma que quede liberado de los deberes que le impone la norma procesal y así evitar la existencia
de procesos judiciales inconclusos y que generan una carga muerta en los despachos judiciales.

En tal sentido, tal como lo ha precisado el Colegiado Supremo, el segundo párrafo del articulo II del Titulo Preliminar del
Código Procesal Civil establece: “El juez debe impulsar el proceso por sí mismo, siendo responsable de cualquier demora
ocasionada por su negligencia. Están exceptuados del impulso de oficio los casos expresamente señalados en este
Código”; en esa línea, el principio del impulso oficial, al que alude la disposición citada, está vinculado con las facultades y
deberes de los que está premunido al juez para conducir el proceso, desde la presentación de la demanda y la
verificación de los hechos controvertidos, hasta la finalización del proceso; pero de ninguna forma importa que este deba
sustituirse en la actuación procesal de las partes. Por su parte, los principios de economía y celeridad procesal previstos
en el artículo V del Título Preliminar del Código Procesal Civil tienen como objetivo hacer efectivo y lograr la finalidad del
proceso, configura el ahorro de tiempo, gasto y esfuerzo respectivamente; cabe agregar que el principio de celeridad, es
la expresión concreta de la economía por razón de tiempo y se expresa a través de diversas instituciones del proceso, por
ejemplo: la perentoriedad o improrrogabilidad de los plazos o el impulso del proceso por parte del juez.

Para Devis Echeandía4 el abandono, o perención como lo denomina, “es una sanción al litigante moroso, y responde a un
principio de economía procesal y de certeza jurídica, para impulsar la terminación de los pleitos”. Sin embargo ello dista
de la finalidad que tiene el proceso, es decir, resolver un conflicto o una incertidumbre, ambas con relevancia jurídica,
situación que no se manifiesta cuando el juez declara el abandono del proceso, si bien conforme lo señala Marianella
Ledesma “desde un punto de vista axiológico, el abandono es entendible a fin de hacer prevalecer la paz y la seguridad
jurídica; optar por una posición contraria al abandono implicaría mantener la permanencia de la discordia y la
inseguridad”.

Al respecto, la citada autora trae a colación lo señalado por la Sala Civil de la Corte Suprema que ha pronunciado la
Casación Nº 508-985 en el caso Banco Agrario del Perú en liquidación con Palmex S.A. sobre obligación de dar suma de
dinero, que “si en el proceso se logran los fines abstractos y concretos establecidos legalmente, perpetuarlo por la
negligente inactividad de una de las partes resultaría contradictorio, por lo que el abandono como una de las formas
especiales de conclusión del proceso resulta también aplicable para el propio Estado, en aras de favorecer la seguridad
jurídica, pues, caso contrario, todo derecho subjetivo permanecería incierto”.

Sin embargo, consideramos que debe tenerse en cuenta que no existe solución alguna para las partes en la declaración
de abandono, sino la vigencia del conflicto no resuelto sobre el fondo, ya que si bien se castiga a la parte no diligente en
el proceso, que es la parte demandante en principio, al declararse el abandono, esta se verá obligada nuevamente a
interponer su pretensión y transitar por el decurso del proceso ya ganado y generar mayores gastos al Estado, salvo que
su pretensión haya caducado o prescrito, pero ciertamente no cumple con la finalidad del proceso.

Pese a que la norma procesal consagra el principio de iniciativa de parte (artículo IV del TP del CPC) el juez se encuentra
constreñido como director del proceso a tomar las medidas necesarias a fin de lograr la finalidad del proceso, en tal
sentido debe vigilar que el trámite de los procesos judiciales se lleve a cabo dentro de los plazos legales. Sin embargo, la
carga procesal y la falta de impulso por parte de los abogados y litigantes hace que muchos procesos quede en los
anaqueles de los archivos modulares durmiendo el sueño de los justos, y que pese a las depuraciones que se realizan
periódicamente o visitas judiciales se llega a advertir la falta de movimiento de los procesos judiciales.

En tal sentido, Palacio6, al referirse al abandono, señala que “ella instituye un sistema de impulso procesal mixto, en cuya
virtud el principio de impulso oficial funciona en forma concurrente con el impulso de parte; por lo tanto, sin perjuicio de las
facultades conferidas al órgano judicial la parte que da vida a un proceso debe asumir la carga de urgir su
desenvolvimiento y decisión porque de lo contrario expone a la otra parte a la pérdida de tiempo y dinero que implica una
instancia indefinida abierta e impone a los órganos judiciales una actitud de incierta expectativa con respecto a los
deberes que les conciernen”. Es decir, debe existir un interés tanto de las partes de darle el movimiento al proceso a fin
de que sus pretensiones puedan ser satisfechas mediante resolución correspondiente y del órgano jurisdiccional que
cumpliendo con las obligaciones que impone la norma procesal respecto de sus actuaciones ambos logren la finalidad
concreta del proceso.

3. Presupuestos para la declaración de abandono

Siguiendo a la profesora Marianella Ledesma existen determinados presupuestos que deben tenerse en cuenta a fin de
que opere la figura del abandono, a saber:

3.1. La existencia de un proceso en giro en primera instancia. Este constituye uno de los supuestos que precisa el
artículo 350 del Código Procesal Civil sobre la improcedencia del abandono. Ello implica que no procede la figura del
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abandono cuando el proceso se encuentra en segunda instancia ya que es en esta donde se resuelve el recurso de
apelación formulado por una de las partes y no podría quedar al arbitrio de una inacción de las partes o del órgano
jurisdiccional la decisión de segunda instancia.

3.2. Que el proceso no se encuentre en fase de ejecución. Otro de ellos es que el proceso no se encuentre en
ejecución de sentencia y que las pretensiones sean imprescriptibles.

El hecho de que se encuentre abierta una instancia no implica necesariamente que la inactividad procesal que durante
ella se verifique determine su caducidad. Esta última no se produce cuando el proceso está pendiente de alguna
resolución y la demora en dictarla es imputable al órgano. Tiene fundamento no en el hecho de que la instancia se extinga
a raíz de adquirir carácter firme la sentencia definitiva, sino en la consideración de que esta soluciona el conflicto que
motivó la pretensión procesal y hace desaparecer fundamentalmente la inseguridad y la discordia provocadas por la
indefinición de aquel.

En ese sentido, la Casación Nº 962-977 recaída en el caso César Guerrero Rojas con Instituto de Desarrollo del Sector
Informal - IDESI sobre ejecución de garantías precisó: “En los procesos que se encuentren en ejecución de sentencia no
procede la declaración de abandono, lo cual es lógico, en la medida en que contiene la sentencia la declaración de los
derechos sustanciales, poniéndose fin al conflicto de intereses a la incertidumbre jurídica suscitada entre las partes del
litigio; por consiguiente desaparece en la ejecución de la sentencia el impulso procesal que al vigor del principio
dispositivo las partes están normalmente obligadas”.

Respecto a la naturaleza imprescriptible del proceso, en los seguidos por la Dirección de Vivienda y Construcción-Cusco y
Sucesión de don Francisco Bueno Zárate y otro se ha señalado: “Si bien el plazo de paralización venció con notable
exceso; también lo es, que estando a la naturaleza de la pretensión acumulada de reivindicación, no procedía amparar un
pedido de abandono por la naturaleza imprescriptible de su pretensión, de conformidad con lo que dispone el artículo 927
del Código Civil”8.

Del mismo modo en los seguidos por Matilde Sandoval Bejarano contra Fortunato Márquez Córdova en la Ejecutoria Nº
100-98 se precisó que: “El a quo, al dictar la resolución que declara el abandono no ha tenido en cuenta lo dispuesto en el
inciso 3 del artículo 350 del Código Procesal Civil, que prescribe que no hay abandono en los procesos en que se
contiendan pretensiones imprescriptibles; (...) la presente contienda es sobre petición de herencia, la misma que es
imprescriptible estando a lo dispuesto en el artículo 664 del Código Civil, consecuentemente en este proceso no hay
abandono”9.

3.3. La inactividad procesal. Otro presupuesto sustancial del abandono es la inactividad procesal, entendida esta como
la paralización total del trámite judicial, es decir, la ausencia de acto alguno por ambas partes o por el órgano judicial.
Debe tenerse en cuenta también, lo señala Ledesma, que para declarar la inactividad procesal, la falta de idoneidad de
los actos para impulsar el procedimiento; esto es, la mera existencia de actividad procesal no es suficiente para negar el
abandono sino que ella debe estar orientada al impulso procesal. Asimismo, esta inactividad debe ser continua durante
los plazos que la ley establece, por consiguiente cualquier petición formulada por las partes, resolución del órgano judicial
o actuaciones de los auxiliares jurisdiccionales, siempre que resulte adecuada para impulsar el desarrollo del proceso y
que se verifique con anterioridad al vencimiento del plazo, tiene por efecto la interrupción de la caducidad y determina la
iniciación del curso de un nuevo plazo de igual dimensión, quedando de tal suerte neutralizado el tiempo transcurrido con
anterioridad.

La intención del Código Procesal Civil es clara: el impulso del proceso debe implicar una auténtica demostración –sea del
actor o del demandado– que quieren continuar con la tramitación del proceso. De esta manera, en forma correcta el
código establece que los actos como el pedido de copias certificadas o el señalamiento de nuevo domicilio no resultan
idóneos para impulsar el proceso.

3.4. Tiempo de inactividad. La inactividad debe producirse durante cuatro meses en primera instancia según el artículo
346 del Código Procesal Civil. Desde ya esta limitación nos lleva a negar la posibilidad de la caducidad en otras instancias
diversas a la primera. Para computar el plazo se toma en cuenta la fecha de la última petición realizada por alguna de las
partes, o resolución o actuación del órgano jurisdiccional que en primera instancia tuviese por efecto impulsar el
procedimiento; sin embargo, este plazo se interrumpe por las peticiones formuladas por las partes, las resoluciones
dictadas por el órgano judicial y los actos provenientes de los auxiliares de este último, siempre que revistan aptitud para
hacer avanzar al proceso a través de las diversas etapas que lo integran.

3.5. Decisión judicial. Finalmente, el abandono requiere de una decisión jurisdiccional que lo constituya, es decir, que
solo el transcurso del tiempo (cuatro meses) sin actividad procesal no permite que esta se configure, sino que requiere de
una resolución judicial que así lo declare, ya que pese a haber transcurrido el plazo y sin que ninguna de las partes lo pida
y sin que haya resolución del juez en tal sentido puede impulsarse y reactivarse nuevamente el proceso. Por lo tanto,
conforme lo señala Ledesma, esta resolución es una de carácter declarativa de abandono, reviste carácter constitutivo y
solo produce efectos hacia el futuro. Así también se ha señalado en sede judicial al precisarse que: “El pedido de
abandono debe hacerse valer oportunamente, porque el tiempo transcurrido se cuenta desde la última actuación que
impulsa del proceso, y no puede hacerse valer en forma extemporánea, con relación a un lapso de tiempo que ha
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quedado recluso dentro de la tramitación del proceso, porque con posterioridad se han expedido acciones que lo activan;
si así no fuera, significaría que un pedido de abandono podría reservarse para hacerlo valer a conveniencia”10.

4. Interrupción del abandono

Tal como se había precisado constituye un presupuesto para la declaración de abandono que exista una inactividad
procesal durante un plazo de cuatro meses y que exista una resolución que así lo declare, sin embargo debe tenerse
presente que no cualquier acto da impulso al proceso, por lo que el mismo debe ser idóneo, es decir, que sea lo
suficientemente trascendente para interrumpir el plazo legal en el abandono y por ende, se encuentre orientado a darle un
impulso efectivo.

En tal sentido, solo serán considerados como tales aquellos actos procesales que verdaderamente den impulso al
proceso y no meros actos procesales que no implican que el mismo pueda caminar o encaminarse a la finalidad del
proceso, por ende, no pueden ser considerados actos que interrumpan el plazo del abandono, el cambio de letrado; el
pedido de copias certificadas; el señalar un nuevo domicilio; los depósitos efectuados en consignación; el diligenciamiento
de medidas cautelares; el apersonamiento de un sujeto procesal, la presentación del apoderado de una de las partes; los
pedidos de renuncia al patrocinio del letrado; el pedido de regulación de honorarios de perito; y en general, todas aquellas
peticiones inoperantes o extemporáneas que no estén orientadas al impulso del proceso.

En cuanto al impulso de un proceso con medida cautelar, la Sala Civil de la Corte Suprema ha establecido la Casación Nº
2573-9911 en el caso Bancosur con P. Suey ras, Agente de Aduanas S.A. sobre pago de soles, que “la afirmación que a
través del proceso de medida cautelar se ha impulsado el proceso ejecutivo sobre obligación de dar suma de dinero no
tiene sustento, ya que dado el carácter autónomo del citado proceso cautelar, este no puede influir en el principal ya que
se adopta bajo determinados supuestos procesales y con procedimiento que difiere del principal”.

Del mismo modo en la corte Suprema se ha precisado: “El artículo 346 de la Ley Procesal que establece que cae en
abandono el proceso cuando transcurra el plazo de cuatro meses sin que se realice acto que lo impulse debe ser
concordado con el texto claro e inequívoco del artículo 120 del mismo ordenamiento legal que indica cuáles son los actos
procesales a través de los que se impulsa el proceso, los mismos que pueden ser decretos, autos y sentencias”12.

III. LA DECLARACIÓN DE REBELDÍA, ¿ES O NO IMPUTABLE A LAS PARTES EN EL PROCESO?

Al respecto debe tomarse en cuenta que el artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Civil establece que: “(...) el
juez debe impulsar el proceso por sí mismo, siendo responsable de cualquier demora realizada por su negligencia (...)”.
Es decir que el juez como director del proceso se encuentra en la obligación de hacer que el proceso se desarrolle dentro
de los plazos legales establecidos en la norma procesal y cumplir con sus etapas. Ello toda vez que debido a la carga
procesal con la que se cuentan en los despachos judiciales resulta casi imposible que se pueda realizar las actuaciones
judiciales dentro de los parámetros que señala el Código Procesal Civil. La norma procesal tomó unos parámetros que se
encuentran desactualizados con nuestra realidad, pues cada despacho debería contar con no más de 600 expedientes en
trámite para cumplir con los plazos que la norma impone, sin embargo, en promedio cada secretaría puede manejar entre
mil a dos mil expedientes, teniendo en cuenta además que cada magistrado cuenta con tres secretarías por despacho.
Entonces poder exigir al juez que cumpla con los plazos legales en la expedición de las resoluciones y actuaciones
judiciales resulta más que exagerado, casi imposible en muchas sedes judiciales; sin embargo, se trabaja para ello pese a
las condiciones en las que se labora, la ausencia de personal debidamente preparado, la falta de material logístico, etc.,
aunado al hecho de que existen letrados que buscan dilatar los procesos judiciales, a la pérdida de tiempo en absolver
quejas de carácter jurisdiccional o quejas relativas a demoras procesales que no son trascendentales o no rebasan el
llamado plazo razonable.

Asimismo, el artículo 50 de la norma procesal civil establece que es deber del juez: “Dirigir el proceso, velar por su rápida
solución, adoptar las medidas convenientes para impedir su paralización y procurar la económica procesal”. En tal
sentido, debe evitarse que el proceso pueda caer en abandono siempre que respecto de él se encuentre pendiente la
realización de cualquier acto procesal. Ello no descarta la actividad procesal de las partes, toda vez que son estas las
interesadas que el proceso se resuelva, por lo que estas son las impulsadoras naturales del proceso, siendo su iniciativa
indispensable para que el juez emita las resoluciones a las que por ley se encuentra obligado.

El artículo 458 del Código Procesal Civil establece que: “Si transcurrido el plazo para contestar la demanda, el
demandado a quien se le ha notificado válidamente esta no lo hace, se le declarará rebelde (...)”. Esta norma establece la
obligación por parte del órgano jurisdiccional de expedir la resolución de rebeldía en el caso que la parte demandad no
haya contestado la demanda, es una consecuencia dentro del desarrollo del proceso judicial que le es imputable al juez
ya que dentro de la etapa postulatoria tanto el auto que admite la demanda como la que admite al contestación, o en su
caso la ausencia de esta, determina que el juez emita el auto correspondiente (rebeldía) para continuar con la secuela del
proceso.

En el caso materia de análisis se advierte que el a quo ordenó notificar el admisorio de la demanda por exhorto a la parte
emplazada cuyo domicilio quedaba en la ciudad de Lima. Sin embargo, al producirse la devolución de las cédulas de
notificación (de la demanda), el juez pone en conocimiento de tal hecho al actor, este, absuelve dicho traslado en sentido
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negativo, solicitando posteriormente la declaración de rebeldía de la demandada y la declaración de improcedencia de la


devolución mencionada. Asimismo, conforme la secuela del proceso el a quo resuelve declarar improcedente la
devolución de la notificación del auto admisorio a la parte demandada, sin embargo no da cuenta de la solicitud de
rebeldía, la cual se encuentra establecido en el artículo 458 del Código Procesal Civil, lo que generó que al haber sido
devuelta la notificación de la resolución número catorce hecha a la emplazada, el a quo procediera a poner nuevamente
en conocimiento del actor la nueva devolución para que absuelva el traslado respectivo, lo cual ha conllevado a la inercia
del proceso.

Si se tiene en cuenta que en el inciso 5 del artículo 350 del Código Procesal Civil se establece que no se configura el
abandono del proceso cuando la continuación del trámite dependiera de una resolución que debe ser dictada por el juez,
en este caso, la declaración de rebeldía, en aplicación del artículo 458 del Código adjetivo y de los principios de dirección
e impulso del proceso consagrados en el articulo II del Título Preliminar del mismo cuerpo legal; en consecuencia, al no
poderse computar como periodo de inercia procesal la falta de cumplimiento de un acto imputable al a quo, no resulta
razonable considerar que en el caso de autos el último acto procesal válido para el cómputo del plazo de abandono, fue la
notificación a la parte demandante de la resolución número quince, mediante la cual se le pone en conocimiento una
segunda devolución de notificación de la emplazada.

En tal sentido, la Corte Suprema ha advertido que el hecho de que existiera una resolución pendiente de ser emitida por
parte del juez del proceso, ha dado lugar a que no se verifique ningún tipo de inercia procesal, es decir, a que no exista
paralización del proceso que pudiera generar la declaración de abandono de este; por lo que las resoluciones expedidas
por los órganos jurisdiccionales inferiores, han contravenido no solo los artículos 350 inciso 5 y 458 del Código Procesal
Civil, sino el artículo 139 incisos 3 y 5 de la Constitución Política del Estado, que garantizan el derecho al debido proceso
y a la motivación de las resoluciones judiciales, debiendo ampararse el recurso de casación por las causales
denunciadas.

Asimismo, precisa el colegiado que si bien la configuración de la citada causal procesal implicaría el reenvío de los
actuados a la instancia pertinente, sin embargo, teniendo en cuenta la naturaleza del mecanismo procesal que les ocupa,
el cual solo requiere del cómputo de los plazos, excepcionalmente debe emitirse pronunciamiento sobre el abandono,
atendiendo a la finalidad del proceso y en aplicación del principio de economía procesal, referido al ahorro de tiempo,
gasto y esfuerzo, por lo que corresponde al Supremo Tribunal pronunciarse en sede de instancia, conforme a lo dispuesto
en el primer párrafo del artículo 396 del acotado Código Procesal. Siendo ello así, no corresponde declarar el abandono
del proceso, en atención a lo señalado en los considerandos precedentes, debiendo tramitarse el proceso según su
estado.

Dicha decisión resulta acorde a derecho ya que la inactividad del proceso no se debió a las partes procesales ya que era
el órgano jurisdiccional (el juez) quien debió declarar la rebeldía que oportunamente solicitó la parte demandante ante el
hecho procesal de la devolución de cedulas, que si bien fue esta declarada improcedente, correspondía continuar con la
secuela del proceso y al no advertirse contestación por parte del demandado era consecuencia del proceso y obligación
del juez declarar su rebeldía a fin de continuar con el trámite procesal.

Teniendo en cuenta que para determinar desde qué momento debe computarse el plazo para declarar el abandono
debemos recurrir al artículo 348 del Código Procesal Civil, que establece que “el abandono opera por el solo transcurso
del plazo desde la última actuación procesal o desde notificada la última resolución”. En el caso materia de análisis, no se
había expedido la resolución a la que se encontraba obligado el juez a expedir en el proceso, razón por la cual no podría
considerarse como plazo válido la notificación con la resolución que dispone el traslado de la segunda devolución de
cédula; no podría considerarse como tiempo para computar el plazo del abandono ya que se encontraba pendiente
expedir el auto de rebeldía.

Conforme se ha señalado en ejecutoria diversa: “A la fecha en que se emite la resolución que declara el abandono se
encontraba pendiente una actuación por parte de un órgano de auxilio judicial, por lo que la demora no es imputable a las
partes, sino que por el contrario es el juzgador quien debió utilizar los apremios que la ley le franquea a fin de evitar la
demora del proceso”13.

Por lo tanto consideramos que bien hizo la Sala de la Corte Suprema al precisar que la inactividad del proceso no
imputable a la parte recurrente, por lo que correspondía al juez de origen expedir el auto de rebeldía de la parte
demandada toda vez que el a quo en uso de sus facultades está obligado a adoptar la medidas convenientes para impedir
la dilación del proceso.

CONCLUSIONES

1. El abandono constituye una de las formas anormales de conclusión del proceso surgido como consecuencia de la
inactividad o inacción de las partes en el proceso durante determinado lapso de tiempo que determina la perención de la
instancia. Sin embargo, debemos señalar que esta misma figura es recogida en otras legislaciones bajo la denominación
de caducidad de la instancia.

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2. En el abandono convergen diversos presupuestos, como la existencia de una instancia, la inactividad procesal absoluta
o actividad jurídicamente no idónea, el transcurso del plazo legal con inactividad absoluta y la ausencia en el
pronunciamiento del órgano jurisdiccional no puede ser motivo para que se declare la conclusión del proceso al no serle
imputable a la parte.

3. Para declarar el abandono debe apreciarse no solo la inactividad procesal, sino que esta no sea idónea para impulsar
el procedimiento. Cualquier pedido ante el juez no tiene carácter de impulso del proceso.

4. La declaración de rebeldía constituye un auto cuya obligación corresponde ser expedido por el juez de la causa, la que
incluso debe ser de oficio cuando no hay contestación.

5. El órgano jurisdiccional se encuentra en la obligación de dar sustanciación al proceso cuando se encuentre pendiente
de realizar un acto que se le imputa a este, en este caso la expedición del auto de rebeldía.

___________________________

1 CHIOVENDA, Giuseppe. Princípios de Derecho Procesal Civil. Tomo II, Editorial Reus S.A., Madrid, 1925, p. 385.

2 FALCÓN, Enrique. Caducidad o perención de la instancia. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1989, p. 11.

3 Cas. N° 2573-99-Lima (El Peruano, 28/08/2000).

4 DEVIS ECHEANDÍA, Hernando. Compendio de Derecho Procesal - Teoría General del Proceso. Tomo I, 13ª edición,
Dike, Medellín, 1993, p. 588.

5 Cas. Nº 508-98-Loreto (El Peruano, 06/07/2000).

6 PALACIO, Lino. Derecho Procesal Civil. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, Tomo 4, p. 216.

7 Cas. Nº 962-97-Lambayeque (El Peruano, 07/11/1998).

8 Cas. N° 756-99-Cusco.

9 “Tendencias Jurisprudenciales: Abandono”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Nº 153.

10 Cas. N° 2461-2002 (El Peruano, 03/05/2005).

11 Cas. Nº 2573-99-Lima (El Peruano, 24/08/2000).

12 Cas. N° 769-96 Lima.

13 “Tendencias Jurisprudenciales: Abandono”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Nº 153.

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