Sunteți pe pagina 1din 4

¿Cuánto vale

Mucho se ha argumentado
sobre “la conservación contra
el desarrollo”. En realidad,
los dos apuntan a la misma

la biodiversidad?
meta: el bienestar humano.
La conservación protege los
servicios que la naturaleza nos
ofrece. La pregunta es ¿se puede
expresar en pesos el valor de
estos servicios?

En un pasado reciente, los ambienta-


listas argumentaban que los ecosis-
temas y las especies no tenían precio.
Esperaban poner estos recursos por
encima de cualquier discusión eco-
nómica y así garantizar su conserva-
ción. Pero la realidad era otra. Como
los ecosistemas y las especies no te-
nían precio, no tenían valor. Cuando
se propusieron proyectos de desarro-
llo con grave impacto ambiental, los
tomadores de decisiones se encontra-
ron con dos posiciones: cifras a favor
y palabras en contra. Una y otra vez
ganaron las cifras, se aprobaron pro-
yectos a pesar del daño a los bosques,
páramos, llanos y ríos.

En los últimos veinte años esta di-


námica ha venido cambiando. Desde
las ciencias naturales siempre se ha
entendido que nuestras vidas depen-
den de la biodiversidad, es decir, de
los ecosistemas, la flora, la fauna y
los microorganismos. En la actuali-
dad, desde la economía, se han de-
sarrollado distintos métodos para la
valoración de la biodiversidad en tér-
minos monetarios, herramientas que
les permiten a empresas y gobiernos
incluir el costo ambiental en sus ac-
tividades.

#1
La biodiversidad en tus manos
es una serie de documentos informativos,
producida por el Instituto Humboldt.
El valor de la
biodiversidad
La biodiversidad es la variabilidad de organismos vivos, ya sean terres-
tres, marinos o acuáticos, y las estructuras ecológicas que los soportan
como los bosques, arrecifes, humedales y sabanas. Nuestro bienestar
depende de esta biodiversidad por varias razones:

Productos naturales: La biodiversidad nos ofrece innumerables pro-


ductos para nuestro consumo y bienestar: madera, alimentos cultivados,
peces y agua, entre muchos otros.

Protección: Los ecosistemas nos protegen de diversos tipos de ame-


nazas. Los manglares y humedales, por ejemplo, actúan como defensas
naturales contra las inundaciones.

Reciclaje natural: La biodiversidad recicla nuestros residuos, inclu-


yendo el CO2 que emitimos a la atmósfera.

Recreación: Observar un colibrí o un venado, caminar por un sendero


ecológico, bañarse en un río… son actividades de contacto con la natura-
leza que nos refrescan y nos relajan.

Opciones futuras: Sólo hemos identificado y estudiado una propor-


ción pequeña de las especies. Muchas podrían tener gran importancia
para la ciencia, la medicina o la seguridad alimentaria, pero tenemos
que conservarlas para estudiarlas, entenderlas y buscar la mejor mane-
ra de aprovecharlas después.

Un legado para nuestros nietos: ¿Quién quiere entregar un planeta


sin bosques, sin jaguares o sin ballenas a las generaciones futuras? Que-
remos que las especies y los ecosistemas existan y que nuestros nietos
tengan la oportunidad de apreciarlos.

A 33 billones de dólares asciende el valor anual de los servicios que


suministra la biodiversidad, según un estudio de Robert Costanza y co-
laboradores, publicado en 1997. La cifra es equivalente a dos veces el PIB
mundial de ese año.
¿Es posible dar un valor económico al ambiente?
Sí. Cuando un servicio es importante, las personas están dispuestas a pa-
gar por él. Así pasa con la educación y así debe ser con el medio ambiente.

¿Darle un valor al medio ambiente fomenta la conservación?


A través de las cifras, las autoridades y las empresas pueden ver el costo
de la destrucción ambiental y los beneficios de invertir en la conserva-
ción. Se está experimentando con sistemas de pagos por servicios am-
bientales que recompensan a quienes cuidan el medio ambiente, ya que
este cuidado trae beneficios para toda la sociedad.

¿Para qué nos sirve la valoración económica en Colombia?


La biodiversidad es una gran ventaja competitiva para un país megadi-
verso como Colombia, en la medida en que suministra una base para las
actividades agrícolas e industriales, la economía nacional y el bienestar
de los todos los ciudadanos. Sin embargo, al mismo tiempo, algunas ac-
tividades económicas amenazan la biodiversidad. Por ello, la valoración
económica le permite al país comparar el costo de manejar adecuada-
mente la biodiversidad, con el costo de destruirla. Por ejemplo, la natu-
raleza beneficia nuestra salud. El Instituto Humboldt, junto con inves-
tigadores de distintas universidades del país, está liderando iniciativas
desde diferentes disciplinas para conocer cuáles son los valores que
otorgan los colombianos a la biodiversidad, con el fin de proponer cam-
pañas de sensibilización y educación.

¿El precio es todo o hay otras instancias?


No todos los valores de la biodiversidad pueden ser expresados en tér-
minos económicos. Los colombianos, sea cual sea su etnia, reconocen
la importancia de ciertas zonas del país como parte de su identidad na-
cional y regional: la Isla Gorgona, el cañón de Chicamocha, y los Cerros
Orientales de Bogotá, por ejemplo. Reducir el valor de estos lugares a
una suma de dinero es no sólo difícil, sino además inapropiado. La situa-
ción de las comunidades indígenas y afrocolombianas es parecida. Ellos
se niegan a valorar económicamente ciertos ecosistemas, ya que son si-
tios claves para su cultura. Este hecho ha sido reconocido por la ley, que
les ha garantizado los derechos de propiedad colectiva a sus territorios
ancestrales. Es decir, la ley reconoce que las cifras no logran expresar el
valor real que el medio ambiente tiene para las personas. Por otra par-
te, no hay que pensar sólo en el beneficio total –cuál sería el beneficio
para el país de la conservación versus el beneficio de una actividad ex-
tractiva– sino cómo se distribuye éste. Aunque es probable que el país se
beneficie económicamente por la extracción de recursos, los habitantes
locales se benefician más por la conservación. ¿Qué hacer en este caso?
La valoración por sí sola no da respuesta.
También en la naturaleza,
lo barato sale caro

El agua de la mayoría de los colombianos viene de los páramos


En los páramos, plantas como ésta capturan el agua de la atmósfera y la canalizan a
los ríos, con destino a nuestros hogares. Una razón más por la cual proteger nuestra
biodiversidad es proteger nuestro bienestar.

Infórmate en www.humboldt.org.co
Textos: Henry Mance • Fotografía: Henry Mance, Francisco Nieto y Mauricio “Pato” Salcedo
Revisión técnica: Milton Romero y Jerónimo Rodríguez • Coordinación editorial: Claudia María Villa
Diseño: John Khatib/Carlos González (ediprint.com.co) • Impresión: Alianza Ediprint Ltda-Guerra editores

S-ar putea să vă placă și