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Sistema energético chileno

Contexto general
Chile es un país que cuenta con reducidos recursos energéticos convencionales, por lo que
es “altamente dependiente de los mercados externos para la generación de energía, debido
a que su matriz energética primaria se basa en derivados del petróleo (70% de combustibles
fósiles)” (Deloitte, 2016). A pesar de ello, mantiene fuertes actividades mineras de carbón
y de exploración y explotación de hidrocarburos, especialmente en el sur del país (Larrea
Basterra & Álvarez Pelegry, 2018).
Chile tiene un considerable potencial de generación de energía hidroeléctrica. Sin embargo,
conflictos con las comunidades han generado que haya un retroceso por parte de los
inversionistas. Así mismo, Chile cuenta con un gran potencial para el desarrollo de
proyectos de generación en base a energías renovables no convencionales (ERNC). Sin
embargo, estas recién están agarrando fuerza dentro del mercado chileno. Muestra de ello
es que “Chile se ubicó entre los diez países a nivel mundial con mayor inversión en ERNC
durante 2015, totalizando US$ 3.400 millones en proyectos” (Deloitte, 2016). La generación
de energías limpias también ha sido respaldada por el gobierno, dado que en el año 2008
se promulgó la ley 20.257, la cual obliga a las generadoras eléctricas a que parte de su
producción provenga de ERNC. Un punto a destacar es que la biomasa “tiene un importante
peso en el mix energético de Chile, siendo un elemento diferencial respecto a otros países”
(Larrea Basterra & Álvarez Pelegry, 2018).
A pesar de las bondades energéticas del país, Chile tiene elevados costos de electricidad
y de gas. Una de las causas de estos precios fueron las restricciones de gas importado de
Argentina durante los 2000’s y también debido al “estancamiento de nuevos proyectos de
generación, específicamente de proyectos de reducido coste marginal” (Larrea Basterra &
Álvarez Pelegry, 2018).
Los principales organismos encargados de velar por el desarrollo energético del país son
el Ministerio de energías, la Comisión Nacional de Energía (CNE) y la Superintendencia de
electricidad y combustibles.
Generación eléctrica
El sector energético chileno está compuesto por varios sistemas, hasta ahora último,
independientes. En ese sentido, “la geografía, la orografía y la diversidad en la densidad
de población han hecho que las infraestructuras se desarrollen por bandas de norte a sur”
(Larrea Basterra & Álvarez Pelegry, 2018).
La generación eléctrica en Chile es predominantemente térmica (principalmente carbón,
seguido por gas natural), seguido por generación hidroeléctrica. En la Figura 1 se muestra
como está distribuido el mix de generación eléctrica del país. Cabe señalar, que esta
distribución cambia según la zona energética a analizar.
Figura 1: Generación eléctrica en Chile y el mundo (Ministerio de energía, 2015)

Los principales sistemas de transmisión eléctrica son el Sistema Interconectado Central


(SIC) y el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING). En segundo lugar, se
encuentran los sistemas eléctricos de Aysén (SEA) y de Magallanes (SEM). En la Figura 2
se presenta un resumen de la distribución de los sistemas principales.

Figura 2: Distribución energética de los sistemas de transmisión eléctrica (Deloitte, 2016)

En la actualidad se está desarrollando el proyecto de interconexión SIC-SING con el fin de


contar con un solo sistema eléctrico más robusto. Este proyecto “ha probado ser más
seguro, ofreciendo reservas de un sistema (SING) al otro sistema (SIC), con contingencias
en el norte que han sido respaldadas con potencia desde el antiguo SIC” (Electricidad,
2018). Se proyecta que este nuevo sistema interconectado también sirva para la
interconexión con países vecinos a largo plazo.
Ruta energética
El presente año, el Ministerio de Energías presentó una hoja de ruta que regirá las políticas
energéticas del presente gobierno (2018-2022). Este documento se realizó “a través de un
proceso participativo regional con un enfoque multidimensional de las necesidades y
preocupaciones relacionadas con la energía por parte de la ciudadanía” (Ministerio de
energía, 2018).
La ruta energética se sustenta en base a 10 mega compromisos por parte del estado y a
un desarrollo sostenible guiado por 7 ejes de desarrollo. Todo el proceso modernizador
planteado tiene dos grandes objetivos: el acceso universal a los servicios energéticos para
toda la población, dado que “a estas alturas y con un país ad portas del desarrollo aparece
como algo inaceptable” (Ministerio de energía, 2018) y la descarbonización de la matriz
energética con el fin de construir una matriz energética limpia.
El primer eje se enfocará en modernizar la legislación vigente para actualizar los esquemas
de tarificación y permitir la incorporación eficiente de nuevas tecnologías, como las energías
renovables. Por su parte, el eje 2 se centra en el acceso universal de electricidad e iniciará
por realizar un mapeo y diagnostico de las familias que no cuentan con acceso a energía
eléctrica con el fin de que el Ministerio pueda priorizarlos en sus acciones.
El eje 3 se focalizará en fortalecer el apoyo a los titulares de proyectos energéticos (tanto
de generación como transmisión) con el fin de eliminar ineficiencias burocráticas. Esto se
realizará con el objetivo de lograr proyectos más sostenibles y que puedan ser
implementados en menor tiempo. Por otro lado, el eje 4 busca generar un nuevo marco de
regulación de la distribución eléctrica que incluya la generación distribuida. Así mismo, es
uno de los ejes principales para sector geotérmico, dado que hace hincapié en la
diversificación de la matriz energética.
El eje 5 centrará sus esfuerzos en promover la electromovilidad, incluyendo una regulación
en el marco de su ley de eficiencia energética. En ese sentido, de acuerdo a uno de los 10
mega compromisos, se busca aumentar al menos 10 veces el número de vehículos
eléctricos. Por su parte, el eje 6 se enfocará en la eficiencia energética, incorporando
nuevos productos al programa de etiquetado y promoviendo el recambio tecnológico en los
hogares.
Finalmente, el eje 7, el cual se considera transversal al resto de ejes debido a su relevancia
e influencia sobre los otros, será desarrollado en temas de educación y capacitación. Su
principal objetivo será promover el desarrollo de capital humano con competencias en
energía.
Cabe señalar que el desarrollo de estos ejes se realizó considerando una adecuada
integración a los pilares del desarrollo sostenible: progreso económico, justicia social y la
preservación del medio ambiente.
Bibliografía
Deloitte. (Junio de 2016). Sector energía I: Marco regulatorio y matriz energética - Chile. Obtenido
de Deloitte: https://www2.deloitte.com/content/dam/Deloitte/cl/Documents/energy-
resources/cl-er-estudio-energ%C3%ADa-chile-parte1.pdf

Electricidad. (12 de Febrero de 2018). Electricidad - La revista energética chilena. Obtenido de


http://www.revistaei.cl/reportajes/la-nueva-realidad-del-sistema-electrico-nacional/

Larrea Basterra, M., & Álvarez Pelegry, E. (2018). La energía en Chile - Un banco de pruebas para
las estrategias y las transiciones energéticas. Cátedra de Energía de Orkestra-IVC.

Ministerio de energía. (2015). Energía 2050 - Política enérgetica de Chile. Gobierno de Chile.

Ministerio de energía. (2018). Ruta energética 2018-2022. Gobierno de Chile.

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