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Comentario

Podemos ver que existen dos puntos en las semejanzas y diferencias cuando
observamos a los seres humanos, una perspectiva evolutiva y una cultural. Al
final, son los rasgos comunes los que definen nuestra naturaleza como humanos,
ya que todos somos iguales en nuestro interior. Darwin decía que debíamos seguir
a los genes, ya que estos escogían solo los mejores para reproducirse. La
naturaleza humana es declara universal por lo corriente evolutiva, ya que
compartimos nuestra ideas, preferencias y costumbres.

Todos nuestros comportamientos, los idiomas que se usan alrededor del mundo,
nuestras expresiones son un indicador de que nuestra conducta se fundamenta en
parte a través de la sociedad, y no siempre por naturaleza.

Todos poseemos diferentes normas, comportamientos y semejanzas en nuestras


culturas, las normas y papeles sociales varían dentro y entre cada una de ellas,
así como también el comportamiento, tienen ciertas características que las hacen
únicas y permiten que exista esta diversidad. Las culturas tienen la capacidad de
interactuar entre ellas, así como también la adaptabilidad hacia ellas, lo que crea
la universalidad esencial, puede que tengan ciertas similitudes o que discrepen
totalmente en otras cosas.

El objetivo de la psicología social es diferenciar principios universales de


comportamiento, para tener un enfoque más claro de cómo poder adaptarnos a los
demás y viceversa. Todas las culturas llegan a dar alguna función social, lo cual
lleva a las personas a fijar su comportamiento de cierta manera.

Hombres, mujeres, adolescentes, niños o niñas, tenemos muchas cosas en


común, y nos parecemos en ciertos aspectos, sin embargo nuestras diferencias
son más notorias. Se podría decir que generalmente, las mujeres son más
sensibles que los varones, son delicadas, empáticas, dulces, comprensivas y
toman las cosas desde un punto de vista más personal y serio. Los hombres, son
más bruscos, poco expresivos, serios y poco sensibles. Hay una gran diferencia
en la sociedad, respecto a hombres y mujeres, simplemente por el hecho de ser
mujer, se tiene un puesto simple en una oficina, o las ideas propuestas no son
tomadas en cuenta. Dicen que los hombres son más agresivos que las mujeres,
pero estudios revelaron que las mujeres tienen más tendencia a cometer actos
violentos, sin embargo los hombres tienden a herir más. Sin embargo en la
sexualidad, la diferencia se da con respecto a la conducta. Hombres y mujeres
deberían de dejar de verse como opuestos, ya que por muy diferentes que lleguen
a ser, son dos mitades que se complementan.
La evolución de una u otra manera, ha predicho las diferencias entre los géneros,
la forma en que se comportar, su sexualidad, y temperamento. El juego del
apareamiento favorece desde nuestros antepasados, a los varones, quienes era
los que tomaban la iniciativa para reproducirse, sobre las mujeres fértiles, por
quienes de forma agresiva se peleaban con otros varones y de la misma manera
la tomaban. Las mujeres que si se querían reproducir, hacían una elección de
pareja, para poder criar bien a sus descendientes. Nos damos cuenta de que
naturalmente, tenemos la habilidad de adaptarnos al ambiente que se nos
presenta.

La cultura como bien sabemos, es algo que se comparte con personas de nuestro
entorno y lo transmitimos a otras generaciones. Nos imparte ideas, posturas y
comportamientos para mujeres y hombres, lo que crea el papel de género, que es
lo que se espera que cumplan ambos. Estos varían de acuerdo a cada cultura,
sobre como se deben cuidar a los niños, si la mujer debe trabajar o quedarse en
casa, etc; con el paso del tiempo han ido cambiando y aceptando ciertas cosas
que antes eran impensables. La cultura no es trasmitida necesariamente por los
padres, sino por los pares.

La biología y la cultura actúan de forma continua, ya que la cultura actúa en base


a lo que biológicamente estamos predispuestos. Por ejemplo los genes hacen que
los hombres sean agresivos físicamente, y la cultura lo refuerza con los
estereotipos, de que el hombre tiene que ser fuerte y la mujer débil y amale. Los
efectos de la biología y la socialización influyen en los papeles sociales que
representamos. Hay un complemento esencial en las influencias sociales, la
fuerza de la persona, ya que esto hace que nos sintamos libres, capaces de
formar nuestro carácter y tomar nuestras propias decisiones, así el control social y
el personal, se complementan y se hacen válidos. Así nos damos cuenta de que
las situaciones sociales y los genes interactúan e influyen entre sí, de tres
maneras, la primera es que variamos en nuestras interpretaciones y reacciones
antes diferentes situaciones y no todos lo hacemos de la misma manera, la
segunda, es que nos basamos en situaciones influyentes hacia nuestra persona,
tercera, creamos nuestras situaciones, ya que nuestros comportamientos nos
llevan a ellas. Así las posibilidades y resultados están en cada persona y en la
situación en la que se encuentra. Somos un producto de influencias culturales y
sociales, y un patrón biológico que busca reproducirse de la mejor manera posible.
Podemos decir que somos seres creadores y criaturas de nuestro propio mundo
social.

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