Durante el estadío 0 (correspondiente a la imposibilidad de aplicar las pruebas
de esterognosia) no se observa todavía ninguna intención de dibujo: se da el garabato puro sin transformaciones en función de los modelos visuales (hasta 2;6 a 2;11). El estadio I se subdivide en dos sub-estadíos distintos. En el estadío IA (hasta 3,6 a 3,10) se dan ciertas modificaciones del garabato bajo el efecto de los modelos, con diferenciación según se trate de formas abiertas o cerradas: es así que sin tener éxito en la copia de las cruces o de los círculos, el niño realiza, según mira una u otra de las formas, garabato netamente distinto. En el nivel IB (edad media 3,6 a 4 años), por el contrario, se puede hablar de dibujos propiamente dichos, pero es interesante ver que son las relaciones topológicas las que están indicadas con precisión, mientras las relaciones euclidianas faltan; es así que el círculo está representado bajo la forma de una curva cerrada, sin regularidad métrica pero el cuadrado y el triángulo están indiferenciados del círculo, es decir, igualmente dibujados con curvas cerradas y a veces con algunas inclinaciones simbólicas (filamentos que salen del círculo para representar los ángulos, etc). Sólo las formas abiertas son diferenciadas de estas ultimas, como la cruz (dibujada pordos o más segmentos de líneas que se cortan). Sin embargo, en este nivel, así caracterizado por la indiferenciación entre las figuras rectilíneas, curvilíneas, las relaciones topológicas de las formas 1 a 3, es decir, las curvas cerradas con un pequeño círculo exterior, interior o sobre la frontera están exactamente indicadas. También las figuras incluidas están representadas por círculos incluidos. El estadío II (a partir de los 4 años) se caractriza por la diferenciación progresiva de las formas euclidianas. En el nivel intermedio entre los sub estadios II y IIA, se comienzan a distinguir las formas curvilíneas de las rectilíneas, pero aún no hay diferenciación de las diversas formas rectilíneas entre sí (cuadrado y triángulo). Dicho de otro modo, las rectas y los ángulos están dibujados pero sin tener en cuenta el número. Durante el subestadio IIA hay diferenciación progresiva de las formas según sus ángulos y aún sus dimensiones: el cuadrado, el rectángulo y el triángulo están diferenciados como así también el círculo y la elipse. Los cuadrados y los rombos con diagonales se realizan con éxito, no así el rombo simple. Las cruces están diferenciadas y esta diferenciación marca el descubrimiento de las oblicuas. Las figuras incluídas son reproducidas con sus formas respectivas, pero sin un análisis suficiente de los puntos de contacto (por el contrario se realizan exitosamente los círculos contiguos). Durante el subestadio IIB se realiza con éxito el rombo. Finalmente, durante el estadío III (a partir de 6,6 o 7 años) todas las pruebas se realizan exitosamente, aún las figuras complejas, como la del círculo que sobresale del triángulo en tres lugares.
EL ESTADIO 0: SIMPLES MOVIMIENTOS RÍTMICOS . EL ESTADIO I: PRIMERAS
INDIFERENCIACIONES (IA), LUEGO COMIENZO DE LAS CURVAS CERRADAS (IB)
El estadío 0 se caracteriza por el garabato puro, es decir por la capacidad de
cerrar una línea para hacer una figura, aún con la ayuda del experimentador. Ther: 1,9 y Mar 2,8 sólo hacen garabatos informes cuando se les pide copiar un cículo. Se les toma la mano y se traza con ellos de cuatro a …. circunferencias de 2-3 cm de diámetro pidiéndoseles enseguida que las hagan ellos solos: las líneas que realizan son una mezcla de líneas rectas (movimientos rítmicos de ida y vuelta) y de líneas curvas pero no cerradas muy parecidas unas y otras a las que los sujetos hacían espontáneamente.). Se ve que estos sujetos no están influenciados por un modelo geométrico cualquiera sea, aún después de haberles guiado la mano un cierto número de veces en el trazo que deben reproducir. No es sobre esta observación banal que conviene insistir sino sobre el hecho que en este nivel, en que el niño no es aún apto para la copia de una forma, el garabato sea espontáneo, es ya provocado por el pedido infructuoso de esta copia, presenta dos características interesantes desde el punto de vista de la psicología de la representación espacial ulterior. La primera de estas características no concierne al espacio como tal, aún bajo su forma de espacio gráfico, sino al funcionamiento del comportamiento motor de donde saldrán poco a poco, durante los estadios siguientes, los dibujos cada vez m ´s precisos y, a fin de cuentas, las operaciones constructivas de las formas geométricas (en particular si la forma es “abstraída” de la acción propia del sujeto más que el objeto al cual ella se aplica). Este primer característica es, en efecto, la de un simple ritmo: la expresión más elemental del grafismo del niño es el resultado de un ir y venir continuo de la mano sobre el papel y de este juego rítmico de movimientos que diferenciarán las primeras formas durante el estadío I. Sin embargo es más importante tener en cuenta pues todo mecanismo mental evoluciona del ritmo al agrupamiento, pasando por la regulación coordinando primero los elementos de los ritmos iniciales, y finalizando por su reversibilidad creciente en formas diversas de agrupamientos. En el caso de la construcción de las formas geométricas, es así de la manera más evidente: es a partir de estos movimientos rítmicos constituídos por los garabatos que fan a diferenciarse muy gradualmente las formas ulteriores curvilíneas y rectilíneas por una serie de regulaciones perceptivo-motoras e intuitivas que podremos seguir durante los estadíos ulteriores, y es el producto de estas regulaciones morfogenéticas que se agruparán finalmente en operaciones espaciales construidas según modos bien definidos. La segunda característica de estos movimientos rítmicos es importante señalarla por esto: ellos contienen ya en el estado indiferenciado todos los elementos de lo que constituirá ulteriormente el dibujo de las rectas, curvas, y ángulos, aún que el sujeto sea todavía incapaz de extraerlas o “abstraerlas” del ritmo de conjunto. Aunque el movimiento rítmico no constituye más que un ir y venir simple, termina en lineas rectas, y tan pronto como la vuelta no siga exactamente el trayecto de la ida o que después de haber circulado de izquierda a derecha, la vuelta, la mano del sujeto se oriente de arriba abajo y vuelva, las rectas forman entre ellas ángulos agudos, rectos u obtusos. En el otro extremo, es decir cuando, por estos movimientos rítmicos, el objeto quiere cubrir lo más posible de superficie, termina por hacer movimientos casi circulares semejantes a los hilos de un ovillo que se devana. De estos diversos dibujos se pueden hacer segmentos de verdaderas rectas, de ángulos variados, de elipses y aún casi de círculos. El estadio IA se caracteriza por el hecho de que el niño después de haber comenzado por simples garabatos cualquiera como en el nivel 0, sin que después de algunos ejercicios y sobretodo después que el experimentador le guió la mano, lo diferencian estos movimientos rítmicos iniciales en un sentido que se orienta más o menos hacia la copia, no del modelo sino de alguno de sus aspectos: Jac (3,6) diferencia sus garabatos ritmicos de la manera siguiente: al mirar el círculo es un hilo largo enroscado 3-4 veces sobre sí mismo y abierto en dos extremidades, pero con dirección únicamente curva. El cuadrado es parecido en conjunto al primero pero se distinguen algunos cortes y algunas líneas rectas. Lo mismo para con el triángulo. La cruz, por el contra.rio es una línea comparable a un relámpago. Se ve el interés de estas primeras diferenciaciones. Conviene, para analizarlas distinguir dos aspectos, según la forma en que el niño respeta los modelos percibidos en figuras abiertas y cerradas y la forma en que rompe el ritmo de su propio movimiento continuo para expresar los caracteres de estos modelos. Sin embargo estos dos procesos no convergen necesariamente, pues, aún para dibujar un modelo cerrado, el sujeto está obligado a interrumpir su propio ritmo motor y marcar así las discontinuidades no queridas. El problema planteado al niño consiste, en efecto, en realizar una forma definida a partir de movimientos rítmicos que oscilan entre líneas en zig zag y formas cíclicas. En consecuencia, aún para hacer un círculo, se trata de interrumpir el ritmo continuo aprovechando las lazadas o los cierres espontáneos. Es lo que hace Jac; los círculos están formados de varias vueltas de espiral más o menos entrelazadas, cortadas al comienzo y al fin unión posible de sus extremidades, pero interrumpidas más rápidamente que se si trata de un garabato cualquiera: el círculo se obtiene por una interrupción de los movimientos cíclicos, su no cierre es debido a la dificultad técnica solamente como la testimonia la gran diferencia de su representación con aquella de las líneas discontinuas o de las cruces en que la abertura es querida. Notemos sin embargo, que los cuadrados, triángulos, etc, son dibujados semejantes al círculo, pero con un esfuerzo de diferenciación en el sentido a los ritmos de ida y de vuelta por oposición a los movimientos cíclicos de discontinuidades (lo que marca un comienzo de indicación en el sentido de las rectas y de los ánguos). En todos los casos se constata que el niño busca obtener la forma cerrada (círculos, cuadrados, triángulos, etc, sea abierta, paralelas y cruz por una extracción a partir de los ritmos iniciales, frente al modelo percibido. En cuanto a los caracteres de estas primeras formas que tienden a abstraerse del movimiento propio, se que ellos son esencialmente topológicos: es ante todo el cierre y la abertura lo que llama la atención al sujeto. La abstracción del círculo a partir de los garabatos rítmicos corresponde al avance del dibujo espontáneo. Es así que Simone Luquet ha comenzado por una clase de redondeles para hacer luego en un segundo dibujo un monigote. Los monigotes, representados primero por simples cabezas munidas de (no entendí la letra), no constituyen por otra parte más que una especificación de las significaciones posibles de esos círculos, así diferenciados como las primeras formas que se reconocen en el garabato inicial. Es este pasaje del garabato vía de diferenciación (IA) a las primeras formas definidas lo que marca la aparición del nivel IB. Con el estadio IB comienzan, en efecto, los primeros círculos realmente cerrados, las primeras cruces con éxito en el cruzamiento de las líneas, como así también las relaciones de interioridad y exterioridad (formas 1-3). Estas primeras diferenciaciones netas comienzan un poco antes de los 4 años lo que corresponde a las etapas del dibujo espontáneo. Sabemos a este respecto, por las investigaciones estáticas de ….., que a los 3 años el niño no hace espontáneamente más que garabatos y el 10% de los casos le asignaron una significación representativa; a los 4 años un tercio hace como estos últimos, un tercio encuentra una significación durante el dibujo y un tercio solamente le da la significación antes de dibujarlo. Alos 5 años el 80% de los sujetos dan previamente la significación. EJEMPLO DEL ESTADIO IB XX (3,6) Los monigotes son del tipo “renacuajo”: cabeza con dos enormes ojos y largos filamentos representan todo el resto. El cuadrado, círculos, triángulos y rectángulos se asemejan a una elipse (de un solo trazo y bien cerrado). Los círculos contiguos no se tocan, pero los dos círculos que se entrelazan son dibujados como una cadena de 10-12 círculos con enlaces bien marcados. Las cruces tienen las cuatro ramas distintas, pero la cruz completa está representada por un círculo. Estas reacciones son bien instructivas en cuanto a las relaciones topológicas elementales y las relaciones euclidianas, en cuanto a las relaciones entre estas mismas formas topológicas y las “buenas formas” perceptivas, y en cuanto a la “abstracción” de la forma en general. Pero para comprender estos tres puntos, conviene partir de la técnica misma del dibujo del niño. El problema técnico se plantea en términos muy simples: se trata de interrumpir o de quebrar el ritmo primitivo del garabato, es decir de descomponerlo en algunos elementos después de ajustar estos elementos entre ellos, es decir, de volverlos a componer por una serie de regulaciones simultáneamente perceptivo-motrices e intuitivas. No siendo aún capaces de operaciones reversibles, son estas regulaciones perceptivo-motrices e intuitivas las que en este estadío tienen el rol de dirigir la construcción gráfica de las formas. Qué clase de formas alcanza en primer lugar tal mecanismo? La reacción de todos los sujetos muestra que las estructuras tales como una gran forma cerrada con un pequeño círculo interior o exterior a la frontera (a aún sobre la frontera) son mucho más fáciles de representar que aquellas del cuadrado, triángulo, rectángulo, etc, y que la oposición de las formas abiertas (la cruz) con las formas cerradas está mejor lograda que la de las formas rectilíneas y angulares con las formas curvilíneas. En una palabra son las relaciones topológicas, las que aparecen primeras mientras que las relaciones euclidianas no están todavía diferenciadas. De dónde proviene el éxito de las formas 1 a 3. Son estructuras que combinadas simplemente las relaciones de vecindad, separación y de inclusión y no implican ni rectas ni ángulos, etc. En las figuras 1 y 2 el pequeño círculo es vecino del contorno de la forma cerrada, pero está separado por un pequeño intervalo; en las mismas formas el pequeño círculo es exterior o interior, por lo tanto no incluído o incluído; en la forma 3 el pequeño círculo es a la vez vecino y no separado de la frontera, y a la vez exterior e interior al grande. Sin embargo son estas tres relaciones de vecindad, separación e inclusión las que son inmediatamente comprendidas y correctamente indicadas en el dibujo del niño, a pesar de la dificultad técnica de situar un pequeño círculo cabalgando sobre la frontera de la gran forma cerrada. Por qué entonces, siendo capaces de reproducir aquí las figuras 1-3, estos mismos sujetos no diferencian los rectángulos, cuadrados y triángulos de los círculos o de las elipses y no tienen éxito nada más que en las cruces (+) entre las figuras rectilíneas? Se dirá que se trata de una simple dificultad motora, el círculo corresponde a un movimiento único y natural aunque curvo, mientras que los cuadrados y triángulos comportan rectas más difíciles de realizar y un ajuste intencional de estas rectas según ciertas direcciones y ciertos ángulos, el cierre debe componerse a partir de elementos discontinuos en lugar de estar dados en bloque? Pero, por un lado el círculo es obtenido a veces por composición y por otro lado existe tantas rectas (aproximativas) y ángulos, en el garabato espontáneo del niño, como formas circulares. En fin, en cuanto a la combinación intencional de las líneas, la reproducción de las formas 1 a 3 muestra bien que se puede realizar: poner un pequeño redondel cabalgando sobre la frontera de una superficie cerrada parece tan complicado como ajustar cuatro rectas, y sin embargo los sujetos resuelven el primer problema y no el segundo. La cuestión no se refiere entonces a la simple técnica motora sino al modo mismo de la composición, es decir, al tipo de regulaciones accesorias para lograr la construcción de la forma a partir de los elementos recortados que se encuentran en el ritmo inicial. Sin embargo, las relaciones topológicas elementales no requieren a este respecto más que las composiciones más simples y sobre todo de aquellas de quienes todas las otras indican la intervención necesarias, aún después que las relaciones proyectivas y euclidianas se hayan diferenciadas a partir de las primeras. Es así que tan pronto el movimiento rítmico se disloca en elementos discretos, el hecho mismo de religar o no estar, engendra relaciones de vecindad o separación, de cierre con inclusión, de abertura, de sucesión ordenada y de continuidad. Son simplemente estas relaciones, inherentes al equilibrio como tal de los comienzos de la composición, que expresa el dibujo, por oposición a los reglages que suponen direcciones (paralelismos y ángulos con sustitución de las rectas y de las curvas), en que la regulación es más compleja. Las relaciones topológicas son por lo tanto primeras porque son inherentes a las regulaciones más imples de acción de la que es abstraída la forma. Es interesante constatar la realización con éxito de la cruz lineal (+) por oposición a los cuadrados rectángulos, triángulos, etc., todos indiferenciados del círculo y la elipse. La razón es evidentemente porque en una figura abierta (sólo dos o más líneas que interfieren, sin más) mientras que las otras todas son figuras cerradas. El niño en este nivel no se ocupa de los caracteres métricos y proyectivos del círculo y solo tiene en cuenta en su representación (decimos bien representación, pues en la percepción hay discriminación exacta del círculo y del cuadrado) los caracteres topológicos y sobre todo un cierre: es una “curva de Jordán” (es decir la imagen topológica de un círculo, y no un círculo lo que dibuja en realidad. Por la misma razón el triángulo, el cuadrado, etc, son también representados por simples curvas cerradas, las figuras son efectivamente, desde este punto de vista elemental “Homeomórficas” al círculo. Sólo muy progresivamente serán diferenciadas, como tal que dibuja el rectángulo con una curva cerrada curvilínea provista de esos filamentos, o Fran que representa al triángulo con una misma forma cíclica con un solo filamento, o como Llon que inserta rectas y picos en la curva cerrada inicial par marcar los costados y los ángulos; aún la cruz simple (+) comenzada por Ver con una diferenciación (elipsoide provisto de largos filamentos) antes de dibujarla directamente como una figura abierta con líneas cruzadas- Es igualmente en función de las relaciones topológicas que son representadas las figuras que contienen en su interior otras formas: son dibujadas como curvas cerradas que incluyen otras curvas cualquiera, sin cuidado de las formas ni de las distancias. En cuanto a los grandes círculos separados, contiguos o superpuestos, la intersección está dibujada correctamente y la contiguidad es dibujada en general por uno o varios trazos que unen las dos formas cerradas. Pero estas figuras son, cosa curiosa, un poco más difíciles que las formas 1-3 (de las que dos de entre ellas son “homeomórficas”) porque estas últimas constituyen una sola figura de conjunto mientras que los grandes círculos da la impresión a primera vista de dos totalidades distintas que se debe concordar. Vemos cómo el primado general de las relaciones topológicas sobre las euclidianas que aún no están diferenciadas de las primeras, permite responder a las dos cuestiones que expusimos al comienzo de esta discusión. Por una parte, está claro que la representación gráfica de este nivel IB, como por otra parte del todo el estadío I no se conforma a los datos de la percepción contemporáneos del mismo nivel, que después de mucho tiempo el carácter proyectivo y euclidiano: en particular lejos de estar determinados por las “buenas formas” perceptivas, esta representación expresa esencialmente las condiciones elementales de composición de las figuras, es decir un aspecto más activo que perceptivo de esta construcción. En segundo lugar, la “abstracción de las formas” no se efectúa a partir sólo de los objetos percibidos como tales, sino a partir de las condiciones mismas de la acción, que permite reconstituir estos objetos en su estructura espacial. Es por eso que las primeras formas así abstraídas son de carácter topológico y no euclidiano, porque las relaciones topológicas expresan las coordinaciones más simples del reglage entre los elementos motores disociados del ritmo primitivo, por oposición a las coordinaciones necesarias a las formas euclidianas que supondrán regulaciones más complejas.