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ERRORES DE LA PERCEPCIÓN

ILUSIONES PERCEPTIVAS

Las ilusiones perceptivas son posibles cuando se da una ordenación inexacta o alterada de los
estímulos a la hora de conformar los objetos. En realidad se trata de fenómenos producidos por la
defectuosa interpretación de los datos sensoriales. La existencia de este fenómeno condujo al
llamado “escepticismo de los sentidos”, que consiste en dudar de la verdad de los datos aportados
por los sentidos. Hay distintos tipos de ilusiones perceptivas:

Ilusiones fisiológicas

Son aquellas en las que el engaño proviene de nuestra propia constitución orgánica.

Ilusiones psicológicas

Son aquellas en las que el engaño se produce debido al modo habitual que tenemos de reconocer
las figuras.

Ilusiones ilógicas

Son aquellas en las que el engaño se produce al aplicar sobre dos dimensiones la configuración
tridimensional del espacio.

ALUCINACIONES

Las alucinaciones son percepciones sin objeto. Cuando percibimos objetos sin que éstos estén
presentes, es decir, cuando no hay estímulos exteriores, sino que son producidos por la mente, se
habla de alucinaciones y pueden manifestarse a través de cualquier órgano sensorial. Pueden
darse en estados próximos a la vigilia y al sueño, al dormirse o al despertarse. Se producen
también con frecuencia en el caso de enfermedades mentales, en estados febriles, en lesiones de
los centros nerviosos o afecciones tóxicas del cerebro: drogas, por ejemplo.

FACTORES SUBJETIVOS DE LA PERCEPCIÓN

Nuestra respuesta perceptiva, además de la configuración de los objetos, lleva consigo también la
comprensión de esos objetos, su reconocimiento y, sobre todo, la atribución de un significado a lo
percibido. Esto tiene lugar de modo diferente según el grupo social al que pertenezcamos e,
incluso, según la situación personal por la que atravesemos. Cada uno tenemos nuestro propio
modo de percibir los objetos. Entre los aspectos subjetivos que intervienen en la percepción cabe
señalar la atención, los intereses individuales y las necesidades culturales.

LA ATENCIÓN

Nos bombardean de modo continuo demasiados estímulos. Sólo somos capaces de procesar una
pequeña parte de los que inciden sobre nuestros órganos sensoriales. La percepción es, por tanto,
selectiva, y esta selección se realiza mediante la atención.
En la atención influyen factores propios de la naturaleza del estímulo —su intensidad, su tamaño,
su color, movimientos, etc.— y también factores propios del sujeto que percibe.

LOS INTERESES INDIVIDUALES

Llamamos intereses individuales a aquellos que tienen que ver con las actividades e intereses
propios del sujeto o generados por las situaciones en que éste se pueda encontrar. Entre ellos se
pueden contar:

a) Las necesidades del momento. Estudios experimentales han constatado que los individuos

hambrientos son más propensos a interpretar como alimento objetos que no lo son cuando se les
presentan con cierta ambigüedad, o también que llegan a verse mayores los objetos alimenticios
que los que no lo son.

b) La situación emocional. La angustia, el temor, la ansiedad, etc. pueden dar lugar a una
percepción distorsionada y llegar así a confundir, por ejemplo, la sombra con la figura de alguien
que corre, o una rama que se mueve en la oscuridad con alguien que nos persigue con un cuchillo,
etc.

c) Las ocupaciones profesionales y los gustos. Orientan la percepción permitiendo reconocer en


los objetos, en función de los conocimientos y preferencias específicas que se poseen, detalles que
generalmente se escapan a otras personas. Por ejemplo, un arquitecto advertirá muchos detalles
en un edificio y un melómano diferenciará muchos sonidos musicales en la interpretación de una
pieza.

LAS NECESIDADES CULTURALES

La percepción es un proceso que se halla sometido a un enriquecimiento progresivo que va desde


las percepciones rudimentarias del recién nacido hasta el refinamiento perceptivo de un
especialista en algún campo de la actividad humana.

Como somos seres sociales, ese proceso de enriquecimiento tiene lugar en un grupo social
humano, dentro del cual, a la vez que vamos alcanzando nuestra madurez biológica, vamos
aprendiendo a percibir. Esto significa que también percibimos los objetos en función de la cultura.

Como el vehículo fundamental de transmisión de la cultura es el lenguaje, resulta que con el


aprendizaje del lenguaje vamos desarrollando la comprensión de los objetos, sus significados. Por
eso, cuando percibimos un objeto, proyectamos sobre el mismo la palabra y con ello clasificamos
al objeto dentro de un conjunto perfectamente identificable porque captamos su significado.
Percibimos con palabras, poniendo etiquetas a los objetos, dándoles las significaciones que ya
tenemos establecidas en nuestros sistemas conceptuales aprendidos con el lenguaje y que
comunicamos mediante su uso. Al contemplar un determinado cuadro, no sólo percibimos el
objeto físico en sí; a través de nuestro bagaje cultural podemos acceder a significados no
inmediatos, de fuerte carga subjetiva, que no tienen por qué coincidir con los de otro espectador.
VEO – PIENSO – ME PREGUNTO

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