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1) Según el autor los “anormales” son aquellos grupos cada vez más variados y
numerosos que en la modernidad tiene, inalcanzable e incesantemente,
inventado y multiplicando: los sindromicos, deficientes, monstros, en todas
sus variadas tipologías; los sordos, ciegos, los rebeldes, los miserables, en
síntesis, el resto.
2) El autor describe la pura y simple negación abstracta de los “anormales” en
un plano epistemológico, de la cual resulta las prácticas de exclusión más
explicitas y radicales, en un plano material. Se trata de prácticas que
encuentran en el racismo su punto inmediato de convergencia. La diferencia
pensada como una mancha en el mundo, en la medida en que los diferentes
se obstinan en no mantenerse dentro de los limites nítidos, preciosos, con los
cuales el iluminismo soñó geometrizar el mundo. La diferencia entendida
como aquello que, siendo desviante e inestable, extraño efímero, no se
somete a la repetición, pero reinstala, en todo momento, el riesgo del caos,
el peligro de la caída, impidiendo que el sujeto moderno se apacigüe en el
refugio eterno de una prometida madurez.
3) El autor se refiere al recurso de la protección lingüística aquello que necesitan
de cuidados o atenciones especiales.
4) El autor se refiere cuando dice que una alternativa diferente cosiste en
problematizar todas estas cuestiones, someterla a la crítica, y exponerla sin
miedo. Esto implica riesgos y exige de cuidadosos análisis acerca de la
genealogía, no exactamente del grupo de los “anormales”, sino de cada uno
de los múltiples tipos que la modernidad reunió bajo esa denominación.
5) El autor dice que al tematizar las dificultades contribuya a desnaturalización,
deconstrucción para mostrar cuanto son contingentes, justamente porque
provienen de relaciones que son construidas social y discursivamente.
6) La lógica de dividir a los estudiantes en clase, niveles cognitivos, aptitudes,
genero, edades, clases sociales, y estrategias utilizadas para poner en acción
la norma, a través de un creciente y persistente movimiento de marcación,
separando lo normal de lo anormal. La propia organización del currículum fue
pensada y puesta en funcionamiento, entre otras varias cosas, para fijar
quienes somos nosotros y quienes son los otros.
7) El autor describe lo normal anormal de la siguiente manera:
Lo normal: al proceso de génesis del concepto de normalidad contribuyo
también otro conjunto de saberes (sobre el loco y su locura) cuyo origen
estaba en otro lugar y en un tiempo más lejano.
Anormales: (Foucault)grupo polimorfo, se formó a partir de tres elementos,
cuya constitución no fue exactamente sincrónica: los monstruos humanos, el
individuo a corregir y el ananista. Esos tres tipos ya existían desde el
principio, pero se afirman del siglo XIX, es tanto su agrupación en una
categoría más amplia como verlo menos como objeto de curiosidad y más
como un problema.
Carlos Skiliar
A. La pedagogía del otro describe que debe ser siempre borrado es el
nunca-otro y es la de siempre; la pedagogía que niega dos veces y
que lo hace de una forma contradictoria: niega que el otro haya existido
como otro y niega en que aquello pueda haber ocurrido.
B. La pedagogía del otro como huésped de nuestro presente es una
pedagogía cuyo cuerpo se reforma y/o se auto reforma.
Una pedagogía de la diversidad como pluralización del “yo mismo” y
de “lo mismo” una pedagogía que hospeda, que alberga; pero una
pedagogía a la cual no le importa quién es su huésped, sino que se
interesa por la propia estética del hospedar, del albergar.