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GÉNERO ÉPICO: TEXTO N° 2

EL SAPO Y LA ZORRA
TEXTO N° 1
El sapo cantaba a la orilla del río, cuando de pronto se presentó la zorra.
MITO DE INKARI - Sapo, le dijo ¿qué haces?
- Yo cazo mosquitos.
¿Y no te da vergüenza comer mosquitos? Si tu fueras mi sirviente comerías alimentos
Era un tiempo en que no existía el sol, y moraban en la tierra hombres cuyo poder era delicados.
capaz de hacer marchar a voluntad las rocas, o convertir las montañas en llanuras con el - ¿Cómo podré ser tu siervo, si tu ni correr de tus enemigos puedes?
solo disparo de sus hondas. La luna irradiaba en la penumbra, iluminando pobremente las ¿Qué no puedo correr de mis enemigos has dicho? No pretenderás que lo demuestre,
actividades de aquellos seres conocidos con el nombre de “ñaupa-machu”. bufó la zorra.
No es por presumir, cantó el sapo, pero en igualdad de condiciones, corro mucho más
Un día, el Roal, o espíritu creador, jefe de los Apus, les preguntó si querían que les que tú.
legara su poder. Llenos de soberbia, respondieron que tenían el suyo y no necesitaban otro. La zorra herida en su amor propio, arregló una apuesta. El sapo deberá correr bajo el
Irritado por tal respuesta, creó el sol y ordenó su salida. Aterrados los “ñaupas” y casi ciegos agua y la zorra por la orilla; cada cierto tiempo, la zorra llamaría al sapo y éste debería
contestar.
por los destellos del astro, buscaron refugio en pequeñas casas, la mayoría de las cuales
Así fue. Partió la zorra a todo correr, por entre juncos y cañas y después de algún
tenían sus puertas orientadas hacia el lugar por donde había de salir el sol diariamente, tiempo se detuvo, tomó aliento y gritó:
cuyo calor los deshidrató, paulatinamente convirtiendo sus músculos en carnes resecas y ¡Sapo! ¡Sapo!
adheridas a los huesos. Sin embargo, no murieron y son ahora las “soqas” que salen de sus Toc, toc, contestó el sapo.
refugios algunas tardes, a la hora en que el sol se pone en el ocaso, o en oportunidades de Corría la zorra como el viento, la cola entre las piernas, las orejas tendidas y la lengua
luna nueva. afuera.
- Toc toc, seguía cantando el sapo.
La tierra se volvió inactiva y los Apus decidieron forjar nuevos seres. Crearon a inkari Muy arriba, la zorra se detuvo jadeando. Tenía la lengua morada, los ojos rojos como
y Qollari, un hombre y una mujer llenos de sabiduría. Dieron al primero una barreta de oro sangre, y toda ella temblaba. Miró rabiosa el agua y quiso de nuevo seguir corriendo, pero
no pudo: dio unos cuántos pasos más y reventó.
y a la segunda una rueca, como símbolos de poder y laboriosidad.
A la vera del río una larga fila de sapos cantaban a medida que iban saliendo los
luceros de la tarde ¡Toc!, ¡Toc!, ¡Toc!
Inkari había recibido orden de fundar un gran pueblo en el lugar en que, arrojaba la
barreta quedara enhiesta. Probó la primera vez ella cayó mal. La segunda fue a clavarse TEXTO N° 3
entre un conjunto de montañas negras y las orillas de un río. Cayó oblicua y sin embargo,
decidió levantar un poblado que fue el Q´ero. Las condiciones no eran muy propicias y en la EL ORIGEN DE LOS INCAS
misma región creyó conveniente alzar su capital empeñándose afanosamente en la
construcción de lo que hoy son las ruinas de “Tampu”. Fatigado de su labor, sucio y Existen varias versiones del mito del origen de os incas. En todas ellas Manco Capac y
sudoroso, quiso bañarse, pero el frío era intenso. Decidió entonces hacer brotar las aguas Mama Ocllo llegan al Cuzco donde se establecen, pero su lugar de procedencia y las
termales del “Upis”, construyendo unos baños que aún existen. vicisitudes del viaje varían según los mitos.

Inkari levantaba su ciudad contraviniendo el mandato de sus Apus y éstos, para Uno de ellos relata como Manco Cápac y Mama Ocllo, que habitaban en la isla del Sol
en el Lago Titicaca, por mandato de Viracocha, emprendieron una marcha hacia el Norte a
hacerle comprender su error, permitieron que los “ñaupa”, que observaban llenos de
través de la Cordillera con la misión de civilizar a los pueblos que todavía vivían
envidia y rencor a Inkari, cobraran nueva vida. Su primer deseo fue el de exterminar al hijo
salvajemente y no conocían el cultivo de la tierra, la alfarería ni la hilatura. Antes de partir,
de los espíritus de las montañas. Viracocha les entregó una barra de oro que habrían de tirar al suelo allá donde se clavase y
desapareciese era don de deberían asentarse. Al llegar a Huanacauri la barra se hundió y
Tomaron gigantescos bloques de piedra que los hicieron rodar por las pendientes en allí fundaron la ciudad del Cuzco. La población del valle los reconoció como Hijos del Sol y
dirección al lugar en que él trabajaba. Aterrado Inkari, huyó despavorido hacia la región del los aceptó como sus soberanos.
Titicaca, lugar cuya tranquilidad le permitió meditar. Volvió de nuevo con dirección al
Vilcanota, y deteniéndose en las cumbres de la Raya, lanzó una barreta por tercera vez, y Otra versión del mismo mito habla de cuatro hermanos –Ayar Manco. Ayar Uchu, Ayar
esta, fue a clavarse vertical en el centro de un valle fértil. Aquí fundó el Cuzco y fue enviado Cachi y Ayar Ancca – y cuatro hermanas – Mama Ocllo, Mama Rahua, Mama Coca y Mama
allá para poblarlo. Sus demás descendientes se esparcieron por diferentes lugares, dando Huaco – que salieron de “la casa de las cuatro ventanas” camino al Cuzco. Sólo lograron
origen a la estirpe de los Incas. Cumplida su labor, decidió salir nuevamente en compañía finalizar el viaje Ayar Manco y las cuatro hermanas esposas, que tenían por tanto, la
de Qollari, para enseñar a las gentes su saber, y, pasando nuevamente por Q’ero, se internó posibilidad de crear un grupo familiar. Manco es reconocido por los cuzqueños como su
en la selva, no sin antes dejar testimonio de su paso en las huellas que se ven en “Mujurumi” señor y se establece en la parte baja de la ciudad, mientras que la población autóctona queda
e “Inkay Yupin”. en la alta.
TEXTO N° 4

OBEDIENCIA GÉNERO DRAMÁTICO: “OLLANTAY”


por Luis E. Valcárcel
ANTECEDENTES:
Era Chunta Wachu un bravo capitán. Había peleado en campañas esforzadas contra * Se supone que fue compuesta en el siglo XIV
los kollas y esta vez el inca le mandó a las Tierras Nuevas (Masoj Allpa), como jefe de una * Obra más famosa de la literatura nacional, de autor desconocido y escritura en quechua.
expedición. * Basada en los amores de Ollantay y Cusi Coyllur, un plebeyo y una noble.
Chunta Wachu era maduro hombre de lucha, veterano en lides y muy señor de los * La obra fue conocida a raíz de una copia realizada por el sacerdote Antonio Valdez desde
suyos, quienes le prestaban ciega obediencia. Tanta fue la devoción de sus soldados que los Sicuani (Cuzco) en 1770. Esto ha sido demostrado en forma irrefutable gracias a los
viejos cronistas, para ponderar la que se debe a los jefes contaban esta historia. documentos encontrados por el doctor Raúl Porras Barrenechea.
Chunta Wachu y su ejército habían llegado a una estación en pleno bosque y * El Padre Antonio Valdez recogió el drama de labios de los indios y lo escribió en
acamparon a la orilla de un arroyo, protegiéndose de toda sorpresa de los pérfidos antis. quechua, en verso octosílabo y dividido entres actos: entregándolo al convento de Santo
Distribuidos los vigías, encendidas las fogatas y armadas las tiendas, el Real Incaico quedó Domingo en Cuzco.
instalado. * En 1837, en los números del cinco al nueve del “Museo Erudito”, periódico cusqueño de
Hubo el jefe de ausentarse por negocios de urgencia. Precisaba al interés de la José Palacios se publicó la historia de Ollantay que había robado a una aclla del convento
expedición salir secretamente; fuera la búsqueda de un camino oculto, fuera un de San Sebastián. Estos datos pertenecían a Narciso Cuentas que en 1816 su tío el padre
reconocimiento indispensable para el buen éxito de la jornada, lo cierto es que Chunta Valdez, le dejó. A él atribuye. Narciso, su autoría y el haberlo representado ante José
Wachu dejó el campamento al mando de un lugarteniente y con esta inflexible consigna: Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II.
- “En ningún caso ni por motivo alguno el ejército podrá abandonar sus actuales * El doctor Justo Pastor Justiniani, descendiente directo de Túpac Yupanqui hizo una
posiciones”. copia del manuscrito del Padre Valdez, que es el que se conserva en el archivo de la
La orden del capitán fue acatada con religiosa obediencia. Y fueron pasando los días y Biblioteca Nacional.
la luna fue cambiando y las noches eran más largas. Escaseaban las raciones. Llegó el * El primero que traduce el “Ollantay” al castellano es Sebastián Barranca en 1868.
momento en que la que correspondía a uno había de repartirse entre diez. Además ha sido traducida al alemán, francés e inglés.
Nada se lograba averiguar acerca del paradero de Chunta Wachu. En algunas lenguas * Actualmente se hacen representaciones del “Ollantay” sobre la base de un arreglo de
a la redonda había sido buscado inútilmente. César Mir´y Sebastián Salazar Bondy.
Languidecían las huestes del amado capitán, pero ningún soldado pensó siquiera en
desobedecer la orden impartida. Integra la guarnición se mantuvo en su puesto, no
importándole la muerte que diezmaba ya sus filas.
Nunca más retornó Chunta Wachu: sus fieles soldados perecieron todos,
aguardándole la obediencia hasta morir.
La trágica historia cuenta que el denodado capitán fue víctima de la temible serpiente
alada, el Amaru de las leyendas de quien sufrió secuestro mientras dormía en una cueva. El
y quienes le acompañaban habían de servir de alimento a la voraz enemiga, la cual reservó
para lo último al bocado del jefe.
El viejo cronista de Kosko afirma que Chunta Wachu logró fugarse, mientras dormí ala
siesta el monstruo de quien era cautivo. Huyó con la celeridad que pudo más no fue tanta
que consiguiera ponerse fuera del alcance de su perseguidor.
Cuando la serpiente le tenía ya muy cerca, se produce el milagro. Chunta Wachu se
transforma en árbol. La serpiente ciega de ira se abraza a él como para ahogarle con sus
poderosos anillos.
Se enrede en el trono, más el árbol crece echando en su tallo tremendas púas que
destrozan el cuerpo del Amaru.
Enhiesto y corpulento elevase en el bosque el árbol de la Conta. Enrédense en su
tallo, como ofidios, las plantas trepadoras. En la mitología incaica es el símbolo de la
obediencia militar, sin perjuicio de que sus durísimas maderas se ofrezcan para lanzas y
makanas de indudable bélica.

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