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TOMA DECISIONES QUE NO LAMENTARÁS

TD Jakes nos introduce al difícil mundo de decidir, para bien o para mal, y aunque podamos postergarlas,
al final, debemos decidir. Toma Decisiones que no Lamentarás, enseña principios para minimizar los
errores y tomar decisiones correctas.

Nada es más difícil, y por tanto más valioso, que poder decidir.
—Napoleón Bonaparte

Algunas decisiones son "grandes decisiones", y deben ser bien pensadas, ya que el costo de un error
puede ser demasiado gravoso.

TOMA DECISIONES QUE NO LAMENTARÁS

Hala el gatillo
Con harta frecuencia oigo a personas, que usan la expresión «simplemente hala el gatillo» en el sentido
de que te comprometas con una decisión y actúes en consecuencia.

Pensemos en esta imagen por un momento. Deben responderse ciertas preguntas antes de que
algunos de nosotros decidamos halar el gatillo en cualquier decisión de importancia. ¿Qué arma usar?
¿Cómo montarla? Y acaso, lo más importante de todo, ¿Cuál es el blanco al que le voy a disparar?

Puedes reírte de mi por mostrarme aquí con una mente tan literal, pero creo que entiendes dónde voy a
ir a parar con esta metáfora. El acto de halar el gatillo toma sólo un par de segundos. Pero seleccionar
el arma, entender cómo manejarla y cerciorarse de que apunta en la dirección correcta, son elementos
tan importantes como halar el gatillo, aunque a menudo se pasen por alto.

Todos estos preparativos deben hacerse antes de que dispares o, de lo contrario, podrías verte
disparando una pistola de agua en una casa que se incendia. O, dicho de otro modo, tomando decisiones
cuando no estás preparado, ni equipado, ni cómodo.

Con el fin de elegir y usar el arma adecuada para tomar las decisiones correctas sobre relaciones, te
pido que tomes ahora mismo una importante decisión que afectará tu futuro.

nos reta a leer este libro a fin de que salgas con una idea mejor, más clara y más firme de cómo tomas
decisiones fundamentales y libres de remordimiento respecto a la gente con quien te relacionas.

Investigación: acopio de información y recolección de datos


Viabilidad: remoción de obstáculos y limpieza del camino
Recompensas: hacer un listado de opciones e imaginar sus consecuencias
Revelación: reducir tus opciones y hacer tu selección
Retrospectiva: mirar hacia atrás y hacer los ajustes necesarios para mantener el rumbo

Las relaciones románticas y la selección de un cónyuge constituyen el ejemplo medular de este


libro; sin embargo, las destrezas y la información que quiero compartir no son efectivas exclusivamente
en la búsqueda de un compañero o compañera. Lo que aprendas acerca de la toma de decisiones puede
aplicarse a cualquier área de tu vida.

Compartiré algunas formas en que puedes protegerte de las consecuencias inmensamente caras
y emocionalmente devastadoras de tomar decisiones impulsivas. Y puedo ayudarte a no perder
tiempo en aplazamientos, lo cual con frecuencia es causado por el temor de tomar una decisión errónea.

Todas las decisiones importantes exigen averiguaciones pertinentes y deliberaciones dilatorias, ya sea
que vayas a elegir un marido, a escoger una especialidad universitaria, a adquirir una propiedad, a decidir
una nueva carrera, a comprar una compañía o a determinar dónde vivirás.

Mi objetivo es ayudarte a cobrar conciencia, al igual que a mi hija a punto de casarse, de que algunas
decisiones son tan significativas que debes tomarlas con la mayor certidumbre posible. Si así lo haces,
te adentrarás confiadamente en el futuro sin que ningún remordimiento te persiga como papel higiénico
pegado a tus zapatos.

Mi promesa es que si lees este libro, te prepararás y sabrás todo lo que necesitas saber en cuanto
a tomar decisiones de relación sin incurrir en tonterías.

Probablemente has deseado poder asomarte al futuro para tomar una decisión en el presente. Yo no
puedo otorgarte el don de la profecía, pero puedo ayudarte a que conozcas todo lo que necesitas saber
para adentrarte confiadamente en el futuro…antes de hacerlo.

TODOS TENEMOS NUESTRO PROPIO PROCESO SINGULAR DE TOMAR DECISIONES

A veces tenemos que tomar una pequeña decisión, tal como escoger un nuevo estilo de peinado o decidir
si pintar el dormitorio de azul celeste o de bermellón. Otras veces las decisiones son más importantes,
tales como si me mudo o no a otra ciudad para un mejor empleo, o si conservo el viejo.

Cada uno de nosotros tenemos nuestro propio estilo y maneras de abordar el proceso de la toma de
decisiones. Algunos de nosotros tendemos a saber exactamente lo que queremos. Nos decidimos con
rapidez y actuamos inmediatamente. Otros preferimos deliberar durante largo tiempo, sopesando todos
los ángulos y las opciones antes de decidir qué hacer.

Reflexiona - discierne - decide

Una buena toma de decisiones en relaciones, negocios o cualquier cosa es el resultado de un proceso
de reflexión - discernimiento - decisión. Esta verdad surgió recientemente para mí de manera
renovada. He tenido el mismo jefe de operaciones en mi compañía comercial durante casi diez años.

Me resultó interesante notar una observación que él hiciera sobre mí. Con frecuencia las personas que
trabajan con uno advierten cosas acerca de ti de las que tú mismo no te habías percatado.

TOMA DECISIONES QUE NO LAMENTARÁS

A través de 13 capítulos TD Jakes aborda diferentes áreas, algunas prácticas y otras más sencibles,
donde cada persona a lo largo de la vida debe decidir.

Comienza con el primer paso: Reflexiona y discierne, tanto si eres un profesional o un empresario,
¿Cómo vas a formar tu equipo de trabajo?, y si del amor se trata, decide a quién amar, ¿Cuáles son las
20 preguntas que debes hacerte antes de casarte?. Así también cómo decidir antes de comprar una
casa, tener hijos o incluso divorciarte.

Al final, no todas las preguntas tienen una respuesta, por lo que también debemos afrontar cada decisión
con cierta dosis de riesgo.
SOMOS LA GENERACION QUE CONQUISTA
TD. JAKES
Somos la generación que conquista, que va a bombardear las puertas del infierno, tomar la Tierra
Prometida, y traer la cosecha de almas de los últimos días.
Dios impartirá una unción para que nosotros lideremos, instruyamos y establezcamos un ejemplo; pero
debemos ser aún más sensibles y sumisos al Espíritu Santo, y cumplir con nuestras responsabilidades
con temor y temblor.

El libro de Josué muestra el cuadro de un pueblo que ha dejado de estar errante, ha llegado a conocer
a su Dios, abrazó sus promesas, y está ahora listo para apoderarse de lo que Dios le había prometido.
Creo que somos la generación de Josué.

Somos la generación que va a bombardear las puertas del infierno, tomar la Tierra Prometida, y traer la
cosecha de almas de los últimos días. Toda injusticia caerá de rodillas a medida que proclamemos la
Palabra de Dios.

¿Pero hemos considerado el costo?


Josué guió al pueblo de Israel a tomar la Tierra Prometida, pero también sirvió a Moisés fielmente y con
paciencia durante cuarenta años en el desierto, mientras sabía que podrían haberla tomado apenas
unos meses después de haber dejado Egipto.

Josué fue uno de los doce espías que regresó con un buen informe luego de observar la tierra que fluía
leche y miel. Ese fue el informe que Israel rechazó, y a causa de esa incredulidad anduvieron errantes
por el desierto durante cuarenta años. Solamente Josué y Caleb le creyeron a Dios.

La generación de Josué le creerá a Dios y le obedecerá.


La generación de Josué no murmurará ni se quejará.
La generación de Josué dará la vida por el Evangelio.
La generación de Josué entregará la vida por sus hermanos y hermanas.
La generación de Josué no tomará la gloria para sí.

Si no estamos deseosos de pagar el precio, no sobreviviremos al tiempo de la generación de Josué.


Debemos ser tenaces e inconmovibles en nuestro amor por Dios y por los hermanos y, además,
debemos saber cómo guerrear en el espíritu.

Guerrear en el espíritu es vencer a todas las zorras pequeñas que estropearán la viña, zorras pequeñas
como codicia, lujuria, celos, enojo y temor.
Guerrear en el espíritu es levantarme una hora más temprano o quedarme una hora más tarde para
tener ese tiempo de intimidad con el Señor, oír sus instrucciones para el día y conocer su mente y
corazón.

Guerrear en el espíritu es ser llenos del poder de su fuerza, y estar completamente vestidos de su
armadura de modo que el enemigo tenga que retroceder a medida que vamos caminando en este
mundo.

Guerrear en el espíritu significa reconocer continuamente que no estamos guerreando contra la gente,
sino contra el diablo y sus demonios que trabajan a través de ellos.
Finalmente, guerrear en el espíritu requiere de amor, fe, paciencia, fidelidad y coraje. Todas estas fueron
características de Josué, guerrero de Dios que por su fe y obediencia tomó la Tierra Prometida.

La Iglesia es la esposa guerrera de Jesús, y cuando creamos y obedezcamos al grito de batalla de


nuestro Señor, ¡tomaremos el mundo!

E hizo Josué como le dijo Moisés. Éxodo 17:10

Estoy seguro de que Moisés era un gran hombre, pero ¿usted piensa realmente que sería siempre
grandioso estar trabajando para él? Tenía una responsabilidad tremenda y llevaba la carga de guiar a
millones de personas con un pensamiento sumamente egoísta e independiente. Y él mismo tenía su
temperamento.

Este es el hombre que golpeó la roca y no entró en la Tierra Prometida a causa de eso. ¿No piensa que,
tal vez, había momentos en que Josué se sentía un poco frustrado, irritado o exasperado con Moisés?
Y sin embargo, la Biblia dice que Josué obedeció a Moisés sin quejarse.

¿Por qué? Creo que Josué sabía en su corazón que un día iba a guiar al pueblo de Israel a atravesar el
Jordán para tomar la Tierra Prometida. Sabía que Dios lo estaba preparando para la guerra.

Cuando Dios creó la Iglesia, dejó un sólo puesto vacante para todo miembro: esclavo. Una epístola tras
otra Pablo declara que era meramente un siervo del Señor Jesucristo, pero la palabra que usaba en
griego quería decir "esclavo". El tipo de esclavo del que hablamos aquí, es alguien que está total y
completamente dedicado a su amo.

Aún si le ofrecían su libertad, se negaba a aceptarla a causa de su compromiso de por vida para con su
amado. En este mismo sentido, somos llamados a ser siervos del Señor Jesucristo.

Si verdaderamente queremos ser guerreros para Cristo, no tenemos ninguna excusa para decir "ese
trabajo es muy poco para mí", ni podemos pensar "soy demasiado para este trabajo". ¡La única vacante
de trabajo en el Reino de Dios es la de esclavo!

Hay un versículo interesante de las Escrituras sobre Josué:

Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al
campamento; pero el joven Josué, hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del
tabernáculo (Éxodo 33:11).

Esta Escritura nos indica que Josué servía a Moisés, pero que buscaba a Dios para misericordia, justicia,
bendición y ascenso. Con frecuencia cuando hacemos cosas para hombres y mujeres, naturalmente
esperamos que nuestra recompensa venga de parte de ellos. Pero La Biblia dice que debemos hacer
todas las cosas como para el Señor y que nuestra recompensa viene de Él.

Puede ser que nadie esté viendo cuánto ensayas para el coro, pero Jesús lo sabe. Puede ser que nadie
te haya visto cuando estudias ese informe financiero a las 02:00 de la mañana, pero Jesús sí. Así que,
cuando busques tu recompensa, ¡mira a Jesús!

Recibiendo de parte del Señor

Josué fácilmente podría haberse quejado de que estaba siendo "usado" por Moisés. Cuando Moisés se
quedó en la montaña orando mientras Josué estaba batallando contra Amalec y peleando por su vida,
allá abajo Josué podría haberse sentido tentado a gritar: "¡Moisés me está usando!" Pero, Josué se
sometió a Moisés y recibió como resultado un reconocimiento especial de parte del Señor:

Dios revela que Él es nuestro estandarte de victoria en la guerra (Jehovah-nissi) y le dice a Moisés que
edifique un altar y "que lo mencione a los oídos de Josué". Él declara que Josué es el héroe conquistador
del día. Así que, si alguien viene a ti y te dice que están usándote, diles: "¡Sí, me están usando! Eso es
lo que se supone que deben hacer. Yo dije: ‘Señor, estoy disponible para ti y quiero ser usado’. Y la
única manera que Él puede responder es utilizándome a través de alguien. ¡Y lo hago como para el
Señor!"

Esta no es solamente una declaración de fe, ¡es un grito de batalla!

El problema que muchos de nosotros tenemos es que cuando hacemos bien a nuestros "amos", sea esa
persona el empleador, supervisor, o ministro de música – queremos cosechar de parte de aquel en quien
hemos invertido. Si no nos sentimos afirmados, apreciados y recompensados por la persona que nos ha
"usado", entonces nos enojamos.

Pero La Biblia dice que nuestra recompensa no viene de los hombres: viene de parte del Señor (Efesios
6:8).

Cualquiera que esté intensamente involucrado en el ministerio debe concluir finalmente que ninguna
persona puede jamás devolverle los sacrificios que haga. Únicamente Dios puede recompensarlo
adecuadamente por los hechos desinteresados que pueda hacer en beneficio de otro. ¡Y Él sí que nos
recompensará!

La recompensa y el reconocimiento vendrán del Padre, y Él determinará la recompensa apropiada para


que nosotros recibamos. Ahora, si el Padre elige recompensarte ricamente, ¡no dejes que nadie te haga
sentir mal por eso! Acepta cualquier cosa que el Señor te provea, grande o pequeña. Continúa dando el
mismo fiel, humilde y excelente servicio sin tener en cuenta cuánto Él pone en tu mano o cuánta alabanza
recibes.

Cuanto más el Señor comprueba que puede confiarte bendiciones, más te bendecirá. Y durante todo el
tiempo, ya sea que tengas lo mínimo o abundes, elige estar contento y servir gozosamente. Este es un
acto de fe en Dios y solamente en Dios.
Cuando una armada va a la batalla, todas las vidas están en la línea.

Los sargentos pueden ganar más dinero que los soldados, a pesar de que los soldados puedan estar
expuestos a riesgos mayores. No todos los cheques de pago militares son iguales. Esto también es
verdad en el Reino de Dios. Algunos reciben treinta, otros sesenta y aún otros reciben cien (ver Mateo
13:3-8). El porcentaje depende de lo que diga el Padre.

Nuestra parte es ser agradecidos por cualquier cosa que Él nos dé, esperar su recompensa, recibirla
agradecidos, y mirar a otras personas para ver si nos recompensan por los sacrificios que hacemos por
ellas.

Nuestra motivación para servir al Señor nunca debe ser por un porcentaje material. Nuestra motivación
debe ser el amor por el Señor. Cualquier devolución material es un beneficio adicional que Él da a
nuestras vidas. El valor real de lo que nosotros damos es medido para nosotros en cosas eternas que
no pueden ser medidas sobre esta Tierra.

Como Jesús

Tal como los soldados tienen que obedecer a su comandante, cada creyente es llamado a obedecer al
Señor, y no en forma ocasional, sino continuamente. No obedecemos únicamente cuando las
circunstancias parecen correctas o cuando nos gusta la persona que está en autoridad, sino que
obedecemos a todos los que están en autoridad sobre nosotros como si obedeciéramos al Señor mismo.
Pedro nos enseñó una verdad dura en su primera epístola:
"Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los
gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien"
(1 Pedro 2:13-14).

Debemos someternos a las leyes de los hombres como si Dios mismo las hubiera escrito. Debemos
someternos a todos aquellos en autoridad sobre nosotros, porque Dios los ha puesto en esas posiciones.
Rebelarse contra ellos es rebelarse contra Dios.

Y si requieren de nosotros alguna cosa que no es piadosa o acorde con las Escrituras, debemos
desobedecer externamente, pero permanecer sumisos internamente. De esta forma, nuestros corazones
se mantienen puros delante del Señor y nuestra obediencia a Él es completa.

Desdichadamente, la mayoría de nosotros probablemente nos rebelamos más por razones egoístas que
por convicciones bíblicas. Estamos apurados, y en consecuencia, superamos el límite de velocidad.
Nuestro jefe es insensible, tirano y no nos paga lo que valemos, entonces, agregamos una hora aquí y
otra allá en forma extra.

Creemos que el impuesto a los ingresos es inconstitucional y opresivo, por lo tanto, no informamos el
dinero en efectivo que recibimos por hacer diversos trabajos.

Esta rebelión y anarquía también es común en la iglesia local. No nos gustan las canciones que el
director del coro elige, así que, abandonamos el coro, aun si Dios nos ha llamado allí para aprender
sumisión con ese director de coro. Entonces, nos involucramos en evangelismo pero, el líder es
desorganizado. Nos sentimos tan frustrados con la falta de habilidad administrativa que eventualmente
dejamos eso también.

La verdad es que, iremos de una responsabilidad a otra hasta que aprendamos a someternos a la
autoridad. Dejemos de quejarnos y hagamos todas las cosas como para el Señor. Nunca estaremos
contentos hasta que dominemos nuestros caprichos egoístas, dejemos de lado nuestras agendas
personales y, simplemente, obedezcamos a Dios y sirvamos a aquellos que Él ha puesto en autoridad
sobre nosotros.

Cuando Dios nos ubica bajo una autoridad que no es agradable o no opera como nosotros hubiéramos
operado, sabemos que Él está trabajando sobre nuestro nivel de sumisión a la autoridad. ¡Nos está
preparando para la batalla! ¡Nos está mostrando cómo entregar nuestras vidas! Si vamos a ser como
Jesús en esta Tierra, debemos aprender obediencia al punto de crucificar nuestro yo y nuestra carne.

Jesús derramó su vida por nosotros en obediencia al Padre y su ejemplo es el modelo que tenemos que
seguir. Debemos derramar nuestras vidas por otros en obediencia a Dios.

Si estamos establecidos en autoridad sobre otros, debemos derramar nuestras vidas en obediencia a
Dios más que nunca. Dios impartirá una unción para que nosotros lideremos, instruyamos y
establezcamos un ejemplo; pero debemos ser aún más sensibles y sumisos al Espíritu Santo, y cumplir
con nuestras responsabilidades con temor y temblor.

Nuestro liderazgo debe llevar estas dos marcas: la confianza y la humildad de Cristo.

La obediencia nos permite ser todo lo que Dios diseñó que nosotros fuéramos. Libera nuestro potencial
y desata nuestros ministerios. Pero lo más importante: cuando aprendemos obediencia, aprendemos el
fundamento para declarar una guerra y ganarla.
El enemigo se enfrentará con una formidable fuerza de pelea cuando nuestro ejército de soldados
cristianos obedezca a aquellos en autoridad y nuestros oficiales muestren el modelo de Jesús a aquellos
a quienes lideran. Seremos de una sola mente, corazón y espíritu, y nada hará que rompamos filas. ¡Las
puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia obediente de Dios!

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