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De la escuela a los espacios educativos

La educación del siglo XX ya cerró su ciclo de vida1

Nuestra sociedad tiene instalada la idea retrógrada de que educarse bien significa cursar completo
el sistema educativo desde las guarderías infantiles, siguiendo por la educación inicial, primaria,
secundaria, superior laboral/técnica/académica hasta alcanzar diversos diplomas, posgrados y
acreditaciones. No seguir esa ruta lineal completa supone desventajas.

Lamentablemente todo esto es cada vez menos cierto. Los paradigmas que originaron esta
concepción educativa se están desplomando sin que los decisores muestren los reflejos para
visualizar y reconfigurar este obsoleto sistema educativo. Por eso se aferran al modelo conocido
que les da seguridad.

La escuela de hoy ha heredado de los romanos del siglo V el trívium (lecto-escritura) y quadrivium
(matemáticas) que siguen dominando el currículo y los múltiples exámenes escolares; del siglo XVIII
la idea de una escuela-fábrica de producción lineal de productos homogéneos con división de
trabajo, agrupaciones por edades y horarios al estilo tayloriano a cargo de profesores-capataces,
que a cambio de instruir utilizan el poder para evaluar, premiar y castigar. La disciplina totalitaria y
jerárquica la heredó de las estrategias militares prusianas y de las órdenes religiosas medioevales
que demandan acatar, obedecer y cumplir para ser trabajadores productivos y ciudadanos
adecuados.

La continuidad colegio-universidad ha sido heredada de las premisas de la economía del


conocimiento y su obsesión por estandarizar, homologar y medir todo. En todo este paquete se
asume que el “saber” es una construcción predecible, uniforme para todos, secuenciada, lineal,
constituido por segmentos evaluables en función de las competencias pre definidas por el evaluador
según su concepción de aprendizaje. En este escenario la voz del niño está ausente en un sistema
que lo domina todo desde las normas y el control externo, postulando la igualdad como valor
(despreciando y descalificando al diferente), usando al maestro como su mercenario.

Esta escuela ha sido concebida como una isla divorciada del mundo real y del ejercicio ciudadano y
la construcción de la democracia. El currículo se ocupa siempre del pasado para estudiantes que
deben vivir el presente y proyectarse a lo desconocido que viene en el futuro. La igualdad se
convierte en el arma para despreciar la equidad y el respeto a las diferencias, contraviniendo lo que
dice la investigación científica actual del mundo de las neurociencias, psicología y pedagogía. Es tan
dura la resistencia al cambio que se prefiere educar mal para comodidad de los administradores y
comerciantes en vez de educar bien acorde con las necesidades vitales de los estudiantes.

Las inconsistencias son múltiples y explican el aburrimiento de los alumnos. Si la escuela debe
preparar para el mundo real ¿por qué en sus quehaceres es tan distinto del mundo real? ¿Por qué
el mundo real no es incorporado cotidianamente a sus quehaceres?

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Versión traducida y editada del artículo “From school to educational spaces” de León Trahtemberg para la
antología “The Many Futures of Education and Learning” de próxima circulación. Solo como material de
discusión para los espacios de diálogo del Consejo Nacional de Educación.

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Si los niños son todos diferentes unos de otros ¿por qué se aspira a que sean iguales y se les trata
como tales, en la enseñanza, tareas y evaluaciones, descalificando a todos los “diferentes”?
Si en estos tiempos y los que se avecinan la robótica, inteligencia artificial y automatización harán
mejor que los profesores las tareas informativas y los procesos rutinarios ¿por qué se sigue
formando maestros y evaluando maestros y alumnos para hacer lo mismo que hacen mejor los
robots?

Si lo que importa es el diseño más que la manufactura que harán las impresoras 3D ¿por qué la
escuela no incorpora el diseño a su columna vertebral, con esos componentes de imaginación
espacial, creatividad, romper convencionalismos?

Si lo que definirá la sabiduría de una persona es su capacidad de desenvolverse exitosamente en lo


que no se conoce ¿por qué se sigue enseñando en los colegios lo que ya se conoce? La escuela del
futuro debería tener una propuesta educativa que responde a estas preguntas.

El sistema educativo de la próxima década

El gran cambio que ha traído la universalización de internet y los equipos informáticos y digitales
con conexiones muy rápidas, los teléfonos inteligentes, las redes sociales y el software
crecientemente complejo e inteligente, ha abierto espacio para una concepción de aprendizaje
alternativa, más multidimensional, interactiva, diversificada y personalizada, en la que las metas y
estándares comunes a todos y la evaluación comparativa de logros (con notas) dejan de tener
sentido. Esto está empezando a ser entendido por los colegios más innovadores que están
marcando la ruta hacia la cual se orientará la transformación de la escuela en los próximos diez
años.

Pongamos un ejemplo sencillo para un objetivo o competencia como la de ser eficaz al “trabajar en
equipo”. Unos podrán alcanzarlo haciendo deporte, otros a través de un proyecto de bioquímica y
otros haciendo trabajo social. ¿Por qué tendrían que hacer todos lo mismo y evidenciar capacidades
con los mismos indicadores en las mismas áreas curriculares? ¿Por qué quien tiene habilidades para
liderar grupos debe ser evaluado igual que quien tiene habilidades para intervenir solo para
conciliar, o aquél que siendo disruptivo obliga al resto a confrontar situaciones de conflicto para
convivir juntos? Es como si en un equipo de fútbol se quisiera evaluar al arquero y al defensa como
se hace con el delantero de quien se espera que meta goles. O que se espere que un niño obeso y
descoordinado evidencie similares capacidades goleadoras que el delantero físicamente bien
dotado. Esto que quizá es más fácil de entender con ejemplos como los descritos, demandarán más
esfuerzo para entenderse y aceptarse en el caso de las ciencias, ciencias sociales y ciudadanía.

Pero hay otra dimensión de la educación tradicional que sufrirá un terremoto. Las instituciones
educativas dejarán de tener el monopolio de la educación y el otorgamiento de certificaciones y
diplomas en todos sus niveles. Cada vez más empresas como Google, Amazon, Apple, Microsoft,
General Electric, Samsung, Volvo, etc. ofrecerán sus propias opciones educativas, muchas de ellas
instaladas como software en los equipos digitales, con grados, diplomas, certificaciones emitidas a
nombre de su propia marca, trascendiendo la legislación nacional como ya lo hacen en sus áreas de
actividad Uber o Airbnb. Buena parte de la educación será online e internacional, compuesta por
módulos ensamblables de minicursos y talleres que configurarán currículos individualizados, que
incluirán los cursos que ya ofrecen Coursera o EdX o Udacity, todos los cuales tendrán formas de
acreditar las capacidades o competencias requeridas por el mercado laboral. Por ejemplo, ya hoy

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en día tener una certificación de Microsoft para manejar redes, abre tantas o más puertas que tener
un diploma de ingeniero de alguna universidad.

El valor diferencial de un profesional estará dado por su autonomía y plasticidad mental, su


capacidad de pensar en ideas originales, diseñar y desarrollar prototipos, su sentido ético y
responsabilidad social-ciudadana, a lo que se suman su solvencia digital y las habilidades sociales
que le permiten “abrir puertas” y trabajar en equipo o clusters de equipos.

Esto supone pensar en una escuela (que quizá debería denominarse espacio educativo) en la que la
investigación de lo desconocido e imprevisto es lo cotidiano, con discusiones continuas para ampliar
horizontes y afinar posiciones personales, con fuerte conciencia ética, medio-ambiental y de
ciudadanía democrática. Los alumnos podrán asistir a varios espacios educativos a lo largo de su
vida escolar incluyendo también algunos realizados en el esquema del homeschooling.

El aprendizaje en esos espacios educativos recibirá un valioso aporte de las tecnologías del diseño
de juegos educativos, basados en los principios de aprendizaje de los video juegos o gamificación.
Este permite a los estudiantes adquirir habilidades a partir de la ejercitación de conceptos mientras
juegan, enganchándolos lo suficiente como para tener mayores opciones de trabajo autónomo auto
motivado individual y grupal, recompensándolos con retroalimentación reforzadora de su interés.
Este ejercicio que lleva a explorar, actuar, conectarse socialmente y sentir logros de aprendizaje,
caracterizará los nuevos materiales educativos para niños y adolescentes.

En cuanto a los profesores, no se les necesitará para aquellas cosas que los robots hacen mejor que
ellos. La inteligencia artificial permitirá construir las alternativas para el aprendizaje personalizado,
monitoreo académico y evaluación, de modo que la experiencia que viva cada alumno ponga en
juego su pensamiento crítico, creativo, el diseño de prototipos para dar forma a sus ideas y/o
proponer soluciones a problemas existentes. El buen profesor será el acompañante afectivo, el
interlocutor multifacético, el monitor de la evolución de sus talentos y pasiones, el creador de los
espacios sociales para la interacción entre alumnos mientras construyen su sentido ético y sus
compromisos como ciudadano.

Ya no tendrá mucho sentido un currículo por áreas, agrupaciones de alumnos por edades y grados,
evaluaciones que usen notas para comparar y jerarquizar a los alumnos, porque cada uno estará
siguiendo su propio camino a su propio ritmo, sea en trabajos individuales o grupales, en
profundización de conceptos o desarrollo de investigaciones y proyectos.

El reto de la escuela entonces -y los equipos docentes multidisciplinarios- será crear esos espacios
educativos al estilo de los campings vacacionales con múltiples espacios de exploración y acción.
Por ejemplo, un atelier de “cómo funcionan las cosas” en los que se aprende física desarmando y
reconstruyendo una bicimoto, o un gran atelier “ecosistema”, en el que se pueden simular
condiciones y efectos sobre conservación del planeta; un gran taller de “economía doméstica” en el
que se aprende a resolver todos los problemas de instalaciones y mantenimiento que pueden
presentarse en una vivienda así como los de vestimenta y alimentación; un espacio “ciudadanía en
el mundo de hoy” para estudiar y discutir desde la perspectiva ciudadana y democrática noticias
que traen los medios y redes que definen nuestras sociedades, por su impacto ético, político, social,
cultural; y, talleres como “tecnología” en el que los estudiantes se familiarizan con los nuevos
equipos y desarrollos tecnológicos, sus capacidades y limitaciones, los dilemas éticos que supone,

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los retos a la privacidad y reputación, etc. Todo ello para promover la autonomía y la convivencia
social armoniosa, las habilidades blandas, iniciativas ciudadanas y compromisos éticos.

Estos espacios educativos deben partir de una nueva misión educativa que es la de acoger a cada
niño desde su historia personal tal como llega al espacio educativo. Acogerlo, darle un espacio de
protección, pertenencia y seguridad, cuidar su salud socioemocional, como requisitos previos a
cualquier reto en el que ponga en juego sus capacidades académicas o sociales. Ese supone un rol
del maestro acogedor, acompañado de un equipo de psicopedagogos, psicólogos y trabajadores
sociales que coordinadamente cuidarán su autoestima y desarrollo óptimo.
En lugar de hablar de docentes esta escuela cuenta con equipos docentes, multidisciplinarios,
capaces de crear contextos y retos educativos, a la par de monitorear el desarrollo de cada alumno
a su cargo.

Eso supone tener una imagen de niño poderoso, competente, constructor de su propio camino, con
la de un maestro orientador, facilitador (coach), y una imagen de currículo como un medio
absolutamente abierto y diverso que no pretende fijar las metas y logros de cada alumno en función
del tiempo transcurrido y los aprendizajes e indicadores pre establecidos, sino en función del nivel
de motivación, involucramiento, bienestar y desarrollo de las pasiones que se van evidenciando en
el tiempo. No supone una evaluación para rankear, jerarquizar, comparar en función de ciertos
indicadores o estándares universales, sino para documentar los desarrollos que ocurren en cada
niño.

Comentario final

Hacer más de lo mismo nunca fue una solución a los problemas de la vida real, ni de la investigación
científica ni de las políticas de estado. Entonces, ¿por qué habría de ser la excepción la educación?
¿Se está haciendo algo sustancialmente distinto hoy respecto a 40 años atrás? ¿Las continuas
evidencias de que nuestra educación no avanza, y en ciertos asuntos retrocede, no debería dar pie
a pensar que hay que repensar el sistema educativo, la escuela, los institutos y las universidades?

En suma, al igual que todas las demás áreas del quehacer humano y los sectores estatales, la
educación del 2036 y las reivindicaciones sociales que le corresponden no puede ser equivalente a
las que se plantearon en el 1980 o el 2000, por las enormes transformaciones que han ocurrido en
el contexto político, económico, social, cultural y tecnológico y en las formas de vida en un mundo
crecientemente globalizado, inseguro y amenazado por los daños al medio ambiente. Así mismo, si
el Perú no logra sacar provecho de sus ventajas comparativas, estará condenado a quedar relegado
en la periferia de las naciones con limitados recursos para potenciar su educación y el bienestar de
sus ciudadanos.

El gran reto de los peruanos es imaginar una educación innovadora, que permita dar saltos de
calidad y catapultar la inteligencia de los niños, adolescentes, jóvenes y adultos para que sean
creativos generadores de rutas originales para nuestro desarrollo, para lo cual se requiere poner en
juego lo mejor del saber científico sobre el desarrollo humano que proporcionan la investigación en
pedagogía, psicología y neurociencia, al lado de la visión de desarrollo del Perú que proporciona las
metas nacionales de desarrollo a alcanzar.

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Siendo así, algunas de las preguntas críticas a resolver son:

a) De las características que se proponen para la escuela del futuro, conociendo la realidad
específica de la educación peruana, ¿cuáles consideras lo retos prioritarios a encarar en los
próximos 15 años?

b) A partir de esos retos que surgen de la mirada al futuro, ¿cuáles son las innovaciones
imprescindibles a realizar en el sistema educativo?

c) ¿Con qué indicadores podríamos acompañar los desarrollos a futuro de la educación


peruana, para evaluar los obstáculos y avances, bajo la nueva concepción de sistema
educativo propuesto al incorporar las innovaciones sugeridas?

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