Sunteți pe pagina 1din 8

LEUCEMIA

Las leucemias son un tipo de cáncer que afecta a las células sanguíneas. Las células
malignas de la leucemia circulan por la sangre e invaden los tejidos que fabrican la sangre
y otros tejidos del organismo. Se trata de trastornos de tipo clonal porque provienen de la
transformación maligna de una célula única. La célula que sufre la transformación maligna
leucémica puede ser una célula progenitora sanguínea multipotencial (con capacidad de
producir todo tipo de células sanguíneas) o un progenitor sanguíneo más maduro (con una
capacidad de producción de células sanguíneas limitada a 1-3 líneas celulares). En general,
las células leucémicas se dividen a una velocidad más lenta que las células normales y
presentan una maduración alterada o nula. Sin embargo, las células leucémicas no se
mueren y se acumulan progresivamente en el organismo. La inmortalidad de las células
leucémicas es la diferencia probablemente más importante respecto a las células sanguíneas
normales. Las células normales tienen un periodo de vida en el organismo limitado y
predecible.

FISIOPATOLOGIA
La principal característica de las leucemias agudas es la presencia de un "cese madurativo"
de las células de línea mieloide (LMA) o Linfoide (LLA) con blastosis en médula ósea
(superior de 20% de células no eritroide según la OMS). Dado que todavía queda
hematopoyesis normal residual, puede verse en sangre periférica la existencia de un "hiato
leucémico", es decir, presencia de formas inmaduras en sangre periférica y formas maduras
pero con ausencia de elementos intermedios.

En las leucemias crónicas, la principal característica morfológica es la no existencia de


dicho hiato leucémico, ya que no existe stop madurativo, permitiendo secretar a la sangre
células maduras, y su curso clínico suele ser indolente.

ETIOLOGIA
La causa de la leucemia es desconocida. Posiblemente uno o múltiples cambios en la
maquinaria genética de una célula provoca los cambios que llevan a una multiplicación no
controlada y a la ausencia de la muerte celular programada normal de sus descendientes y
ella misma. Estos cambios originarían la acumulación de células leucémicas y el
desplazamiento de las células normales. Se han asociado varios factores a un aumento del
riesgo de leucemia y se especula con un posible papel causal de los mismos.
 Algunas anomalías de nacimiento como el síndrome de Down presentan mayor
incidencia de leucemia.

 Las radiaciones tanto de tipo médico como las asociadas a bombas atómicas o centrales
nucleares han provocado un aumento de la aparición de leucemias en las personas
expuestas.

 Algunos virus producen leucemias en animales y posiblemente también en el hombre.


Los virus pueden cambiar la dotación genética de una célula.

 Ciertas sustancias químicas como el benzol son agentes mutágenos y se ha visto pueden
causar leucemia.

 Algunos factores ambientales pueden influir en la susceptibilidad a la leucemia, por


ejemplo, el hermano mellizo de un leucémico tiene más probabilidad de contraer la
enfermedad. Si bien ello podría ser por factores ambientales comunes, en los cuales ambos
están inmersos o por su similar maquinaria genética que les confiere cierto grado de
susceptibilidad a ambos.

TIPOS DE LEUCEMIA
Las principales formas de leucemia se dividen en cuatro categorías.

En función del tipo de célula comprometida hablamos de leucemia mieloide y de la


leucemia linfocítica.

En función de la rapidez con la que avance la enfermedad hablamos de leucemia aguda y


de leucemia crónica.

Así pues, existen cuatro tipos principales de leucemias:

 LEUCEMIA LINFOBLASTICA AGUDA (LLA).


 LEUCEMIA MIELOIDE AGUDA (LMA).
 LEUCEMIA LINFOCITICA CRONICA (LLC).
 LEUCEMIA MIELOIDE CRONICA (LMC).
1. LEUCEMIA LINFOBLÁSTICA AGUDA (LLA)
La leucemia linfoblástica aguda (LLA) es la neoplasia más frecuente en la infancia,
constituyendo el 80% de todas las leucemias agudas de la edad pediátrica. La supervivencia
de los pacientes con LLA se ha incrementado notablemente en los últimos 30 años,
presentando con los tratamientos actuales, una supervivencia libre de enfermedad superior
al 80% en la mayoría de los casos. A pesar de estos excelentes resultados, el 15-20% de los
pacientes fracasan en el tratamiento.

La LLA es la consecuencia de la transformación maligna de una célula progenitora linfoide


inmadura que tiene la capacidad de expandirse y formar un clon de células progenitoras
idénticas bloqueadas en un punto de su diferenciación.

Como en toda enfermedad neoplásica, la secuencia de acontecimientos que derivan en la


transformación maligna de una célula es multifactorial. En el caso de la LLA, estos eventos
se producen durante el desarrollo de la estirpe linfoide. Estos precursores linfoides
presentan una alta tasa de proliferación y de reordenamientos genéticos; características que
favorecen la aparición de mutaciones espontáneas y de otras alteraciones citogenéticas que
facilitan la transformación maligna.

2. LEUCEMIA MIELOIDE AGUDA (LMA)


Su incidencia es de 1,5 casos por 100.000 habitantes/año. Su frecuencia aumenta con la
edad. Comprende el 80 % de las leucemias agudas en adultos y del 15-20 % en niños. Es
la leucemia más frecuente en neonatos.

La Leucemia Mieloide Aguda es una neoplasia clonal del tejido hemopoyético,


caracterizada por la proliferación de células blásticas anormales de estirpe mieloide en la
medula ósea y menor producción de células hemáticas normales, condicionando anemia y
Trombocitopenia.

La leucemia mieloide aguda se produce por daños genéticos adquiridos (no heredados) en
el ADN de las células en desarrollo dentro de la médula ósea. Sus efectos son:

 El crecimiento incontrolado y exagerado y la acumulación de células llamadas


"blastos leucémicos" los que no pueden funcionar como las células sanguíneas
normales
 El bloqueo de la producción de células normales de la médula, lo que resulta en una
deficiencia de glóbulos rojos (anemia) y plaquetas (Trombocitopenia) y de glóbulos
blancos normales (especialmente neutrófilos, es decir, neutropenia) en la sangre.

La leucemia mieloide aguda es una enfermedad que avanza rápidamente y afecta a la


mayoría de las células que se están formando o primitivas (aún no completamente
desarrolladas o diferenciadas). Estas células inmaduras no pueden desempeñar sus
funciones normales. La leucemia crónica avanza lentamente y permite el crecimiento de
un mayor número de células más desarrolladas.

3. LEUCEMIA LINFOCÍTICA CRÓNICA (LLC)


La leucemia linfocítica crónica (LLC) consiste en un trastorno de linfocitos
morfológicamente maduros pero inmunológicamente menos maduros, y se manifiesta por
la acumulación progresiva de estas células en la sangre, médula ósea y tejido linfático. El
recuento de linfocitos en la sangre generalmente es igual o mayor de 10,000 por milímetro
cúbico. El tratamiento con dosis convencionales de quimioterapia no es curativo; los
pacientes seleccionados que fueron tratados con transplante de células madres alogénicas
alcanzaron una supervivencia prolongada libre de enfermedades.

La supervivencia general a 5 años es de aproximadamente 60%, pero depende de la etapa


de la enfermedad. Con frecuencia, la terapia antileucémica no es necesaria cuando la
enfermedad es prematura y no presenta complicaciones.

4. LEUCEMIA MIELOIDE CRÓNICA (LMC)


La leucemia mieloide crónica (LMC) es una enfermedad clasificada dentro del síndrome
mieloproliferativo crónico caracterizado por una proliferación de los glóbulos blancos de
la serie granulocítica hasta las últimas fases madurativas de su diferenciación. Cursa, por
tanto, con granulocitosis a nivel de la sangre periférica. Representa un 9% del total de casos
nuevos de leucemia. L

La leucemia mieloide crónica (LMC) es un síndrome mieloproliferativo crónico de


naturaleza clonal, originada en la célula madre, que resulta en un excesivo número de
células mieloides en todos los estadios de maduración.

SIGNOS Y SÍNTOMAS
Algunos signos o síntomas de la leucemia son similares a otras enfermedades más comunes
y menos serias. Algunas pruebas específicas de sangre y de médula ósea son necesarias
para realizar un diagnóstico. Los signos y síntomas varían basándose en el tipo de leucemia.
Para la leucemia aguda, incluyen:

 Cansancio o falta de energía


 Dificultad para respirar al hacer actividades físicas
 Piel pálida
 Fiebre leve o sudores nocturnos
 Cortes que demoran en cicatrizar y sangrado excesivo
 Marcas amoratadas (moretones) sin un motivo claro
 Puntos rojos bajo la piel, del tamaño de una cabeza de alfiler
 Dolores en los huesos o articulaciones (por ejemplo las rodillas, las caderas o los
hombros)
 Conteos bajos de glóbulos blancos, especialmente de monocitos o neutrófilos.

Es posible que una persona con LLC o LMC no presente ningún síntoma. Algunos
pacientes se enteran de que tienen LLC o LMC después de una prueba de sangre que forma
parte de un chequeo regular.

A veces, puede ser que una persona con LLC note ganglios linfáticos inflamados en el
cuello, en las axilas o en la ingle. La persona puede sentirse cansada o tener dificultad para
respirar (por la anemia), o tener infecciones frecuentes si la LLC es más seria. En estos
casos, una prueba de sangre puede demostrar un aumento en el conteo de linfocitos.

Los signos y síntomas de la LMC tienden a progresar lentamente. Las personas con LMC
pueden sentirse cansadas y tener dificultades para respirar haciendo las actividades diarias.
También pueden tener un bazo agrandado (lo que provoca una sensación de “pesadez” en
el lado izquierdo superior del abdomen), sudores nocturnos y disminución de peso.

DIAGNÓSTICO
Para el diagnóstico se tienen en cuenta los signos y síntomas que presenta el paciente, pero
serán necesarios una serie de análisis que detecten la presencia de las células anormales.

Se determinarán los niveles de glóbulos rojos, blancos y plaquetas en un análisis de sangre.


Generalmente los glóbulos blancos pueden estar disminuidos, aunque su número también
puede ser normal o elevado. Lo que será determinante será que, al examinarlos al
microscopio, se observarán glóbulos blancos muy inmaduros, blastos, que normalmente no
están presentes en la sangre circulante. Los glóbulos rojos y las plaquetas habrán
disminuido en número.

Para confirmar el diagnóstico se tomará una muestra de médula ósea, a través de una
aspiración, y se analizarán las células presentes en ella.

Otra prueba que puede realizarse en caso de haber alguna duda, es la punción lumbar con
la que se extrae líquido cefalorraquídeo y se comprueba la presencia en éste de células
leucémicas.
Todas estas muestras sirven para analizar al microscopio todas las células, la cantidad y la
forma. Para un diagnóstico de leucemia se requiere detectar al menos un 30% de blastos o
células inmaduras en la médula o en sangre periférica.

Otro tipo de pruebas como la citogenética y los estudios genéticos moleculares, sirven para
diagnosticar algunos tipos de leucemias específicos, que será importante conocer para
determinar el pronóstico del paciente.

Los estudios radiológicos como radiografías, resonancias magnéticas, etc. no son útiles
para detectar la existencia de leucemia pero sí lo son, para comprobar la afectación de otros
órganos, como el cerebro, o detectar cualquier masa presente en otras zonas.

TRATAMIENTO
El tratamiento para la leucemia consiste en un tratamiento antileucémico específico, para
eliminar las células cancerosas, y un tratamiento de soporte, para resolver problemas
colaterales de la enfermedad y los efectos secundarios del tratamiento específico. Las
características del paciente y de la enfermedad harán que tenga mayor o menor éxito este
tratamiento.

 Tratamiento de soporte
El tratamiento de soporte prepara el organismo del paciente para recibir la dosis de
quimioterapia correspondiente y previene posibles complicaciones. Hay que comprobar
también las funciones cardiorrespiratoria, renal, metabólica, hepática, etc. Este tratamiento
incluye medidas anti infecciosas, soporte transfusional y medidas generales de nutrición y
equilibrio hidrosalino.

Se establecerán, cuando sea necesario, medidas de aislamiento que eviten al paciente estar
en contacto con personas u objetos que le puedan transmitir cualquier microorganismo y
producirle una infección, pues su cuerpo no posee el suficiente número de leucocitos
maduros. Estos pacientes recibirán también una dieta especial. Se pueden utilizar
antibióticos profilácticos o un tratamiento precoz de la infección con antibióticos de amplio
espectro que cubran bacilos gram- negativos, cocos gram-positivos y hongos, es decir,
cualquier microorganismo que pueda producir o haber producido un foco de infección.

En ocasiones, será necesario realizar transfusiones para reponer aquellos componentes que
dejan de ser producidos debido a la leucemia o por el efecto mielodepresor de la
quimioterapia. Generalmente se suelen transfundir hematíes y plaquetas.
La quimioterapia puede afectar a los riñones, el corazón y el sistema nervioso debido a las
sustancias que se liberan en el torrente sanguíneo con la destrucción de las células
leucémicas. Este daño se puede evitar si se administran líquidos adicionales y algunos
medicamentos como el bicarbonato y el alopurinol, que ayudan al cuerpo a eliminar esas
sustancias del torrente sanguíneo.

 Tratamiento antineoplásico
Lo que se intenta conseguir es hacer desaparecer todas las células cancerosas y se debería
lograr no deteriorar con el tratamiento la función de formación de células en la médula. El
mejor tratamiento para eliminar las células cancerosas es la quimioterapia pero ésta afecta
a la médula y a la formación de sus células.

El tratamiento quimioterapéutico tiene varias fases: inducción a la remisión, intensificación


y mantenimiento. Con la inducción a la remisión se pretende eliminar los signos y síntomas
específicos de la enfermedad junto con la desaparición de los blastos, o células leucémicas
de la sangre periférica y la recuperación de las cifras de las células normales en sangre
periférica.

Conseguida la remisión, queda destruir la totalidad o la mayor parte de la enfermedad


residual, para que no vuelvan a crecer las células leucémicas y producir una recaída. Esto
se intenta con la intensificación de la quimioterapia a dosis superiores a las empleadas en
la inducción, o a megadosis si luego se va a realizar un trasplante de médula con células
autólogas o alogénicas. Estas dosis elevadas de quimioterapia sólo se aplican en leucemias
de alto riesgo. Unas semanas o meses después del tratamiento intensivo, se da un
tratamiento de consolidación o mantenimiento, para destruir cualquier célula residual y
como medida preventiva para evitar la infiltración leucémica al SNC.

El trasplante de médula ósea se realiza cuando se ha producido un daño en la médula


ósea que le impida realizar las funciones que, antes de la quimioterapia, estaba realizando.
Cuando la leucemia no desaparece a dosis moderadas de quimioterapia y se requiere, para
la curación, administrar una dosis mucho mayor, será necesario realizar un trasplante de
médula ósea porque ésta va a ser destruida por la quimioterapia. Con este trasplante se
administra células madre que son productoras de las células que forman la sangre. Las
células madre se pueden conseguir directamente de la médula ósea o de la sangre periférica.
Si se extraen de la médula, habrá que realizar múltiples aspiraciones en los huesos de la
cadera (crestas iliacas) bajo anestesia general.
 Tratamientos específicos
LEUCEMIA AGUDA LINFOIDE: Se suelen utilizar para la inducción a la remisión,
durante cuatro semanas, glucocorticoides asociados a antraciclina, vincristina y
asparaginasa. En jóvenes y niños, la remisión se consigue en el 90% y, en adultos y
ancianos, del 40% al 70%. Tras la inducción se administran bloques de quimioterapia
intensiva, utilizando casi todos los fármacos con actividad contra esta enfermedad, que
dura entre tres o cuatro meses.

LEUCEMIA AGUDA MIELOIDE: El tratamiento de esta leucemia intenta conseguir la


remisión precoz, pero este tipo de leucemia responde a menos fármacos y además el
tratamiento suele empeorar el estado del paciente antes de empezar a proporcionarle alguna
mejoría.

El empeoramiento ocurre porque los fármacos suprimen la actividad de la médula ósea y,


debido a esto, disminuye el número de glóbulos blancos (principalmente los granulocitos),
lo que aumenta las posibilidades de infección.

Bibliografía:

Ortega Aramburu JJ. Leucemias agudas en el niño: treinta años después (1968-1997).
Haematologica (ed. esp.). 1998

Margolin JF, Steuber CP, Poplack DG. Acute Lymphoblastic Leukemia. Principles and
practice of pediatric oncology. En: Pizzo A, Poplack D, eds. Capítulo 19. 6th edition.
Philadelphia: Linpicott Lippincott Williams & Wilkins Publishers; 2011

Protocolos Cancer Del Niño Ministerio De Salud. 2005-6

S-ar putea să vă placă și